George Simmel y Erving Goffman o el entramado de la interacción social

July 22, 2017 | Autor: J. Janacua Benites | Categoría: Psicología Social, Filosofía de la Cultura
Share Embed


Descripción

Georg Simmel y Erving Goffman o el entramado de la interacción social Por: Jesús Janacua Benites4 Facultad de Psicología Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Resumen: El rasgo aparentemente aproblemático con que la vida cotidiana se aparece ante los ojos de las personas, hace que sea en realidad difícil prestarle atención y por lo tanto cuestionarla. Parte de nuestra vida cotidiana, es sin duda, la interacción social que en ella se desarrolla. Sin embargo, la interacción social ha pasado, en general, desapercibida por las disciplinas que conforman las ciencias sociales. Se le ha prestado poca atención no obstante el carácter altamente contingente que representa para la estructuración de la vida como un continuum de encuentros y desencuentros. En este sentido, el objetivo de este ensayo es realizar un acercamiento al trabajo de dos sociólogos, que aunque no fueron contemporáneos, se preocuparon por estudiar la interacción social: Georg Simmel y Erving Goffman.

“El auténtico conocimiento sociológico se nos revela a través de la experiencia inmediata, en las interacciones de todos los días” Coulon, A. (2005, 17)

Georg Simmel Georg Simmel (1858-1918), filósofo alemán cuyas reflexiones tarde o temprano lo llevaron a estudiar la interacción social y por lo cual también recibe el apelativo de sociólogo, consideraba que el estudio de la interacción social podía llevar a una mejor comprensión de los fenómenos sociales mayores, es decir, el arte, la religión, el Estado, etc., y que a su vez estas estructuras condicionan y estructuran las interacciones sociales. Contemporáneo de Emile Durkheim y Max Weber, su obra sociológica no fue tan reconocida como lo es ahora. Esto se debió en parte a que los trabajos de Georg Simmel 4

[email protected]

Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

10

pertenecían más bien a una esfera que no era la de la sociología académica ortodoxa de la época representada por las definiciones nominalistas de la sociedad. Por otro lado, el fuerte antisemitismo que se vivía en la época (Simmel era judío) fue también, quizá, un factor determinante para que tanto su cátedra de la universidad de Berlín como su obra no fuera debidamente reconocida. Sin embargo, según David Frisby (1990) puede considerarse a Simmel como el primer sociólogo de la modernidad por prestar atención a lo fugitivo, a lo efímero y contingente, que es como caracterizaba Charles Baudelaire a la modernidad. “Ningún sociólogo antes que él –dice David Frisby- había tratado de captar los modos de experimentar la vida moderna o los momentos fugitivos de la interacción” (Frisby, 1990, 65). Simmel concebía a la sociedad como la suma de los elementos que la conformaban y la interacción entre estos, por lo tanto no era la sociedad en su conjunto lo que la sociología debía estudiar, sino la interacción social ya que la sociedad no sería sino: “Solamente el nombre de la suma de estas interacciones… No es por tanto, un concepto unificado y estable sino gradual… de acuerdo con el gran número y cohesión de las interacciones que existen entre personas dadas. De este modo el concepto de sociedad pierde por completo la faceta mística que el realismo individualista quisiera ver en él” (Simmel citado por Frisby, 1990, 77).

Simmel afirma que es en las interacciones sociales que las formaciones sociales tienen su origen. De esta manera, Simmel distingue entre “cultura individual (subjetiva)” y “cultura objetiva”. Según George Ritzer (2001, 274), la cultura objetiva “se refiere a las manifestaciones que las personas producen (el arte, la ciencia la filosofía, etc.)” que con el tiempo incluso llegan a aparentar vida propia, a lo que Simmel llama cosificación. De igual manera, M. Steinholf citado por Frisby (1990, 101) comenta que tales “estructuras objetivas se presentan en los más diversos tipos de fenómenos: como órganos específicos de la división del trabajo, como símbolos cohesivos, como normas de validez intemporal.” Además, para Simmel tales procesos de cosificación “aparecen como productos y funciones de una estructura impersonal” y por lo tanto “se enfrentan al individuo como Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

