Iconografía literaria y plástica de tres oradores: Demóstenes, Foción y Démades.

May 23, 2017 | Autor: C. Alcalde Martín | Categoría: Statues, Literary devices, Plutarch's Biographies, Character depiction
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Descripción

Iconografía Literaria y Plástica de Tres Oradores: Demóstenes, Foción y Démades Carlos Alcalde-Martín Universidad de Málaga [email protected]

Abstract In the biographies of Phocion and Demosthenes, Plutarch closely interrelates both protagonists and also with Demades. The game of oppositions between them outlines their description, which is vividly drawn through many literary devices. Their statues, which are used by the biographer exclusively for the description of their character, also become literary images with a special force aroused by the evocation of their plasticity. Keywords: Biographies, Character depiction, Literary devices, Statues.

Son numerosas y variadas las imágenes literarias, como metáforas y comparaciones, que encontramos en la obra de Plutarco, además de citas poéticas, máximas y fábulas. Plutarco recomienda su uso, entre otros motivos1, por su fuerza expresiva capaz de conmover: El discurso político, más que el judicial, admite máximas, relatos históricos y míticos y metáforas, con los que producen la mayor impresión quienes les dan un empleo moderado y oportuno (Praec. ger. reip. 803 C). Sus gustos particulares y su personalidad, se ha dicho2, quedan reflejados en ellas. Pero además, en las Vidas paralelas, el biógrafo transmite una semblanza de sus personajes más sólida y expresiva que si solo ofreciera la enumeración de los rasgos de su carácter. En las dos biografías de las que aquí nos ocupamos, observamos que, de forma sistemática, los rasgos fundamentales del carácter de los personajes están reforzados, o expresados directamente, mediante imágenes literarias que 1

Como recurso mnemotécnico: Coniug. praec. 138C. Como recurso estético: Dem. 2.3. Por su capacidad enfática y mimética: Quaest. Conv. 747.

2

Cf. F. Fuhrmann, 1964, 18.

S. Amendola, G. Pace & P. Volpe Cacciatore (eds.), Immagini letterarie e iconografia nelle opere di Plutarco, Madrid, Università di Salerno/Red Temática Europea “Plutarco”, Ediciones Clásicas, 2017, pp. 111-124.

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también suelen acumularse, combinándose con anécdotas de diferente tipos, en las elaboraciones de episodios importantes de su vida3. En la Vida de Foción y en la Vida de Demóstenes, los protagonistas son comparados con otros personajes del pasado y de su propia época. Son fundamentales las comparaciones entre Foción y Demóstenes y entre cada uno de ellos con Démades. Este último tiene la misma función en ambas Vidas: hacer resaltar, con sus defectos, las virtudes de los protagonistas4. Con su caracterización empieza la Vida de Foción y con su muerte termina la Vida de Demóstenes. La estrecha vinculación que Plutarco establece entre los tres justifica un estudio conjunto y comparativo. La Vida de Foción tiene este sorprendente comienzo, indicativo de la importancia que tendrá otro personaje en esta biografía: Δημάδης ὁ ῥήτωρ, ἰσχύων μὲν ἐν ταῖς Ἀθήναις διὰ τὸ πρὸς χάριν πολιτεύεσθαι Μακεδόνων καὶ Ἀντιπάτρου, πολλὰ δὲ γράφειν καὶ λέγειν ἀναγκαζόμενος παρὰ τὸ ἀξίωμα τῆς πόλεως καὶ τὸ ἦθος, ἔλεγε συγγνώμης ἄξιος εἶναι, πολιτευόμενος τὰ ναυάγια τῆς πόλεως. τοῦτο δ᾽ εἰ καὶ τῷ ῥήτορι θρασύτερον εἴρηται, δόξειεν ἂν ἀληθὲς εἶναι μετενεχθὲν ἐπὶ τὴν Φωκίωνος πολιτείαν. El orador Démades, que gozaba de poder en Atenas por su política favorable a los macedonios y a Antípatro pero se veía forzado a presentar y exponer muchas propuestas contrarias a la dignidad y el carácter de la ciudad, decía que merecía el perdón porque administraba los restos del naufragio de la ciudad. Aunque tales palabras fueran muy descaradas en boca del orador, podrían parecer verdaderas referidas al gobierno de Foción (Phoc. 1.1-2). Plutarco vuelve contra Démades su propia metáfora y la convierte en su retrato político y moral con un juego de palabras, pues el ναυάγιον que Démades adjudica a la πόλις, Plutarco lo identifica con Δημάδης, nombre derivado de δῆμος: Δημάδης μὲν γὰρ αὐτὸς ἦν ναυάγιον τῆς πόλεως (Phoc. 1.3). El propio Démades era, de hecho, un resto del naufragio de la ciudad5. 3

Cf. Chr. Pelling, “Plutarch’s adaptation of his source-material”, 91-115, in Id., Plutarch and history. Eighteen studies, London, 2002, 102-107, donde se estudian casos de otras biografías de Plutarco en los que se describe la conducta de un personaje mediante la acumulación de lo que denomina “small matters”.

