Hacia una política mexicana de cooperación internacional para el desarrollo

July 23, 2017 | Autor: J. Prado Lallande | Categoría: Cooperación Internacional Para El Desarrollo, Politica Exterior, Politica Exterior De Mexico
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Descripción

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LA HISTORIA

QUE NO SE HA CONTADO.

ApUNTES

y PERSPECTIVAS

definida hacia esta región; con la elaboración de estrategias, políticas de concertación y diálogos políticos más sólidos. Indiscutiblemente, México y África mantienen posiciones comunes en temas de age.nda internacional, entre ellos la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible, los derechos humanos, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo que pueden servir de cauce en el fortalecimiento de la presencia de México en el continente africano. En vista de que hasta ahora la larga historia de reflexiones coincidentes no ha sido compartida a ambos lados del Atlántico y por ello no se ha visto reflejada en acciones más concretas de cooperación, es de vital importancia para la política exterior de nuestro país apro~echar y potenciar estos antecedentes de vinculación entre Méxic~ y Africa; pasar de las palabras a las acciones, materializar las buenas ld~~s y capitalizar el intercambio intelectual con medidas de c~laboracl~n concretas, en un esquema de cooperación real que trascienda el discurso ideológico, para aprovechar las muluas ventajas comparativa~ .. No se requiere un esfuerzo titánico para crear una política ~~t,erior de México hacia África. Simplemente se requiere de mayor VIS IOn para aprovechar los avances ya existentes y darle sustento a los múltiples y ricos intercambios que en re~lidad y~ s~ están, d~ndo y que, no necesariamente pasan por el beneficio econormco, MexICOy los paIses africanos son aliados naturales; ya es tiempo de que nos demos cuenta de ello.

Hacia una «política mexicana de cooperación internacional para el desarrollo": Una propuesta para el periodo 2006-2012

Juan Pablo Prado Lallande'

Introducción

M

éxicoes un país que, con base en su estratégica ubicación geográfica, estatus económico y político a nivel regional y mundial, ha pretendido ejercer un papel relevante en las relaciones internacionales contemporáneas, a través de las directrices de política exterior que cada gobierno federal ha planteado, dependiendo el sexenio a tratar. Entre las distintas estrategias de política exterior que los diversos gobiernos de México han instrumentado para promover este objetivo (impulsar los intereses mexicanos a través de acciones en el exterior) destaca uno que, a pesar de su cotidiana e intensa práctica desde hace décadas, no ha sido analizado con el detenimiento que amerita. Esta estrategia se refiere a las acciones de México en materia de cooperación internacional para el desarrollo (principio de política exterior consagrado en el Artículo 89, fracción x de la Constitución); esto es, a aquella colaboración en la que los insumos destinados a terceros estados o recibidos desde el exterior, según sea el caso, no tienen carácter reembolsable.' Profesor de la rcr-ys de la UNAM. Licenciado en Relaciones Internacionales por la rcrysposgrado en Cooperación Internacional y doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. J

UNAM,

, La cooperación internacional para el desarrollo puede ser entendida como las relaciones que se establecen entre dos o más actores internacionales, sean éstos públicos o privados, de las cuales surjan acciones que conlleven a la transferencia de recursos económicos, conocimientos técnicos, científicos, bienes e/o innovaciones económicas, que contribuyan a elevar el bienestar de la

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Si bien nuestro país, mediante instancias gubernamentales ha ejercido diversas acciones en materia de cooperación internacional para el desarrollo, desafortunadamente debido a su poca permanencia en el tiempo, ausencia de objetivos delineados, carencia de recursos suficientes, estructura administrativa y profesional estable, y, sobre todo de una Ley Mexicana de Cooperación Internacional, México no cuenta hoy en día con una verdadera política mexicana planeada ni estructurada en esta fundamental temática de las relaciones internacionales de nuestros días. En el entendido de que las acciones de cooperación internacional planeadas y ejecutadas de manera eficaz y ordenada pue~en contri~u.ir decididamente en la conformación de una política extenor al servicio de la nación, este apartado tiene el objetivo general de presentar un breve panorama de las acciones mexicanas en dicha área del quehacer internacional, con el fin de establecer una serie de señalamientos de carácter propositivo; ello con el fin de ser tomados en cuenta el~,el proceso de conformación de una política mexicana de cooperaclOn internacional, en el marco de la política exterior a ser instrumentada por la administración federal (2006-2012). Para ello, primero se presenta una breve reseña sobre los avances y los retos de nuestra cooperación internacional, donde se hace énfasis en los desafortunados efectos resultantes de la carencia de un marco legal y administrativo apropiado para regular a esta int~resante act,ivi~ad en la que, por cierto, una mayor cantidad de Instancias, tanto pu~hcas como privadas, se han visto involucradas de manera cada vez mas recurrente en los últimos años. Con base en lo anterior, se expondrán algunas ideas que podrían tomarse en cuenta al momento de estructurar la programación de In política exterior mexicana del gobierno federal, con miras a ~~e 101> planteamientos aquí presentados coadyuven a la confo~maclOn dt' una política mexicana de cooperación internacional. La Idea de 'sl \\ propuesta es que la mencionada ley permita atender de manera re ponsable, legal y ordenada los objetivos prioritarios .~e l:uestra agl'll da internacional, en el entendido de que la cooperación interna 1(11\ d

