HISTORIA DE UNA SUBASTA O LA SUBASTA DE NUESTRA HISTORIA

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HISTORIA DE UNA SUBASTA O LA SUBASTA DE NUESTRA HISTORIA Victor Falcón Huayta [email protected] Mónica Suárez Ubillús [email protected] La mañana del 2 de mayo muchos peruanos nos enteramos de un nuevo remate de patrimonio nacional en el mercado norteamericano a través del sitio web de RPP Noticias (www.rpp.com.pe/portada/entretenimiento/75922_1.php). Aunque estos hechos llaman la atención no alcanzan a despertar un “interés nacional” considerable. La prueba es que la noticia se “colgó” en la sección “entretenimiento” del noticiero. Aunque, valgan verdades, RPP fue el único medio que siguió el caso con mayor amplitud. Los objetos arqueológicos peruanos (35 piezas) correspondían a las culturas Cupisnique, Chavín, Paracas, Nasca, Huari, Chimú, Moche e Inka. Fueron pulcramente presentados en el sitio web de la casa de subastas Christie’s (www.christies.com/LotFinder/lfsearch/SearchResults.aspx?intSaleID=21464) y estaban estimados en un precio base de US $ 350,000 dólares. Revisando el “muestrario” de “arte precolombino” reparamos en una extraña y rara pieza en la que inmediatamente identificamos el tema de nuestra reciente intervención en el VII Simposio Internacional de Arte Rupestre realizado en diciembre de 2006 en Arica (Chile), vale decir, el felino en el contexto de la complejas culturas tempranas del segundo milenio antes de Cristo. Tal vez por eso iniciamos un reclamo concreto aunque infructuoso que decidimos dar a conocer como una experiencia que sirva para implementar mecanismos que defiendan nuestros intereses en el exterior de manera más eficaz. Luego de comunicarnos con algunos colegas presentamos un documento al Instituto Nacional de Cultura para informarle detalladamente sobre el suceso. Nuestro expediente constaba de una carta dirigida a la Directora del INC, imágenes de 21 piezas puestas en remate con sus respectivas descripciones tomadas del catalogo virtual de Christie’s, una ficha de tres páginas denominada “Reporte de atentados contra bienes del patrimonio cultural de la Nación” (formato descargado de la página web del INC) y detallamos la importancia de la pequeña vasija de piedra de estilo Cupisnique que había llamado nuestro interés científico. Presentamos, asimismo, la base legal que sustenta la defensa y protección del patrimonio arqueológico peruano. La documentación completa fue ingresada por mesa de partes del INC el 9 mayo de 2007 (Exp. Nº 07726). Se nos comunicó entonces que recibiríamos contestación a las direcciones consignadas en el expediente. Hasta ahora no recibimos respuesta. No dejamos las cosas allí, decidimos ingresar a las instalaciones del INC y solicitar verbalmente –en la instancia técnica respectiva– la pronta atención al expediente debido al corto tiempo que nos separaba del remate, fijado para el 23 de mayo. No pudimos entrevistarnos con el Director de Arqueología pues se encontraba de comisión. Acudimos entonces a la Oficina de Recuperaciones de la Dirección de Defensa del Patrimonio Histórico donde una arqueóloga y un asistente gestionaban, asimismo, la recuperación de piezas peruanas puestas en venta por la casa de remates Sotheby’s.

