‘Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura’, in Nuevos temas, nuevas perspectivas en historia medieval. XXV Semana de Estudios Medievales, Nájera, del 28 de julio al 1 de agosto de 2014, ed. by E. López Ojeda (Logroño, 2015), pp. 59-81

July 4, 2017 | Autor: Francesca Tinti | Categoría: Digital Humanities, Medieval History, Medieval Studies, Medieval Spain, Medieval cartularies
Share Embed


Descripción

NUEVOS TEMAS, NUEVAS PERSPECTIVAS EN HISTORIA MEDIEVAL XXV Semana de Estudios Medievales Nájera, del 28 de julio al 1 de agosto de 2014

ORGANIZADOR Asociación «Amigos de la Historia Najerillense» ASESORES ACADÉMICOS José Ángel García de Cortázar Ignacio Álvarez Borge Francisco Javier García Turza DIRECTOR DEL CURSO Blas Casado Quintanilla COORDINADORA Esther López Ojeda

NUEVOS TEMAS, NUEVAS PERSPECTIVAS EN HISTORIA MEDIEVAL XXV SEMANA DE ESTUDIOS MEDIEVALES NÁJERA, DEL 28 DE JULIO AL 1 DE AGOSTO DE 2014

COORDINADORA DE LA EDICIÓN Esther López Ojeda

Logroño, 2015

Semana de Estudios Medievales (25. 2014. Nájera) Nuevos temas, nuevas perspectivas en historia medieval / XXV Semana de Estudios Medievales, Nájera, del 28 de julio al 1 de agosto de 2014; Esther López Ojeda (coordinadora de la edición); organizador Asociación “Amigos de la Historia Najerillense”. — Logroño : Instituto de Estudios Riojanos, 2015 294 p.: il. ; 24 cm. — (Actas) D.L. LR 496-2015. — ISBN 978-84-9960-082-6 1. Edad Media - Historia - Congresos y Asambleas. I. López Ojeda, Esther. II. Asociación “Amigos de la Historia Najerillense”. III. Instituto de Estudios Riojanos. IV. Título. V. Actas (Instituto de Estudios Riojanos) 343.01 94 (4)

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del copyright.

Primera edición: junio, 2015 © Esther López Ojeda (coord.) © Instituto de Estudios Riojanos, 2015 C/ Portales, 2 - 26001 Logroño www.larioja.org/ier Imagen de cubierta: Monasterio de Santa María la Real desde la calle San Jaime, Nájera. (Gloria Moreno del Pozo. Amigos de la Historia Najerillense). Depósito Legal: LR 496-2015 ISBN: 978-84-9960-082-6 Diseño gráfico de la colección: Ice comunicación Producción gráfica: Reproestudio, S.A. (Logroño) Impreso en España - Printed in Spain

Índice

9

Prólogo: 25 años de la Semana de Estudios Medievales de Nájera. Una mirada hacia el futuro Esther López Ojeda

17

Las Semanas Medievales de Nájera: cinco lustros de difusión del conocimiento del Medievo José Ángel García de Cortázar

39

Fuentes materiales: hacia la construcción de un discurso propio. Nuevas perspectivas en arqueología medieval José Avelino Gutiérrez González

59

Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura Francesca Tinti

83

Mujeres: entre el silencio ¿forzado? y la reivindicación Mª Isabel del Val Valdivieso

105

Antropología política e historia: costumbre y derecho; comunidad y poder; aristocracia y parentesco; rituales locales y espacios simbólicos José María Monsalvo Antón

159

Memoria histórica: el rescate interesado del pasado José Manuel Nieto Soria

183

¿Hay sitio para la Edad Media en las enseñanzas Primaria y Secundaria? Jorge Sáiz Serrano

7

215

La Edad Media en la era digital: búsqueda de información, difusión de resultados y nuevas perspectivas Jorge Maíz Chacón

239

Novela y cine sobre la Edad Media: versiones abreviadas y discutibles de la historia José Luis Corral

263

Recorrido temático de la Semana de Estudios Medievales de Nájera Esther López Ojeda

8

Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura* FRANCESCA TINTI Universidad del País Vasco UPV/EHU IKERBASQUE, Basque Foundation for Science

Una de las características distintivas de la XXV Semana de Estudios Medievales de Nájera ha sido el esfuerzo, diverso de lo habitual, que se ha pedido a sus ponentes, los cuales, en lugar de proporcionar un balance historiográfico, han tratado de predecir el futuro desarrollo de diversos aspectos del estudio de la Edad Media. A mí, en particular, se me ha asignado el tema de las fuentes escritas, su edición y estudio, teniendo en cuenta el horizonte epistemológico de lo que ahora se conoce a menudo como la historia social de la escritura. Dada la amplitud del tema, debe aclararse desde el principio que si bien el título de esta contribución se refiere a las fuentes escritas en general, su enfoque se centrará en las fuentes documentales, en el sentido más tradicional del término “documento”; es decir, las fuentes diplomáticas, los que son llamados charters en inglés y actes de la pratique en francés. Una categoría amplia, de bastante difícil definición, pero que nos permite delimitar el enfoque de este artículo, excluyendo, por ejemplo, las fuentes narrativas, las crónicas, las fuentes legis-

* Este trabajo forma parte de las actividades del Proyecto de Investigación Escribir el espacio en la alta Edad Media: Una aproximación comparada a la relación entre escritura y acceso a la tierra, Ministerio de Economía y Competitividad (HAR2013-44576-P) y del Grupo Consolidado de Investigación del Gobierno Vasco IT751-13. Ambos están integrados en la Unidad de Formación e Investigación 11/02 de la Universidad del País Vasco UPV/EHU.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

59

lativas, litúrgicas, literarias, etc.1 Además de dichos documentos, se considerarán también las colecciones de esas mismas fuentes que se produjeron ya en la Edad Media, es decir, los cartularios. La elección de las fuentes documentales no es simplemente debida a mi mayor familiaridad con este tipo de textos, sino sobre todo al renovado interés que en las últimas décadas han despertado tanto en su estudio como en su edición. Para comprender plenamente el desarrollo de la historiografía de los últimos años e intentar predecir lo que va a suceder en los próximos, es necesario echar una rápida mirada hacia el pasado. En primer lugar, hay que subrayar que las recientes directrices en el enfoque de los estudios medievales hacia el valor de la escritura han estado muy influenciadas por los estudios dedicados a la literacy; esto es, a la mayor o menor presencia de la cultura escrita en una sociedad dada, que fueron publicados en los años sesenta, setenta y ochenta por antropólogos como Jack Goody o Ian Watt2. Los medievalistas anglófonos reaccionaron rápidamente a estos estímulos con la publicación en 1979 de la primera edición de un importante volumen de Michael Clanchy y, en 1983, de otro escrito por Brian Stock3. Ambos se han convertido en clásicos. Los autores de estas dos publicaciones ven en los siglos XI y XII un importante punto de inflexión, que supone el comienzo de una era en la que la cultura escrita se convirtió en uno de los depósitos preferentes de la memoria social. Sin embargo, hay que subrayar que, más recientemente, los que se han acercado a estos mismos temas considerando la época anterior, es decir, la alta Edad Media, han llegado a una mayor concienciación de la importancia de la palabra escrita en esa época, esto es, en contextos de restricted literacy. Estudiosos como Rosamond McKitterick y Matthew Innes han demostrado que, con el

