Giorgio Agamben - Profanaciones, Capítulo X \'Elogio de la profanación\'

June 30, 2017 | Autor: C. Fuentes Riveros | Categoría: Teoría Crítica
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Descripción

Giorgio Agamben

secretarios del archivo de la infamia- es un dispositivo, y la hisroria de los hombres no es quiza otra cosa que el incesante cuerpo a cuerpo con los dispositivos que ellos mismos han producido: antes que ninguno, el lenguaje. Y asf como el auror debe permanecer inexpresado en la obra, y sin embar­ go, precisamente de esta manera, atestigua su propia irre­ ductible presencia, asf la subjetividad se muestra y resiste con mas fuerza en el punto en que los dispositivos la capturan y la ponen en juego. Una subjetividad se produce donde el vjviente, encontrando ellenguaje y poniendose en juego en el sin reservas, exhibe en un gesro su irreductibilidad a el. Todo el resro es psicologfa, yen ninguna parte en la psicologfa en­ contramos algo as! como un sujeto etico, una forma de vida.

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Los juristas romanos sabian perfectameme que significaba "profanar". Sagradas 0 religiosas eran las cosas que pertene­ dan de algtin modo a los dioses. Como tales, elias eran sus­ traidas allibre uso y al comercio de los hombres, no podian ser vendidas ni dadas en prestamo, cedidas en usufructo 0 gravadas de servidumbre. Sacrilego era todo acto que violara o infringiera esta especial indisponibilidad, que las reservaba exclusivameme a los dioses celestes (y emonces eran llamadas propiameme "sagradas") 0 infernales (en este caso, se las lIa­ maba sjmplememe "religiosas"). Y si consagrar (sacrare) era el termino que designaba la salida de las cosas de la esfera del derecho humano, profanar significaba por el contrario resti­ tllirlos allibre uso de los hombres. "Profano -escribe el gran jurista Trebacio- se dice en sentido propio de aquello que, habiendo sido sagrado 0 religioso, es restituido al uso y a la propiedad de los hombres". Y "puro" era ellugar que habia sido desligado de su destinaci6n a los dioses de los muertos, y por 10 tanto ya no era mas "ni sagrado, ni santo, ni religioso, liberado de todos los nombres de este genero" (D. 11, 7, 2). Pura, profana, libre de los nombres sagrados es la cosa res­ titllida al uso comtin de los hombres. Pero el uso no aparece aqui como algo natural: a el se accede solamente a traves de

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una profanacion. Entre "usar" y "profanar" parece haber una relacion particular, que es preciso poner en claro.

Hay un contagio profano, un tocar que desencanta y resti­ tuye al uso 10 que 10 sagrado habfa separado y petrificado.

Es posible definir la religion como aquello que sustrae co­

El termino religio no deriva, segun una etimologfa tan insfpida como inexacta, de religare (lo que liga y une 10 hu­ mano y 10 divino), sino de relegere, que indica la actitud de escrupulo y de atencion que debe imprimirse a las relaciones con los dioses, la inquieta vacilacion (el "releer")2 ante las formas -las formulas- que es preciso observar para respetar la separacion entre 10 sagrado y 10 profano. Religio no es 10 que une a los hombres y a los dioses, sino 10 que vela para mantenerlos separados, distintos unos de otros. A la religion no se oponen, por 10 tanto, la incredulidad y la indiferencia respecto de 10 divino sino la "negligencia", es decir una acti­ tud libre y "distrafda" -esto es, desligada de la religio de las normas- frente a las cosas y a su uso, a las formas de la sepa­ racion ya su sentido. Profanar significa abrir la posibilidad de una forma especial de negligencia, que ignora la separa­ cion 0, sobre todo, hace de ella un uso particular.

sas, lugares, animales 0 personas del uso comun y los transfiere a una esfera separada. No solo no hay religion sin separacion, sino que toda separacion contiene 0 conserva en sf un nucleo autenticamente religioso. El dispositivo que realiza y regula la separacion es el sacrificio: a traves de una serie de rituales minu­ ciosos, segun la variedad de las culturas, que Hubert y Mauss han pacientemente inventariado, el sacrificio sanciona el pasaje de algo que pertenece al ambito de 10 profano al ambito de 10 sagrado, de la esfera humana a la divina. En este pasaje es esen­ cialla cesura que divide las dos esferas, el umbral que la victima tiene que atravesar, no importa si en un senti do 0 en el otro. Lo que ha sido ritualmente separado, puede ser restituido por el rito a la esfera profana. Una de las formas mas simples de profanacion se realiza as! por comacto (contagione) en el mis­ mo sacrificio que obra y regula el pasaje de la victima de la esfera humana a la esfera divina. Una parte de la victima (las vfsceras, exta: 1 el hfgado, el corazon, la vesicula biliar, los pul­ mones) es reservada a los dioses, mientras que 10 que queda puede ser consumido por los hombres. Es suficiente que los que participan en el rito toquen estas carnes para que ellas se conviertan en profanas y puedan simplemente ser comidas.

