IgnacioCabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio

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Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio Tell Halula: a Neolithic site in the Middle Euphrates Valley IGNACIO CABELLO LLANO Prehistoria General, grupo 210 Curso: IIº (2015/2016) Universidad Autónoma de Madrid [email protected] RESUMEN: Tell Halula es un yacimiento neolítico situado en el valle del Éufrates medio, en el norte de Siria. El yacimiento ha sido excavado de forma continua y sistemática desde 1991 por un equipo español dirigido por Miquel Molist (UAB), y se ha convertido en uno de los yacimientos neolíticos de mayor envergadura, comparable a los de Ain Ghazal o Abu Hureyra. Tell Halula presenta una ocupación precerámica (PPNB) entre el 7850 1 y el 7000, seguida de una ocupación pre-Halaf entre el 7000 y el 6100, y Halaf entre el 6100 y el 5500; y ofrece un escenario privilegiado para el estudio del proceso de transformación cultural que marca el paso del Mesolítico al Neolítico: el paso de los grupos humanos de cazadoresrecolectores a las primeras sociedades agrícola-ganaderas. Palabras clave: Prehistoria, Neolítico, Próximo Oriente, Siria, Tell Halula. ABSTRACT: Tell Halula is a Neolithic site located in the Middle Euphrates valley, north of Syria. The site has been continuously excavated since 1991 by a Spanish team directed by Miquel Molist (UAB), and it has been revealed as one of the largest known Neolithic sites, comparable to Ain Ghazal or Abu Hureyra. Tell Halula presents a pre-pottery occupation (PPNB) from around 78501 to 7000, followed by a pre-Halaf occupation (7000-6100) and Halaf between 6100 and 5500. It offers a privileged scenery for the study of the cultural transformations that trigger the transition from the Mesolithic to the Neolithic: the transition from the hunter-gatherer human groups to the first agricultural societies. Keywords: Prehistory, Neolithic, Near East, Syria, Tell Halula

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Entiéndanse todas las fechas de este trabajo ‘A.C.’ // All dates in this paper must be understood as ‘cal BC’.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio

1. INTRODUCCIÓN El Neolítico se nos presenta como la superación de una cierta forma de entender la relación del hombre con la naturaleza, consistente en obtener de ella los productos básicos para la subsistencia sin aportar más que los medios necesarios para recogerlos, y la gradual consolidación de otro tipo de relación en el que, gracias el desarrollo y aplicación de las técnicas adecuadas, los grupos humanos del Neolítico intervienen en la naturaleza, transformándola en beneficio propio (Eiroa 2009: 175). Este proceso de transformación paulatina, que supuso el paso de las sociedades cazadoras-recolectoras a las sociedades agrícolas y ganaderas, hito esencial en la Historia de la Humanidad, se inició de manera independiente en varias «áreas nucleares», siendo la primera de ellas el Próximo Oriente asiático, poco antes del 8000. Efectivamente, el «Creciente Fértil» es considerado como el escenario por excelencia para el estudio de estas transformaciones culturales del Neolítico, especialmente la región del valle del Éufrates Medio, que se ha configurado como una de las áreas pioneras en las que se documentan las primeras sociedades agrícolas. En este rico contexto ha de enmarcarse el yacimiento objeto de nuestro estudio: Tell Halula, situado en el valle del Éufrates Medio en el norte de Siria. Este yacimiento, que tiene una extensión de unas 8 hectáreas, ha sido excavado de manera continua y sistemática desde 1991 por una Misión Arqueológica dirigida por Miquel Molist (UAB), y presenta una continuidad poblacional desde los niveles precerámicos iniciales (c. 7850) hasta las fases finales de la ocupación Halaf (c. 5500). Esta continuidad poblacional del yacimiento nos permite observar y estudiar en detalle las transformaciones progresivas que se produjeron en diversos aspectos y que darían lugar a las primeras sociedades agrícolas consolidadas: el proceso de domesticación animal, la aparición de las primeras producciones cerámicas, cambios en la gestión y explotación de las materias primas, progresiva complejidad en el uso del espacio y de estructuras arquitectónicas, etc.

2. ANÁLISIS DEL YACIMIENTO 2.1 ESTADO DE LA CUESTIÓN Los trabajos de la Misión Arqueológica Española, liderada por Miquel Molist, en Tell Halula se iniciaron en 1989 a invitación de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, y en el marco de la operación de salvamento patrimonial auspiciada por la República Árabe de Siria. Por desgracia, las excavaciones en Tell Halula tuvieron que ser aban2

Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio donadas en 2011 a causa de la inestable situación que se vivía en Siria. Hoy, en una Siria sumida en una terrible en guerra, Tell Halula se halla bajo el control del autodenominado Estado Islámico o DAESH, cuya sede está en Raqqa, a menos de 100 km del yacimiento. Los más de veinte años de trabajo de campo en el yacimiento se han visto completados por una importante labor de investigación mediante la realización de campañas de estudio y análisis en el propio yacimiento, programas específicos de estudio, tesis doctorales, trabajos de investigación universitarios, etc. Asimismo, en lo que respecta a la difusión, el conocimiento fruto de las excavaciones e investigaciones, ha sido expuesto en diversos congresos, conferencias y reuniones internacionales, tanto en Siria como en el ámbito europeo, y publicado tanto en revistas científicas especializadas como Palèorient o Journal of Archaeological Science y, a escala mucho más detallada, en estudios monográficos, como en medios de divulgación genérica –prensa y revistas de divulgación no especializadas–. También es importante la divulgación llevada a cabo a nivel de exposiciones, ya sea en el espacio expositivo con el que cuenta la Misión Arqueológica en el Museo de Alepo, cuyo contenido se ha ido actualizando a medida que se avanzaba en el conocimiento y los hallazgos en el propio yacimiento; ya sea en exposiciones internacionales como las organizadas en 1996, 1998 y 1999 (Molist et al. 2004: 46-47). Toda la producción historiográfica existente en torno al yacimiento de Tell Halula procede del equipo de arqueólogos y prehistoriadores que participan en la Misión Arqueológica Española de Tell Halula en el marco del equipo de investigación “Seminari d’Arqueologia prehistorica del Proxim Orient” del Departament de Prehistoria de la UAB. Han sido numerosos los artículos publicados por los principales miembros del equipo –Molist, Borrell, Anfrunus, Bofill, Vicente, Cruells, Clop, Saña…– sobre diferentes aspectos de Tell Halula o sobre los resultados de las diversas campañas de excavación, contenidos en su mayoría en Informes y Trabajos del Instituto del Patrimonio Cultural de España o en Bienes culturales: revista del Instituto del Patrimonio Histórico Español; pero sin duda, destaca por encima de todos, la memoria científica coordinada por Miquel Molist, Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Éufrates, Siria, que salió a la luz en 2013 y que agrupa, de forma monográfica, la mayor parte de los estudios arqueológicos multidisciplinares realizados sobre Tell Halula: estudios geológicos; análisis estratigráficos y arquitectónicos; estudio de las materias primas del yacimiento con especial atención a la industria lítica y a la producción cerámica; estudios sobre recursos bióticos –domesticación

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio animal, producción ganadera, arqueobotánica, aprovechamiento del paisaje…–; y estudios antropológicos –prácticas funerarias, estudios genéticos de los restos humanos…–. 2.2 ANÁLISIS DEL MARCO MEDIOAMBIENTAL El yacimiento de Tell Halula se halla en el margen derecho del río Éufrates (Fig. 1), cerca de la actual población de Djerablous, en el norte de Siria (36º 25.345 N; 038º 10.936 E). El yacimiento descansa sobre terrenos del Eoceno Superior y está limitado por los wadis Abu Gal Gal y El Fars (Borrell y Molist 2007: 60; vid. infra Fig. 2). Situado, en realidad, a un kilómetro del actual valle fluvial del Éufrates, se halla en la confluencia de tres ecosistemas diferenciados: el ecosistema de ribera, que les permitía beneficiarse de todos los recursos propios del llano aluvial y de los márgenes del propio valle del Éufrates como de los afluentes próximos; el de montaña baja, por la pequeña cordillera que del lado este, y el de estepa semiárida.

Fig. 1. Localización de Tell Halula y de otros yacimientos del valle del Éufrates Medio, según Borrell y Molist, 2007: 60.

La explotación de estos recursos ha permitido a los investigadores realizar una caracterización paleoambiental. Se trataría, pues, de una zona de estepa arbórea, con unos niveles de pluviosidad mucho más altos que en la actualidad, lo que significa una cubierta vegetal mucho más extensa con alta proporción de gramíneas (Molist et al. 2004: 47). La riqueza natural y ambiental de la zona y la potencialidad de los recursos mencionados, debieron influir de manera decisiva en la elección del asentamiento: un enclave privilegiado que combinaba los recursos fluviales –agua, pesca, fertilidad de la tierra colindante, protección natural del poblado…–, los recursos que ofrecía la explotación forestal de la montaña baja –animales de caza, madera…– y los recursos propios de la estepa semiárida. 2.3 ANÁLISIS URBANÍSTICO DEL ASENTAMIENTO 2 El poblado, que mide unos 300 m (NO-SE) por 150 m (NE–SO) y tiene unos 8 m de potencia estratigráfica, tiene a lo largo de toda su ocupación una extensión considerable, que alcanza las 8,3 hectáreas en los momentos de mayor concentración. El poblado experimenta a lo largo de su evolución una ligera reducción de su superficie y una dispersión del há2

Para aspectos urbanísticos y arquitectónicos es de gran interés el estudio de Molist y Vicente 2013.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio bitat doméstico, lo cual podría indicar una reducción de la población de Tell Halula. En cualquier caso, Tell Halula es uno de los sitios neolíticos de mayor superficie de la región, lo cual sugiere que tuviera un papel central regional en la zona. La secuencia cronológica que presenta el yacimiento va de inicios del VIII milenio hasta mediados del VI milenio (Molist 1996a) y comprende una larga serie de Fases de Ocupación pertenecientes al neolítico precerámico medio (F.O. I-XIII) y reciente (F.O. XIV-XX), y al neolítico cerámico pre-Halaf (F.O. XXI-XXXIV) y Halaf (XXXVXXXIX). Por último, se ha podido documentar una ocupación esporádica durante el periodo Obeid (Molist 1996a). Esta secuencia ininterrumpida de ocupación en el valle medio del Éufrates es un testimonio único en el norte de Siria (Borrell y Molist 2007).

