\"Gelassenheit o el descanso en un camino de bosque\"

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Descripción

"Gelassenheit o el descanso en un camino de bosque"

No obstante, la pobreza de la meditación es la promesa de una riqueza, cuyos tesoros lucen en el brillo de una inutilidad tal, que jamás se puede calcular". M. Heidegger.

Presentación Expongo esta tesis, dividida en tres partes, cuyo eje central está determinado por el lugar de la serenidad a partir del pensar poético como un pensar confiable. Presento además a un Heidegger que viene de “vuelta” de su obra “Ser y Tiempo”, cuestión relevante para lograr entender el por qué la serenidad como meditación en el pensar poético, se transforma en la Tesis, la posición que sostengo para desde ahí dirigir el enlace hacia una salida del pensar técnico, incluso visto desde hoy, en la irrupción global del neoliberalismo. Establezco que la reflexión calculadora es en sí el peligro de una época compleja, que la paradoja heideggeriana en esa apuesta de un “pensar otro” brota desde la constitución misma de la técnica y su violencia, puede verse anticipada y sobrepasada por el habla poética, por la resignificación de un mundo que pierde energía creadora y su propio asombro. Pretendí mostrar un Heidegger que despide la metafísica ,aceptando que desde la filosofía se hace casi imposible superar el imperio categorial y factico de la técnica moderna. Quizá la alternativa a ese estado violentador sea superponer otro estado, como dos placas invisibles que reflejan la condición del ser, la una su trampa, su círculo complejo que lo encarcela, y la otra una cura, la salida sin retorno hacia un pensar transferido en morada confiable, mediante un decir otro, y ese decir es el habla poética, el camino de la re- significación y del cambio de conciencia. Sin embargo no quise referirme a “conciencia” en términos conceptuales, sino como un modo particular de pensar, de ver en el mundo, de darle espacio a la “claridad” para desde ahí “cambiar”, no de una cosa a otra sino de “proyectar” la mirada mediante las diferencias, hacia un pensamiento libre de esquemas áridos que no le dieron a la larga la libertad necesaria al ser de las cosas, y que más bien lo apresaron en una aporía absurda, donde su único merito era un lógica inamovible pero que ya con Nietzsche

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fue fracturada.

La visión clásica de la tejne griega como el dar a luz, dejo de ser un horizonte meditativo de comprensión, convirtiéndose en apropiación violenta de un mundo envuelto en la tela de las categorías. Acercar la filosofía a la poesía como un modo de no renovar el olvido de la diferencia entre ser y ente, la diferencia ontológica propia del pensamiento metafísico, es el eje central de esta tesis, solo así tal vez podríamos salir del gran entrampe del pensamiento crítico occidental. De modo que todo el curso de esta tesis se proyecta a pensar en una nueva experiencia de existir, en volver a escuchar el habla y el decir poético sin necesidad de “esperar” un conocimiento confrontacional, como lo era la condición de un sujeto frente al objeto, eso ya se sabe, pero era necesario volver a articular los peligros inmanentes que esta relación de subyugación ofrecía al campo del saber filosófico, contrariamente el decir poético se despliega como posibilidad inmanente hacia nuevas formas de conocer, obviamente conocer no apropiadoramente, sino en la calma de la serenidad para con las cosas de este mundo. Una coexistencia pacífica al fin, en el ámbito de la diferencias.

Crear no es lo mismo que re-crear, es decir tomar desde un molde expreso una nueva forma inspirada en lo anterior. Crear es un movimiento revolucionario que desordena la estructura filial y mortuoria de la historia de la lógica, del pensar en orden de razones, que pretendió dar saltos a las aporías y cierres del lenguaje. La lengua decía Paúl Celan es una reja, tiende a enmudecer, a callarse, a ocultar sus significados, como un gesto mudo que intenta desesperadamente delimitar, y aunque toda la historia de la filosofía no haya sido sino eso, demarcar, encosar, limitar, los resultados están a la vista, la muerte de la difunta que controlo y dispuso sus principios elementales incluso para las ciencias exactas, ahora se ve 3

entrampada y permanentemente diferida.

Las líneas básicas de este trabajo son tres como lo dije más arriba. Una aproximación al lugar de la serenidad era relevante para desplegar la interpretación propia de lo que refería el autor. Luego con el pensar de la técnica moderna y qué hacer con ésta ya en el ámbito actual. Reflexión calculadora/ meditación reflexiva. Pensé que era necesario establecer sus diferencias. Y la tercera está instalada en el pensar poético propiamente como una morada confiable. Imagine la figura de morada como una casa de protección y de familiaridad para acoger lo perdido, lo que la misma conciencia técnica dejo relegado nuevamente como en “ Ser y Tiempo”.

Esta nueva casa es el decir de lo poético, el habla su sendero, es notable que el propio Heidegger se haya servido de imágenes metafóricas para acercarse a un decir que pueda enunciar lo que nunca tuvo lugar en el pensar crítico de la técnica y de la filosofía. Después de un texto como “Ser y tiempo”, la “vuelta” es significativa, nos deja una señal y no un reglamento, corre el velo sin delimitar lo que esa tela custodia y protege como una carpa verbal. Hacer la lectura de “serenidad”, me condujo por sendas escondidas, aunque ya tenía presente que el autor había dejado el bastón de la filosofía por este otro báculo, la poesía y propiamente tal el arte. Definitivamente la tarea es continuar el paseo por el campo, dar-se el tiempo para la calma y ver que el horizonte no está en frente, sino que nos rodea como una comarca. Rodeados, pero no cerrados ni presos de un horizonte como el de entonces trascendental, sino ahora por el que abraza de manera confiable, pacífica y que dis- pone al pensar a recorrer nuevos caminos.

Poetizar seria la clave provisional y no determinante, puesto que no es un re-cambio vulgar, 4

sino un re-significar el mundo circundante o lo que nos rodea acogedoramente. La visión violenta de la técnica nos ha impedido mirar a través de los velos del decir de la poesía: Imágenes, formas de sensualidad y disfrute, son lo opuesto al falocentrismo conceptual, al aprender del modo kantiano, Hegeliano, en cuyos bordes despliegan las viejas telarañas que cegaron la visión de comprender las cosas de un mundo que siempre estuvo abierto, pero cerrado a una comprensión ontológica, revestida y travestida con fines tan propios. La risa que da esa torpeza de prefigurar un saber, remite a la gravedad de sus fundamentos, al suelo inmaculado y casi teológico de sus hipotecas o burocracias de lenguaje. El orden de esas estructuras es el orden de toda dictadura mental. Vaciar el color, borrar las formas que a primera vista no participan de un canon expreso, o aquellas que no califican al ámbito tradicional del pensar y que construyen en la conciencia occidental su sepultura.

Ahora, en esa fosa donde cayó la conciencia filosófica tradicional no quedo ni la ceniza. La historia de la filosofía se transforma hoy para el público en una arqueología sin importancia, para otros en un pasado glorioso, vulgarmente comprendido como “idealista”, sin alcanzar a entender que aun así construyo las bases del pensamiento occidental y su cárcel determinante. La neurosis de su germen opera aun hasta en nuestro sentido común, nuestras concepciones vulgares tienen su origen en esas fuentes. Y para deconstruir estos presupuestos se hace necesario ya no solo comenzar en la academia, sino en la vida diaria, común. Hacer el ejercicio de poner en tela de juicio la herencia, la mentira y los prejuicios acerca de las cosas. La experiencia de mantener el temple de ánimo, de conservar la calma y de desarrollar el poder creativo son los accesorios de esa poética que re-signifique la vida en su totalidad, en los hechos singulares,periféricos,incluso sin importancia universal.

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Introducción:

Serenidad: Pensar en espera.

No cabe duda que todo intento de aproximación al tema de la Gelassenheit presenta dificultades, debido al carácter modificable de los términos que ahí entran en juego. No sé realmente si podríamos hablar de una “tesis” acerca de la Serenidad. Por el contrario, la condición de su planteamiento en el texto, hacen de la Gelassenheit, algo inapresable por su irrepresentabilidad. “Tesis” es posición, pero aquí no la hay; qué posición o topos podría establecerse frente a algo que no tiene lugar, más que en el propio movimiento del pensar, libre de yugos estructurales?. De ese modo, el “pensar de la espera” se sustrae al imperio de las categorías, despojándose del espectro de todo acto representable: Desde siempre esto me pareció un punto muy complejo, dentro de la producción heideggeriana. La Gelassenheit adquiría una relación -a mi parecer- muy estrecha con la poética, y creo que ahí, todo pensar adquiere su libertad y máxima expresividad plástica. Este segundo Heidegger, se aproxima a la dimensión de la poesía, tantea en ese ámbito las posibilidades efectivas de una eventual salida al margen estrecho de la metafísica. En cierto sentido, pienso que ese cometido se logra mediante la disolución crítica de la operativa conceptual de la filosofía. Destaco la importancia de la Gelassenheit como punto culmine de un pensar que se dispone a andar por sendas distintas, y la apuesta que ello conlleva se traduce en el peligro de un pensar que al no poder experimentar la salida a la metafísica, vuelva a recaer en ella, infectándose en los residuos de su representación. Sostengo una lectura interpretativa

del desarrollo versátil del texto “Serenidad”,

mi

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objetivo fue acercarme a un autor ( Heidegger)vinculado a una sensibilidad histórica, dentro del tema de la irrupción de la técnica moderna y de la era atómica, cuestión relevante a la hora de introducirnos en el aspecto coyuntural del desarrollo del siglo veinte. Por consiguiente, todo el trabajo gira alrededor de esa voz de “alerta heideggeriana”, precipitándose al borde de una entrega anímica: la figura del temple de ánimo bajo el despliegue de la Serenidad para con la contrada o mundo circundante. La poética fue meditada como el lugar propicio de la Serenidad, ámbito donde tal proyecto se logra en forma expedita. Es de alguna manera la “salida y fuga”, donde el pensar no se invierte a la manera nietzscheana, sino que difiere su curso de acción mediante la búsqueda de otros sentidos o aperturas a este pensar otro.

El texto “Serenidad” está escrito en forma de diálogo, ello me obligo como decisión personal a tomar

las argumentaciones de los tres personajes (Profesor, Erudito,

Investigador) con el fin de “ir a la siga” del complejo movimiento de la meditación. Por un momento daba la impresión de estar leyendo una sola voz, casi indiferenciada. El texto se planea como un dialogo platónico pero con una evidente peculiaridad filosófica :la conversación suelta, de la mano del andar por una camino de campo. Aquí, en este texto pienso que no es posible “sostener” una tesis, debido al despliegue de este momento provisional del pensar en Serenidad,

libremente asido y luego soltado al azar de la

expresividad poética en tanto forma de pensar en la Serenidad. Todo intento de ello, implicaría una especie de topología , que estaría muy lejos de alcanzar la andanza de dicho pensar. Por este motivo decidí ingresar mediante el distanciamiento vecinal

de la

hermeneutica, tratando de respetar la modalidad y el cambio de los términos en juego. Las palabras muestran, dirá el autor, no representan, entonces , es posible a través de la 7

expresión poder integrarse al complejo movimiento de la Gelassenheit. No significa pasar a llevar los elementos dentro del texto- espero mi torpeza deje de hacerlo- interpretando a destajo y sin una señal clara. Se trata de “hacer uso” de las posibilidades que el propio Heidegger esboza como aspecto general de la tarea del pensar, que a mi parecer está entroncada con la Serenidad.

La división del trabajo en tres partes, me pareció fundamental para un acercamiento al texto ,y dicen relación con: 1.Interpretación de la Serenidad, en tanto modo esencial del pensar.2.La pregunta por la técnica, pensar más directamente relacionado con la situación epocal.3.el pensar poético como morada confiable al pensar en Serenidad. Pienso que las tres partes están cruzadas por un hilo conductor, a saber: La búsqueda de la disolución categorial y la compleja mirada crítica del autor, en vistas al logro de una apertura para la conciencia occidental. Debo reconocer que me es difícil, no por eso menos motivante, abordar los temas expuestos. Hay en Heidegger una madurez en el rigor, posee una

mirada a nuevas

posibilidades que lo hacen ser uno de los autores más meritorios - sin excluir a otros obviamente – vinculados a la crítica de la tradición filosófica, a veces el más oscuro y difícil de aproximar. Lo cierto es que intente aportar una mirada, desde la poética al pensar poético en Heidegger. Su relación con el habla y más propiamente con el Decir.

Finalmente, las cosas hablan por sí solas y todo intento de justificación es sólo un mecanismo mediocre de cubrir los errores, la operación de escritura es lo que me congrega a reconocer en la Gelassenheit un ofrecimiento destinado al pensar en occidente y que implica su posible salida del propio margen estructural de la Filosofía. 8

La poesía renueva los estilos: adviene desasiendo el nudo de los cabos (abrimos ese mundo mediante la palabra recobramos visión temperatura y seña).

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I.Aproximación al umbral de la Serenidad

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A. Serenidad como Temple. Gelassenheit es un término del habla heideggeriana, traducido al español como Serenidad. El prefijo Ge-significa originariamente “junto, con” ,y la significación acuñada de la palabra, proviene de diversos significados del verbo lassen (dejar, soltar, ceder).Tiene además un equivalente en la versión norteamericana, ahí, es traducida como Releasement, que quiere decir ser soltado o desasimiento, inscribiéndola y acercándola a la nueva significación que toma la palabra alemana, dentro del “segundo Heidegger”, después de Die “Kehre”, texto del pensar posterior a “Ser y Tiempo”. Al margen de la conformación del término Gelassenheit, subyacen otros elementos que dan curso y enriquecen su ámbito de significación, es el caso de la figura del “temple”, término que abre una comprensión más sugerente acerca de la esencia del pensar como la Serenidad. Temple es una disposición de ánimo, un estado contemplativo, meditativo, que sin alterar su modalidad, se integra no apropiadoramente a lo real. La templanza del pensar en Serenidad es la que hay que alcanzar en la andanza, mediante un camino que dice relación con la reserva y la espera, dos elementos que más adelante se trataran de acotar. Frente a este intento de pensar serenamente desde la reserva, surge, en el debate acerca del lugar de la Serenidad,el problema del pensar como “Querer” (Wollen) y más exactamente el problema del “pensar como representación”(Vorstellen).(El debate en torno al lugar de la Serenidad fue entresacado de un diálogo, escrito en 1944, entre un investigador (I),un

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erudito(E) y un profesor(P),referencia anotada al final del texto traducido por Yves Zimmermann, y editado por Odós). Entonces, cómo plantear la posibilidad de pensar no representacionalmente, cómo desplegar un no- querer, si esto ya presupone un querer previo o anticipado?. No- querer sigue significando una forma dialéctica del querer, una anticipación negada. Y los tres personajes intentan pensar esta aporía fuera de todo tipo de voluntad y de los márgenes del pensar metafísico. En el curso del dialogo, uno de los personajes, el profesor, plantea un no-querer en el sentido de la abdicación del querer, y de ese modo, comprometerse en la búsqueda de la esencia del pensar que no es precisamente un querer. Más adelante el erudito plantea el desacostumbrarse al querer como una forma de despertar la Serenidad, sin embargo, no sería posible, según el profesor, despertar a la Serenidad puesto que ésta es “otorgada”(zugelassen). Desde este punto de vista, la Serenidad no sería una pasividad ni un inerme dejar ir las cosas a la deriva, la pregunta que se abre es: entonces qué la donaría en tanto serenidad. El dialogo sigue confluyendo y abriéndose, al punto en que uno, como lector, comienza por pasar por alto las voces, leyendo las sentencias como si fuesen una sola voz. Más adelante ,el investigador plantea que la Serenidad yace(liegt) más allá de la diferenciación entre pasividad y actividad, una suerte de obrar más alto, que está muy lejos de ser una actividad corriente. Pero en lo que todos concuerdan(los tres personajes)es que la Serenidad no pertenece al dominio de la voluntad. Más bien está próxima a lo que en un momento del dialogo denominaron temple. La templanza es nobleza y retiro, pero no en el sentido de una inactividad, el temple es lo temperado, o que mediante el ánimo confiere amplitud , apertura y reserva. El temple nos posibilita mantenernos a la “espera”, siendo custodiados plenamente en el “ámbito de la contrada o mundo circundante que nos rodea.

