Hermosilla, Sebastián. Cementerio de La Serena. 2014

July 24, 2017 | Autor: Sebastián Hermosilla | Categoría: Ciudadanía, Arquitectura y urbanismo, Cementerios, Cementerios Patrimoniales, Historia De Los Cementerios
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Descripción

Ampliación del Cementerio de La Serena. Su incidencia patrimonial y de memoria en tensión con el territorio. Sebastián Hermosilla. Arquitecto, Universidad del Desarrollo, Chile. Estudiante de Magister en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica, Chile. Contacto. @sehermosilla, [email protected], [email protected], [email protected]

RESUMEN | El Cementerio General de La Serena se encuentra deteriorado debido al paso del tiempo, la expansión de la ciudad, y por tanto, el colapso respecto a la necesidad de espacio en su interior. El estudio propone valorar su historia, como patrimonio de la ciudad, y a su vez, propone también una manera de ampliarlo sin perder su carga histórica y aprovechar su condición privilegiada sobre el cerro, donde se encuentra emplazado. Se realiza un análisis de la ciudad y el territorio, que fundamenta su ubicación en la ciudad y la necesidad de ampliarlo en vez de crear uno nuevo en otro lugar. PALABRAS CLAVES | ampliación, memoria, procesión, ciudad, ausencia

INTRODUCCIÓN El caso del cementerio es donde la memoria se construye; las tumbas, mausoleos, nichos, son los símbolos de una vida que existió, que se representan en el lugar para el recuerdo o para la evidencia de su paso por la tierra. John Ruskin (1849) señala que sólo la poesía y la arquitectura poseen la fuerza para vencer el olvido de los hombres. Es la arquitectura quien permite al hombre morar, cuyo significado es la permanencia y la costumbre, el lugar donde uno puede volver y recordar. Se puede vivir, alimentar, hacer todas las funciones del hombre, pero no se puede recordar sin la arquitectura. Ruskin (1849) dice que: “es preciso poseer, no sólo lo que los hombres han pensado y sentido, sino lo que sus manos han manejado, lo que su fuerza ha ejecutado, lo que sus ojos han contemplado todos los días de su vida”. Es el tiempo histórico del edificio que lo carga y se transforma en parte de la memoria colectiva. De esta manera, desprendemos que la condición del edificio es la inmovilidad, no cambia, mientras que la condición de la vida de los hombres es ser pasajera; el cementerio encarna perfectamente está relación.

La forma de la ciudad de los muertos ha cambiado con el tiempo, no así su significado, ya que hablar del cementerio es hablar de la presencia física de la muerte, aquella que no solo evoca la despedida, sino también la visita y el recuerdo. El presente ensayo se desarrollará en el Cementerio General de La Serena, que se encuentra en un estado de deterioro debido al paso del tiempo y al crecimiento de la ciudad, que ha dejado obsoleto una tipología de cementerios propios del siglo XIX. El principal problema es el colapso en su capacidad, que ha generado conflictos en la gestión del mismo. Por esto, en este documento se propone una manera de intervenirlo, para satisfacer esta necesidad de espacio, y preservar sus cualidades patrimoniales únicas. El documento se dividirá en dos partes. Primero, desde su condición territorial, histórica y valorización patrimonial; segundo, desde cómo intervenirlo para salvaguardar las primeras condiciones mencionadas. 1. LA CIUDAD Y SU TERRITORIO, EL CEMENTERIO Y VALORIZACIÓN PATRIMONIAL. Para comprender el valor de este cementerio es necesario hacer un repaso las distintas etapas de la ciudad, ya que su morfología y su trazado no son un hecho aislado, es parte de los fenómenos económicos, políticos y culturales que forman parte de la historia de la ciudad. 1.1.La Ciudad de La Serena La ciudad de La Serena pertenece a la Región de Coquimbo. En la actualidad se encuentra caracterizada por procesos acelerados de crecimiento urbano, económico y demográfico, debido a la llegada de nuevos residentes al norte de la ciudad, que se explican debido a su estratégica posición respecto al norte grande del país y a la zona central1 , y también debido a sus atractivos turísticos, servicios de salud y educación2 . En su primera etapa, La Serena fue funda en 1544 al norte del Río Elqui por orden del Gobernador de Chile Pedro de Valdivia, y posteriormente en el año 1549, debido a los

