Fray Benjamín Rencoret: un caso de coleccionismo de objetos precolombinos en Chile en el siglo XIX

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Fray Benjamín Rencoret: Un caso de coleccionismo de objetos precolombinos en Chile en el Siglo XIX

R.P. Benjamín Rencoret Flores Foto-medallón tomada en estudio Del Tufo, Foro Trajano 56, Roma Fuente: Fondo Manuscritos, Sala Medina, BNdC

Ensayo por Cristian Oschilewski Lucares Licenciado en Comunicación Social y Periodista de la Universidad de Chile Magíster (c) en Historia del Arte de la Universidad Adolfo Ibáñez

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1. Introducción

La formación de colecciones de objetos de arte en los siglos XVIII y XIX tuvo en América Latina diferentes expresiones, tanto en términos de los componentes reunidos como sobre quienes conformaron dichas compilaciones tanto en Chile, como en otros países de la región. En este sentido, y siguiendo una hipótesis de trabajo levantada por la profesora de historia del arte de la Universidad de Florida, Maya Stansfield-Mazzi, en su trabajo sobre el coleccionismo colonial privado en los Andes, se constata en este sistema la presencia de mercaderes, artistas, mujeres, elites indígenas locales y sacerdotes.1 Por tal razón y analizando de manera preliminar el origen y la existencia de algunas colecciones conformadas en el siglo XIX, resulta de interés trasladar la hipótesis anteriormente señalada a nuestro país y analizar bajo esta premisa una figura poco estudiada en nuestra literatura como lo es la del sacerdote chileno de la Orden de los Mercedarios, Fray Benjamín Rencoret Flores. Se trata del fundador en 1873 del actual Museo de La Merced, quien cobró notoriedad pública con el envío de un catálogo que acompañó el conjunto de piezas arqueológicas del Ecuador a la Exposición Internacional de Chile de 1875 y la consecuente donación efectuada al Museo Nacional de Santiago (padre los futuros Museo Nacional de Historia Natural e Histórico Nacional).

Pero ¿Quién fue este sacerdote coleccionista? ¿En qué circunstancias nacen dichas colecciones y la del Museo de La Merced, por ejemplo? ¿Cómo surge el interés por piezas precolombinas-etnográficas en el naciente coleccionismo de América Latina? El objetivo principal de este trabajo de investigación es tratar de encontrar algunas respuestas a dichas interrogantes y efectuar un acercamiento mediante el análisis de contenido de la escasa documentación encontrada sobre el religioso Benjamín Rencoret, a fin de trazar un perfil sobre aspectos vinculados a su trabajo y su visión en esta materia. Finalmente, este ensayo se propone contribuir al conocimiento de esta figura como uno de los primeros casos de coleccionismo privado de piezas etnográficas y precolombinas en Chile en la segunda mitad del siglo XIX.

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Maya Stansfield-Mazzi (2009): The Possessor’s Agency: Private Art Collecting in the Colonial Andes, Colonial Latin American Review, 18:3, 339-364.

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2. Fray Benjamín Rencoret

Fray Benjamín Rencoret Flores fue un sacerdote de la Orden de la Merced quien junto a su obra misionera en el país y en el extranjero, desarrolló una interesante labor como teólogo, etnólogo, filólogo e historiador.2 Nacido en 1824 en la localidad de Valdivia de Paine – actual comuna de Paine – en Santiago de Chile, vistió los hábitos de los mercedarios en 1840 iniciando sus estudios religiosos. Cinco años más tarde se ordenó como sacerdote y pasó a enseñar religión en el Instituto Nacional y filosofía/teología en el Convento de la Merced. En 1847 formó un noviciado y en 1856 asumió la dirección del Convento de San Miguel de Santiago. Ese mismo año, defiendió una memoria sobre “la Educación Moral y Religiosa” ante la Facultad de Teología para obtener un Grado de Licenciado y en 1857 participó de la colocación de la primera piedra del Templo de San Miguel. En 1860, bajo su dirección se modifica el Convento de la Merced, ubicado a un costado de la Basílica en el centro de Santiago y al año siguiente es nombrado Gobernador Provincial Mercedario de Chile.

