Historia e inconmensurabilidad: en torno a la práctica filosófica de Thomas Kuhn

July 21, 2017 | Autor: Pablo Melogno | Categoría: History of Science, Thomas S. Kuhn, Incommensurability, Copernican Revolution, Research Paradigms
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Realismo, verdad y significado 2015

Historia e Inconmensurabilidad: en torno a la práctica filosófica de Thomas Kuhn. Pablo Melogno1 Diego Pelegrin2 1. Introducción

Aunque el concepto de inconmensurabilidad ha sido detalladamente tratado en la extensa bibliografía referida a la obra de Thomas Kuhn, los especialistas han prestado poca atención a una curiosa situación:3 mientras que en La estructura de las revoluciones científicas (en adelante, ERC) la noción de inconmensurabilidad juega un rol fundamental en el análisis del modo en que se desarrolla históricamente el conocimiento científico, en La revolución copernicana (en adelante, RC) la palabra “inconmensurabilidad” aparece mencionada una única vez en las casi 300 páginas dedicadas a analizar el desarrollo histórico de la astronomía planetaria en occidente. ¡Y esa única mención remite al sentido estrictamente matemático del concepto de inconmensurabilidad, careciendo por completo del contenido filosófico que la noción adquirirá en la obra posterior de Kuhn!4 Esta cuestión resulta aún más sorprendente puesto que tanto en ERC como en artículos posteriores, el propio Kuhn toma ejemplos de la revolución copernicana para ilustrar y fundamentar su concepto de inconmensurabilidad. Bien podría decirse que se trata de un mero desajuste temporal. Que en 1957, año en que se publicó RC, Kuhn aún no contaba con el concepto de inconmensurabilidad que formularía muy pocos años después; y que aquello que en ERC aparece bajo el nombre de inconmensurabilidad, en RC se encuentra desplegado aun sin ser nominado. Así las cosas, bastaría con una lectura retrospectiva de RC para ajustarla conceptualmente a ERC. Esta forma de interpretar la ausencia de la palabra “inconmensurabilidad” en RC, aunque tentadora, nos resulta completamente inadecuada. En efecto, a lo largo de este trabajo mostraremos que RC y ERC presentan profundas incompatibilidades 1- Universidad de la República, Uruguay. [email protected]

2- Universidad de Buenos Aires, Argentina. [email protected]

3- Algunas notables excepciones son los trabajos de Westman (1994), Swerdlow (2004), Marcum (2005) y Guillaumin (2012). 4- “Otro tipo de dificultades proviene de la inconmensurabilidad de las duraciones medias de los respectivos ciclos del sol y de la luna” (Kuhn, 1996: 78).

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Realismo, verdad y significado 2015 conceptuales5 que hacen imposible conciliar la noción de inconmensurabilidad tal como Kuhn la presenta en ERC con el análisis histórico que el propio Kuhn desarrolla pocos años antes en RC. Más específicamente, mostraremos que el aparato conceptual utilizado por Kuhn para analizar el pasaje de la astronomía ptolemaica a la astronomía copernicana bloquea la posibilidad de emergencia de la tesis de la inconmensurabilidad.6 2. De los esquemas a los paradigmas

Mencionamos antes que el concepto de inconmensurabilidad no está presente en RC. Otro concepto central que brilla por su ausencia es el concepto de paradigma. En su lugar, nos encontramos con la noción de esquema conceptual7. Recordemos que en RC Kuhn entiende la revolución copernicana en términos de un cambio de esquemas conceptuales: el pasaje del antiguo “universo de las dos esferas” al “universo corpuscular newtoniano”. Por otra parte, y como es bien sabido, en ERC Kuhn analiza el desarrollo histórico de la ciencia en términos de cambios de paradigmas. Es claro que los esquemas conceptuales cumplen en 5- Dicho en otros términos, las diferencias entre RC y ERC no son meramente cuantitativas, i.e. de mayor o menor grado de penetración histórica o filosófica en uno y otro caso. Al contrario, entre el Kuhn del 57’ y el del 62’ existen diferencias conceptuales sustanciales que atañen a la perspectiva y a la naturaleza de la labor historiográfica.

6- No es nuestra intención aquí reconstruir el periplo intelectual de Kuhn ni los trayectos biográficos y conceptuales que marcaron modificaciones en su pensamiento. Esto ya se ha hecho en diversos trabajos como los de Fuller (2000), Pardo (2001) y Guillaumin (2012). Lo que sí nos interesa es identificar las formulaciones contenidas en RC que entendemos generan incompatibilidades de fondo con la tesis de la inconmensurabilidad y con ERC en su conjunto, y cuyo abandono es condición para la nueva concepción de la ciencia que Kuhn defenderá a partir de 1962.

