Hacia el establecimiento de unidades para la medición de la velocidad de habla. El caso del español

July 4, 2017 | Autor: Edgar Madrid | Categoría: Metrics and Prosody, Rate of speech
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HACIA EL ESTABLECIMEINTO DE UNIDADES PARA LA MEDICIÓN DE LA VELOCIDAD DE HABLA. EL CASO DEL ESPAÑOL Edgar Madrid UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA - IZTAPALAPA INTRODUCCIÓN La velocidad del habla es un parámetro fonético poco estudiado, tanto en español como en otras lenguas, y su papel en la organización del habla es, en consecuencia, muy poco conocido. En lo que respecta al español son, en realidad, pocos los estudios que han abordado esta cuestión; entre esos pocos tenemos a Navarro Tomás (1982: §175), quien señala que el tempo de la conversación varía según las circunstancias en que se produzca, y admite que diversos factores, entre ellos los emocionales, pueden afectar la velocidad con la que se producen las emisiones. Navarro Tomás señala una velocidad de aproximadamente 200 palabras por minuto, medidas a partir de la lectura de un texto por hablantes peninsulares. Otros estudios que se refieren a la velocidad del habla en español son los de Loperete (1984), Gósy (1991). El primero reporta una velocidad de 120 a 150 palabras por minuto en el español rioplatense, mientras que el de Gósy, señala que en español en general la velocidad de habla oscila entre 4.6 y 7.0 sílabas por segundo. Por su parte, Wainschenker, Doorn y Castro (2002) determinan, para el español rioplatense también, que una velocidad “muy lenta” es aquella en que se producen en promedio 3.3 segmentos por segundo; una velocidad “lenta” sería la que oscila alrededor de los 8.5 segmentos/seg; una velocidad “normal” oscilaría alrededor de los 13 segmentos/seg., en tanto que las velocidades rápidas y muy rápidas serían las que giran alrededor de 17 y 24 segmentos/seg, respectivamente. Un problema básico que enfrenta el estudio de la velocidad del habla es cómo medirla. En los estudios citados se manejan tres medidas diferentes: palabras por minuto, sílabas por segundo y segmentos por segundo. De ahí que lo primero a resolver sea, precisamente, determinar la unidad más adecuada para realizar las mediciones. Al respecto, Wainschenker, Doorn y Castro (2002) proponen que son los segmentos por segundo lo que constituye la medida más apropiada, pues se aproxima a una medida cardinal, entendida ésta como aquella que se basa en una unidad precisa, repetitiva y confiable. Respecto de las

2 sílabas, Laver (1994) señala que el calcular la velocidad en sílabas por segundo facilita incluir no sólo la realización de silabas fonológicas en una emisión, sino también la realización de lo que llama “sílabas parafonológicas”, es decir, la manifestación de factores extralingüísticos como el titubeo. En este sentido, el mismo Laver distingue entre lo que denomina speaking rate y articulation rate. Lo primero constituye la velocidad de habla propiamente dicha, la cual representa el tiempo total de una emisión, e incluye pausas, sean silentes u oralizadas, y sílabas alargadas más de lo normal debido al titubeo, al énfasis o al estilo. El segundo término representa la velocidad de articulación, la cual se refiere solamente al tempo de la vocalización, por lo que excluye las pausas silentes, pero incluye tanto las pausas oralizadas como las sílabas alargadas.

