Hegel y la pluma del profesor Krug (Fi-EdiPUCRS, 2014)

September 1, 2017 | Autor: Leonardo Abramovich | Categoría: Philosophy, Logic, German Idealism, Hegel
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Descripción

Los aportes del itinerario intelectual de Kant a Hegel Comunicaciones del I Congreso GermanoLatinoamericano sobre la Filosofía de Hegel

Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel Comunicações do I Congresso GermanoLatinoamericano sobre a Filosofía de Hegel

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Série Filosofia

225 Héctor Ferreiro Thomas Sören Hoffmann Agemir Bavaresco (Comps. / Orgs.)

Los aportes del itinerario intelectual de Kant a Hegel Comunicaciones del I Congreso GermanoLatinoamericano sobre la Filosofía de Hegel

Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel Comunicações do I Congresso GermanoLatinoamericano sobre a Filosofía de Hegel

^ Porto Alegre, 2014

ediPUCRS

© EDIPUCRS, Editora Fi www.pucrs.br/edipucrs Diagramação e capa: Lucas Fontella Margoni Revisão dos autores.

Dados Internacionais de Catalogação na Publicação (CIP) FERREIRO, Héctor; BAVARESCO, Agemir

HOFFMANN,

Thomas

Sören;

Los aportes del itinerario intelectual de Kant a Hegel: Comunicaciones del I Congreso Germano-Latinoamericano sobre la Filosofía de Hegel / comps. Héctor Ferreiro, Thomas Sören Hoffmann, Agemir Bavaresco. – Dados eletrônicos. – Porto Alegre: EDIPUCRS; Editora Fi, 2014. 1550 p. – (Série Filosofia ; 225). ISBN - 978-85-66923-38-4 (Editora Fi) ISBN - 978-85-397-XXXX-X (EDIPUCRS) Disponível em: http://www.editorafi.org http://www.pucrs.br/edipucrs 1. Filosofia Alemã. 2. Hegel, Georg Wilhelm Friedrich – Crítica e Interpretação. 3. Congresso Germano-Latinoamericano sobre a Filosofía de Hegel I. Título. II. Série. CDD-193 Ficha Catalográfica elaborada pelo Setor de Tratamento da Informação da BC-PUCRS

Índices para catálogo sistemático: 1. Filosofia Alemã

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Comunicações do I Congresso GermanoLatinoamericano sobre a Filosofía de Hegel

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HEGEL Y LA PLUMA DEL PROFESOR KRUG: LA ERFAHRUNG COMO PRINCIPIO DEL MOVIMIENTO LÓGICO Leonardo Abramovich Universidad Nacional de San Martín

1. Introducción El nombre de Wilhelm Traugott Krug se ha hecho un lugar en la historia del pensamiento gracias al famoso desafío lanzado contra lo que él llama “el más nuevo idealismo” encabezado en aquel entonces por la figura de Schelling-, a saber, deducir su pluma de escribir tan sólo a partir del concepto o del pensamiento puro. Este reto fue conocido desde temprano por Hegel, y de hecho nunca abandonará sus reflexiones. Aparece, tal vez por primera vez, en una reseña realizada por Hegel en 1802 acerca de tres obras de Krug llamada “Cómo el entendimiento humano común toma a la filosofía (tal como se observa en las obras del Sr. Krug)”. En la certeza sensible,1 el primer capítulo de la Fenomenología del Espíritu (1807), aunque sin nombrar esta vez a Krug, vuelve a mencionarse el desafío. Y finalmente, lo vemos aparecer una vez más casi al final de la vida de Hegel, en 1830, en la Anmerkung al §250 de la Enciclopedia. Cf. PhG, 3/86-7.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

Pero independientemente de este hecho histórico, lo que realmente importa es su implicancia estrictamente filosófica. D e hecho, varios de los aspectos más cruciales de la filosofía hegeliana dependen, de una u otra manera, de la respuesta a este problema: las pruebas acerca de la existencia de Dios, la relación entre la filosofía y su historia, la imposibilidad de pensar más allá del propio tiempo y la famosa tesis de la identidad entre lo racional y lo real, son sólo algunos de ellos. Si dejamos de lado la forma concreta y el contenido empírico del reto, podríamos exponer su forma conceptual, con el propio Hegel, de la siguiente manera: Uno podría preguntar -dice Hegel- cómo lo universal se determina a sí mismo, o cómo lo infinito avanza hacia la finitud. En términos concretos se trata de la creación del mundo por parte de Dios, donde Dios es concebido como un sujeto, una realidad efectiva para sí mismo y divorciado del mundo. 2 E n el marco más preciso de la filosofía hegeliana podemos reinterpretar el sentido del reto tal como sigue: ¿puede (o debe) la Lógica, el concepto o el pensamiento puro, alcanzar al individuo concreto, empírico, existente (das Einzelne)? El tratamiento de esta cuestión, lejos de ser una curiosidad histórica, no sólo guarda importancia en lo que respecta a la filosofía hegeliana, sino que además se inserta en el marco más general de las discusiones filosóficas contemporáneas. D e una u otra manera, el reto lanzado por Krug ha sido reactualizado una y otra vez por la filosofía “posmoderna”. Desde la antítesis kierkegaardiana entre vida y sistema, hasta el pensamiento débil de Gianni Vattimo, pasando por supuesto por aquél “egipticismo” nietzscheano 2

Enz §246 Z.

