Guerra fría, masculinidades y america latina

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Descripción

Masculinidad/es, Guerra Fría y América Latina: el caso del Cabo Anselmo, AMFNB y Golpe de Estado brasileño de ´64. ¿Cobarde, traidor o héroe? Devanir da Silva Concha

Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades Programa de Doctorado en Estudios Latinoamericanos Curso: Guerra fría y América Latina. Santiago de Chile 20/12/2014

Este trabajo tiene por intención vincular la Guerra Fría con el caso del Cabo Anselmo, en el levantamiento de los marineros del AMFNB en el Golpe de Estado en Brasil en 1964, mediante una lectura desde los estudios de masculinidades y los estudios culturales, específicamente de los medios de comunicación masiva. El caso de Cabo Anselmo, en la historia brasileña reciente, es sobre un marinero que asume la directiva del AMFNB y es acusado, posterior al golpe de ser espía de la CIA. Trataremos de aproximarnos de manera novedosa a este hecho mediante el eje semántico héroe/antihéroe para comprender la sintonía simbólica entre la guerra fría como fenómeno histórico y las subjetividades masculinidades involucradas. La sociedad moderna, incluyendo el proceso de la Guerra Fría, se define incluso a partir de un elemento de garante de un orden (subjetivo) determinado, que no es universal sino masculino.

"Este es el inicio del fin de la guerra fría del hemisferio americano" Frase acuñada por Heraldo Muñoz, Canciller Chileno, en 17 de diciembre 2014 a propósito de que se reestablecen relaciones diplomáticas formales entre EE.UU y Cuba, interrumpidas desde 1969. Prólogo La reciente afirmación del canciller chileno tiene una notable importancia, en varios sentidos, porque reabre un debate, que más que reflejar sino mostrar la pervivencia por más de medio siglo, sobre una lógica que ha permeado nuestras formas de pensar, sentir y actuar en el mundo y que se instaló en nuestro ADN cultural como una lógica operativa de la vida cotidiana en la periferia occidental. ¿Es el fin realmente o solo esconde el continuismo? Esta pregunta confirma que enfrentamos con la misma lógica de la guerra fría el fin de la misma, y hace dudar de su final porque, creo, es un modo masculino de mirar el mundo. 1. Introducción Este ensayo tiene, por objetivo reflexionar y problematizar de dos elementos que creo están íntimamente relacionados: las subjetividades e identidad masculinidad/es y la Guerra Fría, y abordándolo mediante el caso de Cabo Anselmo, en el contexto de la dictadura brasileña del 1964. Queremos entender los puentes entre estas dimensiones, cómo se potencian y qué los hace simbólicamente eficiente; en tanto movilizadores de sujetos. Usualmente la reflexión en el contexto histórico de la Guerra Fría no se hace un esfuerzo para cruzar con el debate de género, ni preguntar por los sujetos varones y masculinidades en la Guerra Fría. Creo que no solo es un momento histórico importante y transversal sino también un momento en donde la subjetividad masculina se despliega como nunca antes. Y creo que opera un eje semántico en particular: héroe/antihéroe. Centraremos nuestra mirada, desde el enfoque de masculinidades, sobre la operacionalización de lo simbólico, bipolarismo y ambivalencia de la Guerra Fría y cómo se manifiesta en los sujetos masculinos. Pierre Bourdieu con el concepto de habitus aporta no solo en la conceptualización de lo social sino también entregar herramientas para la comprensión de las masculinidades a medida que este concepto habla de disposiciones durables - tanto como estructuras estructuradas y como estructuras estructurantes - en la vida de los sujetos. En el caso de las masculinidad/es tiene relevancia a medida que la guerra fría, como momento histórico, estructuran a los sujetos a actuar en modo “masculinidad épica” pero que están situados en un contexto de ambivalencia, en un juego de apariencias, que desarma esa solidez o certeza identitaria. La elección de esta temática tiene una vinculación con mi biografía a medida que mi padre fue participe activo del evento aquí analizado. Fue castigado y exiliado, hasta el día de su muerte, por su participación de la guerrilla urbana contra la dictadura brasileña iniciada en 1964. Vincular lo personal con lo político es

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importante a medida que permite hacer sentido de eventos históricos, tanto para el sujeto en cuestión como aquellos vinculados con él. Y esto de lo político en sentido tradicional y atravesado por la noción las masculinidades se vinculan fuertemente con las nociones de competencia, la certeza (para la acción) y el nacionalismo y esto no solo constituye como lo constitutivo de/para lo masculino (lo ideal) sino también es el fundamento de una sociedad moderna occidental (Mosse, George L. páginas 3-16). Pero la Guerra Fría licua esos significantes e instala la incertidumbre y la estrategia como nuevos referentes identitarios – generales por cierto - y por tanto entramos en una situación paradojal entre lo personal (necesidad de lo estable) y lo histórico (permanencia de lo inestable o variable). Esto se reflejó, en el plano personal de mi padre– de lo que recuerdo de la época en que tenía 15 a 16 años–, con el cambio de la postura beligerante respecto su participación de la guerrilla urbana en Brasil a una postura más reflexiva. Que resultó en cambiar la lucha con armas por la lucha con la pluma. Así entonces en este ensayo estableceremos, primero, una imagen y supuestos de la Guerra Fría y sus características; segundo abordar la industria cultural como un modo (continuismo) de lucha pero con símbolos. Tercero, en cómo estas afirmaciones convergen con el tema de género y masculinidades. En cuarto lugar, abordar el caso de Cabo Anselmo para comprender cómo el discurso social sitúa a este sujeto (masculino) en el eje identitario como traidor/cobarde y/o héroe. Quinto, y último pero no menos importante, concluir que la Guerra Fría constituye en un elemento central en la comprensión de la subjetividad masculina epocal, y que pervive su matriz operacional y que es difícil pensar una llamada masculinidad alternativa, o fuera de esta matriz. Confirmando así que las “nuevas masculinidades” sería más bien una figura ficcional contemporánea que no tiene real vigencia en la práctica pero que puede tener una cierta eficiencia simbólica. 2. Las premisas de la Guerra Fría Primeramente debiéramos aquí explicitar los aspectos básicos que fueron señalados en el curso. La primera premisa básica es que la guerra fría no ha acabado y que la lógica implantada sigue vigente hasta el día de hoy. Segunda premisa es el eterno empate, la cual plantea que todos van a evitar la guerra total porque termina en la extinción de todos. Tercera, es la falsedad de los opuestos, binarismo tales como comunista/capitalista, héroe/antihéroe, blanco-negro, mujeres-hombres etc, ya no son tales. Por tanto, las fechas no significan nada sino se aspira a comprender la contemporaneidad y la lógica del sustrato cultural que en este caso parece seguir funcionando a pesar de los hitos de la historia oficial (la caída del muro de Berlín y otros). Junto a estas premisas hay que tener en consideración otros dos elementos para comprender el fenómeno de la guerra fría. Primeramente, estamos viviendo en una época de ambivalencia en donde las certezas de una modernidad temprana ya no tienen ninguna vigencia. Los planteamientos en “La condición postmoderna” de Lyotard y “La modernidad liquida” de Z. Bauman son justamente esos elementos de complemento para la