1. Para una detallada discusión de los términos “documento”, “fuentes documentales” y “fuentes diplomáticas” véase FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L. J., “La edición de fuentes documentales para el estudio de la Edad Media hispana”, en MUNITA LOINAZ, J. A. y DÍAZ DE DURANA ORTIZ DE URBINA, J. R. (eds.), XXV Años de historiografía hispana (1980-2004). Historia Medieval, Moderna y de América, Bilbao: Universidad del País Vasco, 2007, pp. 15-53, especialmente pp. 15-16. 2. GOODY, J. y WATT, I., “The consequences of literacy”, Comparative Studies in Society and History 5.3 (1963), pp. 304-345; GOODY J. (ed.), Literacy in Traditional Societies, Cambridge: Cambridge University Press, 1968; GOODY, J., The Interface Between the Written and the Oral, Cambridge: Cambridge University Press, 1987. 3. CLANCHY, M., From Memory to Written Record: England 1066-1307, London: Edward Arnold, 1979, ahora ya en su tercera edición, Chichester: Wiley, 2013; STOCK, B., The Implications of Literacy: Written Language and Models of Interpretation in the Eleventh and Twelfth Centuries, Princeton: Princeton University Press, 1983.

60

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

fin de participar en la cultura documental y para entender la importancia de la palabra escrita, no todos los miembros de una sociedad debían ser capaces de leer por su cuenta un documento en latín, ya que los documentos podrían leerse en voz alta, y, si fuera necesario, también traducirse. Además, formaban parte de rituales y procedimientos en los que la comunicación se basaba en la palabra, así como en una amplia variedad de acciones y gestos4. Este retorno a las fuentes documentales también se ha acompañado de una nueva preocupación por la importancia de la materialidad de la cultura escrita, la cual, a su vez, ha fomentado una nueva atención sobre el valor del contexto de producción del texto, sus usos y su conservación5. En este sentido, también se deben recordar los importantes acontecimientos que han tenido lugar en el campo de la filología, en especial gracias a estudios como el publicado por Bernard Cerquiglini titulado Éloge de la variante, es decir “alabanza de la variante”, lo que llevó al nacimiento de la “nueva filología”. Este nuevo planteamiento surge en agudo contraste con la filología tradicional que tenía, y en muchos casos aún tiene, como objetivo principal la reconstrucción del texto arquetipo, el Urtext; lo que reduce la variante a simple dato adicional relegado a las notas de la edición crítica6. De acuerdo con la nueva filología, la tradición manuscrita debe interpretarse como una sucesión de versiones producidas en contextos sociales específicos, de modo que cada manuscrito debe a su vez ser considerado como un trabajo en sí mismo y una fuente directa de conocimiento histórico7. Es sobre todo gracias a esta vuelta al manuscrito que han surgido a partir de los años noventa en el campo de la literatura y de la filología una rica variedad de proyectos de edición digital de las fuentes, empezando con el Electronic Beowulf, una de las principales obras poéticas anglosajonas, que

4. El exitoso concepto de “textual community”, junto al de “pragmatic literacy”, se han revelado especialmente útiles para referirse a la importancia de la cultura documental en la alta Edad Media. McKITTERICK, R., The Carolingians and the Written Word, Cambridge: Cambridge University Press, 1989; INNES, M., “Memory, orality and literacy in an early medieval society”, Past & Present 158.1 (1998), pp. 3-36; McKITTERICK, R. (ed.), The Uses of Literacy in Early Medieval Europe, Cambridge: Cambridge University Press, 1990. Para una discusión más reciente véase SMITH, J. M. H., Europe after Rome: A New Cultural History 500-1000, Oxford: Oxford University Press, 2005, pp. 13-50. 5. CHASTANG, P., “L’archéologie du texte medieval. Autour de travaux récents sur l’écrit au Moyen Âge”, Annales. Histoire, Sciences sociales 63.2 (2008), pp. 245-269. 6. CERQUIGLINI, B., Éloge de la variante: histoire critique de la philologie, Paris: Seuil, 1989. 7. CHASTANG, P., “L’archéologie du texte medieval”, art. cit., p. 250.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

61

gracias a la iniciativa de Kevin Kiernan ya ha llegado a su tercera edición8. También en Estados Unidos se han producido ediciones digitales de otras fuentes literarias inglesas de época medieval, como Piers Plowman o los Canterbury Tales9. En general, parece correcto decir que en este sentido, tanto en los Estados Unidos como en Europa, la filología medieval ha abierto nuevos caminos que la historiografía ha continuado también con una ligera posterioridad. En otras palabras, uno tiene la impresión de que tanto en América, como en Italia, Inglaterra o España, los primeros en abrazar con entusiasmo las posibilidades que ofrece la cultura digital han sido los filólogos y que, solo más recientemente, los historiadores de la Edad Media han comenzado a apreciar las ventajas ofrecidas por la edición digital. Por ejemplo, en el caso de la filología y literatura hispánica, ya a finales de los años ochenta se constituyó el proyecto ADMYTE (Archivo Digital de Manuscritos y Textos Españoles), coordinado por estudiosos de universidades americanas y españolas. Este proyecto, después de haber publicado sus dos primeras ediciones en CD, ha tenido que pasar inevitablemente a la edición on-line, a causa de la rápida transformación de la tecnología disponible para este tipo de iniciativas, tema sobre el que nos detendremos más adelante10. Siempre en el campo filológico e histórico-literario hay que mencionar la reciente constitución, en el año 2012, de la Sociedad Internacional de Humanidades Digitales Hispánicas (HDH) que está compuesta en casi su totalidad por filólogos y estudiosos de la literatura11. Esto no significa que los historiadores españoles hayan hecho oídos sordos a los nuevos retos relacionados con la materialidad del texto o el retorno al manuscrito sino que, como han recientemente señalado Julio Escalona y Hélène Sirantoine, durante los años ochenta y noventa, cuando en otras regiones de Europa se

8. Accesible en la página web [consultada 10 octubre 2014]. Al mencionar, describir y comentar las características de varios proyectos de edición y estudio de fuentes que se han producido tanto en España como fuera del país en las últimas décadas, se hace necesario elegir qué incluir y qué omitir ante la evidente imposibilidad de ser exhaustivos. Los ejemplos que se mencionan a lo largo de este artículo no tienen el mérito o el demérito de ser mejores o peores que los demás; simplemente se trata de los que han resultado más útiles para tejer las argumentaciones que aquí se presentan. 9. Véanse las páginas web y [consultadas 10 octubre 2014]. 10. [consultada 10 octubre 2014]. 11. La página web de la sociedad se encuentra en [consultada 10 octubre 2014].

