Hacia el establecimiento de una frontera interior en Hispania (202-154 a.C.)

Share Embed


Descripción

ARAGOT{ ANTIGUO FUEI{TES PARA SU ESTUDIO

FRANCISCO MARCO SIMÓN

GABRIEL SOPEÑA GEI{ZOR C(X}RI)INAIX}ITI;S

FRANCISCO PINA POLO

ARAGON ANTIGUO: FUENTES PARA SU ESTUDIO

Departamento de Ciencias de la Antigüedad U niversidad de Zaragoza

]t^'lt GRUPO HIBERUS GoBIERNo

nr ¿R¡eó¡r

qF.U PA TEXTO5 LATINOS

r rNronmerrg@

taattaa

-zt-=¡tr

S/R§§ [I_ 1542

><

--<

GOBIERII.IO

DE ARAGON &partffi

de

Cútuc

Depósito Legal: 2-90-201 3 lS BN : 978-84 -92522-63-7 Prohibida la reproducción o almacenamiento -total o parcial- de cualquier parte de este libro en un sistema de recuperaciÓn de forma alguna por medio de cualquier procedimiento, sea éste mecánico, electrónico, de fotocopia, grabaciÓn o cualquier otro -conocido o por conocersin autorización expresa por escrito del editor. M aquetación e impresión ; Sdad. Coop. Librería General Pedro Cerbuna,23 imprentalg@ efor.es

lmpreso en España, Comunidad Europea. AGRloeclulerutos: Arturo Aldecoa Ruiz G uiomar Alq u ézar Cabr erizo Jesús Álvarez Sanchís Javier Andreu pintado Priest David F. Arnold María Pilar Ara pueyo Víctor Baena Rincón Vicente Baldellou Martínez Miguel Bettrán Lloris Olga Borges-Barreto Javier Bona López Noelia Buisán MachÍn Alfonso Caballero Klink Javier Cabello García Ricardo Centellas Salamero John Chapman Mafta Chordá pérez Federico Corriente Córdoba Óscar Díez Sánchez Francisco Fabián Garcia Antonio Gálvez Castiella Rosario García Huerta Víctor Gálvez Castiella Francisco Javier González Echeverría Teresa García piedrafita Carmen Guiral pelegrÍn Francisco Javier Gutiérrez González José Antonio Hernández Vera Alfredo Jimeno Martínez Mario Lafuente Gómez Joaquín Lizana Salafranca

h

Concepción Lomba Serrano Juan Carlos Lozano López Attila Korom (Kisufo) Javier Melero Sebastián Anton¡o Daniel Montesdeoca García-Sáenz Pilar Moreno García Antonio Mostalac Carrillo Santiago Navascués Alcay Luisa Pardo de Val Lola de Paz Escribano Manuel Ramón Pérez Giménez José Miguel Pesqué Lecina Clemente Polo Cutando Salvador Raga Navarro Pilar Ramírez (y equipo de arteencordoba.com.) Julio Ramón Sanz Barry Raymakers José Ángel Rivera de las Heras Pilar Rivero Gracia Javier Romeo Francés Fernando Romero Carnicero Carlos Sáenz Preciado Javier Sanz Huesma lsidro Sesma Barcelona Ginés Serrán Pagán Dionisio Serrano Mormeneo Mabel Val Vallarín Domingo Vallejo Sanz Jaime Vicente Redón Ursula Wall

1

Iil I

{{

Épocn RrpusucRNn

F¡U}1UlrA

El lmperio romano hacia mediados del s¡glo ll a.C. (según Francisco Pina Polo, 2006a, p. 31)

I.2. Hacia el establecimiento de una frontera interior (202-154 a.C.) Silvia Alfayé Villa El final de la Segunda Guerra Púnica en el 201 a.C. y la victoria sobre Filipo V en Cinoscéfalos en el 197 a.C. 1ue ponía fin a la Segunda Guerra Macedónica-, supuso para Roma el control del Mediterráneo occidental y la exitosa conclusión de problemas en el lado oriental, lo que permitió destinar a la conquista

de Hispania contingentes militares y recursos económicos que hasta ese momento habían sido necesarios en otros frentes, con el propósito de expandir y consolidar de forma permanente el dominio

