“Fragmentos de historiografía cultural. Enunciación y Narratividad de las Voces y Silencios\"

September 1, 2017 | Autor: Felipe López Pérez | Categoría: Cultural History, Historiography, Sociocultural Theory, Philosophy of History
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“Fragmentos de historiografía cultural. Enunciación y Narratividad de las Voces y Silencios” Resumen Mg. Felipe López Pérez Académico del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Contacto: [email protected]. Mg. Alejandro Arros Aravena Académico del Departamento de Arte y Diseño de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha

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El siguiente ensayo tiene como objeto entregar un análisis y síntesis de los principales problemas de enunciación y narratividad existentes en textos historiográficos de la cultura más destacados. Para ello se ha dividido el trabajo en tres ejes fundamentales que buscan, dentro de sus aproximaciones y límites, responder a la interrogante ¿cómo el paradigma cientificista y positivista que emergió tras la Segunda Guerra Mundial afectó la forma de

contar historias y cómo, a su vez, tras la ausencia del relato, se rescataron las voces de los grupos subalternos y silenciados por el discurso dominante? El primer desplazamiento indaga en la obra de Felix Guattari y Gilles Deleuze y su evaluación del trabajo intelectual del literato Franz Kafka. El segundo profundiza en los estratos y niveles de cultura expresos en la investigación de Mijaíl Bajtín sobre los carnavales y la serie de cinco novelas (“Gargantúa y Pantagruel”) escritas por François Rabelais en el siglo XVI. El tercero deconstruye el proceso de

enunciación desarrollado por Carlo Ginzburg en su libro sobre el cosmos de un molinero de Friuli del seiscientos. Palabras Claves: Relato, Historiografía

Cultura,

Narración,

Prolegómenos Esta travesía parte por la empiria y reflexión que tuvieron los autores al leer la obra “El Narrador” (1936) del filósofo alemán Walter Benjamin. De ese viaje, sin retorno, se desprenden los siguientes vagabundeos iniciáticos y problemas (a priori) de investigación 1. 1. Todo texto es en sí un tejido, tanto en sentido etimológico como en los caminos imaginarios, simbólicos que genera en los sujetos y en la sociedad. De este dispositivo cultural2 , cuya definición no sólo corresponde a la

1 No hemos incluido aquellos textos historiográficos que trabajan los silencios producidos por “el trauma” como un dispositivo de poder y control (ético, físico y moral) Véase a: TODOROV, Tzvetan. La peur des barbares. Au–delà du choc des civilisations. Robert Lafont, París, 2008; Del mismo autor:. La vie commune: essai d’anthropologie générale. Seuil, París, 2003; Nosotros y los otros. Siglo XXI editores, México DF, 2010; Vivir solo juntos. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2011; Frente al límite. Madrid, España: Siglo XXI, 2004. LACAPRA, Dominick. Historia en tránsito: experiencia, identidad, teoría crítica. Buenos Aires, Argentina: FCE, 2006; Escribir la historia, escribir el trauma (trad. Elena Marengo) Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión, 2005. AGAMBEN, Giorgio. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo sacer III.Valencia, España: Pre-Textos, 2005; Historia e infancia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia (trad. Silvio Mattoni). Buenos Aires, Argentina: Ediciones Adriana Hidalgo, 2004 2 Para Lotman, el texto muestra propiedades de un dispositivo intelectual: no sólo transmite información depositada en él desde afuera, sino que también transforma mensajes y produce nuevos mensajes. Es en esta última condición que la función socio-comunicativa del texto se complica considerablemente. El estonio reduce esta incertidumbre en los siguientes procesos: 1) “El trato entre el destinador y el destinatario. El texto cumple la función de un mensaje dirigido del portador de la información a un auditorio. 2) El trato entre auditorio y la tradición cultural. El texto cumple la función de memoria cultural colectiva. 3) El trato del lector consigo mismo. El texto actualiza determinados aspectos de la personalidad del destinatario. Están presentes la construcción de la identidad (del yo) y de la alteridad (del otro). 4) El trato del lector al texto. Al manifestar propiedades intelectuales, el texto altamente organizado deja de ser un mero mediador en el acto de la comunicación, pasando a formar parte de la llamada metáfora de “platicar con el libro”. 5) El trato ente el texto y el contexto cultural. En este caso el texto interviene no como un agente del acto comunicativo, sino en calidad de un participante en éste con plenos derechos, como una fuente o receptor de información” LOTMAN, Yuri. La semiósfera I. Semiótica de la cultura y el texto. Madrid: Cátedra, 1996, p.80-81.

