\"Gobierno e individuo. Algunas posibilidades teóricas del concepto de gubernamentalidad\"

July 13, 2017 | Autor: Nacho Tébar | Categoría: Michel Foucault, History and Government, Governmentality Studies
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Descripción

[Inmaculada Adrián Gálvez, Ángeles Mera Costas, Guillermo J. Pérez Casanova, Ignacio Tébar RubioManzanares, Sara Hidalgo García, Vicent Bellver Loizaga, Isabel Ferrándiz Armero, Garikoitz Gómez Alfaro, Iratxe Hernández Simal, Bárbara Ortuño Martínez, Aurelio Velázquez Hernández, Marcela I. Lucci, Pablo Aguirre Herráinz, Lidia Bocanegra Barbecho, Élodie Das Neves, Jorge de Hoyos Puente, Aubin González, Christof Van Mol, Toni Morant i Ariño, Rubén Pallol Trigueros, Roberto Gallardo Pérez, Santiago de Miguel Salanova, Daniel Oviedo Silva, Alejandro Pérez-Olivares, Jose Mª RodríguezVigil Reguera, Luis Manuel Sanmartín Cava, Matthew Kerry, Gloria Román Ruiz, Julio Lisandro Cañón Voirin, Paula Escribano Castaño, Francesco D’Amaro, Rosy Rickett, Pablo Giori, Ignacio SuayMatallana, Mar Cuenca-Lorente, Juan Marcos Bonet Safont, Miquel Carandell Baruzzi, Elvira Fente, Fátima Ferni Álvarez, Clara Florensa, Carlos Fuertes Muñoz, Fernando García Naharro, Andrea Graus, Imanol Herreros Chandro, Rubén Mirón González, Òscar Montero Pich, María Rosa Muñoz Bell, Carles Sirera Miralles, Lorena B. Valderrama, María Valls, Natxo Escandell, Cristina Alquézar Villarroya, Sandra Blasco Lisa, Juan Carlos Colomer Rubio, Elena Díaz Silva, Cristian Ferrer González, Rosario Fombuena Borrás, Jon Martínez Larrea, Antonio Muñoz de Arenillas Valdés, Alfonso Natividad Hernandis, Joel Sans Molas]

2015

"OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS": LOS SUJETOS Y SU ENTORNO. NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA HISTORIA SOCIOCULTURAL Vicent Bellver Loizaga, Francesco D’Amaro, Isabel Molina Puertos, Jorge Ramos Tolosa (coord.)

Asociación de Historia Contemporánea. Universitat de València

[Inmaculada Adrián Gálvez, Ángeles Mera Costas, Guillermo J. Pérez Casanova, Ignacio Tébar RubioManzanares, Sara Hidalgo García, Vicent Bellver Loizaga, Isabel Ferrándiz Armero, Garikoitz Gómez Alfaro, Iratxe Hernández Simal, Bárbara Ortuño Martínez, Aurelio Velázquez Hernández, Marcela I. Lucci, Pablo Aguirre Herráinz, Lidia Bocanegra Barbecho, Élodie Das Neves, Jorge de Hoyos Puente, Aubin González, Christof Van Mol, Toni Morant i Ariño, Rubén Pallol Trigueros, Roberto Gallardo Pérez, Santiago de Miguel Salanova, Daniel Oviedo Silva, Alejandro Pérez-Olivares, Jose Mª RodríguezVigil Reguera, Luis Manuel Sanmartín Cava, Matthew Kerry, Gloria Román Ruiz, Julio Lisandro Cañón Voirin, Paula Escribano Castaño, Francesco D’Amaro, Rosy Rickett, Pablo Giori, Ignacio SuayMatallana, Mar Cuenca-Lorente, Juan Marcos Bonet Safont, Miquel Carandell Baruzzi, Elvira Fente, Fátima Ferni Álvarez, Clara Florensa, Carlos Fuertes Muñoz, Fernando García Naharro, Andrea Graus, Imanol Herreros Chandro, Rubén Mirón González, Òscar Montero Pich, María Rosa Muñoz Bell, Carles Sirera Miralles, Lorena B. Valderrama, María Valls, Natxo Escandell, Cristina Alquézar Villarroya, Sandra Blasco Lisa, Juan Carlos Colomer Rubio, Elena Díaz Silva, Cristian Ferrer González, Rosario Fombuena Borrás, Jon Martínez Larrea, Antonio Muñoz de Arenillas Valdés, Alfonso Natividad Hernandis, Joel Sans Molas]

2015

"OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS": LOS SUJETOS Y SU ENTORNO. NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA HISTORIA SOCIOCULTURAL Vicent Bellver Loizaga, Francesco D’Amaro, Isabel Molina Puertos, Jorge Ramos Tolosa (coord.)