MÉTODO En el presente estudio nos hemos decidido analizar la velocidad en emisiones de habla espontánea hechas por hablantes mexicanos. El corpus está integrado por ocho horas de grabación un programa de televisión cuyo tema es el comentario político, por parte de especialistas, de temas nacionales e internacionales de actualidad. Consideramos que este material tiene dos ventajas principales: es habla espontánea y representa un estilo de habla uniforme, lo cual es esencial para obtener resultados representativos. Por otro lado, en las grabaciones obtenidas interviene un total de seis hablantes (a los cuales identificaremos arbitrariamente con las letras A, B, C, D, E y F), lo cual permite observar diferencias individuales en el comportamiento del tempo del habla. Para el análisis del material hemos considerado, por un lado, la velocidad de habla, entendida en el sentido comentado anteriormente, es decir, como la duración total de las emisiones, y por otro, la velocidad de articulación, que en términos prácticos sería el valor de la velocidad de habla menos las pausas silentes producidas durante las emisiones. Al análisis de estos dos tipos de velocidad hemos agregado un tercero: lo que denominamos como velocidad continua, que sería el resultado de restar de la velocidad de articulación las pausas oralizadas y las sílabas alargadas, es decir, es el habla sin interrupciones que modifiquen la organización rítmica de la emisión, lo que nos permitirá disponer de una perspectiva más en nuestro análisis.

3 En lo que toca a las unidades de medida, hemos considerado cuatro unidades: de un lado, sílabas por segundo y segmentos por segundo. De otro lado, hemos considerado el número de palabras por minuto, entendiendo por palabra elementos léxicos (nombres, verbos, adjetivos, adverbios), sean simples, flexionados, derivados o compuestos, o bien elementos funcionales (preposiciones, conjunciones, determinantes). No adoptaremos en este trabajo la noción de palabra fonológica, la cual sería en principio más adecuada por ser una unidad integrante de la jerarquía de niveles prosódicos al igual que la sílaba (véase Nespor y Vogel 1986). Sin embargo, su estatus como nivel prosódico en el español actual es motivo de discusión; al respecto véanse Sosa (1999) quien niega tajantemente su relevancia, y Peperkamp (1997, 1999) quien aporta evidencia de su estatus en la lengua. La cuarta unidad que emplearemos es el grupo acentual (GA) --también conocido como grupo rítmico o grupo clítico-, el cual está integrado por una palabra léxica portadora de acento primario más un conjunto de palabras sintácticamente relacionadas que normalmente no portan acento, como se ilustra en los siguientes ejemplos: [[el] [presupuésto]]GA

(1)

[[de] [los] [consuládos]]GA [[a] [los] [que] [les] [correspónde]]GA Consideraremos también, entonces, como unidad de medida el número de grupos acentuales por minuto. Ahora bien, en lo que respecta al material analizado, hemos seleccionado dos conjuntos de tramos de grabación: el primero está compuesto por tramos de alrededor de veinte segundos de duración. Hemos seleccionado aleatoriamente tres tramos en las intervenciones de cada uno de los seis participantes, con lo cual se obtuvo aproximadamente un minuto de muestra de cada hablante. Las muestras fueron divididas en sílabas y éstas a su vez en segmentos.

RESULTADOS Los resultados pueden verse en las tablas y gráficas de (2a y b) y (3a y b) respectivamente.1

1

En las tablas, de aquí en adelante: TH = Tiempo de Habla, VH = Velocidad de Habla, TA = Tiempo de Articulación, VA = Velocidad de Articulación, TC = Tiempo Continuo, VC = Velocidad Continua.

4 (2a) Sílabas por Segundo Hablante A B C D E F Total Promedio

Núm. Síl. 327 342 360 346 343 327 2045

TH (seg) 58.7 75.2 65.0 65.1 56.8 69.0 390.3

VH 5.5 4.5 5.5 5.3 6.0 4.7

Num. Síl. 327 342 360 346 343 327 2045

TA (seg) 52.4 63.9 59.1 53.4 52.0 61.7 342.8

5.2

VA 6.2 5.3 6.0 6.4 6.5 5.2

Núm. Síl. 324 334 348 342 338 322 2008

TC (seg) 50.2 54.9 54.2 52.2 47.7 54.6 314.0

6.0

VC 6.4 6.0 6.4 6.5 7.0 5.8 6.4

(2b) Sílabas por Segundo y Tipo de Velocidad 8

Sílabas/Segundo

7

6 Velocidad de Habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

5

4

3 A

B

C

D

E

F

Hablante

Lo primero que salta a la vista es que los hablantes no evidencian un comportamiento uniforme en lo que a velocidad se refiere, lo cual es una constante en cada uno de los tipos de velocidad medidos y con todas las unidades consideradas. En lo que toca a velocidad en sílabas por segundo, el total de unidades fue de 2,045 en los dos

