Formas de dependencia en el Occidente griego en la transición entre el arcaísmo y el clasicismo

September 13, 2017 | Autor: A. Dominguez-Mone... | Categoría: Ancient Sicily, Greek Tyranny, Classical Greek Tyranny
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Descripción

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PELORIAS Collana del Dipartimento di Scienze dell’Antichità dell’Università di Messina 20

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Redazione: Fabrizio Crescenti, Emilia Cavallaro

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Forme di dipendenza nelle società di transizione Atti del XXXII Colloquio Internazionale G.I.R.E.A. (Messina 15-17 maggio 2008) a cura di Antonino Pinzone, Elena Caliri e Rosalba Arcuri

Di.Sc.A.M. 2012

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© 2011 - Dipartimento di Scienze dell’Antichità dell’Università degli Studi di Messina

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Indice

ANTONINO PINZONE Premessa

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M. VALDÉS GUÍA De la esclavitud por deudas a la esclavitud mercancía: formas de dependencia en Atenas arcaica

11

A. J. DOMÍNGUEZ Formas de dependencia en el occidente griego en la transición entre el arcaísmo y el clasicismo

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M.C. CARDETE DEL OLMO Paisajes e Imágenes de dependencia: deportaciones y repatriaciones en la Sicilia de los Dinoménidas

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D. PLÁCIDO Las Formas de dependencia en Atenas en la transición hacia el Helenismo

57

B. TRIPODI Senofonte e gli schiavi di guerra nell’Anabasi

65

C. RACCUIA “Schiavo comprato col sale”: Zen. prov. 2, 12. Riflessioni sul tema

81

A. DUPLÁ ANSUATEGUI Buscando los rostros de la plebe romana tardorrepublicana

97

S. GUALERZI Schiavi e liberti delle zie paterne di Nerone

115

A. MASTROCINQUE La liberazione degli schiavi e i boschi sacri nell’Italia antica

131

A. PINZONE Dall’epitropé di Diodoro ai possessorum intemperantes motus di Cassiodoro

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M.V. BRAMANTE Arca, Arcarius e Mutuum

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I. BITTO Patronus e libertus nell’epigrafia in versi: un rapporto di reciproca dipendenza

169

G. LABARRE Une réflexion philosophique sur la liberté dans une inscription de Pisidie (Sterrett, Wolfe Expedition, n° 438) 183 M.J. HIDALGO DE LA VEGA Coloni, propietarios y latifundios (ss. II-III): una relación compleja

191

G. MARASCO Costantino e gli schiavi

209

F. REDUZZI MEROLA Il servus fugitivus in alcune fonti tardoimperiali

225

D. MOTTA Schiavi, barbari ed esercito nella tradizione storiografica sul IV secolo d.C. 231 R. MARINO Sull’uso di schiavi in età tardoantica

251

L. DE SALVO Familia Ecclesiae. Gli schiavi della chiesa nella tarda antichità

263

V. AIELLO La condizione degli operai nelle manifatture imperiali: il caso dei fabricenses

273

S. TOSCANO A proposito dei mangones

287

E. CALIRI Forme di dipendenza e consuetudini prediali nei Patrimonia Sancti Petri

299

L. DI PAOLA Quos non fecit captivitas esse sub pretio, sed libertas. Servi e famuli in età teodericiana e atalariciana

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R. ARCURI Agroikoi e douloi in Italia durante la Guerra gotica

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A. PEDREGAL Las últimas esclavas. Violencia e (in)dependencia femenina en los tratados patrísticos sobre la virginidad

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C.G. MAC GAW El Modo de Producción Esclavista: ¿Qué transición?

351

A. PRIETO Las transiciones del sistema esclavista al sistema feudal según el cine

365

RICARDO MARTÍNEZ LACY La schiavitù nella transizione dall’antichità al medio evo. Analisi storiografica 1898-1989

381

KYLE HARPER The Idea of “Transition” and the End of Roman Slavery

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MARIO MAZZA Epilegomena: alcuni commenti e qualche considerazione finale

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ADOLFO J. DOMÍNGUEZ Universidad Autónoma de Madrid

Formas de dependencia en el Occidente griego en la transición entre el arcaísmo y el clasicismo1

