Hacia la Ruralización. (artículo)

July 4, 2017 | Autor: Julian Restrepo | Categoría: Hábitat Y Vivienda, Territorio, VIvienda de interes cultural
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Descripción

Hacia la Ruralización, Pautas para la Vivienda de Interés Cultural.
Julián Andrés Restrepo Buitrago.


Para hablar de vivienda de Interés Cultural (VIC) es necesario definir su ámbito cultural. ¿Qué es la cultura?, más que una definición dictaminada por la Real Academia de la Lengua Española que tiende a hacer genérico el concepto; una definición aplicada al contexto.

La cultura es esa serie de acciones determinantes, propias, características de una población en especial, que modifica su entorno de acuerdo a éstas. Esta serie de acciones son normadas por el conjunto de individuos o de poblaciones que forjan el territorio. La cultura además tiene fundamentos en razonamientos históricos, por lo que procede de la tradición oral y el conocimiento empírico sobre la imagen. Cada característica que define una población hace parte de un marco más grande que el objeto culturizado, el poblador está subsumido en el patrón normativo de una masa social, de una presión social, lo que Michel Foucault llamaría "estructuras de dominación social"

Muchas otras definiciones se podrían acuñar a nuestro objeto de estudio, pero se vuelve irrelevante para el objetivo de este artículo. Se pretende aclarar de qué depende la noción cultural de la Vivienda de Interés. ¿Cuál es entonces la labor del arquitecto? Proyectar 300 casas en conjunto, destinadas a un área rural de borde tanto sociocultural como espacial, es una tarea que puede caer en la monotonía, y en la reproducción programática lejana de fundamentos propicios que respondan a la complejidad de la situación en el territorio. Proyectar viviendas iguales para toda la heterogeneidad que representa la población de Caimalito, sería como volver a la homogeneización de la modernidad. Es necesario entonces definir unas pautas normativas producto de análisis socio-espaciales y definir estos espacios proyectados junto con la comunidad, de forma que el proceso creativo sea más responsable y consecuente con las dinámicas del territorio.

La Vivienda de Interés Cultural debe de ser Ecosófica. La arquitectura de interés cultural, debe de ser por encima de la prodigalidad del consumidor o del despilfarro que éste cometa influenciado por una presión social, consciente del impacto ambiental que ésta genere, no sólo con la instalación de un espacio responsable, sino con respecto a las dinámicas que afecten el medio ambiente. La Ecosofía debe tener una mirada holística sobre los acontecimientos que definen y modifican el espacio, debe tender a un principio económico no en cuanto privilegia lo menos preciado, sino porque busca un balance responsable entre el costo de los materiales, su producción, mantenimiento y pertinencia en el objeto arquitectónico.

Debe de igual forma adoptar unas políticas ecosóficas, de modo que modifique sus dinámicas a la digestión del consumo espacial. El constante uso del espacio arquitectónico genera entropía, desgaste, tanto de los materiales como de el espacio mismo, por lo que el objeto arquitectónico no se debe considerar ajeno a un contexto territorial, y debe responder a esa política mitigante del impacto ambiental que el consumo del espacio genere en el territorio. Debe entenderse subsumido en un espacio de características muy especiales y debe responder a él también en su proceso constructivo, de forma que utilice materiales de la zona, que sean fáciles de adquirir, que no sean muy costosos, que procedan de mano de obra local, que sean conscientes de su fácil mantenimiento y que no generen un impacto ambiental fuerte.

Sin embargo el espacio Cultural podría responder a estas determinantes y seguir siendo genérico. El espacio entonces depende de otro tipo de determinantes, depende de otro tipo de fenómenos sociológicos, es por eso que se debe entender el proceso proyectual con un objetivo específico. Generalmente, el ejercicio proyectual de generar vivienda multifamiliar, tiende a consolidar un desarrollo urbano, al equipar el espacio con los elementos que la urbe pide, todo el espacio tiende a urbanizarse; a generar alcantarillados, acueductos, sitios destinados al almacenamiento de residuos, estatutos que generan juegos de poder; policía, hospitales, militares, gobierno, iglesias, plazas, hitos, sendas y nodos. Todo esto tiende a hacer el espacio más urbano, más veloz, más acelerado, más comunicativo, tiende a llevarlo hacia el mayor flujo de capital.

