Hacia la Gestión Integral del Patrimonio Arqueológico en la Región de Arica y Parinacota

May 22, 2017 | Autor: Á. Romero Guevara | Categoría: Arqueologia Pública, Gestión Del Patrimonio Cultural
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Descripción

Hacia la Gestión Integral del Patrimonio Arqueológico en la Región de Arica y Parinacota* Álvaro Romero Guevara**

Buenos días. Muchas gracias a los organizadores y al público asistente. Iniciaré señalando que esta presentación tiene un título quizás un poco ambicioso y no sé si vamos a completarlo ya que el tema no está muy avanzado a nivel regional. Sí vamos a llegar a hacer una propuesta real y específica respecto a cómo trabajar el patrimonio arqueológico. Para empezar, podemos hacer un diagnóstico sobre cómo está el patrimonio arqueológico en la región, cuáles son sus problemas y cuáles son las oportunidades y ventajas que tiene. De este modo, la primera parte de esta exposición se refiere al diagnóstico: cuál es el patrimonio arqueológico. Su definición es un gran problema, la exposición anterior abrió con el concepto de “patrimonio cultural”, por tanto ahora vamos a tratar de ponernos de acuerdo para tener claro de qué estamos hablando al referirnos al patrimonio arqueológico, cómo es y cómo está nuestro patrimonio arqueológico. En la segunda parte avanzamos hacia una propuesta, es decir, quiénes deben participar y qué se debe hacer para lograr una gestión adecuada del patrimonio.

Un diagnóstico sobre el patrimonio arqueológico regional Existe mucha experiencia a nivel internacional sobre gestión en patrimonio, pero poca acerca de la gestión integral, que abordó la presentación anterior, y de cómo hacerla integral para que participe la comunidad en todas las etapas. La definición de patrimonio arqueológico principalmente parte de una definición técnica: por largo tiempo el patrimonio arqueológico ha sido definido casi exclusivamente por los arqueólogos. Son los arqueólogos los que deciden qué es lo que se investiga, dónde se investiga, cómo se investiga y después, finalmente, qué hacemos con los sitios arqueológicos después de que se investigan. Los únicos que por largo tiempo le daban uso y valor a los restos arqueológicos eran los arqueólogos. Entonces por largo tiempo primó la definición técnica con respecto a la definición otorgada por el uso, porque no había más uso que la investigación. Hoy en día todo el panorama nacional e internacional respecto al tema del empoderamiento, de la participación ciudadana, de la visibilidad, del uso sustentable de los recursos, hace más compleja la situación y tenemos que empezar a hablar de un universo arqueológico con mayor perspectiva.

* Trabajo presentado en el Seminario “Patrimonio Cultural Sustentable y Participación Social”, organizado por Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto y realizado en Arica, los días 21, 22 y 23 de Noviembre del 2011. ** Arqueólogo, Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota, CMN.

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Tenemos un conjunto global que son todos esos elementos materiales que potencialmente pueden ser investigados por alguna de las técnicas arqueológicas, eso es lo que podemos denominar como "recursos arqueológicos". Una parte de esos, que tenemos en nuestra legislación, son los Monumentos Arqueológicos: todos esos recursos arqueológicos que están protegidos legalmente. En Chile tenemos la suerte -que a veces no es tan buena-, de tener una Ley de Monumentos Nacionales que protege el 100% de los yacimientos arqueológicos, definidos exactamente como Monumentos Arqueológicos. Y de esos, de los Monumentos Arqueológicos protegidos, tenemos el “patrimonio arqueológico”, que es una parte de lo que está protegido legalmente, pero que además es valorado y utilizado. Como les decía, por mucho tiempo el uso y la valoración vino de los arqueólogos, de los especialistas. Hoy en día el patrimonio arqueológico también debería incluir la valorización y el uso por parte de otros actores.

Entonces cuando hablamos de lo arqueológico corresponde, para ponernos de acuerdo, a todos los restos materiales desde pequeños hasta los más grandes que pueden ser analizados para conocer distintos aspectos de los grupos humanos que han desaparecido (las sociedades que han desaparecido). Al tener los objetos podemos, con distintas técnicas de abordaje, de especialistas y especialidades, reconstruir la forma de vida de las comunidades que han desaparecido. Saber por ejemplo, entre algunas cosas: el tiempo en que vivieron, las características biológicas de esas personas, las formas específicas de vida, y también determinar los procesos históricos o los procesos de cambios que vivieron. Sobre la definición legal, tenemos el problema que en Chile no existe una definición legal sobre lo que es “patrimonio cultural”. Leímos, solamente una definición técnica acerca del uso, mucho discusión internacional y nacional acerca del patrimonio cultural, de la evolución del concepto que nos habló José de Nordenflytch, que primero era sólo un listado de objetos y hoy en día se entiende más el patrimonio cultural como un proceso donde la participación de la gente y la valorización de la gente debe ser cada vez más relevante. Así como no existe una definición de patrimonio cultural, tampoco existe una definición legal en Chile de patrimonio arqueológico, solamente existe una protección oficial para los Monumentos Nacionales. Es decir, protección para esa parte del patrimonio cultural 2

con características monumentales, pero los sitios y yacimientos arqueológicos, de los que una buena parte no tiene características monumentales, son declarados como Monumentos Arqueológicos. ¿Qué dice la Ley al respecto? 

Que los Monumentos Arqueológicos son de propiedad del Estado, que los lugares y piezas arqueológicas y paleontológicas, que todo el patrimonio arqueológico conocido, tanto el registrado como el todavía no registrado, está protegidos por la Ley.



Todas las intervenciones, desde excavaciones científicas hasta intervenciones para puesta en valor o conservación, deberán ser autorizadas por el Consejo de Monumentos Nacionales.