1

Existe una demanda de la ciudad que va en crecimiento, debido a la instalación de mineras en la región de Atacama y Antofagasta y también al ser una oferta atractiva por su cercanía a la región metropolitana. 2 Información elaborada a través del documento del MINVU, “Ciudades con calidad de vida: Diagnostico estratégicos de ciudades Chilenas – Sistema urbano La Serena – Coquimbo”. Cap. II: Diagnostico. Página 17.

conflictos con los pueblos originarios proveniente del Valle del Huasco (Concha, 1871), fue refundada sobre una meseta al sur del río por el soldado Francisco de Aguirre, compuesta posteriormente por un damero irregular. Según Marquez de la Plata (1979), existen grabados del siglo XVIII donde muestran a una ciudad La Serena amurallada y de pocas edificaciones en su interior. También menciona que era una ciudad pobre, con una población en el año 1798 de: “poco más de tres mil habitantes”. En el siguiente siglo, esta marginalidad cambia radicalmente, con la integración de Chile al mercado mundial en el año 1830, La Serena se transforma y alcanza características urbanas, presentes en su estructura, equipamiento y aumento de población. A su vez, surge la ciudad portuaria de Coquimbo, cuyos asentamientos humanos se generaron según los requerimientos de la economía regional (Veliz, 1995). Debido a esto último, se presume que la arquitectura de tipo colonial característica de la ciudad, pertenece más a los comienzos del siglo XIX que a al siglo XVIII (Marquez de la Plata, 1979). Entre los años 1946 y 1952 se gesta e implementa el plan urbanístico llamado “Plan Serena”, que tuvo como propósito convertir la bahía de Coquimbo en un núcleo urbano en el que todo se una a un conjunto de lógica función.

Durante

su

ampliación

se

remodelaron y abrieron nuevas calles y se crearon

avenidas,

se

construyeron

edificios para los servicios públicos y establecimientos educacionales. El plan buscó también, la reestructuración de la ciudad,

remodelando

sus

espacios

preexistentes, revitalizando la ciudad de su deterioro

histórico,

generando

un

estilo, que según Veliz (1995): “le dio unidad y carácter a la ciudad”. Pero esto significó

también,

así

como

queda

revelado en el libro de Segues (1956), Fig. 1

Ubicación del Cementerio de La Serena.

que también significó la erradicación de

poblaciones callampas de los sectores que correspondían al valle y al mar, con la excusa de recuperarlo como parte de su patrimonio. Esta breve reseña histórica de la ciudad, es sumamente importante en la relevancia del Cementerio de La Serena; si no fuera por los cambios económicos, políticos y culturales del país y su repercusión en el norte, no hablaríamos más allá de un cementerio de “la pequeña ciudad de La Serena”. Entender el contexto histórico de la ciudad, ayudará a formar un criterio de valorización del cementerio, más allá de su patrimonio material, sino de su vínculo con la ciudad y sus visitantes. 1.2.El cementerio en la estructura de la ciudad La Serena se estructura a partir de tres plataformas que la hacen única entre las ciudades del país, al disponer y dividir el programa urbano en cada una de estas, de modo similar a lo que ocurría en algunas ciudades de la antigüedad: I.

La ciudad de la recreación y del ocio

II.

La ciudad de la vivienda y del trabajo

III.

La ciudad de los muertos o necrópolis

Fig. 2

Esquema de escala territorial.

Fig. 3

Croquis esquemático de las plataformas.

