Historia del Himno Nacional de México

September 15, 2017 | Autor: E. Moreno Kegel | Categoría: Historia de México, Himno Nacional Mexicano Completo
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Descripción

HISTORIA DEL HIMNO NACIONAL MEXICANO
Enrique Moreno Kegel
Una vez consumada la independencia, nace la necesidad de tener un canto patriótico, un himno que integrara a la sociedad, un canto que uniera al pueblo entorno a la nueva nación y con esto, nació la disputa entre quienes alababan a Iturbide y quienes a Hidalgo. Ese problema se traducía a otro sobre la fecha a celebrar, si 16 de septiembre (1810) o 27 de septiembre (1821).

De esta manera comenzaron a componerse loas, poemas y cantos a la patria, el primero de que se tiene registro data de 1821 es un Himno al Heroísmo, escrito por Don Antonio María de Mier: "Tu luz retira, ¡oh Febo! No hace falta aquí, no; Do Iturbide aparece, la noche feneció".

Cuando se proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 por el verdadero padre de la independencia, y no por decreto, sino por razones históricas de orden científico: Agustín de Iturbide, inspirado en el Plan de Iguala, compuso una marcha durante el sitio de Querétaro, que empezaba así:


CORO
Somos independientes,
Viva la Libertad,
Viva América libre,
Y viva la Igualdad,
Viva América libre,
Y viva la Igualdad.

ESTROFA
Tres siglos oprimidos,
Tres siglos de rigor,
Los tres de despotismo.
¿Habrá maldad mayor?
Los tres de despotismo.
¿Habrá maldad mayor
En 1822, José María Garmendia escribió un tema patriótico que empezaba así:
"A las armas, valientes indianos;
a las armas corred con valor;
el partido seguid de Iturbide;
seamos libres y no haya opresión".

Sin embargo, ni Torrescano ni Garmendia, consiguen que sus marchas guerreras se adentren en el alma popular como himnos nacionales, sin embargo se reconoce en ellos las primeras ideas y la necesidad de que México tenga su propio himno, un canto patriótico que idenfique y sobre todo una a los mexicanos en torno una misma causa.

Luego el poeta cubano José María Heredia compone, con música de Ernst Wezel, un "Himno de Guerra", que es durísimo contra España: "Vana contemple su infame perfidia el degradado avariento español y devorado su pecho de envidia felices mire a los hijos del sol".

También Guillermo Prieto compuso, en 1839, un himno contra la invasión francesa, la "guerra de los pasteles". Es particularmente sangriento: "Mejicanos, tomad el acero, ya rimbomba en la playa el cañón, odio eterno al francés altanero y vengarse a morir con honor" Nótese cómo en la primera estrofa del himno de Prieto ya aparecen el acero (la espada) y el cañón. Luego se pone gore: "…¿Dónde está, donde está el insolente? Mejicanos su sangre bebed, i romped del francés las entrañas do la infamia cobarde se abriga".
Después siguieron en la búsqueda de un canto patriótico que gustara a todos por igual Francisco Manuel Sánchez de Tagle y Mariano Elízaga, quienes compusieron otro himno que empezaba de esta manera:

"Loor eterno a los nobles caudillos
que en Dolores supieron tronchar
de tres siglos fatales cadenas
y a la patria de oprobio librar."

"Nuestros nietos ya libres, sentados
Con la paz y abundancia en su hogar
Al cantar vuestros hechos heroicos,
Llanto tierno os sabrán tributar".




En 1849 llegó a México el afamado pianista Henri Herz y la prensa liberal pedía poner letra a la música que Herz compondría. En lo que llegaban las letras, Herz compuso una marcha militar, que se estrenó en el Teatro Vergara, profusamente iluminado con lámparas de gas.

Ya que tuvo letra, el Himno de Herz resultó un sonoro fracaso. La música no quedaba bien acomodada a los versos.

