Gente de Nubes y caminos lejanos. Presencia foránea en Teotihuacan, la movilidad poblacional de Tlailotlacan, en el periodo Clásico Mesoamericano. Tesis de Maestria.

July 17, 2017 | Autor: Nukyen Archer | Categoría: Teotihuacan, Paleodemography, Mesoamerican Studies, Tlailotlacan, Ancient Migrations
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Descripción

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DIVISIÓN DE POSGRADOS POSGRADO EN ANTROPOLOGÍA FÍSICA

INAH

SEP

Gente de Nubes  y  caminos lejanos.   Presencia foránea en Teotihuacan, la movilidad  poblacional de Tlailotlacan,  en el periodo Clásico  Mesoamericano. TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN ANTROPOLOGÍA FÍSICA PRESENTA JORGE NUKYEN ARCHER VELASCO

  DIRECTOR DE TESIS: DR. ALLAN ORTEGA MUÑOZ 

COMITÉ TUTORIAL: DRA. VERONICA ORTEGA CABRERA   

 

 

  DRA. LOURDES MARQUEZ MORFIN  

Investigación realizada gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)

MEXICO, D.F.

2015

   

Dedicatoria: para Leonardo Archer Me vaya mal o vaya bien Siempre sabrás que aquí estaré Aquí estaré…… (Fragmento de Aquí Estaré de Avalanch)  

                                         

 

AGRADECIMIENTOS Este trabajo no hubiera podido ser posible sin el apoyo Escuela Nacional de Antropología e historia, por recibirme por segunda ocasión y en especial al Posgrado en Antropología Física. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por la beca otorgada. A la Zona arqueológica de Teotihuacan y al Centro de Estudios Teotihuacanos, por permitir el uso de sus instalaciones. Mi reconocimiento y eterno agradecimiento a mi director al Dr. Allan Ortega, por su paciencia, amistad, por compartir su casa, sapiencia, sabiduría y humildad. A mis asesoras la Dra. Verónica Ortega Cabrera, por dejarme emprender este viaje al Tlailotlacan y compartir su conocimiento. A la Dra. Lourdes Márquez Morfin, por sus consejos y guía en el desarrollo de este trabajo. A la Dra. Margarita Meza, por su ayuda. Al Dr, Héctor Martínez por su apoyo y gran disposición. A la Dra. Patricia Hernández, asesoría. Al Dr. Michael W. Spence, por su ayuda y disposición a pesar de la distancia. A la Dra. Rebecca Storey, por permitir revisar a los Tlajingueños. En especial al ASU-Managed Archaeological Research Facility at Teotihuacan y a Dra. Oralia Cabrera por las facilidades que se me proporcionaron. A la Dra. Linda Manzanilla por su amable asesoría (off the record). Al Dr. Ernesto González Licon A la banda de Templo Mayor, el Dr. López Lujan, Mtra. Ximena Chávez y a la Dra. Julia Pérez, por recibirme y compartir ideas. A los participantes del Proyecto Barrio Oaxaqueño, a Andrés Casanova, Hussein Amador, Freddy Espinosa, Laura Bernal, Octavio, Ángeles Espinoza, Ángeles (Arqueóloga), Víctor Bolaños, al buen Rodolfo, Elsa, Miguel y finalmente a los trabajadores, Don Luis (aunque ya no quiera excavar muertos), Don Miguel, a los Tlailocanos que se dejar comprender y analizar. A mis profesores de la E.N.A.H. que se adelantaron, que me enseñaron que la osteología no solo era analizar un hueso, Leonardo Manrique†, Arturo Romano Pacheco†, Eyrá Cárdenas† y Andrés Gutiérrez† (que por su culpa llegue a Teotihuacan) y los que me faltaron que cambiaron mi forma de pensar. Mis compañeros de la Maestría E.N.A.H., al club de Tobi (Fernanda, Waldir (Wallace), al buen Paulo), a mi estimado Fernando por su amistad, Antinea por sus sarcasmos, Samantita Negrete, Samantota, a Axayacatl, a Karlita de Chetumal por su amistad y todos lo que me faltaron. Al buen Javier Jiménez por su paciencia en el Posgrado. A mis profesores del posgrado, la Dra. Florencia, la Dra. Oana, al Mtro. Juan Manuel Arguelles y a todos los que me faltaron. Al personal e investigadores de la M.Z.A.T. por su amabilidad. A Mari y Joaquín. A la familia de Vero, Antares, Adara y Aldo por dejar que les robara a su mama y esposa para revisar y asesorarme.

A la banda del INAH delegación Chetumal, por recibirme, Wesley, Javier Romero, Javier (Famélico) y todos los trabajadores me dejaron pasar un tiempo estupendo por el sureste. A la Universidad de Quintana Roo y a los profesores y compañeros de esos lares. A mi familia, por su apoyo incondicional: Mi esposa Gloria, mi Hijo Leo, mis papas Carlos y María, mi hermanita Naku, mis suegros Agustín y Dolores, mis cuñados Alfonso y Agustín y mi sobrina Ana Laura. Finalmente a todos los que se fueron antes, en especial mi abuelita Guadalupe Chávez† y mi tío Roberto Archer†.

Contenido RESUMEN ................................................................................................................................... 3

CAPÍTULO 1 Introducción ................................................................................................ 5 La migración y la bioarqueología: su estudio ..................................................................... 9 Hipótesis ................................................................................................................................ 12 Objetivos ................................................................................................................................ 12 Metodología ........................................................................................................................... 13 Sistema de codificación ....................................................................................................... 14 La muestra ............................................................................................................................. 15 Índice de juvenilidad para el estudio de la migración y la fecundidad ......................... 21 Análisis de modificación cefálica intencional ................................................................... 23 Análisis del sistema de enterramiento .............................................................................. 26 Análisis cuantitativos aplicados .......................................................................................... 30

CAPÍTULO 2 Marco Teórico ............................................................................................ 31 Estado del arte sobre los estudios bioculturales en Teotihuacan................................. 31 Los primeros trabajos finales del Siglo XIX y primera mitad del Siglo XX .................. 31 Segunda mitad del Siglo XX ............................................................................................... 34 Siglo XXI, primeros años ..................................................................................................... 41 Marco teórico ..................................................................................................................... 42 Etnia y multiétnico ................................................................................................................ 43 Enclave étnico ...................................................................................................................... 44 Migración y comercio ........................................................................................................... 46 Migración e identidad étnica: asimilación ......................................................................... 49 Migración y fecundidad ........................................................................................................ 50

CAPÍTULO 3 Contexto socio cultural de las poblaciones analizadas .......... 58 Migración en el periodo Clásico Mesoamericano ............................................................ 58 Relaciones comerciales entre Teotihuacan y otros centros urbanos de Mesoamérica y con especial atención hacia la Región de Oaxaca ...................................................... 59 Teotihuacan ........................................................................................................................... 60 La ventilla ............................................................................................................................... 62 Tlajinga 33 ............................................................................................................................. 70 Tlailotlacan............................................................................................................................. 71 Patrón funerario teotihuacano ............................................................................................ 75 1

Región de Oaxaca ................................................................................................................ 76

CAPÍTULO 4 Resultados ................................................................................................. 80 Índice de juvenilidad y la movilidad poblacional .............................................................. 80 Análisis comparativo de la modificación cefálica cultural............................................... 82 Análisis de costumbres funerarias ..................................................................................... 83 Sistema de enterramiento ................................................................................................... 84 Fase Tlamimilolpa ................................................................................................................ 84 Comparación según tipo de continente del depósito funerario ........................ 90 Ajuar funerario u ofrenda..................................................................................................... 94

CAPÍTULO 5 Discusión ..................................................................................................... 98 Modificación cefálica intencional ...................................................................................... 103 Costumbres funerarias ...................................................................................................... 103

CAPÍTULO 6 Conclusiones ........................................................................................... 106 BIBLIOGRAFIA ...................................................................................................................... 108

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RESUMEN El estudio de la antigua ciudad de Teotihuacan, constituye un reto, derivado principalmente de lo variado de la información que se ha obtenido a lo largo de más de cien años de

estudios arqueológicos. El tratar de comprender la

movilidad poblacional de un sitio de “gente foránea”, nos ha llevado a entender un poco más la dinámica de la población teotihuacana. El presente estudio versa sobre la comparación de tres series esqueléticas contemporáneas de la antigua ciudad de Teotihuacan, lo anterior con el fin de establecer si existió o no movilidad poblacional en el área conocida como Tlailotlacan, habitada según las investigaciones por personas de procedencia foránea. El estudio fue realizado a partir del análisis de la información demográfica derivada del análisis del índice de juvenilidad a partir de estimar la proporción de individuos juveniles, para tratar de establecer si existió movilidad poblacional en la población. Adicionalmente se realizó la comparación de las características bioculturales, como lo son las costumbres funerarias y la modificación cefálica intencional. Los resultados obtenidos muestran diferencias entre las tres series esqueléticas, lo cual lleva a concluir que existió una diversidad dentro de la población “típica” teotihuacana y las de procedencia extranjera. En cuanto a si existía movilidad o no en el sitio se encontró que las poblaciones teotihuacanas, sufrieron un incremento poblacional de la fase Tlamimilolpa a la Xolalpan y Tlailotlacan fue una población que mantuvo una población estable lo

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cual pudo ser derivado de la constante movilidad que se suponemos que esta área tuvo.

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CAPÍTULO 1 Introducción Teotihuacan fue una de las ciudades más importantes en el periodo Clásico mesoamericano, cuyo desarrollo sociocultural, estuvo circunscrito entre los años 100 y 550 d.C. Esta ciudad abarcó una área cercana a los 20 km2 y pudo haber albergado entre 125,000 a 200,000 habitantes en su apogeo, entre el año 400 y el 500 d.C. (Millon, 1973). La ciudad contó con una ubicación privilegiada en la convergencia de una de las rutas comerciales más importantes de Mesoamérica, (López Austin y López Lujan, 2010) lo que facilitó el movimiento de mercancías entre las diferentes regiones de esta área cultural (figura 1.1). Aunque la población general podría haber pertenecido a etnias nahua u otomí, existieron importantes núcleos poblacionales de personas de otros lugares, como lo es de Oaxaca, el Golfo de México, de la Zona Maya (Rattray, 1997, 2001), y del Occidente, por lo que es considerada como una ciudad multiétnica (Rattray, 1987; Manzanilla, 2012).

Figura 1.1. Mapa de Mesoamérica y del Centro de México donde se observa la ubicación de Teotihuacan.

Fuente: Taube, 2000.

La conformación multiétnica de la ciudad pudo haber sido el resultado de numerosos reacomodos demográficos que iniciaron alrededor del año 150 d.C., 5

derivados de una serie de eventos, que detonaron cambios sociales y políticos en la Mesoamérica del Preclásico Tardío, principalmente en el Centro de México, Valles Centrales de Oaxaca, Mixteca Alta, Golfo de México y Zona Maya (Reese-Taylor 2011:32). Un ejemplo de esto es el Valle de México, que fue una de las regiones que sufrió cambios demográficos entre el año 200 y el 245 d.C., principalmente por las erupciones volcánicas del volcán Popocatepetl y posteriormente del Xitle (idem:33). Igualmente en el área del actual estado de Oaxaca, específicamente en Monte Albán y los Valles Centrales, alrededor del año 200 d.C., se suscitaron conflictos sociales entre los grupos de elite y las poblaciones subyugadas, donde se registró evidencia arqueológica de posibles conflictos bélicos y de abandono de asentamientos (Winter, 2001; Joyce, 2010; Reese-Taylor, 2011). Estos conflictos locales pudieron ser un detonante de migraciones, y uno de los destinos pudo haber sido Teotihuacan, como lo demuestran las evidencias arqueológicas registradas en el área denominada como Tlailotlacan, hacia el año 200 d.C. (Spence, 1992). En esta época, posiblemente derivado de la gran cantidad de migrantes, la administración de la ciudad inicia un crecimiento urbano controlado en forma axial u ortogonal, de acuerdo con Manzanilla (2007). Este sistema de ordenamiento urbano pudo haber sido una forma de regular las constantes migraciones y a los pobladores de las diversas etnias que ya habitaban la ciudad y a los recién llegados. Bajo este esquema se construyeron asentamientos, en los cuales los gobernantes imponían las normas culturales homogeneizantes que debían de seguir los habitantes, como los criterios de

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construcción, la cerámica, la religión, así como los ritos de paso, en otras palabras, las transiciones de la vida y la muerte (Torres y Cid, 2011). A partir del año 200 d.C. la ciudad, se organiza por medio de conjuntos habitacionales de planta rectangular, que son edificios auto contenidos, con sistemas de patios, plataformas y pasillos, estos contienen áreas de “departamentos”, que albergarían familias, y se piensa que pudieron habitar en ellos de 60 a 100 personas (Storey, 1992). Son considerados como la célula básica de la organización social y política de la urbe (Cowgill, 2008). El siguiente nivel urbano es el “Barrio”, que es un conglomerado de conjuntos habitacionales, que se piensa que estuvieron organizados y ocupados por personas que compartían lazos familiares, ocupacionales y posiblemente étnicos (Sánchez y González, 1999). Con el fin de explicar cómo se conforma una ciudad, como lo fue Teotihuacan, Cowgill (2004) menciona que las ciudades surgen a partir de la “persuasión u obligación” que se da a los individuos de congregarse en ciertos lugares, donde se establecen identidades y legitimidades con un lugar de origen en particular, lo cual fundamenta su pertenencia e identidad como “ciudadanos”, de esta conformación de ideales surgen estructuras políticas y religiosas que sirven de base a la sociedad (op. cit.). En este sentido, Teotihuacan como ciudad puede ser concebida como un crisol de identidad y de agrupaciones, con la existencia de núcleos poblacionales (barrios) que surgen a partir de los agrupamientos familiares, étnicos y laborales, en muchos casos producto de la inmigración (Wirth, 1938; Cowgill, 2004, 2008).

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Los núcleos poblacionales teotihuacanos (como Tlajinga 33 y La Ventilla), se caracterizan por lo que se piensa es una homogenización cultural hacia lo “teotihuacano”, principalmente por sus patrones constructivos, arquitectónicos y funerarios (Cabrera 1999; Millon 1981; Serrano y Lagunas 1974, 1999; Storey 1992). Otros como Tlailotlacan, se ha expuesto que no cumplen enteramente con esta premisa (Spence, 2002; Clayton, 2009; Archer, 2012; Ortega C., 2014; Palomares 2003), debido posiblemente a una continua movilidad de población foránea. La migración es uno de los fenómenos demográficos que hace que las ciudades crezcan. El estudio de la migración humana desde la antropología se ha encargado de observar las interacciones interculturales, en el sentido de cómo éstas repercuten en las sociedades a través del tiempo. También se ha enfocado en la obtención de datos y en responder el cómo, cuándo y por qué migran los grupos humanos, para que de esta forma podamos interpretar el impacto de los movimientos poblacionales en las culturas y las sociedades. La migración, vista desde la antropología, trata de explicar los cambios biológicos, la transición cultural y lingüística que los migrantes sufren (Brettell y Hollifield, 2007; Holobinko, 2012). Los migrantes que llegan a las ciudades por lo regular se integran a la economía por medio de empleos que no requieran mayor especialización, la integración a las dinámicas urbanas, primero se da al vivir en lugares donde se encuentren personas de la misma región o etnia (Brettell, 2007), esta primera integración de los migrantes se conoce como enclave étnico. A nivel doméstico los miembros del enclave, tienden a compartir áreas espaciales comunes, mantienen prácticas culturales que difieren de los pobladores locales como lo 8

pueden ser el vestido, la comida, la religión, el tratamiento mortuorio, entre otras (Stein, 2005). La migración y la bioarqueología: su estudio El análisis de la migración desde la antropología física, específicamente desde la bioarqueología, se ha enfocado en el establecimiento de patrones de cambios genéticos (micro evolutivos), bioculturales, derivados de la movilidad y el poblamiento (Budd et al., 2003; Melton, 2005; Palsson, 2007; Tiesler y Ortega M., 2013, Tung, 2008; Spence y White, 2010) y sobre todo relacionados a una base étnica (véanse los trabajos referentes a ello en Cucina, 2013; Hernández y Pool, 2010). La conformación de una identidad étnica, se ve como la auto conceptualización de los individuos, resultante de la identificación con un grupo con origen cultural o geográfico común, en oposición a otros grupos (Jones, 1989). En base a lo anterior, los criterios que se pueden usar en la identificación de un grupo étnico, desde la Bioarqueología, son: las modificaciones culturales como la craneal o la dental, las cuales pueden responder a modas impuestas por tradiciones o reguladas por instituciones sociales (Tiesler, 2012; Tiesler y Zabala, 2009:77). Así mismo, las prácticas funerarias son un rasgo que caracterizan a los grupo humanos, los componentes de análisis básicos son la edad, el sexo, el estatus social, los rasgos de pertenencia dentro del grupo y los referentes a diferencias en la disposición de los individuos tanto espacial como temporalmente (Binford, 1971:25).

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Los cambios culturales se pueden deber a dos factores, los grupos son asimilados, cuando éstos son migrantes o bien el número de individuos de un grupo en particular desciende hasta su desaparición (Van den Broek, 2007). En un proceso de asimilación el cambio en las costumbres funerarias puede ser atribuible a una imposición de creencias, aunque el remplazo de éstas es relativo a la conservación cultural y a las similitudes en los elementos rituales de dos culturas, lo que lleva al paulatino reemplazo de una por la otra (Binford, 1971:24). Sin embargo, a pesar de las presiones culturales hacia la asimilación, pueden existir elementos culturales que se mantienen constantes (Barabas, 2006:124), como se puede observar en el estudio de Tiesler y Ortega M, (2013) donde reportan la continuidad de uso de la deformación craneana paralelepípeda entre cierto segmento de población que bien podría ser migrante. Entre los trabajos de osteología cultural del estado de Oaxaca en la región de los Valles Centrales, Javier Romero (1983) menciona, que la modificación cultural de la cabeza en Monte Albán se inicia hacia la época II (50 a.C. al 350 d.C.), siendo la tabular erecta la más común; hacia la época IIIa (350-450 d.C.) se hace más frecuente la tabular oblicua. Winter y colaboradores (1995), mencionan que en los entierros encontrados

durante

el

Proyecto

Especial

Monte

Albán

1992-1994,

presentaban un regular estado de conservación, no obstante pudieron apreciar que la mayoría de ellos presentaron modificación de tipo tabular erecta. Los cráneos mejor conservados presentaron una modificación cefálica intencional de bandas, siendo que estos cráneos correspondían a una ofrenda (entierro

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1993-43), la cual posiblemente perteneció a teotihuacanos de la época IIIb (500-800 d.C.). Javier Romero (1983), en referencia al sistema funerario de la zona de Oaxaca, menciona con respecto a la posición de los entierros, que la más frecuente es la extendida en decúbito dorsal (88.42%). Según Javier Urcid (2005), la posición decúbito dorsal extendido es la más común en la región de los Valles Centrales, siendo la de decúbito lateral flexionado la menos común, y añaden que la posición flexionada se da principalmente por la necesidad de adecuar el cadáver a un espacio reducido. En cuanto a los entierros infantiles, es común encontrarlos dentro de platos u ollas. La elaboración de tumbas o de fosas con revestimiento de piedra es común, de igual forma la costumbre de reutilizar los espacios funerarios principalmente las tumbas, donde los entierros secundarios encontrados corresponden a un primer individuo, el cual fue posteriormente removido para albergar a un segundo individuo, quien regularmente es tomado como primario (Urcid, 1996, 2005). Otro elemento para caracterizar a la población es la fecundidad, sobre todo cuando se analiza bajo un contexto de migración. La fecundidad está influenciada por el medio ambiente y el entorno sociocultural, por lo que la migración como fenómeno tiende a influenciarla. Una de las teorías que trata de explicar la fecundidad de las poblaciones migrantes es la adaptativa, que propone que los cambios y adaptaciones a un estilo de vida diferente (normas de reproducción sexual), ocurren gradualmente y no necesariamente de una generación a otra.