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comprensión de la pervivencia de la lógica de la Guerra Fría en la actualidad. Esto resulta en que las apariencias operan, paradojalmente, como indicadores de una realidad subyacente y que está completamente operacional. Así, el dualismo ideológico es una ilusión funcional, como diría Claude Leví-Strauss, tiene una

eficacia simbólica a medida que es operativa, más allá de que tenemos conciencia de que es una ilusión. Francis Wheen plantea que estamos frente un mundo extraño en donde nada aparece ser lo que es. Sin embargo, a pesar de esta conciencia

se establece como el referente al cual todos apuntamos para

comprender lo que sucede. Y así, a nivel de la subjetividad, la paranoia se ubica como la única certeza de nuestra forma de acercarnos al mundo. Segundo, la proliferación de un sinfín de micro-guerras, o conflictos reducidos, que no se extienden pero que son fiel reflejo de la lógica de guerra fría, hasta el día de hoy. Las micro-guerras tienen, a nivel global, tiene una característica: replicar, a menor escala, la misma dinámica binaria (el rojo comunista v/s el azul democrático) en distintos escenarios. David R. Mares plantea confirma, en su artículo “La guerra fría en los conflictos latinoamericanos: mitos y realidades”, que las micro-guerras aumentan justamente durante la época “oficial” de la Guerra Fría. Ahora bien, su análisis no incluye las fechas posteriores a la misma por lo cual no se podría pensar los efectos de la misma en la historia latinoamericana ni fuera de las fechas planteadas. Sin embargo, esas cifras delatan algunos insumos para evaluar el impacto, a nivel subjetivo, de la incertidumbre. Si bien podría argumentar el aumento cuantitativo de los conflictos a nivel mundial, y que nos arrojaría a la premisa del fatalismo, comprendemos - tal cual lo plantea Alfredo Jocelyn-Holt -, al mismo tiempo, que la paz mundial está hoy asegurada como nunca. La Guerra Fría instala entonces una paradoja: por un lado, la incertidumbre y desconfianza como elementos centrales de nuestras vidas pero, por otro, seguimos funcionando igual. Esto produce el mundo (bi)polar y que hace inviable el tercer jugador, por la mutua dependencia de los primeros dos actores: Estado y sociedad civil. En este contexto, el slogan del “tres son multitud” se aplica plenamente en este escenario, y que se une la desconfianza a las instituciones (tercer jugador), tal como ocurre con la narrativa de Godfather, Gangster Americano, Pablo Escobar1 y otros ejemplos. En ejemplos se plantea que hay un orden subyacente “al mundo que conocemos”. La industria cultural difunde estas nociones de héroes/antihéroes y el mundo debajo de la superficie. De la industria cultural, los ´60, surgen todas las figuras de héroes de Hollywood, hoy empresas multimillonarias como DC Comics y Marvel (además de Dark Horse, Image etc) que son los exclusivos de insumos –simbólicos por cierto - basados en la lógica de la Guerra Fría. La iconografía y simbolismo que se retrata y narra en sus páginas ser podría pensar como un modo de guerra que se puede

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Ahí no hay tres actores (Estado, mafiosos y sociedad civil) sino solo son dos. Ya que en ambos casos son parte de la sociedad cuando se presentan como respetables ciudadanos, y no como perversos, diabólicos ni enfermos. Es la figura del malo bueno, totalmente ambivalente. Entre estos dos actores (la ley) y el común y corriente es que se configura el equilibrio.

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vincular con la historia de las mentalidades. Juega un rol importante porque es una industria que mueve más de 800 millones de dólares2. Solo considerar que el primer número de Superman se vendió recientemente en 3,2 millones de dólares3. La cantidad de dinero nos da una luz de la relevancia que podría tener esto, a nivel de lo subjetivo, para nuestra forma de ver la realidad social. La Guerra Fría entonces no sólo consiste en espías reales sino es también una guerra simbólica, y de modos de pensar el mundo. La industria cultural genera una cosmovisión (ilusoria) de sentidos y que además hace sentido y permite, o como diría algunos, manipular las masas. Esto se puede demostrar con la silueta más reproducida en la historia: el “Che”4. Esto nos señala que la Guerra Fría también es una guerra de símbolos o como algunos la entienden: una coaptación del sistema capitalista de figuras (masculinas) ajenas ideológicamente. Entonces, en términos de Bourdieu, esta industria sería la estructura estructurante de un identidad específica y que hace viable, en su reproducción de la eficacia simbólica, de una figura masculina reconocible y desaeable. a. Guerra fría e industria cultural Entonces, ya la revolución no se pensaría como algo “instantáneo” sino como un juego que pone en movimiento estratégico de piezas (que pueden ser sujetos, eventos y objetos) para lograr un fin determinado. Y que estos fines concuerdan con los intereses de ciertos grupos de interés (ideológico y/o económico). Así, aparece entonces una Revolución 3.0. La anterior (2.05) era la que ocurría con una intervención militar breve o reducida (golpe de estado), y con una segunda fase de intervención en la dimensión económica6. Hoy, sin embargo, con Internet – y anteriormente con la industria cultural norteamericana - ocurre una intervención con todo un arsenal/material cultural sin precedentes, disponible en las áreas de música, literatura, teatro, arte7, etc. Esto se puede ver, a modo de ejemplo, con la noticia8 de un rapero, contratado – supuestamente por parte de EE.UU, para iniciar una revuelta en un festival de rap con jóvenes cubanos para producir (con efecto tipo mariposa9) el derrocamiento del régimen cubano.

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http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2014/10/659-600818-9-superheroes-digitales.shtml http://www.merca20.com/marketing-con-superheroes-pagaron-3-2-millones-de-dolares-por-un-comic/ 4 http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/7028598.stm 5 Revolución 1.0 era la guerra misma como intervención o transformación armada para ir de un estado de las cosas a otro. 6 Naomi Klein y su libro Doctrina del Shock 7 No estoy diciendo con esto que todas estas áreas son per sé políticos sino son campos de potencial intervención a favor de una postura en lo político. 8 http://www.emol.com/noticias/magazine/2014/12/11/694143/descubren-que-organismo-de-eeuu-penetro-el-hiphop-cubano-para-desestabilizar-al-gobierno.html 9 http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_mariposa 3

