Héctor Barreyro y el radicalismo en el Territorio Nacional de Misiones, 1916-1930. Aproximaciones desde la biografía política

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Descripción

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XXXIV Encuentro de GeoHistoria Regional
IIGHI – CONICET- UNNE
2014

"Héctor Barreyro y el radicalismo en el Territorio Nacional de Misiones, 1916-1930. Aproximaciones desde la biografía política"

Luz Irene Pyke
Licenciada en Historia por la UNaM.
Becaria Doctoral de CONICET, UNMDP.
[email protected]

RESUMEN
El presente trabajo tiene por objeto abordar la figura política del Dr. Héctor Barreyro, gobernador del Territorio Nacional de Misiones entre los años 1917 y 1930, período coincidente con el ascenso del radicalismo a nivel nacional. En este sentido, se considera que la aproximación a la figura de Barreyro, a través del método biográfico, contiene un importante valor al momento de abordar cuestiones relativas a la relación entre el radicalismo nacional, como gobierno y como partido, y la vida institucional y política de los territorios nacionales.
En este sentido, se buscará poner de relieve que, que contrariamente a la imagen difundida de los territorios nacionales como carentes de una vida política relevante, debido a la carencia de gobierno autónomo, debido a las características institucionales heredadas de fines del siglo XIX, es posible registrar -al menos en el caso de Misiones en el período- una variedad de prácticas políticas transformadas por la irrupción del radicalismo en la escena nacional y local. Por otra parte, también se buscará sostener que la figura de Barreyro representó una forma novedosa de hacer carrera política en el contexto del territorio de Misiones, pero sin alejarse de la figura promedio de los políticos radicales, en el período.
Las fuentes documentales que se analizaron para este trabajo no fueron de carácter personal o privado, sino político e institucional, lo que impidió realizar una biografía de Barreyro, que no fuera únicamente política. Estos documentos con los que se ha contado, provienen de los expedientes generales del Ministerio del Interior (Archivo Intermedio del Archivo General de la Nación), de los años 1924, 1925 y 1926, y de los informes oficiales que se encuentran en el Copiador de Notas Reservadas 1917-1933 del Archivo General de la Gobernación de Misiones. También se echará mano a la obra Ideas de Gobierno, escrita en 1919 por Barreyro, y datos demográficos del censo general de territorios nacionales de 1920.


Introducción

El presente trabajo tiene por objeto abordar la figura política del Dr. Héctor Barreyro, quien fuera gobernador del Territorio Nacional de Misiones entre los años 1917 y 1930. Debido a la extensión del período en que éste ha ejercido la gobernación, en forma coincidente con el ascenso del radicalismo a nivel nacional, se considera que la figura de Barreyro contiene un importante valor al momento de abordar cuestiones relativas a la relación entre el radicalismo nacional, como gobierno y como partido, y la vida institucional y política de los territorios nacionales.
En este sentido, el objetivo de este trabajo será abordar la figura política de Héctor Barreyro a través del método biográfico, buscando con ello arrojar luz sobre la incipiente vida política del territorio de Misiones. La hipótesis que se buscará sostener será que la figura de Barreyro representó una forma novedosa de hacer carrera política en el contexto del territorio de Misiones, pero sin alejarse de la figura promedio de los políticos radicales, en el período. Respecto de la vida política del territorio de Misiones, se buscará poner de relieve que contrariamente a la imagen difundida de los territorios nacionales como carentes de una vida política relevante, debido a la carencia de gobierno autónomo, se pueden registrar en el Territorio de Misiones una variedad de prácticas políticas asociadas a los comités radicales, las elecciones municipales y la prensa, en las que la figura del gobernador no será prescindente, sino un actor político activo.


La biografía y algunas aproximaciones al concepto de sociabilidad y cultura política

Las potencialidades de la investigación orientada a la biografía o los itinerarios personales a partir de la década de 1970, ha dado lugar a una serie de discusiones en torno a los alcances y limitaciones de estos métodos. Si bien el método biográfico ha sido desarrollado por historiadores desde el siglo XVIII, la profesionalización operada en el siglo XIX arrojó nuevas perspectivas al método, que a fines del siglo XX fueron retomadas en las nuevas discusiones.
A grades rasgos, la pregunta fundamental que plantea la biografía es, en palabras de Giovanni Levy (1989), si "se puede escribir la vida de un individuo" y en ese sentido, cómo es posible hacerlo y con qué objetivos. Levy apunta que existió una tradición biográfica que redujo la biografía a "una cronología ordenada, una personalidad coherente y estable, acciones sin inercia y decisiones sin incertidumbre", generando productos que reducían la complejidad de la identidad, su formación progresiva y no lineal, y sus contradicciones.
En este sentido, Levy apunta cuatro "tipos" de biografía que buscan superar estas limitaciones: a) la prosopografía y biografía modal, que consisten en la utilización de datos biográficos para ilustrar comportamientos estadísticamente frecuentes; b) biografía y contexto, que propone al medio o entorno como factores capaces de explicar un destino singular; c) los casos límite, en las que se aproxima al contexto pero a través de sus márgenes; y d) la biografía y la hermenéutica, que se apoya en archivos orales o introduce sicoanálisis.
No obstante estos aportes, una de las críticas o limitaciones que se señalan respecto al método biográfico, de las que Pierre Bourdieu ha sido protagonista denominándolo la "ilusión biográfica", consistió en señalar que los individuos se desarrollan en sistemas normativos que determinan su desarrollo singular, por lo que un destino individual sólo puede reforzar la existencia de esos lazos normativos, a fuerza del hábitus. Esta perspectiva encuentra determinado correlato en el tipo biográfico modal o prosopográfico, no obstante es posible apuntar otras ventajas de la biografía (Levy, 1989).
Levy señala, respecto de estas objeciones, que ningún sistema normativo es suficientemente estructurado para eliminar toda posibilidad de elección consciente o negociación de un sujeto, y que en ese plano la biografía tiene la posibilidad de poner de relieve ese carácter intersticial de la libertad de los agentes, que permite observar el modo en que funcionan concretamente los sistemas normativos, que no están exentos de contradicciones. De este modo hay una relación "permanente y recíproca entre biografía y contexto" al permitir la descripción de las normas y su funcionamiento efectivo.
Si bien esta perspectiva resulta interesante, Sabina Lóriga (1996) plantea que es importante no caer en lo que llama "la paradoja del sándwich", en la que se coloca contexto, existencia individual, y otra capa de contexto. En este sentido, cobra valor lo que Ricardo Pasolini (2013), a través del análisis de la obra biográfica de José Luis Romero, señala como una "buena alternativa biográfica", que se encontraría en un zona intermedia entre la biografía "arquetípica" y la "individualista", es decir, entre "el influjo de las circunstancias y el peso creativo de los actores".
Además de estos aspectos relativos a las posibilidades de la biografía, Levy también apunta que, a través de ésta, es posible abordar algunos interrogantes metodológicos de la historiografía contemporánea, como las relaciones entre reglas y prácticas, o los límites de la libertad y la racionalidad humana. Es decir, que a través de la biografía se pueden abordar diversos problemas de la historiografía contemporánea.
A los fines del presente trabajo, y en consideración de estos marcos, se procurará construir una biografía política en relación al contexto, a través de la cual se buscará una aproximación al problema de la sociabilidad partidaria y la cultura política, entendidas como las creencias, y compromisos de un partido formado por un grupo de personas que posee intereses o ideas comunes, y que participan de un proceso de socialización que puede dar lugar a la formación de espacios sociales específicos (Vargas Hilário, 2006: 151).