Se propone que el nivel de fecundidad de una familia

migrante, está determinada a la adaptación que ésta tenga a las normas socioculturales del nuevo nicho cultural, por lo que propone que la fecundidad 11

de los migrantes es mayor, pero que esta tendencia tiende a igualarse con las poblaciones nativas, a lo largo del tiempo (Majelantle y Navaneetham, 2013). Por lo anteriormente enunciado, surge el interés de determinar en base a las características bioculturales, si la población de Tlailotlacan, es diferente a las poblaciones “típicas” teotihuacanas, sobre todo si se toma en cuenta que muy posiblemente estuvo bajo un proceso constante de inmigración hacia Teotihuacan, por lo que lo hizo diferenciarse, tanto biológica como culturalmente de otros sectores de la población teotihuacana. Hipótesis Partiendo del supuesto que la población de Tlailotlacan está bajo un constante flujo migratorio proveniente en mayor medida de la región de Oaxaca, es de esperarse que características bioculturales como la modificación de la cabeza (tabular erecta) y la forma de disponer de sus muertos (decúbito dorsal extendida), sea similar a las encontrados en poblaciones de los Valles Centrales de dicha región, manteniendo estos rasgos como un distintivo de identidad grupal. De igual forma se esperaría el mantenimiento a través del tiempo de una alta fecundidad en su población, debido a un proceso de adaptación a un nuevo ambiente por parte de los nuevos inmigrantes, que consideraríamos estarían entrando continuamente a dicho sector urbano, provenientes de las regiones de los Valles Centrales de Oaxaca. Objetivos 

Caracterizar la fecundidad, a través de los periodos Tlamimilolpa a Xolalpan, de Tlailotlacan y compararlo con la fecundidad de dos grupos

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considerados “típicos” teotihuacanos encontrados en La Ventilla y Tlajinga 33. 

Caracterizar la práctica de modificación cefálica, a través de los periodos Tlamimilolpa y Xolalpan, de los individuos del grupo de Tlailotlacan y compararlo con la de La Ventilla y Tlajinga 33.



Caracterizar las costumbres funerarias, a través de los periodos Tlamimilolpa y Xolalpan, del grupo Tlailotlacan y compararlos con el de La Ventilla y Tlajinga 33.

Metodología La presente investigación aborda el estudio de rasgos bioculturales de un grupo particular de individuos de Tlailotlacan. El análisis osteológico y biocultural se realizó en una muestra de 73 individuos, los cuales fueron excavados en las temporadas de campo entre el 2008 y 2012 (Archer, 2012; Ortega C., 2008, 2009, 2010, 2011). Debido a que parte de este trabajo consiste en el análisis paleodemográfico y a lo reducido de la muestra de Tlailotlacan, se complementó la información con los entierros que reportó Spence (2002, 2005) y González Miranda (2009), que suman un total de 50 individuos. Se comparó la información de este grupo con las series esqueléticas de dos unidades domesticas consideradas como “típicas” teotihuacanas, por su conformación arquitectónica, esto es cuartos en disposición ortogonal (hacia los cuatro puntos cardinales) que comparten una serie de espacios comunes, como lo son pasillos y patios (Torres y Cid, 2011), además paredes de piedra con recubrimiento de estuco pintado de rojo o decorados, de como lo es La Ventilla (Clayton, 2009; Cabrera, 1999; Serrano y Lagunas, 1999), y el de 13

Tlajinga 33 que se considera un conjunto habitacional teotihuacano de clase baja (Storey, 1992). Sistema de codificación La información de los sitios con los que se realiza la comparación, proviene de diferentes fuentes, esto contrajo un problema para poder codificar la información que se buscaba contrastar como: sitio de procedencia, número de entierro, sexo, edad, sistema de enterramiento, temporalidad, tipo de continente, modificación cultural del cráneo y la fase temporal del entierro, la cual se codificó. Para la codificación de la base de datos de los entierros y con el fin de estandarizar el manejo de la información, se retoma las propuesta de Sempowski (1994) y Clayton (2009), donde se emplea la numeración original de los entierros (por ejemplo La Ventilla entierro 15), a los cuales se les asignó una abreviación de dos letras, de esta forma en lugar de La ventilla sitio B, entierro 15, quedaría LVB 15 o en el caso se Tlajinga 33, sería la abreviación TJ33, de Tlailotlacan se usó la abreviación TL más el número de sitio, por ejemplo TL6 (Sitio 6 del Tlailotlacan). En el caso de existir entierros múltiples se les asigno una letra siguiendo un orden alfabético (a, b, c, d….), continúo al número de entierro (TL6-3a). Con el fin de facilitar el manejo de la información en la base de datos a cada entierro se asignó un número único de identificación. En el caso de la codificación del sexo de los individuos femeninos se le asignó el número (1), a los masculinos el (2), y; donde no se pudo determinar el sexo se le asignó el (3).

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La codificación de la edad se realizó en base a las categorías quinquenales: (1) menores a 1 año, (2) 1 a 4, (3) 5-9, (4)10-14, (5) 15-19, (6) 20-24, (7) 25-29, (8) 30-34, (9) 35-39, (10) 40-44, (11) 45-49, (12) 50-54, (13) 55-59, (14) 60 > y (15) donde no hay información de edad. La codificación de la posición del entierro se realizó dependiendo de la posición en la cual fue encontrado el entierro, por ejemplo (3) decúbito dorsal extendido o (12) decúbito ventral extendido. El tipo de enterramiento: (1) primario, (2) primario removido, (3) secundario o

(4) indeterminado.

La

disposición: (1) directo e (2) indirecto. Ofrenda: (1) si existió, (2) no hubo, y (3) no determinable. Tipo de modificación cultural de la cabeza: (1) si existe, (2) no determinable, (3) tabular erecta, (4) tabular oblicua, (5) no presenta. Toda la información de la base de datos se compiló en la aplicación Microsoft Excel 2010, la base resultante se importó y corrigió en el programa estadístico IBM S.P.S.S. versión 22, para su mejor manejo. La muestra La muestra está conformada por un total de 656 individuos de los cuales 135 son del sexo femenino, 133 del sexo masculino y 366 de sexo indeterminado principalmente entierros infantiles y secundarios (cuadro 1.1), y se les ubica en una distribución temporal entre las fases Tlamimilolpa (200-450 d.C.) y la Metepec (650 al 700 d.C.) (Cuadro 1.2). Debido a que la mayoría de los individuos se encontraron agrupados en dos fases cronológicas, y hay un total de 136 individuos a los que no se logró determinar la fase a la que pertenecen, y de los cuales no se optó por prorratearlos al interior de cada una de las fases, se determinó que sólo se tomarían las fases Tlamimilolpa y

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Xolalpan para el análisis estadístico y paleodemográfico, analizándose, de esta manera, un total de 481 individuos (Cuadro 1.3). Cuadro 1.1. Distribución de individuos por sitio y sexo. UBICACION DEL SITIO Tlailotlacan

La Ventilla

Indeterminado

SEXO Femenino

Masculino

Total

N1W6

44

29

27

100

N1W7 N2W6 S1W2 S1W3 S3W1

0 8 205 68 63 388

1 6 22 56 21 135

1 4 25 50 26 133

2 18 252 174 110 656

Tlajinga 33 Total Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 1.2. Distribución de Individuos por Sitio y Fase cronológica. Fases temporales Miccaotli Miccaotli-Tlamimilolpa Temprano Tlamimilolpa Tlamimilolpa Tlamimilolpa Temprano Miccaotli

Tlamimilolpa Tardío Tlamimilolpa Tardío -Metepec

Xolalpan

Metepec

Tlamimilolpa Tardío Xolalpan Temprano Xolalpan Xolalpan Temprano Xolalpan Tardío Xolalpan Tardío - Metepec Metepec Metepec-Coyotlatelco Coyotlatelco No identificado

No determinada Total Fuente: Elaboración propia.

La Ventilla 0

Tlajinga 33 0

Tlailotlacan 4

Total

0

0

2

4

0

23

17

12

9

30

58

12

3

0

0

26

9

0

20 42 92

1 9 19

25 17 9

44

0

0

278

20 2 2

2 0 0

7 0 0

33

124

0

12

426

110

120

6

203

136 656

16

Cuadro 1.3. Distribución de Individuos por Sitio y Fases cronológica principales.

Tlamimilolpa Xolalpan Total

La Ventilla 80 198

278 Fuente: Elaboración propia.

Tlajinga 33 79 29

Tlailotlacan 44 51

Total 203 278

108

95

481

El principal problema asociado a la edad a la muerte de los individuos analizados fue la organización de los datos, ya que al trabajar con varias fuentes secundarias, las series esqueléticas están repartidas en subdivisiones de edad disimiles no estandarizadas, lo cual dificulta el análisis estadístico y paleodemográfico. Debido a ello se realizaron algunas “manipulaciones” de los datos originales, que han consistido en simples reclasificaciones de datos individuales, sobre todo para los individuos de La Ventilla B, que fue la serie que no presentó edades numéricas específicas1, por ejemplo, fetal, infantil, juvenil, adulto, adulto maduro. Estos individuos se redistribuyeron a partir de tablas de mortandad históricas de referencia como los de Corozal, Belice (Ortega M., 2012), para el caso se tomaron las edades categóricas propuestas por Hooton (1946) y corregidas por Buikstra y Ubelaker (1994): perinatal (antes de nacimiento > 0); infantil (0 a 3 años); niñez (3 a 12 años); adolescente (12 a 20 años); adulto joven (20 a 35 años); adulto medio (35 a 50 años); adulto mayor (50 o más años). Se elaboró una tabla de frecuencia de la distribución de edades a la muerte, con el fin comparar las tres poblaciones de Teotihuacan analizadas a través del tiempo y para observar su distribución se contrastó con las 1

En el caso de la serie esquelética de La Ventilla B, en los datos originales no se tienen datos de rangos de edad quinquenal, por lo tanto para poder manejar la información demográficamente, se optó por realizar una distribución homogénea de la población en dichos rangos, como lo propone Boquet-Appel y Miguel (2002).

17

defunciones de Corozal, Belice ocurridas entre los años 1886 a 1933 (Ortega M., 2012), distribución de la muerte que se podría considerar como “típica” de una población estable, por lo que esperaríamos que las distribuciones de Teotihuacan se asemejen a ella. Como se puede apreciar en la gráfica 1.1 y en el cuadro 1.4, la distribución

de edad de los entierros, se encuentra principalmente en los

rangos de menores de un año y los individuos de entre 25 y 29 años. Por lo que para poder elaborar el cuadro de distribución de edad a la muerte más homogénea, se utilizó el método de promedios móviles ponderados o 1/16avo, (Wunsch, 1992). Este método estadístico se utiliza para suavizar los datos en grupos quinquenales de edad, sugiere que es posible ajustar un polinomio de tercer grado a cinco grupos de edades sucesivos (grafica 1.2. y cuadro 1.5). Supone además que los grupos de edad estimados, es decir corregidos, corresponden a los grupos de edad observados y un error estadístico de magnitud constante con alternancia de signo (Mina, 2012).

18

Grafica 1.1. Distribución de edad a la muerte por fase cronológica. 60% 50%

40% 30% 20% 10% 0% Menor 1-4 5-9 10-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60 y a1 mas LV_Tlamimilolpan LV_Xolalpan TL_Tlamimilolpan TL_Xolalpan

TJ33_Tlamimilolpan

TJ33_Xolalpan

Corozal

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 1.4. Distribución de edad a la muerte por fase cronológica.

Total

Tlamimilolpa

Xolalpan

Total

Total

Corozal

Xolalpan

Tlajinga 33

Tlamimilolpa

Menor a 33 100 1 1-4 6 4 5-9 3 6 10-14 2 2 15-19 0 1 20-24 0 5 25-29 34 69 30-34 0 2 35-39 1 8 40-44 1 1 45-49 0 0 50-54 0 0 55-59 0 0 60 y mas 0 0 Total 80 198 Fuente: Elaboración propia

Tlailotlacan

Total

Xolalpan

GRUPOS DE EDADES

Tlamimilolpa

La Ventilla

133

7

4

11

20

14

34

3,694

10 9 4 1 5 103 2 9 2 0 0 0 0 278

4 4 0 0 5 9 3 0 0 4 2 0 6 44

9 2 1 1 4 23 2 4

13 6 1 1 9 32 5 4 0 5 2 0 6 95

7 0 8 2 1 20 2 3 9 4 1 1 1 79

0 2 1 0 0 3 1 3 1 1 2 1 0 29

7 2 9 2 1 23 3 6 10 5 3 2 1 108

522 264 377 642 530 606 477 556 355 467 199 401 638 9,728

1 0 0 51

19

Grafica 1. 2. Distribución de edad a la muerte por fase cronológica con promedios móviles ponderados. 60% 50% 40% 30%

20% 10% 0% Menor a1

1-4

5-9

10-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59

LV_Tlamimilolpan TL_Xolalpan Corozal

LV_Xolalpan TJ33_Tlamimilolpan

TL_Tlamimilolpan TJ33_Xolalpan

60 y mas

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 1.5. Distribución de edad a la muerte por fase cronológica con promedios móviles ponderados.

Xolalpan

Total

Tlamimilolpa

Xolalpan

Total

Total

Corozal

Tlamimilolpa

Tlajinga 33

Total

Menor a 1 33 1-4 6 5-9 2 10-14 2 15-19 1 20-24 8 25-29 21 30-34 9 35-39 1 40-44 1 45-49 0 50-54 0 55-59 0 60 y mas 0 Total 84 Fuente: Elaboración propia

Tlailotlacan

Xolalpan

GRUPOS DE EDADES

Tlamimilolpa

Datos Corregidos por 1/16 La Ventilla

100 4 1 2 2 20 44 20 1 3 0 0 0 0 198

133 10 3 4 3 29 66 29 2 3 0 0 0 0 282

7 4 3 0 0 5 8 4 0 1 3 2 0 6 43

4 9 3 1 0 8 16 8 2 1 0 0 0 0 52

11 13 7 1 1 14 23 12 1 2 3 2 0 6 95

20 7 2 5 2 6 13 6 3 7 5 1 1 1 80

14 0 1 1 2 1 2 2 2 1 1 2 1 0 30

34 7 3 6 4 6 15 8 5 9 6 3 2 1 110

3,694 522 264 377 642 530 606 477 556 355 467 199 401 638 9,728

20

Índice de juvenilidad para el estudio de la migración y la fecundidad Para tratar de establecer si existió movilidad poblacional en una población prehistórica, y siendo que esto no puede ser deducido de la hipótesis, se optó a partir de la paleodemografía, por un método que se basa en el indicador demográfico no convencional: la proporción P de esqueletos inmaduros de 5 a 19 años, relativo al total de la serie esquelética. La proporción de individuos de 5 a 19 años P(5-19), se denomina como índice de juvenilidad o juventud, definido como el efectivo de individuos infantiles fallecidos entre 5 y 14 años dividido entre los adultos de 20 años o más, de esta forma entre más alto es el índice, mayor será la proporción de jóvenes en una población (Boquet-Appel y Broco, 1997). La población infantil de menos de 5 años de edad a la muerte no está suficientemente representada, derivado principalmente de factores culturales, como las practicas funerarias selectivas, como el hecho de separar a los infantes de los adultos y

o

como el infanticidio, otros factores como los

medioambientales pueden alterar la conservación, por lo que se excluyen en el cálculo del índice de juvenilidad, porque afectan negativamente a las proporciones de las categorías de edad esquelética en las muestras (Chamberlain, 2009; Bocquet-Appel y Masset, 1977, 1982,1986, 1996; Nagaoka, et. el., 2006). El Procedimiento consiste en sumar los individuos entre las edades d(519) y los de d(5+), posteriormente se divide el primer resultado entre el segundo (Bocquet-Appel 2009). P(5-19)=d(5-19) / d(5+)….(i)

21

En una población en crecimiento, la proporción de individuos entre 5 a 19 años es alta y, baja en una población en declive (Boquet-Appel y Dubouloz, 2004), por lo que el índice de juvenilidad P(5-19), refleja la estimación demográfica, con el cual puede estimar la esperanza de vida al nacer (e°0), la tasa de crecimiento (r), de natalidad (b), por ende de fecundidad, y de mortalidad (d). Para valorar estos datos, se utilizaron los estimadores paleodemográficos de poblaciones estables simuladas (cuadro 1.6) propuestas por Boquet-Appel (2002:643). El empleo de estimadores, en la fase actual de la técnica paleodemográfica, permite superar dos desventajas habituales en el manejo de fuentes secundarias de información: el error en la determinación de la edad a la muerte de esqueletos de adultos y la representación insuficiente de los niños de menos de 5 años (Boquet-Appel y Masset, 1977:84). Cuadro 1.6. Los tres estimadores paleodemográficos, se obtuvieron a partir de simular poblaciones estables (N=945), generados a partir de 45 tablas de vida de referencia, con corta esperanza de vida al nacer.

Estimador

R2

a

b

c

D.S.

F

Tasa de Natalidad = a + b P(5–19)c

0.963

0.00375 0.15334

0.89074

0.00304

12484.6

Tasa de Crecimiento = a + b P(5–19)c

0.875

-0.05389 0.12555

0.47788

0.00534

3317.8

Proporcion de Juveniles = a + b

0.875

-0.28538 2.25384

0.18303

0.01901

11408.2

(ln eo) / eo+ c exp(1+2)/(1+2)0.3379

Nota: Las poblaciones estables varían de -2.5% a 2.5%, al paso de 0.25%. Para todas las regresiones p (observado F>Teórico F)< 0.000001. Fuente: Tomado de Boquet-Appel, 2002:643, traducción por el que suscribe.