Cualquier persona que al realizar una obra encuentre restos arqueológicos, incluso aunque esté trabajando en terrenos privados, deberá detener la obra y dar aviso a Carabineros,

Eso es lo que dice la Ley, entonces la gente con razón dice "pero, ¿dónde está la definición de qué es Monumento Arqueológico?", "¿cuándo sé que me encuentro frente a un Monumento Arqueológico?", "¿cuándo debo hacer cumplir la Ley?" o "¿cuándo debo cumplir con la Ley?". Existe un acuerdo dentro del Consejo de Monumentos Nacionales que ha tratado de dar cuerpo a esta definición legal, que puede servir para explicar el alcance de lo que estamos defendiendo a quienes aplican la Ley. El problema es que la Ley da pie para tratar de defender casi el 100% de los sitios arqueológicos, pero en la práctica sabemos que eso es imposible. Este acuerdo señala que son Monumentos Arqueológicos aquellos lugares y que poseen vestigios de ocupación humana y cada una de sus piezas que no están siendo utilizadas por la sociedad, es decir, que están en contexto de desuso. Ahí podemos incluir las evidencias de los más remotos habitantes de un territorio hasta las más recientes personas que desaparecieron o dejaron su legado, es decir, desde los primeros habitantes andinos, hasta los restos o ruinas industriales o campamentos mineros tan propios del Norte Grande. Entonces, así como existe una diversidad cronológica de los Monumentos Arqueológicos, también existe una diversidad funcional, ya que, existen tantos tipos de yacimientos arqueológicos como tipos de actividades humanas que las personas han desarrollado a lo largo del tiempo, que son prácticas muchas veces muy similares a las que desarrollamos hoy en día: existen sitios arqueológicos dedicados a la muerte, que han sido ampliamente investigados por los arqueólogos; sitios donde se recrearon, sitios para el manejo económico, sitios donde se hicieron su vida doméstica y sitios donde se hizo la vida ceremonial, por poner algunos ejemplos. Y tenemos ejemplos en la arqueología, y con mayor razón en nuestro desierto, que permite la conservación de una mayor cantidad de restos arqueológicos.. Además, entre esos ejemplos de sitios arqueológicos se pueden distinguir dos extremos: los yacimientos de ocupación breve que apenas fueron utilizados por las personas pero aun así constituyen sitios arqueológicos y deberían construir un patrimonio arqueológico y debe ser valorado y registrado de alguna forma, como los caminos, las apachetas que son estos montículos relacionados 3

también con la actividad ceremonial en los caminos, las pascanas que son pequeños refugios temporales para el descanso durante el tránsito; y en otro extremo tenemos los yacimientos de ocupación intensa, o sea, poblados, aldeas, casas, lugares donde se hace actividad pública intensa, los Pukaras en las tierras altas y los Conchales (los restos de pescadores en la costa), etc. En Chile, entonces, el patrimonio arqueológico está definido de manera técnica y legal, y no existe una definición todavía, a partir de su uso o de la valoración social que pueden tener estos recursos, ese es el gran desafío "cómo lograrlo", y en eso desde hace tiempo estamos haciendo esfuerzos, algunos con éxito otros con no tanto. Lo más importante es lograr que sea un patrimonio arqueológico que lo valoren no solamente los especialistas sino también las comunidades. ¿Cómo lograr que el patrimonio arqueológico sea valorado desde afuera de la esfera científica y pueda ser valorado en sí con un valor intrínseco por la comunidad? Tenemos otro fuerte que es la larga data de la investigación arqueológica que nos otorga en la región un importante conocimiento del pasado pre-hispánico principalmente y el tema post-hispánico lamentablemente no ha sido tan abordado. Así, la investigación arqueológica se ha desarrollado por más de cien años en la región. Tenemos los primeros estudios sistemáticos en la región en el año de 1910, a cargo de Max Uhle, un alemán contratado por el estado chileno. Después Junius Bird un investigador norteamericano que llega con un convenio con Chile en la década de 1940. Posteriormente se da un salto con investigadores locales autodidactas: don Guillermo Focacci, Percy Dauelsberg y Luis Álvarez, que en el año 1960 crean el Museo Regional de Arica, y de ahí no se ha detenido el énfasis de investigación en la región. En la década de 1970 se profesionalizó la arqueología en Chile y con el apoyo, primero de la Universidad del Norte y la Universidad de Chile y posteriormente, hasta la actualidad, por la Universidad de Tarapacá, de investigaciones, de centros de estudio, con carreras universitarias, entre otras. A la fecha se realizan importantes investigaciones, como el reciente congreso de arqueometría que terminó la semana pasada, que es un ejemplo de que la investigación está en muy bien pie, que continúa y tiene mucho que desarrollar aún en la zona. ¿Dónde se vierte toda esa investigación, esas grandes cantidades de horas intelectuales, de recursos, de investigaciones de terreno? ¿Dónde queda esa investigación? en una publicación. La gran mayoría de las investigaciones están en revistas que están ahora disponibles en Internet, en exposiciones de museos, piezas, catálogos, etc. La conclusión grande que tenemos que traspasar a la comunidad es que tenemos en nuestra región más de once mil años de ocupación continua y permanente de distintos grupos humanos que nos dan, además, un panorama bastante heterogéneo y multiétnico en nuestra región. La palabra multiétnica surge del panorama actual, de la diversidad cultural que existe en el presente. Si nos vamos hacia el pasado vemos que esa multiculturalidad se multiplica porque tenemos, en once mil años, mayor diversidad cultural: distintos grupos que ocuparon este territorio, algunos convivieron entre sí, otros no tuvieron la suerte de conocerse pero sí, desde un punto de vista cronológico existe multietnicidad y esa experiencia debe ser utilizada a nuestro favor. Por ejemplo, hoy día tenemos problemas de tolerancia social, de cómo enfrentar la diversidad cultural, y la arqueología es una buena herramienta para tratar de solucionar esos problemas actuales. 4

