Hacia un método inductivo de investigación sobre formación de ciudadanías

June 7, 2017 | Autor: A. Escudero Nahón | Categoría: Educational Research, Education for Citizenship
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Descripción

HACIA UN MÉTODO INDUCTIVO DE INVESTIGACIÓN SOBRE FORMACIÓN DE CIUDADANÍAS A. Escudero Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Querétaro E-mail: [email protected]

Resumen Varias condiciones económicas y políticas actuales están provocando que algunos grupos de personas realicen acciones que son consideradas por la opinión pública expresiones de ciudadanía activa, a la vez que expresiones contra la conviviencia pacífica. Por lo anterior, las instituciones académicas y educativas han realizado diversas estrategias para garantizar la construcción de formas deseables de participación ciudadana. Por ejemplo, han demostrado las incongruencias de la noción moderna de ciudadanía, han aceptado que se requieren nuevos espacios públicos capaces de acoger nuevos tipos de acción ciudadana, han institucionalizado programas para la formación de ciudadanías activas que fomenten el respeto mutuo y la no violencia, y han realizado algunas experiencias de medición de los avances o retrocesos en la calidad de democracia y el respeto de los Derechos Humanos. Como resultado, existen sugerencias bien documentadas sobre la necesidad de construir instrumentos adecuados para identificar procesos inéditos de participación ciudadana, y métodos que registren el aprendizaje de los valores y habilidades de la ciudadanía activa en ámbitos no formales e informales, además del ámbito formal de educación. Inspirado en los principios epistemológicos y ontológicos de la Teoría del Actor--Red, en los procedimientos generales de investigación de la Teoría Fundamentada, y en las técnicas de análisis semiótico, este texto esboza un método inductivo de investigación sobre formación de ciudadanías activas. Su objetivo es colaborar en la construcción de metodologías de investigación capaces de generar nuevas categorías de análisis para describir, comprender y explicar el novedoso escenario donde actualmente se forman las ciudadanías activas. Palabras clave: Ciudadanías, investigación inductiva, teoría del actor--red, teoría fundamentada, semiótica.

Introducción La noción moderna de ciudadanía surgió en el siglo XVIII en Europa. Tuvo su fundamento en los principios ético--políticos del pensamiento ilustrado, y en la conformación de los Estados--nación americanos. Aunque la potencia de la ciudadanía moderna se basó en un argumento de igualdad, muy pronto se reveló como prerrogativa de unos cuantos. Evidencia de lo anterior es el hecho de que, sin importar el nivel de desarrollo de las

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sociedades occidentales, en todas existen desigualdades en el acceso a los servicios educativos, laborales, sanitarios y judiciales. El término moderno de ciudadanía es problemático porque su histórica vinculación con los principios ético--políticos del pensamiento ilustrado, y con el Estado--nación, frecuentemente reproduce las tensiones que debía solucionar. Por eso, las instituciones académicas y educativas han respondido al desafío de crear nuevas nociones teóricas sobre ciudadanía, fomentar su adquisición y promover su ejercicio justo y pleno. Como resultado, han señalado que es perentorio realizar, por lo menos, tres acciones: 1. Pluralizar la concepción de ciudadanía(s) y admitir que esta redefinición implicaría una redefinición de la vida en común, una transformación del espacio público, y una profundización de la democracia (Benedicto & Morlán, 2002). La noción Ciudadanía Activa es un término que goza de cierta aceptación en la academia porque propone un tipo de participación deseable en la sociedad civil, la comunidad, la vida política y la democracia participativa, basado en el respeto mutuo, la no violencia, la garantía de los Derechos Humanos y el fortalecimiento de los valores de la democracia (Hoskins & Mascherini, 2009). Esta noción teórica de ciudadanía comprende la participación desde un punto de vista amplio, pues mide la participación política, institucionalizada y planeada, e intenta ser sensible a las nuevas formas de participación espontáneas, solidarias, voluntarias y flexibles, propias de la sociedad civil organizada, pero no es capaz de registrar varias expresiones ciudadanas inéditas, debido a que no cuenta con instrumentos adecuados al respecto (Hoskins & Mascherini, 2009). 2.