Asociación de Historia Contemporánea. Universitat de València

"Otras voces, otros ámbitos": los sujetos y su entorno. Nuevas perspectivas de la historia sociocultural” ISBN: 978-84-606-5875-7 DOI: 10.7203/10550.42837 Coordina: Vicent Bellver Loizaga, Francesco D’Amaro, Isabel Molina Puertos, Jorge Ramos Tolosa Edita: Universitat de València. Valencia, 2015 Asociación de Historia Contemporánea Diseño y maquetación: Carles Rodrigo Monzó (www.carlesrodrigo.es) Autores: Inmaculada Adrián Gálvez, Ángeles Mera Costas, Guillermo J. Pérez Casanova, Ignacio Tébar Rubio-Manzanares, Sara Hidalgo García, Vicent Bellver Loizaga, Isabel Ferrándiz Armero, Garikoitz Gómez Alfaro, Iratxe Hernández Simal, Bárbara Ortuño Martínez, Aurelio Velázquez Hernández, Marcela I. Lucci, Pablo Aguirre Herráinz, Lidia Bocanegra Barbecho, Élodie Das Neves, Jorge de Hoyos Puente, Aubin González, Christof Van Mol, Toni Morant i Ariño, Rubén Pallol Trigueros, Roberto Gallardo Pérez, Santiago de Miguel Salanova, Daniel Oviedo Silva, Alejandro Pérez-Olivares, Jose Mª Rodríguez-Vigil Reguera, Luis Manuel Sanmartín Cava, Matthew Kerry, Gloria Román Ruiz, Julio Lisandro Cañón Voirin, Paula Escribano Castaño, Francesco D’Amaro, Rosy Rickett, Pablo Giori, Ignacio Suay-Matallana, Mar Cuenca-Lorente, Juan Marcos Bonet Safont, Miquel Carandell Baruzzi, Elvira Fente, Fátima Ferni Álvarez, Clara Florensa, Carlos Fuertes Muñoz, Fernando García Naharro, Andrea Graus, Imanol Herreros Chandro, Rubén Mirón González, Òscar Montero Pich, María Rosa Muñoz Bell, Carles Sirera Miralles, Lorena B. Valderrama, María Valls, Natxo Escandell, Cristina Alquézar Villarroya, Sandra Blasco Lisa, Juan Carlos Colomer Rubio, Elena Díaz Silva, Cristian Ferrer González, Rosario Fombuena Borrás, Jon Martínez Larrea, Antonio Muñoz de Arenillas Valdés, Alfonso Natividad Hernandis, Joel Sans Molas.

ÍNDICE 1.Teoría e Historia del poder: el Estado y sus instituciones Inmaculada Adrián Gálvez – Las Procuradoras a Cortes. Una aproximación prosopográfica a las elites políticas femeninas del franquismo. 08 Ángeles Mera – De políticas y personas: la Ley 22/78, de 26 de mayo, sobre la despenalización del adulterio y el amancebamiento. 13 Guillermo Pérez Casanova – El europeísmo de entreguerras, ¿una alternativa al Estado?. 17 Ignacio Tébar Rubio-Manzanares – Gobierno e individuo. Algunas posibilidades teóricas del concepto de “Gubernamentalidad”. 21 2. Corporalidad, emoción y experiencia: la construcción de las subjetividades entre sujeto y colectividad Sara Hidalgo García – Corporalidad, emoción y experiencia: la construcción de las subjetividades entre sujeto y colectividad. 26 Vicent Bellver Loizaga – Escrito en el cuerpo: cuerpos “respetables” en la España decimonónica. Líneas para una posible renovación de la historia sociocultural del XIX español. 29 Isabel Ferrándiz Armero – De pelos, barrigas y otras disidencias corporales. Una breve aproximación a la corpografía ‘bear’. 33 Garikoitz Gómez Alfaro – Los fantasmas de Portbou. Regímenes de memoria y emoción. 37 Iratxe Hernández Simal – La extraña experiencia del espejo que no refleja. La obra de Juan Muñoz a escena. 43 3. Movimientos migratorios desde una perspectiva global y comparada Bárbara Ortuño Martínez, Aurelio Velázquez Hernández y Marcela I. Lucci – Movimientos migratorios desde una perspectiva global y comparada. 49 Pablo Aguirre – Colonias emigrantes y comunidades exiliadas en la Francia de las tres guerras (1914-1945). 55 Lidia Bocanegra Barbecho – La web 2.0 y el estudio del exilio republicano español: el análisis de la movilidad social y el retorno a través del proyecto e-xiliad@s. 59 Elodie Das Neves – La emigración económica española a Francia (1956-1975): políticas migratorias e inserción. 66 Jorge de Hoyos Puente – La cultura institucionista en el exilio republicano: continuidades y fracturas. 70 Aubin González – Del conformismo al distanciamiento: los grupos católicos españoles en Francia (1950-1975). 74 Toni Morant i Ariño y Christof Van Mol – La movilidad internacional de estudiantes en los siglos XX y XXI. 79 4. Transformaciones sociales, políticas y culturales en el mundo urbano contemporáneo Rubén Pallol Trigueros y Fernando Vicente Albarrán – Las transformaciones sociales, políticas y culturales en el mundo urbano contemporáneo. Notas sobre los nuevos caminos de la historia urbana en España. Roberto Gallardo Pérez – La historia de Móstoles (1975-2000): 25 años de transición y democracia.

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Santiago de Miguel Salanova – Movilidad residencial en el Madrid de principios del siglo XX. 95 Daniel Oviedo Silva – “La extinción de los focos irredimibles”: Política de reconstrucción y control en el extrarradio madrileño. El caso de la barriada del Tercio y el Terol. 101 Alejandro Pérez-Olivares – “¿Qué hizo usted al estallar el Glorioso Movimiento Nacional?” Sobre viejas identidades y nuevas lealtades en el Madrid de la posguerra. 107 José Mª Rodríguez-Vigil – Arquitectura, consumo y sociedad: Galerías Preciados y otros grandes almacenes en la ciudad de Oviedo. 113 Luis Manuel Sanmartín Cava – Enmarcando el Escrache: conflicto entre narrativas. 121 5. Construir comunidades Matthew D. Kerry – Construir comunidades. Gloria Román Ruiz – Pan blanco para los vencedores, pan negro para los vencidos. La exclusión de los pequeños estraperlistas granadinos del “Nuevo Estado” franquista. Julio Lisandro Cañón Voirin – El discurso cultural ideológico de orden. Argentina 1955-1983. Paula Escribano – Comunidades en el post-socialismo. El caso de una eco-aldea húngara. Francesco D’Amaro – Dos ejemplos de gestión comunitaria del agua (en España e Italia en siglo XX). Rosy Rickett – Una comunidad imaginada: correspondencia entre los exiliados españoles y los que se quedaron en España, 1952-1975. Pablo Giori – Pensar la nacionalización cultural, la comunidad y los grupos: estado actual, faltas y propuestas.