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lingüística estructural, a la semiótica e incluso a la filosofía; se puede decir que es una unidad articuladora de sentido y significación. Asimismo, aglutina, desde la operación de la lectura/escritura, a la cultura y viceversa, puesto que todo lo desarrollado por el hombre –como una forma racional de sublimar su tendencia hacia el caos y la destrucción (tánatos, de acuerdo a Freud)- ha pasado por un sistema de códigos socialmente compartidos y por lo que sería la praxis de lo anterior, el habla (parole), en términos sausserianos. En ello, además, descansa el sentido y la comprensión del mundo. 2. De la formulación, desarrollo, escritura-enunciación de un texto, se puede indicar que éste ha sido generado para que haya un otro (alteridad) con el cual se puede “dialogar”, o bien, producir efectos y construir realidades (perlocutividad y performatividad) en un enunciatario. Sobre el tema de la otredad, es que queremos plantear la idea de Benjamin sobre el relato de la experiencia o la comunicabilidad de ésta, como un huevo que se incuba o una semilla que se planta y que crece constantemente en ese otro. 3. La cuestión cultural que envuelve a todo texto plantea conocer, desde la historia intelectual y conceptual,los imaginarios que condicionan las cosmovisiones colectivas.De acuerdo a Jean-François Lyotard, estos tiempos arrastraron una serie de cambios del largo siglo XIX. Además, se caracterizaron por los grandes metarrelatos (metanarrativas globales) del mundo. Estos, a su vez, generaron una cohesión y una identidad estándar definida. El pensador francés señala que en Occidente el discurso científico es hegemónico y que descansa su legitimidad en pequeños estratos e instituciones sociales como la universidad y los saberes1 . Por ello, fruto de los acontecimientos que se registraron en Europa durante 1910-1950, el discurso de lo moderno comenzó un claro declive. Esto producto de la pérdida de consistencia y de credibilidad que registró el velo de orden y progreso de la ciencia. Las sendas guerras provocaron la destrucción de la “experiencia” y de la “humanidad”. La historia secular se reveló y con ella, ese implícito devenir cristiano del fin, del apocalipsis. Asimismo, el pensamiento de Federico Nietzsche, fallecido el 25 de agosto de 1900, influenció –en la interpretación de lo moral, lo estético y el poder- a una camada de intelectuales que leyeron su época con un pesimismo exacerbado y una

3 LYOTARD, Jean-François. La condición potsmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Cátedra, 1989, pp. 9-11.

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mirada durísima a las condiciones culturales y económicas, entre otras, del capitalismo. Esta nueva “epistemología” irrumpió con fuerza en la producción científico-intelectual. Aparecieron nuevos “modelos” de explicación tras las Guerras Mundiales. Un ejemplo de ello fue el trabajo de Karl Popper que analizó duramente el historicismo alemán, al que calificó de un intento estéril por anticipar el futuro a través de la historia, lo anterior es alcanzable mediante el “descubrimiento” de patrones, ritmos, leyes y tendencias que subyacen en los hechos pasados (Res gestae). Ahora bien, el llamado Círculo de Viena (Wiener Kreis) trató de darle un matiz central a la premisa de que todo enunciado o concepto tiene su comprobación empírica, y que, además, en la ciencia toda proposición analítica debe ser verificada y cuestionada a modo tal que con la argumentación lógica y racional se demuestre su veracidad2 . ¿Cómo afectó esto el desarrollo de la narrativa y de los productos culturales?

Primer desplazamiento. Las voces del silencio La respuesta pasa por situar los principales hitos del relato en dos corrientes y ejemplos. La primera posición de los estudios culturales, en los que destacan los trabajos de

4 Algunos principios de esta corriente: a) el carácter hipotético de las leyes científicas: ninguna observación factual puede garantizar en forma absoluta la verdad de los enunciados legales, que por definición tienen pretensiones de generalidad o universalidad. b) Las teorías científicas no son simples correlaciones de leyes. c) Una teoría se apoya en su lógica interna y en las reglas que pueden establecer correlación entre algunos de sus elementos u datos observables. Todos estos principios recogen el aspecto formal de las teorías científicas y el factor humano de la investigación. En este sentido, todo el conocimiento puede ser verificado, deducido y falsado.