El índice de juvenilidad es sensible a las variaciones en las tasas de crecimiento de la población, cambiando la estructura de la edad en sentido de 22

las categorías de edad más jóvenes, por lo tanto, al aumento de la proporción de las muertes juveniles, por lo que este índice es generalmente más sensible al nivel general de crecimiento de la población per se (Chamberlain, 2009:282). Una vez obtenidos estos valores –asociados en términos de Tasas Globales de Fecundidad (TGF) o Tasas Brutas de Natalidad (TBN)– para una población dada y contextualizando con la información arqueológica de esta, suponiendo que existió algún cambio en la fecundidad de la población a través del tiempo, podría tomarse como indicador de cambios en la movilidad espacial para esta población en un periodo especifico,

debido a diversos factores

(Bocquet-Appel, 2002; Bocquet-Appel et al,. 2008:279-280; Bocquet-Appel y Bar-Yosef, 2008; Ortega M., 2013). Análisis de modificación cefálica intencional El análisis de las modificaciones culturales como la modificación cefálica intencional, es un signo cultural de pertenencia y puede ser un determinante para la medición de cambios y distinciones culturales (Tiesler, 2012). Dicha práctica jugó un papel importante como indicador de pertenencia étnica en los pueblos, por lo que desde la perspectiva de la bioarqueología, esta modificación puede ser considerada un elemento útil como indicador de cambio cultural e incluso de movilidad poblacional (Munizaga, 1987). Para la evaluación e identificación del grado y tipo de modelado, se recurrió a la comparación macroscópica, para lo cual se tomó como referencia la clasificación de Imbelloni (Dembo e Imbelloni, 1939) y su clasificación adaptada (Romano, 1965; Tiesler y Cucina, 2012; Tiesler, 2012), que distinguen dos tipos principales de modificación: la tipo tabular erecta, la cual se obtenía mediante la compresión de la cabeza en cunas; y la tipo tabular 23

oblicua, que se realizaba mediante la colocación de tablas sobre el área frontal y occipital de la cabeza del infante (figura 1.3). Figura 1.3. Cuadros taxonómicos de variantes cefálicos oblicuos (a) y erectos (b).

Fuente: Tiesler 2012, modificado por el autor.

Se tomaron fotografías de los cráneos, siguiendo la técnica propuesta por Romano (1965), la técnica consiste en tomar fotografías de los cráneos con su respectiva orientación en plano de Frankfurt, utilizando tripié y fondo negro, para lo cual se usó una cámara digital Canon 5D, con un lente de 50 mm marca Canon, se utilizó una escala métrica de 10 cm, al costado del cráneo. Las fotografías se tomaron a una distancia del lente de 170 cm mínimo, con el fin de reducir la distorsión focal, la cual se da principalmente en las esquinas de la foto. Se trató de tomar las fotos del lado izquierdo del cráneo, aunque en algunos casos no fue posible y se tomó una vista superior. En cuanto a las series de Tlajinga 33 y de Tlailotlacan, excavadas anteriormente por Storey y 24

Spence respectivamente, se pudo hacer el registro en las instalaciones de la Arizona

State

University-Managed

Archaeological

Research

Facility

at

Teotihuacan. Las series de La Ventilla se tomaron los datos bioculturales de Sempowski y Spence (1994), Serrano y Lagunas (1974 y 1999), y de Clayton (2009). La dificultad principal al momento de realizar el registro radicó, en que son pocos los cráneos completos, debido al mal estado de conservación de los entierros, por lo tanto el número de individuos en los cuales se pudo observar modificación en el cráneo fue muy reducido, siendo un total de 46 individuos en los que se pudo determinar el tipo de modificación cultural y específicamente de La Ventilla son 11, de Tlajinga 33 son 13 y del Tlailotlacan 22. La muestra donde se pudo obtener información del tipo de modificación cefálica intencional es la siguiente: Cuadro 1.7. Distribución de cráneos completos e incompletos por sitio, sexo y fase cronológica. Tlamimilolpa

Sexo

Sitio

Hombres

Mujeres

Indet.

Total

Tlajinga 33

6

2

1

9

La Ventilla

0

2

0

2

Tlailotlacan

7

6

4

17

Xolalpan

Sexo

Sitio

Hombres

Mujeres

Indet.

Total

Tlajinga 33

2

1

1

4

La Ventilla

3

3

2

8

Tlailotlacan Fuente: Elaboración propia

5

4

4

13

Derivado del mal estado de conservación del material osteológico, en particular de los cráneos y la dificultad de acceder a los entierros en particular de La Ventilla, para corroborar el tipo de modificación, se decidió para el 25

análisis estadístico tomar los grupos de La Ventilla y de Tlajinga 33 como un solo grupo que será el “teotihuacano”. Análisis del sistema de enterramiento La forma de deponer un cadáver, es un rasgo cultural constante en las culturas humanas, los patrones sobre cómo se trata al muerto son determinantes para identificar los cambios culturales a través del tiempo (Rathje 1969), ya que éstos representan, uno de los actos formales de mayor relevancia para la mayoría de las culturas, que pueden venir acompañados de una serie de rituales

identitarios de cada grupo (Pearson, 1999), como lo son, la

preparación del cuerpo y el continente para su depósito, las ofrendas y la posición en la cual es colocado. En Teotihuacan se ha observado que existen diferencias entre los conjuntos habitacionales en la antigua ciudad, estas pueden indicar filiación grupal, religión y parentesco, siendo la forma de disponer de los muertos una de las variables culturales donde son notorios estos rasgos (Sempowski, 1987). Las variables utilizadas para el estudio del contexto funerario, se basan en la propuesta de análisis de la información sociocultural, que se relaciona con el nivel de heterogeneidad o la identidad del individuo en el grupo, basados en los criterios de cada sociedad (González Licón, 2011). A partir de este enfoque se puede diferenciar por medio de indicadores cualitativos, el nivel de diferencia cultural entre grupos basándose en la forma de disponer de los cadáveres, a partir de: 

Tipo de sepultura: se determinó identificando el tipo de espacio utilizado para la inhumación. 26



Disposición del entierro: según Romano (1974:86), los entierros pueden ser directos o indirectos. Siendo los directos, los que fueron depositados en una excavación sencilla, de forma regular o irregular, somera o profunda, sin otro mayor fin que el depósito del cadáver. El entierro indirecto corresponde a toda aquella construcción hecha ex profeso para recibir el individuo, ya sea fosa, tumba, mausoleo, sarcófago de piedra o algún tipo de recipiente como olla o plato (ibíd.: 88) Los depósitos secundarios no muestran relación anatómica de sus partes, es decir en algunos casos se trató de entierros primarios que fueron removidos, que posteriormente para albergar a otro individuo o que fueron transportados a otro sitio (ibíd.).



Posición del entierro, para el estudio de los sistemas de enterramiento Romano desarrolló un cuadro clasificatorio (figura 1.4).



La cronología, a partir de ésta se determina si existieron cambios en la forma de disponer de los cuerpos a través del tiempo.



Componentes biológicos, como el sexo y la edad, lo cual nos ayuda a determinan discriminantes sociales dentro de los grupos, según el tipo de enterramiento. Para el análisis del sistema de enterramiento, se recopilaron los datos

arqueológicos de los entierros del Tlailotlacan (Archer, 2012; Spence, 2002, 2005), de La Ventilla (Clayton, 2009: Gómez y Núñez, 1999) y de Tlajinga 33 (Storey, 1992). Partiendo de la información de los enterramientos, se realizó el análisis del sistema funerario, con el fin de identificar patrones, que se pudieran interpretar como socialmente distintivos de cada grupo estudiado. 27

Figura 1.4. Clasificación de tipos de enterramientos

Fuente: Romano (1978) modificado por Archer (2012)

Para el análisis del sistema de enterramiento, se recopilaron los datos arqueológicos de los entierros del Tlailotlacan (Archer, 2012; Spence, 2002, 2005), de La Ventilla (Clayton, 2009: Gómez y Núñez, 1999) y de Tlajinga 33

28

(Storey, 1992). Partiendo de la información de los enterramientos, se realizó el análisis del sistema funerario,

con el fin de identificar patrones,

que se

pudieran interpretar como socialmente distintivos de cada grupo estudiado. La relación de entierros que se analizaron, de acuerdo a la posición de los individuos es la siguiente: Cuadro 1.8. Distribución de los entierros por Posición sitio y temporalidad.

Posicion del entierro Decubito Dorsal Extendido

Fases temporales a usar Tlamimilolp a Xolalpan Sitios a analizar

0

2

2

Tlailotlacan

12

21

33

Total Decúbito Dorsal Flexionado

Sitios a analizar

12

23

35

La Ventilla

35

77

112

Tlajinga 33

10

3

13

Tlailotlacan

9

4

13

54

84

138

La Ventilla

1

1

2

Tlailotlacan

0

2

2

1

3

4

Total Decúbito Ventral Extendido

Sitios a analizar

Total

La Ventilla

Total Decúbito Ventral Flexionado

Sitios a analizar Total

Tlailotlacan

Flexionado removido

Sitios a analizar Total

Tlajinga 33

1

1

Sedente

Sitios a analizar

La Ventilla

18

22

40

Tlajinga 33

5

0

5

Tlailotlacan

2

0

2

25

22

47

La Ventilla

25

92

117

Tlajinga 33

63

25

88

Tlailotlacan

20

23

43

108

140

248

La Ventilla

1

4

5

Tlajinga 33

1

0

1

Tlailotlacan

0

1

1

2

5

7

La Ventilla

80

198

278

Tlajinga 33

79

29

108

Tlailotlacan

44

51

95

203

278

481

Total Secundario

Sitios a analizar Total

ND

Sitios a analizar Total

Total

Sitios a analizar Total

1

1

1

1 1

1

Fuente: Elaboracion propia.

29

Análisis cuantitativos aplicados Los métodos cuantitativos de análisis se utilizaron con el fin de explorar las relaciones entre variables y para probar su significancia estadística. A continuación se describen los métodos utilizados a lo largo de este trabajo: Se elaboraron tablas de contingencia en base a la distribución de chicuadrado, por medio de una prueba de homogeneidad, con el fin de determinar la correspondencia entre las variables categóricas de cada población. Si el valor estadístico resultante de chi-cuadrado es mayor que el valor del nivel de significación del 5%, se puede concluir que no existe homogeneidad y por lo tanto que hay diferencias entre en las distribuciones. En los análisis donde el número de casos es menor a 30, se aplicó la prueba de Fisher con tablas de contingencia de 2x2, que permite suponer cual es la probabilidad que una condición x dado el hallazgo y, a partir de esto se puede aseverar qué tanto es posible encontrar el hallazgo x.

30

CAPÍTULO 2 Marco Teórico Estado del arte sobre los estudios bioculturales en Teotihuacan La información biocultural generada a partir de las excavaciones arqueológicas en la antigua ciudad de Teotihuacán, desde hace 150 años al día de hoy, ha ayudado comprender la complejidad social, a partir de la identificación de los patrones y costumbres funerarias de los habitantes de esta gran urbe. Derivado de estos estudios se ha obtenido un acercamiento a las condiciones de vida, la cultura, la diferenciación social, la paleodemografía y la religión de estos antiguos

mesoamericanos.

A

continuación

se

presenta

una

revisión

bibliográfica donde se describe el tipo de enterramiento, las modificaciones corporales y donde se aplican técnicas químicas para el análisis de la movilidad. Los primeros trabajos finales del Siglo XIX y primera mitad del Siglo XX Los primeros trabajos en Teotihuacan donde se reportan y describen entierros, son los realizados por el explorador francés Désiré Charnay entre 1857 y 1882 en el altiplano central de México y Centro América, quien nos ofrece una primera descripción de los entierros teotihuacanos ubicados al norte del río San Juan, en el conjunto suroeste de los edificios superpuestos (Rodríguez, 1999): “...Comencé abriendo cuatro trincheras en una pequeña plaza, no muy lejos de la Plaza Mayor. Las primeras dos no mostraron nada en

particular,

la

siguiente

dio

resultados

más

satisfactorios…encontré una docena de tumbas de niños y cinco o seis adultos….Los niños fueron encontrados en un tipo de vasijas circulares y delgadas, dos de los esqueletos eran casi perfectos,

31

pero sus cráneos delgados como hoja de papel, se hicieron pedazos cuando los toqué…” (Charnay, 1887:141-142, traducción por el que suscribe). El ingeniero Ramón Almaraz, miembro de Comisión Científica de Pachuca, reporta haber encontrado cráneos humanos, durante las exploraciones en un pequeño montículo en la Calzada de los Muertos de Teotihuacán en 1862: “Me refirieron, que habiendo cavado completamente, uno de los tlalteles, se halló adentro una cajita de piedra, conteniendo un cráneo, varias cuentas, y objetos curiosos de berílo, serpentina, heliotropo, obsidiana, etc.: de estas cajas he visto varias” (Almaraz, 1864:351). Posteriormente hacia los inicios del siglo XX y derivado de las excavaciones realizadas por Leopoldo Batres en 1905, se reporta haber encontrado entierros en la Pirámide del Sol (figura 2.1), consecuencia de los trabajos de reconstrucción que se realizaron, quien menciona: “En cada uno de los ángulos de los cuatro cuerpos de la pirámide, descubrí el esqueleto de un niño al parecer de seis años de edad sentado en cualillas [sic] y mirando hacia el rumbo que marea [sic] cada uno de los referidos ángulos….” (Batres 1906: 22). Ales Hrdlicka (1912) reporta un entierro doble al este de la Pirámide del Sol, el cual se localiza en una fosa circular, ambos individuos, en posición decúbito lateral flexionada. Hrdlicka (citado por González Miranda, 2009:19) es el primer investigador en excavar y analizar un entierro, además de cráneos de las excavaciones de Teotihuacan, quien menciona que los cráneos teotihuacanos son braquicéfalos (Linné, 2003; Sempowski y Spence, 1994).

32

Figura 2.1. Ubicación de los entierros infantiles de la Pirámide del Sol.

Fuente: Batres 1906:109

Entre 1917 y 1922 Ignacio Marquina, bajo la dirección de Manuel Gamio excava parte del complejo de La Ciudadela y del Templo de la Serpiente Emplumada, donde localizan tres entierros secundarios en la cima del montículo del templo (Gamio, 1922). En 1925 Pedro Dosal, localiza 4 entierros, con una gran cantidad de ofrendas en el Templo de la Serpiente Emplumada, quien reporta que tres de los entierros se encontraron en fosas rectangulares y en posición sedente (Dosal, 1925). En las excavaciones realizadas por Sigvald Linné en 1932 (2003), en el sitio Xolalpan se reportan siete entierros, en mal estado de conservación, tres de los cuales correspondieron a individuos infantiles. En las descripciones que realizó Linné (op. cit.), menciona que el entierro 5 se localizó en posición decúbito dorsal extendido y presentó un cráneo braquiocefálico, el cual pudo haber estado modificado culturalmente (Op. Cit.:71). Durante esta primera etapa de los estudios osteológicos en Teotihuacan, existió

una

marcada

tendencia

positivista

a

la

clasificación

de

las

características biológicas, al reduccionismo, influenciada en gran medida por 33

escuela norteamericana principalmente por Hooton En esta etapa, a pesar de ser pocas las investigaciones osteológicas, se pueden ver las primeras descripciones de la cultura “teotihuacana”, como son las modificaciones cefálicas intencionales y sus costumbres funerarias. Segunda mitad del Siglo XX Pedro Armillas (1950), hace una descripción de los entierros encontrados en 1945 en Tepantitla, Zacuala y Tetitla, donde encuentra entierros en posición decúbito lateral flexionado. Moore (1966), reporta un entierro en Tetitla, dentro de una fosa circular, en posición decúbito dorsal flexionado, su descripción se centra en la cerámica asociada (figura 2.2). Figura 2.2. Entierro reportado por Moore en Tetitla.

Fuente: Moore, 1966.

