Francisco José Cantero Serena (2014): \"Códigos de la entonación y entonación emocional\"

June 23, 2017 | Autor: F. Cantero Serena | Categoría: Emotion, Speech Prosody, Applied Linguistics, Intonation, Linguistics, Prosody
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31er Congreso Internacional de la Asociación Española de Lingüística Aplicada ACTAS

PRAGMÁTICA CÓDIGOS DE LA ENTONACIÓN Y ENTONACIÓN EMOCIONAL1 FRANCISCO JOSÉ CANTERO SERENA Universitat de Barcelona RESUMEN

La entonación paralingüística (que incluye las entonaciones "emocional", "de foco" y "de cortesía") ha sido la gran olvidada en los estudios sobre entonación en nuestro país. Se trata, indudablemente, del fenómeno prosódico más relevante en la comunicación interpersonal, desde la perspectiva pragmática, por su fuerte dependencia del contexto comunicativo. En este trabajo, proponemos una nueva perspectiva de la "entonación emocional", precisando su carácter parcialmente convencional. PALABRAS CLAVE: Entonación, paralenguaje, emoción

ABSTRACT

The paralinguistic intonation (which includes intonations "emotional", "focus" and "politeness") has been forgotten in studies of intonation, in our country. This is undoubtedly the most important prosodic phenomenon in interpersonal communication, pragmatic perspective, by its heavy reliance on communicative context. In this paper, we propose a new perspective of "emotional intonation", and its tendency to conventionality. KEYWORDS: Intonation, paralinguistics, emotion

1. NIVELES DE ANÁLISIS DE LA ENTONCACIÓN Los rasgos que constituyen la entonación son muy pocos: esencialmente, los rasgos de la curva melódica que forman los sucesivos valores de frecuencia fundamental a lo largo del enunciado. Estos pocos rasgos, sin embargo, conforman un fenómeno enormemente complejo, que aporta simultáneamente información muy diversa: la procedencia del hablante, a veces también su condición social, la modalidad discursiva del enunciado, las intenciones del hablante, su posición dentro de la conversación, la parte del discurso más relevante, su actitud emocional, etc.

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En el estudio de la entonación conviene establecer, por tanto, en qué nivel de análisis nos movemos, para poder distinguir las diversas funciones de esos pocos rasgos. La interpretación de un mismo rasgo dependerá siempre del nivel de análisis desde el que nos acerquemos a él: en la entonación no hay rasgos unívocos, sino rasgos sincréticos. Distinguimos tres niveles de análisis de la entonación (v. fig. 1), a partir de las funciones que desempeña (cfr. Cantero, 2002; Cantero & Mateo, 2011): Entonación prelingüística

Entonación lingüística

Entonación paralingüística

Integración del discurso Acento dialectal Acento extranjero

Distinciones lingüísticas: Neutra / Interrogativa / Suspendida / Enfática

Entonación de CORTESÍA de FOCO EMOCIONAL

Figura 1 – Niveles de análisis de la entonación

Llamamos entonación prelingüística a los rasgos que cumplen la función de organizar fónicamente el discurso, mediante el juego acento/ritmo/melodía. Es lo que Quilis (1981, 1993) llamaba funciones “delimitadora” e “integradora” de la entonación. Los hablantes organizan su discurso en grupos fónicos, que actúan como contenedores y estructuradores del contenido léxico-gramatical, de modo que los interlocutores puedan identificar las unidades del discurso y acceder a su comprensión. Una manifestación muy clara son los llamados “acento dialectal” y “acento extranjero”: los hablantes de una misma variedad dialectal lo hacen según las pautas organizativas propias de esa variedad (el “acento dialectal”); por su parte, los hablantes extranjeros a menudo organizan su discurso en lengua extranjera (todo el contenido léxico-gramatical) según las pautas de su lengua primera (el “acento extranjero”). A esas pautas las hemos llamado “perfil melódico” (v. Cantero & Devís, 2011).

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La comprensión del habla (cfr. Cantero, 1998) depende directamente de esta organización del discurso en enunciados inteligibles: en “grupos fónicos” identificables, que contienen y estructuran las unidades lingüísticas y nocionales que constituyen el mensaje. La estructura del grupo fónico se expresa mediante la “jerarquía fónica” (v. fig. 2), según la cual las vocales son los núcleos del habla, y entre ellas las vocales tónicas, una de las cuales constituye el núcleo del grupo fónico.

Figura 2 – Jerarquía fónica y estructura del grupo fónico

La entonación prelingüística es la puerta de entrada a la comprensión del discurso, pero también puede ser un muro que dificulta o impide la comprensión, cuando la integración fónica no es la adecuada. Así, este es el fenómeno entonativo más relevante en la enseñanza de las lenguas extranjeras, y se ubica no propiamente en la competencia lingüística del hablante, sino en su competencia discursiva (v. Cantero, en prensa). Por su parte, con entonación lingüística nos referimos a la función distintiva de los rasgos de la entonación que permiten identificar y diferenciar las modalidades oracionales del enunciado.

