Gestion Riesgo y planificación territorial.docx

May 23, 2017 | Autor: Oswaldo Mesias | Categoría: Gestión del riesgo, Evaluacion de la amenaza volcánica, volcán Galeras
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Descripción



Peruvian Association
of Professional Engineers

WORLD ENGINEERING CONFERENCE
ON DISASTER RISK REDUCTION
5 - 6 December
Lima, Peru




GESTION DEL RIESGO EN LA PLANIFICACION TERRITORIAL
El caso del volcán Galeras, Colombia

Oswaldo Mesías (1)
Eduardo Reinoso(2)
Resumen

Frente a la problemática latente originada por la reactivación del Volcán Galeras ubicado en la cordillera de Los Andes al sur de Colombia, en cuyas faldas se ubica la ciudad de San Juan de Pasto, y ante la necesidad de contribuir con algunos elementos tanto teóricos como metodológicos, que aporten a minimizar el riesgo que aqueja a sus más de 500 mil habitantes, se desarrolla esta investigación como tesis doctoral de urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, que atendiendo a conceptos de la Teoría de Sistemas Complejos, pretende ante todo, tener un claro paneo de la generalidad de las variables que intervienen en la gestión del riesgo volcánico, para luego, desde una mirada de la investigación cualitativa, adentrarse en las particularidades, para entender cómo éstas pueden modificar la totalidad y permitir así hacer apuestas para la planificación territorial en pro de unas ciudades más resilientes.

Se busca, para el caso del Volcán Galeras, analizar qué tanto se ha avanzado en materia de la inclusión de la gestión del riesgo volcánico en la planificación territorial, cuáles son sus aportes y cuáles sus deficiencias, tanto en la implantación de los respectivos planes, como en su aplicación práctica. Mediante la aplicación de la metodología utilizada para estudio de las problemáticas ambientales, la Evaluación Integral (EI), se pretende entender la posición de cada uno de los diferentes actores y su actuación frente al riesgo volcánico, con el objeto final de realizar apuestas propositivas que teniendo en cuenta a todos sus actores permita avanzar en la minimización del riesgo.

Del avance realizado hasta el momento, como resultado de la Estancia de Investigación desarrollada en la Universidad Nacional Autónoma de México - UNAM, se propone una matriz que incorpora los componentes político administrativos, socio culturales y físico naturales con cada una de sus variables más importantes que interviene en la gestión del riesgo y su inclusión en la planificación territorial, desde donde se puede entender el conjunto de interrelaciones, el papel que juega cada actor, la necesidad de la intervención de disciplinas asociadas tanto a las ciencias sociales como a las ciencias de la tierra, y cómo desde una variable específica se puede reactivar toda su cadena tanto positiva como negativamente. Matriz ésta que se explica desde la aplicación a diferentes ejemplos de experiencias concretas de la gestión del riesgo para el caso del Volcán Galeras, como punto de partida para formular apuestas en pro de la resiliencia de la ciudad de Pasto y la región de influencia de la amenaza volcánica.

Palabras claves: amenaza, riesgo, gestión del riesgo, resiliencia, planificación regional.

(1) Autor: Doctorante Universidad Central de Venezuela - UCV, Docente Universidad de Nariño, [email protected]
(2) Coautor: Investigador principal Instituto de Ingeniería – UNAM, [email protected]