Las fuentes documentales

Las fuentes documentales que se analizaron para este trabajo no son de carácter personal o privado, sino político e institucional. Este fue el principal obstáculo que impidió realizar una biografía de Héctor Barreyro, que no fuera únicamente política. Es decir, por el carácter mismo de los documentos, es difícil realizar un análisis que sea capaz de poner de relieve los claroscuros y contradicciones de la figura en sí, como así también una aproximación a los aspectos personales, afectivos o emocionales de ésta. No obstante, es posible deslindar de las fuentes varios elementos de la sociabilidad y la cultura política del período.
Estos documentos con los que se ha contado, son algunos expedientes generales del Ministerio del Interior (Archivo Intermedio del Archivo General de la Nación), de los años 1924, 1925 y 1926, relativos a dos elecciones municipales en los que obran denuncias de la oposición, informes oficiales y ejemplares de prensa escrita. Además de estos expedientes, se utilizaran informes oficiales por parte de los gobernadores interventores de 1930 en adelante, que se encuentran en el Copiador de Notas Reservadas 1917-1933 del Archivo General de la Gobernación de Misiones.
También se echará mano sobre la obra Ideas de Gobierno, escrita en 1919 por Barreyro, en la que éste expone ante el Ministerio del Interior sus propuestas para el gobierno del territorio.


El radicalismo y los territorios nacionales

A partir de 1884, la Argentina incorporó un conjunto de entidades político-jurídicas llamadas "territorios nacionales", regidas por la Ley Orgánica de Territorios Nacionales Nº 1.532. Con esta ley, se lograba una legislación que no sólo estableció definitivamente los límites de las gobernaciones ya creadas, y de las que se crearían, sino que también se estableció un marco regulatorio de ordenamiento administrativo y político, para estas nuevas entidades. De este modo se crearon nueve nuevas gobernaciones: Misiones, Chaco, Formosa, La Pampa, Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego, y entre 1899 y 1943, la de los Andes.
El proyecto oficial de creación de territorios nacionales, se fundaba sobre la idea de que los territorios eran incapaces de gobernarse a sí mismos, y por tanto, inviables como provincias, por lo cual el estado nacional debía asumir un rol pedagógico activo en los mismos, acompañando su desarrollo en una suerte de tutelaje. En este sentido, se otorgaron escasas facultades a las autoridades territoriales, en función de la necesidad del estado central, de evitar que surgieran poderes independientes que no pudiera controlar (Ruffini, 2007).
La organización política y administrativa diseñada para los territorios, se estructuraba en una cadena vertical de poderes, con funcionarios que dependían directamente del Ministerio del Interior, entre los cuales el gobernador era la máxima autoridad y el representante directo de la nación. Respecto de éste, se procuraba su subordinación recortando sus facultades al mínimo, sin margen de iniciativa, ya que nada podía hacer sin autorización, ni los fondos enviados por el gobierno central, siendo el correlato de ello, una situación de minoridad política excluyente que se prolongó por largo tiempo (Ruffini, 2007: 65).
No obstante, hacia la década de 1920, el radicalismo gobernante a nivel nacional se había planteado extender el ejercicio de la ciudadanía, y la posibilidad de conformar gobiernos autónomos, a los territorios nacionales que, según la Ley 1532, estuviesen en condiciones de hacerlo. En 1919, el Presidente Yrigoyen no sólo dispuso la realización de un censo de territorios nacionales, sino que además, presentó al Congreso el primer proyecto de ley para provincializar los territorios de La Pampa y Misiones.
Al anunciar el proyecto, el Presidente hizo hincapié "en la responsabilidad del orden conservador en la postergación política de los territorios y el rol reparador que el radicalismo iba a emprender en los mismos". De manera que durante el gobierno de Yrigoyen la integración de los territorios nacionales se presentaba como un aspecto más de la reparación que el radicalismo proponía, subsanando la cuestión de la exclusión política.
Es decir que la cuestión de los territorios nacionales formaba parte de la agenda del radicalismo desde 1919. Pero además de esto, el radicalismo también se ocupó de penetrar más profundamente en la vida política de los territorios más allá de los aspectos institucionales, incluso trasladando hacia ellos las luchas internas del partido, pese a las limitaciones en el ejercicio del sufragio que regía para ellos.