Ese mismo año aparece otra composición, con letra el cubano Juan Miguel de Lozada y música de Carlos Bosha: "No más guerra ni sangre ni luto".



Más tarde, José María Heredia y Heredia, el cubano que fue director del Instituto Científico y Literario del Estado de México y diputado por la misma entidad, también intentó, como poeta, escribir un himno, cuya composición no tuvo éxito. Siguió Francisco de Paula Martínez, que le puso música a la composición de Andrés David Bradburn, que se cantó en el Teatro Nacional en noviembre de 1849:

CORO
Truenen, truenen el cañón, que el acero
en las olas de sangre se tiña.
Al combate volemos; que ciña
Nuestras sienes laurel inmortal.
Nada importa morir si, con gloria,
Una bala enemiga nos hiere;
Que es inmenso placer, al que muere
Ver su enseña triunfante ondear.
ESTROFA
Llora un pueblo infeliz su existencia
Humillada hasta el polvo la frente;
Grande, un trono, le oprime potente;
Nada es suyo, ni templo ni hogar.
Mas se eleva grandioso, un acento,
Que en el monte y el valle retumba,
Y aquel trono opresor se derrumba,
Todo el pueblo. Soy libre, al clamar.
(CORO)
ESTROFA SEGUNDA
Se remonta a las nubes el Águila,
Vencedor, tremolando su emblema,
Y destroza, al volar, la diadema
Que intenta su vuelo abatir.
Muestra el nombre de México al mundo,
Tricolor, la bandera flotante;
Y su pueblo de gloria radiante,
Ha jurado guardarla o morir.
(CORO)
ESTROFA TERCERA
Si su brillo, un instante empañara,
De veneno, mortífero aliento;
Si un eterno y terrible tormento,
Imprimiera, en el rostro, el dolor;
Con la sangre borremos la afrenta;
Tal vez se halle el combate cercano.
¡Claro, brille el pendón mexicano,
o sucumba con gloria y honor!
Antonio Barilli presento una composición el 8 de septiembre de 1850, la cual paso inadvertida. No obstante el rechazo, en el cumpleaños del presidente don Mariano Arista estreno en su honor otro himno, que tampoco tuvo aceptación.
Max Maretzek, en 1851, creo una obra musical con el mismo fin, pero causo poco impacto entre la población.
En 1853, don Inocencio Pellegrini estreno un "Canto Nacional", en el Gran Teatro, la noche del 22 de abril de 1853, sin que el publico se conmoviera.
El 18 de diciembre de 1853, el compositor de apellido Infante creó una composición patriótica dedicada totalmente al general Santa Anna, la cual fue una decepción.
Himno Patriótico
Cantado por la compañía dramática del teatro de San Carlos de esta Capital, la noche del 13 de Junio de 1854 en honor de S.A.S. el ilustre general presidente.
Letra del Sr. Coronel del batallón 15º. De línea D. Luis Gutiérrez: música del profesor D. Jacinto Cuevas.


Finalmente, el 12 de noviembre del año 1853, el Gobierno de la República, a través del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio; cuya titularidad ocupaba Joaquín Velásquez de León, convocó a un concurso dividido en dos partes consecutivas, la primera se refería a un certamen literario para seleccionar el texto de la letra para un Himno Nacional, y la segunda relativa a la musicalización, presentándose 25 concursantes, dándose a conocer, el día 5 de febrero de 1854, que el ganador era el Señor Francisco González Bocanegra, que entonces tenía 30 años, era oficial archivista en la Administración de Caminos y Peajes del Ministerio de Fomento.

24 POETAS CONCURSARON PARA ESCRIBIR LA LETRA
De los 24 que concursaron se conocen los nombres de José María Esteva, Félix Romero, José María Monroy, Félix María Escalante, Francisco Granados Maldonado, José María Rivera, Francisco Villalobos y, por supuesto, Francisco González Bocanegra. Formaron el jurado calificador: José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado. El 15 de febrero de 1854 se resolvió que la composición de mayor trascendencia era la del vate Francisco González Bocanegra.