4

Cf. P. Brun 2000, 23.

5

Sobre el éxito de la adaptación de esta metáfora por Plutarco para retratar a Démades, cf. Ch. Colonnese, 2007, cap. IV: “Un relitto del naufragio di Atene”. Coincide con P. Brun 2000, 22-31, en que Plutarco recoge una abundante tradición negativa sobre Démades y, con su prestigio, ha condicionado el juicio de muchos críticos modernos. En un contexto diferente, sin embargo, la metáfora empleada por Démades es citada por Plutarco de forma positiva como ejemplo del uso oportuno de las metáforas en el discurso político: cf. Praec. ger. reip. 803 A. Sobre las numerosas imágenes en las obras de Plutarco que relacionan la vida política con el mar y la navegación, cf. F. Fuhrmann, 1964, 234-237.

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Sigue la explicación de esto, también de Plutarco, y el juicio de Antípatro, una comparación igualmente impactante: οὕτως ἀσελγῶς βιώσας καὶ πολιτευσάμενος, ὥστ᾽ Ἀντίπατρον εἰπεῖν ἐπ᾽ αὐτοῦ γέροντος ἤδη γεγονότος, ὅτι καθάπερ ἱερείου διαπεπραγμένου γλῶσσα καὶ κοιλία μόνον ἀπολείπεται (Phoc. 1.3). pues vivió y gobernó de forma tan impúdica que Antípatro dijo de él, ya en su vejez, que era como una víctima sacrificada de la que sólo quedaba la lengua y el vientre. Tres palabras: ναυάγιον, γλῶσσα y κοιλία, bastan para trazar el retrato de Démades. La corrupción de su vida, pública y privada, queda así plasmada mediante estas imágenes en una efectista semblanza. A lo largo de las biografías de Foción y de Demóstenes, se va ilustrando tal retrato de Démades con otras anécdotas e imágenes literarias6. El comienzo de la Vida de Foción con el retrato de Démades sirve para introducir una caracterización general, también mediante las imágenes, del gobierno de Foción, al que sí se podrían aplicar con razón las palabras de aquel7. La vida y la política impúdica de Démades sirven para resaltar la ἀρετή de Foción, personificada en un metafórico combate con circunstancias adversas y enfrentada a Τύχη, también personificada8: A la virtud (ἀρετήν) de Foción, que hubo de batirse, por así decirlo, con circunstancias abrumadoras y violentas, la oscurecieron y empañaron los infortunios (αἱ τύχαι) de Grecia ... Lo más que debemos conceder a la fortuna (τῇ τύχῃ), cuando se opone a los hombres buenos, es que puede ocasionarles … malvados reproches y calumnias, en lugar de la estima y reconocimiento que merecen, y menguar la creencia en su virtud (τῆς ἀρετῆς) (Phoc. 1.4-5). Para destacar la importancia de la frase y del pasaje en general, a las imágenes se añaden otros recursos literarios, en concreto la aliteración y la paronomasia producida por las formas del sustantivo πόλις y palabras derivadas como πολιτείαν y distintas formas del verbo πολιτεύομαι (con otras palabras también en aliteración como πολλά y παρά). También la estructura métrica de la metáfora parece desempeñar un papel importante para resaltarla. Las palabras de Démades “ναυάγια τῆς πόλεως” constituyen una cláusula formada por un peon1 + coriambo (la abundancia de sílabas breves podría indicar la idea de disolución de la ciudad). Sobre esta metáfora crea Plutarco la suya propia doblando la estructura métrica en una responsio: comienza el colon con un dicrético, en consonancia rítmica con el peon1 de la cláusula del período al que responde (Δημάδης μὲν γὰρ αὐ-) y lo cierra con dos coriambos (ναυάγιον τῆς πόλεως), que responden al coriambo final del período mencionado (τῆς πόλεως). 6

Cf. Phoc. 20.6, 26.3, 30.4-7. Dem. 11.5, 13.3, 23.6, 31.4-6. Cuando no se contrasta a Démades con la virtud de otros, Plutarco sí le reconoce algún mérito (cf. Praec. ger. reip. 803A, 818E-F.). Sobre la comparación entre Démades y Foción en la Vida de este, C. Alcalde-Martín 2008, 28-30.

