Historia y re-invención de la historia en el Estado Plurinacional: el vivir bien antes y ahora (2011)

July 17, 2017 | Autor: Alex Ojeda | Categoría: Sociologia Política
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Descripción

Historia y re-invención de la historia en el Estado Plurinacional: el vivir bien antes y ahora Alex R. Ojeda Copa 1 Introducción La construcción de todo Estado fuerte y estable dentro de una sociedad, pasa necesariamente por una conquista y consolidación hegemónica. La nación es un requisito para el ejercicio efectivo del poder del Estado, que consiste en la creación de un sentido de pertenencia y obediencia —activa o pasiva— hacia el poder estatal. El Estado Plurinacional de Bolivia no es una excepción. En el art. 3 de la Constitución se explicita este fin: La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígenas originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano. (Bolivia 2009:2; énfasis nuestro).

Que a pesar de incluir el principio de pluralidad 2, que en mi criterio era un requisito inevitable para articular un proyecto sólido después de la crisis del anterior bloque, se tiene como fin de todos modos construir un sentido común de la nacionalidad boliviana, a cierto nivel, homogéneo. Dentro de la construcción de ese sentido común, se utilizan un conjunto de ideologías, que van desde lo folklórico hasta lo filosófico (Gramsci). Y, dentro de este conjunto de ideologías, la historia de un pueblo es parte fundamental del imaginario político de la nación a formarse. Es así que cada intento de establecer un poder aceptado, en este caso estatal, va acompañado de todo un despliegue de aparatos hegemónicos y contenidos inventados. Esto es, la comunidad imaginada (Anderson) sustentada en una tradición inventada (Hobsbawm). Ejemplo de lo anterior son los historiadores de cada periodo y el Estado al que justifican indirectamente, por ejemplo: Alcides Arguedas y el Estado 1

Escrito en noviembre del 2011. Este principio tiene su fundamento en las corrientes posmodernas y tiene su correlato dentro de las corrientes liberales como el multiculturalismo (por ejemplo el de Will Kimlicka). Tiene un carácter democratizador solo si trasciende de lo meramente teórico y liberal, y si no se queda en lo cultural en sentido restringido, es decir, folklorizado.

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oligárquico; los historiadores de la generación del Chaco y el Estado del 52; y actualmente existe intentos de una versión oficial de la historia de gente afín al Estado Plurinacional como lo es Rafael Puente y su “historia critica de Bolivia” 3. El presente ensayo quiere analizar esa re-invención de la historia por parte del actual proyecto de Plurinacional contrastándolo con las referencias históricas de una sociología e historiografía críticas, con cierto énfasis en el concepto de vivir bien. Para lo cual, tomaremos el preámbulo de la Constitución y algunos discursos de personas pertenecientes y afines al gobierno, y lo confrontaremos con datos e ideas provenientes de consideraciones más académicas y críticas 4. Elegí el preámbulo de la constitución porque me parece que sintetiza los temas centrales de la historia inventada —y omitida— del proyecto de Estado Plurinacional y por ser un versión jurídica-política oficial, es decir, por ser parte fundamental de la nueva institucionalidad, un poco más allá de las luchas discursivas, aunque, obviamente, creada por estas. En la última parte retomare el enfoque, a mi parecer correcto, que se debe dar a las invenciones, la parte del deber ser que en términos sociales se puede reflejar en lo político, que puede guiar la construcción del futuro. Periodo pre-hispánico (15000 a.C. – 1532 d.C.): “tiempo inmemorial y comprensión de la pluralidad sin racismo” En el primer párrafo de la Constitución se afirma lo ocurrido en el periodo anterior a la colonia: En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo (Bolivia 2009:

Resaltamos tres cosas: el tiempo inmemorial de formación de la naturaleza que refiere a un periodo muy antiguo sin población humana, la población de gente con “rostros diversos” que comprenden la diversidad de todo: naturaleza, cosas, seres y culturas, y la no existencia 3

Esto es parte de las construcciones políticas de la historia. No digo, a propósito, que confrontare la historia inventada por el gobierno con la “historia de verdad” manejada por mí, simplemente creo que debemos evitar los esencialismos y los supuestos fundamentos últimos de las cuestiones sociales. 4

