Guía del Visitante: ruta de senderismo del Monte Pajarillo y Vereda de Trancamulas (Guadix, Granada)/Visitor guide: Monte Pajarillo and Vereda de Trancamulas trekking course (Guadix, Granada, Spain)

July 8, 2017 | Autor: J. Garrido García | Categoría: Geomorphology, Heritage Tourism, Arid environments, Sustainable Tourism, Tourism
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Descripción

Monte Pajarillo y Vereda de Trancamulas Guía del visitante

José Antonio Garrido-García

ENTIDAD LOCAL AUTÓNOMA DE BÁCOR-OLIVAR

INICIO

Unos consejos: Usa siempre la ruta señalizada. En el mapa se muestran recorridos alternativos para poder visitar algunos elementos interesantes cercanos a la ruta. Si los haces, vuelve a la ruta principal para continuar. Si tienes algún problema grave, contacta con el 112. Ten en cuenta que puede haber algunas áreas sin cobertura. Puede hacer mucho calor. Procura evitar las horas centrales del día, lleva agua abundante, protección solar y un sombrero o gorra para evitar la insolación. Llévate bolsas para guardar toda la basura que generes. Luego podrás tirarla en cualquier contenedor. No captures animales ni arranques plantas. ¡Hazles fotografías!. Si alguno de los animales o plantas que fotografíes te parecen interesantes y quieres saber que son, envía una copia a [email protected]. Te las identificaremos y contribuirás a que todos conozcamos mejor la biodiversidad de la ruta.

Centro de interpretación

Mirador oeste

Merendero

Vereda de Trancamulas

Mirador norte

Vereda de la Rbla. del Chopo

Base cartográfica: MTN 1:25000 Instituto Geográfico Nacional

Recorridos alternativos no señalizados

Monte Pajarillo y Vereda de Trancamulas Guía del visitante

José Antonio Garrido-García Esta publicación ha sido subvencionada por el Eje 4 LEADER del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía, y cofinanciada por la Unión Europea (Feader, 80%) y por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía (20%).

ÍNDICE. La ruta y la guía

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Historia de Bácor

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La tierra

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Flora y vegetación

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Fauna

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La huella humana

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Lecturas recomendadas

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Información de Interés

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Cartografía

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Todas las figuras son del autor salvo: x2 (abajo): José Mª Molas. x4 y 25: Ramón González x9, 11 y fondo de mapas: Instituto Geográfico Nacional. x28 (abajo): Celia Rodríguez. xPortada, 49, 50, 54 (1, 2, 3), 56: Cristóbal Medialdea. x54 (5): Juan Cubero. x65: Fototeca Forestal Española. x66: Ayuntamiento de Bácor x67: www.enciezadigital.com xContraportada: Ramón Pícaro.

El capítulo sobre la historia de Bácor se hizo con la colaboración del arqueólogo José Sánchez Viciana. © Entidad Local Autónoma de Bácor-Olivar

1.-Bajada hacia la rambla del Chopo

da para albergar un pequeño centro de interpretación sobre la biodiversidad e historia del área. Además, en las cercanías se ha construido un merendero y se han instalado 2 miradores con paneles interpretativos que aportan información relevante sobre la geografía y geología del entorno.

La ruta y la guía

Presentación y uso de esta guía. La creación de esta ruta se integra dentro del Programa de Incremento de la Biodiversidad del Exmo. Ayto. de Guadix, destinadas a fomentar el contacto de los accitanos con su Medio Natural y promover su integración en la oferta turística. Esta actuación se ha considerado prioritaria al desarrollarse en el área con la biodiversidad y el paisaje más valiosos y espectaculares del municipio, y constituir una gran oportunidad para promover el turismo en Bácor y su entorno. Para su redacción y publicación fue fundamental el apoyo de la Entidad Local Autónoma de BácorOlivar, y del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) de la Comarca de Guadix. La ruta, de 13,5 km de longitud, permitirá al visitante disfrutar del Monte Pajarillo, con uno de los paisajes más espectaculares de Europa, formado por bad-lands y cañones, el único bosque natural que se conserva en la hoya de Guadix y ecosistemas semidesérticos muy valiosos. Tiene su inicio y final en la localidad de Bácor, y discurre por las antiguas veredas de Trancamulas y la rambla del Chopo, que han sido recuperadas de forma artesanal y han sido marcadas con jalones de señalización. Ambas veredas configuran un recorrido circular, reuniéndose en el complejo formado 18 entibas o eras de secado de esparto y la casa forestal del Pajarillo, que ha sido restaura-

Normalmente, la guía de una ruta de senderismo va haciendo paradas en lugares de interés que son descritos con más o menos detalle. En este caso, el visitante dispondrá de mapas en los que se señalarán los lugares 1

La ruta y la guía

más interesantes pero, por lo demás, nos apartaremos de este esquema. Nuestro objetivo no es tanto que se conozcan estos puntos de interés, sino que se comprenda el Monte Pajarillo. Esta guía es ante todo un libro que recomendamos que se lea antes de iniciar el paseo. Después, cada uno de los usuarios podrá visitar y entender los elementos que destacamos a lo largo de la ruta y, sobre todo, descubrir otros que a nosotros se nos han podido pasar por alto. El camino es el mismo, pero los matices siempre serán muy personales y, en gran medida, casuales. El que escribe estas líneas quizás no se ha tropezado con la intensa floración amarilla de las retamas o no ha sorprendido a los machos de cabra montés en celo. Esos momentos, que no se pueden encerrar en un libro, son lo que de verdad nos hace salir de casa.

2.-La casa forestal de El Pajarillo ha sido totalmente restaurada.

Esperamos que esta guía os sea útil para disfrutar del Monte Pajarillo.

3.- Su entorno ha sido dotado de un merendero y miradores

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Antes de empezar: un paseo por Bácor y su historia. El origen del nombre de Bácor podría ser latino, indicando un lugar donde abundaba el ganado vacuno (baccarium, arabizado cómo bakkari, plural bakkarš) o un sitio sin propietario o vacante (vaccuus, conservado en castellano como vaco). También podría ser árabe (bacor o baquir; “el temprano”), señalando que, por su clima más cálido, era el primer lugar de la Tierra de Guadix en el que se cosechaba. Sin embargo, para rastrear la historia de Bácor, lo mejor es hacer uso de los datos arqueológicos. La presencia humana en el entorno es muy antigua, como atestigua el sílex tallado por el hombre de Neanderthal (hace 230000 a 40000 años) que puede encontrarse en los bordes del cañón del Baúl.

Para épocas más recientes, la distribución de los yacimientos muestra que, como ocurre con toda comunidad humana, la ubicación de Bácor no es caprichosa. Casi todas las tierras del entorno producen esparto, leña o pastos, pero son muy secas y accidentadas para cultivarlas. La única excepción es la llanura aluvial que surge al unirse las ramblas de El Baúl y Balata, muy productiva si se riega con las aguas de las fuentes de sus bordes o con las del propio arroyo, calificado en el siglo XVIII como caudaloso. A este potencial agrícola se suma la posibilidad de situar poblados o graneros casi inexpugnables en alguno de los muchos puntales y mesetillas aislados por tajos que rodean la vega. Los restos más antiguos indican que estos recursos los usaban ya pe-

Historia de Bácor

4.- Vista general de Bácor.

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Historia de Bácor 4

queñas aldeas de la cultura de los Millares (3000-2300 aC) y de El Argar (2300–1500 aC). En este último periodo se excavaron en paredes arcillosas del barranco de los Algarbes y cañón de El Baúl pequeñas cámaras sepulcrales contemporáneas de los dólmenes de Gorafe, situados sólo 10 km al SW. Para la época romana se conocen algunos restos cerámicos que indicarían la presencia de un poblado en el borde oeste de la vega. Sin embargo, el resto más relevante es la gran cisterna de opus caementicium de la desembocadura de la rambla de Balata, que demostraría que ya existía un sistema de regadío. Además, es muy probable que parte de la piedra usada en la construcción del teatro romano de Guadix proceda de una cantera próxima a la actual presa de El Negratín. La explotación de la vega se mantuvo al final de la época romana, durante el dominio visigodo y los primeros siglos de presencia islámica, aunque la distribución de los hallazgos indica que los pobladores vivían dispersos por el área. Posiblemente, el Bácor actual surgió en la segunda mitad de la Edad Media, debido a la seguridad que daba el castillo a los habitantes del entorno. Es muy probable que en esta época también surgiera Olivar, una aldeita de cuevas-vivienda situada 1 km al NW. El castillo aún está en el centro del pueblo, encaramado sobre una pequeña meseta. Es muy sencillo,

5.- De arriba abajo: raspador de sílex del Paleolítico Medio, cámaras sepulcrales argáricas (ambos del borde del cañón del Baúl) y restos de la balsa romana de la rambla de Balata.

con un pequeño recinto de mampostería, una gran torre de tapial y un aljibe. En superficie puede aparece cerámica almohade (1145 – 1232) y nazarí (1232 – 1490), pero el cronista árabe Ibn Ḥayyān ya nos habla del castillo de Bakūr durante el reinado del emir cordobés ῾Abd Allāh (888 – 912). También son de época musulma-

6.-Dos testimonios del Bakūr islámico: el granero del barranco de los Algarbes y el castillo.