Felix Guattari

Gilles Deleuze

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Hall1 , Guha 2, Bhabha3 , Spivak4 y Said5 , por nombrar a los más ubicuos, plantean una serie de problemáticas a la comprensión de los fenómenos sociales y de las brechas que se pueden identificar en los discursos sobre poder y dominación. Por ejemplo, los autores en cuestión señalan que la historia muchas veces silencia las voces de los oprimidos, los llamados subalternos. Asimismo, aquellos oprimidos ocupan la voz hegemónica para hablar y expresar su visión. En el ámbito de la filosofía se puede graficar lo anterior en el trabajo de los filósofos franceses Félix Guattari y Gilles Deleuze sobre el escritor Franz Kafka y su oficio como periodista, abogado y escritor durante la dominación del Imperio austrohúngaro. El literato checo hizo su obra literaria e informativa dentro de un idioma mayor, el alemán. Asimismo, él era parte de una minoría étnica y social, pues era judío (asquenazi) de origen. Hay un macro contexto que no legitima la práctica efectiva de una lengua y la producción de textos e ideas dentro de un rango de comprensión textual masivo. Los pensadores galos caracterizan a esta literatura, a la que llaman “menor” de la siguiente manera. En primer lugar, el lenguaje se ve afectado por un fuerte grado de desterritorialización. “Kafka define de esta manera el callejón sin salida que impide a los judíos el acceso a la escritura y que hace de su literatura algo imposible: imposibilidad de no escribir, imposibilidad de escribir en alemán, imposibilidad

5 LYOTARD, Jean-François. La condición potsmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Cátedra, 1989, pp. 9-11. 6 Algunos principios de esta corriente: a) el carácter hipotético de las leyes científicas: ninguna observación factual puede garantizar en forma absoluta la verdad de los enunciados legales, que por definición tienen pretensiones de generalidad o universalidad. b) Las teorías científicas no son simples correlaciones de leyes. c) Una teoría se apoya en su lógica interna y en las reglas que pueden establecer correlación entre algunos de sus elementos u datos observables. Todos estos principios recogen el aspecto formal de las teorías científicas y el factor humano de la investigación. En este sentido, todo el conocimiento puede ser verificado, deducido y falsado. 7 HALL, Stuart y DU GRAY, Paul (Comp.). Cuestiones de identidad cultural. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2003, pp. 13-39.

Francois Rabelais

de escribir de cualquier otra manera.6” . En segundo lugar, el espacio de acción referente a los problemas individuales tiende indefectiblemente a relacionarse con la política, vale decir, con un sistema de producción mayor. En tercer lugar, para el enunciador oprimido, todo adquiere un valor colectivo, puesto que cada asunto es cosa del pueblo, es decir, toda causa tiene un factor aglutinante y globalizante.

8 GUHA, Ranahit. Las voces de la historia y otros estudios subalternos. Barcelona: Crítica, 2002. 9 SBHABHA, H. “DisemiNación. El tiempo, el relato y los márgenes de la nación moderna”. En BHABHA, H. El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial, 2002. Del mismo autor: Nation and narration… Op. cit.

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10 SPIVAK, Gayatri. “Estudios de subalternidad: deconstruyendo la historiografía”. En: BARRAGÁN, Rossana y RIVERA, Silvia (Compiladoras). Debates Postcoloniales. Una introducción a los estudios de la subalternidad. La Paz, Aruwiyiri/Sephis, 1997.

afirmadas en el texto de Mijaíl Bajtín, “La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: el contexto de François Rabelais”. Allí el teórico ruso analiza la problemática de la cultura y la transmisión de ideas rectoras de un tiempo o grupo social a través de la narración que hace un escritor, en este caso Rabelais, de la magia que envuelve los ritos y prácticas carnavalescas. Se trata, por tanto, de una aproximación no solo a la mentalidad del autor, sino también de la forma en la que éste retrata su mundo y los discursos dominantes (géneros canónicos), como aquellos que no lo son. En este sentido, el narrador no hace otra cosa que recrear un cronotopo que ya existe y que hacen referencia a lo grotesco, lo cómico y vulgar. Así lo popular, traducido en un lenguaje formal por el escritor francés, tiene un carácter más universal y no se ajusta a los patrones estilísticos de las grandes plumas del siglo XVI. En palabras del pensador ruso:

Mijail Bajtin

Segundo desplazamiento. Prácticas y Lenguaje La segunda la contribución a estas problemáticas sobre el lenguaje7 , la ideología8 y la realidad9 quedan re11 SAID, Edward. Orientalismo. Madrid: Prodhufi, 1990. 12 DELEUZE, Gilles. y GUATTARI, Félix. Kafka: Por una literatura menor. México: Era, 1978, p. 28. 13 En un trabajo sobre Walter Benjamin sostuve que el lenguaje, según Paul Celan y Theodor W. Adorno, está muy distorsionado por el uso político y propagandístico que se ha hecho de él. En este sentido, mi reflexión abría el debate sobre el retorno a la narración artesanal y combativa en los tiempos del capitalismo tardío. Para más detalle, véase a Véase LÓPEZ PÉREZ, Felipe. “Historia magistra vitae est: relato y experiencia. Una lectura a ‘El Narrador’ de Walter Benjamin”. En Derecho y humanidades, N° 21, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, Santiago, 2013, pp. 155-173. 14 Hoy la historia sociocultural plantea nuevos problemas entre ellos la inclusión en el escaparate académico de los conceptos de discurso y texto. Algunos autores hablan de ideología, como Vovelle, Baczko, Žižek, Lacan, Durand y Maffesoli, siendo fundamental, por tanto, la relación entre discurso y sociedad, es decir,

“Todos estos ritos y espectáculos organizados a la manera cómica, presentaban una diferencia notable, una diferencia de principio, podríamos decir, con las formas del culto y las ceremonias oficiales serias de la Iglesia o del Estado feudal. Ofrecían una visión del mundo, del

entre los hechos sociales, las instituciones y el lenguaje que permite explicar la realidad en sí, en todas sus modalidades: la simbólica, la corpórea o material y la imaginaria. 15 Esta situación ontológica y humana abriga un problema ético que marca de alguna manera el quehacer historiográfico y la forma en la que los individuos deben intentar buscar una explicación sobre el pasado y más aún buscar el sentido de la vida. A guisa de gráfica, se encuentran dos posiciones: por una parte, está Benjamin y su crítica acérrima al capitalismo y, por otra, la figura de Johan Huizinga y su motivación para escribir el maravilloso texto de título metafórico “El Otoño de la Edad Media”. Ambos son ejemplos de la ambivalencia de la escritura de la experiencia, desde el trauma a la estética sublime, respectivamente. La obra de Huizinga surgió de una visita que realizó éste a un museo que exhibía una colección de obras flamencas (los trabajos de los hermanos Jan y Huber Van Eyck). De esta manera no directa, al decir de ANKERSMIT (2010), el historiador neerlandés experimentó el pasado que habitaba, en signos no visibles, en aquellos cuadros. De esa “aura”, es decir de esa unicidad que tiene una pieza artística, el historiador tuvo un episodio de éxtasis, o sea, un estado de plenitud máxima. Gracias a esa condición pudo dar cuenta del ocaso de una sociedad (la medieval) que daba claros muestras del debilitamiento de sus valores y la emergencia de nuevas formas de tipo “modernas”, como el abandono de los motivos pictóricos religiosos y la idealización del amor y la caballerosidad. Véase a ANKERSMIT, Frank. La experiencia histórica sublime. México: Universidad Iberoamericana, 2010, p. 10.

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hombre y de las relaciones humanas totalmente diferentes, deliberadamente no-oficial, exterior a la Iglesia y al Estado; parecían haber construido, al lado del mundo oficial, un segundo mundo y una segunda vida a la que los hombres de la Edad Medía pertenecían en una proporción mayor o menor y en la que vivían en fechas determinadas”10

En suma, Bajtín propuso una base de análisis de los textos fuera de la lógica del formalismo tradicional, especialmente rusos, adentrándose en los géneros discursivos y en la noción del dialogismo, es decir, en la presencia de una o más referencias explícitas e implícitas de otras obras de carácter específico y universal. La diferencia está en la connotación que se les dé a éstas y en la relación autor/ lector que se produce en el seno de una cultura determinada. Asimismo, con el sólo hecho de comunicar a través

1 6 BAJTÍN, Mijaíl. La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: el contexto de François Rabelais. Madrid: Alianza, 2003, p. 11.