Estas se encuentran insertas en tres plataformas de distintas escalas claramente identificables. En la primera plataforma se encuentra la Avenida del Mar, al nivel del mar en la cota cero, la segunda está compuesta por el trazado histórico de la ciudad, que se encuentra en la meseta fundacional en la cota treinta, y en la última plataforma se sitúa el

cementerio, sobre el cerro Santa Lucía, en la cota cien. Estas tres plataformas son parte de la estructura de la ciudad, no se puede entender sin ellas; es parte de lo que construye su identidad y memoria. Es por esto que la situación actual del cementerio juega un rol determinante en el trazado de la estructura descrita. El inminente colapso del cementerio, perderá el eje lineal que lo acompaña históricamente y por tanto, alterará el uso de la ciudad que se encuentra en el inconsciente colectivo de sus ciudadanos. 1.3.El Cementerio General de La Serena En la época de la colonia, los entierros se hacían en las iglesias y los alrededores, a poca profundidad, como era la tradición europea hasta ese entonces; la gente se comenzó a dar cuenta que este tipo de entierros a poca profundidad facilitaba la propagación de enfermedades, así que a principios del s. XVIII se comenzó a regularizar la manera de los entierros en la periferia de la ciudad (Escovar Wilson-White, 2005); práctica que ayudo a la modernización de estos establecimientos, pero que como sucedió con el caso de estudio y los demás cementerios de la época, nuevamente quedaron en el interior debido a la extensión urbana, pero claramente definidos en un solo lugar. En Chile, esto se estableció en el año 1819, cuando el Senado crea un decreto que ordena la fundación de cementerios, debido a la necesidad de higiene pública. En el caso de La Serena, debido a la falta de fondos esto se pospuso hasta el año 1842, sobre la meseta del cerro Santa Lucía; situándose al oriente de la ciudad y constituido por Fig. 4

Ampliaciones por etapas.

un edificio en el acceso, de adobe y con ornamentos

propios de la imagen colonial tardía, generada por una ciudad en busca de su identidad. Su programa contiene una capilla, bodegas y oficinas. Tiene una superficie de 3,5 hectáreas y está constituido de cuatro patios que se dividen de poniente a oriente. En el primer patio se encuentran las tumbas y mausoleos que corresponde a la primera parte del recinto; están bajo tierra aquellos que fallecieron entre 1843 y 1900 3 . En el interior del primer patio, lo jerarquizan y ordenan los jardines con sauces y alerces. Los patios que corresponden desde

3

Información compartida por Corporación Gabriel González Videla, administradora del Cementerio General de La Serena.

el segundo al cuarto se encuentran los nichos y mausoleos del siglo recién pasado, estos pierden el orden tan notablemente impuesto en su primera época y rematan de una manera poco planificada. Actualmente hay sepultado alrededor de catorce mil personas. Trece mil están en nichos, trescientas en bóvedas, y el resto en mausoleos. El

uso

del

cementerio

está

ligado

directamente a la superficie que utiliza, Uno de los hechos que ha gatillado la saturación de éste es el explosivo aumento de la población en la última década. Aún existe espacio para recibir difuntos, para esto, la administración ha tomado como solución la recuperación

de

nichos

que

se

encuentran

abandonados a través de la publicación diaria de los listados con las personas que mantienen deudas, también tomaron la medida de construir nuevos nichos, aunque terreno propiamente tal no queda, por eso han debido ir agregando nuevos pisos lo que permite aumentar los espacios disponibles y dar una Fig. 5

Zonificación del cementerio.

mayor viabilidad al recinto.

A nivel de escala territorial, el cementerio, como ya se sabe, forma un eje que pasa de oriente a poniente, y que recorre desde el cerro, hacia el centro fundacional de la ciudad, hasta el borde costero; al norte se encuentra el Río Elqui, que cruza paralelamente este recorrido. Forma por tanto trazas perpendiculares y paralelas al eje y direcciones obligadas debido a la geografía de la ciudad.

Fig. 6

Croquis de la fachada del cementerio.