5 primeros tipos y de 2,008 en el tercero2, y los tiempos totales analizados fueron 390.3, 342.8 y 314.0 segundos respectivamente. El hablante E es el que presenta la velocidad más alta en las tres mediciones, en tanto que el hablante “menos rápido” es B (2a), y F en (2b) y (2c). Los rangos de diferencia entre la velocidad más alta y la más baja son, en el primer caso, de 1.3, en el segundo 1.2 y en el tercero 1.1. Las velocidades promedio son de 5.2, 6.0 y 6.4 sílabas por segundo, lo cual corresponde al rango señalado por Gósy (1991) para el español en general. Observemos ahora los resultados de la medición en segmentos por segundo en la tabla (3a) y en la gráfica (3b). El total de tiempo analizado es el mismo que en la medición en sílabas, mientras que el total de segmentos considerados fue de 4,695 en los dos primeros tipos de velocidad y de 4,656 en el tercero. (3a) Segmentos por Segundo Núm. Hablante Segm. 629 A 794 B 884 C 790 D 837 E 761 F Total 4695 Promedio

2

TH (seg) 58.7 75.2 65.4 65.1 56.8 69.0 390.3

VH 10.7 10.5 13.5 12.1 14.7 11.0 12.1

Núm. Segm. 629 794 884 790 837 761 4695

TA (seg) 52.4 63.9 59.1 53.4 52.0 61.7 342.83

VA 12.0 12.4 14.9 14.7 16.0 12.3 13.7

Núm. Segm. 626 786 872 784 832 756 4656

TC (seg) 50.2 54.9 54.2 52.2 47.7 54.6 314.06

VC 12.4 14.3 16.0 15.0 17.4 13.8 14.8

El número de unidades consideradas para los cálculos de la velocidad de habla y de articulación es el mismo debido a que sólo difieren en que el segundo no incluye, como lo señalamos, las pausas silentes, lo cual no afecta al cómputo de unidades; en cambio, la velocidad de habla excluye las pausas oralizadas y las sílabas alargadas, por lo que el total es menor.

6 (3b) Segmentos por Segundo y Tipo de Velocidad 18

16

Segmentos/Segundo

14

Velocidad de Habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

12

10

8

6 A

B

C

D

E

F

Hablante

De nuevo, podemos notar que es el hablante E quien muestra los promedios más altos. Por otra parte, quienes muestran las velocidades más bajas son B en el primer caso, y A en el segundo y el tercero. Los rangos de diferencia entre la velocidad más alta y la más baja son, en el primer caso, de 4.1, en el segundo 4.0 y en el tercero 4.9, mientras que los promedios generales fueron de 12.1 segmentos por segundo en la velocidad de habla, 13.7 en la de articulación y 14.8 en la continua. Los tres promedios caen en lo que Wainschenker, Doorn y Castro (2002) consideran una velocidad de habla “normal”, ni rápida, ni lenta. El segundo conjunto de datos fue obtenido a partir de cuatro tramos de grabación por cada hablante seleccionados de manera aleatoria, los cuales sumados dieron alrededor de cinco minutos de muestra por hablante. Las muestras fueron seccionadas en palabras y en grupos acentuales. Los resultados se muestran en las tablas y gráficas de (4a y b) y (5a y b) respectivamente.