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6. Ciencia, medicina y sociedad: debates y perspectivas en historia de la ciencia Ignacio Suay Matallana y Mar Cuenca Lorente – Ciencia, medicina y sociedad: debates y perspectivas en historia de la ciencia. 161 Juan Marcos Bonet Safont – La historia de la ciencia según Paul K. Feyerabend (1924-1994): el caso de Carlos Castaneda. 166 Miquel Carandell Baruzzi – “Hemos venido, hemos visto y se nos ha conquistado”: Los congresos como instrumentos de validación en controversias. 170 Elvira Fente: Mujer y ciencia – de hombre defectuoso a ciborg. 175 Fátima Ferni Álvarez – Intereses y contradicciones en la introducción de la lactancia artificial en España. Alexandre Frias i Roig y la revista Puericultura (1921-1936). 179 Clara Florensa – Por una ciencia católica en España: la asociación Menéndez Pelayo, una red de contactos. 184 Carlos Fuertes Muñoz – Propuestas didácticas para una historia social de la odontología a través de las fuentes orales. 191 Fernando García Naharro – CSIC: el discurso institucional sobre la ciencia una aproximación al concepto de ciencia en la España franquista. 195

Andrea Graus – Ciencia y pseudociencia: el boundary-work como herramienta historiográfica. 200 Imanol Herreros Chandro – La visión popular de la ciencia española durante el franquismo y su impacto en el sistema nacional de ciencia e innovación. Un análisis desde el mundo de la imagen. 203 Rubén Mirón – Fuentes archivísticas para el estudio sanitario del exiliado español en el sur de Francia (1936-1945). 208 Òscar Montero Pich – Intersecciones entre historia local, historiografía y narración multidisciplinar. 212 Rosa Muñoz Bello – Los libros de texto de Química en España en la primera mitad del siglo XIX: escribir, comunicar, negociar, construir ciencia. 216 Carles Sirera Miralles – Financiando la ciencia en el siglo XIX: el caso del Instituto Provincial de Valencia 1866-1902. 222 Lorena Valderrama – Construir un país en la catástrofe: Ciencia, Políticas Públicas y Terremotos. 227 7. Los agentes del cambio. De la crisis del franquismo a la consolidación de la democracia: participación social, culturas colectivas y prácticas políticas. María Valls y Natxo Escandell – Los agentes del cambio. De la crisis del franquismo a la consolidación de la democracia: participación social, culturas colectivas y prácticas políticas. 233 Cristina Alquézar Villarroya – La revista Esfuerzo Común, la crisis de la dictadura franquista y la construcción de una cultura política democrática (1968-1974). 237 Sandra Blasco – asociacionismo femenino y movimiento feminista en Aragón. 241 Juan Carlos Colomer Rubio – Elecciones por tercios y renovación de un consistorio franquista. Valencia (1969-1979). 248 Elena Díaz Silva – Entre la conciencia femenina y la conciencia feminista: el movimiento de las amas de casa durante el tardofranquismo. 252 Cristian Ferrer Gonzàlez – Municipalismo y cambio político (1976-1979): la construcción de la democracia en el mundo rural. 257 Rosario Fombuena Borrás – Lagunas de autoridad. Relaciones e influencias entre las “fuerzas del trabajo” y las “fuerzas de la cultura”. 263 Jon Martinez Larrea – El movimiento vecinal en Álava durante la Transición. 268 Antonio Muñoz de Arenillas Valdés – Denuncia y reivindicación a través de la canción en Andalucía. 274 Alfonso Natividad Hernandis – Del franquismo a la democracia. La aportación del valencianismo político a la ruptura democrática valenciana: 1974-1977. 279 Joel Sans Molas – L’esquerra revolucionària i el seu paper en la mobilització social i el canvi polític dels anys 70 – estat de la qüestió i alguns apunts per al seu estudi. 283

Parte 1. TEORÍA E HISTORIA DEL PODER: EL ESTADO Y SUS INSTITUCIONES

Ignacio Tébar Rubio-Manzanares Becario FPU Universidad de Alicante [email protected]

El objetivo de esta comunicación es presentar el concepto de «gubernamentalidad» y otras nociones que lo acompañan para debatir acerca de su posible utilidad como «herramienta» terminológica para el conocimiento histórico. Por «gubernamentalidad», nos referimos al neologismo empleado por Michel Foucault para hablar de la «racionalidad gubernamental» o del «arte de gobierno». En concreto se hablará de la crítica a la representación tradicional del Estado como centro político del que mana todo poder, así como del análisis que se sigue haciendo de «el poder» en general. La finalidad es plantear para el debate las posibilidades, dudas y limitaciones que ofrecen las obras de Foucault en la labor historiográfica. Introducción Nadie puede negar hoy la gran influencia que ha ejercido la obra de Foucault sobre la historiografía desde la publicación de sus primeros libros,1 a pesar de que su relación con la disciplina haya sido siempre problemática. Se ha criticado en muchas ocasiones que el filósofo hizo un uso instrumental de la Historia.2 Las conclusiones preceden a la investigación, no son «falsables», sus generalizaciones son excesivas, los procesos narrados son difícilmente extrapolables al resto de países, o su mismo estilo de escritura es ambiguo. Por lo general, hay que prevenir, son críticas que olvidan que el objetivo del autor no era «trazar un relato bien formado, exacto y lo más neutro posible»3 de ciertas formas de pensar, no hace «historia de las mentalidades», sino que sobre todo intenta «eventualizar», de «historizar» radicalmente lo que en cada momento se percibe como incondicionado y obvio. Foucault llegó incluso a identificarse con los sofistas frente a los filósofos,4 al concebir el discurso como una lucha de poder, frente a la tradición platónica, que buscaba hablar de «verdad». Se planteaba el discurso como un acto material y estratégico -al modo de la lingüística anglosajona-, y hablaba más bien de «verosimilitud», al negar la «verdad» como resultado de la acumulación de conocimiento -como Thomas S. Kuhn5 entiende los cambios científicos-, por considerar que los contextos en que se presenta la «ver1 Un resumen y bibliografía sobre el tema en Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: “Foucault y la Historia Social”, Historia Social, 29 (1997), pp. 145-159. Sobre su relación con la historiografía de su momento, ÍD: Foucault y los historiadores. Análisis de una coexistencia intelectual, Cádiz, Universidad de Cádiz, 1988. Alguna referencia de pasada para el caso de España se hace en ÍD: “La historia social española y los nuevos paradigmas: encuentros y desencuentros”, en Carlos BARROS (ed.): Actas del II Congreso Internacional Historia a Debate celebrado en Santiago de Compostela los días 14-18 de julio de 1999, Santiago de Compostela, Historia a Debate, 2000, pp. 219-230. 2 Justo SERNA ALONSO: “¿Olvidar a Foucault? Surveiller et punir y la historiografía veinte años después”, Historia Contemporánea, 16 (1997), pp. 29-46. 3 Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: “Foucault y la Historia Social…”, p. 148. 4 Michel FOUCAULT: La verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Editorial Gedisa, 1996, p. 154. 5 Thomas S. KUHN: La estructura de las revoluciones científicas, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1971.

