Gustos de amores en la poesía de fray Melchor de la Serna

May 23, 2017 | Autor: Steven Hutchinson | Categoría: Ovid, Literatura erótica, Metamorfoses De Ovidio, Erotic Literature, Ovidio, Fray Melchor De La Serna
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GUSTOS DE AMORES EN LA POESÍA DE FRAY MELCHOR DE LA SERNA

STEVEN HUTCHINSON

in duda una de las arias más fastuosas de la ópera mozartiana es la que canta Leporello sobre el catálogo que él mismo ha hecho de las conquistas sexuales de don Giovanni. Después de señalar la distribución geográfica de las 2.065 mujeres ya seducidas, Leporello explica que su amo va tras «donne d'ogni grado,/ d'ogni forma, d'ogni eta», entre ellas la rubia, la morena y la blanca, la gorda y la flaca, la grande y la pequeña, la vieja y la joven, la pobre y la rica, la fea y la bella, que todas éstas hechizan a su manera. Al fin y al cabo, con tal que lleve falda, le dice Leporello a donna Elvira, «Voi sapete quel che fa>>. Resulta más que curioso que, durante los ensayos de la obra, el libretista Lorenzo da Ponte recibiera los expertos consejos del propio Casanova. Anticipando unos dieciocho siglos a don Giovanni, Ovidio ya había apostado por una diversidad de gustos eróticos. En la elegía II, 4 de los Amores la voz poética declara: «No es una belleza concreta la que puede excitar mi amor:/ existen cien razones para estar yo siempre enamorado» («non est certa meos quae forma invitet amores-/ centum sunt causae, cur ego semper amem>>, vv. 9-lO)t. Sigue una variada serie de tipos de mujeres atractivas: la pudorosa y la provocativa, la austera, la culta, la ingenua, la que alaba sus versos y la que los critica, la que anda con soltura y otra más rígida, la que canta o toca bien un instrumento, la que se mueve con sensualidad, la alta y la pequeña, la que no se arregla, la blanca y rubia, la oscura, la de pelo moreno o dorado, la joven y -sobre todo-- la madura.

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1 Ovidio, Amores, trad. y ed. de A. Ramírez de Verger, Madrid, 2001. Para el texto en latín: Amores/ The Amores, en Heroides. Amores, ed. de G.P. Goold, Cambridge (Massachusetts), 1977, pp. 313-511.

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En resumen, le gustan todas: «de todas ellas mi amor es candidato» («noster in has omnis ambitiosus amor», vv. 47-48). Evocando en serie algo de esa inmensa variedad de «todas» las mujeres, elige en cada caso un solo atributo que se sexualiza y que, de manera sinecdóquica, sintetiza una categoría entera de mujer (categoría que, sin embargo, no deja de ser un mero rasgo). La totalidad de estas categorías no resulta más coherente que la clasificación de animales que Borges atribuye a una enciclopedia china2, pero sí da la sensación de lúdica multiplicidad. Me imagino que, en lo que atañe a los gustos eróticos tanto para hombres como para mujeres, en todas las épocas y sociedades existen ambivalencias entre la unicidad y la pluralidad. A pesar de todas las ideologías de unicidad, como en las corrientes neoplatónicas o en muchas versiones de la moral, parece difícil que una persona encarne todos los gustos de otra. ¿Uno o más de uno? ¿Una o más de una? Por supuesto me refiero aquí a gustos, no a prácticas amorosas o sexuales: salvo en algún caso como el del arquetípico seductor (o seductora), entre gustos y hechos puede haber un golfo de diferencia. Con el fin de conocer algo mejor la «topografía» de la poesía erótica de los Siglos de Oro -sus modalidades, sus cauces de expresión, sus límites- quiero investigar aquí este mismo tema en la poesía de fray Melchor de la Serna3, quien a menudo invoca a Ovidio y expresa gustos «generales» o «genéricos» respecto a las mujeres hasta tal punto que la crítica ha llegado a denominar este tema «gustos de amores», adaptando los títulos de varios poemas que resultan ser suyos4. Desde luego, si bien se dedica más que nadie a caracterizar estos «gustos», fray Melchor no tiene ningún monopolio sobre un tema que pertenece más bien a todos Jos escritores conocidos o anónimos de textos eróticos durante los Siglos de Oro. Para citar un ejemplo de Diego Hurtado de Mendoza, «ten amores, no amor, que es aspaviento» -le aconseja una madre a su hijos- «a ésta ama y aquélla da contento/[ ... ] En ciento te me emplea/y préstales un rato tus alhajas,

2 «En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, G) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón,' (n) que de lejos parecen moscas». J. L. Borges, «El lenguaje analítico de J ohn Wilkins», en Prosa completa, II, Barcelona, 1980, p. 223. 3 Agradezco a J. I. Díez Fernández y a J. Labrador algunas sugerentes indicaciones sobre textos relacionados con este estudio. 4 P. Alzieu, R. Jammes e Y. Lissorgues nombran así uno de los apartados de poemas en su Poesía erótica del Siglo de Oro (Barcelona, 1984), y L. López Gutiérrez -reconociendo su deuda con estos editores- titula un estudio suyo «Los g11stos de amores en la poesía de Quevedo», La Perinola, 5 (2001), pp. 147-163. s Como indica J. I. Díez Fernández en su edición de la Poesía completa de Hurtado de Mendoza (Barcelona, 1989, p. 485), en el manuscrito 3909 BNM este poema (que comienza «Hijo mío, no te engañes [...]») se titula Consrjos q11e dio 1111a madre a s11 hijo.