7 (4a) Palabras por Minuto Núm. Hablante Pal. 960 A 916 B 903 C 830 D 735 E 917 F Total 5261 Promedio

TH (min) 4.2 6.3 5.1 5.0 4.5 5.4 30.74

VH 224.8 144.7 176.3 163.0 162.6 169.5

Núm. Pal. 960 916 903 830 735 917 5261

TA (min) 4.1 6.0 4.9 4.7 4.4 5.2 29.53

VA 233.5 151.6 182.0 173.2 167.0 175.3

173.5

Núm. Pal. 945 864 873 810 708 888 5088

180.4

TC (min) 4.0 5.8 4.8 4.7 4.2 5.0 28.8

VC 232.7 148.4 180.3 170.1 165.0 175.8 178.7

(4b) Palabras por Minuto y Tipo de Velocidad 260

240

Palabras/Minuto

220

200 Velocidad de Habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

180

160

140

120

100 A

B

C

D

E

F

Hablante

La medición en palabras por minuto nos muestra resultados bastante distintos a los anteriores, especialmente en lo que se refiere a quiénes son los hablantes “más rápidos” y “más lentos” El tiempo total considerado fue de 30.7 minutos en el primer tipo de velocidad, 29.5 minutos en el segundo y 28.8 en el tercero, en tanto que el número de

8 palabras incluidas en el conjunto total de la muestra fue de 5,261 en los dos primeros tipos de velocidad y 5,088 en el tercero. Los promedios generales fueron 169.5, 180.4 y 178.6, muy por debajo de lo reportado por Navarro Tomás (1982) para texto leído (205 palabras por minuto), y por encima de las 150 obtenidas por Loperete (1984) para la variante rioplatense. En las tres mediciones, el hablante A es el que presenta el mayor número de palabras por minuto (224.8, 233.5 y 232.7), en tanto que el hablante B fue el “más lento” (con 144.7, 151.5 y 148.4). Los rangos de diferencia entre ambos hablante fueron de 80.1, 81.9 y 84.3 en cada tipo de velocidad, lo que nos deja, por lo pronto, a las palabras como la unidad que evidencia con mayor claridad las diferencias entre hablantes en cuanto a la velocidad. Respecto de la medición con base en grupos acentuales, los resultados son similares. Las muestras fueron las mismas que para medición en palabras, aunque el número de unidades obtenidas fue menor: 2,510 grupos en los primeros dos tipos de velocidad, y 2,337 en el tercero. Los promedios generales fueron 82.6, 86.1 y 82.3 en cada tipo de velocidad. (5a) Grupos Acentuales por Minuto

Hablante A B C D E F Total Promedio

Núm. Pal. 426 451 399 431 384 419 2510

TH (min) 4.2 6.3 5.1 5.0 4.5 5.4 30.7

VH 99.7 71.2 77.9 84.6 84.9 77.4 82.6

Núm. Pal. 426 451 399 431 384 419 2510

TA (min) 4.1 6.0 4.9 4.7 4.4 5.2 29.5

VA 103.6 74.6 80.4 89.9 87.2 80.1 86.0

Núm. Pal. 411 399 369 411 357 390 2337

TC (min) 4.0 5.8 4.8 4.7 4.2 5.0 28.8

VC 101.2 68.5 76.2 86.3 83.2 77.2 82.1

9 (5b) Grupos Acentuales por Minuto y Tipo de Velocidad 110

Grupos Acentuales/Minuto

100

90 Velocidad de Habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

80

70

60

50 A

B

C

D

E

F

Hablante

De nuevo, es el hablante A quien presenta el mayor promedio de unidades por minuto, con 99.7, 103.6 y 101.2 grupos acentuales por minuto, en tanto que el hablante B presenta los menores promedios, con 71.2, 74.6 y 68.5. Los rangos de diferencia entre ambos fueron de 28.5, 28.9 y 32.6, considerablemente menores que los observados en la medición por palabras, pero más amplios que los obtenidos en las mediciones con base en sílabas y en segmentos.