población de cierto país. Estas actividades deben responder al principio de la copartl 'IPIII,IIIII \.1 corresponsabiljdad y el cofinanciamiento entre las partes involucradas, mediante In phllllllllllll coordinación, realización y evaluación de los proyectos o programas ínstrurnentados. pOI 111101", de instituciones

apropiadas

para ello.

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puede contribuir decididamente en el logro de los requerimientos de México en el siglo XXI.

México y la cooperación internacional para el desarrollo Desde el inicio mismo del sistema internacional de cooperación para el desarrollo a mediados de la década de los cuarenta,' México comenzó a ejercer un papel que, aunque discreto en una primera etapa, gradualmente fue fortaleciéndose con el paso de los años. En esta primera fase, nuestro país se caracterizó por recibir la asistencia técnica proveniente de algunos organismos y programas de desarrollo de Naciones Unidas, en áreas como agricultura, salud y recursos hidráulicos, entre otros. Con el paso del tiempo y el subsiguiente proceso de fortalecimiento de las condiciones económicas del país, la cooperación internacional que México recibía mediante instancias multílaterales y bilaterales fue ampliándose, por lo que con el fin de regular a esta actividad en 1951 se estableció, en el seno de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Dirección General de Organismos Internacionales. En 1971, esta oficina fue sustituida por la Dirección General de Cooperación Técnica Internacional (OGCTI). Ya para el 1989 la OGCTI fue transformada la Dirección General de Cooperación Técnica y Científica (OGCTC), a la fecha adscrita a la Unidad de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional de la cancillería.' De manera simultánea, prácticamente en cada secretaría de estado federal, e institución pública de relativa importancia y tamaño, se estableció una oficina de relaciones ínternacionales," cuyo fin es precisamente coordinar los intercambios técnicos y/o científicos, según el 3 Principalmente a partir de la instauración del Sistema de las Naciones Unidas y de sus respectivos organismos especializados. 'Hay que señalar que la entidad administrativa de la cual ha dependido la DGCTC ha cambiado de manera vertiginosa en los últimos años. En 1994 ésta fue la Subsecretaría de Cooperación Internacional, en 1998 el efímero Instituto Mex.icano de Cooperación Internacional (1MEXI), en 2001 la Subsecretaría de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional, y desde 2004 la Unidad de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional. El que en un lapso de la años -sta instancia haya cambiado en cinco ocasiones (un promedio de dos por año) es un nítido reIl 'jo de la ausencia por parte de la SRE de una visión clara y definida sobre los lineamientos que d 'be tener una política mexicana de cooperación internacional. 5 Instituidas a nivel de Dirección General.