Es fundamental construir procedimientos e índices de medición capaces de dar cuenta de los avances y retrocesos en el nivel de ciudadanía, para contar con datos relevantes que ayuden a corregir las políticas públicas que favorecen la participación. El Índice Compuesto de la Ciudadanía Activa mide los niveles de

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participación en cuatro dimensiones específicas: Vida política, Sociedad Civil, Vida Comunitaria, y Valores de la Ciudadanía Activa (Hoskins & Mascherini, 2006, p. 11;! 2009). Fue diseñado seleccionando 63 indicadores de la Encuesta Social Europea de 2002, y presenta el inconveniente de que, puesto que sus fuentes de información son secundarias y no posee indicadores directos para cada comunidad, sólo puede hacer deducciones a nivel nacional, y no por regiones, o comunidades. 3. Es necesario considerar que los ámbitos formales de educación no tienen un papel primordial en el proceso de construcción de ciudadanías. Varios estudios han demostrado que las y los ciudadanos activos no reconocen una relación estrecha entre la educación formal y su propio ejercicio ciudadano (Escudero, 2013, 2014). Los sujetos que que aceptan tener valores y competencias propios de la Ciudadanía Activa aseguran que éstas son cualidades naturales, con las que han vivido siempre. Si mucho, admiten que pudieron ser aprendidas, pero no enseñadas. La educación formal ya ha adoptado estrategias escolares que promueven escenarios de aprendizaje de la Ciudadanía Activa, más que estrategias de enseñanza.

Destaca la metodología del Aprendizaje -- Servicio porque combina procesos de aprendizaje y de servicio en un solo proyecto bien articulado, donde los participantes trabajan sobre necesidades reales del entorno con respuestas creativas (Puig, 2010). No obstante, se requiere más investigación empírica respecto a los procesos informales de aprendizaje que forman ciudadanía, y cómo se articulan a la educación formal y no formal. Por lo anterior, es pertinente estimar las ventajas de utilizar un método inductivo de investigación sobre formación de ciudadanías. Los puntos de vista epistemológicos y ontológicos de la Teoría del Actor--Red, los procedimientos generales de investigación de la

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Teoría Fundamentada, y las técnicas de análisis semiótico son las principales fuentes que inspiran esta propuesta general de investigación inductiva sobre la formación de ciudadanías Su objetivo es ser capaz de rastrear cómo se forman los grupos de ciudadanos y ciudadanas actualmente, qué tipo de recursos ayudan a mantener con vida esos grupos, cómo se distinguen de otros grupos, cómo se identifican sus miembros entre sí, cómo se alían con otros grupos, cómo hacen memoria de sí mismos, cómo se jerarquizan, cómo se transforman (si lo hacen), y cómo desaparecen.

Fundamentos ontológicos y epistemológicos Uno de los principales obstáculos para abordar el estudio de la formación de ciudadanías es dar por sentado que lo social existe. La mayoría de los estudios sociales toman como explicación lo que debe ser explicado (Bruno Latour, 2008). Entonces, se presume que lo social, es algo que une a las personas, y que ese algo es un contexto donde suceden cosas"

sociales. Y así quedamos entrampados en una

explicación que no explica mucho. Este argumento retórico es particularmente pernicioso para el estudio de la formación de ciudadanías porque, si asumimos que las ciudadanías se forman en una sociedad, pero no podemos dar cuenta de qué es la sociedad, enfrentaremos varias dificultades para identificar, describir y explicar cómo fomentar la formación de ciudadanías deseables para la democracia. Otra aproximación al tema, mucho más útil, no daría por sentado que el orden social sea un lugar en específico, o que el contexto social abrigue de antemano cualquier fenómeno ciudadano. Esta aproximación diría que la sociedad, como tal, no existe. Lo social sería visto como un movimiento, un proceso de ensamblado. Este argumento ha sido definido por la

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Teoría del Actor--Red como el estudio de las asociaciones, y no de la sociedad (B. Latour, 2009). Una metáfora podría ayudar a explicar lo anterior: es relativamente claro que cuando un artista interpreta una obra con el objetivo de deleitar a un público, requiere hacer varias acciones, ensamblar varias cosas heterogéneas (música, coreografía, luces, diálogos, personas"

), antes de la presentación y durante la representación;!esa representación será

considerada como tal cuando haya sido capaz de formar un público. Sin embargo, en cuanto la representación termine, desaparecerá el público. Ese mismo grupo de personas, que minutos antes era considerado un público, ahora es otra cosa, pero no es # un público$ . Volvería a serlo en cuanto otro artista realizara varias acciones, ensamblara cosas heterogéneas, antes de la presentación y durante la representación, con tal de deleitar a un público. De la misma manera, lo social surge en situación. Es, en realidad, la asociación de cosas heterogéneas que tienen un fin, por ejemplo, la participación ciudadana. Estas asociaciones requieren una agencia (alguien que las inicie) y acciones (de personas o cosas) que permitan mantener con vida al grupo, que lo estabilicen, que lo distingan de otros grupos, que identifiquen a sus miembros entre sí, que provoquen alianzas con otros grupos, que lo fortalezcan, que permitan hacer la memoría del grupo, que aclaren las jerarquías al interior del grupo, que lo transformen. Pero cuando estas acciones dejan de realizarse, el grupo desaparece, ya no hay asociación, la ciudadanía ha terminado. De la misma manera que el público se diluye y desaparece cuando la interpretación artística ha terminado. La formación de ciudadanías sería, entonces, el proceso de ensamblado de agencias y acciones que suceden en situaciones específicas y con un fin: la participación. En este proceso participan elementos humanos y no humanos (cosas, ideas, símbolos, ilusiones"