7

La aplicación de la metáfora del naufragio a Foción alude a su gobierno tras la derrota de Atenas por tierra y mar en la guerra de Lamia. Sobre las circunstancias de dicha derrota, cf. R. Sealey, Demosthenes and his time. A study in defeat, New York – London, 1993, 217-219. 8 Sobre el enfrentamiento entre la areté de Foción y la tyche adversa, cf. T. Duff 1999, 137-140. D. Leão 2010, 186-193. M. d. C. Fialho, “The interplay of textual references in Plutarch’s Life of Phocion”, in F. Frazier & D. Leão (eds.), Tychè et Pronoia. La marche du monde selon Plutarque, Coimbra, 2010, 195-205, 198-200.

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De esta forma tan efectista por la acumulación de recursos literarios hace Plutarco el resumen anticipado de la biografía en el primer capítulo, y lo completa en el segundo mediante comparaciones con la enfermedad y la medicina para explicar la falta de sintonía entre Foción y los atenienses: Lo mismo que la miel produce escozor en las partes heridas y ulceradas del cuerpo, así a menudo las palabras verdaderas y sensatas muerden e irritan a los desgraciados si no son suaves y acomodaticias … Un ojo irritado se recrea más en los colores sombríos y apagados pero se aparta de los radiantes y luminosos, y una ciudad que se encuentra en circunstancias indeseables es timorata y demasiado blanda, a causa de su debilidad, para soportar la franqueza, cuando más necesita de ella puesto que las circunstancias no permiten subsanar la falta (Phoc. 2.3-4). A continuación, Plutarco describe el gobierno ideal recurriendo de nuevo a las figuras de estilo: no debe oponerse en todo a los deseos del pueblo ni dejarse arrastrar por los errores de la mayoría, de la misma forma que el sol no lleva el mismo curso que el cielo ni otro directamente contrario (Phoc. 2.6-7). Si esto se logra, surge la combinación más melodiosa y musical de todos los ritmos y todas las armonías, con la que también la divinidad, según se dice, gobierna el universo, no por la violencia, sino introduciendo lo necesario suavemente con la persuasión y la razón (Phoc. 2.9). Las imágenes vistas hasta ahora proceden de campos usuales en Plutarco9 y la literatura griega en general, pero lo llamativo es su extraordinaria acumulación en tan solo dos capítulos. Ello revela la importancia que Plutarco otorga a este proemio de la Vida de Foción que no solo ilumina la biografía y es un resumen anticipado de la misma, sino que además es un claro exponente de sus ideas políticas. A lo largo de la biografía, las metáforas y las comparaciones surgen constantemente, pero aquí se mencionarán solo algunas de las que afectan a los rasgos fundamentales del carácter de Foción. De su oratoria (Phoc. 5.3-10), Plutarco admira la concisión, que le permitía ofrecer mucho significado con muy pocas palabras, y la compara con la moneda, cuyo mérito es tener el mayor valor en el menor volumen posible. Lo sitúa por encima de todos los oradores contemporáneos, incluido Demóstenes, quien solía emplear la siguiente metáfora al ver a Foción dirigirse a la tribuna: Ἡ τῶν ἐμῶν λόγων κοπὶς πάρεστιν. Aquí está el hacha de mis discursos (Phoc. 5.9)10 9

Cf. F. Fuhrmann, 1964. Sobre imágenes tomadas del campo de la enfermedad y la medicina, 238240. De la música y de las leyes y la armonía del universo, 241, 250-251.

10

Cf. Phoc. 5.3-10. Dem. 10.3. Praec. Ger. reip. 803E.

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Después de la caracterización de la oratoria y de la exposición de sus primeros pasos en el ejército (Phoc. 6.1-7.4), Plutarco introduce en la biografía el tema de la προαίρεσις o vocación del protagonista (Phoc. 7.5- 6). Los demás se repartían, como echándolo a suertes, ὥσπερ ἀπὸ κλήρου, el mando supremo del ejército y la tribuna de los oradores (Demóstenes entre estos últimos) con la intención de engrandecerse a sí mismos, αὔξοντας ἑαυτούς11. En cambio Foción, de forma meditada, quiso conjugar en su persona la actividad política y la militar, al modo de grandes estadistas del pasado como Pericles, Aristides y Solón. Pero la comparación más atrevida es con la mismísima Palas Atenea, de manera que Foción parece encarnar los valores supremos de la ciudad de Atenas: καὶ τὴν θεὸν ἑώρα πολεμικήν θ᾽ ἅμα καὶ πολιτικὴν οὖσαν καὶ προσαγο­ ρευο­μένην. Observaba que la diosa es guerrera al mismo tiempo que política y así se la invoca (Phoc. 7.6)12. Era conocido en la Antigüedad como “Foción el bueno”, Φωκίων ὁ χρηστός13. Puede parecer asombroso, dice Plutarco, que un hombre tan rudo (τραχύς) y hosco (σκυθρωπός)14 recibiera ese apelativo, pero reconoce que no es imposible que, como un vino, también la misma persona sea a la vez agradable y seca (Phoc. 10.4-5). La virtud más destacada de la vida privada de Foción es su modo de vida sencillo y frugal, la εὐτέλεια. Plutarco pone especial énfasis en este rasgo, contrastándolo con la elevada posición que llegó a tener por su relación con los dirigentes macedonios. El pasaje dedicado a su simplicidad de vida es bastante amplio y elaborado (Phoc. 18.1-20.6), con diferentes escenas y diálogos. En su casa sencilla, los enviados del rey Alejandro lo encuentran lavándose él mismo los pies y a su mujer amasando el pan; le llevan cien talentos de regalo que él rechaza y se compara con un pobre que pasa por delante y está conforme con su pobreza. En otra escena, su mujer, a una invitada jonia que le mostraba sus joyas le contestó con esta metáfora: ἐμοὶ δ᾽ ἔφη κόσμος ἐστὶ Φωκίων, εἰκοστὸν ἔτος ἤδη στρατηγῶν Ἀθηναίων. Mi adorno es Foción, que desde hace veinte años es general de los atenienses (Phoc. 19.4)15. 11

