Fronteras cervantinas: Zoraida en el exilio

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Fronteras cervantinas: Zoraida en el exilio STEVEN HUTCHINSON

"Ni mi abuelo ni mi padre ni yo podemos hacer la misma lectura del Quijote." RICARDO GULLóN

sólo un momento, el negativo de una imagen mil veces representada: la de Zoraida y el cautivo llegando a la venta. Imaginemos, pues, una inv:ersión simétrica entre el mundo cristiano y el de Berbería que se da en la historia del cautivo. Intercambiemos entonces lengua, religión, etnicidad y geografía. Así, un genial novelista argelino musulmán, antes cautivo en España, a través de un ficticio autor cristiano que escribe en . espa.ñol y cuyo texto es traducido al árabe, inserta en su narración el relato de un cautivo argelino que vuelve a su tierra acompañado de una exótica novia española del más alto rango de la sociedad que lo ha dejado todo--su cariñoso padre, sus creencias cristianas, su casa, su tierra, su lengua, su elevada posición social, etc.-para casarse con este ex-cautivo de la edad de su padre, al que conoció de vista, y realizar como inmigrante renegada su sueño de adoptar la verdadera religión islámica de la que ella no sabe casi nada. Y todo esto porque una esclava musulmana le enseñó de niña a adorar a Lalla Maryam, figura clave del islam. Algunos aspectos de esta situación hipotética son fáciles de imaginar debido a prácticas similares por ambos lados del mundo Mediterráneo, y otros resultan ser imposibles. Pero más allá de lo imaginable o no imaginable, lo que quiero señalar con esta perspectiva invertida es precisamente lo absurdo de semejante relato, y que la historia intercalada en Don Q;¡.ijote 1, capítulos 37-

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MAGINEMOS, SI BIEN POR

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42, es igual de absurda a pesar de todo su ropaje histórico y sus

antecedentes literarios-lo cual, desde luego, no supone ninguna objeción contra este fascinante episodio sino simplemente un punto de partida para inquirir en su extraña lógica en lo que se refiere a Zoraida misma. El presente ensayo retoma un tema desarrollado en un reciente· artículo mío', donde resumo así la transformación novelesca de la hija histórica de Agi Morato, a la que llamo Z por los personajes ficticios que inspiró, Zahara en Los baños de Argel y Zoraida en el Quijote: ¿Qué hace Cervantes con ella? Le quita a sus dos poderosos maridos, el rey ~bd al-Malik y el beylerbey Hasan Veneciano, le quita a su hijo Isma'¡l-nótese el nombre-heredero potencial del trono de Marruecos, le devuelve su virginidad y la rejuvenece unos I5 años (la Zoraida de I589 correspondería a la Z de 1574), la convierte en una muchacha al parecer ignorante de las intrigas en que necesariamente estaría ·involucrada la histórica Z, la cristianiza en clave mariana, hace que se enamore de un cautivo cristiano con bastantes años y pocos atractivos, introduce una barrera infranqueable entre ella y su padre, hace que en vez de espías, religiosos, políticos o militares sea ella la redentora del cautivo y sus compañeros, la empobrece ahogando en el Mediterráneo su inmensa riqueza de dinero y joyas, la convierte en morisca de Jacto en un momento en que la expulsión parece inminente, le arranca casi todá su capacidad de hablar inteligiblemente, la transforma en extranjera totalmente dependiente de su novio, le infunde vergüenza y rechazo hacia su propio nombre y por último la presenta en la venta con todos los signos de lo exótico escritos en su cuerpo mudo. Mucha mutación. Más fácil sería enumerar lo que no cambia entre Z y Zoraida:· su bello físico, su origen argelino, su exotismo desde la mirada española, el nombre de su padre, y poco más. (654-55) Cuestiono además varias de las afirmaciones sin evidencia



"Escribir el Mediterráneo: Cervantes entre dos riberas" (100 9).

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convincente del arabista Jaime Oliver Asín que han pasado por verdades en la crítica cervantina durante los últimos 60 años, tales . como la inclinación cristiana de Agi Morato y su hija. la supuesta ascendencia cristiana de esta hija (no sabemos nada del abuelo materno, y sería muy difícil que su madre fuera cristiana), y la supuesta existencia entre los cautivos de Argel de un "cuento de amor" entre Z y un cautivo (de acuerdo con una frase del personaje don Lope al final dé Los baños de Arge!». Parece que ningún motivo ni combinación de motivos puede explicar adecuadamente el comportamiento de este personaje que tantos enigmas ha planteado para la crítica. Como algunas veces se ha dicho, la crítica suele dividirse entre los que creen que en el fondo el episodio del cautivo y Zoraida nos ofrece una historia de amor, y los que le atribuyen a Zoraida una motivación religiosa, con bastantes discrepancias de énfasis y orientación dentro de cada una de estas vertientes. También han aparecido hipótesis alegando un deseo por parte de Zoraida de liberarse del dominio paterno o del encierro de su casa, argumentos difícilmente sostenibles teniendo en cuenta el amor y trato tan entrañable de su padre que le deja mucha autonomía y agencia. Aunque sin duda se pueden señalar momentos y elementos amorosos, no bastan éstos ni mucho menos para explicar lo que pasa en este relato: me parece innecesario repasar, una vez más, todos los pasajes textuales que demuestran lo endeble que es en esta historia el amor entre Ruy Pérez y Zoraida, de cualquier índole que sea, incluso un amor basado en principios de matrimonio cristiano. Por otro lado, son numerosos los pasajes en los que Zoraida menciona o invoca a la Virgen María, y aun se identifica con ella. Las ilustraciones de Zoraida en ediciones del XIX, cuando no la representan de modo plenamente orientalista, a menudo retratan a Zoraida como si fuera la Virgen. Por lo menos desde que Georges Cirot publicó en 1936 una nota vinculando la historia del cautivo con la leyenda del siglo XII relativa a Notre Dame de Liesse, muchos 1 "No de la imaginación I este trato se sacó, I que la verdad lo fraguó I bien lejos dela ficción. I Dura en Argel este cuento I de amor y dulce memoria. I y es bien que verdad y historia I alegre al entendimiento. I Y aun hoy se hallarán en éll la ventana y el jardín" (III. vv. 1061-70).