El radicalismo en el Territorio Nacional de Misiones

Hacia la década de 1920, Misiones era un territorio de 63.176 habitantes, de los cuales el 67,5% (42.645) eran argentinos, mientras que el resto se repartía entre brasileños y paraguayos mayoritariamente. Por su parte, Posadas, el departamento que contenía la ciudad capital del territorio, concentraba el 29,08% (18.377) de la población total.
En vista de estas particularidades demográficas, si bien el art. 4º de la Ley 1532, establecía la "provincialización" de los territorios que contaran con una población mayor a sesenta mil habitantes, el censo de 1920 señalaba que "desde el punto de vista electoral los varones argentinos mayores de 18 años y que por lo tanto tendrían derecho al voto son, como acabamos de ver, 6.900" (Censo de Territorios Nacionales de 1920, p. 137). Es decir, que la población en condiciones de ejercer sus derechos políticos plenos era tan solo el 10,9 % de la población total, un dato tal vez suficientemente persuasivo para los gobiernos radicales respecto de la inconveniencia de "provincializar" el territorio de Misiones, hecho que se postergó hasta el segundo gobierno de J. D. Perón, en 1953.
Sin embargo, si bien los intentos institucionales de ampliar la participación política en los territorios nacionales no rindieron importante frutos, el radicalismo no era ajeno a la vida política en ellos. En Misiones, la década de 1920 estuvo signada por la aparición de comités radicales cuyos miembros se disputaban los puestos de administración pública, y los pocos electivos que existían, conformando una incipiente elite política en la ciudad capital de Posadas.
Esta forma de penetración política respondía a lo que Ferrari señala como uno de los factores de éxito del partido radical, en tanto su organización se extendía por todo el país, siguiendo el modelo de caucus (tomado del liberalismo inglés), que suponía la formación de comités electorales en los barrios de las ciudades, para desarrollar una actividad permanente, que permitían a los intermediarios cooptar adherentes y proyectarse como dirigentes. En suma, era un aparato político que gracias a su capacidad de expansión, permitió al radicalismo enfrentar exitosamente los desafíos de la democracia ampliada (Ferrari, 2008: 72, 73).


Héctor Barreyro: inicios de su carrera política y acercamiento al radicalismo

La ley orgánica de territorios nacionales establecía para los municipios de más de 1.000 habitantes, la posibilidad de conformar un Concejo Municipal, de cinco miembros, electos por sufragio. Por este motivo, muchas figuras de la incipiente elite local del Territorio de Misiones, comenzaban su carrera política en el Concejo Municipal de Posadas, incluyendo entre estas al Dr. Héctor Barreyro.
Barreyro había nacido en 1883 en Alvear, Corrientes, pero posteriormente su familia se radicó en Posadas. En Buenos Aires se recibió de médico y comenzó su vida pública en Posadas en 1907, ejerciendo como médico municipal. Este dato podría resultar menor, sin embargo el análisis prosopográfico de Ferrari pone de relieve que uno de los atributos más importantes para una carrera política dentro del radicalismo, era el de haber accedido a la educación superior. Después de la abogacía, la medicina era la segunda carrera más recurrente entre los elencos políticos del radicalismo, ya que estos profesionales eran muy valorados a comienzos del siglo XX, en tanto su capacidad de curar no sólo les confería prestigio y reconocimiento, sino que además los mantenía en contacto con todas las clases sociales, y les permitía plantear políticas que fortalecieran la salud pública (Ferrari, 2008: 121, 137, 145).
Barreyro obtuvo su primer cargo público de relevancia poco después, en 1913, cuando logró la presidencia del Consejo Municipal de Posadas, a los 30 años de edad. De manera que no es casual que también se encuentre entre las figuras más destacadas que fundaron el radicalismo en Misiones hacia 1914, a través de un acta que establecía "formar un comité con el programa y principios sostenidos por el tradicional Partido Radical de la República". A pesar de este comité, su actividad política, y la de los demás políticos con quienes compartía este nuevo espacio, no se enmarcaba formalmente en la estructura partidaria del radicalismo, sino en el marco de un partido municipal llamado "Unión Comunal" (Álvarez y Urquiza, 2010: 46).
Pero el cargo público más importante que ocupó Barreyro fue el de gobernador del territorio de Misiones, y es posible afirmar que fue la primera figura política del orden local en ocupar dicho cargo, precisamente gracias a la carrera política que había forjado previamente desde el municipio de Posadas.
La primera vez que fue designado para el cargo por el Poder Ejecutivo Nacional, fue en 1917 a los 34 años de edad, conservándolo hasta 1920, cuando caducó su período y fue reemplazado por un interino. Luego fue nuevamente designado en 1922, manteniéndose en el cargo durante ocho años, hasta 1930. El hecho de haber ejercido como gobernador durante más de diez años, con un breve período de ausencia, convierte a Barreyro en una figura de gran centralidad para la vida política de Misiones en el período.
Mientras sus antecesores en el cargo se conformaban con presentar "memorias" o "informes" de gestión, durante el intervalo en que no ejerció la gobernación, Barreyro publicó el memorial de su primer período como gobernador, bajo el ambicioso título de Ideas de gobierno (1919). El texto estaba dirigido al ministro del Interior, y decía condensar las "ideas y propósitos de gobierno" que a su entender debían "darse a la práctica a fin de encaminar el progreso del territorio", y para aconsejar "soluciones que, corrigiendo deficiencias y subsanando errores, encaucen la administración pública del territorio en forma práctica y eficaz".
De manera que el informe, lejos de constituir una memoria de gestión, se proponía abordar los temas públicos más importantes (tierra púbica, colonización, agricultura, justicia, policía, salud, educación, etc.), repasando sus antecedentes, ofreciendo balances y proponiendo políticas específicas. La realización de esta obra, nuevamente expresa por sus características, la importancia de la educación superior como atributo del poder político, en tanto implicaba la capacidad para sistematizar, expresar y discutir ideas que era muy valorada por los partidos (Ferrari, 2008: 126). Por otro lado, también expresa la voluntad de ofrecer una suerte de programa de gobierno, por parte de un gobernador que buscaba poner de relieve sus vínculos de pertenencia y compromiso con el territorio al que aspiraba conducir, desde una perspectiva más política que administrativa.