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Uno de los problemas claves dentro del texto es el “círculo de visión”(Gesichtskreis) circundado(umkreist) por la vista. Frente a la noción tradicional de horizonte trascendental, desde donde la filosofía ha hecho su experiencia de la trascendencia, aquí se plantea la idea del adentrarse con la mirada(hineinsehen) en el horizonte. Aquí el circulo de visión es algo abierto(ein Offenes) y su apertura(Offenheit) no le es dada por el hecho de que miremos dentro de ella. Nosotros como observadores no disponemos- dentro de lo abierto- de los objetos que muestra el círculo de visión .Cito el argumento del profesor: “Aquello que tiene carácter de horizonte es, así, solamente el lado vuelto hacia nosotros de un algo abierto que nos rodea, colmado de vistas al aspecto de aquello que, para nuestro representar, aparece como objeto”. Desde aquí viene la idea de comarca (Gegend),ámbito donde todo cuanto le pertenece regresa a donde descansa. Ella es el imperar de su esencia, es lo que viene a la contra(Gegnende).La comarca es lo que viene a nuestro encuentro(entgegenkommt) ,perspectiva que desplazaría la noción de horizonte trascendental ,donde vendrían a mostrarse el aspecto de los objetos, mediante la operación de la representación. Sin embargo, la meditación toma una dirección más compleja. El planteamiento de la comarca comienza a ser problemático, en la medida en que lo que se busca es en sí lo abierto que nos rodea y no simplemente la relación de la comarca con los individuos. El venir a nuestro encuentro, comenta el investigador, no es un rasgo fundamental de la comarca. Efectivamente hay un desplazamiento, partiendo de la pregunta por la Gegend. El erudito por ejemplo, da una mirada retrospectiva al termino antiguo die Gegnet, la contrada, que significaría la libre amplitud,a mi parecer de la comprensión del mundo circundante. Pero el profesor insiste en su argumento: “La comarca(dieGegend),tal como si nada adviniera, lo reúne todo, lo uno con lo otro y todo con cada uno, llevándolo a demorar en el reposo en sí mismo. Gegnen, ”venir a la contra”, es el reunidor tornar a cobijar con vistas al amplio 13

reposar en la Morada”. La comarca sería ella misma amplitud(Weite) y Morada(Weile o permanencia temporal algo continuada).A partir de este desplazamiento, el erudito sostendrá que la noción de comarca se amplía en la Morada de lo que libremente a tornado a sí. Cito al erudito :”En vista del destacado empleo que hacemos de esta palabra podemos, por tanto, decir Gegnet, contrada, en lugar del nombre corriente Gegend, comarca”. Más adelante, en el cuarto punto de la primera parte de la tesis, se intentará desarrollar más completamente la evolución de la comarca a la contrada, a partir de la raíz de gegend, contra. Cerramos la figura de la contrada, a partir de la Amplitud que hace demorar, la que reuniéndolo todo se abre, manteniéndose y sosteniéndose, dejando a las cosas a la luz del reposo. Todos estos elementos que se van entrelazando, sin jerarquía ni verticalidad, me refiero a los términos que van modificando sus significados, nos dan un mapa complejo del camino hacia la esencia del pensar, cuestión que es fundamental en el texto de la Serenidad. La buscada esencia del pensar, desde la Serenidad, es mediada por variados acontecimientos textuales, es el caso de la comarca, la contrada, la reserva, la espera ,la

demora e

incidentalmente la figura del temple, que se pasa, al parecer, por alto, pero que tiene un lugar importante como punto de partida, como preparación o disposición anímica a todo pensar en Serenidad. El temple es una de las modalidades principales para acercarnos a una comprensión de la Gelassenheit. La Serenidad para con las cosas es una disposición de ánimo, un a- temperarse, o templar-se previo a la toma de decisión. La Filosofía ha demostrado lo contrario. Se ha apropiado de lo real violentamente, mediante la operación representacional ,desde donde ha mirado y ponderado ,por ejemplo, la noción de horizonte. La misma categoría de objeto, sustitución violenta que le quita a la “cosa” su condición de cosa, proviene de la concepción de horizonte trascendental. Personalmente sostengo que la 14

figura del temple rodea y configura toda decisión, antes de su operación finalista o factual. La Serenidad dice temple, capacidad de espera y suspensión de toda determinación interesada. Un no-querer presupone un querer que abdica no solo de un objeto de su deseo, sino también de su relación dialéctica con él. Mediante la figura del “descanso”, de la pausa, cuestión relevante para la Gelassenheit, el pensar es capaz de re-plegarse a la espera del advenimiento apropiador y del libre juego sobre la plataforma ilusoria del fundamento. El descanso que conseguimos mediante la calma en la andanza, es el tema del poema de Trakl, en “De Camino al habla”, ahí nos introduce en la amplitud que custodia y preserva encosando la cosa, dejando que ésta se muestre tal cual es. La templanza abre caminos, y un pensar atravesado por esa imagen traza nuevas rutas. La serena relación entre las cosas llama al recogimiento y a la capacidad de pensar el sentido oculto de la técnica que nos viene al encuentro. La Serenidad como temple no quiere decir pasividad o inercia en el sentido de una inactividad. Quiere decir meditación serena, templanza y disposición reflexiva. Disponerse reflexivamente implica “un dejar andar libre” dentro y fuera de la contrada. No hay exterior ni interior, hay libre amplitud que rodea y acoge, de esa manera, la figura del margen es desplazada por la figura proyectada- de lo Abierto. Heidegger intenta ver más allá del límite impuesto por la racionalidad occidental, “ofrecimiento” anímico para una civilización encerrada - meditativamente-en los márgenes de la representación. Frente a la magnitud del problema, no nos queda más que tomar la tarea de ensayar un pensar no categorial, ensayar aquí es intentar, tomando en cuenta la posibilidad de caer en lo velado, y así comprenderlo como una modalidad innata de todo pensar en calma. Ofrecer quiere decir un poner a disposición de(algo), a alguien; en ese sentido, Heidegger esboza la Serenidad como un ofrecimiento, un poner a disposición de,

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ahora ,ese alguien o destinatario es en cierta forma nuestra cultura, la tradición cultural trazada por la subjetividad trascendental. De modo que el ofrecimiento tiene un destinatario. Lo ofrecido es la inauguración de la tarea del pensar. No es una imposición, sino una posibilidad de trazar nuevos destinos al pensar occidental. La Serenidad en tanto templanza o pensar de la espera, esencia-reserva y posibilita una sorpresa, habilita el advenimiento del libre juego del acontecimiento. Lo ofrecido es el buscar nuevas rutas, en ese sentido, lo que es dispuesto para alguien, no es algo forzado ni determinado en su forma, lo ofrecido es, en este caso, un proyecto, pero también una alerta frente al complejo desarrollo de la cultura occidental. Insisto en el texto de Heidegger, ”Introducción a la metafísica”, discurso hecho en la Universidad de Friburgo, ahí plantea el complejo momento de contexto socio-político, justo en la irrupción de la globalización, y por otro lado, del suceso nihilista reactivo. Personalmente, sostengo que la idea del ofrecimiento anímico, aparece en el ámbito de la Gelassenheit como un proyecto , que no tiene como objetivo hacer escuela o crear seguidores, destinados a “instaurar” las directrices a seguir. Más bien es lo contrario: lo que está en juego es la posibilidad de plantearnos permanentemente la evolución (si es que la hay o si es posible hablar de ello) o el desarrollo de las formas heredadas de nuestra subjetividad, de nuestro modo de pensar dentro de los cánones de la representación. Por consiguiente, el ofrecimiento consiste en suspender los procedimientos de la tradición, y con esto repensarlos, desde dentro, eso es sabido, pero con el detalle de un elemento incidental e indeterminable como la Gelassenheit o templanza de un pensar de la reserva, tanto en la toma de decisión, y por otro lado, en la configuración y entrada de lo “poético”. La poesía es casa apta para la proyección de un pensar otro. Es una modalidad del Decir sin yugos paternalistas ni control logocéntrico. Justo ahí, (en un ahí que no tarda en desplazarse) en el pensar poético, la Serenidad es 16

modalidad esencial de todo andar, templanza en la toma de decisiones, temperamento que disuelve y suspende desde la no violencia, todo mecanismo re-apropiador.

Con relación a la disolución cito al investigador :”La Serenidad es, en efecto, el soltarse(Sichloslassen) del representar trascendental y de este modo un prescindir(Absehen) del querer del horizonte. Este prescindir no proviene ya de un querer, a menos que la ocasión de un introducir-se (Sicheinlassen) a la pertenencia a la contrada requiera de una última huella del querer, huella que, sin embargo, desaparece en el introducir-se y queda del todo extinguida en la Serenidad”. La meditación del investigador es decidora, evita la entrada de residuos metafísicos en el ámbito de la Serenidad, describiéndola como aquel ámbito donde toda voluntad o querer desaparecen. En ese sentido la Serenidad no establece topos ni axiomas, más bien se deja plegar en la libre amplitud de la contrada, escenario donde se da muerte a la vieja extenuación de la conceptualidad trascendental. Termino citando una de las reflexiones claves, argumentada por el profesor y con motivo de la noción del temple, en tanto animo: “La Instancia de la Serenidad para con la contrada sería la nobleza de ánimo mismo”.

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B. Pensar como el ir a la proximidad de lo lejano.

Todo el dialogo acerca del lugar de la Serenidad ocurre en un camino de campo, sucede de forma simultanea, incluso como si fuesen uno solo :Dialogo-camino. La andanza de la reflexión traza rutas de sentido donde lo familiar es despedido, disuelto, a cambio de pensar lo no-familiar como lo digno de ser pensado. La proximidad y la lejanía no son nada fuera de la contrada. Ella sería la que aleja y aproxima. Esta relación deja de ser pensada dialécticamente, la libre Amplitud rebasa la estructura horizontica trascendental, diseminándola al punto en que al fin las cosas pueden convivir reunidas y separadas en el reposo - modalidad esencial- de la contrada. Por otra parte, el pensar se torna un camino, esencia en tanto Serenidad Instante para con la contrada, se torna referencia esencial del destino humano a la contrada. La figura del “ir junto a”, expresada por la palabra alemana Herangehen,y que propone el erudito casi al finalizar el texto, se presta para esbozar la figura del avanzar hacia(Zugehen). Sin embargo, el elemento de la espera problematiza la noción de avance, en la medida en que este es su contramovimiento. De todos modos el término “ir junto a” revela un ir aproximándose (Nahegehen),mediante la templanza de la espera. El pensar en Serenidad se introduce en la proximidad, que a la vez como lejanía, configura lo propio de su destinación. Lo destinal a todo pensar es la contrada, que como Amplitud - no horizontica- lo hace ingresar a su ámbito. En ese sentido el pensar se vería rodeado por la contrada, lejano y próximo a medida de la forma de su andanza. Si la relación para con la contrada es el esperar, el pensar debe dejarse “ir” al interior abierto de la contrada. La expresión “llegar a la proximidad de lo lejano” es empleada por el investigador, y dice

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relación con recorrido que hace toda reflexión. Pero, al no ser comprendida la relación entre lejanía y proximidad como una relación dialéctica, el pensar, lejos de someterse al camino impuesto por el método, queda rodeado por el ámbito que lo sobrepasa, incluso lo supera en cierto sentido –proyectándolo- en la libre Amplitud de la contrada. Pensamos en distintas direcciones de sentido, nos dirigimos permanentemente a nuestro objeto del querer, sin darnos la reserva. La representación impide la suspensión, obligándonos a re-apropiar la cosa en la hipoteca de objeto. De ese modo, no salimos del círculo de la representación. Todo el rodeo meditativo y escritural, que se presenta en el texto de la Gelassenheit, supone una aproximación al no conocido y no familiar ámbito de la contrada. Aquello que no es conocido se les presenta a los personajes como algo que está próximo al encuentro con este pensar develador. Hay un momento en el diálogo, donde el profesor hace alusión al concepto tradicional de verdad .A partir de la dificultad de relacionar el carácter destacado de la verdad con el hombre, y si es separable de lo que éste último es, cito las palabras del personaje(profesor):” La esencia del hombre es únicamente dejada a la contrada, y consecuentemente necesitada y puesta en uso por ella, en virtud de que el hombre, de por sí, no tiene poder sobre la verdad y de que ésta permanece independiente de él. Si la verdad puede “esenciar”(wesen) con independencia del hombre, ello se debe únicamente a que la esencia del ser humano en tanto que Serenidad para con la contrada, es necesitada y puesta en uso por la contrada en el ”transcontrar” y en la preservación del “encosar”. La independencia de la verdad respecto del hombre no deja evidentemente de ser una referencia para con el ser humano(cursivas);una referencia que descansa en el “transcontrar” del ser humano en dirección a la contrada”. El hombre es necesitado por la verdad, es puesto en uso, pero en vistas a su procedencia esencial para con la contrada. El erudito dirá ”el hombre es alentado(angemutet) a lo noble 19

de su esencia”. La procedencia de su esencia sería el verse necesitado y llamado por la esencia de la verdad, morando en la Serenidad para con la contrada. Eso conlleva a la entrada de la figura de la espera, pensar de la reserva que al cobijarse en el ámbito de la contrada - amplitud que demora- es capaz de “Descansar” en la andanza. Lo plenamente confiable es que la amplitud misma de la Morada es la que más puede esperar. De modo que al ser humano se le reservaría en todos lo casos la segura y confiable llegada a lo lejano, mediante la hospitalidad de su esencia, que dice relación con el carácter vecinal con la verdad.

La Serenidad como esencia del pensar deja el camino abierto para la libre andanza. Meditar, entonces, significaría también un “dejarse sustraer “a la sorpresa de la irrupción del acontecimiento. Pienso en la figura de lo lejano como aquello que se extravió en algún momento de la historia, y que conforma el laso filial del ser humano, la esencia que reposa en sí misma como contrada. La contrada se hace esencia y destino del pensar en Serenidad. Por consiguiente la búsqueda deja de ser solamente retrospectiva, hacia un “pasado” de la esencia humana, es más bien hacia toda dirección, por decirlo de manera gráfica. El camino se abre dentro y fuera de la contrada, en la Amplitud serena y reservada de la contrada. No hay detrás ni delante, toda la Amplitud se presta como región para el pensar. “Llegar a la proximidad de lo lejano” es moverse en el ámbito de lo libre de todo trazar rutas con vistas a la lejanía. Pero, a la vez lo lejano está próximo en la medida en que pertenece - mediante una relación vecinal - con la esencia del ser humano. ¿Y qué establecería la diferencia entre el proprio desarrollo de la Filosofía y la inauguración de la tarea del pensar?. Ambos son dos caminos, pero la diferencia radica en que uno, el de la tradición, queda preso de una circularidad irremediable, una figura cerrada 20

donde el andar gira sin cesar en el campo de los significados, las categorías, conceptos, leyes, principios y toda el mapa de una lucha ilimitada, llena

por qué no , de

subordinaciones. Desde el camino que esboza la necesidad de repensar la tradición siempre y cuando esto no signifique seguir en el centro del círculo- la andanza de todo pensar meditativo “recién” comienza a decidir rumbos de sentido, alternativas que posibiliten una meditación no subordinada, y dueña de su trazo. Olvidarse de la tradición es imposible, como hacerlo sería ingenuidad o irresponsabilidad frente a nuestra formación histórica, intelectual, estética. Trabajar con los presupuestos de la tradición es la estratégica, aunque ahí se corre un peligro. El riesgo es el entrampe de la lógica del sentido, de la univocidad y el peso de todo pensar desde la paternidad del fundamento. Pensar no representacionalmente sería la apuesta, a partir de la cual toda meditación se encaminaría por la Amplitud de la libertad. El encuentro de nuevos senderos ocurre no estando a la expectativa, sino a la sombra paciente de la espera. No en la extrema voluntad ni en el calculo, sí en el “dejarse ir” por el tramo de la disposición templada, serena y a la escucha de, moviéndose simultáneamente en la elección de la senda que se “estime” tomar. La estimación resulta de la serena templanza esencial a todo meditar, la estimación supera mediante la templanza todo voluntarismo o posición de un saber. Este despliegue del pensar heideggeriano pone en tela de juicio las acostumbradas teorías del conocimiento, que postulan la necesidad de nuevas metodologías y principios destinados a “sostener” ,por oposición al soltarse, el edificio del saber. El pensamiento no tiene método, el pensamiento es región, su modo en el Decir, lo aproxima a lo poético de la Morada. Lo aproxima a un Decir confiable desplegado desde la utilización lúdica de términos y palabras en vistas a su re-significación. En el fondo, poetizar como operación del pensamiento, abrir la cerrazón de una lengua, por ejemplo, diferir mediante el juego la radicalidad de las oposiciones que 21

sostienen la estructura de la subjetividad. Es una tarea compleja que implica años de reflexión, necesitamos , como civilización, esperar activamente en el trazo inicial de hacer experiencia de la apertura al misterio del sentido oculto de la contrada que viene a nuestro encuentro. El problema tal vez esté en lograr experimentar pacientemente el trazo del sendero, sin anticiparnos a su conclusión, estableciendo otra vez el cierre y clausura de la meditación.

Lo lejano adviene próximo en la medida que lo buscado es lo lejano y próximo que nos rodea, transcontrando la Serenidad para con las cosas. De este modo la andanza traza el camino ;todo noción como la de meta, objetivo, conclusión, pasan a convertirse en ilusión trascendental, un mecanismo del pensamiento tradicional que deja de ser sustentable (por lo mismo no confiable) ante la aparición del germen violento de las aporías.

Se sostiene la imposibilidad de escapar a la metafísica, es como remar de espaldas, siempre el círculo extendido y cerrado como una mancha, desplazamiento de la clausura gravitatoria que todo lo trae a sí .La tradición es eso, un sello impreso en el lenguaje, en nuestros usos cotidianos, en el sentido común, en lo social, etc., incluso en la expansión y oficialidad de una lengua. Sin embargo, dentro de la tela de prejuicios establecidos, quedan alternancias y aire para hacer experiencia de lo Otro. Es posible que en la propia disposición del ánimo y del pensar en Serenidad se haga experiencia de la andanza hacia las cosas mismas.