62

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

estaban empezando a ver los primeros frutos de los nuevos enfoques de la diplomática, en la Península Ibérica se asistía a la rápida publicación de un gran número de colecciones diplomáticas, tratando así de compensar lo que estos autores han definido como un “retardo ancestral”12. Paralelamente a las ediciones, comenzaron a aparecer nuevos problemas y nuevos enfoques para el estudio de las fuentes diplomáticas, gracias a los cuales éstas han sido interpretadas a la luz de la teoría de la comunicación, identificando en cada caso autores, actores y espectadores del documento. También hemos asistido al desarrollo de una nueva preocupación sobre la importancia de las diversas etapas de la vida de los documentos, de modo que la atención ya no se centra solo en la producción sino también en la conservación, los usos posteriores y la producción de copias que pueden ser más o menos fieles al original. Los documentos también se han estudiado visualmente, es decir, como signos perceptibles del poder, llegando a aplicar perspectivas semiológicas y comunicativas, e incluso, a investigar las dimensiones simbólicas, rituales y performativas de las fuentes diplomáticas13. A su vez, el concepto de “falso” ha sido revisitado varias veces, permitiendo la identificación de distinciones mucho más sutiles que las ofrecidas por la diplomática tradicional14. Sin embargo, también se ha puesto de manifiesto que todos estos nuevos enfoques parecen estar más relacionados con la iniciativa de estudiosos particulares, que con una verdadera concienciación sobre las cuestiones elevadas por los exponentes de la “nueva diplomática”15.

12. ESCALONA, J. y SIRANTOINE, H., “Produit culturel et instrument de pouvoir: les vies de l’acte”, en ESCALONA, J. y SIRANTOINE, H. (eds.), Chartes et cartulaires comme instruments de pouvoir. Espagne et Occident chrétien (VIIIe-XIIe siècles), Toulouse: Méridiennes, 2013, pp. 9-23, especialmente p. 15. Como es sabido, un catálogo muy útil de los progresos realizados en aquellos años en el campo de las ediciones de fuentes se puede encontrar en GARCÍA DE CORTÁZAR, J. Á., MUNITA LOINAZ, J. A. y FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L. J. (eds.), Codiphis: catálogo de colecciones diplomáticas hispano-lusas de época medieval, Santander: Fundación Botín, 1999, 2 vols. El catálogo fue actualizado en el año 2007 en FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L. J., “La edición de fuentes documentales para el estudio de la Edad Media hispana”, art. cit., pp. 41-53. 13. Veanse, por ejemplo, SÁEZ, C., “Documentos para ver, documentos para leer”, Anuario de estudios medievales 29 (1999), pp. 899-915; SÁEZ, C., “El signo como emblema”, Anuario de estudios medievales 33 (2003), pp. 339-363; ROMERO TALLAFIGO, M., “Nueva diplomática, nueva metodología para la historia del documento”, Signo. Revista de la Cultura Escrita 14 (2004), pp. 139-183. 14. SANZ FUENTES, Ma J., “Falsos y falsificaciones en la documentacion medieval”, en MUNITA LOINAZ, J. A. (ed.), Mitificadores del pasado, falsarios de la Historia. Historia Medieval, Moderna y de América. XI Jornadas de Estudios Históricos del Departamento de Historia Medieval, Moderna y de América (Vitoria-Gasteiz, 3 al 5 de noviembre de 2009), Bilbao: Universidad del País Vasco, 2011, pp. 17-31. 15. ESCALONA, J. y SIRANTOINE, H., “Produit culturel et instrument de pouvoir: les vies de l’acte”, art. cit., pp. 15-16.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

63

Con todo, si nos remontamos a la prolífica sucesión de ediciones de colecciones diplomáticas de los años ochenta y noventa mencionada anteriormente, se puede destacar una característica común, heredada de una larga tradición. Se trata de proporcionar, en lo posible, una colección exhaustiva, aunque no carente de omisiones significativas16, de los documentos conservados en una institución eclesiástica según un orden cronológico, con independencia de la forma en la que los diplomas individuales se han conservado. Solo recientemente, en la Península Ibérica, se ha cuestionado parcialmente este enfoque, sobre todo por parte de aquellos que han trabajado para recuperar el profundo valor histórico, administrativo, político y memorial de los cartularios medievales. Es precisamente en el estudio de los cartularios medievales donde podemos encontrar una de las áreas en las que el renovado interés por la historia social de la cultura escrita se ha demostrado más productivo, tanto en España como en otros países. Como es sabido, un cartulario se puede definir como una colección de documentos de varios periodos copiados en un mismo manuscrito en un momento dado de la historia de una institución, sobre todo monástica o eclesiástica; aunque en la baja Edad Media también hay ejemplos importantes que proceden de familias nobiliarias. Según la definición mucho más elaborada proporcionada por el Vocabulario Internacional de Diplomática, un cartulario es “una colección de copias de sus propios documentos, establecida por una persona física o moral, que, en un volumen o más raramente en un rollo, transcribe o hace transcribir integralmente, o en ocasiones en forma de extracto, los títulos relativos a sus bienes y a sus derechos y documentos que conciernen a su historia o a su administración, para asegurar su conservación y facilitar su consulta”17. Desde principios de los años noventa, gracias a las reflexiones de historiadores franceses, como Olivier Guyotjeannin, Georges Declercq y Pierre Chastang, y también de estudiosos estadounidenses de la talla

16. Los índices de los cartularios, por ejemplo, resultan muy a menudo excluidos de dichas colecciones. Para un estudio que enfatiza la importancia de los índices, véase BADENAS POBLÁCION, M. J., “El índice del Libro Gótico de San Juan de la Peña ¿Ordenar para administrar?”, en RODRÍGUEZ DÍAZ, E. E. y GARCÍA MARTÍNEZ, A. C. (eds.), La escritura de la Memoria: Los Cartularios, Huelva: Universidad de Huelva, 2011, pp. 335-358. 17. Esta traducción de la definición original en francés es la proporcionada en SANZ FUENTES, Ma J., “Cartularios: historia y falsificación histórica”, en GARCÍA DE CORTÁZAR, J. Á. (ed.), La memoria histórica de Cantabria, Santander: Universidad de Cantabria, 1996, p. 147. La versión original de CARCEL ORTÍ, M. (ed.), Vocabulaire International de la Diplomatique, Valencia: Universitat de Valencia, 1997, 2ª ed., está disponible en la página web http://www.cei.lmu.de/VID/ [consultada 10 octubre 2014].