Comunicações do I Congresso GermanoLatinoamericano sobre a Filosofía de Hegel

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de la razón, la crítica heideggeriana a la técnica y la razón instrumental de Horkheimer, por citas sólo algunos casos, la relación entre el pensamiento y la realidad concreta se ha hallado siempre en el centro de las discusiones. La defensa de Hegel del argumento ontológico -aunque de una manera muy distinta a como lo han hecho el propio Anselmo y más tarde Descartes y Spinoza, entre otros-3 sumada a la tesis según la cual el pensamiento sólo puede pensar su propio tiempo y a aquella de la identidad de la filosofía y su historia (podríamos agregar también su concepción del arte como manifestación empírica de lo absoluto 4 o su crítica al deber kantiano), adelantan su respuesta: el concepto no se halla separado del ser, o bien el pensamiento como tal, lo eterno y necesario, se halla indisolublemente ligado a lo finito, sensible, histórico y contingente. Ya entre 1805 y 1806, en sus manuscritos para las lecciones sobre filosofía real, dice Hegel: “Así pues, a la Idea, como ser determinado recogido en su concepto, se le puede llamar la materia absoluta o éter.” Pero, (…) no es que el éter lo penetre todo, sino que él mismo lo es todo, pues es el ser; no tiene nada fuera de él, no cambia, pues es la disolución de todo y es la pura, simple negatividad, trasparencia fluida e inalterable.5

2. La Fenomenología como primera aproximación Comencemos por lo más sencillo: ¿por qué Hegel debe hacerse cargo del reto? Sin duda Krug, quien lanza el desafío en 1801, no pudo conocer la obra madura de Hegel, aún inexistente. Pero aun así casi podemos intuir que hay algo en sus obras que justifica la necesidad de una respuesta 3

Cf. WdL, 6/402-3; Enz §193 A.

4

Cf. VAe1, 13/100.

5

NPhG, 3.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

de su parte. Algunos pasajes aislados pueden servir como ejemplo de ello. En la Ciencia de la Lógica encontramos aquél famoso pasaje, según el cual “el sistema de la lógica es el reino de las sombras (Das Reich der Schatten), el mundo de las simples esencialidades liberadas de todas las concreciones sensibles”;6 y también éste: “La realidad que el concepto se da, no debe ser tomada como algo extrínseco, sino ser deducida, según las exigencias científicas, de él mismo”.7 Y aún podemos agregar uno más: “El concepto -dice Hegelbien podría ser también considerado abstracto, si entendemos por ´concreto´ sólo lo que es sensiblemente concreto, y en general lo que es inmediatamente perceptible.”8 Ahora bien, según Henry Harris9, la respuesta definitiva de Hegel a este reto se halla en el primer capítulo de la Fenomenología del espíritu: “la certeza sensible”. El siguiente argumento suele ser aducido como la respuesta de Hegel a Krug: Si realmente quisieran decir este trozo de papel que suponen y esto es lo que quieren decir, esto es imposible, ya que el esto sensible supuesto es inasequible al lenguaje, que pertenece a la conciencia, a lo universal en sí. Por tanto, bajo el intento real de decirlo se desintegraría.10

Coincido, aunque por razones diversas, con Robert Stern, quien sostiene que no es aquí, en la Fenomenología, donde debe hallarse la respuesta, sino en la Ciencia de la Lógica y, más concretamente, en la Doctrina del Concepto. Según 11

6

WdL, 5/55. WdL, 6/258; cf. además 6/263-4; Enz §194 Z1. 8 Enz §164 Z. 9 Cf. Harris, 2000: 293-4. 10 PhG, 3/91-2. 11 Cf. Stern, 2009: 345-70. 7