¿Cómo proyectar entonces un espacio urbano en un contexto rural? Claramente el espacio urbano aunque tiende a infectar de sus dinámicas consumistas al espacio campestre, rural, son contextos totalmente diferentes. Louis Wirth cuenta " urbanización no denota ya meramente el proceso por el cual las personas son atraídas a un lugar llamado ciudad e incorporadas a su sistema de vida. Refiere también esa acentuación acumulativa de las características distintivas del modo de vida que esté asociado al crecimiento de las ciudades y finalmente, los cambios en la dirección de los modos de vida reconocidos como urbanos y manifiestos en la gente que, dondequiera se halle, ha sufrido el hechicero influjo que la ciudad ejerce en virtud del poder de sus instituciones y personalidades a través de los medios de comunicación y transporte" todo tiende a ser ciudad, y no es simplemente el espacio el que se modifica con más acero y concreto, son todas las dinámicas sociales. El objetivo de este proyecto no puede tender a generar más ciudad, no puede generar lo que Pruitt-Igoe generó en los 70 en estados unidos ó lo que han generado los grandes barrios de segregación en China, La India, Brasil, Japón, etcétera. No sólo porque se buscaba gentrificar zonas específicas de ciudades para desplazar poblaciones a lugares más marginales, sino porque tendían a generar una arquitectura planteada desde los planos y las características volumétricas del espacio, pero no respondía a las necesidades de la población, en cuanto a que no generaba espacios pertinentes al territorio, o no generaba espacios, en absoluto, que no fueran el núcleo habitacional.

El ejercicio proyectual entonces no se debe limitar a comprender los núcleos habitacionales, sino a generar dependencias y complementos de estos espacios básicos, pero siempre consciente de lo que necesita el territorio, no es cuestión de equipar los espacios de la forma más pragmática e irracional, el proyecto debe ser consciente de si necesita alcaldías, o iglesias, o estaciones de policía, o escuelas, debe de argüir incluso sobre la necesidad de generar una plaza, o un parque. Todas estas variantes son dictadas por las dinámicas de la población, sobre sus creencias y sus espacios, todos los espacios que pide la comunidad sin necesidad de ser prodigal y asignarlos arbitrariamente, como sucede con el modernismo. Surge entonces otra cuestión; ¿y si la población pide ser atraída hacia las dinámicas de la ciudad? Esta es una muy buena pregunta, porque además responde a la realidad actual. Aunque la población quiera parecerse a la urbe, hay un sentido de apropiación del territorio una conexión más profunda con el contexto, que difiere de la relación impersonal que genera la ciudad con el ciudadano, esa es exactamente la noción que habrá que fortalecer, a la hora de que el campo luzca como el campo, o mejor aún, que sea el campo.

Es importante entonces resaltar la importancia del verde como elemento estructural, la primera distinción entre la ciudad y el campo, es la misma que hay en la noción de cemento y vegetación, naturaleza y artificio. El elemento vegetal no sólo es una característica estética paisajística, forma el sustento de la vida a pequeña escala, el cultivo artesanal para el autoconsumo, o incluso para la comercialización, es para muchas de las familias de los contextos rurales, el sustento de su vivienda, muchos no pueden llamar a este espacio hogar si no sienten esa conexión con los elementos naturales.

La Vivienda debe desenvolverse en emergencia, no debe ser dictaminada ni planeada, debe responder a la serie de lógicas difusas propias de cada consumidor de forma que sea un proceso auténtico, más aletargado, progresivo, hetereo, dinámico, múltiple, rizomático. La progresión evolutiva de estos espacios, sin embargo, debe estar diseñada, pues hay conocimiento académico que trasciende el empírico en algunos casos, y no es aconsejable dejar estas decisiones sólo en manos del consumidor, pues este obviará muchos detalles de los que el arquitecto tiene conocimiento. En temas de bioclimática, funcionalidad, constructibilidad y demás, el Arquitecto proyectante tiene un conocimiento con fundamentos que el consumidor no. De esta forma es necesario generar un menú, una serie de opciones para que el poblador escoja y, ó, modifique de acuerdo a sus determinantes culturales o a su gana. El diseño debe entrar en dialéctica entre los dos extremos, el de construir sin proyectar como lo hace la arquitectura vernácula, y el de proyectar una arquitectura fascista, represiva y descontextualizada (preferiblemente, tender hacia la libertad y no hacia la arquitectura represiva). El menú debe estructurarse desde la cantidad de personas, la condición de estas personas (si son jóvenes o viejas, grandes o pequeños, si pescan o cultivan, si queman o desechan), la necesidad de espacios complementarios al núcleo habitacional, la capacidad de adquirir los recursos con facilidad y generar una sostenibilidad argumentada. Debe entonces ser variable, y no necesariamente modular, no debe ser un rótulo que el poblador escoja, como en un laberinto; debe ser un proceso menos determinista y lineal, como el colono que abre camino en la selva.

