Francisco de Quevedo y Villegas, Remedios de cualquier fortuna (Traducción y glosa del De remediis fortuitorum), Edición, introducción y notas de Juan Pablo Canala

October 8, 2017 | Autor: Juan Pablo Canala | Categoría: Crítica textual
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Descripción

Francisco de Quevedo y Villegas

Remedios de cualquier fortuna (Traducción y glosa del De remediis fortuitorum)

Edición, introducción y notas de Juan Pablo Canala

Edición Homenaje

Francisco de Quevedo y Villegas, Remedios de cualquier fortuna (Traducción y glosa del De remediis fortuitorum): Edición, introducción y notas de Juan Pablo Canala Buenos Aires: Princeps, 2008. ©Juan Pablo Canala ©Princeps, 2008 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, ni trasmitida por, un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electróptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso del editor. La presente edición es una “edición no venal” por tanto esta prohibida su venta comercial. Se han editado de ella 10 ejemplares numerados en el mes de Junio de 2008. Diseño e impresión: Mariela Monsalve. [email protected] www.flickr.com/photos/mukaa www.flickr.com/photos/marmonsalve Encuadernación artística: Ana Paula Méndez. [email protected] www.flickr.com/photos/unaencuadernadora

Para Georgina que supo trasmitirme el apasionamiento por Séneca y la Filología. Este librillo que pretende expresar el afecto y el eterno agradecimiento de su amigo y discípulo.

NOTA PREVIA “Ninguna cosa non es a omne tan dulçe commo auer amigos en que fie e con que fable asi commo consigo mismo” Libro del consejo e de los consejeros (VI-37)

Pocos son los lugares que los filólogos, o al menos quienes estamos empezando a formar nuestras primeras armas en esta actividad, tenemos para describir o exponer los intrincados caminos que hemos atravesado hasta llegar a ofrecer un texto, una edición o trabajo crítico. Tal vez sea un prólogo como éste, aquel lugar privilegiado en el que se cuenten las tribulaciones que nos han quitado el sueño y las obsesiones que nos han asediado en largas noches de escritura. Pero particularmente en este prólogo no quisiera contar los caminos y pesares que confluyeron en esta edición, sino más bien la razón rectora y la voluntad originaria que han incidido en la decisión de comenzarla y de publicarla. Homenajear a un amigo puede resultar difícil, porque siempre es complejo intentar plasmar narrativamente ese vínculo maravilloso que nos une con otra persona. Pero tratándose de Georgina Olivetto me permito sortear la vacuidad del lenguaje y exponer con absoluta claridad la razón que me ha llevado a crear este pequeño homenaje. Desde que la conocí como mi profesora de literatura española medieval, Georgina ha sido para mí la definición I

perfecta de lo que debe ser una verdadera profesora universitaria. En ella se conjugan tanto el rigor filológico y erudito sobre los textos medievales como el reconocimiento y el disfrute de esa maravillosa cultura ancestral como objeto estético. Recordando alguna vez las clases de su primer maestro escribió: “mañanas de otoño comenzando el Cid, días de invierno al llegar a Celestina” Al igual que ella repetí por años esa misma ceremonia, primero como alumno, luego como amigo e intruso en sucesivas mañanas de martes y, por último, como discípulo bajo su afectuosa dirección en la cátedra. Cada clase, cada repaso de las obras medievales, que tan maravillosamente sabe trasmitir, es encontrar una lección de sabiduría, erudición y afectuosidad que no puedo ni podré quitar nunca de mi memoria. Preguntarme qué ha significado su aparición de en mi vida es reflexionar sobre el maravilloso camino que alguien misterioso ha sabido trazar y acerca de esos encuentros que a uno pueden cambiarle su tránsito por este mundo. He aprendido tanto a su lado, y sigo haciéndolo, porque en cada una de nuestras conversaciones (telefónicas o café mediante), reuniones dentro y fuera del ámbito académico o con amigos siempre demuestra algo de su sensible personalidad, de su seriedad y, por sobre todas las cosas, de infinita amistad con la que he sido premiado para siempre. Para mi gran profesora universitaria, mentora e invalorable amiga vaya este texto como homenaje, seguro plagado de errores e imperfecto en su factura, pero guiaII

do por la simple voluntad de reconocer la importancia y el valor del tiempo compartido. No quiero dejar de agradecer a todos los que me apoyaron en la elaboración de esta edición en sus diferentes etapas. En primer lugar, agradezco a las autoridades de la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional de la República Argentina, en especial a Laura Rosato, que gestionó con habilidosa rapidez el permiso para poder trabajar con el impreso en forma directa. A María Fernanda Nussbaum y a Hugo Bizzarri que, desde el otro lado del atlántico, hicieron numerosas sugerencias e invaluables aportes que enriquecieron notablemente la calidad del libro. A Nora Gómez, eterna cómplice, que supo alentarme en este proyecto desde el principio no desconfiando nunca de su exitosa conclusión. También quiero destacar la labor de las editoras del volumen: Mariela Monsalve que diseño exquisitamente esta pieza y Ana Paula Méndez que creó artesanalmente la encuendernación. Ambas lograron convertir este homenaje en una verdadera obra de arte. Por último, a mis padres por apoyarme en todas mis aventuras. A todos ellos mi sincero agradecimiento. fecit.

Juan Pablo Canala a Buenos Ayres, otoño de 2008

III

I INTRODUCCION I.1.- Quevedo: un pensador neo-estoico ante la crítica. La difusión y la revitalización que experimentó la figura de Séneca a principios del siglo XVII resulta deudora de una encrucijada cultural que supo capitalizar diferentes movimientos de los siglos precedentes. Así el protagonismo del filósofo cordobés en el ámbito cortesano de Juan II durante el siglo XV, como también la acogida humanística de la obra senequista en el renacimiento del siglo XVI resultan claros emergentes de la permanente vigencia de Séneca en la diacronía cultural hispánica. No obstante, su notoria presencia durante el barroco se debe no sólo a la construcción del filósofo como paradigma de autoridad y sabiduría por antonomasia, sino que responde a un proceso de asimilación complejo que reúne dos corrientes ideológicas imperantes en el contexto cultural del seiscientos. Por un lado, la fuerte impronta contrarreformista ligada al humanismo jesuítico implicó una clara búsqueda de la conciliación entre la doctrina cristiana y los preceptos de la filosofía natural provenientes de la antigüedad clásica. Por el otro, la pervivenV

cia del humanismo del renacimiento tardío que implicó una vuelta a los ideales del estoicismo, cuyo objetivo era crear una moral autónoma basada en la ley moral y en la razón humana. Karl Blüher (1983) fue uno de los críticos pioneros en el estudio de la obra de Séneca en España señalando la significativa injerencia que tuvo Quevedo en el desa-rrollo del neoestoicismo español del barroco. Entre sus principales afirmaciones Blüher señalaba el rol que había desempeñado el autor español en el refortalecimiento de autores como Séneca y Epicteto. La interpretación del crítico alemán se orienta a postular una evolución en el pensamiento de Quevedo que lo lleva a una clara adhesión a los principios fundamentales de la doctrina estoica que se exponen tanto en sus primeras obras filosóficas, como en sus textos más tardíos. En tratados como el Nombre, origen, intento y recomendación de la doctrina estoica al igual que en la traducción del De remediis fortuitorum se pueden advertir ejemplos claros de la adhesión de los principales valores estoicos de pobreza y muerte. Sin embargo, hacia el final de su obra se advierte una marcada insistencia en los valores cristianos, tal es el caso de La providencia de Dios donde se enfatiza la mirada cristiana, dejando de lado los elementos estoicos de su primera época. Esta perspectiva de análisis en torno a la producción quevediana tuvo su punto de discusión a partir de la postura de Henry Ettinghausen (1972) quien sostiene una apreciación distinta acerca de la trayectoria de penVI

samiento filosófico de Quevedo. En lugar de advertir una cristianización del estoicismo, Ettinghausen advierte una estoicización del cristianismo. Por tanto postula al pensamiento quevediano como una actividad eminentemente cristiana que se encuentra inextricablemente ligada a un trasfondo de origen estoico ya presente en la doctrina de las epístolas de San Pablo. Por su parte, los aportes críticos de Michelle Gendreau (1977) contextualizan el pensamiento de Quevedo inscripto en una tendencia humanista en la que la filosofía moral senequista adquiere una importancia preponderante. Estudiosos recientes del pensamiento quevediano como Paloma Otaola González (2004) sostienen que la característica del pensamiento de Quevedo se inscribe en una actitud que busca la difusión del pensamiento cristiano con el apoyo de los autores paganos.

I.2.-El oficio del traductor: Séneca en la biblioteca de Quevedo. La vinculación de Francisco de Quevedo con la doctrina del neo-estoicismo se advierte no sólo en el trasfondo moral explicitado en su producción filosófica, sino también en su desempeño como traductor de las obras de Séneca. El reconocimiento del filósofo latino como gran emblema de la cultura estoica llevó al autor español a traducir parte de su producción. Sin embargo, la traVII

ducción de obra senequista se encuentra signada por la incertidumbre, por cuanto es el propio Quevedo quien en el prólogo del Marco Bruto advierte: “Este libro [Marco Bruto] tenía escrito ocho años antes de mi prisión; quedó con los demás papeles míos embargados, y fuéme restituido en mi libertad. Nada de lo que es mío tiene algún precio; en todo mi propia ignorancia me sirve de penitencia, Y aunque es verdad que debo antes sentir lo que imprimo, que lo que de mis obras se pierde, he querido advertir las que me faltaron de las que tenía con esta, para que si algún tiempo salieren, sean acusación mía y no de otros. Las que hasta ahora he echado menos son: Dichos y hechos del excelentísimo señor duque de Osuna en Flandes, Sicilia y Nápoles. Todas las controversias de Séneca, traducidas y en cada una añadida por mí la decisión de las dos partes contrarias. Noventa epístolas de Séneca, traducidas y anotadas” (MB, Prólogo)

Según lo declarado en el prólogo, parte de las traducciones habrían resultado desaparecidas durante su detención en el Monasterio de San Marcos en León. No obstante, en un reciente estudio Fernando Plata Parga (2001) indica la aparición de una versión manuscrita de las Controversias traducidas y glosadas por Quevedo perteneciente a la Biblioteca Bartolomé March en Palma de Mallorca. El manuscrito perteneció a Juan de Iriarte (1702-1771) y contiene una copia aparentemente basada en la versión autógrafa de la traducción: “Iriarte debió copiar las Controversias del autógrafo, mientras estaba dedicado a la tarea de redactar el mencionado índice de la colección de Luís de Salazar y Castro” (2001: 210) VIII

Por tanto, queda testimonio del traslado manuscrito de la obra, aunque resulta llamativo el hecho de que tan solo se conserven en forma manuscrita catorce controversias. La traducción y comentario de la totalidad de la obra, tal como declara Quevedo en el prólogo antes referido, no estaría del todo reflejada en esta copia presuntamente derivada de la versión autógrafa. Similar situación señaló Henry Ettinghausen en relación a las Epístolas de las que tan sólo se conocen once de las noventa totales. Este panorama acerca de las traducciones senequistas de Quevedo lleva a reflexionar sobre la posibilidad de que el autor declarase que ambas traducciones, incautadas durante su reclusión y posteriormente desaparecidas, estuvieran definitivamente concluidas aunque eso no fuera del todo cierto. Sin embargo, Plata Parga insiste en postular otra hipótesis en torno a la traducción de las Controversias puesto que señala la doble tradición que recogen dos versiones de la obra senequista. Por tanto, Quevedo pudo haber seguido la versión que resume los diez libros acogida a posteriori en la edición princeps de 1490 seguido con bastante claridad en el texto fijado por André Schott en su edición de 1604. Con respecto a De los remedios de cualquier fortuna se advierte una notoria conciliación entre la doctrina cristiana y el neo-estoicismo. Gran parte de la crítica actual considera viable que la versión castellana del De remediis fortuitorum fue emprendida por Quevedo siguiendo de cerca una edición latina de la obras de Séneca. La paterIX

nidad del De remediis trajo aparejada numerosas polémicas en la época. Mientras Erasmo consideraba al tratado como una auténtica obra senequista, Justo Lipso desacreditaba la pertenencia al corpus de obras del filósofo cordobés basándose en un cotejo sistemático de rasgos estilísticos. Analizando el argumento expuesto por Lipsio, Quevedo desacreditará dicha hipótesis aduciendo la existencia de rasgos estilísticos similares entre el tratado latino y ciertas Epistulae de probada autenticidad. No obstante, adhiere ciertos postulados de Lipsio en los que reconoce que la factura del De remediis aglutina recortes de diferentes obras de Séneca reunidas por un compilador posterior. Esta observación fue defendida por gran parte de la crítica moderna, en particular Karl Blüher (1984) y Michelle Gendreau (1977), quienes coinciden en el hecho concreto de que el tratado latino no fue compuesto por ninguno de los dos Sénecas, sino que se trata de un claro ejemplo de sentencias medievales que ingresaron dentro del circuito de los florilegios. Por ende, se llegó a postular que dicha obra resultaría de la compilación de una serie de sentencias y frases proverbiales provenientes de diversas compilaciones que circularon en Europa, cuya finalidad radicaba en transmitir el saber y pensamiento senequista. Similar polémica conmovió a gran parte de la crítica en relación a la versión latina que el propio Quevedo pudo haber manejado a la hora de traducir la obra. Por su parte, Blüher sugería la posibilidad de que Quevedo pudiese haber manejado un impreso de las obras de Séneca editaX

das por el mismísimo Erasmo en Lyon en 1555. A su vez, desacreditaba la posibilidad de que el autor español haya consultado la traducción realizada por Lipsio basando su hipótesis en la elección del título a la hora de traducir: “Retiene el título conservado por Erasmo, suprimido por Lipsio” (Blüher, 1983: 456-57) La elección del título, la disposición de la materia y de varios pasajes arroja en su cotejo un respeto por la versión erasmiana, lo que indicaría concluyentemente un trabajo con dicha edición. Años después, esta cuestión será reavivada por Henry Etthinghausen, quien considera que, habiéndose concluido De los remedios de cualquier fortuna hacia 1633 y publicándose cinco años más tarde, llevó al crítico a considerar viable la hipótesis de Blüher. Basándose en una investigación acerca del itinerario de las ediciones senequistas que circularon contemporáneamente al momento de producción del texto quevediano. Recientemente y bajo una serie de valiosos estudios llevados adelante en España en relación a las bibliotecas nobiliarias, tal vez sea la labor de Isabel Pérez Cuenca (2003) una de las más valiosas en relación con la localización de numerosos ejemplares pertenecientes a la biblioteca personal de Quevedo. Uno de sus más significativos hallazgos en la Biblioteca Nacional de Madrid es el ejemplar de la obras de Séneca editadas por Erasmo en Lyon en 1555: “Este impreso fue adquirido por la Biblioteca Nacional de Madrid en el año 2001 y aún no ha sido dotado de signatura, aunque hemos confirmado su presencia en la Sección de XI

Raros de esa biblioteca” (López Cuenca, 2003: 300, n. 21) A la luz de este nuevo descubrimiento se podría confirmar la hipótesis desarrollada a principios de los años setenta por Etthinghausen, puesto que debe seguirse dicho ejemplar latino para el cotejo y estudio de la traducción y glosa desarrollada por Quevedo. Los deslindes en relación a la factura de las traducciones senequistas arrojan la problemática de la tarea del traductor como lector. Así, las particularidades textuales de las versiones quevedianas emergen de la determinación precisa de los materiales con los que el autor contó para la elaboración de su texto castellano.