En el occidente griego, en especial en la Magna Grecia y en Sicilia se dieron, sin duda, formas de dependencia variadas, fruto en buena parte de los propios mecanismos que habían contribuido a la formación de las sociedades coloniales. Sin embargo, en la mayor parte de los casos sólo empezamos a tener un conocimiento detallado de las mismas en los momentos de transición entre lo que tradicionalmente conocemos como arcaísmo y clasicismo. Más allá de los conceptos manejados acerca de la delimitación histórica, a veces convencional, de estos periodos, es cierto que en el ámbito griego occidental tienen lugar, entre los momentos finales del s. VI y los iniciales del s. V una serie de fenómenos que marcan, fuera de toda duda, una transición entre una fase en la que las poleis se habían desarrollado más o menos libres de la injerencia de otras poleis a otra en la que empiezan a tener una importancia creciente nuevas formas de poder caracterizadas por el dominio de grandes caudillos que tratarán de configurar marcos de poder político que afectarán a territorios mucho más amplios que los de las ciudades-estado originarias. En este escenario que se delinea en el occidente griego desempeñan un papel predominante los tiranos de Gela, desde Cleandro e Hipócrates hasta Gelón (Hdt. 7, 154) y sus herederos, pero sin que debamos perder de vista a los de Agrigento, encabezados por Terón, en Sicilia, mientras que para Italia podemos mencionar a Aristodemo de Cumas y a Anaxilao de Regio. Serán sus actividades y, sobre todo, el nuevo marco de relaciones que impondrán lo que establece, en este ámbito, una verdadera transición. La política de estos tiranos se caracteriza por un uso destacado de distintos instrumentos y mecanismos de dependencia, ejercidos sobre grupos

1 Este trabajo se realiza dentro del Proyecto de Investigación HAR2008-04081, subvencionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.

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con frecuencia diversos, y empleados como elemento de imposición de su poder sobre amplios territorios. Analicemos algunos de estos casos. En el caso de Cumas, la tiranía de Aristodemo, que hay que poner en relación con todos los conflictos que afectan a la Etruria tirrénica y a Roma entre los años finales del siglo VI y los iniciales del s. V a.C2., ya presenta un uso importante de distintas formas de dependencia. Además de la dependencia simbólica que muestra el demos hacia él después del desprecio que le hace la aristocracia tras la batalla de Cumas del 524, lo que le convierte en protector y auxiliador de este demos, que acaba por estar en deuda con él (Dion.Hal. 7, 4, 4)3, en el momento de intentar su asalto al poder en 504 a.C. buena parte de su fuerza va a proceder de prisioneros tirrenos esclavizados tras la batalla de Aricia y al punto liberados graciosamente por Aristodemo (pro‹ka doÝj t¾n ™leuqer…an) (Dion.Hal. 7, 6, 4; 7, 1) (o a los que se promete la liberación a cambio de su colaboración)4. A estos prisioneros tirrenos, junto con otros de sus partidarios, y los presos liberados de las cárceles, los convirtió en parte de su guardia personal (fulak¾n ™k toÚtwn kaq…statai perˆ tÕ sîma) (Dion.Hal. 7, 7, 4) que, como el propio Dionisio (7, 8, 3) precisa más adelante, se componía de tres cuerpos principales: los ciudadanos más viles y malvados (m…a mn ™k tîn ·uparwt£twn [te kaˆ ponhrot£twn] politîn), los esclavos más impíos, liberados por él mismo por haber matado a sus amos (˜tšra d9™k tîn ¢nosiwt£twn doÚlwn, oÞj aÙtÕj ºleuqšrwsen ¢pokte…nantaj toÝj aØtîn despÒtaj) y, en tercer lugar, los bárbaros más salvajes que constituían un cuerpo mercenario (tr…th d misqofÒroj ™k tîn ¢griwt£twn barb£rwn). La fuente que emplea Dionisio de Halicarnaso, y que debe de proceder de círculos oligárquicos cumanos, muestra una visión muy tendenciosa contra Aristodemo a quien en último término se le hace líder de una guardia personal compuesta, sobre todo, por esclavos. Parte de estos esclavos liberados acabarían ocupando los oikoi de sus amos y casándose con sus esposas e hijas (Dion.Hal. 7, 8 4) según un tema que también encontramos en otras tradiciones relativas a tiranos5. Habría que discutir si estos esclavos a los que se refiere Dionisio lo son en sentido estricto o, si por el contrario, estamos ante algún otro tipo de situación menos clara, por ejemplo, deudores dependientes, teniendo en cuenta que una

2 Sobre este periodo, vd. B. COMBET FARNOUX, Cumes, l’Etrurie et Rome a la fin du VIe siècle et au début du Ve siècle. Un aspect des premiers contacts de Rome avec l’hellenisme, MEFR 69, 1957, 7-44. 3 ¢pÕ taÚthj g…netai tÁj ¢rcÁj d»mou prost£thj Ð [MalakÕj] ‘AristÒdhmoj kaˆ lÒgou politikoà dÚnamin ¢sk»saj ™xedhmagègei tÕ plÁqoj, politeÚmas… te kecarismšnoij ¢nalamb£nwn kaˆ toÝj sfeterizomšnouj t¦ koin¦ tîn dunatîn ™xelšgcwn kaˆ ¢pÕ tîn ˜autoà crhm£twn polloÝj tîn pen»twn eâ poiîn· 4 N. LURAGHI, Tirannidi arcaiche in Sicilia e Magna Grecia da Panezio di Leontini alla caduta dei Dinomenidi, Firenze 1994, 88. 5 L. GERNET, Matrimonios de tiranos in Antropología de la Grecia Antigua, Madrid 1980², 299-312; D. ASHERI, Tyrannie et mariage forcé. Essai d’histoire sociale grecque, Annales E.S.C. 32, 1977, 21-48.