Introducción
Ante la confusión que comúnmente nos encontramos frente a cómo se aplican los diferentes términos relacionados con la gestión del riesgo, los que indistintamente se utilizan confundiéndose como sinónimos, vale la pena partir de sus precisiones desde las misma definición que de ellos hace primero la Real Academia Española (2015), junto a la cual se agrega una segunda acepción que se relaciona con la especificidad técnica de este caso, apoyados en la definiciones de la Secretaría de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres EIR-ONU(2014) []:
Amenaza, 1. Dicho de algo malo o dañino: Presentarse como inminente para alguien o algo. 2. Evento físico potencialmente perjudicial, fenómeno natural y/o actividad humana que puede causar la muerte o lesiones, daños materiales, interrupción de la actividad social y económica o degradación ambiental.
Desastre, 1. Desgracia grande, suceso infeliz y lamentable. 2. Interrupción seria del funcionamiento de una comunidad o sociedad que causa pérdidas humanas y/o importantes pérdidas materiales, económicas o ambientales; que exceden la capacidad de la comunidad o sociedad afectada para hacer frente a la situación utilizando sus propios recursos.
Resiliencia, 1. capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. 2. Capacidad de un sistema, comunidad o sociedad, potencialmente expuesta a amenazas, a adaptarse a una situación adversa, resistiendo o cambiando, con el fin de alcanzar y mantener un nivel aceptable en su funcionamiento y estructura.
Riesgo, 1. contingencia o proximidad de un daño. 2. Probabilidad de consecuencias perjudiciales o perdidas esperadas (muertes, lesiones, propiedad, medios de subsistencia, interrupción de actividad económica o deterioro ambiental) resultado de interacciones entre amenazas naturales o antropogénicas y condiciones de vulnerabilidad.
Vulnerabilidad, 1. Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente. 2. Condiciones determinadas por factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales, que aumentan la susceptibilidad y exposición de una comunidad al impacto negativo de amenazas.

La pertinencia del estudio del riesgo
El tema del riesgo y su gestión asociado a los fenómenos de origen natural se vuelve relevante por la importancia que han tomado hoy en día a nivel internacional los límites planetarios altamente conectados a los temas ambientales de la integridad de la biosfera, con el cambio climático, el desarrollo sostenible, la resiliencia urbana, y la ciudad sostenible, entre otros. Gestionar el riesgo es materia directa de la sustentabilidad, cuando hablamos de sociedades sustentables se hace referencia a comunidades culturalmente diversas, que conviven en territorios biodiversos, que se identifican como parte de la naturaleza, que reconocen y operan dentro de las fronteras ecológicas y planetarias, siendo menos reactivas y más preventivas frente a los fenómenos de origen natural que generan riesgos.
La gestión del riesgo viene también a formar parte de las Ciencias de la Sustentabilidad, un campo emergente del conocimiento que analiza las interacciones entre los sistemas naturales y sociales y cómo estas interacciones afectan la sostenibilidad social, económica y ambiental. Incluir en su análisis a las dimensiones ecológicas y humanas vuelve a estas ciencias y la gestión del riesgo en un tema obligadamente de abordaje interdisciplinario. Una genuina sustentabilidad incluye a la gestión del riesgo en su interés de construir diversidad de propuestas, tanto social, histórica como culturalmente heterogéneas, que buscan trascender la transgresión de las fronteras ecológicas planetarias, donde los fenómenos naturales siempre nos van a poner límites a la ocupación del territorio.
Sobre resiliencia y comunidades resilientes
Como tema, la resiliencia está en boga a nivel mundial por programas como el lanzado desde Naciones Unidas sobre la resiliencia de las ciudades, y por el patrocinio que brinda la Fundación Rockefeller, para el programa de Cien Ciudades Resilientes en el mundo. El término está hoy en día estrictamente asociado con el campo de los riesgos y desastres en ciudades; "desde hace algunos años, la noción o concepto de resiliencia es omnipresente en la retórica de la reducción de desastre. La movilización creciente de este término se evidencia en los discursos y acciones de instituciones internacionales en las políticas públicas y en el campo científico. Este discurso es particularmente visible en lo relativo a las ciudades". (METZGER, 2013, 24) []
El peligro y las desviaciones en las que se puede caer al asumir ciertos discurso de retórica política asociados a la resiliencia, donde se admite cada vez más la imposibilidad de eliminar los riesgos y las limitaciones de las políticas públicas de prevención y donde la responsabilidad recaen sobre los individuos y las comunidades locales y se centran únicamente en la preparación para el manejo de crisis y el desarrollo de sus capacidades de adaptación. Resiliencia no es lo contrario de vulnerabilidad, como también se ha querido mostrar, se puede ser muy vulnerable y a la vez muy resiliente, se recuperan las funciones normales después de un desastre, pero se sigue siendo vulnerable, riesgo éste que no pueden correr nuestras comunidades escasas de recursos económicos, vulnerables física y socioeconómicamente. Por tanto se debe tener muy presente que "la resiliencia socioambiental no puede ser construida de manera integral más que a partir de la coproducción de conocimientos mediante la praxis localizada y respaldada por el consenso social" (Delgado, 2015, 18)[], donde el Estado y sus instituciones con su políticas públicas y de planificación juegan un papel trascendental.
La resiliencia no debe caer en la trampa de solo actuar reactivamente esperando a que el desastre suceda, la resiliencia ante todo debe estar en de la capacidad de anticipar y planificar para el futuro. "Un plan que anticipa los efectos de los desastres futuros puede ayudar a una ciudad a resistirlos y reconstruirse cuando sea necesario. Por lo tanto, la capacidad de recuperación está fuertemente influenciada por la calidad de la gestión local, la capacidad de anticiparse a los acontecimientos y hacer cumplir los planes, la disponibilidad de información, la calidad de la infraestructura y los servicios que la ciudad provee" (ONU-Hábitat, 2015, 116)[]; pero a la vez es pertinente aclarar que no todo el peso recae sobre la gestión local, lo regional y lo nacional tienen peso y responsabilidades, las políticas públicas son las primeras garantes de la vida y bienes de sus ciudadanos.
Para el caso concreto de la gestión del riesgo volcánico, más que comunidades resilientes entendidas como las que se adaptan a las consecuencias de un desastre, necesitamos comunidades conscientes del riesgo y dispuestas en la medida de lo posible a evadir el riesgo no poblando o incrementando densidades poblacionales sobre las zonas de mayor amenaza claramente identificadas, contando para ello con respaldo local, regional y de políticas públicas estatales. El peligro de interpretar la resiliencia como la capacidad de recuperarse después de ocurrido un siniestro, y esperar a que este suceda, ante amenazas tan destructivas como un flujo de piroclastos y lava, donde no es posible que ser vivo subsista, si somos conscientes del riesgo que representan, la mejor actitud resiliente será la de desalojar el sitio al que se está expuesto.