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Schelling, y luego otros, Hegel no ha hecho, con el anterior argumento, más que hacer a un lado la cuestión. Y tiene razón: el hecho de que el lenguaje (o el pensamiento) transforme la singularidad en universalidad, puede ser interpretado, no como habría pretendido Hegel, sino, al contrario, como un reconocimiento de la impotencia del concepto. Sin embargo, no creo que esta imposibilidad de la enunciación de la singularidad empírica sea la verdadera respuesta de Hegel, ni siquiera la respuesta de este capítulo concreto. De hecho, la anulación de lo singular mediante la actividad universalizante del lenguaje-pensamiento no es aquello a partir de lo cual se produce la superación de la certeza sensible y su pasaje a la percepción; esta anulación ni siquiera es una anulación propiamente dialéctica: el contenido de la certeza sensible no ha traspasado por sí mismo a su otro, aquí el lenguaje, sino sólo por obra de una consideración subjetiva y extrínseca. Ha mostrado, de hecho, su incapacidad para llevar a cabo esta transición. El siguiente argumento, que cierra el capítulo de la certeza sensible, sí constituye en cambio el movimiento que da lugar a la superación dialéctica de esta certeza. Dice así: si dejamos de lado el lenguaje, bien puedo aún sólo indicar un “esto”, un algo individual. Pero con este indicar tan sólo muestro que lo indicado, lejos de ser la singularidad que pretendía ser, es la unidad de una serie de otros “aquí, estos y ahoras” y, por tanto, un universal -lo que en la esfera de la esencia podríamos denominar “existencia” (Existenz). La verdad de lo singular, tal y como ha sido aquí expresada, dice: “lo singular es un universal”, es decir, lo singular es un juicio, y ulteriormente un silogismo. Aunque más rigurosamente se trata de lo siguiente: el ser es un universal en el sentido de la Existenz: un singular ligado a otros singulares.12 Puesto en términos de la Lógica, con este 12

Cf. Enz §174.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

argumento Hegel nos ha llevado, y como de un salto, desde la esfera del Ser o la inmediación hasta la esfera de la Esencia o mediación reflejada. A este último argumento podemos hacerle por lo menos dos reclamos. En primer lugar, la individualidad, como puro ser o inmediación indeterminada, ha sido simplemente equiparada con el “esto”, es decir, con la inmediación determinada, sin aclarar en qué consiste o cómo es posible esta determinación. En segundo lugar, la universalidad a la que aquí apunta la intuición (la certeza sensible) es sólo la universalidad de la reflexión, donde el ser traspasa a la Existenz o la certeza sensible deviene percepción. Pero esta universalidad de la percepción, en tanto que es un “también” o un “simple conjunto de muchos”13 es sólo una universalidad empírica,14 un producto de la reflexión extrínseca, algo subjetivo, pues aquí los singulares son aún independientes y, por tanto, indiferentes frente a esta universalidad, y fundamento de la misma. Se trata, en efecto, de la relación de reflexión propia de la esfera de la Esencia: lo singular y lo universal se hallan sólo reflejados, o bien han quedado vinculados extrínsecamente, pues ambos son aún seres y, como tales, indiferentes el uno frente al otro. Como vemos, ni en el argumento del lenguaje ni en este último pasaje de lo singular a lo universal, se ha establecido aún el modo preciso en que lo singular se enlaza esencialmente con el concepto, y por tanto con el pensamiento. Si acaso lo singular y lo universal han de tener una relación objetiva, ésta habrá de ser hallada sólo en la esfera del Concepto (Begriff), lo cual nos lleva fuera de la Fenomenología y, más precisamente, hacia la Ciencia de la Lógica.

13 14

PhG, 3/92.

Cf. PhG, 3/105.

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3. La respuesta de La Ciencia de la Lógica: la singularidad como la totalidad del Concepto En la certeza sensible la singularidad aparece como puro ser, es decir, como inmediación indeterminada o simple y positiva identidad consigo mismo; su verdad es sólo ésta: “es”. Con el pasaje a la percepción este ser ha devenido esencia, y el anterior puro ser o singularidad es ahora un ser reflejado en un otro como en su fundamento: es sólo un conjunto de muchos singulares o un universal empírico. Pero estas esferas, Ser y Esencia, aún no se hallan en su verdad, su forma no es aún su contenido, o bien, lo que ellas son para sí o explícitamente (für sich), no coincide con lo que son en sí o implícitamente (an sich). Dicho brevemente, ambas son intrínsecamente contradictorias. Así el ser, que para sí era aquella inmediación indiferente y auto-subsistente, ha mostrado ser en sí, a través de su propio e inherente movimiento dialéctico, una apariencia, un algo cuyo ser se halla en un otro. El ser es, ahora, la esencia. Pero a su vez, lo que la esencia es para sí, a saber, reflexión o relación entre diferentes seres, no coincide aún con lo que ella es en sí, con su contenido. En efecto, este contenido expresa más bien la identidad entre ambos extremos de la relación, o bien, que esta relación es ella misma lo que es sólo a través de sus extremos que, a su vez, sólo son en esta relación. En el Concepto en cambio, en tanto unidad entre el Ser y la Esencia, encontramos la identidad entre la forma y el contenido: el ser-en-y-para-sí (Anundfürsichsein), esto es, lo que el Ser y la Esencia son en su verdad. Como aquella unidad entre el Ser y la Esencia, el Concepto es el retorno a sí mismo del ser o su auto-mediación.15 Pero precisamente porque hemos retornado al ser, esta unidad que es el Concepto aparece primeramente en la mera forma del ser, esto es, como inmediación. Además, se trata de una 15