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Así, la guerra fría cultural - con la industria de cine, literatura, comics detrás – constituye en una herramienta para la gestión emocional de las masas mediante el uso de figuras (héroes e ideologías) que otorgan una falsa sensación seguridad en un contexto de inseguridad, y, que por tanto, justifican/posibilitan acciones políticofácticas determinadas. En el libro “CIA y la Guerra Fría cultural”, de Frances Stonor Saunders, podemos apreciar estas industrias no funcionan si no están “los intelectuales” como parte de l@s que producen las “balas” (insumos) de esa guerra fría “silenciosa” y sabemos que esto persiste hasta/en la actualidad en una sociedad del hiper-consumo, mediatizada y desigual. Entonces, en este contexto, de ambivalencia, el vínculo entre seguridad y héroe se hace patente a medida que son las figuras, arquetípicas masculinas, constituyen en elementos producidos por la industria cultural para proveer esa sensación de seguridad. Hoy figuras como Superman, Capitán América o, más reciente, IronMan evidentemente están en esa línea. Entonces, estas figuras se establecen como un mecanismo del habitus10 masculino, y por tanto que constituye en una estructura estructurante, o referente, de los sujetos que leen tal revista. El nivel de credibilidad de estos meta-relatos está hoy, ciertamente, bastante bajo pero siguen ahí, por lo cual podemos sospechar que siguen teniendo una eficacia simbólica importante. Estas figuras otorgan ese punto fijo, subjetivamente hablando, inamovible desde el cual se puede “medir” y “evaluar” el mundo unívocamente: “estos son los malos y aquellos los buenos”. Y esto tiene su versión en América Latina durante 1960, porque se reconfigura los mismos iconos aquí en el sur con versiones locales como ya hemos mencionado. Aunque también podemos decir que este vínculo entre masculinidad y América latina no se limita necesariamente solo a la época formal de la Guerra Fría. Emilio Zapata fue uno de las primeras figuras, en el continente, en ser tratado como un icono en la labor publicitaria o propagandística. Así como el mismo EE.UU construyó la figura de Buffalo Bill, la figura de Emilio Zapata se convirtió en una versión actualizada para muchos movimientos de izquierda, hasta el día de hoy. Así mismo ocurrió, en el inconsciente colectivo de izquierda, con los casos de Simón Bólivar, Sandino en Centroamérica, Che Guevara en Cuba y Bolivia, y otros tantos más. Así se constituyen como referente simbólicos de lo masculino, envueltos en la causa social. Y por tanto comienzan su instalación como disposiciones para comprender el mundo desde una lógica de lo masculino (heroé, sacrificio, altruismo,etc.) como una lógica universal. 3. Género y Masculinidad/es en el contexto latinoamericano y Guerra Fría

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Concepto de Pierre Bourdieu que se refiere a las disposiciones más o menos permanentes que constituyen en modos recurrentes de pensar, hacer y sentir.

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Así, la figura del héroe que se actualiza para el contexto latinoamericano en los ´60 se define en esa época, como lo señala Andreas Gossens11, lo que hoy entendemos por héroe en el contexto latinoamericano:

“el guerrillero lucha por "la causa justa y de honor". Este ideal de masculinidad ha atraído a muchas generaciones de izquierdistas. Hay que analizar el mito”. Podemos apreciar la poca diferencia, arquetípicamente hablando, que hay entre la figura de héroe en la izquierda latinoamericana con la figura de héroe que presenta la industria cultural estadounidense12. Y eso es porque, primero, la figura del héroe latinoamericano está fuertemente ligado, históricamente, a Norteamérica desde la producción cultural, y que, lo más importante, la masculinidad es un componente transcultural. Y así podemos pensar en la masculinidad (en singular) en una definición polivalente y genérica que se aplica ante cualquier caso en donde alguien encuentre necesario manipular las masas. Ahora bien, paradojalmente, esa versión (local) del “ser masculino operan como modos de reclutamiento ideológico o como insumos para obtener simpatía de la población general. Los sujetos masculinos, puesto en escena como guerreros, soldados o héroes/villanos, son medios – como piezas de ajedrez - dispuesto para conseguir un fin en particular: la seguridad o, en su defecto para la versión de izquierda, la justicia social. La figura del Subcomandante Marcos sería una actualización, en la dimensión étnica, de esta figura masculina de la izquierda que otorga cierta certeza existencial; un referente moral. Entonces, esto trasladado al contexto de la Guerra Fría cultural los medios de comunicación se encargan de configurar una “gestión de las emociones” mediante el uso de estas figuras masculinas en un juego político-simbólico13 de mayor escala. Hoy una idea se instala, literalmente, con los medios de comunicación masiva mediante la viralización y frente la inseguridad sentida por los sujetos se ofrece inmediatamente una “solución”. Y creo que todo esto deja entrever dos cosas: la pervivencia de la lógica de la Guerra Fría y, quizás más importante, la matriz emocional, y no racional, de la Guerra Fría. El guerrillero es la versión de la izquierda latinoamericana del héroe y que se plantea como un sujeto “de una sola línea”. Esto en contraposición a esa masculina que prescinde del conflicto “caliente” y se plantea como sujeto estratégico: cobarde/traidor. Y su contraposición a es la figura del dictador que impone e estipula una

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En libro “Género, feminismo y masculinidades en américa latina”. Editado por Silke Helfrich, Fundanción Heinrich Böll. 2001. 12 Esto es provocativo a medida que l@s que adhieren a las figuras heróicas rechazan ser manipulados por algo en lo cual hay una “fe” política. 13 Hay varios trabajos que reflexionan sobre la relación de patriotismo, masculinidad y guerra que se refiere a estos aspectos mencionados aquí. Como Gil Calvo en su libro Mascaras Masculinas, Matteo Guttman en su reflexión de los soldados de la guerra de Iraq, José Bengoa con su artículo “La masculinidad y formación del estado portaliano”, etc.

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forma, la “mano dura”, para tratar a cualquiera que cuestiona su conducción. La contraposición (también entendido como contra-revolución, contra-reforma etc) suele ser más visceral porque es re-activa a la primera. Entonces, así las relaciones masculinas propuesta por RW Connell (hegemónica, cómplice, subordinada y marginal14) empieza a tener sentido a medida que las figuras contemplan vínculos entre sí en términos de poder y no solamente usamos binomios con “tipos ideales”. El tema es que las figuras del héroe instauran un referente, un habitus masculino, por cierto, que persiste en el cómo o modo de hacer las cosas. Y esas propuestas de cómo hacer las cosas se manifiestan otras maneras de hacerlas que puede diferir, totalmente, en relación al ideal del héroe. Además, la Guerra, sea esta fría o caliente, ha estado siempre asociado a los hombres y no es norma cultural – con quizás algunas excepciones más mitológicas como las amazonas o más reales como las actuales combatientes kurdas – que ellas, las mujeres, participen en guerras sino desde un “lugar” femenino. Mata Hari15 (o la fame fatal tales como Mina, Isthar, Dalila o las cunoichi en japón) es esa mujer que seduce para conquistar y confundir e incluso quitarle la pega al espía (sujeto masculino)16. La figura femenina no participa en los mismos términos sino desde ese “lugar femenino” que incluso podríamos pensar que es más apto para este tipo de guerra, la fría. Elemento que contribuiría a la sensación de crisis en los hombres porque cambian los referentes identitarios históricos. Cuando la fuerza y sacrificio en la muerte ya no es necesario y la estrategia e ingenio se vuelve más valorados otros jugadores, entonces podemos hablar de que hay una crisis de lo masculino. Ciertamente figuras como Fidel, Che Guevara, Simón Bolivar y Caupolicán son figuras masculinas puestas como referentes – desde la izquierda latinoamericana - identitarios y se transan por la validación social - el capital simbólico del héroe/guerrillero - pero que además otorgan retribuciones no solo en el plano político o simbólico sino también en lo personal. Estoy pensando en los refugiados políticos en Europa y en países nórdicos que, por experiencia como hijo de exiliado, que muchos latinos (chilenos fueron la segunda colonia que se separó más a la llegada a Suecia) que “usufructuaron” de la figura del guerrillero con sus parejas suecas. Mi padre fue, en Alemania, todo un playboy entre las alemanas (que sabían la historia política de los migrantes brasileños) y que ciertamente despertó disgustos en mi madre. O sea, las representaciones sociales afectan las subjetividades a medida que las primeras generan expectativas de relaciones y vínculos que se depositan en sujetos particulares. Entonces, creo, que es pertinente hablar de género, específicamente masculinidades, en relación a la guerra fría porque no solo en la dimensión de la historia sino también el nexo que se puede establecer con la dimensión subjetiva – y el discurso social asociado a ello – porque sucede desde un marco interpretativo que pone, aparentemente, en clave masculina el diálogo social. 14

