\"Hermosilla y el origen de la modernidad arquitectónica: de los \"Novatores\" al primer clasicismo\". en “Catálogo de la Exposición José de Hermosilla y Sandoval”, comisariada por Miguel Ángel Melón Jiménez y Delfín Rodríguez Ruiz. Museo Histórico de la ciudad de Lerena, Junio 2015, pp.99-120

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Descripción

11 José de Hermosilla y Sandoval. Arquitecto e Ingeniero militar Miguel Ángel Melón Jiménez y Delfín Rodríguez Ruiz

17 José de Hermosilla. Arquitecto Delfín Rodríguez Ruiz

José de Hermosilla en Roma, 1747-1751 Víctor Deupi

..,..,

''

José de Hermosilla. Apuntes para su historia Miguel Ángel Melón Jiménez

99 Hermosilla y el origen de la modernidad arquitectónica: de los "Novatores" al primer clasicismo Carlos Sambricio

121 Don José de Hermosilla y Sandoval Luis J. Garrain Villla

9

IMP. CAE.S. PL. CONSTANTINO MAXIMO p , p, AVC.VSTO S.P. Q..lt.

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Bibliot~ca Nacional de España ~

José de Hermosilla, Arco de Constantino (Ca. 1750), Biblioteca Nacional de España, Madrid, Dib/15/8/3

y el origen de la modernidad arquitectónica: de los "Novatores" al primer clasicismo Carlos Sambricio

-. , 1 ~

n 1725, al morir José de Churriguera (1665-1725), su elogio fúnebre le señaló como de "reputado de los científicos por otro Miguel Ángel de España" 1 . Pocos años más tarde, en 1750, el cambio en la valoración de la arquitectura era total

~ como lo evidencia el manuscrito Tratado de Arquitectura Civil que el ingeniero militar José de Hermosilla redactaba

en Roma 2 , dividido en cinco capítulos, donde dedicaba tres de ellos al estudio de los ordenes clásicos, un cuarto a la geometría

y un último a la "machinaria". En su conjunto, la obra daba un claro quiebro frente a los textos que en esos momentos se difundían en España y en apenas veinticinco años exteriorizaba una distinta forma de valorar la arquitectura que tenía como antecedente lo expresado poco antes tanto por un arquitecto como Fray Pedro Martínez, como por un economista como Juan Amor de Soria, contrarios ambos a la profusión en la decoración, al uso de motivos gratuitos y a la nula racionalidad en la composición. 3 Desde 1725 existía un germen de rechazo a una arquitectura basada en el uso de grutescos y rocallas: por ello, que el texto de Hermosilla fuera redactado en Roma obliga a una doble reflexión. Valorar cuanto el ambiente romano fue determinante en el contenido del Tratado y paralelamente, entender si esta obra era reflejo de preocupaciones que Hermosilla había conocido en España. Estudiada por Delfín Rodríguez, reiteradamente se ha insistido en como Hermosilla - po '. mediación del embajador Clemente de Aróstegui- colaboró durante su estancia en Roma con Ferdinando Fuga mientras que el otro arquitecto pensionado, Miguel Fernández lo hizo con Luigi Vanvitelli . Lo que Hermosilla pudo aprender de Fuga se ha convertido en imprecisa referencia, enfatizándose los muy distintos criterios mantenidos por Fuga y Vanvitelli. 4 Ci·erto que aquel "ambiente romano" tuvo que influir en dicho tratado, pero convendría tener presente que en los finales de los cuarenta aquellos dos primeros pensionados españoles (Hermosilla y Fernández) conocían -por su inmediatez a Aróstegui- las tensiones y preocupaciones de quienes, enviados por la Corona, buscaban material documental con el que avalar y consolidar argumentos en las negociaciones llevadas a termino con la Iglesia para modificar el Concordato. Buscando el Pontífice derogar las reservas pontificias en España, por una parte el marqués de la Ensenada (1707-1781) habría encargado a Gregario Mayans (1699-1781) la elaboración

1 Gaceta de Madrid, martes 6 de marzo de 1725.

sus conceptos , doctrina co n que practicarla y leyes con que observarla para luego añadir

2 D. Rodríguez "De la utopía a la Academ ia: el t ratado de Arquitectura civi l de José Hermosi lla'',

.. .existe un dialogo, que compuso entre dos interlocutores, siendo Vitruvio uno de ellos. Re-

en Fragmentos.

prende en él a los arqu itectos modernos: vitupera sus colu mnas salomón icas. sus estípites,

111

(1984) n°8, pp. 57-80.

3 C. Samb ri cio, "Teo ría y crítica en la primera mitad del siglo XVIII ", en Actas de l XXIII

sus adornos ridículos; y llora la perdida de la arquitectura greco-romana".

Congreso Internacional de Historia del Arte, Granada, 1973; E. Llaguno, en sus Noticias

4 C. Sambricio "José de Hermosilla y el ideal historicista en la arqu itectura de la Ilustración",

de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, Madrid. Imprenta

Gaya , nº159, noviembre-diciembre 1980, pp.140-151.

Real, 1829, señala (t .I V, p.119) "... Así yo ... del ameno jardín de las cienc ias, espec ialmente matemáticas, recogí flores con que adornarla (la arqu itectura) reglas con que penetrar

99

Blbliot«ari del

ré1i11r1mo Duc~ di [ooena:

EDlCAT.E .A~~L·

ECCELLEN.1'/SSIMO SJG, 'ORE

MDCCXXJ. 100

o R,icci:lrdu • Portada del libro Rif/essioni sopra il buon gusto ne/le scienze, e ne/le arti, 1721

de su Exámen de l Concordato de 1737 (en el que negaba su va lidez a partir de la defensa del episcopalismo regalista) 5 del mismo modo que luego José de Carvajal y Lancaster (1698-1754) propiciaría que Aróstegui constituyera en Roma, en 1747, una "Academia de Historia Eclesiástica" cuya intención era localizar documentos históricos que justificaran las pretensiones de la Corona 6 enviando a Roma a Pérez Bayer7 . La constitución de aquella Academia posibilitaría a Aróstegui -conocedor de la actividad de la palermitana Academia del Buon Gusto- propiciar la revisión de un barroco aun en boga, rechazando la gratuita agudeza y posicionándose a favor de buenos modelos contra la fatua originalidad. En un ambiente donde la arquitectura del barroco clasicista primaba -como evidencian, por ejemplo, los proyectos realizados en la romana Academia de San Luca- sobre cualquier otra opinión, Aróstegui había frecuentado en Madrid a

5 A. Mestre y P. Pérez García, " La cu ltura en el siglo XV III español", en L. Gil Fernández et

7 Pérez Bayer se había formado en el estud io de la numismática y, gracias a la correspondenc ia

al. , La cultura española en la Edad Moderna. Historia de España XV. Madrid: 2004 .

que mantuvo con Mayans, sabemos que sus referencias fundamentales fueron Montfaucon