Un panorama rápido acerca del patrimonio arqueológico local, muy rápido: el paleo-indio es el período de los primeros cazadores asociados a megafauna, que en nuestra región todavía no tenemos investigaciones que den cuenta de esa relación entre cazadores con megafauna o fauna extinta. Si tenemos bastante información sobre los cazadores recolectores que desde el año once mil están registrados en nuestra región, tanto cazadores especializados en especies de altura como guanacos y ciervos, y en la costa los pescadores especializados en la explotación del recurso marino. Y están también las famosas momias chinchorro que van a dar varias interpretaciones respecto a esa sociedad y que pueden servir para elaborar un vínculo entre ese remoto grupo cultural con las comunidades actuales. Posteriormente vienen los agricultores iniciales (1.000 a. C a 500 d. C.), también bastante investigados por la arqueología y bastante poco conocidos por la comunidad local, que puede ser relacionado con el fenómeno que nos hablaba José sobre los Cuel en el sur Chileno. Acá también teníamos muchos de monumentos funerarios, verdaderos cerros- monumentos repartidos en los valles de Azapa, Camarones, Lluta, que en gran parte han sido destruidos por el desconocimiento y la poca valorización de los agricultores y las autoridades. Luego, vienen los agricultores sofisticados (1.000 a 1.500 d. C.), es el período de mayor explosión poblacional en nuestra región, mucha más población de la que existió en períodos de dominio español o incluso los primeros tiempos del período republicano. Estas comunidades son los verdaderos domesticadores del paisaje, pues en este período los agricultores sofisticados explotan de igual manera las tierras altas y las tierras bajas. Todo lo que conocemos acerca de la cultura de la ganadería y agricultura de las comunidades indígenas puede provenir de este período. Posteriormente viene el breve pero importante momento de la presencia del estado Inka en la región, que crea también un imaginario que está presente en nuestra población indígena. Es poco conocido el período colonial, pese a que es un período bastante importante pues nos mostraría cómo se crea y se va formando nuestra identidad mestiza que es característica en nuestra región, solamente y lamentablemente lo sabemos sólo a través de la historia documental y muy poco en trabajos desde la arqueología, es decir, desde los restos materiales. Finalmente la época republicana, donde la arqueología sí que es mínima, pues no existe mucha información para entender cómo es la transformación, cómo es el proceso del breve momento peruano y también todavía breve momento de presencia de chilenos en la región. En resumen, tenemos un extenso catastro de sitios arqueológicos en la región que están presentes, que confirman la idea de que éstos están presentes en todos los pisos ecológicos. Tenemos en la actualidad un registro de 2.434 entidades repartidos en nuestra región. Tenemos un mapa de densidad, un instrumento de difusión de la información arqueológica porque nosotros queremos identificar y mostrar los lugares donde hay mayor densidad, para que a partir de esa información, se haga la planificación territorial y saber dónde se deben estar los proyectos de infraestructura, las empresas, escoger dónde hacer las mineras, los caminos, los embalses, por ejemplo. Entonces, a través de esta información tener una mejor planificación del territorio y que las personas que planifican el desarrollo regional tengan una mayor certeza sobre la probabilidad de encontrar restos arqueológicos, de la complejidad y de cómo enfrentar esa situación. 5

Sobre la puesta en valor también tenemos experiencia en la región ya que existe larga experiencia de investigación y los mismos investigadores en algún momento se dieron cuenta de esta ideal acerca del uso social de los sitios arqueológicos, ya que no es nueva, no es de esta generación, sino que viene de antes. Los mismos arqueólogos, los mismos investigadores se daban cuenta de que los sitios arqueológicos debían servir a la sociedad, e hicieron varios intentos de los cuales la gran mayoría se puede decir que no fueron exitosos dentro de los parámetros de la puesta en valor actual. Este ejemplo mostrado es la restauración del tambo de Zapahuira; tenemos la limpieza y la restauración del tambo de Pukara de Copaquilla, el ejemplo de la limpieza y puesta en valor de los geoglifos del valle de Azapa y de Lluta, etc. Y otras experiencias donde los especialistas trabajaron en conjunto con algunas instituciones públicas como SERNATUR, CONADI y la Municipalidad. Mucha de esta experiencia, siempre bien intencionada, significaba en definitiva un deterioro del entorno inmediato y en algunas ocasiones incluso del mismo yacimiento arqueológico, porque faltaba planificación, faltó gestión en este desarrollo. La situación actual, es que sigue y continúa el daño, ya que a pesar de que tenemos una base de datos importante, tenemos información relevante, tenemos medios de difusión, todavía no se ha logrado tener un empoderamiento del conocimiento arqueológico, de la importancia, la relevancia, de la diversidad de sitios arqueológicos a nivel regional. Son carencias nacionales, no existe una política a nivel nacional, pero también debemos culpar a los actores regionales de porque no se ha logrado detener esta destrucción y deterioro de los sitios arqueológicos. Pero también la situación actual, muestra que se ha cambiado algo: hoy en día tenemos más denuncias ciudadanas, tenemos una oficina del Consejo de Monumentos Nacionales, tenemos aliados en esta protección como la municipalidad u otras instituciones como la Universidad de Tarapacá que también desde un inicio fue la única que trató estos temas y que ha seguido apoyando este trabajo. Existe entonces una larga historia, a nivel regional, de la relación entre lo arqueológico y la comunidad, eso es cierto: todos tenemos algún pariente: a un tío, a un amigo que ha encontrado un sitio arqueológico, y la gran mayoría va a decir que lo encontró y lo tapó, lo escondió, o sacó algunas cosas y les aseguro que no sabe hoy en día dónde están esos objetos. Cotidianamente ocurren hallazgos arqueológicos en todas partes de la región, sin embargo esto no ha conllevado a un aumento de la valoración por parte de la comunidad del patrimonio arqueológico, de la comprensión y la valoración que debería tener. Incluso se puede afirmar que existen dos visiones contrapuestas en esto, ya que, como dije, existe una larga data de relación entre los hallazgos arqueológicos y las comunidades. Se han formado dos posturas: la más común es la visión que ve al hallazgo arqueológico como una dificultad para el desarrollo, como un obstáculo para el desarrollo de otras iniciativas, esa es la visión más común entre las personas que intervienen el territorio, ya sea de manera particular o como instituciones; y la visión que está forjándose a través de este cambio paradigmático acerca de la valoración del patrimonio como una sensación internacional de valoración del patrimonio, como también a nivel local y regional. Se tiende cada vez más a pensar en los sitios arqueológicos como una oportunidad para fortalecer ya sea la identidad cultural regional o directamente promover el desarrollo, un tipo de desarrollo sustentable de las comunidades. 6

