HISTORIA ACTUAL, HISTORIA RECIENTE O HISTORIA INMEDIATA: ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EPISTEMOLOGÌA DE LA HISTORIA

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HISTORIA ACTUAL, HISTORIA RECIENTE O HISTORIA INMEDIATA: ALGUNAS
CONSIDERACIONES SOBRE EPISTEMOLOGÌA DE LA HISTORIA[1].

Dr. Juan Eduardo Romero. La Universidad del Zulia- Venezuela
[email protected]
@historiadorjuan

Introducción

Tradicionalmente se ha asociado a la historia con el estudio del
pasado, aunque la construcción inicial hecha por los griegos hablaba de la
historiae como sinónimo de investigación, de indagación[2]. Se insiste, en
forma casi obsesiva, con el hecho que la historia está circunscrita al
pasado. Sin embargo, cuando el investigador trabaja – siguiendo esta línea
– el pasado, lo hace desde su presente vivido. No hay duda, al producirse
este ejercicio se esta generando una ruptura en la relación temporal pasado-
presente sobre la cual nos movemos como investigadores.
Cabe preguntarse ¿resulta valida científicamente esta relación de
estudio entre el pasado-presente? Creo que la respuesta es un rotundo sí.
No obstante, los paradigmas positivista desarrollados en el siglo XIX
hicieron especial hincapié en la imposibilidad de abordar el presente como
cuestión epistemológica. Su planteamiento insistió en la idea que estudiar
el pasado establecía limitaciones terribles al desarrollo científico de la
historia como ciencia.
Las grandes líneas de desarrollo de la historia insistieron hasta la
entrada de los planteamientos de la Escuela de los Annales[3], que era
imposible tratar lo reciente, lo actual, lo inmediato. Los planteamientos
de Ferdinand Braudel, Marc Bloch, entre otros abrieron una posibilidad con
la introducción de las categorías de larga y corta duración. En sí plantean
una relación entre pasado-presente cuya muestra concreta se desarrollo en
la obra de Braudel El Mediterráneo en la época de Felipe II.
En el planteamiento de la imposibilidad de estudiar lo inmediato, lo
actual, lo reciente, esta presente una concepción de ruptura de la
linealidad del tiempo vivido. Para el científico que se afianza en esa
imposibilidad, no hay línea de comunicación entre la realidad pasada y el
presente inmediato. De hecho señala un supino desprecio por comprender,
entender y analizar lo que ocurre en lo inmediato.
Este "miedo" a lo inmediato, esta sin duda ligado a la incertidumbre
de lo coetáneo. La imposibilidad de saber cómo desemboca el día que
comienza se transforma en una barrera cognitiva para algunos
investigadores. Sin embargo, en los últimos años se ha generado una quiebra
epistemológica de esta perspectiva.

LA DIVERSIDA TEÒRICA EN TORNO A LO ACTUAL

Los franceses fueron los primeros que intentaron sistematizar el
estudio de lo actual, de lo coetáneo. La creación del Instituto de Historia
del tiempo presente (IHTP)http://www.ihtp.cnrs.fr , del Centro Nacional de
Investigaciones Científicas (CNRS) es una muestra de ello.
El IHTP introduce una relación teórica significativa, una vinculación
entre memoria colectiva, historia y acción colectiva. Señalar como lo
hacen, siguiendo sin lugar a duda algunos de los planteamientos que Pierre
Nora hará en su obra Los Lugares de la memoria, que la recuperación de la
memoria social es una vinculación entre pasado-presente, constituye una
parte esencial de los supuestos teóricos sobre los cuales se construye una
reinterpretación de la historia.