de Roma sobre el territorio peninsular, para cuya consecución no existió un diseño coherente de la política romana. Ciertamente la falta de una política senatorial de conjunto motivó que la progresión de la conquista fuera resultado de las iniciativas y decisiones personales de los distintos gobernadores sobre el terreno -que el senado apoyó en función de las exigencias militares de otros frentes mediterráneos-, quienes llevaban a cabo campañas inconexas y arbitrarias en las que se mezclaban el oportunismo, las aspiraciones personales, y el uso arbitrario de la diplomacia y/o la violencia contra las poblaciones indígenas, convertidos en involuntarios vecinos de unos imprecisos territorios sometidos al poder de Roma. Ello supuso un avance espasmódico del proceso de incorporación de tierras hispanas al control romano, complicado por el desconocimiento geográfico romano de Hispania a comienzos del siglo ll a.C., y la enorme fragmentariedad étnica y cultural de los pueblos peninsulares que, a diferencia de lo que sucedía en el Mediterráneo oriental, carecían de un poder centralizado. La atomización política peninsular dificultaba la práctica de una diplomacia eficaz y retrasaba el avance militar de una conquista Aco¡¡rrcrn¡rENrosHrsróRrcos

I I

oun

Épocn Rrpuelrc¡NR

que debía enfrentarse a comunidades que se sublevaban y eran vencidas repetidamente, al establecimento de acuerdos que eran vistos por los indígenas más como un pacto personal con el general que como una alianza con el Estado romano al que ése representaba, y a victorias en el campo de batalla y a tomas de asentamientos que pocas veces eran realmente decisivas y/o comportaban el

control político efectivo de amplios territorios, en una interminable, cruenta y agotadora guerra de guerrillas que acabó adquiriendo una ominosa dimensión simbólica en el imaginario colectivo romano (FATÁS, 1973:137-156;AST|N, 1978: 30; ROLDÁN y WULFF, 2001:86 y ss.; ptNA: 2OO6a: 27-9;y 2006b).

Sin embargo, y por encima de su importancia estratégica concreta, Hispania fue un territorio atractivo para los generales romanos dada la elevada rentabilidad política que podían obtener de sus exitosas campañas militares a su regreso a Floma. Si la guerra fue siempre en Roma un espacio de competición

(aristocrática) en el que conseguir gloria, famay uirtus-y, con ello, prestigio y beneficios políticos y

económicos-,

el

escenario hispano ofrecía

la

posibilidad

de lograr grandes victorias y,

consecuentemente, grandes réditos para los generales al mando, que no dudaban en magnificar y falsear a su favor la cantidad de contingentes empleados en las batallas, los botines y, sobre todo, el nÚmero de vencidos (muertos y/o esclavizados) y las listas de comunidades que se habían rendido incondicionalmente al pueblo romano (deditio). Pese a ello, el número de ceremonias triunfales y

ovaciones celebrados en Roma en este periodo, demuestran que los enfrentamientos fueron considerables, y que la conquista romana de cada palmo de terreno hispano fue ardua. De la dificultad del avance dan idea los duros enfrentamientos armados que desde el 199 hasta el 181 a.C. tuvieron lugar en la Hispania Citerior, y que, tras años de lucha, conformaron una nueva geografía del dominio romano en el interior peninsular cuyo límite sería la zona central del Ebro en contacto con la Celtiberia (FATÁS, 1973: 139-156; RoLDÁN y wULFE 2001:95-138; pELEGRíN, 2003; ctpRÉs, 2006;cARCíA RIAZA, 2006; PINA, 2006b).

Líneas de avance y penetración del dominio de Roma en la PenÍnsula lbérica (según Francisco Beltrán Lloris) I

490 I Acoxrecrureuros I

HlsróRlcos

Épocn RrpusucRr.rR

Como resultado de su intervención en la Península lbérica durante la Segunda Guerra Púnica, Roma se había hecho con el dominio sobre el Nordeste de Hispania hasta la parte central del valle del Ebro, y sobre toda la costa mediterránea y el valle del Guadalquivir. Pero es en el año 197 a.C. cuando se produce la regularización del gobierno provincial de Hispania mediante la creación de dos provincias, la Citerior y la Ulterior, asignadas a sendos pretores. En respuesta a esta creación romana se produjo una sublevación general de los pueblos indígenas contra los romanos, que puso en peligro la expansión

de la conquista ya que motivó que estos perdieran el control de prácticamente todo cuanto habían ganado anteriormente. Pero esa rebelión no parece estar sólo provocada por la creación de las dos provincias hispanas, sino también, y principalmente, por la percepción indígena de que una vez acabada la Guerra Anibálica los romanos no tenían la intención de abandonar la Península lbérica, sino que aspiraban a establecer un dominio estable y permanente ante el que sólo cabía la sumisión. Es posible, por tanto, que la comprobación de las ¡ntenciones imperialistas de Roma sobre Hispania una vez que el peligro cartaginés había pasado, materializadas en las represivas condiciones impuestas a los indígenas tras su rendición, la presencia continuada de tropas legionarias y el inicio de la explotación de los recursos económicos peninsulares, motivara la sublevación general de las poblaciones indígenas del 197 a.C., conscientes de que quienes se habían presentado como libertadores de los hispanos frente a los dominadores cartagineses ya no buscaban aliados sino súbditos (PtNA, 2006a; y 2006b).