11

algo objetivo, separado de las condiciones de la vida personal”. (Simmel citado por Frisby, 1990, 101). Mientras tanto, la cultura subjetiva es, según Ritzer (2001, 274), “la capacidad del actor para producir, absorber y controlar los elementos de la cultura objetiva”. En este sentido, la cultura individual subjetiva parece modelar a la cultura objetiva al mismo tiempo que la cultura objetiva modela a la cultura subjetiva. Aquí radica la importancia y la necesidad, para Georg Simmel, de estudiar la interacción social pues es en ella que se puede apreciar la formación de las estructuras sociales mayores. Coser, citado por Ritzer (2001, 282), interpreta a Simmel: “Las estructuras supraindividuales mayores (el Estado, el clan, la familia, la ciudad o el sindicato) no se convierten sino en cristalizaciones de esta interacción, si bien pueden proporcionar autonomía y permanencia y enfrentarse al individuo como si fueran poderes ajenos”.

Así, de la interacción entre la cultura subjetiva y la cultura objetiva resulta lo que de manera laxa podríamos definir como la sociedad. Ciertamente a la sociedad la forman los individuos que en ella viven, sin embargo, tales individuos no poseen la sociedad en sí, sino que depende de la interacción que los nuevos individuos mantengan con las personas ya socializadas. No obstante, los individuos también poseen cierta autonomía, que Simmel llama apropiación, de ciertos elementos de la cultura y de la sociedad, para modificarlos. Erving Goffman. De origen canadiense, Erving Goffman nació un once de junio del año de mil novecientos veintidós en Mannville, Alberta, Canadá y, al igual que Georg Simmel, era judío. Aunque durante su infancia sintió inclinación por la química, llegaría incluso a matricularse en la Universidad de Manitoba en la especialidad de química (Winkin, 1991), pronto descubrirá su pasión por la sociología. Reconocido por metaforizar la interacción social como una puesta en escena, es posible que Goffman haya estado fuertemente influenciado por las ideas y el trabajo que ocupó en 1943 en el National Film Board al momento de escribir su perspectiva dramática Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

12

de la interacción, misma que sostendrá hasta su muerte en el año de mil novecientos ochenta y dos. Para Erving Goffman, la interacción es entendida como “la influencia recíproca de un individuo sobre las acciones del otro cuando se encuentran ambos en presencia física inmediata” (Goffman, 1981, 27). Así, se sobreentiende que la sociedad para Goffman está compuesta por individuos y sus relaciones entre ellos. Para Goffman, la “sociedad establece los medios para categorizar a las personas y el complemento de atributos que se perciben como corrientes en los miembros de cada una de esas categorías” (Goffman, 1970, 11). Se hace necesario así, para Goffman, que cuando una persona llega ante la presencia de otra persona, ambas querrán obtener información que les permitirá saber de antemano cuál es el curso que la interacción debe tener. A esto Goffman le llamó “Definir la situación”. “…definir la situación… quiere decir responder a la pregunta (explícita o no) sobre qué está sucediendo; significa establecer los límites del comportamiento apropiado, el marco que distingue el episodio y sus contenidos de otras realidades sociales cercanas o parecidas, cualificar a los sujetos según el tipo de rol y personaje que encarnan en esa ocasión” (Wolf, 2000, 35).

En esta perspectiva subyace un concepto goffmaniano del yo que tiene que ver con que toda persona es lo que es según el momento interactivo en el que se encuentre. Es decir, el yo depende de la situación interactiva en que se encuentre, así, si una persona llega ante la presencia de otras y se presenta a sí misma como encuestadora, deberá mostrar los atributos de un encuestador so pena de perder o no ganar la credibilidad en el papel que está ejecutando. Aquí es donde, en la perspectiva goffmaniana de la interacción, entra el concepto de “actor”. Es decir, si en todo momento vamos a comportarnos de acuerdo a la situación en que nos encontramos, se entiende entonces que vamos a ofrecer diversas “realizaciones dramáticas” o atributos de acuerdo al papel que nos toca actuar.

Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

13

En este sentido es que la perspectiva de Erving Goffman recibe el nombre de “perspectiva dramática” puesto que para él, toda interacción mantiene una similitud con una puesta en escena, con una obra de teatro en la que se tienen actores y un público que observa la actuación (Caballero, s/f). Así, toda interacción social para Erving Goffman, está –o debería estar– constituida por equipos. Por el término equipo Goffman entiende “cualquier conjunto de individuos que cooperan para representar una rutina determinada” (Goffman, 1981, 90). Porque en algo podemos estar de acuerdo –dice Goffman parafraseado por Winkin (1991, 59)– “la gente hará todo lo posible por evitar una escena”. Es en este sentido que Goffman habla de equipos, puesto que se supone que en general cuando una persona entra en interacción con otra persona o grupo de personas, ambos lados harán lo posible por que la interacción se efectúe sin problemas. Así, siempre que se entra en interacción se entra en un compromiso, el compromiso que le supone estar delante de otras personas (Goffman, 1970ª). De esta manera, la interacción social es entendida por Goffman como el encuentro físico entre dos personas o más en el cual se establece el compromiso de sacar adelante la interacción. Este modelo dramático de estudiar la interacción ha sido criticado a la vez que también ha sido reconocido por la gran facilidad con que es metaforizar a la interacción con una puesta en escena. Convergencias y divergencias Después de haber estudiado ambas posturas: George Simmel y Erving Goffman, surge a nuestro parecer una pregunta: ¿Cuál es la importancia, la necesidad o la pertinencia de fincar la atención en la interacción social? Para Simmel, como ya lo mencionamos más arriba, el estudio de las interacciones sociales fugitivas, efímeras y contingentes conlleva a una mejor apreciación de la formación de las estructuras sociales mayores como el Estado, la familia, la religión, el arte, la ciencia, la economía puesto que es precisamente en esas interacciones sociales que éstas estructuras objetivas tienen su origen y cobran y recobran sentido al mismo tiempo que Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

14

estas formaciones sociales estructuran las interacciones sociales de las personas como individuos. Por otro lado, para Goffman las formaciones sociales mayores, a lo que Simmel denominó “cultura objetiva” tienen importancia, sin embargo, a lo largo de su obra no les dedica mucho espacio. Incluso es ésta una de las críticas que su obra recibió: “La sociología de Goffman, echa muchas veces de minúsculas descripciones de acciones sociales obvias, le ha valido especialmente dos acusaciones, una de excesiva atención hacia los aspectos irrelevantes de las interacciones, con el consiguiente desinterés por la realidad de las estructuras que fundamentan la sociedad; la otra de falta de historicidad, derivada de su descripción fenomenológica de las situaciones sociales.” (Wolf, 2000, 22)

De esta manera, la perspectiva goffmaniana no pretende, al parecer, explicar la totalidad de la sociedad a partir de la interacción social inmediata, sino que toma la interacción como su foco de atención. Goffman no da un papel tan afirmativamente constructivo a la interacción social para con las formaciones sociales superiores al contrario de Simmel. Para Anthony Giddens (2006, 144), el estudio de la interacción social inmediata es parte de las rutinas de la vida cotidiana, y así, adquieren gran importancia pues con su constante irrupción “estructuran y conforman lo que hacemos” además de que “nos revela de qué manera actuamos los seres humanos de forma creativa para conformar la realidad” y “arroja luz sobre instituciones y sociales más amplias”. En este tenor de ideas invitamos a la reflexión sobre la interacción social cotidiana, aquella que tenemos todos los días en nuestras rutinas diarias y que conforma la totalidad de lo que hacemos y somos. Una revisión más meticulosa de la interacción social cara a cara permitirá los estudiosos de lo social se percaten de que varios de los fenómenos que anteriormente han sido considerados como existentes en sí, no son sino el resultado de ciertas interacciones sociales inmediatas.

Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

15

Referencias bibliográficas Caballero, J. (s/f) La interacción social en Goffman. En Revista Española de Investigaciones Sociológicas. Madrid. Coulon, A. (2005) La etnometodología. Madrid: Cátedra. Frisby, D. (1990) Georg Simmel. México: Fondo de Cultura Económica. Giddens, A. (2006) Sociología. Madrid: Alianza. Goffman, E. (1970a) Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Buenos Aires: Amorrortu. Goffman, E. (1970) Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu. Goffman, E. (1981) La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu. Ritzer, G. (2001) Teoría sociológica clásica. México: McGraw Hill. Winkin, Y. (selecc) (1991) Los momentos y sus hombres. Barcelona: Paidós. Wolf, M. (2000) Sociologías de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra.

Revista Psi(y)que?

1ª Edición

Número 3 Marzo 2013

16

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.