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[N. de T.) Exta, Mrum: entrafias, intestinos.

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El pasaje de 10 sagrado a 10 profano puede, de hecho, dar­ se tambien a traves de un uso (0, mas bien, un reuso) comple­ tamente incongruente de 10 sagrado. Se trata del juego. Es sa­ bido que la esfera de 10 sagrado y la esfera del juego estan

2 [N. de T.) En italiano, "rileggere". El auror hace aqui un juego con "relegere" .

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esrrechamente conectadas. La mayor parte de los juegos que conocemos deriva de antiguas ceremonias sagradas, de rituales y de pnicticas adivinatorias que penenedan ciempo atras ala esfera esmctamente religiosa. La ronda fue en su origen un rito matrimonial; jugar con la pelota reproduce la lucha de los dioses por la posesion del sol; los juegos de azar derivan de practicas oraculares; el trompo y el tablero de ajedrez eran instrumentos de adivinaci6n. Analizando esta relacion entre juego y rito, Emile Benveniste ha mostrado que el juego no solo proviene de la esfera de 10 sagrado, sino que representa de algun modo su inversion. La Dotencia del acto sagrado ­ escribe Benveniste- reside en la coniuncion del mito que cuen­ ta la historia y del rito que la reproduce y la one en escena. £ 1 .'. J fuego rompe esta unida : como udus, juego de accio;: ~eja caer el miro y conserva el ri tual; CO f f i O e juego de palabras, elimina el rito y d~' a sobrevivir el m iro. Si 10 sagra­ ose puede defini r a traves de la unidad consustancial del mito y el rito, podremos decir que se tiene juego cuando sola­ mente una mitad de la operacion sa rada es consumada, tra­ duciendo solo e mito en palabras y s610 el rito en acciones." Esto significa que el juego libera yaDarta a la humanidad de la esfera de 10 sagrado, pero sin abolirla sim lemenre. EI uso al ~ I cual es restitui 0 0 S rado es un uso es ecial, u no incide ~ con el consum utilitario La "ptofanacion" del juego no ata­ fie, en efecto, so 0 a es era religiosa. Los ninos, que juegan con cualquier trasto viejo que encuentran, transforman en juguete aun aquello que pertenece a la esfera de la economia, de la guerra, del derecho y de las otras actividades que esta­ mos acostumbrados a considerar como serias. Un automo­

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vii, un arm a de fuego, un contrato juridico se transfomlan de golpe en jugueres. Lo que tienen en coman estos casos COil los casos de profanaci6Il de 10 sagrado es el pasaje de una retigio, que es senrida ya como falsa y opresjva, ala negligen­ cia como verdadera r·eligio. Yesto no significa descuido ~o hay atenci6n que se com pare con la del nino mientras juega), sino u na n ueva dimensi6n del uso, q ue ninos y 616sofos en­ tregan a la humanidad. Se trata de un tipo de usa como el que debia tener en mente Wal ter Benjam in, cuando escribio, en Et nuevo abogado, que el derecho IlUilO aplicado, sino sola­ mente estudiado es la puerta de la justicia. Asi como la retigio no ya observada, sino jugada abre la puerta del uso, las poten­ Cias de la econo mia, del derecho y de la polftica desactivadas en el juego se convienen en la Duena de una nueva felicidad.

e la orofanaci6n esta en decaden­ .cia en rod as partes. Que el hombre moderno ya no sabe jugar mas 10 prueba pre~ isamen~la multiplicacion vertiginosa de juegos nuevos y viejos. En el juego, en los bailes y en las fies­ ~taSei hombre busca, de hecho, desesperada y obstinadamen­ r.e, justo 10 contrario de 10 que podrfa encontrar: la posibili­ dad de volver a acceder a la fiesta perdida, un retorno a 10 sagra­ do y a sus ritos, aunque sea en la forma de las insulsas ceremo­ mas de la nueva religion espectacular 0 de una leccion de tango . en un salon de provincia. En este senrido, los juegos televisivos de masas forman parte de una nueva liturgia, secularizan una intencion inconscientemente religiosa. Restituir el jue­ go a su vocacio n puramente pro fa na es una tar ea politic7.