Pero no será Francia la única que plantea este aspecto. En realidad,
la resistencia a estudiar el pasado reciente, esta asociado a una
resistencia a responsabilizarse ante la historia, la humanidad y la memoria
de la sociedad sobre procesos, acciones sociales y políticas, que tuvieron
impacto sobre la existencia de los ciudadanos. Casos como el debate en
torno a la memoria de la guerra civil en España, la represión en Argelia,
para señalar algunos asuntos emblemáticos en Europa, tienen una identidad
común con procesos de rescate de la memoria social en Argentina en los
tiempos de la represión militar de los 70, Guatemala con la persecución
étnica de los 80 o Chile durante la dictadura de Pinochet. En todos esos
casos, se trata de superar el "silencio" cómplice de los investigadores
sociales, que actuando en función de la transición política planteada en
cada uno de esos temas, han preferido postergar el análisis de la memoria
colectiva sobre esos procesos.
De alguna manera, todas las preocupaciones sobre el estudio de lo
reciente o lo actual-inmediato, tienen el mismo sentido: buscar una
resignificación del pasado reciente. Y esa búsqueda se explica por la
necesidad de saldar en la memoria colectiva un vacío impulsado en torno a
la conveniencia política de pasar la página, de volcar el pasado en el
olvido. Se genera una reflexión sobre la relación pasado-presente y cómo
esa reflexión puede ayudar a "sanar" las cicatrices surgidas en la ruptura
cultural sucedida.
Sostenemos, que esté debate tiene unas enormes implicaciones ético-
políticas, epistemológicas y conceptuales-metodológicas. Ético-políticas,
porque se traduce en un compromiso intelectual del investigador en
desentrañar, en comprender y hacer emerger las profundas contradicciones
sociales y culturales que surgen en un proceso de ruptura violenta, como el
vivido en la España Franquista, la Argentina de Perón, el Chile post
Allende, por sólo señalar los más emblemáticos. Epistemológicas, pues el
estudio de lo actual, lo inmediato, lo reciente conlleva un ejercicio, un
esfuerzo multidisciplinar; en el sentido que analizar la memoria no es un
proceso exclusivo de la historia. Es un diálogo interdisciplinario entre
historia, ciencia política, sociología, antropología en torno a la
colaboración científica en la recuperación de un pasado que es sometido al
olvido como herramienta política.
La nueva práctica historiográfica, se desarrolla en un contexto de
denuncia de violaciones de los derechos humanos, reivindicación de las
formas de ejercicio de la libertad de expresión y organización, así cómo de
repudio a los crímenes contra la humanidad. En sí, el desarrollo de una
historia reciente, actual o inmediata va más allá de un ejercicio
académico, implica un compromiso social. De alguna manera estamos hablando
de militancia, no con una parcialidad política sino con la propia condición
humana y con la independencia de criterios que debe generarse al "pensar el
mundo vivido"[4].
Las crecientes situaciones de crisis social, política; de persecución
cultural o étnica, abren el debate acerca del tiempo que "debe pasar" para
que el investigador penetre en las singularidades y significados sociales y
simbólicos inmersos en la coyuntura crítica. Se trata de pensar ¿cómo se
inserta el historiador en el debate de la violación de derechos humanos?
¿Cuál debe ser su actitud – cómo científico social- ante acciones de
persecución, discriminación y limitación del ejercicio de la condición
humana? ¿Cómo se relaciona – particularmente la historia- con el análisis y
documentación de las crisis históricas? ¿Cuál es el papel de la
historiografìa entendida cómo forma de escribir la historia?
Son todas estas preguntas parte de un debate conceptual, metodológico
que hay que generar. En la mayoría de nuestras escuelas de historia se
insiste en un método documental, en la denominada "dictadura del
documento", a través del cual se le señala una postura que insiste en que
el trabajo del historiador es sólo desarrollado sobre una base documental,
de forma tal que se acompaña con la idea metodológica de establecer "cómo
ocurrieron en realidad los hechos"[5].
En sí, la imposibilidad de estudiar el presente inmediato, esta
basado en una división del sujeto con el objeto, y en la posibilidad de
crear "verdades absolutas". Este criterio, deriva por lo tanto, en la
imposibilidad de construir tesis de interpretación que descifren el
acontecer humano, y por lo tanto la relación presente- futuro. En realidad
es una doble trampa epistemológica: por un lado, nos disocia la relación
pasado-presente, evitando generar un aprendizaje de las características del
pasado lejano o del pasado- inmediato; por otra parte, disocia la relación
entre presente- futuro evitando que establezcamos un "horizonte cercano" de
conocimiento, es decir, una relación con el futuro inmediato a partir del
conocimiento de lo coetáneo de lo actual.