64

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

de Patrick Geary, los cartularios se han convertido en un campo privilegiado de investigación, que les ha visto transformarse de meros contenedores de documentos en testigos fundamentales de la historia social de la escritura y en potentes herramientas para la construcción de la memoria18. De hecho, si en el pasado el valor de estas colecciones de documentos se reducía a la mera suma de los textos que contienen, hoy se suele destacar la importancia del proceso de selección de los mismos textos y las razones que pueden haber llevado a una institución determinada a elegir algunos documentos para ser copiados y a dejar fuera otros. La realización de un cartulario puede y debe ser entendida como un paso fundamental en la construcción de la identidad de una institución concreta y en la construcción de una memoria del pasado que es obviamente selectiva, puesto que siempre tiene en cuenta las necesidades del presente sin dejar de mirar hacia el futuro. Aunque una historia del género “cartulario” todavía está por escribir, es sabido que los más antiguos datan del siglo IX y proceden de monasterios ubicados en la parte oriental del imperio carolingio, es decir, de Fulda, Regensburg, Passau, Wissembourg, Freising, Mondsee, etc., y que desde el siglo XI hasta el XIII la producción de cartularios se hizo muy intensa en toda Europa19. De esta época existen también numerosos ejemplos procedentes del norte de la Península Ibérica20.

18. Un evento fundamental en el desarrollo de los nuevos intereses hacia los cartularios fue la Mesa Redonda celebrada en París en 1991, cuyas actas fueron reunidas en GUYOTJEANNIN, O., MORELLE, L. y PARISSE, M. (eds.), Les cartulaires: Actes de la table ronde, Paris: École National de Chartes et C.N.R.S., 1993. Otras importantes publicaciones en este sector incluyen: GEARY, P. J., Phantoms of Remembrance: Memory and Oblivion at the End of the First Millennium, Princeton: Princeton University Press, 1996; DECLERCQ, G., “Originals and Cartularies: The Organization of Archival Memory (Ninth-Eleventh Centuries)”, en HEIDECKER, K. (ed.), Charters and the Use of the Written Word in Medieval Society, Turnhout: Brepols, 2000, pp. 147-170; CHASTANG, P., Lire, écrire, transcrire. Le travail des rédacteur de cartulaires en Bas-Languedoc (XIe-XIIIe siècles), Paris: Éditions du Comité des Travaux Historiques et Scientifiques, 2001; CHASTANG, P., “Cartulaires, cartularisation et scripturalité médiévale: la estructuration d’un nouveau champ de recherche”, Cahiers de civilisation médiévale 49 (2006), pp. 21-31; CHASTANG, P., “Culture médiévale de l’écrit et cartulaires”, en MUNITA LOINAZ, J. A. (ed.), Mitificadores del pasado, falsarios de la Historia, op. cit., pp. 67-87. Véanse también TINTI, F., “Si litterali memorie˛ commendaretur: memory and cartularies in eleventh-century Worcester”, en BAXTER, S., KARKOV, C. E., NELSON, J. L. y PELTERET, D. (eds.), Early Medieval Studies in Memory of Patrick Wormald, Farnham: Ashgate, 2009, pp. 475-497, y TINTI, F., Sustaining Belief: The Church of Worcester from c.870 to c.1100, Farnham: Ashgate, 2010. 19. GEARY, P. J., Phantoms of Remembrance, op. cit., pp. 81-114. 20. Una útil presentación de las investigaciones sobre cartularios en España se puede encontrar en RODRÍGUEZ DÍAZ, E. E., “Los cartularios en España: Problemas y perspectivas de investigación”, en RODRÍGUEZ DÍAZ, E. E. y GARCÍA MARTÍNEZ, A. C. (eds.), La escritura de la Memoria, op. cit., pp. 15-35. Cf. SÁNCHEZ MAIRENA, A., “Propuestas metodológicas para el estudio de los cartularios medievales”, en ARÍZAGA BOLUMBURU, B., MARIÑO VEIRAS, D., DÍEZ HERRERA, C., PEÑA BOSCOS, E., SOLÓRZANO TELECHEA, J. Á., GUIJARRO GONZÁLEZ, S. y

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

65

Los cartularios pueden ser de varios tipos: por ejemplo, pueden contener copias integrales de documentos, cuyo grado de autenticidad puede variar notablemente desde los más probablemente auténticos hasta los interpolados o falsificados; estos códices se corresponden con los que en alemán suelen llamarse Kopialsbücher. Cuando contienen noticias de transacciones en tercera persona se suele hablar de Traditionsbücher; mientras que cuando los documentos se encuentran copiados en fuentes narrativas como los gesta abbatum o episcoporum o crónicas de otro tipo, se denominan “cartularios-crónicas”21. Obviamente, no todos los cartularios encuentran cabida en estas tipologías específicas, ya que en muchos casos se pueden encontrar mezclas de distintos tipos22. Más allá de las clasificaciones tipológicas, lo que nos interesa principalmente son las etapas historiográficas que, también en la Península Ibérica, han permitido alcanzar una mayor consideración del valor, función y significado de los cartularios medievales. En muchos casos se trata de estudios en los cuales a la investigación sobre la documentación de los monasterios medievales hispanos se unen los esfuerzos dirigidos a reconstruir los procesos a través de los cuales las mismas instituciones monásticas construyeron su memoria y su identidad. Entre los ejemplos que se podrían nombrar hay trabajos sobre los cartularios de San Millán, Arlanza, Sahagún y otros más, que persiguen el mismo objetivo, es decir la recuperación del valor de los cartularios como documentos en sí mismos y no solo como contenedores de documentos23.

AÑIBARRO RODRÍGUEZ, J. (eds.), Mundos medievales. Espacios, sociedad y poder. Homenaje al Profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, Santander: Ediciones de la Universidad de Cantabria, 2012, pp. 217-230. 21. GEARY, P. J., Phantoms of Remembrance, op. cit., pp. 81-82. 22. Cf. RODRÍGUEZ DÍAZ, E. E., “Los cartularios en España”, art. cit., p. 15. 23. Evidentemente, esta nota bibliográfica no puede ser exhaustiva; cabe recordar en cualquier caso las siguientes publicaciones: ESCALONA, J. y AZCÁRATE, P., “Una fuente “casi” perdida para la historia de la Castilla medieval. Notas entorno al Becerro de Arlanza”, Hispania 208 (2001), pp. 449-474; GARCÍA DE CORTÁZAR, J. Á., “La construcción de la memoria histórica en el monasterio de San Millán de la Cogolla (1090-1240)”, en CORDERO RIVERA, J. (ed.), Los monasterios riojanos en la Edad Media: Historia, Cultura y Arte, Logroño: Ateneo Riojano, 2005, pp. 71-94; PETERSON, D., “Reescribiendo el pasado. El Becerro Galicano como reconstrucción de la historia institucional de San Millán de la Cogolla”, Hispania 233 (2009), pp. 653-682; AGÚNDEZ SAN MIGUEL, L., “Problemas metodológicos en el aprovechamiento de los cartularios monásticos: el ejemplo del Becerro Gótico de Sahagún”, en CASTRO CORREA, A. (ed.), Aspectos metodológicos en la investigación en Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media, Oxford: British Archaeological Reports, 2012, pp. 406-411; CALLEJA PUERTA, M., “Cartularios y construcción de la memoria monástica en los reinos de León y Castilla durante el siglo XII”, en LAMAZOU-DUPLAN, V., y RAMÍREZ VAQUERO, E., (eds.), Les cartulaires médiévaux. Écrire et conserver la mémoire du pouvoir, le pouvoir de la mémoire. Los cartularios medievales. Escribir y conservar la memoria del poder, el poder de la memoria, Pau: Presses de l’Université de Pau, 2013, pp. 187-197. Sobre la relación entre cartularios y memoria histórica véase también SANZ FUENTES, Ma.. J., “Cartularios: historia y falsificación históri-