En Praec. ger. reip. 798C-E, Plutarco censura la opción política que se toma por azar, ἀπὸ τύχης, por deseo de gloria o por afán de lucro.

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Pues Atenea tenía los apelativos de Πρόμαχος y Πολιάς.

13

Cf. D. S. 17.15.2. Ael., VH 3.47, 4.16, 12.43. Nep., Phoc. 1,1. L. A. Tritle 1988, 143-145.

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Sobre la contradicción entre aspecto y carácter, cf. también Phoc. 5.1.

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Las palabras de la esposa de Foción también se refieren en Mus. 1131B. Pero en Apoph. Lac. 241 D, cuenta Plutarco una anécdota casi idéntica protagonizada por una mujer jonia y una espartana. Esto

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Con la sencillez de vida se enlaza una virtud pública, la incorruptibilidad, uno de los motivos centrales de la biografía. Foción rechaza sistemáticamente todos los regalos que le ofrecen los dirigentes macedonios (Phoc. 18.1-7, 30.1-4). Cuando Hárpalo llegó a Atenas con el dinero robado a Alejandro y sobornó a otros muchos (como Démades y Demóstenes), intentó corromper también a Foción pero, asediándolo por todas partes como a una fortaleza, veía que no se dejaba conquistar por el oro (Phoc. 21.5). Un rasgo fundamental de su política es la búsqueda de la paz (Phoc. 8.1), evitando el enfrentamiento con Macedonia, que se refleja de forma breve pero eficaz en las imágenes literarias que Plutarco pone en boca del propio Foción. Reprende a Demóstenes por sus invectivas a Alejandro con esta expresión metafórica: ¿es que quieres arrojar a la ciudad a tamaño incendio como el que se acerca? (Phoc. 17.1). El énfasis con que se subraya la política pacifista de Foción mediante las imágenes literarias es más intenso en relación con la guerra de Lamia, como se puede ver a través de sus propias palabras. Esto tiene una función interna en la biografía: presentar a Foción como el único capaz de dirigir la política ateniense tras la derrota. Así respondió a Leóstenes cuando este le preguntó qué bien había hecho a la ciudad: Uno no pequeño: que los ciudadanos sean enterrados en sus sepulcros particulares (Phoc. 23.1). Cuando el mismo Leóstenes incitaba al pueblo a la guerra de Lamia, le dijo: Tus palabras, jovenzuelo, se parecen a los cipreses: aunque son grandes y altos, no dan frutos (Phoc. 23.2). Los preparativos de Leóstenes para la guerra le merecían la siguiente opinión: Bien para la carrera del estadio … pero temo la carrera de fondo de la guerra puesto que la ciudad no posee más reservas ni de dinero, ni de naves, ni de hoplitas (Phoc. 23.5). La escena que Plutarco elabora con mayor intensidad dramática es la de la muerte (Phoc. 36.1-37.2), que se configura sobre el modelo de la muerte de Sócrates16. La

16

es una prueba de la elaboración literaria del retrato de los personajes: el autor les atribuye anécdotas y dichos de dudosa autenticidad pero que cuadran con su carácter.

Cf. Pl., Phd. 115-117. C. Bearzot 1985, 238-239. C. Alcalde-Martín 1999, 167-169. T. Duff 1999, 141-145.