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caso, de dicha instancia del Ejecutivo con sus respectivas contrapartes en el exterior. ASÍ, esta multiplicación de instancias públicas especializadas en relaciones exteriores pretendió adecuar los medios para atender a la creciente necesidad de instrumentar actividades (proyectos, programas, etc.) de colaboración internacional en diversas dependencias oficiales. . Si bien este fenómeno de multiplicación de relaciones internacionales a nivel intergubernamental ha sido positivo en sí mismo, también es cierto que esta situación ha desembocado en que se registren diversos casos en que cada secretaría de estado instrumente sus propios criterios, objetivos y estrategias de acción en el ámbito internacional, sin que en todo momento la SRE sea informada, y/o consultada en este tipo de acciones mexicanas con repercusión en el exterior. Esta situación es preocupante, máxime si se considera que la SRE (quien debe regular y verificar que las directrices de política exterior de México atiendan al interés nacional), en una amplia cantidad de casos, ha quedado al margen de las actividades mexicanas (inclusive las gubernamentales) en la materia señalada. Si bien esto no es un fenómeno propio de la realidad mexicana," ha generado una preocupante dispersión y sobre todo discrecionalidad, las secretarías de estado y otras instancias públicas, tanto federales como estatales, han puesto en marcha sus respectivas actividades de cooperación internacional. Lo anterior, debe insistirse en ello, si bien ha generado en ciertos casos resultados positivos para el país, también es verdad que registra experiencias en las que, lejos de utilizar a la cooperación para atender a las necesidades más prioritarias de México, se ha pretendido conseguir objetivos aislados y sin conexión alguna respecto a los apremiantes objetivos de la Nación. Existen varios casos relativos a esta segunda gama de desafortunadas experiencias, siendo la más representativa la relacionada a la cooperación entre México con "x" organismo internacional, dedicado a un ámbito específico de cooperación

internacional."

6 Por ejemplo en España, debido a la cooperación descentralizada (la practicada a través de las Comunidades Autónomas de ese país ibérico), al gobierno central le es imposible estar al tanto de la totalidad de acciones de cooperación realizadas por las oficinas de relaciones internacionales de cada Comunidad Autónoma. 7 Los organismos y varias dependencias del Ejecutivo relacionados con este asunto se han omitido.

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A principios del presente sexenio, México se adhirió al organismo "x" al que pertenecen otros países de diversos continentes. Lo interesante es que aunque la propia SRE estableció que ese proyecto de adhesión resultaba improcedente, debido a que México ya realizaba actividades de cooperación de mayor envergadura en el ámbito señalado a través de otros organismos internacionales, así como mediante nuestras representaciones diplomáticas, la secretaría "y", haciendo caso omiso al referido planteamiento de la SRE que abordaba un atinado análisis crítico conforme al panorama internacional (el cual, como ya se ha dicho se consideraba adverso para México), puso manos a la obra para firmar el citado acuerdo. . El asunto no llegó hasta ahí, ya que en 2004, el Senado de la República ratificó la adhesión en cuestión, por lo que en ese mismo año, tras publicarse dicho acuerdo en el Diario Oficial de la Federación, México se adhería a un organismo que pasaba por serias dificultades del orden económico, político y administrativo, mismas que le impedían operar apropiadamente. Sin embargo, tras las adhesiones protocolarias, vienen consigo los compromisos financieros. Esto significa que a partir de entonces, México deberá pagar más de un millón de dólares al organismo "x" por concepto de membresía. Ello no sería complicado si se considera que en enero de 2005, a tan sólo algunos meses después de la citada adhesión, la propia secretaría "y" solicitó a la SRE realizar las gestiones procedentes para denunciar el acuerdo de adhesión,8 aduciendo que las condiciones en que México había negociado su adscripción al organismo "x" eran diferentes respecto a la situación actual del organismo citado." Ante ello, la SRE, respondió que si bien apoyaría esta nueva (y contraproducente) postura de la secretaría "y'; precisó que con base en el principio de pacta sunt servanda,lo era costumbre del gobierno mexicano que, al momento de denunciar algún acuerdo internacional, antes de hacerlo México debe estar al corriente de sus cuotas al organismo en cuestión. En otras palabras, lo anterior significa que ya sea que la secretaría "y" decida mantenerse como miembro del organismo "x"

Y tras esta estrategia jurídica, retirarse del mismo. Es decir, aduciendo al principio de derecho internacional 10 Cumplir con lo pactado.

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público de rebus sic stantubus.

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o no, debe pagar el más del millón de dólares que ahora le debe a ese organismo. La referida reprobable experiencia da cuenta de la manera en que ciertas secretarías, a través de las decisiones de determinados funcionarios, con base en motivaciones cortoplacistas y de escasa visión internacional, haciendo un incorrecto uso de sus. atribuciones y de la propia cooperación internacional, comprometen indebidamente al país con estados y organismos internacionales a través de mecanismos de colaboración que, como en este caso, poco o nada pueden ofrecer a México y que, por el contrario, representan una sangría de recursos al erario nacional sin justificación alguna. A raíz de lo anterior, resulta conveniente preguntar por qué ocurre y/o puede ocurrir esta situación. La razón fundamental de ello es que México carece de una política de cooperación internacional para el desarrollo.