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C. La Contrada.

Hay una nota a pie de página n 47, del texto “Serenidad”, referente al empleo del termino Gegnet. Se aclara que la palabra habitual para comarca es Gegend. Del mismo modo que la palabra Gegenstand, objeto. En ella impera la raíz de gegen, contra. Remite a lo que está en frente, lo que está “a la contra” para efecto de un observador. Sin embargo esta noción es expresada en el uso de Gegnet. En la Gegnet habita el sentido de la gegnen como en entgegnen, que significa responder al encuentro, también en la variable Gegner, adversario, expresa la idea de venir-a-estar-en-contra-de-frente.Para efectos de la traducción, se intenta corresponder al castellano la palabra Gegnet como contrada. Los tres personajes del dialogo hacen referencia a esta mudanza para aproximarse más cuidadosamente al termino.Cito,pag46:P:” De este modo caracterizaríamos entonces la comarca a partir de su relación para con nosotros, exactamente como antes el horizonte, cuando de hecho, buscamos lo que es en sí lo abierto que nos rodea. Si decimos que es la comarca,y con la intención que acabamos de exponer, entonces la palabra debe nombrar algo distinto”. Luego responde el investigador:” Además, el venir a nuestro encuentro no es en absoluto un rasgo, y menos aún, el rasgo fundamental de la comarca. ¿Qué significa entonces die Gegend, la comarca?”. Después entra el erudito:” En la forma más antigua se denomina die Gegnet, la contrada, y significa libre amplitud. Se puede inferir algo de esto para la esencia de aquello que nosotros quisiéramos nombrar “la comarca/”.Luego la acotación del profesor :”La comarca(die Gegend), tal como si nada adviniera, lo reúne todo, lo uno con lo otro y todo con cada uno, llevándolo a demorar en el reposo en sí mismo. Gegnen, ”venir a

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la contra”, es el reunidor tornar a cobijo con vistas al amplio reposar en la Morada”. Finalmente, el erudito comenta :”Así la comarca es ella misma, a la vez, amplitud(Weite) y Morada(Weile). Demora a la amplitud del reposar. Se amplía en la Morada de lo que libremente ha tornado-a-sí. En vista del destacado empleo que hacemos de esta palabra podemos, por tanto, decir Gegnet, en lugar del nombre corriente Gegend, comarca”.

Transcribo este fragmento del dialogo para destacar el desplazamiento etimológico de la noción de la Gegend(comarca) a Gegnet(contrada). El movimiento es retrospectivo, puesto que indaga en la acepción antigua comarca, cuyo significado fue expuesto más arriba. El motivo del giro se debe a que la noción de contrada se ajusta con mayor proximidad a la idea de estar-a-la-contra,desde el punto de vista de un observador ;y por otra parte retoma la noción de comarca en tanto Amplitud y Morada. De ese modo, la contrada comienza por superar el concepto tradicional de horizonte, llevándolo al vacío de la ilusión trascendental.

La contrada es lo destinal, tanto en sentido histórico, temporal, como en el esenciar de su “transcontrar” la Serenidad. Las cosas en la contrada dejan de estar sometidas al imperio categorial de “objetos”. Pierden posición desapareciendo en la Amplitud. La figura del Descanso es relevante y compleja. Las cosas descansan en la contrada, reposan no en el sentido de un estado inercial. Más bien descansan en el retorno a la Morada de la amplitud de su pertenecer-se (Sichgehorens). La idea de descanso no dificulta ni contradice la idea de movimiento. Al contrario, la respalda. El descanso es el hogar y el imperar de todo movimiento, ahí las cosas reposan en la plena familiaridad de la contrada. El movimiento proviene de la quietud, se encuentra introducido(eingelassen) en esta, por tanto la Serenidad sería camino y movimiento desde la pacifica instancia de la de la contrada. Estando 24

próximos a la región de la contrada, toda voluntad o mecanismo del querer desaparecen, es como introducir-se en el ámbito de la disipación.

El tema de la espera juega un papel significativo. Mediante la demora, que ya es condición de la contrada en tanto amplitud que demora, el camino del pensar en Serenidad llega o se aproxima a la lejanía, perdurando en la esencia de su reposo en movimiento, la contrada nos rodea y todo andar en su ámbito es moverse en lo esencial de su reposo. La palabra, en tanto que muestra(contrario al movimiento de representación),es la comarca únicamente responsable de sí misma, La palabra cuyo Decir nos indica como una seña, haciendo significar las cosas desde la amplitud de su demora, obra como trazo y como movimiento diferido del espacio objetual. De esa manera, la Serenidad también le pertenece a la contrada, pues proviene de ella. Cito al profesor:” La Serenidad proviene de la contrada, porque consiste en que el hombre permanece dejado (gelassen) a la contrada y, además, por obra de ella misma. El hombre está en su esencia dejado a la contrada en la medida en que pertenece originariamente a ella. Le pertenece a ella en la medida en que desde el inicio es a-propiado (ge-eignet) a ella, y además por obra de la contrada misma”. Así la esencia del esperar es la Serenidad para con la contrada. Esta última es la que deja que la serenidad le pertenezca, dejándola reposar en ella misma. De modo que lo que estimábamos como la esencia del pensar, reposa en la figura de la contrada “transcontra” en sí la Serenidad(dass die Gegnet die Gelassenheit in sich, wenn ich so sagen darf, vergegnet). La contrada “transcontra” , es decir , dona esencia ,desplegando desde ella misma la Serenidad. El diálogo no agota sus rendimientos, es, desde la noción de la reserva y el descanso, ambas modalidades de la espera , en que se piensa la buscada esencia del pensar, la espera es la Serenidad para con las cosas. Es un soltarse responsable ya no de la transferencia 25

representacional, sino responsable de la andanza que estima reservar la llegada. Durante todo el desarrollo del texto, observamos las modificaciones en cada significado. Resulta imposible maniatar los cabos cuando pensados conforme a la idea del desalojo de la representación. Lo que queda visible es una cierta liberación desplegada desde la contrada, liberación que reposa tanto como Morada(Weile) y como Amplitud(Weite). La nota a pie de página ,n 46, indica el juego de ambas palabras. En cada uno impera el significado básico de morar en tres modalidades: die Weile, la Morada, en tanto permanencia temporal continuada, el verbo Weilen, morar, permanencia temporal de duración indefinida y verweilen, demorar, permanencia temporal ilimitada.

El pensar de la reserva es espera (warten)en tanto permanencia no resuelta. Sin embargo, en tanto seres pensantes se nos imposibilita el exterior de la contrada. Cito al profesor: “Ni estamos ni estaremos nunca al exterior de la contrada en la medida en que, como seres pensantes, y esto significa, a la vez, seres que representamos trascendentalmente, nos mantenemos en el horizonte de la trascendencia. Más, el horizonte es para nuestro representar (vor-stellen) el lado de la contrada vuelto hacia nosotros. Así la contrada nos rodea y se nos muestra como horizonte”. La compleja visión de la contrada necesita de la espera, pues al estar en el ámbito de la reserva nos vemos liberados (losgelassen) frente a la representación horizontica trascendental. La capacidad de la espera se transforma en el punto de partida a la Serenidad. El estar dejado propicia el introducirse borrando la tradicional diferenciación entre exterior e interior. Hay un ir y venir que suspende toda decisión con respecto al tema. Este intervalo es denominado por el profesor como el permanecer en el intervalo, que es propiamente la espera.

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La contrada, a diferencia del pensar horizontico trascendental, se mantiene necesariamente en la in-determinación de su forma. Se pliega y se despliega diluyendo toda representación posible: es la inquietud que viven los tres personajes en la andanza por el camino de campo, de modo que el propio movimiento de la meditación se ve invitada al descanso que ofrece la reserva de la espera.

Otro termino que sufre una nueva localización es el “transcontrar”, en tanto relación de la contrada con la cosa. Según el erudito, el “transcontrar” no es referencia de la contrada con la cosa. El respecto(Bezug) de la contrada a la cosa, es que la contrada da condición de cosa a la cosa(sie bedingt das Ding zum Ding). Por tanto, el respecto será el “encosar”(Bedingnis). El dar-condición-de-cosa, aquí, no se plantea como una operación factual ni causal. No es pensada en el sentido trascendental, sino en el mero hecho de “encosar”. Dar-condición-de - cosa –a-la-cosa sugiere un dejar que las cosas se muestren tal cual son en tanto cosas ,es decir, liberándolas, mediante el “encosar” de toda categoría sustancial, es decir desubtancializar la categoría de objeto, para que desde ahí mismo la cosa se muestre en lo que tiene de propio. Estar a la espera del “encosar” y del “trancontrar” es un aprendizaje que se logra mediante la experiencia de la Serenidad para con la contrada. La disposición a la reserva invita a mantenernos a la escucha de dicha relación, de modo que si nos desplazamos al punto de la relación histórica del hombre para con la cosa, descubrimos que es posible estar atentos al advenimiento del acontecer histórico. En este sentido la exposición del investigador señala el camino de la meditación, cito al investigador:” Nuestro punto de partida anterior (le reponde al erudito con relación al vinculo entre hombre y cosa) había sido iluminar la referencia entre el yo y el objeto a partir de la relación factual del pensamiento de las 27

ciencias físicas para con la naturaleza. La referencia entre el yo y el objeto, que suele ser denominada relación sujeto-objeto y que yo tenía por la más general, es manifiestamente sólo una variante del acontecer histórico (geschichtliche) de la relación del hombre para con la cosa, en la medida en que las cosas pueden llegar a ser objetos...”.

Lo que queda de manifiesto y puesto en juego, es la situación de la esencia del hombre. Desde lo que se denominó como contrada y “transcontrar” vendría amparada la esencia del mismo, y de esa manera la entrada del advenimiento del acontecer histórico, en tanto acontecer histórico de la contrada. Sin embargo, la historia ha demostrado que la ciencia en general, desarrollada en occidente, planteó la relación del hombre, bajo la hipoteca del yo y la cosa bajo la hipoteca de objeto, así ( de esa forma)han desplegado su esencia histórica (geschichtliches). Desde la Serenidad, el acontecer histórico no dice relación con los sucesos o los hechos. Éste descansa en la contrada y en lo que adviene como contrada, de ese modo se le destina al hombre, es decir lo “transcontra” a su esencia. No se trata de volcar la mirada hacia otro punto, se trata de hacer un “viraje” que intervenga los procedimientos mentales de nuestra tradición. Los rótulos legitimados por la herencia cultural sirven de referente para comprender la legalidad, afianzada con el tiempo, de las categorías representacionales. Ese modo de operar histórico queda instalado como tradición. Su camino está circunscrito por el círculo. Siempre se estuvo a la expectativa de lo que estaba por acontecer, impidiendo su libre y vital desarrollo, y, frente a eso, queda la sola paciencia de diseminar el cierre de su mirada.

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II. Qué hacer con el pensar de la Técnica moderna.

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A. Reflexión calculadora / Meditación reflexiva.

En el ámbito del pensar de la técnica moderna, se da una forma muy especial de procedimiento racional. Esa forma de procedimiento entra en relación con diversas formas de clasificación y disposición teóricas. Una de ellas es la forma de la planificación y de la constatación metodologicamente pre-establecida con fines estables. Heidegger la denomina "Reflexión calculadora" e implica la forma peculiar del pensar de la técnica moderna, cuenta de antemano con determinados resultados y se asegura de predeterminar sus objetivos finales. Es el caso de la moderna concepción de la Física, las matemáticas, las ciencias económicas y en general del ámbito de las ciencias exactas, que, para el autor, abren desde la modernidad, el modo de operar y administrar lo real en cuanto tal. Heidegger advierte que la reflexión calculadora va ganando terreno a paso agigantado, que toma lugar incipientemente en el sentido común y holgadamente en los circuitos relacionados con el saber disciplinario; también advierte el peligro que esto conlleva tanto para el ámbito cultural de una nación, como para la Época (Época como la realidad histórica contingente, planetaria, coyuntural, desde donde el ser se hace posible como ser temporal y por tanto histórico.).Huida ante el pensar, desarraigo, ausencia de fundamento, son para el autor espectros "concretos", fantasmagoría que toma relieve a medida que avanzamos hacia el cumplimiento de un destino histórico, donde la relaciones culturales van armando el tejido de una era, de una sensibilidad epocal con características propias y donde la "reflexión planificada" altera irremediablemente el curso de la especie humana. En el caso de "Ciencia y Técnica", texto fundamental para entender la situación coyuntural que rodea al propio autor, notamos un conjunto de preguntas, sistemáticamente planteadas, con el objetivo de poner en relieve el problema de la técnica y su determinación esencial, lo

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mismo ocurre con la esencia de la ciencia, a partir de un desarrollo de términos que fueron mudando tanto en significación como en uso: Noción de "Teoría", noción de "Lo real". Pero el contexto inicial de la era atómica, anima al autor a reflexionar sobre el pensar de la técnica moderna, desde su estructura y sistematicidad. "Reflexión Calculadora" es para Heidegger el germen peligroso, forma del pensar moderno que lleva al hombre a comprender la naturaleza como una fuente inagotable de energías en sí acumulables. Cito al autor: "...lo descubierto es transformado; lo trasformado, acumulado; lo acumulado, a su vez repartido y lo repartido se renueva cambiando."("Ciencia y Técnica". Cap. La pregunta por la Técnica pag 85.)Estos son modos del desocultar establecedor

que pone a la

naturaleza en una tensión tal, al punto de liberar sus energías ocultas y luego destinarlas para la formación de objetos de consumo o de planificación productiva. Ante la violencia de la irrupción de la técnica moderna, al comienzo de la era atómica, Heidegger abre de la misma rama del pensar desocultador, aquello que ha quedado olvidado en el camino, la forma reflexiva tempranera de los antiguos, para re-plantearla como contraste y salida a la deshumanización presentada como síntoma y destino del hombre contemporáneo. Es relevante entender que aquello que ha quedado en el camino se le denomina "Reflexión Meditativa", forma diferencial, sostengo, que busca abrir esencialmente un campo de comprensión otra para el ser de las cosas, donde la meditación es presentada como liberación , soltura, distensión conceptual, desasimiento o temple de la "Serenidad", donde el ser encuentra su morada y más radicalmente su destino. Cito al autor: "La Meditación nos lleva sólo por el camino hacia el lugar de nuestra morada. Esta sigue siendo histórica, es decir, asignada a nosotros". ("Ciencia y Técnica", cap. Ciencia y Meditación" pag.137). Meditar implica una serie de modalidades y con ello me refiero a desplegar actitudes frente a la herencia filosófica, entroncada pero ya sin rostro, en las modernas concepciones 31

científicas y por cierto en la esencia de lo Dis- puesto como esencia de la Técnica, configurada desde los cuatro principios de la causalidad Aristotélica, entendidos por Heidegger como los cuatro modos del Ser- responsable- de. Recordemos las cuatro causas desde donde se elabora la esencia de la Técnica moderna: 1.Causa Materialis;2.Causa Formalis; 3.Causa Finalis; Causa efficiens. A partir de los cuatro modos mencionados anteriormente, Heidegger define que la causalidad griegamente entendida como los cuatro modos del Ser- responsable- de, traen algo a aparecer, es decir le permiten pro- venir a la presencia, teniendo el rasgo esencial de un "permitir- avanzar". Los modos de la causalidad, entendidos como la estructura tradicional de la reflexión calculadora, Dan- lugar- a que lo aún no presente llegue a la presencia. Ese Dar -lugar- a que algo proceda desde lo no presente a la presencia es el "producir" fundamental de un "permitir- avanzar" hacia la llegada .Me permito este giro para fundamentar el lugar desde donde el autor parte con el desarrollo etimológico del moderno concepto de técnica, con el fin de contrastar la noción de Meditación como lo otro, lo plenamente diferencial, regalo destinado a una subjetividad entrampada en la racionalidad productiva de las fuentes o reservas naturales y sociales. La preocupación

heideggeriana rebota hasta hoy en día como un problema

vigente, actual y coyuntural a medida que observamos la irritabilidad con que el mundo actual despliega sus intereses, a fuerza de mutilaciones morales y físicas. Por lo mismo el aviso o llamada de alerta se hace pertinente a medida que avanzamos dentro de un sistema que no escatima en desplegar sus intereses productivos, no importando el medio de acción. Pienso que la llamada es destinada a ser escuchada por la propia subjetividad occidental, que pueda re- plegarse sobre sí misma, no re-apropiativa, sino desde su disposición confiable, semilla peligrosamente gemela de la reflexión calculadora. En este caso lo confiable sería aquello que le permite al hombre custodiar y velar la verdad y no provocar 32

en lo violento del establecer de la técnica moderna, en ese sentido lo Dis-puesto como esencia de la técnica, se pliega en un doble estándar :Lo confiable acordador y lo violento provocador. Dis- puesto como el establecer provocante o el modo operacional de la reflexión calculadora, y lo Dispuesto como lo confiable o el modo diferencial de la reflexión meditativa, ambos co-producidos desde la esencia de la verdad, brotan en un suelo común, son parte de la misma semilla arrojada desde el principio de occidente, desde su fuente imaginaria, sin origen concreto y que toma legalidad gracias al establecimiento del Saber legitimado como horizonte de comprensión del ser: Filosofía.