66

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

En este tipo de publicaciones, los cartularios se han convertido en objetos privilegiados de investigación que pueden desvelar mucho sobre la historia de la institución, sus prácticas archivísticas y también sobre los posibles conflictos o tensiones con otras instituciones o autoridades que pueden encontrarse en el origen de la necesidad de producir un cartulario. Sin embargo, parece necesario manifestar cierta discrepancia entre estudios como los que se acaban de señalar y las ediciones de fuentes diplomáticas, ya que si miramos a éstas, resulta todavía bastante difícil encontrarse con una verdadera recuperación del valor y significado del cartulario. En las ediciones tradicionales, tanto en España como en otros países de Europa, los contenidos de los cartularios suelen ser reorganizados según un criterio cronológico. Además, cuando se conservan, los pergaminos sueltos (es decir, los presuntos originales) siempre tienen preferencia, puesto que, como hemos visto, el fin principal de toda edición ha sido tradicionalmente la reconstrucción del Urtext, es decir del texto originario, mientras que los cartularios, evidentemente, contienen copias de documentos que pueden ser fieles al presunto original, manipulados o, incluso, directamente inventados por los escribas que produjeron esos manuscritos. En una ponencia presentada en unas Jornadas de Estudios Históricos organizadas en 2009 por el Departamento de Historia Medieval, Moderna y de América de la Universidad del País Vasco, Pierre Chastang ofreció un interesante comentario sobre la práctica tradicional de los editores de cartularios, quienes prefieren presentar los documentos en orden cronológico, en lugar del orden en que éstos se encuentran organizados en los manuscritos. Aunque el comentario de Chastang se refiera a la Francia de finales del siglo XIX, sus observaciones siguen siendo en muchos casos válidas: En France de très nombreux éditeurs de la fin du 19e siècle reclassaient les chartes chronologiquement au mépris de la structure des manuscrits. Il n’était pas rare qu’ils insèrent des documents du chartrier qui n’avaient pas été transcrits, sans toujours les signaler correctement, et l’établisse-

ca”, art. cit. Más allá de los cartularios eclesiásticos, hay que destacar la existencia de otros interesantes proyectos de investigación que se centran en otros tipos de cartularios, como, por ejemplo, los cartularios reales de Navarra: RAMÍREZ VAQUERO, E., HERREROS LOPETEGUI, S., LAMAZOU-DOUPLAN, V. y GOULET, A., “Poder y memoria: los Cartularios Reales de Navarra. Un proyecto de investigación en curso”, en RODRÍGUEZ DÍAZ, E. E. y GARCÍA MARTÍNEZ, A. C. (eds.), La escritura de la Memoria, op. cit., pp. 385-398.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

67

ment du texte lui-même reposait parfois sur la double leçon du cartulaire et des originaux. Toutes ces pratiques paraissent devoir être abandonnées24. La actitud de Chastang es muy tajante: el historiador francés cree que se deberían abandonar este tipo de prácticas porque no nos permiten apreciar el valor de los cartularios a través de los cuales los documentos se han preservado. Esta misma frase se podría contrastar con otras pronunciadas o publicadas por historiadores, paleógrafos y filólogos, tanto de España como de fuera, ya que sobre este aspecto el debate sigue abierto. Por ejemplo, Carlos Saéz, cuyas publicaciones han sido fundamentales para la renovación de la diplomática hispánica y cuya prematura desaparición nos ha privado de una importante dimensión semiológica en el estudio de las fuentes diplomáticas, en el año 2000 escribía: “En mi opinión es criticable la costumbre existente entre historiadores y diplomatistas de editar los documentos de los cartularios en el orden en que estos aparecen en los manuscritos, pues ello provoca serias dificultades de utilización de la edición resultante”25. Más recientemente, en la destacable edición de los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta, los editores declaran en la introducción: “Como es norma en las ediciones de fondos diplomáticos, la ordenación de los documentos se ajusta a la cronología, que es la solución que más interesa al historiador y al filólogo”26. Podemos identificar así una coincidencia de intenciones y opiniones entre los editores de estas dos colecciones, aunque en un caso se hace hincapié sobre la “norma” de la orde-

24. CHASTANG, P., “Culture médiévale de l’écrit et cartulaires”, art. cit., p. 82. El texto de Chastang se puede traducir como sigue: “En Francia, muchos editores de finales del XIX reorganizaban los documentos cronológicamente, en detrimento de la estructura de los manuscritos. No era raro que insertaran [en sus ediciones] documentos de los archivos que en realidad nunca habían sido transcritos [en los cartularios], y que hicieran esto sin identificar con claridad tales insertos. El establecimiento mismo del texto combinaba a veces la lectura del cartulario con la de los originales. Parece razonable pensar que todas estas prácticas han de ser abandonadas”. Agradezco al Profesor Juan José Larrea Conde su ayuda en la traducción de este texto al castellano. 25. SÁEZ, C., Colección diplomática del monasterio de Celanova 2 (943-988), Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá, 2000, p. 9. 26. RUIZ ASENCIO, J. M., RUIZ ALBI, I. y HERRERO JIMÉNEZ, M., Los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta, Volumen 1: Estudio, Edición e Índices, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2010, p. 62. Sin embargo, debe señalarse que en esta misma edición en la página 177, estos autores hacen la siguiente alusión, tras reconocer su presentación cronológica: “para el estudio en profundidad de los cartularios es mejor seguir el orden en que van apareciendo los documentos, ya que pone de manifiesto fenómenos y circunstancias que pasarían inadvertidos si seguimos el orden cronológico”.