I.3.- Estructura y mecanismos adoctrinadores. De los remedios de cualquier fortuna se encuentra estructurado en diecisiete secciones que compilan los juicios sentenciosos atribuidos a Séneca traducidos en forma directa del latín. La notoria singularidad de este texto vendría dada por la naturaleza sistemática y práctica en la disposición de los consejos fundamentales para el remedio de la adversa fortuna. La particularidad de esta traducción realizada por Quevedo se advierte en el procedimiento de inclusión de su propia voz autorial mediante la disposición y adición de diferentes glosas que funcionan como comentario al texto senequista. Recientes estudios acerca de la práctica de la XII

glosa en el ámbito medieval han manifestado una interesante interpretación sobre la funcionalidad que posee la glosa en relación con el texto sobre el cual esta comentando. En esta línea interpretativa, Jesús Rodríguez Velasco (2000) ha señalado el carácter de auctoritas que adquiere el glosador en relación con la fuente comentada: “La idea de glosa remite de inmediato a la idea de maestro. El que hace la glosa es, ha de ser, un maestro que lee una obra determinada y la lanza al espacio de la comunicación entre textos, y que, por tanto, enriquece el sistema textual de la pedagogía” (2001:129)

Así, la actividad ejercida por el glosador se encuentra revestida de forma clara de un protagonismo en tanto no sólo se limita a comentar el texto sino que desarrolla una suerte de coexistencia orgánica entre su propia producción y el texto base sobre el que se articula la glosa. A su vez resulta evidente el proceso de construcción y afirmación explicitada por el propio Quevedo al adicionar su comentario al texto de Séneca creando una jerarquía textual desde la propia disposición de los paratextos. A partir de dicho procedimiento el lector advierte una clara homologación entre lo expuesto por el autor latino y lo que el glosador incorpora. De esta forma, a continuación de cada sección de Séneca, el título siguiente anuncia jerárquicamente la glosa incluida por el autor español, colocando al glosador en un nivel de igualdad respecto del autor que está comentando. Sin embargo, tanto la glosa como el texto fuente que XIII

Quevedo traduce mantienen una relación de correspondencia estilística, puesto que los procedimientos empleados en la factura del comentario retoman las características formales presentes en la traducción del texto fuente. Este mecanismo de elaboración textual fue explicitado por Catherine Fuchs (1994), quien desde la perspectiva del análisis interdiscursivo ha desarrollado la vinculación entre paráfrasis y enunciación como procedimientos de elaboración textual. Entre los dos aspectos de la reformulación textual desarrollados por Fuchs, la glosa se encontraría inscripta dentro de los procesos de reformulación explicativa cuya actividad se centra en la interpretación de un “texto base” o “texto fuente” sobre el que se pretende restituir o explicitar un sentido dirigido a un interlocutor. El sujeto glosador actúa como lector y produce sobre esa lectura del “texto base” un “texto meta” que se encuentra fundado en el distanciamiento respecto de la situación de producción original y una posterior orientación en la reformulación discursiva en la que está implicado el pasaje de estas dos instancias textuales. De esta forma, el texto que actúa como glosa es el resultado de un “texto mixto” en el que se recuperan algunas convenciones formales y genéricas del texto sobre el cual se desarrolla el comentario. Así la actividad del glosador se convierte en una “experiencia dialéctica, es decir, el modo mediante el cual el glosador opone léxicos, presenta problemas, vuelve a articular las metáforas, los conceptos, los tecnicismos o las historias.” (Rodríguez XIV

Velasco, 2001: 132) Estas operaciones discursivas ponen de manifiesto la triple funcionalidad que adquiere Quevedo frente al texto, puesto que se pueden advertir tres instancias en las que se encuentran las huellas de una inscripción textual del sujeto. Quevedo no sólo traduce la obra de Séneca del latín, sino que también asume la doble función de autor/ glosador, componiendo un comentario textual en el que despliega una serie de estrategias discursivas que pretenden fijar ciertos protocolos de lectura ligados a sus propios intereses. La correspondencia entre los dispositivos formales y estilísticos existentes entre el texto fuente traducido y la glosa quevediana, permiten evidenciar una estructuración muy clara del texto siguiendo los lineamientos de una prosa sentenciosa marcadamente racionalista. En un reciente estudio Hugo Bizzarri (2001) desarrolló elementos básicos para la clasificación de la naturaleza proverbial y sentenciosa de la producción sapiencial del medioevo. Retomando algunas categorías esbozadas por él se analizarán algunos mecanismos formales existentes en la traducción y glosa del texto senequista.

A) Sentencias definidoras Existen ciertas expresiones sentenciosas cuyo rasgo formal vendría dado por el mecanismo de la definición. Por XV

consiguiente la sentencia apunta a expresar concretamente un valor, juicio o concepto que es introducido formalmente a partir del empleo del verbo “ser”. También existen casos en los que se emplea la forma “es decir” que opera como un reformulador con valor explicativo, construyendo claramente una definición1. 1) Morirás. Esto es naturaleza del hombre, no pena [I] 2) Peregrinación es la vida: quando hayas caminado mucho, es forçoso volver [I] 3) Estoy enfermo. Esso es decir que soy hombre [VI]

B) Sentencias intensivas Muchas sentencias no poseen una equilibrada disposición de sus componentes, lo que apunta a enfatizar cierta sección de la sentencia. Las sentencias intensivas se caracterizan por presentar uno de sus dos miembros de forma más extensa. Así se advierte un in crescendo en el que el segundo miembro adquiere el espacio de clímax o punto de desenlace que resulta significativo en el sentido que la sentencia espera trasmitir. 1) Los golpes del cuchillo pueden ser muchos, mas yo 1. Explicado de forma exhaustiva por Ciapuscio (2001) XVI

no puedo ser degollado sino una vez. [II]

C) Anáforas: sentencias anafóricas Las anáforas retoman algunos elementos retóricos presentes en las enumeraciones o sentencias numéricas, en tanto permiten construir un despliegue racionalizado que pauta y segmenta el discurso contribuyendo a una clara exposición y comentario de un concepto. La anáfora recurre a la repetición de un segmento formal que tiene por finalidad obtener un ritmo simétrico que enfatizan en intensifican un concepto. 1) Niño tuve el movimiento débil por la terneza; la fuerça, peligrosa por la travesura; el apetito, del alimento por lo insaciable; los humores, amotinados por el hervor; el conocimiento, confuso por la falta del juicio; las operaciones, ciegas por la falta de la experiencia; las inclinaciones, enfermizas por la falta de la cordura. [VI] 2) Quien piensa de otro mal, muestra que él es malo, y que desea que sea malo el otro. Quien piensa de otro mal, antes quiere hacer malo a quien no lo es, que hacer bueno al malo. [VII] 3) Haga el dolor su oficio, que es afligirme; haga yo el mío que es vencerle. [IX]

D) Sentencias opuestas XVII

El recurso formal de este tipo de sentencias se produce al articular dos sentencias con sentidos contrapuestos. La clara oposición de orden semántico ocasiona un contraste en el que se relazan los conceptos contrapuestos. En términos de Bizzarri, se produce “una técnica pictórica de claro-oscuro” (2001:34) 1) Si he vivido bien, empeçaré a vivir; si mal, empeçaré a morir. [I] 2) Aquel es pobre, a quien falta lo que tiene. Aquel es rico, a quien sobra lo que le falta. [X]

E) Sentencias opuestas encadenadas La característica de este tipo de sentencias es la unión de dos conceptos contrapuestos que comparten un común hilador o concatenador. Ambas sentencias comparten un rasgo formal común que las unifica a partir de una oposición semántica. 1) Padezco dolor. Si le opongo la naturaleza venceráme; si la razón, venceréle. [IX] 2) El necio aun decrépito muere muchacho en su deseo; el sabio muere viejo en su mocedad. [IV]

F) Sentencias de miembros opuestos XVIII

Bizzarri ha definido que este tipo de sentencias mantienen su grado de oposición semántica pero no ya entre dos sentencias cohesionadas por un elemento hilador, sino que construyen la oposición de sentido dentro de los miembros que la componen. 1) Hablan mal de ti. El despreciarlos es fácil; el satisfacerlos impossible. [VII]

G) Interrogaciones retóricas La interrogación retórica, a diferencia de la interrogación directa, no pretende solicitar u obtener ningún saber o información particular, sino que apela a exponer una aseveración en forma interrogativa como modo de establecer una reflexión sobre lo explicitado. En este sentido Bizzarri las liga a un modelo del axioma socrático de gran empleo en las disputas universitarias del siglo XIII. 1) ¿Con qué razón llamas rico al que no puede lo que quiere, y pobre al que puede lo que quiere? [X] 2) ¿Por qué te llamas pobre quando para vivir no te niega nada? [X]

H) Auctoritates El procedimiento de la inclusión de la voz de una autoriXIX

dad, reconocida en relación con la materia que la sentencia desarrollará, constituyó uno de los aspectos más comunes en la retórica clásica. Como lo señala Irving Copi (1978) el argumentum ad auctoritatem (argumento por la autoridad) constituye uno de los tipos de falacias no formales de mayor empleo en las argumentaciones dentro de cualquier disciplina. En cuanto a su plasmación formal, Bizzarri distingue dos miembros: El encabezado, que presenta el nombre de la autoridad a citar y el cuerpo concreto de la cita. 1) Christo, Dios y hombre, dixo que eran bienaventurados los pobres de espíritu; y en el Evangelio, que era más fácil entrar el camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino del cielo. [X] 2) Dixo Juvenal, que la pobreza hace a los pobres ridículos [XI] 3) Pues como dixo Boecio en su libro de Consolación aguardan segunda muerte en su nombre propio. [V] 4) Virgilio Maron lo dice mejor. Autor es que mereció en la filosofía stoïca ser citado de mi Séneca en boca de Dido: No ignorante de males, a los míseros aprendo a socorrer. [XVI] 5) Quiérotela canonizar con las palabras de san Pablo, XX

Ad Hebraeos 5.8: cum esset filius Dei, didicit ex his quae passus est obedientiam. [XVI] En el caso particular de las auctoritates seleccionadas por Quevedo, se puede advertir un canon de lecturas que recuperan autores particulares que pueden ser tenidos como modelos ejemplares de autoridad. Se cita a los autores clásicos latinos como Juvenal y Virgilio, y también autores de la doctrina cristiana como San Pablo y Boecio. Por último, la inclusión de ciertos pasajes del evangelio advierten la intencionalidad en que persigue conciliar el estoicismo y la doctrina cristiana.