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de las medidas de Aristodemo consiste también en la abolición de las deudas (Dion.Hal. 7, 8, 2), por lo que su integración en la ciudadanía a través de la ocupación de los oikoi de sus amos sería un acto de reparación. En todo caso, tampoco insistiremos demasiado en este aspecto más allá de destacar la existencia de situaciones de obvio malestar dentro de la Cumas arcaica quizá causadas por la esclavitud por deudas, como había ocurrido en otras ciudades, como la Atenas presoloniana6. Pero la relación de Aristodemo con la esclavitud y otras formas de dependencia va aún más allá; en efecto, según informa también Dionisio (7, 9) va a tomar toda una serie de medidas para intentar neutralizar a los hijos de los aristócratas, que habían muerto o se habían exiliado tras su toma del poder. De este modo, dispersa por el campo a estos individuos de modo que no participasen en nada de lo que es propio de hijos libres (kaˆ d…aitan œcein ™n to‹j ¢gro‹j mhqenÕj tîn proshkÒntwn ™leuqšroij paisˆ) privándoles de oficios y estudios y haciendo que se dedicasen al pastoreo y a las demás actividades propias del campo (poima…nont£j te kaˆ t«lla t¦ kat¦ toÝj ¢groÝj œrga pr£ttontaj); de este modo, se criaron como esclavos sirviendo a los asesinos de sus padres (ésper doàloi dietršfonto to‹j ¢pokte…nasi toÝj patšraj aÙtîn latreÚontej). También como un síntoma de la sumisión y dependencia en la que pretende hundir Aristodemo al resto de la ciudadanía hay que entender la política de afeminamiento (™kqhlànai) que lleva a cabo el tirano con varias medidas que enumera Dionisio de Halicarnaso (Dion.Hal. 7, 9, 3-5) y Plutarco (mor. 261 F) y que se asemejan a las que, en Heródoto (1, 155-156), habría sugerido Creso a Ciro tras la sublevación de Sardes para evitar nuevas rebeliones y que llevarían a los lidios a convertirse, de hombres, en mujeres (guna‹kaj ¢nt9¢ndrîn Ôyeai gegonÒtaj), situación mejor que ser vendidos como esclavos (¢ndrapodisqšntaj prhqÁnai) pero en todo caso inferior a la situación de hombres libres. Afeminamiento y dependencia van parejas en el pensamiento clásico y también tiende a aplicarse al bárbaro (por ejemplo, en el enócoe de “Eurimedonte”7); por ende, el propio epíteto que recibe Aristodemo, Malakos8, abunda en esta misma idea de una ciudad de esclavos y afeminados regida por otro afeminado aunque, paradójicamente, en la tradición que recoge Plutarco (mor. 262 B) aparece como el único hombre que existe en Cumas (mÒnoj g£r’ œfh Kuma…wn ‘AristÒdhmoj ¢n»r ™sti). Sin embargo, la liberación de la ciudad del dominio del tirano va a venir propiciada, según nuestras fuentes, por esos mismos hijos que han vivido como esclavos los cuales se van a convertir en vengadores de sus padres (Dion.

6

A.J. DOMÍNGUEZ, Solón de Atenas, Barcelona 2001, 19-23, con bibliografía previa. K. SCHAUENBURG, EYRYMEDON EIMI, MDAI(A) 90, 1975, 97-121; E. HALL, Asia unmanned: Images of victory in classical Athens, in J. RICH, G. SHIPLEY (a cura di) War and Society in the Greek World, London 1993, 108-133; A.C. SMITH, Eurymedon and the Evolution of Political Personifications in the Early Classical Period, JHS 119, 1999, 128-141. 8 U. COZZOLI, Aristodemo Malaco, MGR 1, 1965, 5-29. 7