Para Heidegger, la técnica es un modo del desocultar, lo Dis-puesto( como la esencia de la técnica), es el destino del desocultamiento, sin embargo pro-voca, pone al hombre en la exigencia de sobre - explotar la naturaleza, de ejercer un control mediático , en donde el valor de la conservación es reemplazado por el valor de la supra- producción, a escalas mayores y con resultados efectivos. La técnica no es sólo un medio para un fin, es la forma esencial de todo imperar pro-vocante. Entonces, ¿Qué papel jugaría la meditación, cómo ponderar sus efectos, o es posible desplegar esta forma de pensar tanto en los círculos intelectuales como contingentes, de modo que como en una suerte de conversión curativa, la subjetividad disemine sus categorías y pueda embarcarse en la tarea del pensar, diseñando su propia condición de posibilidad?. La meditación pareciera convertirse en promesa, un umbral donde la conciencia occidental pase remando con el recuerdo a cuestas. Digo recuerdo porque el pasado no se olvida, está de forma elemental para algunos e incidental para otros. No hay forma de escapar al pasado ni al peligro que advierte Heidegger, aunque para muchos no sea más que la desesperación de un conservador ante la marcha de la modernidad. De todos modos, veremos más adelante la posición 33

heideggeriana frente a la esencia de la técnica, en donde la "Serenidad" responde con un "Sí" y un "No" ante el dominio de lo técnico, evidentemente ya diferenciado de la esencia de la técnica como lo Dis- puesto, perteneciente al destino del desocultamiento. En un primer momento, uno tiene la percepción de la existencia de una confrontación entre la reflexión calculadora y la reflexión meditativa, pues aunque ambas provienen de la esencia de la verdad como un desocultar destinal, una de estas formas ha quedado relegada tanto por su " inutilidad" como por su in-productividad. "El brillo de una inutilidad tal", marca en cierto sentido el carácter diferencial de la Meditación. La capacidad del temple se pierde en el devenir de la técnica moderna, lo temperado es clima adverso para la idea de una sociedad planificada, donde el dictamen disciplinario pesa mucho más que el retiro del pensar, comprendido como descanso, salida o respiro.

La esencia de la reflexión calculadora radica en que su operación finalista, empaña otras alternativas diferenciales de pensamiento, clausurando el campo de acción de la meditación, que al no tener utilidad práctica, es desplazada y relegada al olvido. La reflexión calculadora, a pesar de estar caracterizada en el desocultar como mirada hacia la verdad, queda en una relación problemática frente a la meditación. Aquí en cambio meditar implicaría dejarse ir, soltura, libre curso de la mirada, no la determinación de un querer, sino el camino donde el cálculo, como operación planificada, pierde su ruta y el control de su presente, dejando pro- venir lo destinal de su verdad. La meditación es una forma de entrar en relación con las cosas. Forma reflexiva donde lo que predomina esencialmente es el desinterés frente a un objetivo determinado. Un ejemplo, que tal vez no reajuste la verosimilitud de esta tesis, es la relación que establezco entre el concepto de reflexión meditativa en Heidegger con la forma de meditación 34

orientalista del Zen. En ambos casos hay un abandono, un fluir de la conciencia que no busca meta alguna donde reafirmar su querer, es decir,como auto determinarse. En el ámbito de la calma es posible concentrar nuestra mirada, poner como "objetivo" la propia flexión del pensar, quiero decir, el ejercicio de la meditación como el hacerse -cargo- de, no por eso menos responsable de su tarea dentro de las artes, por ejemplo, o de la teoría en general. Meditar es la forma "curativa" que abre todo proceso de pensamiento, sistema o estructura. Con esto no quiero decir que el propio Heidegger haya indagado en la meditación oriental como una forma de darle salida a la clausura de la filosofía (critica Nietzscheana), eso sería afirmar algo que no nos consta que haya sucedido así, pienso más bien en la influencia que tuvo el propio Heidegger con los místicos medievales, en su formación católica, en su cercanía a las fuentes mistéricas, que en cierta forma configuraron su pensar y el papel que ese pensar tendría en la historia de la filosofía. El segundo Heidegger es un autor mucho más inclinado a plantear la apertura del pensar en términos de temple y de concebir la meditación como el preguntar en pos del sentido, cito la declaración de un congreso de científicos reunidos en la isla de Mainau, en el mes de julio de 1955, y luego el comentario del propio autor: " La ciencia - o sea, aquí, la ciencia natural modernaes un camino que conduce a una vida humana más feliz." "¿Qué hay de esta afirmación? ¿Nace de una meditación? ¿Piensa alguna vez en pos del sentido la era atómica? No. En el caso de que nos dejemos satisfacer por la citada afirmación respecto a la ciencia, permaneceremos todo lo posiblemente alejados de una meditación acerca de la época presente. ¿Por qué? Porque olvidamos reflexionar. Porque olvidamos preguntar". Reflexionar y preguntar son los procedimientos de la meditación

que han quedado

relegados al olvido por el pensar calculador. El hombre actual, al no medir esta situación, 35

avanza en busca del desarrollo global, sin importarle la herida interna que va abriéndose a la par con la idea del desarrollo. Cito al autor: "Ahora el mundo aparece como un objeto al que el pensamiento calculador dirige sus ataques y a los que ya nada debe poder resistir. La naturaleza se convierte así en una única estación gigantesca de gasolina, en fuente de energía para la técnica y la industria modernas." Esta situación es la que preocupa al autor. No es sólo la inquietud de un pensamiento conservador, que se resiste a una modalidad de vida productiva. Es la preocupación por la situación anímica de la humanidad, en pleno despliegue de la era atómica; frente a eso hay una voz crítica y un llamado de alerta, con el objetivo de repensar la situación del momento histórico que cierra en cierto sentido el proyecto de sujeto inaugurado en la filosofía moderna.

La meditación requiere preparación, un tiempo de reserva, eso es lo que le permitiría al hombre hacer la experiencia de la reflexión meditativa; en el fondo el hombre actual busca llegar lo más eficientemente posible al objetivo, y en corto plazo, por eso cuenta con un (tiempo) para realizar tales objetivos. La reflexión calculadora opera instantáneamente, aleja al individuo de toda posibilidad de ponderar o dar solución a un problema dado, y por otro parte lo acerca a la experiencia de obtener resultados concretos con el menor esfuerzo posible. El problema no desaparece, sigue girando en torno a Heidegger la idea de que ambas formas de pensar son justificadas y necesarias. Ambas conformarían la estructura del hombre como ser pensante, esto es meditante . Al parecer, y como una forma de saldar las dos tendencias imperantes en el hombre actual, habría que despertar en él esta facultad inmanente: lo meditante, la facultad de pensar no apropiativamente, de hacerse cargo de todos los problemas que nos conciernen en tanto pertenezcan a la humanidad. Pensar (en meditación), dependería previamente de la acción de preguntar. Abrirse a la pregunta 36

habilita la acción de poner en tela de juicio todo ente en el mundo real. La forma de ser de la reflexión meditativa, acerca al hombre a una dimensión de intimidad, dimensión, por cierto, que tiene que ver con su propio destino, el ser de toda comprensión posible y la inauguración de la tarea del pensar para el mundo occidental.

Cuando Heidegger se refiere al distanciamiento del hombre con relación a su ser y al ser de las cosas, lo hace pensando en la relación de violencia que se da entre él y la naturaleza. El pensar calculador de la técnica moderna también acerca al hombre a la naturaleza, pero en una relación de interés productivo, de explotación y saturación a partir de los medios de producción, destinados a sacar rendimientos parciales, sin importar ,muchas veces, las consecuencias humanas y naturales; por ejemplo, el agotamiento de las reservas naturales, la expropiación, la explotación, la emancipación del mercado, etc. son consecuencias de una marcha vertiginosa que tarde o temprano no podremos controlar. De hecho el mismo autor sostuvo la idea de la pérdida de control del hombre sobre la técnica a principios del siglo veinte.

Queda como reflexión y como pregunta el Qué hacer, porque después de todo, la mirada heideggeriana pudo aproximarse a un problema que iba tomando forma desde hace mucho tiempo atrás, es decir, no hay nada nuevo bajo el sol, ni fenómeno que se haya formado por generación espontanea. Todo proceso histórico tiene su desarrollo, su proceso de acumulación y despliegue, de modo que si el mismo Heidegger alcanzo a vaticinar las relaciones mediáticas y planetarias, se debe a que el funcionamiento de la técnica moderna incluyó en su proyecto la posibilidad de estrechar relaciones tanto comerciales o de 37

carácter científicas con el fin de transformar el mundo en una aldea global. La sistematización del pensamiento calculador se abre camino sin importar las consecuencias que esto traiga. No hay tiempo para re- plegarse en el ámbito del pensar meditativo, porque por un lado no produce, y por otro, deja al individuo en la contemplación de la pregunta. Hay, creo, en la problemática heideggeriana, referente a la oposición de la meditación y el cálculo, un problema de carácter económico- temporal, es decir de planificación y de tiempo(s) de realización de un proyecto o meta por alcanzar. La reflexión calculadora opera con eficacia temporal, velocidad en las decisiones, trabaja en el menor tiempo posible, acortando las distancias tanto reales como virtuales. En el fondo, no hay tiempo para la pregunta que interroga por el sentido, ni mucho menos el espacio en donde todo pensar sea expresión espontanea del ser.

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B. Lo Dis-puesto como esencia de la Técnica

Partiendo de la base que la determinación instrumental de la técnica nos enseña sólo una parte de la constitución esencial de la misma, Heidegger da una mirada retrospectiva al concepto griego de la causalidad como una manera de localizar las raíces del concepto moderno de técnica. Las cuatro causas mencionadas brevemente en el punto anterior, son la clave para aproximarse al concepto de producción, que en un sentido mañanero se entendió como los cuatro modos del Ser-responsable- de y que cumplen la función de permitir pro-venir a la presencia. El Ser-responsable-de tiene el rasgo capital de un permitir avanzar hacia un objetivo determinado y, ese permitir avanzar es el ser-responsable- de lo que "Da- lugar- a"[ver-an –lassen ]. Ese Dar- lugar- a que algo vaya y proceda desde lo no-presente a la presencia es básicamente para los griegos el " producir" y por consiguiente la esencia de la causalidad. Aquello que pasa de lo velado a lo desvelado es el Pro-ducir. Esa operación desocultadora es la base donde se funda todo pro-ducir, pues este último reúne, por decirlo así, los cuatro modos del Dar- lugar- a, de la causalidad: Causa materialis; Causa formalis; Causa finalis; Causa efficiens.

Ahora, todo acto de producir no es sólo la factura artesana, aclara el autor, no es sólo el traer a forma artística. Cito: "Pro-ducir no es sólo la hechura artesana, no sólo el traer a forma y figura artístico-poético. Lo presente tiene en sí mismo el brotar en el producir, por ejemplo, el brotar de las flores en el florecer. Por el contrario, lo pro-ducido artesana y artísticamente, por ejemplo la copa de plata, tiene el brotar en el pro-ducir no en sí mismo, 39

sino en otro, en el artesano y en el artista".

Todo se sostiene en el pro-ducir, tanto lo que crece naturalmente como lo facturado manualmente, y este pro-ducir pro-duce desde lo velado a lo desvelado. Solamente acontece el pro-ducir a partir de este movimiento que constituye como tal el carácter de todo desocultar. Para Heidegger, la técnica no es simplemente un medio, es esencialmente un modo del desocultar, es en el sentido griego, un modo especial del conocer, en tanto que todo conocer abre, y, en cuanto abriente, desoculta, muestra la cosa tal cual es. El problema se hace cada vez más notorio cuando el autor pregunta por la esencia de la técnica moderna, desplazando la concepción tempranera. ¿Qué es la técnica moderna?, ¿Tiene que ver también con un desocultar?, pues al parecer el desocultar que gravita en la técnica moderna no se abre en un pro-ducir. Desocultar aquí, tiene que ver con un pro-vocar, en cierto sentido con un exigir, en provecho de un objetivo concreto, por ejemplo, explotar el suelo, extraer reservar energéticas, acumularlas, administrarlas de manera tal que se puedan sistematizar con vistas a perfeccionar la producción empresarial o industrial, etc. Esta forma de desvelamiento caracteriza lo que se hace por medio del desocultar pro-vocante, diseña el rostro de la modernidad a partir del establecimiento de lo real como la operación misma. Ese establecimiento tiene su propio estado [stand], Heidegger lo denomina lo constante o Bestand, que quiere decir depósito. Lo contante caracteriza el modo como está presente lo ente. En la técnica moderna impera un desocultar provocante, un "poner" a disposición [stellen], en el establecer [bestellen].

Toda la operación heideggeriana, remite a la forma estratégica de la técnica moderna, a su estratificación y lógica interna, pues cuando el autor pregunta por el quién de todo 40

constructo, así sin más responde que es el propio hombre el que realiza este poner- provocante. Éste es el autor de todo proyecto emancipador, aquel que pone en marcha sus intereses con objetivos definidos, en el fondo él que hace cultura, tradición, y es capaz, desde una filosofía, ante-poner el origen o el fundamento. Sin embargo hay algo que no dispone el hombre, algo que se le escapa irremediablemente, a saber, el desvelamiento, modalidad del conocer que sobrepasa toda acción posible; contrariamente el hombre es convocado, llamado por el desvelamiento, es interpelado, cito: "...Cuando el hombre que investiga pone la naturaleza como recinto de su concebir, entonces está ya reclamado por un modo del desocultar que le pro-voca a considerar la naturaleza como un objeto de investigación" .Por consiguiente, se debe comprender todo pro-vocar como aquello que dispone al hombre a tomar lo real como lo constante. Esto es lo que el autor llama el ánimo [gemut]. Esa "interpelación pro-vocante" que anima al hombre a establecer el desocultar como

lo

contante

es

lo

Dis-puesto

[das

ge-stell

=útil].Dis-puesto

significa

heideggerianamente lo reunidor de aquel poner, que incita al hombre, es decir, lo pro-voca a desocultar lo real bajo la modalidad del establecer como lo constante, nótese que lo constante es tomado como todo ente u objeto de lo real. Lo Dis-puesto es el modo del desocultar que gravita en la esencia de la técnica moderna, esa es la diferencia con mayor radicalidad frente a la definición griega. Lo Dis-puesto por lo demás, no tiene que ver con lo técnico, literalmente, es decir con objetos específicos: herramientas, utensilios, computadores, etc. Tiene que ver más bien con el sustrato esencial que determina toda exteriorización concreta de la técnica. Un alcance relevante con relación a los términos empleados por el autor, está en el verbo "poner" [stellen].Hay una doble significación que enriquece el desarrollo de los significantes, pues su resonancia con otro poner, hertellen= re-poner y ex –poner [das 41

stellen] dejan apertura a la idea clásica de lo presente en el desvelamiento. El re-poner producente y el establecer pro-vocante aún cuando sean distintos se emparentan esencialmente, pues ambos son modos del desocultar.

Si para Heidegger la teoría moderna de la naturaleza abre el camino tanto de la técnica como de la esencia de la misma, entonces podemos localizar en la física moderna las bases de su constitución, es, por decirlo de alguna manera la precursora. Desde ahí se comprende la naturaleza como lo real, y en cuanto real como lo constante, de modo que el hombre, al ser pro-vocado, ya está en el dominio esencial de lo Dis-puesto. Cierto es que la esencia de la técnica moderna conduce al hombre por el camino del desocultar, desde donde lo real deviene como lo constante. Y este "poner" al hombre en camino quiere decir para el autor un "destinar"[schicken]. Destino [geschik], en cuanto realidad histórica, es lo Dis-puesto, entendido como pro-vocación o modo del desocultar .Cito :" Lo Dis-puesto es una destinación del destino, como toda manera del desocultar". El destino para occidente es el pro-ducir, su camino bordea en el desocultar. Da la impresión que la destinación determina al hombre en toda su labor, siendo casi imposible librarse de ella, y, a pesar de eso, constituye para el autor el ámbito más definido de la libertad humana. La proposición es realmente problemática, tomando en cuenta el doble rendimiento de lo Dis-puesto como esencia del desocultar. Heidegger supone que la característica esencial de la libertad no depende ni de la voluntad humana ni del querer como motor del deseo, sino de la especifica capacidad de iluminar lo real bajo una mirada desocultadora; en ese sentido, su concepción de la verdad queda plegada en la filosofía temprana o clásica. Todo acontecimiento donde esencia la mirada desocultadora es lugar de la "verdad" y ese lugar es el más próximo a la libertad. Velar y albergar son dos términos íntimamente relacionados 42

con el carácter del desocultar, como si fueran la muestra de un estar atentos a lo que se nos oculta en el mundo. La libertad entra en relación con lo que arroja luz, pero también con lo que vela. Cito: " La libertad es lo iluminante velante, en cuya luz se corre aquel velo que emboza lo esencial de toda verdad y deja aparecer al velo como lo que emboza". No hay que olvidar que el lugar de lo Dis-puesto, esencia de la técnica moderna, pertenece al destino del desocultamiento. Sólo en la esencia de ella misma pensamos lo Dis-puesto como un destino, y ese destino marca el peligro que asecha al hombre, conduciéndolo en una dirección tal vez equívoca. Peligro quiere decir confundir lo desvelado, mal interpretar, ir por el camino de la pro-vocación, la explotación y saturación de la naturaleza, donde el hombre pasa a ser parte de lo constante. Lo Dis-puesto pro-vocante vela tanto el modo del desocultar como lo pro-ductor del desvelamiento. Lo dis-puesto empaña la manifestación de la verdad, cuestión que no queda suficientemente acotada desde el punto de vista del doble estándar de lo Dis-puesto, a saber: lo confiador velado y originario del carácter del desocultar y lo violentador provocante. Entonces, qué significaría el negarse a experimentar el aliento[zuspruch= llamada] de una verdad inicial?. ¿Implicaría retrotraerse al modo como los griegos entendieron la forma esencial de la verdad?, es decir, como la mirada desocultadora y originaria, que encuentra su morada en la amplitud del fundamento?

