H. Arévalo (2004): \"Recensión y crítica musical de: <Mr. Hambre>, Juan Perro (Santiago Auserón)\", MADRID, UAM/Radio Círculo Bellas Artes, 2004. [Divulgación].

June 6, 2017 | Autor: |. Arévalo Benito | | Categoría: Music Education, Music Theory, Musicology, Popular Music Studies
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Descripción

JUAN PERRO: "Mr. Hambre" 2000 Warner-Dro Gasa -La huella sonora Lc 04720

"En el capítulo de agradecimientos el primero es Gilles Deleuze: lo práctica que me resulta la teoría que hace ese hombre, es casi escandaloso para tratarse de teoría"1. Como es de esperar, carezco del andamiaje filosófico necesario para enfrentarme a la filosofía deleuziana - para unos deleuznable, para otros imprescindible -, pero sí puedo arriesgar una opinión acerca de la carrera musical del autor/autores que se esconden tras el nombre de Juan Perro, especialmente sobre su último trabajo, Mr. Hambre -y hacer así un breve apunte, si cabe, acerca de lo que el pensamiento del francés pueda significar para Auserón . Los escasos treinta y cinco minutos en los que escuchamos a uno de los músicos más innovadores del panorama pop español -como demostró con sus compañeros de Radio Futura-, pueden ser un indicativo del estado creativo del músico (o puede que de la "tiranía" por parte de una discográfica, no se cómo interpretarlo), pero de lo que sí es buena muestra este disco es del momento de madurez musical en la que se encuentran Auserón y los músicos que le acompañan. Reparemos especialmente en la conjunción de todos los músicos entre sí, ya que consiguen en este disco sonar -y diría que por fin- a grupo. No insinúo que en Raíces al Viento -publicado hacia 1994/5- o en La huella sonora -de 1997, nombre que por cierto ha tomado Auserón para su andadura en la producción musical- Auserón no cantara en conjunto con el grupo de músicos ( basta escuchar Un perro flaco de su disco de 1994/5 o La noche de fuego del disco de 1997 para apreciar la compenetración entre Auserón y la banda ).No es mi intención. Lo que creo es que en Mr. Hambre han llegado todos y cada uno de los componentes de Juan Perro a conocerse muy bien entre sí musicalmente hablando: la guitarra de Parsons frasea con la personalidad necesaria -entre el blues tradiconal y el jazz-rock experimental de músicos como Frank Gambale o Allan Holdsworth - como para alejarse del típico encasillamiento de músico de estudio; Porro sigue con su latina percusión -pero no en la batería, de las cuales se encarga con precisión el para mí desconocido Pedro Barceló-, sin olvidar el delicado toque jazz de José María Cortina al piano en La candela. Además hay, en este disco, una grata novedad: un órgano Hammond -tocado por otro desconocido para mí, Ciro Fogliatta- que aparece en al menos la mitad de los diez temas que tiene el disco, siempre con gracia y gusto -en pentatónica de blues-, aportando frescura y desparpajo a los temas. A Javier 1

Véase el libro-entrevista Radio Futura, Ediciones Cúbicas, Colecc. SIGUESIGUE, dir. por Manuel Domínguez, 1989, p. 53. Es la respuesta que da Santiago Auserón, voz y voz cantante del grupo Juan Perro, a la pregunta por sus referencias intelectuales.

Colinas, un contrabajista sobradamente conocido en determinados circuitos jazzístico madrileños (asiduo de Pedro Iturralde, por ejemplo), le iba bien el papel de bajo en Juan Perro, pero no queremos decir con esto que no apreciemos la habilidad y sensiblidad de su sustituto, Paco Bastante -tercer nombre nuevo para mí en el disco-: El carro posee ese ambiente meláncolico gracias a las armonías de Bastante (suavizando un poco el aire a lo Victor Manuel/Serrat que he encontrado en esta canción, impresión que también he tenido al escuchar El Joraique ). Además, en la primera canción -El Joraique, de temática casi épica, pero que, creo, se debe entender como una referencia a nuestras raíces árabes; ¿una revancha al Cid?-, debemos destacar la Sección de cuerdas de La Filarmónica de la Ciudad de Praga (Dir.: V. Spurný), interpretando compases con aires orientales -que no dejan de recordarme al Kashmir de Led Zeppelin. El disco considero que, básicamente, tiene dos virtudes y otros dos defectos. Es muy bueno que un grupo formado por músicos tan dispares suene con tanto -usemos la manida palabra- feeling; no es muy bueno que se demuestre durante tan poco tiempo (ya dijimos que dura apenas media hora), y además incluyendo -en mi opinión- dos temas bastante flojillos: Llevame al río y El hormigueo. Debe ser que como Juan Perro -y esto está relacionado con la segunda virtud- está consiguiendo un estilo propio, cantan demasiado dos temas musicalmente tan vagos y generales, sin personalidad. El grupo Ketama dice en una canción: no siento en el mundo más que tengas tan mal `sonío´ siendo de tan buen metal. Eso es exacatamente lo que creo que ocurre cuando oigo el resto del disco y lo contrasto con las dos citadas canciones. Debo decir que su segundo defecto no es un defecto: es un reproche cariñoso que yo les hago, puesto que la mezcla de son cubano (y otros ritmos caribeños) con pop y blues -estilo que Juan Perro había propuesto en los dos anteriores discos-, sentaba bien al sonido que el grupo buscaba. No es que no lo conserven, es que podían dar más. Pero no puedo pedir más (es algo parecido a cuando un amigo te hace un favor: no se lo puedes exigir). Para terminar, tomemos de nuevo las palabras de Santiago Auserón: tras estudiar filosofía, empezó a preparar su tesina en París, y al respecto dijo lo siguiente: " […] comprendí que el trabajo que iba a hacer [la tesina] estaba muy relacionado con la música como elemento clave de nuestra cultura ", llevando tal afirmación al punto de añadir que " […] [dicha relación] sería para mí la vida intelectual, el convertirme en un intelectual de vanguardia al uso"2. Posiblemente, lo haya conseguido -con sus pros y sus contras, claro-, pero sea como sea, creo que se puede afirmar que es clave en nuestras vidas la creación y la innovación - y eso es lo que Juan Perro consigue en ocasiones-, al igual que es bueno siempre -por ejemplo, en el día a día- un cambio de perspectiva, por si acaso estamos justo donde no queríamos estar. O como canta Auserón en La charla del pescado (quizá la mejor canción del disco): "Será porque

2

Cf. op. cit., p. 48.

siempre he estado/ yo del lado del pescado/ [ por lo] que nunca había pensado/ que el pescado fuera a estar/ del otro lado". Supongo que Auserón pretende -y creo que en buena medida lo consigue- crear esos espacios de creación y comunicación -en definitiva, de conversación- quizá como una tarea de la filosofía: crear y recrear espacios en los que haya posibilidades -dicho en plata: donde no estemos pescados. Deleuze diría que hay que crear espacios en donde sea posible respirar desear, esperar. Supongo que en esto se parecen mucho Deleuze y Auserón; que ésto es Juan Perro. Héctor Arévalo Benito (Copyright, 2004)

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