Por supuesto, no se trata de adivinar. Se trata de establecer una
relación que encaja en la denominada predicción hermenéutica[6], forjada en
una metodología que busca establecer los posibles escenarios futuros y
evaluar cuán probables pueden ser.
Estas preocupaciones, han generado un número significativo de debates
teóricos sobre el desarrollo de la historia, particularmente desde las
interpretaciones antipositivistas surgidas en la 2da mitad del siglo XX en
todas partes del mundo[7].
En general, se esta produciendo un debate que se caracteriza por su
dinamismo, por la inmediata necesidad de pensar lo actual, y que
remanifiesta en una crítica a las formas que ha adquirido el pensamiento
historiográfico en el último tercio del siglo XX.
En este sentido, se está poniendo en duda la tradicional idea que la
historia y el historiador deben mantenerse alejado del estudio de lo
actual. Con cada vez mayor significado se genera un debate, que teniendo
cómo base la utilización de las tecnologías de la información, pone a
disposición de los científicos sociales un conjunto de espacios Web,
profusamente consultados.
Es el caso de webs como historia a debate (www.h-debate.com ),
coordinada por el Dr. Carlos Barros, profesor de la Universidad de Santiago
de Compostela, que ha desarrollado una especial visión sobre la critica
epistemológica a los paradigmas tradicionales de la historia.
En Historia a debate, es resaltante la sección que se desarrolla
sobre el tema de lo actual, lo reciente, que se denomina Historia
Inmediata. La idea de historia inmediata, habla de una perspectiva más allá
del tiempo presente – que es la versión francesa que implicó una superación
de la perspectiva de lo contemporáneo- , entre historia inmediata e
historia del tiempo presente, surge una diferencia, que radica en el hecho
que la historia del tiempo presente mantiene – por así decirlo- cierta
distancia con lo coetáneo, mientras que la historia inmediata – establecida
según los planteamientos de Barros- trata de lo que aun sucede.
Introduce la noción de inmediatez, de actualidad, que se ve reflejado
en el debate Chávez, que adelantan sobre la situación venezolana.
Hay otra diferencia a nuestro parecer. La historia del tiempo
presente, pretende presentarse como una producción historiográfica que
analiza acontecimientos o procesos sociales que se incorporaron a la
memoria inmediata de ciertos grupos generacionales y que comparten o
conviven en un mismo presente histórico.
Por su parte, la idea de historia inmediata[8] no habla de ese
compartir, más bien sostiene la ejecución – en tiempo real- de lo
acontecido[9]. Entre una y otra surge el impacto de las tecnologías de la
información.
Para la historia del tiempo presente – por lo menos para los que
siguen al IHTP- la relación con las tecnologías de la información resulta
de la colocación de sus investigaciones en la Web. Para la gente de h-
debate, se trata de vincular las potencialidades de generación de
conocimiento con la anuencia, la ayuda de las nuevas tecnologías y el
compromiso ético del investigador[10].
Pero H- debate no es el único espacio digital pensado para
reflexionar sobre la historia inmediata, actual o reciente. Es importante
señalar el esfuerzo que se desarrolla desde la Asociación de Historia
Actual (AHA), dirigida por el Dr. Julio Pérez Serrano, de la Universidad de
Cádiz, en España.
La AHA, tiene su propia página Web (www.historia-actual.com ), en
donde tienen la Revista Historia Actual online, y en ella han venido
desarrollando un debate acerca de las posibilidades que tiene la producción
de una historia del tiempo presente, historia actual o inmediata. Tienen un
punto en común con los planteamientos del IHTP y H-debate: la preocupación
epistemológica sobre el estudio y producción histórica acerca de lo
ocurrido en el mundo en la transición de finales del siglo XX y principios
del siglo XXI, así cómo la superación de la delimitaciòn temporal devenida
de la idea de "historia contemporánea" y la conformación de saberes
surgidos de la interdisciplinaridad[11].