68

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

nación cronológica, mientras que en el otro se ofrece una crítica a la costumbre, que a mí todavía no me parece muy difundida en España, de seguir el orden en que los documentos aparecen en los manuscritos. No todos están de acuerdo, y es interesante que las nuevas perspectivas y aproximaciones procedan de editores más jóvenes. En la reciente nueva edición del Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla, fruto de su tesis doctoral, Fernando García Andreva escribe: Para la presente edición se ha considerado este cartulario como una obra unitaria de principio a fin; claro que, debido a su exclusivo tenor diplomático, se ha resaltado y delimitado particularmente cada uno de sus documentos. Se ha querido evitar con ello una fragmentación del texto basada únicamente en el orden cronológico de los diplomas, que ha sido la forma tradicional de editar los tumbos: la presentación de las cartas de manera correlativa a las del códice, sin hacer prevalecer su datación, permite una mejor contextualización de los documentos, así como de las personas y lugares nombrados en ellos27. En el caso del cartulario de San Millán la decisión tomada por García Andreva nos permite entender mejor el valor del manuscrito, las razones por las que fue producido en un momento dado o el significado de la ordenación de los documentos elegidos por el escriba para ser copiados. Además, un estudio preciso de cada uno de esos documentos, sobre su posible grado de autenticidad o interpolación, no puede considerarse cumplido si no tiene en consideración la manera en que los mismos documentos se han preservado, y las razones por la cuales la comunidad de San Millán consideró oportuno, y necesario, copiarlos con esas características y en ese punto preciso del Becerro a finales del siglo XII. En otras palabras, en el estudio de un documento que se ha conservado a través de un cartulario siempre hay que tener en cuenta todo el conjunto del manuscrito, la arquitectura del mismo y la posición que el documento ocupa dentro de esa arquitectura, además de los posibles conflictos o tensiones que la comunidad monástica o catedralicia

27. GARCÍA ANDREVA, F., El Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla. Edición y Estudio, Logroño: Cilengua, 2010, p. 92.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

69

productora del manuscrito podría haber estado viviendo en esa época. No podemos acercarnos a ninguna de las unidades diplomáticas contenidas en un cartulario cualquiera sin considerar todos estos factores. En una edición que descuartiza o deconstruye el manuscrito, esos aspectos van a ser muy difíciles de recuperar. Con todo esto no quiero decir que la necesidad, manifestada por muchos historiadores, paleógrafos y diplomatistas, de poder ordenar cronológicamente los documentos preservados por una institución dada no sea legítima. De hecho, me parece interesante subrayar que incluso entre dos historiadores franceses, fundamentales para el desarrollo de la nueva sensibilidad hacia el valor de los cartularios, no hay unanimidad sobre este tema. En un artículo sobre la autoridad de los cartularios publicado en el año 2013, Laurent Morelle escribe, en una crítica velada a las posiciones expresadas por Pierre Chastang28, que no es ilegítimo privilegiar la unidad del fragmento insertado respecto a la del códice del cartulario que lo acogió, precisamente porque su consideración depende de una específica manera de consultar el cartulario y, además, antes de ser fragmento, cada documento constituye una unidad diplomática separada. Morelle también señala que, sobre todo a partir de los siglos centrales de la Edad Media, los cartularios son a menudo equipados con índices y otras herramientas que permiten la rápida localización de las unidades diplomáticas individuales y que, por tanto, ya en la Edad Media, el códice podría ser utilizado para identificar un documento específico en lugar de ser leído o consultado en su totalidad. Escribe Morelle: L’autorité du cartulaire doit être envisagée en jouant sur deux “focales”, la pièce ou le petit dossier qu’on lit, et le livre qu’on regarde et qu’on feuillette. Il n’est donc pas illégitime de vouloir “privilegier l’unité du fragment inséré par rapport a celle du codex qui l’accueilli” precisement parce qu’il n’est “fragment” que selon un certain mode de lecture et de consultation du cartulaire, et qu’il est d’abord “unité”29.

28. CHASTANG, P., “L’archeologie du texte medievale”, art. cit., p. 251. 29. MORELLE, L., “Comment inspirer confiance? Quelques remarques sur l’autorité des cartulaires”, en ESCALONA, J. y SIRANTOINE, H. (eds.), Chartes et cartulaires comme instruments de pouvoir, op. cit., pp. 153-163, especialmente p. 160.

70

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

Si por una parte esta afirmación puede ser útil para justificar la reorganización cronológica de las unidades documentales que ha caracterizado a la mayoría de las colecciones diplomáticas publicadas hasta hoy, los argumentos de los que prefieren respetar el orden del cartulario son demasiado fuertes como para ser ignorados. Frente a esta doble necesidad la solución más ventajosa se puede encontrar en la edición digital. En este contexto cabe presentar un proyecto que hemos desarrollado en la Universidad del País Vasco y que puede ser útil para demostrar las ventajas de las ediciones digitales, analizar sus eventuales problemas y valorar si pueden representar el futuro de las ediciones de fuentes documentales. Gracias a este proyecto de investigación, financiado por distintas instituciones, ha sido posible desarrollar la edición digital del Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla, un cartulario que ya ha sido nombrando varias veces30. Se trata de un proyecto pionero en España, ya que por primera vez presenta la edición de un cartulario completo permitiendo el acceso inmediato al manuscrito y a su transcripción, además de ofrecer muchas posibilidades de búsqueda y manejo de la información contenida en el mismo cartulario. Al abrir la página web de la edición, , nos encontramos directamente con los primeros folios del Becerro. Si deseamos continuar hojeando los folios siguientes debemos pinchar en la flecha situada en el lado derecho del manuscrito. Para acceder al listado de los documentos contenidos en el cartulario hay que visitar la sección denominada “Edición crítica” en la parte inferior de la pági-

30. El proyecto ha contado con financiación de la Universidad del País Vasco, el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco (IT536-10), la Consejería de Educación, Cultura y Turismo del Gobierno de La Rioja, y el Ministerio de Economía y Competitividad a través del Plan Nacional I+d+i (HAR201016368). La edición digital del Becerro Galicano es el resultado de la colaboración de un equipo de la Universidad del País Vasco (dirigido por Francesca Tinti y Juan José Larrea Conde) con investigadores del Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (CILENGUA), dentro del Convenio Marco de Colaboración que une a ambas instituciones. A este proyecto se unió también el Digital Humanities Department del King’s College de Londres, a través de la incorporación de Paul Spence, así como Euskaltzaindia-Real Academia de la Lengua Vasca, que ha aportado su asesoría en lo relativo a los términos vascos presentes en el cartulario. La edición, que se basa en la susodicha nueva transcripción de Fernando García Andreva, está a disposición de todos gratuitamente en . El desarrollo de la base de datos, la lematización de todas las palabras contenidas en el cartulario y la creación de los índices son el fruto del trabajo de David Peterson, mientras que el desarrollo técnico y el soporte informático son obra de Josu Landa Ijurko (Dijitalidadea S.L.).