Cf. Enz §159 A.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

inmediación indeterminada. Su indeterminación procede de la superación de la otredad: ser y esencia, que son ahora sólo momentos del Concepto; sólo éste ha quedado, sin límites, infinito, libre y, por tanto, indeterminado. Esta indeterminación inmediata, que antes era la forma de la certeza sensible, el puro ser, es ahora lo universal o la verdad de esta singularidad inmediata. Es su verdad porque ahora se halla puesto lo que el ser ya era en sí; y se halla puesto en la medida en que toda determinación o diferencia será, como veremos, su determinación o diferencia, pues nada cae ni puede caer fuera de él. El ser, en efecto, ya no traspasa (übergeht), como en la esfera del Ser, ni se refleja en otro (sich reflektiert), tal z como acontece en la esfera de la Esencia, sino que se desarrolla (sich entwickelt), 16 explicita sus propias determinaciones o se adentra él mismo dentro de sí mismo,17 conservándose y continuándose a sí mismo a través de sus propias diferencias. Por lo tanto, el ser del comienzo, la singularidad inmediata, era sólo un ser abstracto, pues sus diferencias caían fuera de él, como independientes, como otros, y él no era sino el producto de la abstracción de estos otros: un mediado. No obstante, esta universalidad del Concepto no se halla aún, aquí al comienzo, puesta como verdadera universalidad, pues aparece primeramente, como ya hemos dicho, sólo en la forma del ser, como inmediación, y puesto que nada cae fuera de él, también como indeterminación. Esta primera forma del Concepto es lo que tradicionalmente llamamos lo universal, pues contiene en sí todas las diferencias o determinaciones, sin ser con ello ninguna de ellas. Pero esta primera universalidad es todavía unilateral, falsa, pues ella no es la pura universalidad que pretende ser. En efecto, su indeterminación, aquella misma que la constituye como universalidad, es su propia determinación: 16

Cf. Enz §161.

17

Cf. Enz §84.

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ella es esta indeterminación. De esta manera, lo universal se determina a sí mismo como lo universal, poniendo así en sí mismo su propia diferencia: en la medida en que se ha determinado a sí misma, se ha particularizado, o ha introducido dentro de sí la negación de sí. La verdad de la universalidad, por tanto, no es sino la particularidad (Besonderheit): sólo aquí, como particular (entiéndase, el “algún” de los juicios particulares), lo universal es lo que es. Pero la particularidad, por su parte, no es nada fuera de la universalidad, sino sólo una diferencia interior a la misma, esto es, un resultado de su auto-diferenciación. De este modo, la particularidad, que comienza siendo la negación de lo universal, vuelve a este mismo universal, o es lo universal que ha retornado a sí mismo a través de su negación, constituyéndose así en una identidad negativa consigo mismo. Y porque es esta identidad negativa, ya no es la inmediación indeterminada con la que comenzamos, sino más bien una inmediación determinada o un determinado inmediato: un singular en la forma del “esto” conceptual. Digo “conceptual”, porque este “esto” ya no es aquel “esto” de la percepción, y con ello de la esencia; ya no se trata de aquel “también” o “conjunto de singulares”, sino de un “esto” que es ciertamente un singular, pero un singular que es él mismo la totalidad del concepto en la medida en que es la verdad de la universalidad y la particularidad y, por tanto, las contiene como sus propios e intrínsecos momentos. El Concepto, por consiguiente, puede ser concebido como una “tríada de de silogismos” en donde cada una de las tres determinaciones conceptuales es el término medio que aúna a las dos restantes.18 De esta manera, hemos respondido a aquellos dos reclamos hechos al argumento de la Fenomenología: hemos expuesto, en primer lugar, el modo en que el ser inmediato, el mero “es” de la singularidad, ha devenido un ser 18