II.1.- El ejemplar de la Biblioteca Nacional de Argentina II.1.2.- Historia del impreso. A partir de la signatura antigua “FD 387” y del sello que figura en los tres volúmenes que comprenden las Obras de Quevedo: “Biblioteca Nacional-Colección Foulché-Delbosc 1937” es posible afirmar que, antes de pertenecer al acervo de la Biblioteca Nacional argentina, estos ejemplares formaron parte de la colección personal del hispanista francés Raymond Foulché-Delbosc (1864-1929) Las obras pertenecientes a esta colección fuXXI

eron subastados luego de su muerte en 1936 en el Hotel Drouot en París. El director de la Biblioteca Nacional en ese tiempo, Gustavo Martínez Zuviría, se mostró interesado en la adquisición completa del material perteneciente a dicha colección. Decidido a incorporar el valioso fondo bibliográfico, encomendó al ministro argentino en Francia, Tomás Le Bretón, que iniciara las gestiones para una compra privada. Como era de esperarse, la riqueza del fondo bibliográfico tomó estado público, lo que implicó una puja muy fuerte en una subasta pública entre distintos interesados, obligando a Martínez Zuviría a optar por una selección de las mejores piezas de la totalidad del lote ofrecido. La adquisición se concretó exitosamente y fue reseñada en la Memoria de la Biblioteca Nacional de 1936 y al año siguiente en la Revista de la Biblioteca Nacional. Los ejemplares adquiridos en 1937 pasaron a conformar una sección de Sala de Reservados como Colección F-D. La colección guardó anónimo silencio hasta su inesperado redescubrimiento en 1996 por los hispanistas anglosajones Arthur Askins y Harvey Sharrer. La importancia del fondo requirió una rápida acción de rastreo y clasificación, fue así como Georgina Olivetto, en colaboración con personal de la Biblioteca Nacional, emprendió la labor de búsqueda y clasificación. En dicho momento se consideró necesaria la concepción de un equipo de investigadores enmarcado en un proyecto bilateral entre 2. Véase Marcos Marin, Olivetto y Zumárraga (1999)

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España y Argentina, cuyo objetivo residió en la implementación de los avances de la filología electrónica en la elaboración de un catálogo digital que ponga en dominio público el contenido de la valiosa colección 2. El equipo de trabajo conformado por Francisco Marcos Marín, Georgina Olivetto y Verónica Zumárraga permitió la difusión de materiales bibliográficos inhallables que fueron presentados en publicaciones especializadas del campo académico3. En lo que respectó a la obra quevediana, debe destacarse la existencia de numerosas ediciones y ejemplares de sus obras, tanto en prosa o en verso, como así también una serie de manuscritos con textos de Quevedo (Marcos Marin, 2001)

II.1.3.-Descripción material. Los tres tomos de las Obras Completas de Francisco de Quevedo y Villegas publicadas en Amberes en 1699 por Henrico y Cornelio Verdussen se conservan en la colección Foulché-Delbosc perteneciente a la Biblioteca Nacional de la República Argentina. El segundo de los tomos contiene la obra De los remedios de cualquier fortuna cuya encuadernación no es la original, sino que se trata de una moderna en cuero pardo posiblemente en3. Deben señalarse los eruditos trabajos desarrollados por Georgina Olivetto (1998); (2000-2001) y Francisco Marcos Marin (1999).

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cargada por el propio Foluché-Delbosc. Tiene un lomo de cuatro nervios con un tejuelo grabado en oro: OBRAS DE QUEVEDO/TOMO II. La encuadernación se encuentra dañada en algunas secciones, particularmente en las punteras. El volumen consta de un total de 249 folios de papel de 170 x 220 mm y caja de escritura de 125 x 188 mm. De la totalidad de folios, 232 de ellos se encuentran escritos a plana entera y constan de una foliación continua impresa en números arábigos, además de organizarse en 58 cuadernillos de 4 folios. Los restantes 14 se dividen en: 2 folios de guarda anteriores + 1 folio de guarda posterior + 1 folio de portada + 1 folio de la tabla de las obras contenidas en este volumen + 10 folios con grabados ajenos al sistema de organización de los cuadernillos. Este últimos están siempre incluidos en el inicio de cada obra a modo dispositivo paratextual que segmenta la totalidad el texto e indica la división de los diferentes tratados. En consecuencia, el esquema de análisis de la composición del impreso quedaría planteado del siguiente modo:

Obra

Cuadernillo

Paginación Arábiga

2 Folios de guarda

S/numeración

S/N

Portada

S/numeración

S/N

Tabla de los tratados que contiene el tomo segundo

S/numeración

S/N

XXIV

Grabado

S/numeración

S/N

[A1r] –[L4r]

1-86

Vida y muerte de S. Thomas de Villanueva

[Grabado] [L4v][O1v]

87-106

Memorial por el Patronato de Santiago

[Grabado] [O2r] –[R1v]

107-130

De los Remedios de qualquier fortuna

[Grabado] [R2r][T3r]

131-149

La Cuna y la Sepultura

[Grabado] [T3v] – [Z1r]

150-178

Doctrina para morir

[Grabado] [Z2r] – [Aa4v]

179-192

[Grabado] -[Bb1r] – [Pp4v]

193-304

Affecto Fervoroso del Alma agonizante, con las siete palabras que dixo Christo en la cruz

[Pp4v] – [Qq2r]

304-307

Política de Dios y Gobierno de Christo, segunda parte

[Qq2v] – [Grabado] –[Kkk3r]

308-446

Nombre, Origen, Intento, Recommendación y Descencia de la Doctrina Estoica defiende Epicuro de las Calumnias vulgares

[Kkk3v]- [Nnn4v]

447-472

S/numeración

S/N

Vida de San Pablo Apóstol

Virtud Militante

1 folio de guarda posterior

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II.2.- Criterios de la presente edición. La edición que presentamos a continuación no pretende ni debe llevar el epíteto de crítica, puesto que se basa en uno sólo de los testimonios conservados de De los remedios de cualquier fortuna. Como ha señalado James Crosby (1976), la traducción y glosa del De remediis fortuitorum fue presuntamente concluida por el autor en 1633 pero fue publicada cinco años más tarde en Madrid por Francisco Martínez. De dicha princeps tan sólo se conserva un ejemplar existente en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander y otro publicado en mismo año en Barcelona custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid (López Posa, 1992) Para el establecimiento de la presente edición hemos seguido fielmente el texto del tomo segundo de las Obras Completas de Francisco de Quevedo (Amberes, 1699) que se conserva en la colección Foulché-Delbosc de Biblioteca Nacional de la República Argentina. Para subsanar eventuales erratas hemos cotejado con la edición idéntica que se conserva en Biblioteca Pública de Orihuela. A fin de ofrecer un texto accesible hemos optado por modernizar la puntuación y algunas de las grafías originales; no obstante en lo que se refiere a esta última, sólo hemos actualizado de forma limitada a fin de no “traicionar” el texto quevediano. 1. Estabilizamos ortográficamente las vacilaciones entre b/v, u/v, g/j, z/c, x/s XXVI

2. Regularizamos el uso de las grafías c y ç, trascribiendo c para representar la oclusiva velar sorda /k/ y ç para representar la dorso-alveolar africada sorda /s/ ˆ en todos los contextos. 3. Respetamos el uso de la grafía q para representar la oclusiva velar sorda /k/ en palabras como quales, quando, etc. 4. Respetamos el uso de la grafía x para representar la velar fricativa sorda /x/ en palabras como dixo, dexar, etc. 5. Toda j e y con valor vocálico o semi-vocálico se ha transcripto como i. 6. Conservamos las vacilaciones vocálicas (envidia / invidia) o las oscilaciones consonánticas (ahora / agora). 7. Simplificamos las vocales dobles en casos como veer, fee, etc. 8. Respetamos las variaciones en la forma del artículo (el / la color, el / la alma). 9. Mantenemos las contracciones propias de la época como: dellas/ de ellas, destos/ de estos, dél/ de él. 10. Conservamos los números en cifras. 11. Reducimos el empleo de letras mayúsculas en la mayoría de los casos. Así fray, san, duque de, rey de, etc. 12. Las oscilaciones entre supresión y mantenimiento de de los grupos consonánticos como lectura / letura, sancto / santo etc. 13. Respetamos las grafías de origen culto, aunque no tengan una significación fónica, como christiano / cristiano , stoico / estoico, proprio / propio 14. Modernizamos los nombres propios de autores y obras mencionados en el texto. 15. Hemos mantenido las consonantes geminadas ss, mm, simplificándolas sólo en casos de posición inicial. 16. Acentuamos el texto según los criterios modernos. 17. Respetamos las bastardillas empleadas en el impreso. 18. Nuestras intervenciones van señaladas entre corchetes [ ] XXVII

Siendo De los remedios de cualquier fortuna una traducción glosada de un texto latino, hemos considerado de suma utilidad incluir al pie de cada apartado la versión original del discurso de Séneca. Para ello trascribimos el ejemplar latino de la obra editado por Erasmo y publicado en Lyon (1555) perteneciente a Quevedo. El texto de la edición presenta algunas notas explicativas, de contenido textual y lingüístico que también se consignan al pie. Ha sido nuestra intención presentar un texto accesible que permita un conocimiento de la obra de Quevedo, basando el establecimiento del texto de la edición en un ejemplar existente en el fondo bibliográfico argentino. Por tanto, no debe considerarse esta versión como la definitiva, sino habrá que esperar la finalización del volumen IX de la edición crítica de las obras de Quevedo que lleva adelante el equipo dirigido por Alfonso Rey Álvarez en la Universidad de Santiago de Compostela, en donde se aplicarán los procedimientos de la crítica textual en un sistemático cotejo de manuscritos y ediciones a fin de establecer un texto verdaderamente crítico.

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II.3.- Bibliografía General ASTIN, A. E., 1978, Cato the Censor, Oxford, Clarendon Press. Aeneis: MYNORS, R. A. B. ed. 1969, : P. Vergili Maronis Opera, Oxford, Clarendon Press. Biblia Políglota: DAVIES, Mark, ed., 2000, Biblia Poliglota Latin / Español Antiguo / Español Moderno, Illinois, Illinois State University, Disponible en: http://davies-linguistics.byu.edu/span3/ BIZZARRI, Hugo Oscar, 2001, “Anatomía de la expresión proverbial” en Germán Orduna et allii, Estudios sobre la variación textual. Prosa castellana de los siglos XIII a XVI, Buenos Aires, Secrit (Incipit Publicaciones 6), pp. 25-50. BLANCO, Mercedes, 1998, “Del Infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini” en La Perinola, 2, pp. 155BLÜHER, Karl Alfred, 1979, “Sénèque et le ‘desengaño’ néostoïcien dans la poésie lyrique de Quevedo” en Augustin Redondo ed., L’Humanisme dans les lettres espagnoles, Limouge, Librairie Philosophique J. Vrin, pp. 299-310 BLÜHER, Karl Alfred, 1983, Séneca en España. Investigaciones sobre la recepción de Séneca en España desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII, Madrid, Gredos. XXIX

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MARTINENGO, Alessandro, 2002, “Desaterrado Scipión a una rústica casería suya, recuerda consigo la gloria de sus hechos y de su personalidad” en La Perinola, 6, pp. 151-160. MB: FERNANDEZ GUERRA Y ORBE, Aurelio, ed., 1859, Francisco de Quevedo y Villegas, Marco Bruto en Obras competas de don Francisco de Quevedo y Villegas, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo II, Madrid, M. Rivadeneyra. OLIVETTO, Georgina, 1998, “Las ediciones de Celestina de la colección Foulché-Delbosc en la Biblioteca Nacional de la República Argentina” en Celestinesca, 1, pp. 67-74. OLIVETTO, Georgina, 2000-2001, “Crónica de Enrique IV de Diego Enríquez del Castillo: El manuscrito de la Colección Foulché-Delbosc conservado en la Biblioteca Nacional” en Incipit, 20-21, pp. 143-152. OTAOLA GONZÁLEZ, Paloma, 2004, Coordenadas filosóficas del pensamiento de Quevedo. Obras filosóficas y satíricomorales, Alicante, Club Universitario. PELOSI, Hebe Carmen, 2006, “La imagen de Raymond Foulché-Delbosc en Argentina” en La Biblioteca, 4-5, pp. 524-530. PÉREZ CUENCA, Isabel, 2003, “Las lecturas de Quevedo

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a la luz de algunos de los impresos de su biblioteca” en La Perinola, 7, pp. 297-333. PLATA PARGA, Fernando, 2001, “Edición de las Controversias de Séneca, texto inédito de Francisco de Quevedo” en La Perinola, 5, pp. 207-275. Poesías: BLECUA, José Manuel, ed., 1969, Francisco de Quevedo y Villegas, Obra Poética, Madrid, Castalia. RAMÓN PONT, Antonio, 1997, Pedro Crisólogo en Francisco de Quevedo, Universidad de Alicante, Servicio de Publicaciones, Alicante. RODRIGUEZ VELASCO, Jesús, 2001, “La biblioteca y los márgenes. Ensayo teórico sobre la glosa en el ámbito cortesano del siglo XV en Castilla. I: Códice, dialéctica y autoridad” en Ehumanista, I, pp. 119-134. Satiricón: RUBIO FERNÁNDEZ, Lisardo, ed. y trad., 1995, Petronio, Satiricon, Madrid, Gredos. SCULLARD, H. H, 1970, Scipio Africanus: Soldier and Politician, Thames and Hudson, London.

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Remedios de cualquier fortuna

[BN República Argentina TES 3 A 07 3 5 02- FD 387] [R2r]

DE LOS REMEDIOS DE QUALQUIER FORTUNA Desdichas que consuela Lucio Aneo Séneca [I] SÉNECA De la Muerte.