Eso es como parte del panorama. Tenemos una larga historia de investigación, tenemos alguna experiencia en puesta de valor, aun así tenemos una larga relación entre comunidad y sitio arqueológico, pero no se ha logrado el fin que es valorizar y proteger mediante acciones efectivas, ya sea por parte de las instituciones como de los actores, para lograr esta protección del patrimonio arqueológico.

La propuesta de gestión integral del patrimonio arqueológico Existe una larga bibliografía, recetas de cómo lograr una gestión del patrimonio arqueológico, porque la gran mayoría de las experiencias vienen de los países desarrollados con grandes experiencias a través de la UNESCO, a través de las convenciones y a través de los casos concretos en cada uno de los países, por ejemplo, España, México, Francia, EEUU. Primero ¿por qué debemos proteger el patrimonio cultural?, porque son recursos escasos y no renovables, sirven para comprender a nuestra sociedad, es un deber casi moral porque son depositarios de la experiencia y tenemos la responsabilidad de traspasarlos tal cual, lo más correctamente posible a las nuevas generaciones; constituyen elementos de una herencia a nivel secular en un mundo cada vez más globalizado, tenemos esa responsabilidad de tratar de mantener nuestra individualidad, nuestra regionalidad, etc.; son referentes de identidad, pertenencia y cohesión social. Tenemos una serie de agentes que están poniendo en peligro el patrimonio cultural. Una vez que se identifica el patrimonio, que se considera y se valora, siguen actuando una serie de factores que están deteriorando el bien patrimonial: causas naturales principalmente, las que tienen larga data y que es muy difícil controlarlas de manera inmediata y sin la asistencia de especialistas; y causas humanas; alguno con efectos inmediatos y catastróficos y también otros con efectos lentos y acumulativos que afectan el patrimonio cultural. En las causas naturales se consideran inundaciones, tsunamis, terremotos, etc. En las causas humanas todos esos problemas de guerra, urbanización, el simple olvido, falta de protección, por ejemplo. Todo esto nos está dando cuenta de lo principal: la falta de una gestión específica, explícita de qué hacer y cómo proteger el patrimonio cultural, y en específico, en este caso, el patrimonio arqueológico. La guerra como agente de daños repentinos y masivos al patrimonio cultural y arqueológico, la urbanización, las obras públicas, los trabajos agrícolas, el vandalismo, la exportación, el robo, el transporte y los errores de gestión. En los efectos lentos se consideran: la repartición y división de los predios, la exposición, la manipulación, el olvido, la falta de protección jurídica, la falta de conciencia, la falta de utilización, falta de investigación y falta de difusión. También tenemos una característica particular en nuestro patrimonio arqueológico: como ya dijimos el patrimonio arqueológico no necesariamente beneficia a la investigación científica, en nuestra sociedad del norte como en las que tienen mucha población indígena, muchas comunidades locales que están conviviendo permanentemente con el patrimonio. El patrimonio arqueológico debe involucrar distintos aspectos, no solamente son objeto de estudio científico, son lugares de valor cultural, son a veces, lugares sagrados, son espacios para educación de la diversidad y la tolerancia y son también lugares para el deleite estético y el asombro sobre la inventiva humana. 7

Tenemos tres valores y usos principales que podría y debería tener el patrimonio arqueológico. 

El uso de lo científico está ampliamente utilizado, mostrado y ejemplificado en nuestra región, y está relacionado con el potencial investigativo que posee un determinado yacimiento y que debe estar encaminado a producir nueva información que antes no teníamos.



El uso y valor cultural, corresponde al potencial que tiene determinado lugar para incrementar de alguna forma la cohesión de las sociedades locales a través de la reafirmación de la identidad, o a través de la integración social, de las actividades de integración social.



El uso y valor económico es el tercer gran objetivo que tienen las comunidades y las mismas instituciones públicas para el uso que puede tener el patrimonio arqueológico. Requiere de que los yacimientos tengan una valoración cultural y una valoración científica. No podemos saltarnos esto, pues la valoración cultural y científica es la que nos va a entregar los antecedentes para la exposición y puesta de valores. Y con esto se permite lograr un uso turístico sustentable con miras al desarrollo de las comunidades locales.