7- El origen de esta noción puede remontarse a la sección “Del esquematismo de los conceptos puros del entendimiento”, incluida por Kant en la Crítica de la Razón Pura (CRP), para dar cuenta de cómo las categorías del entendimiento subsumen bajo conceptos las intuiciones empíricas dadas a la sensibilidad (CRP, A 140 y ss.). Kant entendía al esquema trascendental como un término intermedio entre la sensibilidad y el entendimiento, que permitía en enlace entre intuiciones y conceptos. Ya en el siglo XX, Carnap (1950) incursionó en una forma de esquematismo al afirmar que el problema de la realidad de las entidades del mundo externo sólo podía plantearse con sentido en relación a las entidades postuladas dentro de cada marco lingüístico. Pero la expresión ‘esquema conceptual’ fue introducida por primera vez por Quine en 1951, en “Dos dogmas del empirismo” (Quine, 1984), para dar cuenta de la indeterminación de los procesos de traducción, y del carácter no lineal de la relación entre los términos de un lenguaje y los estímulos sensoriales. Luego y a partir de la formulación de la hipótesis Sapir-Whorf, la noción se asociará al relativismo cultural, bajo la tesis de que dos sujetos que poseen marcos lingüísticos diferentes, construirán visiones diferentes del mundo frente a la misma evidencia física (Whorf, 1971). Esta formulación tendrá particular influencia en la noción de inconmensurabilidad, pero no aún en RC, ya que si bien Kuhn sostiene -pace Kant- que los esquemas conceptuales son históricamente variables, defiende también que éstos pueden calibrarse y compararse -pace Sapir/Whorf-. Como veremos, la homologación parcial de los esquemas a las teorías, y la posibilidad de calibrarlos de un modo no relativista, permiten afirmar que en RC Kuhn utiliza una noción parcialmente quineana y pre-worfiana de ‘esquema conceptual’, aunque esto no supone la adhesión explícita a la propuesta de Quine, sino más bien la incorporación de un término al uso en el vocabulario filosófico de la época.

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Realismo, verdad y significado 2015 RC una función semejante a la que cumplen los paradigmas en ERC. Y es claro, también, que el concepto de esquema conceptual es el antecedente directo del concepto de paradigma. Ahora bien, esto no significa de ningún modo que la diferencia entre uno y otro sea puramente nominal. Al contrario: entre ambos conceptos existen diferencias sustanciales, algunas de las cuales son relevantes en relación a la inconmensurabilidad. Es necesario resaltar que el concepto de esquema conceptual es mucho más acotado que el concepto de paradigma. Aunque uno y otro fueron propuestos por Kuhn con el claro objetivo de ampliar la unidad de análisis típica de la historia y de la filosofía de la ciencia, i.e. la teoría, los esquemas conceptuales tienen menor alcance que los paradigmas. Un esquema conceptual es una especie de “marco estructural” conformado por un núcleo de conceptos fundamentales en el cual pueden encuadrarse diferentes teorías que compartan los conceptos del esquema. Así, el “universo de las dos esferas”, nombre que da Kuhn al esquema conceptual que caracteriza la astronomía desde el siglo IV antes de nuestra era hasta el siglo XVI, abarca prácticamente todos los modelos teóricos del universo surgidos desde Eudoxo hasta Copérnico, pasando por supuesto por Ptolomeo. Si bien la noción de esquema conceptual configura una unidad de análisis más amplia que la noción clásica de teoría, comparte con esta última el, permítannos denominarlo así, sesgo conceptualista. En efecto, el análisis basado en los esquemas conceptuales tiende a reducir las tradiciones astronómicas (sea la ptolemaica, sea la copernicana) a un conjunto de elementos conceptuales o, al menos, otorga el papel central a estos últimos. Tomar el esquema conceptual como unidad de análisis conduce a focalizar en el entramado conceptual del conocimiento científico. “Ante todo -sostiene Kuhn-, la revolución copernicana significa una reforma en los conceptos fundamentales de la astronomía” (Kuhn, 1996: 23-24); un proceso gradual de transformaciones conceptuales que comienza con Copérnico pero que se extiende a lo largo de un siglo y medio abarcando los aportes de Tycho de Brahe, Kepler, Galileo, Hooke, Descartes y Newton entre otros, siendo el resultado de dicho proceso una auténtica “revolución conceptual” de la astronomía. Por el contrario, los paradigmas no están limitados a los entramados conceptuales del conocimiento científico. Estos sólo constituyen uno de los componentes de aquéllos. Recordemos que Kuhn define a los paradigmas en términos de una serie de “logros científicos pasados... que una comunidad científica particular reconoce durante algún tiempo como el fundamento de su práctica ulterior” (Kuhn, 2013: 114). Entre estos logros o componentes del paradigma, Kuhn incluye un elemento que nos resulta sumamente significativo: los ejemplares. Bien podríamos decir que los ejemplares constituyen el tercer concepto central de ERC ausente en RC.8 ¿Qué son, pues, los ejemplares y cuál es su importancia? 8- En el “Epílogo de 1969”, incluido en la segunda edición de ERC, Kuhn afirma que el “paradigma como ejemplo compartido [ejemplares] es el elemento central de lo que ahora considero el aspecto más novedoso y menos comprendido de este libro” (kuhn, 2013: 321).