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comparación entre Foción y Sócrates, implícita en la narración de la muerte, se hace explícita en la frase que cierra la biografía: Lo sucedido con Foción recordó a los griegos lo sucedido con Sócrates, porque esta falta y desgracia (τῆς ἁμαρτίας τάυτης καὶ δυστυχίας) para la ciudad había sido semejante a aquella (Phoc. 38.5). La Vida de Foción, por tanto, se enmarca entre dos comparaciones: Démades al comienzo y Sócrates al final. Desde sus extremos opuestos, el antihéroe y el filósofo perfilan el retrato político y moral de Foción. Se enmarca también entre el enfrentamiento de la virtud de Foción con una τύχη adversa, expuesto en el capítulo 1, y la δυστυχία que padece Atenas, causada por su propia ἁμαρτία, al condenar a muerte a Foción17. La Vida de Demóstenes presenta el comienzo de la carrera política del protagonista mediante dos comparaciones tomadas de las competiciones deportivas (Dem. 6.2). Su vocación por la oratoria y sus esfuerzos por superar las deficiencias de su naturaleza los describe Plutarco en una representación muy eficaz, elaborada con diferentes anécdotas (Dem. 7.1-6), que culmina en la burla de Piteas, quien dijo que sus razonamientos olían a mecha de lámpara (Dem. 8.4). Lo que más admira Plutarco de Demóstenes es su constancia en las convicciones y posiciones políticas, que se refleja en una comparación: Como si se atuviera a una única e inmutable escala musical, conservó siempre el mismo tono en su actividad política (Dem. 13.4). Una poderosa imagen de su posición procede de la boca del propio Demóstenes, según Plutarco. Cuando, tras la muerte de Filipo, Alejandro derrotó a las ciudades griegas coaligadas contra él y arrasó Tebas, los atenienses debatían acerca de su exigencia de que le entregaran a los oradores hostiles a él, y Demóstenes contó la fábula de las ovejas que entregaron los perros a los lobos y se comparó a sí mismo con los perros que luchaban en defensa del pueblo y llamó a Alejandro el lobo solitario de Macedonia (Dem. 23.5)18. Los dos rasgos más negativos son su falta de valor en la batalla y su venalidad19. 17

Cf. D. Leão 2010, 186-193.

18

La brutal represión ejercida por Alejandro sobre Grecia dio lugar a este tipo de metáforas y comparaciones con animales salvajes. Tras este pasaje, en Dem. 23.6, Plutarco cuenta que Démades aceptó ir en embajada ante el rey bien porque confiaba en su amistad, bien porque esperaba hallarlo saciado como un león harto de matar.

19

Plutarco sigue fuentes hostiles a Demóstenes. Sobe la falta de pruebas concluyentes para ambas acusaciones, cf. Ch. Pecorella 1995, 130-136. I. Worthington 2013, 251, 282-283, 310-327.

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La cobardía en el combate es la contrapartida de la firmeza en sus convicciones políticas. Como símbolo de la misma, Plutarco cita la inscripción con letras de oro en el escudo que abandonó en Queronea: ἀγαθῇ τύχῃ, “con buena fortuna” (Dem. 20.2). A esta flaqueza de Demóstenes en el campo de batalla, Plutarco contrapone enseguida la fuerza de sus discursos, por lo que Filipo se estremeció ante la fuerza y el poder del orador, pues se había visto obligado por él a jugarse, en una pequeña parte de un solo día, su imperio y su vida (Dem. 20.3)20. Se anticipa, de esta manera, la contraposición entre ῥώμη y γνώμη que se hará explícita con el epigrama del pedestal de la estatua, como veremos más adelante. La imagen “del hombre enamorado del oro” (ἐρωτικοῦ πρὸς χρυσίον ἀνδρός) tiene dos representaciones: una es la copa regalada por Hárpalo, que arrrancó destellos de codicia en los ojos del orador (Dem. 25.3-5). La otra, una metáfora en la que Demóstenes, al contrario que Foción, sí se deja conquistar, e incluso inundar: Demóstenes … no era digno de confianza en las armas … ni … inexpugnable frente al soborno, y, si no se dejó conquistar por el oro de Filipo y Macedonia, en cambio fue accesible y se dejó inundar por el que bajaba de Susa y Ecbatana (Dem. 14.2). Las alusiones al teatro y las figuras literarias tomadas de este campo tienen gran relevancia en la Vida de Demóstenes. Lo vemos en la caracterización de su oratoria: aprendió a declamar con el actor Sátiro (Dem. 7.1-5), y buscaba la credibilidad mediante el tono y la actuación (τὸν τόνον καὶ τὴν ὑπόκρισιν); por eso, a la mayoría le encantaba cuando actuaba (ὑποκρινόμενος es el término empleado por Plutarco, comparando así a Demóstenes con un actor de teatro)21 (Dem. 11.3). Sin embargo, el símil del teatro, desde su función negativa, también puede servir para caracterizar de forma positiva a Demóstenes cuando Plutarco elogia su política por subordinar a los asuntos públicos los problemas … domésticos y conservar la dignidad mucho mejor que los actores que hacen papeles de reyes y tiranos, a los que vemos en los teatros llorando y riendo no conforme a sus deseos sino como lo requiere el argumento de la obra (Dem. 22.5).