La protección del patrimonio arqueológico parte del “para qué lo estamos protegiendo”, ya que el uso y la protección no solamente es para conservar el patrimonio arqueológico, ni sólo debe ser para lograr la versión más verdadera de lo que se hacía en el pasado a través de la investigación científica, pues ese no debe ser el fin último. Es uno de los fines importantes lograr, mediante la investigación científica, la versión más verdadera, más óptima en este momento, acerca de lo que sucedió en el pasado para poder difundir a otras personas (del presente y otras de fuera del territorio) que no pueden saber por otros medios que sucedió en el pasado. Pero más bien deberíamos estar enfocados en otro objetivo: el patrimonio arqueológico debe servir para que las personas y la sociedad interpreten el pasado, interpreten su pasado y su lugar en la sociedad y entiendan también el valor de la tolerancia cultural y la multiculturalidad. Es decir, hay que darle un valor agregado al patrimonio arqueológico aparte del científico. ¿Cómo se logra la protección del patrimonio arqueológico?, he aquí la importancia de por qué participan autores locales, las comunidades, la sociedad civil. Es la gestión del patrimonio cultural. Ellos ya tienen un interés creado, no es solamente recibir la información y los resultados de la investigación científica, sino que también es participar en la integración y en el uso de ese patrimonio. La forma más efectiva entonces para proteger, según la experiencia dada por los países desarrollados, es una gestión que tiene que ser planificada y que sin ella todas las intervenciones por muy bien intencionadas corren el riesgo de conllevar la destrucción y desaparición del bien. La gestión patrimonial entonces, se tiene que entender como un conjunto de acciones programadas con el objetivo de conseguir una conservación óptima de los bienes patrimoniales y un uso adecuado de esos bienes teniendo siempre en mente las exigencias contemporáneas. Estas acciones han de utilizar técnicas de planificación y una adecuada administración tanto en los recursos humanos, financieros y los bienes culturales. Esta gestión debe contar con los recursos necesarios, con la información y marketing imprescindible para que, en este mundo de marketing, logremos que las comunidades y los actores se sientan parte de ese patrimonio, que es uno de los requisitos del uso actual de éste. 8

Existe una cadena lógica de cómo tiene que ser esta gestión: debe ser integral e integradora, sustentada siempre en la interdisciplinariedad para entender en todos sus aspectos el bien cultural, y tener una secuencia lógica de acción, pues se tiene que pasar por cada una de las etapas para lograr el fin último que es la protección, mantención, conservación y el uso sustentable del bien. Esta cadena lógica siempre tiene que mirar al patrimonio. El primer paso es la investigación, en lo que estamos bastante avanzados siendo esto un punto a favor en nuestra región; la segunda es la protección y control, también en nuestro país tenemos un Consejo de Monumentos Nacionales que en términos institucionales es una institución débil pero tiene una Ley que otorga protección al 100% de los sitios arqueológicos. Esto, es una ventaja pero también puede generar dificultades ya que tratar de proteger todos los sitios arqueológicos nos lleva a no saber por dónde empezar. Tenemos que tener también una valoración interna dentro de los Monumentos Arqueológicos sobre qué es más urgente y qué es menos urgente, qué es más relevante y dónde es menos relevante, por ejemplo. Entonces, en términos de protección tenemos una parte lista que es el cuerpo legal, el cual es débil en procedimiento y reglamento pero si tiene un artículo que nosotros podemos utilizar a nuestro favor. Pero sí nos falta todo el tema de los procedimientos, de la regulación y del control. Posteriormente viene la conservación y la restauración: se hace un diagnóstico de cómo está el bien patrimonial, cuál es su estado de conservación y las medidas que se tienen que tomar. Finalmente, como último paso viene la difusión y la didáctica: si se puede hacer difusión y didáctica de la investigación, de la protección y conservación, pero la difusión y didáctica más integral debe ser el último paso de esta cadena lógica de intervenciones del patrimonio, en este caso arqueológico. Esta es la lógica que nos llega desde afuera, de las instituciones y los organismos que han tenido más experiencia al respecto. Pero faltan algunos componentes como por ejemplo el tema de los actores sociales, dónde están los actores sociales. Al venir este modelo de cadena lógica importado desde Europa, los actores locales recién aparecen en la parte final, como receptores de la didáctica. Los estudios de gestión patrimonial llevan décadas en lo países desarrollados, ello indica que todas las acciones de gestión deben sustentarse en la lógica y en la metodología científica, ese es el punto. Todas estas acciones son hechas en estos términos en gran parte. Pero además la gestión patrimonial eficiente debe ser un complejo espacio interdisciplinario y debe ser adaptado a nuestra realidad. Para nuestro caso, el paso uno es “conocer para proteger”, ya que no se puede proteger algo que se desconoce. Existen tres tipos principales de investigaciones: los catastros de inventario, los estudios de estado de conservación de los bienes y la investigación pura, que sirven para interpretar las funciones, el uso y todas esas preguntas que se hacen los científicos y que podrían ser importantes de conocer por la comunidad. También la cronología, el tiempo, quienes vivieron, etc. Tradicionalmente esta etapa ha sido diseñada y efectuada por especialistas sin ninguna participación de la comunidad. Cada vez son más frecuentes las investigaciones etnográficas porque se observan a las comunidades usuarias de los bienes materiales del pasado, pero no más allá de eso son parte del objeto de estudio. Prácticamente, no existen casos en que la comunidad entregue en sí la pauta de qué es lo que se tiene 9