La amenaza volcánica
Si bien esta investigación nace del interés de estudiar la problemática latente originada por la reactivación del Volcán Galeras, en cuya área de influencia se asienta la ciudad de Pasto, en el sur de república de Colombia y que aqueja a sus más de 500.000 habitantes, asentados en su área de influencia, la que cobija a 11 municipios; el riesgo volcánico es una realidad que aqueja a muchas áreas pobladas, alrededor de todo el mundo y la que debe ser abordada bajo el compromiso de todos sus actores implicados, ya sean estos institucionales o individuales.
Los volcanes activos a nivel mundial se cuentan por cientos y están asociados a las repliegues en el encuentro de las placas tectónicas y forman parte de la estructura geológica siempre cambiante de nuestro planeta tierra, como fenómenos naturales siempre han existido, son inherentes a la evolución geomorfológica de la tierra. Debido a que los suelos de su área de influencia son generalmente ricos en materia orgánica históricamente las poblaciones siempre los han preferido para asentarse, para las comunidades indígenas ahí asentadas, un volcán representa un hito en su cosmovisión. Son muchas las ciudades y millares de habitantes los que estando bajo el área de influencia de un volcán activo se ven amenazados por posibles erupciones de gran magnitud; en el continente Americano, ciudades capitales como Ciudad de México, Quito, San José de Costa Rica, y decenas de ciudades intermedias y poblados están asociados a área de influencia volcánica sobre todo en la cordillera de los Andes.
Hasta la fecha es poco lo que se avanzado en gestión del riesgo volcánico, debido a que los avances científicos en el conocimiento de los volcanes son recientes, y la incorporación de los avances tecnológicos para el monitoreo en tiempo real de su comportamiento data de finales del siglo pasado, lo que ha redundado en la tardanza de las políticas públicas que incorporen la gestión del riesgo en la planificación territorial como una medida urgente para minimizar la vulnerabilidad de las poblaciones que ahí se asientan.