Web http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Connel.pdf Vea el caso específico http://es.wikipedia.org/wiki/Mata_Hari 16 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/10/140926_fifi_agente_seductora_finde_kv 15

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Nos iremos acercando, mediante la contra-figura masculina del cobarde y traidor para introducirnos la reflexión en torno al caso de Cabo Anselmo en la llamada Revuelta de los marineros en el Golpe de Estado de Brasil en 1964. 4. Guerra Fría y América latina Esta guerra simbólica es parte del desplazamiento/pervivencia de la lógica de la Guerra fría hacia las zonas periféricas como Asia y América latina, posterior a la finalización de la Segunda Guerra Mundial mediante la industria cultural. De los países del continente suramericano el único que participa de la Segunda Guerra Mundial enviando tropas es Brasil. En 1942 entran en acción para luchar contra el fascismo en Italia, al ser torpedeados barcos brasileños en el atlántico. Esto inicia una alianza con EE.UU por el aporte y colaboración durante esa incursión y se materializa, posteriormente, en la creación de la Escuela Superior de Guerra (ESG) fundado por Cordeiro de Farías y Juarez Távora. Y además que, en 1945, Euricio Gaspar Dutra, ex ministro de guerra, inicia su presidencia con claros signos de alineamientos con las política de EE.UU, y marca así el inicio de la polarización interna, propia de la Guerra Fría (Rodríguez, Flavio Luis. Pág. 28-29). Las dictaduras en América latina están antecedidas de un proceso de nacionalización de los recursos naturales, y esto abre la posibilidad de que los recursos naturales queden fuera de alcance de grupos de control dentro del capitalismo norteamericano ya instalados. Para volver hacerlos disponibles se recurre a estrategias propias (revoluciones blandas) del campo político17. Ahora, no creo que fuera un plan perfectamente orquestado sino más bien algo pensado a medias y ejecutado aún peor. Y haría que la misma sería una maraña de espionajes, contraespionajes y contra-contraespionajes llevándolo casi a hasta un festival de errores contingentes. Aun así se instala el discurso de la seguridad (nacional, internacional) en esta época como un manto de simplificación de esa maraña de complicaciones que sería complejo, objetivamente, de rastrear la manera en que ocurrió y que además hoy nadie le interesa tampoco. Entonces el discurso más que señalar una verdad (de la seguridad) interpela a la subjetividad, la sensación de (in)seguridad) y, finalmente, a al sujeto masculino como quién que va administrar esta seguridad. Este discurso se origina entonces en la construcción de la alianza entre Brasil y Estados Unidos mediante la creación en Brasil de la ESG en la Marina. Y en el contexto mundial, a inicios de 1960, el mundo daba los primeros pasos hacia resultados positivos que

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La política entendida como guerra por otros medios.

planteaba del capitalismo como una real posibilidad, para el hombre promedio, de ascenso social (E. Hobsbawn) como nunca antes visto y, en paralelo, tenemos también una creciente efervescencia política de la sociedad civil contraria a la sensación positiva. La Guerra de Corea (1950-53) y la Revolución Cubana (195759) son solo síntomas de esa efervescencia casi contrapuesta. a. Género y Masculinidad/es: entre los espías, cobardes y traidores. Como mencionamos, los sujetos masculinos han - o hemos – estado, desde inicio de la humanidad, asociado al ejercicio de la violencia -la guerra - y esto se ha vinculado con el deporte como modo de mantener la lógica de guerra en tiempos de paz. De este modo se mantiene vigentes valores y asociaciones simbólicas que se consideran propias de los sujetos masculinos (competencia y racionalidad) pero que son, finalmente, cualidades humanas. La perspectiva de aproximación, en este caso, será desde la teoría de género, y específicamente desde las masculinidades. Sin embargo, en este campo hay un abordaje monocromático y repetitivo en el campo académico18. Se ha planteado los estudios de masculinidades como un campo que se interesa por estudiar a los hombres, y sus acciones, modos de pensar y sentir. Esto ha recibido múltiples críticas y revisiones debido a que no considera la conceptualización de-constructivista entorno al concepto de género (Butler, Preciado etc.) sin embargo se confunde, creo, entre el debate del concepto propiamente tal y la comprensión de género y masculinidades como dimensión cultural vivida. Aquí nos propondremos (re)pensar también ciertos aspectos en términos de procesos de significación de la condición de ser sujeto masculino. Esto porque el campo está, creo, sobre-conceptualizado en un bipolarismo académico entre posturas (de)constructivistas y esencialistas. Entonces, primeramente consideraremos que entremedio de las figuras del guerrillero y el dictador que ya hemos mencionado está las figuras el cobarde y el traidor. Estas son semejantes pero no iguales. Vamos a plantear que, si bien los hombres también son una construcción cultural y que los elementos que lo constituyen son reiterados en distintas instancias socio-históricas como en la Guerra Fría, no es por casualidad que en esta época se torna una de esas densas instancias de materialización de lo masculino, expresada en la gran producción cultural entorno a la figura masculina desde donde

nace el sujeto

ambivalente. Este sujeto masculino hoy es entonces ambivalente, héroe para algunos y traidor para otros. Entonces, “en

definitiva, el héroe queda suspendido entre lo bueno y lo malo porque se ve tentado a hacer el mal tanto como el bien. Y esta ambivalencia moral de la duplicidad heroica resulta perfectamente expresada en por la narrativa contemporánea. Hace mucho tiempo que los héroes desaparecieron de la novelística moderna, hoy

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Género solamente considerado como de las mujeres. Se reitera que dado que la mujer, y eso es relativo porque se cruza con otras variables, es subordinada siempre entonces ella debe ser investigada siempre obviando los mecanismos y aplicando generalizaciones de qué y cómo funciona lo masculino, sujetos masculinos, y sus implicancias.