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críticos han asoCiado a Zoraida con el culto mariano del catolicismo y específicamente con la Virgen como libertadora de cautivos y guía de marineros. Pero cuando se miran las referencias a la Virgen una por una en este episodio. se ve que Zoraida no s610 tiene una actitud extremadamente infantil hacia la Virgen sino que ésta a veces ha de ,desempeñar papeles inusuales como castigar a Ruy Pérez si no se" casa con ella o explicarle al padre Agi Morato-preguntándoselo éste-por qúé Zoraida se ha hecho cristiana. Marina Brownlee ha \ señalado varias de estas peculiaridades así como lo poquísimo que sabe Zoraida de la Virgen María y del cristianismo en general, y hasta especula que la Virgen imaginada por la velada Zoraida puede corresponder más a la Maryam del Corán que a la Virgen María de los evangelios. Recordemos que se dedica una sura del Corán a Maryam. y que se habla más de ella en el Corán que de la Virgen María en la Biblia: el hecho es que estas dos religiones abrahámicas coinciden en gran parte en el excelso papel asignado a la Virgen, madre de 'lsá/Jesús. Como es sabido, incluso los libros de plomo del Sacro monte-al parecer parodiados por Cervantes en Don Quijote 1, 52, donde se menciona el descubrimiento de una caja de plomo con noticias y epitafios de todos los personajes principales de la novelaaprovechan la coincidencia de la Virgen María en ambas religiones (Harvey 273-74, 281). Además de hablar constantemente de Lela Marién, "Lela Zoraidi' también se refiere a Alá, el Dios común de las dos religiones, a pesar de que el cautivo en su carta a ella intenta distinguir al "verdadero Alá". Si la Virgen y Dios pertenecen igúalmente a las dos religiones, como sabía de sobra el ex-cautivo Cervantes, y para Zoraida la religión sólo consiste en Lela Marién y Alá. ¿por qué reniega? Los musulmanes eran a su manera tan " marianos e incluso más monoteístas que los católicos. Como Zoraida no alude en ningún momento a las irreconciliables diferencias entre las dos religiones, tales como -la doctrina de la Trinidad, la divinidad de Jesús, etc., carece de motivos para renunciar al islam: lo que busca y profesa en el cristianismo (un cristianismo sin Cristo, al parecer) ya está en el islam. Todo esto problematiza la cuestión de la conversión de Zoraida y pone en tela de juicio los argumentos de tantos comentaristas modernos que exaltan entusiasmadamente la

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ISI

determinación cristiana de Zoraida. El nombre Zoraida ha ocasionado lecturas que tampoco parecen tener ningún fundamento, todo a base del supuesto étimo Iurayyii, "Pléyades", sugerido por Leopoldo Eguílaz en 1899 y Paul Ravaisse en 19°7-14, y reafirmado por Jaime Oliver Asín en 19474 8. Alberto Montaner Frutos comenta que esta hipótesis "sigue teniendo en su contra la relativa rareza del nombre y el problema de la-d-epentética. Pese a ello, ha sido comúnmente ateptada por los cervantistas, hasta el punto de haber servido de base a algunas interpretaciones alegóricas". Con buen criterio, Montaner pone en entredicho todas las alegadas asociaciones entre Zoraida y las Pléyades o estrellas (v.g., Stella Maris, sobrenombre tradicional de la Virgen): aquí no hay Pléyades-constelación que en cualquier caso no guía a los viajeros-, y la "estrelli' que menciona dos veces el cautivo no se refiere a Zoraida como tal sino a la caña ("todo nuestro entretenimiento desde allí adelante era mirar y tener por norte a la ventana donde nos había aparecido la estrella de la caña", "pero ya .'. venía puesto en la caña, al cual até el papel, y de allí a poco tornó a parecer nuestra estrella" [1,4°,465 y 469]) (258-59). Desde luego. no hay nada que impida que el norte y la estrella-ventana y caña-se asocien por metonimia a Zoraida misma, quien al fin y al cabo es la que proporciona los medios para la liberación del cautivo y sus compañeros y los acompaña en el viaje. pero se trata aquí de un lenguaje muy trillado, por una parte, y por otra el nombre Zoraida a todas luces no corrobora esta noción. No intentaré resumir los intrincados argumentos de Montaner con respecto al nombre Zoraida sino simplemente recoger algunos datos e hipótesis que nos ofrece: el que Cervantes no traduzca el nombre hace que no puede suponerse que el público coetáneo fuera capaz de interpretarlo sin ayuda del narrador, ni se percibe en" éste que establezca ninguna compliCidad sobre este punto con el narratario. [ ... ] El verdadero obstáculo a este respecto [Le. que Zoraida derive de Iurayyii] es la presencia de esa-d-supuestamente epentética. que desfigura notablemente el nombre, cuya única

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forma romanceada conocida es
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