Su erudición lo llevó a graduarse de Doctor y se incorporó como miembro de la Facultad de Teología de la Universidad de Chile en 1868, con una tesis titulada “Pío IX, Defensor de la Libertad”. Luego, en 1869 es nombrado Visitador Apostólico en el Ecuador donde iniciaría un fecundo trabajo educativo junto a la infancia de ese país – alabado por las autoridades locales de la época – pero donde surge en él un interés por piezas etnográficas y precolombinas. Escribió allí las obras “Crónicas religiosas de la provincia mercedaria ecuatoriana”; “Instrucción religiosa que debería darse en las escuelas primarias” en 1870 y “Panegírico histórico de la Virgen de la Merced” en 1871 en Quito. Su experiencia ecuatoriana fue alternada con viajes también al Perú y, presumiblemente, al Alto Perú (actual Bolivia). Al parecer, y de lo que se puede desprender de algunas referencias, dicho período resultó fundamental en el acercamiento del padre Rencoret al mundo 2

Tras revisar diversas fuentes, y principalmente el trabajo del mercedario Fray Bernardino Toledo, se propone en este ensayo una biografía tentativa de Fray Benjamín Rencoret Flores. Ver: Fr. Bernardino Toledo (1920): Estudios Históricos, Provincia Mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán 1594-1918, Tomo II. Córdoba, Argentina. También se acudió al trabajo sobre las colecciones y museos mercedarios argentinos del investigador trasandino Alfredo Furlani. Ver: Alfredo Furlani (2013): Los Museos en la Restauración de la Orden. Los de la Provincia Mercedaria Argentina; y finalmente al Diccionario Biográfico de Chile de 1901 de Pedro Pablo Figueroa.

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precolombino. Efectivamente al año siguiente, en 1873, Rencoret funda el Museo de la Merced como un gabinete de antigüedades, publicando seguidamente un impreso titulado “Carta de Arqueología y Filología Americana”.3

Su residencia en Ecuador también resultó determinante para que en 1875 elaborara en Quito un documento que acompañó una muestra de objetos precolombinos y etnográficos de ese país enviada a la Exposición Internacional de Santiago (realizada en la Quinta Normal), titulado “Apuntes que deben acompañar a la Colección Arqueológica Americana”. Este verdadero catálogo de la exposición, uno de los pocos textos disponibles elaborado por Rencoret, será analizado con detalle más adelante. Ya en 1877, viaja a Roma donde es nombrado Procurador General de la Orden hasta 1881. Hay referencias de que en 1880, dona al Museo Nacional de Santiago una cantidad de objetos etnográficos de Chile y Ecuador. Con respecto a la colección ecuatoriana, dice la Revista de la Sociedad Arqueológica de Santiago en 1880: “Las antigüedades ecuatorianas que posee el Museo Nacional, forman una colección bastante numerosa i mui valiosa, i débense en su mayor parte al reverendo padre frai Benjamin Rencoret, quien las recojió en el interior del Ecuador, para obsequiarlas jenerosamente a nuestro museo”.4

Un capítulo destacado constituye la llegada en 1881 de Fray Rencoret a la Argentina, donde confecciona allí el primer catálogo del archivo de la Merced de Córdoba – futuro Museo del Convento de La Merced de esa ciudad – formando “un índice para su más fácil manejo, tarea larga y engorrosa. Existe mucha papelería suelta de él sobre todo género de curiosidades”.5 Al respecto, en la obra del también mercedario argentino Bernardino Toledo, escrita en 1920, éste no escatima elogios al trabajo de Rencoret. Ejemplo concreto de ello es el siguiente comentario que ilustra el interés de Rencoret por el registro de objetos y su inclinación natural por coleccionar: “Con respecto a la Argentina y en relación a nuestra Provincia Mercedaria, mucho debemos al M.R.P. Rencoret a título de sus 3

En entrevista realizada el pasado 1 de julio de 2015 al actual curador del Museo de La Merced, el historiador chileno Rolando Báez, éste confirmó dicho aspecto vinculado al nacimiento de este museo como un gabinete de antigüedades, como se le denominaba conforme la costumbre de la época. 4 Revista de la Sociedad Arqueológica de Santiago. Tomo I, 1880. Pág. 6. 5 Fr. Bernardino Toledo (1920): Estudios Históricos, Provincia Mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán 1594-1918, Tomo II. Córdoba, Argentina. Pág. 327.

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impagables e imperecederos manuscritos, que si bien es cierto que pasaron a la patria del autor, con el tiempo tornaron a la nuestra como a centro inevitable al cual importan más que a otro alguno”.