DISCUSIÓN Los resultados obtenidos nos muestran que, evidentemente, la velocidad en el habla depende de la unidad con la que se mide; pero, ¿cuál podría decirse que es la unidad de medida más precisa, o bien, la más conveniente? Un criterio podría ser, por supuesto, la cardinalidad señalada por Wainschenker, Doorn y Castro (2002), en cuyo caso sólo la medida en segmentos/segundo resultaría apropiada, en vista de que los segmentos estarían, en principio, sujetos menos variación en su duración que, por ejemplo, las palabras o los

10 grupos acentuales. Sin embargo, como se muestra en Almeida (1999), los segmentos, tanto vocales como consonantes, están sujetos a una variación considerable en su duración, dependiendo de factores como la tonicidad de la sílaba en la que se encuentren, la posición que ocupen dentro de la estructura silábica, la sonoridad/sordez, el modo y el punto de articulación de la consonante siguiente (en el caso de las vocales), la posición que ocupen en la estructura silábica, el modo y el punto de articulación (en el caso de las consonantes). De modo que los segmentos no tendrían por qué ser, a priori, la unidad de medida de la velocidad, como tampoco lo sería ninguna de las otras unidades que hemos considerado en este trabajo. Otro criterio que se puede adoptar es tomar en cuenta qué unidad permite establecer con más claridad las diferencias de velocidad entre los hablantes considerados dentro de una muestra de habla dada. Veamos qué nos dicen los rangos de diferencia (ya señalados anteriormente) entre los hablantes “más rápidos” y los “más lentos” (6) Rangos de Diferencia Sílabas Velocidad de habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

Segmentos Palabras

Grupos Acentuales

1.3

4.1

80.1

28.5

1.2

4.0

81.9

28.9

1.1

4.9

84.3

32.6

Observamos que los rangos aumentan según la unidad que se tome como base: los más reducidos los encontramos al medir en sílabas por segundo, mientras que los más amplios resultan de medir en palabras por minuto: En otros términos, esto significaría que son las palabras las que ponen más claramente en evidencia las diferencias de velocidad entre hablantes, mientras que las sílabas “uniforman” hasta cierto punto tales diferencias. Ello resulta evidente también si observamos la relación entre los rangos y los promedios de velocidad obtenidos en cada medición. Al dividir los primeros entre los segundos obtenemos las siguientes razones:

11 (7) Relación entre Promedios de Velocidad y Rangos Sílabas Velocidad de habla Velocidad de Articulación Velocidad Continua

Segmentos Palabras

Grupos Acentuales

4.0

2.9

2.1

2.9

5.0

3.4

2.2

2.9

5.8

3.0

2.1

2.5

Así, por ejemplo, tenemos que en el caso de la velocidad de habla medida en sílabas la razón entre el rango entre las velocidades más alta y más baja (1.3 sílabas) y el promedio de velocidad obtenido (5.2 sílabas/segundo) es de 4.0, lo que representa el 25% del promedio obtenido3. En el caso de de la velocidad continua medida en palabras la razón es 2.1 (= 178.7 / 84.3), lo que se traduce en casi el 50% del promedio obtenido. De esta manera, entre menor sea la razón entre rango y promedio de velocidad, mayor será la diferencia entre hablantes que refleje la unidad de medida. Visto de así, las palabras por minuto son la unidad que evidencia con mayor claridad las diferencias entre los hablantes, mientras que las sílabas por segundo es la unidad que las hace menos evidentes. Un criterio más para evaluar las distintas unidades puede surgir de la consistencia de los resultados que se producen con cada una. En efecto, si observamos los resultados presentados en (2) a (5), notamos que el orden relativo entre los hablantes no siempre es el mismo en cada uno de los tipos de velocidad considerados –véase la tabla de (8). Es decir, el que presenta la mayor velocidad en un tipo de unidad, presenta una de las menores velocidades con otra unidad. Los casos más notables son, a todas luces, los hablantes A y E, que contrastan de manera notoria según se mida en sílabas, segmentos, o en unidades mayores. La causa de este contraste podría ser investigada más a fondo, pero lo que resulta evidente es que las unidades mayores son las muestran una mayor consistencia en los resultados obtenidos, en especial las palabras por minuto, son totalmente consistentes en los tres tipos de velocidad considerados

3

Es decir, el rango es aproximadamente cuatro veces menor que el promedio de velocidad.