La construcción social de la percepción del riesgo
Cuando de determinar pautas culturales se trata de cómo abordar la gestión del riesgo, entender como una sociedad ha construido su propio concepto riesgo va a ser clave; nos movemos en diferentes circunstancias extremas; desde la que no asume ninguna acción, ya que se da por sentado que la amenaza natural obedece a visiones mítico-religiosas; a posiciones del rigor científico naturista que se auto consideran como las únicas encargadas de definir el grado de riesgo; hasta llegar a la época actual de la globalización neoliberal, donde desde visiones economicistas todo se rige bajo los criterios del mercado y la responsabilidad de cada individuo.
Solo hasta los años 60 del siglo XX se inicia una corriente sociológica ligada a la investigación social de los desastres, sus estudios desarrollados se encuentran en un campo marginal en comparación a los realizados por las ciencias naturales e ingenieriles. Con el resurgir de la Ciencias Sociales desde aportes de la filosofía como los planteados por FEYERABEND (1991)[] con su etnografía del conocimiento y de HABERMAS (1988)[] con su dialéctica de la totalidad, surge un nuevo paradigma para entender la concepción del riesgo y su manifestación en el desastre, donde sus distintas visiones culturales, políticas y socioeconómicas son tenidas en cuenta, en lo que se denomina como la construcción social del concepto riesgo.
Para avanzar en el compromiso de la población afectada con la prevención del riesgo es importante la mediación de la construcción social riesgo, la que debe incorporar la comprensión de la amenaza del fenómeno objetivo y la percepción subjetiva del riesgo que sus poblaciones afectadas tienen. Si bien el aporte de las ciencias de la tierra va a ser fundamental para la valoración de la amenaza, también será importante el aporte de las ciencias sociales para la determinación de la vulnerabilidad.

El actual paradigma en la gestión del riesgo
El tema de la gestión del riesgo es relativamente recientemente abordado, sólo a raíz de los la declaratoria de Naciones Unidas de la década del manejo del desastre y la prevención del riesgo, en 1990, y particularmente con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA, se incentiva, promueve y apoyo a los Estados para que se comprometan con incluir en sus sistemas de planificación territorial la gestión del riesgo; por ejemplo para el caso concreto colombiano, tan solo hasta la promulgación del decreto número 1807 del 19 septiembre de 2014 se reglamenta la normatividad que obliga a los municipios a incorporar el riesgo como una variable importante a tener en cuenta en sus Planes de Ordenamiento Territorial. Para el caso particular sobre la gestión del riesgo volcánica, es menor aún la consideración de su pertinencia, ya que esta variable por ser menos recurrente en el tiempo (pero que de ocurrir puede ser más catastrófica) se maneja incluyéndose dentro de la generalidad de la gestión del riesgo, sin considerar las precisiones que sus particularidades ameritan.
A nivel institucional internacional se ha avanzado desde la concepción de la gestión del riesgo de una visión reactiva, donde se buscaba actuar después de ocurrido un desastre, a una visión proactiva que busca ante todo prevenir, para evitar o minimizar el riesgo, situación ésta que a través de los diferentes compromisos internacionales como: Los Objetivos del Milenio (2000), Río más 20 (2012), Objetivos del Desarrollo Sustentable (2015), Ciudades Resilientes (2015), entre muchos otros, comprometen a los Estados y sus instituciones a asumir tareas y asignar recursos para la prevención de los riesgos.
Los trabajos de Alicia Quispe (2011)[] en Brasil muestran que en materia de experiencias de gestión del riesgo en la planificación del territorio, para el caso latinoamericano la normatividad es reciente, y apenas se vienen incluyendo en los planes de Zonificación Ecológica y Económica y de Ordenamiento Territorial. Estos instrumentos que favorecen la aplicación del enfoque de gestión del riesgo al reducir los efectos negativos de la intervención humana sobre el territorio, también evidencian que si bien, se han venido creando marcos normativos en la temática de gestión del riesgo y adaptación al cambio climático en el ámbito nacional y subnacional, sin embargo, todavía se requiere impulsar cambios y también políticas adecuadas mediante las cuales las normas se hagan efectivas.