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del racismo. Esto ha sido referido por muchos políticos e intelectuales como una etapa donde predominaba el vivir bien, la armonía con la naturaleza y las otras sociedades, sin conflictos graves. Tal concepción inventada es la que refutaremos en los siguientes párrafos. La historia de la población que habita en la región hoy denominada Bolivia, puede ser ubicada al menos desde hace 15000 años. Una clasificación clásica, aunque cargada de eurocentrismo y grafocentrismo 5 , es la división de una prehistoria y una historia. La historia recién comenzaría con la invasión española, donde parte de la elite indígena, algunos indios ladinos y mestizos aprendieron a escribir en español e inclusive algunos escribieron crónicas (ej. Huaman Poma, Garcilazo de la Vega). No obstante, esta división puede tener un fin operativo, la pre-historia se reconstruye, mediante la arqueología, con testimonios no escritos (cultura material, domesticación del paisaje, etc.) pues son los únicos que existen; y la historia, en el periodo anterior inmediato a la colonia y la colonia, se reconstruye con las crónicas escritas, las tradiciones orales y las etnografías (etnohistoria) 6. Siguiendo el anterior criterio los periodos dentro de nuestra “pre-historia” son aproximadamente: el Paleoindio (por encima de los 10000 a.C), el Arcaico (10000 a.C.– 2000 a.C.), el Formativo (2000 a.C.–400 d.C.), el Horizonte Medio (400 d.C.–1100 d.C.), el Intermedio Tardio (1100 d.C. – 1450 d.C.) y el Horizonte Tardio (1450 d.C. – 1538). Resumiremos y caracterizaremos estos periodos: El Paleoindio es un periodo poco estudiado, donde existe aún la megafauna. En el Arcaico se tiene conocimiento de la existencia de la cultura Viscachani en el área andina, que por los restos encontrados (puntas de lanzas, pinturas rupestres de llamas) se deduce que son recolectores y cazadores y que no conocían la cerámica (Choque 2003:16). En el Formativo, nos encontramos con la cultura Wankarani que se asentó al norte y noroeste del lago Poopo, de esta cultura se hallaron tallados en piedra (cabezas de llama) y alfarería; y, 5

Término que acuñare aquí. Designa el concepto de que las formas culturales escritas son intrínsecamente superiores y que solo ellas hacen una evaluación científica de la realidad. Por extensión también designa a toda la cultura letrada y su respectivo etnocentrismo. Esta cultura letrada tuvo un impacto muy profundo dentro de las sociedades andinas mediante la ciudad letrada (concepto de Angel Rama cit. en Larson 2008) 6 Claro que existen cruces disciplinarios para estudiar mejor periodos o situaciones en los que existe poca o ninguna documentación

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los Chiripa ubicados a orillas del lago Titicaca, de ellos se encontraron casas de planta rectangular, cerámica y fundición de cobre (: 16). También, en la región de los valles y llanos existieron otros grupos menos conocidos: Mojocoya que controlan los valles y los llanos y que probablemente serian un grupo casi estatal, Omereque que al parecer tiene conexiones con Nazca y Tupuraya. Todo lo anterior, es tan solo lo más conocido, aún falta por investigar más sobre este grupo de periodos 7, no obstante nos da una idea de los grupos y las probables interacciones que tuvieron. El Horizonte Medio es uno de los periodos relativamente más conocidos, es el periodo en donde aparece Tiwanaku que debido a su cultura material y al interés de la arqueología y antropología “monumentalistas” tuvo mayor difusión y estudio. Pero, Tiwanaku no es el único grupo que aparece, existen otros en los valles y yungas (como los que mencionamos en el Formativo), que generalmente son invisibilizados o vistos como un anexo de Tiwanaku. Esto debido a que generalmente se aborda su estudio a partir de teorías que contienen el modelo de centro-periferia. Nos inclinamos a pensar más en las afirmaciones que afirman que existía una compleja red de negociaciones entre Tiwanaku y los demás grupos. El Intermedio Tardío es un periodo anterior al Incario, del cual existen ciertas referencias escritas, pues muchos cronistas recogieron testimonios orales en la colonia de los pueblos sometidos por los Incas. En este periodo existe especialmente una gran conflictividad entre señoríos étnicos aymarofonos, basados en el control vertical de pisos ecológicos (Murra: 1975), con identidades diversas y muchas veces muy contradictorias. Es tanta la conflictividad de este periodo que Huaman Poma lo califica como el awqaruna pacha, algo así como el tiempo-espacio de la gente guerrera. Es significativo que esto ocurra especialmente en el territorio boliviano, desmintiendo así la tesis de las relaciones armoniosas antes de la colonia. No necesariamente debe verse esto como las guerras de tipo occidental, pero aun así desvirtúa la armoniosidad pre-colonial exaltada en los discursos políticos y la Constitución.