Pero la representación suprema de Demóstenes, en la que se invistió con toda la dignidad de un héroe trágico, fue a la hora de su muerte (Dem. 29.1-7)22. 20

Filipo consideraba los discursos de Demóstenes semejantes a soldados. Cf. Ps. Plu., Vit. X or. 845 D: ἐκάλει δὲ τοὺς μὲν αὐτοῦ λόγους ὁμοίους τοῖς στρατιώταις διὰ τὴν πολεμικὴν δύναμιν.

21

Cf. J. Mossman 1999, 87.

22

Sobre la escena de la muerte de Demóstenes y sus connotaciones con la tragedia, cf. Ch. Pecorella 1995, 144-145. J. Mossman 1999, 96-100.

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Refugiado en el templo de Posidón en Calauria, soñó que representaba una tragedia y competía con su perseguidor, el actor Arquias: él tenía el favor del público, pero Arquias lo venció por la superioridad de sus medios escénicos. En la realidad, Arquias intentó convencerlo para ir a ver a Antípatro asegurándole que no sufriría ningún daño; Demóstenes se negó y, al amenazarlo Arquias encolerizado, le dijo: Ahora estás hablando desde el trípode macedonio, pero hace un momento estabas representando un papel (Dem. 29.3)23. Volvió al interior del templo para tomar el veneno y, cuando ya le estaba haciendo efecto, salió y le dijo a Arquias: No actuarías con precipitación si representas ya el papel del Creonte de la tragedia y ordenas que arrojen este cuerpo sin darle sepultura (Dem. 29.6)24. Así acabaría la tragedia de Demóstenes, con una muerte valerosa por permanecer fiel a sus principios como Antígona, pero hay un final alternativo. Plutarco hace una selección de las versiones que conoce de la muerte de Demóstenes y la última que ofrece es la de su sobrino Demócares, quien suponía que fue sustraído a la crueldad de los macedonios no por el veneno sino por la providencia divina, que lo honró con una muerte súbita y sin dolor (Dem. 30.4). Esto es equivalente al θεὸς ἀπὸ μηχανής de una tragedia. Apoya tal intervención divina la coincidencia con la festividad religiosa de las Tesmoforias (Dem. 30.5). Podríamos preguntarnos cuál es la ἁμαρτία del héroe, y la respuesta se encuentra tal vez en lo que sigue (Dem. 30.5): Τούτῳ μὲν οὖν ὀλίγον ὕστερον ὁ τῶν Ἀθηναίων δῆμος ἀξίαν ἀποδιδοὺς τιμήν, εἰκόνα τε χαλκῆν ἀνέστησε, καὶ … ἐψηφίσατο … τὸ ἐπίγραμμα τὸ θρυλούμενον ἐπιγραφῆναι τῇ βάσει τοῦ ἀνδριάντος εἴπερ ἴσην γνώμῃ ῥώμην Δημόσθενες ἔσχες, οὔποτ’ ἂν Ἑλλήνων ἦρξεν Ἄρης Μακεδών. Poco tiempo después, el pueblo ateniense le otorgó un honor merecido pues le erigió una estatua de bronce y decretó que … se grabara en el pedestal esta célebre inscripción: 23

Si en el caso de la muerte de Demóstenes el símil del teatro tiene una connotación positiva, en el de Arquias es negativo, pues cuando la política macedonia dicta sus palabras, estas son verídicas como las de la Pitia, que habla desde un trípode inspirada por la divinidad; pero representa un papel como un actor cuando sus palabras son falsas.

24

Cf. S. Ant. 26 ss., 198 ss.

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Si hubieras tenido, Demóstenes, una fuerza igual a tu determinación, jamás el Ares macedonio habría dominado a los griegos (Dem. 30.5). El epigrama destaca la oposición entre ῥώμη y γνώμη y la carencia de la primera, lo que coincide con el defecto más grave (la falta de valor guerrero) y la virtud pública más notoria (la firmeza en las convicciones políticas) que Plutarco atribuye al orador. El infortunio de toda Grecia va unido al de Demóstenes, y la causa del mismo fue esa carencia de la fuerza necesaria para hacer triunfar sus propósitos políticos. Pero tal vez no pudo triunfar porque su rival no fue la fuerza macedonia, sino “un azar o destino de naturaleza divina” (τύχη τις δαιμόνιος), como leemos en el capítulo 19.1, que acabó con la libertad de Grecia. Con la muerte de Demóstenes no termina su biografía, sino con la del autor del decreto de su condena, Démades (Dem. 31.4-6). Fue a Macedonia en misión diplomática cuando se descubrió que conspiraba contra Antípatro. Plutarco describe una sangrienta escena en la que Démades y su hijo murieron degollados por Casandro25. Quien lo condujo a Macedonia fue ἡ Δημοσθένους δίκη, la justicia vengadora de Demóstenes. Su muerte cruenta, merecida según Plutarco, a manos de aquellos a los que había adulado y después traicionó, es el contrapunto que el biógrafo sitúa frente a quienes, como Foción y Demóstenes, van a la muerte con serenidad y permaneciendo fieles a sus principios. Las estatuas Con la muerte no acaba la vida de los personajes, que de alguna manera se prolonga en su fama póstuma. Esta es un tópico muy frecuente en las biografías, y en relación con la misma menciona Plutarco las estatuas de los tres oradores26. Démades fue el único de ellos que tuvo en vida una estatua de bronce en el ágora de Atenas27. Antes de que fuese erigida, Polieucto de Esfeto pronunció un discurso Contra Démades del que conservamos un fragmento: ¿Qué apariencia tendrá? ¿Irá embrazando el escudo? Pero lo arrojó en la batalla de Queronea. ¿Llevará el mascarón de proa de una nave? ¿Cuál? ¿La de su padre? ¿O un papiro en el que estarán escritas denuncias y acusaciones? (Rh., Walz IX 545). Se mencionan tipos establecidos de estatuas honoríficas: para honrar a un general vencedor en un combate terrestre o naval, o a un político por sus servicios al Estado; 25