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§s preciso disting!liL en este sentido, ~ntre secularizacion p'rofanacion. La secularizacion es una forma de remocion Pte deja intactas las fuen.as, limitcindose a desplazarlas de un lugar ~ As!, la secularizacion polftica de conceptos teologicos (la trascendencia de Dios como paradigma del poder sobera­ no) no hace otra cos a que trasladar la monarqufa celeste en monarquia terrenal, pero deja intacto el poder. La profana­ cion implica, en cambio, una neutralizacion de aquello que profana. ldna vez profanado, 10 que era indisponible y separa­ do pierde su aura y es restituido al uso. Ambas son operacio­ nes polfticas: pero la primera tiene que ver con el ejercicio del poder, garantizandolo mediante la referencia a un modelo sa­ grado; la segunda, desactiva los dispositiyos del poder y resti.:­ tUE al uso comlin los espacios que el poder habfa confiscado.

Los filologos no cesan de sorprenderse del doble, contradic­ torio significado que el verbo profanare parece tener en latin: por una parte, hacer profuno; por otro -en una acepcion utilizada en muy pocos casos-, sacrificar. Se trata de una ambigiiedad que parece pertenecer al vocabulario de 10 sagrado como tal: el adjeti­ vo sacer, en un contrasentido que ya Freud habfa norado, sigqifi­ ~a asf tanto "augusto, consagrado a los dioses" como "maldito ~cluido de la comunidad". La ambigiiedad, que esr.a aqui en cuestion, no se debe solamente a un equivoco sino que es, por asf decir, constitutiva de la operacion profanatoria (0 de aguella, inversa. de la consagracion). En cuanto se refieren a un mis­ mo objeto.! gue debe pasar de 10 profano a 10 sagrado y d sa£rado a 10 orofano, ellas deben tener en cuenta siem

as! como un residuo de profanidad en toda cos a consagrada y un residuo de sacralidad presente en todo objeto profanado. Veamos el termino sacer. £1 designa aquello que, a traves del acto solemne de la sacratio 0 de la devotio (con el cual el comandante consagra su vida a los dioses infernales para ase­ gurarse la victoria) ha sido consignado a los dioses, pertenece exclusivamente a ellos. Y sin embargo, en la expresion homo sacer, el adjetivo parece designar a un individuo que, habien­ do sido excluido de la comunidad, puede ser matado impu­ nemente, pero no puede ser sacrificado a los dioses. ~Que es 10 que ha sucedido aquf? Que un hombre sagrado, es decir, que pertenece a los dioses, ha sobrevivido al rito que 10 ha separado de los hombres y sigue llevando una existencia apa­ rentemente profana entre ellos. En el mundo profano, a su cuerpo es inherente un residuo irreductible de sacralidad, que 10 sustrae al comercio normal con sus pares y 10 expone a la posibilidad de una muerte violenta, la cuallo restituye a los dioses a los que en verdad pertenece. Considerado, en cam­ bio, en la esfera divina, el no puede ser sacrificado y estci ex~ cluido del cui to, porque su vida es ya propiedad de los dioses y sin embargo, en 1a medida en que sob revive, por asf decir, a sf misma, ella introduce un resto incongruente de profanidad en el ambito de 10 sagrado. ~rado y profano representan, as!, en la maquina del sacrificio, un sistem a de dos olos en WS:fuales un signi lcante flotante transita de un ambito al otro sin dejar de referuse al mismo objeto. Pero es precisa­ mente de este modo que la maquina puede asegurarse la re­ particion del uso entre los humanos y los divinos, y restituir eventualmente a los hombres aquello que habfa sido consagra­

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do a los d ioses. De aqui la promiscuidad entre las dos opera­ ciones en el sacrificio romano, en eI cual una parte de la propia vfctima consagrada es p rofanada por contagio y consumida por los homb res , mientras que oua es asignada a los dioses.

p umo limite 0 una zona de indecibilidad, en la cllalla esfe­ ra divina esra siempre en acro de colapsar en la humana y el hombre traspasa ya siempre en 10 di vin o.