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Aunque es muy probable que en realidad yo sea el que desconozca varios estudios sobre estos periodos.

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En el Horizonte Tardio aparecen, como grupo dominante, los Incas. Quienes a partir de Pachakuti Inca Yupanqui empiezan su expansión. No debe comprenderse esto como un dominio pleno sobre los demás grupos, si existió violencia, pero también pactos y “huecos” en el Estado incaico, como en la mayoría de los Estados de todos los tiempos. Una visión más cercana me parece la de Ramirez: el así llamado «imperio inca» era menos un imperio en el sentido romano del término que una congregación de creyentes en un culto estatal, caracterizado por un personaje central, manifestación del divino fundador, quien se desplazaba por distintos centros de peregrinación en donde él o sus representantes negociaban los términos de la participación en dicho culto. Esta imagen no corresponde a la de una organización altamente centralizada y omnipotente, sino más bien a la de una entidad en la cual la flexibilidad y el compromiso terminaban imponiéndose, y en la cual los grupos étnicos suscribían, en distinta medida, un conjunto de mandatos centrales. El vínculo entre creencias religiosas o cosmológicas, por un lado, y la transformación de un curacazgo basado en el parentesco en un Estado inacabado, unificado por relaciones sanguíneas o rituales de parentesco y vinculado sobrenaturalmente al culto a los ancestros, por otro, se explica como un medio para acceder a la mano de obra necesaria para la conservación de la etnia gobernante (2008: 5)

Aunque, me parece que incurre en el error de omitir la violencia, que es también una forma política que el Estado inca utilizo en ciertos momentos, además de la política de movilización poblacional, es decir políticas coercitivas y no solo políticas de negociación. Los Incas, también fueron “victimas” de las políticas de la historia, durante el siglo XVIII y XIX hubo la tendencia a ver un Estado de bienestar en el Estado inca y tal tendencia sobrevivió hasta alrededor de 1960, hubo una gran discusión sobre la economía que predominaba en la región andina (incluida Bolivia), muchos denominaron al Estado Inca como “socialista”, como afirma Murra: No creo que haya muchos reinos ágrafos, precapitalistas, que hayan sido objeto de tan frecuente o prolongado estudio como los incas. (…) la estructura socioeconómica erigida en los Andes centrales en el siglo XV ha despertado un interés desusado. Como lo indicaron los testigos oculares, se trataba de “gente de razón y pulicia”, con ciudades y caminos, riego y señores; con depósitos para almacenar los excedentes; nadie era “pobre”, ni se moría de hambre. Este último rasgo causo la más profunda impresión; con los años se difundió la idea de que en el momento de su encuentro con los europeos la sociedad inca era un especie de “estado de bienestar, un welfare state arcaico; algunos hablan de estado “socialista”. La argumentación más elaborada, en los últimos años, es la de Arthur Morgan, quien sostiene que la Utopia de sir Tomas Moro fue inspirada por el modelo inca. (Murra 1987:17)