Cf. Enz §187 Z.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

determinado, un “esto”, y, al mismo tiempo, cómo lo universal se vincula objetivamente o por sí mismo a lo singular, estando ambos contenidos en su otro. El Concepto, el Pensamiento, es ahora sólo posible como la unidad de ambos, lo singular y lo universal. Como vemos, este desarrollo lógico nos ha llevado desde la singularidad inmediata y abstracta, la singularidad como el mero “es”, hasta la singularidad concreta del “esto” mediante la autodeterminación de la primera universalidad o, lo que es lo mismo, mediante la auto-superación de la singularidad en su forma inmediata y abstracta. 19 Y la diferencia es enorme: mientras aquel mero ser es la simple singularidad independiente y opuesta a la universalidad, y con ello al Concepto y al Pensamiento, el “esto”, por su parte, es la misma singularidad, pero no ya abstracta, sino concreta, la singularidad que ha alcanzado su verdad o se ha puesto como lo que ella es en sí: la unidad entre universalidad, particularidad e individualidad. He aquí el Concepto o el Pensamiento mismo. La singularidad abstracta es abstracta en tanto que en sí es un momento del Concepto, pero para sí no es más que una singularidad independiente. Todo concepto determinado –dice Hegel- es vacío, pues no contiene la totalidad [del concepto], sino solamente un determinación unilateral. Aun cuando por otro lado tiene un contenido concreto, por ejemplo, hombre, estado, animal, etc., sigue igualmente siendo un concepto vacío, porque su determinación no es el principio de sus diferencias.20 A pesar de que todo concepto, sin importar su contenido, posee por cierto una determinación, no la posee 19

Cf. WdL 6/404.

20

WdL, 6/285.

Comunicações do I Congresso GermanoLatinoamericano sobre a Filosofía de Hegel en tanto que abstracto e inmediato, sino sólo por su mediación o como momento de la totalidad que es el Concepto como tal. Lo abstracto, podríamos decir, es lo que es sólo como “la punta visible del iceberg”, pues él está allí, por cierto, por sobre la superficie, pero sólo a causa de su propia masa sumergida. Abstractamente considerado, el concepto carece absolutamente de determinación, es vacío. Por lo tanto, el puro ser, como inmediación indeterminada, expresa lo que todo concepto es en tanto que es considerado sólo por sí, con exclusión de todo otro de sí o como una inmediata y sólo positiva identidad consigo mismo. Pero esta exclusión es sólo una exclusión aparente, pues, precisamente en tanto que lo singular abstracto tiene efectivamente un contenido (pues siempre es esto o aquello), implícitamente opera, como desde el fondo o desde la oscuridad, su mediación o negatividad. La verdad del ser, entendido como singularidad abstracta e inmediación, es el Concepto, el Pensamiento como auto-superación o explicitación de la negatividad o mediación constitutiva del ser, de lo inmediato, o bien, el movimiento de concretización de lo abstracto. Dicho de otro modo, el Concepto es el ser en-y-para-sí (das an und für sich Sein).21 De aquí que, según Hegel, el desarrollo del Concepto sea a la vez analítico y sintético. Lo primero porque “a través de la dialéctica inmanente sólo es puesto lo que está contenido en el Concepto inmediato”; lo segundo, en cambio, “porque esta distinción [a saber, lo que es “extraído”] no ha sido puesta aún en el Concepto inmediato”.22 Si la verdad del ser es el Concepto, y si el Concepto lleva en él, como primer momento necesario de su desarrollo, la inmediación, y si esta inmediación no es sino aquello en lo

21

Cf. Enz §238. Enz §239; cf. WdL 6/557.

22

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

que consiste la sensibilidad o la intuición en general, 23 entonces la lógica nunca ha comenzado desde lo universal para remontarse luego a lo singular o a lo sensible inmediato. Aunque, y por exactamente las mismas razones, tampoco el movimiento inverso es correcto, es decir, tampoco ha comenzado desde lo singular para alcanzar luego lo otro, lo universal, pues, como hemos visto, lo universal y lo singular, abstractamente considerados, esto es, como independientes, son una y la misma inmediación indeterminada; ambos son sólo lo abstracto.24 Y esto abstracto es el verdadero punto de partida de la Lógica, el puro ser. La tarea consiste por ende en hacer para sí, dialécticamente, lo que esto abstracto es en sí, o bien en poner su pre-su-posición, explicitar la negatividad contenida implícitamente en lo inmediato y abstracto, poner al descubierto la unidad entre lo emergido y lo sumergido del aquel “iceberg” que es el Concepto, esto es, su concreción.25 4. De la Lógica a la Erfahrung o la historicidad del Pensamiento La siguiente pregunta se presenta ahora casi con urgencia. Si, como hemos dicho, todo lo inmediato es sólo un abstracto, un resultado que contiene, como tal resultado, su mediación como su condición y presuposición, ¿cómo entonces puede la Lógica comenzar sin presupuesto alguno, tal y como explícitamente lo afirma y exige Hegel? ¿Cuál es y cómo concebir la presuposición del puro ser si éste se 23

Sobre las relaciones entre el ser, la inmediatez, la intuición, la sensibilidad y la singularidad puede consultarse en general el primer capítulo de la Fenomenología, “la certeza sensible” (especialmente 3/82-3). Más específicamente puede verse WdL 5/82 (el ser como lo inmediato); WdL, 6/253, 257, 259; Enz §238 A (el ser como intuición); VGPh, 18/33 (la intuición como sensible); Enz §20 A (lo sensible como singular). 24 Cf. Enz §238 A. 25

Cf. Enz §68 Z2.