dad» en cada momento son resultado histórico y puntual de condiciones que no son propias del orden del conocimiento. Desde esta metodología «genealógica», Foucault fue descubriendo toda una serie de categorías al aplicarla a la episteme, al poder, a las formas de normalización o al propio sujeto, al mismo tiempo que tejía relaciones entre estos campos de estudio. Es ahí donde su influencia en la historiografía se diluye en el relativo éxito del giro lingüístico o la multidisciplinariedad (sobre todo en la incorporación de elementos de la antropología), lo que hace por otro lado que su impacto quizá sea más derivado que explícito, aunque por lo menos ha condicionado la «mirada» y la lectura de un buen número de historiadores.6 El propio Foucault planteaba sus contribuciones como una «caja de herramientas» de la que extraer útiles para comprender la realidad o transformarla. En España, quienes más han trabajado la «historia de la subjetividad» en el período contemporáneo dentro de una perspectiva plenamente foucaultiana han sido autores de formación filosófica.7 Se podría citar, sin ánimo de exhaustividad, a Javier Ugarte Pérez, Francisco Vázquez García, la reciente tesis de Salvador Cayuela, o los sociólogos como Fernando Álvarez Uría, Julia Varela e Ignacio Mendiola Gonzalo, autores que han introducido en nuestro país las temáticas foucaultianas y las han aplicado a la historia contemporánea. En la «tribu» académica de los historiadores, el filósofo francés ha acabado convirtiéndose en referencia obligada cuando se habla de historia y sexualidad, marginalidad, exclusión, locura, ciencias sociales, delincuencia o Derecho penal, además de la historia del «poder» y sus resistencias. Por citar algunas obras, me vienen a la mente las referencias que hacen Conxita Mir y Carme Agustí8 para hablar sobre marginalidad y resistencia durante el franquismo, aunque no desarrollan demasiado sus propuestas. Cultivan algo más el género «foucaultiano»9 los estudios sobre penalismo de Pedro Oliver Olmo10 o de Gutmaro Gómez Bravo,11 integrantes del Grupo de Estudios sobre la Historia de la Prisión.12 6 Fernando SÁNCHEZ MARCOS: Las huellas del futuro. Historiografía y cultura histórica en el siglo XX, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2012, p. 135. 7 Un estudio meramente numérico: Valentín GALVÁN GARCÍA: “La recepción del pensamiento de Michel Foucault en las tesis doctorales de las universidades españolas (1979-2005)”, Trocadero, 19 (2007) pp. 135-154. 8 Por ejemplo, Conxita MIR y Carme AGUSTÍ: “Delincuencia patrimonial y justicia penal: una incursión en la marginación social de posguerra (1939-1951)”, en Carme AGUSTÍ, Josep GELONCH, Conxita MIR (coords.): Pobreza, marginación, delincuencia y políticas sociales bajo el franquismo, Lleida, Universitat de Lleida, 2005, pp. 69-92. 9 El filósofo Francisco VÁZQUEZ hace una distinción entre los «foucaultistas», «(…) sacerdotes —en sentido weberiano— empeñados en descifrar con minucia los textos del maestro y en encuadrarlos dentro del canon de obras y autores que jalonan la vía regia en la historia de la subjetividad» y los autores «foucaultianos», que tratan de «(…) usar la “caja de herramientas” legada por el filósofo, invirtiéndola en investigaciones empíricas conectadas con una interrogación crítica y política del presente», “Presentación. Foucaultistas y foucaultianos en la hondonada filosófica de la Transición”, en Valentín GALVÁN GARCÍA: De vagos y maleantes. Michel Foucault en España, Barcelona, Virus, 2010, pp. 8-9. 10 Pedro OLIVER OLMO (coord.): El siglo de los castigos. Prisión y formas carcelarias en la España del siglo XX, Barcelona, Anthropos, 2013. 11 Gutmaro GÓMEZ BRAVO: “Paisaje de la violencia”, Cuadernos de historia contemporánea, 26 (2004), pp. 161-180, ÍD: Crimen y castigo. Cárceles, justicia y violencia en la España del siglo XIX, Madrid, Libros de la Catarata, 2005. 12 El Grupo de Estudios sobre la Historia de la Prisión [http://historiadelaprision.wordpress.com/], que coordina el propio Pedro Oliver, y del que forman además del propio Gutmaro Gómez, Ana Isabel Simón, César Lorenzo Rubio, Fernando Hernández Holgado, Fernando e Ignacio Mendiola Gonzalo, Luis Gargallo, Jesús Carlos Urda Lozano y Eduardo Parra Iñesta. El grupo parece recoger el legado del Grupo de Información sobre las Prisiones (GIP) fundado en Francia por el propio Foucault y otros intelectuales, y que a su vez inspiró en la transición española a la Coordinadora de Presos Españoles en Lucha (COPEL), que apoyaron, en su momento, José Luis Aranguren, Agustín

"Otras voces, otros ámbitos": Los sujetos y su entorno. Nuevas perspectivas de la historia sociocultural. Teoría e Historia del poder: el Estado y sus instituciones. V. Bellver Loizaga, F. d'Amaro, I. Molina Puertos y J. Ramos Tolosa.