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orirás Esto es naturaleza del hombre, no pena. Morirás. Con esta condición entré, de salir. Morirás. Derecho es de las gentes volver lo que recibiste. Morirás. Peregrinación es la vida: quando hayas caminado mucho, es foroçoso volver. Morirás. Entendí decías alguna cosa nueva. A esto vine, esto hago, a esto me llevan todos los días. La naturaleza en naciendo me puso este término: ¿Qué tengo de qué poderme quexar? A esto me obligué. Morirás. Necedad es temer lo no puede 2

estorbarse. Esto no le evita quien lo dilata. Morirás. Ni el primero, ni el postrero. Muchos murieron antes de mí; todos después de mí. Morirás. Este es el fin del oficio humano. ¿Qué soldado viejo se enojó de que le licenciassen? Adonde va el mundo voy yo Pues ¿Ignoro yo, que soy animal racional mortal? Con esta condición se engendra todo. Lo que empeçó se acaba. Morirás. ¿Por qué es molesto lo que se hace una vez? Conozco el caudal por ajeno, no por mío. Finalmente, yo hice este concierto con el acreedor, de que no puedo quexarme. Morirás. Mejor lo hicieron los Dioses, pues nadie me puede decir que moriré, que no sea mortal. [1] [R2v]

DON FRANCISCO DE QUEVEDO

M

orirás. Fuera verdad entera si dixeras: Has muerto y mueres. Lo que passó lo tiene la muerte; lo que passa va llevando. Morirás. Desde que nací lo sé; por esso lo espero y no lo temo. Morirás. No dices bien; di que acabaré de morir y acertarás, pues con la vida empecé la muerte. Morirás. Dicesme lo que sé, y callas lo que no sé, que es el quándo. Morirás. Con todos hablas; y todos te sacarán verdadero y tu vida a ti proprio. Morirás. Si he [1] [S7v] Morieris. Ista hominis natura est, non poena. Morieris. Hac conditione intraui, ut exirem. Morieris. Gentium ius est, quod acceperis reddere. Morieris. Peregrinatio est vita: Cum multum ambulaueris, domum redeundum est. Morieris. Putabam te aliquid

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vivido bien, empeçaré a vivir; si mal, empeçaré a morir. Morirás. No me alborota hacer lo que todos han hecho y lo que todos harán. Morirás. Primero me lo dixo la naturaleza. Morirás. Es vana amenaça, pues ninguno es tan necio que rehúse lo que hace: No hay hora que yo no muera; ¿por qué he de temer lo que hago? ¿Por qué he de rehusar llegar adonde me llevo? Morirás. No viviera con esperança de descansar, si no esperara morir. Morirás. Con el propio contento que quien navega llega al puerto, y quien peregrina, a su patria. Morirás. Y los apetitos y vicios, si muero moço; y las enfermedades y miserias, si muero viejo. Morirás. Y si muero dichoso, la envidia que me tienen; y si desdichado, la que yo tengo. Morirás. Y los cuidados y desvelos si soy rico, y el desprecio y las calamidades si soy pobre. Morirás. Si hablas con el cuerpo, no lo puedo excusar por la naturaleza; si con el ánima, te pueden desmentir las virtudes y la gracia. Morirás. Si hubiera alguno a quien no lo pudieras decir, me entristecieras. Morirás. No podré de otra manera seguir a muchos y ser seguido de noui dicere. Ad hoc ueni, hoc ago, huc me singuli dies ducunt. Nascenti mihi protinus hunc posuit hunc terminum. Quid habeo, quod indigner? In haec uerba iuraui. Morieris. Stultum est timere, quod uitare non possis: istud non effugit etiam qui distulit. Morieris. Nec primus, nec ultimus. Multi me antecesserunt, omnes sequentur. Morieris. Hic est humani officii finis. Quis sanus exactorem senex axautorari moleste tulit? Morieris. Quid? Ego nescio me esse animal rationale et mortale? Ad hanc conditionem cuncta gignuntur: Quod coepit, et desinit. Morieris. Quid graue est, quod semel? Aes alienum non meum noui. Hoc equidem cum co creditore contraxi de quo queri non possum. Morieris. Dii melius quod nemo mihi istud minari nisi mortalis potest.

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todos. Morirás. No hay otro camino para passar a vida sin muerte. Mientras lo dixeres a todos no podrás mentir; y no hay en todos uno en quien no puedas mentir, si le dixeres que vivirá. [II] SÉNECA Degollaránte.

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egollaránte ¿Qué más importa que muera por el filo que por la punta? Empero serás herido muchas veces, y muchas espadas cortarán en ti con muchas heridas. No puede ser mortal sino una sola. [2] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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egollaránte. No hará el cuchillo más en mí que hiciera mi naturaleza. Degollaránte. No hay parte en el cuerpo por donde no puede entrar la muerte y salir la vida. Degollaránte. Muchos capitanes gener[2] [S7v] Sed decollaberis. Quid interest utrum caesim moriar an punctim? “Sed saepe ferieris et multi in te gladii concurrent” Quid refert, quam multa sint uulnera? Non potest amplius quam unum esse mortiferum

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ales, señores, reyes y emperadores murieron degollados, y otros no alcançaron tan descansada muerte. Degollaránte. Si di causa para morir, esso sentiré; si no, siéntalo [R3r] quien me condenare. Degollaránte. Lo mismo es que el cuchillo abra por donde salga la sangre, que cerrar el cordel por donde no salga el aliento. Cuchillo, y no soga, vanidad es de los muertos, no de la muerte. Degollaránte. Lo mismo hace con infinitos la medicina con sangrías en la cama, que el verdugo con algunos en el cadahalso. Degollaránte. Morir por sentencia de letrado o por sentencia de médico, todo es morir. Degollaránte. Peor lo hiciera con mi vida y con mi alma una apoplexía y una muerte repentina que el verdugo. Degollaránte. Saldré de dos cárceles, de la vida y de la prisión. Degollaránte. Si cometí delitos, seré exemplo; si muriere inocente, seré escándalo: pagar lo que debo es cumplir; si no, pagarálo quien me condenare. Todos tienen juez sobre sí. Dios juzga a los que juzgan. Más rigor es permitir mi muerte para que otro peque, que permitir que yo muera sin culpa: uno y otro es cuidado de la providencia de Dios. Degollaránte mal. Poco importa si yo muero bien; en mano del verdugo está que yo pueda morir trabajosamente, y en la mía que yo muera constantemente. Los golpes del cuchillo pueden ser muchos, mas yo no puedo ser degollado sino una vez. Degollaránte y quedará tu cuerpo apartado de su cabeza. Esso no me toca, pues primero será apartada mi alma de mi cuerpo. 6

[III] SÉNECA Morirás lexos

M

orirás lexos. En cualquier parte hay camino para el sepulcro. Morirás lexos. Yo estoy dispuesto a pagar lo que debo: vea el acreedor dónde me llama. Morirás lexos. Ninguna patria es ajena al muerto. Morirás lexos. No es más pesado el sueño fuera que en casa. Morirás lexos. Esto es llegar sin viático a la patria [3] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

M

orirás lexos. Fuera desdicha si en mi casa pudiera excusar el morir. Morirás lexos. La otra vida igualmente dista de todas partes. Morirás lexos. Todo el mundo es una casa, las provincias son aposentos; yo no mudo de casa, sino de aposento. Morirás lexos. En todas partes mi cuerpo pisa la tierra y ve el cielo. A la una debo el cuerpo, y al otro el alma. ¿Cómo es possible que me aparte de mis acreedores? [3] [S7v] Peregre morieris. Vndecunque ad inferos una uia est. Peregre [S8r] morieris. Ego quod debeo, soluere paratus sum. Videat foenerator, ubi me appellet. Peregre morireis. Nulla est aliena patria mortuo. Peregre morieris. Non est grauior foris quam domi somnus. Peregre morieris. Hoc est in patriam sine uiatico preuenire.

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Morirás lexos. Quien muere en sí, cada día se acerca más a su muerte. Morirás lexos. Los que dexo en mi casa mueren y los que están en la que peregrino también. Morirás lexos. Eso tiene la muerte, que siendo partida, no se camina; y siendo jornada, es igual desde qualquiera parte. Morirás lexos. En ningún lugar se puede estorbar el morir, y en todos para vivir hay estorbos. Morirás lexos. Nada me puede hacer falta para [R3v] morir, y cuanto más me faltare, moriré con menos dolor. Morirás lexos. Conmigo llevo la tierra y la muerte. Morirás lexos. El mundo es punto, la vida instante; ¿quién, si no es loco, hallará distancias en un punto? ¿Quién hallará espacios en un momento, si es cuerdo? Sólo muere lexos, el que en su propria casa se persuade que está lexos su muerte. [IV] SÉNECA Morirás moço

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orirás moço. Bueno es morir antes de desear morir. Morirás moço. Esto es lo que igualmente sucede al moço y al viejo: no somos citados por antigüedad, ni se mira al número de los años; y a los niños y a los mancebos se lleva una misma necessidad del hado. Bueno es morir quando conviene vivir. Morirás moço. Qualquiera que llega a lo último de su hado muere viejo. No se mira quál es la edad del hombre. Sino a quál es el tér8

mino. Morirás moço. Por dicha, de algún mal me libra la fortuna; y cuando no de otro, de la vejez. Morirás moço. No aprovecha contar quántos años tengo, sino quántos me dieron. Si no puedo vivir más, esta es mi vejez. [4] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

M

orirás moço. Tanto menos tendré que morir, quanto menos viviere. Morirás moço. Menos agravio hace la muerte a quien menos quita. Morirás moço. Harta vida son pocos años, quando muchos son poca vida. Morirás moço. Esso es llegar antes donde voy. ¿Qué caminante aborreció al atajo? Morirás moço Grande bien es no llegar viejo a verme muerto. La muerte me quita lo que (si viviera) deseara yo que me hubiera quitado, y viera que lo deseaban los que me vieran. Morirás moço. El necio aun decrépito muere muchacho en su deseo; el sabio muere viejo en su mocedad. Morirás moço. El bueno mas dexa de vivir en una hora que viva más, que [4] [S8r] Sed iuuenis morieris.” Optimum est, ante quam optes, mori. Iuuenis morieris Hoc unum est, quod aeque ad iuuenem quam ad senem pertinet. Non citamur ex censu nec exigitur numerus annorum, Et adolescentes et impúberes eadem fati necessitas ducit. Optimum est morí, cum iuuat uiuere. Iuuenis morieris. Quicunque ad extremum fati sui uenit, senex moritur. Non enim refert, quae sit hominis aetas, sed quae sit meta. Iuuenis morieris. Fortasse alicui malo sub ducit me fortuna, si nulli alii, certe senectuti. Iuvenis morieris. Non refert, quot annos habeam, sed quot acceperim. Si plus uiuere non possum, haec est senectus mea.

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viviera en muchos años mas que viviera. Morirás moço. Sola la mocedad es vida en la vida; luego en la vejez solo me quita más muerte la muerte. Morirás moço. Muchos son los que no llegan a moços, y más los que no llegan a viejos, no les pesa de haber llegado. Morirás moço. La vida es representación, Dios el autor, a él toca dar largo o corto papel, y repartir los personajes de rey, de vassallo, de pobre o rico. A mi sólo me toca hacer bien el que me repartiere lo que me durare. [R4r] [V] SÉNECA Carecerás de Sepultura

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arecerás de sepultura. ¿Qué otra cosa responderé sino las palabras de Maron? Fácil pérdida es la del sepulcro1. Si nada siento no me toca a mí que mi cuerpo carezca de sepultura. Si siento, para todo es tormento de sepultura. Carecerás de sepultura. Con el cielo se cubre quien no tiene túmulo. ¿Qué importa más: que me consuma el fuego, o una fiera, o el tiempo, última sepultura 1. Se refiere a la cita de Virgilio en la Eneida II, vv. 645-646: “ipse manu mortem inueniam; miserebitur hostis / exuuiasque petet. facilis iactura sepulcro (Aeneis, II, vv.645-646) [yo mismo sabré darme la muerte con mi propia mano. El enemigo se compadecerá de mi y buscará mis despojos; poco me importa quedar insepulto](Eneida, II, vv.645-646)

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de todas las cosas? Esto, para el que no siente es superfluo; para el que siente, carga. Carecerás de sepultura. Y tú, o abrazado, o soterrado, o cerrado, o podrido, o sin entrañas, embalsamado, o oprimido, o entregado a una losa que te consuma y te seque. No hay sepultura alguna; no nos entierran, que nos arrojan. Carecerás de sepultura. ¿Por qué tiemblas entre las seguridades? Este lugar está seguro y fuera del término de las penas. Mucho debemos a la vida, a la muerte nada. No se inventó la sepultura por causa de los muertos, sino de los vivos. Para quitarnos de delante los cuerpos feos, y hediondos, unos sepulta la tierra, otros consume la llama, otros se encierran en piedra, que los reduzca a huessos, no perdonamos a los difuntos, sino a nuestros ojos. [5] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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arecerás de sepultura. Quando lo ordene la inhumanidad, no lo consentirán la vista y el olfato de los vivos. Enterraráme quien quisiere vivir en mi casa; si muriere en la calle, quien passare por ella; si en el campo, 2. Se refiere a Diógenes de Sinope también apodado Diógenes el cínico. [5] [S8r] Insepultus iacebis. Quid aliud respondeam quam illud Maronis, Facilis factura sepulchri. Si nihil sentio, non pertinet ad me iactura corporis insepulti. Si sentio, omnis sepultura tormentum est. Insepultus iacebis. Quid interest, ignis me an fera consumat an tellus tempus, ultima omnium sepultura. Istud non sentienti

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quien anduviere en él. Por esto dixo Diógenes2 que: ¿qué importaba más que le comiessen gusanos debaxo de tierra, que pájaros encima de ella? No hay cosa que no sea sepultura para el hombre muerto. La tierra le pudre, la agua le deshaze, el aire le enjuga, el fuego le seca, los gusanos le comen, los animales le despedazan, las aves le pican, los peces le tragan. Dos cosas no le pueden faltar al hombre: si vive, MUERTE: si muere, SEPULCRO. Carecerás de sepultura. Essa es amenaza para la sepultura de mi alma, que es mi cuerpo; no para mi alma. Carecerás de sepultura. Enterraráme quien me quisiere bien, por no afligirse. Carecerás de sepultura. Vivo la deseo, y muerto no la he menester. Carecerás de sepultura. La Iglesia la da a todos los fieles. La justicia no la niega a los ajusticiados. Los christianos entierran a los moros en el campo; y los moros a los christianos. El mar, que no admite cuerpos muertos, cría pescados que los tragan enteros, y los sirven de sepulcro vivo. Carecerás de sepultura. Mandarse enterrar los que mueren es la primera manda de los testamentos; y pues los herederos, [R4v] que no cumplen las demás, o las difisuperuacuum est, sentienti onus. Insepultus iacebis. At tu combustus, at tu obrutus, at tu inclusus, at tu putridus, at tu euiscerates et constrcitus aut traditus lapidi, qui te paulatim edat et exiccet. Nulla est sepultura; non sepeliemur sed proiciemur. Non sepelieris. Quid in re tutissima trepidas? Vltra poenarum omnium terminum iste locus est. Vitae multa debemus, morti nihil. Non defunctorum causa sed uiuorum inuenta est sepultura, ut corpora et uisu et odore foeda amouerentur; alios terra obruit, alios flamma consumpsit, alios lapis ad ossa redactarus inclusit. Non defunctis sed nostris oculis pracimus.