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presenta como el comienzo carente de toda presuposición? Lo que aquí surge concretamente ante nosotros es la exigencia de unificar el pensamiento puro, la Lógica, con aquella famosa sentencia: “la filosofía es sólo un tiempo puesto en ideas”,26 o, con aquella que encontramos en la Fenomenología: “nada es sabido que no esté en la experiencia (Erfahrung).”27 El puro ser no es sino el Pensamiento que se ha retraído sobre sí mismo, negando con ello lo otro de sí o su mediación: el mundo sensible en general, su Erfahrung.28 No obstante, este puro pensar que es el puro ser sólo es lo que es, a saber, inmediación indeterminada, en la medida en que es el resultado de la experiencia histórica del espíritu, a saber, cuando éste comienza a concebirse como espíritu libre, tal y como aconteció por primera vez en el Mundo griego.29 Esta libertad se traduce en la posibilidad de darle la espalda a la viejas instituciones sociales, a los viejos rituales, costumbres y creencias, a comenzar de cero y sin presuposiciones, precisamente en la medida en que éstas ya no representaban al nuevo espíritu de la época.30 Dicho de otro modo: el Pensamiento no deviene puro pensar de la noche a la mañana, sino que sólo alcanza tal abstracción a través de su experiencia y aprendizaje histórico. De esta manera, el puro pensar contiene, en sí o implícitamente, la totalidad de esta experiencia: él es el Espíritu absoluto de su tiempo. En la medida en que el desarrollo de la experiencia es dialéctico, todos sus momentos o figuras se hallan presentes en el pensamiento puro; él es su resultado y su verdad: la inmediatez misma. La experiencia, en efecto, es lo 26

GPhR, 7/26.

27

PhG, 3/585.

28

Cf. Enz §12.

29

Cf. VGPh, 18/116-7.

30

Cf. VGPh, 18/71-2; VPhG, 12/93-4, 101-2.

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Os aportes do itinerário intelectual de Kant a Hegel

simplemente dado al pensamiento, su suelo, su tierra natal, su comienzo. Pero la Erfahrung no es sólo esta experiencia histórica, el saber acumulado a través del tiempo, sino también experiencia en el más tradicional sentido filosófico del término: lo dado o la sensibilidad inmediata, la intuición sensible.31 De hecho, el modo en que lo absoluto, el espíritu, se concibe a sí mismo, el determinado grado de desarrollo de su autoconciencia (resultado de su aprendizaje), es aquella Metphysik der Zeit que informa y se manifiesta en cada uno de los aspectos de la sensibilidad inmediata. Concebimos cada una de las cosas del mundo siempre a través de esta red de categorías que el espíritu, la humanidad, ha tejido para sí como espejo de sí mismo. 32 La experiencia como conocimiento inmediato, empírico y singular, se halla, en sí, inmediatamente mediada por la experiencia entendida como cúmulo de conocimiento histórico. Dicho de otro modo, el mundo empíricamente dado es siempre un mundo mediado o atravesado por la experiencia histórica que, a su vez, sólo existe en lo singular inmediato, como su mediación. La verdad de lo inmediato es pues su carácter abstracto y, por lo tanto, unilateral. Lo inmediato es ciertamente lo primero, pero en sí se halla ya mediado por el pensamiento o es el pensamiento mismo. Por eso dice Hegel que aquella frase, falsamente atribuida a Aristóteles, “nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu”, si bien es cierta, es sólo un aspecto o lado de la verdad; pues también es cierto que “nihil est in sensu quod prius non fuerit in intellectu.” 33 Que el ser traspasa, dialécticamente y por sí mismo, a la nada, significa precisamente que lo inmediato contiene su negación, o es ya mediado. La presuposición por ende no es una mera accidentalidad histórica, sino una necesidad lógica. El 31

Cf. Enz §6.

32

Cf. VGPh, 18/51, 77; Enz §246 Z; VPhG, 12/86-7.

33

Cf. Enz §8 A.