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Esta función está relacionada con la competencia lingüística del hablante, así como con los códigos que constituyen el idioma. En nuestro modelo teórico (Cantero, 2002), proponemos tres rasgos fonológicos, opositivos: /± interrogativo/ /± suspendido/ /± enfático/; que permiten distinguir ocho tonemas: 1./+ interrog., + enfát., + susp./ 2./+ interrog., + enfát., - susp./ 3./+ interrog., - enfát., + susp./ 4./+ interrog., - enfát., - susp./ 5./- interrog., + enfát., + susp./ 6./- interrog., + enfát., - susp./ 7./- interrog., - enfát., + susp./ 8./- interrog., - enfát., - susp./ La entonación "declarativa" o “neutra” correspondería al tonema 8 (es decir, una entonación sin ningún rasgo marcado); la entonación "interrogativa" al tonema 4; la entonación “suspendida” al tonema 7; la “enfática” al tonema 6. Los tonemas son unidades fonológicas, cuyas manifestaciones concretas son los “patrones melódicos”, las melodías típo que pueden convertirse en modelos de producción y percepción (v. en Cantero & Font-Rotchés, 2007 los patrones melódicos del español peninsular; y en Font-Rotchés & Mateo, 2011, una revisión de los patrones interrogativos). Finalmente, llamamos entonación paralingüística a los rasgos de la entonación que cumplen funciones expresivas, no claramente codificadas en el idioma (es decir, más allá del código lingüístico) y relacionadas con la competencia sociocultural del hablante.

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Englobamos estas funciones en tres ámbitos variablemente codificados: la entonación de cortesía, la entonación de foco y la entonación emocional.

2. CÓDIGOS DE LA ENTONACIÓN PARALINGÜÍSTICA La entonación de cortesía se centra en el interlocutor, para facilitar (o impedir) la comunicación: exhortándole (órdenes y ruegos), cooperando con él (atenuando, por ejemplo, el efecto del mensaje), o buscando la confrontación (intensificándolo). Se relaciona con la “función apelativa” de Jakobson (1960) y la “entonación volitiva” de Navarro Tomás (1944). Para poder cumplir esta función exhortativa, parece evidente que los rasgos de la entonación de cortesía no pueden ser puramente idiosincrásicos, sino que los interlocutores han de poder compartirlos: han de constituir, de alguna manera, un código. Tal vez, se trate de códigos no idiomáticos, sino compartidos por una comunidad de hablantes: tal vez, por ejemplo, no haya códigos específicos de cortesía del español (como idioma) cuyos hablantes (que forman comunidades de habla culturalmente muy diferenciadas: peninsulares, caribeños, rioplatenses…) tendrían códigos propios; y tal vez hablantes de idiomas distintos (pero que constituyen una misma comunidad cultural o que están muy cercanos entre sí) puedan compartir un mismo código. En este sentido, Devís (2011) ha identificado los rasgos melódicos del español peninsular que cumplen una función clara de atenuación y de intensificación del mensaje; en Devís & Cantero (en prensa) se han hallado rasgos similares para el catalán. Tal vez, podríamos aventurar, se trate de un código similar, compartido por los hablantes de ambos idiomas, que constituyen una comunidad cultural, en este aspecto, homogénea. La entonación de foco, por su parte, consiste en poner de relieve una parte (o la totalidad) del mensaje, y llamar la atención sobre él. Se relaciona, por tanto, con la “función poética” de Jakobson. El énfasis

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puede focalizarse en una palabra (foco estrecho) o sobre todo el enunciado (foco ancho). También en este caso, la focalización debe constituir un mecanismo compartido por los interlocutores, para que el mecanismo sea eficaz. En locución profesional, por ejemplo, Font-Rotchés & Machuca (2009) y Font-Rotchés & Paloma (2010) han identificado rasgos melódicos similares para el foco en español peninsular y en catalán. En habla espontánea, Cantero et al. (2005) para el español y Font-Rotchés (2011) para el catalán, han identificado rasgos similares. La entonación emocional, finalmente, se relaciona con la “función expresiva” de Jakobson e incluye la expresión personal de la afectividad y las emociones del hablante. Al tratarse de una expresión personal, idiosincrásica, particular de cada hablante, no parece que sea posible hablar, en principio, de ningún código compartido. Cuando el hablante se siente triste o airado, sencillamente, no puede evitar que esa emoción impregne su enunciación. En todo caso, puede contagiar esa emoción a su interlocutor; y el interlocutor puede sentirse más o menos afectado por la afectividad que el hablante le transmite. Desde la perspectiva del hablante, su entonación personal es un síntoma de sus emociones, no puede controlarla y constituye, por tanto, un indicio de esa afectividad. Desde la perspectiva del oyente, en cambio, la entonación emocional del hablante vendría a ser un icono de su afectividad: la entonación transmite una emoción determinada porque “se parece” a esa emoción, la refleja. En un caso y otro, quedaría claro que la entonación emocional no puede constituir un código, en ningún sentido, porque es un fenómeno “motivado” por la propia naturaleza humana, y no arbitrario.2 Diversos autores clásicos han insistido en esta visión para caracterizar la entonación, en su conjunto, como un fenómeno no lingüístico, no sistematizable, fuera del código lingüístico (entre los más influyentes: Martinet, 1974; Malmberg, 1962). Bolinger (1964), por ejemplo, postulaba que el carácter “motivado por la naturaleza humana” de la entonación le llevaba a considerarla como un fenómeno “universal”.3