Historia de Bácor

na los algarbes (cuevas-vivienda acantiladas) excavados en tajos arcillosos para servir de granero y refugio en caso de peligro. En el barranco de los Algarbes pueden verse un granero acantilado y una cueva en 3 pisos muy deteriorada, y 2 km al norte del pueblo están las “Cuevas de los Moros”, con 4 entradas excavadas en un tajo de arcilla. Además, la sal de las Salinas de Bácor o Barchel, situadas 6 km al NW, debió ser un recurso importante. Los primeros datos sobre ellas son documentos de arrendamiento de 1508-1509, pero sin duda ya se explotaban antes de la reconquista. Los castellanos comienzan a hacer incursiones la región para conquistar Benamaurel y Benzalema en 1435, y asediar sin éxito Baza en 1438. Sin embargo, Bácor no es incorporado definitivamente al Reino de Castilla hasta que los Reyes Católicos ocupan la fortaleza de Zújar como paso previo a la conquista de Baza (20 de junio de 1489). Uno de los primeros actos de los recién llegados fue repartir las tierras entre cristianos. La familia de Hernando de Zafra (secretario de los Reyes Católicos) fue la más beneficiada, aunque también sabemos de otros nuevos propietarios como Yñigo de Çuaço, Gonzalo de Cortinas, Iohan García de Lescano, Alonso de Burgos o Fernando de Carmona. Los recién llegados reactivaron la explotación de los recursos del entorno, que sin duda se había reducido al final de la época nazarí debido

a la amenaza de los ataques cristianos. A las noticias ya citadas la explotación de las salinas de Barchel se une documentación sobre la explotación de las canteras de El Negratín. Esta arenisca era considerada como el mejor material de cantería del entorno de Guadix por su grano muy fino y adecuado para tallas delicadas. Aún puede verse en la catedral y otros edificios construidos en la ciudad durante los siglos XVI, XVII y XVIII, junto con la piedra 5

Historia de Bácor 6

7.- En el documento más antiguo que se conoce sobre Bácor (RGS I-1495-45), escrito el 12 de enero de 1495, los Reyes Católicos confirman a Yñigo de Çuaço los bienes otorgados en Bácor y Fiñana para evitar usurpaciones.

procedente de las canteras de La Almida y La Peza. Sin duda, la mejor obra que se hizo con la piedra de Bácor fue la maravillosa portada renacentista de la iglesia de Santiago. El castillo, por su parte, se integró en el sistema defensivo castellano, al mando de tenientes que también se contaban entre los mayores propietarios de tierras: Gonzalo de Cortinas (citado en 1492 y 1495), Fernando de Zafra, (1505), Pedro Orense de Covarrubias (1513 y 1525) y su hijo Diego Orense de Covarrubias (1527). Aunque al iniciarse el siglo XVI hay inspecciones para determinar el estado y la utilidad de la fortaleza y se llega a propo-

ner su derribo, en 1525 se hacen obras de mantenimiento que se corresponderían con alguno de los paños de mampostería que aún se conservan en la muralla. Durante la Edad Moderna y Contemporánea, la relación de Bácor con su entorno estuvo marcada por la escasez de comunicaciones. Para ir a Gorafe había que usar difíciles caminos de herradura, y en el caso de Cuevas del Campo había que cruzar además el río Guadiana Menor con la ayuda de un barquero. La población más accesible era Freila, desde la que era fácil seguir hasta Baza. Por eso, Bácor dependía en lo civil de la primera localidad y

en lo eclesiástico de la segunda, aunque algunas alusiones a su situación dentro de la “jurisdicción de Guadix” (por ejemplo el acta notarial para la reconstrucción del castillo en 1525 o un mapa oficial de 1911) indican que esta situación administrativa pudo variar en algunos periodos. Finalmente, Bácor y Olivar fueron integrados en 1960 dentro del municipio de Guadix, donde hoy están definidos como Entidad Local Autónoma. Todas las descripciones de los siglos XVIII y XIX califican a Bácor de “cortijada”, con sólo 8 vecinos (unos 40-50 habitantes) en 1774 y 98 habitantes en 1845. Además, su aspecto debía ser muy diferente al actual. Las fotografías aéreas de 1945 1946 y 1956 demuestra que casi todos sus habitantes vivían en cuevas-

9.- Una fotografía aérea de Bácor (1945-46) muestra que casi todo el pueblo estaba integrado por cuevas-vivienda

Historia de Bácor

8.- La portada de la iglesia de Santiago (Guadix) fue tallada en 1546 con piedra de la cantera de Negratín.

10.-Esta casa, situada en la plaza de la Iglesia es un valioso elemento del patrimonio histórico del pueblo por ser una de las primeras casas que se construyó en él.

vivienda, salvo las familias más ricas, que construyeron algunas casas. La escasez de vecinos también hizo que Bácor no tuviera iglesia hasta la década de 1920 y que la “cura de almas” estuviera a cargo curas procedentes de Baza o Freila hasta que se creó una parroquia propia en 1960. Actualmente, la situación ha cam 7

Historia de Bácor 8

11.-Bácor y su entorno en un mapa de la década de 1930

biado. Bácor casi triplicó su población desde 1900 a 1950, alcanzando los 831 habitantes. Después, la emigración la redujo de nuevo (365 en 2014). Casi todas las cuevas-vivienda han sido adaptadas por sus pobladores para dar a sus familias las comodidades mínimas que exige una vida decente, adosándoles al menos un edificio con una cocina y un cuarto de baño. Sin embargo, esta “modernidad” no ha alterado a Bácor hasta el punto de hacerle perder su encanto. El paisaje urbano aún sigue marcado por la presencia del castillo y las viviendas parecen haber caído desde el cielo sobre espectaculares alinea-

ciones de cerros y barrancos que sorprenden de por sí por el contraste con el verdor de la vega. Y, lo que es más importante, aún sigue siendo cuidado por sus habitantes, que atesoran una cultura que merece la pena conocer.

El contexto geográfico: una fosa rodeada de montañas. Desde los miradores de la parte alta de la ruta vemos un paisaje sobrecogedor que abarca un área de más de 50 km de radio. En primer plano, la vista se nos pierde en un mar de cárcavas y, ya en la lejanía, podemos seguir todo un rosario de montañas. En el Mirador Oeste, se suceden de sur a norte las sierras de Baza, Sierra Nevada y de Arana, el cerro Mencal, la sierra de Mágina y la peña del Cambrón. Desde el Mirador Norte podemos cerrar el círculo con el macizo de Cazorla-Segura, la sierra de La Sagra y el Cerro de Jabalcón. Nos encontramos casi en el centro de la gran fosa tectónica de la depresión de Guadix-Baza, cercada

por las mayores cimas de la península Ibérica y dividida en 2 sectores: las hoyas de Baza y Guadix. Nos encontramos en esta última, aunque muy cerca de la Hoya de Baza, situada al otro lado del cerro Jabalcón. Toda el agua que recibe la cuenca es drenada por el río Guadiana Menor (llamado aquí Río Grande), bien marcado en la vista desde el mirador Norte por el embalse de El Negratín. Desde aquí, se interna hacia la provincia de Jaén para desembocar en el río Guadalquivir. Las áreas más próximas a la ruta forman parte de la cuenca de la rambla de El Baúl, un pequeño afluente del Guadiana Menor que nace en la sierra de Baza y recoge las aguas de buena parte de su vertiente norte. Al

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12.-Al otro lado de la hoya de Guadix, se dibujan en el horizonte las cimas calizas del macizo de Cazorla-Segura.

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entrar en la Hoya de Guadix, se le unen afluentes que drenan los llanos que rodean la sierra de Baza y las cárcavas de la mitad oeste de Los Colorados y del entorno de Bácor (ramblas de Balata, del Paraíso, Honda, Seca, del Taray y de Perpín). Salvo en algunos tramos en los que surgen aguas subterráneas, estos cauces permanecen secos durante casi todo el año. Sin embargo, una tormenta o un temporal pueden provocar grandes crecidas

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El contexto geológico.

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Hasta hace 7 millones de años, todo el paisaje que nos rodea era un mar tropical salpicado de islas. Desde el Mirador Norte, podemos ver junto a la presa de El Negratín y el cauce del Guadiana Menor algunos afloramientos de este periodo, formados por areniscas con restos de algas calcáreas, moluscos y erizos marinos (Los Tetinos, El Negratín) o arrecifes de coral fósiles (La Lancha). Después, la elevación de las cordilleras Béticas dejó aislada la gran fosa tectónica de la depresión de GuadixBaza. Durante los siguientes 5 millones de años (periodos Plioceno y Pleistoceno), formó una cuenca endorreica (sin contacto con el mar) y se fue rellenando con sedimentos. Para ver de dónde venían estos sedimentos, podemos detenernos en cualquier lugar de la ruta en el que abunden los cantos rodados y recoger una pequeña colección. La mayor parte son dolomías de color grisáceo más o menos oscuro, en ocasiones con vetas más claras. Al

13.-Afloramientos marinos del Mioceno: areniscas de la cantera de Negratín (arriba) y fósiles de bivalvos (abajo).

