«Género y fuentes», en Fernando de Rojas (y ‘antiguo autor’), La Celestina. Tragicomedia de Calisto y Melibea, edición y estudio de F. J. Lobera, G. Serés, P. Díaz Mas, C. Mota, I. Ruiz Arzalluz, F. Rico, Madrid, Real Academia Española, 2011, pp. 402-434.

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Descripción

FERNANDO DE ROJAS ( Y « ANTI GUO AUTOR»)

LA CELESTINA tragicomedia de calisto y melibea edición y estudio de francisco j. lobera y guillermo serés, paloma díaz-mas, carlos mota, e iñigo ruiz arzalluz, y francisco rico

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA MADRID MMXI

BIBLIOTECA CLÁSICA DE LA RE A L A C A D E MIA E S P A Ñ OL A CON EL PATROCINIO DE

Coordinación editorial: Ignacio Echevarría Diseño de la sobrecubierta: Winfried Bährle, con una caligrafía de Keith Adams Tipografía: Manuel Florensa Producción: Susanne Werthwein Revisión: Centro para la Edición de los Clásicos Españoles © de la colección: Real Academia Española, 2011 © de la presente edición: Real Academia Española, 2011 © de la edición, estudios y notas: Francisco J. Lobera y Guillermo Serés, Paloma Díaz-Mas, Carlos Mota e Íñigo Arzálluz, Francisco Rico, 2011 © Círculo de Lectores, S.A., 2011, por las características de esta edición © para la edición librería: Galaxia Gutenberg, S.L., 2011 Publicado por: Círculo de Lectores, S. A. Travesera de Gracia, 47-49, 08021 Barcelona www.circulo.es Galaxia Gutenberg, S.L. Avenida Diagonal, 361, 1º 1ª a 08037-Barcelona [email protected] www.galaxiagutenberg.com 1357921028642 Primera edición: diciembre 2011 Fotocomposición: Víctor Igual, S.L., Barcelona Impresión y encuadernación: Rotocayfo (Impresia Ibérica) Barcelona, 2011. Impreso en España Depósito Legal: B. 41144-2011 ISBN Círculo de Lectores: 978-84-672-4800-5 ISBN Galaxia Gutenberg: 978-84-8109-986-7

Nº 42960 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede realizarse con la autorización de sus titulares, a parte las excepciones previstas por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear fragmentos de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45)

SUMARIO Presentación ix-xi

la celestina 1-354

estudios y anexos Preliminar 357 Fernando de Rojas y «La Celestina» 361 Aparato crítico 561 Notas complementarias 709 Bibliografía 959 Índice de notas 1063 Tabla

TABLA

preliminar

ix LA CELESTNA

trag icome dia de calisto y me libea

3

El autor a un su amigo El autor, escusándose de su yerro Todas las cosas ser criadas a manera de contienda

5 9 15

Argumento

25

primer auto segundo auto tercero auto cuarto auto quinto auto sesto auto sétimo auto otavo auto noveno auto décimo auto onceno auto doceno auto treceno auto cuatorceno auto decimoquinto auto decimosesto auto decimoséptimo auto decimooctavo auto decimonono auto veinteno auto veinte y un auto

25 83 95 111 137 143 163 187 201 219 231 239 263 271 285 293 299 307 315 327 337

Concluye el autor... Alonso de Proaza al lector

349 351

ESTUDIOS Y ANEXOS Preliminar, por Francisco Rico Nota de uso

357 359

fe rnando rojas y «la ce le stina» 1. La obra y los autores, por Guillermo Serés De la «Comedia» a la «Tragicomedia» Fernando de Rojas y el «antiguo autor» Primeros textos y fortuna editorial (ss.xvi y xvii) «La Celestina» manuscrita «Tragicomedia de Calisto y Melibea» Otras ediciones y traducciones El género de la «celestinesca» 2. Género y fuentes, por Íñigo Ruiz Arzálluz 3. Articulación y contenido, por Carlos Mota La trama y su estructura Técnicas dramáticas La lengua y el estilo La construcción de los personajes Los señores Calisto y Melibea Los padres Los de abajo Sempronio y Pármeno Lucrecia Las «mochachas» Los nuevos criados de Calisto Celestina Los rufianes El mundo El lugar del autor 4. La transmisión textual, por Francisco J. Lobera Las ediciones modernas «Stemma» El problema textual La presente edición