La designación a la gobernación de 1922

La segunda designación de Barreyro como gobernador en 1922, se dio en un contexto signado por un creciente enfrentamiento entre facciones internas del radicalismo a nivel nacional. Debido a que su confirmación en Senado se prolongó hasta 1924, ésta se produjo en medio del llamado "cisma" radical de 1924.
Este clima de ruptura partidaria determinó que las noticias de su confirmación como gobernador produjeran algunos hechos violentos en la ciudad de Posadas, que consistieron en una serie de disturbios, en la noche del 24 de Septiembre de 1924. Estos disturbios habrían implicado una suerte de caravana celebratoria por el centro de la ciudad, encabezada por la banda de música de la policía, en el transcurso de la cual, se produjeron ataques con piedras e insultos a los talleres gráficos del periódico La Tarde, de filiación socialista, y a otro comité radical llamado "Marcelo T. de Alvear".
Estos hechos motivaron una serie de denuncias que fueron elevadas por distintos espacios políticos al ministro del Interior Vicente C. Gallo, gracias a lo cual se labró un expediente que permite conocer mayores detalles de lo sucedido. Una de estas denuncias indicaba que los manifestantes "barreyristas" que circulaban cerca de las dos de la madrugada eran una "turba oficial", en la que "marchaban con banda de música (la policial), en automóviles o a pie, entre otros, nada menos que el propio hermano del gobernador, el presidente de la municipalidad, el juez de paz titular y varios empleados públicos", quienes buscaron en su casa al Juez Letrado Floricel Perez para que ofreciera un discurso "en medio de salvadas de revólveres y gritos hostiles".
Por su parte, el partido local Unión Vecinal, se quejó particularmente del manejo de los asuntos de la municipalidad de Posadas, y denunció que los "elementos barreyristas" habían logrado expulsar mediante "mezquinas manipulaciones" a un concejal de su partido.
Quienes denunciaban estos hechos buscaban que el ministro Gallo no convalidara la designación de Barreyro e intercediera para evitar que asumiera un nuevo mandato como gobernador. Barreyro respondió las acusaciones rápidamente señalando a sus denunciantes, mediante informes de prontuario policial, como ácratas y carentes de representatividad política. Gracias a estos testimonios, es posible observar el espectro de apoyos políticos que Barreyro forjó a lo largo de su carrera política en Posadas, y cómo éstos no disimulaban públicamente sus lealtades hacia él.
Esto lo colocaba lejos de una figura centrada en la mera administración territorial, como se esperaba de los gobernadores, para acercarlo a la de un líder político, similar a un caudillo. Mientras los gobernadores previos no sólo eran impuestos por el gobierno central, sino que no tenían vínculos previos con la comunidad local, debiendo mostrar ecuanimidad en las disputas políticas municipales, Barreyro expresaba el ascenso a la gobernación de un hombre arraigado en el territorio de Misiones, que contaba con una carrera política en Posadas, coronada por su nombramiento como gobernador, y que no estaba dispuesto a adoptar una actitud prescindente frente a las disputas políticas municipales del territorio, como se verá a continuación.
Las elecciones municipales de 1924 y 1925