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

71

Página web de la Edición Digital del Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

72

na, que nos permite abrir un elenco donde todos los contenidos del Becerro se encuentran ordenados según el orden del manuscrito. Los mismos documentos se pueden también ordenar cronológicamente, tanto de acuerdo a las fechas que aparecen en el códice como a las fechas críticas que hemos atribuido a los aproximadamente doscientos textos que presentan problemas de datación fidedigna. Cuando elegimos un documento específico podemos ver su transcripción, la organización del texto respetando la mise en page del manuscrito, e incluso todos los folios que el mismo texto ocupa en el cartulario. Además, también disponemos de un mapa que se abre pinchando en “cartografía” y que nos permite encontrar todos los topónimos mencionados en el documento. La sección llamada “Búsquedas e índices” permite buscar entre todas las palabras contenidas en el manuscrito. Entre los numerosos ejemplos que se podrían señalar, me parece apropiado, teniendo en cuenta el lugar donde se organizan estas Semanas de Estudios Medievales, buscar la palabra latina “vinea”, es decir viña o viñedo. La base de datos que caracteriza nuestra edición digital nos permite realizar tanto una búsqueda por lemas como una por palabras; esto es, se puede buscar el lema originario en latín, “vinea” en este caso, o bien la palabra declinada (“vineas”, “vineam”, etc.). También es altamente útil que la base de datos nos va sugiriendo posibles palabras que contienen la cadena de letras que estamos tecleando. Gracias a la labor de lematización desarrollada, tras haber tecleado “vinea” y haber advertido que el manuscrito contiene 1700 ocurrencias de este lema, pinchando en “buscar” nos encontramos con todos los documentos en los que se habla de viñedos. Una vez más estos se pueden ordenar por fecha crítica, es decir por las fechas que nosotros hemos asignado a los documentos, o por la fecha que el códice asigna a los documentos, o, incluso, según el listado secuencial del manuscrito. Otro tipo de búsqueda que puede resultar interesante es la que se refiere a los topónimos. Podemos tomar el ejemplo de “Nájera”. En este caso, también tenemos la opción de buscar el lema, es decir, el topónimo como lo conocemos (“Nájera”), o una de las versiones declinadas en latín contenidas en el cartulario. Buscando directamente el topónimo moderno encontramos todos los casos en los que este lugar aparece en el manuscrito (335).

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

73

Los primeros documentos contenidos en el Becerro ordenados según el orden del manuscrito.

74

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

Ejemplo de cartografía relativa a un documento del año 1050 contenido en los folios 3-3v del Becerro.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

75

La sección “Búsquedas e índices” de la Edición Digital del Becerro Galicano.

76

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

Las posibilidades de edición, búsqueda e investigación paleográfica, filológica e histórica que se pueden desarrollar con este tipo de herramientas son, evidentemente, muy numerosas. Está claro que las ediciones digitales nos permiten superar las limitaciones del papel, incluida la necesidad de tener que elegir entre un orden cronológico y otro que respete la ordenación de los folios en el manuscrito. Obviamente, las ediciones digitales no tienen solo sentido para los cartularios. Como señalamos al principio, con las ediciones de tipo literario o filológico este camino se emprendió ya hace varias décadas, aunque también las fuentes archivísticas se están empezando a editar electrónicamente. En España, un fuerte impulso a la digitalización de este tipo de fuentes se ha dado con la publicación del portal de archivos españoles, conocido como PARES, que permite el acceso a muchas imágenes de documentos y manuscritos sin tener que desplazarse a los archivos o las bibliotecas donde éstos se conservan31. Ciertamente, la calidad de las imágenes en el portal puede variar notablemente y en cualquier caso, no se trata de ediciones digitales, sino de pura digitalización; esto es, de la publicación de imágenes de manuscritos y pergaminos sueltos. Uno de los primeros proyectos que abordó las posibilidades de las aplicaciones informáticas en las fuentes documentales en España fue el denominado CRELOC, dirigido por Cristina Jular, que ya en el año 2004 empezó a plantear importantes cuestiones de tecnología documental32. En particular, algunos miembros de este equipo de investigación se han centrado en la necesidad de facilitar una representación fiel de las características físicas de los pergaminos de manera que el investigador pueda averiguar a través de la imagen digital aspectos destacados como los tipos de tintas utilizadas, los soportes, su preparación, la forma exacta de las letras, los daños ocurridos con el tiempo y hasta los aspectos plásticos como, por ejemplo, el contraste o la textura de la superficie del documento33. Más recientemente, hay que destacar la formación de la red CHARTA: CORPUS HISPÁNICO Y AMERICANO EN LA RED: TEXTOS ANTIGUOS. Se trata de un

31. [consultada 10 octubre 2014]. 32. [consultada 10 octubre 2014]. 33. ROBLEDANO ARILLO, R. y MORENO PELAYO, V., “Calidad en la digitalización de patrimonio histórico documental”, Noticias EEHAR (Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma) 4 (2009), pp. 10-11.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

77

proyecto destinado a la publicación en red de un corpus de textos y documentos que van de los siglos XII al XIX y proceden tanto de España como de Hispanoamérica. Aunque los componentes de la red sean sobre todo filólogos, los textos elegidos para sus ediciones son de gran interés para los historiadores porque incluyen textos legislativos, cartas de compraventa y contratos, cartas privadas, testamentos, etc. En el documento en el que se enuncian los “criterios de edición” acordados por los miembros de la red hay un aspecto fundamental que se llama “edición múltiple”, que consiste en una forma triple de edición de los documentos archivísticos: a) facsímil, b) transcripción paleográfica y c) presentación crítica. En esta declaración de intenciones los miembros de la red CHARTA aclaran que “este triple acceso tiene particular aplicación en la edición digital”34. Ahora bien, dado el valor científico de estas iniciativas y las grandes posibilidades que ofrecen a los paleógrafos, filólogos, historiadores y a todos los interesados tanto en los textos como en su materialidad y visualización, me parecería indiscutible poder anunciar que las ediciones digitales son el futuro; incluso, aunque los historiadores, paleógrafos y filólogos de la Península Ibérica hayan tenido que superar ese retraso ancestral del que hablan Escalona y Sirantoine. Pero es posible que la previsión para el futuro no pueda ser tan optimista y hay varias razones en favor de esta cautela. En primer lugar, hay factores psicológicos relacionados con los debates sobre la posibilidad de que los periódicos o los libros electrónicos puedan sustituir a sus predecesores en papel. Entre los historiadores, son todavía muchos los que legítimamente prefieren leer y estudiar sobre papel que mirando a un monitor. Pero los problemas van mucho más allá de estos factores psicológicos relacionados con costumbres, edades y otros aspectos personales. Las preocupaciones sobre el soporte digital se refieren al mantenimiento de las páginas web y también al hecho de que las tecnologías utilizadas hoy pueden quedarse obsoletas en muy poco tiempo. El ejemplo más obvio y actual es el del CD-rom. Son muchos los

34. [consultado 10 octubre 2014]. Fuera de España, la iniciativa más interesante que hay que señalar en el campo de la diplomática digital es la serie de congresos internacionales de Digital Diplomatics que se han organizados en 2004, 2007, 2011 y 2013 en distintas universidades europeas. El programa del congreso de 2013 se encuentra en [consultado 10 octubre 2014]. Puede ser interesante reseñar que hasta la fecha la presencia de ponentes procedentes de España ha sido casi nula.