361 368 382 387 390 395 398 402 436 445 451 466 475 478 484 488 490 493 495 496 499 505 507 513 518 529 538 551

aparato crítico Introducción Testimonios y lista de ediciones anteriores a 1650 Manuscritos Ediciones y variantes Disposición del aparato crítico Criterios de presentación gráfica

563 563 568 569 570 573

Variantes

579

notas complementarias

709

bibliografía

959

índice de notas

1063

402

íñigo ruiz arzálluz 2. GÉNERO Y FUENTES

La idea de llamar «comedia» a La Celestina –nos lo dice el propio Fernando de Rojas– fue del «antiguo autor»: «llamola comedia» («Todas las cosas...», 21). Rojas hizo que discurriera por caminos que, a buen seguro, no estaban en la intención de aquel «primer autor», pero no sintió la necesidad de cambiar la adscripción de la obra al género cómico: recoge el término en el título de las primeras ediciones (Comedia de Calisto y Melibea), abunda en lo que éste implica al escribir los versos acrósticos («Jamás yo no vi sino terenciana», «El autor, escusándose...», v. 65 y n.) y lo mantiene en el incipit («Síguese la Comedia...»);102 del mismo parecer se mostró Proaza en las coplas que añadió al final: «No debujó la cómica mano / de Nevio ni Plauto... / Cratino y Menandro y Magnes anciano...» («Alonso de Proaza...», vv. 17-21). Pero por lo menos había una cosa que no encajaba bien en que La Celestina fuera una comedia: acababa con la muerte de los dos protagonistas; de manera que no les faltaba razón a los lectores que sostenían «que no se había de llamar comedia, pues acababa en tristeza, sino que se llamase tragedia» («Todas las cosas...», 21). Sin duda fue la continuación de Rojas lo que hizo que obra y título no se correspondieran a la perfección, y así lo reconoce tácitamente cuando atiende –aunque sólo en parte– a las quejas de los lectores y decide partir «por medio la porfía» («Todas las cosas...», 21) y llamarla «tragicomedia». Éste es, en esencia, el problema que Rojas y sus contemporáneos encontraban en el género de La Celestina. ¿Qué significaban exactamente «comedia» y «tragedia» en boca del «antiguo autor», de Rojas o de aquellos lectores entusiastas? Con frecuencia se entendía por comedia toda obra literaria que tra102 Tal y como señala Lida de Malkiel [1962a:29], terenciana significa aquí ‘comedia’ o, simplemente, ‘drama’; no deja lugar a dudas la explicación de Pedro Manuel Jiménez de Urrea en el prólogo de su Penitencia de amor, que cita la propia Lida de Malkiel: «Esta arte de amores está ya muy usada en esta manera por cartas y por cenas, que dice el Terencio, y naturalmente es estilo de Terencio lo que hablan en ayuntamiento»; y en la misma dirección apuntan los testimonios aducidos por Webber [1956:197-198]. Recuérdese que este verso fue alterado en la Tragicomedia del siguiente modo: «Jamás yo no vide en lengua romana»; Whinnom [1993:132] se pregunta si el cambio no se debería a que para entonces Rojas ya había leído algo de Terencio; véanse también Vega [1955] e Illades [1999:118-122]. Sobre la autoría del incipit, baste remitir a Lawrance [1993a].