Posteriormente se llevó a cabo el certamen para musicalizar el poema, demorándose su resultado por causas diversas hasta el 12 de agosto de ese mismo año, el jurado se pronunció por el trabajo número 10, que tenía el lema "Dios y libertad" y las iniciales J.N. De esta forma, resultó premiado Jaime Nunó Roca, natural de San Juan de las Abadesas, Gerona, España, que prestaba sus servicios como inspector de las bandas de música militares en la ciudad de México.
Concursaron para obtener la música varios compositores, entre los que destacaron: Bottesini, Juan Manuel Cambeses, Joaquín Luna, Román Canchola, Manuel Cataño, Angel Mier y Rul, José María Pérez de León, M. Luzurriaga, Manuel Villagómez, José de la Luz, Luis Barragán y el ganador Jaime Nunó Roca.
El estreno, en el Teatro Santa Anna -más tarde conocido como Teatro Nacional- fue en mayo de 1854, con música del contrabajista Giovanni Bottessini, que había ganado el concurso. No gustó. Tal fue el fiasco, que se hizo otro concurso para la música, que ganó el director de orquesta español Jaime Nunó con el epígrafe "Dios y libertad"

La nueva versión se estrenó el 15 de septiembre. Otra vez doña Dolores Tosta se declaró indispuesta. Pero en esta ocasión fue un éxito de público y de crítica.

La letra, clamor de paz y unidad de una nación desgarrada por las luchas intestinas, pero rechazo directo a la intervención extranjera. Entre 1821 y 1854: el país había pasado una regencia, un emperador, un triunvirato, 42 presidentes y un dictador, y sufrido la pérdida de la mitad del territorio.



El himno es entonado por los liberales y el pueblo tras la victoria en la Batalla de Puebla. Durante el Segundo Imperio se reconoció como canto nacional el Himno González Bocanegra- Nunó Por ejemplo, se ejecutó en el Teatro Principal el 16 de septiembre de 1866 "por disposición de S.M. El Emperador"… luego hubo zarzuela

En 1901, durante la Exposición Panamericana celebrada en Búfalo, una comisión de músicos mexicanos se encontró fortuitamente con Nunó. Su hallazgo revivió la figura del músico.

Don Porfirio invitó al autor de la música del himno a pasar unos días en México. Le hicieron homenajes. Se tocó el himno, la orquesta dirigida por Nunó, en el Teatro Abreu. Fue una velada emocionante. El presidente Díaz aprovechó la visita de Nunó para pagarle los dos mil pesos de premio por ganar el concurso. Santa Anna nunca lo hizo.

Jaime Nunó volvió a nuestro país en 1904 para participar en la conmemoración del Cincuentenario del Himno Nacional, dirigiendo la orquesta en la Plaza de la Constitución el 15 de septiembre.

Nunó murió en 1908 y en 1942 sus restos fueron traídos a México para que reposaran, junto con los de Bocanegra, en San Fernando.

Por cierto, no fue hasta 1942 que se pagó a los deudos de González Bocanegra su premio.

Sin embargo, el Himno Nacional que se canta, es decir, las estrofas, se definió durante el gobierno del general Manuel Ávila Camacho. Por decreto del 20 de octubre de 1942, publicado el 4 de mayo del año siguiente, se declaró como oficial el editado por la Secretaría de Educación Pública, que comprende cuatro de las diez estrofas, intercaladas en ellas cinco veces el coro.

Las estrofas que se incluyen son la I, V, VI y X. En esa disposición se dice que "queda estrictamente prohibido alterar, corregir o modificar la letra o música del Himno Nacional".

Es sólo hasta ese año que el Himno Nacional se convierte en oficial. Se modifica y se cambia de 6 de 10 estrofas para finalmente quedar en su versión original como lo conocemos en 1984.



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