Grupos de hombres y feminismo en internet. De hombres igualitarios a hombres antifeministas.

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Descripción

 

     

 

MÁSTER EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES DE GÉNERO Año  académico  2011/2012      

GRUPOS DE HOMBRES Y FEMINISMO EN INTERNET.   DE HOMBRES IGUALITARIOS A HOMBRES ANTIFEMINISTAS.         CITAS:    M.   Vela,   Jose   A.   (2012).   Grupos   de   hombres   y   feminismo   en   internet.   De   hombres   igualitarios  a  hombres  antifeministas  (Trabajo  de  fin  de  máster,  Universidad  Autónoma  de  Madrid,   Madrid).  Recuperada  de      https://uam.academia.edu/JoseVela      

           

Trabajo realizado por: Jose Antonio Martín Vela Dirigido por: Cristina Sánchez Muñoz.  

 

ABSTRACT  ................................................................................................................................  3   INTRODUCCIÓN  ......................................................................................................................  4   PRESENTACIÓN  .............................................................................................................................  4   OBJETIVOS  E  HIPÓTESIS  ................................................................................................................  6   ESTRUCTURA  DEL  TRABAJO  ..........................................................................................................  7   METODOLOGÍA  .......................................................................................................................  9   FUNDAMENTACION  TEÓRICA.  ........................................................................................  10   LA  TRADICIÓN  FEMINISTA.  ..........................................................................................................  10   ESTUDIOS  DE  HOMBRES  Y  MASCULINIDADES.  ...........................................................................  17   DISTINTOS  GRUPOS  DE  HOMBRES  Y  EL  FEMINISMO.  .............................................  31   GRUPOS  DE  HOMBRES  IGUALITARIOS.  .......................................................................................  32   LA  POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  ...............................................................  34   SEPARACIONES  Y  DIVORCIOS  ..................................................................................................  35   MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  ...........................................................................................  39   NUEVAS  MASCULINIDADES.  ....................................................................................................  42   GRUPOS  DE  HOMBRES  SOLIDARIOS.  ..........................................................................................  45   POSICION  FRENTE  AL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  ...............................................................  48   SEPARACIONES  Y  DIVORCIO.  ...................................................................................................  50   MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  ...........................................................................................  51   GRUPOS  DE  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS  ....................................................................................  53   POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD  ....................................................................  56   SEPARACIÓN  Y  DIVORCIO.  .......................................................................................................  59   MASCULINIDADES  REPRESENTADAS.  ......................................................................................  63   DISCURSO  VIOLENTO.  .............................................................................................................  65   CONCLUSIONES  ....................................................................................................................  67   BIBLIOGRAFÍA  .....................................................................................................................  71   ANEXOS.  .................................................................................................................................  72   ANEXO  I:  HOMBRES  IGUALITARIOS  .............................................................................................  72   ANEXO  II:  HOMBRES  SOLIDARIOS.  ..............................................................................................  77   ANEXO  III:  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS.  .....................................................................................  79  

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ABSTRACT   Tras la influencia de los cambios sociales impulsados por las demandas feministas en nuestras sociedades los hombres reaccionan ante el feminismo de diferentes formas. Los estudios de masculinidades reconocen al menos dos tipos de hombres en relación al feminismo y el tipo de sociedad que propone. Algunos varones reconocen tanto su responsabilidad histórica como su capacidad de cambio al aceptar las propuestas trabajadas por las mujeres feministas. Por otro lado existen hombres que rechazan completamente tanto el feminismo como los hombres que lo apoyan. Tras esta dualidad inicial se encuentra la existencia del patriarcado que reproduce la dominación masculina sobre las mujeres. Este patriarcado por el cual los hombres mantienen el poder de la sociedad se explica por medio de roles de género según los cuales los individuos son adscritos socialmente a un género que es definido y construido también de forma social. Estos roles conforman un tipo constrictivo de conducta diferenciada entre hombres y mujeres a pesar de que el balance es más positivo para los varones que para las mujeres los hombres no son una entidad homogénea y se posicionan entorno al feminismo en posturas diferenciadas. Internet permite un acceso rápido a una panorámica de las diferentes posiciones que asumen los varones en cuanto al debate social abierto por el feminismo. La igualdad del feminismo liberal está relativamente afianzada en las conciencias sociales y es políticamente incorrecto ser abiertamente sexista. Respetando este límite los varones pueden ser situados en tres grupos diferenciados: antifeminismo radical, tolerantes ante el feminismo liberal e igualitarios o profeministas.

 

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INTRODUCCIÓN   PRESENTACIÓN   La cuestión feminista es un tema escurridizo para aquellos y aquellas que no tienen una formación en su existencia. El feminismo no se entiende fuera de las mujeres y sus compañeros que se han interesado en su descubrimiento. Para muchas gran parte de la población el feminismo no es un tema que les atañe y en ocasiones se asimila a un tipo de hembrismo. La realidad de los distintos feminismos es que coinciden en la denuncia de la dominación masculina y la demanda de derechos e igualdad social. Pero, quizá por el nombre feminismo, o por intereses patriarcales, se desprestigian al movimiento y la evocación del feminismo provoca reacciones diversas en la sociedad. Las bases democráticas y liberales de nuestra sociedad occidental alimentan el igualitarismo y el valor del individuo como ser humano. La ilustración es fundamento de nuestra cultura moderna y el universalismo se deja ver en iniciativas políticas como la defensa de los Derechos Humanos. Y en la ilustración, se entronca el origen del feminismo demandando que las universalidad de la razón y la aplicación del principio de igualdad proclamada por los ilustrados no excluyesen a las mujeres del universalismo1. El feminismo, como principio igualitario, debería ser comprendido fácilmente por la sociedad. Pero no es el caso y nuestra sociedad continúa reproduciendo una herencia sexista donde el feminismo no está bien entendido. Del mismo modo que el proyecto que mujeres y hombres feministas intentan llevar a cabo permanece incomprendido. Nuestras sociedades heredaron también los valores de igualdad pero, como contaba Orwell en “Rebelión en la Granja”, los procesos de dominación hacen que algunos parezcan ser más iguales que otras. Y el poder genera, sobre todo, necesidad de mantenerlo.

Los varones, por lo tanto, han heredado unos privilegios sobre el total de

las mujeres, lo que genera una realidad diferencial según el género. Los varones tienen el poder y las mujeres tienen menos. La estructura patriarcal favorece los valores masculinos ante los femeninos y se le reconoce más valor al grupo dominante que al de las mujeres. Es por ello que las mujeres tienen menos oportunidad de hacerse oír y de hacer encajar en el paradigma dominante una visión de las cosas que ha sido desarrollado en el cuadro de la liberación femenina.                                                                                                                         1 Sanchez, Cristina. “Geneaología de la vindicación”. En “Feminismos Debates teóricos contemporáneos”. Eds Elena Beltrán y Maquieira. 2001. Ed Alianza. 4    

Los estudios feministas desarrollan diversas teorías. Una de ellas es la teoría de género que ha resultado tener un gran poder explicativo. Según esta teoría el sexo es una diferenciación biológica que divide al grupo en hembras y machos. En base a esta diferenciación primera se desarrolla el género, que es el grupo de clichés y modelos que orientan y conforman el comportamiento y el cuerpo de los sujetos. Estos modelos sociales determinan lo que se considera masculino y lo que se considera femenino. Aún más los roles de género permiten la actuación en cuanto a modelos predefinidos pero desaniman e, incluso, impiden las acciones que se salen de dichos modelos. Desde la perspectiva sociológica, los roles de género son las estructuras de comportamiento que constriñen y posibilitan la acción de los individuos bajo el peso del control social. La posibilidad de cambio existe pero la existencia del control social que amenaza con el estigma y el rechazo hace este cambio difícil. La consecuencia de estas teorías es que las categorías de género: hombre y mujer, son construcciones sociales y se conforman de una manera, a la que estamos acostumbrados a manejar tradicionalmente, porque existe una estructura de género que reproduce estos estereotipos. Pero estos modelos podrían haber sido otros como ocurre en culturas alejadas donde el significado de masculino y femenino es distinto a nuestros modelos2. Estas características diferenciadas entre mujeres y varones tienen consecuencias de discriminación y de dominación sexual. El sistema patriarcal se basa en estas diferencias y en la supuesta inmutabilidad de las características de cada género para mantener un sistema de dominación masculina. El género es una construcción social, no natural, que sitúa a las mujeres en una posición de inferioridad respecto al varón que acumula el acceso al poder. Las mujeres son inscritas en ámbitos de cuidados y privados mientras que a los varones se les coloca en el espacio público y encargados de ejercicio del poder. Pero aceptando que la situación de ambos no es natural, los espacios dejan de estar cerrados y pueden ser compartidos. El desarrollo de la teoría de género permite explicar a los feminismos el porqué de la perpetuación del sexismo y las estructuras patriarcales, al tiempo que permite la generación de herramientas para luchar contra el sexismo que es la causa de la desigualdad y la dominación, y por ello es el origen del sufrimiento de multitud de                                                                                                                         2 Como demostró Gayle Rubyn en “el tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo” 1975  

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mujeres y hombres que se ven obligados a seguir estructuras de comportamiento injustas. El problema en la aplicación de estas herramientas revolucionarias para el cambio social proviene de su origen. La teoría de género y la descripción de la estructura patriarcal proviene de estudios feministas desarrollados por mujeres. Desde esta posición de dominación, las mujeres feministas tienen dificulta para hacer llegar sus planteamientos a ámbitos dominados por los hombres y por visiones sexistas de la realidad. Por otro lado, los detentadores del poder son varones que se benefician de la sociedad sexista y además están en posición de mantenerla. En la sociedad patriarcal la palabra feminismo tiene connotados valores revanchistas y hembristas alejados de las verdaderas pretensiones del movimiento. Desde el punto de vista del hombre sexista el poder trae aparejado dominación para mantenerlo y por ello, tras una construcción guerrera del varón, el poder ha de ser defendido y protegido del enemigo. El enemigo son las mujeres, pero no todas, solo las que se revelan y reclaman la parcela de poder que les corresponde. Pero no todos los hombres son un varón sexista y antifeministas. En una sociedad hay una gran variedad de personas y personalidad y sería un error tratar a todos los hombres de sexistas. No todos los hombres ven el feminismo como un ataque a sus privilegios. Hay hombres que comparten las demandas feministas de igualdad. Estos hombres han comprendido que los valores tradicionales masculinos erosionan las experiencias vitales de mujeres y de otros hombres y que una sociedad democrática ha de defender los valores de igualdad y combatir las discriminaciones.

OBJETIVOS  E  HIPÓTESIS   Para comprender el escenario feminista hemos de entender no solo a las mujeres que emprenden esta costosa lucha, sino a los hombres que comparten intereses, en los que pueden apoyarse y los que se oponen. Descubrir los hombres que podemos encontrar en la sociedad y su posicionamiento con el feminismo es un trabajo de exploración necesario en el desarrollo de toda teoría y todo posicionamiento ideológico. Este trabajo se propone comenzar a descubrir cómo son los hombres en el escenario del lucha feminista y para ello tenernos un campo de exploración como es Internet: cómo son los hombres que se agrupan en la red. De qué estamos hablando cuando decimos que hay grupos de hombres. Cómo son y qué podemos esperar de ellos. En el 6    

trabajo se elaborará una clasificación básica de los grupos de hombres en internet en su relación con las demandas feministas. Suponemos que los hombres tienen una organización diferente en relación a su afinidad con los objetivos del feminismo. En la inmensa variedad de hombres que puede contener nuestra sociedad pueden establecerse tipologías básicas de análisis según la afinidad de estos hombres a los postulados del feminismo para trabajar con ellos. La situación excepcional de España en cuanto a las leyes de violencia de género y de igualdad, así como la implicación del gobierno en las demandas feministas por medio de la paridad dentro del gobierno, el observatorio de igualdad y el (extinto) ministerio de igualdad, generan una oportunidad para que las mujeres y los hombres se manifiesten en un grado de afinidad a estas medidas3.

ESTRUCTURA  DEL  TRABAJO   El trabajo se presenta en tres grandes bloques. Primero se hace un recorrido por la tradición feminista que efectúa los cambios sociales que han permitido a las mujeres alcanzar un mayor nivel de igualdad. Estos cambios y transformaciones sociales se logran por un combate de las mujeres a nivel teórico y práctico llevando a un punto de necesidad de cambio en los varones que asimilan la igualdad y la mayor presencia de las mujeres en la sociedad. La evolución histórica llega al tiempo contemporáneo los hombres pueden complementar el trabajo de las feministas tomando al varón como sujeto y objeto de estudio. Los estudios de masculinidades surgen desde un trasfondo y una historia feminista y están en situación de continuar con la demanda feminista de cambio en los roles de género que posibilite el establecimiento de una sociedad igualitaria. Se expondrá entonces la fundamentación teórica de los expertos y expertas en estudios de masculinidades y feminismo. Estos estudios tienen repercusión en los escenarios públicos pues los varones encuentran respuesta a las cuestiones e interrogantes propuestos por los feminismos en estudios sobre masculinidades. Por ello se procederá a construir un trasfondo de las teorías actuales referentes a las masculinidades, su                                                                                                                         3 Luis Bonino manifiesta que: “ir construyendo diferentes “perfiles” de la masculinidad y sus discursos sobre la violencia de género, puede permitir desarrollar estrategias de prevención más específicas y eficientes que apunten a las particularidades encontradas” Ya que, según se descubre en el estudio, hombres anteriormente no violentos pueden llegar a serlo en el futuro. La causa suele ser un cambio de la situación previa como un cambio del balance de poder en la pareja. Luis Bonino, “hombres y violencia de género, más allá de los maltratadores y de los factores de riesgo, Pagina 49, Sitio Web, El Ministerio de Igualdad”  

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perpetuación, su influencia en la personalidad propia y en los otros, así como su capacidad de evolución. Tras la exposición teórica se explican las distintas categorías en las que se han agrupado a los grupos de hombres en relación al feminismo y la teoría de género en función de la producción que hay de estos en internet. Por ello se realiza una revisión de las páginas y blogs de grupos de hombres para agruparlos en las categorías. Cada categoría de grupos de hombres se separa en un capítulo. Los distintos grupos de hombres reflejan una posición distinta ante el feminismo y pueden promueven diferentes modelos de masculinidad en consonancia a su visión de las propuestas feministas. El tercer bloque del trabajo comprende las conclusiones generales de los distintos grupos de hombres y su relación con el feminismo y la teoría de género.  

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METODOLOGÍA   Para iluminar esta descripción de los grupos de hombres en referencia al feminismo en internet, se procederá a la revisión bibliográfica de autoras y autores destacados por su producción en estudios de masculinidades. La revisión bibliográfica incluirá los textos básicos en los estudios feministas pues son los introductorios en la problemática de género, a partir de los avances realizados por los estudios feministas. Gracias a la persistencia en su rigor científico la teoría de género se ha podido desarrollar en la disciplina de estudios de masculinidades. El origen de los estudios feministas es una aplicación del método científico y un alejamiento de los mitos y las presunciones. Las teorías son probadas siguiendo un método. Es por ello que la tradición de los estudios de género puede ser declinada en estudios de masculinidades, pues el método científico se adapta a cualquier sujeto. Para completar la biografía se consultarán las referencias necesarias en estudios sociales como la sociología de Bourdieu que posee herramientas necesarias para analizar las realidades sociales y los grupos que habitan en su seno. Gracias a las herramientas de las ciencias sociales se posibilita la emisión de juicios cercanos a la objetividad y alejados de mitos y explicaciones ligeras. La información sobre los grupos de hombres se busca en internet en las distintas páginas web y blogs con el criterio de la relación de dichos grupos de hombres con el feminismo. En base la lectura de los sitios de internet se pasará a la separación en distintas categorías. Con, al menos, un ejemplo representativo de cada una de las categorías se realiza un análisis del sitio elegido. Las conclusiones obtenidas han de ser válidas para la categoría que representa cada sitio web. Tras los análisis y las categorías definidas se redactan las conclusiones respecto a los distintos tipos de grupos de hombres que podemos encontrar en internet.

 

 

 

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FUNDAMENTACION  TEÓRICA.   LA  TRADICIÓN  FEMINISTA.   A lo largo de la historia de la humanidad las mujeres han estado poco presentes en las redacciones finales que pasan a los libros de texto. Esta situación tiene mucho que ver con la creencia de que la historia la escriben los vencedores y es que la historia tiene muchos pasajes dedicados a la llamada “lucha de sexos” que han quedado relegados y semiocultos solo visibles para minorías interesadas feministas. La mencionada “lucha de sexos” puede verse desde los estudios feministas como una sucesión de victorias en la sustentación y defensa del patriarcado4 por el cual las mujeres permanecen sometidas al usufructo masculino. De este modo mujeres y hombres permanecen separados en costumbres y maneras según el paradigma dominante que sitúa a unas y a otros en diferentes posiciones de la sociedad según sea su sexo5. No se le escapó el matiz a las teóricas del feminismo (como las que veremos más adelante) de que la adscripción a un género no es la única categoría para una persona al encontrarse diferencias enormes entre las diferentes clases sociales y étnicas de una sociedad, pero, a pesar de las diferencias entre mujeres de distintas clases sociales permanecen constantes tanto la subordinación a los hombres como la percepción de inferioridad de la mujer respecto al hombre. Argumentos entorno a la supuesta inferioridad de las mujeres se dieron en épocas pasadas y se dan actualmente tanto desde el común sentir popular como desde las élites, filosóficas y teológicas en un principio y como científicas posteriormente. Cayendo ambas en el dogmatismo. Estas Elites coincidentes todas en lo patriarcal sostienen desde distintas perspectivas la posición de inferioridad de la mujer respecto al hombre. Frente a los trabajos filosóficos inconsecuentes que mantienen la imagen de las mujeres como un cliché de mujer (ser humano inferior), como puede ser la opinión de filósofos como

                                                                                                                        4 Kate Millett definía el sexo como una categoría social no natural que tiene un fin poítico determinado. La dominación pasa por la construcción de las costumbres sexuales. El patriarcado se fundamenta en el dominio sexual y en la explotación de las mujeres a través de éste. Kate Millett. “politica sexual” 1970. 5 En un trabajo dedicado a masculinidades considero importante dedicarle el espacio que merece el origen tanto del concepto como de los propios estudios pues, como comentaré más adelante son los estudios feministas el origen de los estudios de masculinidades 10    

Rousseau6. Frente a ello surgen voces femeninas lejanas de imagen de incapaces que se quiere hacer valer de ellas. Estas mujeres toman las armas de la razón y la lógica para señalar que su condición no es la condición de la mujer, sino de la construcción interesada que ha hecho la sociedad patriarcal de la mujer. A lo largo de la historia estas voces de mujeres vindicadoras de la igualdad de sexo se han hecho oír a través de trabajos que luchan contra el dogmatismo que sostiene la inferioridad de la mujer frente al varón y que unifica el universal femenino en una única esencia femenina ideal7. En el Renacimiento encontramos a Christine de Pisán y su “Ciudad de las damas”8 en un ejercicio ejemplificación de la virtud de las mujeres por medio de una selección de personalidades históricas femeninas que rompen con su ejemplar existencia el mito de la inferioridad de la mujer. La Ilustración nos aporta a Las Preciosas, mujeres ilustradas. En un periodo donde la razón y la igualdad universal se sitúa en los debates, la situación subordinada de las mujeres puede criticarse con los medios necesarios. Gracias a la Razón los mitos y dogmas patriarcales pueden desarticularse teóricamente y criticar los pasos políticos que obvian a las mujeres de la igualdad universal. Como hicieron la francesa Olimpe de Gouges con su “Declaración de derechos de la mujer”9 o la inglesa Mary Wallstonecraft con “la vindicación de los derechos de la mujer”10. El paso de la ilustración es el cambio de la vindicación de derechos hacia una articulación social femenina: las mujeres como tales, no solo una élite. En 1848, “La declaración de Seneca Falls” recoge el ideario del movimiento sufragista que, gracias a sus acciones políticas, son imagen del feminismo para una gran parte de la sociedad. Este feminismo vindicaba igualdad legal frente a los varones, comenzando por el voto. Su demanda de derechos universales y su origen ilustrado asocia por lógica la defensa de la libertad y derechos de las mujeres a la libertad y derechos de los negros. Otra vertiente feminista de mediados del XIX está alejada del liberalismo pero también relacionada con el capitalismo. El movimiento socialista. Al                                                                                                                         6 Amorós, 1997:156. Leído en Sanchez, Cristina. “Geneaología de la vindicación”. En “Feminismos Debates teóricos contemporáneos”. Eds Elena Beltrán y Maquieira. 2001. Ed Alianza. 7 Este paseo histórico por el feminismo se fundamenta principalmente en el artículo de “Los feminismos de Ana de Miguel, publicado en Celia Amorós 2000, “Diez palabras clave sobre la mujer”. Pamplona Verbo Divino. 8 Christine de pizan, “la ciudad de las damas”, 200, Siruela. 9 Olimpe de Gouges “declaración de derechos de la mujer, 1791. citado en Ana de Miguel 2000. 10 Mary Wallstonecraft, 1972. Citado en Ana de Miguel 2000.  