Ahora les presentábamos este nuevo caso y los colegas nos explicaron que de acuerdo al Memorandum de Entendimiento firmado entre Perú y Estados Unidos en 1997 se imponen restricciones para la importación de objetos arqueológicos precolombinos a partir de ese año, quedando sin protección los que se sacaron del país antes. Entonces, si deseábamos recuperar el lote peruano de Christie’s debíamos sustentar que se trataba de piezas sacadas clandestinamente luego de 1997. Pero eso no era todo, se necesitaba probar dicha sustracción ilegal mediante documentos tales como informes o ediciones –posteriores a 1997– donde dichas piezas subastadas o muy similares se encuentren publicadas. Dichas referencias debían hallarse para cada una de las 35 piezas del lote, lo cual por supuesto sólo se logra con una investigación ad hoc consultando bibliotecas y bancos de datos especializados. Además, se debía preparar una ficha técnica para cada pieza desarrollando una descripción, contextualización arqueológica y fuente bibliográfica donde se publicaba la pieza. De modo entendible, nuestros colegas estaban concentrados en el expediente que preparaban para frustrar la subasta de Sotheby’s que, dicho sea de paso, finalmente remató las piezas peruanas el 17 de mayo. Y es que no sólo son escasas las investigaciones arqueológicas sino que, de darse, muchas veces no llegan a concretarse en publicaciones bien ilustradas. Lamentablemente, para el caso de la vasija Cupisnique por ser una pieza única –y porque obviamente es producto del huaqueo y fue sacada ilegalmente del país– era imposible conseguir los datos especificados líneas arriba. El resto de la historia la seguimos desde los informativos virtuales. El 15 de mayo la denuncia aparece en un importante diario de circulación nacional (http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-0512/ImEcLima0721334.html). El 17 de mayo se ponen en exhibición las piezas de la subasta en el local de Christie’s. Ese mismo día apareció publicada una entrevista a la Directora del INC Cecilia Bákula en el diario El Comercio, en donde se expresa que Christie’s ofreció al gobierno peruano retirar de la venta la pieza Cupisnique mas no a las otras 34, “Es un ofrecimiento, no seguro. ¿Por qué esta pieza y no otras? Porque esta es muy reconocida y rarísima. Su subasta sería muy comentada”, explicó Bákula (www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-0517/ImEcLima0723841.html). El 18 de mayo una noticia de la agencia peruana de noticias ANDINA afirmaba que el Perú podría recuperar otras dos piezas arqueológicas del remate de Christie’s (www.andina.com.pe/NoticiaDetalle.aspx?id=126491). Ese mismo día Sara Fox relacionista pública de Christie’s responde a una nota virtual sobre el reclamo peruano del siguiente modo: “We have received no information from the Peruvian government or from any other sources which would lead us to believe that any of these lots were stolen or improperly exported out of Peru.” (http://perunews.wordpress.com/2007/05/12/christies-to-auction-grave-robbedartefacts). El 23 mayo de 2007, tal como estaba anunciado se llevó a cabo la subasta. Los objetos vendidos y los precios alcanzados fueron publicados en el sitio web de Christie’s, incluida la mentada vasijita Cupisnique inicialmente valorada entre US $ 15 y 20 mil dólares, pero por la que se pagó US $ 33,600 dólares. De acuerdo a la información dada pertenecía a una colección privada de Nueva York desde 1985 y fue probablemente adquirida de Alan Lapiner (http://www.christies.com/LotFinder/lfsearch/LotDescription.aspx?intObjectId=491628 8). La venta de Christie’s comprendió en total 125 reliquias procedentes del Perú,

Ecuador, Costa Rica y México, y reportó ingresos por 915,000 dólares. De los 35 objetos arqueológicos peruanos sólo se vendieron 24, los que facturaron US $ 180,000 dólares. El hecho tuvo resonancias posteriores, el 24 mayo apareció una nota en el diario El Comercio en donde se detallaban los sucesos de la subasta, efectuada en vivo y por internet, de modo que por momentos las ofertas de compra se limitaban a la puja de los presentes en el local de Christie’s, pero en ocasiones los ofrecimientos se realizaban por internet, y es que varios coleccionistas (o instituciones) prefirieron ocultarse detrás de una computadora (www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-0524/ImEcTemaDia0727653.html). El 26 de mayo el Presidente de la República lanzó la idea de comprar los objetos subastados a sus actuales dueños declarando que en el futuro, “tenemos que darnos maña para identificar (las piezas) antes que se anuncien las ventas” (www.larepublica.com.pe/content/view/158954). Por su parte, Helí Peláez, cónsul peruano en Nueva York, lamentó la venta e informó que el INC y la Cancillería coordinan una nueva estrategia para recuperar las piezas (www.larepublica.com.pe/content/view/158514/30). Se pueden hacer varios comentarios examinando los sucesos y su cronología, pero preferimos que el lector se forme su propia opinión. Sin embargo, no podemos evitar preguntarnos: ¿Por qué la casa de subasta esperaba una comunicación del gobierno peruano, haciéndose juez y parte de la controversia?, ¿Tratar directamente con el gobierno de los Estados Unidos no hubiera permitido postergar la subasta para implementar una estrategia de rescate más sólida?, ¿No pudo encontrar Cancillería los mecanismos para esta postergación?. Y si no existen estos mecanismos ¿No se pueden implementar?. Dadas las características del arqueotráfico local e internacional siempre estamos un paso atrás de las ventas, que plantean situaciones de facto con evidente ventaja para los traficantes. De cualquier modo, sugerimos que se estudie el caso y que los profesionales de las relaciones internacionales propongan mecanismos que defiendan mejor nuestros intereses. Por algunas razones –que no mencionaremos acá– es una mejor alternativa a los US $ 180,000 dólares que, aparentemente, estuvo dispuesto a pagar el ejecutivo para recuperar nuestro patrimonio. Otro enfoque del suceso Eludiendo el hecho punible o la ineficacia para contrarrestarlas ahora reflexionaremos sobre el tema pero desde otra perspectiva. En la medida de lo posible y hasta donde se ha investigado trataremos de exponer los conocimientos que se pierden debido a la descontextualización de estos objetos y su comercio en el mercado negro de arte nacional e internacional. Para ello analizaremos la pequeña vasija Cupisnique, parte del lote vendido por Christie’s el 23 de mayo. Las tres vistas del catálogo virtual de la subastadora nos permitieron observarla desde ángulos diferentes percatándonos de la mayor parte de sus características, entre ellas, su compleja iconografía. Aprovechamos esta circunstancia para ensayar una aproximación a sus características y posible significado.1 La intención, asimismo, es informar al comprador de la pieza de lo que tendría en su poder con la esperanza de que alguna vez permita un examen más detallado del objeto o, en el mejor de los casos, lo devuelva al Perú.

