Fortificaciones y articulación del territorio en el valle medio del Genil

June 29, 2017 | Autor: Andrés Roldán Díaz | Categoría: Roman military archaeology, Iron Age Iberian Peninsula (Archaeology), Fortifications, Cordoba
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FORTIFICACIONES EN LA EDAD DEL HIERRO: CONTROL DE LOS RECURSOS Y EL TERRITORIO

FORTIFICACIONES Y ARTICULACIÓN DEL TERRITORIO EN EL VALLE MEDIO DEL GENIL Belén Ortiz Núñez - [email protected] Cintia Moreno García - [email protected] Juan Antonio Rojas Cáceres - [email protected] Daniel Moreno Rodríguez - [email protected] Justo Fco Sol Plaza - [email protected] Andrés Roldán Díaz - [email protected] Andrés Mª Adroher Auroux - [email protected] Carmen Luzón González - [email protected] Universidad de Granada RESUMEN En este artículo pretendemos abordar el vacío histórico en época protohistórica que presenta la zona del valle medio del río Genil. Para ello nos centramos en el estudio de dos yacimientos, situados en márgenes opuestas de dicho valle; el primero, un asentamiento en altura de época prerromana; en segundo lugar, abordaremos el estudio preliminar del yacimiento de El Hachuelo, una peculiar estructura con un potente entramado murario. PALABRAS CLAVE territorio, Genil, fortificación, ibérico, republicano. ABSTRACT In this paper we want to approach the historical void that appears throughout the middle valley of river Genil. Because of that, we’ll pay attention to the study of two archaeological sites, placed in opposite shores of the river. The first of them, an indigenous settlement dated in the pre-roman age. Then, we will show the site of El Hachuelo, an unusual place with impressive fortified structures. KEY WORDS territory, Genil, fortification, iberian, republican. 1. INTRODUCCIÓN La zona limítrofe entre las provincias de Córdoba y Granada ha sido una gran olvidada en la investigación arqueológica de la protohistoria peninsular. Nos encontramos ante la vertiente sur de la Subbética Cordobesa, concretamente en el punto en el que está cortada por el valle medio del río Genil, zona actualmente anegada por las aguas del pantano de Iznájar. La estructura geomorfológica de la zona objeto de este estudio hace que los asentamientos 424

que hemos detectado dispongan de una fértil llanura rentable desde el punto de vista de la explotación agropecuaria, lo que se complementaría con una actividad cinegética consustancial a la orografía de los terrenos circundantes de monte bajo (fig. 1, A) La estructura de este paisaje se vio fuertemente alterada en 1969 por la construcción de un embalse que capta las aguas del rio Genil, siendo el más grande de Andalucía con 2.500 hectáreas y una capacidad potencial que llega casi a los 1.000 hectómetros cúbicos, pero pre-

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cisamente, dada su extensión, hizo desaparecer una gran cantidad de yacimientos arqueológicos en un momento en que los controles sobre las obras públicas no significaban la necesaria protección del patrimonio arqueológico, o al menos, no en todos los casos y con las medidas correctoras necesarias. Por esta y otras razones existe un vacío en el conocimiento histórico de la zona, más acusado si nos referimos al periodo ibérico, salvando las publicaciones de Miguel Ángel Hitos (1987) que referencia los yacimientos de los que hasta el momento se tenía constancia en el término municipal de Iznájar (Córdoba), y de José Antonio Morena (1999) que trata los recintos fortificados del mismo municipio y sobre algunos de los cuales nos centraremos a lo largo de este estudio. Ante esto, pretendemos aportar luz al poblamiento de esta zona en dicho periodo, siendo este trabajo una simple introducción que se irá completando con nuevos estudios que analizarán la problemática en mayor profundidad, centrándonos aquí en el análisis de las fortificaciones conocidas, como corresponde a la temática de este congreso. Es importante destacar que la información obtenida se limita al estudio de estructuras y materiales en superficie mediante prospección sistemática, ya que no hemos tenido oportunidad de profundizar más en la investigación mediante una excavación arqueológica. Esto supone que los datos y conclusiones a los que hemos podido llegar deben de ser considerados orientativos, sin permitirnos concretar con mayor precisión en aspectos como espacios funcionales al interior de los poblados o incluso las cronologías que afectan a cada una de las estructuras actualmente emergentes. Nos centraremos en dos asentamientos prerromanos, el primero de ellos, La Alcaidía, de mayor entidad y que posiblemente actúe como catalizador del poblamiento ibérico en la zona durante cierto tiempo entre los siglos V y III a.C.; el segundo, El Hachuelo, un pequeño espacio fortificado que para algunos autores se asimilaría al ya denostado ambiente de las otrora conocidas como Turres Hannibalicas (Fortea, Bernier, 1970). 426