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socialismo le era difícil negar la situación de subordinación de la mujer frente al varón si pretendía hacer un análisis social serio. Por ello existe un movimiento feminista asociado al socialismo abanderado por Floria Tristan11 y posteriormente al marxismo. En ambos casos, la asociación de ambos feminismos termina con una ruptura por parte de los otros. Tanto el movimiento negro como el socialismo ven la causa de las mujeres como menos prioritaria como para comprometer sus logros y esfuerzos. Simone de Beauvoir12 relanza la querella de las mujeres escribiendo un punto y seguido en los estudios de mujeres en 194913. Es más que una recapitulación de argumentos e incluye las concepciones de la biología, el psicoanálisis y el materialismo histórico, según los cuales el cuerpo de las mujeres es más débil que el de los hombres, su mente más frágil y su situación de procreadoras las sitúa en posición desventajosa. Los estudios feministas14 demuestran como las posiciones teóricas a favor de la inferioridad femenina responden a las estructuras patriarcales en un intento de mantenimiento de la dominación masculina. Beauvoir dedica largas explicaciones a las distintas posturas antifeministas de las que podemos extraer las líneas argumentales. Frente al biologicismo determinista los y las filósofas ilustradas argumentan entorno a la fuerza de la educación y el papel de la ignorancia. Beauvoir señala la importancia de la cultura y el papel modelador de la sociedad que separa a seres humanos de animales. “Enfin une société n’est pas une espèce : en elle l’espèce se réalise comme existence ; elle se transcende vers le monde et vers l’avenir ; ses mœurs ne séduisent pas de la biologie ; les individus ne sont jamais abandonnés à leur nature, ils obéissent à cette seconde nature qu’est la coutume et dans laquelle se reflètent des désirs et des craintes qui traduisent leur attitude ontologique. Ce n’est pas en tant que corps, c’est en tant que corps asujetti à des tabous, à des lois, que le sujet prend conscience de luimême et s’accomplit : c’est au nom des certaines valeurs qu’il se valorise. » (1949.76) El psicoanálisis freudiano es al tiempo una herramienta interesante para el feminismo, como un, enemigo conceptual para la liberación femenina gracias a su                                                                                                                         11 Quien en “Unión obrera”, en 1843, dedica un capítulo a la situación de las mujeres. Citado en Ana de Miguel, 2000 12 Dedicaremos más atención al pensamiento de Beauvoir por la actualidad de su pensamiento en el debate feminista frente las construcciones mitopoéticas machistas 13 Simone de Beauvoir. 1949 14 Celia Amorós remarca como las mujeres son excluidas del proyecto de humanidad de la ilustración apoyándose en textos clásicos. Amorós, 1997:156, citado en Beltrán y Maquieira 2001:25. 12    

carácter deconstructivo cuestionador de la razón15. Freud fue de los primeros psicólogos en mantener la idea de un impulso direccionador más allá de la consciencia de los individuos. Según el psicoanálisis las experiencias vividas conforman construcciones del yo por lo tanto abre las puertas a acercamientos sobre la mente humana más allá de la predestinación y el determinismo biológico. Es decir: la psico-fisiología humana está modificada por factores culturales. Beauvoir comienza su capítulo segundo así: “L’immense progrès que la psychanalyse a réalisé sur la psycho-physiologie, c’est de considérer qu’aucun facteur n’intervient dans la vie psychique sans savoir revêtu un sens humain ; ce n’est pas le corps-objet décrit par les savants qui existe concrètement, mais le corps vécu par le sujet. La femelle est un femme, dans la mesure où elle s’éprouve comme telle. » (1949.78) Por otro lado, el psicoanálisis es el producto de un hombre profundamente sexista y casi misógino. Como muchos otros campos de la ciencia, los paradigmas científicos son productos de su época y por lo tanto no solo no están libres de sesgos y prejuicios, sino que recrean y reproducen la visión de la sociedad que les da vida. Así mismo Sigmund Freud elabora una teoría para el hombre y la retoca para adaptarla a la mujer. Una mujer prototípica que tiene en mente, tanto él, como la práctica mayoría de la sociedad de su tiempo. Para Beauvoir aceptar la teoría del psicoanálisis es aceptar la visión del mundo de su creador. Esta es la visión patriarcal. Cuando Beauvoir habla sobre el materialismo histórico se posiciona desde la crítica y desde el acuerdo. Elige materialismo histórico y no marxismo desde una práctica política en la cual las corrientes dominantes del marxismo (el PCF francés de corte stalinista) en Francia demandaban esfuerzos hacia la lucha de clases y tildaban el feminismo emergente y a algunos intelectuales de izquierda como un peligro para la revolución16. Beauvoir recoge la aportación del materialismo histórico de Engels y de Carl Marx a las ciencias sociales que es incalculable. El marxismo consiguió incorporar referentes protosociologicos a los discursos populares: la influencia del modelo económico en la percepción y moldeo de la sociedad. La apuesta de Marx es un brillante paso más allá del ambientalismo de filosofías previas. La utilidad para el feminismo es rápidamente                                                                                                                         15 Como señala Dio Bleichmar en su artículo “Sexualidad y género: nuevas perspectivas en el psicoanálisis contemporáneo”, en Aperturas Psicoanalíticas n11 16 Eva Gothling, capítulo 3º. Eva Lundgren-gothlin. Sex and existence: Simone de Beauvoir’s “the second sex”  

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percibida pues reconoce explícitamente la explotación de las mujeres por los varones como si de trabajadores explotados por los patrones fuera. La humanidad es una realidad histórica, es decir una evolución cultural determinada donde las concepciones culturales tienen un peso determinante. Instituciones presentadas como naturales como la familia son analizadas y diseccionadas como productos del modelo económico. Por lo tanto el modelo de familia cambiaría si se modificase el modelo económico. Es por ello que el feminismo no es necesario dentro de la revolución marxista: ambas escalvitudes, la de la mujer y la del obrero, serán abolidas. “C’est l’apparition de la famille patriarcale fondée sur la propriété privée. Dans une telle famille la femme est opprimée. » (1949.98) El gran fallo que señala Simone de Beauvoir a “El origen de la familia” de Engels [cita] es el paso del régimen comunitario al del propiedad privada. Y, es más, cómo es posible que las mujeres estuviesen de acuerdo en éste cambio

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. Es por ello

que en el capítulo posterior, historia, se desarrollen las teorías deterministas de la debilidad femenina. Es decir, la retahíla de argumentos que sitúan a la mujer como débil por la reproducción y lactancia, y cómo de ser diosa dadora de vida para a ser posesión de los varones para asegurar la naturalidad de los hijos respecto a los padres varones y su herencia. Otro de los máximos aportes de Simone de Beauvoir al pensamiento feminista es la concepción de la esencia y la separación entre hombre y mujer no solo desde un punto de vista biológico sino desde la misma esencia humana. Frente a los avances conseguidos por las sufragistas, como el acceso al voto de la mujer, y una sociedad en crecimiento como lo era la americana de los años sesenta. Betty Friedan18 detecta como los avances políticos son insuficientes si no se trabaja la percepción de la mujer, como ya explicaba Beuvoir como en un ser sujeto a su naturaleza sin capacidad de transcendencia. Para Friedan era la identificación de “el                                                                                                                         17 Simone de Beauvoir encuentra esta posibilidad en la inmanencia femenina que la sitúa en un lugar sujeto a las fuerzas de la naturaleza e incapaz de transcender como sus compañeros masculinos. La mujer es peor que un esclavo pues éste es inferior pero puede trascender por sus actos, mientras que la mujer permanece en el mundo natural ajena a sí misma y sujeta a su biología 1949.131 18 con su libro “la mística de la feminidad”, 1963. Madrid. Júcar. y su complemento “la segunda fase”, 1981 14    

problema que no tiene nombre”19. Las mujeres, más allá de su condición social presentaban malestar psicológico con repercusiones médicas debido a la adhesión a un modelo de mujer patriarcal y alienante. Éste identificaba a la mujer femenina a un ama de casa sin pretensiones emancipatorias. También se descubre el efecto de la salida de las mujeres a la vida laboral con la formación de la superwoman: mujeres ejemplares en los espacios familiares y laborales, con la consecuencia merma de su salud. Para alcanzar una igualdad real, Fiedan reconoce la necesidad actuaciones políticoadministrativas que permitan la igualdad real de hombres y mujeres con la presencia de unos y de otras en igualdad en los espacios públicos y privados. El feminismo radical de los sesenta se sitúa en el centro del problema, de dónde parte el problema de la subordinación. Este no es una consecuencia del sistema, como creían las marxistas, es un sistema en sí mismo por el cual la mujer es medida en los términos que el varón define al tiempo que acumula el poder y define las normas del juego20. Es por ello que las feministas radicales van a ser vistas más negativamente por aquellos que se benefician de la estructura patriarcal, el feminismo radical ataca el origen mismo del patriarcado. Este feminismo de los sesenta se arma con lo aprendido anteriormente: tanto la ilustración como el marxismo o el psicoanálisis. Gracias a ello se dirimen nuevos conceptos como el patriarcado, el género y los ámbitos privado/político. Todos ellos conceptos comunes hoy en día. Pero feminismo radical no es una única corriente uniforme. Ha tenido tantas manifestaciones como grupos se formaban. Pero una de las corrientes posteriores llama la atención por su giro conceptual: el feminismo cultural o feminismo de la diferencia. Esta visón del feminismo es tan rica y como peligrosa para el movimiento de mujeres. Recupera la visón de Christine de Pisan en cuanto a la exaltación de los valores de la feminidad pero se adentra de lleno en la “otredad” y en la esencia femenina. Defiende la diferencia como positivo y como valor a no olvidar. Esta posición viene a refrescar la situación por la cual la sociedad patriarcal sanciona más positivamente los valores clásicos masculinos que los femeninos, por lo que para poder alcanzar puestos de poder y autoridad las mujeres han de asumir las reglas de juego masculinas. De otro modo las lógicas masculinas desautorizan los usos típicos femeninos como inválidos. El feminismo de la diferencia resalta que los valores típicamente femeninos también han                                                                                                                         19 Friedan 1963 20 Ana de Miguel, los feminismos. Publicado en Celia Amorós (dir.) 2000, Diez palabras sobre la mujer. Pamplona, Verbo divino.  

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de ser valorados y responden a estilos de vida más deseables. Por otro lado, enfatizar la diferencia y la esencia femenina nos hace pensar en la situación denunciada por Friedan. Desde un punto de vista que conjugue tanto la visión humanista como los estudios estadísticos la enorme variabilidad de posibles femeninos junto con la variabilidad de posibles masculinidades deja poco espacio a un único modelo esencial doble. La variación de posibles seres masculinos y femeninos marca una mayor diferencia de posibilidades dentro de un mismo grupo que entre ambos grupos21. Defender las ideas del feminismo de la diferencia no deja de ser una posición arriesgada frente a la máquina reaccionaria que es el patriarcado, siempre dispuesto a tomar buenos argumentos para integrarlos en su argumentario dogmático que no le teme a los saltos de coherencia. En suma, hemos visto que las demandas de vindicación de igualdad feminista no son un movimiento novedoso ni que carezca de tradición de pensamiento. Muy al contrario a lo largo de tres siglos las feministas han ido clarificando cada vez más sus necesidades, que responden tanto a las idas liberales como democráticas, de igualdad y libertad en las que se fundamentan nuestras sociedades. Podríamos pensar que la lucha feminista es una cuestión de mujeres. Un tema generado por ellas y para ellas, en las que la población masculina no tiene implicación más allá de asumir o no las demandas de un grupo de mujeres y su visón igualitaria del mundo. Pero esto no es así. La lucha feminista, sobre todo a partir del feminismo radical, es una lucha por el cambio de la sociedad, no solo de las mujeres. Los varones también son objeto del cambio como parte que son de la sociedad que el patriarcado a tenido a bien dividir en dos. Nos podemos permitir recoger a dos teóricas del feminismo como son Betty Friedan y Alejandra Kollontay para acercarnos a la parte masculina del cambio. Si el feminismo requiere de la emancipación de las mujeres, de que estas sean conscientes tanto de su situación como de sus posibilidades, no es menos cierto que también requiere del cambio en los varones. El cambio social que reclaman los distintos feminismos pasa por un cambio a nivel social tanto de mujeres como de varones que permitan modificar las estructuras lo suficiente como para eliminar la reproducción del patriarcado.                                                                                                                         21 Janet Shibley Hyde, 1995, (“psicología de la mujer: la otra mitad de la experiencia humana” 1995, Morata.) reduce las diferencias comparativas en estudios diferencialistas entre hombres y mujeres al diluirse la diferencia comparando los estudios entre sí y las propias diferencias de los hombres entre s y mujeres entre si. La clara diferencia que establecen los modelos esencialistas no dejan de ser prototipos ideas alejados de la realidad.) 16    

Tras “la mística de la feminidad” Friedan se dio cuenta de que la mera igualdad legal no era suficiente para alcanzar la igualdad real22. Es por ello que reclama la implicación de los varones en el ámbito privado como única posibilidad para que las mujeres puedan equipararse a los hombres en el ámbito público. Es, entonces, necesario un cambio más cercano que aquel que reclama actuaciones a la administración. El cambio se exige a la población. Alexandra Kollontai23 describe esta situación claramente. Para ella la mujer ya está preparada para asumir responsabilidades públicas y ha demostrado que hacerse cargo de su trabajo en el mundo, clásicamente definido como, productivo. Es más: las mujeres pueden llegar a ser dueñas de sus propias vidas, más allá de los límites que se han construido tradicionalmente sobre ellas, pero necesitan que los hombres estén al nivel del cambio. De otra manera el cambio no será tal, sino lucha continua24.

ESTUDIOS  DE  HOMBRES  Y  MASCULINIDADES.   Como si de una respuesta a las exigencias de compromiso a los hombres por parte de las feministas se tratase, y sin dudarlo, como consecuencia de los estudios de mujeres, se desarrollan estudios de masculinidades en el mundo académico. Si bien es cierto que la ciencia siempre ha estudiado a los hombres al situarlos como un modelo de humanidad. Como en el caso de la historia de las mujeres, los estudios de mujeres pretendían compensar la ausencia de las mujeres como sujetos o como actores en las ciencias. Éstos influencian el desarrollo de los estudios de hombres teniendo en cuanta el género: son ahora estudios sobre la masculinidad o masculinidades25 los que se unen a los resultados de las investigaciones feministas.                                                                                                                         22 Citado en Ángeles J Perona. Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. Coord. Ana de Miguel, Celia Amorós. Vol. 2 23 Alexandra Mihailovna Kollontai, “La mujer nueva y la moral sexual, y otros escritos”. Madrid, Ayuso, 1976 24 Asimismo, dentro de este transcurso histórico no podemos negar la existencia de hombres que han defendido las causa de las mujeres al lado de las feministas. Como ejemplo podemos señalar a Benito jerónimo Feijoo con su “defensa de las mujeres” dentro de su “Teatro Crítico Universal” 1739. Feijoo hace uso de la razón y del destierro de prejuicios para señalar la injusticia de la situación de las mujeres de su época. Más de doscientos años después John Stuart Mill se encuentra con la misma situación. Utilitarista en su pensamiento también es consciente de que la situación de las mujeres en su época es injusta para una sociedad racional basada en valores liberales y está basada en prejuicios. Ambos pensadores son ejemplos de épocas muy distintas de que la situación femenina no era ajena ni invisible a los hombres que se despojaban de sus prejuicios e intereses en subordinación de la mujer. 25 R. W. Connell “masculinidades” ed. UNAM 2003 pg 49.  

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La masculinidad comienza a estudiarse en sí misma como respuesta a los estudios feministas pero tarda en despegarse de prejuicios asimilando esencias en las mismas descripciones locales. Gracias a los estudios antropológicos que tanto sirvieron al feminismo como muestra de distintas feminidades26 son utilizados también para entender la masculinidad. En el campo de las sociología se dio un cambio conceptual importante al identificar cómo la masculinidad se sitúa no en el ser sino en las estructuras y en las normas pero que ser éstas se hacen y rehacen continuamente27. Ésta idea será estudiada más profundamente por teóricos del género. Guiddens, hace un acercamiento a la teoría de género desde la sociología clásica sin profundizar en la masculinidad en si misma28. La postura de la sociología frente a los roles es bastante clara: No existe prácticamente ningún aspecto de la vida humana que no esté regida por los procesos de socialización. El género no es una excepción. La diferencia entre mujeres y hombres es una característica aprendida no biológica. Según que estudio se consulte este postulado se lleva a un extremo u otro. Pero se asume que el género, no el sexo, y las diferencias entre géneros son características aprendidas. Teóricos y teóricas del género y del feminismo llegan a dudar la misma división biológica del ser humano en dos sexos, pues aseguran que esta diferenciación es también socialmente apreciada. Es decir, seleccionamos este elemento diferenciador y no otro por motivos sociales. Ya Simone de Beauvoir defininía la feminidad como una construcción social en su frase: “On ne nait pas Femme: on le devient.”29. O más recientemente desde la antropología Gayle Rubin define el sistema sexo/género como “el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen eses necesidades humanas transformadas. […] [U]n conjunto de disposiciones por el cual la materia prima biológica del sexo y la procreación humanas son conformadas por la intervención humana y social”30. El eje articulador, en la teoría de género es que los roles son aprendidos en un proceso de socialización por parte de la sociedad en la que se nace. Desde el mismo                                                                                                                         26 como los trabajos de Margaret Mead 1949, “sexo y temperamento en tres sociedades primitivas” 1935 o “masculino y femenino” entre ellos. 27 Connel, 2003-59 28 Sociología General Guiddens pg 132 29 Simone de Beauvoir, Le Deuxieme Sexe II, Éditions Gallimard, 1949, pg13 30 Gayle Rubin, “Trafico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, 1996 pg 37 a 34 en Lamas, Marta, el género: la construcción cultural de la diferencia sexual. México DF: UNAM 18    

momento del nacimiento las presiones sociales moldearán a las futuras mujeres y futuros hombres a imagen y semejanza de los roles que son transmitidos. Este moldeo entorno a clichés predefinidos se produce desde todos las áreas de la sociedad. En todos los elementos de relación social existe un elemento de refuerzo de patrones. Al mismo tiempo también se da una crítica a las conductas que se escapan a los modelos deseados. las conductas rebeldes reciben algún tipo de sanción como puede ser la exclusión social. Este es uno de los castigos más temidos por los seres humanos, no solo en su etapa adolescente. El ser humano es un ser social y necesita de otros seres humanos para desarrollarse. En los procesos de socialización se produce la transmisión de estructuras. No solo estructuras de género, sino todo tipo de estructuras que organizan la vida en sociedad y dan sentido a sus acciones. Las estructuras sirven de guías para que los individuos sepan cómo comportarse y lo que se espera de ellos. Dentro de esta perspectiva se encuentra la teoría de género en un ejercicio de teoría sociológica aplicada sobre el elemento humano aislado del género. Pero todos los elementos sociales que componen al individuo humano están imbricados entre sí, por lo tanto el género está en contacto con el resto de elementos humanos orientando los modos de acción. Para los estudios de masculinidades las perspectivas previas sobre el género, los roles sociales y la construcción del individuo como ser social son el fundamento por el cual comienza a teorizar. A pesar de que los estudios feministas son el origen de los estudios de masculinidades31, al igual que a éstos, es la ciencia social la que, en gran medida, hace avanzar en su desarrollo. Dentro de las ciencias sociales el estructuralismo es una herramientas común a los estudios de género, feministas y de masculinidades. El estructuralismo explica las acciones sociales desde la visión de la estructura. De este modo, teóricos como Saussure explican la importancia de las estructuras en la construcción social de cada individuo usando como ejemplo el lenguaje32. Las reglas gramaticales posibilitan el uso del lenguaje que los hablantes usan libremente para                                                                                                                         31 Kaufman hace la correspondencia lógica entre los efectos de los éxitos feministas en la sociedad hacia un avance más igualitario hace cambiar el mundo y los hombres han de adaptarse a ésta novedad. La posición de los hombres no es uniforme pero la influencia del feminismo en la sociedad y en el reposicionamiento de los varones frente a ésta es inngable. Michael Kaufman. Men, Feminsm, and Mens´contraditorys experiences of power. Publicado en Harry Brod y Michael Kaufman, editores, Theorizing Maculinities. Thousand Oaks, Sage Publications. 1994. 32 Ferdinand de Saussure, “Cours de Linguistique générale, ed. Payot 1995.  