Fig. 2 Tell Halula. Planta general del asentamiento con la indicación de las diferentes áreas de trabajo, según Molist y Vicente 2013: 35.

EL POBLADO EN LOS NIVELES MÁS ANTIGUOS: PPNB MEDIO (F.O. I-XIII) Los documentos del poblado del horizonte PPNB medio muestran una estructura muy organizada, con una tecnología constructiva muy elaborada y una fineza y sofisticación en las construcciones domésticas. Para las fases de ocupación más antiguas del asentamiento –F.O. I-VII–, no se dispone, en la actualidad, de ninguna construcción conservada y excavada de manera completa, lo cual dificulta la caracterización del hábitat doméstico. En estas fases se documentan áreas vinculadas con actividades exteriores –desechos domésticos y de actividades técnicas–, pero muy pocas estructuras arquitectónicas –pequeñas estructuras domésticas: hogares en cubeta, dispositivos de muros entrecruzados paralelamente (grill plan)…–. La única excepción son los restos de parte de dos viviendas rectangulares construidas en adobe y con los suelos interiores enlucidos en cal. En la parte sur del yacimiento (S 2/4), entre las F.O. VIII-XIII, se observa una organización del espacio construido ordenada y de tipo aglutinante. Las viviendas se presentan de manera yuxtapuesta siguiendo todas un eje S-N –exceptuando tres construcciones de las F. O.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio XII-XIII halladas en la parte más oeste de este sector S 2/4, con una orientación E-O–, con estrechos corredores –de 0,4 a 1,5 m– entre ellas. Se tiene constancia de dos, y quizá hasta tres, hiladas de casas, separadas por amplias zonas abiertas en las que se documentan algunas estructuras domésticas complementarias –silos, hogares…– y materiales arqueológicos que evidencian que estos espacios fueron usados para actividades de producción. EL POBLADO EN LOS ÚLTIMOS NIVELES PRECERÁMICOS: PPNB RECIENTE (F.O XIV-XX) En las F.O. XIV-XX se percibe una variación importante en la distribución del poblado, principalmente en la parte sureste del Tell –S1–. El elemento más destacado de estas F.O. es la existencia de trabajos colectivos de estructuración del espacio construido. Se ha hallado un muro construido a base de bloques de piedra de forma irregular y sin ningún tipo de argamasa, de dirección N-S, excavado en una longitud de 25 m y con una altura media de 3,20-3,80 m, que presenta una cierta inclinación o desplome desde la base hacia la parte superior, lo cual ha llevado a interpretar su uso como estructura de aterrazamiento para constituir una plataforma elevada en la cual se ubicarían construcciones domésticas. La presencia de esta arquitectura, cuya datación indica una fase inicial en torno al 7000 y una continuación de su uso hasta la época del Halaf medio, demuestra la capacidad de estas poblaciones para la construcción de “equipamientos” colectivos así como una cierta predeterminación en el modelo de ocupación del espacio. Es, además, muy significativa en el marco de los primeros poblados agrícolas, pues constituye uno de los primeros testimonios de arquitectura monumental en Siria, hallando paralelismos en la muralla de Jericó y en los yacimientos de Beidha o Tell Maghzalia (Molist y Vicente 2013: 74-75). LOS NIVELES PRE-HALAF DE LA PRIMERA MITAD DEL VII MILENIO (F.O. XXI-XXXIV) Han sido documentados niveles del periodo pre-Halaf en la parte central y sur del asentamiento. En estas fases la distribución del tejido urbano cambia significativamente. Se observa un grado de aglomeración mucho menor de las unidades de habitación, con una distribución del hábitat muy irregular y grandes espacios abiertos –de hasta 6 m– entre las viviendas, en los que se observa una gran riqueza de actividades domésticas –hogares y hornos, testimonios de combustión, suelos preparados…–. En esta fase, además de la continuidad del muro de aterrazamiento de la fase anterior, se documenta otra novedad importante: una nueva muralla de 1,20 m de altura con una función clara de cierre o delimitación de la instalación en la parte sudeste del poblado. No hay unidades domésticas asociadas a este muro, sino grandes espacios exteriores que se interpretaron como amplios espacios de

