Formas y materiales. 1. Soportes materiales arcaicos

Formas y materiales. 1. Soportes materiales arcaicos Ana B. Sánchez-Prieto U. Complutense, Fac. de Ciencias de la Documentación Máster en Gestión de la Documentación, Bibliotecas y Archivos Guión del vídeo https://www.youtube.com/watch?v=1ZXdQtorLg8

En este segmento y en los que siguen vamos a tratar de diversas cuestiones relacionadas con las materias que han sido utilizadas como soporte de la escritura a lo largo de la historia. Prácticamente se puede afirmar que cualquier material capaz de ofrecer una superficie relativamente lisa ha sido utilizado como soporte para la escritura. Pero también que el grado de alfabetización de una sociedad determina el tipo de materiales escriptorios que utiliza. Una sociedad poco alfabetizada tiende a usar soportes resistentes y durables, mientras que una sociedad con un alto grado de alfabetización utiliza sobre todo materiales poco costosos, pero frágiles. Como consecuencia, puede suceder que se conserven más testimonios escritos de una sociedad poco alfabetizada que de una sociedad muy alfabetizada. En función de la procedencia, los materiales utilizados para recibir escriturase pueden dividir entre soportes de origen mineral, vegetal y animal. La primera categoría está formada por las piedras y los metales. El mármol y el bronce se han utilizado en prácticamente todas las culturas para escrituras de aparato, y en el mundo antiguo documentos del tipo de leyes, decretos oficiales y tratados se solían copiar en este tipo de soportes por su naturaleza inalterable.

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En otro vídeo ya hemos hecho referencia al oro y al plomo como soportes de escritura. El plomo es muy indicado, porque es muy maleable, por lo que es fácil convertirlo en finas láminas, y sobre él se puede escribir fácilmente simplemente rascando con un instrumento duro y puntiagudo. Aparte de las tablillas de maldición a las que ya hemos visto en otro segmento, se escribieron también en plomo una serie de unos 70 pequeños códices de 7 y 8 hojas con escritura griega y hebrea, encontrados no hace mucho en el desierto de Jordania, cerca de la frontera con Israel y Siria. Es posible que daten del siglo I o II d.C., pero su autenticidad es un asunto controvertido. En la España del s. VI-VII se utilizaron tablillas de pizarra que se rascaban con un instrumento duro y puntiagudo. Se han conservado unas cuantas, algunas de ellas con ejercicios escolares de escritura y cuentas. Y también objetos domésticos podían reciclarse para recibir escritura. De entre todos ellos los ostraka merecen una mención especial. Se trata de pequeños fragmentos de cerámica en los que los ciudadanos atenienses de época clásica votaban sobre quiénes debían ser desterrados de la ciudad. De ahí se deriva la palabra ostracismo. Y por supuesto las paredes siempre han sido un “imán” para los graffiti. De la Roma de los siglos I a.C. al II-IV d.C, por ejemplo, se han descubierto imprecaciones, cuentas, nombres y todo tipo de mensajes escritos sobre paredes. Son especialmente famosas en este sentido las paredes de Pompeya. Del reino animal es por supuesto la cera la primera sustancia que se nos viene a la cabeza. La cera se utilizó junto con la goma laca para las tablillas enceradas. En 1980 se halló en la costa de Turquía un navío del siglo XIV a.C. en el que se encontró un díptico de tablillas enceradas. Junto a la cera hay que mencionar fragmentos óseos, caparazones de tortuga, tejidos de seda, etc. Los testimonios más antiguos de protoSoportes y materiales. 1. Soportes materiales arcaicos https://www.youtube.com/watch?v=1ZXdQtorLg8

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escritura se han hallado sobre cáscaras de huevos de avestruz. Proceden de Sudáfrica y su antigüedad puede ser de hasta cien mil años. Las pieles de animales están datadas como soporte de escritura a partir del 2700-2500 a.C. en Egipto. Un ejemplo muy conocido del empleo de pieles entre los egipcios es el texto matemático actualmente en el British Museum, Ms. 10250. Del reino vegetal se han usado para recibir escritura las hojas y las cortezas de los árboles. La hoja de palma se utilizó en la antigua India para los libros de tipo pothi, y los chinos adaptaron el bambú para el mismo uso. Plinio se refiere también al empleo de las hojas de palma para escribir antes del descubrimiento del papiro. Respecto al uso de la corteza de árbol, solo se conservan algunas alusiones, particularmente referidas al tilo, cuya capa interior, denominada precisamente liber, resultaba muy idónea para escribir. De ahí deriva la actual palabra libro. La corteza de abedul también ha sido utilizada por diversas culturas como soporte de escritura. El testimonio conservado más antiguo es un conjunto de manuscritos budistas en lengua gandhari hallados en Afganistán, que fueron adquiridos en 1994 por la British Library. De época medieval se han encontrado numerosos fragmentos en Rusia, en el área de Nodgorod. El más curioso quizás sea una práctica de escritura de un niño de unos 6 o 7 años llamado Onfim. La madera también se ha utilizado como soporte de escritura en muchas culturas. Platón hace mención al uso de tablillas de madera para tomar apuntes y otras cosas. Sabemos que los romanos las recubrían con yeso, y las llamaban tabulae dealbatae, y Cenino Cenini describe cómo blanquear la madera de higuera con hueso molido. En 1986 se hallaron en el oasis de Dakhleh, en Egipto, dos libros en formato códice formados por tablillas de madera de unos 2.5 mm. de grosor en lugar de hojas de papiro o pergamino. Soportes y materiales. 1. Soportes materiales arcaicos https://www.youtube.com/watch?v=1ZXdQtorLg8

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Así mismo de madera son los denominados “palos de conteo” que se han conservado desde época sumeria hasta el siglo XVIII en Inglaterra, y que se utilizaban como instrumentos de cuenta. Y también algunos textiles de origen vegetal se utilizaron como soporte de escritura. Los etruscos utilizaron los llamados libri lintei, conservados en actualmente en el museo de Agram, y de Roma conocemos los libri lintei magistratuum, en los que se registraban los nombres de los magistrados año por año, y las mappae linteae, a que se refiere el Codex Theodosianus. Desgraciadamente, no se ha conservado ningún fragmento de estos últimos.

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