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Un ensayo reconstructivo de la imagen con un resultado similar pero independiente de nuestro trabajo, ha sido propuesto por Eisei Tsurumi Director del Proyecto Arqueológico Las Huacas, en el valle de Jequetepeque. (Perú Explorer, Junio-Julio de 2007, p.13).

El objeto De acuerdo a la información divulgada la pieza está confeccionada de esteatita. Un mineral cuya coloración varía entre el verde manzano, gris, blanco y blanco de plata con un grado de dureza 1-1.5 en la escala de Mohs, es decir, es muy blando e incluso se le cataloga como una variedad de talco, lo cual hace fácil su trabajo pues puede rayarse hasta con la uña. Probablemente, la vasijilla fue tallada desde un bloque hasta alcanzar la forma globular, luego fue ahuecada hasta lograr el continente y se adelgazó sus paredes, las que rematan en un borde de labio redondeado con refuerzo externo. Posteriormente, se ejecutaron una serie de pequeños orificios equidistantes, de unos pocos milímetros de diámetro, debajo del labio. Lo cual es un rasgo bastante peculiar que, por ejemplo, la inutilizaría para contener líquidos, por lo que probablemente servía para contener sustancias sólidas o pulverizadas. En consecuencia, los orificios podrían haber servido para sujetar algún tipo de “tapa”, en la medida que en la tradición alfarera andina precolombina los orificios en vasijas servían casi siempre para pasar a través de ellos hilos o pitas que permitían “suturas” para repararlas o para sujetar cueros en el caso de tambores de cerámica. El diámetro del pequeño recipiente alcanzó 5.4 cm. En una etapa final, se habrían ejecutado –con extrema habilidad– los complejos diseños de la iconografía.2 Todo indica que el concepto del diseño de las imágenes se sustentó sobre dos motivos centrales de carácter híbrido pues fundía en una sola representación características de dos animales. Rebajando los exteriores de sus contornos se dio el efecto de relieve a las figuras, asimismo, se excavaron círculos dentro del cuerpo de los motivos centrales y delgadas incisiones para líneas más sutiles y pliegues. El campo decorativo cubre la totalidad de la superficie de la pequeña vasija, incluso la base redondeada. De modo que la pequeña pieza ofrece, en una primera impresión, el aspecto de estar completamente decorada con múltiples diseños en relieve. Finalmente, un pigmento rojo cubre la superficie externa de la pieza e incluso el borde interno, pero está ausente en la base en donde resalta el color natural de la esteatita, así como, en los detalles excavados de las figuras.3 Este embadurnamiento de pigmento rojo es recurrente en piezas de este tipo y época y –aunque raramente se ha comprobado por métodos arqueométricos– puede deberse al cinabrio (sulfuro de mercurio) u ocres rojos resultado de una mezcla de hematita (óxido férrico) y arcillas. Las imágenes Como indicamos, una especie de horror vacui le otorga sofisticación al estilo y refuerza el aspecto enrevesado de las imágenes las que como veremos enseguida con mayor detalle son en realidad la integración de dos motivos centrales en la iconografía andina precolombina, el felino y la serpiente. Fácilmente identificables en las imágenes proporcionadas por Christie’s a sus eventuales compradores.