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de los símbolos de la escritura, todo documento se desprende de la intencionalidad de su autor, guardando para sí una ideología adscrita a los valores, lo imaginario y las significaciones colectivas de una sociedad.

Tercer desplazamiento: Ginzburg y su Menocchio. El silencio a través de la voz del historiador Otro trabajo que plantea serias discusiones sobre cómo se deben escuchar y problematizar los testimonios de época y las representaciones que hay en dichos relatos sobre el “sí mismo” y los otros, es la clásica y discutida obra del italiano Carlo Ginzburg, “El Queso y los Gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI”. En ella el historiador se hace cargo de los límites que establecen los documentos y la forma en la que éstos pueden transmitir tradiciones y

Carlo Ginzburg

las voces de los hablantes11 . Doménico Scandella, conocido como “Menocchio” y personaje principal de este libro, es un hombre común y vulgar (no en sentido peyorativo) que después del sermón y la prédica religiosa hizo –reiteradamente- una crítica, a viva voz, a Dios y a la creación. Acusado por herejía, fue procesado y condenado a muerte por la Santa Inquisición. Ahora bien, qué elementos se pueden rescatar en este trabajo: 1) El universo o weltanschauung de un individuo que por acceso y oportunidades tuvo una cultura reducida y un lenguaje muy lacónico para referirse a las discusiones teológicas más eruditas. Aun así fue capaz de “apropiarse” de algunos discursos complejos (como el de la generación espontánea) e igualarlos a su horma. Asimismo, en el tribunal eclesiástico hubo una transcripción del testimonio oral de Menocchio a uno escrito. Es decir, se tradujo desde una lengua vernácula a una intelectual-oficial, el latín. He ahí, por consiguiente, la trampa wittgensteiniana de los “límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Por ejemplo, para Ricoeur dicho procedimiento abarca, “mediante una transferencia analógica de las pequeñas unidades de la lengua (fonemas y lexemas), a las grandes unidades su-

17 La epistemología de fondo que hay en la relación entre historia y literatura es tan tenue que autores de la talla de Hayden White han decidido retornar al análisis poético de la historia y a la configuración de ésta como un texto o artefacto cultural, además de la introducción del concepto de narración en la historia rerum gestarum. Uno de los precursores de esta práctica fue Roland Barthes, quien en un libro publicado en 1953, “Le degré zéro de l’ecriture”, intentó definir, con gran éxito, precisión y locuacidad, la relación existente entre la producción y escritura literaria y los períodos históricos de Francia. La construcción de un objeto de estudio en el que se contempla el empleo de las novelas y de toda expresión artística literaria, abriga un desafío de gran envergadura y una crítica enconada de los especialistas. Algunos de los historiadores del siglo XX como Johan Huizinga (“El Otoño de la Edad Media”); Lucien Febvre (“El problema de la incredulidad en el siglo XVI: La religión de Rabelais”); Bernard Guenée (“L’opinion publique à la fin du Moyen Age d’après la «Chronique de Charles VI» du Religieux de Saint-Denis”); Roger Chartier (“Inscribir y borrar: cultura escrita y literatura (siglos XI-XVIII)”); Bernard Vincent (“Le temps de l’Espagne XVIe-XVIIe siècles”, con Bartolomé Bennassar); e intelectuales de la talla de Erich Auerbach (“Lenguaje literario y público en la Baja Latinidad y la Edad Media”); Ernst Cassirer (“Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento”); Mijaíl Bajtín y “La cultura popular en la Edad Media y en Renacimiento. El contexto de François Rabelais”, han utilizado a la literatura como una representación de las ideas rectoras de una época, así también como un espejo semiótico que produce una serie de códigos, imágenes y símbolos que quedan como huellas en el pasado que se asemeja a un palimpsesto.