GOBIERNO E INDIVIDUO. ALGUNAS POSIBILIDADES TEÓRICAS DEL CONCEPTO DE “GUBERNAMENTALIDAD”

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Gobierno e individuo. Algunas posibilidades teóricas del concepto de «Gubernamentalidad». I. Tébar Rubio-Manzanares

Técnicas de gobierno La lectura del filósofo francés puede ayudar, como decimos, a realizar una historización radical de los conceptos empleados habitualmente por el investigador, a la vez que puede inspirar nuevos enfoques y campos de estudio.16 Lo hace reintroduciendo el acontecimiento o la contingencia, no en el sentido de la historia clásica de batallas, tratados o grandes hombres, sino en el «genealógico», con la disolución de las realidades e identidades que consideramos más sólidas, naturales o invariantes antropológicas (incluidos los sentimientos, instintos, el cuerpo y sus regímenes, leyes morales, identidades, etc.). Una operación que Foucault designa con el nombre de «eventualización», y cuyo objetivo es disolver teleologías o universales ahistóricos en construcciones históricas más o menos arbitrarias, resultado de conflictos azarosos y sólo racionalizados a posteriori como justificación. Al «historizar» así las distintas técnicas de poder, Foucault se diferenció de la concepción del poder que se venía haciendo en el análisis político de su época, de tipo negativo y «sustancialista». Ésta visión compartía una representación del poder como algo negativo, que sustrae fuerzas, que prohíbe o reconduce, y que emana de un foco de soberanía («aparatos del Estado», o una clase sobre otra). Dicha generalización, que Foucault consideró propia de un modelo «jurídico» de poder, le resultaba insuficiente y por ello realizó una serie de proposiciones con las que analizar las técnicas concretas de poder tratando de huir de ese «sustancialismo». Propone concebirlo como la multiplicidad: «(…) de relaciones de fuerza inmanentes y propias del campo en que se ejercen, y que son constitutivas de su organización; el juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen cadena o sistema, o, al contrario, los corrimientos, las contradicciones que aíslan a unas de otras; las estrategias, por último, que las tornan efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional toma forma en los aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales».17

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García Calvo, Sánchez Ferlosio o Fernando Savater. Sobre COPEL, y Foucault ver Valentín GALVÁN GARCÍA: “Sobre la abolición de las cárceles en la Transición española” Historia Actual Online, 14 (Otoño, 2007), 127-131 e ÍD: De vagos y maleantes… p. 104 y ss. Por ejemplo, el IV Seminario Internacional de la Asociación Española de Investigación Histórica de las Mujeres (AEIHM) del 7 y 8 de octubre de 2011, llevaba por título “Las huellas de Foucault en la Historiografía. Poderes, cuerpos y deseos” (actas pendientes de publicación). Joan W. SCOTT: “El género: una categoría para el análisis histórico”, en AMELANG, J. S., y NASH, M. (eds.): Historia y género: las mujeres en la Europa Moderna y Contemporánea, Valencia, Alfons el Magnànim, 1990, pp.23-56. Por ejemplo, Nerea ARESTI: Masculinidades en tela de juicio, Madrid, Cátedra, 2010. Si se tiene interés en los «usos» posibles de la obra del filósofo de puntos, véase el artículo de Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: “Cómo hacer cosas con Foucault”, ER. Revista de Filosofía, 28 (2000), pp. 71-83 y al ya citado, ÍD: “Foucault y la Historia Social…” Michel FOUCAULT: Historia de la sexualidad. Vol. 1. La voluntad de saber, Madrid, Siglo Veintiuno, 2006, pp. 97 y ss.

La esencia del poder para Foucault es relacional, no surge después que se ha estructurado el todo social, sino que es elemento de su conformación, surge de innumerables puntos, en el juego de relaciones móviles y no igualitarias. El dibujo que nos lleva hasta «el» poder tradicional (estatal o de clase) en Foucault es más bien ascendente y carece de sustancia, es una imagen «capilar» del poder, no piramidal; «las grandes dominaciones son los efectos hegemónicos sostenidos continuamente por la intensidad de todos estos enfrentamientos». Había que ser nominalista, «el poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados; es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada».18 A través de esta concepción capilar del poder, Foucault fue esbozando y matizando distintos modelos de poder según fue avanzando su investigación. En Vigilar y Castigar, en 1975,19 el autor trató de mostrar como la teoría jurídico-política de la soberanía (que dice «no», prohíbe, castiga, sustrae bienes y fuerzas), que contaba con «el derecho de hacer morir o de dejar vivir», perdió importancia ante el mecanismo «disciplinario», que actuaba con una lógica productiva, esforzada en controlar y dirigir las operaciones del cuerpo de cada uno de los individuos mediante el establecimiento de estándares de normalidad y de vigilancia sobre cada sujeto. El «progreso» del penalismo moderno, que sustituyó los tormentos y la horca por la prisión y el encierro en el reformatorio, era discutido en tanto que progreso, ya que al sustituirse el poder «inhumano» pero discontinuo y torpe del absolutismo por un Estado liberal más «racional» y «humanitario» se instauró el dominio de la prisión como castigo a todo tipo de infracción y se comenzó a someter a vigilancia constante a cada sujeto, gracias en gran medida al descubrimiento técnico del panóptico. Así, toda una serie de mecanismos y de técnicas de gobierno que se desarrollaron entre el XVII y XVIII tenían como objetivo someter a cada uno de los «cuerpos individuales», inscribiéndose en su interior, y extrayendo de ellos la mayor eficacia. Es un poder «productivo», que produce sujetos útiles y dóciles, mediante líneas de separación que convierten la Ley en el cumplimiento de la norma; qué es normal, qué no lo es, qué es incorrecto o no lo es, qué se debe hacer, etc.20 Teóricamente, a través de toda una serie de instituciones sociales y económicas -las prisiones, los hospitales, las escuelas, las fábricas o el ejército- la disciplina se interiorizó de manera capilar mediante instrumentos de separación, estudio y transformación de los desviados, aquello que llamó «ortopedia social», para vencer las resistencias y corregir lo anormal.21 Por ejemplo, en el campo del Derecho penal, mientras que el modelo jurídico funcionaba imponiendo sanciones a la acción prohibida y trabajaba mediante un sistema binario (permitido-vedado), a partir del XVIII se le añade un tercer factor que es la persona del culpable. El modelo disciplinario es individualizador, aparece la figura del «delincuente», y se elaboran a su alrededor toda una serie de técnicas de conocimiento y de control cuya finalidad es la transformación del individuo mediante toda una serie de técnicas adyacentes (policiales, médicas, psicológicas), que corresponden a la vigilancia, el diagnóstico, la transformación eventual del sujeto, con el objetivo de hacerlos más «sanos», «normales» y «productivos». Hasta aquí, dos metáforas de poder, la jurídica y la disciplinaria, en las que la historiografía española se ha centrado generalmente desde el impacto de Vigilar y castigar en los ochenta, ya sea para negar sus hipótesis o completarlas. Sin embargo, como se ha apuntado, existe un tercer mecanismo, el de «seguridad», que es el que nos llevará al modelo de «gobierno» y que no ha despertado la misma atención. En el primer volumen de la obra Historia de la sexua-