Los conflictos y enfrentamientos de septiembre de 1924 funcionaron como antecedente para las elecciones municipales de Posadas que se celebraron en diciembre del mismo año, determinando un nuevo escenario político caracterizado por hechos violentos y denuncias frente al Ministerio del Interior. Gracias al registro de estos conflictos a través de dos expedientes abiertos por el ministerio, es posible reconstruir no sólo el arco político de la ciudad capital y sus características, sino también algunos aspectos de la cultura y la sociabilidad política de una incipiente elite local.
De los documentos disponibles es posible afirmar que en la contienda electoral se enfrentaron tres fuerzas políticas, de las cuales dos decían representar en el orden local a la Unión Cívica Radical, entre las cuales se encontraba el partido de Barreyro, la ex Unión Comunal. En tercer lugar se encontraba la Unión Vecinal, antigua competidora de la vieja Unión Comunal.
Al momento de realizarse las elecciones, la Presidencia del Consejo Municipal estaba en manos de Alfredo Pomar, que era integrante la fracción radical liderada por Barreyro, y buscaba la reelección en el cargo. Esta situación fue la que determinó que la oposición realizara duras denuncias hacia Barreyro por haberse involucrado personalmente en el desarrollo de las elecciones. Debido a que el gobernador era un funcionario designado por el Poder Ejecutivo nacional, no estaba bien visto que se inmiscuyera en las cuestiones políticas de los municipios, pero Barreyro había hecho su carrera política desde el municipio de Posadas, y siendo gobernador nuevamente, no podía desentenderse del mismo, ya que tenía experiencia y conocía a todos los hombres influyentes de la ciudad capital.
Las denuncias realizadas por la fracción radical opuesta a Barreyro, consistían en las supuestas amenazas y presiones de éste hacia "caudillos radicales", para que apoyaran a la lista de Pomar, como por ejemplo, el encargado de las obras de un importante puente que tenía a su cargo varios obreros, y funcionarios de Obras de Salubridad de la Nación, entre otros. Barreyro respondió a estas acusaciones solicitando a cada uno de los hombres mencionados, que manifestaran si habían sido amenazados o presionados por él. Así logró que cada uno lo negara, aunque debió ser difícil denunciar presiones del gobernador, frente al gobernador mismo.
Otra de las denuncias de la oposición, fue la de acusar a Barreyro de haber organizado una reunión política en la casa de un concejal, donde se "ofreció a los electores asado con cuero, vino y bailes". La versión que ofreció el concejal en cuestión resulta interesante, ya que manifestó que la reunión la había ofrecido él, en honor al gobernador, por su reciente designación, y que en ella estaban presentes "dos jueces letrados, el jefe del distrito Militar, el Administrador de Rentas, el Jefe de Policía" entre otros amigos, por lo que según él, nada tuvo "significado político" ya que "no se trataba de agasajar electores, sino de pasar un momento agradable en compañía del Gobernador amigo". Estas definiciones que parecen triviales, guardan riqueza respecto de los espacios de sociabilidad política de aquellos que detentaban importantes puestos en la estructura del estado, como así también, de la importancia política que se les confería a este tipo de "asados".
No obstante las quejas y denuncias de sus detractores, el objetivo de Barreyro y Pomar era ganar el municipio. No sólo controlaron la conformación de las mesas electorales y los certificados de identidad de los electores extranjeros, sino que también limitaron la cantidad de copias de los padrones a las demás listas, en tan solo cuatro.
En el plano de las picardías electorales, utilizaron la cartelería para desautorizar a sus detractores, acusando al representante de la otra fracción radical, León Naboulet, junto a una fotografía de éste, como un "ácrata" que usurpaba el nombre del Partido Radical. En contraposición, los carteles de la lista de Pomar contaban con una fotografía de Héctor Barreyro junto a una de Leandro N. Alem, con una leyenda que lo señalaba como el "organizador del radicalismo en Misiones", seguida de los nombres de sus candidatos municipales, que se presentaban como los "genuinos representantes de la Unión Cívica Radical", colocando como valores y objetivos el "progreso edilicio", la "honradez" en el manejo de "los intereses públicos", "la dignidad, la moralidad y la democracia" (ver Ilustración I).

Ilustración I. Afiches utilizados por la fracción de Barreyro: a la izquierda, para atacar a la fracción radical opuesta; a la derecha, para promocionar la lista alineada a Barreyro.



Fuente: Ministerio del Interior, Expedientes Generales, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación. Legajo nº 62, Expediente nº 25408.

La realización de las elecciones colocó a la lista de Pomar como triunfante, mientras que las otras dos listas declararon haberse abstenido el día de los comicios, debido a las "irregularidades" que habían denunciado. De manera que Barreyro logró mantener al municipio de Posadas, bajo el gobierno de su fracción radical.
En abril de 1925, se volvieron a repetir conflictos a causa de nuevas elecciones municipales, pero en el pueblo de Concepción. En esta ocasión la actuación de Barreyro fue muy diferente a la adoptada en las elecciones posadeñas, ya que no estaba en condiciones de lograr un triunfo para su fracción. Debido a ello optó por suspender un día antes el acto eleccionario, con la excusa de que el padrón no estaba legalizado, debido a un tecnicismo, a pesar de haber convalidado las elecciones municipales anteriores realizadas sobre ese mismo padrón.
Del expediente de estas elecciones se desprende que existió una fractura en la elite política de Concepción, que enfrentó a la fracción del presidente del Concejo Municipal, Joaquín Igoa, con la fracción de Barreyro. Debido a esto y ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo preelectoral, Barreyro dispuso arbitrariamente la suspensión de las elecciones, declarando además, que los concejales electos en las elecciones anteriores también habían sido electos en condiciones ilegítimas.
Para asegurarse de que las elecciones se suspendieran, Barreyro no vaciló en enviar al Jefe de Policía, quien tomó posesión del palacio municipal e intervino las dos mesas abiertas para el sufragio. Además, procuró que los vecinos miembros de su fracción, enviaran telegramas al Ministerio del Interior para manifestar su apoyo.
El presidente del Concejo Municipal, Igoa, insistió reiteradamente al Ministerio del Interior, para que no se convalidara la suspensión, y acusaba a Barreyro de querer por todos los medios hacerse con el control de las "situaciones municipales del Territorio". El ministro del Interior, recibió todos los descargos y terminó por convalidar la decisión de Barreyro, aunque dispuso que las elecciones anteriores no eran ilegítimas, puesto que fueron convalidadas por la gobernación en su momento.
Si bien de menor importancia, los sucesos de Concepción demuestran no sólo que también allí se produjeron fracturas en la elite política, sino que Barreyro utilizaba su autoridad política e institucional para favorecer o perjudicar a las distintas fracciones en pugna, y acrecentar su propio poder político, aunque realmente no lo necesitara, ya que había sido confirmado como gobernador. En este sentido, cobra relevancia la analogía que realizó Igoa al hablar del control de las "situaciones municipales" como resorte del poder político por parte del gobernador, aún cuando no necesitaba de ellas en forma directa para ejercer como tal, ya que su puesto dependía de una designación del Poder Ejecutivo Nacional, y de haber sido confirmado recientemente en el cargo. Estas acciones vienen a mostrar que para Barreyro no bastaba con ser designado por el Poder Ejecutivo como gobernador del territorio, sino que además, deseaba contar con el control político territorial a través del control de las municipalidades electivas del territorio.