6 La referencia aparece en M. Menéndez Pelayo, Historia de los Heterodoxos que cita

y Mabillon afirm ando como, cuando viajaba, "e l libro que le acompaña es aque l tratado

lldephonsi Clementis de Aróstegui de Historia Ece/esiae Hispaniensis excolenda exhortalio

mediante el cual Mabillon rebatió a Papebrock". Igualmente, Gregorio Mayans y Sisear.

ad Hispanos, habita in palatio C. f'.1 . Reg. Hisp. Rom. XII Ka/. Sept. f'.1DCCXLVll precisando

Epistolario . VI. Mayans y Pérez Bayer, ed ición de Antonio Mestre, Oliva, Ayuntamiento de

como "esta oración, ya rara, está reimpresa en los apénd ices del tomo 1 de la Historia

Oliva, 1977-

Eclesiástica de España de D. Vicente de la Fuente. 2.ª ed ., pp. 285-292''. Igualmente ver

Pese a todo, el mismo Mayans en carta a Burriel descalificaba intelectualmente a Perez

E. Pacheco y de L.eyva "Breves noticias sobre los prin cipales archivos de Italia é institutos

Bayer (ver H. Gimeno, "Avances y retrocesos de una disciplina: ilustrados españoles ante

históricos extranjeros establecidos en ella, con algunas inéditas acerca de la Academia

la epigrafía" en B. Cacciotti, X. Dupré Raventós, J . Beltrán Fortes, B. Palma Venetucci (eds.),

Española de Historia Eclesiástica del siglo XVI II y de la Escuela de Arqueología e Historia

!Iluminismo e ilustración: le antichita e i /oro protagonisti in Spagna e in Italia ne/ XVIII

actual", en Boletín de la Real Academia de la Historia, LVIII , enero de 1916, p. 75 y ss.

seco/o , pp.183-200, 2003. En concreto, ver p.194, nota 60.

Portada del libro de José de Zaragoza, Esphera en común Celeste y Terráquea. Madrid, por Juan Martin del Barri o, 1675

quienes, como Ignacio de Luzán, defendían las opiniones de un Antonio Muratori quien, en su

ne/le scienze, e ne/le artiª polemizaba frente al llamado "mal gusto"

Riflessioni sopra il buon gusto

reclamando una renovación capaz de restituir a las artes

"su primer lustre y belleza". Hermosilla llegaba a Roma en un momento en que la reflexión sobre el clasicismo se centraba en quien en esos años frecuentaban la Academia de Francia. Por ello interesa contraponer los dibujos que traza en su manuscrito con los levantamientos que, como pensionado, envía a la Academia de San Fernando. Los dibujos que manda a Madrid (los levantamientos de edificios renacentistas romanos, por ejemplo) obligan a llevar la reflexión no ya considerando que las ruinas romanas son única referencia sino cuestionando el porqué su interés por la arquitectura del siglo XVI. Y, en este sentido, entiendo es preciso dejar de entender su arquitectura desde el prisma romano y plantearnos cuál era el ambiente cultural en España en los momentos de su marcha y cuanto este tuvo influencia en los dibujos de Hermosilla. *****

Desde los finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, España -que había participado en muy escasa medida en los avances de la ciencia europea durante el siglo XVII- buscaba romper el aislamiento ideológico, iniciándose lo que J. A. Maravall (1991) designaría como "una corriente de crítica nacional". En una sociedad donde tanto los arquitectos deco radores como los plateros se consolidaban frente a los arquitectos puros, se levantaba la bandera antibarroquista buscando demostrar "cuan deformes monstruos puede concebir una fantasía desordenada " 9 . Si los estudiosos de la literatura desarrollaban una "teoría de la corrupción", criticando el teatro del XVII , paralelamente se buscaba desarrollar un conocimiento científico. D'Alambert apuntaba: "si pudiéramos pasar matemáticas contrabvando a España, la influencia de sus pensamientos claros y racionales se extendería minar la Inquisición" 1º, en la convicción que la disciplina y rigor del saber físico - matemático debía jugar un papel determinante. Así, entre los manuscritos de Bernardo José Zaragoza y Vilanova (1627-1679) que se conservan en la Academia de la Historia y que fueron redactados en los comienzos del

8 A.M urato ri , Riflessioni sopra il buon gusto intorno le scienze e le arti. Ve nezia. 1108.

10 J. Sant os Puerto, "E l padre Sarm iento y la introd ucció n de Newton en España". en Llu/L.

9 R.P.Sebold, "Martin sarmi ento y la doctrina neoclásica", en ínsula nº 366 , mayo 1977, pp.1-1 2 .

Revista de la sociedad española de historia de las ciencias y de las técnicas, n ° 39, 1997. pp. 697-734.

101

siglo 11 figura el índice de un curso dedicado a la geometría, álgebra, armonía, astronomía, geografía, náutica, trigonometría, óptica, estadística, arquitectura, pirotécnica e instrumentos matemáticos donde se hacía evidente en qué medida se buscaba una alternativa a las "aberraciones barrocas", buscando adecuar el reacio y hostil ambiente español a las novedades europeas . Lo singular de la propuesta de Zaragoza fue entender que las ciencias eran solidarias unas de otras, lo que llevaba a plantear cuanto la ciencia experimental cobraba importancia .12 Apuntar como se había hecho la corrupción en la poética implicaba la existencia de un estado anterior, conforme a "reglas", abriéndose la preocupación por conocer que había sido el siglo XVI. Y para ello era preciso armonizar los axiomas estéticos del clasicismo con las nuevas ideas sobre la ciencia, la sociedad o el arte. Se buscaba el nacimiento de un moderno hombre de letras planteándose

-y de nuevo la cita a Maravall- tanto exaltar

el pasado de la nación como presentar los esquemas de una razón científica lo que, en consecuencia, llevaba a reflexionar sobre cómo surgió aquel "momento de oro". Era pues preciso comprender cuando

y como se generó la lengua perfecta. Se

retomaron las pautas esbozadas por Caramuel, cobrando la idea leibniziana de lenguaje universal nueva dimensión, lo que permitió a Umberto Eco comentar el episodio lingüístico -narrado en el Génesis- de cómo Adán puso nombre a todos los ganados, aves del cielo y animales del campo .13 El problema, apunta Eco, radica en conocer con qué lenguaje puso nombre a aqu ellas criaturas, al estar Adán solo con Dios en el Paraíso : porque aquel fue el último momento en el que Adán utilizó un lenguaje que no era construcción social o cultural debiendo recurrir, tras su expulsión, a una lengua inventada (lengua artificial) , basada tanto en reglas sintácticas como vocabulario. 14 La reflexión sobre el origen 1o2

y el conocimiento del lenguaje supuso el arranque del interés por la historia, hecho que se