18 Loc. cit. 19 Michel FOUCAULT: Vigilar y castigar, el nacimiento de la prisión, Madrid, Siglo Veintiuno, 1984. 20 Michel FOUCAULT: La verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Gedisa, 1980, p. 100. 21 Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: La invención del racismo…, p. 10.

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Asimismo, Foucault ha ejercido una gran influencia sobre aquellas «escuelas» que tienen interés por la «subjetividad», léase por ejemplo la teoría e historiografía de género.13 Para este tipo de enfoque, directamente o a través de Joan W. Scott14, el filósofo francés no solo ofrece un soporte teórico válido para negar las categorías estáticas y ahistóricas15 (como han sido entendidas tradicionalmente las relaciones de género), sino que ofrece un fecundo campo de estudio sobre la individualización o la entrada del «cuerpo» en la Historia cultural (como vemos en otra mesa de este mismo encuentro), más allá de la historia de las mediciones biológicas o demográficas.

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22 Michel FOUCAULT: Historia de la sexualidad. Vol. 1. La voluntad de saber, Madrid, Siglo Veintiuno, 2006. 23 Michel FOUCAULT: Hay que defender la sociedad. Curso del Collège de France (1975-1976), Madrid, Akal, 2003; ÍD: Seguridad, territorio, población. Curso del Collège de France (1977-1978), Madrid, Akal, 2008; ÍD: Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979), Madrid, Akal, 2004. 24 Michel FOUCAULT: Historia de la sexualidad…, pp. 143-169. 25 Michel FOUCAULT: Seguridad, territorio, población…, p. 16 y ss. 26 Sobre los mecanismos reguladores o de seguridad y las diferencias con respecto a los demás mecanismos: Michel Foucault: Seguridad, territorio, población…, pp. 34-36, 57 y ss. y 66-75.

Gobierno e individuo. Algunas posibilidades teóricas del concepto de «Gubernamentalidad». I. Tébar Rubio-Manzanares

Modelo de gobierno y gubernamentalidad La biopolítica, como hemos visto, se apoya en los sujetos que forman parte de la población.27 Lleva implícita la noción de «gobierno».28 Ese modelo, entendido como «conducción de conductas», esto es, la actividad que busca dar forma, guiar o influir sobre la conducta de otras personas, sea el gobierno de la casa, de las almas, de las familias, o como ejercicio de la soberanía política,29 presupone desde el gobernante cierto espacio de libertad y de capacidad de acción de aquellos a los que se desea gobernar, no pretende anular su iniciativa. Ello le permitía definir un tipo de relaciones de poder que encontró en los Estados modernos, pero que no encajaban en el modelo bélico, de sometimiento físico o de antagonismo, sino que se establecían en un tipo de agonismo. En un sentido de gobierno más restrictivo, la gubernamentalidad, conocida también como racionalidad de gobierno o arte de gobierno,30 se define como un modo o sistema de pensamiento acerca de la naturaleza y práctica del gobierno, de la conducción de conductas (quién puede gobernar, qué se entiende por gobernar y qué o quienes son los gobernados), dentro de cada contexto histórico.31 El estudio de esa «gobernabilidad», trata de distinguir las distintas racionalidades, artes y regímenes de gobierno y administración que han surgido en la Europa moderna resaltando su historicidad. Para su estudio, analizó los cuatro contextos históricos en los que detectó su aparición: el «gobierno de la ciudad» en la filosofía grecolatina confrontado al «poder pastoral» del cristianismo primitivo; las doctrinas de gobierno de la Europa moderna asociadas a la idea de razón de Estado, Estado de policía, cameralismo y mercantilismo; el inicio del liberalismo durante el XVIII como una concepción de arte de gobierno; y finalmente, la gubernamentalidad neoliberal en Alemania, EEUU y Francia, considerada como formas de replantear la racionalidad de gobierno durante el XX. Por ejemplo, el arte de gobierno grecolatino consideraba impracticable algo parecido al gobierno pastoral -el cuidado individual de cada oveja del rebaño- por lo que pensaban en el gobierno de la ciudad, el manejo de la «nave», a través de la Ley y del ciudadano, mediante un juego indirecto, más que el poder pastoral individualizado que sí se cultivó en el cristianismo. En Seguridad, territorio, población, las clases del curso del 1978, Foucault explica que ambos modelos se apoyan con la secularización de la política en la Edad Moderna, cuando se unen «individualización» y la «totalidad» de la población, omnes et singulatum. Ese sería el punto de partida: la razón de Estado del siglo XVI, con el nacimiento de la gubernamentalidad como 27 Hay un hilo común entre la relación dinámica dominante-dominado del modelo bélico al gubernamental, como conducción de conductas: ambos sostienen las capacidades de los agentes, pero el modelo gubernamental resalta que estos actúan a través de una serie abierta de posibilidades éticas y prácticas. Colin GORDON, “Governmental rationality…”, p. 5. 28 El estudio de la biopolítica sólo puede hacerse cuando se comprende el régimen general de una determinada razón o lógica gubernamental, tienen un carácter histórico y existen tantas formas de biopolítica como maneras de gobernar. Michel FOUCAULT: Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979), Madrid, Akal, 2004, p. 35; Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: La invención del racismo, p. 15. 29 Michel FOUCAULT: Nacimiento de la biopolítica…, p. 17. 30 Michel FOUCAULT: “La gubernamentalidad”, en Michel FOUCAULT et alii, Espacios de poder, Madrid, La Piqueta, 1991, pp. 9-26. 31 Colin GORDON, “Governmental rationality…”, p. 3; Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: La invención del racismo…, p. 12. Sin embargo, hay que añadir que en esa serie de preguntas se dio más relevancia al «cómo», de clara inspiración nietzscheana, por encima del «quién», el problema de la soberanía y del enfoque jurídico tradicional. Estas «precauciones metodológicas» partían de una serie de principios que no se abandonan y que se resumen en la capilaridad (el cómo de las instituciones frente al dónde y al cómo fundador de la soberanía), en el análisis ascendente del poder (mecanismos infinitesimales que son utilizados por los mecanismos generales) y en los dispositivos de saber. Cfr. Michel FOUCAULT: Defender la sociedad…, pp. 35 y ss.