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No obstante, como a lo largo de su obra la organización económica del estado inca demuestra, la sociedad inca era una sociedad estratificada y no siempre se cumplía el carácter de bienestar, no estaba exenta de conflictos y los incas sometieron por varios dispositivos a muchos pueblos incluido el principal de Bolivia: los aymaras (Murra: 1987). Además, los Incas estuvieron en conflicto muy fuerte con las sociedades amazónicas, como es el caso de los “chiriguanos”, aunque probablemente tejieron alianzas con otros grupos amazónicos (Sánchez 2008), lo cual demuestra las variables y complejas relaciones de las grupos sociales. Así tenemos otro periodo de la historia boliviana en el cual no está presente la armonía. Sobre el racismo que supuestamente no existió. Los individuos construyen una identidad para estabilizarse racional y sentimentalmente como seres “especiales” y construyen esta identidad en función al otro, esto es evidente en las sociedades que tienen al menos un sistema de parentesco precario y se acentúa aún más en sociedades estratificadas y en contacto cultural —con los “otros” sean estos de cualquier cultura. La denominación de “chuncho” por parte de los incas a los indígenas amazónicos es muestra de ello, como la denominación de chullpa puchu hacia los Urus de parte de los aymaras. Antes, de ubicarnos en el siguiente periodo, nos preguntamos ¿qué hubiera pasado si los españoles no hubieran llegado a invadir América? ¿cuál hubiera sido el desenvolvimiento endógeno de los pueblos que habitaban la región de Bolivia? Son preguntas complejas, pero que, en el caso andino, se cuenta con la hipótesis de Murra. Con el surgimiento de nuevas instituciones como “las aclla, los yana, los colonos mitima, todos más o menos sustraídos a la etnia campesina y asignados a tareas estatales que ocupaban todo su tiempo” (Murra 1987: 261) y las “concesiones de tierras a particulares, una nueva institución socioeconómica, distinta del tradicional acceso andino, ya sea de los linajes o del estado” (:262), se iba cambiando la organización de las sociedades andinas. El estado inca estaba atravesando cambios profundos cuando fue destruido desde el exterior. Su aptitud para sobrevivir y expandirse no dependía solamente, como con frecuencia se ha sostenido, de su capacidad de fusionar en una sola nación a las numerosas etnias, heterogéneas y remotas. También le era preciso afrontar las múltiples tensiones sociales y organizativas de efecto centrífugo creadas por una rápida expansión, las concesiones particulares de bienes estratégicos y la creciente población de dependientes lejos de su hogar étnico y de la autosuficiencia. (: 262)

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Lo cual demuestra, nuevamente, que las relaciones sociales en la época pre-hispana no eran armoniosas y que estaban sujetos a procesos de cambio social. Periodo colonial (1532 – 1825): “la llegada de los males” En el preámbulo de la Constitución se alude este periodo de esta manera: “jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia” (Bolivia 2009: 2). Después de hablar de un periodo pre-colonial casi mágico, de paz, armonía y respeto, se presenta a la colonia, por oposición, como el tiempo de la llegada de los males, enfatizando al racismo. No negamos las atrocidades que se cometieron en la colonia y la estratificación racial que se impuso, sin embargo, la historia es distinta a la afirmada en la Constitución y en el discurso político oficialista. Dos aspectos fundamentales en este periodo me parecen: primero, la llegada del imaginario europeo y todo lo que conlleva (etnocentrismo exacerbado, patriarcalismo cristiano, acumulación sin límites, etc.),

contra las tendencias de reciprocidad y redistribución

asimétricas de las sociedades de tierras altas y contra las sociedades anti-poder de las tierras bajas. Segundo, la integración de América al sistema económico mundial capitalista, lo cual traerá cambios profundos, pero no totales, a lo largo del tiempo. Los españoles, agentes de los dos aspectos mencionados intervendrán con medidas políticaadministrativas como las del Virrey Toledo y las reformas borbónicas en las sociedades de tierra altas. Mientras que en las tierras bajas serán las misiones cristianas las que llevaran la “civilización” mediante sus propias reducciones y la evangelización. En ambos casos tuvieron un éxito relativo debido a las alianzas o pactos que se establecieron, el pacto colonial entre los andinos y los españoles (Platt) que permitía que no se interfirieran demasiado y el permiso de las sociedades de tierras bajas para dejar ingresar a los misioneros; esto afirmado provisionalmente pues también existió coerción y violencia en distintos niveles (simbólico, material, etc.) Periodo republicano (1825-2009): En el periodo republicano, que en realidad puede subdividirse en varios periodos. Se tiene una suerte de continuidad con el colonialismo, aunque para algunos autores este periodo es 7