2. SALVAGUARDIA DEL PATRIMONIO. INTERVENCIÓN Y GESTIÓN DEL CEMENTERIO. El soporte territorial del cementerio, es clave para dar cuenta de su importancia en la construcción de la memoria de la ciudad y sus ciudadanos. A continuación se entenderá el cementerio más allá del objeto, sino más bien, sobre su identidad en el interior del trazado urbano. 2.1.El monumento funerario de La Serena La realidad de la necrópolis de La Serena se presenta de distintas maneras en la ciudad: por una parte se encuentra el Cementerio General como monumento, un lugar claramente construido y delimitado; y el Cementerio Parque de La Foresta4 , que se evidencia por la ausencia de lo construido y el uso de la vegetación como un símbolo. La sensibilidad en cómo se concibe el cementerio y el monumento fúnebre es proporcional al carácter que se le quiere dar; la memoria juega un rol fundamental ya que es la raíz de este tipo de práctica. Este documento se centrará en la primera tipología mencionada, como una expresión de monumento conmemorativo, que constituye la representación de la memoria en la ciudad. Este tipo de construcciones son un hito en el trazado urbano; por su significado y magnitud. Pero no necesariamente esta última categoría lo condiciona como monumento: el lugar no produce ese significado por sí solo, sino, es cuando el hombre a través de un acto produce sensaciones que provocan el recuerdo. Precisamente, el significado de monumento, según Castellarnau (2007), es “recordar”. El Cementerio General de La Serena, constituye lo anterior de forma armónica en el desarrollo de sus plataformas. La procesión de la despedida hacia el cementerio, genera que las pocas hectáreas que lo constituyen, se multipliquen exponencialmente en su procesión, al menos desde la meseta fundacional, en rito fúnebre hacía el cerro. El valor del cementerio va más allá de lo construido, anexando a su condición material nuevos sentidos. Por una parte tenemos la carga histórica, la memoria de los ciudadanos, moradores o visitantes; por otro lado, su condición territorial, que constituye la forma propia de concebir la despedida, la visita y el recuerdo en este lugar, implícito en el recorrido de la 4

El cementerio privado La Foresta del grupo Penta, se encuentra al oriente del cementerio General de La Serena, a 4 kilómetros. Antiguamente perteneció al grupo Isacruz que quebró en el año 1996.

ciudad al cementerio, ya que siempre será un viaje ceremonial, una procesión. Desde la llegada a esta “última morada” se puede observar la totalidad de la ciudad, estos tres puntos que forman el eje de la vida urbana.

Fig. 7

Croquis desde el cerro a la ciudad.

La elección de hacer el cementerio sobre el cerro, que lo carga con un sentido mucho mayor y sobrepasa su condición edificada, no está del todo documentada, pero probablemente no podría haber estado en otro lugar. Según Rossi (1982), en el mundo clásico, la elección de un lugar carecía de una instrumentalización del territorio, y más bien se emplazaba por el valor del lugar, gobernado por el genius loci, la divinidad local preexistente a la fundación de la ciudad. La condición monumental del cementerio, en la construcción de la memoria de La Serena, es clave para entenderlo como patrimonio de la ciudad, pero la realidad actual del lugar genera un conflicto en su composición histórica. ¿Qué ocurre cuando este monumento a la memoria llega a un tope y no puede seguir creciendo? ¿Cómo se interviene un símbolo que es claramente de una época a favor de una necesidad humana?