Cambiar la forma de vivir en el espacio, de la gente, debe ser un proceso igualmente progresivo; no puede ser un ejercicio inquisitivo, abrupto, torpe, impuesto. De esta forma habrá que proyectar y no planear o planificar, el impacto sociocultural que el elemento arquitectónico tenga sobre las dinámicas del territorio, haciendo un planteamiento de impacto a corto, mediano y largo plazo; de esta forma se mitiga la colisión de la aparición de nuevos elementos en el espacio que, por más pensados para ser mimetizados, conforman una colisión en la forma de desenvolverse de la población este proceso se ha llamado Trade Off.

La progresión también depende de la autogestión que se pueda tener con la vivienda, viéndola desde la máquina habitacional, como núcleo del sustento, los espacios de emergencia para estas dinámicas, empiezan a aparecer dentro de los mismos núcleos habitacionales, precisamente estos deben estar preparados para ser dinamizados hacia la preferencia del consumidor, de forma que éste pueda montar su negocio, o su servicio o su industria y dependa directamente de la casa. Ésta además es una forma de generar apropiación por el territorio y por el objeto arquitectónico, donde éste deja de ser un espacio para ser el espacio.

La vivienda debe desafortunadamente está ligada a estructuras de poder que se dan en las aletargadas dinámicas del campo, elementos represivos, machistas, sexistas, racistas, o que segreguen de cualquier forma, son igualmente, elementos que constituyen la cultura y que aunque sean propias de nociones represivas, homogeneizantes, retrógradas para la moral de vanguardia, sería absurdo tratar de colapsar a los atarbanazos las estructuras subyacentes a las dinámicas sociales que repercuten directamente sobre el espacio habitado; sería como combatir fuego con más fuego, por lo que se recomienda que este cambio se haga progresivamente, de forma que no se imponga sino que se aprehenda. El hecho de que la mujer sea relacionada con labores del hogar y con la vigilancia del mismo, o que hayan espacios que segreguen a las actividades con falacias, dictaminando que unos son para mujeres y otros para hombres, son nociones culturales arraigadas en el territorio y aunque despreciables, características de las las poblaciones.

La vivienda de Interés cultural debe desenvolverse a escala urbana, como un pueblo y no como una urbe; no puede depender de la movilización en carros o de los edificios, o de las vías pavimentadas, o de los ascensores, o de los supermercados, o de las corporaciones o del gobierno mismo. Debe gestionarse desde una escala más propicia, respondiendo a las condiciones del hombre de a pié, que no necesita recorrer tan largas distancias, que no consume como lo hace el citadino, que entiende el territorio de forma diferente, que no asemeja los materiales artificiales de la ciudad a la absurda riqueza consumista que ha generado el capital.

Un proceso de esta envergadura, debe llevarse con mucho cuidado, las intervenciones en lugares de pequeña escala tienen mayores repercusiones en el territorio y así en las dinámicas sociales. Debe tomarse como una acupuntura, de forma se mitigue el impacto. Este proceso de reterritorialización y por consiguiente de recodificación, será llamado más propiamente; Ruralización.










Surveiller et punir. Naissance de la prison, Gallimard, París 1975 (Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión, México, 1976)
Guattari, Felix. Las Tres Ecologías, Éditions Galilée, París, 1989

El Urbanismo como modo de vida. Wirth, Louis.'
Ciudad Global. Sassen, Saskia.
Mil Mesetas. Deleuze, Gilles y Guattari, Felix.
La cita se refiere al texto Economía urbana, precisamente el capítulo El desarrollo urbano sostenible: conceptos y fundamentos para un programa de investigación. Del cual se desconoce el autor.

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