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comunicarse. La estructura son la reglas gramaticales. Los hablantes no pueden improvisar reglas por ellos mismos pues nadie les entendería. Cuando explicamos el género, lo vemos de la misma manera. Son las reglas que nos dicen cómo debemos comportarnos en relación al género al que se nos ha adscrito para que el resto de individuos entienda porqué y cómo nos comportamos. Pero esta visón cerrada de las estructuras tiene una posibilidad de cambio. Bourdieu explicó el funcionamiento de las prácticas construidas históricamente e ilumina el fin del determinismo social al señalar que las estructuras se construyen con prácticas cotidianas33. Es por tanto posible el cambio de las estructuras. La estructura que el feminismo identifico como género, aún sabiendo que se reproduce de generación en generación, es susceptible al cambio por medio de la promoción de nuevas prácticas. La organización de las estructuras patriarcales no obliga de forma visiblemente autoritaria a reproducir unos roles de género determinados. El control es más sutil. Una de las características del patriarcado es la usurpación de lo neutro por lo masculino, así la humanidad son los hombres y pero las mujeres solo son mujeres. Bourdieu Señala esta trampa al decir que “la visón androcéntrica se impone como neutra sin necesidad de enunciarse en los discursos para legitimarla”34. De este modo la visión masculina se transforma en universal, y lo que es aún más importante, los valores masculinos se transforman en universales, siendo los valores femeninos solo de interés femenino. De este modo solo los hombres son los dotados para entender la lógica del mundo, puesto que dicho mundo se rige por reglas masculinas que, además, son las que tienen un mayor valor y peso social. Por lo tanto la exigencia por parte de las feministas de la implicación de los hombres para cambiar la situación de dominación masculina que vivimos en nuestras sociedades requiere una acción concreta para que pueda ser entendida y aceptada por la mayoría de los varones de la sociedad. Los mandatos patriarcales no solo son sutiles sino que la dominación permanece invisible para una gran parte de la población, sobre todo la masculina35. Pero la incidencia del feminismo en la sociedad y en los varones no ha sido vacua. Los avances sociales gracias al feminismo son visibles a día de hoy, como lo son                                                                                                                         33 Pierre Bourdieu comenta la posibilidad de cambio en los sistemas de dominación pues es un hecho que el movimiento feminista es un ejemplo de modificación de la maquinaria de reproducción del patriarcado. Bourdieu. “La domination mascuiline. 1998. Éd. Du Seuil. Pg 122 34 Pierre Bourdieu 1998:22 35 Bourdieu recoge la tradición feminista para estructurar dentro de la tradición sociológica el proceso por el cual la dominación masculina resulta un acto invisible en su naturalización de las conductas. Pierre Bourdieu 1998. 20    

el voto de las mujeres o las leyes contra violencia de género. Otro resultado de los estudios feministas, como vimos anteriormente, es que entre los varones se han despertado los estudios de masculinidades que complementan los estudios sobre las masculinidades generados en los estudios feministas. Este proceso no solo se da por imitación y aprendizaje por parte de los hombres de sus compañeras mujeres; el proceso de equilibrio de poder impulsado por el feminismo aumenta el coste del poder masculino. Cuando la autoridad de los varones era incontestable, el sufrimiento que lo acompañaba era un precio pequeño. Por el contrario si el espacio de las mujeres aumenta es a costa de la pérdida de hegemonía masculina, mientras que el coste emocional se mantiene. Esta es una de las causas de que muchos hombres busquen “terapias de masculinidad” al tiempo que las mujeres mantienen talleres de emancipación36. La época convulsa que fueros los 70 fue prolífica en movimientos de cambio que tuvieron representación en grupos de autoayuda y de movilización política. El trabajo de los grupos de mujeres en la propagación del feminismo activo tuvo su complemento en los grupos de hombres ambos muy variados en su acercamiento a la mujer y hombre nuevos. La posición de los varones dentro del movimiento feminista se vio en cuestión al reproducirse dentro de las filas feministas la misma subordinación que se trataba de combatir en el exterior37. Los varones terminaban dirigiendo a las mujeres que les servían los cafés mientras. Las mujeres necesitaban sus propios espacios por lo tanto los hombres se vieron separados (pero no apartados) de las filas feministas y debieron encontrar su camino como “hombres feministas” u “hombres profeministas” dentro de la búsqueda hacia una sociedad igualitaria. En estas circunstancias surgieron grupos de hombre desde muchas perspectivas y con distintos objetivos como veremos más adelante38.                                                                                                                         36 KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications. 37

Ana de Miguel H feminismos en Imelda Whelehan (1995) “Modern Femisit thought: From second wave to “post-feminism” Edimbourg University Pres. 1995. Capitulo: “Hombres en el feminismo”. Traducido por José María Espada Calpe, 1998 38 Kaufman identifica dos grupos de hombres surgidos a raíz del impacto del feminismo moderno. Uno de los grupos es el movimiento de hombres mítopoietico que hace énfasis en el dolor y el coste de ser hombre pero que a la vez ignora el poder social e individual de los hombres, al tiempo que distrae de los beneficios del desafío del patriarcado. El otro grupo apoya las causas feministas y enfoca las expresiones de poder masculino, pero no tienen en cuenta el relación entre poder y dolor en los hombres. En ambos casos se ignora una de las facetas, con lo cual se exponen a errores de análisis.  

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Los estudios de masculinidades, al igual que las teóricas feministas para los grupos de mujeres, cumplen la función de estructurar y fundamentar teóricamente los cambios que los grupos de hombres reclaman. Muchos hombres sienten una necesidad de cambio y de comprensión de su identidad reflejándose en el trabajo realizado por sus compañeras y encuentran en la teoría métodos y fundamentos que son aplicados a dinámicas prácticas. Los estudios de hombres ven la relación por la cual el poder monopolizado por los varones tiene un coste. Esta percepción puede ser más o menos igualitaria y estar en mayor o menor sintonía con los estudios feministas. Por desgracia los estudios sobre hombres que se alejan de la influencia y tradición feminista tienen también tendencia a alejarse de los fundamentos científicos y acercarse a los dogmas que reproduce el patriarcado. La cuestión del poder es fundamental para discernir la cuestión de los hombres en las sociedades patriarcales, pero no solo. El poder, el dolor, las esencias, los contradictorios mandatos de la masculinidad, la virilidad, y los modelos rígidos y hegemónicos de género son las líneas principales que los estudios de masculinidades trabajan en herencia de los estudios feministas39. El poder es la posibilidad de imponer control sobre uno mismo, el medio y sobre otros., ejercer poder es ejercer control o la capacidad de ejercerlo. La unión de poder y masculinidad se ha forjado a lo largo del tiempo, a lo largo de una historia patriarcal donde el género señala la diferencia entre mujeres y hombres, y una de estas diferencias es el acceso al poder y a la violencia. Del mismo modo que vamos aprendiendo en nuestra infancia que pertenecemos a una de las dos mitades diferenciadas de la humanidad, en relación a su sexo, aprendemos que ser varón implica la posesión de un poder, aun si este se ejercerá en el futuro. Dicho poder no emana del mismo cuerpo varonil, sino de la autoridad que las estructuras patriarcales otorgan a los individuos varones. Pero, en un proceso de crecimiento de personalidad el poder se propio y se aprende a ejercerlo como tal. Los hombres interiorizan y encarnan las estructuras del poder masculino. Del mismo modo que las relaciones de género se integran en la construcción de la personalidad40.                                                                                                                         39 Aunque estos, en su larga tradición son extensos y han trabajado temas no explotados entre los hombres heterosexuales, como la cuestión sexual y el cuerpo. Es por ello que se acuse a los estudios de hombres de completarse y depender de los trabajos feministas y homosexualidad. Cita: Imelda Whelehan 1995 40 Los hombres son educados en la creencia de ser mejores que las mujeres y se creen con derechos naturales que no se cuestionan. “Ser varón, en la sociedad patriarcal, es ser importante” (marqés, 1991, p. 48, citado en Raquel Osborne “Apuntes sobre la violencia de género” Ed. Bellatera 2009. P. 44 22    

Lo que los estudios de masculinidades nos vienen a mostrar es que el absolutismo tiene un precio: la soledad del príncipe. El ejercicio monopolístico del poder conlleva una serie de consecuencias negativas, a lo que se une la complejidad de que cada una de las dos partes de la división genérica de la humanidad recupera valores asociados a ellas mismas. En práctica exclusividad. La gama de sentimientos y necesidades asociados a la feminidad quedan excluidos del campo masculino. Siendo que la conformación del ser masculino pasa por la negación de lo femenino, para que el conservar el hombre se ha de alejar de lo femenino y por ello se genera el dolor de la pérdida de las necesidades mencionadas que quedaron en el campo femenino. Así mismo, la pérdida de sensibilidad genera dolor, que se asocia a debilidad y es lo contrario a lo masculino. Por ello, ha de hacerse uso del control emocional para controlar el dolor 41. Vemos una suerte de círculo sin fin el control del poder. Para conservarlo como propio se ha de ser masculino lo que genera carencias emocionales y dolor, con lo que ser requiere más control y esto no elimina el dolor y la necesidad, solo lo doblega. Pero en el colmo de la masculinidad, ser varón significa volverse dependiente pues necesita de las capacidades femeninas sobre las carencias que el hombre se autoinflige. El hombre, cuya masculinidad le demanda independencia, depende, paradójicamente, de las mujeres para cuidarse. Esta necesidad femenina se justifica, sin duda, por su carácter menor, es decir, por ser necesidades femeninas, y por ello, menos valoradas que las verdaderas necesidades, de las que se encarga el varón. La carencia de sensibilidad de los hombres, además de causa de dependencia, es también causa de separación. Al cubrir necesidades femeninas los sentimientos son desterrados como poco masculinos, como veíamos. Pero de este modo los hombres pierden la capacidad de comprensión de las mujeres que sí son conscientes de la sensibilidad y sus necesidades. El punto de encuentro entre ambos se distancia. Pero la distancia se da también entre hombres. Todos los hombres tienen necesidades afectivas pero la pérdida de éstas capacidades tiene consecuencias entre varones. Los hombres,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            El poder en los varones se percibe como un derecho a los privilegios. Kaufman describe los procesos por los cuales el poder se manifiesta en violencia (Kaufman las siete Ps de la violencia de los hombres 1999). La desigualdad de poder, por lo tanto, no se limita a una situación de injusticia de acceso a los recursos y a la influencia. Como comenzaron a denunciar las feministas “post liberales”, la desigualdad tienen consecuencias físicas de violencia sobre las mujeres y esto es recogido por los estudios sobre masculinidades 41 Michael Kaufman Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres, 1994  

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para conservar el máximo poder, se aíslan. Sus dudas quedan enterradas en lo más profundo de sí42. Como destacamos anteriormente, ya en los cincuenta, Simone de Beauvoir definió la situación de las mujeres por otredad y por el esencialismo, también denunciado por Friedan43. La importancia de la tradición feminista es que sigue siendo válida aun en nuestros días y en distintas disciplinas. Estos errores de simplificación son aplicables a los hombres. Cuando hemos hablado de los hombres, lo hacemos desde el error de la generalización. Al igual que no existe “la mujer” como modelo puro y único, no disponemos un modelo real de “el hombre”. Pero de forma aun más grave, al contrario de las mujeres actuales que tienen distintos modelos de feminidad, los varones tienen un modelo ideal único que marca sus socialización masculina. La masculinidad, al otorgar poder también exige mantenerse masculino. La masculinidad conlleva dolor, pero también un modelo rígido de conducta a cambio de la legitimidad del uso del poder. El modelo mito-poético masculino presenta un hombre como viril, o sea, como: “Joven casado, blanco, urbano, heterosexual norteño, padre protestante de educación universitaria, empleado a tiempo completo, de buen aspecto, peso y altura, con un récord reciente en deportes”44. Todo aquel varón que se desvíe de esta línea está perdiendo parte de la justificación de su poder. Porque la masculinidad, que es la única que justifica el control de poder de los varones sobre las mujeres, es obtener estos aspectos de la vida. La virilidad implica cumplir la mayor parte de las áreas concernidas en la masculinidad ideal. Todas estas conformaciones son utilizadas en los discursos patriarcales para señalar porqué las mujeres no son iguales a los hombres y por ello tienen restringido el acceso al poder. Pero qué pasa cuando un hombre no detenta todos estos ítems. No cumplir con todas las exigencias de la virilidad es, en efecto, lo más normal para la mayoría de los varones, no todos pueden ser viriles en el 100% de sus características míticas. Por desgracia intentarlo, o fingirlo, forma parte de la masculinidad tradicional. Es la virilidad la que mantiene el poder efectivo de los varones sobre las mujeres y sobre otros hombres.                                                                                                                         42 Kaufman identifica el aislamiento como uno de los pilares del mantenimiento del patriarcado: En un conformación paradójica, este aislamiento es la clave para conservar el patriarcado: en mayor o menor grado incremente la posibilidad de que todos los hombres terminen en colusión en éste [...] puesto que sus propias dudas y sentido de confusión quedan enterrados. Kaufman 1994:150 43 Beauvoir 1948, Friedan 1981 44 Michael S. Kimmel, “Masculinidades poder y crisis”, Isis internacional y Flacso, 1997 24    

Los hombres que se distancian más del ideal de virilidad caen en el peligroso área de no ser masculino y no ser masculino, en la comprensión dual de nuestra cultura judeocristiana, significa ser femenino. La masculinidad se define por oposición a la feminidad por lo que no cumplir con los ideales varoniles sitúa en el mundo de lo femenino y de la subordinación. El quid está en que pocos hombres pueden cumplir con el ideal, se da entre ellos una competición para ver quien es más masculino y por ello tiene más poder. Tener el poder significa, no lo olvidemos, controlar al resto. Las reglas de la virilidad son una fuente de confusión para los hombres puesto que no pueden cumplirse en una inmensa mayoría de los casos y, además, son contradictorias. Si el hombre ha de ser lógico pero además ha de ser valiente a la vez, identificar las situaciones donde es mejor retirarse puede ser difícil. Además las reglas de la virilidad son una fuente de competición entre hombres. La necesidad de situar quien manda sobre quien pasa por identificar el nivel de virilidad. Es por ello que los hombres se controlan entre ellos manteniendo el juego del patriarcado en una constante competencia masculina. Este proceso explica la persistencia de la homofobia en el mundo masculino por medio de la policía del género en la que se convierten todos los hombres que quieren mantener sus privilegios masculinos. Con esta visión entendemos cómo son vistos los hombres igualitarios por parte de los hombres antifeministas. El respeto y el valor hacia lo que puedan manifestar los hombres igualitarios desciende del mismo modo que descienden en la escala de la virilidad. Es por ello que los hombres igualitarios son asumidos como aducidos por las feministas y menos hombres que los hombres de verdad. Porque perder “hombría” significa perder valor en sí mismo, incluido el discurso igualitario y con ello los hombres igualitarios pierden el valor de ejemplo de nueva masculinidad. El concepto de virilidad está relacionado estrechamente con el concepto de modelo hegemónico45.

manifiestas

la

transformación

histórica

de

la

masculinidad,

contradiciendo la percepción común naturalizada de la esencia masculina inmutable. La percepción de cambio en la concepción masculina es un punto a destacar pues desarticula los discursos naturalizadores que impiden el cambio hacia masculinidades igualitarias. Ser consciente de que el significado de hombre, en una misma sociedad, ha evolucionado hacia posiciones diferentes, anima a dirigir esta evolución en el mismo sentido de los valores igualitarios que se reconocen en nuestra                                                                                                                         45 R. W. Connell, Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México]  

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cultura. Siguiendo el mismo recorrido que los proyectos feministas de empoderamiento, los hombres pueden redescubrirse en toda su potencialidad alejándose de modelos normativos hegemónicos pues la teoría de los roles sexuales trata la masculinidad como normas sociales en la conducta de los hombres. Aquí se encuentra la importancia de percibir las estructuras en todo su poder normativo. Identificar dichas estructuras libera tanto a hombres como a mujeres del peso esencialistas que impide cambios hacia sociedades más igualitarias e individualidades más libres. Tanto el concepto de virilidad como el de hegemonía son ramas visibles del proceso de esencialización masculina y pilares mito-poéticos sexistas. La masculinidad hegemónica se define por “la configuración

de práctica genérica que encarna la

respuesta corrientemente aceptada al problema de legitimidad del patriarcado , la que garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres” IBID Pp. 39 . Pero la masculinidad hegemónica no es un tipo de carácter fijo, ésta ocupa la posición hegemónica en un modelo de relaciones de género dado y su posición puede ser disputable pese a su poder evocador. Percibir esta cuestión es una herramienta que señala a los hombres la variedad de masculinidades posibles que son invisibilizadas en una estrategia patriarcal. Para que la hegemonía sea durable necesita de la correspondencia entre la idea cultural y el poder institucional. Este es el juego que se realiza con el patriarcado y sus sistema de perpetuación. La acción de modelos alternativos y deslegitimación de la base cultural (como la idea de igualdad) puede hacer bascular la hegemonía hacia otros modelos. Por el momento los modelos hegemónicos de masculinidad coinciden con ciertos modelos tradicionales, pero van perdiendo fuerza modelos tradicionales excesivamente sexista en nuestras sociedades. Aún así, las masculinidades hegemónicas expulsan de la legitimidad masculina a los homosexuales y a otras formas subordinadas de masculinidad. Este proceso tiene influencia en la complicidad de los varones que aún sin seguir el modelo de masculinidad hegemónico se autoriza, ya que la subordinación de las mujeres beneficia al conjunto patriarcal. Desde las asociaciones de hombres igualitarios los elementos venidos desde la academia se convierten en herramientas para el trabajo sobre la identidad masculina y para la acción política. El género, como estructura, es una forma de orden social y al mismo tiempo es una práctica social. Recuperar esta visión recuerda que la sociedad es acción social, por lo cual las acciones conforman los modelos. Desde esta postura se 26    

pueden trabajar nuevas masculinidades que ejemplifiquen con su existencia la posibilidad de la alternativa. Pero la importancia de rescatar la teoría de la acción social en los grupos de hombres igualitarios es la demandad de actuar como tal. Los hombres profeministas igualitarios se inscriben en un compromiso con la igualdad, por la cual sus acciones construyen, progresivamente, nuevos modelos relacionales. Gracias a los esfuerzos de décadas de lucha feminista se ha popularizado la perspectiva de los roles de género y la construcción social del género mismo. Con estas luchas se ha dilucidado la posibilidad de cambio, iniciada por las mujeres y de la que se beneficiarán también los varones. Los estudios sobre masculinidades siguiendo la estela de los estudios de mujeres nos indican la posibilidad de cambio y la mejor dirección para su desarrollo. Siguiendo la estela del feminismo los estudios de masculinidades proponen trabajar hacia una mejora tanto de la sociedad como de los individuos, mujeres y hombres. Entre otros problemas hemos mencionado las carencias masculinas generadoras de dolor46, las desorientadoras contradicciones de los mandatos de género en los varones, la constante competitividad masculina47 y la dominación producida por masculinidades hegemónicas ideales48 sobre las masculinidades subordinadas. La característica compartida por casi todos los hombres antisexistas, no machistas e igualitarios es “[...] la de haber estado relacionado -en muchos casos afectivamente- con mujeres conscientes y defensoras de sus derechos en algún momento de su vida, las que marcaron sus vidas”49. Por ello reconocemos la influencia del feminismo no solo en la tradición teórica de los estudios de masculinidades sino también en su orientación práctica. Las dinámicas feministas generan mujeres liberadas y feministas que están dispuestas a ayudar a los varones de su entorno a armonizarse con prácticas más igualitarias. La dificultad principal de los hombres en admitir la igualdad frente a las mujeres no se sitúa en negar la igualdad por principio si no en la pérdida de poder que una relación equilibrada conlleva para el antiguo dominador. En una relación donde una de las partes                                                                                                                         46 KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications. Pg.150 47 Michael S. Kimmel, “Masculinidades poder y crisis”, Isis internacional y Flacso, 1997 48 CONNELL. Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México. 49 BONINO. “Hombres y violencia de género, más allá de los maltratadores y de los factores de riesgo”, por Luis Bonino, El Ministerio de Igualdad”. Pg. 47  