Existe la oportunidad de reordenar esta última plataforma, desde sus bordes, aprovechar su condición morfológica de cerro y del río que lo acompaña hacia el norte. 2.2.Teorías de la intervención El colapso del espacio en el cementerio, atenta contra el valor del mismo y finalmente en el término del eje entre las tres plataformas de la ciudad. Intervenir el cementerio podría ser entonces una solución en el lamentable pasar actual. Según Solà Morales (2006): “todo problema de intervención es siempre un problema de interpretación de una obra de arquitectura ya existente, porque las posibles formas de intervención que se plantean siempre son formas de interpretar el nuevo discurso que el edificio puede producir. Una intervención es tanto como intentar que el edificio vuelva a decir algo y lo diga en una determinada dirección. Según la forma en que la intervención se produzca, los resultados serán unos u otros” (p. 15). Solà Morales (2006) también explica de forma general algunas de las distintas teorías de intervención: La teoría de Leon Battista Alberti, que actuó frente a dichas preexistencias, planteó el problema de la intervención en edificios medievales desde el principio clasicista, lo que condujo a tres posiciones alternativas: 1.- continuar el edificio en el estilo primitivo, 2.buscar un equilibrio entre el estilo antiguo y la contemporaneidad, y 3.- optar por ocultar la estructura y decoraciones antiguas con una membrana moderna tanto interior como exteriormente. Eugène Emmanuel Viollet Le-Duc, define que la relación con los monumentos debe partir de una operación lógica que entienda su propio discurso. Para Viollet Le Duc el problema es de restauración. En este sentido: se debe “acabar de (hacer el edificio) tal como debería haber sido” (p. 23), que es una clara diferencia con lo que se entiende por restauración hoy día. La actitud de John Ruskin, distinto a lo que plantea Viollet Le Duc, es la negación de cualquier acción frente a los edificios existentes: “nada hay que hacer ni para completarla, ni para mejorarla, ni para ponerla de manifiesto” (p. 25); en pocas palabras, es un bien que merece estar en ruinas y que eventualmente tendrán que desaparecer.

Según De Fusco (1981), William Morris, crítico de arte, plantea que efectivamente es necesario el mantenimiento permanente, para evitar llegar a la restauración que pervierte a los edificios, pero si llegara el caso de tener que intervenir afirma que debe hacerse a partir de una honrada distinción entre lo antiguo y lo nuevo. El tiempo define el éxito y el fracaso del lugar, ya que son medidas hechas a su época y generalmente no concuerdan con las actuales. Efectivamente hay dos posiciones claras al momento de hacer algo en un lugar que ya está consolidado, seguir la misma línea de lo existente o definitivamente hacer algo distinto. Por tanto, tomando en cuenta el carácter del edificio estudiado, y sus anomalías constructivas propias del siglo XIX, la propuesta será una rehabilitación: según la Carta de Lisboa, de octubre de 1995, esta acción tiene la finalidad de la modernizar en el desempeño del edificio, para cumplir las actuales exigencias. 2.3.Ampliación del cementerio. El cementerio está cada vez más lejos del solo propósito de enterrar los restos de un ser querido, hoy es más bien un lugar donde la despedida, la reflexión y la paz son los protagonistas, afirmando que es más bien un lugar para los vivos, que despiden a los muertos. El cementerio o más bien su morfología, tiene una imagen que se encuentra guardada en el inconsciente colectivo de la ciudad, es un elemento reconocible y está cargado históricamente, por tanto la intervención es compleja, porque alteraría el equilibrio frente una futura intervención. Entendiendo éstas características, por su presencia e importancia en el trazado de la ciudad, se propone un “mecanismo de agregación”, así como lo hace Aldo Rossi con el Cementerio de San Cataldo en Módena 5 , debido a que este edificio también se resiste a una intervención que lo amplíe (Moneo, 2004), por sus límites físico y sus características de valorización patrimonial. Se propone la ampliación, para aprovechar de esta manera, la naturaleza del terreno para crecer y abordar de una nueva forma al antiguo Cementerio General de La Serena, reubicando sus accesos para lograr evocar de una mejor forma el ritual de la despedida, la visita y el recuerdo.

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Cementerio proyectado por el arquitecto Aldo Rossi, con colaboración de Gianni Braghieri en el año 1971, y finalizando la construcción en el año 1984 en Modena, Italia.