"Otras voces, otros ámbitos": Los sujetos y su entorno. Nuevas perspectivas de la historia sociocultural. Teoría e Historia del poder: el Estado y sus instituciones. V. Bellver Loizaga, F. d'Amaro, I. Molina Puertos y J. Ramos Tolosa.

lidad,22 y en las conferencias en el Collège de France a partir de 1976,23 Foucault adoptó una concepción ligeramente distinta respecto del modelo disciplinario. El poder que se ha descrito, de tipo bélico, perdió interés ante una tecnología de poder que trascendía a la extracción de utilidad del cuerpo individual. El «dispositivo de sexualidad», argumentó, es un cruce entre los mecanismos disciplinarios (es corporal, individualizador, en forma de vigilancia permanente) y los biopolíticos, que conciben el cuerpo humano como si se tratara de la fisionomía de cualquier grupo de mamíferos, con su propia naturaleza (por sus consecuencias procreadoras sobre la población, no sólo sobre el cuerpo individual). El derecho de muerte se apoyó desde entonces en un poder de incitación, reforzamiento, vigilancia, aumento y organización de las fuerzas que sometía, un poder que administra la vida, que la aumenta, la multiplica y la invade.24 Las técnicas de seguridad son correlativas a la aparición del problema de la población en la teoría política a partir de la segunda mitad del XVIII, en dos polos entrelazados, el sistema legal-jurídico (soberanía), que da forma aceptable al «disciplinario-normativo»; y el de «seguridad».25 Hay que aclarar que dichas técnicas coexisten, se superponen, se apoyan unas en otras, no siguen una evolución teleológica hacia ningún perfeccionamiento (primero legal, luego disciplinaria y, por fin, de seguridad), sino que más bien se convierten en dominantes en determinados contextos, o se pueden rastrear esas técnicas aisladas en otras, y como cualquier modelo, es imposible imaginar esas formas de poder «puras». Foucault considera, pues, que con el nacimiento de la biopolítica, el Estado se puso como objetivo la población, entendida como especie sujeta a una serie de procesos biológicos de natalidad, mortalidad, nivel de vida, longevidad, etc. y fue entonces cuando cobraron importancia lo que llamó «mecanismos de seguridad» o «tecnologías políticas de regulación»26 -también llamados indistintamente biopolítica o biopoder, lo que puede llevar a confusión-, que invadieron todos los aspectos vitales. Los individuos, los grupos de individuos, serían a partir de entonces instrumento, no objeto, para obtener algo en el plano de la población, y la forma en que el poder se ejercía no era tanto para «normalizar» al individuo concreto venciendo sus fuerzas y siguiendo una norma previamente trazada, sino regulando y calculando «riesgos» generales. Por seguir con el ejemplo del Derecho penal, se insertó el fenómeno delictivo dentro de una serie de acontecimientos probables. Las reacciones del poder frente a ese fenómeno se incorporan a un cálculo de costos, y en lugar de interesar tanto la división binaria entre lo permitido y lo vedado, se fija por una parte una media considerada como óptima y por otra los límites de lo aceptable, más allá de los cuales ya no habrá que pasar. En la actualidad ningún gobierno pretendería acabar con la delincuencia, como podría tratar de hacer un modelo disciplinario, sino que se trabaja con unos máximos y mínimos estadísticos, «mecanismos de seguridad».

