Ilusión

July 24, 2017 | Autor: V. Begoña Sánchez | Categoría: Psicoterapia
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Descripción

ILUSIÓN La Navidad es una época del año en la que abundan los deseos, la esperanza y la ilusión. De ilusión también se vive. Y se vive mejor. La ilusión está ligada a nuestra imaginación. Es cierto, no tiene base real, está en nuestra cabeza, en nuestros sueños, en nuestras esperanzas. La ilusión nos recuerda a cuando éramos niños. Los niños son las personas que más capacidad tienen para ilusionarse. Y parece que cuando nos hacemos adultos, hemos agotado nuestras reservas, y apelamos a nuestro sentido de la realidad para excusar nuestra falta de esperanza y alegría. La ilusión nos mantiene vivos. Nos conecta con emociones positivas. Cuando estamos ilusionados nos sentimos bien. Nos llenamos de energía y nos ponemos en acción. Miramos con otros ojos nuestra realidad y nos sentimos diferentes. La ilusión nos recarga, nos hace más fuertes y poderosos. Nos motiva a llevar a cabo nuestros sueños. La capacidad de ilusionarse es innata. Gracias a ella, hemos ido conquistando metas a lo largo de nuestra vida. Es ella la que nos ha empujado a conseguir nuestros objetivos. Los adultos tenemos que reencontrarnos con nuestra ilusión. Renovarla. Porque nos potencia, nos contagia de buen humor, aviva nuestra felicidad. La ilusión no es incompatible con tener los pies en el suelo. Podemos ilusionarnos por aquello que va a ocurrir, sin dejar de ser

realistas. Es la búsqueda lo que nos mantiene vivos, alerta, ilusionados. La felicidad está en el camino, en la búsqueda. No depende del cumplimiento de los objetivos marcados. Cuando nuestra felicidad depende de ellos, al no conseguirlos, lo único que logramos en sentirnos mal. La experiencia, la realidad, nos enmarca. Y a veces nos hace perder la esperanza, el deseo, y nos fija a un punto donde nos sentimos tristes, perdidos, e incluso vacíos. Renovar la ilusión significa encontrar una pequeña luz que ilumina nuestro camino. Tomar contacto con nuestros deseos, con nuestros sueños. Y pegaditos a la realidad, siendo conscientes de nuestros recursos, iniciar esa búsqueda de metas, objetivos, esperando que a la vuelta de la esquina aparezca aquello que ansiamos, y trabajando día a día por ello. Levantándose en cada caída, a fin de poder seguir caminando. La ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad. Y es contagiosa. Aprovechemos la Navidad para reilusionarnos, y no dejemos que se desvanezca de aquí en adelante. ¡Ilusionémonos!

Begoña Sánchez Fernández. Psicóloga. Psicoterapeuta. Gabinete de Psicología “Vínculos” Pueden enviar sus consultas a [email protected]

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