produciría no solo entre los jesuitas estudiosos de ciencias y letras sino también en una aristocracia preocupada tanto por un cambio en el. "gusto" como por afrontar ciencia, arte, literatura e historia desde un espíritu renovador, abierto más a las corrientes extranjeras que no a la tradición barroca española, calificándose como "novatores" a los partidarios de dicha modernización .15 Primero en tertulias y luego constituidas estas en Academias (en 1713 se aprobó la Real Academia de la Lengua y en 1735 la Real Academia de la Historia) al poco se propondría -consciente de cómo los participantes en una lo eran también en la otraunificar una con otra, creando una nueva Academia Real de Ciencias, Bellas Letras y Arte, pretendiendo así codificar un saber enciclopédico.16 Dicho de otra forma, desde una más que amplia y plural inquietud intelectual se proponía (sin que en ello participaran arquitectos o artistas) cuestionar los criterios del arte o de la arquitectura tardobarroca: y no desde supuestos formales sino desde la pretensión de configurar un cañamazo teórico desde el cual afrontar el tema del nuevo lenguaje. Preocupación común no era tanto organizar una "academia universal" sino afrontar el estudio desde supuestos ·comunes, basándose para ello tanto en la cultura legada de la Antigüedad como en la reconstrucción de un patrimonio nacional. Más que pretender difundir nuevos criterios, la reacción común fue rechazar ideas antiguas, "desaprender lo

11 V. Navarro Broto ns, " Los jesuitas y la renovac ión científica en la España del siglo XV II ", en

16 E. Ve lasco Moreno, " Nu evas in sti tuciones de sociab ilid ad: las acade mi as de fi nales del

Estudia Histórica. Historia moderna . nº14, 1996, pp .1 5-44. nota 99.

siglo XV II y com ienzos del siglo XV III ", en Cuadernos diecioch istas, n ° 1, 2000. Universidad

12 F. López "Estud io prelimin ar", en J.P. Forn er, Discurso sobre el modo de escribir la historia

de Salamanca . pp.39 -55 . Igualm ente, J.J. Be rb el Rodríguez, Orígenes de la tragedia

de España . Informe fiscal, Barce lona , Labo r, 1973, p.11. 13 Gé nesis 2, 19-20.

neoclásica española (1737-1754). La academia del buen gus to, Sevilla, Universid ad de Sevilla, 2003, det alla la parti cipac ión de Monti ano, Nasarre, Ignacio de Herm osilla, Luis Ve lázquez, Ca m po manes , lriarte así co mo el joven Eugeni o Llagun o, fa mili ar de Montiano.

14 U. Eco, La búsqueda de la lengua perfecta , Barce lona, Critica, 1993 , pp .1 9-20. 15 A. Mestre, Historia, fueros y actitudes políticas. /vlayans y la historiografía del siglo XVIII, Valenc ia, Un iversidad de Valencia. 2001.

aprendido"17 y, desde el rigor metodológico, prescindir de gestos gratuitos, ceñirse a reglas y entender cuanto el clasicismo greco latino o renacentista debían de ser esenciale s para quien buscara elaborar o reelaborar materiales. Como poco más tarde señalara Diego de Villanueva, tras asumir las opiniones de tratadistas franceses e italianos y señalar como "el uso se ha convertido en ley, reflejaría tal duda al comentar "un ejemplo sería medio más eficaz para expresar a Vm. mis pensamientos, y cuatro o cinco descripciones de algunos edificios expresarían más que muchos volúmenes; pero, ¿dónde están éstos? Yo, la verdad, no hallo alguno que proponer por modelo de una verdadera arquitectura"

18

.

La erudición fue ahora operativa al suponer búsqueda de pureza común a literatos, artistas o filósofos, lo que implicó una vuelta a la naturaleza, a la simplicidad de costumbres y al primitivo candor de quienes buscaban transformar la sociedad y posibilitar un mundo moderno . Sin duda los descubrimientos de Pompeya y Herculano tuvieron repercusión tanto en arqueólogos como en hombre de letra y artista de acuerdo con lo que Bossuet había planteado poco antes al señalar "d'ailleurs · il seroit honteux, je ne dis pas

a un

prince, mais en général

a tout honneste

homme, d'ignorer le genre humain, et les

changemens memorables que la suite des temps a faits dans le monde".19 De manera indirecta se retomaba la "querella" entre los antiguos y modernos proponiendo Ignacio de Luzán (1702-1754) un compromiso entre el clasicismo y las nuevas instancias, "la razón y las reglas de Aristóteles ( ... ) han sido siempre la norma más venerada de todos los buenos poetas"

2

º lo cual llevó a un doble debate: entender la naturaleza como referencia,

posibilitando "hacerla y representarla" (lo que supone abrir el debate sobre el gusto) o, lo que es lo mismo, establecer clasificaciones, ordenar categorías y fijar prescripciones técnicas, lo que suponía enfatizar "la necesidad que hay en España de que se restablezcan las ciencias, las artes liberales, el buen estilo y el buen gusto"

21



El "gusto", entendido como placer estético del espectador, se convirtió en norma básica; a su vez, revitalizar el concepto "naturaleza", concebida como cambiante y en continua evolución, implicó que el arte fuera "imitación" de la naturaleza: "La naturaleza dará reglas, pero no las recibe ... si en las artes mecánicas es lícito y cada día lo vemos, añadir nuevas cosas a lo inventado ¿Por qué no hemos de hacer lo mismo en las artes y las ciencias?" 22 . Desde estos supuestos, se revalidaron los postulados y axiomas del clasicismo por lo que instaurar el concepto mismo de 'n orma suponía depurar y eliminar las "aberraciones" barrocas . Se buscó revalorizar los postulados y axiomas del clasicismo : la reacción antibarroca impuso definir "reglas" y debatir sobre el "buen gusto", depurando "aberraciones" anteriores. Y desde la preocupación por entender que debían ser las "reglas" Luzán dedicó uno de los capítulos de su Poética (aquel que hacía referencia al "origen, progresos y esencia de la poesía") a explicar como la referencia poética "a las chozas" debía entenderse como punto de partida .23 Planteó cuanto el acto de creación (cierto que se refería a la poesía, si bien cabría hacer abstracción al resto de las artes) era universal, situándose mas allá tanto de etapas históricas como de diferencias idiomáticas o nacionales. Apuntaba tomar como referencia tanto los

17 J. Pérez Maga llón, "Cri sis del im pe ri o y qui ebras de la moderni dad", en Actas del 40

19 J.B. Bossuet, Discours sur /'histoire un iverse l/e, Bibli a Bazaa r, 2008 .

Congreso de la ACH, 20 04 do nd e cita a Olga Quiroz- Mart ín ez, La in troducción de la fi losofía

20 R. Fro ldi "S ignifi cac ión de Luzá n en la cultura y literatura española del siglo XVIII " en

moderna en España. El eclecticismo español de los siglos XVI y XVII , México D.F. El Co legio

Actas de l VI Congreso internacional de hispanistas, Toro nto, i 980, pp.285-288 .

de México, 1949. p.1 73 18 C. Samb ric io, "Di ego de Villanu eva y los " Papeles Críti cos de Arquitectura", en Revista de

21 /bid. p. 286 22 J.J. Be rb el Rod ríguez, Orígenes de la tragedia neoclásica, op .cit not a 20.