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Elcapitafismo como religion es el titulo de uno de los mas pene­ Desde esta perspectiva se vuelven quiza mas comprensibles la cura obsesiva y la implacable seriedad de las cuales debian dar prueba, en la religion cristiana, teologos, pontifices yempera­ dores para asegurarse en la medida de 10 posible la coherencia y la imeljgibilidad de la nocion de rransustanciacion en el sacrifi­ cio de la misa y de encarnacion y homousia en el dogma trinitario. Estaba en juego nada menos que la supervivencia de un sistema religioso que habia involucrado aI propio Dios como v1ctima en el sacrificio y, de este modo, babia introd ucido en el esa separacion q ue, en el paganismo, tenia que ver solameme con las cosas hum.anas. Sc rrataba, as!, de hacer freme, a rraves de la presencia comemporcinea de dos naruralezas en una unica per­ sona 0 en una uruca victlma, a la confusion entre divino y humano que amenazaba con paralizar la maquina sacrificial del cristianismo. La docrrina de la encarnaci6n garantizaba que la naruraleza divina y la humana esruvieran presentes sin ambigliedad en la misma persona, asi como la rransustancia­ cion aseguraba que las especies del pan y del vino se uans­ formaran sin residuos en eI cuerpo de Crisro. ResuIra de esro que, en eI cristianismo, con eI ingreso de Dios como victima en eI sacrificio y con la fu erte presencia de tenden­ cias mesianicas que ponian en crisis la distincion emre 10 sacra y 10 profano, la maquina religiosa parece akanzar un

rrames fragmemos postumos de Benjamin. Segun Benjamin, el capitalismo no representa s610, como en Weber, una secu­ larizacion de la fe protestante, sino que es el mismo esencial­ mente un fenomeno religioso, que se desarrolla en modo pa­ rasitario a partir del cristianismo. Como tal, como religion de la modernidad, esta definjdo por nes caracterlsticas: I)Es una religi6n culrual, quiza la mas extrema y absolura que haya jamas existido. Todo en ella tiene significado solo en referen­ cia al cumplimiento de un culro, no respecro de un dogma 0 de una idea. 2) Este culro es perm anente, es "la celebraci6n de un culro sans !Teve et sans merci"3. Los dias de fiesta y de vaca­ ciones no inrerrumpen el culro, sino que 10 integran. 3) EI culro capitalista no esra dirigido a la redenci6n ni a la expia­ ci6n de una culpa, sino a la culpa misma. "EI capitalismo es quizas el unico caso de un culro no expiarorio, sino culpabili­ zante... Una monstruosa conciencia culpable que no conoce redencion se rransforma en cuiro, no para expiar en el su cul­ pa, sino para volverla universal... y para caprurar finalmente al propio Dios en la culpa... Dios no ha mueno, sino que ha sido incorporado en el destino del hombre."

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[N. de T.J Sans trive et sans merci: sin tregua y sin respiro.

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Precisamente porque tiende con todas sus fuerzas no ala redencion, sino a la culpa; no a la esperanza, sino a la desespe­ racion, el capitalismo como religion no mira a la transforma­ cion del mundo, sino a su destruccion. Y su dominio es en nuestro tiempo de tal modo total, que aun los tres grandes profetas de la modernidad (Nietzsche, Marx y Freud) conspi­ ran, segun Benjamin, con eI; son solidarios, de alguna mane­ ra, con la religion de la desesperacion. "Este pasaje del planeta hombre a traves de la casa de la desesperacion en la absolura soledad de su recorrido es el ethos que define Nietzsche. Este hombre es el Superhombre, esto es, el primer hombre que comienza conscientemente a realizar la religion capitalista". Pero tam bien la teoria freudiana pertenece al sacerdocio del culto capitalista: "Lo reprimido, la representacion pecamino­ sa ... es el capital, sobre el cual el infierno del inconsciente paga los intereses". Y en Marx, el capitaIismo "con los intere­ ses simples y compuestos, que son funcion de la culpa ... se transforma inmediatamente en socialismo".