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Realismo, verdad y significado 2015 Recordemos que para Kuhn la tarea distintiva de la práctica científica durante los períodos de ciencia normal es la resolución de problemas o rompecabezas. Los ejemplares no son otra cosa que “soluciones de problemas concretos” (Kuhn, 2013: 366). Como advierte Kuhn, la enseñanza de cualquier ciencia no está basada en el aprendizaje de teorías, leyes, conceptos o reglas metodológicas sino, más bien, en la resolución de problemas. Por supuesto, todo estudiante aprende cuáles son las leyes y los elementos conceptuales principales de su rama de la ciencia... pero éstos y aquéllas carecen por completo de sentido hasta tanto el futuro científico no aprenda a articularlos mediante la resolución de problemas concretos con la naturaleza. “Si, por ejemplo, –afirma Kuhn– el estudiante de la dinámica newtoniana llega a descubrir alguna vez el significado de términos como ‘fuerza, ‘masa’, ‘espacio’ y ‘tiempo’, no lo hace tanto por las definiciones incompletas... de su texto, cuanto por observar y participar en la aplicación de dichos conceptos a la solución de problemas” (2013: 166). Además, el mero conocimiento nominal de algunas leyes y definiciones conceptuales no habilita al aprendiz a resolver problemas, mientras que a la inversa es perfectamente posible resolver problemas aún cuando se desconozca el significado de las leyes y demás elementos conceptuales. Ahora bien, ¿cómo se aprende, entonces, a resolver problemas? La respuesta de Kuhn es muy clara: mediante los ejemplares, mediante el uso de ejemplos de problemas similares resueltos con anterioridad. En otras palabras, los estudiantes aprenden a utilizar ejemplos de problemas resueltos como modelos para la resolución de nuevos problemas. De aquí que, para Kuhn, los ejemplares tengan un papel cognoscitivo central en la formación científica. Pero esta, permítasenos denominarla así, primacía de los ejemplares sobre los elementos conceptuales del paradigma no es exclusiva de la etapa de aprendizaje de una ciencia. También la labor de los científicos profesionales está guiada por los ejemplares. Son los ejemplares y no “cualquier conjunto de reglas de investigación” o de conceptos, de leyes o de teorías los que indican a los científicos profesionales qué es un problema, cómo atacarlo y cuál es una solución aceptable. “Los científicos –advierte Kuhn– trabajan a partir de modelos adquiridos a través de la educación y de la subsiguiente exposición a la bibliografía” (Kuhn, 2013: 165). Otro interesante elemento o conjunto de elementos que Kuhn incluye como componentes de los paradigmas son los valores. Se trata, por supuesto, de los valores epistémicos típicos: precisión, simplicidad, consistencia, plausibilidad, capacidad explicativa, etcétera. Si bien Kuhn reconoce que ciertos valores (e.g. la simplicidad) pueden ser compartidos por distintas comunidades científicas, y que por tanto pueden aparentar un cierto aire transparadigmático, advierte que mismos valores pueden tener significados diversos o, aún cuando pudieran tener un significado semejante, el modo en que los mismos valores son aplicados puede variar significativamente. En otras palabras, el contenido de los valores epistémicos no está definido de modo unívoco, y tanto su definición como sus condiciones de aplicación varían de un paradigma a otro y dependen del propio paradigma. Dados dos paradigmas rivales, una hipótesis que se considera simple según los criterios de simplicidad del paradigma 1, puede no serlo según los

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Realismo, verdad y significado 2015 criterios de simplicidad del paradigma 2, y viceversa. Así pues, los valores no ofician como instancias externas frente a las que los paradigmas tendrían que comparecer y a partir de la cuales distintos paradigmas podrían ser evaluados y comparados, sino que, por el contrario, son elementos internos constitutivos del paradigma y se definen de forma coherente con los restantes componentes del mismo. De allí la circularidad que Kuhn detecta en los procesos de evaluación teórica (Kuhn, 2013: 232-233). El punto que aquí nos interesa destacar no es tanto el significado de los valores epistémicos sino el hecho de que en RC los valores epistémicos, a diferencia de lo que sucede con los paradigmas, parecen ser externos a los esquemas conceptuales. Cuando en RC Kuhn se pregunta por las razones que pudieron inclinar a “los sucesores de Copérnico” en favor del copernicanismo aún cuando éste no implicara ninguna ventaja relativa a “la precisión y economía” respecto de la astronomía ptolemaica (cf. Kuhn, 1996: 229), no tiene ningún reparo en sugerir que la teoría copernicana de los planetas tenía una mayor capacidad explicativa que la ptolemaica (1996: 230-234) o, incluso, en afirmar la mayor “simplicidad cualitativa” (1996: 230) de aquélla o que “Copérnico explicaba los movimientos de los planetas inferiores de forma más simple y natural que Ptolomeo” (1996: 230). Pareciera ser que para el Kuhn de 1957 los valores epistémicos tienen un significado unívoco y, fundamentalmente, guardan una relación de externalidad respecto a los esquemas conceptuales. En efecto, En RC términos como simplicidad o capacidad explicativa, no designan componentes internos de cada esquema conceptual, sino criterios externos de contenido ciertamente estable. Sólo aceptando este marco de criterios exteriores a los esquemas conceptuales en pugna, es posible afirmar que un esquema conceptual es más simple que otro, o que tiene mayor capacidad explicativa. 3. La relación teórico-observacional de 1957 a 1962