El diario propio

Hacia abril de 1925, Héctor Barreyro logró concretar otro de los proyectos tendientes a acrecentar su poder político: la fundación de un periódico propio. Hasta ese entonces, el espectro de periódicos más importantes en Posadas estaba conformado por el diario La Tarde, que se decía independiente pero que en verdad respondía al socialismo, el diario La Reacción, que era un órgano de prensa de la fracción radical contraria a Barreyro, y el boletín La Nueva Época, afín al gobierno territoriano.
Todos estos periódicos encajaban en lo que se puede definir como "diarios políticos", ya que se encontraban ligados estrechamente al sistema político (por sus finanzas, su personal y posibilidad de supervivencia) y conformaban una suerte de "opinión pública" local (Duncan, 2007). De esta manera eran además, otra expresión de la sociabilidad política y un ámbito de discusión de ideas y propuestas políticas, aunque muchas veces se pasaran en sus páginas, ataques personales de todo tipo (Zimmermann, 1998). Estos elementos eran los que permitían afirmar a Ramón Cárcano en 1883, que "un diario para un hombre público es como un cuchillo para el gaucho pendenciero: debe tenerse siempre a mano" (Duncan, 2007).
En este sentido, la mayoría de las denuncias que realizaba la oposición ante el ministerio del Interior, presentaban a modo de "prueba" o cita de autoridad, artículos de sus propios órganos de prensa, cuyos ejemplares eran debidamente remitidos. En este contexto, si bien Barreyro contaba a su favor con La Nueva Época, este no era más que un boletín de una sola cara impresa, sin mucho más que ofrecer, por lo que posiblemente haya considerado que su posición frente a la "opinión pública" no era la más favorable. Es por esto que no es difícil de comprender que Barreyro haya impulsado la creación de un nuevo periódico favorable a su gestión. El Territorio fue este nuevo periódico.
Salió por primera vez el 2 de Junio de 1925, bajo la dirección de Sesostris Olmedo, y con un perfil fuertemente alineado al gobernador. Hasta la aparición de este periódico, diarios como La Reacción, se definían lisa y llanamente como "sostenedores de los principios de la Unión Cívica Radical", rendidores "de culto a Alem", y seguidores de Yrigoyen como "único Jefe", completando sus páginas con recuadros que contenían leyendas como "radicalismo es: carácter – consecuencia – abnegación – desinterés y sacrificio". Mientras que La Tarde se definía como "diario independiente, noticioso, comercial, científico, literario y de intereses generales", lo que lo hacía más atractivo y menos faccioso, además de incorporar algunos cables nacionales e internacionales.
A diferencia de los demás periódicos de la época, que sólo contaban con cuatro páginas de descargos político, publicidades y algún que otro cable o contenido, El Territorio se componía de mayor cantidad páginas, en las que se publicaban cables internacionales y nacionales, noticias de los pueblos del interior gracias a una red de corresponsales, secciones de sociales, y a los que se sumaban, por supuesto, los debidos editoriales políticos, siendo frecuente la difusión de los actos de gestión del gobierno territorial. Además, también contaba con la ventaja de imprimir imágenes fotográficas. Finalmente, en lugar de definirse políticamente en tapa, como lo hacían los demás periódicos, El Territorio simplemente se jactaba de ser "el diario de mayor circulación de Misiones".
De manera que este periódico era más moderno y atractivo que sus competidores, siendo más exitoso en soslayar sus vinculaciones al oficialismo local, y posiblemente esto haya contribuido a su permanencia en el tiempo como uno de los periódicos más influyentes de Misiones, hasta el presente.


El golpe de 1930

El golpe de estado de 1930 puso fin al mandato de Barreyro como gobernador. A partir de entonces, no sólo ya no podía ostentar un cargo político de relevancia, sino que además sufrió la exclusión del sistema político de la que era objeto el radicalismo. No obstante, Barreyro continuó haciendo política aunque en el ámbito municipal.
Tras la fallida revolución radical de 1931, que en Misiones estuvo encabezada por Mario Herrera, Sesortis Olmedo y Eugenio Ayrault, los políticos radicales que no se habían exiliado en Paraguay o Brasil, vieron los intentos normalizadores del gobernador interventor Carlos Acuña como una nueva oportunidad para la política.
En este marco, a fines de 1932, se realizaron elecciones con el fin de normalizar el consejo municipal de Posadas. Carlos Acuña informaba respecto de esto, que competirían en la contienda las listas de Unión Vecinal, con la cual decía simpatizar, la del Partido Socialista, y nuevamente dos listas que se identificaban con el radicalismo, una de las cuales estaba, en sus palabras, bajo las "inspiraciones de un médico dotado de una permanente ambición política" que además contaba con "positivo prestigio", quién no era otro que Barreyro. Acuña esperaba que resultara ganadora la lista de Unión Vecinal, pero para su sorpresa resultó vencedor Héctor Barreyro, lo que lo colocó nuevamente en la Presidencia de Posadas. Molesto por los resultados, el gobernador Acuña decía que Barreyro afirmaba en sus discursos públicos que a él le habían ofrecido la gobernación, pero que la había rechazado porque prefería un puesto menor pero elegido por el pueblo.
Sin embargo, este nuevo mandato de Barreyro duró poco. A los pocos meses de asumir, en febrero de 1933, Acuña denunció que los radicales habían disipado sus diferencias y que todos estaban colaborando con el alzamiento radical liderado por Severo Toranzo y Gregorio Pomar, por lo que la justicia dispuso la detención de Barreyro, junto a todos miembros del concejo municipal, dejándolo nuevamente en acefalia. Esta nueva frustración de los planes revolucionarios del radicalismo, volvió a arrojar al exilio paraguayo y brasileño a muchos políticos radicales de Misioness.
A pesar de que el gobierno perseguía y encarcelaba a opositores políticos, incluso con la ayuda de autoridades brasileñas más allá de sus fronteras (Alvarez, 2008), muchos políticos radicales decidieron buscar otros espacios desde los cuales continuar la agitación política. Así, en junio de 1933 se conformó la primer comisión del movimiento provincialista, entre cuyos miembros se encontraba Barreyro, otros correligionarios como A. Pomar, E. Ayrault, S. Olmedo y M. Herrara, y algunos de sus viejos adversarios políticos como León Naboulet. El objetivo de este espacio era abrir nuevas comisiones en los diferentes municipios del territorio, y difundir la causa por la provincialización a través de charlas y mítines en los que se intentaba construir una identidad local sobre el "ser misionero" (Jaquet, 2005).
Finalmente Barreyro tuvo una última oportunidad de ejercer un cargo político en 1936, cuando ingresó nuevamente al concejo municipal y ocupó la presidencia de Posadas, entonces con 53 años de edad, aunque tan sólo durante un año. Una vez que su sucesor, Julio Alvarenga, terminó su mandato en 1937, se abrió una etapa de repetidas intervenciones al municipio a cargo de comisionados.
Héctor Barreyro falleció en 1948 a los 65 años de edad en la ciudad de Oberá, Misiones, y no vivió para ver al territorio convertido en provincia en 1953, la causa por la que había militando los últimos años de su carrera política.