La gestión del riesgo y la planificación regional
Las lógicas neoliberales globales que imperan hoy en día en las políticas de nuestros Estados, los obligan a disponer de menos recursos en función del bienestar de sus pobladores, como consecuencia de la desregulación y de la privatización, lo que conlleva a reducir su papel asistencialista a nivel de educación, salud y servicios sociales, y se impone la determinación de transferir al individuo toda la responsabilidad para su bienestar, incluido el asumir todo tipo de riesgos. Dentro de esta misma lógica, en materia de gestión y planificación frente al riesgo, se quiere que sean los individuos, los que asuman la mayor parte de los riesgos, abriendo espacio para que sean los mercados de seguros los que entran a actuar en el ámbito de la protección, lo que terminan transformando a la seguridad en una mercancía más. Para garantizar la movilidad del capital entre regiones y países, la globalización económica exige de los países que las barreras como "La planificación y los controles medioambientales, así como otros impedimentos localizados han de ser eliminados, salvo en aquellas áreas que son cruciales para los intereses nacionales" (HARVEY, 2007: 73)[].
Como respuesta frente a esta disyuntiva que nos planteada el fenómeno global, cobra importancia el papel que desempeña la localidad y la región. El mercado global no puede existir sin el soporte de la infraestructura que le brinda el lugar, ya que es ahí donde se desarrollan los procesos productivos, las dos tendencias globalización y localización se tornan en las dos caras de una misma moneda, la una se necesita de la otra. Entender esta disyuntiva y obtener lineamientos que contribuyan a alimentar criterios para comprender cuál debe ser la respuesta desde las regiones para encaminarse por la senda de un desarrollo sustentable y a escala humana es el reto que anima a la reconceptualización de muchas disciplinas en las que su objeto de estudio se relaciona con el fenómeno de la espacialidad. Tal y como no lo plantea ESCOBAR (2000)[], la idea de regresar al lugar o la defensa del lugar como proyecto no son cuestiones irrelevantes, es ésta una corriente de conocimiento que le apuesta a una "teoría de la resistencia como respuesta a las teorías acerca de la globalización. El conocimiento `local´ es, en sí, una etiqueta apropiada para los mecanismos cognitivos y experimentales que están en juego en las relaciones de la gente con los entornos no humanos."

El método de la evaluación integrada (EI)
En la búsqueda un nuevo abordaje que exigen los problemas complejos aparecen aproximaciones metodológicas como la "evaluación ambiental integrada y participativa" (Participatory Integrated Environmental Assessment), utilizada para el análisis de problemas ambientales, la cual está inspirada en el marco teórico de la evaluación integrada EI, busca ir más allá de la investigación que se hace desde una sola perspectiva disciplinar o de la típica triangulación de las ciencias sociales. Este enfoque desarrolla procedimientos dialógicos de participación, pretende interconectar el conocimiento no experto con la fuente de los expertos.
Esta nueva línea de investigación emerge debido a la hasta ahora naciente existencia de procesos estructurados para abordar los problemas de alta complejidad interconectados a diversas escalas tanto temporales, espaciales como sociales, va más allá del análisis de la situación, a la que se le vincula un mayor número de variables y sus relaciones, y que ante todo considera la mayor diversidad de intereses sociales, económicos y políticos; asimismo intenta producir un nuevo conocimiento. Como nuevo método, en los últimos años se ha aplicado para resolver problemas ambientales complejos y se posiciona como una nueva perspectiva para la gestión del riesgo.
La Evaluación Integral supera el modelo lineal del científico proveedor de input experto al político, ya que tiene en cuenta la inclusión de los nuevos fenómenos y de la opinión de nuevos agentes a través por ejemplo de historias orales, informes de periódicos locales y de creencias y valores de las comunidades. Tal como no lo propone TÀBARA (2003)[] su implementación se desarrollan tres etapas: primero estructura el problema, lo analiza desde sus distintas variables y finalmente, comunica los resultados a los usuarios involucrados. El gran objetivo de la EI es el de constituirse en un nueva forma de integrar conocimiento cualitativo con el conocimiento cuantitativo, no se limita únicamente a conocer lo que la gente opina, sino ante todo lo que la gente sabe o necesita saber para opinar.