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Hal. 10, 1-11, 4) todo ello con la ayuda de los aristócratas exiliados en Capua9. Así pues, en todo el proceso que afecta al dominio de Aristodemo vemos cómo diversos grupos dependientes aparecen vinculados al tirano como apoyo imprescindible para su acceso y mantenimiento en el poder, tanto los prisioneros tirrenos liberados como los propios esclavos cumanos. Del mismo modo, y para evitar reacciones, el tirano trata de afeminar a los hijos de los aristócratas muertos y exiliados como medio de desactivarlos además de obligarlos a llevar una vida propia de esclavos, no siéndolo. Por supuesto, queda por definir hasta qué punto estas informaciones corresponden a la realidad o son, por el contrario, resultado de la propaganda adversa contra el tirano una vez que la aristocracia cumana consigue desembarazarse de él y hacerse de nuevo con el poder; pero, sea como fuere, estos datos tienen un valor evidente, puesto que haya actuado el tirano de este modo o sea tan sólo una cuestión de percepción o interpretación a posteriori en clave aristocrática10, el dato de interés es que dentro de los abusos propios de una tiranía el uso de esclavos y el intento de convertir en esclavos o, en general, inferiores, a los ciudadanos libres forman parte de la caracterización del tirano. No cosa distinta es lo que da a entender Aristóteles (pol. 5, 1313b 19-25) cuando observa que el objetivo de los tiranos es empobrecer y mantener ocupados a los súbditos para evitar que puedan conspirar11. El caso de la tiranía cumana de Aristodemo es, pues, paradigmático de lo que está ocurriendo en la Grecia de Occidente en un momento en el que la sociedad aristocrática tradicional se está descomponiendo empujada por nuevos grupos sociales que buscan en el recurso a la violencia mecanismos de participación política que hasta entonces les han sido vetados. En la visión aristocrática, que es la que nos ha quedado, todos estos grupos que intervienen en el movimiento revolucionario son equiparados, ya sean los ciudadanos más desfavorecidos como los esclavos y los esclavos bárbaros, que son vistos bajo un mismo prisma de apoyo al tirano; al tiempo, los buenos ciudadanos, que en la tradición sobre Aristodemo vienen representados por los hijos de los aristócratas asesinados, son forzados a vivir como esclavos, en una clara idea de inversión social, del mismo modo que los restantes ciudadanos son afeminados mediante la educación que propone el tirano e, incluso, en la interpretación de Plutarco (mor. 261 F) las mujeres acaban asumiendo rasgos masculinos. Y, para culminar el desastre, los esclavos contraen matrimonio con las hijas y esposas de sus amos asesinados. Esclavos liberados, libres esclavizados, ciudadanos afeminados, es el panorama de cambio absoluto que introduce el tirano; en el caso de Cumas, la tradición aristocrá9

Una tradición algo distinta en Plu. mor. 261D-262 D. Esto lleva al problema de las fuentes para Aristodemo, cuestión sobre la cual puede verse LURAGHI, Tirannidi, cit., 80-82. 11 tÕn dÁmon to‹j gnwr…moij kaˆ toÝj plous…ouj ˜auto‹j. kaˆ tÕ pšnhtaj poie‹n toÝj ¢rcomšnouj turannikÒn, Ópwj ¼ te fulak¾ tršfhtai kaˆ prÕj tù kaq9 ¹mšran Ôntej ¥scoloi ðsin ™pibouleÚein. 10

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tica post-tiránica ejemplifica los males a que puede llegar la polis cuando se abandona el viejo orden, la patrios politeia que los hijos de los aristócratas muertos por el tirano acabarán restableciendo (Dion. Hal. 7, 11, 4). En el caso cumano también jugó un papel importante el conflicto bélico con los vecinos bárbaros, tanto porque proporciona un inicio de ascendiente social al futuro tirano tras la batalla del 524 contra la coalición de tirrenos, umbros y daunios como porque le aporta una base militar consistente en el 504 a partir del ejército ciudadano triunfador en la batalla de Aricia al que sumará a los prisioneros tirrenos esclavizados mediante cuya graciosa liberación los suma, en condición de mercenarios, a su fuerza revolucionaria. En la breve referencia que hace Polieno sobre el ascenso al poder de Fálaris en Agrigento en la primera mitad del s. VI también se alude al uso que hace este personaje, para acceder al poder, de cautivos que había hecho llevar a Agrigento y que, una vez liberados y armados con piedras y con hachas atacan a los ciudadanos en las Tesmoforias, acabando con buena parte de ellos, lo que pone en manos del tirano a sus mujeres y a sus hijos (Polyaen. strat. 5, 1, 1)12. Puede ser un topos como han sugerido algunos autores13 pero muestra, del mismo modo que en el caso de Aristodemo, la necesidad de disponer de individuos adictos a la causa del tirano con los que abatir al régimen oligárquico vigente. El caso de Fálaris, pues, no hace sino corroborar las opciones tomadas por Aristodemo en Cumas, en parte semejantes. También la guerra contra los bárbaros (aunque no sólo contra ellos) está detrás del ascenso político de los antecesores de Gelón de Siracusa y de éste mismo. Tras la tiranía de siete años en Gela de Cleandro, de la que apenas tenemos informaciones14, su hermano Hipócrates asume a su vez la tiranía en Gela y, también en siete años, lleva a cabo numerosas campañas que enumera Heródoto (7, 154) contra Calípolis, Naxos, Zancle, Leontinos y Siracusa, de la que recibe Camarina, así como contra muchos centros bárbaros (barb£rwn sucnoÝj) entre los que se encontraba Ergetio, conquistada mediante una estratagema (Polyaen. strat., 5, 6). De todos esos lugares sólo Siracusa escapó al esclavizamiento por Hipócrates (Hdt., 7, 154: Tîn d epon pol…wn pasšwn pl¾n Surhkousšwn oÙdem…a ¢pšfuge doulosÚnhn prÕj `Ippokr£teoj) aunque a costa de la pérdida de Camarina. Fue luchando contra los sículos de Hibla como Hipócrates halló la muerte (Hdt. 7, 155). Más allá de las referencias, habituales, al esclavizamiento de las ciudades conquistadas, es sobre todo Heródoto quien, en otro contexto distinto de aquél en el que narra los hechos correspondientes a Hipócrates, relata los acontecimientos que tienen lugar en Zancle a la llegada de los refugiados samios que venían huyendo de los persas, tras la derrota jonia en la batalla de 12 lÚsaj toÝj desmètaj, to‹j l…qoij kaˆ to‹j pelškesi kaˆ ta‹j ¢x…naij Ðpl…saj, Qesmofor…wn Ôntwn ™piqšmenoj, toÝj ple…stouj tîn ¢ndrîn ¢pokte…naj, gunaikîn kaˆ pa…dwn kÚrioj katast¦j ™tur£nnhse tÁj ‘Akragant…nwn pÒlewj. 13 S. BIANCHETTI, Falaride e Pseudofalaride. Storia e leggenda, Firenze 1987, 28-41. 14 LURAGHI, Tirannidi, cit., 126-127.