Ideas Estéticas, vo l. 31, abril 1973. nº122 . 23 !b id. not aA3.

103

Ignac io de Luzá n, Poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies, Madrid, 1789

modelos greco - latinos como los del siglo XVl 24 y, en la Carta latina de Ignacio Philatetes, escrita en 1742, destacó como en España reflorecían en España las letras en un intento de volver al siglo áureo que fuera el de Carlos V y Felipe ll. 25 Los estudios sobre los orígenes del conocimiento marcaron a quienes insistían en la necesidad de establecer reglas universales fundadas en la razón . La Poética de Luzán (así como también sus Memorias literarias de Paris o el prólogo a La 104

Razón contra la fvloda) se publicaron simultáneamente a los Orígenes de la poesía castellana de Luis José Velázquez, Marqués de Valdeflores (1722-1772). El universalismo racionalista llevó a que la validez de un argumento, de una regla o de un principio no radicara en la autoridad de quien la formulaba sino en la racionalidad , en el buen gusto que dicha regla poseía en sí mism a. 26 No olvidemos sin embargo tanto la pretensión de Menéndez por constituir una Academia de Bellas Artes como que en los debates celebrados en la Academia del Buen Gusto (allí donde se formularon tales ideas) participaron también Ignacio de Hermosilla (1718-1794)

y Felipe de Castro (1711-1775), académicos ambos luego de San Fernando si bien

con intereses, cultura y planteamientos distintos: porque si Ignacio Hermosilla se situaba en la línea de los anteriores Castro, por el contrario, defendía opiniones próximas a los supuestos del barroco clasicista defendido por Ventura Rodríguez. Ignacio de Hermosilla no solo sería Secretario de la Academia de San Fernando, sino hermano de José de Hermosilla, .ocupando la plaza que Diego de Villanueva había renunciado

y antes de marchar a Roma, había participado en la realización

en distintos info rmes arqueológicos cumpliendo una función bien específica: paralelamente al informe adjuntaba planos con levantamientos fidedignos al igual que hiciera Diego de Villanueva en su colabo ración con Luis José Velázquez en su

24 l. Luzán, Poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies , Madrid,

25 R. Sebolt , Introd ucc ión a Ignacio Luzán. La poética o reglas de la poesía en general.

1789. En la segu nda ed ición (1. IV) introd ucía una reflexión sobre la idea que la poesía

Mad rid , Cátedra' (Let ras Hispáni cas). 2008. Come nta cómo, d urante la estancia de Luzán

(literatura) era universal. estando por enc ima de las diferenc ias idiomáticas .

en París. visitó la Sorbona. la Un iversidad y colegios, los teat ros. la Academia Francesa. las Acade mias de las Ciencias, de la Pintura, de la Escult ura y de la Arquitectura .. asistió a las

clases de física del abate No llet en la galería del Louvre . (p.8) . 26 !bid. p.10, cita la segunda ed ición de la Poética, p.152.

105 Luis Joseph Velázquez. incluido en: Crónica de la Orden de Alcántara/ Alonso de Torres y Tapia . En Madrid : en la Imprenta de Don Gabriel Ramirez, 1763. T. l. p. 168

estudio sobre el puente de Alcántara. El plano era modo de representación científico frente al impreciso (cuando no a lo "históricamente falso") dibujo, discerniendo lo auténtico de lo inventado al entender que frente a dibujos sin mediciones directas la opción era levantar planos aplicando el saber militar de la trigonometría. 27 Si años antes Montfaucon había integrado imágenes en

L'antiquité expliquée et representée en figures (1719-1724), ahora

el levantamiento aparecía como mejor medio para conocer la realidad. Y frente a descripciones como la que, por ejemplo, hiciera en 1732 Manuel Martí, en su descripción arqueológica del Teatro de Sagunto, ahora, al testimonio del pasado, se añadía una imagen que explicitaba no solo cual había sido la arquitectura del pasado sino también como esta se convertía en referencia paradigmática. 28 Frente a la preocupación archivística que en su día mostró Ambrosio de Morales ahora el testimonio de un levantamiento fidedigno buscó no tanto presentar una imagen cuanto testimoniar que significaba "seguir las reglas". La preocupación por la fidelidad en el dibujo de las ruinas sin duda fue determinante en la actividad de los pensionados en Roma como lo prueba que Domingo Loys de Monteagudo -quien poco más tarde también estuvo como

27 H. Gimeno "Avances y retrocesos de una disciplina: ilustrados españoles ante la epigrafía",

28 P. Navascues Palacio. "El teatro "romano" de Sagunto; ayer, hoy y mañana''. en Del ayer

en iluminismo e ilustración: le antichita e i loro protagonista in Spagna e in Italia ne/ XVIII

para el mañana. Medidas de protección del patrimonio, Actas 2004, pp. 411-420.

seco/o. Rodríguez Oliva, Investigaciones arqueológicas del marqués. p.19, Op.cit. nota 8.

106

Juan Bautista Sachetti: Planta del Palac io Real Nuevo con la Capilla en el lado norte. Arch ivo General de Palacio, Madrid

pensionado en Roma- al dibujar el templete bramantesco advertía como las medidas del edificio no correspondían con las facilitadas por los pensionados franceses. 29 José de Hermosilla se formó en una idea clara: si las

reglas

del arte eran indispensables, su seguimiento era condición

necesaria para alcanzar el buen gusto. Contrario a los criterios reclamados por arquitectos italianos que trabajaban en la obra del Palacio Nuevo de Madrid , aquellos que , en dicho momento, controlaban la docencia en el interior de la Academia de San Fernando, su preocupación por la historia (por la etimología) le llevó a discernir lo verdadero de lo falso, enfrentándose a quienes consideraban que la arquitectura había tomado el camino del falso moderno. Rechazaba, en consecuencia, el barroco clasicista de Bonavia, Ruta, Sacchetti, Rabaglio por cuanto entendía que estos no hacían sino componer con la máscara barroca cuando, en su opinión, la preocupación del arquitecto debía ser afrontar una teoría de la imitación capaz de valorar lo perenne e inmutable en lo clásico. "Imitar" era, para los integrantes de aquellas Academias, preocupación más que singular y, a la vista de su actividad en Roma, José de Hermosilla compartía la idea que "imitar" era el resultado de copiar un modelo antiguo valorado por la tradición. "Imitar" era ajustarse a las convenciones y características de un modelo dado, opinión confirmada por un Moratín quien -citando a Quintiliano- destacaría como "imitación es el resultado activo de la lectura reiterada".3º Desde tal supuesto, se hacía obligado el estudio de los órdenes clásicos para lo que se hizo preciso recurrir a la tratadística francesa y -como reconociera poco más tarde tanto José de Castañeda como Diego de Villanueva- utilizar tanto los textos de Perrault como Blondel . "Imitar" suponía asimilar la experiencia de los maestros 31 lo que posibilitaba tomar como referencia culturas pasadas que -acorde con lo expuesto por Mayans, al reconocer como "en España ... había muchos alfabetos que estaban en uso según las varias lenguas que se hablaban e ellos" 32 -propiciaron , cuanto menos, tres líneas de reflexión : los trabajos arqueológicos (se tratara de excavaciones o de viajes) propiciados por la recién constituida Real Academia de la Historia; la actitud de quienes tomaron la arquitectura clásica (la antigua y ejemplar) como paradigma y quienes, por último, buscando entender el origen de la arquitectura, reflexionaron no tanto sobre el lenguaje cuanto sobre la primera arquitectura del hombre dando paso, en consecuencia, a los estudios sobre la cabaña . Constituida la Academia de la Historia en 1738, entre sus objetivos figuró expurgar la historia de fábulas así como elaborar un diccionario histórico-crítico-universal de España que posibilitara el conocimiento "de muchas cosas que obscurecieron la antigüedad o tiene sepultadas el descuido". Siguiendo a Montfaucon, entendían que los objetos eran un medio para ilu strar la historia, razón por la cual no solo se calificaba a los edificios como testimonio de una realidad pasado sino que también libros, estatuas, bajorrelieves, inscripciones o medallas se convertían en objeto de estudio . Desde la Academia de la Historia