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio actividad doméstica de uso colectivo. En este mismo sector se ha descubierto una fosa excavada con paredes y fondos arreglados a lo largo de sus más de 20 m, lo cual indica su probable funcionalidad como una estructura de canalización de aguas, precediendo en más de un milenio a las más antiguas evidencias de sistemas de irrigación. EL POBLADO DEL FINAL DEL VII MILENIO Y PRIMERA MITAD DEL VI (F.O. XXXV-XXXIX) Las F.O. XXXV-XXXIX muestran una ocupación de época Halaf y una ocupación esporádica de época El Obeid. Las evidencias disponibles para este horizonte en general son escasas y tienen un bajo nivel de conservación debido a su proximidad a la superficie. De estos niveles se han recuperado tres construcciones, de entre las cuales destaca una casa casi completa de planta compleja y pluricelular que cubre una superficie total de unos 64 m2. Entre estas estructuras se documentan suelos exteriores con gran cantidad de fosas y algunos agujeros de poste que podrían indicar la existencia de instalaciones ligeras. 2.4 ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO DE LAS VIVIENDAS Como se ha podido leer en las páginas precedentes, en Tell Halula encontramos diferentes construcciones arquitectónicas. Si bien la mayoría de ellas son unidades de hábitat doméstico, que ahora serán analizadas con más detalle, encontramos algunas arquitecturas destacables por su carácter más especial, por su monumentalidad o su carácter público-comunal, como son el muro de aterrazamiento del horizonte PPNB reciente, y el muro de cierre y la estructura de canalización de aguas documentadas en el horizonte pre-Halaf de la primera mitad del VII milenio. Por otra parte, en los grandes espacios abiertos documentamos estructuras arquitectónicas de mucho menor porte, vinculadas todas ellas a actividades domésticas y de producción: silos para el almacenamiento del grano, hogares en cubeta, hornos, fosas, agujeros de postes que evidencian la existencia de estructuras ligeras, etc. Las más de treinta viviendas documentadas en los niveles más antiguos del yacimiento (F.O. VIII-XIII) muestran una gran habilidad y maestría en el trabajo –pensemos en los ángulos rectos de las construcciones o en los dinteles de las puertas–, así como un alto grado de estandarización. En la construcción de las viviendas se emplean diversos materiales: la piedra para las hiladas inferiores y para los cimientos –adaptados generalmente a los zócalos preexistentes de casas arrasadas–; el adobe –realizado con molde, siendo Halula uno de los primeros asentamientos en documentarse esta técnica– para los muros, y la cal para el enlucido o revestimiento –una capa de 1,5-2 cm– de los muros internos y suelos de las estancias principales. Se trata (Fig. 3) de casas de planta rectangular de tipo pluricelular 7

Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio –por lo general con tres habitaciones, en algunos casos hasta cinco– con una estancia principal de entre 18 y 25 m2 situada en la parte sur, en la que se instalaban los dispositivos domésticos destinados a la cocción: un horno rectangular construido contra el muro septentrional y un hogar circular, o rectangular, construido al suroeste de la habitación. En la parte sur de estas habitaciones centrales, es decir en la zona de la entrada principal a la casa, el suelo de cal es sustituido por uno de tierra batida que cubre, aproximadamente, la cuarta parte de la superficie total de la habitación. Este cambio de materiales se interpreta en relación a las sepulturas halladas bajo el zócalo y el subsuelo de la habitación precisamente en esa parte. La estancia central comunicaba con habitaciones secundarias más pequeñas –5 m2– situadas a ambos lados del horno, en las que se documentan elementos domésticos con funciones complementarias tales como el almacenamiento, el secado y molienda de cereales, la fabricación de útiles, etc. En buena parte de las viviendas de este horizonte documentamos un pequeño cubículo que serviría para trabajos domésticos, adosado al muro sur de la habitación principal, por delante del acceso a la casa. En varias de las casas de las F.O. X y XI encontramos un hallazgo realmente excepcional: un sistema de evacuación del agua hacia el exterior de la vivienda, consistente en un conducto que atravesando el muro desemboca en el exterior en una pequeña canalización con sección en V. Por último, se han descubierto elementos de carácter simbólico tales como los depósitos de bucráneos de uro hallados en los cimientos de algunas casas, los sepulcros encontrados en el subsuelo de la mayoría de las viviendas o la presencia de decoración pictórica en una de las habitaciones –un conjunto de 23 figuras femeninas muy esquemáticas y de color rojo–. En los niveles precerámicos recientes (F.O.

Fig. 3. Plantas de dos viviendas del horizonte PPNB medio (F.O. XI) según Molist y Vicente 2013: 66.

XIV-XX) se observa una gran continuidad con respecto a la tradición arquitectónica doméstica del horizonte anterior, aunque se documenta una peor calidad y un menor grado de estandarización. Los datos son muy parciales y por tanto el conocimiento del hábitat doméstico de este horizonte es muy limitado, pudiendo considerarlo como una mera continuación de los niveles anteriores. Según lo visto hasta ahora, el tipo de hábitat doméstico del poblado del horizonte PPNB medio y reciente es propio de esta área geográfica y cultu-

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio ral, y se podría aproximar a las construcciones exhumadas en Abu Hureyra 2B o en Gritille (Molist y Vicente 2013: 81). A partir de los horizontes pre-Halaf (F.O. XX-XXXIV) la arquitectura doméstica presenta una peor conservación que en las etapas anteriores, pero muestra una gran riqueza estructural, ya que encontramos dos tipos de construcciones: viviendas de planta rectangular pluricelular, clara continuación de la tradición anterior, aunque con una menor inversión técnica en las técnicas de construcción, y, por otro lado, estructuras domésticas de planta circular o tholoi, cuya presencia es destacable y novedosa. Se trata de edificios circulares de construcción simple, dimensiones medianas –diámetros entre 2,5 y 6,3 m– y técnicas de construcción similares a los edificios anteriores –zócalos de piedra, suelos enlucidos en cal y/o en arena…–. Se ha podido constatar que estas construcciones circulares, que se documentan tanto en las fases más recientes de la época pre-Halaf como en los horizontes Halaf, tuvieron un uso doméstico de tipo complementario, lejos de las interpretaciones tradicionales que las consideraban como estructuras religiosas. Las evidencias arquitectónicas de los niveles Halaf de finales del VII y la primera mitad del VI milenio (F.O. XXXV-XXXIX) son escasas y se han conservado peor debido a su proximidad a la superficie. Se han recuperado tres construcciones de características similares a la tradición arquitectónica anterior, en virtud de las cuales hemos de suponer que los modos arquitectónicos de estos niveles superiores del poblado no debieron de variar mucho con respecto a lo documentado en fases anteriores. 2.5 EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO MATERIAL Y LAS ACTIVIDADES TÉCNICAS LA INDUSTRIA LÍTICA 3 En el campo de la industria lítica tallada, que constituye el documento material más numeroso del yacimiento, observamos un aprovisionamiento y utilización de diferentes materias primas: el sílex, la más utilizada; la obsidiana, en menor cantidad debido a que la fuente de aprovisionamiento se encontraba a mayor distancia –regiones central y oriental de Anatolia–, y por último la piedra calcárea, poco utilizada por su menor resistencia al trabajo. En las fases del PPNB medio encontramos dos variedades de sílex: el más usual, de grano grueso, provenía del mismo lecho del Éufrates, mientras que el de mayor calidad, usado esencialmente para la fabricación de artefactos, procedía de más lejos (Molist 1996b: 66). La técnica de fabricación se caracteriza por una talla laminar a partir de núcleos bipolares, 3