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protagonizada por ambiguos antihéroes paradójicos y perplejos, que ignoran quiénes son sus amigos u enemigos y cuáles son las reglas del juego y cuyo santo patrón bien puede ser el Ulises de James Joyce”. (Gil Calvo, Enrique. Pág. 199) Se constituye como tal porque no hay claridad adonde apunta su brújula moral. Ahora bien, dada la ambivalencia impregnada al sujeto masculino en esta Guerra Fría (que es una guerra no heroica, no épica) y lo transforma, con la interpretación de sus actos, en el cobarde/traidor. Y ¿Qué es, en este caso, el cobarde? Ante la potencial indefinición veamos lo que dice el libro que define la DRAE. El diccionario RAE nos dice que el cobarde es: “Pusilánime, sin valor ni espíritu para afrontar situaciones

peligrosas o arriesgadas” . Por otro lado, el buscador universal Google.com nos dice que este sujeto “siente 19

miedo ante situaciones difíciles o muestra falta de valor para emprender acciones peligrosas o que conllevan cierto riesgo”. "Jamás se enfrentaba a los que se metían con él, no se sabe si por ser un cobarde o por ser prudente; estuvo encerrado mucho tiempo, arriesgó muy poco y me pareció hasta cobarde a la hora de afrontar la última vuelta" “Que perjudica o hace daño de forma encubierta por carecer de valor”. El cobarde es entonces un anti-héroe. Si nos situamos, desde la perspectiva de género y masculinidades, la idea de no ser traidor tiene que ver con a la misma noción idealista, y también católica, del “ser masculino”. Oscar Guasch, hablando de la jerarquización intra-genérica de los hombres, plantea que hay masculinidades fingidas, falsas y gradualidades de la misma. El cobarde y el traidor son dos dimensiones del anti-héroe que se distinguen mediante la pasividad del primero y proactividad del segundo. Por tanto “los cobardes y los traidores presentan cualidades degeneradas o defectuosas y pobres de

masculinidad (los ejemplos de Judas y de quienes traicionaron a Viriato son clásicos al respecto) Traidores y cobardes tienen en común la renuncia a luchar hasta el fin (un fin que suele consistir en alguna forma de sacrificio) por algún ideal, proyecto cosa o persona” pero ”al contrario, el cobarde renuncia a su deber y a su honor de hombre mediante la rendición (o la huida), mientras que el traidor formaliza tal renuncia al cambiar la opinión y de bando”. (Guasch, Oscar. páginas 41-42). El traidor es no es un cobarde a medida su renuncia es con convicción moral; la huida es justificada moralmente aunque no compartida pero sí valorada por su rival masculino. Ahora, si nos referimos directamente a la definición de lo masculino podremos decir que esta está asociado a ciertos valores como varonil, firme, valor, arriesgado etc. El traidor entonces encarnaría estos valores pero desde “la vereda de al frente”, mientras que el cobarde sería un sujeto no solo contrario al valiente sino porque traiciona los valores mismos de la condición de género, de lo masculino. “No tiene cojones” y “el que arranca sirve para otra guerra” son finalmente dichos culturales, negativos por cierto, que estarían asociados al mismo. Sin embargo, esta afirmación topa con que la ambivalencia es una característica de la Guerra Fría y hace que cualquier 19

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http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=QiBKPITuQ2x5unkQpsw fecha 2014-11-21

división entre héroe/antihéroe (cobarde/traidor) no resulta ser tan tajante sino, al contrario, profundamente compleja. Un ejemplo de esto, retomando la reflexión sobre el estrecho vínculo de la industria cultural y/o Guerra Fría cultural, el caso del cine la película “Batman. El caballero de la noche asciende”20 que se torna relevante porque justamente manifiesta, en el sujeto del Guasón y Batman, la ambivalencia del sujeto. El guasón es un traidor a la humanidad, y es un sujeto malo de verdad pero que también no puede ser combatido en términos “normales”. Batman debe transformarse en oscuro para combatir lo oscuro, habiendo en el fondo de su corazón algo de “bueno”, porque asume la tarea de combatir para salvar a población de Gotham que, sin estar consciente de su sacrificio, lo considera un enemigo. Si bien los opuestos (héroe/antihéroe) no son un “hecho” social en sí sino ciertamente es un mecanismo simbólico que condiciona nuestra forma de percibir la realidad social, entonces, en una primera lectura, el cobarde (pensado como límite) consiste en una herramienta para situar el Otro en el terreno de lo repudiable, renegable y de lo cual cada uno de nosotros (como enunciadores) se debe distanciar. Y eso hace que el traidor aparezca como más aceptable porque defiende su lugar. En cambio, el cobarde huye de lo masculino propiamente tal; huye de siquiera enfrentar una situación. Entonces, podemos considerar que la diferencia entre uno y otro es el dolo, concepto proveniente del ámbito jurídico, que habla de la premeditación de los actos. Entonces, el cobarde actuaría sin dolo, mientras que el traidor actúa con dolo. En el primer caso podría ser, paradojalmente, perdonable porque ese acto es inherente a su forma de ser; biológico si se quiere, mientras que en del traidor no porque es una opción racional y con plena conciencia pero que, paradojalmente, se acepta. De ahí que creo, como muchos, que la masculinidad es un elemento transcultural. El cobarde y el traidor son mascaras con lo cual los sujetos masculinos se invisten o son investidos - en ciertas circunstancias - para hacer/ser inteligibles para Otros/as y porque posee una eficacia simbólica significativa para quiénes los sitúan en ese lugar. Un punto, de la imagen del héroe, es que el heroísmo implica primero un acto de responsabilidad y, segundo, implica un acto de renuncia a todo lo humano, en este caso específico al “amor”. Por tanto, conlleva una posición de labor solitaria. Los varones santos, como diría Gabriel Salazar, son aquellos que de alguna manera asumen esta labor, es cierto, pero también podemos esto es relativo a medida que los héroes concretos tuvieron también pareja - heterosexuales ciertamente – y así esa idealización nos dice mucho pero no necesariamente se corresponde a una realidad concreta la cual también es importante situar con los ejemplos y las situaciones del mal llamado heroísmo.

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http://www.pymovie.net/pelicula/Batman%3A-El-Caballero-de-la-noche-Asciende/

5. Golpe de Estado en Brasil (´64) y El caso del Cabo Anselmo Revisaremos a continuación un caso donde creo que la reflexión antecedente puede aplicarse. Nos situaremos en el contexto del Golpe de Estado en Brasil en 1964 y para esto usaremos el texto de Flávio Luís Rodrigues “Voces do mar. O movimiento dos

marinheiros e o golpe de 64”, una revisión de un artículo/crónica en la revista Brasileña VEJA21 (tipo revista VEA aquí en Chile) y aportes de un participante (amigo y compañero de mi padre) en la llamada Revuelta de los Marineros del año 1964. b. Acotación biográfica Mi padre fue participe, en su calidad de joven marinero en pleno servicio militar obligatorio, de la denominada Revuelta de los Marineros en el 64. Recuerdo relatos de infancia, en Suecia durante los años 83-89, en que relataba ciertos eventos de su vida en medio de nuestra vida cotidiana y uno de los cuales más recuerdo es el caso del Cabo Anselmo. Además ese tema fue parte de mucho de sus escritos y conversaciones con amigos y compañeros de lucha que lo escribieron y visitaron. En ese momento no tenía idea del significado de esos eventos inconexos pero desde hace un tiempo me doy cuenta de la vinculación de los diferentes eventos relatados y, además, no puedo evitar relacionarlo con la noción de masculinidad por el modo en que mi padre y sus amigos polemizaron. Y esto sigue, por la forma del debate, siendo el trasfondo de las discusiones los (hombres) militantes de la izquierda. Entonces, hay una cercanía biográfica con esta aproximación en la medida que es una revisión no de la grandilocuencia de la figura del héroe (el padre como guerrillero) sino saber los recovecos y esquinas de la narrativa y subjetividad puesta en escena. c. Antecedentes y contexto al golpe El golpe de Estado en Brasil, en 1964, fue mientras Joan Goulart estaba en el poder y podemos empezar señalando que el golpe fue la culminación de un proceso de disputa entre dos fuerzas políticas nacionales, derivadas, tal como señalamos anteriormente, de la Guerra Fría. Ahora, la aparente simpleza (buenos y malos; demócratas y comunistas) esto esconde una complicación: la especificidad de los (micro) conflictos y las subjetividades asociadas al mismo. Pasaremos a explicar los elementos globales que llevan al conflicto, los elementos nacionales que contribuyen al mismo para posteriormente entrar en el rol de la ANFNB, y finalmente comprender como el caso de Anselmo encaja en esto. El escenario postguerra, la Guerra de Corea y la doctrina Truman constituyen elementos centrales en la división del mundo. Estas se manifiestan hacia el final de la Primera Guerra Mundial en el discurso de