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acumula la mayor parte del poder y adquiere privilegios a costa de la sumisión de la otra parte, equilibrar el poder entre ambos significa que el que acumulaba en exceso ha de perder la parte sobrante. La igualdad entre mujeres y hombres es percibida como una pérdida por muchos hombres como un arrebato del poder, como un “Golpe de Estado” que sustituirá la dominación masculina por la dominación femenina. Esta idea se encuentra en los comentarios de hombres ante propuestas feministas y sobre todo en su actitud hostil frente las actitudes igualitarias. Comics de corte “intimista” masculino como “Escombros”50, Películas como la española “si las mujeres mandaran (o mandasen)” de 1982, y mitos como los de las amazonas, surgen ante una impresión errónea del feminismo como usurpador del poder, y desde una visión androcéntrica del poder con una única manera de uso absoluta. Es posible que la cultura masculina del poder que tiende a la conquista y uso autoritario del mismo no permita ver, a priori, una forma de compartir el poder. Vemos estas posturas absolutistas en ejemplos de estructuras de lógica androcéntrica como la realeza, los padres de familia o los hombres justos, duros y solitarios, como Harry el Sucio. Posiblemente la educación masculina orientada hacia la lucha y el mantenimiento de las jerarquías (en cuanto a mantenimiento de los privilegios propios), ve los avances feministas como cesiones, o pérdidas, de poder y no como oportunidades de corresponsabilidad y de ganancia social. El feminismo se enfrenta, según esta idea, a un doble enemigo en la sociedad patriarcal. Se enfrenta a la tradición que sitúa a las mujeres como subordinadas51 y a los varones que quieren mantener su parcela de poder pues solo ven en las feministas un enemigo que quiere derrocarlos. Es por ello la gran importancia de los grupos de hombres para el feminismo pues asumen la tarea de explicar a los hombres que el feminismo no arrebata el poder, lo comparte. El feminismo pretende eliminar la                                                                                                                         50 Comic americano que muestra a un triste joven que es testigo de cómo las mujeres humanas sufren un proceso de lesbianización influido por una raza extraterrestre lesbiana que les enseña a reproducirse sin machos y van progresivamente eliminando a los hombres del planeta. Brut Comix. 2001. Dave Cooper y Ediciones la Cúpula. Esta miniserie de cuatro número sirve de ejemplo para ver los fantasmas que atormentan a los varones entorno a la pérdida de poder frente al feminismo, entre otros mitos sexistas. Anexo III 51 Raquel Osborne recoge el proceso por el cual la amenaza de violencia directa y la violencia indirecta ejercida sobre las mujeres y la socialización en el don de cuidados y amor mantiene a las mujeres en posición de subordinación. OSBORNE, RAQUEL. “Apuntes sobre violencia de género”. Ed. Bellaterra 2009. Así mismo señala que el proceso de dominación ha sido interiorizado tanto por los hombres como por las mujeres y desobedecer esta directriz causa desconcierto y conflictos. IBID. Pgs.43-44. 28    

desigualdad no sustituir una por otra. A pesar de este hecho, no es menos cierto que compartir el poder no es sino eliminar la subordinación hacia las mujeres. Si comparamos el machismo con la esclavitud, es cierto que liberar a los esclavos elimina el poder que se tiene sobre ellos. Pero por otro lado también libera de las responsabilidades que se tienen sobre ellos al tiempo que corrige la ética de la sociedad entera. Es lógico pensar que en un sistema donde una parte de la población tiene un mayor valor social ésta va a pretender conservar los privilegios. Pero, por eso mismo, es interesante mostrar a los hombres cómo el sistema patriarcal es también perverso también con los hombres52. Al mostrar a los varones los efectos negativos del sistema patriarcal es más fácil hacer llegar, al mismo tiempo la deseabilidad de justicia e igualdad. Para nuestras sociedades donde la igualdad y la justicia son pilares éticos, mantener una sociedad consecuente con su ética es de extrema importancia. Casi todos los teóricos de las masculinidades refieren en algún momento, en pequeña o en gran medida, los efectos negativos de los sistemas patriarcales sobre los hombres53. ¿Pero si estos efectos negativos fuesen tan importantes cómo se explica tanta y tan virulenta reticencia de los hombres para aceptar la igualdad real entre mujeres y hombres? La educación y la naturalización de la situación de desigualdad tienen un gran peso en el mantenimiento de la sociedad patriarcal, pero no es menos cierto que la posición dominante es ventajosa, al menos más que la de igual, en una relación. La distinción entre hombre y mujer sitúa al varón en una posición superior al de la mujer, que los convierte en dos individuos no iguales. Cualquier hombre tiene intrínsecamente un don especial que lo posiciona por encima de cualquier mujer. Esta idea no funciona en el mismo grado para todos los casos, pero explica cómo cualquier                                                                                                                         52 Este es uno de las funciones que cumplen los grupos de hombres igualitarios profeministas al difundir los trabajos de los autores mencionados anteriormente como Kimmel o Kaufman que señalan el efecto perverso del patriarcado en los hombres. 53 Mencionabamos anteriormente la frustración de no ser un hombre completo a demanda del patriarcado que señala Kimmel y las exigencias de virilidad constantes donde se ha de probar continuamente que se es un hombre. También Connell señala la violencia que se ejerce sobre otros hombres para asegurar la virilidad en un ejercicio de imitación de modelos hegemónicos. Estos modelos limitan estrictamente la capacidad de libertad masculina. La tesis de Kaufman muestra que las carencias emocionales adquiridas por los hombres en su socialización generan dependencia y dolor para los varones. KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso. KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications. CONNELL. Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México.  

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hombre machista puede llegar a situarse psicológicamente por encima de una mujer de éxito reduciéndola a su estatus de “la mujer”: sexualizándola, mitificándola y cosificándola54. Esto explica cómo se desdeña el valor del trabajo de mujeres que ostentan

poder

desde

sectores

masculinos

mucho

peor

posicionados

socioeconómicamente. De esta forma se explica la necesidad de masculinización de las formas de poder en manos de mujeres para evitar la deslegitimación por parte de los varones. Masculinizarse es una forma de legitimarse, al tiempo que se legitima la asociación de los valores y el poder a lo masculino55. El trabajo para la obtención de una sociedad igualitaria en consonancia con la tradición liberal y democrática de nuestras sociedades es un trabajo que necesita un gran esfuerzo y la unión de todas las partes que buscan este fin. Los grupos feministas en sus distintas formas van teniendo la ayuda cada vez mayor de grupos de hombres igualitarios que comparten la visión de un futuro igualitario y de una realidad actual de discriminación y dominación de las mujeres. Los valores positivos son valores humanos y han de ser promovidos en todos los individuos de la sociedad de la misma forma que los valores negativos han de ser denostados sin atender al sexo de una persona.  

 

                                                                                                                        54 La cosificación de la mujer es un trabajo del patriarcado que se da a lo largo del tiempo, como muestra Bouvoir, a lo largo del tiempo se ha construido la historia de modo que la mujer sea situada en el universo de la naturaleza en oposición al hombre de modo que la “otredad” sea posible. La mujer es lo otro, lo irracional, y por ello se la puede cosificar como se hace con el enemigo. BEAUVOIR, SIMONE, “Le deuxième sexe” , Éditions gallimard 1949. 55 Aquí es donde vemos la importante labor del feminismo cultural que revaloriza las virtudes y valores masculinos. No solo vindica la igualdad sino que pone en el acento en que los valores tradicionalmente femeninos son tan bueno, si no mejores, que los masculinos para la humanidad. 30    

DISTINTOS  GRUPOS  DE  HOMBRES  Y  EL  FEMINISMO.   Hemos mencionado la relación entre el feminismo, el cambio que éste produce en la sociedad y cómo dicho cambio modifica otras realidades, como es la de los varones. Los avances en empoderamiento femenino sirve de ejemplo para los hombres que necesitan un cambio en su posición dentro de la estructura patriarcal donde estamos todos y todas insertos. Por otro lado el aumento de libertad y acceso al poder de las mujeres desplaza la parte del poder que en exclusiva tenían los hombres. Este proceso lo viven los varones de formas muy diferentes habiéndolos que rechacen estos cambios en pro de los beneficios que los hombres obtienen de la subordinación de las mujeres. A pesar que constitucionalmente mujeres y hombres son iguales en España, la realidad social es otra muy distinta. Tal y como el feminismo vindica tras la igualdad formal queda un largo trecho56. Se equiparan a todos los ciudadanos y ciudadanas como iguales ante la ley sin que esta igualdad consiga instaurarse en la práctica social. La situación actual en la que se han dado éxitos para la liberación de las mujeres pero no se ha llegado a una igualdad real es el marco en el que se manifiestan distintas posturas por parte de los hombres respecto a las mujeres. En las páginas de internet podemos encontrar una representación de los tipos de grupos de hombres según su posición entorno al feminismo y a lo que la aplicación de éste significa. Lo que en un principio se muestra como una dualidad: a favor o en contra, se torna en una gama de grises pues las opiniones no se suelen agruparse en bloque sobre un movimiento tan diverso como es el feminismo. Encontramos desde el desconocimiento de lo que el feminismo significa (asimilándolo a hembrismo) hasta una aceptación por parte de hombres de distintos feminismos, como el radical, liberal o cultural. Para mantener una estructura en la observación de los distintos grupos de hombres en sus manifestaciones web mantenemos la construcción de tres las categorías más fuertemente representadas, a saber: Grupos de hombres igualitarios: las asociaciones de hombres que mantienen un fuerte lazo con el feminismo (principalmente radical) y aceptan sus postulados con pequeños matices.                                                                                                                         56 Teóricas de la talla de Celia Amorós (“Hacia una crítica de la razón patriarcal”, Barcelona, Anthropos, 1985, 1991) recogen junto a otras grandes científicas el testigo del proyecto feminista aún sin finalizar  

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Grupos de hombres solidarios: Los grupos de hombres que aceptan la igualdad como deseable pero mantienen divergencias importantes. Así mismo estos grupos no parecen implicarse profundamente en la lucha por la igualdad. Grupos de hombres antifeministas: los hombres que mantienen una posición de crítica a muy crítica frente al feminismo y sus avances. Los grupos de hombres antifeministas no parecen tener redes fuertes entre sí, pues la misma sociedad es estructuralmente antifeminista y no son necesarias las redes de apoyo mutuo que ayude a mantener una postura alternativa. Estos son los grupos de hombres en los que se fundamenta la observación practicada sobre páginas web, foros y sitios de internet.

GRUPOS  DE  HOMBRES  IGUALITARIOS.   Entendemos que dentro de la denominación de grupos de hombres igualitarios profeministas existen una gran cantidad de asociaciones de mayor o menor tamaño con distintas características. Existen grupos de hombres con diferentes proyectos asociativos más personales y otros con pretensiones de mayor calado social. Lo que diferencia a los grupos de hombres igualitarios profeministas de otros grupos no es la intensidad de su actividad asociativa ni la profundidad de su presencia social. Los elementos que llevan a un grupo de hombres a que los definamos como igualitarios y profeministas es la relación fundamental de la asociación con el feminismo radical y su motivación en relación con la teoría de género y los roles de género masculinos. Dentro de internet y de ámbito estatal español encontramos diversos grupos que se autodenominan como grupos de hombres igualitarios pro-feministas. Algunos de ellos son Heterodoxia, AHIGE. Se suman a éstos los grupos de hombres de diversas localidades, como “grupos de hombres igualitarios de Andalucía” o Ibasque. AHIGE es uno de los grupos más activos y con un mayor calado en internet. Su página es de las más completas57 y sirve para ejemplificar el tipo de grupos de hombres igualitarios profeministas en contraste con las otras tipologías mencionadas. En sus Estatutos se recogen los siguientes puntos a modo de declaración de intenciones: favorecer la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, en todos los aspectos y ámbitos: legal, social, laboral, familiar, educativo, etc. Actuando especialmente contra la tradicional discriminación sufrida por las mujeres. Y fomentar                                                                                                                         57  A  fecha  de  septiembre  del  2011  la  página  de  AHIGE  está  repleta  de  actividades,  manifiestos   profeministas  y  declaraciones  de  intenciones  profeministas.    Anexo  I.   32    

el cambio en los hombres hacia posiciones más favorables a la igualdad y la ruptura con el modelo hegemónico masculino, apoyándolos en dicho proceso, en el entendimiento de que dicho proceso nos beneficiará a todos y a todas. A semejanza con los grupos feministas que cuidan tanto la teoría como la práctica nutriéndose en un círculo enriquecedor, los grupos profeministas, como AHIGE, muestran la voluntad de mantener la actividad de la asociación y para ello soportan tres líneas básicas de actuación, Trabajan a nivel personal, técnico-teórico social en actividades como: - Un servicio de apoyo y fomento de la corresponsabilidad familiar. - Un curso virtual Intervención con Hombres desde la Perspectiva de Género. - Un espacio de encuentro para grupos de hombres y hombres y mujeres por la igualdad. - Un servicio de atención social y psicológica para hombres. - Un proyecto de intervención por la igualdad en Institutos de Enseñanza Media. - Un proyecto de prevención en salud dirigida a hombres. - Un proyecto de concienciación contra la violencia de género dirigido a hombres. - Una revista digital llamada ORFEU. Se definen a sí mismos como inscritos dentro del movimiento de hombres por la igualdad que surgen de los profeministas de los 70. AHIGE nace del Grupo de Hombres de Málaga 2001. Tienen dos objetivos básicos: la búsqueda de una nueva masculinidad más libre e igualitaria y la lucha contra la discriminación sexual, apoyando las luchas feministas por la igualdad. En sus decálogo se recogen tanto aspectos psicosociológicos, teóricos, actitudinales y de activismo positivos frente a la teoría de género y el feminismo. En consonancia con sus manifiestos proigualdad enuncian la intención de mantener la asociación en dinámicas de democracia participativa. Dentro de la sección homónima, explican por qué medios mantienen esta democracia participativa dentro de la dirección de su asociación. Como grupo igualitario profeminista dejan patente su compromiso ante la discriminación y el sexismo y reconocen como necesaria la igualdad entre mujeres y hombres. Se hermanan con las demandas del feminismo radical desde grupos de hombres reclamando los mismos cambios sociales. Es por ello que hemos nombrado anteriormente a este tipo de grupos con el nombre, en apariencia redundante, de: igualitarios profeministas. De este modo se señala tanto su apoyo al proyecto de  

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igualdad como su hermanamiento y reconocimiento del trabajo feminista. Se visibiliza de este modo el largo trabajo de asociaciones y estudios feministas previos al desarrollo de los estudios de masculinidades como ciencia y grupos de hombres en asociaciones prácticas.

LA  POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  

Como vemos los grupos de hombres igualitarios profeministas buscan los mismos fines que los distintos grupos feministas radicales, es decir la igualdad real y frente al patriarcado que es la causa de la desigualdad. La diferencia frente a sus compañeras se encuentra en el énfasis que se hace en los grupos de población objetivo. El empoderamiento de las mujeres y la defensa de sus derechos parece una responsabilidad adquirida por los grupos feministas debido a su larga trayectoria de lucha y su condición de subordinadas en las relaciones de género. Por el contrario, los grupos de hombres se acercan a los varones en un ejercicio de sensibilización y concienciación de responsabilidad, desde la perspectiva de los dominantes ciegos a la dominación. Es un ejercicio complementario a las luchas feministas en respuesta a la demanda del hombre nuevo que reclaman las “mujeres nuevas”58. El manifiesto por el desarrollo de políticas de igualdad dirigidas a hombres por AHIGE reconoce el origen social de las masculinidades y la influencia de la teoría de género. Las masculinidades tradicionales se sitúan en el origen del patriarcado y de la causa de desigualdad machista que es negativa para ambos géneros. Se insta a un cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria por medio de la activación de la mitad de la población, la masculina, en colaboración con los grupos feministas y la otra mitad de la población, la femenina. Es necesaria para este proceso la creación de nuevos valores y nuevas masculinidades que permitan evolucionar hacia sociedades pacíficas, libres de violencia machista y violencia en general. Se reconoce la responsabilidad histórica de los hombres en las circunstancias que ha generado el machismo, como es la violencia hacia las mujeres y otros hombres y la situación de dominación masculina. Pero se insta, al mismo tiempo tanto a los hombres como a los poderes públicos a reaccionar al ser la construcción tradicional del                                                                                                                         58 En respuesta a la demanda de Kollontai que demostraba que la mujer nueva ya había llegado y solo espera al hombre nuevo para que, ambos socialistas, hiciesen posible un mundo igualitario a todos los niveles. ALEXANDRA Mihailovna Kollontai, “La mujer nueva y la moral sexual, y otros escritos”. Madrid, Ayuso, 1976. 34    

varón nociva para la sociedad y para los individuos. La actuación de los poderes públicos y los medios es la sensibilización y educación en nuevos valores igualitarios y no violentos59.

SEPARACIONES  Y  DIVORCIOS  

Una de los puntos más conflictivos en las relaciones entre hombres y mujeres es la ruptura del contrato social y legal que es el matrimonio. En este punto se unen tanto las tensiones individuales de la pareja como los conflictos que ambos individuos portan como representantes de ambos grupos sexuales. En el proceso de separación y divorcio se entrecruzan muchos campos tanto personales como de grupo, estereotipos, mandatos de género, leyes, etc. En los conflictos de separación parece existir una asunción general de las responsabilidades y mayores capacidades maternas que paternas en las resoluciones judiciales. Este hecho tiene diversas implicaciones. En principio, la visión de las mujeres como su esencia maternal promovida por la sociedad patriarcal lleva tanto al mito de esta situación como a la realidad misma de que: las mujeres educadas según los parámetros femeninos de la diferenciación sexual están, de hecho, más cercanas a los hijos que los padres varones. Esta idea se disfraza de no normativa, pues al ser una construcción social, cada mujer, según sus circunstancias, asume voluntariamente en mayor o menor medida este mandato de género, obviando la presión social constante señalando la norma. La presión social, en la práctica, obliga a las mujeres a asumir sus “responsabilidades maternales” bajo riesgo de sanción moral. Existe la situación de un alto número de mujeres que no están capacitadas ni desean un mayor compromiso con sus hijos que su pareja masculina. Pero este número de mujeres están sujetas a crítica social.                                                                                                                         59 Se reconoce desde la página la participación de los poderes públicos, en especial de la ONU (El papel de los hombres y los niños en el logro de la igualdad de género) que recoge esta necesidad igualitaria en la forma de medidas dirigidas a hombres y menores que complementen las destinadas a las mujeres para la consecución de una sociedad igualitaria y libre de violencia. La Unión Europea también aprobó un documento (Los hombres y la igualdad de género) donde establece la igualdad de género como uno principio fundamental de la UE. Pero en un reconocimiento de la primordial actuación de las políticas públicas de acción feminista y recordando la historia pasada en la que los varones ocupaban los espacios feministas, se manifiesta la importancia de que las políticas públicas dedicadas al cambio en los varones no se den a costa de la financiación de políticas públicas feministas. Ambas políticas de acción han de darse sin detrimento de financiación del otro.  