Acerca de la industria lítica cabe destacar los estudios de Palomo 2013 y Borrell 2013.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio entre los cuales destacan los clásicos núcleos naviformes. El repertorio de útiles líticos 4 reconocidos en las fases arcaicas del poblado está formado por puntas de flecha de tipo Biblos, elementos de hoz, raspadores, buriles y perforadores de gran calidad técnica. El análisis funcional de los conjuntos de industria lítica evidencia la larga vida de las herramientas –sobre todo de las realizadas con materias primas de calidad– con una reutilización diversificada e intensiva, y, por otro lado, la importancia significativa de los trabajos sobre las rocas y la materia vegetal. En este sentido destacan los 217 elementos silíceos de hoz hallados entre las F.O. VIII y XIV, constituidos en los niveles más arcaicos por simples láminas retocadas, mientras que en los niveles más recientes se observan también láminas con truncadura y dorso (Borrell y Molist 2006 y 2007). Por otro lado, el uso de la obsidiana anatolia está confirmado, aunque en proporciones bajas y principalmente en forma de laminillas. En estos niveles el mobiliario pulimentado está representado por algún hacha y balas de honda. Acerca de las herramientas agrícolas, el hecho de que muchas se encuentren guardadas de modo individual en el interior de las casas, sugiere una propiedad de las herramientas a nivel de unidad doméstica, aunque las labores agrícolas pudieran llevarse a cabo de manera comunitaria (Borrell y Molist 2006: 94). Durante las fases precerámicas recientes observamos una cierta continuidad en la industria lítica con respecto a los niveles anteriores. La obsidiana es trabajada con una mayor frecuencia, y debemos destacar el hallazgo de núcleos con un plano de

Fig. 4. Reconstrucción de una hoz del yacimiento a partir del hallazgo realizado en una de las casas del S4, F.O. 12. Dibujos de F. Borrell (Borrell y Molist 2006: 90).

percusión y taita por presión, lo cual evidencia una talla de este material exógeno in situ (Molist 1996b: 67). En lo que respecta al utillaje tallado, observamos también una continuidad, aunque debemos destacar la presencia de puntas de flecha de tipo Amuq en los niveles superiores y de un nuevo tipo de láminas retocadas, la lámina “tronqué” de dorso convexo–. La abundancia y diversidad del utillaje pulimentado –hachas pulimentadas, vasos de piedra y balas de honda– es, sin duda, otro rasgo a señalar de esta fase.

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Sobre la función de los útiles líticos en Tell Halula, vid. Ibáñez & González 2013 y Bofill 2013.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio En las fases Pre-Halaf y Halaf las producciones líticas muestran una menor calidad e inversión de trabajo. El sílex de grano fino muy utilizado durante el PPNB decrece, mientras que el sílex de grano medio y basto, es decir, de menor calidad, aumenta y se convierte en el más utilizado. Las técnicas de talla experimentan igualmente un cambio, pues aunque la explotación laminar continúa, parecen tener un papel más activo otras técnicas más diversificadas. La obsidiana continúa teniendo una representación amplia y los núcleos unipolares descubiertos nos indican, de nuevo, una talla por presión in situ. Destacan las láminas de Kashkashok. El utillaje silíceo se caracteriza por su morfología simple y aspecto más banal, destacando, no obstante, algunos artefactos de gran belleza, como las puntas de tipo Amuq –ya mayoritarias–. Las demás categorías –láminas retocadas, lascas retocadas, buriles, rascadores…– en general han perdido la caracterización y la belleza de las fases anteriores. El mobiliario pulimentado es muy abundante: hachas, cinceles, vasos de piedra, morteros y molinos (Molist 1996b: 69). Junto a la industria lítica habría que mencionar brevemente alguna característica de la industria ósea, presente desde el PPNB medio, momento en el que, aparte de útiles corrientes como los alisadores, encontramos un tipo de artefacto que destaca por su originalidad: las agujas de tipo “à chas”, típicas en otros asentamientos como el de Mureybet. Durante el PPNB la producción ósea es abundante, y entre los objetos recuperados cabe destacar la presencia de un gancho. Durante las etapas pre-Halaf y Halaf documentamos una mayor variedad de objetos en hueso: alisadores, punzones, agujas, espátulas, figurillas, etc. LA APARICIÓN DE LA CERÁMICA 5 La gran novedad tecnológica asociada tradicionalmente a las primeras sociedades agrícolas es la producción de las primeras cerámicas y su rápido desarrollo. En el área geográfica de Próximo Oriente, las primeras producciones cerámicas aparecen casi mil quinientos años después del inicio de la agricultura, en sociedades plenamente sedentarizadas, en torno al 7000 (Faura 2013: 8). Distinguimos dos grandes períodos cerámicos en Tell Halula: la etapa pre-Halaf, que ocupa la primera mitad del VII milenio, y la cultura Halaf, que abarca desde finales del VII milenio hasta la primera mitad del VI. Durante las tres fases cerámicas pre-Halaf hemos documentado una producción cerámica de gran calidad técnica y creciente en cantidad y en diversidad de funcionalidades. De este modo encontramos vasos destinados principalmente a tareas domésticas como la prepara5