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Lade. Según asegura Heródoto (6, 23) los samios habían atendido la llamada de los zancleos que invitaban a los jonios a fundar una ciudad en Caleacte pero, cuando estaban en Locris Epicefiria el tirano de Regio, Anaxilao, les persuadió para que se apoderaran de Zancle, que ya debía de estar en manos de Hipócrates, pero cuyo ejército se hallaba guerreando contra los sículos. Tucídides (6, 4, 5-6) apenas aporta algún dato más, más allá de corroborar la ocupación samia de Zancle15. Los zancleos, enterados del acontecimiento, piden ayuda a Hipócrates porque era aliado suyo (Ãn g¦r d» sfi oátoj sÚmmacoj) afirmación que resulta sorprendente si tenemos en cuenta que Hipócrates castiga al “monarca” (mÒnarcoj) de Zancle, Escites, por haber perdido la ciudad, lo que sugiere que este personaje gobernaba la ciudad en nombre de Hipócrates16 así como que la ausencia de los zancleos de su ciudad por estar combatiendo contra una ciudad sícula podía formar parte de la política de Hipócrates. Quizá este concepto de “alianza” no sea del todo contradictorio con la política de Hipócrates de conquista y “esclavizamiento” a que alude Heródoto en el pasaje que mencionábamos antes, aunque eso no minimiza la posición de poder que Hipócrates mantiene sobre la ciudad17. El comportamiento de Hipócrates, tras el llamamiento de los zancleos, sin embargo, se desarrolla según parámetros que sorprendieron a éstos, puesto que tras mantener conversaciones con los samios, acabó por reconocer su dominio sobre Zancle a cambio de que los samios le entregaran la mitad de los enseres y esclavos existentes en la ciudad y todo lo que hubiese en los campos, tras lo cual “mandó cargar de cadenas a la mayor parte de los zancleos, a quienes incluyó entre sus esclavos, y entregó a los samios a los trescientos ciudadanos más destacados de Zancle para que los mataran. Sin embargo, los samios decidieron no hacerlo”18, expulsándolos posiblemente19. Es curioso cómo cuando los samios son derrotados en Zancle por los mesenios, atraídos también por Anaxilao, éste les ordena que den muerte a los samios refugiados en los santuarios, pero los mesenios rechazan hacerlo (Paus. 4, 23, 8-9), habiendo un claro paralelismo, quizá no fortuito, con el comportamiento samio hacia los trescientos notables zancleos20. Sobre este asunto volveremos más adelante. 15

Sobre el reflejo en la numismática de la presencia samia en Zancle vd. E.S.G. ROBINRhegion, Zankle-Messana and the Samians, JHS 66, 1946, 13-20; sobre la extracción social de estos samios, vd. C. RACCUIA, Per una connotazione economico-sociale dei Sami insediatisi in Zancle, Kokalos 25, 1979, 188-196. 16 Vd. en este sentido LURAGHI, Tirannidi, cit., 131. 17 S.N. CONSOLO LANGHER, Siracusa e la Sicilia greca. Tra età arcaica ed alto arcaismo, Messina 1996, 395 s. 18 ToÝj mn d¾ plšonaj tîn Zagkla…wn aÙtÕj ™n ¢ndrapÒdwn lÒgJ ece d»saj, toÝj d korufa…ouj aÙtîn trihkos…ouj œdwke to‹si Sam…oisi katasf£xai· oÙ mšntoi o† ge S£mioi ™po…hsan taàta. 19 A juzgar por la breve referencia de Aristóteles (Pol. 1303 a 35-36): Zagkla‹oi d Sam…ouj Øpodex£menoi ™xšpeson aÙto…· 20 A.J. DOMÍNGUEZ, Los mesenios de la diáspora: de la sumisión a la resistencia, SHHA 25, 2007, 83-84. SON,