La situación debió de parecerle tan crítica al senado romano que en el 196 a.C. decidió el envío extraordinario de un cónsul, Marco Porcio Catón, y un gran ejército a la Hispania Citerior para sofocar la rebelión y reconquistar todo el territorio perdido. Ese mismo año, como atestiguan los Fastos Capitolinos (ClL XII 1 , 168-181), Gneo Cornelio Blasión, gobernador de la Citerior, recibía en Roma una ovaciÓn por sus victorias sobre los celtíberos en los años 199-198 a.C. -que le supusieron un considerable botín-, y al año siguiénte Marco Helvio, gobernador de la Ulterior, recibiría el mismo honor por su éxito militar sobre 20.000 celtíberos en las inmediaciones de lliturgis. Durante su campaña hispana, en el 195 a.C., Catón logrará recuperar las posiciones romanas, someter a los pueblos sublevados y pacificar elterritorio de la Citerior hasta lazonacentral delvalle medio del Ebro, donde se establece la frontera del avance romano, logrando por todo ello el triunfo en el 194 a.C. Sin embargo, resulta excesivo pensar que el cónsul llevó a cabo la organización y explotación de la provincia Citerior, aunque es innegable que pudo crear sus incipientes bases (MARTÍNEZ, 1974; ROLDÁN y WULFF 2001: 97-107). Del mismo modo, no parece que la pacificación de Hispania fuera tan profunda como Catón publicító, a juzgar por las numerosas rebelíones anti-romanas que se declararon tras su partida, y que, según Livio, XXXV 1, 1-4, supusieron graves derrotas en el 194 a.C. para el pretor de la Citerior, Sexto Digitio, quien perdió la mitad de su ejército frente a una coalición de tribus (FATÁS, 1973: 145-151; ROLDÁN y WULFF, 2001: 109-110).

Sin embargo, la campaña catoniana sí fue decisiva para el conocimiento romano de la Celtiberia, y supondrá de hecho el inicio de las prolongadas hostilidades celtibérico-romanas: a partir de ese momento se produce una lenta y cruenta invasión romana del territorio celtibérico, con medidas estratégicas para cercar a ese pueblo que comportan la aproximación de los escenarios de lucha a las ciudades indígenas (GARCíA RIAZA, 2006: 86-87). Tradicionalmente se ha pensado que durante los años siguientes a Catón sólo se produjeron conflictos aislados en la Citerior pero no una guerra generalizada (PINA, 2006b: 74), posiblemente debido a la frustrante parquedad de las fuentes, que constrasta con la sobreabundancia de información acerca de la campaña catoniana. Sin embargo, las ovaciones y triunfos recibidos por las victorias en el territorio hispano en los años siguientes -sobre las que contamos con escasa información- evidencian una situación más conflictiva de lo que las fuentes parecen transmitir, en la que no siempre resulta fácil identificar las líneas coherentes de la progresión Acorureourr¡¡tos HrsróR,"o,

I

oo,

EpocR RrpuaLrcnruR

romana en el interior peninsular ni la evolución geográfica de la misma, en ocasiones extraordinariamente confusa e hipotética (FATÁS, 1973: 147-150: y 1975: 278-280: ROLDÁN y WULFF. 2001:107-118).

Retrato de Catón el Censor, apud Giovanni Pietro Bellori, Veterum illustrium philosophorum, poetarum, rhetorum, et oratorum imagines ex vetustis nummis,'gemmis, hermis, marmoribus aliisque ant¡quis monumentis desumptae, edición de Jacobo de Rubeis, Roma, 1685. I