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despliegue o la exposición total de la mediación histórica como determinaciones necesarias del Concepto o del ser es la tarea de la Lógica.34 Y en la medida en que esta mediación es la propia experiencia del espíritu, la Lógica, y más concretamente, la Idea, no es sino la propia época o el presente histórico puesto en conceptos, el poner lo que lo inmediato contiene en sí, su presuposición. O, como también dice Hegel: “lo que es familiarmente conocido (bekannt) (…) no por ello es reconocido (erkannt)”,35 mas debe llegar a serlo. En las Lecciones sobre historia de la filosofía leemos lo siguiente: Aunque la filosofía, como el pensamiento y la comprensión del espíritu de una época, es necesariamente algo apriorístico, es también, al mismo tiempo y no menos esencialmente, un resultado, puesto que el pensamiento se produce, más aún, es la vida y la actividad que consisten en producirse. Esta actividad encierra el momento esencial de una negación, en cuanto que producir es, al mismo tiempo, aniquilar, pues la filosofía, para poder producirse, tiene como punto de partida lo natural, de lo que arranca para superarlo.36 Es en este sentido que Hegel recupera la teoría platónica del conocimiento, según la cual “el conocer es un recordar (Erinnern).” Pero esta reminiscencia (Erinnerung), advierte Hegel, es también una Er-innerung, pues no sólo se “recuerda” el pasado, la Erfahung mediadora del pensar, sino que al mismo tiempo este recordar es el ir-dentro-de-sí del contenido, que es el Pensamiento mismo.37 De aquí que toda la Lógica pueda ser concebida, y de hecho así es concebida 34

Cf. VPhG, 12/86.

35

WdL, 5/22; cf. Enz §19 A, 63 A; PhG, 3/35; VGPh, 18/39.

36 37

VGPh, 18/71.

Cf. VGPh, 19/44-5.

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por Hegel, como el adentrarse-en-sí-mismo-del-ser (Insichgehen des Seins).38 La Erfahrung, de esta manera, adquiere un tercer significado. Ella significa ciertamente lo inmediato, lo sensible, y también aquel saber históricamente acumulado, pero significa además el movimiento desde lo primero hacia lo segundo, es decir, la explicitación de la intrínseca mediación o negatividad de lo inmediato.39 Si nos situamos ahora en la Filosofía de la historia de Hegel, encontramos que el hombre individual sólo es lo que es en el marco del espíritu de su pueblo (Volksgeist), que, a su vez, no es sino una concreción o instancia particular del espíritu universal o Weltgeist, exactamente del mismo modo que (o precisamente porque) en la Lógica, como hemos visto, la singularidad sólo es posible como la totalidad del Concepto o como la unidad y verdad de sus diferentes determinaciones: singularidad, particularidad y universalidad. “Los pueblos –dice Hegel- son el concepto que el espíritu tiene de sí mismo”, y esto “es lo sustancial del espíritu de un pueblo, aun cuando los individuos no lo saben, sino que constituye para estos como un supuesto (…) El individuo existe en esta sustancia”, y “ningún individuo puede trascender de esta sustancia; puede, sí, distinguirse de otros individuos, pero no del espíritu del pueblo.”40 El Volksgeist es la presuposición del individuo, su implícita mediación, la particular experiencia histórica que lo constituye la base de su propia individualidad. Sólo cuando el individuo se considera abstractamente -y tal abstracción, como dijimos, sólo es posible como resultado de la experiencia del espíritu- puede verse a sí mismo como independiente de esta su experiencia. El individuo, así 38

Cf. Enz §84; WdL 6/570.

39

Cf. PhG, 3/78-80.

40

VPhW, 59-60.

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aislado, es precisamente aquél que ha negado su historia, su experiencia, y que, de este modo, se ha puesto a sí mismo como el puro pensamiento o el puro ser: la singularidad (o universalidad) abstracta o, como también podemos decir ahora, la verdad de la Erfahrung como conocimiento inmediato. En tanto abstracto, en tanto contiene ya implícitamente su mediación o es un resultado, el comienzo del Pensamiento, puesto que se presenta como inmediato, es un fracaso, o, como dice Hegel: “un comienzo, en cuanto inmediato, hace una suposición o, más bien, es el mismo un supuesto.”41 Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de un fracaso constitutivo, necesario, objetivo; él es lo que el propio Concepto es: auto-superación de la inmediación;42 y esta inmediación, la experiencia o el mundo empírico inmediatamente mediado por la experiencia histórica, no es, por consiguiente, sino su punto de partida, su comienzo, su presuposición.43 5. Conclusión Quisiera terminar este trabajo recordando una de los pasajes citados al comienzo, un pasaje que, a primera vista, parecía legitimar aquel reclamo del profesor Krug. Allí decía Hegel: “El Concepto bien podría ser también considerado abstracto, si entendemos por ´concreto´ sólo lo que es sensiblemente concreto, y en general lo que es inmediatamente perceptible.” Ahora bien, el Concepto, como vimos, es la auto-superación de lo inmediato y, por ende, sensible. Lo inmediato se halla contenido, por cierto, en el concepto, es un momento del mismo, su primer 41

Enz §1.

42

Cf. Enz §12 A, 239; VPhG 12/104.

43

Cf. Enz §159 A.