Manuel Castañeda encuentra al norte del río San Juan, un entierro infantil en mal estado de conservación el cual fue colocado en una fosa circular (Noguera, 1955). Como parte del “Proyecto Teotihuacan”, dirigido por Ignacio Bernal entre 1962 y 1964, se realiza el primer estudio bioarqueológico en México (Spence y White, 2009), en un sitio de la periferia del área ceremonial de la antigua ciudad 34

de Teotihuacan, específicamente en el sitio “La Ventilla B”. El análisis de estos entierros fue realizado por Carlos Serrano y Zaid Lagunas, quienes reportan que la mayoria de los entierros fueron localizados dentro de fosas por debajo de los pisos e intruyendo hasta el tepetate (Serrano y Lagunas, 1999). Los entierros encontrados fueron depositados de manera directa, de los cuales se identificó que 83% son primarios, 15% secundarios y 2% incinerados. Los individuos infantiles que se encontraron se localizaron dentro de vasijas, con frecuencia depositados dentro de altares o bien asociados a la cimentación de los mismos. En cuanto a la posición de los entierros, de un total de 107, la flexionada estuvo presente en un 98% y la posición extendida en 2%. La posición más común que se reporta en la Ventilla B fue la decúbito lateral flexionada sin mostrar distinción de género en adultos; en los entierros infantiles y juveniles, la variante decúbito dorsal flexionada fue la de mayor predominancia (Op. Cit.: 40-44). Paddock y Rattray en 1966, realizan excavaciones en el conjunto arquitectónico TL7 de Tlailotlacan. Rattray (1987,1997), reporta que durante las excavaciones realizadas en el “Barrio Oaxaqueño”

exploró una tumba de

similar factura a las localizadas en Monte Albán, la cual contenía un entierro secundario múltiple; la tumba se encontró alterada por saqueo, por lo que no fue posible determinar la posición original de los entierros. En 1967-1968 René Millon y Juan Vidarte excavan el área y encuentran lo que parece una tumba, con entierros extendidos (Millon, 1967) analizados por Spence (Spence, 1976.). En 1968 se publica un trabajo que trata de evaluar la demografía de Teotihuacan, en base al número de tiestos o tepalcates encontrados en 35

superficie y su distribución en el Valle de Teotihuacan, donde se estima que la población no rebasó los 80 mil habitantes en el apogeo de la urbe (Parsons, 1968). En 1980, bajo la dirección de William T. Sanders, se excava el conjunto habitacional de Tlajinga 33, donde Rebecca Storey analiza un total de 107 individuos, a partir de los cuales realiza el primer trabajo de paleodemografía en Teotihuacan (Storey, 1992), identificando una alta fecundidad en la población y una elevada mortandad en individuos sub adultos. Storey comenta que la evidencia paleodemográfica indica que la esperanza de vida en los individuos es corta, a menudo causada por deficiencia nutricional en edades tempranas (idem.:239). Storey hace ajustes a sus tablas de vida, integrando la migración poblacional como un factor que afecta la distribución de la edad en la población (ídem.:164). Derivado de los resultados de este estudio, realizan comparaciones con otros sitios del Preclásico y Posclásico, para poder comparar los comportamientos demográficos en Centro de México en la época prehispánica (Storey, 2006). De 1980 a 1982, en el marco del “Proyecto Arqueológico Teotihuacan” bajo la dirección de Eduardo Contreras, posteriormente de Rubén Cabrera, se realizan intensos trabajos exploratorios dentro de la Zona Arqueológica de Teotihuacán (García-Bárcena y Cabrera, 1991; González Miranda, 2009). En 1981, José Ignacio Sánchez Alaníz (2000), excava 16 entierros infantiles, un adolescente y un adulto en el predio de Bidasoa, 9 de los cuales se localizaron en posición decúbito lateral flexionado. En 1982, se exploró parte del Templo de la Serpiente Emplumada, donde se localizan varios entierros, dedicatorios a la construcción del edificio; 36

la mayoría de estos se encontraron en posición decúbito dorsal flexionado y sedente (Sugiyama, 1991a, 2005). Adicionalmente a los entierros del Templo de la Serpiente Emplumada y derivado de estas excavaciones del PAT, Luis Alfonso González Miranda (1989, 2009), efectúa un inventario y descripción de los entierros excavados entre 1980 y 1982, de un total de 186 individuos, 67 presentaron una posición flexionada con sus variantes (González Miranda y Salas, 1999). En 1983 como parte un salvamento arqueológico por la introducción del drenaje sanitario en el poblado de San Francisco Mazapa, se recupera un entierro múltiple de individuos neonatos, los cuales fueron colocados en cajetes y vasijas, determinando que fueron sacrificados al dios Tláloc y colocados en un mismo momento (Jarquín y Martínez, 1991). Entre 1983 y 1985, bajo la dirección de Evelyn Rattray (1987), se excava el Barrio de los Comerciantes, donde encuentra estructuras circulares, así como un pozo con 35 entierros secundarios, con un total de 80 individuos y un entierro femenino primario (Rattray y Civera, 1999). Este barrio, se piensa que pudo haber sido habitado por individuos extranjeros, dada la evidencia cerámica, procedente de la Costa del Golfo (ibid.:168). Se reportaron 5 cráneos donde se pudo observar modificación cefálica intencional (tabla 2.1). Tabla 2.1 Cráneo con modificación cefálica intencional de Barrio de los Comerciantes. Entierro

Sexo

Edad

Deformación

Entierro 5-8 (individuo 7)

Femenino

Adulto Joven

Tabular Oblicua

Entierro 17 a

Femenino

Adul. Medio

Tabular Oblicua

Entierro 22 a

Indeterminado

Adulto Joven

Tabular Erecta

Entierro 24 b

Masculino

Adul. Medio

Tabular Oblicua

Entierro 25 b Femenino Adulto Joven Fuente: Modificado de Rattray y Civera 1999:166).

Tabular Erecta

37

Derivado de las excavaciones en Oztoyahualco, entre 1986 y 1988, Magali Civera (1993), realiza un análisis osteológico completo de 40 individuos, donde reporta dos entierros masculinos con modificación cefálica intencional, uno de tipo tabular oblicua y el otro de tipo tabular erecta (variedad bilobulada). Se realizó una aproximación paleodemográfica de la población, mencionando una gran mortandad de individuos infantiles y baja esperanza de vida a partir de los 20 años (Figura 2.1). Figura 2.1. Grafica de mortandad de Oztoyahualco.

Fuente: Civera 1993:853

Por otro lado, como parte del Proyecto Templo de Quetzalcóatl 19881989,coordinado por el INAH y la Arizona State University, se excava el centro del Templo de la Serpiente emplumada (TSE), donde se localiza un entierro central dedicatorio, consistente de 20 individuos sacrificados e inhumados en un solo evento previo a la construcción del edificio (Sugiyama, 1991b). Este fue el primer trabajo que analizó los entierros dedicatorios al inicio de construcción de un edificio. Como parte del mismo proyecto se realizó el

análisis

osteológico de los entierros de las temporadas 1980-1982, 1983-1984 y198838

1989, donde se determinó sexo, edad y se analizó la distribución espacial de los entierros dedicados al TSE (Serrano, et. al., 1991). Por su parte Alonso Rubio Chacón (1996:92), hace una descripción del entierro múltiple 16, el cual se ubicó en la esquina suroeste del TSE, donde los individuos presentaron modificación cultural de la cabeza, del tipo tabular oblicua, poco común en Teotihuacan, mencionando que estos individuos posiblemente fueran de procedencia foránea, probablemente de la región de Oaxaca. Martha Sempowski y Michael W. Spence (1994), realizan un trabajo, donde

se compilo de la información de 373 entierros con 455 individuos,

excavados desde 1930 hasta 1992, haciendo especial énfasis en los que se recuperaron, durante el Teotihuacan Mapping Project. En este trabajo compararon, las condiciones de vida, costumbres funerarias y estatus social en base al análisis del ajuar funerario. Por su parte Christine White y Michael Spence (1998), realizan análisis de isotopos estables de oxígeno en 11 individuos de Tlajinga 33, 11 individuos del Tlailotlacan y 16 individuos de Monte Albán, con el fin de corroborar la presencia de personas de la región de Oaxaca en Teotihuacan.

En este

trabajo se concluye que tanto los individuos de Monte Albán como los Tlajinga 33, son diferentes isotópicamente, no así los del Tlailotlacan quienes presentan una mayor diversidad en rangos y similitudes con Oaxaca, siendo los individuos adultos masculinos quienes presentaron una menor movilidad; comparado con los individuos infantiles menores de 5 años y las mujeres quienes mostraron mayor frecuencia en la movilidad. En 1999 (Manzanilla y Serrano 1999), se publica la primera compilación de estudios y trabajos sobre prácticas funerarias en Teotihuacan. Donde se

39

hace el primer intento de explicar una “cultura funeraria Teotihuacana”. A partir de este estudio se les clasifica en: entierros dedicatorios o públicos, estos por los regular se encuentran asociados a templos, edificios públicos y obras de infraestructura; este tipo de entierros están relacionados con sacrificio humano; y los de tipo doméstico, lo cuales son comúnmente localizados dentro de los límites de los conjuntos habitacionales, por lo regular en los cuartos y los patios (Cabrera, 1999). Torres y Cid (2011), realizan excavaciones en la Estructura 22 del sector N1W6, donde exploraron conjuntos departamentales vecinos a Tlailotlacan, donde se reportan construcciones y algunas tumbas similares a las del Tlailotlacan. Entre las prácticas culturales que se reportan para esta área, es la disposición de los infantes en posición flexionada al interior de vasijas y la de los adultos en la misma posición en fosas excavadas en el tepetate, en cuanto a la modificación cefálica intencional, siendo la tabular erecta la que se encontró con mayor frecuencia (ibid.:109; Cid y Torres, 1999). En la segunda mitad del siglo XX

a partir de excavaciones más

controladas y sistemáticas, y de la participación de antropólogos físicos en los proyectos de investigación, se logra obtener una primera aproximación, a las condiciones de vida y cultura funeraria de los habitantes de la antigua ciudad de Teotihuacan, dichos estudios se vieron en gran medida influenciados por la osteobiografía de Frank Saul (1976). De igual forma se inician los primeros trabajos paleodemográficos y

la aplicación de estudios geoquímicos

específicos (isotopos estables de oxigeno), dan los primeros resultados sobre el origen de los individuos sacrificados y de los pobladores de los “barrios foráneos”.

40

Siglo XXI, primeros años Douglas Price, Linda Manzanilla y William Middleton (2000), publican los análisis de isotopos estables de estroncio (87Sr/86Sr), donde realizan una comparación de 71 huesos humanos y animales de Teotihuacan, con 10 de Monte Alba, Oaxaca. Este estudio se determinó que los individuos analizados de Tlailotlacan (Barrio Oaxaqueño) y del Barrio de los Comerciantes, fueron personas no nacidas en la ciudad y que tuvieron un alto nivel de movilidad en por lo menos una etapa de su vida (ibid.:911). En 2002 se publicaron los resultados de los análisis de isotopos de oxigeno de los entierros dedicatorios del Templo de la Serpiente Emplumada, donde se identifican entre los sacrificados personas foráneas; además se pudo establecer los posibles patrones de movilidad de algunos de los individuos (White, et al., 2002) Se publicaron resultados del análisis osteológico de las excavaciones en Atetelco (1997-1998), donde se analizan las practicas funerarias de una población de clase “alta” , donde se reportan cuatro cráneos con modificación cefálica intencional del tipo tabular erecta y 19 entierros en posición flexionada en sus diferentes variantes (Kanjou y Andrade 2003) En 2004 se publican los resultados de los análisis isotópicos de los entierros del sitio Tlailotlacan 6, donde se establece que existió una población en constante movilidad, lo cual ayudo a que este sector poblacional mantuviera una identidad étnica y no fuera absorbida por la cultura teotihuacana (White, et al. 2004). Becket Lailson (2009) en su tesis de maestría, realiza el análisis de 5 individuos encontrados en el conjunto arquitectónico de Teopancazco, para

41

determinar la existencia de movilidad poblacional a través de isotopos estables de estroncio (87Sr/86Sr). En el estudio se determinó que solo un individuo era residente de la ciudad y los cuatro restantes eran de origen foráneo; a partir de la evidencia arqueológica se infirió, que durante la fase Xolalpan (400-650 d.C.), existieron constantes migraciones a la ciudad. Linda Manzanilla (2012) como parte de los resultados coordina la publicación de los estudios en el conjunto arquitectónico de Teopancazco, donde se publican cuatro estudios específicos sobre los entierros encontrados, uno sobre paleodieta con base en elementos traza (Mejía, 2012), otro sobre migración donde se utilizaron isotopos estables de estroncio (Shaaf, et. al., 2012), y finalmente se caracteriza la población por medio de isotopos estables de estroncio y elementos traza (Manzanilla et. al., 2012). En estos trabajos se caracteriza a la población por medio de sus costumbres funerarias y tomando en cuenta los resultados de los análisis geoquímicos. En la primera década del siglo XXI, los estudios bioarqueológicos, se vuelven más específicos y comparativos, haciendo énfasis en el origen de las poblaciones foráneas y de los conjuntos habitacionales “teotihuacanos” como Teopancazco (Lailson, 2009; Manzanilla, et. al., 2012; Shaaf, et. al. 2012) y de los sacrificados a los grandes monumentos. Marco teórico Partiendo de la teoría de la migración moderna, que establece que las migraciones y el comercio juegan un papel importante en la continuidad cultural de las comunidades étnicas de las ciudades, evitando la total asimilación de éstas. Parte fundamental del desarrollo de la presente investigación, hace una aproximación a los conceptos de etnia y multiétnico, los cuales según ésta, son 42

fundamentales

para la comprensión de los mecanismos culturales, que

facilitan a lo largo del tiempo la cohesión étnica de los grupos migrantes, evitando la pérdida de su “identidad”. El estudio de los movimientos poblacionales en la época prehispánica requiere adaptar los conceptos de la teoría de la migración moderna, el primer paso sería tratar de encontrar la localidad de origen, que es el baricentro del migrante (Ortega M., 2013), así como la localidad de destino. Al comprender estos dos puntos se puede establecer si existieron

enclaves comerciales o

étnicos, que tuvieron la función de mantener cohesión social entre los miembros del grupo que comparten diferentes afinidades: culturales, de origen común (Manning, 2005). El establecimiento de los enclaves étnicos tiene una función adicional, la de servir como freno a la asimilación que se da entre el grupo mayoritario y el minoritario (Alba y Nee, 1997; Portes y Zhou, 1993, Nee y Alba, 2014). Finalmente se realiza un análisis de las diversas teorías sobre la fecundidad de los migrantes y como esta se ve alterada por los cambios socioculturales de los lugares a los que migran. Etnia y multiétnico Los grupos humanos se conciben como entidades sociales, con facultades, identidad e intereses propios y son a su vez una pieza fundamental para la comprensión de las sociedades humanas.

Desde este enfoque los grupos

humanos tienen características culturales, sociales, étnicas y económicas (Herrarte, 2008). Grupo étnico se concibe, como una comunidad que se autoperpetúa biológicamente y culturalmente, identificándose a sí mismos como una unidad social (Barth, 1976). Los grupos étnicos son una construcción social, que se da 43

en base a las diferencias, de las cuales los Individuos se apropian para establecer fronteras culturales que contrastan con otros grupos (Weber, 2014), siendo la identidad la base ideológica para reforzar la pertenencia grupal. A partir de las diferencias entre los grupos, las relaciones sociales

y

los

procesos culturales surge la identidad étnica (Bonfil, 1991, Poutignat y StreiffFenar, 1997). La etnicidad es un fenómeno que no es palpable a nivel individual, sino que es un fenómeno que se percibe desde la colectividad de la otredad, siendo este un fenómeno que se construye desde lo particular en una generalidad (Jones, 1989). La etnicidad se percibe como el sentido de pertenencia cultural y de ancestría común (Wimmer, 2008) La migración implica un proceso de separación entre la cultura y el territorio del lugar origen y una nueva conformación cultural-territorial en los destinos, por medio de un fenómeno de transpertenencia basado en la etnicidad (Giménez, 2000; Ramírez, 2006); en otras palabras los migrantes reconstruyen su territorio, identidad y memoria,

retomando los valores

culturales e ideales de su lugar de origen. La multietnicidad, nace a partir de la interacción social de varios grupos étnicos, en un mismo contexto urbano. Enclave étnico En una ciudad el enclave, se identifica como un área física con una población semi-permanente,

contenida

en

múltiples

edificios,

asociados

a

una

organización vecinal o comunitaria específica. Los enclaves contienen áreas públicas y otras que son restringidas a miembros de la comunidad (Jones et. al, 2006). Una de las funciones del enclave es la de mantener la cohesión social

44

entre los miembros del grupo, que comparten diferentes afinidades: culturales, origen común (Manning, 2005). Los migrantes tratan de recrear su pasado y reestablecer conexiones con sus lugares de origen (Feldman, 1990), manteniendo una memoria individual y colectiva de su pasado, como son las filiaciones familiares, las culturales, como la religión, inclusive las experiencias sensoriales que abocan a sus lugares de origen, sean estas gratas o no (Mazumdar, 2005), una forma de recrear estas conexiones es estableciendo concentraciones étnicas o como agrupaciones de familiares de un origen étnico común, en vecindarios o calles que conforman una unidad geográfica. Esta concentración de personas de un origen común no necesariamente crea una comunidad étnica, para que esto suceda tienen que existir instituciones formales o informales y símbolos comunitarios para poder conformar puntos de unidad social, para que a lo largo del tiempo se conviertan en un enclave étnico (Qudeer y Kumar, 2006:1-2). Tomando como referencia lo anterior, un asentamiento donde se agrupan individuos con un origen diferente a los del “común” de la ciudad, se puede considerar un enclave multiétnico, siempre y cuando este conlleve un factor de cohesión cultural. Desde la arqueología, los materiales arqueológicos y las prácticas culturales, son los mejores indicadores de etnicidad y multietnicidad como signos de unidad social (Nash, 2009). Una

de

las

características principales

de

Teotihuacan,

es su

organización social, en conjuntos departamentales multifamiliares, compartidos por varias familias, unidas por relaciones de parentesco y actividades productivas y sociales en común (Morelos, 1986; Manzanilla, 2009). A estos se les ha considerado como una unidad de integración social, por medio del 45

reforzamiento de la identidad cultural (Sanders, 1966). Michael Spence (2005), utiliza el término enclave étnico, para tratar de explicar el área del Tlailotlacan, como parte de una diáspora comercial. El uso del término “barrio” en Teotihuacan, se ha usado para denominar a la suma de diversos conjuntos departamentales multifamiliares, relacionados consanguíneamente y/o de otra índole como la ocupación, que coexisten gracias a un sistema de organización social jerárquica corporativa (Millon, 1966:151). Este término se ha usado para distinguir áreas de homogeneidad cultural a los cuales se les ha llamado “barrios foráneos, sin embargo se ha observado que no hay una uniformidad cultural, ni de origen geográfico, sino un conglomerado multiétnico (Rattray, 1989; Rattray y Civera, 1999; Torres y Cid, 2011; Ortega C., 2014) Migración y comercio Los movimientos migratorios están constituidos por flujos de individuo y grupos de personas que por distintas circunstancias dejan sus lugares de origen y se establecen en otros. Por lo general estas personas buscan la supervivencia y el mejoramiento de sus condiciones de vida (Lee, 1966; Leguina, 1981; Nates, 2010). Los movimientos poblacionales suelen cambiar las estructuras sociales y las dinámicas demográficas de las comunidades huésped y como consecuencia generan nuevas fuentes de diversidad cultural (Castles y Miller, 2009). El estudio de esta temática implica restricciones de temporalidad de los movimientos; por lo tanto es importante aclarar que la movilidad se entiende como la capacidad de desplazamiento temporal de individuos o grupos en un territorio (Livi-Bacci, 1993; Negrete y Mina, 2008), por otro lado la migración 46

implica dejar una unidad social para poder entrar a otra, mientras que la movilidad es el desplazamiento entre dos o más unidades sociales en periodos cortos de tiempo, por lo que estos

movimientos conforman circuitos de

movilidad o “risos”. Estos movimientos de población dentro de los circuitos de movilidad, tienden a explotar las materias primas de las regiones circundantes y a transportar mercancías las cuales por lo regular son productos terminados, el establecimiento de estos “risos”, llevan a la conformación de diásporas comerciales (Kardulias y Hall, 2007:8; Ikwuyatum, 2012). El comercio es unos de los principales motores de la migración humana, generador de tecnología y de cultura, esto para facilitar el

transporte de

mercancías e intercambio, de igual manera, genera la necesidad de crear un sistema social para facilitar la instalación y la estancia de los comerciantes (Manning, 2005; 79). La actividad comercial dentro de la cultura humana juega un papel importante en el desarrollo de las culturas, los grupos involucrados son los encargados de la distribución de bienes; ésta

lleva consigo el

establecimiento de redes comerciales (diásporas) y a su vez, la de enclaves étnicos. Con el fin de facilitar el comercio y la migración entre dos o más puntos se pueden llegar a establecer dos tipos de redes o diásporas: las comerciales, que surgen a partir del establecimiento de rutas de intercambio de mercancías, entre una población A y otra B. Este tipo de redes conlleva al establecimiento de puntos intermedios de abastecimiento de mercancías formando, a su vez comunidades en los sitios de paso. Finalmente se forma una comunidad fija en la población B, la cual se puede constituir como un enclave étnico comercial.