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http://veja.abril.com.br/260314/especial-1964.html recuperado 2014-11-28

Woodrow Wilson ante el Congreso en 191722. Ya ahí se puede apreciar la instalación definitiva de la postura mesiánica de la política exterior de EE.UU, tanto en los demócratas como republicanos. Y si nos trasladamos a Brasil durante los primeros años de los ´60 podemos ver que es allí en donde se materializa ese discurso mesiánico de EE.UU en una América Latina que está ad portas a un proceso de modernización nacional. En América latina se expresan diferentes populismos, y en el caso de Brasil tenemos a Getulio Vargas que como ex militar inicia transformaciones sustentadas en axiomas políticos de la izquierda. A nivel continental tenemos la Revolución Cubana como un ejemplo real, vivo y patente (1959) que plantea la posibilidad de derrocar el fascismo por medio de las armas, y las consecuencias de esta postura es la Crisis de los misiles en Cuba en octubre del´62. Y con estos dos hitos el contexto latinoamericano inicia una re-vitalización de un espíritu de izquierda y que sigue vivo hasta el día de hoy, aunque derrotada en términos reales, en tanto ideal23. En el caso de Brasil, el ahogo de esa revitalización se da con el golpe de Estado. La escena en donde el presidente João Goulart conversa sobre su renuncia, a las a las 1800hrs del 31 de marzo de 1964, con el general Peri Bevilacqua, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas en el palacio presidencial Laranjeiras en Rio de Janeiro, es la culminación de un proceso de múltiples conflictos sociales que convergen en una salida política de magnitud, en el seno del gigante de América Latina. ¿Cómo se llegó a esto? El primer antecedente que al cual nos podemos remitir, además de los complejos procesos que se inician posterior a 1945, es que hasta 1930 había una política, en la vieja república, llamada popularmente “café con leche”, reflejo de la alternancia del poder económico entre Mina Gerais y Sao Paulo. Dado que muchos querían quebrar este bipolarismo político, que además fomentaba caudillismos locales y fragmentación política nacional, se sucedieron varios hechos que terminan con un gobierno provisional liderado por Getulio Vargas durante 4 años (1928-32). Sin embargo, esto fue nuevamente interpelado, moral y militarmente, con la revuelta constitucionalista del ´32

pero terminan vencidos

militarmente ese mismo año en octubre y se llama a elecciones (que se considera un logro del movimiento para una Asamblea Nacional Constituyente) en 16 de julio de 1934 y que es, además, cuando las mujeres en Brasil votan por primera vez en elecciones presidenciales. Este proceso ratifica una nueva constitución y se vuelve a elegir a Getulio Vargas como presidente. En 1937, previo a las elecciones del ´38, se sospecha un plan (llamado Cohen) de “los comunistas” para tomar el poder y para impedir esto (contra-estrategia) se habría creado el ANL (Alianza Nacional Liberadora) que polarizaba con el PCB (Partido Comunista Brasileño) respecto las medidas que se deberían tomar “para bien el bien del país” . Estas inestabilidades, y otras más que sería largo incluir aquí, lleva a una 22 23

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May, Ernest R. Las relaciones internacionales. La imagen de Estados Unidos. 1964. Paginas 203-208. Chavez, Evo Morales, Lula Da Silva, Mujica etc.

nueva era planteada por Getulio Vargas como Estado Novo (1939-45) en donde, entre otras cosas, se crea el DASP (Departamento Administrativo de Servicio Público) que pretende modernizar el Estado mediante la profesionalización y transparencia de los cargos, modifica las leyes del trabajo, y otros aspectos más del Estado. Todas estas medidas se orientaron hacia el nacionalismo económico (Creación Comisión Nacional de Petróleo y Petrobras en 1951) que estableció las bases del populismo de Vargas. Estos procesos se dan en un contexto político como es el carácter federado de la nación brasileña, donde los poderes están más distribuidos, y mayor la independencia político-económica de estos con el Estado pero también la poca centralidad del sistema que también posibilita más corrupción. Estos procesos convergen con lo que está sucediendo a nivel internacional. Debemos recordar que estamos en plena Segunda Guerra Mundial con el segundo período presidencial de Getulio Vargas, y Brasil se mantiene neutral hasta 1941 cuando EE.UU es atacado por Japón en Pearl Harbour y los países suramericanos condenan, a pesar de la negativa de Getulio Vargas, los ataques de los japoneses. Posterior a esto se torpedean varios navíos brasileños y ahí Brasil sí declara guerra a Alemania y Italia. Esto permite un acuerdo entre Brasil y EE.UU para instalar una fábrica de guerra en Natal y comenzar así una relación de colaboración no solo comercial sino también política. Y es más, se crea una fuerza especial, la única en América Latina (FAB), que entra en combate con los aliados en el sur de Italia. Volviendo al escenario nacional, el final de la Segunda Guerra Mundial hace que las movilizaciones de redemocratización se hicieron más visibles y fuertes, y estas demandaban cambios reales. El propio Vargas fue depuesto, por militares, el 29 de octubre de 1945, y asumiendo posteriormente como senador por el PTB. Asume Eurico Gaspar Dutra, ex ministro de guerra durante el Estado Novo, como presidente y así aparece Joao Goulart en la escena política, como “hijo” de Getulio Vargas, y siendo vicepresidente tanto de Juscelino Kubitschek (1956-61) como de Jaino Quadros (enero- agosto 1961). Ahora bien, el contexto nacional general que envuelve esta primera época es la de optimismo y la de la recuperación de los estragos de la que ha dejado la Segunda Guerra en la economía nacional. Jucelino Kubishek es un presidente que crea un crecimiento industrial y fortalece la producción interna que fortalece ese optimismo generalizado. Cuando asume Joao Goulart este sufre estragos en lo económico y una tendencia a la baja. Y así la crisis se acentúa por las divergencias entre Estado, militares y sociedad civil en cómo manejar y enfrentar tal situación. El nacionalismo y la disputa política concreta de cómo se iba a manejar era el punto sobre el cual van a haber divergencias. El rol de los militares dentro de este contexto divido replica la misma división y lógica de la Guerra Fría: Nacionalistas constitucionalistas y los “entreguistas”, así denominados por los primero por su política proestados-unidos. Los militares “entreguistas” eran los que apelaban a la jerarquía militar y que apuntaba a que