Un aspecto que sorprende a todo aquél que se aproxima a RC luego de haber abordado ERC –¡y no hay quien no siga este camino!–, es el carácter aproblemático que presenta la relación teórico-observacional en el primer libro de Kuhn. Así, a lo largo de RC nos encontramos con afirmaciones como la siguiente: Las observaciones [astronómicas] no son... más que claves para resolver un rompecabezas, del que son tentativas de solución las diversas teorías inventadas por los astrónomos. Tales claves son en cierto sentido objetivas, dadas por la naturaleza; el resultado numérico de este tipo de observaciones depende muy escasamente de la imaginación o de la personalidad del observador... Pero las teorías o esquemas conceptuales derivados de la observación sí dependen de la imaginación del científico; de hecho son subjetivos de cabo a rabo. (Kuhn, 1996: 53)

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Realismo, verdad y significado 2015 Es sumamente curiosa, a la luz de la posición que adoptará Kuhn posteriormente, la afirmación de la independencia de las observaciones respecto a la subjetividad de los científicos y la asimilación de la relación teórico-observacional con la oposición objetivo-subjetivo. También llama poderosamente la atención el carácter “derivado” de los esquemas en oposición al carácter “dado” de las observaciones. Pero lo que aquí nos interesa destacar es que en RC Kuhn piensa la -permítasenos llamarla así- base empírica de la ciencia como exterior y, por tanto, no determinada por los esquemas conceptuales o por los elementos teóricos. Este modo de entender la relación teórico-observacional tiene dos consecuencias fundamentales. En primer lugar, que la base empírica configura un conjunto conceptualmente neutral de observaciones que puede ser compartida por los más diversos esquemas conceptuales: siempre existen -afirma sorprendentemente Kuhn- numerosos esquemas conceptuales concurrentes capaces de ordenar cualquier conjunto definido de observaciones. (Kuhn, 1996: 112)

La diferencia con ERC no puede ser mayor. Recordemos que para el Kuhn de 1962 los paradigmas no sólo “son constitutivos de la ciencia” sino que “también son constitutivos de la naturaleza” (Kuhn, 2013: 255). En el capítulo X de ERC (que justamente lleva el título “Las revoluciones como cambios de la visión del mundo”), Kuhn aclara lo que quiere significar con esa enigmática frase. Al examinar los documentos de la investigación del pasado desde el punto de vista de la historiografía contemporánea, el historiador de la ciencia puede sentir la tentación de proclamar que cuando cambian los paradigmas, el propio mundo cambia con ellos (…) como si la comunidad profesional hubiese sido transportada repentinamente a otro planeta en el que los objetos familiares se viesen bajo una luz diferente, estando además acompañados de otros que no resultan familiares. (Kuhn, 2013: 257)

Por supuesto, se apresura en aclarar Kuhn, nada de esto sucede en realidad. Pero lo que quiere dejar en claro es que “los cambios de paradigma hacen que los científicos vean de un modo distinto el mundo al que se aplica su investigación” (Kuhn, 2013: 257).9 Kuhn descarta que el tipo de cambio de visión que está sugiriendo pueda ser aprehendido en términos de modos diferentes de interpretar las mismas observaciones, “las cuales [estarían] fijadas de una vez 9- Es en verdad notable que para ilustrar esta cuestión Kuhn utilice el ejemplo de la revolución copernicana: “La propia facilidad y rapidez con la que los astrónomos vieron nuevas cosas al mirar los viejos objetos con los viejos instrumentos puede inducirnos a decir que, después de Copérnico, los astrónomos vivían en un mundo distinto” (Kuhn, 2013: 220).