Otra mención interesante que efectúa Toledo sobre el espíritu coleccionista y la visión moderna de Rencoret es la siguiente: “En Córdoba se conserva una regular colección de minerales que él (Rencoret) colectó, la cual llegó a nuestro poder como en otro lugar dije, bastante desflorada. Por lo cual se ve que también simpatizaba con este ramo del progreso moderno”.6 Sobre este punto, se deduce el interés del fraile mercedario por otras áreas del conocimiento como la mineralogía. Una vez de regreso a Chile, es nombrado en 1886 nuevamente en Argentina como Visitador General de los Conventos de la Merced, residiendo por espacio de casi un año en localidades como Santa Fe y en Paraguay, este último país donde permanecerá otros seis meses. En 1887 su nombre es propuesto y aceptado por la Santa Sede para Obispo de Concepción y viaja a Buenos Aires. Luego, camino a Chile para asumir dicho Obispado, fallece víctima de una enfermedad en un convento de la ciudad de Mendoza, el 18 de noviembre de 1888. Sus restos mortales, luego de descansar por espacio de quince años, serían repatriados a Chile sólo en 1903 por los padres Neyra y Godoy.

3. Exposición Internacional de Santiago de 1875

De los documentos que han podido ser levantados y analizados en este trabajo, sin duda, el más revelador ha sido el disponible en Chile y redactado por el propio Rencoret, “Apuntes que deben acompañar a la Colección Arqueológica Americana”.7 Se trata de una publicación de 20 páginas, cuyo contenido arroja luces sobre su visión de una temprana antropología andina a través de una rica descripción de sitios arqueológicos del Ecuador y Perú, cuyos objetos traídos a la capital chilena el expectador debió conocer durante la Exposición Internacional de Santiago de 1875. De su lectura, se desprende que se trató de una pequeña colección de objetos arqueológicos precolombinos reunida por el propio

6 7

Ibíd. Pág. 327. Disponible en los catálogos DIBAM y en línea en www.memoriachilena.cl

5

Rencoret (lamentablemente se desconoce a la fecha su número debido a la ausencia de registros de la época), la cual formó parte de una muestra patrocinada por la delegación ecuatoriana, cuyo país participó activamente en este evento (Dr. R.A. Philippi menciona también al farmacéutico ecuatoriano Nicolás Fuentes como expositores en Correo de la Exposición8).

A

mayor

abundamiento,

estos

apuntes

que

acompañaron la mencionada colección constituyen un breve manual de antropología americana en el siglo XIX,

donde

Rencoret

describe

localidades

ecuatorianas de interés como Manabí, Callo, Cuenca y Chordeleg al mismo tiempo que opina sobre su necesario cuidado y estudio. Por ejemplo, inicia el documento de la siguiente manera: “En la América del Sur no hay talvez país mas á propósito que el Ecuador

para

los

estudios

de

Arqueología

Americana, pues se encuentran sembrados en casi toda

su

extensión,

monumentos

antiguos

que

convidan á su estudio”.9 Otro juicio suyo es “Que los arqueólogos

se

apresuren

á

estudiar

estos

monumentos, porque dentro de poco ya no existirán. Es mucha la indolencia con que se miran por acá esas reliquias de los tiempos primitivos, y se permite además que los huaqueros impunemente los destruyan por buscar tesoros”. 10 Cabe hacer presente que en la segunda mitad del siglo XIX, existía ya en Chile un interés por el estudio y formación de colecciones etnográficas americanas que fueron denominadas en su época como antigüedades cuya presencia puede ser comprobada en la existencia física de objetos en la sección arqueológica del entonces Museo Nacional de Santiago.

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Correo de la Exposición. Año I, Núm. I. Santiago de Chile, 16 de septiembre de 1875. Pág. 22. Benjamín Rencoret. Apuntes que deben acompañar a la colección arqueológica americana que el R.P. Visitador Apostólico Fr. Benjamín Rencoret manda a la Exposición Internacional de Chile en 1875. Quito. Imprenta Nacional. 1875. Pág. 3. 10 Ibíd. Pág. 4. 9

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También efectúa Rencoret análisis comparativos con respecto a las técnicas constructivas precolombinas y una crítica a la aproximación europeísta a dicha realidad, “Se equivoca César Cantú11 cuando asegura que los peruanos construían sus edificios reuniendo grandes montones de piedras colocadas unas sobre otras hasta una considerable altura, pero que no sabían igualarlas, limitándose á arreglar la piedra inferior para que la superior encajase bien; operación por cierto muy difícil y fastidiosa; se equivoca, decimos, porque las piedras eran tan bien labradas como las mejores de ahora y asentadas sobre una argamaza mejor que el cimiento romano”.12 Se desprende de este juicio una valoración positiva del patrimonio americano pre-hispánico evidente, elemento motivador por cierto del interés del fraile chileno por coleccionar objetos precolombinos.