47

Éste último no es necesariamente el fin de la diáspora, ya que ésta se puede extender más allá del enclave étnico (ver figura 2.2). Figura 2.2

Es este dibujo se puede observar dos poblaciones, A y B. De manera teórica la

población B, migra a A. Si no hay el establecimiento de una base para conservar la cohesión sociocultural del grupo, se puede dar el proceso de asimilación.

Fuente: Elaboración propia.

El establecimiento de redes de intercambio comercial lleva consigo la generación de diásporas, éstas surgen a partir del asentamiento de personas de la misma comunidad étnica en comunidades foráneas, con el fin de dar asilo y permitir el intercambio con la comunidad foránea. Estos lugares de abastecimiento, comercio y descanso, conllevan a la generación de enclaves étnicos en donde residen los migrantes itinerantes y temporales (Cohen, 1996:113). El enclave étnico se concibe como una forma económica de integración de las minorías a un mercado alternativo (Portes y Manning 1986), en donde el mercado

principal

es

dominado

por

la

“formalidad”

social,

derivado

principalmente por las barreras culturales, como lo son el idioma. Por otro lado la diáspora comercial facilita la permanencia cultural a través del tiempo de un grupo minoritario, ya que el comercio provee además de un flujo continuo de 48

mercancías que demanda la población huésped, favoreciendo la movilidad cíclica de las poblaciones. Migración e identidad étnica: asimilación El fenómeno de la migración implica un alto costo, en primera instancia debido al

impacto

que

genera

en

las

relaciones

afectivas

y

familiares,

consecuentemente modificando las estructuras sociales de las comunidades involucradas (Castles y Miller, 2009; Sowell, 1996: 2). Es un hecho comprobado que los movimientos poblacionales transforman los componentes socio-culturales y demográficos de las comunidades de origen y huésped, generando nuevas fuentes de diversidad cultural (Castles y Miller, 2009). Dicha diversidad implica la convivencia de símbolos, tradiciones, música, comidas e historias que viajan, atraviesan fronteras, son re-interpretadas, difundidas o rechazadas; se entremezclan con otras, compiten, se olvidan, son traducidas, y pasan a través de fronteras jurídicas y políticas, desafiando la idea de que cada cultura ocupa y se identifica únicamente con un territorio (Giménez, 1997). Giménez (2002), menciona que la identidad es un conjunto de repertorios culturales interiorizados representados por valores y símbolos, a través de los cuales los actores sociales, se distinguen de los demás actores sean individuales o colectivos, dentro de un espacio históricamente especifico y socialmente estructurado. La necesidad de la creación de cohesión grupal lleva consigo a la identidad, la cual surge de la dialéctica del individuo en sociedad y se perfila como un proceso inacabado, (González, et al., 2009), siendo esta el conjunto de prácticas y significantes que dan sentido a la existencia y formaciones

49

individuales y sociales (Arfunch, 2002). En este contexto, se construyen las identidades, definidas como el vínculo que nace de la unidad y la unicidad, misma que surge de las similitudes y las diferencias inherentes con los “otros” (Martínez, 2008). En los grupos migrantes la identidad se es concebida en muchas ocasiones como identidad étnica, siendo que estos integran la identidad del lugar de origen con la del lugar de destino (Sassone, 2007). Cuando existe un grupo minoritario en una sociedad, tiende a crear unidades territoriales, donde se mantiene una “continuidad” cultural con su lugar de origen (Casasa, 2008). La creación de una identidad implica una memoria colectiva, la cual es conformada en parte con mitos, narrativas y fantasía, esta mitología tiene relación con el inicio o con el lugar de origen (Hall, 1996).

La identidad entre

migrantes conlleva procesos que preceden a la conformación de una diáspora, como una unidad poblacional dispersa y fuera de su lugar de origen. Las causas de la generación de una población diaspórica pueden ser variadas, como la búsqueda de nuevas oportunidades para el mejoramiento del nivel de vida. La población que integra la diáspora por lo regular comparte un origen étnico o geográfico común, lo cual genera un fenómeno de aceptación, empatía y de solidaridad entre sus miembros y una memoria colectiva en función de una continuidad ideológica hacia el lugar de origen (Cohen, 1996). Migración y fecundidad La adaptación biológica en los humanos como mamíferos se compone de tres componentes principales: 1) sobrevivencia, 2) productividad, 3) reproducción. Debido a la naturaleza biocultural de los seres humanos, deben de agregarse

50

algunos parámetros adicionales, que influyen su adaptación, como: la tecnología, los sistemas sociológicos e ideológicos para la sobrevivencia, producción y reproducción (Bogin, et. al., 2007). Parte de esta adaptacion es la migración, que es motivada por un afán de sobrevivencia, las adversidades que afectan a los humanos, ocurren como la disrupción de las tecnologías de producción y distribución de comida, o de otros sistemas de orden social, familiar u otros (Lee, 1966; Leguina, 1981; Nates, 2010). La migración implica un alto costo, no sólo desde el punto de vista económico, sino el impacto social, individual

y eminentemente

biológico

(Castles y Miller, 2009; Sowell, 1996). La migración conlleva a la adecuación del organismo a condiciones medio ambientales desconocidas, derivado de un cambio drástico en el medio ambiente, estos afectan al humano, provocando una adecuación cultural a través del tiempo (transgeneracional) y un cambio cultural a través del cambio tecnológico (Bogin, 1988). Siendo que la fecundidad en los humanos está influenciada por el medio ambiente sociocultural la migración, que es un hecho social, tiende a influenciar en este proceso. Existen cuatro teorías o modelos que han intentado explicar la fecundidad de las poblaciones migrantes y no migrantes desde la demografía y la

economía,

generacionales,

dichas

propuestas

adaptativas,

se

selectivas

enfocan y

en

las

disruptivas

perspectivas (Majelantle

y

Navaneetham, 2013). La teoría generacional propone que la fecundidad en poblaciones rurales o en países pobres es mayor, contrastando con las de regiones urbanas o de los países desarrollados. Este modelo asume que cuando se presenta la

51

migración de una región pobre a una rica, los migrantes tienden a mantener una fecundidad alta, por lo menos hasta la siguiente generación, en que las normas culturales del área son aceptadas por el grupo, por ende la primera generación de nacidos seria significativamente menos fértiles que los que originalmente migraron (Majelantle y Navaneetham, 2013). La teoría adaptativa propone que los cambios y adaptaciones a un estilo de vida diferente (normas de reproducción sexual), ocurren gradualmente y no necesariamente

de una generación a otra.

Se propone que el nivel de

fecundidad de una familia migrante, está determinada a la adaptación que esta tenga a las normas socioculturales del nuevo nicho cultural. El “costo por hijo”, el nivel económico y los ciclos de reproducción de las mujeres, son factores que influyen en el nivel de fecundidad de los migrantes. La teoría adaptativa propone que la fecundidad de los migrantes es mayor, pero que esta tendencia tiende a igualarse con las poblaciones nativas, a lo largo del tiempo. La teoría de la selección sugiere que la fecundidad de los migrantes es menor a la población de la región de la que se migro, esto debido a que hay un proceso de “auto selección”

de acuerdo a las características individuales,

como la educación, estado civil o empleo. Los migración se da principalmente en grupos pequeños, la adecuación a los contextos socio económicos nuevos, tiende a provocar estrés lo cual conlleva a una menor fecundidad en estos grupos. Ribe y Schultz (1980), proponen que los migrantes toman una estrategia de familias menores a las de sus contrapartes nativas, pero la fecundidad es mayor a las poblaciones receptoras. La selección también está determinada por características no observables como la decisión de postergar el embarazo y la aceptación del cambio cultural (Chattopadhyay, et al., 2006). 52

La teoría disruptiva, propone que el estrés derivado del proceso de migración y de adaptación al nuevo entorno, provoca cambios en la estructura socio cultural y biológico de las familias o grupos. Esta disrupción con el contexto original, tiende a causar cambios fisiológicos, que derivan en una baja fecundidad en las mujeres, aunque esta tendencia es solo temporal y está determinado al tiempo inmediato a la migración. De acuerdo con esta hipótesis la fecundidad de los migrantes es menor, comparada con las poblaciones no migrantes. La disrupción deriva en la postergación del embarazo, en el periodo de adecuación, sin embargo es temporal y tras este periodo por lo regular hay uno de alta fertilidad (Lindstrom y Saucedo, 2002). Estas teorías derivadas de la demografía y la economía, abarcan solo las áreas demográficas y económicas, no tomando en cuenta el “soma”, ni los procesos implícitos en la biología cultural, que pueden afectar la fecundidad. Una ventaja biológica de los seres humanos, cuando tienden a la movilidad es la plasticidad, que es una de las piedras angulares del éxito

adaptativo y

evolutivo de la especie (Lasker, 1969). La tecnología parece ser un determinante en los procesos biológicos, relacionados con la fecundidad, en países pobres la producción agrícola tiene relación con la mano de obra barata, esto implica que la familias grandes tienen una mayor producción, una alta fecundidad es parte del modo de subsistencia. En países desarrollados, la producción agrícola es proporcional a la tecnología que se usa, maquinaria, fertilizantes, semillas mejoradas, etc. (Boserup, 1965). La disminución de la fecundidad en los países desarrollados se ha dado de manera gradual y diferenciada, al igual que la mortandad, la “producción” de

53

hijos, está determinada por una combinación de factores biológicos, como la menarquia, el intervalo entre los partos y el término del periodo fértil; y culturales, como la edad del matrimonio, control de natalidad, etc. (Livi Bacci, 2009). La migración es una estrategia de supervivencia biológica, el sacrificio de la facultad de reproducción, puede ser el resultado de un proceso biológico de adaptación. El cuerpo del migrante sufre un impacto que afecta la dieta, el mantenimiento somático y exposición a elementos estresantes, como patógenos y los elementos medio ambientales. Goldstein y Goldstein (1981) en su estudio de migrantes en Tailandia, mencionan que hay una baja fecundidad en las mujeres migrantes en los primeros cinco años posteriores a la movilidad (Goldstein, 1971). La migración afecta la primera generación de migrantes, pero sus efectos se revierten al paso del tiempo como en el caso de los guatemaltecos refugiados de la guerra civil en los años 80, en los Estados Unidos (Bogin, 1997), estos cambios se ven a nivel biológico, como lo es el aumento de estatura y peso, derivados principalmente del cambio en la condiciones nutricionales y de salud (Smith, et. al., 2003). Los ciclos vitales se ven afectados y a través de estos se puede explicar, desde la biología como se afecta la fecundidad. Las adversidades que afectan a los humanos ocurren como la disrupción de las tecnologías de producción y distribución de comida, o de otros sistemas de orden social, familiar u otros. El crecimiento y desarrollo de los seres humanos en condiciones adversas, como lo constituye la migración, tiende a reducir su sobrevivencia, productividad y reproducción, en estas condiciones existe riesgo de aborto o que los infantes que sobreviven 54

tengan un bajo peso al nacer, un crecimiento deficiente, un desarrollo asimétrico en las proporciones corporales e incluso afectación de las capacidades cognitivas (Bogin et. al., 2007). El análisis de la fecundidad de los migrantes, se puede hacer si se toma en cuenta la edad fértil de la población que migra. Siendo que la función reproductiva de la mujer, está influenciada principalmente por la edad de la menarquia y cuando se decide en el primer embarazo, en las mujeres muy jóvenes (adolescentes), el desarrollo del feto debe de completarse al igual que el de la madre y cuando la mujer es mayor a los 35 años existe la posibilidad de problemas cromosómicos, por lo tanto la fisiología y la edad son factores determinantes en el éxito reproductivo (Pike, 2001). La edad es condicionante de la fertilidad en las mujeres, aunque no es un rasgo que se puede generalizar, ya que ésta varía conforme las condiciones medio ambientales y biológicas de cada individuo, este periodo se encuentra entre la edad en que se presenta la menarquia y su fin con la menopausia. Este periodo fértil disminuye a partir de los 30 años, esto influencia en los niveles de fecundidad de una población, dependiendo del adelanto o retraso del inicio de la maternidad. En países ricos y en ciudades, este dato es relevante ya que las mujeres “nativas” tienen la tendencia a retrasar su primer embarazo, hasta después de los 30 años, contrastando que las mujeres migrantes tienen su primer hijo antes de los 30 años (Monllor y Gómez, 2004). Otro dato es que en los países industrializados como Japón, hay una tendencia al envejecimiento de la población nativa, derivado principalmente al bajo índice de fecundidad y a que un cincuenta por ciento de los embarazos no llegan a término (Bogin, 2001), el

55

elevado número de abortos puede estar determinado por la edad a la cual se tiene el primer embarazo. Las variables bioculturales, implícitas para explicar la tendencia reproductiva

de las poblaciones migrantes son complejas, siendo que la

fecundidad es resultado de múltiples variables, que pueden influenciar en la decisión de retrasar o restringir el tiempo y la cantidad de hijos que se pueden tener. Siendo que la procreación es uno requisitos fisiológicos de la fertilidad, esta se puede ver afectada por la edad, la amenorrea, los ciclos naturales y el medio ambiente sociocultural. Los factores que afectan la capacidad reproductiva y la fecundidad, están determinados por la cultura y la biología de cada grupo. La cultura determina la reproducción humana

a diferencia de

otras especies, la diversidad social de los grupos humanos promueve una fecundidad diferencial. El periodo fértil en la reproducción, está influenciado por factores socioculturales, que da acceso a la reproducción y la edad en que se establece una unión estable con fines reproductivos. Los factores biológicos como el inicio de la pubertad (13-15 años) y el final del periodo fértil (50 años). En un sentido estricto no hay una fertilidad natural en la especie humana, ya que las regulaciones culturales están entrelazadas con los ciclos biológicos (Luna, et. al., 2006). La

fecundidad

de

las

sociedades

rurales,

tiende

a

ser

alta,

principalmente por la importancia de los niños como parte de la economía familiar, siendo estos una fuente de mano de obra importante y un remplazo constante en las labores del campo. En la economía urbana e industriales son tomados como un activo pasivo y no como una inversión a corto plazo (Ortega M., 2012:79). Esta relación económica-cultural se rompe al momento de la 56

migración, pero este rompimiento con las ideologías culturales y la entrada al nuevo rol urbano, no se da de inmediato. En estudios como el de Chattopadhyay, et al. (2006:197), se ha visto una tendencia en las mujeres migrantes en posibilidad de procrear, de retrasar el embarazo en el periodo anterior y posterior el evento de movilidad y de reacomodo en el lugar de destino. Esta tendencia no es general, ya que la cultura, educación y otros factores tienden a influir en la decisión de embarazarse. En este capítulo se enumeraron los trabajos, que se consideraron importantes y que sirvieron de base para la presente investigación, donde se mencionan las costumbres funerarias de los teotihuacanos y las tendencias a en los estudios a lo largo de más de 100 años de exploraciones. De igual forma se construye en el marco teórico, las ideas centrales de la investigación, como la etnia y la cultura, las cuales son importantes para reforzar la identidad grupal y que desde la teoría de la migración se puede explicar la prevalencia cultural de un grupo minoritario en una ciudad. Finalmente se aborda el tema de la fecundidad y la migración, siendo que por medio de la exploración de las diferentes teorías, se puede hacer un acercamiento teórico, al fenómeno paleodemográfico de Tlailotlacan, con lo cual se pueden identificar los periodos de tiempo

donde se presentó una

mayor fecundidad y por ende un aumento o una disminución en los flujos migratorios.

57

CAPÍTULO 3

Contexto socio cultural de las poblaciones analizadas

En el presente capítulo se da un panorama general del contexto socio cultural en Mesoamérica durante el periodo Clásico, haciendo especial énfasis en el altiplano específicamente en Teotihuacan y en la región de Oaxaca. Adicionalmente se hace una breve descripción de los sitios que se analizan para el presente trabajo, haciendo hincapié en las investigaciones de índole osteológica. Migración en el periodo Clásico Mesoamericano El periodo Clásico Mesoamericano, se caracteriza por el establecimiento de redes de intercambio comercial, (Smith, 2010) y por constantes movimientos poblacionales derivados de desastres naturales y conflictos bélicos (ReeseTaylor, 2011), desde y hacia las diferentes regiones culturales

que

conformaron esta súper-área. Mesoamérica en un área cultural, caracterizada por contener numerosas culturas (Smith, 2010), las cuales comparten prácticas y rasgos; una de estas características es el intercambio a larga distancia de mercancías, el cual jugó un papel importante, en la distribución de bienes materiales, como factor de cohesión cultural y biológica, al permitir que los centros urbanos de las diferentes regiones culturales (figura 3.1), entablaran relaciones de intercambio comercial (López y López, 2010; Gómez y Cucina 2013).

58

Figura 3.1 Regiones culturales de Mesoamérica

Fuente: Feinman y Nicholas, 2011

Relaciones comerciales entre Teotihuacan y otros centros urbanos de Mesoamérica y con especial atención hacia la Región de Oaxaca Teotihuacan

se localiza en el altiplano central de México, los primeros

asentamientos se dieron hacia el Formativo Terminal (500 a.C. al 150 d.C.). Durante el Clásico Temprano y Clásico Medio (150 al 550 d.C.), Teotihuacan creció hasta convertirse en una

prospera ciudad con una fuerte influencia

regional y el establecimiento de redes comerciales, a lo largo de Mesoamérica (Manzanilla 2002). En este periodo Teotihuacan fue uno de los principales motores de comercio en Mesoamérica, quien habría desarrollado estrategias de control de materias primas y redes de intercambio (Filini, 2010), con otras áreas de Mesoamérica, como lo fueron el Área Maya (Angulo, 2002: Chase y Chase,

59

2014; Feinman y Nicholas, 2011), Golfo de México (Daneels, 2002), Occidente (Gómez, 2002; Filini, 2010) Oaxaca (Winter, Martínez y Herrera, 2002). Teotihuacan La ciudad de Teotihuacan, se considera la primera gran urbe, densamente poblada, cuyo desarrollo se dio entre el siglo primero y el 550 d.C., con una población estimada entre 40 mil a 200 mil habitantes en su apogeo y cerca de 2,000 conjuntos habitacionales distribuidos en un área de entre 20.5 a 22.5 km2 (Millon 1973, Rattray 2001, Manzanilla 2012) La ciudad se caracterizó por el establecimiento de redes de intercambio a larga distancia. Las condiciones de desarrollo

de la ciudad se deben

principalmente al control de los recursos naturales de la zona principalmente de las fuentes de obsidiana en Otumba y en Cerro de las Navajas cerca de Pachuca (Millon 1973). Evelyn Rattray (2001) publicó un fechamiento relativo ajustado de las fases cronológicas del desarrollo de la ciudad, en base a los restos materiales y el análisis de carbono 14. Lo anterior es importante para entender como la ciudad fue creciendo en las diferentes épocas y el crecimiento poblacional que ésta tuvo (cuadro 3.1). Teotihuacan fue una de las ciudades de mayor extensión y población de la Mesoamérica Clásica, concentrando cerca de un 70 a 80 por ciento de la población de la Cuenca de México (Pearsons, 1968; Sanders, Parsons y Santley 1979).