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Realismo, verdad y significado 2015 por todas por la naturaleza del medio y del aparato perceptivo” (2013: 269-270). La transformación ocurrida luego de un cambio de paradigma “no es plenamente reductible a una reinterpretación de datos aislados y estables” (2013: 271): científicos pertenecientes a paradigmas distintos “ven cosas distintas cuando miran desde el mismo lugar en la misma dirección” (2013: 311). La justificación que da Kuhn para sostener la afirmación de un cambio de visión se basa en la distinción que hace entre “percibir” y “ver”: aun cuando dos sujetos puedan recibir los mismos estímulos visuales puede ocurrir que, tal como ha mostrado con diversos y conocidos experimentos la Psicología de la Gestalt, “vean” cosas diferentes. Lo que vemos es el estímulo procesado por el cerebro y, de acuerdo con Kuhn, el modo en que se realiza ese procesamiento varía de un paradigma a otro. ¡Hasta ese punto impacta la adhesión a un paradigma! Independientemente del juicio que podamos hacer acerca de estas afirmaciones, lo que aquí quisiéramos destacar es que el cambio que realiza Kuhn en torno al modo de concebir la relación teórico-observacional tiene dos consecuencias fundamentales. En primer lugar, que los paradigmas intervienen y determinan en el modo en que los científicos experimentan el mundo empírico: “Lo que antes de una revolución eran patos en el mundo científico, son conejos después de ella” (2013: 257). Por otra parte, que no es pensable la existencia de un conjunto neutral de observaciones o de una base empírica común que pueda ser compartida por diferentes paradigmas. Este giro relativo a la relación teórico-observacional y la incorporación de los ejemplares y de los valores epistémicos a los componentes de los paradigmas, que analizamos en el apartado anterior, marcan una auténtica ruptura conceptual en el pensamiento de Kuhn que, por supuesto, tiene consecuencias en lo que respecta al concepto de inconmensurabilidad. Antes de referirnos a estas problemáticas, abordaremos una última cuestión. 4. Alta fidelidad: el problema de la verdad de 1957 a 1962

Otra divergencia significativa entre RC y ERC está asociada al problema de la verdad. Tanto en ERC como en un trabajo simultáneo10, Kuhn resalta el carácter dogmático de la ciencia normal, señalando que uno de los elementos que asegura el éxito de una tradición normal de investigación es el modo incondicional y acrítico con que los científicos adoptan un paradigma. Esta formulación es central en su pensamiento. En efecto, la asunción dogmática de un paradigma es condición para el progreso de la ciencia y para el despliegue de la mecánica de resolución de problemas característica del trabajo normal: una vez que la recepción de un paradigma ha liberado a la comunidad científica de la necesidad de reexaminar

10- Nos referimos a “The function of dogma in scientific research” (Kuhn, 1963), trabajo publicado en 1963 sobre una ponencia presentada por Kuhn en Oxford en 1961.

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Realismo, verdad y significado 2015 constantemente sus primeros principios, los miembros de dicha comunidad pueden concentrarse exclusivamente en los fenómenos más sutiles y esotéricos de los fenómenos que le interesan. Inevitablemente esto aumenta la efectividad y la eficiencia con las que el grupo como un todo resuelve los nuevos problemas. (Kuhn, 2013: 330)

Según entiende Kuhn, la asunción acrítica de los paradigmas y la certeza de que existe una solución aún no encontrada para los problemas que estos señalan, es una condición necesaria para que generación tras generación los miembros de la comunidad científica inviertan enormes cantidades de tiempo y energía en trabajar con los problemas aún no resueltos de su disciplina. Si no fuera así, si la comunidad científica no tuviera una confianza incondicional en el éxito futuro de un paradigma, resultaría imposible alcanzar el grado de esfuerzo y profundidad que exige la investigación normal. En estos términos, la actitud dogmática de la comunidad científica y la asunción de la verdad incondicional de los paradigmas no sólo no es un acto de irracionalidad, sino que resulta un aspecto constitutivo del trabajo científico. Es claro que para Kuhn no hay ningún tipo de respaldo lógico o empírico para asumir que un paradigma es verdadero más allá de toda duda, ya que la adopción de un paradigma ni siquiera remite a un proceso de evaluación entre alternativas llevado a cabo por los investigadores individuales. Por el contrario, el científico individual ingresa a la disciplina a partir del paradigma, aprende los problemas disciplinares en los términos en que el paradigma los define y difícilmente pueda siquiera concebir las condiciones en que el paradigma resultaría falso: “En la medida en que está dedicado a la ciencia normal, el investigador es una persona que resuelve rompecabezas, y no alguien que se dedica a contrastar paradigmas” (Kuhn, 2013: 303). La idea de que los científicos desarrollan una fidelidad incondicional hacia sus marcos conceptuales también está presente en RC, pero ambientada en un contexto filosófico muy diferente. En RC la confianza de los científicos en la verdad de sus esquemas conceptuales es señalada como una actitud problemática que no resulta del todo justificada en la medida en que no es posible establecer de forma concluyente la verdad de un esquema conceptual:

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El hecho de que el científico utilice tal o cual esquema conceptual en sus explicaciones -afirma Kuhn- es un índice de hasta qué punto confía en él, es una muestra de su convicción de que el modelo que emplea es el único válido. Tal tipo de adhesión o creencia es siempre temeraria, ya que ni la economía ni la satisfacción que pueda producir el orden cosmológico pueden garantizar en modo alguno la verdad, sea cual sea el sentido asignado a dicho término. La historia de la ciencia está llena de ejemplos de esquemas conceptuales en los que se ha creído