14.- Cantos rodados de dolomías (grises) y cuarcitas (blancos).

partirlas brillan como el azúcar y desprenden un olor sulfuroso. También encontramos cuarcitas, blancas y que a veces muestran cristalizaciones piramidales y vetas de óxido de hierro. Si nos llevamos alguna a casa, podemos comprobar que son tan duras que pueden rayar el cristal. Finalmente, también hay algunas fili-

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tas, que aparecen como láminas verdosas. Todas estas rocas proceden de la sierra de Baza, situada sólo a 10 km, y no se han depositado de una forma caprichosa. Al entrar en la hoya y dejar atrás las fuertes pendientes de la sierra, las aguas de los torrentes iban perdiendo capacidad de arrastre y dejaban atrás los materiales más gruesos, llegando al centro de la depresión sólo con los más finos. Esto es fácil de ver sobre el terreno. Junto a la Venta de Baúl (al lado de la sierra de Baza), encontramos grandes rocas redondeadas de hasta un metro de longitud; en Los Balcones (a 4 km) ya sólo hay algunas que superen los 20 cm; en torno a la Casa Forestal del Pajarillo (a 8 km) prácticamente ninguna supera los 10 cm; y ya en los cerros que rodea Bácor predomina la arcilla y los limos. Esta selección de tamaños ha generado distintas facies de sedimentación. Así, los bordes de la depresión estaban ocupados por abanicos aluviales formados por arenas y gravas arrastradas por los arroyos que entraban desde las montañas (Formación Pozo Alcón). En el fondo de la depresión, estas aguas se reunían en grandes ríos de curso lento que recorrían una gran llanura de limos y arcillas salpicada de pantanos y lagunas (Sistema Axial). Al final, desembocaban en un gran lago salado que se rellenó con las tierras blancas con yesos de la hoya de Baza. El tercer factor en juego es el

15.- El tamaño de los cantos rodados de los abanicos aluviales va reduciéndose desde las cercanías de la Venta de el Baul (arriba, comparar con el bloc de bolsillo marcado en rojo) y Los Balcones (centro) a El Pajarillo. (abajo).

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16.-La sucesión de estratos de materiales de distinto grosor (detalle izquierda) es evidente a distancia al mostrar diferentes resistencias a la erosión (derecha).

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tiempo: han sido 5 millones de años de sedimentación y las condiciones no han sido constantes. En el área que recorremos, los principales cambios se deben a la relación entre el Sistema Axial y la Formación Pozo Alcón. Así, en algunos periodos los abanicos aluviales invadían el interior de la depresión cubriendo las arcillas parte del Sistema Axial; en otros aumentaba el área ocupada por este último y las arcillas cubrían las gravas y arenas. Como resultado, en todos los depósitos de los bordes de la cuenca se alternan estratos de gravas y arenas y otros de arcillas y limos. Más al interior, los cantos gruesos son sustituidos por limos que forman algunas capas en un paisaje completamente arcilloso. Sobre estos ciclos, siempre breves, se han superpuesto otros mayores. Al comenzar a subir desde la rambla de Balata, predominan los estratos de arcillas y limos intercalados, pero por encima de los 850 m empiezan a extenderse los de arenas y gravas, cada vez más gruesas. Ya casi en el llano del Pajarillo, está el nivel de colmatación, formado por con-

glomerados muy duros, cementados con carbonato cálcico (caliches). Son los estratos más modernos, formados justo antes de la conexión de la cuenca valle del Guadalquivir y de que la erosión empezara a crear el paisaje actual. La geomorfología: glacis, cañones y ramblas. El panorama que vemos desde el Mirador Oeste es maravilloso, pero también puede parecer caótico: millares de cerros, cañones y ramblas se extienden kilómetros hacia el oeste. En las siguientes líneas, superaremos la tentación de limitarnos a quedarnos boquiabiertos e intentaremos explicar cómo se formó lo que a primera vista parece un laberinto. La conexión de la cuenca de Guadix-Baza con el valle del Guadalquivir desencadenó un proceso erosivo que ha formado uno de los paisajes más prodigiosos de Europa. Este espectáculo geomorfológico ya justifica por sí sólo una visita a la ruta. El agua erosiona siguiendo una regla sencilla: ataca con más intensidad los materiales más blandos. Esta

erosión diferencial es fácil de ver en cualquier tajo: los estratos de arcilla están más erosionados que los de gravas y arenas. Cuando la erosión de las capas más blandas avanza, se forman profundos abrigos protegidos por una visera de materiales duros que acaban derrumbándose. Este es prácticamente el único proceso capaz de destruir los caliches del nivel de colmatación y, en definitiva, el que va haciendo retroceder el borde o cejo de los llanos de la Casa Forestal del Pajarillo. En las laderas que hay justo bajo los cejos aparecen grandes trozos de caliche caídos y, cuando esta capa se ha destruido casi por completo, sólo quedan “espinazos” esqueléticos rodeados de grandes bloques sueltos. En otras ocasiones, un pequeño fragmento de un estrato duro queda aislado y protege a los materiales blandos que hay debajo, mientras que la erosión los elimina del entorno. Así aparecen pináculos o torres (“chimenea de hadas”). Cuando empieza a predominar la arcilla, el paisaje cambia por completo. Es impermeable y el agua, en lu-

gar de “arañarlo”, empapa la superficie y la va disolviendo. Al caer esta agua embarrada por paredes extraplomadas, va formando canalillos de arcilla y, si gotea, pequeñas estalactitas, más blandas y pequeñas que las que forma la caliza en las cuevas, pero casi igual de bellas. La disolución de la arcilla forma también torcas (o “pipings”) en las cabeceras o afluentes laterales de los barrancos. Son simas, a veces muy grandes y profundas, que comunican con el cauce principal a través de túneles. Gracias a estas torcas, el agua carcome los laterales y cabeceras ampliando los valles. De hecho, es frecuente que al seguir los barrancos aguas arriba nos tropecemos con la salida de un sistema de torcas o con los tajos o caos de bloques que forman su frente de derrumbe y que nos impide continuar. Son los “tollos”. Estos sistemas de túneles y torcas deben observarse siempre a distancia, ya que junto a ellos puede haber otros ocultos sólo por unos centímetros de arcilla, y el riesgo de caer en una sima de varios metros de

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17.- Primeras fases (arriba) y estado final (abajo) del desmantelamiento de los caliches del nivel de colmatación.

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profundidad es muy elevado. Algunas áreas de la Hoya de Guadix eran famosas entre los pastores porque perdían ovejas al hundirse el suelo bajo sus patas (se les “entorcaban”). Otra formación que aparece en las arcillas son las laderas asimétricas. Se forman porque, en un ambiente tan seco, las laderas umbrías acumulan más humedad y, por tanto, mantienen una vegetación más densa que las solanas. Esta vegetación evita la erosión dando lugar a laderas suaves, mientras que en la cara sur de los cerros aparecen pendientes escarpadas y bad-lands. Todos estos procesos son muy lentos y actualmente están alterando el paisaje muy poco. La erosión se concentra en los cauces porque es en ellos donde hay agua dispuesta a trabajar (aunque sólo aparezca debido a una tormenta) y donde los sedimentos, muy recientes y mucho menos consolidados que los de los cerros, oponen poca resistencia. Esta “erosión lineal” sigue también reglas sencillas: cuanto mayor es la cuenca del arroyo, más agua puede reunir y más intensa es la erosión. Por ello, el cauce más poderoso de todos es el de la rambla de El Baúl. Cuando pasa bajo el Mirador Oeste, ya ha recorrido 17 km y cuenta con una cuenca de 64 km2, y a la altura de Bácor supera los 25 km de recorrido y su cuenca se extiende por más de 150 km2 tras la unión de la rambla de Balata. El resultado es un gigante que, al penetrar en la hoya, ha cortado los sedimentos del Plio-

18.- Gran chimenea de hadas erguida en las laderas de la rambla del Chopo.

19.- Estalactitas de barro.

ceno-Pleistoceno como un cuchillo. El cañón resultante ya tiene 90 m de profundidad y 300 de ancho en Los Balcones, pero bajo el Mirador Oeste profundiza hasta los 250 m y alcanza los 700 de anchura. Las fuertes crecidas que puede ex

experimentar la rambla de El Baúl arrastran materiales desde cualquier punto del cauce. Aquí ya no sirve el esquema que usábamos para los sedimentos de la cuenca endorreica, según el cual los guijarros iban siendo más pequeños a medida que nos internábamos en la depresión. En la junta con la rambla de Balata pueden encontrarse grandes cantos redondeados de más de medio metro que han sido arrastrados por las riadas desde el borde de la sierra de Baza. Cada crecida puede depositar miles de metros cúbicos de arenas y gravas, formando un cauce de avenida plano (rambla en árabe). Estos sedimentos pueden acumularse durante siglos creando depósitos de decenas de metros de grosor. Sin

La Tierra

20.- Las laderas orientadas al N (izquierda) siempre aparecen más pobladas de vegetación y con pendientes más suaves que las solanas.

21.-Sistema de torcas junto a la vereda de Trancamulas.