Tratemos de proseguir las reflexiones de Benjamin en la perspectiva que aqui nos interesa. Podremos decir, entonces, que ~apitalismo, llevando al extremo una tendencia y~e­ ,sente en el cristianism~eraliza y absolutiza en cad a am­ ~ ito la estructura de la separacion 9.1.l.e define Ia.religi~. AlIi donde el sacrificio sefialaba el paso de 10 profano a 10 sagrado y de 10 sagrado a 10 profano, ahora hay un unico, multifor­ !lie, incesante proceso de se p;~, que inviste cada cosa, cada lugar, cada actividad humana ~ra dividida de si misma

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ygue es completamente indiferente a la cesur~Lprofa­ no, divino/humano. En su forma extrema, la religion capi­ talista realiza la pura forma de la separacion, sin ~a nada que sepa:;;r. Una profanacion absolura y sin residu~ , Zoincide ahora"Zon una consagracion iguaImente vacua e in­ ~U tegral. Y como en la mercancia la separacion es inherente a la forma misma del objeto, que se escinde en valor de uso y valor de cambio y se transform a en un fetiche inaprensible, asi ahora todo 10 que es actuado, producido y vivido -inclu­ so el cuerpo humano, incluso la sexualidad, incluso ellen­ guaje- son divididos de si mismos des laz ~­ ra separa a que ya no define alguna division sustancial y e!!. la cual cada uso se vuelve duraderamente imposible . .ER a ;::-" ..-. el consumo. Si, como se ha sugerido, llamamos esp-eqaculo ala fase extrema del capitalismo que estamos viviendo, en la cual cada cos a es exhibida en su separacion de S1 misma, entonces~specd.culo y consumo son las dos caras de una unicaijmj?oslbilidad de ~ L~ g ue no puede ser usado es, como tal, consignado al consumo,.? a la exhibi~ n espectacular. Pero eso significa que profanar se ha vuelto im­ posible (0, al menos, exige procedimientos especiales). Si profanar significa devolver al uso comun 10 que fue separado en la esfera de 10 sagrado, la reli io italista en su fase ex­ trema al2.unta a la creacion de un absolutamente Imm;gf'anable. ......



EI canon teologico del consumo como imposibilidad de uso fue fijado en el siglo XIII por la Curia romana en el con­ texto del conflicto que la opuso a la orden franciscana. En su

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reivind icaci6n de la "alt!sima pobreza", los franciscanos aGr­ maban la posib ilidad de un uso com pletameme sustraido ala esfera del derecho, que eUos, para discinguirlo del usufructo y de rodo orro derecho de uso, llamaron usus focti, usa de he­ cho (0 del hecho). Contra eUos, JuanXX.Il, adversario im­ placable de la orden, emana su bula Ad conditorem canonum. En las cosas que son objeto de consumo, argumenta, como la comida, los vestidos. etcete ra, n O pued e existir un uso disumo de la pmpiedad , porque el se resuelve integralmen­ te en el acro de su consumo. es decir de su destrucci6n (abusus). E1 consumo, que desrruye necesariamenre la cosa, no es sino la im posibilidad 0 la negaci6n del usa, que preSll­ pone que la susraneia de la cosa quede intacta (saLva rei subst4 ntia) . Y no s610 eso: un simple usa de hecho, distingui­ do de la propiedad, no existe en la naruraieza, no es en ningun modo alga que se pueda "tener". "EI aero mismo del uso no existe en Ia namraleza antes de ejercitarlo, mienrras se 10 ejer­ eira ni despues de haberl o ejercieado . El consumo, en efec­ to . aun en eI acto de su ejercicio, es siempre ya pasado 0 furu­ ro y, como tal, no se puede decir que exiSGl en la naruraleza, sino 5610 en la m emoria 0 en la expeetariva. Par 10 tanto no se 10 puede tener si no en el instante de su desaparici6n." De este modo, can una inconseieme profecfa, Juan XXII provee el paradigma de una iJnBasibilidad de usar que debi6 alcanzar su cumplimiemo muchos siglos despues, kDJa_sociC::.. ,dad de consumo. Esea ~rin ada negaci6n del ~cap ta, sin embargo, mas radicalmeme la naturaleza de 10 q ue 10 pudie­ ron haeer los que 10 reivindieaban dentro del orden francisca­ no. D ado que el puro uso aparece, en su argumentaci6n, no

tanto como algo inexistente -el existe, de hecho, instanclnea­ mente en eI acto del consumo- sino mas bien como algo que DO se puede tener jamas, que no puede consritwr nunca una propiedad (do minium) . .E1 uso es, as!, siempre relaci6n con un inapro piable; se refiere a las casas en cuanro no pueden ;onverrirse en objeto de posesion. Pero, de este modo, ~ 5..ambien desnuda la verdadera naturaleza de la propiedad....gu~ no es oaa que el dis ositivo que desplaza ellibre uso de los hombres a una esfera serara a, en a cual se convierte en dere­ cho. $i hoy los consumidores en las sociedades de masas son infelices,l!..o es sol
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