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Otros autores, más cercanos a la complejidad, preferían suponer un tipo de codificación “estilística”, no propiamente lingüística, que afectaría a todos los ámbitos del código verbal (también a la entonación): es el caso de la “segunda codificación” de Fónagy (1983), cuyo planteamientos podríamos asumir plenamente para la caracterización de los códigos (variablemente establecidos, variablemente estables, no específicamente idiomáticos) de las entonaciones de cortesía y foco. Lejos de esos planteamientos anticuados y excluyentes, ahora parece que está muy claro que la entonación constituye un código (o un conjunto de códigos) y también podemos entender que la entonación paralingüística está formada por códigos semi-estables que garantizan, en todo caso, la transmisión de intenciones y la eficacia del recurso, al menos en los casos de la entonación de cortesía y la entonación de foco. En general, los distintos niveles de la entonación constituyen códigos de diverso tipo (v. fig. 3): Entonación prelingüística

Códigos estables pertenecen a cada variedad del idioma

Entonación lingüística

Códigos estables pertenecen al idioma

Entonación paralingüística De cortesía

Códigos semi-estables no pertenecen al idioma, sino a la comunidad (de habla, o cultural)

De foco Emocional

…?

Figura 3 – Códigos de la entonación (primera versión)

Todos ellos permiten la comunicación, precisamente porque son códigos compartidos por los hablantes. Si no fueran códigos socialmente establecidos, la entonación no podría aportar ninguna

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información por sí misma, ni servir a la comunicación eficaz, en ningún sentido. Queda por dirimir si la entonación emocional constituye, de algún modo, algo parecido a un código semi-estable, similar a los que constituyen la entonación de cortesía y de foco, puesto que, de algún modo, también contribuye a la eficacia de la comunicación y es capaz de “transmitir” la afectividad que refleja (o a la que se refiere) y no solo de “contagiarla”.

3. TIPOS DE ENTONACIÓN EMOCIONAL En efecto, si para el hablante la entonación emocional es un indicio de su estado de ánimo y para el oyente es un icono de ese estado que refleja, para los oradores profesionales (para los actores, por ejemplo) la entonación solo puede ser un símbolo: en una interpretación teatral, por ejemplo, el actor expresa la emoción empleando recursos vocales, especialmente la entonación, para conseguir conmover al público, y su interpretación será eficaz en la medida en que el público reconozca esa entonación emocional. O, lo que es lo mismo, los actores convocan un tipo de convención entonativa que el público reconoce y siente como propia. Los actores son, sin duda, artistas de la entonación emocional. Aunque no solo los actores: también los oradores políticos, los locutores radiofónicos y televisivos, y particularmente los predicadores y telepredicadores. Todos ellos convocan una convención que les permite ser eficaces con su público, conmoverlo y provocar una respuesta emocional. En el caso de los actores profesionales, a menudo su entonación emocional está altamente convencionalizada, que es una parte importante de las escuelas interpretativas. Identificamos una escuela interpretativa por su dicción y por su entonación, y especialmente por su entonación emocional: por la manera de llorar, de montar en cólera, de sorprenderse, de expresar la tristeza, de enamorar, de mostrarse distante, humillado, superior… Solo algunos actores muy especiales (a menudo, actores cinematográficos y humoristas mediáticos) son