Realismo, verdad y significado 2015 de forma fervorosa hasta que fueron reemplazados por otras teorías incompatibles con ellos. (Kuhn, 1996: 69)

¿Cómo es que una actitud injustificada y temeraria se convierte en un rasgo esencial de la ciencia? Es la diferencia en el marco filosófico de las dos obras de Kuhn lo que genera las diferencias de valoración respecto de la fidelidad científica. En RC Kuhn razona que una vez que no puede establecerse concluyentemente la verdad de un esquema conceptual, entonces no está justificada -es temeraria- la actitud de los científicos que asumen sus esquemas como verdaderos. Un argumento de esta clase sólo puede sostenerse asumiendo al menos dos supuestos. En primer lugar, que es posible un tipo de verdad exterior a la estructura de cada esquema conceptual, y que la verdad no es, por tanto, una variable que se define en la estructura interna de cada esquema. Por otra parte, que es posible hablar con sentido de esquemas conceptuales verdaderos o falsos o de esquemas más o menos próximos a la verdad. Ambos supuestos son abandonados en ERC. Este tren de pensamiento dará lugar a un tipo particular de falibilismo, que muestra cómo por 1957 Kuhn utiliza el concepto de verdad como una herramienta legítima para entender el desarrollo de la ciencia: “es altamente improbable que las teorías científicas actualmente aceptadas y que tan importante lugar ocupan dentro de nuestra vida cotidiana, se nos revelen como definitivas” (Kuhn, 1996: 26). Es justamente esta noción no explícita de verdad que Kuhn maneja en RC, la que lo que lo lleva a tomar como controversial la confianza de los científicos en sus esquemas conceptuales, y a entender la adhesión a un esquema conceptual como un juego de riesgo con consecuencias que ni siquiera serán formulables en el lenguaje de ERC: el científico debe pagar un precio por su adhesión a una alternativa en particular: la posibilidad de equivocarse. Una sola observación incompatible con su teoría demuestra que ha venido usando una teoría falsa desde el primer momento. En tal caso, debe abandonar su esquema conceptual y reemplazarlo por otro. (Kuhn, 1996: 112).

Pasajes como este muestran que en 1957 Kuhn trabajaba asentado en la asunción tanto de una base observacional como de una noción de verdad externas a los esquemas conceptuales que son objeto del cambio teórico. Por el contrario, en ERC los criterios para definir la verdad de una hipótesis u otra afirmación científica son de carácter intraparadigmático. Kuhn se opone a cualquier concepto de verdad extraparadigmático. Así pues, en el contexto teórico de ERC carece de sentido afirmar la verdad de un paradigma frente a la falsedad de otro o la posibilidad de que un paradigma sea más aproximado a la verdad que otro. Kuhn sintetiza estas consideraciones con su conocida declaración relativa a

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Realismo, verdad y significado 2015 la inutilidad del concepto de verdad en la comprensión de la empresa científica: “hemos de abandonar la idea implícita o explícita que los cambios de paradigma llevan a los científicos y a quienes de ellos aprenden cada vez más cerca de la verdad” (Kuhn, 2013: 340). Tanto en RC como en ERC, Kuhn sostiene que no es posible establecer la verdad de un marco teórico y que, a pesar de ello, los científicos tienden a asumir sus marcos teóricos como verdaderos más allá de toda duda. Sin embargo, estas dos coincidencias diagnósticas al ser procesadas con herramientas filosóficas diferentes generan divergencias sustanciales. Sinteticémoslas en el siguiente esquema: RC

(1) Los científicos confían incondicionalmente en sus esquemas conceptuales y los asumen como verdaderos.

(2) Ello es problemático ya que no se puede establecer de modo concluyente la verdad de un esquema conceptual.

(3) La cuestión de la verdad de un esquema conceptual está

estrechamente vinculada al status de las creencias de quienes trabajan con dicho esquema.

ERC:

(1) Los científicos confían incondicionalmente en sus paradigmas y los asumen como verdaderos.

(2) Ello no es problemático en cuanto el concepto de verdad no es relevante para la caracterización del funcionamiento paradigmático.

(3) La cuestión de la verdad de un paradigma es independiente del status de las creencias de quienes trabajan dentro del paradigma.