Sobre la cerámica, cabe destacar los trabajos de Faura et al. 2013, Faura 2013, Cruells 2013 y Gómez 2013.

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio ción y cocción de alimentos, vajillas de mesa, vasos de almacenamiento, recipientes rituales, depósitos de enterramientos infantiles, etc. Morfológicamente, la cerámica que aparece en este periodo pre-Halaf se presenta bajo dos formas: una serie grosera con desgrasante vegetal (Coarse Simple ware), bien lustrada (Burnished Coarse Simple ware), con decoración incisa (Coarse Impressed and Incised ware) o con engobe rojo (Red-slipped Coarse ware); y una serie fina con desgrasante mineral, en ocasiones oscura (Dark Faced Burnished ware) y a veces pintada de rojo (Red Painted ware). Durante las dos primeras fases observamos una fuerte presencia de las producciones locales, mientras que en la tercera observamos características más generalizadas en otras regiones del Levante Norte. Las producciones cerámicas del periodo Halaf (c. 6100–5500) se caracterizan por su gran calidad, riqueza, belleza y variedad decorativa. En función de las arcillas utilizadas, agrupamos las cerámicas de este periodo en dos grandes grupos. El primero relaciona las cerámicas fabricada son pastas depuradas, homogéneas y con inclusiones, mayoritariamente minerales, finas, muy finas o inapreciables a nivel macroscópico: cerámicas finas pintadas (Fine Painted ware, vid. Fig. 5), sin pintar (Plain Fine ware) o bruñidas (Simple Fine Burnished ware Pattern Burnished ware, Dark Face Burnished ware y Grey Black ware). El segundo grupo lo conforman las cerámicas fabricadas con pastas no depuradas o groseras, y que contienen inclusiones minerales y/o vegetales superiores a 1 mm: cerámicas groseras simples (Coarse Simple ware), bruñidas (Burnished Coarse ware), con engobe rojo (Red Slipped ware), con decoración pictórica (Early Painted ware) o de tipo Husking Tray. Tipológicamente encontramos una gran variedad de recipientes cerámicos: cuencos carenados, vasos de base plana, jarras globulares con cuello alto, platos, etc. En estas fases más recientes se documenta un mayor grado de movilidad e intercambio de productos, procedentes de otros centros productores de la alta Mesopotamia (Cruells 2013: 64-75).

Fig. 5. Cerámicas finas pintadas (fases proto-Halaf y Halaf), según Gómez 2013: 200.

2.6 TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: APARICIÓN DE LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA Miquel Molist suele calificar Tell Halula como un «poblado de los primeros agricultores» (Molist [coord.] 2013), y no le falta razón para ello, pues efectivamente en Tell Halula encontramos evidencias materiales que ponen de manifiesto las transformaciones de la economía en torno a la aparición de la agricultura y la ganadería. Los estudios arqueozoológi12

Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio cos y paleobotánicos demuestran, además, que fue un proceso de paulatino aprendizaje y desarrollo, pudiendo ver grandes diferencias entre la economía de las fases inferiores – explotación de especies salvajes– y la de los niveles superiores –gestión de los productos animales y vegetales ya domesticados–. En lo concerniente a la explotación de los recursos vegetales, Tell Halula constituye desde su origen un poblado en el que se inician las formas domésticas de cereales y leguminosas, y en el que, en definitiva, se consolida la agricultura (Buxó y Rovira 2013: 360). Los análisis arqueobotánicos documentan, desde los niveles inferiores del poblado, una agricultura incipiente de diferentes especies de cereales, tanto domésticos (trigo común/duro, escanda, farro) como salvajes (trigo almidonero y cebada); leguminosas (lentejas, guisantes, guija, haba); oleaginosas y textiles (lino), y árboles frutales (alcaparra, almendro, higuera, almácigo y vid). Las muestras analizadas proceden de contextos arqueológicos muy diversos, pero siempre relacionados con diferentes actividades humanas: estructuras de combustión (hogares y hornos), fosas, agujeros de poste, niveles de ocupación y circulación, niveles de relleno, canales, concentraciones de residuos orgánicos, etc. La mayoría de especies que se documentan no sólo están cultivadas sino que además están domesticadas, aunque todavía hallamos restos de cereales y leguminosas no domésticos, especialmente durante los períodos más antiguos (Buxó y Rovira 2013: 362). El registro arqueozoológico ha permitido constatar el proceso de domesticación de las principales especies animales suministradoras de alimento (cabra, oveja, cerdo y buey), de manera que Tell Halula constituye uno de los pocos yacimientos de Oriente Próximo donde este proceso de domesticación vegetal y animal puede estudiarse de manera detallada. Antes de nada, hemos de diferenciar entre ganadería y domesticación. Mientras que ganadería hace referencia al conjunto de procesos destinados a garantizar el mantenimiento y crecimiento animal, a la obtención de sus productos (o del mismo animal como producto) y a la explotación del animal como medio de producción, la domesticación se refiere al control de la reproducción animal (Saña y Tornero 2013: 278). En las fases más antiguas del PPNB medio, los recursos cárnicos se obtienen de manera mayoritaria a partir de la caza de especies salvajes, principalmente de bóvidos (gacela y uro o Bos Primigenius) y suidos (jabalí), aunque también de équidos (E. Hemionus y E. Asinus), cérvidos (Dama Mesopotamica), tortugas y aves. La falta de homogeneidad en las pautas de selección del sexo y la edad de los individuos cazados demuestra una utilización flexible y no especializada de los recursos locales, es decir, una caza poco selectiva. En 13

Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio cambio, en la estrategia ganadera practicada durante este periodo, en el cual la única especie doméstica documentada es la cabra (Capra hircus), se registra un alto grado de selección, evitando el sacrificio de los individuos implicados directamente en la reproducción. A partir de la F.O. VIII asistimos de forma progresiva a la plena estabilización de la actividad ganadera y a la incorporación de una nueva especie doméstica, la oveja (Ovis aries), que pronto reemplazó a la cabra como animal doméstico por excelencia en la economía del poblado, no sólo por su aporte cárnico sino por la explotación de la lana. Al mismo tiempo, se produjo una disminución de la caza, aunque siguió constituyendo el aporte alimenticio animal principal –la ganadería ovicaprina no superaba el 15% del producto animal–. La dinámica del PPNB reciente en lo concerniente a la explotación del mundo animal está claramente diferenciada de lo observado en la fase precedente, pues a partir de este momento, y hasta las ocupaciones pre-Halaf más recientes, se centrará de manera prácticamente exclusiva en el cuidado y manutención de los rebaños domésticos, en la gestión integrada y complementaria de los rebaños de oveja, cabra, buey y cerdo. Destaca la completa incorporación a la ganadería doméstica, antes dominada por los ovicápridos, de nuevas especies animales como los uros (buey) y los suidos (cerdo), proceso probablemente iniciado durante las últimas ocupaciones del PPNB medio, cuando documentamos un cambio en la modalidad de gestión de estas especies. Este aumento de la explotación de las especies domésticas –cabras, ovejas, cerdos y bueyes– estuvo acompañado de una disminución en la explotación de las especies cazadas, en particular de las especies que en la fase precedente constituían las principales fuentes alimentarias de tipo cárnico. De forma paralela, la cría complementaria de especies animales polivalentes permitió alcanzar un cierto grado de diversificación en las producciones obtenidas de los rebaños de animales domésticos, adecuando la gestión de cada especie a las producciones o usos que supusieran un nivel más alto de productividad. De este modo, tanto la producción de leche y de lana de ovejas y cabras, como posiblemente la utilización de los bóvidos como fuerza de trabajo contribuyen a la implementación de nuevas estrategias ganaderas centradas no ya tan sólo en la combinación de especies animales sino también de sus productos. Asimismo, la eliminación progresiva de ovicápridos y bóvidos de los procesos de producción cárnica y el aumento relativo de la importancia de los suidos constatan el pleno dominio de las técnicas ganaderas durante las ocupaciones pre-Halaf (Saña y Tornero 2013: 291-295). Es importante remarcar que todo este conjunto de cambios en la gestión de los recursos animales –incorporación de las cuatro principales especies domésticas; consolidación y

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio diversificación productiva de las estrategias ganaderas, y descenso paulatino de la actividad de caza–, cambios trascendentales en lo relativo a la organización comunitaria, se produjeron en un intervalo de tiempo relativamente corto (200-300 años). 2.7 EL MUNDO FUNERARIO En el yacimiento de Tell Halula se ha documentado un importante número de sepulturas que cubren los diferentes niveles y horizontes históricos recuperados. Encontramos enterramientos tanto individuales como colectivos, y tanto primarios como secundarios, aunque desde los niveles precerámicos medios observamos un clarísimo predominio de las inhumaciones individuales y primarias –donde la deposición del cadáver se produce poco después de su muerte– sobre cualquier otro tipo de enterramiento. Así, entre las fases VII y XIV, por ejemplo, encontramos 114 sepulturas para un total de 130 individuos (Molist et al. 2013: 399). En las sepulturas colectivas –cinco dobles y dos triples– encontramos individuos de diferentes grupos de edad, y se tratan de enterramientos secundarios, es decir, con restos parciales de los individuos. La vinculación de las sepulturas al hábitat doméstico es una nota común en la mayor parte de yacimientos neolíticos del alto Éufrates, y, efectivamente, en Tell Halula los individuos son enterrados en el interior de las casas. En los horizontes PPNB medio y reciente se observa una perfecta regularidad tanto en la práctica sepulcral como en la localización de las sepulturas. Así, la totalidad de las sepulturas documentadas se encuentran en el interior de las unidades de habitación y presentan una distribución muy regular, localizándose, en su mayor parte, bajo los suelos enlucidos en cal o de tierra batida documentados en la zona meridional de la entrada de la habitación principal de las casas. El número de sepulturas por vivienda es muy variado, y oscila entre 1 y 13. Se trata de fosas de morfología simple (Fig. 6), generalmente de planta circular y con paredes rectas y la base plana o cóncava, y de dimensiones reducidas tanto a nivel de diámetro (una media de 45 cm, con valores que oscilan entre los 16 y los 100 cm) como de profundidad (una media de 40 cm, con valores que oscilan entre 8 cm y 1 m). En el 56% de las sepulturas se ha podido documentar la existencia de tapas cuya función es sellado de la fosa.