Cf. Phoc. 30. 9-10. P. Brun 2000, 123-130. Ch. Colonnese 2007, 73-77. M. Obradovic 2012, 40-41.

26

Plutarco habitualmente se fija más en el significado que en la apariencia de los retratos y los emplea sobre todo como elemento de caracterización. Por eso no hace descripciones de las estatuas, sino que selecciona de ellas los aspectos que le interesan. Cf. J. Mossman 1991, 88-9. Marín Valdés 2008, 129.

27

Sobre la estatua de Démades, cf. P. Brun 2000, 79-83.

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en cada caso, sin conocer la estatua todavía, el orador da una versión negativa de cada modelo para convertirlo en imagen de Démades. Plutarco no da ningún detalle en las dos biografías, pero en Praec. ger. reip. 820E cuenta su suerte póstuma: fundieron las estatuas de Démades para hacer orinales. Poco fiable es su testimonio, pues habla de estatuas en plural y además otros autores atribuyen idéntico final a las de Demetrio de Falero28. Sin embargo, cierto o no, este destino póstumo de su estatua está en consonancia con la imagen negativa de Démades que ofrece Plutarco. En cuanto a Foción, cuando los acontecimientos mostraron a qué jefe y guardián de la prudencia y la justicia había matado el pueblo, le erigieron una estatua de bronce y sepultaron sus huesos con fondos públicos (Phoc. 38.1)29. No sabemos si Plutarco vio la estatua y la utilizó para describir el aspecto físico en otros pasajes (Phoc. 4.4; 5.2)30. Cuando la menciona, solo le interesa lo que representa: justo lo contrario que la de Démades. El honor que le otorgaron en vida a Démades se transformó en odio. En cambio, la injusticia sufrida por Foción fue reparada tras su muerte. La estatua cumple también una función dentro de la estructura interna de la biografía. Recordemos que en el capítulo 1 se advierte de que la virtud de Foción fue oscurecida por las circunstancias adversas y que una fortuna contraria le privó de la estima que merecía. En el último capítulo, vemos que tras su muerte llegó la merecida estima y reconocimiento de su virtud, en concreto su prudencia y su justicia simbolizadas por la estatua. La estatua de Demóstenes fue también un honor otorgado después de la muerte31. 28

Cf. Str. 9.1.20. D. L. 5.77.

29

Sobre la rehabilitación de Foción, cf. Vit. X or. 850B. C. Bearzot 1985, 248-250. L. A. Tritle 1992, 4293. Id. 1998, 150-151.

30

Cf. A. E. Wardman, “Description of personal appearance in Plutarch and Suetonius: the use of statues as evidence”, CQ, n.s. 17 (1967), 414-420, 417.

31

Según Vit. X or. 847A, 847D y 850F, y Paus. 1.8.2, fue obra de Polieucto, se erigió en el ágora a propuesta de su sobrino Demócares c 280 a.C., cerca del altar de los Doce Dioses, de las estatuas de los héroes epónimos, del grupo de Irene y Pluto realizado por Cefisódoto, y los retratos de Licurgo de Atenas y de Calias. Sobre las circunstancias y motivos por los que se erigió la estatua, cf. Worthington 2000, 1-3. Sobre los posibles motivos de su emplazamiento cerca del grupo de Cefisódoto y de la estatua de Licurgo, cf. Worthington 1986, 389. Sobre la influencia de este retrato en la retratística griega posterior, por el poder expresivo producido por la caracterización individual mediante la fisiognomía, la ropa, la pose y el gesto, cf. Sh. Dillon s. u. “Polyeuctos”, in A. Boström (ed.), The encyclopedia of sculpture, vol. 3, New York-London, 2004. Solo dos réplicas romanas muestran la imagen completa: una en los Museos Vaticanos y otra en la Ny Carlsberg Glyptothek de Copenhague, pero presentan a Demóstenes con un papiro entre sus manos, que es un añadido o reconstrucción posterior pues el original tendría las manos juntas con los dedos entrelazados. Así puede verse en un retrato que sigue el modelo creado por Polieucto: una estatuilla de bronce (s.