Reflexiones finales

En la figura de Héctor Barreyro es posible advertir un conjunto de atributos que dan cuenta de su relevancia para la vida política del Territorio Nacional de Misiones en las décadas de 1910, 1920 y 1930.
En primer lugar, su figura conserva relevancia en tanto fue central para el desarrollo del radicalismo en el territorio de Misiones en el período. Si bien este desarrollo estuvo limitado severamente por el estatus jurídico-politíco de los territorios nacionales, que impedía el ejercicio pleno de la ciudadanía, el radicalismo gobernante a nivel nacional procuró extender la influencia del partido en ellos, a través de la creación de comités, que finalmente trasladaron hacia allí las internas nacionales.
En Misiones, los comités radicales, por ser comités de territorios nacionales, no podían formar parte de la estructura del partido, y se encontraban librados a la informalidad, o imbricados en partidos de carácter municipal. Sin embargo, la lógica de estos comités respondía a la de los enfrentamientos entre las facciones interna del partido nacional.
Mientras que generalmente se consigna que la restricción del derecho a voto para autoridades ejecutivas o representantes legislativos territoriales o nacionales, implicaba la ausencia de prácticas político-partidarias en los territorios nacionales, el análisis de los documentos muestra una intensa vida política de la que era parte la incipiente elite política local de comienzos del siglo XX.
A través de los diversos conflictos políticos mencionados en los que tomaban parte personajes como el hermano del gobernador, jueces, concejales, entre otros empleados públicos, y la policía, es posible dar cuenta de estrechas relaciones entre la burocracia estatal, la participación partidaria y el poder político. Estas relaciones por su parte, se desarrollaban y tenían lugar en diferentes espacios de sociabilidad tanto institucionalizados, como los comités, u oficinas públicas, como en espacios privados a través de asados o reuniones sociales. En este contexto, la prensa escrita también era la expresión de una cultura política, a la vez que contribuía a la conformación de la "opinión pública".
En segundo lugar, es importante apuntar que en los territorios nacionales mientras que las elecciones municipales respondían a prácticas políticas asociadas a la competitividad a través de la confección de padrones, presentación de listas, campañas y, finalmente el acto eleccionario en sí, las disputas por la gobernación se encontraban libradas a la política nacional. Es por ello que antes de Barreyro, los gobernadores eran políticos o militares que habían hecho carrera en Buenos Aires, en Corrientes o en Chaco, que preferían mantener cierta imparcialidad política frente a la política local.
En este sentido, la originalidad de Barreyro es la de haber sido el primer gobernador que realizó, antes de su designación, una carrera política desde el municipio de Posadas referenciándose dentro de un partido político de orden nacional. Esto da cuenta no sólo del interés del radicalismo por desarrollarse en estos territorios, sino también del porqué otros espacios políticos locales rechazaban fuertemente el modo en que Barreyro se involucraba en la política de los municipios.
Si bien a nivel municipal las disputas políticas podían encauzarse en una competencia electoral (no exentas de conflictos y denuncias), las disputas por la gobernación sólo podían canalizarse a través de la política nacional. De allí el hecho de que las denuncias y reclamos se hicieran hacia el Ministerio del Interior, que era la única autoridad competente para el caso. Los habitantes de los territorios sólo podían influir, o intentar influir, sobre la designación del gobernador, o sobre el rumbo de su gestión, a través de las relaciones y comunicaciones que pudieran establecer con el Ministerio del Interior, o con algún político de orden nacional.
El hecho de que las actividades político-partidarias se desarrollaran en un territorio que no contaba con un marco jurídico que lo regulara, generaba toda una serie de conflictos, problemas y distorsiones que no sólo afectaban a los habitantes, sino que en gran medida, escapaban de su capacidad para influir positivamente en ellos.
Sin embargo, lo cierto es que la irrupción del radicalismo en el territorio de Misiones, introdujo nuevos espacios de participación partidaria, permitiendo que emergiera un nuevo modelo de carrera política en el territorio de Misiones, de la que Héctor Barreyro fue la expresión más clara.
Se trataba de un estilo en que el gobernador estaba autorizado y probablemente alentado desde la política nacional, para involucrarse en los asuntos políticos de los municipios en tanto éstos extendían la influencia partidaria y política en un sentido territorial. Como expresaba el presidente municipal de Concepción, el gobernador buscaba controlar las "situaciones provinciales", aunque no necesitara de sus votos para mantenerse como tal. Además, había alentado la publicación de un nuevo periódico desde donde pudiera participar de la opinión pública y difundir sus actos de gobierno, con la pretensión de hacerlo llegar a la mayor cantidad de municipios territorianos posibles. Esto lo convertía en algo más que un hombre de gestión, para convertirse en un líder político o caudillo local.
Posiblemente esta forma de construcción política haya sido importante para que Barreyro mantuviera el apoyo del radicalismo nacional, pero es probable que él mismo tuviera también un proyecto político personal, y que éste tuviera que ver con el movimiento provincialista que se desarrolló después. Sea como fuere, el repaso por su carrera política en el territorio de Misiones permite acercarse a los procesos sufridos en éste, a lo largo de tres décadas, que lo encuentran siempre presente en los hechos más importantes, antes y después de ejercer como gobernador. Antes como presidente del concejo municipal de Posadas organizando el primer comité radical, y después participando de las revoluciones radicales y del movimiento provincialista.