peor porque ser rompe el pacto colonial con las leyes de expoliación de tierras indígenas y el desconocimiento de la organización tradicional étnica, por parte de los liberales. Así, la última gran rebelión indígena, encabezada por Zarate en las tierras altas después de separarse del bando liberal en la “guerra federal”, trato de defender sus tierras e indirectamente su cultura. En tierras bajas, se dio el levantamiento guaraní encabezado por Apiguayki Tumpa, los guaraníes cansados de la invasión y el robo de sus tierras se enfrentaron al ejército boliviano, lo cual termino en una masacre sangrienta para el pueblo guaraní. Es importante, también el intento de construcción de la nación y el afianzamiento del Estado por parte de las elites gobernantes de Bolivia a principios del siglo XX, tanto de los positivistas-liberales, como de los románticos-indigenistas, ambos grupos con ideas europeas. Lo cual desemboco a la larga, impulsado por presiones de los movimientos sociales obreros y campesinos, en la revolución de 1952. Luego viene el “pacto militarcampesino” que fue interpelado por la formación de la CSUTCB Katarista con el apoyo de la COB. En 1985, con el ascenso del neoliberalismo se empieza el denominado ajuste estructural, que tiene grandes costos sociales y que pone en jaque a la entonces poderosa COB. En 1990, con la marcha por la Dignidad, el Territorio y la Vida, de los indígenas de tierras bajas (encabezados por los Moxeños), recién se visibilizo a los pueblos indígenas de esos sectores, parecería que antes no existían para el Estado y la opinión pública La marcha se dio a raíz de los abusos de grupos de hacendados, madereros y ganaderos, que no respetaban los territorios propios de los indígenas. En 1994, como parte de, y me parece que como un burdo anexo, del clima de reformas constitucionales multiculturalistas en la región, se asume la “pluriculturalidad y multietnicidad de Bolivia”. Ya, a partir del 2000 se da una fuerte interpelación hacia el modelo vigente de democracia pactada y economía neoliberal de parte de sectores indígenas y populares, lo que concluye con la formación de una asamblea constituyente.

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El Estado Plurinacional (2009-2011) Después del brevísimo recorrido de la historia boliviana más visible, ahora nos ocuparemos de un periodo más contemporáneo, el del Estado plurinacional. En el preámbulo de la Constitucion se dice: “Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal.”(2009:2). Como si con solo el cambio de la institucionalidad estatal, que dicho sea de paso se encuentra dentro de los marcos hegemónicos del derecho internacional, se pueda cambiar las practicas estatales y societales que arrastramos desde la colonia, la república y el neoliberalismo. A este nuevo Estado se le atribuyen las siguientes características: basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda para todos. (: 2)

Todo lo cual no pasa del mero discurso. Basta recordar el denominado “gasolinazo” y la carretera por el TIPNIS, como contradicciones de su modelo de vivir bien. Además, se dice que “Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia” (:3). Afirmaciones interesantes a primera vista si consideramos la inclusión de una “deidad andina”.

Sin embargo, la

Pachamama, que tiene una raíz incaica distinta de las divinidades de la mayoría de etnias oprimidas, se forjo en el seno de la clase mestizo-chola y de las elites, a imagen de la Virgen cristiana (Abercrombie 1992:306-310) y es la representación light que se hace de las culturas indígena: La tan anhelada Pachamama parece de hecho representar la síntesis, sin contradicción, de las cualidades femeninas asociadas con la condición pura y compasiva, maternal y celestial de la Virgen, la protectora vengadora precolombina, y la madre fecunda y generosa de todos los ciudadanos del país. (: 311)

Es decir, se le quita las características de digamos ambigüedad que los andinos atribuyen a sus divinidades, reemplazándola por una imagen folklorika digerible.