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Dos especialistas nos han recomendado un análisis arqueométrico de la pieza para certificar su autenticidad (H. Bischof y R. Burger com. pers. junio-julio 2007). Sin embargo, creemos que la coherencia de su iconografía es un índice que amerita considerarla –al menos por ahora– auténtica; el Prof. C. Campana es de la misma opinión (Com. pers. agosto de 2007). 3 El ejemplar que nos ocupa es de la variedad de color verde manzano. Agradecemos las amables indicaciones de la Ing. Geóloga Rosa Medina Sandoval encargada del laboratorio de microscopía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

La vista (a) corresponde a un cuerpo alargado y curvo con una serie de círculos sucesivos que lo decora longitudinalmente. De éste emerge una garra que se proyecta hacia abajo sobre la prolongación del cuerpo central, el cual gira hacia abajo para tornarse hacia la zona ventral. Un cordón superior en cuyo interior se disponen dos guiones verticales y uno horizontal se alternan sucesivamente otorgando un “lomo” claramente delineado a este cuerpo alargado y encorvado. Otra franja inferior pero sin guiones recorre la zona ventral del motivo central. Tres apéndices de aspecto escalonado se disponen haciendo base en la parte superior del cuerpo encorvado. La flexibilidad de los trazos con los que han sido ejecutados les otorga flexibilidad y redondez, lo cual va en armonía con el conjunto de la representación. Una banda hacia el lado derecho y tres guiones verticales rellenan el espacio interior de estos apéndices. Por el lado izquierdo surge un apéndice alargado adicional, recto y con tres quiebres. Hacia el lado derecho de la vasija se percibe claramente una garra con tres dedos de la que surge una figura a manera de gancho de ancha base que gira hacia la izquierda. Esta parte de la imagen se observa con mayor claridad en la siguiente vista en donde se repite y continúan los diseños.

La vista (b) muestra el perfil izquierdo de una cabeza de felino con ojo redondo y escleróticas a manera de aletillas que terminan en puntas. Tres apéndices alargados surgen del hocico abierto del animal que, extrañamente, no muestra dientes. Sin embargo, dos depresiones aguzadas ubicadas entre los tres apéndices emergentes y los labios del felino podrían interpretarse como colmillos. Una figura estilizada que combina trazos rectos formando un rectángulo y una curva se adosa en la parte superior de la cabeza felínica que mira hacia arriba y se articula con el cuerpo alargado con círculos inscritos descrito en la vista (a). Asimismo, aquí se nota el característico cordón del lomo. Se observan los grandes círculos estampados sobre el cuerpo que articula con la cabeza del felino, asimismo, hacia el lado izquierdo de la foto, en donde se alcanza a distinguir uno de los apéndices descritos en la vista anterior.

La vista (c) muestra los diseños de la base de la vasija. En donde son claramente visibles dos cuerpos decorados con círculos inscritos del cual surgen dos garras de tres uñas que sujetan el cuello de serpientes formadas por la prolongación de estos cuerpos alargados vueltos hacia sus vientres. Un detalle interesante es la diferencia entre la garra ubicada en la parte inferior de la vista y la superior; mientras que ésta parece sólo delineada a través de incisiones la inferior muestra tres depresiones. La disposición de los dos motivos centrales indica que ocupan las mitades opuestas del cuerpo de la vasija, desplazando sus prolongaciones también en sentidos opuestos, de manera que las cabezas de serpientes se encuentran en el centro de la base de la vasija con las fauces cerradas pero de las que brotan lenguas bífidas, en una actitud característica de estos ofidios.

Una propuesta Un calco desde las fotografías on line permitió obtener dibujos de los diseños de las tres vistas de la vasija Cupisnique. Posteriormente, se compararon y articularon las imágenes según mostraban la continuidad de sus rasgos en cada una de las vistas. Así, la vista (b) constituyó en el inicio de la representación, la vista (a) en la parte posterior del cuerpo del felino considerando la continuidad de su cuerpo alargado y la hipótesis de dos representaciones similares opuestas y, finalmente, la vista (c) complementó los rasgos faltantes debajo de la garra que claramente se repite en parte de la vista (a).

Dibujo de la vista b

Dibujo de la vista a

Dibujo de la vista c De este modo, se hicieron coincidir los rasgos aportados por las tres vistas y se ensayó una figura que reunía en una sola representación las partes mostradas por separado obteniéndose un ser híbrido felino-serpiente que fue doblemente representado en cada mitad de la vasija y dispuestos en sentido opuesto.