Junto a la noción de peligro, como destinación de la técnica moderna, brota desde dentro, la idea de la salvación, cuestión que nos resulta problemática por lo impensada y sorpresiva. No hay una acotación clara del asunto, probablemente se deba a que nace como una definición destinada a resistirse a toda subtancialización o determinación conceptual. Dentro de la esencia de la técnica se debe albergar lo salvador, aquello que re-conduciría al hombre y por lo tanto al ser, hacia el camino del desocultar de la verdad griegamente 43

comprendida. Aquí desocultar tiene el carácter de un mostrar al ente tal cual es, básicamente como cosa en el mundo. Salvar, tiene que ver con re-conducir al ser por el camino del desocultar, a su develación por medio de la verdad, sea cual sea su modalidad accidental. La salvación llega a ser lo confiador, lo que perdura y otorga [das gewahende]. Lo confiador es lo salvador, aquello que destina en el desocultamiento como lo plenamente salvador de la esencia del hombre, pues así le permitiría ingresar a ella. Para Heidegger se hace necesario custodiar dignamente el desvelamiento y por otro lado el velamiento (en su doble significación) de todo ente sobre la tierra. Al parecer, la dignidad consistiría en el cuidado y conservación de la propia esencia, cuestión que hace del pensar heideggeriano un mirar retrospectivo a la custodia. Cito: "La pregunta por la técnica es la pregunta por la constelación, en la que acontece desocultamiento y ocultamiento, en la que acontece apropiadoramente lo esente de la verdad" .La sentencia presenta claramente la definición antigua del carácter de la verdad, incluso mantenida desde "Ser y Tiempo", paragrafo 44, " El Ser Ahí", "El Estado de Abierto" y “la verdad”. Si todo desocultar decanta en el establecer, en el sentido de la técnica moderna, hay peligro de cierre para todo ente existente en el mundo. La nostalgia por el pensamiento antiguo deja una cierta ambigüedad en el relato heideggeriano. Lo salvador y lo peligroso brotan con un doble valor en la esencia de la técnica. Al parecer se co-pertenecen dentro de lo perdurable que a la larga, responde a la esencia como tal. La esencia como lo perdurable-confiable está en peligro, esa voz de alerta configura la preocupación moral del autor, ante el proceso violento de la modernidad, me refiero a los avances materiales y productivos en general. La verdad, entendida en la óptica de la nostalgia, como todo desocultar en meditación, se ve, pienso, imposibilitada de llevarse a cabo ante el movimiento conjunto del establecer de lo constante. Desocultar tiene en el pensamiento antiguo el carácter esencial del mostrar; en 44

la esencia de la técnica moderna, desocultar tiene que ver con lo violentador del establecer. Fuerzas en lucha, una dinámica que comenzó desde muy temprano en el mundo antiguo y re- elaborada por la subjetividad moderna. Y esa nostalgia heideggeriana ante lo olvidado, reanuda permanentemente su lazo con la Grecia platónica, a partir de la idea de lo poético como productividad en las bellas artes.

La figura de la tarea del pensar es la promesa de un cierto quehacer, es el despertar en la reflexión humana el sentido de la mirada retrospectiva, otorgándole al pasado un valor vigente, aquello que se tradita en forma progresiva, no desde la mera herencia, entendida como lo que se transmite de generación a generación o de procesos históricos, pensados causalmente. Pero el sólo hecho de mirar en busca de (lo esencialmente olvidado, por ejemplo), convierte a Heidegger en un arqueólogo cuya memoria lo incita a extrañar lo dado por perdido, a buscar en el árbol verbal el origen del fundamento, que alumbró la conciencia de la antigüedad, En el fondo, es cambiar la mirada tradicional de la herencia por la nostalgia insalvable, gesto romántico que hace eco en la escritura heideggeriana, produciendo una circularidad explícita en su meditación referente al "Origen de la obra de Arte, en el texto " Arte y poesía", donde el dilema gira en torno a la pregunta por el origen del origen de la obra y no en torno a la producción estética como base desde donde discutir el tema de la creación. Al afirmar que la Poesía es la verdad, luego, que la obra de arte es creación y finalmente que la creación es la verdad y eso como lo garante de la poesía, hace girar en espiral su reflexión esencialista, mediante una escritura plegada, que aspira a poetizar más que a develar bajo una proposición definida.

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La voz (de alerta) heideggeriana expresa: " La reflexión humana puede meditar que todo lo salvador tiene que ser una esencia más elevada, aunque emparentada al mismo tiempo con lo amenazado por el peligro". El peligro va de la mano de la mirada confiadora de todo desocultar que devela y vela la esencia de la verdad. Hacer del pensar de la técnica una mirada desocultadora, que conciba el mundo no sólo como lo constante, sino como aquello en donde se entra en familiaridad, en "Serenidad" para con la cosas, constituye finalmente la tarea y el quehacer. El temple, como disposición anímica, abre ese estado en donde lo audible pasa a ser cotidiano, en donde todo logro o error histórico pueden ponderarse con vistas a una solución o "cura", no en el sentido que se le asigna en "Ser y Tiempo". Me refiero a la sanación de la subjetividad occidental. La re-inauguración de un pensar afinado en el temple, en una cierta temperatura o clima mental a-propiado a la estructura del ser de la verdad, en Heidegger.

La Gestell pone en peligro su verdad esencial, la posibilidad esencial, en el establecer, descomponiendo todo ente presente y poniendo en riesgo la tela compleja de la época[epoché] del ser.

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C. Acerca del peligro como Época[Epoche] del Ser. [ Die Kehre]

La época del "ser" encierra un peligro irreparable :Pos-pone su verdad expresado en la operación del establecer todo ente como lo constante, como un stocks de reservas acumulables, destinadas a la producción, a la explotación de recursos humanos y materiales. No hay modo de escapar a ese destino que relega el ser al olvido y con ello su carácter esencial. La esencia de la técnica[gestell]pos-pone el ser, lo re-lega y lo oculta de su propia verdad. El peligro acontece-apropia en el pos-poner de su ser mismo. Este desplazamiento del ser de la verdad, termina siendo el resultado de un proceso histórico, marcado decididamente por la modernidad. La época del peligro amenaza al ser de la verdad con su desaparición definitiva. Cito: "Para que la esencia humana se vuelva atenta a la esencia de la técnica, para que se funde entre la técnica y hombre, y respecto a su esencia una referencia esencial, tiene el hombre moderno que re-encontrarse previamente y ante todo en la plenitud de su espacio esencial". Este re-encuentro dice relación con algo que se había dejado en el camino. Lo extraviado u olvidado debe re-tonar mediante un pensar otro, un pensar que obre[Handeln], que trabaje por el retorno de la esencia del ser. Heidegger dice: "an die hand gehen= ir de la mano de, preparar el reencuentro es sólo sobre la base del lenguaje que sirve como camino de todo pensar. El lenguaje como sustrato poético, traza el camino del reencuentro, es el sendero donde el ser se conduce hacia su verdad, en el desocultar-se y abrir-se a su propio destino. El lenguaje es la dimensión en obra de todo pensar, ámbito donde la esencia humana le corresponde al ser, dejándose interpelar y descubrirse por éste. La tarea tiene que ver con el pensar la situación de lo Dispuesto como esencia de la técnica moderna que pone en peligro el destino histórico del ser, su época. Pero lamentablemente el propio ser se ha destinado el peligro, en la esencia de la 47

técnica, y ahí es donde la esencia humana tiene la doble tarea de inaugurar un pensar como forma de corresponderlo(al ser) y por otro lado la de custodiarlo. Aun así la técnica no es superada por la esencia humana, pues según el autor, ésta es restablecida[vewunden] en su verdad oculta, cito: "Si la esencia de la técnico, lo Dis-puesto como el peligro en el ser, es el Ser mismo, entonces jamás se podrá dominar a la técnica ni positiva ni negativamente, mediante un mero hacer humano" Entonces surge la pregunta : ¿cómo sería posible restablecer el destino del ser, en el espacio de las decisiones humanas( variables) si el olvido actúa como un germen interno, también perteneciente a la esencia de la verdad, y que amenaza permanentemente, desde la venida de un destino otro, siendo incalculable desde cualquier horizonte del saber?: historiografía, metafísica, física etc. Cito:"Lo histórico, o pues, el acontecer historiográficamente concebido, jamás determina al destino, sino que cada vez el acontecer y el concebir a éste asignado, son ya lo destinador de un destino del ser" (Die Kehre). Lo advenidero brota desde lo esencial de la técnica moderna, aconteciendo como destino inevitable e in-determinado, de modo que su posible restablecimiento depende necesariamente de la correspondencia del hombre con su esencia. Cuando Heidegger habla de destino se refiere al destino del "Ser", que se destina a sí mismo su esencia como el peligro, esencia como un destino en peligro .El acontecer historiográficamente entendido no puede determinar al destino. Pero, el restablecimiento de la esencia de la técnica sí necesita del hombre, aún cuando el hombre sea necesitado y convocado en su esencia con fines a este restablecimiento. Para eso la esencia del hombre debe abrirse en principio a la esencia de la técnica, es decir, no puede huir a esa realidad. De ahí la necesidad del reencuentro, de desarrollar una sensibilidad acorde a los factores que determinan la realidad del hombre inserto en la modernidad y más exactamente en la época de la técnica moderna. 48

Ahora, no es sólo un destino esencial el que gravita en el ámbito del ser, es también el posponer que acontece-apropia con el olvido[ mit-vergessenheit-nachstellen], produciendo la vuelta[die kehre]irremediable de éste. Cito al autor: "El rehusarse posponente con el olvido de la verdad del Ser, es la vuelta del olvido hacia la guardianía de la esencia del Ser." La vuelta[die kehre] del olvido habita en la esencia del peligro para el ser. La vuelta es el retorno del olvido que cubre la verdad esencial del ser. Y sin embargo ahí, en esa vuelta a la verdad, es donde se aloja lo salvador. Hay una suerte de pliegue en el giro de la vuelta [die kehre] y al parecer se hace necesario captar a través de la mirada o del relampaguear [blitzen] de todo mirar [blicken]. Habría que sorprender al olvido, apartarlo en el advenimiento mismo de la "Cosa", de su mostrar-se que peligra con el ocultamiento de su verdad. Heidegger se refiere a la mirada como el brillo que entra en la esencia, iluminándola, mostrándola a través de la "Cosa", de todo ente que es existente en el mundo. El ingreso del relámpago de la verdad del ser lo llama el autor el "vistazo"[einblick].Pero ese vistazo sufre un giro de sentido en la meditación heideggeriana. Vistazo en lo que es, designa el acontecimiento-apropiador de "la vuelta"[die kehre] en el ser, la vuelta [die kehre] que se niega al ámbito del acontecimiento-apropiador de su guardianía .La inversión problemática en la reflexión del autor, determina que el vistazo no tiene que ver con nuestra mirada a lo ente. Vistazo tiene que ver, más bien, con el acontecimiento-apropiador del ámbito de la vuelta [die kehre], en la esencia del ser mismo y en la época de lo Dis-puesto. La "Cosa"- lo ente existente- se ve amenazada por el establecer de lo Dis-puesto, éste la deja a la intemperie, desguarnecida, in-guardada dirá Heidegger, impidiendo su cercanía con el mundo. La "cosa" se ve en peligro permanente de caer en el imperio de toda conceptualización metafísica, una suerte de prurito o germen intimo(el olvido) que le va a 49

la esencia de la verdad como nos van en nuestro organismo centenares de microbios.

Algo irreparable se muestra en el pensamiento de Heidegger, minando toda apertura posible para el ser de las cosas, y con irreparable me refiero al incansable esfuerzo por “leer” el mundo fuera de los límites de la representación. Dejar que la "cosa" se muestre tal cual es, pareciera ser impensable para el desocultar imperante de la técnica moderna. La forma del pensar de ésta, abre en la "cosa" aquello que le conviene y le es útil en el marco del desarrollo productivo. La violencia es establecer en el mundo a los entes como lo constante, como la fuente regular de bienes materiales, destinados a mejorar y desarrollar la estructura de un pueblo determinado. Dentro de un contexto global, en donde las estructuras multimodales se juegan todo el espectro de lo que denominamos mundo: comunicaciones, política, sistemas religiosos, modas, en fin, el constructo sistémico, ahí, justo o entre, el ser se disemina si es comprendido desde la óptica heideggeriana, como la esencia de la verdad. La posibilidad de aparecer y ocultarse estará en juego permanentemente, y si el hombre en la actualidad, busca el obrar en provecho de intereses personales y colectivos, que hacen relación con la extracción de objetos de su deseo, entonces es impensable que busque un tiempo para reflexionar sobre la confiabilidad del "Ser" del ente. El mundo es pensado desde lo Dis-puesto y la prueba más obvia es la violencia discursiva con que los pueblos europeos operaron a comienzos del siglo pasado, poniendo en práctica recetas que aspiraban a reducir todo elemento político o racial que fuera externo, diferente. En ese contexto histórico le toco participar a Heidegger, en la Alemania fascista que no cesaba igual que en casi toda Europa, de ponerse en plan de marcha y al ritmo de una integración que aspiraba a la unidad planetaria, a partir de un desarrollo técnico y científico. Actualmente vemos los resultados. El plan se cumplió y camina eficientemente. Las 50

relaciones virtuales muestran el nivel de sofisticación que el propio Heidegger alcanzó a vaticinar, en el discurso de apertura de los cursos de verano en la universidad de Friburgo en el año 1953, texto "Introducción a la metafísica”.

Pienso que el autor no se sorprendería al mirar la situación actual, puesto que la base del problema no ha cambiado: la Comprensión del estado del "Ser", y su actual olvido. El mundo mira a través de un horizonte multimedial, desde una facticidad deplorable, establece relaciones virtuales pero con fines concretos, relaciones comerciales, publicitarias, políticas corruptas, todas mediatizadas virtualmente y con ello el "Ser", perdido en la memoria , en los archivos de una biblioteca, en los márgenes de los monitores y de nuestra propia concepción de las cosas: Lo olvidado, es decir, lo impensado, oculto en la esencia de su manifestación, es un problema que en el texto de Heidegger, " Die kehre", toma lugar dentro del circulo de la aporía y para nosotros deja la extrañeza, un estado de aplomo, problemas sin solución pero de gran importancia filosófica.

El peligro de la "vuelta" está en el olvido, con ella retorna nuevamente a ocultar el ser de la verdad. Este giro, sin embargo, ofrece una posibilidad cierta de evitar tal ocultamiento, y que consiste en mirar atentamente el momento preciso del giro. Justo ahí donde hacemos patente la ausencia, el extravío, hacemos paralelamente presente al ente en su verdad esencial, en su aparición en el mundo en cuanto tal. Verdad para Heidegger es el mostrar-se de la cosa tal cual es, sin revestimiento substancial, desnudo en su más inmediata mundanidad y cotidianidad. Poder mirar el rayo del ser en la esencia de lo Dis-puesto como esencia de la técnica, es el primer paso de la tarea del pensar en occidente. Y para lograr esa visión, se hace necesario " disponer" anímicamente la esencia humana, desde la calma, 51

desde el temple que libera todo meditar en "serenidad". Die Stille stillt afirma Heidegger, "la calma que calma", es el temperamento que se dispone a abrir el problema del olvido del ser y su influencia metafísica de más de dos mil años.