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momento; pero es sólo un momento. Por consiguiente, el Concepto como tal, que supera este primer momento, no puede ser intuido sino sólo aprehendido racionalmente o mediante conceptos, esto es, como la totalidad del movimiento, como el pasaje de lo inmediato a su mediación o, más precisamente, como la auto-superación de la primera inmediación. Por eso, si por abstracto entendemos, como de costumbre lo hacemos, lo no-sensible, entonces resulta que el Concepto es ciertamente abstracto. Pero esto, no obstante, es sólo una concesión al lenguaje ordinario. Lo verdaderamente abstracto es, por el contrario, lo inmediato mismo; y lo es en la medida en que es lo que él es sólo mediante el ocultamiento o la abstracción de su mediación constitutiva. Sólo el Concepto o el Pensamiento, en tanto que ha hecho para sí o ha puesto su propia negatividad y sus diferencias, es lo verdaderamente concreto. Pero no sólo el Pensamiento no es aquella vacía forma universal, sino que además la propia pluma de Krug, y con ella lo singular en general, no es la mera singularidad inmediata y separada de lo universal presupuesta por aquel desafío. Por el contrario, la inmediación, la experiencia en su forma abstracta, es el primer momento del Pensamiento, aquello desde donde él comienza para remontarse, en lo que Hegel denomina “la travesía del Espíritu”,44 hacia lo que esta experiencia contiene, explicitando así la totalidad de su contenido, su historia, cuya totalidad constituye el Concepto puesto como pleno Concepto, esto es, la Idea. A pesar de Krug, el pensamiento no tiene como vemos ninguna necesidad de deducir lo singular, lo empírico; por el contrario, ello es su suelo, y como tal, lo que siempre estuvo ahí. La filosofía, como dice Hegel, es y sólo puede ser un tiempo puesto en ideas.

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Enz §50 A.

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Bibliografía: - Harris, H. (2000). “Introduction to ´How the Ordinary Human Understanding Takes Philosophy (as displayed in the works of Mr. Krug)´”. En Di Giovanni, G. & Harris, H. (Eds.), Between Kant and Hegel. Texts in the Development of PostKantian Idealism. Indianapolis: Hackett Publishing Company. - Hegel, G.W.F. Werke in zwanzig Bänden, Moldenhauer, E. & Michel, K. M. (Eds.). Frankfurt am Main: Suhrkamp, 19701: vol. 3. Phenomenologie des Geistes (=PhG); edición española: Fenomenología del espíritu, trad. de W. Roces. México: F.C.E., 1966. Vols. 5-6. Die Wissenschaft der Logik (=WdL); edición española: Ciencia de la Lógica, trad. de A. y R. Mondolfo. Buenos Aires: Editorial Las Cuarenta, 2013. Vol. 7: Grundlinien der Philosophie des Rechts (=GPhR); edición española: Rasgos Fundamentales de la Filosofía del Derecho o compendio de derecho natural y ciencia del estado, trad. de E. Vásquez. Madrid: Biblioteca Nueva, 2000. Vols. 8-10. Enzyklopädie de philosophischen Wissenschaften im Grundisse (=Enz); ediciones inglesas: The Enciclopaedia of Philosophical Sciences with the Zusätze. Part 1: The Enciclopaedia Logic, trad. de T. Geraets et al. Indianapolis: Hackett Publishing Company, 1991; Philosophy of Nature, vol. 1, trad. de M. Petry. London: George Allen & Unwin, 1970; Philosophy of Mind, trad. de W. Wallace & A. Miller. Oxford: Oxford University Press, 2007. Vols. 18-20. Vorlesungen über der Geschichte der Philosophie (VGPh); edición española: Lecciones sobre la historia de la filosofía, trad. de W. Roces. México: FCE, 1955. Vol. 12: Vorlesungen über die Philosohpie der Geschichte (=VPhG); edición española: Filosofía de la Historia, trad. de José María Quintana. Barcelona: Ediciones Zeus, 1970. Vol. 13: Vorlesungen über die Ästhetik, I (=VAe1); edición española: Lecciones de estética, trad. de R. Gabás. Barcelona: Península, 1989.

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- Hegel, G.W.F. Jenaer Systementwürfe III. Naturphilosophie und Philosophie des Geistes (Jena 1805-6) Hamburg: Meiner, 1987 (=NPhG); edición española: Hegel, G.W.F. Filosofía Real, trad. de J. M. Ripalda. México: F.C.E, 1984 (2da. ed., 2006). - Hegel, G.W.F. Vorlesungen über die Philosophie der Weltgeschichte. Bd I: Die Vernunft in der Geschichte. Hamburg: Meiner, 1994 (=VPhW); edición española: Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal, trad. de J. Gáos. Madrid: Tecnos, 2005. - Stern, R. (2009). “Individual Existence and the Philosophy of Difference”. En Stern, R., Hegelian Metaphysics. Oxford: Oxford University Press.

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