12 (8) Orden Relativo entre Hablantes Sílabas/Seg Hablante A B C D E F

Segmentos/Seg

Palabras/Seg

VH VA VC VH VA VC VH VA VC 2 3 3 5 6 6 1 1 1 6 5 5 6 4 4 6 6 6 3 4 4 2 2 2 2 2 2 4 2 2 3 3 3 4 4 4 1 1 1 1 1 1 5 5 5 5 6 6 4 5 5 3 3 3

Grupos Acentuales/Min VH VA VC 1 1 1 6 6 6 4 4 5 3 2 2 2 3 3 5 5 4

Por otra parte, también hemos explorado la percepción subjetiva, por parte de oyentes, sobre quiénes son los hablantes “más rápidos” y los “más lentos”. Realizamos una pequeña encuesta entre diez oyentes (ninguno lingüista) a quienes se les presentaron muestras de las grabaciones de cada uno de los seis hablantes analizados en este estudio. De entrada, se les pidió que observaran quienes eran los hablantes “más rápidos” y quiénes “los más lentos”. Los oyentes coincidieron, en general, en considerar a los hablantes A y C como los “más rápidos” en tanto que todos consideraron que el hablante B era el “más lento”. Por otra parte, ninguno de los oyentes consideró a E como un hablante “rápido”, a pesar de que, en las mediciones por sílabas y por segmentos fue el que produjo los promedios más altos. Independientemente de lo significativas que puedan ser estas apreciaciones, no deja de llamar la atención el hecho de que los oyentes concuerden con las mediciones en unidades mayores como la palabra y el grupo acentual y no con los resultados de las unidades menores, la sílaba y el segmento. Finalmente, consideremos la relación entre la velocidad de habla y los patrones rítmicos de la lengua. Una medida de estos últimos ha sido, en los estudios fonéticos, la isocronía de unidades prosódicas, esto es, la tendencia o no hacia la ecualización temporal de una determinada unidad. La determinación de la isocronía se ha hecho generalmente a partir un cálculo de regresión lineal que toma en cuenta, por un lado, el número de subunidades que integran la unidad que se toma como base para el análisis, y la duración temporal de dichas unidades. Entre más se acerque el resultado del cálculo de regresión a 1.00, mayor tendencia a la isocronía mostrarán las unidades analizadas. Al español se le ha atribuido tradicionalmente y sin mayor evidencia, la calidad de lengua “isosilábica” (como

13 ocurre en Pike 1945, Abercrombie 1967, Sosa 1999, entre otros), si bien diversos estudios han mostrado que la evidencia es más bien que dicha calidad no se sostiene (véase Hoequist 1983a y 1983b, Toledo 1988, Almeida 1991 y 1999, Madrid 2003). En lo que concierne a nuestro estudio, hemos tomado como base las muestras que nos sirvieron para la medición de la velocidad en sílabas por segundo, y en grupos acentuales por minuto.4 Los resultados del cálculo de regresión para cada uno de los hablantes se muestran en el cuadro de (9) y la gráfica comparativa de (10). (9) Isocronía Silábica Hablante Regresión 0.53 A 0.05 B 0.74 C 0.09 D 0.34 E 0.53 F

(10) SÍLABAS 1.8 1.6 1.4

Duración

1.2

A B C D E F

1 0.8 0.6 0.4 0.2 0 0

0.5

1

1.5

2

Tamaño en segmentos

4

No hemos realizado cálculos de isocronía tomando como base los segmentos, en vista de que éstos no pueden ser la base rítmica en una lengua, según comprueban Pointon (1980) y Almeida (1999). Tampoco calculamos la isocronía de las palabras, puesto que no hemos considerado la palabra fonológica como unidad de medida por las razones expuestas anteriormente en este trabajo.