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eren, no sólo cumplen essa, sino que la dan priessa, a nadie faltará sepultura. Carecerás de sepultura, porque pondrán tu cabeza en una parte de la ciudad, en otra tu mano, y repartirán tu cuerpo en los caminos. Sé que hay reinos, donde se hace por castigo, sin que haya día, como en otros, que se apiade de los ajusticiados; mas también se que al que no entierran los hombres, le gasta el sol, le consume el aire, le pudre el agua, le sepultan las aves. Pocos son los cuerpos que guarda la tierra enteros; en breve tiempo derrama por sus senos la compostura del cadáver. Los emperadores gastaron en guardar sus cenizas, con pirámides inaccesibles en urnas preciosas, los tesoros del mundo; y hoy no saben las urnas de las cenizas que guardaron. De nada se burla el tiempo tanto como de la vanidad de los muertos. ¡Que presto borran los días la soberbia de los difuntos en los epitafios de las piedras! Estos que con piedras y sepulcros y letreros pretenden dexar memoria de sí, no se hartan de morir; pues como dixo Boecio en su libro de Consolación3 aguardan segunda muerte en su nombre propio. Los gentiles tuvieron por más limpia y autorizada sepultura el fuego, y su cuidado fue, como dice Petronio, que su sepultura no tuviesse ni guardasse cosa que pareciesse a su cuerpo4. Los christianos guardan el cuerpo y le entregan a la tierra, de que fue tomado, a que le desfigure; y la sepultura de los príncipes romanos, en que estando 3. Se refiere al libro III capítulo VII de la Consolación de la Filosofía de Boecio. 4. Alude al episodio de la “Matrona del Efeso” narrado por Eumolpo en el Satiricón (III, 111-112)

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su majestad, le ordenan hoy a los herejes, a los nefandos y monederos falsos. Desta manera castigan unos tiempos la vanidad de otros. Carecerás de sepultura. Mi cuidado es vivir bien en naciendo; y viviendo procurar morir bien. Mi solicitud no passa de la muerte, a los vivos toca lo demás. Carecerás de sepultura. Buscar buena muerte me importa. Lícito es desear buena sepultura, contingente es alcançarla, y de ningún inconveniente no tenerla, pues ha de venir tiempo en que no la tenga. Todos debemos estimar nuestro cuerpo como parte del hombre que fue hecho a semejanza de Dios, y que con el alma ha de ser participe de la pena o de la gloria. Carecerás de sepultura. Para resucitar, en qualquiera parte le hallará mi alma; para que se pudra, en qualquier lugar lleva la corrupción consigo. Al cuerpo no le entierran para que se pudra, sino porque ya se pudre. Más sepulturas se deben al asco, y al horror que a la piedad. [VI] SÉNECA. Estoy enfermo

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stoy enfermo. Llegó el tiempo en que hiciesse experiencia de mi. No sólo en la mar y en la guerra se da a conocer el varón fuerte. En la cama se muestra también el valor. Estoy enfermo. No puede esto durar todo el siglo; o yo dexaré la calentura, o ella me dexará. No po14

demos estar siempre juntos; con la enfermedad batallo; o ella me vencerá o yo la venceré. [6] [S1r] DON FRANCISCO DE QUEVEDO.

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stoy enfermo. ¿Quándo no lo estuve, pues en mi propria salud tengo mal de muerte? Estoy enfermo. Después que el pecado enfermó la naturaleza, mi propria naturaleza es enferma, y yo soy una enfermedad viva. Si dixera: Yo estoy sano, no lo pudiera probar, y mi composición desmintiera mis palabras. Estoy enfermo. Esso es decir que soy hombre. ¿Cómo puedo ignorar lo que soy, ni tener por novedad lo que he sido desde que soy, y lo que seré hasta que dexe de ser? Estoy enfermo. Toda mi vida es quatro enfermedades de todos mis miembros, sentidos y potencias. Recién nacido, no tuve potencia para otra acción sino para llorar, los pies enfermos sin movimiento, la vista tierna, los braços sin fuerça, la boca sin dientes, el cuerpo sin vigor, los sentidos sin discurso, y las potencias aun no despiertas. Niño tuve el movimiento débil por la terneza; la fuerça, peligrosa por la travesura; el apetito, del alimento por lo insaciable; los humores, amotinados por el hervor; el conocimiento, confuso por la falta del juicio; las operaciones, ciegas por la falta de [6] [S8r] Aegroto. Venit tempus, quo experimentum mei caperem. Non [S8v] in mari tantum aut in praoelio uir fortis apparet. Exhibetur etiam in lectulo uirtus.. Aegroto. Non potest istud toto seculo fieri, Aut ego febrem relinquam aut ipsa me. Semper una esse non possumus. Aegroto. Cum morbo mihi res est; aut uincetur aut uincet.

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la experiencia; las inclinaciones, enfermizas por la falta de la cordura. Tuve obligación de purgar con el sarampión y las viruelas el alimento que me hico el gasto en el vientre de mi madre, evacuación casi universal y que freqüente se hace por la fuerça de tal veneno con la vida. Moço, el vigor del cuerpo y el apetito natural, achacoso con la cólera y con la ambición; y con la gula y mis costumbres; y no hay pecado en el alma, que no sea también enfermedad del cuerpo. Viejo, la vejez propria es enfermedad (común axioma es) y no hay enfermedad de que no venga acompañada la vejez. Hasta el cabello la confiessa; el pellejo no la calla, antes con arrugas la escribe. Pues si en naciendo estuve enfermo, si estuve enfermo moço, si estaré enfermo y seré la propria enfermedad viejo, para decir verdad he de decir que estuve, estoy, y estaré enfermo. Ni puede ni sabe la medicina desmentir esta verdad. Quando me cura, no me dexa sano, sino menos enfermo en un accidente de una de mis enfermedades. Estoy enfermo. Y lo están todos, y nadie puede dexar de estarlo. Quítame la enfermedad la gana de comer, enflaquéceme, desfigúrame, no puedo salir de la cama. Estos, que por males de la enfermedad cuento, son bienes, y remedios eficaces a otras enfermedades mías mayores. Son bienes, porque me ocasionan la paciencia, me exercitan el valor, me acrisolan el espíritu, me dan a conocer lo que soy, diferencian los buenos amigos de los aparentes, me recogen a mi mismo. Son medicinas, porque me tienen, en dieta contra la gula, que me causó la enfermedad; me desarman la ira, y en ella las venganças; me desmayan la sensualidad, y en ella tantos es16

cándalos, torpezas, y abominaciones. Estoy enfermo. La enfermedad no es impedimento, ni estorbo para ninguna obra buena, y en tal estado, todas las que desea uno hacer hace, y ocasionan que los otros hagan .muchas buenas obras con él. Estoy enfermo. Estoy como están todos; y el conocerlo hoy y el confessarlo, es solamente la mejoría que puede tener la enfermedad [S1v] Estoy enfermo; quien me ve, se enfada, quien me sirve se cansa, quien me hereda se alegra. Estas, que se tienen por calamidades, son, liciones y aforismos para mejorar la salud. Mas enfermedad es ver al enfermo y enfadarse, que estar enfermo. Peor enfermedad es en la caridad cansarse de servir al enfermo, que estar enfermo. Gravíssima enfermedad es la codicia del que, por lo que hereda, se alegra de la muerte del que le dexa lo que él ha de dexar. Lo peor de la enfermedad es, que no se puede curar sino con enfermos de peores enfermedades. [VII] SÉNECA Tienen de ti mala opinión los hombres

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ienen de ti mala opinión los hombres. Empero son malos. Inquietárame si de mi hablaran mal Marco Catón5, si Lelio el sabio6 , si otro Catón7 , si los dos Scipiones8 ; empero alabanza es no agradar a los malos. No puede tener alguna autoridad la sentencia donde condena 17

el que había de ser condenado. Mal hablan de ti. Inquietárame, si el hacerlo fuera juicio, mas es enfermedad. No hablan de mí, sino de sí. Mal hablan de ti. No saben hablar bien. No hacen lo que merezco, sino lo que acostumbran. La misma naturaleza tiene algunos perros, que ladran por costumbre, y no por ferocidad. [7] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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ienen de ti mala opinión los hombres. Lo que más importa es no sacarlos verdaderos. Tienen de ti mala opinión los hombres. ¿Qué importa, si son los que de nadie tienen buena opinión? Los buenos de nadie piensan 5. Alude a Marco Porcio Catón o Catón el Viejo (234 a.C.-149 d.C.) que se desempeñó como político, escritor y militar. Fue apodado “El Censor”, cargo al que accedió en el 184 d.C. Se distinguió por defender las tradiciones romanas en contraposición al helenismo proveniente del oriente. Para una pormenorizada descripción de su vida puede consultarse el trabajo de Astin (1978). 6. Se refiere a Cayo Lelio Sapiens (188 a.C.- ¿?) político romano designado cónsul en el 140 a.C. gracias a la promoción llevada a cabo por su amigo Publio Cornelio Escipión Emiliano. Fue apodado Sapiens (Sabio) debido a su negativa respecto de la reforma de la política agraria. 7. Hace referencia a Marco Porcio Catón o Catón el Joven (45 a.C. -95 a.C.) bisnieto de Catón el Viejo. Fue designado cuestor y tribuno de la plebe representando en el senado los intereses de los Optimates, partido conservador aristócrata en defensa del republicanismo. Aliado político de Pompeyo manifestó un duro enfrentamiento con César acusándolo de tramar una conjura contra el Senado. 8. Hace alusión a Publio Cornelio Espición el Africano (236 a.C.-183 a.C.) famoso

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mal. Los malos de nadie piensan bien. Quien piensa de otro mal, muestra que él es malo, y que desea que sea malo el otro. Quien piensa de otro mal, antes quiere hacer malo a quien no lo es, que hacer bueno al malo. No hay: cosa más fácil que pensar mal de otro, ni más vil. Tienen de ti mala opinión los hombres. La opinión no es verdad, y los hombres se engañan. Tienen de ti mala opinión los hombres. Hácenlo por no tener cosa buena. Hablan mal de ti. Si dicen verdad, no hablan mal; si mienten, hacen mal. Hablan mal de ti. No porque saben que obro mal, sino porque no saben hablar bien. Hablan mal de ti. Si hiziera caso dellos, tuvieran razón, pues pretenden no que me enmiende, sino que me enfurezca. Hablan mal de ti. El despreciarlos es fácil; el satisfacerlos impossible. Hablan mal de ti. Por no imitarlos hablaré bien de ellos. general y político romano. Entre sus hazañas cuenta con la derrota de Aníbal. Sobre su vida y hazañas véase el libro de Scullard (1970) Existe otra alusión empleada por Quevedo a este personaje en el soneto Desterrado Scipión a una rústica casería suya, recuerda consigo la gloria de sus hechos y de su posteridad. Para un desarrollo más exhaustivo de la presencia de este personaje en la obra de Quevedo véase Martinengo (2002) El segundo Escipión al que alude Séneca es Publio Cornelio Escipión Emiliano Africano (185 a.C.- 129 a.C.) conocido como Escipión el Joven fue un militar y político romano descendiente del Africano. Fue elegido censor en 142 a.C. declarándose enemigo de las familias conservadoras del Senado y de la política de reforma agraria impulsada por Tiberio Sempronio Graco. [7] [S8v] Male de te loquuntur opinantur homines. Sed mali mouerer, si de me Marcus Cato, si Laelius sapiens, si alter Cato, si Scipiones istaloquerentur. Nunc malis displicere laudari est. Non potest ullam auctoritatem habere sententia, ubi qui damnandus est, damnat. Male de te loquuntur. Mouerer, si iudicio hoc facerent: nunc morbo faciunt. Non de me loquuntur sed de se. Male de te loquuntur. Bene nesciunt loqui. Faciunt, non quod mereor, sed quod solent. Quibusdam enim cani-

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Hablan mal de ti. Calidad es ser malquisto de los malos. Si no me es dañosa su murmuración por desvanecerme con merecerla, no lo será con afligirme. [S2r] [VIII] SÉNECA Serás desterrado

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erás desterrado. Quando haga todo mí poder, no podré salir de mi patria. Una es para todos; fuera de ella ninguno puede salir. Serás desterrado. No mudo patria, sino lugar. A qualquiera tierra que llego, llego a mi tierra. Ninguna tierra es destierro; es empero otra patria, No estarás en tu patria. Patria es el lugar donde se está bien. Aquello porque se está bien, en el hombre está, no en el lugar; y afirmo que está en su mismo poder la fortuna desto. Si es sabio, peregrina; si necio, padece destierro. Serás desterrado: Lo que dice es, que seré dado por ciudadano a otra ciudad. [8]

bus sic innatum est, ut non pro feritate sed pro consuetudine latrent. [8] [S8v] Exulabis. Erras, cum omnia fecerim, patriam meam transire non possum. Omnium una est. Extra hanc nemo proiici proficisci potest. Exulabis. Non patria mihi interdicitur sed locus. In quamcunque terram uenio, in meam uenio. Nulla terra exilium est, sed altera patria est. Non eris in patria. Patria est, ubicunque bene es. Illud autem, per quod bene est, in nomine, non in loco est. In ipsius, inquam, potestate est, quid sit illud