Otro aspecto abordado por el religioso en este escrito dirigido al público de la exposición de 1875, fue el tema de las huacas. Mediante detalladas descripciones de hallazgos, características de los nichos fúnebres, ornamentaciones, significados y elementos materiales encontrados al interior de estas sacralidades fundamentales incaicas, Rencoret dedica tres páginas a explicar sus constantes y variantes. También hay algunos juicios a todas luces racistas bajo nuestra mirada contemporánea y una crítica mirada cristiana propia de la época a la espitualidad indígena13, pero seguidamente el autor avanza hacia reflexiones bastante visionarias sobre la necesidad de crear academias en el continente para el estudio y conservación de este patrimonio. Sobre este último punto, el autor sostenía: “Urgente necesidad es que se funden en todas las secciones de América academias arqueológicas para analizar los monumentos que existen ántes que perezcan, y con ellos perezcan los mas preciosos recuerdos del pasado,

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Césare Cantú (1807-1895), escritor e historiador italiano, autor de una Historia Universal en 1838. Ibíd. Pág. 4. 13 A modo de ejemplo sostenía a propósito del hallazgo en las huacas de nobles y soldados súbditos del jefe: “Yo conjeturo que todo este cortejo se enterraba vivo, como se acostumbraba en el Perú y Méjico; aunque algunos autores suponen que los mataban ántes, pero nada de extraño tendría que esto sucediera en un pueblo bárbaro cuando en la India queman a la viuda viva con el cadáver de su marido, y esto en pleno siglo diez y nueve y á pesar de la civilización inglesa”. Y agregaba, “Probable es que esas víctimas desgraciadas hayan sido enterradas en un estado de completa embriaguez producido por la chicha que han usado desde tiempo inmemorial en las fiestas fúneberes. Se comprende ademas que no tendrían mucha dificultad para prestarse á semejante empresa, cuando esperaban ir en compañía de su jefe á gozar en regiones encantadas placeres imaginarios, porque la idea que de la otra vida tenian era muy grosera é imperfecta”. Ibíd. Pág. 7. 12

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como ya lo lloran respecto de muchos de la ciencia y la historia. (…) Vergüenza debería causar á la América del Sur su indolencia por su historia antigua, cuando la del Norte y la Central ya casi la completan. Mégico y Guatemala á pesar de la perpetua anarquía en que se encuentran sumergidos hacen excavaciones, decifran jeroglíficos, determinan la escritura de los pueblos antiguos, dándo así inmensos materiales á las sociedades científicas de Europa y á la historia del género humano. Es necesario apresurarse á estudiar el arte militar de los antiguos pobladores del Ecuador ántes que sus vestigios sean destruidos, ora intencionalmente por la mano del labrador, ora por la acción corroedora del tiempo”.14 Se desprende una crítica a la estructura institucional de la época en términos de las preocupaciones sobre el estudio y conservación de los objetos precolombinos, por ello resulta interesante analizar cómo Rencoret inserta este elemento tendiente a generar una discusión pública a partir de la generación de su propia colección donada al Museo Nacional de Santiago.

Finalmente, luego de efectuar un análisis de los primeros asentamientos humanos en Chile trazando paralelismos con otras culturas indígenas de la región andina, Rencoret realiza una serie de recomendaciones al país: “Chile que marcha á la vanguardia de las secciones Sudamericanas deberia dar un ejemplo de alto americanismo fundando una Academia Arqueológica Americana para estudiar las materias siguientes: 1. Arqueología, que abrace los monumentos antiguos del país comparados con los de América y del mundo antiguo en general; 2. Etnografía, que estudie las razas que han habitado en Chile en relación con los demas pueblos de América; 3. Etnología, que describa los conocimientos, costumbres, usos y modo de ser de los pueblos indígenas de Chile en sus relaciones con los demas pueblos de América y del mundo en general; 4.Etnogenia, que dilucide la gran cuestión de orígen de los primitivos habitadores de América; 5. Etnorítica, estudio arquelógico comparativo del arte militar de los indígenas de América; 6, Numismática, lapidaria y filología americanas.”15 Aquí vuelve a surgir la intencionalidad de Rencoret, en el sentido de tratarse de una propuesta pública orientada a que su colección motive el nacimiento de una Academia Arqueológica en el país.