El carácter problemático de la premisa (2) de RC, puede verse en el hecho de que en 1957 Kuhn aún está situado en una matriz filosófica para la cual es cuestionable que la comunidad científica asuma una teoría como verdadera si no hay garantías para establecer su verdad de forma concluyente. Bajo este marco aún es relevante la pregunta de si las creencias de los científicos son verdaderas, así como es posible afirmar que la física de Newton es más verosímil o está más ajustada a la naturaleza que la física de Aristóteles. En ERC, por el contrario, la pregunta por la verdad de los paradigmas queda disociada del proceso de adopción de los paradigmas y de las razones que llevan a los científicos a aceptarlos. En definitiva, en el marco del enfoque de ERC, la confianza incondicional en un paradigma y su asunción como verdad, resulta una característica estructural de la ciencia y al mismo tiempo un asunto independiente del establecimiento efectivo de su verdad más allá de la comunidad que lo defiende. Y esto justamente porque -como es sabido- en ERC la noción de verdad no tiene 98

Realismo, verdad y significado 2015 la suficiente relevancia como para articular una noción de verdad paradigmática más allá de las creencias de cada comunidad científica. Así las cosas, el que las comunidades asuman sus paradigmas como incondicionalmente verdaderos es materia prima para comprender el funcionamiento de los paradigmas y de las comunidades que los adoptan, mas no dice nada acerca del concepto de verdad ni de los problemas que tradicionalmente la filosofía ha aglutinado a su alrededor. Es más, Kuhn se niega a usar la noción de verdad justamente para resaltar el hecho de que un paradigma solamente es verdadero para una comunidad, y que parte esencial de la empresa científica consiste en que cada comunidad asuma sus paradigmas como verdaderos sin discusión. Por el contrario, en RC hay una distinción clara entre la verdad efectiva de un esquema conceptual y las creencias que la comunidad tiene hacia él, lo que permite a Kuhn hacer afirmaciones como se tomó como verdadero un esquema conceptual que resultó ser falso, en términos que resultan imposibles de formular bajo el aparato conceptual de ERC. 5. Conclusiones

Al comienzo de este trabajo sugerimos que la ausencia del concepto de inconmensurabilidad en RC no puede ser interpretada en términos de un mero “desajuste temporal” y formulamos la hipótesis de que RC y ERC presentan profundas incompatibilidades conceptuales que hacen imposible conciliar la noción de inconmensurabilidad tal como Kuhn la presenta en ERC con el análisis histórico que desarrolla en RC. En otras palabras, arriesgamos que el aparato conceptual desplegado por Kuhn para analizar el pasaje de la astronomía ptolemaica a la astronomía copernicana bloquea la posibilidad de emergencia de la tesis de la inconmensurabilidad. A lo largo de los apartados II y III, identificamos algunas diferencias conceptuales entre RC y ERC. Vimos que en ERC Kuhn, vía su noción de ejemplares, incorpora al análisis historiográfico la práctica científica rompiendo así el sesgo conceptualista de RC. Vimos, también, cómo de RC a ERC varía la concepción de Kuhn respecto de los valores epistémicos: mientras que en RC términos como simplicidad o capacidad explicativa designan criterios externos de contenido ciertamente estable, en ERC el significado y los criterios de aplicación de los valores epistémicos no son ni unívocos ni estables sino que varían de una tradición científica a otra. Por otra parte, nos referimos al modo, permítannos decirlo así, antagónico en que Kuhn concibe la relación teórico-observacional en uno y otro escrito: en el pasaje de RC a ERC deja de ser siquiera pensable la existencia de una base empírica neutral común a diferentes tradiciones científicas. Y por último abordamos el tratamiento diferencial que da Kuhn al problema de la relación ciencia-verdad en el 57’ y el 62’. Más exactamente, mostramos cómo Kuhn abandona la noción de verdad (y, por tanto, de falsedad) en tanto deja de considerarla una categoría relevante para analizar el desarrollo de la ciencia.