Fuentes

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- Año 1924, Legajo nº 48, Expediente nº 19745; Legajo nº 56, Expediente 22902; Legajo nº 62, Expediente nº 25408.
-Año 1925, Legajo nº 20, Expediente nº 8790.
Archivo General de la Gobernación de Misiones. Copiador de notas remitidas, serie "R", 1917-1933.
Censo General de Territorios Nacionales de 1920. Ministerio del Interior, 1923, Tomo I.
Ley nº 1532 de organización de los territorios nacionales de 1884.
Barreyro, Héctor. Ideas de Gobierno. Ministerio del Interior, Buenos Aires, 1919.


Bibligrafía

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Etorena, A. C. y Freaza, C. Historia de Posadas. Ed. de los autores, Posadas, 2010, Tomo I.
Ferrari, Marcela. Los políticos en la república radical. Siglo XXI, Buenos Aires, 2008.
Jaquet, H. Combates por la invención de Misiones. Posadas: Ed. Universitaria, 2005.
Levy, Giovanni. "Les usages de la biographie", Annales, ESC, nº 6, 1989.
Lóriga, Sabina. "La biographie comme probléme", en Jacques Revel (dir.), Jeux d´Échelle. La micro-analyse á l´expérience, Paris, Gallimard-Le Seuil, 1996.
Pasolini, Ricardo. "José Luis Romero y la biografía como forma de la historia", en Pasolini, R. Burucúa, J. E., Devoto, F., Gorelik, A. (EDS.), José Luis Romero. Vida histórica, ciudad y cultura, San Martín, 2013.
Ruffini, Martha. (2007) Le pervivencia de la República posible en los territorios nacionales. Bs. As.: UNQui Editorial. 2007.
Ruffini, Martha. "El tránsito trunco hacia la 'República verdadera'. Yrigoyenismo, ciudadanía política y territorio nacional". En Estudios Sociales, Santa Fe, 2009.
Vargas Hilário, J. C. "Histórica política – cultura política e sociabilidade partidária: una proposta metodológica", en História Unisinos, Agosto, 2006.
Zimmermann, E. "La prensa y la oposición política en la Argentina de comienzos de siglo: el caso de 'La Nación' y el Partido Republicano", en Estudios Sociales, Nº 15, 1998.


El Art. 67, Inc. 14 de la Constitución Nacional de 1962 establecía "Arreglar definitivamente los límites del territorio de la Nación, fijar los de las provincias, crear otras nuevas y determinar por una legislación especial la organización, administración y gobierno que deben tener los territorios nacionales que queden fuera de los límites que se asignaren a las provincias."
El artículo 4º de la Ley 1.532 establecía que "cuando la población de una Gobernación alcance a sesenta mil habitantes, constatados por el censo general y los censos suplementarios sucesivos, tendrá derecho para ser declarada provincia argentina."
El bloque radical en ambas cámaras, y el Poder Ejecutivo, presentaron entre 1916 y 1930, diecisiete proyectos referidos a la situación política de los territorios, entre los que se contaba la creación de legislaturas para Chaco, Misiones y la Pampa. (Ruffini, 2009).
El trabajo de Ferrari se realizó sobre 430 personas que hicieron carrera política dentro del radicalismo en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, como parlamentarios o electores (Ferrari, 2008: 24).
Según el artículo 6º de la Ley 1.532 "el Gobernador será nombrado por el Poder Ejecutivo, con acuerdo del Senado. Durará tres años en el ejercicio de sus funciones, pudiendo ser reelecto y teniendo el Poder Ejecutivo la facultad de exonerarlo de su cargo".
Esta ruptura del radicalismo nacional se dio hacia 1924, cuando Alvear estrechó lazos con los sectores que cuestionaban el liderazgo de Yrigoyen, y nombró ministro del Interior a Vicente C. Gallo, quien oponía menos reparos en utilizar el presupuesto para la política partidaria o echar mano a las intervenciones federales. La oposición entre el nuevo ministro y los yrigoyenistas determinó que Gallo anunciara un nuevo partido, la Unión Cívica Radical Antipersonalista (Rock, 1975: 232).
Ministerio del Interior, Expedientes Generales, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación. Año 1924, Legajo nº 48, Expediente nº 19745.
Ministerio del Interior, Expedientes Generales, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación. Legajo nº 56, Expediente 22902; Legajo nº 62, Expediente nº 25408.

Las municipales en los territorios nacionales, permitían la participación de extranjeros siempre y cuando contaran con un certificado de identidad y residencia otorgado por el Consulado de su país.
No era un municipio de gran importancia ya que sólo contaba con 3.389 habitantes, pero sí era uno de los más antiguos y el segundo en importancia en la zona del Alto Uruguay.
Ministerio del Interior, Expedientes Generales, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación. Año 1925, Legajo nº 20, Expediente nº 8790.
La misioneridad apareció, desde un discurso histórico institucionalizado por la Junta de Estudios Históricos de Misiones, como un imaginario "basado en la supuesta existencia de un conjunto de valores y virtudes que, creían, estaba presente como naturalizado en la sociedad" (Jaquet, 2005: 305).

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