La rehabilitación propuesta del cementerio propone dos misiones inmediatas: 1.Ampliar e intervenir el Cementerio de La Serena sin perder su carga histórica, ocupando el borde, aprovechando su condición privilegiada sobre el cerro, como conexiones visuales hacia la ciudad, y 2.- Construir la memoria, desde la procesión de la despedida hasta la visita regular a los restos. 2.4.Ampliación al cementerio de las presencias Para intervenir el cementerio se debe saber perfectamente qué clase es: los cementerios modernos, son evidentemente distintos al caso estudiado del siglo XIX. El cementerio de La Serena es de tumbas, mausoleos, nichos, esculturas, es un cementerio de elementos, de las formas presentes, un cementerio de Fig. 8

Primer patio del cementerio.

presencias. Hoy en él se encuentra la soledad, la nostalgia, la reflexión y la memoria; el cementerio hoy

es un cementerio de formas ausentes, un cementerio de ausencias, así como lo explica Alberto Cruz (1954), con el proyecto de la capilla para el Fundo Los Pajaritos, las palabras presencias y ausencias “nos señalan una tarea”, que serán las operaciones para generar espacios. El problema de construir la ausencia, se basa en la estrecha relación de esa palabra con el tiempo y lo inmaterial, así como lo hace el artista Sol LeWitt, con las aristas que sólo evidencian un cubo, la ausencia de un volumen. Este referente permitiría establecer otro factor importante, es la escala, las dimensiones que forman la construcción del espacio. Esta geometría permite construir una secuencia de actos. Se propone insertar los elementos propuestos sobre el edificio original; el cementerio de presencias que fue resultado de ampliaciones que se definieron en cuatro etapas, que duraron aproximadamente 150 años, de esta manera, existe una serie de jerarquías que son los patios y los límites de él. Por tanto, se propone extender estas líneas hacia el cerro, para obtener dos propósitos: 1.- Amarrar el proyecto con lo pre existente, impedir que quede desencajado del trazado original para evitar que pueda estar en cualquier lugar. La ausencia nace del trazado generado por las presencias, y 2.- Como criterio de ampliación, la importancia que tiene el cementerio en el trazado fundacional de la ciudad, limita que la

mejor opción sea extender el cementerio, duplicarlo, así como el de San Cataldo (Moneo, 2004), como reflejo de la primera forma de construir la memoria en la ciudad de La Serena, como una operación asimétrica al cementerio original, respecto a sus accesos, pero que valora su forma original. La propuesta genera los siguientes elementos. Una zona de nichos, la morada individual, un lugar que merece la importancia y que se encuentra bajo una condición de desventaja y una desmerecida atribución social. Es por esto que se encuentra en el lugar más privilegiado contemplando la panorámica de la ciudad. Una zona de mausoleos, como cofre familiar, la reunión de los parientes vivos y muertos, los moradores y la visita.

Fig. 9

Planta del Cementerio de Presencias y de Ausencias.

Construir un espacio intermedio es una decisión para establecer una distinción entre lo antiguo y lo nuevo, establecer un camino de cipreses, acompañados por su connotación fúnebre que marca la procesión de la despedida. Inicia desde el templo que se encuentra en el acceso y donde parte la ceremonia y remata en el crematorio, como fin de la etapa, la desmaterialización del cuerpo. La procesión y el elemento: desarrollo del rito fúnebre, la ausencia y la ciudad. La procesión de la despedida, es en estricto rigor, el camino a los elementos que conforman el cementerio. Cada uno cumple con un rol fundamental, desde la recepción de los deudos hasta la llegada a la morada final, donde se depositan los restos.

Construir la ausencia a través de elementos es la tarea más compleja. La pregunta es ¿de qué manera se construye las instancias que le dan forma al rito fúnebre? Denominadas por el acceso, un templo, un camino de cipreses, un crematorio, nichos y mausoleos.

Fig. 10 Isométrica de la ampliación del cementerio e isométricas de nichos y mausoleo y croquis.