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La política de Hipócrates, pues, asume interesantes matices; sus campañas contra ciudades griegas y sículas tienden a su esclavizamiento (doulosÚn) desde el punto de vista de su pérdida de independencia política, como bien reconocía Heródoto, pero en la aplicación práctica de su dominio este dominio asume la forma, al menos en el caso de Zancle que es el que mejor se conoce, de alianzas entre las ciudades, gobernadas por tiranos impuestos por Hipócrates, y éste mismo21. Por supuesto, el tirano actúa según sus propios intereses y, a pesar de la alianza que unía a Hipócrates con los zancleos, no tiene inconveniente en traicionarlos y aliarse con los recién llegados samios lo que implicó la conversión en esclavos (¢ndr£poda) de la población zanclea. Quizá el propio Heródoto esté presentando la historia de Zancle como una contraposición de situaciones al resaltar el contraste entre la alianza que unía a los zancleos a Hipócrates y su conversión en esclavos por el tirano, aficionado como es a estas situaciones paradójicas, que culminan en este mismo relato, con la observación, en la misma linea, de que “los samios que habían escapado de los medos se vieron dueños de Zancle, una ciudad bellísima, sin haber realizado el menor esfuerzo” (Hdt. 6, 24)22, aunque ello no quiere decir que el relato no sea auténtico. Del mismo modo, el contraste observado entre esclavizamiento de ciudades, como norma del comportamiento de Hipócrates, la situación de alianza que atestigua también Heródoto entre la Zancle de Escites e Hipócrates y el esclavizamiento efectivo de los ciudadanos zancleos abunda en la caracterización del tirano y de su régimen, que aparece connotado de diversas formas con variados tipos de dependencia, unas más simbólicas, otras más reales. Con el sucesor de Hipócrates, Gelón, que instaurará una dinastía propia en Gela y en Siracusa, el recurso a distintas formas de dependencia como medio de lograr sus objetivos políticos, alcanzará unos niveles extraordinarios. No pretendo ser exhaustivo, pero sí destacaré algunos casos. El primero de ellos alude a la toma del poder en Siracusa, motivada por el apoyo que presta Gelón a los gamoroi siracusanos, expulsados por la revuelta del demos y de sus esclavos los kyllirioi y que se habían refugiado en Casmenas (Hdt. 7, 155)23; Gelón reconduce a los gamoroi a Siracusa, cuyo demos acaba abriéndole las puertas de la ciudad, quizá después de algún acuerdo, aunque Heródoto no lo menciona. Sea cual sea el estatus concreto de estos kyllirioi, a los que suele equipararse con otras formas de “servidumbre comunitaria” como los hilotas de Esparta, los penestas de Tesalia o los clarotas de Creta (Phot. ethn. K, 127)), su situación de esclavitud es ya destacada por Heródoto (kaˆ tîn sfetšrwn doÚlwn, kaleomšnwn d Kullur…wn) y por au21 LURAGHI, Tirannidi, cit., 141. Quizá en el caso de centros bárbaros la política del tirano fue más severa, como muestra la masacre de los ergetinos, que han sido engañados por Hipócrates (Polyaen. strat., 5, 6). 22 S£mioi d ¢pallacqšntej M»dwn ¢ponhtˆ pÒlin kall…sthn Z£gklhn periebeblšato. 23 Otra referencia a esta revuelta, en Zen. 4, 54 y su análisis en C. RACCUIA, Rileggendo Zenobio: una nota sulla percezione e la rappresentazione dei Siculi, Polifemo 4, 2004, 207 s.