que investigar (qué le interesa investigar, cuáles son los temas que deberían ser investigados) ese es una parte importante para la participación de la comunidad en este proceso de la cadena lógica de la gestión del patrimonio. Nosotros creemos que debería iniciar en esta etapa, en la investigación, ya que si la comunidad participa, entrega su parecer y su valoración respecto a qué le interesa conocer acerca del patrimonio arqueológico que le rodea, debería ser, entonces, más fácil conseguir su participación en las siguientes etapas de difusión, de protección, de planificación, de conservación y de puesta en valor. La finalidad es asegurar que el conocimiento sea de utilidad para la comunidad y si lo es entonces va a utilizarlo y va a empoderarse del bien, esa es la parte uno del proceso. El paso dos es la protección. En esta etapa se reúnen las diversas acciones relacionadas a preservar los recursos arqueológicos. Esta protección se logra mediante dos aspectos principales: la planificación y el control. La planificación puede considerar distintas instituciones, reuniones técnicas, reuniones de legisladores, planes reguladores, uso del territorio, el mismo proceso de evaluación del impacto ambiental también nos lleva a determinar dónde está el patrimonio y como se tiene que proteger para que un proyecto de inversión sea sustentable (con el medio ambiente y con el componente cultura). Por otro lado, el control es cómo aplicamos todo ese conjunto de normas, reglamentos y acuerdos, qué se hace para preservar el patrimonio arqueológico. Generalmente este paso ha sido efectuado por los organismos públicos y sus profesionales. Pero la manera más efectiva para que las acciones de planificación de los recursos arqueológicos sean exitosas es también la participación permanente de la comunidad. Un elemento que ha funcionado, que estamos elaborando e incentivando, es la creación de Planes de Manejo de carácter participativo, que son herramientas de gestión que antes no teníamos ni le veíamos la importancia, pero que actualmente, el Consejo de Monumentos Nacionales y a través de otras instituciones como las Municipalidades o CONADI, estamos incentivando a que se realicen en los sitios arqueológicos. Los Planes de Manejo no son un invento de Chile ni del Consejo de Monumentos Nacionales. Las experiencias previas se enfocan principalmente a otros tipos de bienes culturales o naturales, y tenemos realmente poca experiencia en planes de manejo específicos dirigidos a sitios arqueológicos. Los planes de manejo son instrumentos de gestión que contienen un listado de información básica, una línea base acerca de la arqueología, el medio ambiente, la historia, el rol de las comunidades, la capacidad de organización de las mismas, las medidas de conservación que se requieren específicamente para el lugar, la forma de administración (tener claridad acerca de cómo va a ser administrado y qué reglas se van a utilizar para esa administración), el diseño museográfico, el diseño de la didáctica, de cómo se va a exhibir ese lugar. Por tanto, es un conjunto de instrumentos técnicos hechos por especialistas o hechos por especialistas con la comunidad, pero que tienen una segunda etapa que es el ponerse de acuerdo de cómo esos antecedentes nos sirven para reglamentar el uso, para ponernos de acuerdo de cómo usar específicamente ese lugar, para que esas acciones sean sustentables en el tiempo. El plan de manejo debe ser entonces participativo pues si no están los actores involucrados desde un inicio en la investigación y en el plan de manejo, se nos puede caer en cualquier momento la protección de los 10

sitios arqueológicos. El plan de manejo es un instrumento de gestión participativa: se conoce el bien, se valora y se protege, existe una comunicación y difusión, existe permanentemente una retroalimentación del uso social y el uso para el desarrollo de las comunidades locales, y la apropiación cultural. El tema de cómo lograr evaluar permanentemente si esa apropiación es efectiva o si tienen que hacer nuevas acciones, la comunidad puede, por ejemplo, valorar de distinta forma que los especialistas, etc. Todo eso debe ser interrelacionado. El plan de manejo es un instrumento que puede servir sólo por un tiempo pues es una herramienta que tiene que ser renovado y revisado permanentemente. También le compete regular los múltiples intereses acerca del yacimiento arqueológico, y es necesario especificar cuáles son los intereses que tienen tanto los especialistas como las comunidades respecto a ese bien; también sirve para especificar las políticas a corto y largo plazo que se tiene acerca del lugar. El paso tres es conservar y reconstruir. Son todas las actividades que buscan detener el deterioro, significan intervenciones directas o indirectas sobre el recurso. Se conserva cuando se tiene que detener el deterioro y se reconstruye cuando se quiere o se tiene la intencionalidad de volverlo a su forma original o a alguna de sus formas originales. Muchas veces, entonces, el criterio es de mínima intervención y la reconstrucción es un tema de debate a muchas escalas y entre muchos especialistas y las comunidades, porque las comunidades quieren, por ahora y muchas veces, tener los monumentos lo más “monumentales” posibles. En un adecuado proceso de gestión del patrimonio no deberían existir intervenciones de emergencia o salvatajes arqueológicos. Todas las intervenciones por construir, por ejemplo, una plaza o cambiar una tubería o poner electrificación no deberían conllevar un salvataje arqueológico, sino que deberían considerar una etapa previa de diagnóstico del sitio arqueológico, de cuáles van a ser las medidas para su investigación y su protección. No deberían existir intervenciones de emergencia o salvataje, existen malas gestiones del patrimonio arqueológico. Generalmente las intervenciones son tareas interdisciplinarias efectuadas siempre por especialistas, pero acá tenemos la experiencia de cómo lograr que la comunidad también participe en este proceso, y una actividad que puede ser útil para los mismos actores es una implementación que está haciendo la Fundación Altiplano en la reconstrucción de las Iglesias andinas, que también pude ser llevada a la intervención de los sitios arqueológicos. Son las escuelas-talleres, son los lugares de obra donde se están haciendo la reconstrucción en este caso de Iglesias o edificios, también sirve para que las comunidades entiendan labores que se han perdido como el canteo de piedra o la reconstrucción de las techumbres, o la pintura, etc. Las escuelas-talleres en el proceso de reconstrucción también son una buena opción para que las comunidades entreguen el conocimiento que tienen a través de esa formalización de conocimiento, pero también para adquirir nuevos conocimientos en miras de una protección más integral y más a largo plazo de los bienes. El paso cuatro es la difusión, esto es ya clásico pues siempre se enfoca a la comunidad, y consiste en el conjunto de estrategias que se utiliza para hacer el patrimonio más comprensible y que pueda ser conocido por un mayor número de personas. Se trata entonces de un acto de comunicación entre el patrimonio y el público con el objetivo de trasmitir el significado, el valor, como también conservarlo 11