29 Academ ia de San Fern and o. Junta Parti cular de 17 de ene ro de 1760. Se hace refere ncia a

para llamar plagio, copia, robo exec rab le, lo que es tal vez prueba de talento, co n profun da

la carta que Prec iado de la Vega envió a la Acade mia de Sa n Ferna ndo sob re la acti vidad de

med itación''. ver la edi ción de F. Lázaro Carreter,

los pensionados . En Junta Ordin ari a de 8 de ab ril de 1760 se co mentaba la no co in cid encia

Barcelona , 1970, t . 1, p. 232.

de los levantami entos de Loys respect o a los dibuj os franceses .

31 R. P. sebo ld, op.cit, nota 8.

30 Moratín esc ri bió sobre inve nción e imitac ión, " Lo que se llama inve ntar en las artes no

32 carta de Mayans a An drés Marcos Burri el de enero de 1745 . En Jaim e Siles, /'v/ayans y /a epigrafía ibérica, Oliva, Ayuntami ento, 19 81.

es otra cosa que imitar lo que existe en la naturaleza, o en las obras de los hombres, que la imita ron ya . El que se pro ponga no co in cidir nun ca en lo mismo que otros hi cieron, se propo ne un método eq ui vocado y absurdo, y el que huye de aco modar en sus ob ras las perfecc iones de otro art ífi ce , pudi endo hace rlo co n oportunidad, vo luntari amente ye rra [ .. .]. El qu e no estudi a por buenos prin cipi os la razó n de las artes , nada de esto entiende; y lu ego que halla en cualqu ier ob ra algún pasaje que tenga se mej anza co n ot ro, eso le basta

Introducción. /'v/oratín en su teatro, Labor,

107

1~_ 1 _, 1 r.

t 'JJ

108

Tomás López Enguídanos, Vista del teatro

de Sagunto desde la izquierda del barranco, 1804

la erudición se convirtió en pauta, entendiendo como la "recogida de antigüedades, entendiendo que el objeto desenterrado -el que emergía del pasado- se convertía así en el "gran libro de la historia". 33 En pocos años fueron varias las expediciones científicas de carácter arqueológico, destacando las llevadas a cabo por el Pad re Bu riel, Pérez Bayer, Velázquez, Comide, Ortiz y Sanz, etc. , sumándose a estas las iniciativas promovidas por Ensenada (quien propició tanto el estudio de los yacimientos de Clunia, Segóbriga, Numancia y Mérida como aprobó el rescate de la embarcaci ón romana hallada en Cartagena) o las encomendadas por un Fernando VI al ingeniero Carlos Luján para excavar en la malaguefía villa de Cartama con fin de recoger antigüedades. 34 El historiador se convertía en arqueólogo : y no sólo Ignacio

33 W V. Qui rosa García, "El nacimiento de la conciencia tute lar. Origen el siglo XVIII", en

y desarrollo durante

Revista electrónica del Patrimonio Histórico, nº2. junio 2008.

34 Ve r tanto P. Flodríguez Oliva y L. Baena del Alcázar, " Excavaciones arqu eológicas en Cártama durante los años 1833 y 1834", en

Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia ,

Un iversidad de Málaga 34, 2012, 165-219, co mo P. Corrales Aguilar " El poblamiento romano en Cártama", en

Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia, Universidad de Málaga 20.

1998, pp.306-320.

de Hermosilla retomaba al estudiar las ruinas de Talavera la vieja la antigua ordenan za de 1578 que mandaba conservar los edificios antiguos existentes sino que también Velázquez, en 1752, iniciaba su viaje "destinado para aberiguar y reconozer las antigüedades de España".35 Si bien desde un principio la Academia de la Historia centro su atención no solo en la catalogación sino también en la protección del patrimonio mientras que, al poco, la Academia de San Fernando estudiaba la arquitectura del pasado buscando tomar la misma como pauta para desarrollar una nueva opción . Cierto que los descubrimientos de Pompeya y Herculano potenciaron en España el interés por la excavación de yacimientos arqueológicos como que también configuraron la nueva valoración de la belleza ideal . Y si en ocasiones la arqueología se planteó como instrumento político -Buriel, Pérez Bayer o Velázquez participaron en el proyecto tendente a revisar la historia eclesiástica y su relación con España y facilitar argumentos (documentos) que sirvieran en las negociaciones del Concordato de 1753, hubo también quienes buscaron conciliar la tradición anticuaria con una aproximación experimental a los testimonios del pasado lo hicieron (conscientes o no- desde la intención por identificar la monarquía borbónica con la grandeza de la antigüedad romana. Los primeros buscaron localizar "monumentos" que pudieran ser de utilidad en la historia de la nación nutriendo de este modo la erudición arqueológica y forzando estudios donde la característica fundamental sería el intento de periodización. Preocupados en debatir si habían sido los italianos o los españoles quienes primeros corrompieron el "buen gusto" renacentista, el problema fue bien rescatar edificios del pasado bien buscar en la historia (o en la naturaleza) no solo los orígenes del lenguaje sino una gramática que legitimase sus reglas . En 1727, Falconet había propuesto estudia la cultura francesa de manera similar a como en su día lo hicieran griegos y romanos, "¿Por qué ignorarnos a nosotros mismos y no hacemos como hicieron los griegos y romanos?" 36 .Sin embargo, no todos en el interior de la Academia de San Fernando participaban de tales planteamientos . La Academia de San Fernando, a diferencia de como se constituyera la de la Lengua y la de la Historia, no fue la "oficialización" de unas tertulias de intelectuales que buscaban modificar la situación cultural de España sino, por el contrario, como continuación de la obra del nuevo palacio, reconociéndose en la Junta Preparatoria haber sido concebida "bajo la protección de Su Majestad y gobierno del ministro que cuidase de la gran fábrica del nuevo palacio". Y la frase, que aparentemente podría aparecer un formalismo sobre la generosidad del rey, encerraba una segunda intención que pronto se reflejaría en las rivalidades entre los "caballeros aficionados y los artistas de las tres nobles artes" 37 . El impreciso objetivo de la Academia ("cuidar de la gran fabrica") suponía tanto que en la misma debían formarse tanto quienes luego trabajaran en palacio como que debía ser lugar de debate y discusión. Y si para los primeros la referencia al barroco clasicista italiano constituía el ideal arquitectónico, para los segundos, para quienes buscaban recuperar el nivel de cultura que poseían las naciones más avanzadas, era preciso tomar como referencia Paris, como señalará Luzán en su Introducción a las Memorias literarias de París : "no creo adular a una