La matriz de la gestión del riesgo
De la síntesis de diferentes esquemas y diagramas de cómo abordar el riesgo, CARDONA (2010), EIR-ONU(2014), LAVELL (2011); y ante la necesidad de integrar las diferentes dimensiones que se trabajan por lo general de manera sectorizada desde cada una de las disciplinas, se propone esta matriz (ver Fig. 1) que incluye las variables más importantes que interviene tanto en la gestión del riesgo en general, como en su inclusión en la planificación territorial; comprende tres grandes categorías denominadas condiciones político administrativas donde se incluyen las variables relacionadas con el rol del Estado y su institucionalidad para garantizar la seguridad ciudadana; condiciones culturales y socio-económicas que abarca las variables relacionadas con la vulnerabilidad de los pobladores; y las condiciones físico naturales que tienen relación con la variables que ayuda a determinar el grado de amenaza.
Adentrarnos en esta Matriz permite entender la complejidad de la gestión del riesgo al mostrar el conjunto de interrelaciones tanto directas como indirectas entre las distintas variables, el papel que juega cada actor, y como desde una variable específica se puede reactivar toda su cadena tanto positiva como negativamente. Como ejercicio práctico, la Matriz se explica desde distintas experiencias concretas en la aplicación de la gestión del riesgo y la planificación territorial para el estudio de caso del Volcán Galeras.


Fuente: Esta investigación
Fig. 1- La matriz de la gestión del riesgo
Un mismo fenómeno natural puede producir más de un tipo de amenazas, lo que necesariamente implica un análisis y propuestas claramente diferenciadas para cada riesgo particular generado, por tanto la aplicación de la matriz propuesta se debe correr para cada tipo de amenaza específica, por ejemplo para el caso de la activación volcánica, se deberá aplicar, a caída de ceniza, a caída de piroclastos, a flujo de piroclastos y lahares, a flujo de lava, y a ondas de choque; cada caso requiere de su propio tratamiento, y lo por tanto no solo se producen varios mapas de amenaza, sino varios mapas de riesgo para un mismo fenómeno.
Esta propuesta de la Matriz de la Estructura de la Gestión del Riesgo permite entender la complejidad del gran conjunto de variables asociadas a sus diferentes dimensiones, se convierte en una guía para visualizar el camino que permita avanzar en la gestión del riesgo; como una herramienta metodológica, sirve tanto para visualizar alternativas de intervención, como para evaluar qué tanto se ha avanzada, donde están los aciertos y donde las falencias en la gestión del riesgo y su respectiva inclusión en la planificación territorial.

Diferentes formas de activar la matriz de la gestión del riesgo
En un proceso normal las interrelaciones de la gestión del riesgo funciona acorde a la matriz en forma directa y en su estructura vertical, pero pueden ser muy diversas las formas en que el proceso se active desde cualquiera de sus variables, tan solo por poner un ejemplo veamos cómo se activa la matriz desde la partición ciudadana (ver Fig.2).