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se habría roto la cadena de mando y por tal desobediencia “los subversivos” eran tildados y marcados como tales. ¿Y porque lo tildaban de subversivos y que habían roto la cadena de mando? Esto fue porque los militares empezaron a levantar una petición - ética por cierto - de mejoras laborales para los marineros24. Dado el contexto nacional, y continental, de las movilizaciones políticas y salariales comienza también la marina - y las fuerzas armadas – impregnarse de tal efervescencia nacional entorno a la economía. En la víspera del golpe militar la AMFNB25 hace una toma del edificio del Sindicado de los Trabajadores Metalúrgicos de Rio de Janeiro, por los castigos a 12 miembros de la AMFNB. Y fusileros navales fueron enviados a “resolver” la crisis pero terminaron tomando partido de los amotinados, desatando una crisis en la marina. La policía militar entró a acabar con la situación, y lo logró, parcialmente, porque la salida de los marineros fue triunfal. Sin embargo, era inevitable el golpe y el posterior desmantelamiento de la AMFNB (se fueron todos los integrantes de la primera directiva de la AMFNB a distintas partes del mundo político, clandestino etc.) se inició una dictadura cada vez más represiva hasta que el 1966-67 la mayoría de los marineros participes del levantamiento y acuartelamiento en el Sindicato de Metalúrgico presos o muertos. Los militares “entreguistas” ponen en movimiento una lógica de Seguridad Nacional implantada por vía de la colaboración con EE.UU posterior a la Segunda Guerra Mundial y se disponen a eliminar el enemigo interno, siendo en este caso los militares “comunistas” que apoyan la línea populista iniciada por Getulio Vargas, continuada por Juselino K, Jaino Q y João G. En este cuadro, la AMFNB apoya a las transformaciones impulsadas por el presidente João G., pero dentro de un cuadro de creciente incertidumbre respecto lo económico. La seguridad nacional, en su versión local, toma fuerza dado la lógica militar que señala “la misión está para ser cumplida, y el resto no tiene sentido”. Los movimientos de izquierda, en ese entonces, comienzan a debatir como plantearse frente a los militares que tomaron el poder y negaron – y desmantelaron – lo logrado por los gobiernos populistas. El debate que se dio dentro de la izquierda fue entre las opciones: la vía pacífica y la vía de las armas. Y dentro de esto, mi padre y muchos/as más, optaron por la vía armada.

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Para esto el discurso de Cabo Anselmo en marzo de 64 es clave porque pone las demandas y solicitudes que la AMFNB pone ante la dirección naval de Brasil. 25 Era una asociación civil que pretendía luchar por ciertos elementos básicos como posibilidad de casarse, votar y ser electo, usar trajes civiles fuera de lo militar, mejor trato por parte de los oficiales, mejores condiciones de trabajo en los distintos puestos de trabajo en los barcos y unidades en tierra, reformulación del reglamento arcaico como eliminar medidas punitivas contra quienes participan en la AMFNB y el reconocimiento, por parte de la Marina, de la misma.

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El golpe de Estado se realiza con movimiento fuerzas militares desde el Sur, con fuerzas leales a los “entreguistas”, que llevan a que el entonces presidente debe renunciar. En lo práctico la represión fue “in crescendo” y los que se oponían, incluyendo los militares constitucionalistas, al Golpe fueron encarcelados por montones. Y frente a la dictadura nació una resistencia no solo política sino también resistencia armada. La resistencia al régimen dictatorial operó tanto en el sur de Brasil (Mato Grosso) como, debido al fracaso de la articulación guerrillera rural, desde ciudades como São Paulo y Rio. Lo que me interesa es relevar cómo las acciones y modos de pensar lo ocurrido del golpe, y posterior, están en clave de lo masculino; “resistencia”, “enemigo”, “guerra”, “el valor”, “lealtad”, etc. Uno de los elementos centrales, en la dimensión subjetiva de lo masculino y retomando los relatos de mi padre y su amigo, era ponerse sobrenombres para proteger la verdadera identidad y ya en la cárcel era no delatar a los compañeros. Delatar, en prisión, a otro compañero era muy mal visto y una traición no solo a la causa sino una mera trasgresión entre sujetos masculinos con un lazo más allá de la sangre, y que esto sucedía después de sesiones de tortura, incluyendo vejaciones sexuales. Por otro lado, pero igualmente relacionado con la noción de lo masculino está el poder resistir - corporal y mentalmente - a violaciones a los derechos humanos básicos de una persona con la finalidad de obtener un nombre, que muchas veces era falso. Todo esta dimensión tenía como de fondo una batalla en/desde lo masculino. En el escenario brasileño cuando la derrota de la resistencia ya era eminente, con la captura y muerte de los líderes Carlos Marighella (ALN) y Lamarca (VPR), cayeron presos muchos de los marineros participes del levantamiento. Y uno de esos sospechosos de delatar a sus compañeros fue Cabo Anselmo. El debate se centró, en los autores de libros y los mismos participes de la revuelta, en que si Cabo Anselmo ya era doble agente antes del golpe cuando asume presidencia (abril del 1963) o después, ya preso (post 1970). Él declara que fue posterior a 1971 que se tornó doble agente26. Entonces el debate no es si fue o no doble agente sino

cuando se devino en doble agente. Lo que despertó duda fue que la sospechosa salida de la cárcel (exilio y vuelta en 1970) y posterior aumento en los encarcelados por motivos políticos. a. Cabo Anselmo ¿Cobarde o Traidor? En resumidas cuentas este personaje es acusado de ser agente infiltrado por la CIA y que asistió a las fuerzas represivas de la dictadura entregando información a los militares sobre las ubicaciones de lo entonces guerrilleros urbanos y opositores de la izquierda. Recabó información y la entregó a los militares entreguistas para señalar las movidas sobre las acciones de los marineros subversivos y expulsados por “insubordinación”. Fue señalado como un topo, post 1970, en las filas de los marineros entregando información a las altas cúpulas supieran de los movimientos y gestiones para la resistencia a la dictadura. Recabó información para la contra-estrategia de la dictadura y reconoce, décadas después, haber sido reclutado para recabar 26

http://www1.folha.uol.com.br/fsp/poder/44105-cabo-anselmo-ja-era-agente-duplo-em-64-dizemdocumentos.shtml y http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-110270-2008-08-24.html