Fig. 6. Sepultura 4HE157 (Portal web del SAPPO).

Observamos asimismo una uniformidad de ritual y morfología funeraria, pues los individuos se colocan siempre en posición sentada y flexionada, con brazos y piernas doblados y contra el cuerpo, es decir, lo que se conoce como “posición fetal” (Fig. 6). En el interior de

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio algunas de las fosas encontramos ciertos elementos de origen vegetal –saco, tejido, esteras y cestería– que habrían tenido como función proteger y/o envolver el cuerpo de los individuos inhumados, a modo de sudario o mortaja (Molist et al. 2013: 399-407). En un 59% de las sepulturas se ha documentado la presencia de objetos de ajuar. Su distribución por edades indica una presencia estable en todas las categorías de edad, y la ausencia o presencia es relativamente equitativa para todos los grupos, con la excepción de las sepulturas infantiles, donde los objetos de ornamento, en número muy elevado, indican una clara diferenciación. El mobiliario representado en las tumbas lo componen: útiles en piedra, útiles en hueso, conos en cal o arcilla, bolas de cal con improntas de tejido, ocre y objetos de ornamento. Los objetos de ornamento son la categoría más numerosa, y encontramos, tipológicamente, collares, brazaletes, colgantes, diademas y cinturones, y según las materias primas, objetos en concha, piedras de colores, cobre y hueso. Un dato a destacar es la relación de los útiles de molienda con las sepulturas femeninas, aspecto documentado en el vecino y contemporáneo yacimiento de Abu Hureyra (Molist et al. 2013: 409-419).

3. CONCLUSIONES Los trabajos desarrollados en el asentamiento neolítico de Tell Halula –que desgraciadamente se han visto paralizados desde 2011, lo cual supone un gran inconveniente, ya que muchas cuestiones quedarán sin resolver o sin ser descubiertas– han puesto en evidencia la indudable importancia de este yacimiento para el estudio de ese proceso de cambios socioeconómicos conocido como “neolitización”, ya que han aportado una cantidad importante de información con respecto a los diferentes aspectos que caracterizan a esas primeras comunidades neolíticas del Próximo Oriente: orígenes y consolidación de la agricultura y la ganadería, primeras producciones cerámicas, paulatina transformación de pequeños poblados en núcleos urbanos unidos por redes comerciales, etc. Los resultados de las excavaciones y análisis están permitiendo conocer cada vez mejor cómo vivieron las gentes de Tell Halula a lo largo de más de dos milenios, contribuyendo de manera significativa al conocimiento y estudio de la emergencia de las primeras sociedades agrícolas neolíticas de Oriente Próximo y complementando y/o corroborando la información que ofrecen otros yacimientos situados en el mismo marco geográfico temporal. En el plano socio-económico asistimos, a lo largo de toda la secuencia de Tell Halula, al proceso de domesticación animal y de consolidación de las prácticas agrícolas y ganaderas. En el registro material, observamos, como es natural, una cada vez mayor sofisticación de

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Ignacio Cabello, Tell Halula: un yacimiento neolítico en el Valle del Éufrates Medio las técnicas de trabajo y del producto final, así como una mayor diversidad en el utillaje. Cabría destacar, por ejemplo, el hallazgo de una gran cantidad de hoces de grandes dimensiones, con el mango curvado y fabricadas a partir de grandes láminas bipolares, herramientas que por su eficacia debieron de jugar un papel muy importante en la intensificación de las tareas agrícolas. Asimismo, en Tell Halula asistimos a otro de los cambios que caracterizan a las sociedades neolíticas: la aparición de la cerámica, inevitablemente asociada al desarrollo e intensificación de la producción agrícola. En el campo de la arquitectura y de la urbanística del poblado, observamos una cada vez mayor ordenación del espacio interior –división del espacio de las viviendas– y exterior –disposición de las viviendas de manera regular en calles– y una serie de elementos novedosos –edificaciones monumentales y comunales como el muro de aterrazamiento del PPNB reciente o la muralla y la estructura de evacuación de aguas de los niveles pre-Halaf– que, aunque todavía distante de las primeras ciudades del IV milenio, sitúan a Tell Halula en un estadio avanzado en lo referente a la urbanística neolítica. En definitiva, los más de veinte años de trabajos e investigaciones sobre Tell Halula han dibujado sobre el lienzo algunas interesantes pinceladas sobre cómo fue el Neolítico en el Próximo Oriente entre los milenios VIII y VI, cuadro que, sin duda, está aún por terminar y que futuros prehistoriadores y arqueólogos habrán de completar.

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