).

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En este ensamblado, la agencia no es lo que provoca un movimiento o una transformación, sino también lo que recibe un movimiento o una transformación. Volviendo a la metáfora anterior, el artista no puede ya ser considerado la agencia única en su interpretación: un guión previo, las luces, un director de escena, la música pregrabada, la tarima, incluso cierto tipo de silencio, permiten su actuación. El artista podría ser considerado, así, la encarnación y destino de varias agencias no humanas, al mismo tiempo que uno de tantos protagonistas de la acción. Un actor, o un ciudadano, no es solamente una fuente de acción, sino también el blanco móvil de una enorme cantidad de entidades que convergen hacia él;!es aquello que muchos otros hacen actuar. Es útil pensar que en la formación de ciudadanías la agencia circula entre elementos humanos y no humanos, y se transforma, a la vez que transforma a los mismos elementos en cuestión. También es útil aclarar que al estudiar la formación de ciudadanías se raestrean acciones o, por lo menos, sedimentos de esa actividad.

Procedimiento metodológico En lo que concierne a la formación de ciudadanías, es ampliamente aceptado el hecho de que las situaciones políticas, económicas, identitarias, tecnológicas, etcétera, donde se desarrolla la participación ciudadana actualmente, son escenarios inéditos. Lo anterior justifica el hecho de que es necesario construir nuevos instrumentos de registro de estas asociaciones y nuevas categorías de análisis. El procedimiento general de la Teoría Fundamentada es útil porque desestima las categorías de análisis previamente concebidas para construir datos en el campo, formar indicadores, diseñar categorías analíticas y teorías de rango medio ( Gibson & Hartman, 2014;!Glaser & Strauss, 2009).

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Esta metodología inductiva está formada por una serie de directrices sistemáticas, pero flexibles, para la recolección y análisis de datos cualitativos y cuantitativos con la intención de construir teorías de rango medio fundamentadas en datos (Bryant & Charmaz, 2010). El proceso de investigación se diferencia del proceso de investigación hipotético--deductivo principalmente en tres aspectos: 1. Su objetivo no es confirmar o refutar hipótesis. En cambio, fomenta la construcción de nociones conceptuales fundamentadas en los propios datos. Los procedimientos utilizados generalmente son entrevistas en profundidad, revisión documental e inmersión. Pero puede utilizarse cualquier método de recolección y análisis de datos, según lo exija el problema estudiado. En cualquier caso, los datos se traducen a categorías conceptuales. 2. El proceso inductivo se desarrolla a través de un método comparativo constante. Al comparar constantemente la unidad de análisis con otros fenómenos sociales que no tienen aparente relación entre sí, se descubren (o construyen) propiedades y dimensiones conceptuales novedosas. La unidad de análisis es resultado de este proceso y se define después de haber entrado al campo de estudio, no previamente (Strauss & Corbin, 2008). 3. Se aplica muestreo teórico, en lugar de muestreo representativo o probabilístico, porque la intención no es describir las variables de un problema social, sino explicarlas. Para comprender los casos analizados y facilitar el desarrollo de una teoría de rango medio, se permite flexibilidad en la elección de nuevos casos de estudio, siempre que permitan saturar las categorías conceptuales. La investigación inductiva sobre formación de ciudadanías identificaría cómo y por qué se forman grupos que participan activamente, exploraría el fluido de las agencias en este proceso, y consideraría que los humanos y los no humanos desempeñan acciones relevantes. Pero ¿por dónde empezar? Técnica de análisis semiótico