78

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

proyectos, en algunos de los cuales yo también he participado, que hace muy pocos años decidieron publicar sus resultados en CD-rom. Sin embargo, actualmente nos encontramos con que esos CD no se pueden insertar en muchos de los ordenadores portátiles. Si se publica en Internet, es necesario elegir un servidor donde guardar el material, y normalmente estos pertenecen a universidades u otras instituciones que, supuestamente, seguirán existiendo en muchos años. Con todo, la sensación de incertidumbre que puede generar esta situación, dada la rapidez con la que todo cambia en el mundo digital, es mucho mayor que si se compara con la publicación tradicional en papel. La situación se complica cuando se empiezan a considerar también cuestiones relacionadas con los detalles más técnicos del software que se elige para publicar imágenes de manuscritos y pergaminos sueltos o para generar bases de datos. Pero hay mucho más. Preparar la edición digital de un cartulario, de un fondo archivístico o de un texto literario requiere una gran cantidad y variedad de conocimientos y habilidades. Consecuentemente, esos proyectos solo se pueden desarrollar en equipos con grandes sinergias. Los estudiosos de las humanidades no estamos muy acostumbrados a ese estilo de trabajo, ya que tenemos una extensa tradición de trabajo individual, y los equipos que formamos para pedir financiación a veces son ficticios, dado que muy a menudo el trabajo sigue siendo individual, y, en muchos casos, es justo y normal que así sea. En el caso de las ediciones digitales el trabajo en equipo es verdaderamente necesario sobre todo para que se pueda desarrollar la parte informática del proyecto. De hecho, hasta ahora los proyectos de Humanidades Digitales que han tenido más éxito son los que se han realizado en universidades donde hay departamentos exclusivamente dedicados a esta nueva disciplina. Ejemplos importantes incluyen el King’s College de Londres o la Universidad de Virginia, cuyo Institute for Advanced Technology in the Humanities fue fundado en 1992. Estos son ejemplos de larga tradición, pero en muchas otras universidades, tanto en Europa como en Estados Unidos, se han fundado o se están fundando centros y departamentos del mismo tipo. En este campo nuestro retraso es también considerable, quizá no ancestral, porque las Humanidades Digitales no son tan antiguas, pero se trata de un retraso que, en mi opinión, no se va a poder superar muy rápidamente. Actualmente, cuando los historiadores o filólogos que se plantean una edición digital no disponen de un departamento en sus universidades que pueda asistirles en los as-

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

79

pectos informáticos del proyecto, tienen normalmente solo dos vías de desarrollo: la del auto-aprendizaje, muy larga, lenta y a menudo penosa, sobre todo si se emprende el camino de la informática ya en edad madura35, o la de la subcontratación. Esta última elección implica que los costes de un proyecto pueden resultar bastante elevados, sobre todo si se tienen en cuenta las modestas cantidades que se suelen obtener con las fuentes de financiación más clásicas del sistema de investigación español, es decir los proyectos del Plan Estatal de investigación. Esta es la razón por la cual el proyecto de la edición digital del Becerro Galicano solo se pudo desarrollar añadiendo a la ayuda del Ministerio otras fuentes de financiación procedentes de la Universidad del País Vasco, la fundación CILENGUA y el Gobierno Vasco. Todo esto, como es sabido, más allá de la investigación en sí misma, implica un trabajo considerable de gestión y preparación de informes, tanto antes como durante y después de la ejecución de cada una de las ayudas logradas. Aun cuando un investigador tenga fuerza y determinación para enfrentarse a esta notable cantidad de papeleo y trámites administrativos, pueden surgir obstáculos más profundos relacionados con el sistema de evaluación tanto de los investigadores como de los proyectos propuestos o de los resultados logrados. Algunos de estos obstáculos son comunes tanto en España como fuera, aunque en algunos países se están tomando medidas para resolver este tipo de problemas. Me refiero a las dificultades que se pueden encontrar en la evaluación de los proyectos de edición digital y, más generalmente, en la realización de los trabajos de equipo, a los cuales los historiadores no estamos muy acostumbrados. En los borradores de curriculum vitae normalizados que deben ser utilizados para solicitar financiación para un proyecto o, incluso, en los diversos procesos de evaluación a los que cada investigador tiene que someterse con creciente frecuencia, es muy difícil encontrar un apartado donde insertar publicaciones de este tipo, que no se pueden describir de forma tradicional. Además, respecto al trabajo de equipo, se requeriría de una mayor extensión del espacio destinado a la descripción de las tareas responsabilidad de cada miembro del equipo. Hemos comprobado, igualmente, que cuando se tiene que citar un documento cuya edición está disponible tanto en papel como en una página web como la nuestra, algunos investigado-

35. ROBINSON, P., “Current issues in making digital editions of medieval texts”, Digital Medievalist. The Journal of the Digital Medievalist Community 1 (2005) [consultado 10 octubre 2014].

80

Nuevos temas, nuevas perspectivas en Historia Medieval. Logroño, 2015, pp. 59-81, ISBN 978-84-9960-082-6

res prefieren citar en sus publicaciones la edición en papel, ya sea porque es más común o porque Internet puede generar inseguridad sobre la permanencia, el mantenimiento e, incluso, la calidad de una página web. Lo que en otros países se está proponiendo es añadir un proceso de peer-review a estas publicaciones, gracias a la colaboración con varias editoriales que pueden garantizar la calidad del producto. No obstante, este planteamiento choca con el proceso paralelo de promoción del open access, lo cual significaría que a los gastos de producción de una edición digital habría que añadir ese notable coste para que una editorial pudiera estar interesada en publicar una edición de este tipo. Lo que se podría plantear a nivel estatal es la creación de un nuevo área de investigación a los tradicionalmente financiados por el Ministerio, debido a que actualmente nuestros proyectos de ediciones digitales son evaluados dentro del área de Historia y Arte. Lo conveniente sería reconocer las humanidades digitales como una nueva disciplina y poder así desarrollar una nueva sensibilidad hacia las características específicas de este tipo de proyectos de investigación, empleando evaluadores que comprendan el valor añadido de estos trabajos. En definitiva, no puedo asegurar que las ediciones digitales serán el futuro para las fuentes diplomáticas. Sería deseable que así fuera porque, tanto desde el punto de vista científico como desde su valor como herramientas de estudio, su contribución nos permitiría obtener mucho más de lo que podemos lograr con las ediciones tradicionales. Con todo, todavía queda mucho trabajo por delante para que su valor sea verdaderamente apreciado y reconocido.

Francesca Tinti - Fuentes escritas: transcripción, digitalización, historia social de la escritura

81

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.