14 Al comparar los resultados anteriores con los órdenes relativos de velocidad entre hablantes presentados en (8) observamos que no parece haber relación, en ninguno de los tres tipos de medición considerados, entre la velocidad y los índices de isosilabicidad representados por la regresión. Por ejemplo, El mayor índice de isocronía silábica lo encontramos en el hablante C (0.74), pero éste no es quien exhibe la mayor velocidad -ni tampoco la menor- en ninguna de las tres mediciones consideradas. Por otra parte, el hablante B, que es quien muestra una de las velocidades menores, presenta un índice de isosilabicidad casi nulo, aunque semejante al del hablante D, que muestra una velocidad intermedia en los tres casos. En cuanto a la isocronía en los grupos acentuales, los resultados de la regresión se presentan en la tabla de (11) y en la gráfica comparativa de (12). Lo que tenemos es una situación similar a la de las sílabas: no parecer haber relación entre los índices de isocronía en los grupos acentuales y la velocidad de habla. Los hablantes C y E son los que muestran el mayor índice de isocronía (0.5), pero no son los que muestran las mayores velocidades, si bien el hablante A (el “más rápido”) es el que muestra la menor isocronía (0.32). (11) Isocronía en Grupos Acentuales Hablante Regresión 0.32 A 0.41 B 0.50 C 0.43 D 0.50 E 0.41 F

15 (12) GRUPOS ACENTUALES 1.6 1.4 1.2 A B C D E F

Duración

1 0.8 0.6 0.4 0.2 0 0

0.5

1

1.5

2

Tamaño en sílabas

CONSIDERACIONES FINALES El estudio que hemos presentado aquí se ha restringido a un solo estilo de habla, de modo que los resultados obtenidos habrían de acotarse, en principio, únicamente al material analizado. Sin embargo, hemos podido comprobar que el tempo del habla es algo relativo, que depende, en cierta medida, de cómo se realice; más específicamente, de qué unidad se tome como base. Hemos puesto a prueba cuatro posibles unidades, y observado los resultados que surgen al basar la medición de la velocidad del habla en cada una de ellas. Las cuatro tienen una naturaleza puramente lingüística, de modo que, en principio, ninguna tendría que ser intrínsecamente más adecuada que las demás, si bien producen resultados diferentes, en mayor o menor medida consistentes y útiles para establecer diferencias entre hablantes. Lo que sí ha producido diferencias notables es el hecho de medir unidades por segundo o por minuto, es decir, unidades menores o mayores. Los resultados obtenidos muestran a las palabras (unidades no prosódicas) como la más consistentes y reveladoras, seguidas de los grupos acentuales (unidades prosódicas). De otro lado, los segmentos (unidades no prosódicas) aparecen como unidades razonablemente útiles, si bien producen resultados distintos en cuento al orden relativo entre los hablantes, mientras que las sílabas,

16 unidades prosódicas por excelencia, son las que se muestran el comportamiento menos nítido, contrario a lo que se pudiera pensar. Del mismo modo, la relación entre la velocidad y los patrones rítmicos de la lengua tampoco parece ser muy clara, si bien para haría falta analizar en el desempeño de los hablantes en otros estilos de habla. Por otra parte, los distintos tipos de velocidad (de habla, de articulación y continua) no mostraron, en realidad, diferencias significativas, excepto por el hecho de que en la medición por sílabas o segmentos la mayor fue siempre la velocidad continua, seguida de la velocidad de articulación y de la de habla, en tanto que en la medición en palabras y grupos acentuales la mayor fue en casi todos los casos la velocidad de articulación. Todo lo anterior sería algo a tomar en cuenta dentro del campo de las aplicaciones prácticas del tempo como parámetro fonético, como lo sería, por supuesto, la elección de la unidad que sirva como base de la medición.

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