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Puesto que los datos sobre la formación de grupos son obtenidos principalmente por dos vías (al rastrear las acciones, o al rastrear los sedimentos de la actividad), las técnicas de análisis semiótico resultan particularmente útiles. La semiótica supone que todas las formas de comunicación funcionan como emisión de mensajes basados en códigos subyacentes. Es decir, que todo acto de performance comunicativa se apoya en una compétence preexistente;! que todo acto de parole presupone una langue (Eco, 1986). Para que un grupo pueda constituirse como tal, requiere un código, un sistema de símbolos que por convención previa está destinado a representar y a transmitir la información desde una fuente a un destino. En el momento en que alguien dirige a alguien una palabra, un gesto, un símbolo, un sonido, se basa en una serie de reglas que harían comprensible su signo. Estos signos son sustancia y requieren una red semántica para vehicularse, para ser realizados;! esta sustancia, así como las transformaciones que genera a su paso por la red, deja sedimentos, signos. Por lo anterior, se pueden rastrear signos con cierta facilidad en cualquiera de las siguentes situaciones: a)

Cuando se forma o actualiza un grupo. Los discursos, las notas de prensa, la

propaganda, las reacciones antagónicas o a favor, las inauguraciones, los cambios de imagen corporativa, requieren signos y dejan rastros. b) Cuando se fortalece un grupo. La adquisición y uso de nueva tecnología, la sofisticación de las jerarquías y su representación en organigramas, las alianzas entre grupos y sus reuniones, el aumento de rituales de paso en un grupo, requieren signos y dejan rastros. c) Cuando se delimita un grupo. La incorporación de elementos humanos y no humanos en un grupo requiere un criterio más o menos definido. Definir esos criterios d) en textos normativos, difundirlos a través de himnos o consignas, vigilar su cumplimiento con supervisiones, refrendarlos en actos simbólicos, requiere signos y deja rastros.

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e) En todos estos casos la agencia fluye y se transforma a lo largo de una red de conexiones heterogéneas, pero siempre requiere realizarse en una sustancia, ya sea una hoja de papel o un grito, un grafiti o un twitter. En cualquier caso, la acción o el sedimento de la actividad es un signo, y es susceptible de ser analizado como un dato que provoca significados. f) Los elementos humanos y no humanos pueden transportar fielmente esta agencia en algunos tramos del proceso, por ejemplo, al fotocopiar un mapa: entonces serán considerados elementos intermediarios. Pero en otras ocasiones son capaces de traducir un signo repentinamente en algo cualitativamente distinto, inesperado e importante para el grupo, por ejemplo al fundar un símbolo de lucha política con las grafías # #43$ : entonces serán considerados mediadores. g) Una abundancia de signos intermediarios en los grupos pronostica su final. En cambio, los signos mediadores llaman a la acción, mantienen vivos los relatos de los grupos. Son signos que vale la pena rastrear con particular atención. Los signos mediadores provocan un universo de sentido en los grupos. A partir de los signos mediadores podríamos inducir cómo fomentar la participación activa de la ciudadanía.

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Referencias

Benedicto, J., & Morlán, M. L. (2002). La construcción de una ciudadanía activa entre

los

jóvenes

Obtenido

en:

http://www.documentacion.edex.es/docs/1601bencon.pdf Bryant, A., & Charmaz, K. (2010). The SAGE handbook of grounded theory. Los Angeles: SAGE. Eco, U. (1986). La estructura ausente. Introducción a la semiótica (3a ed.). Barcelona: Editorial Lumen. Escudero, A. (2013). # Responsible trust$ : A value to strengthen Active Citizenship. Escudero, A. (2014). Identidad y formación de ciudadanías. Estudio de Teoría Fundamentada sobre el proceso de aprendizaje informal de Ciudadanía Activa. Berlín: Publicia Ediciones. Gibson, B., & Hartman, J. (2014). Rediscovering grounded theory. London: SAGE. Glaser, B. G., & Strauss, A. L. (2009). The discovery of grounded theory: strategies for qualitative research. New York: Transaction Publishers. Hoskins, B., & Mascherini, M. (2006). Measuring Active Citizenship in Europe (Vol. EUR 22530 EN): Ispra: European Commission Institute for the Protection and Security of the Citizen. Hoskins, B., & Mascherini, M. (2009). Measuring Active Citizenship through the Development of a Composite Indicator. Social Indicators Research, 90(3), 459-- 488.

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Latour, B. (2008). Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor--red. Latour, B. (2009). On Recalling ANT. En J. Law & J. Hassard (Eds.), Actor Network and After (pp. 15% 25). Oxford: Blackwell. Puig, J. M. (2010). Entre todos: compartir la educación para la ciudadanía. Barcelona: ICE--Horsori. Strauss, A., & Corbin, J. (2008). Basics of qualitative research: techniques and procedures for developing grounded theory (3rd ed.). Thousand Oaks, California [etc.]: Sage.

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