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De este modo tenemos de un lado la situación de unas mujeres que debido a su educación sexista sienten de manera vital la maternidad y la necesidad de la presencia cercana de sus hijos y que de esta manera asumen un máximo compromiso con el hogar y su familia. Por otro lado existen mujeres que no se encuentran en esta situación y han podido distanciarse de la normativa asociación “del cuidado femenino”. Pero estas dos alternativas, se relacionan de forma desigual con los modelos de varones en una relación de matrimonio heterosexual con descendencia. Los varones pueden haber seguido el modelo normativo que les aleja relativamente de las implicaciones emocionales con su familia o haber aprendido, o desarrollado, modelos alternativos de paternidad, por los cuales se habrían implicado mucho afectivamente en el desarrollo de su descendencia. Estos modelos simplificados dan lugar a variables de pareja distintas, más variadas cuando ampliamos los grados de los modelos utilizados. Es decir, los cuatro modelos no se dan de forma estandarizada en las parejas reales, sino que se presentan en forma de gradación, respecto a la implicación y de relación afectiva, desde un mínimo de afectividad a un máximo de afección e implicación. Las combinaciones posibles de las parejas son extremadamente diversas. Pero tenemos en consideración que la misma sociedad que reproduce los modelos normativos de género en las mujeres y hombres en cuanto a la paternidad y el hogar también los reproduce en cuanto a jueces y legisladores. Por lo tanto, y teniendo en cuenta, que los roles de género hegemónicos son los que asignan a las mujeres los cuidados y a los hombres la manutención, no es sorprendente que los jueces y leyes reproduzcan estos estereotipos en sus sentencias, incluyendo la naturalización de la subordinación de las mujeres a los varones en las parejas. En este punto apreciamos que es la sociedad patriarcal la que otorga por sistema el rol de cuidadora a las mujeres y se la niega a los padres. De forma que si el rol hegemónico es el mayoritario, en la mayoría de las parejas se hace relativa justicia al reproducir este modelo en las sentencias. ¿Pero qué pasa con el resto de las parejas, las que no se amoldan como un cliché a los estereotipos de género? En este caso el principio de justicia no se aplica, y por ello es justo que se demanda desde las asociaciones de hombres que no se generalicen los casos y se atienda a cada divorcio de forma personalizada con la posibilidad de que sea el padre tanto como la madre los posibles tutores según cada caso individual, o sea compartida, si procede, la designación de la tutela. De esta manera se recogen a todos los hombres que, efectivamente,

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necesitan sentimentalmente mantener el contacto con sus hijos más allá de los roles hegemónicos. Esto es lo que reclaman las asociaciones de hombres igualitarios. Pero no debemos olvidar que si los estereotipos de género estaban presentes también lo está dominación masculina. Por ello, podemos suponer que la mayoría de mujeres se encuentran en una situación de inferioridad de poder respecto a los varones, y esto alcanza los ámbitos laborales, de discriminación salarial y de empleo, el techo de cristal, la libre movilidad, etc. Esta situación ha de ser también contemplada al tiempo que se demandan derechos ante la ley. La situación de discriminación es real y se deja ver en los casos de violencia machista que, por el contrario, no ocurren en el mismo grado, número y origen que en las agresiones a hombres. Las demandas de igualdad en custodia compartida por parte de los grupos de hombres han de tener en cuenta esta situación. Del mismo modo que sí tienen en cuenta la importancia de la percepción de igualdad desde la ley que demandan algunos grupos de hombres para unirse a la lucha por la igualdad efectiva de género. Es cierto, sin embargo, que si la impresión general de que la custodia es un tema legalmente femenino, es difícil promover una implicación real de los hombres en las responsabilidades del hogar. Dicho de otro modo, si los hombres tienen la impresión de que en situación de conflicto los hijos se quedan con la madre, tendrán también la impresión de que si hace falta llevar al médico a su hija, esto es responsabilidad materna. Si al final no se va reconocer el esfuerzo, quizá no merezca la pena implicarse. Existe, por lo tanto, una brecha entre la situación de asignación de roles que ha formado una población dividida realmente por estos mismo roles, que a su vez dan lugar a situaciones de realidades incorporadas como madres y padres respondiendo a roles hegemónicos. Por el otro lado se fomenta una situación deseada donde ambos, padres y madres, tengan roles semejantes y de responsabilidad equilibrada en la pareja, que conlleven a una igualdad real que no se da en la práctica pero se supone en la teoría. La brecha se da entre la socialización diferenciada por género que produce individuos diferenciados por género, y las demandas de igualdad que aspiran a roles de género equivalentes e igualitarios. Los grupos de hombres igualitarios profeministas reconocen la situación diferenciada de partida, con desigualdad de roles y de poder, pero trabajan para una igualdad de derechos y equivalencia de roles. En la página web de AHIGE60 existe una                                                                                                                         60

 Anexo  I.    

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sección exclusiva sobre la Custodia compartida llamada: por una vía igualitaria hacia la custodia compartida. Es esta sección se muestra el manifiesto sobre la postura de AHIGE, aprobada en asamblea general. Explica unos puntos de tensión: el interés de mantener la amistad y apoyo hacia grupos de mujeres feministas y la necesidad de reclamar la presencia del padre en la educación de la descendencia. Para mantener el discurso igualitario coherente se enuncia la necesidad de implicar a los varones de forma igualitaria a las mujeres en el hogar y fuera de éste, es necesario reclamar igualdad legal también en las responsabilidades paternas hacia los hijos e hijas. Dentro de la sociedad patriarcal las costumbres machistas apartan a los hombres de su descendencia considerando que es obligación materna. Se socializa a hombres y mujeres en obligaciones diferenciadas. Reclamar la igualdad supone romper con estas tendencias culturales y uno de los puntos de trabajo es reclamar igualdad real de derechos ante las leyes y los que las ejecutan. Los jueces no están exentos de sesgos machistas y de ello se duelen tanto hombres como mujeres del ejercicio o ausencia de la igualdad en el ámbito legal. Las mujeres sufren penas más duras que los hombres por crímenes iguales, y muchas mujeres continúan el dolor de los malos tratos en su lucha legal contra su pareja sexista, y posteriormente contra la sociedad y la ley. Las mujeres son víctimas del machismo que se viven en los juzgados como los son del machismo que se vive en la sociedad. En el caso de la custodia de los hijos e hijas a raíz de un divorcio, los hombres denuncian su posición de inferioridad con respecto a las mujeres para obtener la custodia. Esta situación es sensible: los hombres no están acostumbrados a estar en posición de inferioridad ante las mujeres y las medidas que se toman para protegerlas de forma general chocan con egos fuertes de sus excompañeros. La cesión de la custodia y de los medios materiales para el sustento a la mujer en un caso de divorcio tienen sus lógica en la situación de inferioridad tradicional de la mujeres frente a los varones y su justificación en la medida en que la mujer debe, tradicionalmente, supeditar su maternidad (y obligaciones familiares) a su carrera profesional. Esta situación está cambiando pero no tan rápida y radicalmente como a muchos grupos de hombres y de mujeres feministas les gustaría. Las parejas heterosexuales que deciden divorciarse cuentan, en su mayoría, con una división por género muy marcada. La mayoría de las mujeres casadas y con descendencia priorizan su familia a su vida profesional, con la consecuencia de mantener peores puestos, peores remuneraciones y peores cotizaciones,

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lo que conlleva acumular peores subsidios y pensiones. La posición de hombres y mujeres no es igual de partida. Esta situación es la realidad todavía en la mayoría de las parejas españolas, con lo que un ejercicio de la ley compensatorio para ellas, es comprensible y justo. El modo en el que la ley sea aplicada depende mucho de cómo entienda el caso el juez o la jueza y cómo se resuelva el juicio. Aunque es cierto que existen hombres que han dedicado mucho esfuerzo a su familia y la resolución del juicio de su divorcio optó por las reglas del juego de la división de roles sexuales, obviando situaciones específicas de su pareja. Esta realidad existe y es justo que se luche por resoluciones justas, y sobre todo, jueces que no sesguen según el género a los implicados. Los grupos de hombres igualitarios profeministas son conscientes de estas cuestiones, y en sus posturas apelan al bien de las y los menores. La vinculación previa con los padres, situaciones particulares y la gerencia de organismos, como el servicio de mediación familiar, son esenciales para gestionar conflictos familiares y para decidir la idoneidad de la custodia compartida. Desde las asociaciones que promueven padres varones más implicados en la familia es lógico pensar que la custodia compartida es una de las soluciones ideales. Los varones que han trabajado en un alejamiento del modelo tradicional por el cual se desvinculaban de los afectos y obligaciones familiares tienen como resultado padres que han desarrollado vínculos tan fuertes como los de sus compañeras con sus hijos e hijas. La asignación de la tutela a las madres de oficio es una gran afrenta para los hombres que luchan para establecer la igualdad dentro de los hogares. MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  

La formación e ideario de los grupos de hombres igualitarios profeministas asume en una parte muy importante la teoría de género aplicada al estudio de las masculinidades. Desde los teóricos de la masculinidad61 se muestra cómo el rol del varón, dominador en las relaciones de género, tiene también su lado negativo y su coste emocional. El sufrimiento masculino se explica principalmente por las carencias en competencias emotivas causa de un modelo masculino dirigido al éxito, la competencia, el control, etc. y la lejanía del mundo de los sentimientos, si bien está obligado a sentirlos, pero                                                                                                                         61 Como KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications.  

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con una torpeza masculina. El embrutecimiento de los hombres no solo causa dolor en las mujeres sino en ellos mismos la violencia masculina se orienta hacia las mujeres, pero también hacia menores y otros hombres62. Los hombres, aprisionados por las masculinidades hegemónicas, empiezan, gracias al feminismo y a la teoría de género, a cuestionarse su masculinidad y el marco social que lo conforma. La teoría de género ayuda, por lo tanto, a liberar a los hombres del yugo patriarcal que les es impuesto: las responsabilidades, las disfunciones sociales y la rigidez del modelo son construcciones sociales y pueden ser cambiados. Los grupos de hombres igualitarios se apoyan en los feminismos para “curarse” sus heridas de género, solidarizándose en el camino con las mujeres feministas que vindican la liberación femenina del patriarcado. Los hombres igualitarios apoyan la lucha antipatriarcal y antisexista junto con las mujeres, habiendo encontrado el propio beneficio en el derrumbe de este sistema sexista. Los grupos de hombres cumplen una función importante al orientar a otros hombres que no se sienten conformes con las masculinidades hegemónicas. Los hombres atacan a otros hombres y a sí mismos por medio del control de la masculinidad y la noción de virilidad como norma. Las masculinidades tradicionales enseñan a los varones a protegerse del exterior formando identidades de guerreros blindados a todo ataque externo. Pero el punto débil de la identidad masculina es la masculinidad misma. Siendo la masculinidad un conjunto de pretensiones y de imágenes ideales contradictorias y dolorosas de poner en práctica, la fisura en la coraza se encuentra en la inalcanzabilidad del cliché en su versión perfecta. Esta imposibilidad de ser el hombre masculino tradicional perfecto sitúa la falla en la coraza de hombre masculino tradicional: su masculinidad puede ser puesta en duda por cualquiera en todo momento. Frente a esta debilidad el hombre debe mantener la guardia constantemente. Obviamente esta necesidad autoafirmarse como hombre de manera constante es cansada y muchos hombres renuncian ya sea por agotamiento o por falta de convicción en los mandatos de género. Los grupos de hombres se encuentran en este punto ayudándose en estas situaciones confusas. La identidad masculina depende de la afirmación continuamente, por lo tanto, renunciar a la autoafirmación por medio del cumplimiento de roles tradicionales puede llevar a un desconcierto vital y a una desorientación completa sobre su identidad. Los                                                                                                                         62 La dominación másculina patriarcal se ejerce sobre mujeres, menores de edad y otros hombres. KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso. 40    

grupos de hombres vienen a solventar esta situación dotando de orientaciones teóricas y apoyo de grupos. Si la puesta en duda de la masculinidad y de la identidad misma viene causada por los exigentes mandatos de género, los grupos de hombres se aseguran su masculinidad, y con ello su identidad, construyendo y reconstruyendo masculinidades alternativas compatibles con los valores modernos de igualdad. En el proceso de aceptarse como hombres completos, al tiempo que hombres de masculinidades alternativas a las tradicionales, el trabajo desarrollado por los feminismos durante años sirve tanto como apoyo teórico, como ejemplo o como apoyo militante. Una nueva masculinidad no patriarcal es lo que reclaman las mujeres empoderadas que no desean tener a un hombre sexista a su lado. Los grupos de hombres igualitarios profeministas apuestan por la igualdad militante hacia una sociedad sin sexismo y no patriarcal. En el fondo la necesidad de los grupos de hombres igualitarios de una sociedad no patriarcal es, en cierto modo, la misma que la de las mujeres feministas. Una sociedad no patriarcal que no tiene necesidad de mantener masculinidades tradicionales lesivas para los hombres y las mujeres. En una sociedad igualitaria tienen mayor cabida distintas masculinidades alternativas acordes con las nuevas mujeres y sobre todo roles de género más fluidos e igualitarios. Una de las partes interesantes del análisis de masculinidades es la idea de que los grupos de hombres siguen sus propias necesidades como hombres cuyo fin es coincidente, al menos en parte, con los de los feminismos. Los grupos de hombres igualitarios tienen sus propios intereses en alcanzar una sociedad no patriarcal. Esto puede verse como un defecto o como una virtud. Se puede criticar que el apoyo a las mujeres feministas es interesado y no les motiva el cambio por el cambio social por convicción moral. Que no es la eliminación de la opresión patriarcal a las mujeres en sí misma el origen del apoyo de los grupos de hombres igualitarios a las filas del feminismo. Pero esta meta egoísta hace de las motivaciones principales de los grupos de hombres igualitarios una virtud a la causa feminista. Pues son motivos sentidos e incorporados en las vidas de cada uno de los hombres de estos grupos los que motivan y empujan sus avances. Es decir, recuperando el pensar del liberalismo económico original, es de manera egoísta que los individuos construyen una sociedad más justa. Son sus sentimientos y sus necesidades las que les recuerdan día a día sus opiniones políticas. Los motivos que empujan a estos hombres a reaccionar son suficientemente personales para que ejerzan como un motor incombustible en la lucha por acabar con el  

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patriarcado. El interés individual aparece como un motivador más fuerte que la simpatía ideológica. Los grupos de hombres igualitarios entienden que los hombres son un pieza importante, si no imprescindible en la consecución de una sociedad no patriarcal. NUEVAS  MASCULINIDADES.    

Los grupos de hombres tienen una función muy marcada de grupo de ayuda. Los varones que se acercan a estos grupos son conscientes de que están situados a contracorriente al ser la influencia mayoritaria y la práctica totalidad de los modelos masculinos aceptados, aquellos que responden a roles tradicionales y hegemónicos. Unirse a un grupo de hombres igualitarios es unirse a un grupo de hombres cuyo mismo nombre incluye la oposición a la dominación masculina, al patriarcado, que es norma en nuestra sociedad y a las masculinidades hegemónicas. Producciones culturales como películas y libros, ciencia y normas reproducen la cultura hegemónica de dominación masculina. Los medios de comunicación y las expresiones populares, así como el humor al que estamos expuestos a lo largo de nuestra vida tienen, en su gran mayoría, la impronta patriarcal. La postura sexista frente a la acción social igualitaria tiene justificaciones sociales y legitimaciones naturalizadas que hacen muy difícil oponerse a esta perspectiva. Las mujeres que adquieren consciencia de la injusticia de la situación patriarcal tienen una oportunidad para alejarse de esta construcción social de dominación y legitima el patriarcado. La situación de dominación motiva la lucha frente a éste, máxime cuando tienen un origen tan injusto y consecuencias negativas tan enormes para la población. El asociacionismo y lucha de las mujeres feministas está incentivado por una situación individual injusta de opresión y una necesidad de organizarse ante una inmensa estructura para combatirla. Su asociación es fácilmente comprendida por sus seres cercanos. El caso de los hombres que se disponen a luchar contra el patriarcado es un poco más sensible, pues si bien se entiende que las mujeres quieran mejorar su situación, no es tan comprendida la necesidad de algunos hombres por abandonar esta situación de “privilegio”. Identificarse como hombre igualitario o profeminista crea la extrañeza de muchos hombres y mujeres, en gran parte por el desconocimiento sobre la historia y función del feminismo y en parte por desconocer las motivaciones que puede tener un hombre a querer modificar el sistema en el que a él le toca el mejor lado. Aunque dejamos claro que si bien hombres y mujeres están constreñidos por los roles de género, 42    

la situación de las mujeres es mucho peor que la de los hombres. También es cierto que los roles de género de los varones son más restrictivos que los de las mujeres. Es más tolerada una mujer poco femenina que un hombre poco masculino. Los hombres profeministas causan extrañeza y más aún los hombres feministas. Un motivo de la intranquilidad causado por esta posicion reside en la construcción misma de la masculinidad. Una de las facetas de la masculinidad tradicional es el cuestionamiento continuo sobre la virilidad y la necesidad de performar un “macho” de forma continua para evitar que la propia autoridad sea puesta en duda y con ello se ponga en duda la misma identidad63. De este modo, cuestionarse las masculinidades es un ejercicio arduo y difícil para muchos hombres que necesitan de grupos de autoayuda que permitan mantener una identidad y seguridad. Estos grupos posibilitan con su sustento de grupo poner en cuestión modelos y reglas que se pensaban incuestionables. El valor de los grupos de hombres igualitarios como grupos de autoayuda es incuestionable. Es difícil enfrentarse al mundo solo, pero más cuando se ponen en cuestión “verdades” que se creen absolutas y naturales que de ser derrocadas revolverían las estructuras de poder patriarcal. Los grupos de hombres igualitarios y de mujeres feministas se complementan en su producción teórica y en cuanto a su activismo. Entre ambos grupos se cubre el reclamo de una sociedad más igualitaria por parte de ambos géneros. Ambos representan a cada una de las partes de la dualizada sexualidad pero recogen la demanda de modelos de género más líquidos. Los hombres profeministas e igualitarios son más libres de adoptar roles masculinos alternativos a los hegemónicos pudiendo escapar a las constricciones que coartan el crecimiento afectivo y sentimental. Las nuevas masculinidades desarrolladas por cada individuo o grupo de individuos son difícilmente mesurables pues cada persona la construye de forma única. Los valores positivos humanos están a disposición de los hombres que deciden desarrollarlos pudiendo disfrutar de una afectividad con sus amistades, parejas y descendencia sin atender a las restricciones de las masculinidades hegemónicas. Al disminuir las limitaciones aparecen múltiples caminos alternativos y opciones de resolución de conflictos que antes estaban vedadas con la redundancia en una mayor libertad y crecimiento personal. Otro de los beneficios de las nuevas masculinidades aparece en el reconocimiento de las mujeres como un ser humano. Al eliminar los mandatos de género que requieren un                                                                                                                         63 Basándonos sobre la idea de Kimmel de la virilidad. KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso.  

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mantenimiento de la virilidad para mantener la hegemonía del poder, también desaparecen las restricciones a contemplar a las mujeres como un igual lejos de una esencia mistificadora. Cuando señalábamos a Simone de Beauvoir reconocíamos su denuncia a la identificación de la mujer como ser esencialmente natural y por ello alejada del hombre y del ser humano científico64. Esta era la estrategia patriarcal para alejar a la mujer y poder dominarla como a otro. El alejamiento de los mandatos de género sexistas permite inversamente acercarse a las mujeres en toda su humanidad y variedad estableciendo lazos de igual a igual. Por ello, podemos decir que las nuevas masculinidades igualitarias y profeministas tienen el potencial de reconciliar a las dos mitades de la sociedad que el sexismo separó.  

 

                                                                                                                        64 BEAUVOIR, SIMONE, “Le deuxième sexe” , Éditions gallimard 1949.

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GRUPOS  DE  HOMBRES  SOLIDARIOS.   Anteriormente definimos AHIGE o Heterodoxia como ejemplos de grupos de hombres igualitarios y profeministas65 pues algunos grupos de hombres rechazan el término profeminista por una asociación al feminismo radical al que ven excesivo, sin embargo reconocen simpatía por el feminismo liberal. El concepto igualitario queda confuso debido a su uso y es por ello que diferenciamos entre grupos de hombres solidarios y grupos de hombres igualitarios profeministas. Como ejemplo de grupos de hombres solidarios hemos tomado Al-Garaia, dentro del proyecto Eduacionsexual.com. Al-Garaia es una asociación de sexología con sede en Granada que desarrolla programas de educación sexual desde 1990. La página de internet se inicia en el 2000 y sus coordinadores son: Fernando Villadangos López, Psicólogo Clínico y Sexólogo, Presidente de AL-GARAIA, y Carmen Martín Jáspez, . Educadora, Orientadora y Terapeuta Sexual.66 La asociación tiene como fin la divulgación y la información sexual. El sitio de internet propone distintos espacios como son: Educación sexual, Taller de caricias, listado de publicaciones, Terapias frente a trastornos, Hemeroteca de noticias de sexualidad y un breve informe del funcionamiento del teléfono de consulta Telesex. Dentro de sus actividades se incluyen la reunión de grupos de hombres. El grupo de hombres se reconoce implícitamente en el movimiento del lazo blanco que tienen referencias en distintos países. Se manifiesta la existencia de grupos de hombres en lucha contra el sexismo por la vía de la toma de conciencia y la reflexión personal. El grupo de hombres de Al-Garia se origina desde grupos de crecimiento personal dirigidos por el psicólogo Fernando Villadongos. Al-Garaia, junto con los grupos de hombres de Granada, Sevilla y Jerez, se define como hombres solidarios y denuncia la violencia masculina contra las mujeres así como señala como cómplices a los hombres que no se unan al compromiso de enfrentarse contra la violencia hacia las mujeres67. Los objetivos manifiestos del grupo de hombres se señalan en cuatro puntos. Se busca cuestionar la identidad masculina, la construcción de la masculinidad, exploración                                                                                                                         65 Heterodoxia recoge en sus páginas la diferencia de matices entre profeminista e igualitario heterodoxia.wordpress.com/mister-proper-ahora-es-don-limpio-un-poco-de-historia. 66  Anexo  II.   67 http://www.informacionsexual.com/contraviolencia/campana.html 29 agosto 2011. Anexo.  