2. LA ALCAIDÍA Situada en las coordenadas UTM: X=388010; Y=4120940 (datum ETRS89), a 810 m.s.n.m. en la sierra de Campoagro, cuya divisoria de aguas actúa como frontera entre las localidades cordobesa de Iznájar y la granadina de Loja. El yacimiento emerge de un cerro cuya cúspide está configurada por una meseta de plano ligeramente inclinado hacia el Sur Sureste, y que fosiliza en sus cambios de ritmos topográficos parte de lo que debió comprender el sistema de fortificación que delimitaría el poblado. Desde la parte superior existe un alto control visual, tanto hacia las llanuras que lo delimitan por el Sur y Suroeste como hacia el valle del río, sirviendo de control de paso entre el alto valle del Genil y el valle medio de esta cuenca hidrográfica (fig. 1). Desde el punto de vista estructural uno de los elementos mejor documentados es la muralla, relativamente bien conservada especialmente en el límite septentrional de la unidad geomorfológica, y fosilizada en la divisoria de aguas de la cadena montañosa en su extremo oriental. Parece que habría de rodear por completo el poblado, ya que en el extremo opuesto, aunque la inclinación de la meseta como se dijo anteriormente es importante, hay trazos de cambios topográficos muy marcados que permiten intuir el desarrollo de la misma por este lado. No obstante la muralla es visible en un tramo de poco menos de 240 metros de perímetro pero sin cerrarse por completo, al menos no podemos afirmarlo con seguridad, ya que sólo tenemos una propuesta hipotética del desarrollo del perímetro de la misma y por tanto no podemos asegurar la extensión total de la zona intramuros. La planta general del asentamiento parece dibujar una estructura subrectangular, con unos 32 metros de anchura media; si asumiéramos una longitud en torno a los 240 metros (por la orografía ya comentada), la superficie teórica en un primer análisis y a falta de los exactos datos topográficos estaría por encima de la media hectárea de extensión (0,75 hectáreas).

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La cara mejor conservada en la noroccidental, donde se han documentado hasta tres bastiones por el momento, con una anchura media adosada a la muralla de 7,5 metros y una profundidad de campo de 4,5.; en principio parece tratarse de estructuras macizas que están, no obstante, muy alteradas por la acción de la cubierta vegetal, compuesta de quercáceas y sotobosque mediterráneo muy cerrado que ha producido la imposibilidad de detectar la más que probable existencia de otras estructuras equilibradamente repartidas a lo largo de la muralla. La construcción de la fortificación no sigue un patrón uniforme en cuanto a la técnica empleada, quizás fruto de diversas refacciones realizadas a lo largo de la vida de la misma. Tenemos un alzado de mampuesto, fundamentalmente calizas y conglomerados propios de los niveles geológicos subyacentes, por lo que la materia prima empleada es sin duda autóctona, presumiblemente extraída de la misma unidad geomorfológica donde se ubica en asentamiento. Los mampuestos han sido careados, aunque sin una intervención arqueológica en las paredes de la estructura es imposible saber si se ha paramentado con anterioridad o con posterioridad a la ubicación de cada mampuesto. De lo poco que sabemos es más que probable que dicha intervención de careado se produzca con posterioridad a la colocación e incluso a la terminación del montaje final de la muralla, como bien se ha documentado en la muralla ibérica de Basti (Caballero 2008), en Cerro Cepero (Baza, Granada). En principio, a riesgo de que en el futuro se compruebe otra cosa, no aparece material enripiado, y la disposición se organiza en pseudohiladas. Por su parte, los bastiones aparecen engarzados a la muralla, si bien el sistema constructivo que presentan los tres documentados hasta el momento es algo distinto. Frente a dos de ellos, muy próximos entre sí que parecen realizados mediante mampuestos careados y dispuestos en hiladas, el tercero sustituye dichos mampuestos por placas de calizas más delgadas, dispuestas en horizontal y sin estructura de hilada (fig. 2, C). En cuanto a la cronología, solamente contamos con el material recogido en superficie. En

principio el elemento más antiguo hasta ahora localizado es un fondo de talón de una olla de Bronce Final, el cual, de asociarse como pensamos a niveles con cerámica a torno podría apuntar una cronología en torno a los siglos VIII-VII a.C., que indicaría el origen del asentamiento, el cual, sin solución de continuidad, llegaría hasta las últimas décadas del siglo III o primeras del siglo II a.C., ante la ausencia de cerámica de barniz negro universal, como Campaniense A, del todo ausente entre el material de superficie. La ocupación de la fase ibérico antigua y pleno ibérica estaría garantizada por la presencia de ánforas de hombro marcado y borde rectangular inspiradas en las R-1/T-10, posiblemente de producción indígena (quizás cerro de los Infantes de Pinos Puente, Contreras, Carrión 1983), y platos de barniz rojo indígena de borde vuelto. La importancia comercial de este núcleo viene determinada por la presencia de materiales de importación como el borde de un ánfora púnica T-8, de producción del Bajo Guadalquivir, lo que nos está indicando el papel de eje vertebrador que en su territorio jugaría este poblado fortificado (fig. 3) 3. EL HACHUELO Este yacimiento se sitúa en las coordenadas UTM: X=385308; Y=4124586 (datum ETRS89). Se encuentra ubicado a 550 m.s.n.m., en el margen del valle opuesto al asentamiento de La Alcaidía, con el que tiene contacto visual a pesar de la distancia que los separa, casi 4,5 kilómetros en línea recta. Su posición le permite controlar el valle del río Genil al Sureste y el arroyo de Priego al Norte, al mismo tiempo que conjuntamente con La Alcaidía produce un efecto de cuello de botella en el control del inicio del valle medio del río Genil hacia el Oeste. Sus características constructivas convierten al Hachuelo en un complejo peculiar, que está caracterizado por una superposición de estructuras de grandes dimensiones constituidas por tres lienzos de muralla paralelos entre sí y a diferente altura, dándole una forma escalonada al enclave (fig. 4 A y B).