Hacia una política mexicana de cooperación internacional para el desarrollo ¿En qué consistiría una política mexicana de cooperación internacional? ¿Cuáles son los insumos necesarios para conformarla? ¿Cuáles serían los beneficios obtenidos tras su instrumentación? Para estar en capacidad de responder a estas preguntas, resulta imperioso en primer término aclarar qué se entiende por política pública, ya que de ésta dependerán las características de la política mexicana de cooperación internacional. Si nos circunscribimos a las concepciones más actualizadas sobre lo que significa una política publica (pilar de una subsiguiente política mexicana de cooperación internacional), nos encontraremos que ésta se conforma de las siguientes características elementales: •

Requiere de un proceso de elaboración de objetivos de forma democrática y perfectible (no sólo eficientar los in sumos económicos para instrumentarla, sino también mejorar el proceso decisorio para estructurarla); Pretende la eficiencia en su elaboración técnica;

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Busca en todo momento la legitimación de sus propósitos y modus operandí;



Amerita la rendición de cuentas por parte de quien la instituye respecto a los efectos conseguidos tras su puesta en marcha;



Aspira al reconocimiento ya la corrección de errores (con base en Canto Chac, 2000: 588).

Al respecto, sería conveniente añadir cuatro insumos adicionales: la necesidad de que únicamente personal experto en el área a tratar formule la política pública en cuestión; que responda a las directrices contenidas en un documento "general y/o base"; que una institución específica sea la encargada de dirigirla; y que ésta se base en un marco legal especializado y apropiado de su ámbito de acción. Como es evidente, las actuales actividades mexicanas de cooperación no atienden a prácticamente ninguna de las disposiciones descritas en anterioridad. Por ello, podemos sustentar lo señalado en el apartado anterior, en el sentido de que en México no se cuenta con una política de cooperación internacional, sino más bien con un conglomerado de actores y acciones, que si bien realizan una importante gama de actividades de esta naturaleza, sus actividades y mucho menos sus resultados atienden a directrices estructuradas ni coordinadas ex profeso con fines programados. Aunque de cierta manera ya se han presentado los requerimientos elementales para definir una política mexicana de cooperación internacional, a continuación se enunciarán las especificidades conducentes en este sentido. En primer lugar, y antes de entrar de lleno al tema central de este escrito (la política mexicana de cooperación internacional), es necesario que el titular de la SRE presente un Plan Nacional de Política Exterior, que a su vez vaya acorde con el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. Con base en lo anterior, es menester iniciar los trabajos para redactar W1a Ley Mexicana de Cooperación Internacional que, de manera similar como las que cuentan distintos países que ejecutan diversas actividades de colaboración, guíe las actividades de nuestro país en dicha temática. Esta ley deberá atender las diversas cuestiones relacionadas con la cooperación internacional en México, entre las que destacan las siguientes:

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a) Definición de objetivos, alcance,' áreas y temas prioritarios de acción El principal problema que aqueja a la cooperación internacional mexicana es la ausencia de precisión en torno a las metas y ejes sectoriales en que su instrumentación debe ser llevada a cabo. Ello ha ocasionado que, como en el caso del organismo "x" rutinariamente se acepte participar en iniciativas de cooperación en que México carece de motivos fundados para practicar cooperación en sus diversas vertientes." Lo anterior podría hacerse mediante la realización de un "catálogo de la cooperación': donde se establezcan las fortalezas y debilidades de nuestro país en los sectores clave de su desarrollo, a fin de que la colaboración a llevarse a cabo se adecue a esta directriz.

b) Instauración de una entidad coordinadora de la cooperación internacional para el desarrollo Como se ha visto, la ausencia de una instancia gubernamental de carácter estable y especializada encargada de coordinar, regular y evaluar las acciones de cooperación internacional para el desarrollo ha desembocado en una preocupante disfuncionalidad en materia de gestión de este recurso. Por ello, es necesario conformar, en el seno de la SRE, Una unidad administrativa con cierta independencia respecto al canciller que, por mandato establecido en el propio reglamento interno de la SRE, sea la institución responsable de dirigir, y coordinar la cooperación internacional para el desarrollo en el país. La principal característica que tendría esta nueva área sería su estabilidad y fortaleza institucional, la cual podría asegurarse a través del citado reglamento interno de la SRE, así como de una Ley Mexicana de Cooperación Internacional. No sobra señalar que esta oficina, que bien podría ser una agencia de

II Con base en su nivel de desarrollo, México practica tres vertientes de cooperación internacional: la demanda (aquélla que es proporcionada por países desarrollados y organismos internacionales, cuyo destino es apoyar las capacidades nacionales en un ámbito concreto de nuestro desarrollo), la oferta (programas y proyectos destinados a Centroamérica y el Caribe, donde México comparte su expertisse en un sector definido) y la horizontal (la que se practica con países de desarrollo similar, en la cual se implernenta a través de la modalidad de costos compartidos).