En fin, tanto desde la AHA, como de H-debate y el IHTP, se produce
una reflexión epistemológica que varia en su profundidad, pero que abre
una ventana para avanzar en la construcción de un nuevo paradigma
definitorio, no solo de la historia como ciencia, también del papel y el
significado que tienen las ciencias sociales en la actualidad.

CONSIDERACIONES TEÒRICAS Y METODOLÒGICAS DE LA HISTORIA INMEDIATA Y ACTUAL
En las ciencias sociales, particularmente en la historia, se manejan
categorizaciones generalizadoras que pretenden ser aplicadas en todos los
contextos. Ese es el caso de las periodizaciones. Denominaciones tales como
Edad Antigua, Edad media, Edad Contemporánea, no se adaptan a los contextos
históricos no- europeos, particularmente los Latinoamericanos.
La no-adaptación trasluce una posición socio-céntrica,
significativamente excluyente de las diversidades sociales y culturales
que nos caracterizan. Ahora bien, desde el punto de vista del conocimiento,
la imposición de esas periodizaciones conduce al fraccionamiento de la
historia y colabora con el consecuente fraccionamiento de las ciencias
sociales. Sostenemos, que las Ciencias Sociales son una unidad cimentada en
la diversidad, es decir somos testigos de una realidad multivariada,
compleja y heterogénea, con unas características particulares que solo
pueden ser explicadas desde el esfuerzo conjunto, mediante un diálogo entre
saberes. En este sentido, creemos en unas ciencias sociales para la
comprensión y estudio de lo social, más no en UNA ciencia social limitada
al ejercicio segmentado de saberes[12].
Construir unas ciencias sociales integradoras, significa inmiscuirse,
comprometerse en la búsqueda de interpretaciones científicamente
construidas sobre el conocimiento compartido. En el caso de la historia, se
traduce en un diálogo con la sociología, la politologìa, la economía, entre
otras disciplinas. Asumir la transdisciplinaridad en un sentido de
construcción de conocimientos que se aleja de los paradigmas positivista de
"la verdad objetiva", que parcela la realidad y los aportes generados por
el esfuerzo social, se traduce en la vialidad de un camino metodológico que
enfrenta las pérdidas de certidumbres teóricas y epistemológicas de las
ciencias sociales; evitando la ruptura de la realidad, parcelándola en
segmentos no relacionados entre sí, divididos entre las áreas de estudio de
la historia, la ciencia política, la economía, la filosofìa.
La historia actual o inmediata, señala en primer lugar un
planteamiento temporal: lo que ocurre debe ser objeto de reflexión y
análisis. Eso significa no distanciarse del objeto de estudio – lo social-
y ese no alejarse, se traduce en la inclusión de las herramientas del
Internet, no solo como vehículo de obtención de información, también como
instrumento de conocimiento socializado. Obviamente, que hacerlo se traduce
en otro hecho resaltante: el objeto de estudio del científico social
ocupado de lo actual es un objeto inacabado, en pleno desarrollo. En ese
sentido, el paradigma positivista, insistente en su determinismo
documental, indica la imposibilidad de estudiar lo que aun no acaba de
suceder.
En este punto, el científico social acude al esfuerzo
transdisciplinario, que esta contrapuesto al pensamiento cartesiano y la
lógica hipotética-deductiva. La transdisciplinaridad se traduce, en la
aplicación metodológica de la historia inmediata o actual, a un ejercicio
múltiple que permita – recurriendo al intercambio, la intersección de los
saberes- generar una actividad científica que resulte de la vinculación de
la vida cotidiana y subjetiva de las personas, como sujetos sociales.
Esa transdisciplinaridad, se basa en la necesidad de estudiar el
acontecimiento[13], más allá de lo meramente descriptivo. Trabajar el
acontecimiento se traduce en un esfuerzo desde la literatura, la filosofìa,
la ciencia política, la comunicación social, la filología, entre otras
áreas. Ese esfuerzo hecho desde la transdisciplinaridad hay que entenderlo
por la inmediatez del acontecimiento, que genera dificultad y facilidad.