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de áreas personales y la creación de un grupo de apoyo masculino. Adicionalmente a los puntos principales el grupo se posiciona con una perspectiva feminista de crítica al patriarcado.

El patriarcado es visto como una estructura que oprime por igual a

hombres y a mujeres obligando a asumir roles prefijados por la sociedad. Se enumeran una lista de mandatos a cumplir so pena de sanción social. Se entiende una teoría de género aplicada a la psicología clínica terapéutica de grupos al tiempo que un llamamiento a los hombres a alcanzar la lucha de las mujeres con 30 años de retraso. Queda claramente descrito el error de separar a ambos sexos en dos rivales que se combaten. Por lo tanto la lucha del grupo de hombres se entiende paralela a las demandas feministas (del feminismo liberal). La división sexo-género, el sexismo y el patriarcado son puntos de reflexión en el posicionamiento del Al-Garia. El grupo de hombres solidarios prácticamente responde de los puntos necesarios que podría hacer de ellos un grupo de hombres igualitarios o pro-feministas al cuestionar el sexismo y el patriarcado en las relaciones sociales entre hombres y mujeres, tanto como hombres entre sí. Reconocen la situación de dominación de la mujer pero como diferencia fundamental con los grupos de hombres del capítulo anterior tienen el rasgo de que reconocen la dominación de la mujer solo al sistema patriarcal sin asumir la deuda histórica de dominación de los hombres Tampoco reconocer explícitamente que la socialización en roles dominantes genera relaciones dominantes que escapan al control voluntario en múltiples situaciones. Lo que llamamos micromachismos 68. En el Al-Garia, se trabaja el yo masculino para favorecer un cambio personal frente al sexismo que es denunciado como lacra social. Pero asumir que la sociedad patriarcal oprime de la misma forma y del mismo grado a hombres y mujeres limita la capacidad de autocrítica necesaria para que los hombres trabajen su interior completamente. El grupo de hombres de Al-Garia asume que : “Uno de los aspectos míticos de parte de algunos de los discursos feministas tienen su base en la consideración de que la opresión que sufren los hombres, en todo caso, es menos importante que la opresión que sufren las mujeres. Partiendo de la base aceptada                                                                                                                         68 Bonino, recogiendo la tradición sociológica de Bourdieu sobre el habitus, describe como la socialización masculina enseña a los varones a interiorizar una serie de situaciones en las cuales se domina a las mujeres por medio de pequeños actos poco significativos individualmente pero muy demostrativos. BONINO. Micromachismos: la violencia invisible en la pareja, 1995. Artículo en www.luisbonino.com/PUBLI05.html

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de que existe una estructura social que oprime tanto a las mujeres como a los hombres, se pasa a afirmar que la opresión de las mujeres es mayor, más importante, más violenta e intensa que la que los hombres tienen que soportar por pertenecer a la misma cultura patriarcal y sexista y por ser hombres. Este discurso puede resultar muy resbaladizo y suele provocar el efecto contrario al deseado en las personas que lo reciben. Además de chocar, habitualmente, con la incomprensión de muchas personas, hombres y mujeres, que no aceptan este concepto social victimista de la mujer69. Reconociendo una injusticia estructural que reproduce generación tras generación la dominación de una parte de la sociedad por parte de otra parte, es justo ver la influencia de la estructura tanto en la reproducción de la dominación como en los medios en los que se da. Pero, sin embargo, si queremos comprender la amplitud de la situación no podemos pararnos en nuestro análisis, en los mecanismos

de las

superestructuras, siguiendo un acercamiento marxista, pues las estructuras están formadas por costumbres que se consuman en acción. Evolucionando nuestro análisis a perspectivas más actuales, las estructuras se visibilizan y cobran cuerpo en acciones. Las acciones influidas por la estructura patriarcal se hacen visibles en acciones llevadas a cabo tanto por hombres como por mujeres, en los distintos casos de dominación social. Es mediante actos concretos que se manifiesta la discriminación. No preguntar la opinión de una persona, ocupar más espacio en un banco, aconsejar con masculinidad experta, no valorar determinados trabajos, etc. Son acciones concretas que traen al terreno físico la estructura discriminatoria. En el caso del sexismo, si bien el sistema patriarcal afecta tanto a hombre como a mujeres, en el reparto del poder son las mujeres las que han terminado con la peor parte, pero su dominación también se da en un número incontable de pequeñas acciones cotidianas. En el caso del sexismo los hombres han de reconocer la existencia de un sin fin de micromachismos que todos los hombres adquirimos “naturalmente”. Ser consciente de esta diferencia capacita tanto a hombres como a mujeres para un verdadero cambio individual, que les permita enfrentarse a un cambio social. Y este es uno de los puntos que separan a los grupos de hombres solidarios de los hombres profeministas.

                                                                                                                        69 http://www.informacionsexual.com/contraviolencia/patri.htm  

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POSICION  FRENTE  AL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.    

Trabajar ciertos aspectos del sexismo permite acercarse a las reivindicaciones feministas pues es menos violento asumir cambios cuando se pueden evadir los rigores de la autocrítica. Pero si se pretende afrontar un problema como es el patriarcado, es necesario comprender el complejo sistema en su totalidad, o al menos, en una mayor parte. Lo importante que hay que entender en el patriarcado para enfrentarse a él es cómo nos afecta a cada uno y en qué medida. Solo haciendo un ejercicio de verdadera autoevaluación y de auténtico trabajo personal se adquieren las herramientas para luchar contra él. Admitimos que el sexismo se naturaliza y que su influencia permanece invisible para los no concienciados y concienciadas. De modo, que es fácil llegar a la conclusión de que todos cometemos “pecados sexistas” sin darnos cuenta. La socialización diferenciada por género causa que hombres y mujeres realicemos evaluaciones y acciones sexistas sin ser conscientes de ello, llevados por la fuerza de la costumbre70. La respuesta no está en negar que todos podemos comentar actos contrarios a nuestra ideología, ni en cegarse a la parte de responsabilidad que nos atañe. Tampoco es útil dejarse llevar por una culpa exagerada frente a nuestras acciones. Por el contrario asumir nuestras acciones y nuestra responsabilidad para con nuestros actos nos hace más conscientes de nuestra capacidad de cambio. La capacidad de cambio social que comienza por el cambio de uno mismo. Acertamos a ver que el grupo de hombres de Al-Garaia no adopta este acercamiento al problema aun simpatizando con el movimiento feminista. Aunque entendemos que no es debido a una hostilidad hacia las mujeres. Los grupos de hombres no profeministas ven justas de las demandas de igualdad legal del feminismo liberal. Pero es necesario un análisis más profundo para ver que la igualdad pasa por una igualdad legal pero ésta no es suficiente si se parten de estructuras sexistas que impiden el ejercicio de igualdad real a hombres y mujeres71.                                                                                                                         70 El habitus, según Bourdieu. La costumbre es una manera de ver cómo nuestras acciones son lógicas cuando están insertas en una estructura que las dirige. Éstas acciones refuerzan, a su vez, la estructura y la mantienen. Pero también pueden ser motor de cambio al modificar levemente las reglas en cada recreación. BOURDIEU, Pierre. El sentido práctico, Madrid, Taurus, 1991. 71 Betty Friedan fue consciente de esta necesidad publicándolo en su libro “La Segunda Fase”. Donde da cuenta de las carencias de una igualdad que se limita a lo formal y no a la realidad cotidiana. Para lo que se necesitan políticas de acción feminista. FRIEDAN, Betty. La segunda fase. 1980. Citado en Citado en Ángeles J Perona. Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. Coord. Ana de Miguel, Celia Amorós. Vol. 2 48    

Es necesario comprender profundamente los procesos sociales que incluyen la socialización y la teoría de género para ver justas unas demandas que, en ocasiones, van en contra del sentir común de la sociedad (que coincide con los sentires patriarcales). La naturalización de las relaciones de dominación y el esencialismo en los roles de género y años de costumbres patriarcales impiden ver procesos de perpetuación de los sistemas de dominación. Acusar a las mujeres de victimismo cuando son realmente víctimas de un sistema sexista no es una buena disposición para terminar con la dominación del varón sobre la mujer. Quizá es la falta de claridad en la visión de la relación de dominación del varón sobre las mujeres la que favorece la caracterización de las mujeres como victimistas. Pero no es fácil reconocer las situaciones de dominación para la parte que no está siendo dominada. De hecho, la naturalización de las relaciones de dominación hace difícil reconocerlas como tales incluso para la parte dominada. Las mujeres adoptan su situación de dominación como algo natural porque así han aprendido a verlo. Nos encontramos con hombres que se oponen al sexismo y reclaman igualdad para hombres y mujeres pero que no han terminado de ver cuán extensas son las implicaciones de la socialización diferenciada por género y cómo de interno está anclado este aprendizaje. Se expone que : ”Puesto que las oprimidas son las mujeres, los opresores serán, en consecuencia lógica, los hombres. ¿Qué hombres? ¿Todos los hombres oprimen a todas las mujeres? ¿Todos los hombres del mundo oprimen a todas las mujeres del mundo?” Y, efectivamente, hay que responder, que todos los hombres tienen algo de lo que la mujer carece y que el sistema patriarcal se encarga de recordar a las mujeres. Los hombres tienen el poder adquirido por adscripción masculina y las mujeres no. El fantasma de la agresión sexual, la prohibición de la libre circulación mediada por el miedo, la violencia física, el orgullo masculino, las obligaciones morales, etc, son sombras que recuerdan a cada mujer que es una mujer y que cualquier varón tiene más libertad que ellas. Por lo tanto, vemos que, en efecto, las oprimidas son las mujeres y los opresores son los hombres en el uso del poder. Debemos conceder que, afortunadamente, no todos los hombres son monstruos misóginos y machistas, y muchos hombres hay que conviven con sus seres cercanos sin ejercer la dominación, pero todo hombre tienen los privilegio adscritos de ser hombre y cualquier mujer ha de luchar mucho para conseguir muchos de los logros que creemos establecidos en la lucha feminista. Reconocer estos  

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privilegios no es algo sencillo para los hombres. Al igual que es sencillo desear que todos los ciudadanos del mundo tengan un buen nivel de vida pero difícil escapar de la sociedad de consumo que necesita países pobres para seguir consumiendo. Ser hombre otorga una gran cantidad de privilegios y también obligaciones, pero es un papel más benigno que otorgado a las mujeres en la dualidad sexista de la realidad. Los varones aprendemos a mostrar unas características que son más valoradas en la sociedad. E, incluso, si no las aprendemos, se nos otorgan externamente por comparación femenina. Evidentemente, este mayor valor, no es debido a la objetiva valía de las características cromosómicas masculinas, sino porque la sociedad es machista en sí misma, y valora más positivamente lo que es masculino. Solo esta situación ya sitúa a la totalidad de las mujeres en una posición de desventaja frente a la totalidad de los varones. Para una sociedad que valora mejor lo masculino, mostrar aspecto maternal u hogareño no es una ventaja competitiva. Los datos avalan esta situación de discriminación con la escasa proporción de mujeres en puestos directivos, la menor remuneración comparativa, la doble (o triple) jornada, las cifras de agresiones, la violencia simbólica, etc. Solo es necesario ser capaz de sobreponerse a sí mismo y aceptar los datos y ser consciente del alcance de los propios actos. Reconocer una situación de injusticia es solo el principio de su confrontación cotidiana. Si bien, nadie nos pide ser héroes (al menos no desde la crítica al patriarcado), sí que se nos pide no ser tiranos, que es, ya de por sí, una larga y gratificante lucha. La posición de los hombres solidarios se sitúa en el punto de aceptación de que un grupo oprimido debe luchar, pero no ofrece los apoyos que esta lucha necesita. Los hombres solidarios no aceptan su parte de responsabilidad en el mantenimiento de las estructuras patriarcales. Aun criticando las injusticias sexistas su posición se torna rápidamente en crítica cuando peligran importantes parcelas de poder de las que se creen merecedores. SEPARACIONES  Y  DIVORCIO.  

La posición de los hombres solidarios frente a la ruptura de una relación de pareja heterosexual no está clara. Por un lado ofrecen apoyo a la emancipación de la mujer pero por el otro no parecen dispuestos a la pérdida de privilegios que supone la igualdad real. Pomos imaginar que la falta de perspectiva y compromiso en la liberación de las mujeres unida a la falta de proyectos de nuevas masculinidades igualitarias no fomenta 50    

el apoyo estructural a las necesidades de la liberación femenina. Por el contrario tenderemos a pensar que se verán agredidos por las resoluciones en las cuales se “beneficia” a la mujer. MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  

Existen los grupos de hombres igualitarios que se identifican con las reclamas de igualdad feministas. Estos hombres son conscientes no solo de las limitaciones que el sexismo impone a los varones y las injusticias legales que ello conlleva, sino que además perciben la violencia estructural a la que están sometidas las mujeres. Para estos hombres la imagen del hombre como verdugo no es un problema pues reconocen que es solo una caricatura (a la cual no quieren parecerse). Pero aún como caricatura, la figura del verdugo es la del ejecutor, no la que dictó sentencia. De este modo se permite asumir la deuda histórica que como varones se contrae con las mujeres. Pero esto no significa que los feminismos estén demandando una inversión de la situación. Las mujeres vindican el espacio que se les negó desde el humanismo, compartir la situación de privilegio en la figura del ser humano, no del hombre, sobre la creación. Algunos hombres tienen una errónea percepción de las vindicaciones feministas. Las mujeres en forma de colectivo, no acusan a los hombres, de género a género, de violencia demandando una reparación y venganza. Los feminsmos vindican igualdad real, no revanchismo. Para los varones igualitarios comprender su papel en el juego sexista de la sociedad le permite la redención por medio del cambio aunque casi nadie pueden alcanzar este proceso sin ayuda. Los hombres solidarios aprecian los esfuerzos de las mujeres por alcanzar la igualdad de derechos, rechazan el sexismo más evidente y trabajan en los procesos del patriarcado que limita el crecimiento personal de los varones debido a la diferenciación por géneros. Aunque apoyan el feminismo, sobre todo el liberal, no se implican en las luchas de las mujeres teniendo sus propios campos de batalla. Localizando el patriarcado como problema y los roles de género tradicionales como barreras de crecimiento individual se oponen a éstos favoreciendo la existencia de nuevas masculinidades alternativas. Aun identificando los procesos de funcionamiento de la teoría de género no llevan el análisis a la máxima implicación de la responsabilidad individual masculina. El proceso de cambio social implica un cambio personal. Las personas pueden estar de acuerdo con un cambio en la situación previa para alcanzar una mayor igualdad pero  

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para que los cambios sean reales y efectivos el cambio a de comenzar en la propia persona, incluyendo el compromiso con la igualdad. El trabajo individual previo es fundamental para librarse de prejuicios. La división social por género es una de las primeras, si no la primera, que se realiza en la vida. La compartimentación de la realidad en grupos y las taxonomías son pilares de la compresión humana y eliminar los grupos que se han formado en la construcción de la personalidad, aun solo difuminarlos, es un duro trabajo. El trabajo individual de confrontación de los valores y su necesidad de adecuarlos a la realidad social es vital, como decíamos, para liberarse de ideas preconcebidas y conductas normalizadas, pero es importante también para asumir las responsabilidades que se adquieren en el proceso. No es posible demandar liberara a las mujeres del trabajo doméstico y de los cuidados si no se está dispuesto a asumir el excedente de trabajo que resulta. Este trabajo no es exclusivo a los hombre, pero si puede ser más costoso para ellos el cambio. Los varones pueden sentir que están perdiendo privilegios, y de hecho los están perdiendo. Si todos los pasajeros viajan en primera, el concepto de primera clase deja de ser válido. En este caso, si tanto varones como mujeres son iguales con iguales responsabilidades y privilegios significa que las mujeres dejan de ser las eternas dadoras de tiempo con la necesidad de la compensación masculina. Lo que significa que en lugar de doble jornada para las mujeres se pasa a la jornada y media para ambos. Quizá en un futuro en el que esta situación sea una realidad, las distintas estructuras sociales se modifiquen en consecuencia permitiendo una igualdad real entre los géneros. Las masculinidades desde los grupos solidarios fomentan un aumento de las virtudes masculinas y una ayuda solidaria a las necesidades que generan las masculinidades hegemónicas. Hemos visto como la hegemonía masculina tenía consecuencias desagradables para los varones. Desde los hombres igualitarios se fomentan masculinidades menos dañadas y más profundas pero la falta de perspectiva sobre el problema central, en parte por su desconfianza del feminismo radical, impide el desarrollo de masculinidades plenamente libres.  

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GRUPOS  DE  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS   Si el equilibrio de poder entre mujeres y hombres progresa y se alcanza una igualdad de poder real en la sociedad, los hombres estarían pagando un precio elevado por un poder que no poseen. Esta situación pude volver, intuitivamente, a los hombres en contra de las reivindicaciones feministas. El punto de la cuestión está en que este precio solo lo exige el mantenimiento del patriarcado. La socialización diferenciada por género, deja la impronta en los individuos del divorcio del ser humano en mujeres y hombres como dos grupos diferenciados excluyentes. Esta idea está tan arraigada en la cultura que se presenta como una verdad incuestionable. El hombre y la mujer, como dos ideas esenciales que se declinan en sus unas pocas variedades de hombres y mujeres. El mito de Adán y Eva como los dos hijos de Dios mantienen la división de la humanidad en dos campos indivisibles. El ser humano se ve desde el mito de platón como dos mitades complementarias donde se reparten las características humanas. Estas dos mitades no tienen un valor igual y es la representación masculina la que se legitima filosóficamente para cargar con la responsabilidad del poder. La dominación masculina de las mujeres cumple, en este mito, la función de alcanzar la humanidad perfecta. Solo dominando a las mujeres, los hombres pueden totalizar la esencia masculina y femenina y ser seres humanos enteros. En una visión moderna de los mitos deíticos, los hombres, haciendo suyas a las mujeres, por medio del control y de la usurpación de su trabajo alcanzan el centro de la creación. Si el humanismo situó al ser humano en el centro de la creación, fue el hombre el que se sintió aludido y personalizó la esencia humana. Los hombres reinan, gracias a la técnica, la naturaleza y, gracias a las mujeres, dominan la vida. Esta visión, un tanto mística, de las relaciones entre hombres y mujeres como dos grupos irrevocablemente separados, tiene un calado mítico que permea la sociedad y se incorpora en las conductas y lógicas de la sociedad. El androcentrismo está tan inculcado en la sociedad que pasa desapercibido como justificación de los actos sexistas, pero el mito permanece anclado dando sentido a la dominación masculina. La división de género que está más allá de otras divisiones de clase y de cultura y

 