35 Desde la vo luntad de la Coron a por recabar argum entos con los que negoc iar el

36 D. Poulot, "Naissa nce du mon um ent hi st oriqu e", en Revue d'histoire moderne et

Con cod ato de 1753, Ense nada comision ó a Francisco Perez Baye r. Andrés Marcos Burri el

contempora in e, nº3 , 1985 (n'32-3), P.422.

y a José Luis Velázquez re aliza r viaj es arqu eológicos, cen trado este últim o en España. Ve r

37 Premios de la Academia de San Fern ando. 1753 ... Hízose la Academia, con este fi n, un

la Instrucción que ha de observa r Don Luis Ve lázquez de la Rea l Academia de la Historia,

congreso de caba lleros afi cionados y de los más hábiles prof esores de las tres artes con

en el viaj e a que está destinado para averiguar y reco nocer las antigüedades de España.

el titulo de Junta Preparatoria, baj o la protección de Su /Vlajes tad y gobiern o del /Vlinistro

So bre el viaj e, ve r J. Salas Álva rez " El Viaj e de España del Marqu és de Va ld eflores. Un intento

que cuidase de la gra n fabrica de l nuevo Pa lacio Real. C. Sambri cio "Las Orac iones en la

fallido de catalogación de los monum entos y antigüedades de España", en SPAL . Revista de

Academia de San Fern ando" en Revista de Ideas Estéticas, nº136, t . XXX IV, 1976, nota 8.

Prehistoria y Arqueología, nº19, (2010), 9-34.

109

nación, ni agraviar a las demás, si digo que París es el centro de las Ciencias y Arte s, de las Bellas Letras, de la erudición, de la delicadeza y del buen gu sto. ( ... ) Y no podía dejar de ser así; porque los efectos siguen infaliblemente a sus causas (no interponiéndose estorbos), y una vez establecido en una Nación los principios de la cultura, y cimentadas las causas de la erudición, era seguro que debían seguirse los efectos de la cultura y de la erudición de toda la Nación. Y siempre que en cualquier-a otra parte se echen los mismos cimientos , se pongan los mismos medios y concurran las mismas causas, se con segui1-án los mismos progresos y las mismas ventajas . Esta proposición , que yo creo innegable, ha sido y es el objeto de estas Mem orias".38 Carvajal, que tenía como preocupación fundamental re staurar la Monarquía, envió a Luzán a París como secretario del embajador español, el duque de Huéscar. El objetivo era "conocer el estado cultural de Franc ia, ver las consecuencias

1



que tiene seguir ciertos principios, de descubrir en aquéllas el modelo o la norma del progreso, camino que lleva «a la 110

felicidad en los Estados". 39 Si Sempere apuntó en su día como ya en tiempos de Carlos

11

la Corte de España "vestía

a la francesa" puntualizando Américo Castro como la

1

¡

relación cultural con Francia no se inicio súbitamente con el

j-

reinado de Felipe V. El arribo de Luzán a París supuso no sólo

i

preocuparse por temas de estética sino también por buscar

1 1

conocer -como reconocerá en el documento mediante el cual propone la creación de una academia universal- las cuestiones de arquitectura . Como hombre del siglo XVIII, Luzán tenía una fe casi ciega en la ciencia: "la ciencias y las artes están hoy tocando casi su perfección , mil descubrimientos, mil inventos, mil máquinas, mil nuevos métodos allanan todas las dificultades y facilitan los estudios. En todas partes, en todas las lenguas se habla y

38 Pro logo de Ignac io de Luzá n a /Vlemorias literarias de París, Mad ri d, 1751. Ver J. De merso n. «Un aspect o de las re lac iones hispanofrancesas en ti em po de Fern ando VI: las Memori as

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literari as de París de Ignacio Luzán (1751)» en AA . VV., La época de Fernando VI, Oviedo, Cátedra Feij óo, 19131, pp. 247-273 . 39 Juan del Agua " Luzán y sus memorias literarias de Parte" en Cuenta y Razón . nº29, 19137-

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José de Hermosilla, Palacio de los Conservatores, Roma, 1788

111

se escribe científicamente".4 º Luzán llegó a un París donde Boffrand reafirmaba en su Livre d'Architecture la continuidad entre la cabaña y la arquitectura posterior, preocupación que él ya había expresado en 1737 y que años más tarde propondría de nuevo. Proclamando como "no hay que enseñar verdades sino establecer dudas", Luzán llega donde Diderot y d'Alambert cuestionan los orígenes de la arquitectura y debaten si esta es o no un arte que imita la naturaleza y dónde, igualmente, conoce a quienes entienden la estética como ciencia general de la creación artística y, sobre todo, entiende cuanto Caylus añade a la visión de Montfaucon una nueva relación con la ruina . Y estas opiniones quedarían reflejadas, por ejemplo, en la

Oración que en 1752 publicó en la Academia de Buenas Letras de Barcelona al destacar como "la imitación de la naturaleza en lo universal o en lo particular ".41 José de Hermosilla se había formado en un ambiente en el que, superada la crítica contra Churriguera, la preocupación era combatir a quienes ignoraban la necesidad de ajustarse a normas y reglas (la verdad clásica), oponiéndose a un barroco donde sólo había variado el lenguaje formal, sustituyendo grutescos y rocallas por elementos pertenecientes al lenguaje clásico. Contrarios a quienes desconocían el alcance del concepto veritas formulado por Vitruvio -y que caracterizara al "Saber romano" - Hermosilla entendía que tal era, precisamente, no ya la lección de las ruinas sino el valor del lenguaje clásico . Sin plantearse inventar soluciones su preocupación era cuestionar lo conocido para luego, como señalara Voltaire "ayudarnos con el compás del matemático y la entorcha de la experiencia puesto que sin ellos jamás podría darse un paso hacia delant:e" 42 . Reclamando el rigor del geómetra y no la fantasía del poeta movido por la antigüedad Hermosilla asumía que para mejor conocer las reglas era preciso la observación directa de los órdenes clásicos: y frente a las distintas interpretaciones llevadas a término a lo largo de la historia, se reclamaba simplificar las mismas, buscando constituir un sistema capaz de reducirlas a principio. 11 2