periores de la frase, como el relato, el folclore y el mito12” . 2) Sobre la dicotomía existente entre esa relación material, pero también simbólica (en sintonía con la noción de hegemonía de Gramsci) entre los distintos individuos y sus respectivas culturas de clase, Ginzburg plantea que se puede, considerando el caso de la historia de Menocchio, reconstruir un fragmento de lo que se ha podido llamar “Cultura de las clases subalternas o cultura popular13” . Esto pensando en como resolver la madeja propuesta por obras tan importantes como “El retorno de Martin Guerre” de Natalie Zemon Davis, “Les Paysans de Languedoc” y “Le Carnaval de Romans”, 1579-1580” de Emmanuel Le Roy Ladurie, entre otros, sobre la relación existente entre la cultura de las clases subalternas y la dominantes “¿hasta qué punto es en realidad la primera subalterna de la segunda?. O, por el contrario, ¿en qué medida expresa contenidos cuando menos parcialmente alternativos?. ¿Podemos hablar de circularidad entre ambos niveles de cultura?14”, se pregunta el italiano. Acá las distinciones y críticas que hace Ginzburg son a no extrapolar la condición de un sujeto perteneciente a la clase popular como algo colectivo. Asimismo, más que hablar de cultura, se puede emplear, no de forma análoga, el término “mentalidad” o de “hábitos mentales” que desarrollan los individuos en forma constante. Para complementar esta idea el historiador sentencia: “Menocchio se inserta en una sutil y tortuosa, pero nítida, línea de desarrollo que llega hasta nuestra época. Podemos decir que es nuestro precursor. Pero Menocchio es al mismo tiempo el eslabón perdido, unido casualmente a nosotros, de un mundo oscuro, opaco, y al que sólo con un gesto arbitrario podemos asimilar a nuestra propia historia. Aquella cultura fue destruida. Respetar en ella el residuo de indescifrabilidad que resiste todo tipo de análisis no significa caer en el embeleco estúpido de lo exótico y lo incomprensible15” .

18 RICOEUR, Paul. “¿Qué es un texto?”. En:RICOEUR, Paul. Historia y Narratividad. Barcelona: Paidós, 2009, p. 73. 19 GINZBURG, Carlo. El Queso y los Gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI. Barcelona: Península, 2009, p. 15. 20 Ibíd., pp.15-16. 21 Ibíd., p. 31.

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La cultura es un refugio del sujeto, un cobijo que lo dota de herramientas, de un metalenguaje. No obstante, a través de diversos sistemas de producción y significación, sobre todo en la actualidad, donde la información y la democratización son elementos indispensables de la secularización y el capitalismo, se domina al individuo haciéndole perder el sentido de su existencia y el horizonte de expectativas. Es la creación de una conciencia contestataria, pero manipulada por un discurso hegemónico que genera una poiesis de la que el hombre no puede salir. Una especie de mito de la caverna moderno sui generis. Al respecto, Eduardo Cavieres señala que “los pliegues de la historia de la humanidad están todavía contenidos, como en un dique mental, los profundos y permanentes problemas de la vida individual y social16” , por tanto, es muy difícil que se pueda determinar sólo a través del pasado uno de los horizontes del tiempo como el futuro.

Colofón Con todo, resulta interesante comprender que todo documento o testimonio de época no siempre refleja las condiciones de producción de un discurso, amén de que pueda dar ciertas nociones sobre las principales ideas rectoras de la sociedad. Aunque no son extrapolables al colectivo. Hay que ver caso a caso. En el piso de la cultura, utilizando la metáfora de Burke del giro antropológico que tuvo la Tercera Generación de Annales, los individuos se apropian de los discursos, los igualan e incorporan a su manera de ver y entender el mundo (ideología). Asimismo, de acuerdo a Bajtín, cada texto genera un diálogo con el otro, ya sea en el nivel formal –la intertextualidad-, o bien, a través de las discusiones –muchas veces extemporáneas entre un autor, sus ideas y los otros. Ginzburg alcanza a retomar este último punto en su prólogo, al citar el ejercicio en el que están incurriendo algunos historiadores17 , en la llamada historia de la lectura y también en de la historia intelectual, sobre el empleo de series numéricas para establecer con parámetros bibliométricos el nivel de consumo y circulación de las ideas en una determinada época. Los autores que rompieron con esta estrategia fueron el norteamericano Robert Darnton y el francés Roger Chartier, quienes explicaron sus resultados y hallazgos con una buena narrativa.

22 CAVIERES (2009), op. cit., p. 14. 23 Debemos hacer la aclaración que su crítica se dirigía a la “historia serial” y “cuantitativa”. De hecho, “el queso y los gusanos” fue escrito en la década del setenta, tiempo en el que se confrontaron seriamente la historia cientificista y la historia narrativista.