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información a los golpistas. Más que debatir si fue o no fue el personaje ambivalente (héroe o antihéroe) sino como hasta el día de hoy esto una controversia. El espía recaba información y esa es su arma, en el amplio sentido de la palabra. Si bien es cierto que la militancia es una dimensión mesiánica de la izquierda, y que además se iba a resolver con las armas el sometimiento – de ahí la línea nacionalista de los movimientos de guerrilla urbana – contiene una dimensión de la masculinidad que pone en juego aspectos de lo masculino. Se ha revisado, desde el campo de género, las historias de mujeres en las dictaduras pero poco se revisa la dimensión de masculinidades en los mismos contextos para desentramar las subjetividades y significados de lo masculino que están puestos en escena, pero no por eso menos importante, en los fenómenos históricos. En el caso del Cabo Anselmo (héroe o antihéroe dependiendo del bando o perspectiva) materializa la noción de ambivalencia por un lado y, por otro, la noción de manipulación que deviene en un elemento, creo, central en la subjetividad masculina de los involucrados. Ser manipulado o manipular son instancias cualitativamente muy diferentes, en términos de masculinidad/es. Un varón de verdad manipula a otros pero no se deja ser manipulado; penetra pero no es penetrado, y de ahí se “pierde”, por lo menos en parte, su masculinidad. Manipular la información y mentir (contraespionaje) desdibuja la “lealtad” (simpleza) en las relaciones de homosociabilidad y en el campo de las subjetividades todo se tornan paranoica. En América Latina la dicotomía masculina planteada aquí se replica, por ejemplo, en el caso CheGuevaraBatista, Allende/Pinochet. Lo interesante es que el dualismo es dinámico, dependiendo de la posición discursivo/ideológica desde la cual proviene la enunciación. O en términos más genéricos: el guerrillero v/s el dictador. El guerrillero pone el pecho a las balas y el dictador utiliza a otros hombres como escudo para proteger su vida. En el subtexto de las relaciones, entre sujetos masculinos, se juegan valores en código masculino. De hecho, la figura del guerrillero, para los hombres exiliados – de izquierda - en Europa, tuvo mucho éxito en Europa y provocó muchos divorcios. En Suecia la colonia chilena era la segunda en divorcios y la explicación de la colonia residente de chilenos era que la figura del héroe (luchador contra la dictadura) era una figura con suficientemente eficiente para generar empatía y nuevos matrimonios. Uno de los participantes de la revuelta de los marineros del ´64 me comenta, en la entrevista, señala que no es posible esgrimir si Cabo Anselmo fue un traidor o cobarde sino que esto varía según el criterio y la situación le toca a vivir el sujeto. Y además que la situación no siempre tiene mismo efecto o influencia sobre el/los sujeto/s. Me resume diciendo que el hecho de ser, o no, héroe es producto de varios elementos en lo cual, mínimamente, debiera mínimamente

considerar una fórmula: el sujeto + situación= (anti)héroe. El

simplismo se puede criticar pero por lo menos entrega un esquema sobre el cual aplicar un cierto dinamismo para pensar las situaciones en donde se pone en juego las subjetividades detrás de las figuras del héroe, espía y cobarde.

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2. Epílogo Todas las situaciones mencionadas, desde lo macro hasta lo micro, están atravesadas y esconden sentidos y esperanzas puestas en esa subjetividad masculina del héroe pero que terminan, en la práctica, transformándose en un festival de errores, políticos si se quiere, humanos de grandes proporciones y que conllevan a revisiones no solo de las ideas de libertad y democracia sino cuestionamientos sobre los procesos y eventos que configuran al sujeto masculino. (o de las estructuras estructurantes como diría Bourdieu). Mi padre eligió, finalmente, reemplazar el fusil por el lápiz pero no fue una elección de la mayoría de los que se vieron involucrados en la Revuelta de los Marineros porque hay una diversidad de situaciones. Unos murieron con el fusil en mano, otros salieron heridos de situaciones de muerte, otros soltaron el arma y se fugaron etc. En este sentido, “Adiós a las armas” de Ernest Hemingway apunta justamente a como estas subjetividades se dan el contexto de destrucción, física y metafórica, de la condición humana pero específicamente de la subjetividad masculina. Mattew Guttman nos señala en su reflexión27 justamente como esto se configura en la guerra como modo de ejecutar la ideología masculinista. Creo que mucho se explica por la necesidad de la Otredad expectante y demandante de una solución para la incertidumbre vivida y sentida en la vida cotidiana. Entonces, algunos sujetos masculinos responden a este llamado, además con un discurso de humildad, tomando las riendas del destino de la humanidad. Y es esa rimbombancia que termina sepultando cualquier señal de subjetividad del sujeto humano detrás del héroe. La guerrilla urbana (y la figura del combatiente por la libertad) se puede leer más que una opción ideológica como un intento de re-masculinizar el sujeto masculino, desde el sector de izquierda. El contexto de incertidumbre y fin de época postmoderna inaugura, como muchas veces en la historia, un proceso de remasculinización. Esto no sería la primera vez que ocurre. Sucedió con la vanguardia literaria en américa latina, y también de los oficios de cuello y corbata. El espía se hace parte de la relativización, de la liquificación, de las normas sociales de la masculinidad singular sin embargo, no quiebra el mismo orden simbólico, y tampoco la práctica social. Se plantea un habitus (disposiciones durables) masculino deseable, dejando cualquier otro tipo de masculinidad fuera de lo deseable. Hoy, como entonces en los ´60, hay una avidez por la figura del héroe por el contexto sociopolítico de incertidumbre y riesgo que no solo tiene que ver, como lo plantea Ulrich Beck, con el riesgo económico sino también un riesgo a que todo lo fijo (identidad) se disuelve. Carlos Larraín habla de que América Latina, su historia y cultura heterogénea, está tensionada entre la noción de control v/s autonomía. En este caso, podemos plantear que cuanto más autonomía sobre la cosmovisión (orden masculino) del mundo menos control existe. Y que, por tanto, la incertidumbre es la mayor certidumbre que tenemos hoy. Los hombres pretendemos controlar todo pero cuando en realidad el control es un estado deseado ficcional. 27

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En youtube una conferencia sobre este tema: https://youtu.be/OEe9w61_b1E Recuperado 07-05-2015

Ahora bien, lo masculino se define a partir de lo no-masculino; en contraste con lo femenino pero más importante es entender que también las definiciones de lo masculino ocurre desde (y en) una dimensión intra-masculina. Y asimismo el héroe se define a partir de no solo un alter ego o avatar sino de una gama de contrapartes. Las distinciones, muchas veces binaria o de tipos ideales, que resultan muy poco útil y no desarma la diversidad de subjetividades masculinas involucradas en los hechos, micro-sociales, mismos. La vinculación personal (autonomía v/s control) con estos temas sale a la luz y me coloca en relación a cómo se configura mi propia visión entorno la figura masculina.

Bibliografía 

Gil Calvo, Enrique. (2006) Máscaras masculinas. Héroes, patriarcas y monstruos. Editorial Anagrama. Barcelona, España.



Helfrich, Silke (ed.) (2001) Género, feminismo y masculinidades en américa latina”. Fundación Heinrich Böll.



Hemingway, Ernest. (ed 1999) Adios a las armas. Editora Noguer y Caralt.



Larraín, Jorge. (2001) Identidad chilena. LOM editores.



Luís Rodrigues, Flávio (2004) “Voces do mar. O movimiento dos marinheiros e o golpe de 64”. Cortez Editora. São Paulo, Brasil.



Samuel Arao Reis. (2015) Entrevista Brasil 20 de febrero. Paquetá, Rio de Janeiro-Brasil



Ramírez, Hernán (2012) El golpe de Estado de 1964 en Brasil desde una perspectiva socio-política. Año 9, número, Primer semestre. ISN 1853-7723.

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