i I

I

I

I

Tras la grave derrota sufrida por Sexto Digitio en el 194 a.C., el siguiente pretor C. Flaminio tuvo serias dificultades para reclutar hombres para combatir en la Citerior, quien será prorrogado en ese puesto hasta el 190, cuando tome el mando L. Plautio Hipseo, quien no parece que emprendiera acción militar alguna. En el 193 a.C. una coalic¡ón de celtíberos, vacceos y vettones son derrotados en la Carpetania, cerca de Toledo (Toletum), por M. Fulvio Nobilior, gobernador de la Hispania Ulterior, con el objetivo de bloquear elcorredor celtibérico del sur, recibiendo por ello una ouat¡o(FATÁS, 1975:280-284; ROLDÁN y WULFF 2001: 109-113). En los años siguientes los celtíberos y lusitanos en las fronteras de los territorios sometidos al control de Roma exigieron la atención militar de los nuevos gobernadores. AsÍ, en los años 188-187 a.C. combate contra los celtíberos en la orilla izquierda del medio y alto Ebro Lucio Manlio Acidino, pretor de la Citerior, derrotando a 12.000 junto a Calagunis (Calahorra, La Rioja), y haciendo prisioneros a otros 2.OOO, éxito que le valió una ovatio (FATÁS, 1975:286-287; PINA, 2006b). En la Ulterior, mientras tanto, seguía la inestabilidad en la frontera occidental, acrecentada por la cercanía de los lusitanos. El esfuerzo en la defensa de la línea del Tajo se prolongará hasta el 185 a.C., cuando sean derrotados por Gayo Calpurnio Pisón y Lucio Quinctio Crispino -quienes pelearon

conjuntamente

en las fronteras de ambas provincias contra lusitanos y celtíberos y

fueron

recompensados con un doble triunfo en el 184 a.C.-, facilitando con su victoria el avance de Roma por

492

I I

I

Acorurccrvre¡¡ros HrsróRrcos

Épocn RepuaLrcRr.¡R

la Celtiberia meridional (FATÁS, 1975:287-288; ROLDÁN y WULFF, 2001: 113-116). Et avance de Ftoma en el valle del Ebro continúa en el 1 84 a.C., cuando Aulo Terencio Varrón toma Ia ciudad suessetana de Corbio(n), y un año después vence a los celtíberos en elterritorio de los ausetanos, cerca del Ebro, por

lo que será reconocido con una ovación. Con sus éxitos militares Varrón logró ampliar el territorio bajo control de Roma, que penetraba por elvalle medio del Ebro hasta Satduie (actual Zaragoza) y hasta el

valle medio del Tajo, convirtiendo a la Celtiberia en la nueva frontera de la Hispania Citerior y transformando definitivamente la geografía de la guerra. Desde ese momento, Ias guerras de conquista se desarrollarán al sur del Ebro y al oeste del rÍo Huerva, teniendo como principales y contumaces adversarios a los celtíberos, quienes, ahora sí, iban a tener que enfrentarse a campañas reiteradas en las que combatían por la defensa de su propio territorio. Así, desde el 182 hasta el 178 a.C. tendrán lugar una serie de conflictos entre Roma y los celtíberos que la historiografía moderna engloba bajo la denominación de "Primera Guerra Celtibérica", durante la que se peleará principalmente en la zona oriental. De esa guerra forman parte las campañas de Fulvio Flaco en los años 182-1g1 a.C., quien penetrando en la Celtiberia desde el sur derrotó a más de 30.OOO celtíberos, una cifra sin duda exagerada, además de tomar las ciudadesde lJrbicuay Contrebia y vencer a los lusones. Un año después obtendría otra v¡ctoria sobre los celtíberos -en este caso 17.000- y regresará a Roma para recibir el triunfo (FATÁS, '1973: 150-152; y 1975: 288-298: ROLDÁN y WULFF, 2001 : 1'16-118; GARCíA RIAZA, 2006:86-87).

qffi

filú*ñ

de combalianh§

F6ha

Gobsffids

l3g,t l§? t§3-2

Comlio Blsión l*¡rco Helvio Fulvio ¡lob¡liü "

20.@

t8&7

i¡anlio Acid¡¡o

18$5

Catpunio Pisó¡

r8&§ ,8&3

Ou¡nc¡o Cr¡sp¡no

A&mt!,

Galardón

cettlbsG ,

ovacim

e@n&iF 1*bdos p6 lo.

OYadón

3.211.6m r.373.950 1.260.0r6

12.800

Ovac¡ón

2.411.412

3r.s0*

fíun o fri!nfo

2.183.328 2.183.328

OYación

'@

e¡ nHls.s

ds¡{io§

Oveión

Ierenc¡o Varón 20.tm0

Eotin ds

n

211,

ú &

{.OS

6

:07 p6

¡os

8§r.0?2

eúgine

l

'É 66ád&do.dsblksbukiq. in fuid6 díqds dé e Fsbb3.

l I

l

Listado de Triunfos y ouat¡onescelebradas en Celtiberia durante los años 199 y 183 a.C., según Francisco Beltrán Lloris. A la izquierda, Corona Oualis: de mirto, arbusto sagrado de Venus, que no de Marte. Otorgada a los merecedores de una Ouatio (cuando la guerra no fue declarad a de iure; o se realizó contra una fuerza ¡nfer¡or o ilegítima (esclavos, p¡ratas etc.); o cuando la

victoria hubo sido ganada sin riesgo alguno). En la derecha, Corona Triumphatis, de laurel marcial, máxima condecoración colocada en la cabeza del comandante durante su triunfo. (ApudSMlTH, W., A Dictionary of Greek and Roman Antiquitie.s, Londres, 1875, s.v. "Corona").