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22.- Vista del cañón de Baúl desde el Mirador Oeste

embargo, las condiciones pueden cambiar y el cauce se encaja, dejando el antiguo arenal como unas plataformas planas y sobreelevadas. Estas terrazas pueden verse a lo largo de todo el recorrido por los cauces de las ramblas del Chopo y El Baúl, pero los ejemplos más espectaculares los encontramos si nos apartamos un poco de la ruta hasta asomarnos a la rambla de Balata. Al ascender cauce arriba, el aumento de pendiente impide que la arena se acumule y nos encontramos valles encajados de trazado sinuoso. Estos meandros excavan hacia los lados y suman su acción a los sistemas de torcas. Así, las laderas pierden estabilidad y se desploman sobre lecho de los barrancos, que pueden taponar temporalmente hasta que el piping crea una galería que los reabre.

23.- El cauce de la rambla de Balata cuenta con un nivel de terrazas reciente (amarillo) y otro más antiguo (rojo).

El origen del paisaje. El punto más alto de la ruta (1000 m) se sitúa en el borde de un gran llano que se extiende hacia el sur hasta la sierra de Baza. Desde el Mirador Oeste podemos ver que este llano reaparece más allá del cañón de El Baúl, y ya en la lejanía, a los pies de sierra Arana, el cerro Mencal y la sierra de Cazorla.

25.- Contacto entre las planicies del glacis moderno (izquierda) y las cárcavas que rodean Bácor.

Estos llanos son los restos de la gran planicie que ocupaba toda la cuenca de Guadix-Baza (glacis antiguo) hasta hace unos 250000 años. Después, la apertura al valle del Guadalquivir desencadenó la erosión que formó el paisaje actual . Este proceso no fue continuo. Hubo un momento en el que la erosión paró de profundizar y extendió e interconectó los valles hasta formar otra gran llanura (glacis moderno) situada por debajo del glacis antiguo (850-750 m). Nuestra ruta es un buen lugar para observar sus restos. Un primer indicio lo encontramos en la propia vereda de Trancamulas, que comienza con una fuerte subida desde la rambla de El Baúl rodeada de cárcavas, pero luego continúa con un tramo de pendiente suave que discurre sobre pequeños cerros arcillosos. Si miramos hacia el este desde aquí, podemos ver el Llanillo de las Cabras, una meseta aislada entre los barrancos. Estas mesetillas aisladas por cárcavas se extienden, siempre a la mis-

ma altura, hacia el este justo sobre el pueblo de Bácor. Desde el Mirador Oeste, podemos ver nuevos indicios de esta antigua planicie: las crestas de cerros de los Coloraos de Gorafe forman una superficie plana que baja suavemente hacia el Guadiana Menor. Este glacis moderno fue casi totalmente desmantelado entre hace 140000 y 40000 años, mientras la erosión buscaba el nivel de las vegas actuales. Desde ese momento la erosión ha actuado muy poco y, por ejemplo, aun existen los cerros sobre los que se construyeron hace 5000 años los poblados de calcolíticos cercanos a Bácor. Las cárcavas del Monte Pajarillo son, en realidad, lo que los geólogos llaman un paisaje erosivo heredado: aunque la zona ha pasado por fases de erosión muy intensas, hoy es una de las que padece menos erosión de España porque llueve muy poco.

La Tierra

24.- Desde el borde del glacis antiguo puede verse cómo más abajo se extiende la llanura que forma el glacis moderno.

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A

B

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C

D

E

F

26.- Proceso de formación del paisaje de Monte Pajarillo. Tras formarse el glacis antiguo mientras se colmataba la cuenca (A), los nuevos afluentes al río Guadalquivir comienzan a excavar valles (B y C) que se acaban reuniendo en un glacis moderno (D), formando a veces cañones profundos (1) o dejando mesetas de glacis antiguo aisladas (2). Después, este glacis moderno comienza a ser desmantelado ( E) y se forman las redes de cárcavas y vegas actuales (F).

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27.- Típica pradera de terófitos en un fondo de valle.

máximo las pérdidas de agua. La opción de evitar el verano la usan los terófitos. Sus semillas germinan con la humedad invernal y desarrollan todo su ciclo vital antes acabar la primavera. Son muy abundantes en el Monte Pajarillo, formando densos prados que aparecen floridos en abril y mayo, pero que ya se secan por completo en junio. Sin embargo, es una estrategia arriesgada: todo se juega a una sola carta. Cada individuo tiene una vida muy corta, y si la primavera es seca (algo frecuente), puede morir sin producir semillas. Por eso, puede ser una ventaja vivir varios años, ya que la planta tendrá que afrontar años malos, pero al menos habrá uno bueno en el que condiciones serán adecuadas y dejará descendencia. Entre estas especies plurianuales, los geófitos también evitan el verano. Sus tallos y hojas mueren a finales de primavera, pero bajo tierra conservan bulbos preparados para reiniciar el crecimiento al año siguiente. Entre ellos, el más abundante es el gamón (Asphodelus albus), con poblaciones muy densas en los llanos de Baúl. Las orquídeas (Ophrys

Flora y vegetación

La vida salvaje en el Monte Pajarillo. Tratar de describir aquí la fauna y flora del Monte Pajarillo es imposible. Por una parte, sería una historia con muchísimos protagonistas. Aquí debe vivir buena parte de las más de 1700 especies de animales que forman la fauna conocida de la depresión de Guadix-Baza. Además, sólo conocemos las especies más fáciles de observar, como los arbustos o vertebrados, pero queda mucho por descubrir sobre invertebrados y plantas herbáceas. Sin embargo, sabemos que la comunidad biológica es muy rica, que las condiciones a las que se enfrenta son muy duras y que para adaptarse a ellas deben usar todos los trucos imaginables. La flora: hasta la última gota de agua cuenta. La zona más baja de la ruta, aunque tiene un clima mediterráneo, debe calificarse como semidesértica. En la estación meteorológica de Freila caen 286 litros de lluvia/año, muy poco para compensar los 800 litros/año que se pierden por evaporación. Además, las lluvias están muy mal distribuidas: en verano, precisamente cuando la evaporación es más intensa y el agua más necesaria, sólo se reciben el 7,7 % de las lluvias anuales. Para que una planta sobreviva en estas condiciones, la evolución debe haberla provisto de mecanismos que le eviten tener que soportar la sequía estival o que, al menos, reduzcan al

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lutea y O. speculum), nazarenos (género Muscari), jacintos bastardos (Dipcadi serotinum) o tulipanes salvajes (Tulipa sylvestris) son mucho más escasos. Las especies leñosas plurianuales son las que mejor definen la vegetación del Monte Parajillo porque son las más grandes y se mantienen en el paisaje todo el año. Por eso, árboles, arbustos y gramíneas perennes deben contar con adaptaciones para resistir el verano, relacionadas con las características de sus hojas. Las hojas concentran las células encargadas de la fotosíntesis, y los estomas, que intercambian oxígeno y CO2 con el entorno. Los álamos negros (Populus nigra) de las orillas de la rambla de El Baúl cuentan con agua abundante todo el año, y se pueden permitir hojas con mucha superficie para captar la luz y el CO2, muchos estomas para intercambiar gases y muchas células vivas para fabricar nutrientes y transportarlos hacia el resto de su organismo. El problema de este tipo de hojas es que pierden mucha agua por transpiración, resultando inadecuadas para soportar sequías. Por eso, en el resto de los árboles y arbustos del Monte Pajarillo son pequeñas, y más duras (esclerófilas) al abundar las células muertas reforzadas con lignina que sostienen la estructura de la hoja sin perder agua. Lo más extremo que se puede hacer con las hojas es eliminarlas., como le ocurre a la efedra (Ephedra fragilis), que sitúa sus células fotosinté

28.- Los nazarenos (arriba), las efedras (centro) y las zamarrillas lanudas (abajo) están bien adaptadas para soportar la sequía estival.

29- Los Sedum tiene almacenes de agua en sus hojas carnosas.

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ticas en los tallos (con una superficie mucho menor). Muchas leguminosas tienen una adaptación similar, pero producen pequeñas hojas en primavera que pierden tras la floración (la aulaga, Genista scorpius) o las mantienen todo el año deshaciéndose de ellas en verano (las albaidas, Anthyllis cytisoides y A. terniflora). Otras especies mantienen las hojas, pero con mecanismos que reducen la pérdida de agua. En las encinas, lentiscos o coscojas, los haces están cubiertos de cera impermeable que retiene el agua. y concentran los estomas en el envés para protegerlos del sol directo. La candilera (Phlomis lychnitis) o la zamarrilla lanuda (Teucrium gnaphaloides) están cubiertas de terciopelo blanquecino, que evita el recalentamiento reflejando la luz solar y atrapa una fina capa de aire húmedo que reduce la transpiración a través de los estomas. En los almoraces o mejoranas (Thymus mastichina), tomillos aceituneros (Thymus zygis) y romeros (Rosmarinus officinalis) se “engaña” a la evaporación con mecanismos químicos: sus aceites esenciales se evaporan a temperaturas más bajas que el agua, refrescando la hoja y evitando que sea el agua la que se pierda. Otra opción, usada por las uñas de gato (género Sedum), consiste en almacenar agua en las hojas, muy carnosas y cubiertas de una cutícula de ceras. Esto les permite vivir en hábitats muy hostiles que apenas retiene humedad, como las grietas de los afloramientos de caliche.