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cooperación, deberá estar conformada por personal experto en este rubro de las relaciones internacionales, a fin de asegurar la excelencia de sus actividades y resultados. Asimismo, esta área de la cancillería tendría como mandato fundamental dirigir las actividades de cooperación internacional intergubernamental (desde la perspectiva federal y de los 31 estados de la República y del Distrito Federal), así como asesorar y apoyar las actividades en esta materia del orden privado" que se estimen convenientes. De igual manera, esta agencia sería la única instancia con capacidad de, en caso de que tras un correcto análisis resulte procedente, remitir al Senado los proyectos de convenios internacionales de cooperación que se pretendan suscribir con otro(s) país(es) y/u organismos multilaterales. De esta forma se evitaría que, como ocurre en el presente, inclusive la propia cancillería sea incapaz de regular la firma de una importante cantidad de compromisos internacionales que, a la postre, terminen siendo denunciados o simplemente dejados al olvido, con el subsiguiente deterioro de la imagen de México en el exterior, así como con una erogación presupuestal inútil tras ello.

c) Reasignación de recursos económicos apropiados para la cooperación Aunque esta propuesta parezca ajena al principio de austeridad gubernamental, esto no es así. En la actualidad, prácticamente toda secretaría de estado cuenta con fondos asignados para financiar sus respectivas actividades de cooperación internacional, sus respectivos compromisos financieros con organismos regionales y subregionales, así como con otros mecanismos de cooperación. De ahí que el corpus fundamental de esta propuesta consista en "unificar" esta cantidad de recursos, a fin de cuantificarlos en su totalidad." En otras palabras, 12 La cooperación internacional para el desarrollo no es en ningún sentido una actividad exclusiva del ámbito gubernamental. Por el contrario, las organizaciones no gubernamentales, fundaciones e, inclusive, ciertos personajes, se han involucrado en este recurso de colaboración, lo que arnerita, de manera obligada, que todo ente administrativo de gestión de la cooperación establezca un área ad frac para gest.ionar esta modalidad de ayuda. IJ Ello, ya que aunque le sorprenda al lector, se desconoce el total de recursos federales y estatales destinados a la cooperación internacional, lo cual a su vez incide en que se carezca de la capacidad para hacer una correcta evaluación y programación de las actividades financiadas con dichos insumos.

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esta iniciativa no pretende asignar más capital a esta área (la cooperación), sino simplemente contabilizarla y, en su caso, reasignarla hacia áreas prioritarias.

d) Evaluación Una evaluación de carácter profesional y bien sustentada sobre la cooperación internacional instrumentada en México es piedra angular para ponderar las fortalezas y debilidades en esta temática. Debido a ello, resulta obligadamente necesario que un grupo. de expertos en el área, prepare un "diagnóstico" sobre la cooperación, cuyos resultados y propuestas servirán para contribuir en las directrices que la política mexicana de cooperación para el desarrollo deberá seguir. Este grupo de expertos podría estar conformado tanto por personal intergubernamental (de la SRE, así como de las oficinas de relaciones internacionales de las secretarías de estado y de los gobiernos estatales), como por académicos conocedores de este rubro de acción exterior. Estos estudios podrían hacerse a mitad del sexenio, a fin de que se evalúe si las orientaciones instrumentadas en cooperación internacional han generado resultados provechosos y, en su caso, estar en capacidad de . hacer las adecuaciones correspondientes.

e) Rendición de cuentas Como se vio en el listado de requisitos que toda política pública debe tener, se encuentra el tema de la rendición de cuentas (accountability). Sobre este asunto, sería muy conveniente que se elaborasen informes de carácter público en torno a las líneas de acción en materia de cooperación que sean regulados por la agencia propuesta. De esta forma, se podría contar con un documento que incluya los datos más actualizados sobre las actividades mexicanas en materia de cooperación internacional para el desarrollo (el cual, por cierto, nunca se ha elaborado), los recursos asignados para dicha actividad, así como el estado de avance de los mismos. Gracias a este documento, diversas instancias gubernamentales, ONG, investigadores y personas en general interesadas en el asunto, podrían disponer de información clara, fidedigna y transparente en torno a esta temática de la agenda de política exterior de México.