Fuente: esta investigación
Fig. 2- Activación de la matriz de gestión del riesgo
Para el análisis del caso de la gestión del riesgo volcánico Galeras, se dio una situación excepcional que vale la pena destacar: en el proceso de reubicación que se viene adelantando por parte del Estado Colombiano de la población ubicada en la Zona de Amenaza Volcánica Alta del volcán Galeras (ZAVA), se está negociado con cada uno de los pobladores en forma individual con cada familia la compra de sus predios, para que cada uno en forma individual resuelva donde se ubica; proceso bastante cuestionado por cierto, ya que de entrada rompe el tejido social que por años han construido los habitantes de este sector de naturaleza comunal, y que no ha sido aceptado especialmente por la comunidad indígena del pueblo Jenoy; pero por otro lado, unos pobladores de la zona que por quedar al otro lado del límite de la línea que establecía la división de la zona de amenaza alta y que por lo tanto quedaban excluidos del programa de reubicación, ante la negativa rotunda de ser incluidos se organizan y ponen una Acción de Tutela por el derecho a la vivienda digna (literal A en la Fig.2) contra la Unidad de Gestión del Riesgo Colombiana, responsable del proceso de reasentamiento, que después de todo un proceso de negativas llega hasta el máximo órgano jurisdiccional de Colombia (literal B en la Fig.2), teniendo como principal fundamento que la información con que se había delimitado la ZAVA era obsoleta ya que corresponde a la 3ª versión del mapa de Amenaza Galeras que data de l997. Efectivamente la Corte Constitucional en su Sentencia T-269/15 de 2015 le da la razón a los demandantes y conmina a la institucionalidad técnico científica encargada de producir los mapas oficiales de amenaza volcánica, en nuestro caso al Servicio Geológico Colombiano (literal C en la Fig.2) para que produzca nuevo mapa. Es así como en diciembre de 2015 aparece la actualización en un nuevo conjunto de mapas de amenaza volcánica, que si bien mantiene elementos del mapa anterior, no cabe duda que se aumenta notoriamente la delimitación de las zonas amenazadas, por ejemplo la franja de la zona de flujo de lahares que atraviesa la ciudad de San Juan de Pasto que era considerada como zona de amenaza media, ahora se considera como zona de amenaza alta. Por tanto, si consideramos que cambia el insumo principal con el que se construyeron los escenarios de riesgo, los programas gestión del riesgo y de reubicación, y sobretodo el Plan de Ordenamiento Territorial de los municipios de la zona de influencia del volcán Galeras; cae de su peso que también se tendrán de actualizar todas las normas, reglamentos, planes y programas que tengan como referencia a los mapas de amenaza volcánica. He aquí un ejemplo de cómo un pequeño grupo organizado que acudiendo a los mecanismo que brinda la ley puede actuar efectivamente para que se tenga en cuenta sus derechos, sobre todo, como haciendo acopio de las nuevas informaciones y de la tecnología que disponemos se actualicen los insumos de la gestión del riesgo y de la planificación territorial.

La amplia gama de la interdisciplinariedad en la matriz de la gestión del riesgo
En la anterior matriz también se ha hecho el ejercicio de entender cuál es el rol que debe jugar cada uno de los profesionales de las distintas disciplinas, la planificación territorial no es tema que se aborda desde un solo sector, sino de verdaderos equipos interdisciplinarios, y al incorporar la variable gestión del riesgo, son muchos más los especialistas de otros campos los que se vienen a sumar tanto para entender, como para proponer cómo funciona y como es la interacción del ser social con su territorio que habita. Por ejemplo para el caso concreto del estudio de las diferentes amenazas y por ende de los diferentes riesgos ocasionados por un fenómeno de activación volcánica son muchos los equipos multidisciplinares que intervienen; profesionales de campos de conocimientos muy específicos como los vulcanólogos y geofísicos no solo vienen a sumarse, sino a interactuar con los otros equipos, porque no se trata solamente de incorporar nuevos saberes, sino como éstos llegan y son asimilados por los demás actores, y sobre todo, cómo son asumidos por las comunidades afectadas por los posibles riesgos.
Más allá de los profesionales de las ciencias de la tierra, para entender la magnitud de la amenaza, y de los expertos en ciencias sociales para visualizar la percepción del riesgo, se requiere de la interrelación de equipos multidisciplinares para avanzar en la gestión del riesgo y su concreción en el territorio. Planificadores territoriales, urbanistas, diseñadores urbanos y arquitectos, en asocio con una amplia gama de ingenieros (civiles, estructurales, sanitarios, eléctricos, etc.) encargados de influir en el modelamiento de las estructuras urbanas, no solo deben conocer de la trascendencia de la gestión del riesgo, sino están obligados a interpretar y traducir en la práctica de diseño y construcción de la espacialidad, los aportes técnicos específicos de los especialistas en valoración tanto de amenaza que genera determinado fenómeno, como el riesgo a que están expuestos los pobladores, sus bienes e infraestructuras. En esta tarea de incorporar la gestión del riesgo en la definición del uso y ocupación del suelo, los grupos interdisciplinares de planificadores territoriales asumirán su rol de ser los coordinadores de las interrelaciones de los otros grupos de la amplia gama de disciplinas que intervienen en la distintas faces de este complejo proceso.