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fundamente una gran producción la causa última del teatro de la lucha de géneros que tantos libros y bestsheller ha inspirado72. Introducir la idea de que la mayor parte de las diferencias de género, hoy en día, son un producto social, de educación y condicionamiento, que todos los individuos hemos interiorizado e incorporado a nuestras vidas es un trabajo muy difícil para la mayoría de la población que permanece incrédula a estas teorías. Las ciencias naturales y una medicalización de la vida se han impuesto en nuestras sociedades y con ellas su explicación de los cuerpos y los sexos esencializada. La sociedad del consumo desarrolla paradigmas de la inmediatez dónde la respuesta está inmediatamente junto al estímulo y nuestra percepción tiene dificultades en ir teóricamente más lejos. Por lo que aunque la diferencia sea construida, esta está ahí y es lo único que cuenta para la mayoría. Las ciencias medico-biológicas se desarrollan en una sociedad que está imprimida por la velocidad de la información inmediata y las relaciones causales directas. Las dinámicas de aprovechamiento del tiempo y las teorías económicas de la productividad se mezclan con las percepciones de la población. El tiempo es dinero. Los malestares han de ser diagnosticados rápidamente y curados más rápidamente aún. Se asume esta necesidad en nuestras vidas privadas y en las cuestiones sociales. Por lo tanto, las evaluaciones rápidas, sin la profundidad de análisis necesaria y con una respuesta rápida tienen hoy en día un espacio importante en los medios de comunicación. Con estos métodos es fácil hacer evaluaciones apresuradas y poco claras de situaciones tradicionalmente establecidas, máxime cuando estas situaciones benefician a un grupo. Es por ello que el discurso anti feminista tiene una rápida difusión, pues se toman las impresiones como un todo y se rehúye del análisis profundo. Existen múltiples páginas en internet y foros que dedican un espacio permanente a recopilar críticas al feminismo, o lo que han dado en llamar “feminismo fanático”. Las críticas al “feminismo fanático” no son solo generadas por hombres, aunque hay una gran parte, sino también por mujeres. Se dificulta la crítica feminista por parte de estos sectores, puesto que cuentan con el apoyo de mujeres que son críticas con el feminismo y defienden el estatus quo. Por lo tanto los varones que critican a las mujeres han de tener cuidado de no situar a todas las mujeres en el campo enemigo haciendo                                                                                                                         72 Como con el éxito comercial “los hombres son de marte y las mujeres son de venus”. GRAY, John. Ed. HarperCollins. 1995. 54    

concesiones a una supuesta igualdad legal, por la que estarían de acuerdo. De este modo no pierden a sus aliadas machistas. Existen, entonces, hombres que critican y se oponen de forma activa al avance del feminismo. Estos grupos de hombres aún incluyendo en sus argumentos las ideas de igualdad no lo son, pues solo apoyan una igualdad ficticia, alejada de la realidad. No están interesados en una igualdad real entre hombres y mujeres y en destruir las barreras que impiden esta igualdad. El interés se sitúa en la permanencia de los privilegios y en la reproducción de las estructuras. De hecho, los hombres antifeministas, niegan la existencia de barreras que impiden la igualdad real entre mujeres y hombres. Los procesos que sitúan a las mujeres en peor situación, según entienden, son debidos a construcciones naturales de unos y otras que les posicionan o les facilitan el acceso a unas áreas u otras. Los grupos de hombres antifeministas niegan en gran medida la situación de discriminación de las mujeres. En la mayoría de los casos no es una abierta negación sino una omisión deliberada. Negar una discriminación suponen argumentar entorno a la postura mantenida, y, en los grupos de hombres antifeministas esto no siempre ocurre. La estrategia de los grupos de hombres antifeministas es la invisibilidad del problema. Lo que no se nombra no existe, y precisamente lo que no nombran los grupos antifeministas es la dominación patriarcal. No niegan el proceso, ni rebaten la situación. En suma no afrontan el problema generando unos argumentos congruentes compartidos a los hombres antifeministas. Por el contrario en las diversas páginas de hombres antifeministas se aprecia una falta de organización conjunta. No hay coordinación entre sí. No parecen compartir un argumentario estructurado común, más allá del ataque en sí al feminismo, ni una coherencia de acción. Más aún, no parece haber una organización entorno a elementos de acción o concienciación razonada de sus ideas. Parece haber una diferenciación en dos grandes grupos. Por un lado existen los comentarios de páginas que dejan hombres anónimos o distintos blogs atacando políticas, noticias o personas. En algunos comentarios hombres indignados y resentidos con las mujeres atacan a “la mujer”, “las mujeres” y “el feminismo” indistintamente, generalizando sobre lo malas y perversas que son las mujeres y dan datos fácilmente desmontables con simple estadística.  

 

 

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POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD  

Como quiera que la sociedad occidental está fundada bajo los principios del liberalismo y la democracia los valores igualitarios se asumen como los adecuados, no es políticamente correcto sostener discursos discriminatorios. Para los hombres antifeministas existe un feminismo legítimo y un feminismo (radical) no legítimo que se entromete intromisión de con los derechos masculinos. Las críticas al feminismo radical se le acusa de hembrismo. Las demandas del feminismo radical y sus logros legales son percibidos como un ataque a los derechos de los hombres y un intento de posicionarse, las mujeres, en situación de privilegio. No se reconoce la existencia de una situación previa de dominación masculina pero sí que se identifica un intento de someter al hombre como ciudadano de segunda. Uno de los frentes abiertos contra el feminismo es el legal, ocasionado por las leyes de violencia de género y de igualdad. Ante estas leyes algunos varones se sienten atacados, prejuzgados como agresores y opresores sin la percepción de haber cometido ninguna falta. Según entendemos, en muchos casos la dominación sobre las mujeres, se ejerce sin voluntad consciente de opresión intencional específica, puesto que la socialización en la masculinidad implica un abuso del trabajo de las mujeres naturalizado y normalizado. Los hombres hacen lo que creen que pueden y se debe hacer. Señalar esta situación de desigualdad y dominación, como lo hacen los grupos feministas, significa apuntar sobre los privilegios que los varones consideran propios y demanda una reflexión personal que puede resultar ardua y poco interesante. Algunos hombres se sienten acusados por el feminismo radical al demandar reflexión personal y pérdida de privilegios. En algunos casos la situación se deforma mostrando como víctimas a los tenedores de privilegios. Frente a una acusación de exceso de privilegios, algunos varones reaccionan mostrándose como víctimas de un complot femenino abusivo o una hipotética revancha que pretende dominar a los hombres y encumbrar a las mujeres a una posición de superioridad. No se acepta la teoría de género que explica una situación estructural de dominación masculina pero, por el contrario, si se construye una estructura femenina confabuladora que busca instaurar una dominación femenina del hombre. Al parecer los argumentos son negados y tomados para construir una nueva realidad inversa. Deconstruye la víctima y la estructura dominadora, rescatando mitos, como el del matriarcado, la

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originaria superioridad física masculina, etc, para sustentar y justificar las estructuras sexistas patriarcales. La idea de un complot de la mujer como dominadora del hombre suele construirse junto con unas supuestas lideresas, élite de mujeres pensadoras que lideran este proyecto. Estas mujeres son las feministas radicales que son denostadas por falta de feminidad, destrucción de la familia tradicional, fanáticas, y muchos otros males. Además se explica el acceso al poder de estas mujeres por asociación a grupos políticos. En una gran cantidad de comentarios y sitios web se alude directamente, o en menos ocasiones, indirectamente, a la culpa del Partido Socialista. En femilistas.com se hace un ataque directo a distintos miembros del partido, cada uno con su propia sección, principalmente mujeres, como cabeza visible del complot feminista radical: “Neciamente lo niegan únicamente quienes tienen mucho que ganar con este fraude y aquellos sectores radicales que por obtener mérito político, se alinean con el feminismo socialista, que reúne a algunas de las más feroces femilistas del circo de género.”73 Otro mito que ayuda a sustentar a la crítica contra las feministas radicales es la construcción de las feministas como no-mujeres. En ellas se aúnan supuestos defectos de no feminidad como el lesbianismo, el odio a los varones y la falta de instinto maternal. Este mito se asemeja al de la mujer castradora “anti-macho” del que son víctimas las mujeres que no aceptan roles sumisos y poseen actitudes empoderadas de valoración de la libertad y la valía de la opinión propia. Defender tanto sus derechos como su espacio, abiertamente y sin prestar atención a las sensibilidades masculinas, supone ser designada como no-mujer “anti-hombres”. Este tipo de comentarios se encuentran más frecuentemente en foros abiertos y anónimos “Porque han entrado en una profunda contradicción con ellas mismas y su naturaleza. De ahí que sean tan agresivas. Ven a los hombres como algo repugnante, porque han ido generando hacia ellos un sentimiento de odio, que partió de ese asco que sienten hacia ellas mismas por ser como la naturaleza ha hecho que sean, y por los sentimientos hacia los hombres que esa naturaleza les genera. El movimiento feminazi no es, por tanto, un movimiento contra los hombres, es sin duda un movimiento en contra de las mujeres, y de sus sentimientos instintivos.”74                                                                                                                         73 http://www.femilistas.com/ 74 cambiosocialya.wordpress.com  

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“Este tan llamado feminismo está ahí para ridiculizar a los hombres en cuanto ellos tratan de formular demandas legítimas para su propio sexo.”75 Nosotros no hablamos ni con feministas ni con lesbianas. No tenemos ningún tipo de relación con las feministas: ni afectivas, ni de amistad, ni sexuales, ni emocionales, ni espirituales. Y mucho menos con las feministas que públicamente reconocen su homosexualidad.76 En páginas como femilistas.com, solo son las mujeres que exigen derechos las que son criticadas. Son las llamadas feministas extremas o feministas fanáticas y grupos políticos los que recogen sus ataques. Incluso en los grupos de anti-feministas reconocen que la importancia de las mujeres en la sociedad ha crecido y no renuncian al posible apoyo de mujeres no-feministas y de hombres y mujeres no posicionados. Por suerte, en nuestra sociedad actual criticar las libertades ganadas de las mujeres es mal visto y versiones light feminista son esperadas. Vemos que los grupos antifeministas no critican los avances previos de la lucha feministas que ha logrado un cierto alcance de las mujeres al ámbito político y acceso al espacio público y el poder. Podríamos entender esta situación desde una forma optimista y pensar que los avances sociales adquiridos no se pierden. Pero el peligro mayor de los grupos anti-feministas para la lucha feminista es la desactivación del feminismo mediante la proclama de que la igualdad real se da ya en la sociedad y que reivindicaciones femeninas contra la discriminación son accesos de fanatismo y de hembrismo. Un ejemplo de esta perspectiva sobre el feminismo radical lo podemos encontrar en este artículo del blog “enchufados” Este blog no tienen una temática definida antifeminista, sino que es un blog de opinión personal. En, al menos, un par de entradas habla sobre el feminacismo: “Publicado por Iñaki a las 22:17 Martes 12 de enero de 2010 Acabo de recopilar unos enlaces viejunos muy interesantes que hablan sobre «feminazismo» —ya sabéis, ese feminismo de mentira que enarbolan aquellos (y aquellas) que pretenden que cometamos aberraciones tales como «ciudadano y ciudadana»,[...]”77

                                                                                                                        75 antimisandry.com 76 www.revolucionantifeminista.org 77 www.enchufa2.es/archives/sobre-feminazismo.html 10-sep-2011 58    

En este tipo de comentarios se entiende que las luchas por la igualdad de feminismos pasados están bastante afianzadas en la conciencia popular, donde los valores de igualdad están reconocidos. Por ello los movimientos del feminismo radical, que debiera entenderse como propuestas para una igualdad real, se sienten por los varones, ayudado por cierta mala prensa, como un feminismo fanático y hembrista. Un ejemplo extremo lo tenemos en Projusticia.es “La ideología y los criterios que sustentan los grupos feministas radicales, feministas talibanes o feminazis, está basada en falsedades y estereotipos78 que nada tienen que ver con la realidad. La mayor parte de ellos provocan la sonrisa cuando no la carcajada. Desgraciadamente sus criterios stalinistas son los que rigen lo políticamente correcto en la actualidad y quien se atreve a discutir o enfrentarse a ellas sufre una feroz persecución. Su incompetencia, su complejo de inferioridad, la falta de sentido del ridículo y la sumisión a los dictados del líder les hacen incurrir en aberraciones imposibles de creer.”79 Otro ejemplo lo encontramos en foro de una página web conocida por su exaltación de la masculinidad tradicional en sus foros: Forocoches.com. En una de sus entradas sobre “feminacismo” titulada “el linchamiento de lo masculino por las feminacis” también manifiesta su acuerdo un feminismo light que no cuestione causas profundas: “la falaz invención de que la homosexualidad es tan solo una opción sexual más, completamente normal y hasta natural, predicada por el feminismo radical de género, hembrismo o feminazismo (y que nada tiene que ver con el feminismo liberal o igualitario, a quién falazmente robó el nombre)”80 SEPARACIÓN  Y  DIVORCIO.  

Algunos antifeministas niegan la legitimidad científica de la teoría de género calificándola de “ideología de género”. Al negar los procesos de identificación de género en base al sexo y socialización entorno a modelos excluyentes, se asume la esencia masculina y femenina naturalizada. Esta idea se trasmite a lo largo de los diferentes comentarios y críticas al feminismo, a las nuevas masculinidades y a las políticas positivas. Pero esta crítica es inconsistente por parte de los antifeministas. Si existe realmente una naturaleza femenina y una masculina, y la naturaleza masculina es                                                                                                                         78 Anexo3. 79 www.projusticia.es/feminazis/feminazis-y-asimilados.html 80 http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493  

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incuestionable en cuanto a derechos y hegemonía, entonces la adscripción de la generalidad de mujeres a la maternidad y por ello que se les reconozca judicialmente la custodia en caso de separación de forma sistemática sería lógica y necesaria. Pero aceptando esta postura cómo es posible, entonces, que la cesión de la custodia a las mujeres sea causa de resentimiento. Una de las críticas más feroces que le hacen los grupos antifeministas al feminismo es la supuesta conspiración antiigualitaria que retira a los varones sus hijos y su casa en casos de separación. Si la teoría de género está equivocada y los hombres tienen una naturaleza alejada de cualquier modelo femenino, a las mujeres también les corresponde una naturaleza esencial. Si las naturalezas de mujeres y hombres son el hogar para unas y la cabeza de la familia para otros, como mujeres, es lógico que al dedicarse al hogar y estar desprotegidas se les otorgue tanto el hogar, al que estaban adscritas, como la descendencia, de la que tenían que responder. No es consecuente, por lo tanto, la denuncia que hacen los hombres antifeministas de los resultados de las separaciones y divorcios de las parejas heterosexuales. Reclaman igualdad ante las sentencias de separación con reparto de bienes y custodia compartida sistemática. Esta petición sería lógica por parte de grupos igualitarios que impulsen relaciones de igualdad en todos los aspectos de la vida cotidiana, incluida la implicación laboral y en las responsabilidades del hogar y los cuidados. Pues se parte de dos personas con iguales responsabilidades e igual aporte familiar. En este caso si se entiende que la ley deba ser idéntica para iguales individuos. No es la misma situación la de una perspectiva de pareja diferencial de hombres y mujeres pues se parte de individuos con diferentes aportes y obligaciones distintas. En este caso la vinculación de las mujeres al hogar y su mayor fragilidad de autonomía justifica la protección a ellas acordadas en las sentencias criticadas por los hombres antifeministas. Más allá de estas críticas, la realidad de las sentencias judiciales nunca es propuesta en forma de números y estadísticas. Ni se realizan estudios profundos sobre los resultados de las sentencias en situaciones de divorcios y separaciones. De este modo, los argumentos de los grupos antifeministas se basan en mitos e ideas repetidas tomadas de casos aislados presentados fuera de su contexto y situación histórica. Frente a esta demanda de “justicia” e “igualdad” en casos de separaciones y divorcios se visualiza solo el resultado final del proceso y no la situación previa de ambas partes. Se da la posible imposición de responsabilidad sobre el hogar y los cuidados a las mujeres, lo que impide su pleno desarrollo profesional, en muchos casos, 60    

lo que justifica resoluciones que protejan a las mujeres, pero estratégicamente solo se denuncian las resoluciones a favor de las mujeres insinuando un abuso entre iguales. Se asume la idea de que ambos cónyuges son iguales de hecho y la aportación familiar, invisibilizando los procesos de dominación masculina de las mujeres y diferencia de roles que sitúan a unas en desventaja frente a otros. Esta situación estructural de dominación queda ocultada por el medio de generalizar casos aislados y explicados fuera de contexto. Más allá de una búsqueda de igualdad real frente a los casos de separación y divorcio, parece intuirse una situación de agravio frente a la pérdida de lo que se consideraba propio. Es decir, la idea de pertenencia de una familia, mujer, hogar e hijos e hijas en el sentido de propiedad. La idea de que el varón adquiere con su esfuerzo una mujer y por el medio de ésta una familia y que todo ello le pertenece (por derecho romano heredado) se entrevé en los diversos comentarios de los hombres antifeministas. Es por ello que éste es uno de los campos de batalla más recurrentes en su lucha de protección contra el feminismo. Se describen casos de hombres que sufren acoso o han sufrido sentencias de separación injustas. Los casos se presentan unilateralmente y no se muestran la sentencia oficial ni los datos jurídicos para poder evaluar el caso. De este modo debemos creer que la injusticia de una resolución con los escasos datos subjetivos que se nos muestran corresponde a una generalidad que contradice los datos estadísticos. Efectivamente creemos que existen casos de injusticia en las resoluciones judiciales. Errores judiciales y jueces que se dejan llevar por sus prejuicios son situaciones posibles en la justicia de cualquier país. Pero igualmente decimos que los prejuicios que alejan a los varones de sus hijos y los sobrevinculan (en un proceso de naturalización construida) a sus madres son los mismos que esencializan a mujeres y hombres y los encuadran en roles tradicionales de género. Es por ello que los grupos de hombres igualitarios luchan contra los mismos prejuicios que encorsetan a unos y a otras en roles restrictivos y tradicionales. Por el contrario a los hombres antifeministas los hombres igualitarios profeministas no acusan a las mujeres feministas de apoyarse en las leyes para quitarle los hijos a sus padres, se unen a la reclamación de roles más abiertos e igualdad real para ambos géneros. En Patón y asociados81, como ellos anuncian en su página web, se han especializado en defensa de hombres maltratados y en su sito incluyen el enlace a una entrevista en                                                                                                                         81 patonyasociados.com  

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televisión a un hombre que sufren acoso por parte de una mujer82. Pero desde una perspectiva de género la diferencia se percibe inmediatamente. No es un acoso sostenido por una violencia y sentimiento de pertenencia estructural como es el los casos de acoso y violencia de género. El acoso producido por una persona desequilibrada y el acoso producido por un hombre que cree tener derecho de propiedad sobre una mujer es diferente Resulta interesante ver los mismos argumentos esgrimidos para explicar la violencia de género son usurpados invertidos en los términos. Se presenta a los hombres como víctimas de la vergüenza de ser maltratados por una mujer y es por eso que no existen múltiples denuncias de violencia contra los hombres. Por el contrario se pasa por alto el argumento esgrimido por asociaciones de mujeres de la vergüenza por parte de las víctimas femeninas para denunciar su situación y cómo éstas siguen sufriendo violencia en los procesos de denuncia. Adicionalmente hay que notar que las mujeres, a diferencia de los varones, sienten la amenaza física por parte del acoso de género, pues una de las facetas de la dominación masculina estructural pasa por la amenaza constante de la integridad de las mujeres, de ahí que necesiten la protección de un varón. Otro de los puntos a resaltar de esta página es la sección de denuncias falsas, donde se hace eco de uno de los argumentos recurrentes de los anti-feministas que critican la ley contra la violencia de género. En los casos de violencia de género las mujeres víctimas de violencia retiran en gran número sus denuncias debido a distintos motivos83. Los motivos son muy diversos pero retirar una denuncia no equivale a denuncia falsas, y este es un argumento que es usada para desprestigiar la ley de violencia de género. Aun cuando no negamos la existencia de denuncias falsas en múltiples casos judiciales, no solo de separación y divorcio. El número de denuncias sobre violencia de género retirada puede ser explicada por expertos y expertas en violencia de género, negar la explicación y la capacidad de expertos responde a una estrategia meditada. La causa real de los hechos sociales no                                                                                                                         82 http://www.youtube.com/watch?v=vFcfqkTKeMs&feature=player_embedded 83 En el proceso de reenamoramiento que se dan en los casos de violencia doméstica, cuando la pareja varón pide perdón y comienza una nueva fase de enamoramiento, ella suela retirar las denuncias. El ciclo de la violencia de Torres San Miguel y Antón Fernández (2005) explica tres fases cíclicas desde la acumulación de tensión, pasando por la explosión violenta y llegando a la fase de reconciliación. Momento ésta última donde el agresor se retracta y retorna con amor a la víctima lo que hace que ésta crea que no volverá a suceder. Es en ésta última fase cuando muchas denuncias se retiran. Citado en OSBORNE, RAQUEL. “Apuntes sobre violencia de género”. Ed. Bellaterra 2009.

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siempre interesa para algunos actores sociales. Si en Patón y Asociados se preocupan de resaltar subjetivamente una visión manipulada de la realidad social, en el sitio de internet projusticia presenta en su sección informes84 diversos documentos que dan soporte teórico a sus argumentos antifeministas. Dichos documentos no necesitan una lectura detenida para ver la falta de rigor científico. Presentan más alegatos de fe que hechos demostrados y abusan de las correlaciones de relación espuria entre distintos elementos. De este modo intentan dar un revestimiento pseudocientífico a enunciados de causa-efecto espúreos. MASCULINIDADES  REPRESENTADAS.  