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DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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erás desterrado. Essa comissión solamente la tiene la muerte. Serás desterrado. Creo que hay quien quiera desterrarme, y sé que no hay quien pueda. Pasearme por mi patria puedo, mas no mudarme. Serás desterrado. Eso mandará la sentencia; mas no lo consentirá el mundo, que es patria de todos. Saldrás desterrado. Saldré si, mas desterrado no. Puede el tirano mudarme los pies, más no la patria. Dexaré mi casa por otra, y por otro lugar el mío; mas nunca podrán hacer que dexe mi tierra. Saldré del lugar donde nací, mas no del lugar para donde nací. Saldrás desterrado. Dexaré una parte de mi patria por otra. No verás tus hijos, ni tu mujer, ni tus parientes. Estando yo con ellos, me pudiera suceder. Alejaránte de tus amigos. Iré donde pueda tener otros. No serás conocido. Menos lo soy donde me arrojan. Nadie se dolerá de ti. No me harán novedad, saliendo de donde salgo. Trataránte como a forastero. Esse consuelo llevo después que se cómo se trata a los naturales. Christo dixo que nadie es profeta en su patria9 ; con esto acredita la que tienen por ajena. fortunii. Si enim sapiens est, peregrinatur. Si stultus, exulat. Exulabis. Hoc dicis, alterius loci ciuitate donaberis. 9. Esta cita pertenece a Lucas 4:24: “ait autem amen dico vobis quia nemo propheta acceptus est in patria sua”[ Y añadió--: De cierto os digo, que ningún profeta es aceptado en su tierra](Biblia Políglota)

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[IX] SÉNECA Padezco dolor

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adezco dolor. Si es pequeño, sufrámosle que leve paciencia es. Si es grande, suframos, que no es pequeña gloria. Saque el dolor clamores, como no saque lo que debe estar secreto. No puede el hombre ser igual al dolor, ni el dolor a la razón. Dura cosa es el dolor. Antes tú eres blando. Pocos pueden sufrir el dolor. Seamos de los pocos. Hemos nacido flacos. No quieras infamar la [S2v] naturaleza; ella fuertes nos engendró. Huyamos el dolor. ¿Para qué? Si el dolor sigue a quien le huye. [9] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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adezco dolor. Con sufrirle me padecerá a mí el dolor. Padezco dolor. El sabio le siente, el necio le padece. Padezco dolor. Si le opongo la naturaleza venceráme; si la razón, venceréle. Padezco dolor. No le [9] [S8v] Dolor imminet. Si exiguus est, feramus; leuis est patientia. Si grauis est, feramus; non leuis est gloria. Dolor clamorem exprimit. Dum secreta non exprimat. Non potest homo par dolori esse, nec rationi dolor. Dura res est dolor. Imo tu mollis. Pauci dolorem ferre potuerunt. Simus ex paucis. Imbecilles natura sumus. Naturam

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padeceré, si como mi flaqueza está de su parte, esta mi sufrimiento de la mía. Pues hay en mi quien le assista a él, mengua será que falte en mi quien me assista contra el. Padezco dolor. Él milita contra los sentidos de mi cuerpo; contra él militan las potencias del mi alma. Si me vence, solamente me muestro cuerpo. Si le venço, me muestro hombre. Las quexas y la paciencia caben en un dolor, porque es fuerça ser humano y es razón mostrarme racional. Padezco dolor. Si le padezco como Anaxarco bien le padezco. Martillábale en una pila de piedra el cuerpo Nicocreonte tirano y decía estas animosas palabras: “Muele, muele el costal que Anaxarco está mas allá de donde llega tu martillo. Quebrabanle los martillos los huessos, y parecía que los huessos eran los que atormentaban a los martillos10. Padezco dolor. La infamare nolite; illa nos fortes genuit. Fugiamus dolorem. Quid, quod ille sequitur fugientem? 10. En el impreso figura el nombre de Anaxágoras, pero en verdad el relato referido por Quevedo corresponde a Anaxarco. Este error en el nombre ya fue señalado por el primer editor de la obra Aurelio Fernández Guerra (1859: 375, nota a) Anaxarco fue un filosofo griego del siglo IV a.C. Como sus maestros (Diómedes de Esmirna y Metrodoro de Quios) siguió las doctrinas impartidas por Demócrito. Mantuvo contacto con Alejandro Magno asumiendo funciones de consejero. Fue asesinado por orden de Nicocreón, tirano de Quios tal como lo narra el historiador griego Diógenes Laercio en el libro IX de Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres. El propio Quevedo alude al martirio en su Nombre, origen, intento, recomendación y descendencia de la doctrina estoica. Defiéndese Epicuro de las calumnias vulgares: “que haciéndole Nicocreonte majar vivo con martillos de hierro, martillaba él a Nicocreonte con decirle: «Maja, maja el costalillo, que Anaxágoras [Anaxarco] está donde no puede quebrantarle tu mano.» ¿Qué mejor respuesta que la que se ve? Aquí está el sabio en tormentos, y no padece; aquí padece el tirano que atormenta”(LDE: 449)

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causa porque le padeces, te enseñará a despreciarle con sufrirle. Lo primero, considera que el dexarte vencer dél, antes aumenta que le remedia. Si por tu culpa le padeces, tolérale como satisfacción de tu culpa. Si le padeces sin ella, súfrele, por no culparte con no sufrirle. Los gentiles idólatras alcanzaron de la filosofía esfuerzo para saber padecer los dolores. Empero los mártires de JESU CHRISTO nuestro Señor tuvieron gracia para gozarle en ellos, descansar en el fuego, coronarse de los martirios. Christiano, será afrenta no igualarme a los idólatras; será delito no imitar a los christianos. Padezco dolor. Yo nací para padecer con el cuerpo; empero nací para saber padecer con el alma. Haga el dolor su oficio, que es afligirme; haga yo el mío que es vencerle. [X] SÉNECA Moléstame la pobreza

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oléstame la pobreza. Antes tú molestas a la pobreza. No está el mal en la pobreza, sino en el pobre; ella es desembaraçada, es alegre, es segura. Soy pobre. No conoces que padeces la opinión que tienes de la pobreza, y no la pobreza que tienes. Eres pobre. Porque te parece que lo eres. Pobre soy. Nada falta a las aves. Las bestias viven para un día. Para el alimento de las fieras es 24

suficiente su soledad. Recibió el otro mucho dinero, por el consiguiente mucha soberbia [10] [S3r] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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oléstame la pobreza. La pobreza no molesta sino al que no sabe con ella ser rico. Aquel es pobre, a quien falta lo que tiene. Aquel es rico, a quien sobra lo que le falta. Epicuro dixo: Si quieres ser rico, no añadas dinero, quita codicia. Soy pobre. De lo necessario ninguno es pobre; de lo superfluo ninguno es rico. Soy pobre. Nadie lo puede tener todo, y qualquiera lo puede despreciar, para tenerlo todo. Este puede, y aquel no. ¿Con qué razón llamas rico al que no puede lo que quiere, y pobre al que puede lo que quiere? Estoy pobre. Dixeras verdad, si dixeras: Yo me hago pobre, no porque no tengo mucho, sino porque no me contento con poco. La naturaleza es hacienda de todos. Ella es magnifica; no consiente pobres: no hay gusano, pez, animal, ave, ni planta, que se quexe de que le dio corto patrimonio. Solo [10] [S8v] Paupertas mihi grauis est. Imo tu grauior paupertati. Non in paupertate uitium est sed in paupere. Illa expedita est, hilaris, [S9r] ruta. Pauper sum. Nescis te opinione, non re laborare. Pauper es, quia uideris. Pauper sum. Nihil deest auibus. Pecora in dienuiuunt, seris ad alimenta solitude sua sufficit. Accepit ille grandem pecuniam. Ergo et superbiam.

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el hombre, para quien por voluntad de Dios produxo todas las cosas, la disfama, y dice que es pobre; no porque le falta lo que ha menester, sino porque no le sobra lo que haga falta a los otros. Aquel es rico, por quien ninguno es pobre. Aquel es pobre, por quien muchos son pobres. Soy pobre. Si nadie te pudo llamar pobre quando nueve meses fuiste peso a tu madre, porque sin cuidar tú de ti te dio naturaleza lo necessario para formarte, ¿por qué te llamas pobre quando para vivir no te niega nada? Si no quieres volver a tu principio, acércate a tu fin, pues te acercas a él, y aprenderás a vivir de quando empeçaste y de quando acabes. Soy pobre. ¿Por qué? ¿Por qué fortuna no te da lo que deseas? Esso es querer la fortuna que seas rico, aunque no quieras. Más difícil es alcançar de la fortuna que te dé lo que pidieres, que alcançar de ti proprio que no la pidas. Puede ser que alcances que te dé lo que deseas; mas nunca te dará hartura en lo que te diere. Soy pobre. De oro, y de ladrones; de oro, y de envidiosos, de oro y de aduladores; no tengo hacienda ni miedo. No tengo hacienda ni desvelo. Más rico eres en no tener esto que en tener aquello. ¿Ves cómo lo que te falta te hace rico con lo que te quita? Christo, Dios y hombre, dixo que eran bienaventurados los pobres de espíritu11; y en el Evangelio, que era más fácil entrar el camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino del cielo. 11. Lucas 6:20: “et ipse elevatis oculis in discipulos suos dicebat beati pauperes quia vestrum est regnum Dei [Y alzando él los ojos hacia sus discípulos, decía: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios](Biblia Políglota)

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Tiene el camello la condición del rico, que es el animal que solamente se hinca de rodillas a quien le carga. Tiene el talle del rico, el cuello largo para tragar, el cuerpo montuoso y desigual; parece compuesto de diferentes brutos: assí el avariento en sus costumbres. Pobre soy. Rico fue el avariento y pidió desde el infierno una gota de agua al pobre que estaba en el cielo, a quien negó una migaja en la tierra. Pobre soy. San Pedro Chrisólogo12 me dice lo que he de hacer para ser rico. El aconseja que el oro suba a la patria del alma, que es el cielo y que la alma no baxe a la patria del oro, que es la tierra. [S3v] [XI] SÉNECA No soy poderoso

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o soy poderoso. Alégrate, que por eso no serás desapoderado. Podrán injuriarme. Alégrate, pues no podrás injuriar. Tiene otro mucho dinero. Júzgasle hombre, y es arca. ¿Quién envidió al erario? ¿Quién a los talegos llenos? Este, a quien tienes por señor del dinero, 12. San Pedro Crisólogo (405 d.C. - 450 d.C.) nombrado como Obispo de Ravenna en 433. Dada su magnífica oratoria recibió el epíteto de “Crisólogo”. Fue confidente de León el Grande y contó con el patronazgo de la Emperatriz Gala Placidia. Sobre la presencia del santo en la obra quevediana consúltese el trabajo de Ramón Pont (1997)

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es bolsa: mucho possee: es avariento o pródigo. Si avaro, no le tiene; si pródigo, no lo tendrá. Este que tienes por bienaventurado, muchas veces se congoja, muchas suspira. Muchos le acompañan. Las moscas siguen la miel, los lobos los cadáveres, el trigo las hormigas. El robo sigue esta multitud, no el hombre. [11] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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o soy poderoso. Si lo fueras contigo, lo fueras. Quéxate de no ser poderoso con otros, y no te quexas de no serlo contigo. No soy poderoso. Quien no puede lo que no debe querer, esse es poderoso. Quien puede lo que no debe querer es desapoderado. No soy poderoso. Si quieres lo que no has menester, eres necio; si lo que otros tienen, eres malo; si lo impossible, eres loco. No soy poderoso. Si quieres lo que está en tu poder, luego serás poderoso; si lo que está en el ajeno, nunca lo serás. Podrán injuriarme. En el sabio no cabe injuria; doctrina [11] [S9r] Non sum potens. Gaude; impotens non eris. Iniuriam accipere potero. Gaude; facere non poteris. Magnam pecuniam habet. Hominem illum iudicas? Arca est; quis aerario, quis plenis loculis inuidet? Et iste, quem dominum pecuniae aesistimas pecuniae loculus est. Multum habet. Vtrum avarus an prodigus est? Si auarus, non habet. Si prodigus, non habebit. Iste, quem beatum credis, saepe dolet, saepe suspirat. Multi illum comitantur. Mel muscae sequuntur, cadauera lupi, frumenta formicae. Praedam sequitur ista turba, non hominem.