30.-Floración de Orobanche sp.

Finalmente, la estrategia más radical aparece en los jopos (género Orobanche): vivir del vecino. No tienen hojas ni clorofila, sólo un órgano subterráneo que parasita las raí21

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ces de otras plantas y que genera en primavera un tallo lleno de flores. Cuenten o no con estas adaptaciones, las plantas deben someterse a las características del suelo y la topografía. En principio, los suelos del área tienen propiedades químicas muy parecidas. Todos son muy ricos en carbonato cálcico y cualquier planta que viva aquí tiene que poder soportarlo. El único cambio apreciable aparece en áreas muy pastoreadas por el ganado, en bordes de caminos o zonas cultivadas, en las que el suelo es muy rico en nitrógeno. En grandes concentraciones, puede alcanzar niveles tóxicos que sólo aguantan plantas muy especializadas. Las que son muy variables son las propiedades físicas, fundamentales porque determinan la capacidad del suelo para retener agua y la facilidad de las raíces para penetrarlo y hacerse con ella. En concreto, hay grandes diferencias entre los sustratos de arcillas y los de arenas/gravas. Estos últimos (salvo que estén cementados como los caliches de los llanos), dejan huecos y áreas con materiales finos y blandos entre los guijarros. Esto facilita la entrada de las raíces y el acceso a capas profundas en las que el agua permanece más tiempo durante el verano. Al contrario, las capas arcillosas son impermeables, compactas y homogéneas. El agua no las humedece bien y las plantas tienen muchas dificultades para penetrarlas con sus raíces. La cantidad de agua disponible también se relaciona con lo que le o-

31.- Los afloramientos arcillosos son muy hostiles para las plantas.

Curre al agua tras la lluvia. Al llegar al suelo, se filtrará en parte, pero enseguida empieza a moverse por gravedad o evaporarse. La migración por gravedad hace que se pierda con rapidez en cumbres y laderas y se acumule en fondos de valle. En cuanto a la evaporación, es más fuerte en las áreas que expuestas al sol y el viento (solanas y cumbres) y menor en las que están más protegidas (umbrías y fondos de valle). Debido a estas variaciones de sustrato, pendiente y orientación, el paisaje se convierte en un mosaico gigantesco e intrincado en el que las plantas que germinan en cada “pieza” van a tener posibilidades muy diferentes para sobrevivir y reproducirse. Como resultado, las poblaciones cada planta ocupan las “piezas” a las que se adaptan mejor, y el mosaico de condiciones genera otro de paisajes vegetales. La vegetación: cada planta en su lugar. Casi todos los viajeros que quieran llegar al Monte Pajarillo lo harán a través de la Autovía A-92, que bordea la falda norte de la sierra de

33.-Restos de encinar en la cabecera del Bco. Pajarillo.

Baza. Con sus 2269 m de altura, es una gigantesca barrera con la que chocan todos los frentes nubosos que pasan por la zona, dejando parte del agua que transportan. Así, forma una isla de humedad con una vegetación inimaginable en las resecas hoyas de Guadix y Baza. Con lluvias que superan los 600 litros/año, crecen bosques muy parecidos a los que se pueden encontrar en Siberia (pinares de Pinus sylvestris) o en las planicies atlánticas europeas (acerales con Acer monspessulanum y Sorbus aria). Ladera abajo llueve menos, hace más calor y se alarga la sequía de los veranos. Junto a la autovía sólo caen unos 400 litros/año: son tierras de encinar. Sus restos salpican los llanos de El Baúl hasta alcanzar la cabecera del barranco del Pajarillo, en el camino entre el Mirador Oeste y la Casa Forestal. Aquí, las encinas (Quercus rotundifolia) se mezclan con especies típicas del bosque o que invaden su terreno cuando es destruido por el hombre: pinos carrascos (Pinus halepensis), enebros de miera (Juniperus oxycedrus), aulagas, retamas de bolas (Retama sphaerocarpa), al-

almoraces, tomillos aceituneros, romeros, romeros machos (Cistus clusii), estepas blancas (Cistus albidus), perdigueras (Helianthemum almeriense), espartos (Macrochloa tenaccissima), coscojas (Quercus coccifera) y espinos negros (Ramnus lycioides). Más allá, los cejos aparecen como una barrera ecológica. De nuevo, al descender la altitud, los veranos son más largos y secos. Las encinas, almoraces, estepas blancas, aulagas y retamas de bolas no lo soportan y dejamos de verlas al movernos ladera abajo. Son lo que los botánicos llaman plantas indicadoras: al desaparecer nos señalan que llueve menos 350 l/año, y el clima será cada vez más seco hasta alcanzar a duras penas los 300 en Bácor. Este cambio progresivo es uno de los grandes atractivos de esta ruta: podemos recorrer la transición entre los bosques y los semidesiertos que dominan casi todo el centro de la depresión de Guadix-Baza. Esto es posible porque la vegetación natural está aún muy poco alterada. De hecho, vamos a poder disfrutar aquí de una verdadera joya: junto con otras

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32.- Dehesa de encinas de los llanos de Olivares

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34.- Árboles y arbustos del encinar: encina (1), coscoja (2), enebro de miera (3), espino negro (4), perdiguera (5), estepa blanca (6), retama de bolas (7), aulaga (8) y almoráz (9).

zonas cercanas (Pinar Verde, Pinar de Guadix, cañón del Baúl), tenemos aquí los únicos bosques naturales que sobreviven en toda la Hoya de Guadix. Para poder describir el gigantesco mosaico que forma la vegetación que veremos a lo largo de la ruta, distinguiremos entre dos grandes ambientes. El primero es el de las comunidades climatófilas, que sólo disponen del agua de lluvia; el segundo agrupa a las comunidades edafohigrófilas, que además cuentan con el agua suplementaria que se acumula en las cercanías de los cauces.

Las comunidades climatófilas: del bosque al semidesierto. El gran protagonista del paisaje vegetal del Monte Pajarillo es el pino carrasco. Ya nos habíamos referido a él como compañero de las encinas en los llanos, donde las lluvias más intensas y los suelos más fértiles permiten que crezcan ejemplares de gran tamaño, entre los que destaca el impresionante Pino Grande, 2 km al SE de la Casa Forestal. Fuera de estos llanos, los pinos son más pequeños. La principal razón es que los suelos son muy delgados y suelen asentarse sobre gravas cementadas. Esto hace que las raíces sean muy superficiales y los pinos más crecidos se acaben cayendo al

35.- Piña inmadura de pino carrasco

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desarraigarse debido a vendavales o al reblandecerse el suelo tras temporales de lluvia. Al ser muy usados en repoblaciones forestales, todos los hemos visto plantados en filas y con grandes densidades que no dejan crecer arbustos bajo sus copas. El pinar de El Pajarillo es, por el contrario, un verdadero bosque: la distribución de los árboles es natural porque sólo está influida por las condiciones ecológicas, y se mezclan con un matorral denso y variado. El pinar más denso crece en las laderas situadas bajo el borde del llano de El Baúl. Después va aclarándose a medida que nos adentramos en las cárcavas, el clima va siendo más seco y las arcillas, a las que este árbol no parece adaptarse bien, van haciéndose más frecuentes. Este cambio puede seguirse muy bien si, desde el Mirador Oeste, nos fijamos en la ladera opuesta del cañón de El Baúl: Al desplazarnos de sur a norte, vemos como al principio los pinos aparecen en toda la ladera, luego desaparecen de las solanas y se mantienen sólo en las umbrías y, finalmente se pierden al presentarse las arcillas. A lo largo de la ruta se ve algo similar. El pinar empieza a clarear en los rellanos intermedios y al comenzar las laderas que bajan hacia el río ya pueden verse sólo en las umbrías o pegados a la humedad del fondo de la rambla del Chopo. El entorno desarbolado de estas últimas avanzadillas de pinar es ya el semidesierto.

36.- Los humanos (círculo rojo) quedan minúsculos junto al Pino Grande, con 22 m de altura y un tronco de 1,42 m de diámetro.

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El matorral que crece bajo los pinos experimenta también grandes cambios. El esparto crece por todos lados, escaseando únicamente en las solanas más inclementes y erosionadas de los bad-lands de arcillas. El resto de las especies son más selectivas. Un grupo que necesita más humedad y no le agradan las arcillas sólo se presentan o abundan más en las zonas más altas del recorrido. Entre ellas están perdigueras, coscojas, enebros de miera, espinos negros, romeros y efedras, que ya en las partes bajas suelen concentrarse en las hondonadas y umbrías. El lentisco tiene un comportamiento similar, pero escasea en las laderas más altas porque no soporta los fríos invernales de esas áreas. Las especies más exigentes son los garbancillos (Ononis fruticosa), que solo crecen en las inmediaciones del borde del llano, y el yesquero (Brachypodium retusum), que forma herbazales densos en laderas umbrías y de suelos profundos. La tendencia opuesta la representan las albaidas. En los tramos más altos del recorrido escasean y sueles asociarse a los suelos más secos y pedregosos, pero comienza a dominar el paisaje al aparecer las arcillas, hasta acabar convirtiéndose en muchas áreas de cresta y solana en el único acompañante del esparto. Donde las condiciones son duras incluso para la albaida, aparecen los tamojos (Hammada articulata). Este arbustillo puede verse formando matorrales muy abiertos en las lade-

37.- A lo largo de la ruta no es raro encontrar pinos caídos.