Dificultad, pues debe pensarse sobre la propia dinámica social e
institucional, no se puede refugiar el científico social en la "comodidad
de la distancia temporal". Facilidad derivada del mismo ejercicio del
reflexión al "que es obligado" el científico social; y que impulsa ese
diálogo de saberes del que venimos hablando.
Teóricamente, el estudio y análisis del acontecimiento, conlleva la
pervivencia del pasado en el presente en una forma consciente. El propio
Nora (1979:237) señala con respecto al historiador del presente que "… no
practica , pues, otra cosa, para captar unos significados, que el método
serial del historiador del pasado, con la sola diferencia de que sus pasos
tienen por objetivo, aquí, el culminar en el acontecimiento en lugar de
querer reducirlo".
La historia reciente, actual o inmediata, conlleva una ubicación no
estacionaria del tiempo histórico. Se trata de comprender como la realidad
inmediata, es producto de una ruptura de la evolución social, una cercana
relación de inmediatez con acontecimientos sociales y políticas; el manejo
de información derivada de medios impresos, testimonios y recursos
informàticos y telemàticos; junto a un interès por la comprensión de la
propia inmediatez del acontecimiento.
La reuniòn de estos elementos, definen el "corpus espacial-temporal"
sobre el cual construye el cientìfico social interesado en lo actual su
campo. La historia reciente, actual, inmediata, del tiempo presente
significarìa el camino de definición de un análisis de los acontecimientos
coetàneos, mediante una relaciòn – muy estrecha- entre historia escrita,
testigos, testimonios y los propios historiadores.
Este intento de definición, desplazan la responsabilidad de
generaciòn del conocimiento de la òrbita exclusiva del cientìfico social, a
una òrbita colectiva, en conjunto con actores sociales, medios de
comunicación y elaboraciones culturales. En este punto, se introduce la
relaciòn pasado-presente-futuro.
Esa relaciòn, es posible construirla a travès del manejo espacio de
experiencia, entendido como la actualizaciòn de las herencias transmitidas
en el presente; esté espacio se complemente con el horizonte de
expectativas, a travès del cuàl la realidad experimentada en el hoy tiene
enormes posibilidades de mejora o mantenimiento de las condiciones sociales
de desarrollo de la vida social.
Estos dos conceptos, han sido implementados para estudios de
conceptos o la denominada historia de los conceptos, desarrollada por el
historiador alemàn Reinhard Kosseleck. La historia inmediata, actual o del
tiempo presente brinda la oportunidad única al historiador de responder a
las circunstancias que aún están en pleno desarrollo, superando la impronta
paradigmática positivista, que conseja "mantener" distancia con el objeto
de estudio. En términos epistemológicos, el historiador de lo actual acepta
el hecho de su "parcialidad" como actor, como sujeto y como investigador,
ante lo que escribe y asume las eventualidades del debate que genera (por
aceptación o rechazo de sus tesis) lo producido.
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[1] Presentamos acá algunas reflexiones surgidas en el debate producido en
la Cátedra Seminario de Historiografìa Venezolana que impartimos en la
Universidad del Zulia. En ese sentido, va mi agradecimiento a la Ilustre
Universidad del Zulia y mis alumnos por brindarme la oportunidad para
discutir estas ideas en un ambiente propicio.
[2] Léase la obra de Grant, Michael (2003). Historiadores de Gracia y Roma.
Alianza Editorial Serie Historia. España.
[3] Puede consultarse algunas de las obras de Carlos Aguirre, entre ellas
Ensayos Braudelianos (2000). Asociación Nacional de Profesores de Historia
de Mèxico. Ediciones Prehistoria & Manuel Suàrez, Mèxico.
[4] Seguimos en este aparte algunas consideraciones hechas por el
cientìfico social Max Weber, en su obra El Polìtico y el cientìfico.
Alianza Editorial, Ciencia Polìtica, Mèxico, 2005.