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stoica es13. Si en ti cabe, más eres necio que injuriado. Tiene otro mucho dinero. No dices bien, que el mucho dinero tiene al otro. Si tiene el dinero, no le gasta; si no le gasta, no le goza; si le gasta, no le tiene. El dinero se adquiere con trabajo, se tiene con cuidado; se pierde y se da y se dexa con dolor. Destas calamidades tiene muchas quien tiene mucho dinero. Tiene otro mucho dinero. Si lo heredó de otro, otro lo heredará dél. Si se lo dio alguno, alguno se lo puede quitar; si lo adquirió, lo puede perder. Tiene otro mucho dinero. A ti te parece mucho, a él poco, pues desea más. ¿Ves como la hacienda es pobreza, pues siempre tiene con necessidad de más al que más tiene? Quien crece con poco, no es mucho; quien se llena con poco, lo es. Al avariento tanta falta le hace lo que tiene, como lo que no tiene. El pródigo él se hace falta a sí de lo uno y de lo otro. El pobre sólo es rico, si está contento con lo poco que tiene, y no está quexoso de lo mucho que otros tienen. El pobre no es envidiado, porque es pobre. El pobre no es envidioso, porque sabe ser pobre. Dixo Juvenal, que la pobreza hace a los pobres ridículos. Dice la pobreza que la riqueza hace a los ricos lamentables. Muchos acompañan al rico; muchos, es verdad, pero malos. Los que dices que le acompañan, le 13. Así es explicado por Séneca a Sereno en su diálogo De constantia sapientis: “Así tú date cuenta de que el sabio es de naturaleza mejor si no le daña ninguna injuria que si no se le hace; y llamaré hombre de valor a aquél a quien no someten las guerras, no aterroriza la fuerza enemiga cuando se presenta ante él […] Por eso digo que el sabio no está sometido a ninguna injuria; y es que no importa cuántos dardos se lancen contra él, dado que es impenetrable a todos”(Diálogos, 4:36-37)

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acechan; son persecución, no acompañamiento. Acompáñanle [S4r] porque es rico, es verdad, mas es verdad que le acompañan para dexarle pobre. Dirías que si el ser pobre es bueno y santo y seguro, que ¿por qué mandó Christo a los ricos que diessen su hacienda a los pobres; pues con ella dexarían de ser pobres? Respóndote: Que JESU CHRISTO no mandó que les diessen limosna para que dexassen de ser pobres, sino para que lo pudiesen ser. Quien da lo que le sobra al que le falta, restituye, paga y no da; a si se desembaraza, y al otro socorre. Por esto no has de afligirte de no ser poderoso. Pilatos se preció de poderoso contra JESU CHRISTO diciendo: ¿No sabes que soy poderoso para crucificarte, y para librarte? Pilatos condenó a Christo, Christo murió. Mira tú quál juzgas por poderoso; que de aquella casta es el poder que echas menos. [XII] SÉNECA Perdí el dinero

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erdí el dinero. Pudiera ser que el dinero te perdiera a ti. Perdí el dinero. Pero tuvístele. Perdí el dinero. Por eso tienes menos peligros. Perdí el dinero. ¡Oh tú dichoso, si con él perdiste la avaricia! Más si ha quedado contigo, eres en cierta manera dichoso en haber faltado materia a tan gran mal. He perdido el dinero. Y él a mu30

chos. A[h]ora irás en el camino mas desembaraçado, y estarás en tu casa más seguro. No le tienes, y no temes heredero. Si lo entiendes, la naturaleza te descargó, y te puso en más seguro lugar. Llámasle daño, y es remedio, y lloras, y gimes. Llámaste desdichado porque has sido despojado de la hacienda. Por tu culpa es tan triste para ti esta pérdida. No la sintieras tanto, si la hubieras tenido como cosa que se podía perder. Perdí el dinero. Conviene a saber, el que para que tú le tuviesses, otro lo perdió antes. [12] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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erdí el dinero. El descuido, que te le quita, es remedio del daño que te hizo el cuidado que te le dio. Perdí el dinero. Si lo dices por alabarte, puedes; si por quexarte, tan perdido como el dinero estás. Perdí el dinero. Si le deseas cobrar, él te ha perdido a ti; si no, a ti, y a él [12] [S9r] Pecuniam perdidi. Fortasse te illa perdisset. Pecuniam perdidi. Sed habuisti. Pecuniam perdidi. Sed habebis inde periculi minus. Pecuniam perdidi. O te felicem, si cum illa auaritiam perdidisti, sed si manet illa apud te, es tamen utcunque felicior, quod tanto malo materia subducta est. Perdidi pecuniam. Et illa quidem quam multos. Eris nunc in uia expeditior, domi tutior. Non habebis, sed non timebis haeredem. Exonerauit te fortuna, si intelligis, et tutiore loco posuit. Damnum putas, remedium est. Defles, gemís, miserum te clamitas, quod opibus excussus es. Tuo uitio ista tibi iactura tam tristis est. Non tam moleste ferres, si tamquam perditurus habuisses. Perdidi pecuniam. Nempe quam ut tu haberes, alius ante perdiderat.

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has ganado. Es perdido quien siente haber perdido lo que había de sentir haber ganado. Perder uno lo que ha de dexar, es prevención, y no pérdida. Si te le anegó el mar, mas cuidado tiene el mar de tu quietud que tú mismo. Si te le hurtó el ladrón, no te quexes de quien tu enfermedad la quiere para si. Este, médico es, no ladrón. Perdí el dinero. Lo peligroso fue adquirirle; lo malo, sentir el perderle. Más se han perdido por tenerle que por perderle. Peor cuenta da del juicio del hombre la abundancia que la necessidad. Para que otro me quite lo que tengo, es mene-[S4v]-ster que otro sea malo. Para tenerlo, es menester que muchas veces lo sea yo. Si quien tiene el dinero es desdichado, y quien se le quita es delinquente, sólo es dichoso el que le pierde y solo virtuoso el que le siembra en los pobres, siguiendo la agricultura de la limosna. [XIII] SÉNECA Perdí los ojos

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erdí los ojos. También la noche tiene sus deleites. Perdí los ojos. ¡A quántos apetitos cegué el camino! ¡De quántas cosas carecerás, que por verlas te debieras sacar los ojos! ¿No sabes que es la ceguera parte de la inocencia? A este enseñan sus ojos el adulterio, al otro el incesto; a uno la casa que codicie, a otro la ciudad y 32

todos los males. De verdad ellos irritan los vicios y guían las maldades. [13] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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erdí los ojos. Perdí los que pierden a muchos. Mal es el no ver; mas peor es ver para mal. Perdí los ojos. Perdí un sentido, por donde suelen perderse todas las potencias. Perdí los ojos. No digo bien; perdiéronlos los apetitos desordenados y los afectos perniciosos. Cerré las puertas a la entrada de todos los vicios. No sé por dónde voy, ni los delitos saben por dónde venir a mí. No viendo, voy tentando; y si viera, fuera tentado. Perdí los ojos. Y tropieço en lo que no veo; mas era peor quando via, caer en lo que miraba. Perdí los ojos. No es gran pérdida la que sostituye un palo, la que suple un perrillo, la que disimula un niño. Perdí los ojos. Hombres, y mujeres ha habido que por su quietud se los han sacado. Si no hubiera visto, sintiera no ver; mas como se que son passadiço de todos los pecados, me consuelo de haber perdido la vista. Perdí los ojos. Y el distraimiento del entendimiento, y el divertimiento de [13] [T1r] Oculos perdidi. Habet et nox suas uoluptates. Oculos perdidi. Quam multis cupiditatibus uia incisa est. Quam multis rebus carebis, quas ne uideres vel eruendi erant. Non intelligis partem innocentiae esse caecitatem. Huic oculi adulterium monstrant, huic domum quam concupiscat, huic urbem et mala omnia. Certe iritamenta sunt uitiorum ducesque scelerum.

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la contemplación, y el contagio de la voluntad. Quien conoce los males que ocasionan, con tanto gusto los cierra para no ver como para dormir. Son de tanto desasosiego, que sólo descansa el hombre quando los cierra. Mejor los cierra quien los pierde que quien los cierra, pues no podrá volverlos a abrir. Perdí los ojos. Poco antes que los había de perder. De la muerte es esta doctrina. Hasta que el hombre pierde los ojos, no empieça a descansar. Tales son, que JESU CHRISTO nuestro Señor dixo: “Que si el ojo fuere malo, lo será todo el cuerpo”14. Y mandó que si el ojo derecho me escandalizare, no sólo le saque, sino que le arroje fuera de mí. Estas palabras para quien tiene ojos son precepto; para mí, que los perdí consuelo. [T1r] [XIV] SÉNECA Perdí los hijos

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erdí los hijos. Necio eres, pues lloras los sucessos de los mortales. ¿Qué tiene esto de nuevo ni de admirable? ¡Quán pocas casas hay sin este suceso! Lloras por infeliz el árbol que viviendo él se le cae la hoja, pues tus hijos son tu fruto. Ninguno está fuera del tiro que hiere. Sácanse mal logrados entierros de las casas plebeyas, y sácanse de las reales. ¿No es una propria orden la del 34

hado que la de la edad? No como cada uno viene, sale. ¿Qué tienes de que indignarte? ¿Qué te sucede contra lo que esperabas? Mueren los que habían de morir. Empero deseaba yo que me siguieran. Más esto nadie te lo prometió. Murieron mis hijos. Tenían otro de quien ser más que de ti; de prestado estaban contigo. Diótelos la fortuna para que los criases; recibiólos, no los quitó. Padecí borrasca. No pienses en lo que perdiste, sino en que escapaste. Salí desnudo. Empero saliste. Perdístelo todo. Mas pudiste perderte con todo. [14] DON FRANCISCO DE QUEVEDO

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erdí los hijos. Si se habían de perder, fue ganancia. Perdí los hijos. Quién dice que pierde lo que debe quando lo paga, niega lo que debe. Perdí los hijos. Más proprios eran de quien te los prestó, y los cobra, que

14. En Lucas 11:34: “lucerna corporis tui est oculus tuus si oculus tuus fuerit simplex totum corpus tuum lucidum erit si autem nequam fuerit etiam corpus tuum tenebrosum erit” [La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz. Pero cuando es malo, también tu cuerpo está en tinieblas] (Biblia Políglota) [14] [T1v] Amisi liberos. Stutus es, qui defleas casus mortalium. Quid istud aut nouum aut mirum est? Quam rara est sine isto casu domus. Quid, si infelicem uoces arborem, quod stante ipsa cadunt poma? Et hic tuus fructus est. Nemo extra

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de ti, que los pagas. Deudor eras, y padre te llamabas. Delante van los que vinieron después de ti Quien te los dio los lleva. A ti te toca no mirar quánto vivieron, sino cómo vivieron. Quien te dio los hijos los dio la vida; como le agradeciste lo uno, le has de agradecer lo otro. Perdí mis hijos. Porque lo eran, o los habías de perder, o te habían de perder ellos. Si te murieras, te quejaras de dexarlos desamparados; si se mueren, te quejas de que te dexan solo; no quisieras morir ni que se murieran. Dirás que vivieron poco; ¿de qué sabes si vivieran más, si murieran peor? Juvenal dice que se pida a Dios ánimo esforçado, que carezca del terror de la muerte; que cuente entre las mercedes el último espacio de la vida. Teme que Dios castiga muchas veces a los hombres concediéndoles lo que desean. La muerte executa los plazos que dio el acreedor; al que debe sólo le toca pagar. Alégrate de ver a tus hijos fuera de la obligación y disponte a salir de la tuya. Dirás que eran mancebos y tu viejo. La muerte acaba los años, no los cuenta. Dexa al que sale y llévase al que viene. Tú que los engendráste, no les diste más vida y te lamentas de lo que no les diste. Todos viven hasta la muerte; tus hijos vivieron lo que todos. Dirás que quedas sin heredero. Ya te dixe que el tiempo te lo dará. Los hijos que perdiste quando murieron, hallarás quando te mueras. Según esto, no digas que los pierdes, sino que los sigues. [T1v] 36

[XV] SÉNECA Caí en manos de ladrones

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aí en manos de ladrones. Y otros en acossadores, otros en salteadores, otros en embusteros. Llena está la senda de assechanças. No te quexes de haber caído en sus manos; alégrate de haber salido dellas. Tengo grandes enemigos. Como buscas defensa contra las fieras, y contra las serpientes, búscala también contra los enemigos, con que, o los apartes o los acalles, o lo que mejor es, los reconcilies. Tengo enemigos. Lo peor es que no tienes amigos. [15]

ictum vulneris positus est. Ducuntur ex plebeia domo inmatura funera, ducuntur et ex regia. Non est idem ordo fati, qui et aetatis. Non quomodo quisque uenit, emittitur. Quid tamen est, quod indigneris? Quid contra expectationem tuam euenit? Periere perituri. Sed ego illos superstites optabam. FERUM hoc nemo tibi promiserat. Perierunt liberi mei. Habebant illi, cuius essent magis quam tui. Apud te precario morabantur. Educandos tibi illos fortuna mandauerat; recepit illos, non abstulit. Naufragium feci. Cogita non quid perdideris, sed quod euaseris. Nudus exii. Sed existi. Omnia perdidi. Sed perire potuisti una cum omnibus. [15] [T1v] In latrones incidi. Sed alius accusatores, alius in fures, alius in fraudatores. Plena est insidiis uia. Noli conqueri quod incideris, uerum gaude quod euaseris. Inmicos graues habeo. Quomodo aduersus seras munimenta conquiris, quomodo aduersus serpentes sic aduersus inimicos auxilia circumspice quipus illos aut arceas, aut compescas, aut quod optimun est, places. Inimicos habeo. Illud est peius, quod amicos non habes.