En 1737, .José de Hermosilla había iniciado su actividad como ingeniero militar pasando pronto a trabajar con Sacchetti en las obras del Palacio Real de Madrid, donde llegaría a ser Teniente principal arquitecto de aquellas obras . En 1747 marchaba a Roma donde, según Llaguno, traduciría el texto de Vitruvio del mismo modo que también según Llaguno escribió -por encargo de Carvajal- un tratado de geometría. Colaborador de Fuga en las obras para la Embajada de España43 , Tormo comentó en su día cuanto el entonces responsable de los pensionados, Preciado de la Vega reclamaba como necesario la compra de estampas para los estudios de arquitectura. De vuelta a Madrid , en 1752, era nombrado Director de Arquitectura de la Academia de San Fernando, simultaneando tal cometido con Ventura Rodríguez , iniciando así un desencuentro que durarían casi cuatro años, hasta que en 1756 Hermosilla abandonó la Academia al haber sido nombrado por el Rey ingeniero extraordi nar'io. 44 Las diferencias con Ventura Rodríguez (1717-1785) eran lógicas: si Hermosilla entendía que la referencia a la historia era el punto de partida de una nueva arquitectura, oponiéndose al mismo tiempo a quienes mantenían una composición barroca

40 /bid.

44 La not icia dada por Elías Torm o so bre la acti vid ad de los pensionad os aparece en Los

41 Monti ano. Luzán y Aróstegu i fu eron nombrados Acadé mi cos de la recién co nstituida

españoles en Roma. Madrid, Mini st eri o de As untos Exteri ores. 1941, apa rece en p.30 6. El

Academ ia de Bu enas Letras de Barcelona. enviado los tres "cartas gratulat ori as" que

nombramiento de José de Hermos illa y Ve ntura Rod ríguez co mo Directores de Arquitectura

se publicaro n en Rea l Academ ia de Buenas Letras de la ciudad de Barcelona. to mo 1,

de la Academi a se prod ujo en Ju nt a Ordinari a de 16 abril 1752, siend o Tenientes Alej andro

Barcelona. ed. Franc isco Sarri á. pp.70 , 80 y 88 respectivamente .

Velázquez y Di ego de Villanu eva.

42 F. Lafarga, Volto ire en Espagne (1734- 1835). Oxford. Th e Voltaire Foundati on. 1989 . 43 La refe rencia a la labor desarrollada po r Hermosilla desde 1737 aparece en Acade mi a de San Fernando, Junta Ordinaria de 12 juli o 1755 . Sobre su parti cipación en la obra de Palacio ver la Oración de la mi sma Acade mia de 1752, p.35.

En Junt a Ext raord inaria de 28 octub re de 1756 se daba cuenta del nombramiento de Hermosilla como Ingeniero Ext rao rdin ari o, por lo que debía dej ar la Acade mi a. Tras fe li cit arle. dec idía no desposeerle de su ca lid ad co mo Director y nombrarle Académi co de Hono r y de Merito.

11 3 ~>

111

Biblioteca Nacional de España ~

Giovanni Batti sta Sacchetti , Proyecto de esca lera para el Palacio Real de Madrid , Madrid , Bibioteca Nacio nal

que disfrazaban mediante una fachada clasicista, Rodríguez defendía precisamente lo contrario, como se evidenciaría en las criticas que Carlier y Sachetti formularon a los proyectos que Hermosilla remitió desde Roma .45 A estas diferencias pronto se sumó una más: al entender la Academia la necesidad de contar con un curso completo de arquitectura civil, en junio de 1753 encargaba un "cuaderno de geometría" a ambos directores, presentando este solo Hermosilla y alegando Ventura Rodríguez distintas razones para no presentar el suyo.46 La situación llegaría al extremo que, conocedora la Junta Particular de haber redactado en Roma Hermosilla el Curso de Arquitectura Civil pidió a este facilitara dicho manuscrito al Conde de Aranda "para que este lo reconozca y lo arregle por la sociedad de esta corte". Lo singular entonces de aquel curso es que se proponía como referencia paradigmática la obra del Escorial destacando Aranda la importancia del monasterio en

45 Sobre su acti vidad en Roma co nsultar tanto Llagun o (op.cit. t.I V, p.265) co mo, en el

46 Hermos illa prese ntó en Junta Parti cu lar de 7 juni o 1753 su "Cuadern o de Geometría",

Arc hivo de la AS F, la docum entac ión co rres pondiente a las ant iguas signaturas Armari o 1,

cosa que no hizo Ve ntura Rod ríguez.

mss.66 donde se detalla el rechazo que los planos enviados por Hermosilla desde Ro ma suscitaro n ta nto en Sachetti como en Carlier. Ver Junta Ordi nari a de 5 agosto de 1750.

114

Prop uesta de Ventura Rodríguez para una catedral , hacia 1740-45, Madrid , Biblioteca Nacional.

la enseñanza académica. Sabemos que levantó planos del mismo y que, en su momento, la Corporación estableció que estos se enmarcaran y pusieran en las salas de dibujo.47 Entender que el choque de opiniones que se produjo en la Academia de San Fernando fue consecuencia de los descubrimientos arqueológicos realizados en Italia es equivocado como lo prueban tanto las polémicas mantenidas en el interior de la Academia entre los consiliarios y quienes impartían docencia como los muy diferentes contenidos de las Oraciones pronunciadas· en las sesiones públicas de la Academia con los temas propuestos en los Premios convocados en los primeros años de la institución .48 Si los Premios de arquitectura fueron, cuanto menos en los primeros años de la Academia de San Fernando, preocupación fundamental de los profesores, quienes por el contrario se preocupaban por replantear los objetivos de la cultura española centraron su atención en el estudio de los monumentos. Buscando hacer oír su opinión las Oraciones se plantearon como expresión de quienes -contrarios a aquellos otros para quienes el uso de había convertido en ley- proponían estudiar los testimonios de un pasado capaz de legitimar el poder de la Corona. En

1752

pronunciaba

el por

embajador vez

Clemente

primera

una

de

Oración

Aróstegui pública

centrando su presentación reclamando la utilidad que la arquitectura prestaba a la monarquía, gracias a la cual esta

47 En Junta Particu lar de 23 octubre 1753 la Academia señaló que. dado que Hermosilla había escrito su Curso de Arquitectura Civil, pasara est e al Conde de Aranda para que lo reconociera y arreglara . En base a aque l documento Aranda reclamaría el estudio, en la Academ ia, de la obra del Escorial. Recordemos por ot ra parte que Hermosilla había levantado planos del ed ificio, disponiendo la Academ ia (ver Premios de 1802, p.3) que los mi sm os se situ ara n en la Sala de Arqu itectura. Y que aque llos dibujos no debieron ser únicos, existien d o co pi a de los mism os. como lo prueba el co m entario aparec ido en

Diario de fvladrid de 30 de mayo de 1810. dando cue nta de la venta de los mismos .