La calma[Die Stille] no es una simple receta dirigida al pensar en occidente, de hecho es la problemática dentro del contexto actual racional( visiones orientalistas, técnicas que apuntan a un mejor funcionamiento mental y corporal: yoga, feng shui, budismo impartido en universidades etc.). Instalarla en una praxis conlleva a mal entenderla como si ésta fuera una suerte de somnífero, destinado a relajar el movimiento neurótico de la racionalidad occidental. Sostengo que la calma es pensada como una tarea, como una forma de frenar la marcha violenta del pensar metafísico, una suerte de descanso provisorio para luego evaluar críticamente y en serenidad las formas conceptuales heredadas por esta tradición. Pensar la situación del hombre actual, ponderar el estado del ser, reflexionar sobre la condición de la educación como valor, el rol de las instituciones, etc., son parte de un sin número de temas que nos atañen como cultura, y que por cierto debemos ponerlos permanentemente en tela de juicio. El elemento opuesto a la serenidad para con las cosas sería el pre-juicio, la toma de supuestos traditados por una herencia, sin someterlos a previo examen crítico. La calma como estado del ser, hace posible su aparición en el mundo cotidiano, la calma en el pensar descubre, devela el "Ser" de las cosas, su aparición externa y mundana, in-substancial, ya liberada de todo pre-juicio teórico metafísico. De ese modo la "verdad" pasa de una noción filosófica a una experiencia concreta con las cosas. Hay verdad para Heidegger, en la medida en que lo ente en cuanto tal se re-inaugura a la vista o al brillo de la pura exterioridad, sin estar sujeto a valoraciones jerarquizadas que imposibilitan su comprensión 52

(del ente) y su co-participación con los demás entes existentes. Ahora, la posibilidad de que un ente se oculte, no es un hecho que venga a poner en cuestión a la "verdad" como el desocultar que custodia la esencia del ser, más bien es este mismo movimiento el que incita al ejercicio de la paleo nimia, es decir, a la capacidad de penetrar las capas que cubren el suelo del fundamento, el conjunto de pre-supuestos que giran tanto en un texto como en el conjunto de estructuras que componen la sociedad: política, ciencia, economía, ley, etc. Y si hoy en día nos vemos sobrepasados por el problema expuesto en

la meditación

heideggeriana, sin lograr un planteamiento que sea capaz de interrogar y desplegar el germen de lo Dis-puesto, como esencia de la técnica moderna, se debe también a una incapacidad especifica del hombre actual, a saber: la de considerar como irreal todo aspecto que nazca de, o roce su ámbito de intimidad, su clima anímico. Con esto no quiero decir que no exista una preocupación disciplinaria por la vida anímica, un horizonte de saber como la psicología ha dado pruebas concretas de ello. Me refiero, más bien a cierta actitud irreflexiva de la sociedad con respecto al problema del ser, .Desde este punto de vista ,queda la inquietud de determinar a quién le es asignada la tarea del pensar: ¿a los distintos horizontes del saber o a la sociedad en su conjunto?.

El peligro de la época del ser amenaza la forma de su destino histórico, más allá de toda producción escritural. La esencia del ser esencia tal peligro destinal. Esta realidad se hace patente como mentalidad, como praxis o realidad contingente, planetaria, fáctica, lugar común donde la figura del peligro afecta toda forma de comprender , y en esta aspecto, la psicología a dado pruebas fehacientes en el tema. Me refiero a la incapacidad del hombre 53

actual, dentro de su realidad cotidiana, de hacer experiencia de un pensar poético, libre de impuestos y deudas conceptuales, que trace múltiples hilos de sentido, más allá de un simple o complejo ejercicio de lectura, sino como una forma de pensar y enfrentar el mundo, porque el sólo hecho de dejar pasar el esquema jerárquico racional nos sitúa en un espacio donde la valoración de la metáfora se nos hace praxis y productividad confiable. Para el pensar productivo de lo Dis-puesto, el pensar poético no tiene lugar en el esquema de su subjetividad, y cuando me refiero a un no- lugar, entiendo por aquella marginalidad in-productiva que configura todo pre-juicio, dentro de un orden esquemático de razones. El pensar poético llega a ser irrelevante para el pensar finalista porque carece de resultados concretos en la circulación de los bienes y la restitución de sus valores. Aún así, siempre hay un espacio para el complejo momento que pasa el quehacer intelectual y estético. La meditación debe hacerse cargo de eso, como de tratar los diversos asuntos que nos atañen dentro del proceso de globalización y culturas mediáticas.

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III. Pensar poético como una morada confiable.

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A. Poetizar la realidad es abrir el ser de las cosas. Llama la atención del segundo Heidegger, su notorio interés por la Poesía, más allá de ser percibida como un mero género literario, a través del cual se transfieren nuestras emociones o decisiones más diversas. No, para el autor la poesía sobrepasa los límites agotados de las concepciones estéticas tradicionales, introduciendo nuevos elementos en el campo esencial de la misma. Es el caso del texto breve, incorporado en "Arte y Poesía", rotulado “Hölderlin y la esencia de la Poesía", donde reflexiona en torno al carácter esencial de la Poesía, a partir de la noción del "habla" y posteriormente de "Dialogo". Pero antes hay que aclarar que el texto toma cinco palabras guía, enunciadas por el poeta alemán (Holderlin), y que son el camino que conduce a la reflexión heideggeriana hacia una interpretación más íntima de la creación poética. La primera frase tomada del poeta, muy simple por lo demás, es de una carta que le envía a su madre, en enero de 1799 y reza así: " La Poesía es la más inocente de todas las ocupaciones". Heidegger pregunta por el carácter inofensivo de la poesía, hasta dónde puede ser la más inocente de las ocupaciones, cuál es el prejuicio que empaña una mirada esclarecedora de la poesía, en donde la noción de juego, improductividad, ocio, no sean obstáculo, para lograr caracterizar su oculta esencia. Según el autor, la inocencia que constituye a la poesía, su carácter "suplementario", dentro de los intereses de la modernidad, radica en que ésta se presenta como un sueño, sin realidad concreta, una suerte de juego de palabras, exenta de lo que el propio Heidegger denomina "sin lo serio de la acción", y con ello quiere decir, sin la gravedad que impone la propiedad del sentido, y por consiguiente de una praxis responsable y con fines específicos. En tanto habla y decir, la poesía sería para el autor lo inofensivo e ineficaz, aquello que sobrepasa la lógica del sentido, de la apropiación teórica y práctica y por qué no, de todo interés político,

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aún cuando la poesía de Hölderlin no represente a la poesía en general, pues evidentemente hay excepciones a la regla. Heidegger define la poesía de Hölderlin como "la poesía por excelencia", y al poeta alemán como "el poeta de lengua alemana". De hecho, al comenzar el texto, anticipa las razones por las cuales toma al poeta alemán y no a Shakespeare, Goethe o a muchos autores que han realizado trabajos relevantes para la historia de la literatura universal. Heidegger ve en la poesía de Hölderlin el componente fundamental que eleva la poesía al rango de arte mayor, sublimado en la frase "la poesía de Hölderlin poetiza la esencia de la poesía". Qué significa esto, que el poetizar del poeta alemán, toca una fibra intima no sólo dentro de su proceso escritural sino que también inserta su Decir en el mapa de la condición humana, penetra las realidades que giran en torno al ser humano, vertiéndolas o reflejándolas en su producción textual. La profundidad poética, en la obra de Holderlin, constituye para Heidegger, la característica esencial del poetizar como acto y realidad plástica, pero de una plástica al servicio de la enunciación del significante. Nótese que para el filósofo, el carácter de la poesía de Hölderlin es formalmente simple y complejamente significativa en lo que respecta a su contenido. La forma de enunciar la relación del hombre frente a los dioses, incluyendo la relación entre naturaleza y hombre, hacen del poeta alemán, un autor significativamente filosófico, y ese es el punto que interesa a Heidegger. La poesía de Hölderlin es ejemplar, es un modelo de referencia a la hora de comprender las variantes que enfrenta cualquier autor dedicado al oficio de la poesía, Sin embargo, este no será el caso para citar un texto del poeta alemán, pues lo que interesa a la tesis, es la relación Heideggeriana frente a la poesía en general, tomando como predilección cinco frases claves, una de las cuales ya se trazó anteriormente: "la poesía es la más inocente de las ocupaciones". La segunda palabra-guía, que problematiza el propio Heidegger es la siguiente: " Pero el hombre vive en cabañas, recubriéndose con un vestido 57

recatado..." y luego, "Al hombre se le ha dado el más peligroso de los bienes, el lenguaje...". Heidegger se pregunta por cómo conciliar ambas frases. Por un lado la poesía es la más inocente de las ocupaciones, y por otro lado es el lenguaje, como constitutivo de la poesía, el más peligroso de los bienes. Tomando la frase de Hölderlin "intimidad es aquello que mantiene las cosas unidas y separadas", nos sirve como primer dato para aproximarnos a la figura de la pertenencia al ente, en Heidegger, contrastada con la figura de la decisión y de una noción de lo propiamente histórico. El peligro del lenguaje corre con el "Ser" a cuestas, van por la misma tangente, a través del peligro de la desviación de la interpretación. El hombre corre peligro de mal interpretar, según Heidegger. "El habla es el peligro de los peligros", dice el autor, ese peligro se traduce por la amenaza permanente de olvidar el "Ser" por el ente. El mismo discurso filosófico a dado testimonio del olvido, desde el mismo lenguaje, escrito o hablado, sometido a funciones diversas, distintas operaciones conceptuales, utilizadas en cada época. Sin embargo, es en virtud del habla, y bajo la amenaza del peligro, que el hombre es un revelado, algo distinto de las demás especies, potenciado por la facultad "espiritual" de "fijar", a través del lenguaje, un mundo. Cito al autor: "El habla es lo que primero crea el lugar abierto de la amenaza y del error del ser y la posibilidad de perder el ser, es decir, el peligro. Sin embargo, el habla es dada para hacer patente, en la obra, al ente como tal y custodiarlo." Sin duda, se percibe el doble estándar que acompaña al habla como un bien y por otro lado como un peligro. Es un bien en tanto facultad de comunicar, de entrar en relación con las cosas, incluso como horizonte a través del cual nos representamos lo real. Pero es un peligro, en tanto el olvido anide dentro del mismo, la equivoca interpretación como peligro. En Heidegger, al parecer tiene que ver con la incapacidad de re-tener al ser, de incorporarlo al ámbito de la revelación custodiada. Pienso que este punto es relevante. Es el lugar donde el pensamiento de 58

Heidegger intenta salir del ámbito conservador de la metafísica tradicional. La tarea consiste en traer el ser, sacarlo de la bruma de la in- diferenciación con el ente. La forma de sacarlo es a través del habla esencial, del poetizar la esencia de la realidad circundante. Y por supuesto ésta, en cuanto habla, debe hacerse común, simple, pues según el autor, lo esencial muchas veces pasa por in-esencial, al encontrarse en lo simple o evidente. Ese es un elemento relevante en la obra de Hölderlin, su lograda simpleza escritural y complejidad en su decir. La tercera palabra-guía reza así: " Desde que somos un dialogo...". Desde que el hombre es dialogo hay historia y conciencia de un pasado. Para Heidegger, el ser del hombre se funda en el habla, en el dialogo con los demás, es la condición esencial del ser humano, forma que le ha servido para dejar constancia de su progresión evolutiva. La poesía toma relevancia no sólo como expresión plástica, también es forma de pensar, horizonte por medio del cual inauguramos aquellos elementos escondidos en la realidad, el poeta muestra con la imagen verbal, el aspecto de la realidad que por su belleza o crueldad es plenamente significativo para la condición humana.

La cuarta palabra-guía reza así: "más lo permanente lo instauran los poetas". Aquí Heidegger llega a un punto importante, el lugar de la libre donación como instauración. El poeta es un pensador que tiene la ventaja de crear, libremente, sin la determinación de la acción ni del interés planteado en términos generales. Por otra parte tiene la facultad de instaurar su decir, sin deudas filosóficas ni imperativos categoriales. La posibilidad de jugar con el lenguaje, versificando un conjunto de ideas y metáforas visuales, hacen de la poesía, más que un arte, también un decir de la verdad del ente, un mostrar al ente tal cual es. Mundanamente es la forma como la poesía habita. Y el poeta como la voz, instaura o fija su pensar en una escuadra de emoción sin disciplina, diría Elliot. Aún así, el poetizar no es 59

menos reflexivo que el filosofar o el meditar en orden lógico. Es también una forma de pensar el mundo que nos rodea. Es un arte ligado a la forma y al fondo de todo contenido. Poetizar es instaurar, pero es el poeta ,como causa de ese ejercicio, quien estabiliza una situación, un acontecimiento, hasta la facturación de un texto de una situación dada. Personalmente, pienso que el pensar poético es una morada confiable, ritmo y sentido son los elementos que giran en torno al decir poético. El peso de la responsabilidad del sentido y de la acción son parte de una disciplina social y no del arte en cuanto tal. Heidegger ve claramente esa diferencia, sólo que le asigna al pensar poético una cualidad que hasta ahora no la habíamos mencionado: La capacidad de otorgar belleza y verdad. La poesía para Heidegger es una de las artes que más se acerca al ámbito del pensar filosófico, ésta comporta también el don de la reflexión escrita y a diferencia de su forma, encuentra un punto en común: ser medio de entendimiento y de meditación. No hay menos realidad en una que en la otra, ni menos verdad ni certeza, son próximas, vecinas, ambas son parte constitutiva del pensar. Sin embargo, la filosofía a diferencia de la poesía, se ha apoderado de cierto tecnicismo en la praxis política, durante toda su historia, que la hace ser marcadamente distinta. Es cierto que los poetas del clero, por ejemplo, también gozaban de ciertos privilegios recibidos de la iglesia, o los mismos juglares en su relación con los príncipes. Pero aún así, su arte terminaba siendo un mero instrumento de entretención o de agrado, algo muy cercano a la música. En el caso de la filosofía sabemos que es muy distinto. El poder desplegado en ella es básicamente político, ideológico, religioso en una época, y está muy lejos de ser un instrumento de saber desinteresado.

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La quinta palabra-guía y última reza: "Pero es poéticamente como el hombre habita en esta tierra". Morar para Heidegger es habitar tanto espacialmente, anímicamente y temporalmente. Hölderlin ve en la misma dirección, concibe al hombre como un ente que habita mundanamente, cotidianamente entre los dioses y la realidad. Aquí los dioses son comparados con el universo mítico que rodea toda voluntad humana. Los dioses son pensados por el poeta alemán, a la manera como los pensaron los griegos, entes que moraban conjuntamente con los hombres, mediados por una innata familiaridad. Contrariamente, nunca desde la irrupción del cristianismo y del posterior despliegue venidero en la época medieval, se dio tal relación. El hombre habita íntimamente en esa diferencia, en ese entre que el mismo Heidegger advierte en la asociación poética del vate alemán. El mundo es habitable en forma corpórea, anímica, social, mundana. Es perfectamente habitable por el hombre, y sin embargo es poéticamente como la especie humana realiza su existencia. Para Heidegger la frase del poeta señala la importancia del lenguaje como medio de comunicación y ahora como morada confiable, casa donde el pensar re-significa el entorno de lo real, busca trazar creativamente nuevos senderos distantes a la

razón ,y que no hayan sido surcados anteriormente por su logos.

Poéticamente se vive en el habla, mediante una relación de fricción con los demás. En el lenguaje re-pensamos el

mundo de diversas maneras, re-significamos la realidad,

nombrándola de acuerdo a códigos determinados y a veces muy particulares. El lenguaje no sólo es herramienta de comunicación, es también morada de un nuevo pensar, lugar de creatividad, de libre expresión. El mundo se abre en él y nosotros, como seres humanos, nos sentimos interpelados por su brillo y su sonido. Habitar poéticamente es morar en la confiabilidad de un habla y un pensar destinados a re-pensar lo establecido y mediatizado por el pensar de la técnica. La poesía es vista por Heidegger como un modo de ser, una 61

actitud cercana al temple, al temperamento de la serenidad que como silencio mantenido, atraviesa la alborada y el crepúsculo de occidente, mostrándose como una salida al pensar categorial. La morada de Hölderlin es el lenguaje que despliegan los hombres con sus dioses-signos linguisticos-, es decir con sus creencias, prejuicios, conceptos, etc. Aún cuando el poeta alemán enunciara la existencia de los dioses a la manera griega, también quería decir con eso, que la vida de la especie humana se desenvuelve en un conjunto de diferencias y sistemas. Estos mismos sistemas son producción conceptual como escritural, pues al parecer, nada está fuera de la productividad del lenguaje y propiamente de la escritura. El hombre sin ser necesariamente poeta o artista en general, es capaz de re-crear el mundo nombrándolo en todas sus diferencias. Un campesino, un obrero, un estudiante de secundaria, en fin, todos estamos involucrados en el lenguaje y en la capacidad de construir nuevas formas de nominar la realidad.