14 15

Ibíd. Págs. 10-11. Ibíd. Págs. 14-15.

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4. Coleccionismo en la obra de Rencoret

Al trazar un perfil destinado a conocer aspectos de la vida y personalidad de este religioso en los capítulos anteriores, es importante establecer también el nexo de su contribución a la esfera del coleccionismo chileno en la segunda mitad del siglo XIX. En ello, resulta menester analizar las dos principales colecciones existentes en Chile que fueron creadas al público conteniendo donaciones efectuadas por este mercedario.

Fray Benjamín Rencoret formó parte de las personalidades nombradas en la época por la Comisión Directiva de la Exposición Internacional de Santiago de 1875. A su vez, señala el propio autor, “en las comisiones particulares que debían reunir los objetos que irian del Ecuador, y a mí me tocó la colección de objetos antiguos que los indígenas usaron antes de la conquista”.16 Otro dato revelador del documento analizado es su participación en la formación de esta colección precolombina, que en nuestros días se encontraría entre los inventarios existentes del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago. Esto se desprende al estudiar el siguiente pasaje de sus apuntes: “En medio de mi entusiasmo por todo lo que se relaciona con América y movido por el sagrado patriotismo, yo tendria el honor de regular mi pequeña colección arqueológica, que mando á la exposicion, al museo arqueológico que deberia tener la tan deseada academia; y despues me ofrezco, con el mayor gusto, á mandar mil objetos que á muy poca costa se pueden colectar en el Ecuador”.17 Con respecto a la donación efectuada al Museo Nacional, se encontraban los siguientes objetos arqueológicos: 1. Grupo Alfarería (5 objetos); 2. Grupo Cobre (Tupus, argollas, anclas, colgajos y 3 hachas); 3. Grupo Oro y Plata (1 ídolo de oro, adornos, 2 ídolos de hueso, una cabecita y una manita de negro, un cuernecito, una corona de plata, 2 rodelas y 1 Tupu/prendedor); 4. Grupo Piedras (1 hacha grande, 1 hacha pequeña, 3 adoratorios, 1 hachita, 1 poma de alabastro); 5. Un pedazo de tejido. 18 Ubicado en pleno centro de Santiago de Chile – en las esquinas de calles Merced y Enrique Mac-Iver – y en dependencias del antiguo claustro del Convento de la Orden Mercedaria, el 16

Ibíd. Pág. 15. Ibíd. Pág. 15. 18 Ibíd. Págs. 16-20. 17

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Museo de La Merced alberga una de las colecciones más importantes de arte barroco colonial sudamericano y piezas antropológicas precolombinas de la capital chilena (Ver fotografías Anexo 1). Creado en 1873 por Rencoret como un gabinete de antigüedades, este sacerdote habría reunido un pequeño conjunto inicial de objetos que terminarían por constituir el primer núcleo de este museo junto a objetos etnográficos oriundos de la isla de Páscua. En conversación con el curador de este museo, Rolando Báez, indicó que no existe una conexión clara con Rencoret debido, fundamentalmente, a la inexistencia de registros de la época. Sin embargo, expresó que tampoco podría descartarse que los pocos objetos etnográficos presentes en la colección hayan sido reunidos por Rencoret. A modo de ejemplo, cita el caso del conjunto de piezas pascuenses las cuales – conforme la tradición oral existente – habrían llegado al continente al interior de una caja remitida por religiosos católicos residentes en Rapa Nui a fines del siglo XIX y que habría sido retirada por el propio Rencoret en el puerto de Valparaíso.19

Otro elemento que dificulta la verificación de campo, es que la actual museografía del lugar – de gran calidad por cierto – carece de referencias sobre el orígen de las colecciones que allí se presentan al público, por lo que el vínculo ha sido estremadamente díficil de establecer. Salvo los pocos objetos precolombinos y etnográficos que pudieran estar conectados con la colección presentada en 1875 en la Quinta Normal, las demás piezas fueron donadas a posteriori a partir de colecciones privadas y de conventos tales como objetos de arte religioso de origen ecuatoriano y peruano (fanales, pinturas, tallas y esculturas en madera policromada, objetos litúrgicos, tapices, etc.).