GENERO

403

cle ctteslioues privaclas, de personas de conclitâra principalmellte

qr"re ademhs elxpez¿lra mal y tertlriu:ira bien; aquéila eu la que se lrrostrâban reyes y granâ su vez, era, ,.agedÁ de gran transcenclencia, y en la que el princiacciones des señores, fina1 triste. Esta ciefinición de comedia y tr::rgeclia, y el alegre oio err 'r,, po.o trasnochada ya e1l tiempos de Lø Celesfina, pero -¿l la vista esrá- plenamente vigente en la Castilla de fines del siglo xv, es ia oue tienen presente Rojas y stts lectores el1 esas referij.r,r',át arribl ( y exclusivantente en esta acepción típicamente meclieval: son y en parlamentos cle elocuencia en escenâs salaces que Lida de Malkiel þ962a371encuentra simultánealgunas de las y en el Pantpltiltts,la comedia elegíaca que La Celestina ,-.t t. en pudo haber influido sobre aqué1la' Es decir, el nrás verosímilmente y la adopción del contemporáneo, ambiente clásico abandono del personajes con resPecto al elenco de algunos la supresión y adición y relieve c1e otros estáticoel -como los ro1rrano -notablemente desde una persla presentación del amor criados o la enatnorada-, ligan estos textos son aspectos que pectivtinequívocamente cortés y con hurmanísticas de la primera época con rnuchas cle las comedias todas estas caracLa Celestina."T E1 problema, Ltnà vez más, es que terísticas se encuentran también en la comedia humanística, de modo que su presencia simultánea en la comedia elegíaca y en La Celestina no prueba ninguna deuda de ésta con aquéllas. Se ha solido dar por segura en particular la influencia del Pamphilus y, en efecto, el núcleo del argumento -joven enamorado que recurre a trna alcahueta- y algr-rnos rasgos de la caructerización de la tercera se encuentran también en 1a obra de Rojas: las coinciclencias son, sin embargo, demasiado débi1es como para sostener ellas solas una relación innrediata entre La Celestinay e7 Pamphilus.'"8 t"7

P¡taIa comedia elegíaca -un género, conviene recordarlo también, de unidiscutida- basta remitir a Vinay Ir952], Feo It 98ó1, F. Bertini 1r993] y a la bibliografiâ qrle en ellos se consigna. Es probable que 1a difusión hispana de la comedia elegíaca se acercâra bastante a lo que suponían Menéndez Pelayo Ir9o5-r9r5:85-8ó] o Lida cle Malkrel Ir9óza:34, n. j.l; c1e hecho, el tìempo les va dando 1a razón: hay un códice del Ce¡¿ en 1a Biblioteca Nacional de Madad y hasta cle enticlad

clrid(Paeske

1976:3718)yotroenlauniversitariadeBarcelona(F.BertiniIgSo:

tó3-r64), y algunos nâs del Pamphíh.rr, como se verá en la nota siguiente. t'8 No hay más argurnentos en favor de la presencia del Panphílrs en I-a Celestinn, y son mtrchos los que sostienen que esas semejanzas entre las dos obras se cleben

::"t>

INIGO P.UTZ AP.ZALLUZ

422

Toclas las carrrcterísticas que en I¡ Celcstina resultan novedssa, con respecto al teatro de Plauto y Telencio o a la comeclia elegíac:¡ 5s encLlentrân con pleno vigor en la comeclia humanística: el uso cls h prosa, la estrLrctlrra libérrirna que ignora casi cualquier lirrritació¡ ¿. escellas, actos o, simplemente, extensión, su flexibilidad en la co¡cepción clel espacio y clel tiempo, el realismo incomparablenreq¡. mayor que el de cualquier estaclio anterior del género, la variedad ¿s carâcteres y de argumentos -qlre pueclen remontârse a la conredia ântigua o a cuentos tanto populares como literarios-, etc."e Es difia la

rnediación del Lil:ro

de hrcn antor

o, simpletnente,

a los

víncttÌos de l-¿

Celes¡i-

l¿ con la comedia humanística. Tal y corno se ha apuntado, la ìnfluencia del Pø'rphílus

se ha claclo

-y

se

sigue dando

â

veces- como cosâ poco menos que segura:

el

primeroenafirmarlofueSchack[I854:r57];tlasél,Hoile, r3,BonillaySanMarrinlrgtT:39g] -que cliscute en cambio que los autores de La Celes¡ina conociera¡ e\ Líbro de btrcn anror-, Morawski lt9t.7:27), Licla cle Malkiel [t96za:34-37] y, partir de aquí, en multitud cle lr-rgares -por ejemplo R. Beltrán [r99oå] y Moure^ IlqS8]-. Menéndez Pelayo Ir9o5-r9r5:8ó-87] rnanifestó serias cluclas al respecro -a pesâr de que hizo imprimìr eI Pamphilus como apéndice a l¿ edición de Krapl de La Celestita: Menénclez Pelayo Ir9oo]-, lo mismo que Cejaclor, I, i9, Castro Guisasola [rgz4:92-g3l y Russell 11964:z8z). La hipótesis favorable siempre ha estado apoyada en el hecho de que 1a obra tuvo una gran clifusión: âLrnqlre en España su éxito no fue el que tuvo en el resto de Europa, hubo ttna eclición en Zaragoza en torno a r48r y se conservan cinco manusctitos en bibliotecas españolas (Becker r972, Rubio y González Rolán 1977,L. Rubio r984 y,\lturo i Perucho r997). "e Lida c1e Malkiel 11956 y t96za:37-43] y Whinnom [1993:r 37-r4r]. El primero que puso La Celestina en reÌación con las comedias humanísticas fue probableme¡rte Creizenach Ir893:lII, rz]. Para Menéndez Pelayo Ir9oo:4o-42, y sobre todo r9o5-r9r5:98-rró1,la cornedia que más verosímilmeute pudo haber influido en -I-¿ Celestina-tras descartar, por motivos clistintos, e\ Paulus,la Philogeniay la Chrysß- esla Poliscena. De las exposiciones mencionaclas de Lida cle Malkiel se desprende qne enconttaba una especial proximiclad con La Celestina en el Poliodonrs -descubierta y editada por Casas Homs [rss:]-, enla Poliscenay enla Philogenía (Bataillon r963-1964:268-27o àportà algún matiz interesante). Entle e1 Pamphilus, el Libro de buen amor y la Polßtena -las tres emparentaclas directa o inclirectamente con I¿ Celestitta, al menos en 1o que respecta a la esencia de 1a trama-, Webber [r958: r 5 r-r 5z], sin excluir las otras dos posibilidades, considertla Poliscena comola más cercana a la Tragicotnedia. Segírn'Whinnom [r988 y I993], basta suponer que el (antiguo autorr hubiera Ì eîdo \a Polísæna o los pasajes de \a Philodoxeos fabula,la Co' moedia defalso hypocritay la Philogenía que vìenen recogiclos enla Margarita poetdrLúil

de Albrecht von Eyb, una especie de grgantesco compendio de cìtas y pasajes célebres de autores de todos los tiempos qlle ttlvo enorme éxito en 1a época y qtre aclemás se encontraba en la biblioteca de Rojas en e1 rnornento de su muelte (véase arriba, p. 38r, n.47).

FI]ENTES

423

cll,por lanto, explicarse La Celestina sin recttrrir

a un¿ influencia no hay una evihumanística. Sin enrbargo, corneclia clirecta cle Ia esta o aquella comeclia eir particular de que dencia incliscutible , cosâ que no hace con ninguna otra alltori(lacl si exceptuâmos a Virgilio, que âparece como protagonista de Lln cuento, nà como poetâ, y a Heráclito, qtle para Rojas no era más que Lln nombre que leía, precisarnente , en Petrarca.'3e En efecto, la presencia continua de Petrarca en los âctos que se atribuyeu a Rojas resulta llamativa: su obra latina desentona entfe las dernás lecturas que se le adivinan, casi todas -si no todas- . ,tsí que Lrnos, como Menéndez Pelayo o C¿rstro Guisa* sola, no creen qlre las icleas de Petralca tengan ninguna incidencia en las actitr¡des que Rojas irupone a sus personajes o en las que qqeramos descubrirle en ei planteamiento y desarrollo cle la obra; otros

-Gilnran o Ayllón-

Teen

La Celestino casi como un trasunto de

los

âspectos más pesimistas del estoicismo de Petrarca y qnieren que las citas petrarqlrescas sean en cierto sentido 1a voz clel propio Rojas; y están también 1os que, como Deyernr.ond, recuerdan muy juiciosamente que Petrarca le sirvió a Rojas para muchas cosas: le c1io, sin duda, algunas ideas sobre Iavída-quizâ no tanto una clave para toda la obra-, pero tan:rbién, rnuchas veces, simples sentencias más o menos banales.'a' en cluda la sincelidacl cle Rojas en éste y en otros juicios couro óste, princrpalmente -para io qne aquí interesa* en eì retrâto c{el lector icleal quc hace en el prólogo:
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