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aí en manos de ladrones. En naciendo caíste en ellas, pues caíste en las manos del tiempo, que es el mayor ladrón de todos, y el que a todos los ladrones hurta lo que hurtaron. El tiempo te hurtó la vida que tenías, te hurta la que tienes y te hurtará la que tuvieres. Poco dixe en que fue tu ladrón desde que naciste; más antiguo ladrón es y más sutil; en el vientre de tu madre empeçó a robarte a ti mismo en los nueve meses; él da la niñez, y la hurta; él da la mocedad, y la roba; él da la vejez y la escala. Pretenderá por disculpa que hurta lo que da; por eso es peor ladrón, pues da sólo para tener que hurtar. También nos hurta el tiempo lo que da, como la hacienda, la salud; aquella nos dio el negocio, la solicitud o el suceso; está el temperamento, la región, o la templança, y abstinencia. Caí en manos de los ladrones. ¿Por dónde irás, dónde estarás que no caigas en ellas? La mujer propria con su hermosura, y su compañía te hurta las fuerzas y la salud; tus hijos la quietud con el cuidado; los criados la paciencia con sus descuidos. Caí en manos de ladrones. Si llevabas que te robassen, tu los hiciste ladrones; sino ellos cayeron en tus manos. Tengo grandes enemigos. Tres remedios tienes: uno, despreciarlos con humildad, o padecerlos con virtud, o desarmarlos con paciencia. De los grandes enemigos no te puedes guardar sino con la disimulación. No hay remedio con38

tra la persecución de los poderosos, sino dar a entender que no se entiende. Assí dice Tácito lo hizo Agripina quando entendió era su hijo quien la mandaba matar15 . Si al enemigo poderoso agradecieres lo que padeces, el te padecerá. Tengo grandes enemigos. No puede ser grande quien persigue al menor. Aprovéchate de su enemistad y te vengarás dél. [T2r] [XVI] SÉNECA Perdí el amigo

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erdí el amigo. Luego cierto es que le tuviste. Perdí el amigo. Busca otro, y búscale donde le puedas hallar; entre las artes liberales, entre las honestas, entre los oficios rectos; búscale en los trabajos. El amigo no se busca en la mesa; busca alguno de provecho. Perdí el amigo. Ten ánimo constante si fue uno, ten vergüenza si fue único. La culpa tienes de estar en tanta borrasca sobre una ancora [16] 15. Hace alusión a la historia de Agripina Menor narrada por Tácito en capítulo XII de sus Anales. [16] [T1v] Amicum perdidi. Iam enim te habuisse certum est? Amicum perdidi. Alium quaere, et ibi eum quaeras, ubi inuenire possis. Quaere inter liberales artes, inter honesta et recta officia; quaere in laboribus. Ad mensam ista res non quaeritur; quaere aliquem frugi. Perdidi amicum. Fortem animum habe, si unum; erubesce, si unicum. Quid, tu in tanta tempestate ad unam ancoram stabas?

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erdí el amigo. Si por tu culpa, arrojástele, no le perdiste; si por la suya, no perdiste amigo. Perdí el amigo. Si no tienes otro, a ti perdiste; si le tienes, ni a él le perdiste. Perdí el amigo. Si murió, con esa condición le ganaste; no está perdido, sino ausente. Perdí el amigo. No te ocupes tanto en echar menos el perdido como en buscar otro que te le restaure; y por la propia razón que sientes que un amigo te falte, has de buscar otro. Búscale, como te dice Séneca, en los trabajos. Yo diré la causa por que señaló a los trabajos por seminario de buenos amigos. Virgilio Maron lo dice mejor. Autor es que mereció en la filosofía stoïca ser citado de mi Séneca en boca de Dido16: No ignorante de males, a los míseros aprendo a socorrer. Todos aprenden de lo que padecen, a socorrer a los que padecen. Queda con esto la doctrina de los trabajos con crédito, mas no con satisfacción. Quiérotela canonizar con las palabras de San Pablo, Ad Hebraeos 5.817. ¿Quién sino el Apóstol, las supiera decir ni se atreviera a decirlas? Christus, cum esset filius Dei, didicit ex his quae passus est obedientiam. Christo con ser Hijo de Dios aprendió la 16. Esta aludiendo al episodio de la muerte de Dido, narrado por Virgilio en La Eneida, Libro IV, vv. 450-705. 17. En el impreso figura el Hebreos 5:7. Corregimos la cita, puesto que la confunde con Hebreos 5:8: “et quidem cum esset Filius didicit ex his quae passus est oboedientiam” [Aunque era Hijo, aprendió la obediencia] (Biblia Políglota)

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obedencia de lo que padeció. Mira quan calificado Maestro son los trabajos y pues dellos se aprende obediencia que es lo necesario para saber ser amigo y ternerle entre los que padecen, se ha de buscar. [XVII] SÉNECA Perdí buena mujer

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erdí buena mujer. ¿Di si la hallaste buena, o la hiciste? Si la hallaste, por esso mismo te es lícito esperar que hallaras lo que hallaste. Si la hiciste buena, bien esperas. Pereció la obra, vive el artífice. Perdí buena mujer. ¿Qué [T2v] alabas en ella? ¿La honestidad? Muchas son las que la guardaron, y no la perdieron. ¿El decoro? Muchas empeçaron a ser entre los oprobios del orden matrimonial, entre el exemplo de las nombradas. ¿Deleitábate su fe? Muchas vemos de buenos casamientos venir a malísimas, y de los diligentísimos, a dissolutas. De verdad el ánimo más resbaladizo de todos los imperios es el mujeril. Si tuviste buena muger, no puedes afirmar que permanecería firme en el mismo propósito. Ninguna cosa hay tan movediza como la voluntad de la mujer, ni tan vaga. Sabemos los repudios de los casamientos antiguos; y más feo que el divorcio, las riñas de los mal avenidos. ¿A quántas, que amaron 41

en la común mocedad dexaron en la vejez? ¡Qué de veces hemos reído divorcios caducos! ¡Qué de veces se ha mudado el amor público de muchos en más público aborrecimiento! Esta fue buena y si viviera, lo fuera. La muerte te hizo que lo puedas afirmar sin peligro. Perdí la mujer. Hallarásla, si no buscas otra cosa sino que sea buena. Tú no has de mirar a las executorias, a los abuelos, ni al dote, a quien ya ha cedido la misma nobleza. Estas cosas no repugnarán mucho tiempo con la forma. Más fácilmente regirás el ánimo no hinchado con alguna vanidad. No está muy lejos del desprecio del marido la que se estima demasiado. Cásate con la bien doctrinada, y limpia de los vicios de su madre; no con la que de entrambas orejas cuelga dos patrimonios; no con las que ahogan las perlas; no con la que rompe más en vestidos que tiene el dote; a la qual en silla toda descubierta, traginada por el lugar, ve el pueblo igualmente como el marido; con cuyos trastos no se vuelva angosta la casa. A esta fácilmente la reducirás a tus costumbres, porque aun no la han maleado las públicas. Perdí buena mujer. ¿No tienes vergüença de llorar, y de llamar esta pérdida intolerable? Sólo esto falta saber si lloras o no. Quando te conoces marido, conócete hombre. Perdí buena mujer. Buena hermana no se puede recobrar, ni buena madre. La mujer es bien advenedizo. No se cuenta entre las cosas que sola una vez suceden. Muchos te puedo nombrar a quien, muerta una muger buena, sucedió otra mejor. [17] 42

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erdí buena mujer. Tu dicha fue merecerla, si la hallaste; tu sabiduría, si la hiciste buena; y tu alabanza, si teniéndola buena, no la ocasionaste a dexarlo de ser. Perdí buena mujer. Entre los acontecimientos del matrimonio, sólo el de la pérdida de la mujer no puede ser afrentoso, porque si la muger es mala, se gana con perderla; si es buena, con perd[17] [T1v] Vxorem bonam amisi. Verum inueneras bonam an feceras? Si inveneras, habere adhuc te posse ex hoc intelligas, licet, quod habuisti. Si feceras, bene spera. Res periit, saluus est artifex. Amisi uxorem bonam. Quid in illa probabas? Pudicitiam? Quam [T2r] multae diu custoditam perdidere. Decus? Quam multae inter probra matronalis ordinis esse coeperunt inter exempla notatarum nominatarum. Delectabat te fides eius? Quam multas ex optimis coniugibus pessimas uidemus, ex diligentissimis solutissimas. Omnium quidem imperitorum animus, maxime tamen muliebris in lubrico est. Si bona uxorem amisisti habuisti, non potes affirmare in illo eam permansuram fuisse proposito. Nihil tam mobile quam feminarum voluntas, nihil tam vagum. Nouimus ueterum matrimoniorum repudia et foediores diuortio, male male cohaerentium rixas. Quam multae quos in adolescentia amauerunt, in communi reliquere senectute. Quoties anile diuortium risimus. Quam multaram notus amor odio notiore mutatus est. Sed haec et fuit bona et fuisset, si uixisset. Mors effecit, ut affirmare sine periculo possis. Bonam uxorem amisi. Inuenies, si nihil quaeris nisi bonam; tu modo ne imagines proauosque respexeris nec patrimonium, cui iam ipsa nobilitas primo loco cessit. Ista diu cum forma repugnabunt. Facilius reges animum nulla uanitate tumentem. Non multum abest a contemptu viri, quae se nimis suspicit. Duc bene institutam nec maternis inquinatam uitiis. Non cuius auriculis utrimque bina patrimonia dependent. Non quam margaritae suffocent, cui minus sit in dote quam in ueste, quam in patente sella circumlatam per urbem populus ab omni parte aeque ut maritus inspexerit, cuius sarcinis domus non sit angusta. Hanc facile ad tuos mores rediges, quam nondum corruperunt publici. Vxorem bonam amisi. Non erubescis flere et intolerabilem uocare iacturam. Hoc unum deest, utrum illam lugeas an non. Cum maritum te cogitaueris, cogita et virum. Amisi uxorem bonam. Soror

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erla se asegura de que no dexe de ser. Dificilísimo es que la mujer mala se haga buena, por ser tan fácil que la buena se haga mala. Perdí buena mujer. Por esso te dexa conocimiento de cómo ha de ser la que has de buscar. Si no te olvidas de la que pierdes, hallarás otra que te acuerde della siempre. Muchas mujeres hay buenas; si las sabes buscar, hallaráslas. Quien perdió una buena mujer y halló otra, se puede decir que [T3r] muda de cuerpo y no de mujer; que donde la bondad es una, poco diferencian las personas. No pierdes del todo la mujer buena, que con su memoria te enseña muerta a buscar otra semejante. Perdí buena mujer. Si fuiste causa de perderla, dices tu culpa: si no, dices tu desdicha. Perdí buena mujer. Gran pérdida es; y fuera mayor, si no se pudiera restaurar. Tuviste lo que todos desean, y lo que pocos alcançan. Alégrate que fuiste de los pocos. Busca otra, que en buscar otra, más la estimas que la ofendes. Pequeño bien es aquel que sin él se puede passar, o buscar otra como ella. Si puedes con tu naturaleza, mejor es la continencia: sino San Pablo dixo que es mejor casarse que arderle18. bona non potest recuperari, nec mater. Vxor aduenticium bonum est. Non est inter illa, quae semel unicuique contingunt. Multos tibi numerare possum, quibus bonam uxorem lugentibus successit melior. [T2v] Mors, exilium, luctus, dolor non sunt supplicia sed tributa uiuendi. Neminem illaesum fata transmittunt. Felix est non qui aliis uidetur, esse, sed qui sibi. Vides autem, quam domi sit ista felicitas rara uicina etc. Vicina est miseriae habet enim aliquid trahitque ex ea. Haec in exemplaribus emendationibus non habentur. De remediis fortuitorum finis. 18. Cita a Corintios 1, 7:9: “quod si non se continent nubant melius est enim nubere quam uri” [Pero si no tienen don de continencia, que se casen; porque mejor es casarse que quemarse.] (Biblia Políglota)

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Aquí en diez y siete capítulos acabó L. Aneo Séneca su libro de los consuelos a todas las desdichas, dirigido a Gallion. Y don Francisco de Quevedo Villegas sus adiciones en todos los capítulos. En Villanueva de los Infantes, a 12 de Agosto de 1633.

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Indice Nota Previa

I

Introducción

IV

I.1.-

Quevedo un pensador neo-estoico ante la crítica

IV

I.2.-

El oficio del traductor: Séneca en la biblioteca de Quevedo

VII

I.3.-

Estructura y mecanismos adoctrinadores

XII

El ejemplar de la Biblioteca Nacional de Argentina

XXI

II.1.2.-

Historia del impreso

XXI

II.1.3.-

Descripción material

XXIII

II.2.-

Criterios de la presente edición

XXVI

II.3.-

Bibliografía General

XXIX

Remedios de cualquier fortuna

3

I.-

II.1.-

Se han editado 10 ejemplares numerados de Remedios de cualquier fortuna traducidos y glosados por Francisco de Quevedo y Villegas en el mes de Junio de 2008. Ejemplar n˚

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eorgina Olivetto nació en Buenos Aires en 1967. Se graduó como Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires con diploma de Honor y Premio Anual 1993 de la Academia Argentina de Letras. En 2008 obtuvo el título de doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Su tesis, dirigida por Pedro M. Cátedra, versó sobre el tema: “El Título de la amistança, traducción castellana de Alonso de Cartagena sobre la Tabulatio et expositio Senecae de Luca Mannelli. Edición crítica y estudio”. Actualmente es Profesora Adjunta de la Cátedra de Literatura Española I (Medieval) de la Universidad de Buenos Aires, donde cumple funciones docentes desde el año 1991, e investigadora del Seminario de Edición y Crítica Textual “Dr. Germán Orduna” (CONICET) con participación en sus proyectos de investigación y en la publicación de la revista Incipit. Desde 2007 participa en el proyecto de investigación “La traducción e interpretación de textos latinos filosóficos-políticos de la baja Edad Media y del Renacimiento” dependendiente de la Sección de Estudios de Filosofía Medieval de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas del país y del exterior. Se desempeña como colaboradora en la edición anual del Boletín Bibliográfico de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, a cargo del sector hispanoamericano. Ha participado congresos y dictado conferencias en universidades nacionales y extranjeras.

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