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tores como Aristóteles (frag. 586 Rose). Su vinculación con el demos sugiere un tipo de revuelta de corte radical que logra exiliar a la aristocracia. El comportamiento de Gelón, sin embargo, es distinto del que habría llevado a cabo, pocos años antes, Aristodemo de Cumas que se apoya en estos grupos sociales, como veíamos antes, para conseguir la expulsión de los aristócratas y la reducción a una situación de casi esclavitud de sus hijos. Por el contrario, Gelón, como hará poco después en circunstancias no demasiado bien conocidas en Mégara, toma partido por los grupos aristocráticos y si bien en el caso de Siracusa parece que el resultado de la disputa pudo acabar conciliando a ambos grupos (aunque quizá a cambio del retorno a su situación de dependencia de los killirios)24 no sería así en el caso de Mégara. En esta ciudad, en efecto, vecina por el norte de Siracusa, a la que se había trasladado Gelón, los aristócratas (πac2j, según la denominación de Hdt. 7, 156) movieron guerra contra Gelón pero fueron asediados y acabaron capitulando. Tras la rendición, Gelón, en lugar de castigar a estos aristócratas, los acabó trasladando a Siracusa y concediéndoles la ciudadanía (™j t¦j SurhkoÚsaj ¢gagën poli»taj ™po…hse), mientras que el demos, que habría forzado la capitulación ante el asedio de Gelón, puesto que se nos dice que no era responsable de la guerra y que no temía nada del tirano (tÕn d dÁmon tîn Megaršwn, oÙk ™Ònta meta…tion toà polšmou toÚtou oÙd prosdekÒmenon kakÕn oÙdn pe…sesqai) acabó siendo trasladado también a Siracusa pero para ser vendidos como esclavos y llevados fuera de Sicilia (¢gagën kaˆ toÚtouj ™j t¦j SurhkoÚsaj ¢pšdoto ™p9 ™xagwgÍ ™k Sikel…hj), actuación similar a la que llevó a cabo con los eubeos de Sicilia y que debió de reportarle buenas ganancias que pudo emplear para pagar a los mercenarios de que se rodeó (Diod. 11, 72, 3). Aristócrata como era, y como se encargó de exhibir a lo largo de su mandato, las lealtades de Gelón estaban claras y lo precisa con claridad Heródoto (7, 156) cuando asegura que para el tirano, “el demos constituía un grupo social muy desagradable” (‘Epo…ee d taàta toÚtouj ¢mfotšrouj nom…saj dÁmon enai suno…khma ¢caritètaton)25. De este modo, junto a los traslados forzosos de poblaciones (Hdt. 7, 156), el esclavizamiento y traslado fuera de Sicilia de ciudadanos de poleis conquistadas, junto con la introducción de importantes grupos de gentes adictas, venidas en buena parte de fuera de Sicilia (Diod. 11, 72, 3)26, pero sin excluir tal vez tampoco a indígenas integrados en su entorno27, formaron parte de su política de renovación de la población de la isla. 24

Sobre las distintas posibilidades, vd. LURAGHI, Tirannidi, cit., 287 s. Vd., sin embargo, las observaciones no del todo convincentes de G. BRUNO SUNSERI, Aristocrazia e democrazia nella politica di Gelone, in Φιλ…ας Χ£ριν. Miscellanea di Studi Classici in onore di E. Manni, I, Roma 1980, 293-308. 26 toà g¦r Gšlwnoj ple…onaj tîn mur…wn politograf»santoj xšnouj misqofÒrouj, ™k toÚtwn periele…ponto ple…ouj tîn ˜ptakiscil…wn kat¦ toÝj Øpokeimšnouj kairoÚj. 27 G. MAFODDA, Tiranni ed indigeni di Sicilia in età arcaica tra schiavitù, guerra e mercenariato, Hesperìa 9, 1998, 19-31; ID., Tiranni sicelioti ed indigeni in età arcaica, in M. BARRA 25

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Estos cambios forzosos de situación y de residencia, la conversión en esclavos de antiguos ciudadanos, la extinción de poleis y el traslado de sus poblaciones a Siracusa marcan un evidente punto de inflexión en la historia política y social del occidente griego que prefigurará la situación de época clásica. Y, además de todo ello, el gran conflicto político que surgirá con Cartago y que culminará en la batalla de Hímera hará afluir a las ciudades vencedoras cantidades ingentes de esclavos que serán adecuadamente utilizados por los gobernantes vencedores, tanto Gelón como Terón de Agrigento. No entraré aquí ni en las causas ni en el desarrollo de la batalla de Hímera28 sino, sobre todo, en sus consecuencias en las cuestiones que aquí nos interesan. Es, sobre todo, Diodoro quien aporta datos al respecto y este autor alude a una primera captura de prisioneros por parte de la caballería de Gelón, que sorprende a las tropas cartaginesas en los alrededores de Hímera tomando botín; como resultado de esa primera acción se apresa a unos diez mil, lo que provocó que Hímera saliese de la situación de desesperanza en que se encontraba y que los himereos empezasen a despreciar a los enemigos (oƒ d kat¦ t¾n `Imšran katefrÒnhsan tîn polem…wn) (Diod. 11, 21, 2). Quizá en relación con esta escueta información se encuentre otra del escritor Frontino (strat. 1, 11, 18) que asegura que Gelón, en la guerra contra los cartagineses, capturó a muchos de ellos, sobre todo de entre las tropas auxiliares y que mandó desnudar a muchos de ellos, en especial a los más débiles, lo que unido al hecho de que eran muy obscuros, hizo que los suyos los despreciaran. Tras la conclusión de la batalla, y a pesar de que Gelón había dado órdenes de no capturar prisioneros (Diod. 11, 22, 4), muchos cartagineses consiguieron sobrevivir de modo que Gelón se convirtió en el primer general que dio muerte a más bárbaros y que capturó un número tan grande de prisioneros (Diod. 11, 22, 6)29. El número de muertos lo sitúa Diodoro en ciento cincuenta mil (Diod. 11, 22, 4) cifra a todas luces desmesurada, pero que parte de la cifra de trescientos mil combatientes cartagineses que ha dado párrafos atrás (Diod. 11, 20, 2; vd. también Hdt. 7, 165). Aunque Diodoro no da cifras exactas del número de prisioneros capturados si aporta una descripción detallada referida a su destino; Gelón repartió a los prisioneros entre las ciudades que habían combatido a su lado en proporción al número de soldados que habían aportado y “las ciudades pusieron grilletes a los prisioneros que les tocaron en el reparto y los emplearon en los trabajos públicos. Los acragantinos recibieron el mayor número y embellecieron su ciudad y su territorio; tan numerosos, en efecto, fueron los BAGNASCO, E. DE MIRO, A. PINZONE (a cura di), Magna Grecia e Sicilia. Stato degli studi e prospettive di ricerca, Pelorias 4, Messina 1999, 313-319. 28 Un análisis exhaustivo de estos problemas en V. KRINGS, Carthage et les Grecs c. 580480 av. J.-C. Textes et Histoire, Leiden 1998, 261-326. 29 oÙdeˆj g¦r tîn prÕ aÙtoà mnhmoneÚetai toioÚtJ strathg»mati kecrhmšnoj, oÙd ple…onaj ™n mi´ parat£xei katakÒyaj tîn barb£rwn oÙd plÁqoj a„cmalètwn tosoàton ceirws£menoj. diÕ kaˆ polloˆ [...]