En el caso del Museo de Historia Natural de Chile, la actual base de datos digital SURDOC-DIBAM arroja únicamente dos registros asociados a la donación de objetos precolombinos efectuada por Rencoret en 1875. Se trata de dos tabletas de madera, ambas procedentes del Valle del Río Loa, donadas por Rencoret y ubicadas en el depósito del Museo (Nº de registro 1-275 y 1-274):

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Entrevista al curador del Museo de La Merced, historiador Rolando Báez. En Santiago, 1 de julio de 2015.

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Fuente: Museo Nacional de Historia Natural

Fuente: Museo Nacional de Historia Natural

Otros registros disponibles en Chile que han podido ser revisados y que dan cuenta del perfil coleccionista de este sacerdote ha sido un documento sobre Rencoret que se encuentra en la Sección Manuscritos de la Sala Medina (Fondo Jose Toribio Medina) de la Biblioteca Nacional de Chile (Ver imagen al lado). En él fue hallado una foto-medallón de Rencoret tomada en un estudio fotográfico en Roma, junto a un certificado manuscrito de nacimiento, una esquela con timbre del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y un documento de ocho páginas – sin autoría – en el cual se confeccionó una Biografía de Fray Benjamín Rencoret. Todos estos documentos aparecen bajo el registro de Apuntes Biográficos del R.P. Rencoret – General de la Orden de Mercedarios, Candidato para Obispo en Chile. 20

Cabe recordar que en ese momento (1887) su nombre había sido propuesto para Obispo de Concepción y con seguridad, dicho apunte biográfico correspondería a algún informe solicitado sobre su persona, redactado por alguien que lo conoció. En este documento, su 20

Notas. Apunte Biográficos del Padre Rencoret, Manuscrito. 8 hojas, 1887. Archivos Documentales, Sala Medina. Biblioteca Nacional de Chile.

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autor – lamentablemente el documento no está firmado pero queda clara su relación con el Estado de Chile, presumiblemente algún diplomático nacional de la época – señala textualmente en sus páginas seis y siete: “El Reverendo Padre Rencoret regaló a nuestro gobierno colecciones de antigüedades ecuatorianas y peruanas para nuestro Museo Nacional, adquiridas con gran trabajo y a costa de bastante dinero. Fue también uno de los fundadores de la sociedad Teológica i es miembro de la sociedad Arqueolójica que en años atrás se fundó en Santiago”. Y agrega el mismo documento, “Varios de sus trabajos corren publicados. Por ahora recordamos entre otros su discurso titulado: “Pio IX defensor de la libertad” pronunciado en la facultad de teología. Un discurso en la colocación de la primera piedra en el templo de San Miguel. Un panejírico histórico relijioso de la Virjen de la Merced predicado en Quito y una carta sobre Arqueología i filolojía americana dirijida a la Esposición Colonial que se inauguró en 1873 la que fue reproducida en varios periódicos extranjeros21. El Padre Rencoret es notable por su carácter recto i justiciero, por su piedad sólida i por sus maneras agradables. Hombre fino, educado i que posee la esperiencia adquirida con los años i con los viajes, encanta al tratarlo. Eminente relijioso, no está lejos el día en que lo veamos de Obispo. La relijión ganaría en ello notablemente. Es llamado para gobernar i de seguro que el buen prelado sería un excelente obispo. Fin”.22 Ambos pasajes dan cuenta del espíritu erudito del religioso chileno y arrojan luces sobre algunos aspectos de su personalidad, pero principalmente, sobre su formación intelectual y humanista. Dichas referencias a su labor como recolector de objetos arqueológicos queda en evidencia y su papel como donante a las colecciones etnográficas del Museo Nacional de Santiago dan cuenta del reconocimiento público existente entre sus contemporáneos.

21

Revisado el Catálogo de la Exposición del Coloniaje de 1873 se encontró el registro nº 355, que corresponde a un grupo de tazas de madera (Chifles de viaje de madera, vasos y totumas) enviado especialmente por Rencoret desde Quito al Intendente de Santiago para su exhibición en este evento. 22 Ibíd. Págs. 6-8.