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capaces de crear convenciones de entonación emocional propias y nuevas, convenciones de cuyo éxito social dependerá su propio éxito profesional. No puede decirse, por tanto, que la entonación emocional no constituya ningún código: sin un código socialmente establecido, no sería posible la eficacia comunicativa de los artistas de la emoción. Pero esas convenciones no excluyen la existencia de una entonación emocional idiosincrásica de cada hablante: también hay una entonación personal, indicio de la afectividad que embarga y mueve al hablante a expresarse, de la que puede contagiarse el oyente. Hay una entonación emocional genuina, idiosincrásica, personal, que surge de la propia creatividad del hablante, que es característica suya y que es síntoma e indicio de su afectividad, no controlada, no codificada. Es la entonación que puede provocar malos entendidos entre los hablantes, porque lo que uno expresa en un sentido, el otro puede comprenderlo de otra manera (al no tratarse de una convención): una entonación genuina de tristeza puede ser interpretada como una actitud de distanciamiento, o de indiferencia; una entonación genuina de sorpresa y extrañamiento, como una actitud de desagrado… Sin una convención establecida, solo la negociación entre los interlocutores puede superar la barrera de la incomunicación. En el teatro, o en el cine, o en el púlpito, los artistas de la emoción no pueden negociar en ese momento con el público espectador, por lo que tienen que convocar convenciones entonativas socialmente aceptadas, es decir, códigos de entonación emocional. Hay también, pues, una entonación emocional convencional. Tales códigos de entonación emocional se negocian socialmente: los espectadores de una cadena televisiva, de una emisora de radio, de una confesión religiosa o de una escuela interpretativa identifican los patrones entonativos que se relacionan con estados afectivos y los asumen como propios; se contagian de ellos y los reproducen; comparten la comunidad y comparten sus códigos culturales, entre ellos los códigos de entonación emocional. Así, entre la entonación emocional genuina y la entonación emocional convencional, los artistas de la emoción (actores, locutores,

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oradores, predicadores…) se convierten en los mediadores sociales que crean o convocan tales convenciones. Podemos completar, pues, el panorama de códigos de la entonación que veíamos en el apartado anterior (fig. 3), añadiendo un nuevo código en la entonación paralingüística: la entonación emocional convencional, que será un código semi-estable, relacionado no con la competencia lingüística sino con la competencia sociocultural del hablante, y perteneciente no al idioma sino a la comunidad de habla o comunidad cultural (v. fig. 4): Entonación prelingüística Entonación lingüística

Códigos estables pertenecen a cada variedad del idioma Códigos estables pertenecen al idioma

Entonación paralingüística De cortesía De foco Emocional

Códigos semi-estables no pertenecen al idioma, sino a la comunidad (de habla, o cultural)

Entonación idiosincrásica no codificada

Figura 4 – Códigos de la entonación (versión completa)

Solo los códigos estables y semi-estables garantizan la comunicación entre los miembros de una misma comunidad (idiomática, lingüística o cultural). La entonación emocional genuina no está codificada, sino que constituye un ámbito de creatividad, de expresión particular y de negociación personal entre los interlocutores, un ámbito de comunicación basado en el contagio y que requiere de una elevada intersubjetividad para que la comunicación sea eficaz. Esta entonación emocional genuina, sin embargo, también es la fuente a partir de la cual los mediadores sociales o “artistas de la emoción” crean nuevas convenciones y establecen nuevos códigos culturales que el público (la comunidad) asume como propios.

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NOTAS 1

Este trabajo se enmarca en las investigaciones del Grup de Recerca en Entonació i Parla (2009 SGR00233) y del proyecto I+D Análisis melódico del habla (FFI200913214-C02-01) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación/MINECO. 2 Sobre la motivación y la arbitrariedad lingüística, cfr. Cantero, 1991. 3 Bolinger se aplicó a describir esos “universales” (exclusivamente, claro, para el inglés) en sus obras principales: 1986, 1989.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bolinger, D. L. 1964. "Intonation as a universal", Procedures of the Ninth International Congress of Linguistics. The Hague, Mouton. Bolinger, D. L. 1986. Intonation and its parts. Stanford: Standford University Press. Bolinger, D.L. 1989. Intonation and its uses. Stanford: Standford University Press. Cantero, F. J. 1991. “Motivación y arbitrariedad en lingüística: el caso de la entonación”, en Actas del VI Congreso de Lenguajes Naturales y Lenguajes Formales, Barcelona, PPU, 1991. Cantero, F. J. 1998. “Conceptos clave en lengua oral”, en A. Mendoza (Coord.): Conceptos clave en didáctica de la lengua y la literatura. Barcelona: Horsori. Cantero, F. J. 2002. Teoría y análisis de la entonación, Barcelona, Edicions de la Universitat de Barcelona Cantero, F. J. (en prensa). “Adquisición de competencias fónicas”, en Y. Congosto (coord.): Fonética experimental, educación superior e investigación. Cáceres/Sevilla: Univ. de Extremadura/Univ. de Sevilla. Cantero, F. J.; Alfonso, R.; Bartolí, M.; Corrales, A.; Vidal, M. 2005. «Rasgos melódicos de énfasis en español». Phonica, vol.1. www.ub.edu/lfa Cantero, F. J. & Devís, E. 2011. “Análisis melódico de la interlengua”, La investigación de la entonación española, Valencia, Universitat de València, anejo de la revista Quaderns de Filologia.

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