Propuesta reconstructiva de Ser Híbrido Felino-Serpiente

Adelantamos la hipótesis de que si bien es cierto que esta imagen puede ser considerada una representación doblemente reiterada podrían haber quedado fuera de las fotos de Christie’s algunos rasgos o elementos que añadían variantes a las imágenes de cada lado, de manera que no serían exactamente iguales, un ejemplo es la diferencia de las garras aludida arriba. Esta es una característica bastante frecuente en la iconografía andina, lo cual sabremos finalmente cuando se realice un estudio directo del espécimen.4 Hasta donde se conoce este tipo híbrido felino-serpiente es único, sin embargo, los rasgos de la cabeza del felino y la garra de tres uñas se pueden remontar hasta aquellos de la denominada “Serie Sechín” (Bischof, 1994). Esta serie-tipo sería el primer ensayo de representaciones felínicas en múltiples soportes y asociadas a ornamentos de complejos monumentales (Falcón y Suárez, 2007). Puede agruparse, asimismo, con representaciones híbridas de seres sobrenaturales que habrían surgido en la costa norte del Perú correspondientes al estilo “Chavín A” de Bischof (1994: 181186), el cual grosso modo se ubica entre 1500-1000 a.C. (Ibíd: 188).

Diseño de Ave-Felino en vaso lítico procedente de Limoncarro, Valle de Jequetepeque (Bischof, 1994:216. Fig. 19d).

Losa grabada sin contexto (Chavín de Huántar) Botella cerámica sin contexto procedente del valle de Jequetepeque (Alva, 1986).

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C. Campana piensa que puede significar la dualidad de la representación, de la que “hembra” y “macho” sería un reflejo.

Podríamos seguir detallando relaciones estilísticas de la iconografía de la vasija de esteatita rematada por Christie’s con mayor minuciosidad, pero no es el caso en un trabajo como este que enfoca la problemática del arqueotráfico nacional e internacional. Esperamos que los que la poseen sepan apreciarla más allá de la sensación que causa tener un objeto raro, exótico y de un país lejano, pero desligado de lo único que le queda, la historia de sus imágenes, la que únicamente se puede descubrir con el estudio del proceso de su surgimiento en el seno de la sociedad andina precolonial. Epílogo ¿Qué decir que pueda contextualizar mejor la pieza que nos ocupa?. Nos animamos a lanzar algunas ideas con el afán de mostrarle al público qué es lo que se destruyó, pero también a su actual poseedor, qué es lo que puede contribuir a conocer mejor. Se destruyó la posibilidad de que los arqueólogos llegáramos al contexto intacto de la vasijita y así saber con mayor precisión quien o quienes la usaron, para qué la usaron y en qué tiempo la usaron. Ello hubiera permitido sopesar con mayor certeza el valor y las dimensiones que asumía el objeto en la comunidad en la que ejercía el simbolismo y sofisticada belleza de sus imágenes. Pero se puede proponer que la pieza procedería de la costa norte, muy probablemente del valle bajo del río Jequetepeque (departamento de La Libertad). Se puede saber que forma parte de un conjunto selecto y muy limitado de objetos del mismo material y estilo, pero de diferente iconografía, vale decir, cada pieza habría sido única aún en aquellos tiempos (Burger y Salazar-Burger, 1982). Se puede ver que fue un ensayo exitoso de la integración de dos seres poderosos, probablemente regentes de su panteón religioso y que se fundieron en la mente del artífice para traducir algún conjuro y representar el poder de lo sobrenatural. Se puede saber, en fin, que es heredera de una mítica que nació hace unos cuatro mil años cuando sobre los muros del Templo de Barro de Cerro Sechín (valle de Casma, departamento de Ancash) los primeros artistas del pincel ejecutaban murales de pumas feroces saltando sobre la entrada del sancta sanctorum de uno de los primeros templos que ornaban sus muros con seres agresivos para organizar una escenografía sobrecogedora y aplastante que garantizara la sujeción y obediencia de los creyentes. Finalmente, se puede saber que sus imágenes formaron parte de un proceso que tuvo su pináculo en el templo de Chavín de Huántar (ca. 1,200200 a.C.) con su panteón de dioses felinizados y ahora considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Lima, agosto de 2007

Bibliografía Alva, Walter. 1986. Cerámica temprana en el valle de Jequetepeque, norte del Perú. Materialen zur Allgemeinen und Vergleichenden Archaologie 32. Munich: Verlag C.H. Beck. Bischof, Henning. 1994. “Toward the Definition of Pre- and Early Chavín Art Styles in Peru”. Andean Past 4: 169-228. Ithaca. Burger, Richard y Lucy Salazar Burger. 1982. “La Araña en la Iconografía del Horizonte Temprano en la Costa Norte del Perú”. Beitrage Zur Allgeheinen Und Vergleichenden Archaeologie. Nº 4: 213-253. Munchen-Bonn. Falcón Huayta, Victor y Mónica Suárez Ubillús. 2007. “El Felino en la Emergencia de la Civilización en los Andes Centrales”. Manuscrito presentado para la publicación de las Actas del VII Simposio Internacional de Arte Rupestre, diciembre de 2006, Arica.

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