38.-Distintos tipos de pinares en Monte Pajarillo: densos en laderas altas, abiertos en rellanos intermedios (arriba) y pinos dispersos en fondos de valle y laderas arcillosas (abajo).

ras arcillosas más cercanas a la rambla del Chopo. Es una especie nitrófila, que invade parcelas de cultivo abandonadas o áreas sobrepastoreadas junto con las bojas negras (Artemisia barrerieli) y pardas (A. campestris).

39.- Yesqueral de ladera

40.- Espartal denso con albaidas en una umbría de cárcavas sobre arcillas.

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Los hábitats edafohigrófilos: oasis fluviales. Para referirnos a estos hábitats, debemos centrarnos en las orillas de la rambla de El Baúl, pobladas de bosques de ribera y, de pequeñas charcas con su vegetación asociada. Sin embargo, estos ecosistemas suelen estar muy alterados por encauzamientos, caminos y la implantación de alamedas y cultivos. Los restos mejor conservados se encuentran aguas arriba de la junta con la rambla de Balata. Aquí subsisten rodales densos de sauces blancos (Salix alba), tarajes (Tamarix africana) y álamos negros junto a otras áreas pobladas por la vegetación que aparece al destruir estos bosques. Así, se pueden ver masas de cañas (Arundo donax), espinares con zarzas (Rubus ulmifolius) y rosas salvajes (Rosa canina), junqueras con ciscas (Saccharum ravennae) y juncos churreros (Scirpoides holoschoenus) y, en áreas pastoreadas, vallicares de plantas anuales. Estos hábitats, más desdibujados, ascienden cauce arriba en la rambla del Chopo, reapareciendo en algunos tramos en los que las aguas subterráneas se acercan especialmente a la superficie. La transición entre los hábitats edafohigrófilos y climatófilos no es brusca, sino que aparece marcada con ecosistemas de transición. En el Monte Pajarillo, los más importantes son los retamares de rambla, asociados a las terrazas de arena más cercanas a los cauces, que funcionan como esponjas que acumulan parte del

41.- Viejo ejemplar de tamojo recomido por el ganado.

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42.- Algunos arbustos del pinar y las cárcavas: garbancillos (1), romero macho (2), lentisco (3), efedra (4) y albaida (5).

agua de las avenidas y las escorrentías de las laderas. La especie más importante de estos hábitats es la retama de bolas, que puede formar masas densas con grandes ejemplares de más de 4 m de alto. Es una de las especies más abundantes en los llanos, pero las cárcavas del Monte Pajarillo son demasiado secas para que pueda sobrevivir, desapareciendo hasta que se presenta la humedad que se acumula en estos arenales. Su caso no es el único. Estos hábitats parecen grandes campos de refugiados en los que sobreviven plantas que no soportan la sequía del entorno o que, aunque puedan hacerlo, encuentran aquí condiciones mucho mejores.

Entre las primeras, destacan muchos acompañantes de los encinares que no habíamos vuelto a ver desde que abandonamos el llano de Baúl o las laderas más cercanas a su borde, como las aulagas, estepas blancas, almoraces o garbancillos. En el segundo grupo puede aparecer cualquier planta propia de las laderas y cimas de las cárcavas, aunque destacan efedras, lentiscos, espinos negros, enebros de miera y coscojas, que alcanzan aquí los mayores portes de toda la ruta. También encontramos pinos carrascos que, a modo de avanzadilla del bosque, arraigan aquí cuando ya no pueden crecer en las laderas del entorno.

44.-Aspecto parcial de una pradera de juncos churreros y ciscos.

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43.-Masa de sauceda-alameda en el curso bajo del arroyo de Baúl.

45.-Los matorrales de retama de bolas y almoraces ocupan los cauces de las ramblas.

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46.- El tulipán salvaje (Tulipa sylvestris) es raro en el Monte Pajarillo, pero forma pequeñas poblaciones en algunos espartales umbríos.

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47.-Centaurea malacitana sólo puede encontrarse asociada a la humedad de los arenales de rambla

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48.– La lagartija colilarga (Psammodromus algirus) suele vivir en áreas de vegetación densa.

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49.– Los escarabajos del género Cerocoma pueden verse en primavera comiendo polen.

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50.- Hembras y choto de cabra montés.

La fauna. La fauna del Monte Pajarillo es muy rica, tanto que su descripción es difícil. A lo largo de la ruta, podemos ver rastros de garduñas (Martes foina), tejones (Meles meles), zorros (Vulpes vulpes), conejos (Oryctolagus cuniculus) y jabalíes (Sus scrofa), y aún es fácil levantar perdices (Alectoris rufa) y liebres (Lepus granatensis). Durante la temporada cálida es frecuente tropezarse con las lagartijas colilargas (Psammodromus algirus) o los lagartos ocelados (Timon lepida) en las cárcavas, o las ranas comunes (Pelophylax perezi) y sapos corredores (Epidalea calamita) en las charquitas que aún subsisten en el cauce de la rambla de El Baúl.

Al llegar el invierno, podremos ver a los esmerejones (Falco columbarius), venidos desde el Ártico, persiguiendo bandos de mitos (Aegithalos caudatus). Podríamos seguir citando especies durante páginas, pero es mejor que nos centremos en tres ambientes muy distintos: el pinar, los tajos y el semidesierto. La fauna del pinar. Si lo analizamos como ecosistema, el pinar se caracteriza por dos factores básicos: complejidad estructural y biomasa, o lo que es lo mismo, refugio y comida. En efecto, al ser el único árbol de las cárcavas, es importante para las aves que anidan lejos del suelo y sus predadores. Las más abundantes son insectívoros como el carbonero garra

garrapinos (Parus ater) y común (Parus major), o granívoros como los pinzones comunes (Fringilla coelebs), los verdecillos (Serinus serinus) y verderones (Carduelis chloris). También pueden verse piquituertos (Loxia curvirostra), zorzales charlos (Turdus viscivorus), mirlos comunes (Turdus merula); y rapaces como el águila culebrera (Circaetus gallicus), el aguililla calzada (Hieraaetus pennatus), el gavilán (Accipiter nisus), el elanio azul (Elanus caeruleus) o el alcotán (Falco subbuteo). Además, cada pino es una gran despensa. Varias especies de escarabajos minadores, como Tommicus piniperda, se alimentan de los tejidos vivos que tiene el árbol bajo la corteza, mientras la procesionaria del pino (Thaumetopoea pytiocampa) se come las

hojas. Ambas especies siempre están en el pinar, pero pueden combinarse entre sí y con las circunstancias climáticas para generar plagas que pueden matar a algunos pinos. Sin embargo, lo más apreciado de los pinos son los piñones. Estos acaban tarde o temprano en el suelo, donde los aprovechan pinzones y otras aves granívoras, pero también pueden robarse de la caja fuerte que forma la piña. El mejor especialista es el piquituerto, que separa las brácteas usando su pico torcido como palanca. Su competidor, aunque también debe atiborrarse con las bellotas de las coscojas, es el ratón de campo (Apodemus sylvaticus). Para acceder a los piñones muerde las brácteas dejando piñas roídas que pueden verse tanto en el suelo como

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51.– Los lagartos ocelados de El Pajarillo pertenecen a la subespecie nevadensis, con colores más grisáceos que los del resto de España.

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aún prendidas en las ramas de las copas, porque los ratones de campo pueden trepar hasta ellas como ardillas en miniatura. Los tajos y cantiles. Un segundo gran grupo de animales usan como refugio los grandes tajos y paredones que abundan en el Monte Pajarillo y cañón de El Baúl, y obtiene el alimento de los hábitats del entorno. Una de las especies más atractiva es la cabra montés (Capra pyrenaica), que se ha extendido a la zona en los últimos 20 años desde la sierra de Cazorla. Suelen verse pequeños grupos de hembras y chotos que pasan el día en abrigos y se mueven durante la mañana y el final de la tarde para pastar en las laderas y bordes del llano. Las aves más relevantes son las rapaces, entre las que destacan las águilas reales (Aquila chrysaetos) y los buitres leonados (Gyps fulvus), cada vez más abundantes, pero también se encuentran búhos reales (Bubo bubo), mochuelos (Athene noctua), halcones peregrinos (Falco peregrinus) y cernícalos comunes (Falco tinnunculus). A estos se suman los cuervos (Corvus corax), las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y multitud de pequeñas aves rupícolas: vencejos reales (Apus melba), aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris), golondrinas comunes (Hirundo rustica) y dáuricas (Hirundo daurica), collalbas negras (Oenanthe leucura), colirrojos tizones (Phoenicuros ochruros) y roqueros solitarios (Monticola solitarius). Finalmente, los murciélagos ore-

52.– Sapo corredor (arriba) y zorro (abajo).