Consideraciones finales
La inclusión de la variable gestión del riesgo, en la planificación territorial es una componente relativamente nueva, obedece más a la asociación que se hace con los temas de la sostenibilidad, y resiliencia urbana, tan de boga por estos tiempos, que a su alta pertinencia en cuanto a asegurar ante todo las vidas de los pobladores, ante todo, cuando tenemos que cada vez son mayores poblaciones expuestas en una sociedad cada vez más urbana, sus apuestas teóricas y metodológicas están en proceso de elaboración, y en ellas el papel de los distintos diseñadores del espacio y el territorio deben tener gran trascendencia.
El riesgo, como una más de las grandes variables de la dimensión ambiental, cobra importancia hoy en la sostenibilidad del territorio y en ese sentido es muy grande el aporte que se puede hacer desde la ocupación y uso del territorio para minimizar o evitar el riesgo asociado a fenómenos naturales. Avanzar en el proceso de la gestión del riesgo implica su inclusión en la planificación territorial, para lo cual se hace indispensable el compromiso de todos los actores que intervienen en el territorio, compromete a las políticas públicas, con su andamiaje de instituciones y leyes, a comunidades organizadas y participativas, y equipos de planificación interdisciplinares, para lo cual se debe abordar el reto de integrar a los diferentes campos del diseño a otras disciplinas en el estudio de las estructuras y procesos urbanos en la ciudad contemporánea.
La gestión integral del riesgo invita a entender el territorio en su totalidad, como una unidad de planificación, no fragmentada por las divisiones políticos administrativas, que en muchos casos obedece a decisiones arbitrarias de fragmentación territorial, que siguen más a intereses diferentes a su naturaleza propia; por tanto una visión desde la gestión de riesgo va hacer un aporte a la planificación regional, que sin desconocer lo local, va a entender un área influenciada por un riesgo originado en un fenómeno naturales en su integridad físico espacial.
La resiliencia al tornarse en una palabra clave en la retórica de la acción pública y de los programas de sustentabilidad de las organizaciones internacionales, debe ir más allá de la solo búsqueda de la capacidad de recuperación ante un desastre, se requiere tener claro que un sistema social es resiliente, si como un sistema es capaz de absorber choques y, al mismo tiempo, de mantener su estructura fundamental y su trayectoria, lo que implica ante todo preservar su tejido social, e identidades cultural.
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Referentes
[] Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres EIRD-ONU (2014): Vivir con el Riesgo: Informe mundial sobre iniciativas para la reducción de desastres. New York.
[] METZGER, P. y ROBERT, J. (2013). Elementos de reflexión sobre la resiliencia urbana: usos criticables y aportes potenciales. Territorios No. 28, Bogotá, octubre 2013. http://hdl.handle.net/10336/8193
[] DELGADO, G. et al. (2015): La sustentabilidad en el siglo XXI. Interdisciplina, Sustentabilidad, Centro de Investigaciones interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-UNAM, México.
[] ONU-Hábitat (2014): Planeamiento urbano para autoridades locales. Kenia.
[] FEYERABEND, P. (1991). Diálogos sobre el conocimiento, Ed. Cátedra, Madrid
[] HABERMAS, J. (1988): La lógica de las ciencias sociales. Tecnos, Madrid.
[] QUISPE, A. (2011): Lecciones Aprendidas de la Gestión del Riesgo en Procesos de Planificación e Inversión para el Desarrollo. Memorias del Taller Internacional. EIRD y GIZ, agoto 2011, Lima.
[] HARVEY, D. (2007): Breve historia del neoliberalismo. México D.F.: Akal
[] ESCOBAR, A. (2000): El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: ¿Globalización o postdesarrollo?. Carolina del Norte: Universidad North Carolina.
[] TÀBARA, J. (2003): Participación cualitativa y evaluación integrada del medio ambiente y de la sostenibilidad. Análisis Geográfico No. 42, 2003. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona.
[] CARDONA, O. Et al. (2010). Entendimiento y Gestión del Riesgo Asociado a las Amenazas Naturales: Un Enfoque Científico Integral para América Latina y el Caribe. Rio de Janeiro y México: CONACYT.


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