indirectamente o directamente. Esta es la etapa en que recién se piensa en el público de la sociedad de manera tradicional. La forma de difusión clásica son los museos. Hoy en día están en boga los museos in situ y las otras formas de difusión clásica como los libros, folletería y una serie herramientas tecnológicas que hoy en día se pueden utilizar como la reconstrucción en 3D, técnicas teatrales, formatos audiovisuales, para proteger y difundir el valor, el uso y la función de los recursos arqueológicos. Esta etapa debería ser idealmente la última en el recorrido lógico de la gestión, y el fin último del patrimonio arqueológico se dirige a la sociedad, para que lo disfrute, lo conozca y lo valore. Sin embargo no siempre ha sido la última etapa, tenemos mucha experiencia en la región donde ese hecho ha provocado más de algún daño a los sitios arqueológicos porque los sitios no están preparados, porque no se sabe ni se entiende cómo se van a visitar, cómo la comunidad y los turistas van a intervenir en el sitio, etc. Y algo que se puede considerar como básico: muchas veces se tiene al turista dentro del sitio pero no se sabe qué contarle pues no hay una investigación básica respecto al sitio (qué se hacía en el sitio). Y ahí tenemos muchos casos de tour-operadores que en vez de contar una historia verdadera narran algo que no corresponde, aparecen los extraterrestres, las señales místicas, etc. Por tanto, no todos los yacimientos están adecuados para la visita ya que deben cumplir con ciertas condiciones como lo hemos estado repitiendo. Uno, saber la información de lo que sucedió; Dos, tener las normas claras sobre lo que se puede y no se puede hacer en el yacimiento; y Tres, preparar físicamente el yacimiento para que pueda ser visitado.

Resumen y conclusiones En resumen, primero se ha pretendido ofrecer un particular diagnóstico del estado del patrimonio arqueológico en la región, sus potencialidades, sus fortalezas y sacar experiencias positivas de todos estos años de trabajar a nivel regional con el patrimonio arqueológico. En segundo lugar, entregar una forma de incentivar tanto a las instituciones, a los investigadores como a la comunidad para participar activamente en todo el proceso de la gestión del patrimonio arqueológico, es la única forma de asegurar tanto la interpretación de ustedes en las decisiones, en cómo se difunde, cómo se investiga y cómo se utiliza el sitio arqueológico y sobre todo cómo sacarle provecho en el desarrollo social y cultural de la región, e indirectamente en el desarrollo económico de la región. La única forma de proteger los yacimientos arqueológicos para su uso y disfrute es planificar una estrategia y gestión que tenga como finalidad mantener los valores patrimoniales, ese es el fin último “mantener el valor original por el cual fueron observados como patrimonio arqueológico”. Como ya expusimos, nuestra legislación no protege el patrimonio cultural, sino que protege solo una parte ese patrimonio, la otra parte es la referida a la valoración individual y colectiva que les dan las personas. Es importante ponerse de acuerdo para identificar cuál es ese patrimonio arqueológico que se pretende defender, cómo y por qué queremos defenderlo y porqué uno es más urgente que otro, y tenemos que planificar una estrategia para esa gestión. La improvisación en esas acciones conlleva al 12

riesgo de deteriorar finalmente lo que queremos cuidar. La gestión planificada debe seguir una cadena lógica donde cada etapa debe ser ejecutada cuidadosamente, no solo por especialistas sino dar la cabida a los actores, a la comunidad para que participe en ese proceso. Cuando hablamos de gestión integral nos referimos a la comunidad no solo en la etapa final como receptores del conocimiento y del lugar para utilizar, sino que estamos hablando del proceso permanente de acompañamiento, tanto de las instituciones en compañía de las comunidades. La colaboración de diferentes especialistas en un proceso interdisciplinario pero también en un proceso participativo. Respecto a esto último, es tema de otra exposición y de otros especialistas que aborden si los procesos de participación ciudadana son efectivos. Estamos recién aprendiendo y tenemos un largo proceso para ir aprendiendo el cómo se hace la participación de las comunidades, acá solamente nos hemos enfocado sobre la necesidad y la urgencia de incluir a la comunidad, queremos aprender cómo lo hacemos los especialistas de las instituciones y cómo la comunidad también debe aprender a exigir y a hacerse presente en este proceso de la gestión del patrimonio cultural.

Respuestas a comentarios de asistentes 

El caso específico de los petroglifos de Rosario, en el valle de Lluta, si bien están protegidos, existe todo el aparataje legislativo que impide crear políticas para proteger sitios arqueológicos que estén en terrenos privados. Hoy en día la Ley de Monumentos Nacionales es una gran traba para los privados que tienen sitios arqueológicos porque no existe ningún incentivo para que ellos protejan y reciban beneficios especiales, créditos, que hagan cuenta del valor, etc. Todos estos ejemplos que estamos viendo, en que existen grandes inversiones del estado para los Planes de Manejo, el gasto sólo se puede dar en lugares que son públicos y que son participativos de comunidades, pues en cierto sentido son del Estado chileno. En el caso de los petroglifos de Rosario, que en parte es una propiedad privada es donde “nos pisamos la cola” respecto a dónde salen los recursos para invertir en ese bien porque la pregunta que hace el Estado es ¿quién va a ser finalmente el usuario? ¿Va a ser la comunidad?, y no la pregunta ¿cómo protegemos y usamos el sitio arqueológico?