53.- Piñas abierta por piquituerto (derecha) y roída por un ratón de campo (izquierda), ambas sobre una rama a 3 m. de altura.

judos (Plecotus austriacus), rabudos (Tadarida teniotis), montañeros (Hypsugo savii) y hortelanos (Eptesicus isabellinus) forman colonias en las grietas de los tajos. Los habitantes del semidesierto. Los animales de los espartales, retamares y albardinares se enfrentan a un hábitat que, además de ser muy

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frio en invierno, tiene un verano largo y seco en el que desaparecen el agua y muchas de sus fuentes de alimento. Sin embargo, en primavera podemos asistir a verdaderas explosiones de vida que acompañan a la floración de los arbustos y a la resurrección de las praderas. Esta gran fiesta tiene dos grandes protagonistas: las hormigas y una familia de escarabajos, los Tenebrionidae. Entre estos últimos están algunas de las especies que mejor aprovechan las floraciones de los romeros macho, las perdigueras o el esparto, como Heliotaurus ruficiollis. Pueden encontrarse por miles comiéndose los estambres y pétalos de las flores junto con otros escarabajos de los géneros Mylabrys (Meloidae), Tropinot a ( C e t o n iid a e ) o L a c h n a i a (Chrysomelidae). Otros insectos son mucho más respetuosos con las flores y se limitan a recoger néctar y polinizar. Entre las mariposas, la más abundante es Pyronia bathseba, cuyas orugas se alimentan de yesqueros y, ya de adultas, se las ve por decenas sobre los almoraces. Entre las abejas, son frecuentes las formas solitarias de la familia Megachilidae. Otros Tenebrionidae se mueven sobre el suelo. como furgones blindados, con sus cutículas negras y duras. No pueden volar porque sus élitros están soldados para reducir al mínimo las perdidas de agua. Géneros como Pimelia y Tentyria son muy abundantes, capaces de aguantar los veranos más duros saliendo sólo de

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54.- Alguno de los artrópodos asociados a las flores en Monte Pajarillo: Heliotaurus ruficiollis (1), Lachnaia (2), Mylabrys (3), una abeja de la familia Megachilidae (4) y la araña Thomisus onostus (5).

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noche y alimentándose de detritos vegetales. Entre las hormigas, las más abundantes son del género Messor. Son insustituibles en el semidesierto, recogiendo millones de semillas y acumulando junto a los hormigueros grandes montones de detritos vegetales. Estos restos son la principal causa de que los Pimelia y Tentyria se asocien a los hormigueros durante el verano, al encontrar aquí uno de los pocos alimentos disponibles. También es un recurso, junto con el resto de la materia vegetal, para los caracoles blancos (Iberus alonensis), una joya que cada vez es más escasa. Todos estos invertebrados son el alimento de una legión de predadores. En las flores, camufladas con tintes rosas o amarillos, acechan arañas cangrejo (Thomisus onostus) y sobrevuelan moscas cazadoras de la familia Asilidae. Ya en el suelo, merodean arañas lobo( Tarantula sp) y alacranes (Buthus occitanus), y las larvas de Libelloides baeticus hacen trampas-embudo en la arena. Son pequeños monstruos de mandíbulas atroces, pero de adultos se convertirán en uno de los insectos más bellos del Monte Pajarillo. Entre los reptiles, las lagartijas colirrojas (Acanthodactylus erithrurus) y colilargas se atiborran de hormigas. En cuanto a las aves, actúan como predadores la collalba rubia (Oenanthe hispanica), la cogujada común (Galerida cristata), la curruca colilarga (Sylvia undata), el colirrojo tizón y el mochuelo.

55.-Pyronia bathseba es la mariposa más abundante en el Monte Pajarillo.

56.-Adulto de Libelloides baeticus.

57.- Dos importantes protagonistas de la vida en el suelo del semidesierto: Pimelia (arriba) y Lycosa (abajo)

58- Antigua construcción de Bácor con vigas de pino.

59-Majada de El Madroñal, con el refugio del pastor a la izquierda y los corrales a la derecha.

La huella humana

La huella humana. Bácor dependía esencialmente de su vega, pero esto no quiere decir que los productos que se obtenían en el Monte Pajarillo no fuesen importantes. Al ser terreno municipal (y seguramente antes comunal) estaba abierto al aprovechamiento de todos los vecinos. La madera de los pinos se usaba en construcción, y el monte era la principal fuente de combustible. Las perdices y, sobre todo, los conejos eran un complemento muy importante de la dieta. Sin embargo, había 2 aprovechamientos básicos: la ganadería y el esparto. Tierra de pastores. La ganadería tradicional se basaba en el ganado ovino, con algunas cabras para que ahijaran a los corderos rechazados o huérfanos. Algunos de estos hatos tendrían su base en la periferia del pueblo, pero si se querían explotar los pastos de una zona más alejada, había que tener la majada en ella. Las majadas siempre tienen un corral y un refugio para el pastor. En la del Madroñal o la de los Lobos, desde las que se explotaban los pastos de los llanos de El Pinar de Guadix, ambos elementos eran cuevasvivienda: la del pastor, siempre pequeña, y las destinadas a corral abiertas a un espacio exterior cercado. La majada de Los Lobos también tiene un gran aljibe para que el ganado pueda abrevar. La más cercana a la ruta está en el tramo más bajo de la vereda de Trancamulas, y es muy diferente.

60.- En la majada de los Lobos, el agua se extraía del aljibe por un pozo y se echaba a una gran pila para que abrevaran las ovejas.

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61.- Majada del inicio de la vereda de Trancamulas.

Aprovecha un gran abrigo y cuenta en un lateral con una cueva-vivienda minúscula para el pastor. El abrigo está hoy cerrado con alambrada, pero antes tuvo un muro de piedra seca del que aún se ven restos. Ha debido ser durante ¿siglos? el principal centro para explotar los pastos del Pajarillo y la parte baja de la rambla de Balata, con la que conecta a través de una gran vereda. Su ubicación está muy bien elegida, con una fuente (hoy casi seca) a menos de 100 m, y pastos ricos en el entorno. Los vallicares de la orilla de la rambla del Baúl serían los más apreciados, porque junto a los yesquerales de las cárcavas, más distantes, son los únicos que se mantienen verdes en verano. En invierno y primavera se aprovechaban también los herbazales anuales que crecían al

62.- Piedras para la sal.

desbrozar o quemar los retamares de rambla y, en verano y otoño, se explotaban las rastrojeras de la vega. La sal, muy importante para aumentar la productividad del ganado, se le dejaba sobre “piedras de sal” que, a modo de pequeñas mesitas planas, aún pueden verse cerca de la majada.

El esparto. Las fibras de lignina de las hojas del esparto las hacen muy resistentes a la tensión y la torsión. Cómo abunda en el sureste ibérico, al menos desde el Neolítico, se ha convertido en una de las plantas más útiles de nuestros montes. Con la pleita (el esparto entretejido) se han fabricado cuerdas, elementos para prensar aceite, calzado, esteras, serones y espuertas. Tradicionalmente, su producción, trabajo y comercialización se mantuvo dentro de ámbitos artesanales locales o, como mucho, regionales. Todo cambió hacia 1860, cuando la industria inglesa descubrió que con él se podía hacer pasta de papel de alta calidad, pólvora, y ya como nitrocelulosa o acetocelulosa, incluso

piezas para los primeros aviones. Esto desató una fuerte demanda por parte de los ingleses, que a fines del XIX importaban 200000 Tm/año. La necesidad de contar con un transporte eficaz hacia los puertos de embarque fue una de las principales causas que impulsaron la construcción y aseguraron la rentabilidad de la línea de ferrocarril GuadixAlmendricos, finalizada en 1906. También tuvo parte en la pequeña revolución industrial que se dio en la comarca accitana a comienzos del siglo XX, con la creación en Benalúa de la papelera Nuestra Sª de Las Angustias (“La Pastalfa”). La competencia de estas fábricas nacionales por el esparto español (que no acabaron de funcionar pero se aseguraron que el gobierno impidiera su ex-

La huella humana

63.-Entibas para esparto de la Casa Forestal de El Pajarillo

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portación) llevó a los ingleses a buscar su esparto en Marruecos y Argelia, acabando así con esta primera ola de explotación masiva. La 2ª se inició en 1940 para obtener fibras para cuerdas y arpilleras, compensando la falta de yute debida al embargo decretado contra España en la II Guerra Mundial. Este auge se mantuvo hasta que, hacia 1970, se extendió el uso de fibras plásticas. Entre tanto, en la comarca de Guadix surgieron varios almacenistas, como la familia Peregrín, que organizaban el envío hacia las industrias. La recolección del esparto era un trabajo duro que no podía hacer cualquier jornalero agrícola. Por eso, siempre estuvo en manos de cuadrillas especializadas de los pueblos cercanos a los espartales. Se pagaba muy bien y tenía una contribución decisiva a la economía familiar: cada operario podía llegar a arrancar 400 kgr/día, cobrando 550 pesetas. Mientras se enviaba a las fábricas, todo este esparto se acumulaba en áreas de almacenaje que contaban con eras de piedra o entibas que impedían que se pudriera al estar en contacto con el suelo. En la hoya de Guadix se construyeron grandes complejos de entibas a comienzos del siglo XX en los cortijos de La Sabina y Becerra. El de los llanos de El Pajarillo es muy posterior: no aparece aún en las fotografías aéreas de 1956-57. Cuenta con 18 entibas y una pequeña casa para hacer pesajes y pagos y mantener un guarda que evitara robos.