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/que todas son unas en las partes bajas/[...] que el mundo se hace de esto/ y no de los necios que sufren el martelo» (vv. 4-5, 18-20, 29-30). Sin aducir más ejemplos, ya se_ ven algunas características del tema: una afirmación de «amores» en plural (porque el mundo real funcionará según el placer y el sexo), a diferencia de «amor» o «martelo», que será de necios; una actitud burlesca referente a las convenciones poéticas del «amor»; un lenguaje alusivo y juguetón en su erotismo; un despreocupado hedonismo; un deleite en la pluralidad y al mismo tiempo una reducción de la variedad femenina a la función sexual («todas son unas en las partes bajas»); y una indiferencia con respecto a la calidad ética o social de las relaciones sexuales. Cada poeta matizará de modo distinto semejantes rasgos, y alguno como fray Melchor incluso expresará una variedad de actitudes al respecto. Pero antes de explorar, en comparación con textos análogos, el pequeño corpus de poemas que el fraile dedica al tema, cabe señalar -para evitar malentendidosque estos escritores probablemente masculinos en su totalidad también dotan a las mujeres de diversos «gustos de amores». Es decir, hay personajes o tipos femeninos que, muy a su manera, pueden optar por una pluralidad de gustos eróticos, y así existen por lo menos dos subcategorías netamente distintas aunque no iguales bajo la rúbrica «gustos de amores»: hombres atraídos por una pluralidad de mujeres, y mujeres atraídas por una pluralidad de hombres. ¿Quiénes son estas mujeres? ... , ed. cit., poemas sueltos núm. 6; Cancio11e1v de poesías varias. Manuscrito 1587 de la Biblioteca &al de Mad1id, ed. de J. J. Labrador Herraiz y R. A. DiFranco, Madrid, 1994 (núm. 1); y Poesías de fray lvlelchor de la Sema .. ., ed. cit., núm. 275. P. Alzieu, R. Jammes e Y. Lissorgues se refieren a una versión de 37 de G11stos de amores, estrofas publicadas por E. de Lustonó en su Ca11cio11ero de obras de b11rlas de 1872 (Poesía erótica del Siglo de Oro, ed. cit., pp. 182-183). 19 Es el poema núm. 26 en este volumen. No veo ninguna referencia a otra versión que la del MP II-973 (i. e., Ma1111scrito ... , ed. cit., núm. 7 de los poema sueltos). 20 Es el poema núm. 24 en este volumen. El texto está en Man11scrito «Fuentelsob>... , ed. cit., poemas sueltos núm. 5. P. Alzieu, R. Jammes e Y. Lissorgues, que al parecer no conocen el MP II-973, citan tres estrofas de este poema del Ms. BNM 3915, donde figura con el título de Gusto genera/y sólo tiene 21 estrofas, e indican también -sin mencionar a fray Melchor- que hay una versión en el Ms. de Rávena «bajo el título más pintoresco de Los g11stos del fraile» (Poesía erótica del Siglo de oro, pp. 182-183). Comparando aquellas tres estrofas citadas del Ms. 3915 con la versión de MP II-973 (Ms. «Fuentelsol»), el texto es casi idéntico pero el orden de estrofas es muy distinto, ya que las estrofas 10, 11 y 12 de aquella versión corresponden a las 3, 21 y 24 de ésta. De hecho, la versión de MP II-973 da la impresión de deliberado desorden con el fin de provocar risa. 21 Este soneto se encuentra en muchos manuscritos, incluido el 22028 BNM, núm. 57 (véase Poesías de fray Melchor de la Sema..'., ed. cit., pp. xxviii-xxxix). Figura también en Poesía erótica del Siglo de Oro, ed. cit., núm. 17. 22 lvlant1Scrito «Ft1entelsob>... , ed. cit., donde está colocado como el núm. 15 del Jardín de Ve1111s. También se encuentra en el Ms. 3913 BNM y está publicado en Foulché-Delbosc, art. cit., núm. 34.

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busca de otras mujeres incluso cuando la suya no deja nada que envidiar, y el segundo cuenta cómo «fray Benito», yendo a cobrar limosna para su convento, ha dejado con hijos o nietos a casi todas las casadas y solteras de un pueblo: Emparentado con este grupo de «gustos» están otros poemas de «preferencias» donde, con gustos algo menos católicos y sin pasar lista a toda la gama de tipos femeninos, el yo poético se inclina por un tipo de mujeres frente a otro (v. gr., la hermosa frente a la discreta y sabia, o la experta matrona frente a la joven doncella)23. Pero también hay otra categoría de poemas que se asocia con el tema de «gustos de amores»: la de descripciones de mujeres o de series de características deseables en las mujeres. Aunque ya no se trata de gustos por todas sino por mujeres de determinadas características corporales, en realidad este subgénero, como veremos más adelante, forma parte del mismo juego literario que el de los «gustos de amores». Aquí se pueden destacar los siguientes poemas: -- (Jvfadrid, Palacio II-973) con poemas de Frqy Luis de Leo11, Frqy Melchor de la S ema, H111tado de Jlvlendoza, Li!lá11, Lope )' otros, Cleveland, 1997. Agradezco a los profesores Labrador y DiFranco el haberme obsequiado una copia de esta edición que contiene las obras de Fray Melchor en un apéndice. No es ésta la primera vez que estudio aspectos de la poesía erótica de este autor. En un artículo de hace ya algunos años (
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