Sin embargo, en todo esto se filtra un elemento conservador en el pensamiento Heideggeriano, y que tiene que ver con cierta "actitud" esencialista , una tendencia a retrotraer el ser, a toda costa. En el caso de la poesía, que consta por lo demás de muchas variantes: estilo, época, temple anímico del autor, etc., cierta dureza, una comprensión demasiado general, inunda su reflexión en torno a la poesía. Poetizar no consiste solo en enunciar el "Ser" originariamente. Y, si es que en toda enunciación hay ser, creo, por el contrario, que desde hace un buen tiempo atrás, la enunciación poética ciertamente escapa de la lógica del sentido, abre relaciones insospechadas hasta para el mismo autor ,en este caso. Desde ese punto de vista, no sabría determinar en qué momento el ser queda preso de dicha enunciación. La predilección de Heidegger por elevar a Hölderlin como voz ejemplar del poetizar la esencia de la poesía, atrapa al pensador en una tela de supuestos muy 62

complejos, que tienen que ver con una cierta fijación (quizás) frente a un extenso espectro de autores, y por otro lado, cierta tendencia cargada a elegir un autor de su misma lengua y toda la carga ontológica y política que pone sobre ella. Hölderlin, poeta de lengua alemana, es para Heidegger, un ejemplo ejemplar, aun cuando se excuse en su texto "Hölderlin y la esencia de la poesía", que, habiendo otros autores tan importantes como éste, el vate alemán es la muestra de una poesía, capaz de inaugurar el ser de las cosas".

Poetizar es abrir el ser de las cosas, pienso en esta frase porque aún cuando la interpretación heideggeriana de la poesía me parezca un tanto conservadora, creo, sin embargo, que hay algo de razón en la sentencia. Abrir significa dar apertura, y al dar apertura mostramos lo que Hay(es gibt). Mediante el lenguaje se crea un mundo (Huidobro y su visión de Altazor), Abrir el ser de las cosas es develar velando una tenue certeza de que Hay ser, incluso siendo parte del propio ejercicio reflexivo y del Don de la escritura. El habla, exteriorización fónica del lenguaje, forma parte, para Heidegger de un ethos, de una forma de ser común de cada pueblo, representado por sus componentes culturales. En este caso es Hölderlin, voz del pueblo alemán, él que tiene el privilegio de ser para el filosofo "el poeta" de lengua alemana. De todos modos, la poesía varía en diversos estilos, pero hay algo en común que la atraviesa, a saber ,la amplitud reuniente de su pensar, la claridad (Lichtung) de su Decir, de su confiabilidad y "puesta en camino". Es un pensar libremente creativo, polisémico, capaz de abrir sentido. Ya vimos que más que un arte de la palabra, es una forma de pensar y mirar el mundo, al margen de una utilidad determinada. Si miramos el lenguaje como camino, lo que nos lleva a través de él es el propio Decir esencial a todo hablar mundano.

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Tomando la sentencia de Hölderlin, "pero es poéticamente como habita el hombre sobre la tierra" , pienso junto con Heidegger en lo propiamente poético como lo confiable y también como la ofrenda, en la medida en que el Decir , en tanto trazo abriente, habla desde lo propio del advenimiento apropiador, amplitud anímica que prepara el "camino" libre para la palabra articulada simultáneamente o vecinalmente, es decir en la proximidad con el pensar. Pensar poéticamente, hacer poesía como un lema, un objetivo, relacionarnos cotidianamente en la autentica "Serenidad" de todo Decir que "muestra y vela" simultáneamente mediante la palabra. Heidegger ve reflejado su pensar en las palabras del poeta alemán, comprende que en el pensar poético se esconde un secreto en apertura, que no se da en la filosofía ni en ningún sistema de saber "serio", "grave", "responsable", "racional", "finalista", etc. Al parecer, la técnica expresada internamente en todo saber, articula y dirige al hombre hacia un destino pre-fijado, exento de calma y meditación, un destino que le tiene reservado al ser el peligro, la amenaza irremediable que el filósofo advierte como signo de una época. Si hubiera una forma de revertir la situación, sería a través de un cuestionamiento a fondo del papel que ha jugado la conciencia occidental. Es sumamente complejo imaginarnos un resultado a corto plazo, por lo menos, desde Nietzsche ya se ha puesto en marcha el proceso de reflexión crítica, más tarde, toda la escena de la filosofía de la diferencia. La conciencia del aplomo del hombre de la técnica, la aspiración a prolongar su proyecto indefinidamente, marca el cierre secular del pensamiento occidental. Estamos presos de un sin número de intereses fácticos, penados por el fantasma del deseo ,donde el querer se torna como meta imperiosa, circular o auto determinada El motor del pensar técnico es el cálculo. El motor del pensar poético es la expresión libre de un mundo, a través de todo Decir que esencia la cosa. La palabra encosa la cosa, le otorga ser. Tomar en cuenta esto, es hoy en día ingenuidad, ilusión, pérdida de 64

tiempo, pero en algún momento, cuando el germen termine de anidar en occidente, las palabras de Heidegger tendrán cierto acento profético, de hecho ya las tuvieron en la "Introducción a la Metafísica", donde en un discurso en la Universidad de Friburgo, Heidegger plantea lo siguiente: " Cuando podamos asistir paralelamente a un partido de fútbol y a un concierto en Tokio, cuando el líder de un pueblo sea un boxeador, cuando ya no podamos controlar el paso violento de la técnica, entonces, tal vez ahí, nos preguntemos para qué todo esto, con qué fin, y hacia dónde vamos..."

La vecindad entre poesía y pensamiento nos acercan a nuevas formas de comprender y habitar la realidad a partir de un temperamento, una clave anímica. Es cierto que no todos los individuos están cercanos a la poesía, y muchos también de todo meditar. Sin embargo, lo común a toda heterogeneidad sería una "actitud", una decisión compartida, donde la labor consistiría en dejar de pensar cómodamente, es decir, bajo los supuestos tradicionales que impiden instalarnos en lo verdaderamente digno de ser pensado, aquel a-topos, lo sin lugar, lo que yace fuera del margen.

En la medida que toda palabra abre, también cierra; vela y devela. Y, quién o qué otorgaría tal movimiento? El Decir como esencia del habla, que Muestra, confiriendo ser a la cosa. Palabra, es lo que yace en el más pleno silencio, en el lugar destinal de todo advenimiento apropiador. Cito: "El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio del apropiar". Más adelante, "El Decir es el modo por el que habla el advenimiento apropiador; el modo no tanto como modalidad o género, sino como 65

el canto que cantando , dice".

El claro (die Lichtung) es el espacio donde viene todo a presencia o a ausencia, donde lo que se muestra también es oculto en la extensión del silencio. Decir implica escuchar, es decir oír , re-decir ,contra- decir, pero este Decir es mostrar. Este Decir nos habla, y en lo hablado nos retiene también en lo in-hablado, como en calidad de espera. Libera presencia y ausencia, bajo la amplitud del claro. El brillo ilumina lo que aparece y desaparece.

El propio rendimiento del habla y su esencia en el Decir, nos reúne y nos separa, mediante el modo destinal del advenimiento a-propiador, que nos retiene, nos vela y nos aproxima a lo más lejano, aquello que permanece a la espera de su Decir. La palabra funda su realidad en el silencio, como si fuese un pozo (in)existente, visible a ratos, La apertura a este misterio nos lo muestra el propio Heidegger ,quién ante la complejidad del tema del silencio, prefiere dejarlo en cierta calidad de suspensión, y llega a afirmar , en un minuto del texto "De camino al habla", conferencia "La Palabra" ,que el habla hunde su raíz en el silencio, cosa muy críptica , pero que no deja de extrañarnos. Cómo oír el silencio que flota o contiene como una fuente las palabras, poema "La Palabra" de Stefan George, (pag198)",De camino al Habla". Transcribo el texto:

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La Palabra

Sueño o prodigio de la lejanía Al borde de mi país traía

Esperando a que la Norna antigua En su fuente el nombre hallara-

Después denso y fuerte lo pude asir Ahora florece y por la región reluce...

Un día llegué de viaje feliz Con joya delicada y rica

Buscó largamente e hízome saber: "Sobre el profundo fondo nada así descansa".

Entonces de mi mano se escapó Y nunca el tesoro mi país ganó...

Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra.

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Son siete estrofas, muy bien analizadas por Heidegger, sin embargo se centra en el último verso de la séptima estrofa, "Ninguna cosa sea donde falta la palabra", a modo de hilo conductor, cuyo objetivo principal era plantear la posibilidad de hacer una experiencia con el habla, luego el tema de la diferenciación entre palabra y cosa, posteriormente la vecindad entre poesía y pensamiento. El poema resume ampliamente la preeminencia de la palabra, cómo ésta encosa la cosa, cómo le otorga ser a la cosa. Así las palabras pueblan el mundo, nos trazan caminos mediante el Decir del habla, nos instalan en ámbitos diversos de reflexión. Sin embargo, el habla planificada, es un peligro para la apertura de este meditar en "Serenidad". Básicamente el autor se refiere al método de las ciencias y su metalenguaje. Ahí todo pensar sucumbe ante la sistematicidad de un habla estructural, donde lo relevante es el carácter informativo de la misma. Heidegger distingue lo informativo metódico de lo regional de todo pensar o meditar en Serenidad. En el pensamiento, dice el autor, no hay método, sólo hay región Gegend: lo que viene en contra o el claro (Lichtung) dador de lo libre, ahí lo esclarecido (Gelichtete) y lo oculto ingresan a un espacio libre (freie). Dice el autor: "Lo dador de lo libre de la región que a la vez cobija es la puesta-en-camino (Bewegung) donde son dados los caminos que pertenecen a la región". Nuestro caminar por la región (como lo que viene-en-contra) del pensamiento nos en-camina al advenimiento apropiador (Erignis), ley en tanto que congrega a los individuos a la apropiación de su ser propio, manteniéndolos en él. Trazar abiertamente nos con-lleva a un momento destinal, histórico, donde el ámbito del habla es un "hacer mundo", hacer es producir sentido, el sentido es simplemente un camino de la región. El entrecruzamiento de múltiples caminos no llega a ser un problema para todo meditar en serenidad. El cruce simultaneo es ocasión de proximidad o relación vecinal, por tanto, lugar de filiación y brote de los variados cursos, dentro de la región. 68

B. Habla o el sendero del pensar.

Hablamos y trazamos, mediante el habla, un mundo, una situación, cualquiera que esta sea, nos referimos permanentemente a nuestra situación personal o colectiva. Para eso conversamos, a solas o con gente, nos comunicamos más allá de una necesidad, es decir, hablamos en la región del pensamiento. Ello se nos ha tornado algo esencial. El habla en tanto Decir que muestra un mundo, es un sendero, un camino fónico de alcance y expresividad .Pero hacia donde miremos, o a donde proyectemos la mirada, sin la capacidad de "oír", jamás nos en-caminaremos a lo confiable de todo Decir poético. Oír lo dicho y lo no dicho .Escuchar es pensar una toma de decisión. El "querer" algo puede mediante el "temple" reservarse a una posibilidad abierta, liberada del yugo de la circularidad. Pienso que al temperar una actitud o postura del deseo, nos acercamos con mayor confiabilidad a lo lejano. Temperar significa aquí aclimatar, del mismo modo como se atempera el vino o se afina un clavecín. El temple como dijimos al comienzo de la tesis, nos prepara reservándonos a lo venidero, “a lo que guarda encuentro”, dirá el propio Heidegger .La capacidad de comunicarnos fónica o escrituralmente, ya configuran el camino, porque son el camino, son las rutas que extienden la región, a través de ellas desplazamos nuestro entendimiento y le otorgamos a las cosas su calidad de cosas. Las palabras son el nexo, son la "relación" con el mundo. Lo cotidiano se presta al servicio del habla y su Decir. No habría pensamiento mudo, a-fónico, sin representación signica, al contrario hay pensamiento porque hay habla esenciando Decir.

El habla es constitutiva del pensamiento,(a modo de formula) el grado de proximidad los

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configura como camino. El sólo hecho de encontrarse en el cruce los aproxima significativamente, porque los hace participar de una vecindad. Quiénes se encuentran en el cruce: Poesía y pensamiento; palabra y pensamiento. Esta concepción hermanable más que unificadora, hace del pensamiento de Heidegger un lugar desde donde re-plantear todo el problema de la metafísica. Puntualmente la cuestión del "querer" apropiador, calculador, que ha sido y sigue siendo "crisis" más que cualquier otra cosa. Dentro de los límites de la metafísica, es francamente desconsolador tratar de abrir caminos, cuando ya estos sufren de interminables fracturas . Cómo avanzar, si es que se avanza, qué rutas deberíamos tomar, a la hora de dar un paso hacia algún lado. El propio Heidegger deja en suspenso “lo digno de ser pensado”, porque ello yace en el no-lugar, precisamente ahí, donde la metafísica no ha colonizado. Lo digno es lo que no se ha tomado en cuenta y que sin embargo es constitutivo o elemental para comprender determinado problema, es la visita más silenciosa, dentro de una reunión, un círculo, etc. Y el silencio, ¿subyace a todo tema, es un ámbito de fondo o yace como un himen casi visible? No hay recuerdo del silencio, si es que en algún momento lo hubo, el no-decir o lo no-dicho son casi lo mismo. Mientras que en el primero lo dicho se encuentra a la espera, oculto, reservado; en el segundo, pareciera que no hubiera "nada" para decir, o por decir, una suerte de anonimato, condicionado a no ver aún la claridad. Al margen de mi suposición, Heidegger dice acerca del silencio: " El habla que habla diciendo, se cuida de que nuestro hablar, estando a la escucha de lo in-hablado, corresponda a lo dicho por el habla. Así, también el silencio, al que se suele atribuir el origen del habla, es ya de por sí un corresponder. El silencio (Schweigen) corresponde a la inaudible llamada de la calma(Stille)del Decir apropiador Mostrante." Todo esto suena extraño , impensable, pero ciertamente interesante. Heidegger ve más allá de la lingüística para enfrentar el tema de la esencia del habla, recurre en un primer 70

momento a las herramientas de las ciencias del lenguaje, no tardando en desplazarlas para ingresar a un modo de meditar más intimo, que intenta abrirse paso ante la crisis de la reflexión metodológica. Pero, volviendo al lugar de la reflexión en torno al habla como camino o sendero, no puedo dejar de mencionar la idea que Heidegger esboza sobre el canto como habla, o el canto del habla, refiriéndose a un poema de Stefan George, "La Palabra", transcrito más arriba. En su rigurosa interpretación, sostiene que el canto, mientras más simple se presenta, más próximos - como lectores- estamos de "errar" en nuestra escucha. Errar tal vez no haga relación propiamente con salirse del camino, tal suposición sería muy característica del pensar metafísico y su clásica representación del "Desvío". No, aquí se juega otra idea, tal vez la del "tener oído", porque si todo hablar es un modo de caminar reflexivamente, en el Decir (die Sage), todo decir es un escuchar un decir otro, de modo que es relevante destacar la figura del contra-decir, o del responder, o la figura del poner atención a lo que se dice. La palabra en el Decir resuena, se deja oír, posee ritmo, sentido y sonido. Por tanto todo "escuchar" no solo dice relación con el prestar oído a lo dicho, lo hablado, y por supuesto a lo no- hablado, incluso a lo que aún no está por hablar-se y es digno de ser pensado. "Escuchar" también es la recepción vibratoria de sílabas y coloraturas fonéticas, que dentro de la historia de la poesía universal, han destacado significativamente ,por ejemplo, en el siglo de oro español,

El Decir es una escucha, y nos deja llegar al hablar del habla. La formula esbozada por Heidegger : "llevar el habla como habla al habla" se refiere a la "forma" de la vertebración en la que se pone- en -camino- el despliegue del habla, que reposa en el advenimiento apropiador. Cito al autor: "La puesta – en - camino lleva el habla(despliegue del habla) 71

como habla(el Decir) al habla( a la palabra resonante).Hablar ahora del camino al habla no significa ya solamente, ni en primer lugar, la andanza de nuestro pensamiento que medita tras el habla." . Más adelante:" Dado que el despliegue del habla como Decir mostrante descansa en el advenimiento apropiador que confía a los humanos en lo propio a la "serenidad" (las cursivas son mías) que hace posible una libre escucha, por eso la puesta- en camino del Decir abre ella sola los senderos en los cuales meditamos tras el verdadero camino al habla." (pag 236,IIIparte,El Camino al habla, De camino al Habla).

Tan incidental se presenta el termino serenidad, del cual me esmero en distinguirlo con cursivas en este texto, que me da la idea de hacer o pro-poner una reserva, dirigida a reiterar, como un mantra, la Gelassenheit. Detrás de todo el entramado de la reflexión heideggeriana, subyace muda, reservada, suspendida como condición, no como fundamento, la figura del temple, del temperamento, lo templado o la templanza, el clave bien temperado, el clavecín ,por ejemplo, un instrumento de cuerda y viento del siglo XVI, con un sonido muy metálico, pero delicado. La palabra, instrumento de viento y cuerdas(vocales), resuena golpeando el oído como un gong. Su sentido yace implícito, la posterior calma de su silencio, se deja re- inaugurar por el advenimiento apropiador . Lo que queda en el aire es la perfecta calma de un tenue temblor. Cito al autor: "El advenimiento apropiador, en su percepción (Er-augen) del despliegue de la esencia humana, apropia los mortales en cuanto que los pone en lo propio de lo que se le revela al hombre en el Decir, desde todas partes y hacia lo oculto (zusagt). La puesta en lo propio del hombre en tanto que "escuchante" del Decir, tiene su rasgo característico en esto que le libera a lo suyo propio, pero solamente para que, en tanto que hablante, o sea, diciente, pueda ir al encuentro y contestar al Decir desde lo que es lo suyo propio. Y esto es: el 72

resonar de la palabra. El decir de los mortales que viene al encuentro es el responder. Toda la palabra hablada ya es siempre respuesta: contra decir, decir que viene al encuentro, decir "escuchante". (pag235,III parte El Camino al habla, De camino al habla).