El proceso del expediente Chinchorro y el tema del Qapaq Ñan (Camino Principal Andino) para declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por parte de UNESCO, son procesos que si bien parten de una institucionalidad que es el Consejo de Monumentos Nacionales, forman una dinámica administrativa diferente y una lógica de gestión particular. En el caso puntual del proceso de declaratoria Qapaq Ñan, corresponde a una mirada todavía muy centralizada, como parte de un proceso internacional, un proceso que abarca distintos países y cada país administran de manera distinta. En este caso, el Consejo de Monumentos Nacionales por un lado coordina con los otros países de manera integral, y otra es cómo lo hacen a nivel local. ¿Ha habido un avance sustantivo del Qapaq Ñan?, lo desconocemos aún porque eso ha sido manejado a nivel de un programa específico del Consejo de Monumentos Nacionales. Sabemos que ha habido muchas investigaciones y muchos proyectos de diagnóstico, todo este proceso serviría como un buen ejemplo de la cadena lógica del terreno de investigación, 13

buscar la protección oficial a través de un decreto que sea una declaración de zonas críticas. Y la última etapa de infraestructura y difusión. Todo eso hubiera sido un buen ejemplo, pero nosotros a nivel regional desconocemos los detalles de este proceso. 

El Consejo no decide finalmente qué hacer con los sitios arqueológicos que se han encontrado en distintos lugares privados o de construcciones, pues la misión final es protegerlos y tratarlos adecuadamente. En la experiencia en la Plaza Colón se hizo lo posible. Primero, se entregó un diagnóstico básico de qué es lo que había y después proteger. Se sugiere al Alcalde que haga el estudio para hacer un diagnóstico más profundo, una investigación, y saber con eso si es factible y viable exhibir o no las evidencias. También se puede dar el caso que se haga el estudio y el estado de conservación sea negativo y no sirva para nada.



Respecto a la Ley de Monumentos Nacionales se han hecho varios intentos de modificaciones, en varias instituciones, con varias gestiones y actualmente se quieren hacer estudios. Quienes sugieren las modificaciones, generalmente, es el Consejo de Monumentos Nacionales que pide a una serie de especialistas, de instituciones y gremios, de sociedades científicas, de sociedades de colegios, que especifique las falencias de la Ley en los distintos aspectos que le toca: arquitectos, arqueólogos, historiadores, etc. Y es, finalmente, el Consejo de Monumentos Nacionales, mandado por el Ministerio de Educación, el que elabora el Proyecto de Ley para su aprobación del Congreso. Nosotros sabemos que se está elaborando una nueva reunión de expertos a partir del Consejo de Monumentos Nacionales, y si sale durante este año un Proyecto de Ley, debemos esperar en el mejor de los casos varios años más para que sea legislado en el Congreso.



En Caleta Camarones, donde se está desarrollando un estudio de Plan de Manejo, parte del lugar de donde esto se está desarrollando es privado y pertenece a la empresa Ariztía. Eso no impide, por un tema de que todos los sitios arqueológicos son de propiedad del Estado, que se haga el estudio, porque este estudio es un diagnóstico y no conlleva una infraestructura. Va a haber un problema legal cuando este proyecto proponga una infraestructura para poner en valor o para exhibir los sitios arqueológicos de Caleta Camarones cuando estén en terreno privado. Por eso la gestión se hace en paralelo: se está buscando que Ariztía permute esos terrenos hacia el Estado y que queden para el fisco, para que en la segunda etapa de construcción de alguna infraestructura se pueda lograr con financiamiento estatal.



Respecto al Rally Dakar es bastante complejo, el Consejo de Monumentos Nacionales ha evaluado permanentemente todas las versiones del Dakar y se han señalado en todos los tonos de que el patrimonio arqueológico en específico, que es el que está protegido 100%, se daña irremediablemente en cada versión; y que las medidas de protección o las medidas compensatorias no han sido suficientes. Pero las decisiones sobre el desarrollo de esa actividad están en otro nivel que excede el técnico, y son de orden político principalmente.



Cuando llegamos a los casos concretos se ven las complejidades. El plan de manejo es, como señalamos, un instrumento de gestión donde deben conjugarse los distintos intereses. En el caso de Caleta Camarones y los sitios Chinchorro hay un interés que lamentablemente, para 14

cierto sector, está protegido oficialmente, que son los Monumentos Arqueológicos, ese es un interés que no porque sea mayor o muy antiguo, sino que legalmente tiene mayor peso un conjunto de Monumentos Arqueológicos en ese lugar. Pero también hay que ver como se conjuga el interés del desarrollo comunitario de esa localidad y el interés del propietario. Son tres actores que tienen que estar. ¿Quiénes son decidores? Decidor en la medida en que ese Plan de Manejo que están elaborando sea realmente un instrumento que contenga la participación de los tres actores y que lo que se cumpla, que son directrices pues no tiene un fin legal el plan de manejo, sean propuestas técnicas que te permiten hacer actuar a la autoridad política, llegar a eso y si es necesario cambiar una Ley, si es necesario hacer un decreto específico, una Ordenanza, o hacer decreto para la permuta de terreno, si hay que buscar financiamiento para que la población se vaya a otro lugar, con todas las comodidades posibles, hay que hacerlo. Pero la etapa en la que estamos es elaborar un Plan de Manejo que cuente primero con un diagnóstico claro de cuáles son los intereses y dónde chocan estos, tienen que estar bien expresados. Ustedes como comunidad tienen que cuidar de que eso quede bien expresado en el diagnóstico del Plan de Manejo y que sea un buen diálogo para que esos intereses se conjuguen con los demás. 

Es complejo. ¿Qué viabilidad tiene? Tiene la viabilidad dada por el cómo se realice el Plan de Manejo, pero cuando se termine el Plan de Manejo no va a tener un poder legal. El poder lo va tener en que dice lo que realmente está sucediendo y lo que se acordó.

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