Los discursos anti-feministas en la red carecen de una teoría argumentada y estructurada de sus opiniones. La mayoría de los argumentos son ideas no siempre conectadas y consecuentes las unas con las otras con el punto común del ataque a los hombres, a la familia tradicional, y a la feminidad y masculinidad. Las opiniones versadas en páginas web, blogs y comentarios abiertos en la red no tienen una estructura común ni comparten bases ideológicas. Hay opiniones claramente misóginas, junto con argumentos pseudo científicos basados en ideas preconcebidas y tradicionales, apoyo a un feminismo light y a las mujeres, crítica al feminismo radical, manifiestos de las costumbres tradicionales, ataques al gobierno y, en gran medida, descalificaciones a personas concretas, reconocidas feministas o miembros del gobierno. En general, los movimientos antifeministas parecen carecer de un eje articulado claro y sus aportaciones en la red carecen de periodicidad regular y, aunque podrían agruparse en antifeministas misóginos, radicales, políticos y moderados, cruzando a éstas, categorías de mayor o menor documentación y diversa claridad, sus argumentos toman un poco de cada cosecha. No podemos considerar a los antifeministas como un grupo sino, más bien, un grupo anárquico, aunque se aprecian temas recurrentes como la inegalidad del la ley de violencia de género y de igualdad, el extremismo de las feministas radicales confusión entre feminismo y hembrismo y el ataque a los varones. Las expresiones antifeministas en la red carecen de estructuras de grupo evidentes. No se muestran asociaciones ni agrupaciones de hombres que se reúnan periódicamente ni que realicen actividades periódicas. Tampoco muestran una vocación de ayuda ni facilitan herramientas de comprensión de sus ideas. La impresión que se obtiene de los grupos anti-feministas es la de voluntades individuales manifestadas por medio de                                                                                                                         84 www.projusticia.es/informes/informes.html  

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textos con un nivel desigual de violencia implícita. Los consideramos grupos por el carácter grupal que emana de sus discursos. Hablan en plural: nosotros los hombres, sobre un enemigo que, con suerte, solo es un grupo de mujeres con poder. Pero la mayoría de los sitios de internet están firmados por una único administrador, o no están firmados en absoluto. Entendemos que la intención es de reflejar la opinión de un grupo de hombres pero los manifiestos no están firmados grupalmente ni aceptados por un grupo, como es el caso de los manifiestos de AHIGE. Parece clara la defensa de los privilegios patriarcales como punto común pero no parece haber un proyecto de hombre más allá de las masculinidades hegemónicas. La ausencia de proyecto se debe a que el mito que se defiende ya está construido. La defensa del hombre se fundamenta en los mitos masculinos patriarcales que ya están activos y son el motor del machismo. El ideal viril es un arquetipo que aunque siendo un constructo alejado de la mayoría de los varones sigue fijando el rumbo de lo que es un hombre completo. Por lo tanto el hombre ha de ser joven, casado, blanco, urbano, heterosexual, del norte, de religión mayoritaria, licenciado, de trabajo fijo, de buen aspecto y deportista85. Evidentemente no todos los hombres pueden alcanzar todos estos parámetros, pero los que no se tienen se suplen con un exceso de celo en el control de la parcela de poder. El apoyo a las supuestas víctimas de violencia femenina nos hace suponer que existe un apoyo a hombres poco viriles. Aunque este apoyo puede ser debido a un cerramiento de filas en torno al enemigo: las mujeres reformistas; y al otro bando: las mujeres en general. Dado el nivel de profusión de los comentarios antifeministas en la red suponemos que los hombres que se manifiestas anti-feministas abiertamente son menos de lo que lo incendiario de sus comentarios nos puede hacer creer. Y menos activos de lo que una primera impresión indica. Las páginas web permanecen pero no se actualizan, ni los blogs aumentan sus entradas con más argumentos. La mayor producción se encuentra en comentarios anónimos sobre cuestiones puntuales sobre las que el autor del comentario no parece entender la justificación y lo asume como un exceso de feminismo. Muchas de los comentarios antifeminstas o machistas en la red se encuentran en foros abiertos cuando una noticia o comentario provoca la expresión sexista.

                                                                                                                        85 KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso. 64    

DISCURSO  VIOLENTO.    

La violencia dentro de los discursos anti-feministas está bastante presente ya sea por el tipo de lenguaje agresivo o el ataque hacia personas concretas y mujeres en general. Los términos para designar a las feministas radicales, ya indican un grado de agresividad y violencia verbal pues se las llama femilistas, fanáticas o, según un término en expansión, feminazis. Pero la actitud violenta no termina ahí, en distintos blogs y comentarios se alude a una supuesta violencia ejercida por las mujeres feministas contra el resto de mujeres no feministas y, sobre todo, los hombres. Este supuesto ataque violento hacia los hombres justificaría una respuesta, así mismo, violenta. Uno de los insultos comunes a las feministas radicales es el de resentidas, pero viendo el carácter manifestado por los hombres anti-feminista, el resentimiento parece subyacer en sus argumentos a lo largo de las páginas web, y sobre todo, comentarios anónimos en foros machistas. Encontramos unos ejemplos de justificación de la violencia en: “Hagamos frente a las ideas falsas pregonadas interesadamente en nuestra contra. Y hagámoslo por el simple método de desvelar su hipócrita y alevosa intención. Así por ejemplo, la tan hoy denostada –por ellos- “agresividad masculina”, hemos de defenderla como virtud; ya que, tal es, cuando se ejerce orientada por la justa y recta razón, y atemperada por meditado sosiego”86. “La revolución antifeminista es la Civilización devolviendo el golpe. Es el donde las dan las toman, es el castigo para el crimen. Es el cirujano marcando, cortando, extirpando y desinfectando. Al feminismo no se le discute, se le destruye.”87 “Al final, a lo mejor resulta que todo es más sencillo. A lo mejor resulta que cuando falla la entrega mutua, es decir, el amor, surge la guerra. La corrupción de lo mejor es lo peor y no hay estallido de rencor más agudo que el desamor. Es entonces cuando cada sexo recurre a sus armas: el hombre a la fuerza brutal, de la que dispone de más existencias que la mujer, mientras la mujer palia esa inferioridad con más mala uva, generalmente con la lengua.”88 El argumento de que la violencia engendra violencia no es más que una amenaza nada velada que entronca con el rol tradicional de género masculino que se ve                                                                                                                         86

 www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493#    www.revolucionantifeminista.org   88  www.laverdadjudicial.galeon.com/aficiones1840036.html   87

 

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legitimado en su uso. Esta violencia se ha usado tradicionalmente para mostrar a las mujeres cual era su sitio en un mundo masculino y patriarcal: la sumisión. Este argumento sobre la violencia justificada por parte de los varones refleja las demandas feministas que llevaron al desarrollo de la ley de violencia de género. Así algunos hombres antifeministas se deslegitiman al criticar al feminismo radial al demostrar que el ejercicio de la violencia contra las mujeres está presente. En estos manifiestos muestran, precisamente, lo que es criticado en el rol tradicional masculino que busca la violencia como respuestas a sus necesidades. Otro punto en común de los discursos anti-feministas en la red es la crítica a los grupos de hombres profeministas que son vistos como hombres subyugados (o asimilados) por la dominación de las mujeres y a los que asocia frecuentemente con hombres homosexuales. Los nuevos modelos de masculinidad defendidos por los grupos igualitarios son vistos como afeminamiento del varón y por ello como una forma de homosexualidad. Con esta visión observamos que es realmente válido el análisis sobre masculinidades que muestra cómo la masculinidad tradicional rechaza lo femenino, sobre todo en los varones y la homosexualidad se les representa como un afeminamiento. La homofobia es una manifestación del rechazo a cualquier desviación del modelo hegemónico de masculinidad que pone de relevancia la potencia sexual y el “consumo” de sexo heterosexual como medida masculinizadora. “[...] la falaz invención de que la homosexualidad es tan solo una opción sexual más, completamente normal y hasta natural, predicada por el feminismo radical de género, hembrismo o feminazismo (y que nada tiene que ver con el feminismo liberal o igualitario, a quién falazmente robó el nombre). Resulta “total mente admisible” –dicen semejantes iluminados- que un niño crezca entre maricones, teniendo dos padres, o entre lesbianas, disfrutando de dos madres.[...]”89

 

 

                                                                                                                        89

 www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493#  

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CONCLUSIONES   El feminismo es un movimiento de liberación originado por la sublevación ante la subordinación patriarcal de las mujeres en el sistema social. Este movimiento, a lo largo de siglos90 de lucha, ha conseguido modificar el papel de las mujeres en la sociedad. El equilibrio de poder iniciado por el feminismo ha tenido consecuencias sociales como la incorporación de las mujeres al espacio público y, en general, a espacios que antes le estaban prohibidos. Las consecuencias de los avances feministas no solo repercuten a la situación general de las mujeres sino, por extensión, también a la situación de sus compañeros los hombres. Al igual que la variedad de mujeres y sus posturas ante el feminismo son enormes, las respuestas ante éste por parte de los hombres son muy variadas. Internet es un medio de comunicación excelente para conocer el estado de opinión de muchos ámbitos de la sociedad. Aquellos que tienen acceso a la red pueden dejar sus opiniones y éstas pueden ser leídas por otros usuarios prácticamente sin problemas de censura. Los temas sensibles dejan su impronta en la red por medio de páginas web, foros y comentarios. El tema del feminismo y los recientes cambios en España en materia legal se han dejado sentir en internet. La lucha feminista en la sociedad ha dado lugar a un avance en el nivel de igualdad social en cuanto a la discriminación sexual y, sobre todo, ha puesto sobre la mesa del debate público la cuestión del feminismo y la igualdad. Las cuestiones feministas han pasado de una posición de reclama en la inclusión del proyecto humanista e ilustrada que las olvidó a desarrollar herramientas de análisis. Las feministas reclamaron igualdad en un principio y estudiaron qué impedimentos había para alcanzar este avance. Se descubre el velo del sexismo estructural que se denomina patriarcado, por el cual la dominación masculina se perpetúa y ayudándose de mitos, costumbres-leyes y ética. El proceso de dominación es uno de los más arraigados y complejos que existen en la sociedad y su desmantelamiento no se va conseguir con la mera obtención de leyes igualitarias. El sexismo está en la cultura y todos y todas somos portadores de sesgos sexistas.                                                                                                                         90 Si situamos un origen organizado y redactado en el manifiesto del Séneca Falls 1848. Las relecturas en clave feminista de la Revolución Francesa, por las cuales las mujeres reclamaban su espacio como ciudadanas sitúan anteriormente en el tiempo el origen del feminismo y su lucha.  

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El feminismo, armado previamente de la filosofía ilustrada, se rearma teóricamente identificando el patriarcado y desarrollando la teoría de género, por la cual se explica que el género es una construcción social aplicada a una diferenciación sexual. La teoría de género como herramienta permite apreciar cómo son las normas las que diferencian a mujeres de varones y les asignan posiciones y roles diferenciados y complementarios. La situación de las mujeres es subordinada en todas las culturas pero el grado de subordinación y el tipo de rol cambia de una a otra. La teoría de género explica esta situación perfectamente pues son las sociedades las que construyen a sus poblaciones en un ejercicio reflexivo. El desarrollo teórico del feminismo es tan rico que no solo sirve para explicar la situación de las mujeres sino la situación de la diferencia sexual. Los hombres feministas que han acompañado teóricamente a las mujeres feministas han aplicado postulados teóricos sin saltos de fe desarrollando la ilustración y el liberalismo llegando a las mismas conclusiones: la subordinación no está justificada. Pero más allá de la denuncia de la subordinación femenina, teóricas y teóricos han profundizado sus análisis en el varón detectando cómo el sexismo también tiene un coste para los varones. Señalando siempre que el coste sexista es siempre mayor para las mujeres que para los hombres, se han podido desarrollar unos estudios de masculinidades que señalan la opresión sufrida desde los hombres hacia los hombres. La virilidad como ideal es un elemento de opresión pues establece un modelo de masculinidad ideal y prácticamente imposible de alcanzar en su totalidad por la gran mayoría de los varones. No alcanzar a la virilidad perfecta, lo que ocurre en la mayoría de la población generará ejercicios de compensación. La búsqueda de la virilidad ideal hace a los varones policías de lo masculino y crea la necesidad de mantener una actitud masculina en todo momento. Puesto que la virilidad justifica la dominación para evitar caer en el lado de los dominados y mantener su posición de privilegio los varones deben luchar por mantener un máximo de virilidad. Esta visión de la virilidad ideal responde a roles hegemónicos que no tienen que ser los mayoritarios en la sociedad, sino los más influyentes. Por ello tenemos que roles que ni siquiera tienen que ser los de la mayoría sirven de ejemplo para la práctica totalidad de los varones. El seguimiento de estas normas masculinidad no solo crea conflicto en sí misma, pues son normas contradictorias sino que genera dolor sobre las mujeres al ser subordinadas y negárseles su independencia y libertad real, sin que, a demás, genera dolor en los mismos hombres al cercenarse ellos mismos partes de la personalidad 68    

necesarias en una persona equilibrada. Los hombres siguen modelos hegemónicos irreales que les obligan a ser incapaces emocionalmente y depender de las mujeres para cubrir sus necesidades sentimentales. Los estudios feministas y su política ha permitido el debate sobre la subordinación de las mujeres y del ejercicio tiránico que los varones se ven obligados a representar sobre las mujeres, sobre otros hombres y sobre sí mismos. Esta situación ha permitido el desarrollo de grupos de hombres que se interrogan sobre su género y su rol como hombres en la sociedad. Se han podido identificar diferentes tipologías de hombres respecto a su relación con el feminismo. Las propuestas feministas tienen efecto en planos concretos de la vida de las personas y los varones se posicionan de maneras distintas frente a estas situaciones. Los cambios en la situación de las mujeres a nivel igualitario tienden a verse positivamente por la totalidad de la población pues se basan en fundamentos de nuestra cultura como son el liberalismo y la democracia. El problema se encuentra cuando para llegar a la igualdad se requiere la modificación de los espacios masculinos. En este momento los varones que no están sensibilizados con el feminismo reaccionan protegiendo sus situaciones de privilegio. Empatizar con la igualdad es fácilmente obtenible pero ceder parcelas de poder se torna más complejo. Y para lograr la igualdad es necesario que los que tienen de más devuelvan a las que tienen de menos. Las masculinidades necesarias para sostener una igualdad real entre mujeres y varones son distintas de las masculinidades tradicionales y hegemónicas. Algunos grupos de hombres trabajan sobre esta cuestión proponiendo alternativas aceptables e igualitarias. Estos grupos de hombres requieren de redes de apoyo puesto que los mandatos de género son suficientemente fuertes como para hacer muy difícil propuestas de vida a contra corriente. Las posiciones de los varones frente al feminismo y los cambios que éste ha efectuado en la sociedad y los cambios que aún propone son diversos pero se pueden diferenciar en tres grupos. En las páginas de internet tenemos ejemplos patentes de estos grupos de varones. Encontramos los tres siguientes. Los grupos de hombres igualitarios profeministas pueden ser vistos como la parte masculina de los grupos feministas pues tienen prácticamente los mismos objetivos y apoyan las causas feministas sin restricciones. Se apoyan en los estudios feministas y en la teoría de género para propulsar estudios sobre masculinidades y grupos de apoyo para hombres con un fin igualitario. Los hombres igualitarios fomentan  

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el desarrollo de

nuevas masculinidades igualitarias no restringidas por roles

hegemónicos tradicionales. Las masculinidades exploradas por los hombres igualitarios son complementos para las feminidades emancipadas de las mujeres. No es posible la existencia de una nueva mujer moderna sin la complementariedad de un nuevo hombre moderno alejado de patrones hegemónicos de dominación. Para encontrar al hombre nuevo están al tanto de los avances teóricos y filosóficos. Tampoco olvidan la dimensión practica del cambio y se mantienen activos en acciones políticas y de crecimiento personal en una trayectoria de cambio real hacia un futuro igualitario. Los grupos de hombres solidarios apoyan un feminismo liberal y rechazan el sexismo y la violencia de género. Gran parte de su actividad son los grupos de apoyo para hombres que palian las consecuencias negativas del sexismo en los modelos masculinos. Apoyan nuevas masculinidades

menos dañinas para el hombre y la

igualdad real. Su análisis teórico no profundiza lo suficiente como para detectar los micromachismos presentes en todos los individuos. No son realmente conscientes del sexismo estructural presente en la sociedad de la que pocos escapan. Por ello perciben ciertos actos feministas radicales como excesivos y revanchistas. Su implicación con el feminismo permanece en el plano de apoyo. Los grupos de hombres antifeministas mantienen un discurso de tolerancia respecto al feminismo liberal y una crítica feroz al feminismo radical. La imagen del varón que se presenta es el hombre tradicional al que se le arrebatan sus puntos de apoyo y sus privilegios. Su construcción se basa en mitos patriarcales y gozan connivencia de un mayoría de la sociedad que está socializada en estructuras sexistas. Contra la pérdida de parcelas de poder, los hombres antifeministas se revelan expresándose de manera violenta con una amenaza soterrada pero presente. No utilizan argumentos razonables sino provocaciones emocionales. No reconocen la existencia de la dominación masculina y ven el feminismo radical como hembrista. Relacionan el feminismo con partidos políticos de izquierda a los que se oponen. No mantienen una estructura real de grupo y sus acciones se inscriben más en acciones políticas individuales coincidentes que en grupos de hombres. Como vemos las posturas frente al feminismo son diversas. Esto es una buena señal para los y las que buscamos un cambio igualitario en la sociedad. No solo queda patente que el trabajo del feminismo ha dado sus frutos erosionando del patriarcado sino que se muestra una opción participativa y ventajosa para los varones animándolos a tomar parte en la construcción de una sociedad igualitaria. 70    

BIBLIOGRAFÍA   BEAUVOIR, SIMONE, “Le deuxième sexe” , Éditions gallimard 1949. Beltran, Elena y Maquieira (eds), “Feminismos, debates teóricos contemporáneos”. 2001. Editorial Alianza. BONINO, Luis. “Hombres y violencia de género, más allá de los maltratadores y de los factores de riesgo”, por Luis Bonino, El Ministerio de Igualdad”. BONINO, Luis. “Micromachismos: la violencia invisible en la pareja”, 1995. Artículo en www.luisbonino.com/PUBLI05.html. BOURDIEU, Pierre. “La dominación masculina”. 1998. Editorial du Seuil, BOURDIEU, Pierre. “La masculinidad”. 1998. Editorial Abya-Yala. BOURDIEU, Pierre. El sentido práctico, Madrid, Taurus, 1991. CONNELL R. W.. “Masculinidades”. 2003, Universidad Nacional Autónoma de México. DE PIZAN, CHRISTINE . “la ciudad de las damas”, 2000, Siruela. DIO Bleichmar. Artículo. “Sexualidad y género: nuevas perspectivas en el psicoanálisis contemporáneo”, en Aperturas Psicoanalíticas n11. FERDINAND de Saussure, “Cours de Linguistique générale”, ed. Payot 1995, FRIEDAN, Betty. la mística de la feminidad, 1963. Madrid. Júcar. GIDDENS. “Sociología General Guiddens” 1998 Alianza Editorial. JANET Shibley Hyde. “psicología de la mujer: la otra mitad de la experiencia humana” 1995, Morata. KAUFMAN, Michael. “Las siete Ps de la violencia de los hombres”. 1999. Artículo en Fundación de mujeres. KAUFMAN, Michael. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications. KIMMEL, Michael S. “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso. Lundgren-gothlin, Eva. “Sex and existence: Simone de Beauvoir’s “the second sex”. Ed. Athlone. 1996. capitlulo 3. MARGARET Mead 1949, “sexo y temperamento en tres sociedades primitivas” 1935 o “masculino y femenino” entre ellos. OSBORNE, RAQUEL. “Apuntes sobre violencia de género”. Ed. Bellaterra 2009. RUBIN, GAYLE. “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”. 1975.

 

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ANEXOS.   ANEXO  I:  HOMBRES  IGUALITARIOS  

   

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ANEXO  II:  HOMBRES  SOLIDARIOS.  

   

 

 

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ANEXO  III:  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS.    

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                                                                                                                        91  Brut  Comix.  2001.  Dave  Cooper  y  Ediciones  la  Cúpula.    

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