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Plutarco pudo verla en Atenas, pero no la menciona cuando describe el aspecto físico del personaje, sino al final de la Vida, al hablar de su fama póstuma (Dem. 30.5-31.3). El único detalle descriptivo que Plutarco proporciona de la estatua de Demóstenes es que tenía las manos juntas con los dedos entrelazados. Este gesto, muestra de resolución y de contención del apasionamiento, se relaciona con la γνώμη que le atribuye el epigrama32. El conocimiento de esta pose, fundamental para identificar las copias romanas exitentes33, lo ofrece Plutarco por su relación con una anécdota muy importante para la caracterización de Demóstenes y su fama póstuma. Cuenta Plutarco un suceso ocurrido en sus días, poco antes de una visita que hizo a Atenas: un soldado había ocultado su dinero en las manos de la estatua y le cayeron encima, tapándolo, hojas de un árbol; regresó tiempo después y encontró el dinero en el mismo sitio. Cuando se difundió lo sucedido, muchos compusieron epigramas sobre la incorruptibilidad de Demóstenes34. Esta narración se encuentra en un lugar clave en la estructura de la biografía para configurar el retrato moral del protagonista: tras el relato de la heroica muerte que desmiente las acusaciones de cobardía, y el epigrama del pedestal que resalta la solidez de las convicciones políticas, la anécdota de las manos de la estatua también mitiga las acusaciones de venalidad35 y hace descartar una de las versiones que circularon acerca de su suicidio: tragando el oro que tanto amaba (Dem. 30.2). La biografía acaba con la muerte de Démades (Dem.31.

32

I a.C - II d.C.) procedente de Asia Menor, que se halla en Harvard Art Museums: cf. http://www. harvardartmuseums.org/art/4842. A pesar de que es la única con la correcta posición de las manos, no suele aparecer mencionada en los estudios sobre el retrato de Demóstenes: B. S. Ridgway 1990, 241 n. 17. A. Stähli, “Roman bronze statuettes: copies of greek sculpture?”, in S. Ebbinghaus (ed.), Ancient bronzes through a modern lens: introductory essays on the study of ancient mediterranean and near Eastern bronzes, New Haven–London, 2014, 133-146, 140, afirma que carecen de fundamento las dudas sobre su autenticidad.

Aunque algunos han interpretado este gesto como de abatimiento por la pérdida de la independencia de Atenas, parece más probable que exprese el autocontrol del apasionado orador al hablar ante la asamblea. Unido a otros rasgos de la estatua, como la expresión concentrada del rostro con los labios apretados y la mirada dirigida hacia abajo, el ceño fruncido, la falta de atención a la disposición del manto, manifiesta la reflexión y concentración mental del personaje.La representación del cuerpo es tan importante como la del rostro para expresar cualidades morales. Sobre todo ello, cf. J. Pollit, The art in hellenistic age, Cambridge, 1986, 62-63. P. Zanker The Mask of Socrates. The Image of the Intellectual in Antiquity, Berkeley, 1996, 85-86. Sh. Dillon Ancient greek portrait sculpture, Cambridge, 2006, 36, 76. R. Hoff, “Naturalism and classicism: style and perception of early hellenistic portraits”, in P. Schultz & R. Hoff (eds.), Early hellenistic portraiture, Cambridge, 2007, 49-54.

33

Junto con el nombre en un busto de bronce procedente de Herculano con el mismo tipo de cabeza que las estatuas de cuerpo entero. B. S. Ridgway 1990, 224.

34

Dem. 31. 1-3. Sobre la anécdota del soldado, cf. J. Mossman 1999, 99.

35

Cf. Dem. 20.4-5; 25.1-26.2.

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4-6), en contraste con la de Demóstenes. Estos episodios juntos, uno a continuación del otro, conforman una imagen positiva de Demóstenes al final de su Vida. La fama póstuma de los personajes es un tópico de suma importancia en las biografías pues proyecta los efectos de su vida en la posteridad. En el caso de estos tres oradores, las estatuas representan su personalidad y, sobre todo, la fama ejemplarizante que Plutarco quiere dejar de ellos. En estas referencias a las esculturas, la selección de detalles realizada por el autor convierte las imágenes plásticas en literarias, pero dotadas de especial vigor pues evocan tanto aspectos físicos como morales, y quedan incluidas en el conjunto de las imágenes que conforman el retrato literario de los personajes.

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