48 Interesa contrastar el estudio de Delfín Rodríguez sob re los Premi os de la Academ ia de San Fernando (en particular, los t emas propuestos) con las cuestio nes planteadas en la Oraciones . Ver D. Rodríguez, Hacia una nueva idea de Arquitectura. Premios generales

de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1753-1831, Madrid, Ministerio de Cultura 1992. así co mo el citad o art ícu lo de C. Sambrici o "Las Oraciones en la Academia ...", Op.cit. en nota 38 .

115

podía adquir·ir "mayor decoro ilustre". 49 Entendía que "gracias a la arquitectura, se pueden igualmente construir... suntuosos templos y palacios, populosas y hermosas ciudades, puertos y fortalezas que contribuyen, como antes hemos señalado, al mayor decoro de la majestad ilustre de la monarquía".

50

Argumentando desde la referencia al pasado, apuntaba como

el estudio de la historia debía ser base de una nueva forma de entender la arquitectura: y entremezclando referencias a la arquitectura griega con la romana, gótica o renacentista, apuntaba como esta (la arquitectura) "dio a España el famoso Templo de Hércules en Cádiz; los celebrados teatros de Sagunto, Itálica y Tarragona; los acueductos y puentes de Segovia, Mérida, Almaraz y Alcántara, nobles vestigios de la grandeza romana. Así se levantaron después los célebres templos de Sevilla, Toledo, Córdoba, León , Burgos y Salamanca. Y así se pasmó el Mundo al ver la octava maravilla del Real Palacio y Monasterio de El Escorial". 51 Aróstegui había sido, no lo olvidemos, el embajador en Roma que citaba semanalmente a Hermosilla no sólo para debatir sus adelantos sino también, al haberle encomendado como colaborador de Fuga, las obras en el edificio de la Embajada de España, para debatir sobre cuestiones en las que ambos coincidían. Las polémicas con Ventura Rodríguez sobre el

Curso de arquitectura evidenciaba así una corriente común de pensamiento que chocaba abiertamente con la manera de hacer de Miguel Fernández, el otro arquitecto pensionado en Roma, quien tan solo pocos años más tarde sufriría una feroz descalificación por parte de Diego de Villanueva, en sus Papeles críticos, acusándole de no haber entendido que significaba ahora el ideal clasicista no comprender la preocupación por la historia y ocuparse sólo por copiar, incorporando en una misma obra el conjunto de los elementos entonces de moda.52 La opinión de Aróstegui no era excepcional al señalar cuanto la arquitectura egipcia, romana, gótica o renacentista suponían lecciones de la historia como lo evidenciará, solo dos años más tarde Agustín Montiano (primer director de la Academia de la Historia) al destacar en una de sus odas "el griego, si, el 116

romano/a, el egipcio no ya sólo presuma/que ha de ocupar el baba/tiempo la siempre ejercida pluma/más empeño a su mano/se ha de ofrecer, que los que aún hoy admira/el arte de Roma, Athenas y Palmira". 53 La actitud de los novatores presentes en la Academia de San Fernando era clara y su interés por la antigüedad se basaba al identificar la monarquía borbónica con la cultura del mundo romano . Por ello su interés se centraba en el estudio de los monumentos, en los testimonios de un pasado capaz de legitimar el poder actual. La erudición primaba sobre la voluntad por desarroUar una historia, y la opinión del abate Dubas "no todo lo que se ha hecho merece ser descrito". El estudio de "la regla" se oponía, como ya se ha apuntado, a la valoración sobre el origen de la arquitectura, a la idea de una arquitectura natural primigenia. Desde esta reflexión , y entendiendo que esta era la formación que José de Hermosilla recibió antes de marchar a Ftoma, podemos encarar su obra reflexionando sobre cinco propuestas concretas: el tratado; los estudios que .reali za en Roma sobre la arquitectura de Miguel Ángel; el viaje a Granada para estudiar las antigüedades árabes; su labor como ingeniero, redefiniendo urbanísticamente Madrid y, por último, sus proyectos arquitectónicos en Salamanca o Roma. El Tratado de arquitectura civil, en consecuencia, no sólo debe analizarse desde la perspectiva romana sino entendiendo cuanto reflejó los debates existentes en los medios intelectuales madrileños de los años cuarenta, cuánto sus opiniones

49 Distribución de los Prem ios concedidos por el Rey Nues tro Señor. Mad rid. 1752. p.38

de arquitectura descubierta poco tiempo ha por un hábil prof esor. identifi ca a este

so Ver nota 8.

"hábil" arquitecto co n Miguel Fe rn ánd ez. autor del altar de la iglesia de San Antonio de los

51 Distribución de los Premios concedidos .. ., Op.cit. p. 39 . 52 Diego de Vi1lanueva. Diferentes papeles críticos. Valenc ia. 1766. Sánchez Cantón. en Fue ntes literarias para la Historia del Arte Españo l. to mo V. Madrid . 1941. p. 138 (qu e corresponde a las 24-25 del li bro de Villanueva) identifica en la carta Sobre una antigüedad

portugueses. en la calle de la Pu ebla. 53 Distribución de los Premios concedidos por el Rey Nuestro Se ñor... 1754. Égloga de Mont iano. pág. 61.

coinciden con las apuntadas por Luzán , Montiano o Aróstegui, y como, paralelamente, diferían de las mantenidas por Velázquez o Ventura Rodríguez . De alguna manera el manuscrito en su día publicado por Delfín Rodríguez refleja no tanto el quiebro entre dos maneras distintas de entender la arquitectura cuanto se configura como síntesis de una larga reflexión , evidenciando cuanto la reclamada duda terminó por plasmarse en pauta. Se entiende entonces que, pese a existir, evidentes diferencias, Villanueva configurara junto con Castañeda y Diego de Villanueva el núcleo de quienes buscaron abrir puertas a lo que sería la arquitectura de la razón. El encargo que José de Hermosilla recibiera por parte de la academia para estudiar las ruinas árabes de Córdoba y Granada es consecuente con lo antes señalado como lo es también el trabajo que realizara al levantar planos del monasterio del Escorial. Si poco antes en Granada Sarabia había aportado a la Academia unas coloridas acuarelas haciendo ver lo singular de la decoración árabe, José de Hermosilla (junto a sus dos ayudantes) levantaba secciones, dibujaba plantas de cubierta, trazaba planos en los que definía las conducciones de agua y, de manera clara, evidenciaba cuanto el debate sobre la necesidad de llevar la ciencia a la arquitectura no significaba imprecisos sino, por el contrario, testimonios de la realidad. La marca de Hermosilla de la Academia abría paso a Diego de Villanueva, nombrado ahora director de arquitectura y próximo en todos los sentidos a las posiciones defendidas por Hermosilla. Sin embargo a partir de 1760, la arquitectura plantea un nuevo quiebro y el debate sobre el lenguaje dará paso a una valoración del espacio en el que la Antigüedad será lo que caracterice la arquitectura del último tercio del siglo XVIII.

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