60

Cuadro 3.1. Cronología para la ciudad de Teotihuacan.

Metepec

Fecha (d.C.) 550-650

Xolalpan tardío

450-550

Clásico tardío

Xolalpan temprano

350-450

Clásico temprano

Tlamimilolpa tardío

250-350

Clásico temprano

Tlamimilolpa temprano

200-250

Clásico temprano

Miccaotli

150-200

Clásico temprano

Tzacualli tardío

100-150

Formativo terminal

Tzacualli temprano

1-100

Formativo terminal

Patlachique Fuente: Rattray, 2001.

150-1 a.C.

Formativo terminal

Fase

Periodo Clásico tardío

Teotihuacan es considerado el eje mesoamericano, por el intercambio y las alianzas político-comerciales que genero con ciudades como Cholula (Puebla), Monte Albán (Oaxaca), Matacapan (Veracruz), Palenque (Chiapas), Kaminaljuyú, Tikal y Uaxactún, en Guatemala, Copán, en Honduras, y muchas otras más que destacaron durante el Clásico mesoamericano (Manzanilla, 2001a; Matos, 2009). Con el fin de poder establecer una comparación de los rasgos bioculturales y paleodemográficos de Tlailotlacan, se tomaron como referencia dos grupos poblacionales, los cuales son consideradas como “típicas” teotihuacanas, por sus características arquitectónicas, evidencia material como la cerámica, lítica

y costumbres funerarias Los hallazgos más frecuentes

derivados de las excavaciones arqueológicas han demostrado que los enterramientos teotihuacanos más comunes son los encontrados en fosas semicirculares en posición decúbito lateral flexionado y sedente (Cabrera 1999). La primera es La Ventilla, particularmente los materiales osteológicos de las excavaciones de las temporadas de excavación de 1964 (La Ventilla B) y de 1992-1994 (La Ventilla Frente 3). El segundo grupo es el de Tlajinga 33, 61

excavado en las temporadas 1981-1982. A continuación se hace una breve descripción de los sitios (figura 3.2). Figura 3.2. Plano de la antigua ciudad de Teotihuacan, donde se muestra la ubicación de Tlailotlacan, La Ventilla y Tlajinga 33.

Fuente: Modificado de Millon 1973.

La ventilla El sitio de La Ventilla, corresponde a varios conjuntos habitacionales que se localizaron en los terrenos pertenecientes al Rancho La Ventilla de San Juan Teotihuacán. El conjunto se encuentra ubicado al oeste de la Calzada de los Muertos en el sector S1W2 del mapa general de Millon (1973) (Figura 3.3).

62

Figura 3.3. Plano general de las excavaciones de La Ventilla

Fuente: Gómez y Núñez, 1997, modificado el autor.

La Ventilla es el sitio “típico” teotihuacano siendo éste el área excavada de Teotihuacan donde se han recuperado una mayor cantidad de entierros a lo largo de sus temporadas de excavación, además de una gran variedad de individuos ofrendados ritualmente, principalmente individuos perinatales e infantiles, así como de restos mortuorios de adultos, los cuales fueron mutilados e inclusive decapitados (Cabrera 2003). Las primeras exploraciones arqueológicas se realizaron en el año 1964 durante los trabajos del “Proyecto Teotihuacan”, V Temporada, donde se excava el sitio que se denomina La Ventilla B. La ocupación poblacional de este conjunto habitacional se dio entre las fases Tlamimilolpa temprano (200 d.C.) a Metepec (650 d.C.). En la temporada 1964 se localizaron y excavaron 63

un total de 174 entierros cuyo análisis fue realizado por Carlos Serrano y Zaid Lagunas (1997). Los autores reportaron sobre el sistema de enterramiento que los individuos infantiles fueron colocados dentro de cajetes o en fragmentos de vasijas, asociados frecuentemente al núcleo de altares o junto a los cimientos de los muros. (ibid: 40) Los enterramientos adultos fueron directos, primarios (83%), secundarios (15%) e incinerados (2%). En cuanto a la posición de los entierros de un total de 107 individuos, la flexionada estuvo presente en un 98% y la posición extendida en 2%. La posición

flexionada,

según

Lagunas

y Serrano

(1997),

se

debe

al

amortajamiento de los cuerpos, lo cual quedó evidenciado por restos de textiles encontrados en muchos de los entierros (figura 3.4). Por consiguiente la posición flexionada fue la más común y los autores no observaron diferencias de tipo de entierro por sexo entre los adultos. Entre los individuos infantiles y juveniles la variante decúbito dorsal flexionada fue la que se reportó con mayor frecuencia. La posición dorsal extendida fue la que se encontró con menos frecuencia y correspondió a dos individuos infantiles de menos de un año de edad (ibid: 44).

64

Figura 3.4 Posición de los entierros de La Ventilla B, excavados por Vidarte en 1964.

Fuente: Serrano y Lagunas, 1997.

Entre los entierros excavados en 87 se encontró ofrenda asociada, en base al análisis cerámico realizado por Evelyn Rattray (1997), menciona que la distribución de ofrendas en los entierros, fue significativamente homogénea, ya que no hubo discriminación en calidad o factura por género

65

“los varones no eran favorecidos con artículos de más valor que las mujeres. Ambos recibieron concha, pizarra pintada de rojo, figurillas de tierras diatomáceas sin cocer y vasijas de cerámica ordinaria” (Rattray 1997:33). En cuanto a la distribución espacial de los entierros presenta la mayor acumulación alrededor de tres áreas principales que según Rattray (1997: 29) fueron los primeros que se construyeron, siendo estos el Cuarto del altar I, la plaza Patio 5 y el cuarto de adobe 3. Serrano y Lagunas (1997) elaboraron un cuadro que muestra la distribución de los entierros. Se observa en el cuadro de ubicación que la mayor distribución de entierros se da en las áreas privadas de actividad (cuartos), siendo estas las que con mayor frecuencia se utilizaban para la disposición de los cadáveres (figura 3.5). En cuanto a las áreas públicas (patios) se utilizaban principalmente para disponer de entierros infantiles (perinatales). Posteriormente entre los años 1992 y 1994, derivado de trabajos de salvamento arqueológico, se realizaron excavaciones las cuales localizaron una gran cantidad de estructuras arquitectónicas. Por la magnitud de los labores, se dividió en cuatro frentes de excavación las cuales incluían conjuntos habitacionales, rituales y administrativos (Figura 3.6).

66

Figura 3.5 Plano de La Ventilla B, donde se observa la distribución de los entierros.

Fuente: Serrano y Lagunas, 1999.

67

Figura 3.6. Plano general de las excavaciones de La Ventilla 1992-1994

Fuente: Gómez y Núñez, 1997

Los materiales que se analizaron corresponden al frente 3 (Figura 3.7), en donde se localizaron dos conjuntos residenciales denominados A y B. 68

Dichas unidades están conformadas por varios aposentos, los cuales cuentan con un patio de acceso, guardando un patrón de distribución teotihuacano de tipo ortogonal. Estos conjuntos tienen acabados austeros en pisos y muros, sin embargo se encontraron la mayor cantidad de enterramientos humanos con ofrendas (Cabrera 2003).

Figura 3.7. Planta de los Conjuntos A y B frente 3.

| Fuente: Cabrera 2003.

69

Tlajinga 33 Es un conjunto identificado como de tipo residencial, el cual está ubicado al sudoeste del centro ceremonial de Teotihuacan (S3W1), de menor estatus social que existió en la ciudad,cuyas actividades de las personas que habitaron este barrio fue, posiblemente, la de artesanos principalmente dedicados a la industria lapidaria (Storey 1992; Storey y Widmer 1999). El sitio fue explorado de septiembre a diciembre de 1980, bajo la dirección de William T. Sanders y se le ubicó temporalmente entre las fases Tlamimilolpa tardío a Metepec (250 al 650 d.C.) (Storey 1987, 1992, 1994; Storey y Widmer 1999) (Figura 3.8) Figura 3.8. Plano de Tlajinga 33 donde se muestra la ubicación de los entierros.

Fuente: Rattray 1997: 36.

70

Las excavaciones de Tlajinga 33 fueron las primeras que se realizaron con el fin especifico de recuperar datos paleodemograficos en un conjunto residencial teotihuacano (Storey 1992). En total se localizaron 206 entierros, 65 primarios y 141 secundarios. De estos entierros 50 fueron directos localizados en fosas, posicion flexionada, y 15 indirectos sobre vasijas. La distribucion de edad de los entierros primarios es la siguente 48% fueron sub adultos y 52% adultos (op cit). Las vasijas de cerámica constituyeron las ofrendas más comunes entre los entierros explorados, los autores reportan que sólo 3 entierros tuvieron otro tipo de cerámica, las navajillas de obsidiana fueron comunes después de las vasijas, otros materiales como concha y piedra verde considerados materiales “exóticos” o importados fueron menos comunes, la concha se localizó en 20% de los entierros, mientras que la piedra verde en 11% (Storey y Widmer 1999). En cuanto a la distribución por género de los entierros primarios, los individuos masculinos que se encontraron en áreas públicas representan el 53%, contra los individuos femeninos que fue del 31%. Los entierros dentro de fosas fueron 53% masculinos y 39% femeninos (Storey y Widmer 1999). Tlailotlacan Tlailotlacan es un área que se ubica en el límite noroeste de la antigua ciudad de Teotihuacan (ver figura 3.2), aproximadamente a 3 Km. al poniente de la calzada de los muertos y fue ocupado principalmente por posibles inmigrantes que provenían de la región de Oaxaca (Spence 1992). Tlailotlacan es un área integrada por una serie de complejos arquitectónicos de tipo residencial con características predominantemente de 71

tipo “oaxaqueñas” (Spence 1976, 1989), se tiene evidencia de ocupación desde el año 200 d.C. (Tlamimilolpa temprano) hasta el 650 d.C. (Fase Metepec) cuando la ciudad sufrió su colapso (Spence 1976). Basándose en las relaciones espaciales de conjuntos y complejos arquitectónicos observadas por René Millon y su equipo, a partir del análisis topográfico y de foto aérea, el cual tuvo como objetivo realizar el

mapa de la

ciudad antigua (figura 3.9) y los materiales arqueológicos recolectados en superficie, respaldaron el supuesto de que la urbe estuvo dividida en barrios o vecindarios, algunos habitados por grupos especializados en determinadas actividades (productivas) y otros en los que residieron comunidades de origen foráneos (Millon, 1973), entre los que destacaban las que integraron grupos originarios de la región de Oaxaca, la costa del Golfo de México y el área maya. René Millon (1967) reporta la ocupación oaxaqueña en los cuadrantes N1W6, N2W6 y N2W7 del mapa de Teotihuacan (ver figura 3.9), debido a grandes concentraciones de tiestos del estilo oaxaqueño de pasta gris, describiendo una serie de conjuntos habitacionales como sitio 7, donde reporta una tumba de factura similar a las oaxaqueñas que había sido saqueada. (Millon 1973). En 1966 bajo la dirección de John Paddock, se realizan exploraciones en la sitio 7:N1W6, en 1967-68 se continúan las exploraciones bajo la dirección de Rene Millon y Juan Vidarte, bajo el Teotihuacan Mapping Project (Millon 1967, 1973; Paddock 1983; Rattray 1987).

72

Evelyn Rattray (1993), reporta que durante las excavaciones realizadas en el “Barrio Oaxaqueño” exploró una tumba similar a las localizadas en Monte Albán, que contenía un entierro secundario múltiple, lamentablemente la tumba se encontró alterada por saqueo y no se pudo determinar la posición original de los entierros. Spence (1992) también reporta en el sitio TL7: 6 individuos, 4 adultos (2 masculinos, 1 femenino y 1 indeterminado), 1 infantil (5 a 7 años)

y 1

perinatal, además un entierro de cánido. En el Proyecto Arqueológico Teotihuacan 1980 – 1982, la arqueóloga Patricia Quintanilla (1982) excava el sitio denominado 69:N2W6, donde se localizaron 4 entierros de adultos (3 masculinos y 1 femenino) y un entierro de cánido. En 1987 y 1989, Spence (1988,1989) excava en parte del sitio TL6; un conjunto habitacional con diferentes etapas arquitectónicas, donde reporta un total de 19 entierros, 3 masculinos, 5 femeninos, 2 indeterminados y 9 infantiles. En 1993 el arqueólogo Luis Gamboa (1995), (Spence y Gamboa 1999) excava el sitio TL1 donde encuentra, un total de 9 individuos adultos. En TL 20, reporta un individuo adulto y 16 neonatos, todos ellos en ollas, al parecer producto de sacrificio. La arqueóloga María Teresa Palomares (2003, 2007), realiza excavaciones en el sitio TL1, como parte de un salvamento arqueológico, donde reporta 6 entierros. En 2008, 2009 y 2010 se realizaron excavaciones arqueológicas, como parte del “Proyecto de investigación arqueológica Barrio Oaxaqueño, Tlailotlacan, Teotihuacan” bajo la dirección de la arqueóloga Verónica Ortega 73

Cabrera (2009, 2010,2011) en los sitios TL1, TL2, TL9, TL11 y TL67 (figura 3.9). Los materiales recuperados en dicho proyecto

se analizaron para la

presente investigación Figura 3.9. Mapa donde se muestra parte de los sectores N1W6 – N2W, donde se ubican las estructuras arquitectónicas, intervenidas a través de los diversos proyectos arqueológicos.

Fuente: Rattray, 1993; modificado por Verónica Ortega en Archer 2012),

74

Patrón funerario teotihuacano Las tradiciones funerarias en Teotihuacan muestran una sistematización y ritualidad compleja, “evidenciado la presencia de un

patrón funerario muy

elaborado, correspondiente a la complejidad social y la presencia de tradiciones culturales diversas…” (Cabrera y Serrano, 1999:345), siendo que esta es una ciudad considerada multiétnica, Los patrones funerarios distintivos encontrados por Rattray (1997), según la temporalidad son los siguientes: “…1) el patrón formativo terminal de los entierros en pirámides y los entierros comunes en estructuras en forma de templos asociados a residencias; 2) el patrón clásico temprano, conformado por los típicos conjuntos departamentales teotihuacanos y entierros realizados por extranjeros que vivían en los diferentes barrios étnicos de Teotihuacan; 3) el patrón del periodo Clásico tardío continua con muchas de las costumbres de entierros de la etapa precedente, pero con un incremento de la riqueza desplegado en las ceremonias de entierro en los conjuntos departamentales de Tetitla, Palacio de Zacuala, Patios de Zacuala, Xolalpan y La ventilla “B” (Ibid.:13,14). Tomando en cuenta lo anterior, se pueden observar dos tipos principales de las prácticas funerarias en Teotihuacan: Entierros dedicatorios o públicos, estos por los regular se encuentran asociados a templos, edificios públicos y obras de infraestructura. En general este tipo de entierros son relacionados con sacrificio humano. Rattray (ibíd.) señala que estos entierros tienen el propósito de honrar a los dioses o como un parte de una ceremonia religiosa. Se han localizado entierros posiblemente correspondieran a individuos de “alto rango” o “estatus social”, en

general

75

asociados a altares en las plazas de los conjuntos habitacionales (Cabrera, 1999). Entierros domésticos, en estos las costumbres funerarias se mantuvieron constantes, siendo que las variaciones que se han registrado y encontradas a los largo de la ocupación de la ciudad, son principalmente las relacionadas al tipo ajuar funerario, principalmente en los tipos cerámicos.se localizan dentro de los límites de los conjuntos habitacionales, por lo regular en los cuartos y los patios, con frecuencia se encuentran en intrusiones circulares, por lo regular se encuentran cavadas directamente sobre el tepetate o por debajo de los pisos, en algunos casos el fondo es cóncavo y conlleva una preparación previa del espacio; por lo regular el espacio es adecuado para recibir el cuerpo. (Cabrera, ibid: 506). La presencia de grupos foráneos trajo consigo, variantes en las costumbres funerarias, como lo fue el reutilizables como las tumbas

uso

de espacios específicos

y la colocación de los cuerpos en posición

decúbito extendida, siendo esta poco común en la cultura teotihuacana (Spence, 1976, 1988, 1989, 1992; Gamboa, 1995, Palomares, 2003, 2007; Archer , 2012). Región de Oaxaca Esta región se caracteriza por ser una de las áreas de la Mesoamérica, donde pudo haber surgido, una sociedad estatal, las obras monumentales son el testimonio arqueológico más elocuente de la complejidad alcanzada en el orden estatal, siendo su epicentro y posible capital la antigua ciudad de Monte Albán (Pipitone, 2006; Martínez y González, 2009) (Mapa 3.10).

76

Figura 3.10. Mapa de Mesoamérica y del Centro de México donde se observa la ubicación aproximada de la región de Oaxaca.

Fuente: Modificado de Taube, 2000).

Monte Albán (figura 3.11), es una de las primeras ciudades de Mesoamérica prehispánica, fundada hace más de 2500 años en el Valle de Oaxaca. En sus inicios ocupa una posición intermedia entre Teotihuacan y las ciudades Mayas del Clásico (Winter 2001). Fue la capital de los Zapotecas y estaba constituida como una sociedad estatal

77

Figura 3.11 Plano general de Monte Albán.

Fuente: González 2003

Cuadro 3.1 Cuadro cronológico para el Valle de Oaxaca.

Fuente: Winter 2001:279

78

Entre las investigaciones de índole osteológico realizados en Monte Albán, se pueden mencionar los realizados por Javier Romero (1983), quien realizó una primera aproximación al estudio del sistema funerario encontrado en la zona, en donde se describen los entierros excavados entre 1932 y 1949, los cuales fueron localizados en tumbas y fosas. Romero, menciona que la posición de los entierros,

que se observó con mayor frecuencia fue la

extendida en decúbito dorsal en un 88.42%, la extendida en decúbito ventral en 17.48% y la flexionada en decúbito lateral en un 2.10%. La posición más común de los entierros en el periodo zapoteca según Urcid (2005), es la decúbito dorsal extendido, siendo la decúbito lateral flexionado la menos común. Urcid (ibid: 31) menciona que la posición flexionada se da por la necesidad de adecuar el cadáver a un espacio limitado. En cuanto a los entierros infantiles este autor

menciona que es común

encontrarlos al interior de platos y ollas. Javier Urcid (1996, 2005) comenta que la reutilización de las tumbas es común, por lo regular los entierros secundarios encontrados en tumbas, corresponden a un primer individuo, el cual fue removido para albergar a un segundo individuo que regularmente es tomado como primario.