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En la actualidad, desde el punto de vista ideológico, el marxismo, el estructuralismo, el deconstruccionismo, el nihilismo, el idealismo, el existencialismo tuvieron un éxito relativo en los trabajos históricos-sociales debido a la demostración empírica-factual del fracaso del socialismo en la ex URSS y en gran parte del mundo. Todo discurso debe estar dotado de contenido semántico así como también tiene su propia historicidad. De acuerdo a Koselleck18 los individuos generan su propio campo de experiencia, es decir, un pasado presente que a su vez tiene su horizonte de expectativas (un futuro hecho presente). En este sentido, en la primera parte del capítulo se abordó la manera en la que la historiografía trabaja los conceptos históricos y trata, a través de procedimientos críticos, profundizar en esa relación espuria entre realidad y relato. Como toda narración está sujeta al lenguaje y éste al “campo de experiencia” del sujeto, se produce una paradoja en la que el historiador debe identificar cuál es la ideología dominante y las voces que han sido acalladas o silenciadas en el proceso de escritura testimonial. En la historia de la sociabilidad, hay dos perspectivas que afloran con sus respectivos argumentos. El primero se refiere a las formas de comportamiento y vida social que tienen los grupos dominantes. Estos desarrollan costumbres y prácticas que afianzan su poder. Asimismo, el segundo a la manera en la que los subordinados (clases populares) entienden esa cultura hegemónica, se apropian de ésta y generan nuevos significados, afectos y comportamientos. Desde el punto de vista epistemológico y metódico, Veyne señala que los conceptos históricos pertenecen exclusivamente al sentido común, así como también tienen origen erudito. Cabe agregar que toda realidad está dotada de un contenido real 19 , que llamaremos concreto; otro de carácter simbólico e imaginario. Por ello, las principales formas de narración o testimonios de época subsumen “conceptos de sentido común”, entrecruzan los horizontes

24 KOSELLECK, Reinhart. Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona: Paidós, 1993, pp. 333-357 25 Sobre este punto Eduardo Cavieres señala que el conocimiento científico opera de forma simple al nivel de las construcciones mentales, ya que el hombre primero imagina las cosas, luego las intenta conocer, hasta finalmente incorporarlas a los datos conocidos. Esta operación “se mantiene en el tiempo hasta encajar con lo que está sucediendo o con lo que se está pensando”. Véase CAVIERES, Eduardo. “Los tiempos y el conocimiento: la historia como controversia”. En: CAVIERES, Eduardo et. al. La historia en controversia. Reflexiones, análisis, propuestas. Valparaíso: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2009, p. 9.

de tiempo 20 y combinan aspectos ideológicos (lo real, lo simbólico e imaginario). De ahí, por tanto, como dice Peter Laslett en el libro El mundo que hemos perdido, explorando de nuevo (1965), el historiador debe utilizar una serie de palabras imprecisas (él piensa en el capitalismo y en las clases sociales, por ejemplo), controvertidas y técnicas. En sus palabras: “han hablado (refiriéndose a sus colegas) de clases sociales sin hacer reservas para este siglo (XVII); al hablar de clases en auge o en declive, han tenido en la mente evidentemente, conflicto de una naturaleza completamente diferente”21 .

26 GADAMER, Hans-Georg. Verdad y método I. Salamanca: Sígueme, 1999. En especial, capítulo 12, “El lenguaje como medio de la experiencia”, pp. 461-486. 27 VEYNE, Paul. Como se escribe la historia. Un ensayo de epistemología. Madrid: Fragua, 1972, p. 171.

TITLE “Fragments cultural historiography. Enunciation and Narrativity Voices and Silences” Abstract: The purpose of the following essay is to provide an analysis and a summary of the main problems related to enunciation and narration existing in the most prominent cultural historiographical texts. To this end, the work has been divided in three fundamental concepts which object is to find, within their approaches and boundaries, the answer to the question: How the scientific and positivist paradigm that emerged after World War II changed the way of telling stories and how, at the same time, after the absence of stories, the voices of groups subordinated and silenced by the dominant discourse were rescued?. The first concept examines the work of Felix Guattari and Gilles Deleuze and their evaluation of the intellectual work of the man of letters Franz Kafka. The second one takes a close look at the strata and cultural levels described in Mikhail Bakhtin’s research on carnivals and the five-volume novel (“Gargantua and Pantagruel”) written by François Rabelais in the 16th century. The third one deconstructs the process of enunciation developed by Carlo Ginzburg in his book about the cosmos of a miller of Friuli of the six hundreds. Keywords: Culture, Narrative, Story, Historiography

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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