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Consideraciones finales La cooperación internacional es un estupendo medio para contribuir a los lineamientos y objetivos de la política exterior de todo país, interesado tanto en beneficiarse de las bondades de este recurso, como en sumarse a las tareas tendientes para la conformación de un mundo de mayor estabilidad y seguridad humana. En caso de que se decida adoptar un cambio cualitativo respecto a las acciones mexícanas de cooperación internacional que atienda a las sugerencias aquí presentadas, así como a otras estrategias innovadoras con este mismo propósito, se contaría con los medios necesarios para tener una política mexicana de cooperación internacional para el desarrollo de carácter innovadora, que, a su vez, generaría el siguiente escenario: En cuanto al ámbito interno, una política mexicana de cooperación para el desarrollo permitiría un mayor grado de coordinación entre las instancias (tanto públicas como privadas) cooperantes. Ello disminuiría sensiblemente la duplicidad de funciones, lo cual a su vez, disminuiría la erogación de recursos destinados a fines similares, aunque dispersos. De la mano de 10 anterior, la aprobación de una Ley Mexicana de Cooperación Internacional traería consigo un impulso renovado a la urgente identificación de las prioridades en que la cooperación mexicana deberá instrumentarse, hecho que permitiría limitar y concentrar los esfuerzos nacionales en la materia exclusivamente en aquellos ámbitos que previamente sean definidos por las autoridades competentes. No sobra señalar que tras atender a esta premisa, la cooperación mexicana (oferta, demanda y horizontal) se especializaría en aquellos temas clave que en su momento se establezcan, evitando así disgregación de recursos y esfuerzos técnicos en temas no centrales de la agenda nacional. El escenario arriba expuesto, junto con el resto de las propuestas presentadas en este escrito, contribuirían a la instrumentación de actividades mexicanas de cooperación internacional sustentadas en el orden, la coherencia, la coordinación y la rendición de cuentas. Ello bajo la premisa de ponderar continuamente los logros y los retos, a fin de reorientar los objetivos y acciones a realizar dependiendo de los intereses nacionales, en razón de la coyuntura histórica que se trate. Ahora bien, respecto al ámbito externo, los efectos de los referidos cambios en la manera en que México instrumentaría su cooperación

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podrían sintetizarse en una presencia internacional con mayor grado de profesionalismo en este ámbito de acción exterior, contribuyendo ello a una mejor imagen de nuestro país en el sistema internacional de cooperación para el desarrollo, en lo particular, y en sus relaciones internacionales, en lo general. Asimismo, con este sustento, México estaría en capacidad de incidir con mayor vigor y sustento en la configuración de la agenda internacional de los años venideros, velando, por el impulso al desarrollo equitativo entre el norte y el sur, en donde la cooperación internacional tiene un destacado lugar. Finalmente no hay que olvidar que si bien México aún no pertenece al Comité de Asistencia al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los avances que se hagan respecto a su cooperación contribuirán a catalogar a nuestro país en un mejor estatus en dicho comité. En definitiva, realizar los trabajos conducentes para sentar las bases de una política mexicana de cooperación internacional para el desarrollo, generaría efectos positivos tanto ad interim como ad extra de nuestro país, contribuyendo así, con mejores posibilidades de éxito, a cumplir con el principio elemental de la cooperación internacional: complementar los esfuerzos internos del país, en aras de impulsar su desarrollo de manera equitativa y participativa de manera sostenible. Dado lo anterior, el cambio que México vive presenta una magnífica oportunidad para reconducir a este valioso mecanismo de colaboración, a fin de que se multipliquen las posibilidades para que contribuya, de manera tangible y sensible, en la resolución de las necesidades más apremiantes de nuestra población.

Bibliografía Canto Chac, Manuel "Políticas públicas': Baca Olamendi et al., Léxico de la Política, México, FLACSO-CONACyr-FCE, 2000.

Escenarios de la Política Exterior de México: Puntos para una reflexión se terminó de imprimir en diciembre de 2008 en Master Copy, S.A. de c.v., Av. Coyoacán, número 1450, colonia Del Valle, 03220, delegación Benito Iuárez, México, Distrito Federal. Se utilizaron en la composición tipos Minion Pro de 9:11,10:12,11:13 y 13:15 puntos. La edición consta de 1 000 ejemplares.

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