79

CAPÍTULO 4 Resultados Índice de juvenilidad y la movilidad poblacional Como se explicó en el capítulo 1 el índice de juvenilidad

es un indicador

demográfico no convencional con el cual se obtiene la proporción P de esqueletos inmaduros de 5 a 19 años, relativo al total de la serie esquelética, (Boquet-Appel y Broco, 1997). Se encontró a partir de la proporción de esqueletos inmaduros (P5-19/P5+ y=), de las tres series por temporalidad, para la fase Tlamimilolpa Tlajinga 33 presentó un I.J. de 0.182464, Tlailotlacan de 0.122807 y La Ventilla de 0.099301. En la fase Xolalpan el I.J. fue para Tlajinga 33 de 0.238095, Tlailotlacan de 0.110048 y para La Ventilla de 0.057923 (cuadro 4.1). Cuadro 4.1 Proporción de esqueletos inmaduros (P5-19/P5+ y=), de las tres áreas analizadas de la antigua Ciudad de Teotihuacan. Temporalidad Tlamimilolpa

Xolalpan

Serie

P5/P5 y +

n=

Tlailotlacan

0.122807

43

Tlajinga 33

0.182464

80

La Ventilla

0.099301

84

Tlailotlacan

0.110048

52

Tlajinga 33

0.238095

30

La Ventilla

0.057923

198

Fuente: Elaboración Propia

.

A partir de la proporción de esqueletos inmaduros y tomando en cuenta

las propuestas de regresión de Boquet-Appel (2002), se obtuvieron las Tasas Brutas de Natalidad de las tres series esqueléticas, siendo que la que tendría los valores más altos fue la de Tlajinga 33, la cual presentó 37.44 nacimientos por cada mil habitantes en la fase Tlamimilolpa y de 46.46 por cada mil en la fase Xolalpan. Para la serie de Tlailotlacan, 27.43 nacimientos por cada mil 80

habitantes en la fase Tlamimilolpa y de 25.23 por cada mil en la fase Xolalpan. Para la serie de la Ventilla, 23.35 nacimientos por cada mil habitantes en la fase Tlamimilolpa y de 15.87 por cada mil en la fase Xolalpan (cuadro 4.2). Cuadro 4.2 Tasas Brutas de Natalidad, extrapoladas a partir de los valores de las proporciones de esqueletos inmaduros, aplicando la regresión de Boquet-Appel (2002). Serie

Temporalidad

T.B.N

Tlailotlacan

27.43

Tlajinga 33

37.44

La Ventilla

Tlamimilolpa

23.35

Tlailotlacan

25.23

Tlajinga 33

46.46

La Ventilla

Xolalpan

15.87

Fuente: Elaboración Propia.

De igual forma se obtuvo la Tasa de Crecimiento (r), a partir de la T.B.N, la cual es la siguiente: para la en la fase Tlamimilolpa se encontró que Tlailotlacan presento un T.C. de -0.78, Tlajinga 33 de 0.18 y La Ventilla de 1.23; en la fase Xolalpan Tlailotlacan presento un T.C. de -1.02, Tlajinga 33 de 0.93 y La Ventilla de -2.17 (cuadro 4.3). Cuadro 4.3 Tasas de Crecimiento (r), extrapoladas a partir de los valores de las proporciones de esqueletos inmaduros, aplicando la regresión de Boquet-Appel (2002). Serie

Temporalidad

(r)

Tlailotlacan

-0.78

Tlajinga 33

0.18

La Ventilla

Tlamimilolpa

-1.23

Tlailotlacan

-1.02

Tlajinga 33

0.93

La Ventilla

Xolalpan

-2.17

Fuente: Elaboración Propia.

81

Análisis comparativo de la modificación cefálica cultural El análisis de la modificación cefálica cultural, no dio los resultados esperados, debido a que el número de casos encontrados fue muy reducido, derivado del mal estado de conservación de los cráneos de las series de Tlajinga 33 y de La Ventilla. No obstante se expone los siguientes resultados del número de casos identificados por tipo de deformación en las series esqueléticas por sitio: Tlajinga 33, tabulares erectos 3, tabulares oblicuos 9 y tabular oblicua mimética 1; para Tlailotlacan, tabulares erectos 9 y tabulares oblicuos 18; para La Ventilla,

tabulares erectos 4, tabulares oblicuos 4 y

tabular oblicua mimética 4 (Imagen 4.1, Grafica 4.1).

Imagen 4.1 Perfil de los cráneos procedentes de Tlailotlacan.

Fuente: Elaboración propia.

82

Grafica 4.1. Distribución de la modificación cefálica cultural, por serie esquelética. 70% 60% 50% 40%

Tlajinga 33

30%

Tlailotlacan

20%

La Ventilla

10% 0% Tabular Erecta

Tabular Oblicua

Tabular Oblicua mimética

Fuente: Elaboración Propia.

Se encontraron diferencias significativas en la proporción de cráneos con modificación cefálica intencional (X2 = 21.600, gl = 8, p = 0.006). Como puede observarse en la gráfica, hay una amplia proporción de ambos tipos de deformación (tipo tabular erecta 58% y de tipo

tabular oblicua 56%) en

Tlailotlacan, está completamente ausente la mimética, mientras que en La Ventilla hay amplias proporciones de erecta y mimética. Tlajinga 33 se distingue sobre todo por la presencia de las tabulares oblicuas. Análisis de costumbres funerarias Parte de los objetivos de la investigación, fue la de establecer comparaciones entre tres diferentes áreas de la antigua Ciudad de Teotihuacan, determinar si existieron diferencias entre el área de Tlailotlacan, con La Ventilla y Tlajinga 33, presuponiendo que se hallarían similitudes entre estas últimas dos. Consecuentemente primero se realizó un comparativo de la información de los

entierros encontrados en las zonas conocidas como,

La Ventilla,

Tlajinga 33 y Tlailotlacan para ver si existían diferencias estadísticamente 83

significativas, especialmente entre las dos primeras y de esta forma determinar si existen poblaciones “típicas teotihuacanas”, partiendo del análisis de las costumbres funerarias. Los resultados obtenidos del análisis de las tres series se presentan a continuación, agrupándolos por fase cronológica: Sistema de enterramiento Fase Tlamimilolpa En base al análisis del sistema de enterramiento

de las tres series

esqueléticas, durante la fase Tlamimilolpa se determinó que no hay similitudes entre la forma de disponer de los individuos, siendo que 53% del total de los entierros se encontró sin relación anatómica y 46% son primarios. Para cada serie se identificó lo siguiente: para Tlajinga 33, se encontró que 80% de los individuos no tuvieron una relación anatómica al momento de ser depositados (tipo secundario), en La Ventilla 43% de los individuos fueron depositados en decúbito lateral flexionado y 31% fueron secundarios y en Tlailotlacan 45% de los individuos fueron secundarios y 27 por ciento en posición decúbito dorsal extendida (cuadro 4.4 y Grafica 4.2).

84

Cuadro 4.4 Distribución del sistema de enterramiento, durante la fase Tlamimilolpa. Fase Tlamimilolpa

Sitios

Posición

La

Tlajinga

Ventilla

33

Tlailotlacan

Total

Decúbito Dorsal Extendido

1

1%

0

0%

12

27%

13

6%

Decúbito Dorsal Flexionado

35

43%

10

13%

9

20%

54

26%

Decúbito Ventral Extendido

1

1%

0

0%

0

0%

1

0%

Decúbito Ventral Flexionado

0

0%

0

0%

1

2%

1

0%

Sedente

18

22%

5

6%

2

5%

25

12%

Secundario

25

31%

63

80%

20

45%

108

53%

1

1%

1

1%

1

0%

3

1%

45 100%

205

100%

No determinado Total

81 100%

79 100%

Fuente: Elaboración Propia.

Grafica 4.2. Distribución de porcentajes del sistema de enterramiento, de los entierros primarios durante la fase Tlamimilolpa. 50% 45% 40% 35%

Decúbito Dorsal Extendido Decúbito Dorsal Flexionado Decúbito Ventral Extendido Decúbito Ventral Flexionado Sedente

30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Fuente: Elaboración Propia.

De acuerdo con la prueba estadística de chi-cuadrado, hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Tlamimilolpa (cuadro 4.5).

85

Cuadro 4.5 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, de la comparación del sistema de enterramiento en las tres series durante la fase Tlamimilolpa.

Sig. asintótica

Pruebas de chi-cuadrado

Valor

Chi-cuadrado de Pearson

88.735(a)

12

0.000

Razón de verosimilitudes

81.797

12

0.000

0.192

1

0.661

Asociación lineal por lineal N de casos válidos

gl

(bilateral)

204

a 10 casillas (47.6%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es .22. Fuente: Elaboración Propia.

Fase Xolalpan Durante la fase Xolalpan la disposición de entierros secundarios y primarios es igual en el total de los individuos, el sistema de enterramiento por sitio es la siguiente

para Tlajinga 33 el 86% de los casos reportados son entierros

secundarios, 10% de decúbito dorsal flexionado, para La Ventilla 39% de los casos presentaron la posición decúbito dorsal extendido, 46% de casos secundarios y para Tlailotlacan 45% de los entierros fueron secundarios, 41% decúbito dorsal extendidos. (cuadro 4.6 y Grafica 4.3).

86

Cuadro 4.6 Distribución del sistema de enterramiento, durante la fase Xolalpan. Fase Xolalpan

Sitios

Posición

La

Tlajinga

Ventilla

33

Tlailotlacan

Total

Decúbito Dorsal Extendido

2

1%

0

0%

21

41%

23

8%

Decúbito Dorsal Flexionado

77

39%

3

10%

4

8%

84

30%

Decúbito Ventral Extendido

1

1%

0

0%

2

4%

3

1%

Decúbito Ventral Flexionado

0

0%

1

3%

0

0%

1

0%

Sedente

22

11%

0

0%

0

0%

22

8%

Secundario

92

46%

25

86%

23

45%

140

50%

4

2%

0

0%

1

2%

5

2%

198 100%

29

100%

No determinado Total

51 100%

278 100%

Fuente: Elaboración Propia.

Grafica 4.3. Distribución de porcentajes del sistema de enterramiento, de los entierros primarios durante la fase Xolalpan. 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0%

Decúbito Dorsal Extendido Decúbito Dorsal Flexionado Decúbito Ventral Extendido Decúbito Ventral Flexionado La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Sedente

Fuente: Elaboración Propia.

De acuerdo con la prueba estadística de chi-cuadrado, hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Xolalpan (cuadro 4.7).

87

Cuadro 4.7 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, del sistema de enterramiento en las tres series durante la fase Xolalpan

Pruebas de chi-cuadrado Chi-cuadrado de Pearson Razón de verosimilitud Asociación lineal por lineal N de casos válidos

Valor

Sig. asintótica (2

gl

caras)

a

12

0.000

111.817

12

0.000

1.899

1

0.168

129.999

278

a. 13 casillas (61.9%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es .10. Fuente: Elaboración Propia.

Se realizó la comparación de las tres series, con el fin de notar los cambios en las frecuencias de las formas de disponer de los individuos entres las fases Tlamimilolpa y Xolalpan, donde se pudo observar que en la Ventilla, existió un incremento en el número de entierros secundarios pasando de 31% en la fase Tlamimilolpa, a 46% para Xolalpan, la posición sedente presentó una disminución significativa de 22% en la fase Tlamimilolpa a 11% en la fase Xolalpan. En Tlajinga 33, no se presentaron cambios significativos de una fase a otra, la posición sedente desaparece para la fase Xolalpan. En Tlailotlacan hubo una disminución en los entierros flexionados que pasaron de 20% en la fase Tlamimilolpa a 8% en la fase Xolalpan, en la posición decúbito dorsal extendida se encontró un incremento de 27% en la fase Tlamimilolpa a 41% en la fase Xolalpan. La posición sedente desaparece en la fase Xolalpan en Tlajinga 33 y Tlailotlacan, en La Ventilla sufre una disminución significativa. (Cuadro 4.8 y Grafica 4.4).

88

Cuadro 4.8 Distribución de porcentajes del sistema de enterramiento, durante la fase Tlamimilolpa (TL) y la fase Xolalpan (XO).

Posición

La

Tlajinga

Ventilla

33

TL

XO

Tlailotlacan

TL

XO

TL

XO

Decúbito Dorsal Extendido

1%

1%

0%

0%

27%

41%

Decúbito Dorsal Flexionado

43%

39%

13%

10%

20%

8%

Decúbito Ventral Extendido

1%

1%

0%

0%

0%

4%

Decúbito Ventral Flexionado

0%

0%

0%

3%

2%

0%

Sedente

22%

11%

6%

0%

5%

0%

Secundario

31%

46%

80%

86%

45%

45%

1%

2%

1%

0%

0%

2%

100%

100%

No determinado Total

100% 100%

100% 100%

Fuente: Elaboración Propia.

Grafica 4.4. Comparación de porcentajes del sistema de enterramiento de los entierros primarios, durante la fase Tlamimilolpa (TL) y la fase Xolalpan (XO). 50% 45% 40% 35%

Decúbito Dorsal Extendido

30%

Decúbito Dorsal Flexionado

25% 20%

Decúbito Ventral Extendido

15%

Decúbito Ventral Flexionado

10%

Sedente

5% 0% La Ventilla La Ventilla Tlajinga 33 Tlajinga 33 Tlailotlacan Tlailotlacan TL XO TL XO TL XO

Fuente: Elaboración Propia.

De acuerdo con la prueba estadística de chi-cuadrado, se encontró que existen diferencias significativas entre las tres series en la según el sistema de enterramiento, siendo que para la fase Tlamimilolpa los resultados fueron X 2 =

89

88.735, gl =12, p =0.000, para la fase Xolalpan fue X2 = 129.999, gl = 12, p = 0.000. Comparación según tipo de continente del depósito funerario En cuanto al lugar que se utilizó para de disponer a los individuos según el tipo de continente en los tres sitios analizados, se encontró que si existieron similitudes en la fase Tlamimilolpa, siendo que la disposición de los entierros en fosas se presentó como la más común en los tres sitios la más común 79%, seguida por

indirecta en dentro de vasijas de 12%,

Tlailotlacan tuvo

diferencias en la forma de disponer los entierros, siendo que la disposición en dentro de canales es de 11% y la de tumbas de 11%, es única para este sitio (cuadro 4.9 y Grafica 4.5). Cuadro 4.9 Tabla de distribución de porcentajes según tipo de continente del depósito funerario durante la fase Tlamimilolpa. Fase Tlamimilolpa

La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Total

Canal

0

0%

0

0%

5

11%

5

3%

Dentro de Vasija

12

15%

7

11%

4

9%

23

12%

En Altar

0

0%

0

0%

1

2%

1

1%

Fosa

68

84%

55

89%

25

57%

148

79%

Muro

1

1%

0

0%

0

0%

1

1%

Tumba

0

0%

0

0%

5

11%

5

3%

No observable

0

0%

0

0%

4

9%

4

2%

Total

81

100%

62

100%

44

100%

187

100%

Fuente: Elaboración Propia.

90

Grafica

4.5 Distribución de porcentajes según tipo de continente del depósito funerario,

durante la fase Tlamimilolpa. 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Canal Dentro de Vasija

En Altar Fosa Muro Tumba No observable La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Fuente: Elaboración Propia.

De acuerdo con la prueba estadística de chi-cuadrado, hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Tlamimilolpa, según el continente donde se colocaron los individuos (cuadro 4.10). Cuadro 4.10 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, según el tipo de continente en las tres series durante la fase Tlamimilolpa. Sig. Pruebas de chi-cuadrado

Valor

gl

asintótica (bilateral)

Chi-cuadrado de Pearson

54.619(a)

12

0.000

49.927

12

0.000

Asociación lineal por lineal

8.74

1

0.003

N de casos válidos

187

Razón de verosimilitudes

a 15 casillas (71.4%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es .24. Fuente: Elaboración Propia.

91

Cuadro 4.11 Distribución de frecuencias y porcentajes según tipo de continente del depósito funerario, durante la fase Xolalpan.

Fase Xolalpan

Continente Dentro de Vasija

Sitios La

Tlajinga

Ventilla

32

Tlailotlacan

Total

Total

48

24%

9

38%

3

6%

60

22%

140

71%

15

63%

40

78%

195

71%

Relleno

6

3%

0

0%

0

0%

6

2%

Sobre Conchas

4

2%

0

0%

0

0%

4

1%

Tumba

0

0%

0

0%

8

16%

8

3%

198

100%

51 100%

273

100%

Fosa

Total

24 100%

Fuente: Elaboración Propia.

Para la fase Xolalpan se encontró que si existieron similitudes entre los tres sitios, siendo la fosa (entierro directo) la más común 71%, seguida por indirecta en vasija de 22%. En esta fase La Ventilla presento variantes en la forma de disponer los entierros con entierro dentro del Relleno constructivo (3%) y sobre conchas marinas (2%), Tlailotlacan presento variantes con la factura

de

tumbas

(18%)

(Cuadro

4.11

y

Grafica

4.6).

92

Grafica 4.6 Distribución de porcentajes según tipo de continente del depósito funerario, durante la fase Xolalpan. 90% 80% 70%

60%

Dentro de Vasija

50%

Fosa

40%

Relleno Sobre Conchas

30%

Tumba

20% 10% 0% La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Fuente: Elaboración Propia.

Los resultados del análisis estadístico de la prueba chi-cuadrado, no hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Xolalpan. (Cuadro 4.12). Cuadro 4.12 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, según el tipo de continente en las tres series durante la fase Xolalpan

Pruebas de chi-cuadrado

Valor

Sig. asintótica (2

gl

caras)

a

2

0.074

Razón de verosimilitud

4.775

2

0.092

Asociación lineal por lineal

1.035

1

0.309

Chi-cuadrado de Pearson

N de casos válidos

5.217

251

a. 8 casillas (53.3%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es .35. Fuente: Elaboración Propia.