Toda palabra dicha en completa calma se escucha mejor, es más clara, más nítida, re-suena libremente en la amplitud de su sentido. Al expandirse une al ser humano con aquello que hasta el momento sigue perdiendo: la meditación como el resultado de la serena facultad de escuchar .Y, todo pensar que busca en un primer término, la apertura a la unidad cerrada del sentido, se en-camina en el sendero destinal.

Con relación a la palabra dicha y al silencio de la calma, hay un poema del poeta chileno Gonzalo Rojas(Lebu,Chile,1917),que está, pienso, muy relacionado con la cuestión esbozada en "De camino al Habla". Se titula "Al silencio", poema ubicado en su libro de 1964, "Contra la Muerte" dice:

Al silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte, y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera Oh majestad, tú nunca, 73

tú nunca cesarías de estar en todas partes, porque te sobra el tiempo y el ser, única voz, porque estás y no estás, y casi eres mi Dios, y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.

Efectivamente es un poema breve, pero de intensa magnitud y sentido. Abre sintéticamente el tema del silencio y del Decir, en donde la propia ausencia de sonido fónico se re-pliega como decir, el silencio dice, habla, se expresa desde una profundidad mayor, un abismo. Comienza diciendo, oh voz, como si el decir del silencio subyaciera a todo decir fónico y a todo decir escrito. Es, el lugar de la calma, expresado por Heidegger, pero aquí, en el poema de Rojas, hay dos elementos muy complejos, la palabra Ser y la palabra Tiempo, que dentro de la historia de la Filosofía pesan demasiado. Cito: "porque te sobra el tiempo y el ser". Extraño o críptico resulta hablar del tiempo del silencio o del ser del silencio. Al silencio le sobra el ser, le sobra el tiempo, ambas son categorías bastante complejas, pero al parecer, el poema indica algo, una extensión, algo que nos rodea y nos sobrepasa. El silencio es la única voz, yace y subyace, lo rodea todo, incluso, colma todo espacio: "Todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte”. El silencio lo colma todo, incluso se expresa en el tiempo, en las horas de desconsuelo o extrema felicidad. La calma , pienso, es como el ámbito del silencio, lugar donde toda palabra dicha se oculta en la claridad de ese ocultarse, momentáneo, presta a ser dicha y escuchada. La calma, llega a ser irrepresentable, podríamos decir carente de límites, pero no por eso in-experimentable. Vemos que está muy lejos de ser sólo un estado de ánimo. La calma del silencio es un ámbito donde el 74

misterio del Decir se reserva para clarear, para ser dicho, para traducirse a palabras o signos fónicos. El silencio está por decirlo así, condicionado por la calma que re-pliega todo Decir a su místico clarear en la espera, pronto a ser dicho. Pero en el poema es un habla, una voz que queda inmanente, aun en el caso, como dice el texto, que el hombre callara y el mundo se hundiera o dejara de existir. Entonces , cuando Heidegger comenta sobre la condición etérea de la palabra al momento de ser sustraída al silencio de su clarear más calmo, el poema de Rojas corresponde a una parte del lugar del pensamiento heideggeriano. Para el pensador el silencio también dice, en su reserva habla, es como el lenguaje de la reserva, a la espera de ser traído a presencia. Luego cuando el poeta dice:" porque estás y no estás, y casi eres mi Dios", deja a mi parecer un hilo conductor, que nos lleva a la reflexión heideggeriana con relación a la ausencia y a la presencia de toda palabra dicha y no dicha. Cuando Heidegger interpreta el poema "La Palabra" de Stefan George, alude en un momento a la condición variable de toda palabra, la condición de desaparecer y aparecer, sin un sustrato desde el cual pudiéramos determinar su origen .La Norma dice: "Sobre el profundo fondo nada así descansa". No sabemos del lugar donde yacen las palabras, prestas a ser dichas. En ese sentido, toda palabra está genuinamente más cerca del silencio que de cualquier determinación originaria. Y con todo el problema a cuestas el pensador alemán llega a esa determinación. Jorge Teillier, en uno de sus notables poemas: "Despedida", texto ubicado en el libro "El árbol de la memoria"1961, trata de su situación radical con el mundo. Se despide de todas aquellas cosas que lo mantuvieron en pie, o sencillamente que lo arrojaron al desconsuelo más grave. Es un poema de nueve estrofas. Personalmente quiero destacar la estrofa final, porque dice relación con la palabra y el poema como tal. Dice: "Y me despido de estos poemas:/ palabras, palabras -un poco de aire/ movido por los labios- palabras/ para ocultar 75

quizás lo único verdadero:/ que respiramos y dejamos de respirar". Palabras, un poco de aire, que sutileza para referirse a esta idea muy heideggeriana de la etérea condición de las palabras, de la facilidad con que desaparecen enunciando u omitiendo la realidad. Sin embargo, para el pensador alemán ,toda palabra, a pesar de su fantasmal condición, tiene la capacidad de encosar, hacer que una cosa sea cosa, le otorga presencia. Es extraño, porque en cualquier caso y tomando en cuenta los dos poemas, la palabra sucumbe ante la transitoriedad del propio Decir. En el poema de Rojas el silencio es Decir. Es el lugar desde donde todo poema nace. Y, en el fragmento del poema de Teillier, la palabra es sólo aire, algo etéreo e insubstancial. Lo que yace como condición de ambos poemas es el tema del Decir. En los dos prima el Decir de la fuente más que de las propias palabras, por fuente entiendo el ámbito del silencio, donde todo Decir clarea tanto en su ocultarse como en su desocultarse, en lo dicho y lo no dicho, o lo que está por decirse o lo que nunca se dirá y que yace siempre a la espera.

Lo relevante en estos ejemplos es cómo la poesía plantea su estética, desde una sensibilidad plástica, el tema de la condición del habla o del lenguaje. Encontramos una decidida tendencia a mirar el propio oficio como una experiencia directa con la palabra. Es el caso, por ejemplo, del poeta judío alemán, Paul Celan, quien tuvo una filial amistad con Martín Heidegger, salvo cuando los padres del poeta fueron detenidos en los campos de concentración nazi, y luego muertos. La carta que le envía Celan a Heidegger no es correspondida o si bien es respondida mediante un omisión de silencio. En ese entonces Heidegger ocupaba un cargo en la Universidad de Friburgo. Quiero destacar una concepción celaniana del lenguaje, que dice relación precisamente con el silencio. En su libro de poemas "Rejas de Lenguaje" de 1945,editado por Hyperion, el año 1984,Celan 76

dice: "El lenguaje es una reja, un enrejado, que tiende al enmudecimiento." Su estética está basada en el predominio de la forma, construyendo finas estructuras, donde todo significado es ,en cierto sentido, volatizado por el movimiento rítmico y quebradizo. Es el caso del poema "Estricia", del mismo libro, muy extenso pero a la vez ligero y abstracto, y ahí queda muy en claro la idea de la in-comunicación de la poesía, como diría el poeta chileno Federico Schopf, pues, al poeta no le interesa comunicar en el estricto rigor de la palabra. Son otros los elementos, a parte del sentido, los que se suman al cuerpo poético: color, ritmo, Texturas, imagen, en el fondo plástica, artesanía, hasta manualidad, por qué no. Como vemos, no es solo Heidegger, el que percibe la cuestión del silencio, también desde otras disciplinas se puede "hacer o intentar hacer experiencia con el habla" ,es el caso del lenguaje corporal, como la Danza, o la escultura, pienso en un trabajo del escultor italiano del siglo pasado, Adolfo Bildt, que precisamente elaboró su estética a partir de la idea de una gestualidad en el mármol, que decía relación con el habla sustraída.

En poesía, Teillier, Rojas, Lihn, Celan, Trakl, George, etc., en distintos momentos el problema del enmudecimiento, de la relación con la escritura, mediante el solo ejercicio de la misma ,del silencio del Decir, queda manifiesto, no sólo bajo el rigor filosófico, también desde el relámpago de todo hacer poético o desde las artes en general. En Heidegger, la cuestión se agudiza, toma un perfil legitimado por la sistematicidad filosófica que, al no dejar de ser impresionante, nos conduce a desalojar todas las concepciones que nos han heredado la tradición. Vuelvo a la figura del camino, de un andar cuyo motivo esencial descansa en el Decir, Cito al autor: "La puesta- en-camino desliga el Decir al hablar". Mediante la andanza del hablar, todo Decir es desplegado y proyectado en la claridad. En ese sentido el Decir , en tanto que un mostrar que descansa en el advenimiento apropiador, 77

es el modo más propio de apropiar. La caracterización del Decir como un mostrar al ente o a la cosa le da al habla un rendimiento mucho más complejo. Hablar es la condición más extrema del silencio (Schweigen), un movimiento expansivo que posee la capacidad de reservarse al ámbito de la calma(Stille).

Dentro de la reflexión heideggeriana, la voz de alerta entra y sale de manera incidental, se muestra cuando el autor piensa un obrar violentador, transformando "el habla" es un medio puramente destinado a la información, a la clasificación, finalizando con la formalización de todo hablar y obrar en el mundo. Cito :"En la medida en que el Dispositivo desafía al hombre, o sea, lo reta a atender(bestellen) a todo lo presente como un inventario técnico, la unidad de todos los modos de puesta en posición - el Dispositivo - se despliega según el modo del advenimiento apropiador y esto de tal manera que al mismo tiempo disimula (verstellt) a éste último porque todo cometido(Bestellen) se ve remitido al pensamiento calculador y así habla el lenguaje del Dispositivo. El habla está desafiada a corresponder en todos los sentidos a la disponibilidad (Bestellbarkeit) técnica de todo lo presente".

De este modo el habla se transforma en información, cuando es dispuesta de este modo del Dispositivo. Empieza a estar sujeta a teorías de la información, el mismo pensar técnico sistematiza los modos del habla , llevándolos a estructuras cerradas. Frente a esto, lo que el propio autor llama" el habla natural", yace desde ya condicionada por el habla formalizada, puesto que de antemano se encuentra forzadamente dispuesta a su formalización. Ello constituiría la meta y la norma.

La urgencia por pensar el problema no lleva al autor a tomar una actitud reaccionaria, sino 78

que pondera desde el propio desarrollo histórico, situando la esencia del habla desde el ámbito apropiador del Decir. Cito: "Toda habla humana está apropiada en el Decir y, en tanto que tal, es, en el sentido estricto de la palabra, habla verdadera ,si bien según distintas medidas de proximidad al advenimiento apropiador. Toda habla verdadera, por estar dirigida al hombre por la puesta-en-camino del Decir, está asignada, destinada y por ello es de carácter(históricamente) destinado".

Más adelante remata precisamente bajo la figura de lo propiamente histórico .Cito: "No hay habla natural en el sentido de ser habla de una naturaleza humana existente por sí, sin destino. Toda habla es histórica, incluso donde el hombre no conoce la historia en el sentido europeo - contemporáneo. Incluso el habla en tanto que información no es el habla en sí, es, al contrario, histórica según el sentido y dentro de los límites de la era presente, era que no inicia nada nuevo, sino que lleva a término lo antiguo, ya prefigurado de la Era moderna, llevándolo al límite. Es en la procedencia de carácter apropiador de la palabra, o sea, del habla humano desde el Decir, donde reside lo que tiene de propio el habla".

Después de la cita ,queda la percepción de una determinación del camino a seguir, ruta que nos conduce a la comprensión de lo propio del Decir, del carácter apropiador que hace del mundo una forma de habitar. El habla es la "casa del ser" dice Heidegger, la casa del ser es el habla,,. porque en tanto que Decir, el habla es el modo del advenimiento apropiador. La mística llega a su máxima radicalidad, un viraje hacia lados que tal vez nunca lleguen a determinarse. Toda nuestra necesidad de relacionarnos y comunicarnos está determinada desde el advenimiento apropiador, nosotros dependeríamos de éste, es más, nuestra relación con el habla se determina por el advenimiento apropiador, aquel ámbito que nos recoge, y 79

nos despliega en el Decir . Mediante tal diversidad de sentidos, los caminos se bifurcan, invitándonos a elegir, en forma multimodal, el sendero de la andanza, y ,cómo avanzar hacia lo propio del habla, comenzando por des-legitimar aquellas formas graves de sistematizar nuestro pensar, alterando el curso de la escucha mediante quiebres de omisión pre-determinadas por el "interés". Pensar es una escucha, es un re-decir, el advenimiento mismo en el cual nos desplegamos mediante el Decir. La "serenidad" de todo pensar se funda en la ausencia de todo suelo, de todo fundamento, justo ahí donde es superado el dominio del padre, la influencia del rector que guía impositivamente. Contrario a esto, nuevamente ,o por primera vez, el disasimiento, la soltura o el juego que hace temblar la capa de todo texto. Desde el pensamiento calmo, no sujeto a pre-juicios estructurales, el mundo se hace más próximo,más familiar al conocimiento.La "serenidad" abre también el camino donde la andanza del hablar se torna monólogo,en tanto que el habla es solamente la que habla, y habla solitariamente, no por eso desvinculada, y sin relación alguna. La calma calma, dispone sin violencia, nos invita a la meditación confiable, próxima, vecinal, donde la norma es la libertad de relacionar, de-construir, diseminar, volver a armar, sin necesidad de la existencia de un principio regente, que subyugue todo Decir en serenidad .La Gelassenheit libera pensamiento, ella misma es meditación en calma, ámbito donde todo Decir se encamina dispuesto a la escucha, a pronunciarse o a contestarse en forma de diálogo o voces relacionadas mediante la proximidad del oír.

En el trazo abriente de todo Decir hay camino, porque el trazo es camino,surco o sendero, y donde uno quiera detenerse, es una buena estación para beber un poco de agua tanto como preguntar o comer un trozo de pan ,lo mismo que re-decir o escuchar el múltiple cielo de la 80

diferencia. Finalizo con un poema de la poetisa chilena Jesús María Hernández, con relación a la figura de la búsqueda del silencio, el oír y del Decir como refugio del ser. Por su sencillez en la estructura, alcanza profundidad y energía al más puro estilo translucido de la Mistral.

Quiero oír la voz silenciosa de la tierra Del mar oír las olas Del río su ruido cadencioso Quiero escuchar el roce del follaje de los arboles De la brisa su rumor callado

Quiero escuchar la lluvia, llanto del cielo Oír la naturaleza en su ser

Quiero escucharla pura nítida cual es gozarla en su maravillosa plenitud !que se enmudezca el mundo por unos segundos!

Quiero escuchar la voz del universo.

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Bibliografía

Martin Heidegger -”De camino al Habla”, ed. Odós, versión de Yves Zimmermann. -” Ciencia Y Técnica”, ed. Univeriraria, versión de Francisco Soler. - “Serenidad”, ed Odós, versión de Yves Zimmerman. -”La Proposición del Fundamento”, Ed. Odós, versión de Yves Zimmerman. -”Arte y Poesía”, ed. Fondo de cultura económica, Versión de Samuel Ramos. - “Ser y Tiempo”, ed. FCE, versión de José Gaos. - “Carta sobre el humanismo”, Ed. F C E. Textos complementarios

-” Qué significa filosofar” J.F. Lyotard, ed. Paidós, trad. Godofredo González. -”Márgenes de la Filosofía”, J. Derrida, ed. Cátedra. -” Dar (el) tiempo”, J. Derrida, ed. Paidós básica, trad. Cristina de Peretti. - “Contra la muerte”, Gonzalo Rojas, ed FCE. - Antología “Los Dominios Perdidos”, Jorge Teillier F.C.E., selección de Erwin Díaz. -“Identidad y Diferencia”,J Derrida,ed paidos -“Doctrina de la verdad según Platón”, editada por el Departamento de Filosofía de P.U.C -“Problemas fundamentalesde la fenomenología”, Edmund Husserl,Madrid alianza.mexico. -“Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente”,editado por M.Heidegger.trad de otto E langfelder, nova, Buenos aires, 1959

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Índice Presentación…………………………………………………………….pág.2

Introducción: Serenidad :pensar en espera………………………………………………pág.6

I .Aproximación al umbral de la serenidad…………………………….......pág. 10 a) Serenidad como temple………………………………………………. pág. 11 b) Pensar como ir a la proximidad de lo lejano…………………………..pág. 18 c) La contrada……………………………………………………………..pág. 23

II. Qué hacer con el pensar de la técnica moderna ……..……………………pág. 29 a) Reflexión calculadora/ meditación reflexiva……………………………..pág. 30 b) Lo dis-puesto como esencia de la técnica………………………………...pág. 39 c) Acerca del peligro como época( epoche) del ser ( die kehre)……………pág. 47

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III. Pensar poético como una morada confiable………………………………pág. 55 a) Poetizar la realidad es abrir el ser de las cosas…………………………...pág. 56 b) Habla o el sendero del pensar……………………………………………pág. 69

IV. Bibliografía…………..………………………………………………………….pág.82

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