I I I

I ! I I I

Su sucesor en el gobierno de la Citerior será Tiberio Sempronio Graco, quien desde el 180 hasta el 17g

a.C. tendrá como objetivo principal la estabilización de la frontera con los pueblos indígenas no sometidos hasta ese momento al control romano. Adoptando una política más diplomática que la seguida hasta entonces por otros generales, Graco entabla numerosos asedios y combates contra los celtíberos, conquista territorios del interior del valle del Ebro, y establece pactos con los pueblos indígenas. Aunque

Graco declaró pacificada la Celtiberia, obteniendo el triunfo en el 178 a.C. por sus victorias sobre celtíberos e hispanos (GARCíA RIAZA, 2006:87-92), parece que, como sucede con la pacificación de Hispania por Catón en el 195 a.C., lapaz gracana fue más endeble, inestable y efímera de lo que realmente el gobernador creyó (o quiso hacer creer) y/o las fuentes literarias antiguas han transmitido (FATÁS, 1973: 152-153; y 1975: 298-305; ROLDÁN y WULFF 2001: 118-132; ptNA, 2006b:75).

I I {

II I

= 3

Aco¡¡rccrvrruros ursróRrcos

I

oot = =



Épocn REPueLtcRNR

Bibliografía G., LE R9UX, P., y MoREI' P., en Cettiberia,' en CRUZ ANDRE9TTI, CIPRÉS, P., *La geografÍa de la guerra

(coords.),LainvenciónaeunageografíadelaP'enínsutatbérica'l'taépocarepublicana'Madrid'2006'pp'

*rEr]á',lnt

sedetania.

Las tierras

1973' zaragozanas hasta la fundación de caesaragusta'zaragoza'

FATÁS,G.,*HispaniaentreCatónyGracotaf+lnasprecisionesbasadasenlasfuentes)"'HispaniaAntiqua'5' Mititaria' Revista de cuttura en ra Edad antisua: el Ebro v et Pirineo',

FArÁs]:':..U' ;::;:lt;*itar

de Arasón

F. (ed.), seseda v su conbno histórim' romana en ceftiberia,,, en BURTLL., 2006' pp' 81-94' Entre Catón y Nobitior (195 al 153 a'C')'Zaragoza' Barcelona, 1974. Hispania, de Catón en MARTINEZ G^ZIUEZ, J., La campaña PELEGRIN,J.,Barbarieyfrontera:RomayetValbMediodelEbrodurantetossiglosttt.ta,C.,Zaragoza,2003. POLO' F ' y LLORIS' F ' MARTIN-BUENO' M PINA plNA poLo, F., *La República. La conquista,,,

oo^ciX"lÍlr.liJ::1"'&rrt;::"

"n-eelrnÁN

RomaenlaCuencaMediadetEbro.LaRtomanizaciÓnenAragÓn,Zaragoza,2000,pp.15.42. (ed')' Segeda y su sigtó tt a'C'", en BURILLO' F romano en la p;*";"

' mitad del 2006a, P?'_zt-2s a.c.),zaragoza' 153 (195 at conbrto histórico. Entre catón y Nobiliitr en BURILLO' a de Hispániaciterior (218-153 a'C')'' plNA polo, F., *tmperialismo y estrategia militar Ln la conquist a.C.)'Zaragoza,2006b, pp. 71Entre Catón y Nobilior (195 at 153 F' (ed.), Segeda y Su conbrto histÓrico. 80. en la era republicana' Madrid' Las provincias romanas de Hispania y ROLDÁN, J.M., y WULFF, F., C¡te¡or Ulterior. 2001.

plNA pOLO, F., *Et imperialismo

en el territorio de los procónsul c. cornetio cetego derrota a los hispanos sedetanos

1.2.1. El

edidit A' H' Mcdonald' oxford' Livii Ab urbe condita, tibri XXX.-XXXV Titus Livius, Ab urbe condita,xxxr 49. Titi 965. absentis consulis maiestas uicta est praesentis grat¡a praetoris 1. Huius generis orationibus ipsius amicorumque

1

ulli ante triumphumquefrequentesl-.Furiodecreuerunt'z.r,i,*pr.'"uitdeGallisinmagistratuL.Furiuspraetoretinaerarium mi[a millá quingentos' 3' Neque captiui

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.