La lectura individual de cada elemento, se define por el carácter de los actos que se realiza en la despedida y en la visita. Con esto se define la dirección, tamaño, materialidad y composición dentro del cementerio. Se buscó consolidar las ya mencionadas tres plataformas, ampliando el cementerio, construyendo su pendiente y evitando que una posible reubicación de la necrópolis desencajara el trazado fundacional de La Serena. Esta decisión nace al comprender una

característica propia de las ciudades, que según Rossi (1982): “crecen sobre sí mismas, adquieren conciencia y memoria de sí misma”. Se aprovecha la ubicación privilegiada del cementerio, sobre el cerro Santa Lucía, mira hacia las Compañías, zona que está fuera del trazado fundacional, que se conectada visualmente al cementerio de las ausencias, reconociéndola como parte de la totalidad de la ciudad. La operación de abrir el cementerio a la ciudad y ampliarlo, es hacer presente el rito de la despedida en una obra de arquitectura, en vez de recrearlo alegóricamente.

CONCLUSIONES La ciudad de los muertos, es la que se construye a través de la memoria, concebida en esta oportunidad, en el eje que coincide con las tres plataformas que forman la ciudad de La Serena. En la última de las plataformas, nos encontramos con un cementerio desgastado, fuera de contexto y debilitado en proporción a la cantidad de habitantes de la actualidad. El valor del cementerio, en este sentido, sobrepasa al monumento construido, y es más bien la procesión en dirección a él, como las practicas que se dan espontáneamente, respecto al reconocimiento de la ciudad una vez que se acerca a la necrópolis; es lo que le dan sentido a la despedida, a la visita y al recuerdo. Lejos de la obviedad de la actual crisis de espacio en la que se encuentra el cementerio, fue preciso indagar en la realidad del edificio y estudiar en base a los síntomas que presenta. La utilización de la jerga médica no es caprichosa, más bien es la que mejor explica los procedimientos necesarios para entender con qué criterio se debe intervenir. Así como las personas, los edificios se enferman, presentan síntomas por el paso del tiempo, la misión es descubrirlos para poder diagnosticarlos. De esta manera se trabajó en pro a la salvaguardia del edificio, evitando los añadidos o hacer por completo un nuevo edificio, que seguramente habría provocado que quedara desencajado de la ciudad. Ampliar el cementerio es una decisión que nace del estudio previo de la realidad del edificio, es tomar conciencia de los límites del lugar, que es en un primer acercamiento, escuchar aquel espíritu del que habla Aldo Rossi (1982), y que será la clave para vislumbrar

cuál será la dirección que tomará el proyecto. Ampliar construyendo el borde, definirá un nuevo límite que se hace parte de la ciudad que crece. La ampliación que refleja y duplica el motivo original del cementerio. Duplicar será entonces la operación para ampliar, que valora la forma del primer cementerio. La morfología del proyecto, es el resultado de la profundización del cementerio del pasado; el que se proyecta como futuro, es la presencia y la ausencia. El desarrollo de este último se amarra a la palabra que lo gesta. Se podría decir que es la supresión de los elementos, que indudablemente es parte del constructo del proyecto. El croquis es fundamental como proceso de elaboración del constructo. No se podría hacer de otra forma, no hay nada más ausente que una hoja en blanco, trazándola revela el espacio que nace de la profundización de lo estudiado, que se traduce en los elementos que forman el cementerio. La ampliación del cementerio, se traduce en un proyecto de formas ortogonales y simples,

lo que se beneficia al disminuir externalidades como complejidad estructural y

sustentabilidad del mismo, haciendo un desarrollo eficiente de los recursos destinados para un cementerio público de estas características. El Cementerio de las Ausencias, no solo se duplica formalmente, el proyecto propone una capacidad cercana a la actual, pero que privilegia el espacio. La importancia de poder definir espacios en el caso del cementerio, es en parte, debido a que el recuerdo se vive de forma particular, debido a que por ejemplo en los funerales no se suele sacar fotografías ni hacer grabaciones, es solo un momento que queda registrado en el último lugar donde quedan guardado los restos; por esto, la arquitectura que es inmóvil, pero que genera externalidades más allá de lo construido, cobra una nueva lectura, jugando un rol fundamental en la memoria de los deudos.

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