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Así el proyecto de Estado Plurinacional establece un culto oficial, al estilo de los incas que trataban de dominar y asimilar a las etnias circundantes. Esto no es casual, también se refleja en la actuar parafernalia indígena que esta alrededor del gobierno: posesión en Tiwanaku, colores usados, la imagen del sol etc. Todo lo cual tiene relación tanto con las propias expansiones de los Incas y Tiwanaku, como con las imágenes de los mestizos y las elites de estas “culturas imperiales”. Ya el indigenismo de principios del siglo XX utilizo esta técnica de mimesis y también el Estado del 52 (Silvia Rivera cit. en Arnez 2010: 60) por ejemplo con su invención del folklore nacional, sin tomar en cuenta la contemporaneidad de las identidades indígenas y populares. Vivir bien como discurso encubridor y vivir bien como ideal normativo A pesar de las críticas que vertí en este ensayo contra la reinvención de la historia y su consiguiente proyección hacia el futuro por parte del gobierno, porque me parece que encumbre otro tipo proyecto, creo que si se puede utilizar el concepto del vivir bien como una construcción necesaria, como una alternativa epistémica a las concepciones que crean desigualdades e injusticias en la sociedad. Pero, esta episteme tendría que trascender efectivamente a toda la realidad, tendría que volverse en un concepto que primero debería ser subjetivado política y existencialmente 8, para luego objetivizarse en relaciones sociales de todo tipo: políticas, económicas, culturales, comunicativas, religiosas, etc. Estoy consciente de que planteo esto en el plano del deber ser, puramente ideal, y que en realidad lo que predomina es todo lo contrario. Además, operativizar esto es una tarea, sino imposible, al menos gigantesca, que no corresponde solo a un individuo sino a un proceso de cambio social que conlleva una infinidad de factores, y que va más allá de mi sola voluntad. No obstante este plano es mucho más ético y productivo que utilizar el discurso del vivir bien como un velo. A modo de conclusiones Como vimos a lo largo de este ensayo Bolivia es una sociedad muy desintegrada, lo fue desde el periodo prehispánico hasta el día de hoy. Existen grupos sociales dispersos con 8

Una cuestión por demás ambiciosa. La subjetivación política implica que sujetos se reconozcan como miembros de un mismo imaginario y actúen políticamente en función a tal concepción

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diversas identidades, y donde el Estado fue y es un grupo social más, con sus respectivos intereses e identidad. No existió el vivir bien ni antes y menos ahora con las terribles asimetrías que tiene nuestro país. La imagen homogénea del país que ahora se quiere proyectar es otra treta más de los gobernantes, lo cual ya se vio en otros periodos de la historia boliviana (ej. Estado del 52) y que es un dispositivo hegemónico para el proyecto multiculturalista liberal actual de algunos grupos de poder, que consiste en aceptar las diferencias culturales como las diferencias individuales en el liberalismo, sin más ni menos. No desmerezco para nada la lucha autentica de los movimientos sociales de identidades indígenas y populares que impulsaron ciertos cambios importantes en nuestra sociedad, sino que lo que critico es el proceso de burocratización, donde, siguiendo a Robert Michels y su ley de hierro de la oligarquia, se crea una clase burócrata con sus propios intereses, pero que, y este es mi aporte, eventualmente debe ceder al impulso de las demandas del pueblo. Todo esto tiene además un trasfondo muy importante y estructurante, aunque no el único: el capitalismo mundial y su hiperrealidad moderna y posmoderna, que debemos tomar en cuenta en cualquier discusión contemporánea.

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Bibliografía Abercrombie, Thomas 1992 “La fiesta de carnaval postcolonial en Oruro: Clase, etnicidad y nacionalismo en la danza folklórica”. En: Revista Andina N°2, año 10. Cusco: Centro Bartolomé de las Casas. Arnez, Marco 2010 “Despojo y racismo. Apuntes sobre cultura, identidad y colonialismo” En: El Colectivo N° 3. La Paz: s/d Bolivia 2009 Constitución Política del Estado Choque, Roberto 2003 “La historia aimara” en Los Andes desde los Andes Esteban Ticona Alejo La Paz: Yachaywasi Murra, John 1975 “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la economía de las sociedades andinas”. En: Formaciones económicas y políticas del mundo andino. Lima: IEP. 1987 [1955] La Organización Económica del Estado Inca. México: Siglo XXI Ramirez, Susan 2008 “Negociando el imperio: el Estado inca como culto” en Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, Vol. 37, Núm. 1. Disponible en: < http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=12611728002> Sanchez, Walter 2008 Inkas, “Flecheros” y Mitmaqkuna. Cambio social y paisajes culturales en los Valles y en los Yungas de Inkachaca/Paracti y Tablas Monte (Cochabamba-Bolivia, siglos XV-XVI). Suecia: Uppsala University-UMSS

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