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El muro más exterior muestra la elevación en sillarejo muy regular, dispuesto en hiladas presentando una altura media de 55 cm. cada una de ellas. Se observa una segunda fase de reconstrucción parcial de este muro que parece reutilizar sillarejos de la primera, lo que nos habla de algún problema de mantenimiento de esta estructura durante la vida útil de la misma. Al interior de este gran muro existe una estructura cuadrangular, de la que se conservan tres de sus lados, pero que no hemos podido aislar por completo, de modo que ni siquiera podemos calcular la superficie que ocupa. Este complejo interior presenta un sistema constructivo bien distinto al muro externo; elevado a base de sillares bien escuadrados, presentando algunos de ellos almohadillado, especialmente los que se encuentran situados en las esquinas del mismo, pudiendo relacionarse bien con un sistema de extracción de los mampuesto en cantería o bien preparación para lograr un adecuado careado en la zona esquinera de la estructura; incluso podría plantearse como el resultado del propio sistema de desplazamiento y recolocación de cada uno de los sillares. Entre esta zona central y la perimetral existe en paralelo un tercer muro que podría definirse como un modo de acceso al módulo central; el sistema constructivo utilizado se relaciona más con la estructura central que con el muro perimetral, lo que nos permitiría pensar en la posibilidad de que tengamos dos fases constructivas en el mismo emplazamiento (fig. 4, B). En lo que a cronología se refiere este yacimiento presenta el problema de la casi total ausencia de materiales datables en superficie, por un lado vistas las reducidas dimensiones de la superficie, y habida cuenta de la cubierta vegetal tan espesa, así como que se observa que ha habido recogidas de materiales anteriores especialmente detectadas a partir de la casi total ausencia de fragmentos cerámicos diagnóstico, aunque los escasos elementos nos invitan a considerar una cronología entre el ibérico pleno y los inicios de la tardorrepública; en esa misma dirección apuntan otros autores (Morena, 1999).

4. CONCLUSIONES Es difícil establecer unas conclusiones efectivas sin un estudio previo y en mayor profundidad del territorio en cuestión. Nuestro principal objetivo consistía en incidir sobre la necesidad de reactivar esta zona para la investigación arqueológica vista la enorme densidad que presenta en yacimientos desconocidos, toda vez que algunos de ellos aún sin haber sido sometidos a intervenciones arqueológicas en profundidad demuestran su enorme potencial ante el nivel de conservación de las estructuras, especialmente las de tipo defensivo. No obstante nos atrevemos a considerar en primer lugar que La Alcadía supuso un centro de control territorial importante entre el medio y el Alto valle del Genil, con gran capacidad comercial, basada, presumiblemente en su capacidad productiva y transformativa de bienes de origen agrícola. Este asentamiento debió abandonarse en relación con la II Guerra Púnica, creándose la necesidad de recuperar parte del control visual de este espacio basculante entre dos territorios, testigo que toma inmediatamente el Hachuelo, posiblemente formando parte de una más compleja red de estructuras delimitadoras del territorio en proceso de conquista por parte del mundo romano. 5. BIBLIOGRAFÍA CABALLERO COBOS, Alejandro (2008): “Basti Ibérica”. 1er Congreso Internacional de Arqueología Ibérica Bastetana. Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, pp. 299-315. FORTEA, Javier; BERNIER, Juan (1970): Recintos y fortificaciones ibéricas en la Bética. Universidad de Salamanca, Salamanca. HITOS URBANO, Miguel Ángel (1987): “Prospección arqueológica superficial en el Embalse de Iznájar. Memoria del proyecto y resultados. Anuario Arqueológico de Andalucía 1987 2, pp. 116-117. MORENA LÓPEZ, José Antonio (1999): “Recintos fortificados ibéricos en Iznájar. Apuntes sobre arquitectura militar antigua en el sur de Córdoba”. AROCA, Ángel (Coord.): Primeras Jornadas de la Real Academia de Córdoba sobre Iznájar. Letras de la Subbética, Córdoba, pp. 187-213. 431

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