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Realismo, verdad y significado 2015 Entonces, ¿de qué modo las incompatibilidades conceptuales entre RC y ERC aquí identificadas bloquean o, por el contrario, hacen posible la emergencia de la tesis de inconmensurabilidad tal como Kuhn lo presenta en 1962? Tomemos en primer lugar los valores epistémicos y recordemos que uno de los significados o, en todo caso, uno de los niveles de la inconmensurabilidad está asociado a la imposibilidad de determinar la superioridad de un paradigma o de una tradición normal de investigación por sobre otra. Para Kuhn no existe un “procedimiento de decisión sistemático” o un “algoritmo neutral” que permita a una comunidad científica determinar objetivamente la superioridad de una tradición de investigación por sobre otra. Puesto en los términos algo diferentes de la década de los 80’, no existe un “lenguaje común” a dos tradiciones científicas diferentes que permita evaluarlas de modo imparcial (cf. Kuhn, 2002: 49-50). Ahora bien, al concebir los valores epistémicos como externos a los esquemas conceptuales, el aparato conceptual que despliega Kuhn en RC provee justamente de un lenguaje o, más exactamente, de un metalenguaje común a partir del cual se hace posible comparar y evaluar las distintas tradiciones de investigación científica normal. Los términos de este lenguaje son, por supuesto, simplicidad, capacidad explicativa, precisión, entre otros, cuyos significados no sólo son estables sino que también, de acuerdo a la posición filosófica que adopta Kuhn en RC, parecen ser compartidos por miembros de comunidades científicas diferentes. De tal modo, uno de los aspectos centrales de la tesis de inconmensurabilidad aparece completamente bloqueado en RC. La inclusión de los valores epistémicos como uno de los componentes de los paradigmas, no es, por tanto, un mero agregado que amplía la unidad de análisis sino que constituye un cambio sustancial en la perspectiva filosófica de Kuhn. La cuestión del lenguaje común nos permite ver, también, cómo el modo en que Kuhn piensa la relación teórico-observacional en RC es incompatible con e inhibe la emergencia de la tesis de inconmensurabilidad. Una vez más, cuando en RC Kuhn afirma que distintos esquemas conceptuales pueden compartir “un conjunto definido de observaciones”, está sugiriendo que es posible pensar en un lenguaje común o, mejor dicho, en un lenguaje observacional común por medio del cual distintas tradiciones de investigación hagan referencia a un conjunto común y compartido de observaciones. Si tal lenguaje fuera factible, sería perfectamente posible establecer una comunicación fluida entre distintos entramados conceptuales. Además, también se haría posible la formulación de criterios de evaluación de perfil observacional conceptualmente imparciales, como por ejemplo la adecuación empírica o el contenido empírico, que permitirían comparar las distintas tradiciones de investigación entre sí y evaluarlas imparcialmente. Por lo tanto, la posición filosófica que sostiene Kuhn en RC con respecto a la relación teórico-observacional tiene como consecuencia la comunicabilidad fluida, la comparabilidad y la mensurabilidad de las distintas tradiciones de investigación científica. Cuando en el capítulo X de ERC Kuhn insista en que un cambio de paradigma implica un cambio en la “visión del mundo” y niegue la posibilidad de existencia de una base empírica neutral

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Realismo, verdad y significado 2015 compartida por distintas tradiciones científicas o de cualquier tipo de lenguaje observacional extraparadigmático, estará apuntando directamente contra los principios filosóficos que había sostenido pocos años atrás. Asimismo, estará fortaleciendo y radicalizando la noción de inconmensurabilidad introducida en el capítulo anterior.11 Tomemos, ahora, el problema de la práctica científica. Mencionamos que al introducir en la perspectiva filosófica de ERC el análisis de los modos de practicar la ciencia, Kuhn rompía con sesgo conceptualista de RC. Basta con mencionar que uno de los niveles de la inconmensurabilidad hace referencia a la inconmensurabilidad de las prácticas científicas, i.e. al modo de definir qué es un problema y al modo de resolverlo, para comprender la importancia de la práctica con relación a la emergencia de la tesis de la inconmensurabilidad. Pero la incorporación de las prácticas es importante, además, por otro motivo. Podría suceder que aunque no fuera posible identificar inconmensurabilidades entre los entramados conceptuales de dos tradiciones diferentes de investigación normal, sí podrían reconocerse elementos de inconmensurabilidad en el ámbito de la práctica científica. Por tanto, una perspectiva limitada al análisis puramente conceptual tornaría invisible este tipo de inconmensurabilidad. Irónicamente, este es el caso de la revolución copernicana. Entre la astronomía ptolemaica y la copernicana no hay en sentido estricto inconmensurabilidades relativas a los elementos conceptuales, la única inconmensurabilidad registrable está asociada al ámbito de la práctica, al modo de resolver problemas y al tipo de soluciones aceptables como legítimas.12 Por lo tanto, dada la naturaleza del caso estudiado era imposible que bajo el sesgo conceptualista de RC emergiera alguna idea rudimentaria de inconmensurabilidad. Este recorrido comparativo que hemos efectuado muestra que durante la década de los 50’s, varios rasgos fundamentales de la perspectiva filosófica que volverá célebre a Kuhn, están ausentes de su pensamiento. Esto en cuanto las principales categorías teóricas e inquietudes históricas que guían el análisis kuhniano de la revolución copernicana, están afincadas en una concepción tradicional de la ciencia, la que justamente será puesta en tela de juicio en ERC. A pesar de que el mismo Kuhn ha dicho que inquietudes fundamentales que elabora en 1962 pueden rastrearse hasta finales de la década de los 40’s (Kuhn, 2013: 89), un análisis detenido de la evolución de su pensamiento muestra un nivel de discontinuidad y reformulación bastante más alto del que se suele conceder a su obra temprana. 11- En sentido estricto, Kuhn introduce la noción de inconmensurabilidad en el capítulo I de ERC. Allí, haciendo referencia a la convivencia de diversas escuelas en las primeras etapas del desarrollo de una rama particular de la ciencia, afirma enigmáticamente que lo “que diferenciaba a esas escuelas no era este o aquel fallo del método... sino lo que daremos en llamar sus modos inconmensurables de ver el mundo y de practicar la ciencia” (Kuhn, 2013: 107). 12- Para un análisis de los cambios implicados en el pasaje de la astronomía ptolemaica a la copernicana y de los límites de la perspectiva de Kuhn ver Pelegrin (2014).

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