[5] La frase corresponde a una idea expresada por Leopoldo Von Ranke, padre
del positivismo histórico, quién insistió en la búsqueda de la objetividad
como premisa epistemológica para la transformación de la historia en
ciencia. Léase Von Ranke, L (1979). "Historia de los pueblos latinos y
germánicos de 1494 a 1514". En: Pueblos y Estados en la Historia Moderna.
México, F.C.E, prólogo, p.38
[6] Consultase el texto de Bas, Enric (2002). Prospectiva, cómo usar el
pensamiento sobre el futuro. Ariel Editorial, Serie Ariel Social, España.
[7] Puede verse al respecto a Braudel, Fernando (1968). La Historia y las
ciencias sociales. Editorial Alianza, Madrid; Le Goff, Jacques y Pierre
Nora (Comp.) (1978). Hacer la historia. Editorial Crítica, Barcelona,
España; Fontana, Joseph (1982) Historia: análisis del pasado y proyecto
social. Editorial Crítica, Barcelona; Iggers, George (1998) la ciencia
histórica en el siglo XX. Las tendencias actuales. Idea Books, Barcelona,
España.
[8] Consultase el trabajo de Carlos Barros ¿Es posible una historia
inmediata? Publicado en 2002 en www.c-barros.com
[9] En la presentación de la sección de Historia inmediata, Carlos Barros
señala lo siguiente : " Somos conscientes, por consiguiente, de la
trascendencia historiográfica de nuestros debates sobre temas de
actualidad, que van incluso más allá de la "historia del tiempo presente"
al implicarse el historiador, cualquiera que sea su especialidad
cronológica, con sus opiniones políticas e historiográficas, en la
interpretación de los hechos históricos que le son contemporáneos.
Contradecimos así el viejísimo imaginario de la neutralidad, heredado del
positivismo y reactivado últimamente, con su típica y hasta el presente
indemostrable aseveración de que "es necesario al menos un plazo de 50
años" para hacer una historia objetiva de un acontecimiento". Carlos Barros
8/01/2001 (www.h-debate.com)
[10] En el Manifiesto de Historia a Debate, que se encuentra en la propia
pàgina web de h-debate, se dice en su aparte XI sobre Historiografìa
Digital lo siguiente: " Las nuevas tecnologías estàn revolucionando el
acceso a la bibliografía y a las fuentes de la historia; desbordando las
limitaciones del papel para la investigación y la publicación;
posibilitando nuevas comunidades globales de historiadores. Internet es una
poderosa herramienta contra la fragmentaciòn del saber històrico si se
utiliza de acuerdo a su identidad y posibilidades, esto es, como una forma
interactiva de transmitir información instantànea de manera horizontal a
una gran parte del mundo… La generalización de internet en el mundo
universitario, y en el conjunto de la sociedad, asì como la educación
informàtica de los màs jóvenes iràn imponiendo esta nueva historiografìa
como factor relevante de la inacabada transición paradigmàtica entre el
siglo XX y el siglo XXI".
[11] En un trabajo de uno de los integrantes del Consejo de la AHA, David
Molina, denominado Historia Actual y Sociedad de la información, aparecido
en la revista Historia Actual Nùm.2 de 2003, dice lo siguiente: " El caso
es que esto revela la necesidad de considerar la historia actual como un
punto de partida, un enfoque, que haga confluir en el presente todos los
lazos que posibilitan la explicación de un fenómeno, de un acontecimiento,
de un mundo tal y como lo conocemos…". (http://www.historia-
actual.com/hao/Volumes/Volume1/Issue2/esp/v1i2c8.pdf )
[12] Al respecto recomendamos la lectura de los materiales contenidos en la
pàgina web histodidàctica (www.ub.es/histodidactica/links.htm
[13] Pierre Nora (1974: 233). Hacer la Historia. Editorial Laia, dice al
respecto del acontecimiento: El acontecimiento no atestigua tanto lo que
traduce como lo que revela, no tanto lo que es como lo que desencadena. Su
significado se absorbe en su resonancia; no es màs que un eco, un espejo de
la asociedad, de su agujero".
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