La comparación de la forma de los entierros comparando las fases cronológicas Tlamimilolpa y Xolalpan, se puede observar el cambio de acuerdo 93

con el tipo de continente del depósito funerario, en La Ventilla hay un aumento en el uso de vasijas en los entierros infantiles que paso de un 15% en la fase Tlamimilolpa a 24% para la fase Xolalpan, para Tlajinga 33 se nota un aumento de los entierro en vasija de un 11% en la fase Tlamimilolpa a 38% para la fase Xolalpan, para Tlailotlacan existió un aumento en el uso de tumbas de 11% en la fase Tlamimilolpa a 16% para la fase Xolalpan. La ventilla y Tlajinga 33 presentaron una disminución en el uso de fosas para disponer de sus entierros, en Tlailotlacan existió un aumento en dicha tendencia. (ver cuadro 4.13). Cuadro 4.13 Tabla donde se muestra la comparación de porcentajes, según el tipo de continente en las tres series durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan. La Ventilla Continente

Tlami.

Tlajinga 33 Xolalpan Tlami.

Tlailotlacan Xolalpan

Tlami.

Xolalpan

0%

0%

0%

0%

11%

6%

15%

24%

11%

38%

9%

0%

En Altar

0%

0%

0%

0%

2%

0%

Relleno

0%

3%

0%

0%

0%

0%

Fosa

84%

71%

89%

63%

57%

78%

Muro

1%

0%

0%

0%

0%

0%

Sobre Conchas

0%

2%

0%

0%

0%

0%

Tumba

0%

0%

0%

0%

11%

16%

No observable

0%

0%

0%

0%

9%

0%

100%

100%

100%

100%

100%

100%

Canal Dentro de Vasija

Total Fuente: Elaboración Propia.

Ajuar funerario u ofrenda La siguiente aproximación que se realizó fue basándose en la presencia o no de ofrenda en los entierros. Para la fase Tlamimilolpa

la distribución de

94

entierros con ofrenda es del 59% para La Ventilla, de 39% para Tlajinga 33 y de 73% para Tlailotlacan (tabla 4.13.).

Cuadro 4.13 Distribución de entierros con ofrenda durante la fase Tlamimilolpa.

Ajuar funerario

La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Total

Si presenta

43

59%

31

39%

32

73%

106

54%

No presenta

30

41%

48

61%

12

27%

90

46%

Total

73

100%

79

100%

44 100%

196 100%

Fuente: Elaboración propia.

Los resultados del análisis estadístico de la prueba chi-cuadrado, muestran hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Tlamimilolpa (cuadro 4.14). Cuadro 4.14 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, según la presencia de ofrenda, en las tres series durante la fase Tlamimilolpa. Sig. asintótica

Pruebas de chi-cuadrado

Valor

Chi-cuadrado de Pearson

14.035(a)

2

0.001

Razón de verosimilitudes

14.316

2

0.001

0.652

1

0.419

Asociación lineal por lineal N de casos válidos

gl

(bilateral)

197

a 0 casillas (.0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 20.10. Fuente: Elaboración propia.

Para la fase Xolalpan la distribución de entierros con ofrenda es para la ventilla es de 78%, para Tlajinga 33 de 59% y para Tlailotlacan de 75% (cuadro 4.15).

95

Cuadro 4.15 Distribución de entierros con ajuar funerario durante la fase Xolalpan La Ajuar funerario

Tlajinga 33

Ventilla

Tlailotlacan

Total

Si presenta

134

78%

17

59%

38

75%

189

75%

No presenta

37

22%

12

41%

13

25%

62

25%

29 100%

51

100%

Total

171 100%

251 100%

Fuente: Elaboración propia

Los resultados del análisis estadístico de la prueba chi-cuadrado, muestran que no hay diferencias significativas entre las tres series en la fase Tlamimilolpa (cuadro 4.16). Cuadro 4.16 Tabla donde se muestran los resultados de la prueba chi-cuadrado, según presencia de ofrenda, en las tres series durante la fase Xolalpan

Pruebas de chi-cuadrado

Valor

gl

Sig. asintótica (2 caras)

a

2

0.074

Razón de verosimilitud

4.775

2

0.092

Asociación lineal por lineal

1.035

1

0.309

Chi-cuadrado de Pearson

N de casos válidos

5.217

251

a. 0 casillas (0.0%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado es 7.16. Fuente: Elaboración propia.

Comparando la distribución de ofrenda o ajuar funerarios entre los entierros de los tres sitios en las dos fases cronológicas analizadas, se pudo observar que existió un aumento en su presencia principalmente en los sitios La Ventilla y Tlajinga 33, Tlailotlacan se mantuvo constante (cuadro 4.17).

96

la

Cuadro 4.17 Comparación de distribución de entierros con ajuar funerario durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan. La Ventilla

Tlajinga 33

Tlailotlacan

Ajuar funerario

Tlamimilolpa Xolalpan Tlamimilolpa Xolalpan Tlamimilolpa Xolalpan

Si presenta

59%

78%

39%

78%

73%

75%

No presenta

41%

22%

61%

22%

27%

25%

100%

100%

100%

100%

100%

100%

Total

Fuente: Elaboración propia.

97

CAPÍTULO 5 Discusión La información y datos que se presentaron en el capítulo anterior, han llevado a reinterpretar algunos de las preconcepciones que se tienen sobre la cultura “teotihuacana” y de quiénes eran los extraños, los extranjeros o los migrantes de la antigua Ciudad de Teotihuacan. Para comprender la conformación de una ciudad, se tiene que observar el conjunto de factores socio culturales que se presentan en el área, en este caso las primeras aproximaciones a la demografía de la población del Valle de Teotihuacan, desde el Preclásico Tardío al Clásico Mesoamericano, la dio René Millon (1966) y Parsons (1968), coincidiendo ambos en sus estimaciones que en la fase Tlamimilolpa (200 al 300 d.C.), se registra un crecimiento poblacional, que pasa de 20,000 a 65,000 habitantes, periodo denominado por Millon (Op. cit.) y Parsons (Op. cit),

como

de “transición” cultural y

demográfica”. Reese-Taylor (2011), menciona que durante este periodo existió una gran movilidad poblacional en Mesoamérica, derivado de conflictos bélicos y catástrofes naturales, en esta región. Derivado de esta movilidad poblacional desde el Valle de México, la región de Oaxaca, Costa del Golfo de México y Occidente, hacia el Valle de Teotihuacan, se inicia la conformación de la ciudad de Teotihuacan con una construcción multiétnica (Manzanilla, 2005, 2007). Partiendo de la información obtenida, en base a la paleodemografía, se compararon los resultados de las tasas brutas de natalidad extrapoladas a partir de los valores de las proporciones de esqueletos inmaduros, aplicando la regresión de Boquet-Appel (2002), contrastándolas con los datos publicados de la series esqueléticas de Tlatilco y Cuicuilco (Hernández y Márquez, 2006.), la

98

cuales corresponden a poblaciones preclásicas y la de Monte Albán del Clásico (op. cit), dichos datos fueron obtenidos por las autoras utilizando el modelo de ajuste de Gómez de León (1998) (Tabla 5.1). Tabla 5.1 Distribución de Tasas Brutas de Natalidad (T.B.N.) y Tasas de Crecimiento (r), de Tlailotlacan, Tlajinga 33 y La Ventilla extrapoladas a partir de los valores de las proporciones de esqueletos inmaduros, aplicando la regresión de Boquet-Appel (2002), comparadas con de poblaciones prehispánicas del Centro de México y de Monte Albán. Sitio

T.B.N.

(r )

Preclásico

Tlatilco

52.8

1

Preclásico

Cuicuilco

36.2

0.4

Clásico Temprano

Tlailotlacan-TL

27.43

-0.78

Clásico Temprano

Tlajinga 33-TL

37.44

0.18

Clásico Temprano

La Ventilla-TL

23.35

-1.23

Clásico Medio

Tlailotlacan-XO

25.23

-1.02

Clásico Medio

Tlajinga 33-XO

46.46

0.93

Clásico Medio

La Ventilla-XO

15.87

-2.17

Clásico

Monte Albán

39.2

1

Fuente: Los datos de Teotihuacan cálculos propios, la información correspondiente a Tlatilco, Cuicuilco y Monte Albán fueron tomados de Hernández y Márquez, 2006.

Al contrastar la información de poblaciones del preclásico como Tlatilco que presentó una T.B.N. de 52.8 nacimientos por mil nacidos vivos y la de Cuicuilco de 36.2 x 1000, podemos observar que para Teotihuacan la única serie que presentó una natalidad alta fue la Tlajinga 33 la cual aumentó de 37.4 nacimientos por mil nacidos vivos en el Clásico temprano a 46.46 nacimientos por mil nacidos vivos en Clásico Medio. Contrastando con la población de Tlailotlacan que se mantiene relativamente constante de una fase temporal a la otra.

Sin embargo los valores de Tlailotlacan y de La Ventilla están por

debajo de la natalidad de Monte Albán en el periodo Clásico que es de 39.2

99

nacimientos por mil habitantes. (Grafica 5.1). La Ventilla que tuvo una caída en las T.B.N. de una fase a la otra se debe muy posiblemente al sub registro que presentó la serie esquelética. Grafica 5.1 Distribución de Tasas Brutas de Natalidad de poblaciones prehispánicas del Centro de México y de Monte Albán. 60

Tasas Brutas de Natalidad

50

Preclásico Tlatilco, 52.8

Clásico Med. Tlajinga 33-XO, 46.46

Preclásico Cuicuilco, 36.2

40

Clasico Monte Alban, 39.2

Clásico Tem. Tlajinga 33-TL, 37.44

30

Clásico Tem. Tlailotlacan-TL, 27.43

20

Clásico Med. Tlailotlacan-XO, 25.23

Clásico Tem. La Ventilla-TL, 23.35

Clásico Med. La Ventilla-XO, 15.87

10

0 0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Fuente: Los datos de Teotihuacan corresponden a cálculos propios (Tlamimilolpa equivale a Clásico Temprano y Xolalpan a Clásico Medio), los correspondientes a Tlatilco, Cuicuilco y Monte Albán se tomaron de Hernández y Márquez, 2006.

Para el caso de Tlailotlacan el haber presentado una natalidad estable, se pueden establecer la hipótesis, de que esta región de la ciudad pudo mantener una población estable derivado principalmente de habitus de movilidad de la población entre regiones. Otra forma de sustentar la hipótesis de movilidad y tomando en cuenta que la Cuenca de México y en particular Teotihuacan en esta época presentaron su mayor crecimiento poblacional (Figura 5.3). El incremento de la población del Valle de Teotihuacan y de la 100

Ciudad

de

Teotihuacan,

es

derivado

principalmente

de

reacomodos

poblacionales posteriores al abandono de la Cuenca del Valle de México, a raíz de las erupciones de los volcanes Xitle y Popocatépetl (Manzanilla 2001b). Figura 5.3 Demografía de Teotihuacan y la Cuenca de México.

Fuente: Modificado de Velázquez (2011).

De acuerdo con Parsons (1987), la densidad poblacional del Valle de Teotihuacan pasa de 60 habitantes por kilómetro cuadrado hacia el año 100 d.C. a 186 7 habitantes por kilómetro cuadrado en el año 400 d.C., en el Valle de México para el mismo periodo, se reporta un decremento en la población pasando de 249 habitantes por kilómetro cuadrado en el año 100 d.C. a 56.3 habitantes por kilómetro cuadrado en el año 400 d.C. (cuadro 5.2 y grafica 5.2).

101

Cuadro 5.2 Distribución de la población del Valle de Teotihuacan y del Valle de México entre el año 100 d.C. y el 700 d.C. Región

Temporalidad 100 d.C.

Valle de Teotihuacan

400 d.C.

700 d.C.

60

186.7

236

Región de Texcoco

40.4

8

5.4

Península de Ixtalapapa

44.4

27.7

15.8

Área de Chalco

98.1

9.6

11

Área

66.1

11

10.1

Total Valle de México

249

56.3

42.3

Fuente: Modificado de Parsons (1987).

Grafica 5.2 Distribución de la población del Valle de Teotihuacan y del Valle de México entre el año 100 d.C. y el 700 d.C. 300 250 200 100 d.C.

150

400 d.C. 100

700 d.C.

50 0 Valle de Region de Peninsula de Teotihuacan Texcoco Ixtalapapa

Area de Chalco

Area

Total Valle de Mexico

Fuente: Modificado de Parsons (1987).

Los datos de Parsons, muestran una semejanza con lo encontrado en el análisis de la distribución de la T.B.N. en La Ventilla y Tlajinga 33 , siendo estas poblaciones en donde se espera un crecimiento poblacional sostenido siguiendo la tendencia del poblamiento del Valle de Teotihuacan, en cuanto al 102

Tlailotlacan como ya se estableció con anterioridad por tratarse de una población con una constante movilidad no necesariamente se apega a la tendencia de crecimiento de la ciudad. Modificación cefálica intencional El análisis de la modificación cefálica intencional, a pesar de no ser representativo estadísticamente por el limitado número de casos, dejo ver que Tlailotlacan presentó una mayor distribución de cráneos con modificación oblicua que del tipo erecta, a diferencia de los otros dos sitios que presentaron una distribución más homogénea. En otras regiones de Mesoamérica como lo es la región Maya, se ha podido observar que los grupos tomaron la modificación cefálica intencional, como un elemento de identidad étnica, lo cual ayudó a establecer patrones de movilidad pan-costera en Quintana Roo ( Tiesler y Ortega, 2013) y de diversas regiones de Mayas (Tiesler, 2005). Si se aplicara este modelo de análisis a la población de Teotihuacan se podría establecer preferencias y distinciones étnicas entre los diferentes sectores de la ciudad. Costumbres funerarias Parte de lo que se esperaba encontrar al iniciar esta investigación, fue que los sitios “teotihuacanos” de La Ventilla y Tlajinga 33 tuvieran similitudes en las costumbres funerarias y mostraran diferencias con el área identificada como foránea de Tlailotlacan. Se encontró que no hay semejanzas estadísticas entre los tres sitios, ni en la posición en la cual se colocaban los individuos, ni en la preparación de los espacios funerarios. 103

Las diferencias encontradas entre los dos grupos de referencia y Tlailotlacan, nos indican que existió un sistema complejo el cual generó prácticas y costumbres funerarias particulares que pudieron ser variables en cada conjunto departamental.

Para O’Shea (1984), la complejidad de las

ceremonias y las practicas mortuorias, pueden ser observadas a partir del trato diferenciado a los individuos de acuerdo a la posición social y el estatus que estos tienen en el interior de su grupo. Basados en los análisis de las prácticas y costumbres funerarias de los tres sitios, se pudieron observar cambios en las preferencias del como disponer de los individuos de una temporalidad a otra, en Tlailotlacan existió un aumento en la posición decúbito dorsal extendido que pasó de un 27% en la fase Tlamimilolpa, a un 41% en la fase Xolalpan y en el uso de tumbas (estilo cajón), el aumento en la frecuencia de individuos colocados en esta posición. Este cambio en la frecuencias del sistema de enterramiento, podría indicar que existieron grupos que mantuvieron esta práctica cultural “foránea”, sobre la más “común” en la ciudad que es la flexionada, siendo que esto podría ser una característica singular de estos individuos que muy probablemente pudieron proceder de la Región de Oaxaca, los cuales conservaron las tradiciones de su lugar de origen. Otra práctica común reportada para Tlailotlacan, es la reutilizar los espacios funerarias principalmente las tumbas de tipo cajón (Archer, 2012), practica similar a la reportada en Monte Albán, donde hay un gran número de entierros secundarios los cuales son resultado de la remoción de los entierros para dar paso a los enterramientos más recientes (Urcid,1996, 2005) En cuanto a la presencia o no de ofrendas en los entierros, no se encontrarían diferencias entre las series esqueléticas, lo cual nos podría indicar 104

que esta práctica es algo que se presentó una distribución más homogénea entre la cultura teotihuacana y las diferentes culturas de la Región de Oaxaca.

105

CAPÍTULO 6 Conclusiones El tratar de comprender la antigua Ciudad de Teotihuacan, nos lleva inevitablemente a establecer un vínculo con nuestra sociedad citadina contemporánea, ya que encontramos similitudes en las poblaciones actuales desde el punto de vista de la movilidad poblacional

de las poblaciones

migrantes y como estas tratan de mantener su identidad, pero al mismo tiempo nos encontramos con una variabilidad cultural que se puede ver de un conjunto residencial a otro o de una casa a otra. La hipótesis planteada en la presente investigación no se pudo comprobar satisfactoriamente, debido principalmente que algunos rasgos bioculturales como la modificación cultural de la cabeza,

no fue posible

establecer diferencias o similitudes por el número limitado de casos encontrados. En cuanto a la forma de disponer de sus muertos, no existieron similitudes entre ninguna de las series estudiadas, el análisis de los entierros de Tlailotlacan mostró similitudes con las poblaciones de los Valles Centrales de Oaxaca, principalmente en el uso de tumbas de tipo cajón, la reutilización del espacio funerario y la posición decúbito dorsal extendida (Archer, 2012, Ortega C. 2014). Sabemos a partir de estudios arqueológicos, que la población del Valle de Teotihuacan y en particular de la Ciudad Teotihuacan, tuvo un periodo de crecimiento entre el año 100 d.C. al año 500 d.C. (Parsons, 1987), las poblaciones de Tlajinga 33 y La Ventilla, posiblemente tuvieron

un

comportamiento demográfico similar a la general de la ciudad. La población de Tlailotlacan no presento una fecundidad alta, como era de esperarse, sino que

106

esta fue estable y constante a través del tiempo. Por lo anterior se concluye que la población de Tlailotlacan pudo haber presentado movilidad cíclica, lo cual impidió que esta incrementara su número, esta práctica pudo ayudar a mantener ciertas tradiciones foráneas entre sus habitantes. Este trabajo aporta desde la perspectiva bioarqueológica, el cómo es posible observar los cambios de movilidad en una población, a partir de indicadores no convencionales como los establecidos por Boquet-Appel, al contrastarla con otras poblaciones de la misma ciudad, sin embargo

sería

necesario establecer por medio de análisis geoquímicos específicos como los de isotopos estables de estroncio y oxígeno, para poder determinar la existencia

o no un patrón de movilidad como los mencionados por White,

Spence y otros (2002, 2004). Por

otro

lado

sería

necesario

realizar

una

reconstrucción

paleodemográfica de la cuidad, basándose en los entierros encontrados hasta el día de hoy, con el fin de identificar cambios en la fecundidad de la población a través del tiempo con el fin de identificar si la tendencia encontrada en Tlailotlacan fue la misma para los otros “barrios foráneos” como el de Los Comerciantes. Finalmente, este trabajo es solo una parte de los múltiples estudios que se están realizando, tanto desde la perspectiva arqueológica como desde un enfoque interdisciplinario, que están empezando a dar frutos.

107

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