65.- Publicidad del almacén de esparto de Félix Peregrín Navarro (Guadix, 1950).

66.– Gracias a artesanos como Antonio Rodríguez, el saber tradicional del tejido de la pleita aun se mantiene en Bácor.

Sin embargo, el esparto de Bácor ya se explotaba desde mucho antes. A comienzos del siglo XX, se trabajaban los cotos de esparto de Los Puntales, Coto Dueñas, Barchel y Dehesa de los Cuartos. No hemos hallado documentos de lo que pasaba mientras en el Pajarillo, pero a ciencia cierta se cogía esparto y se cargaba en mulas que subían penosamente la vereda de Trancamulas (de ahí su nombre) hasta el llano y, desde allí, a la estación de ferrocarril de El Baúl.

La explotación del esparto fue fundamental en la historia económica de Bácor, y quizás contribuyó a triplicar su población entre 1900 y 1950. Hoy, olvidado su uso industrial, sólo se recogen 2000 Tm/año entre las provincias de Granada y Jaén. Toda la producción se dedica a la artesanía, que también está perdiéndose. Ya hay pocos que sepan coger esparto o hacer pleita, y casi nadie lo hace profesionalmente.

La pleita y las majadas son parte de un pasado cada vez más lejano. Aunque fue muy duro, les gusta recordar a quienes lo vivieron porque están muy orgullosos de haberse matao a trabajar para sacar adelante a sus familias. Cuando nos sentemos ante las entibas a descansar tras subir Trancamulas, si somos sensibles (o al menos decentes), estaría bien dedicar un pensamiento a la memoria de los hombres y las caballerías que subieron estas cuestas antes que nosotros.

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67- La escena del pesaje del esparto se ha debido de repetir miles de veces en las entibas de El Pajarillo.

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Historia y uso de recursos. Asenjo Sedano, C. (2000): Arquitectura religiosa y civil de la ciudad de Guadix. Siglo XVI. Univ. de Granada, Granada. 266 pp. Bertrand, M. (1993): L’Hábitat troglodytique de la región de Guadix (Andalousie oriental). Tesis Doctoral Inédita, Univ. de Paris I. 1277 pp.

Lecturas recomendadas

Cuellar Villar, D. (2003): Trasportes y desarrollo en el sureste andaluz (1850 – 1950): economía, empresas y territorio. Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Madrid. 419 pp. De Miguel Mora., C. (2006): La toma de Baza. Estrategia militar y política internacional. Péndulo. Papeles de la Bastetania, 5: 93 – 118. Fernández Palazón, G. (1974): Aspectos socioeconómicos de la explotación del esparto en España. Revista de Geografía, 8 (1-2): 203 – 212. Garrido García, J. A.; y S. Gilotte (2008): Los materiales constructivos del teatro romano de Guadix (Granada): caracterización e hipótesis sobre su origen. Informe inédito, 83 pp. Quesada, T. (1996): Las salinas de interior de Andalucía Oriental: ensayo de tipología. Pp. 317 – 333. II Coloquio Historia y Medio Físico. Agricultura y regadío en al-Andalus. Almería, 1996. Sánchez Díaz, C. (1984): Mapa de la sal del Reino de Granada. Cuaderno de Estudios Medievales y Ciencias y Tecnologías Historiográficas, 12-13: 199-204. Sánchez Gómez, M. A. (2000): Aportación al estudio de la industria del esparto en la comarca de Guadix. Bol. Inst. Estudios Padre Suárez, 13: 221-232. El Medio Natural. Costa Pérez, J. C.; F. Valle Tendero, F. B, Navarro Reyes y M. N. Jiménez Morales (2004): Datos botánicos aplicados a la Gestión del Medio Natural Andaluz II: Series de Vegetación. Junta de Andalucía, Sevilla. 351 pp. De la Cruz Pardo, J.; M. Yanes Puga, C. P. Sánchez Rojas y M. Simón Mata (2010): Altiplano estepario. Ambientes semiáridos del sureste andaluz. Junta de Andalucía, Sevilla. 715 pp. Garrido-García, J. A. (2008): Las comunidades de mamíferos del sureste de la Península Ibérica: elementos para un análisis histórico. Galemys, 20 (1): 3 - 46 Hódar Correa, J. A. (1994): Relaciones tróficas entre los paseriformes insectívoros en dos zonas semiáridas del SE ibérico. Tesis Doctoral Inédita. Uni. de Granada. 264 pp. Pleguezuelos, J. M. (1992): Avifauna nidificante de las sierras Béticas Orientales y depresiones de Guadix, Baza y Granada. Su cartografiado. AMA-Universidad de Granada, Granada. 365 pp. Sánchez Piñero, F. (1994): Ecología de las comunidades de coleópteros en zonas áridas de la depresión de Guadix-Baza (SE de la península ibérica). Tesis Doctoral Inédita. Uni. de Granada. 313 pp. TECNA. SL (2009): Itinerario Geoturístico. Cuenca de Guadix-Baza. GDR Guadix-GDR Altiplano de Granada. Guadix, 31 pp. Valera, F.; C. Díaz-Paniagua, J. A. Garrido-García, J. Manrique, J. M. Pleguezuelos y F. Suárez (2011): History and adaptation stories of the vertebrate fauna of southern Spain’s semi-arid habitats. Journal of Arid Environments., 75: 1342 - 1351..

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INFORMACIÓN DE INTERÉS. Centro de interpretación de la Casa Forestal de El Pajarillo. Está cerrado salvo para visitas organizadas. Los particulares pueden visitarlo pidiendo las llaves en el Ayuntamiento de Bácor (958671767) o en establecimientos turísticos del entorno Compras. Se recomienda la panadería y los embutidos tradicionales.

Carnicería y Fábrica de Embutidos La Tomasa. C/García Lorca, 1 (Bácor). Tlf. 958671725

Panadería La Espiga de Bácor. C/San José, 28 (Bácor) Tlf. 958671807 Así mismo, le recomendamos que se informe sobre la posibilidad de adquirir artesanía de esparto. Un aperitivo. Bar de El Pensionista. C/Huertos, 2. Horario: abierto todas las tardes. Fiestas Locales. Las fiestas patronales en honor a San Bernabé se celebran el fin de semana más cercano al 11 de junio.

Se puede descargar esta guía y obtener más información sobre la ruta en http:// biodiversidadguadix.blogspot.com.es

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PUNTOS DE INTERÉS Geología— Geomorfología.

Cartografía

1.– Estalactitas de barro. 2.– Desplomes de ladera. 3.- Terrazas fluviales. 4.- Sustrato de arcillas con niveles de limos cementados. 5.– Sistemas de torcas. 6.– Bad-lands en arcillas. 7.- Glacis moderno con aluvión grueso. 8.– Sustratos de arenas/ gravas. 9.– Resto derruidos de nivel de colmatación. 10.– Glacis antiguo con caliche. 11.– Cañón de El Baúl. 12.– Chimeneas de hadas. Historia y usos de recursos. 1.– Tumbas argáricas. 2.– Algarbes: granero y cuevas vivienda en tajos. 3.– Castillo y casco urbano. 4.- Toma de agua de acequia. 5.– Balsa romana. 6.– Majada. 7.– Veredas ganaderas. 8.– Entibas de esparto y casa forestal. 9.– Abrigo-refugio.

Centro de interpretación

Mirador oeste

Merendero

Vereda de Trancamulas

Mirador norte

Vereda de la Rbla. del Chopo

Base cartográfica: MTN 1:25000 Instituto Geográfico Nacional

Recorridos alternativos no señalizados

PUNTOS DE INTERÉS Flora y vegetación

Cartografía

1.– Vegetación de ribera. 2.– Charcas y fuentes. 3.– Zarzal-rosaleda. 4.– Cañaveral con tarajes. 5.– Alameda-sauceda. 6.– Ciscar-junquera. 7.– Vallicar. 8.– Tamojar. 9.– Retamar de rambla. 10.– Espartal denso con albaidas. 11.– Espartal-albaidar abierto. 12.– Espartal-romeral con pinos, coscojas, enebros de miera y lentiscos. 14.– Pinar abierto. 15.– Pinar denso. 16.– Matorral de garbancillos. 17.– Coscojar con pinos dispersos. 18.– Encinar. 19.– Yesqueral. 20.– Grandes ejemplares de enebro de miera, lentisco, coscoja y efedra. 21.– Poblaciones de estepa blanca en fondo de rambla.

Centro de interpretación

Mirador oeste

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Vereda de Trancamulas

Mirador norte

Vereda de la Rbla. del Chopo

Base cartográfica: MTN 1:25000 Instituto Geográfico Nacional

Recorridos alternativos no señalizados

Los habitantes de Bácor aún siguen, como desde hace siglos, remontando la rambla del Baúl para labrar sus hazas.

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