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aislados de la realidad). Por otra parte, aportaron algunos elementos que hoy llamaríamos «culturalistas» de la Historia social, al superar la mera interpretación del Estado, el Derecho o la economía política en clave social. Es decir, liberaron al Estado de las interpretaciones que lo estudiaban como «el» Poder que domina sobre la sociedad, o que por el contrario lo interpretaban automáticamente como «siervo» de los medios de producción.35 No obstante, a la vez que se resalta la importancia de la contribución al estudio de los «márgenes», hay que señalar el peligro que supondría desnaturalizar y restarle importancia al papel político del Estado en todo este esquema de «micropoderes». El interés por la obra de Foucault está en las posibilidades teóricas que ofrece justamente la coordinación y articulación de la escala «macro» y lo «micro», que deshace en prácticas infinitesimales las relaciones de poder que pueden ser consideradas relevantes política, social o culturalmente, en lugar de estudiar «al poder» político sin más, entendiendo por tal al Estado y sus intervenciones sobre la sociedad. La brillante imbricación que describió entre los modos de subjetividad, artes de gobierno y poder, que abrieron un abanico enorme de estudios que van desde las tecnologías de gobierno a escala Estatal hasta el «gobierno del yo» o de la empresa, se han convertido en fundamentales para conocer las vías y estrategias que imponen las transformaciones de, por ejemplo, una determinada noción gubernamental, un determinado modelo moral o una teoría económica. Sería interesante, por tanto aplicar el estudio de la gubernamentalidad a la historia de la España contemporánea, un campo que algunos en el mundo anglosajón llegan a considerar una nueva subdisciplina.36 El modelo de gobierno puede servir para describir un poder estatal que delega su soberanía en sus ciudadanos -hecho que explica ese incremento de estudios sobre gubernamentalidad en el contexto de fortalecimiento político neoliberal en los países anglosajones, y el silencio hasta el momento en nuestro país-37, mientras que el concepto de biopolítica ha sido más empleado para estudiar contextos dictatoriales, al articular un poder estatal sobre la población, que se «nacionaliza», y las pequeñas disciplinas cotidianas y mecanismos de regulación.

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racionalidad autónoma, no subordinada a un orden teológico del mundo, con sus propios secretos, intereses y saberes inaccesibles para los gobernados. La Polizeiwissenschaft o «ciencia de la policía» de la Alemania del XVIII compartía con el mercantilismo o el cameralismo la idea de querer aumentar el tesoro del soberano, pero enfatizaba que la riqueza estaba en la población, en la fuerza y productividad de todos y cada uno. Estas teorizaciones y prácticas de gobierno concibieron un nuevo tipo de Estado, el «pastoral» o gubernamentalizado, al colocar como su objeto el hombre individual. La teoría de la policía, que se encuentra de un modo u otro en los Estados de la Europa de la Paz de Westfalia, abarcaba todos los aspectos de la vida; aspiraba a imponer un orden artificial, a gobernar la conducta personal para lograr la grandeza del conjunto. Gobernaba por decreto, no se limitaba a la forma de la Ley, regulaba lo específico e imponía su modelo sobre la realidad. La racionalidad gubernamental mercantilista propició la aparición de los mecanismos disciplinarios, eventualmente reguladores, propios de una «biopolítica absolutista».32 Finalmente, los mecanismos de seguridad son un elemento característico de la «gubernamentalidad liberal». Más allá de una ideología o doctrina económica y política, Foucault consideró al liberalismo como un estilo de pensamiento preocupado por el arte de gobierno.33 Los planteamientos de Adam Smith transformaban la relación saber-poder con la introducción de la «economía política»: para la ciencia de policía «ciencia» y acción de Estado eran inseparables, mientras que en la economía política el Estado como sujeto cognoscente era incapaz, por lo que su actividad debía limitarse internamente para no interferir sobre la «naturaleza». La sociedad y su economía pueden y deben ser gobernadas respetando leyes naturales, la capacidad de la sociedad civil para generar su propio orden y prosperidad. No es, pues, el contrato lo que funda la sociedad política en el liberalismo, la Ley más bien limita las medidas excepcionales e impredecibles, y la participación de los gobernados en la elaboración de esas Leyes (y la «sociedad civil») constituye el sistema más efectivo de gobierno económico. Este modelo de técnica de gobierno necesitaba otra categoría diferente a la puramente legal o económica: la de «seguridad». Conservar el equilibrio era muy frágil, abandonadas a su suerte esas fuerzas de la naturaleza podían extraviarse, pero una intervención excesiva era igualmente perjudicial, por lo que era necesario a la vez que se incentivaba la libertad y el interés del individuo, reducir los riesgos posibles dentro de un rango tolerable. Mientras la soberanía tiene por objeto el territorio y la disciplina el cuerpo individual, los mecanismos de seguridad se encargan del conjunto de la población, se apoyan en ella (procedimientos como las campañas de vacunación infantil, la esterilización de débiles mentales, medidas fiscales para incentivar la natalidad, las políticas de vivienda, etc.), no busca vencer la resistencia individual, sino «calcular riesgos», coordinando la iniciativa individual con las metas de la nación.34 Conclusiones Foucault y la historiografía francesa de su época plantearon algunos de los caminos por los que siguió la investigación histórica del Estado, el Derecho y sus instituciones: ni una historia de las ideas (que veía al Estado como un castillo en el aire que se reforma a sí mismo a través de ser pensado jurídicamente); ni una historia de las instituciones (Estado o Derecho como 32 Obviamente son modelos ideales. Sobre esta “biopolítica absolutista” en España ver VÁZQUEZ GARCÍA: La invención del racismo…, pp. 19-182. 33 Michel FOUCAULT: Nacimiento de la biopolítica…, p. 37 y ss. 34 Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: La invención del racismo…, p. 10, ÍD: “Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en la gubernamentalidad neoliberal”, en Javier UGARTE PÉREZ (coord.): La administración de la vida: estudios biopolíticos, Barcelona, Anthropos, 2005, p. Foucault continuó sus estudios sobre el Estado social, algunas de sus lecciones hablaron sobre la biopolítica nazi, pero sobre todo se interesó por la biopolítica neoliberal, temas en los que ahora no se va a entrar.

35 Antonio SERRANO GONZÁLEZ: Michel Foucault. Sujeto, derecho, poder, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1987, p. 46 y ss. 36 Francisco VÁZQUEZ GARCÍA: “Empresarios de nosotros mismos…”, p. 74. 37 Ibid., p. 77. Artículo muy completo para entender el concepto y conocer las actuales corrientes en la investigación desde un punto de vista crítico.

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