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5. Conclusiones

Uno de los aspectos más evidentes en el desarrollo de este breve estudio sobre la vida de Fray Rencoret ha sido la constatación – a través de la revisión de los pocos documentos encontrados – del reconicmiento existente entre sus contemporáneos a su labor misionera y coleccionista en los países donde vivió (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú). En este punto, por ejemplo, en 1895 el destacado naturalista alemán Rodulfo Amando Phlippi y entonces Director del Museo Nacional señalaba – a propósito de una colección de ídolos peruanos – sobre el padre mercedario lo siguiente: “Estas figuras de plata, que representan a una mujer desnuda con cabello trenzado de un modo particular, se hallan igualmente en el Ecuador, i nuestro Museo posée ahora una de esa república, obsequiada con muchos otros objetos preciosos por el reverendo padre, frai Benjamín Rencoret, de la órden de la Merced. (Ha sido igualmente robada del Museo)”. 23 El hecho de aparecer como donante de objetos antropológicos y etnográficos para las Exposiciones de 1873, 1875 y al mismo Museo Nacional de Chile (referencia encontrada en el Boletín del Museo de 1916)

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no hace más que aumentar la curiosidad sobre su figura, cuyo

conocimiento, sin duda, debe y puede ser enriquecido más allá del acercamiento preliminar que ha intentado proporcionar el presente ensayo.

También, se ha podido verificar la existencia de objetos etnográficos y precolombinos en el naciente coleccionismo chileno en personalidades de la época en que vivió Rencoret, demostrando un naciente interés por estos objetos, incorporados en gabinetes de antigüedades. Finalmente, la falta de registros con respecto a las donaciones e inventarios de dicho período histórico dificulta establecer con certeza el orígen de las distintas colecciones que existen hoy en nuestro país. Pese a ello, algunas de las evidencias aquí presentadas permitieron al menos configurar el perfil de este sacerdote chileno coleccionista y conocer algunas figuras nacionales y extranjeras que en Chile aportaron desde diferentes áreas al coleccionismo del siglo XIX. 23

Anales del Museo Nacional de Chile publicados por órden del Gobierno de Chile. Descripción de los ídolos peruanos de greda cocida, por el Dr. R.A. Philippi con 7 láminas, Santiago de Chile 1895. Pág. 16. Nota al pie. 24 Boletín del Museo de 1916, tomo IX, a su donación de 1875, libro I. Pág. 136.

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6. Bibliografía y Fuentes de Información

Alfredo Furlani (2013): Los Museos en la Restauración de la Orden. Los de la Provincia Mercedaria Argentina. Anales del Museo Nacional de Chile publicados por órden del Gobierno de Chile. Descripción de los ídolos peruanos de greda cocida, por el Dr. R.A. Philippi con 7 láminas, Santiago de Chile 1895. Boletín del Museo Nacional de Chile, Tomo IX, Imprenta Universitaria. Santiago 1916. Catálogo Razonado de la Exposición del Coloniaje celebrada en Santiago de Chile, en septiembre de 1873. Santiago, Imprenta del Sud-America, De Claro y Salinas 1873. Correo de la Exposición. Año I, Núm. I. Santiago de Chile, 16 de septiembre de 1875. Entrevista al curador del Museo de La Merced, historiador Rolando Báez. En Santiago, 1 de julio de 2015. Fr. Benjamín Rencoret (1875): Apuntes que deben acompañar a la colección arqueológica americana que el R.P. Visitador Apostólico Fr. Benjamín Rencoret manda a la Exposición Internacional de Chile de 1875. Quito, Imprenta Nacional 1875. Fr. Bernardino Toledo (1920): Estudios Históricos, Provincia Mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán 1594-1918, Tomo II. Córdoba, Argentina. Maya Stansfield-Mazzi (2009): The Possessor’s Agency: Private Art Collecting in the Colonial Andes, Colonial Latin American Review, 18:3, 339-364. Notas. Apuntes Biográficos del Padre Rencoret, manuscrito. 8 hojas, 1887. Archivos Documentales, Sala Medina. Biblioteca Nacional de Chile. Pedro Pablo Figueroa. Diccionario Biográfico de Chile de 1901.

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ANEXO I – Ilustraciones Fotografías Cristián Oschilewski Museo de La Merced y Colección Rapa Nui

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Museo de La Merced y Colección Objetos Etnográficos y Precolombinos

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