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cautivos que les correspondieron que muchos particulares llegaron a poseer quinientos en sus casas. Contribuyó a que les tocara esta cantidad de prisioneros no sólo el hecho de que habían sido enviados muchos soldados a la batalla, sino también la circunstancia de que, después de la derrota, muchos fugitivos se habían dirigido al interior de la isla y sobre todo al territorio de los acragantinos, y dado que todos ellos habían sido capturados por los acragantinos, la ciudad se llenó de cautivos. La mayor parte fueron asignados al Estado, y fueron destinados a tallar las piedras con las que fueron construidos no sólo los más grandes templos de los dioses, sino también los canales subterráneos para desaguar las aguas de la ciudad” (Diod. 11, 25, 2-3; trad. de J.J. Torres)30. Puesto que el problema de las fuentes de Diodoro para el libro XI no ha sido aún resuelto de modo satisfactorio31 es difícil saber con exactitud de dónde proceden sus informaciones y, por ello, qué credibilidad darle a las mismas puesto que quedan fuera del tema de la comparación entre la batalla de Hímera y las batallas, más o menos contemporáneas, que tienen lugar en Grecia (Salamina, Platea)32. Más allá de los ecos, locales y panhelénicos de las victorias de Gelón y de las posteriores de su hermano Hierón la información de Diodoro que hemos incluido aquí afecta, sobre todo, a las ciudades de Sicilia y, muy en especial, a la Agrigento gobernada por Terón y que queda poco o nada representada en los monumentos que los Dinoménidas acabaron dedicando en los santuarios panhelénicos de Olimpia y Delfos33. Y, sin embargo, según el texto diodoreo además del botín, del que se benefició también Siracusa34 fue Agrigento una de las ciudades más beneficiadas por el reparto de los prisioneros cartagineses y la que aprovechó de forma más evidente la gran fuerza de trabajo que su explotación proporcionó, centrada sobre todo en las construcciones públicas tanto de tipo utilitario como, sobre todo, de templos, entre los que suelen mencionarse los llamados B y C 30 aƒ d pÒleij e„j pšdaj katšsthsan toÝj diaireqšntaj a„cmalètouj, kaˆ t¦ dhmÒsia tîn œrgwn di¦ toÚtwn ™peskeÚazon. ple…stouj d labÒntej ‘Akragant‹noi t»n te pÒlin aÙtîn kaˆ t¾n cèran ™kÒsmhsan· tosoàton g¦r par9aÙto‹j tîn ¹lwkÒtwn Ãn tÕ plÁqoj, éste polloÝj tîn „diwtîn par9aÙto‹j œcein desmètaj pentakos…ouj. suneb£leto g¦r aÙto‹j prÕj tÕ plÁqoj tîn a„cmalètwn oÙ mÒnon Óti polloÝj stratiètaj ¢pestalkÒtej Ãsan ™pˆ t¾n m£chn, ¢ll¦ kaˆ diÒti genomšnhj tÁj tropÁj polloˆ tîn feugÒntwn e„j t¾n mesÒgeion ¢necèrhsan, m£lista d e„j t¾n ‘Akragant…nwn, ïn ¡p£ntwn ØpÕ tîn ‘Akragant…nwn zwgrhqšntwn œgemen ¹ pÒlij tîn ˜alwkÒtwn. ple…stwn d e„j tÕ dhmÒsion ¢nenecqšntwn, oátoi mn toÝj l…qouj œtemnon, ™x ïn oÙ mÒnon oƒ mšgistoi tîn qeîn naoˆ kateskeu£sqhsan [...] 31 T.S. BROWN, Timaeus, and Diodorus’ Eleventh Book, AJPh 73, 1952, 337-355. 32 P. GAUTHIER, Le parallèle Himère-Salamine au Ve et au IVe siècle avant J.C., REA 68, 1966, 5-32; M. ALGANZA ROLDÁN, Sobre los epílogos de las batallas de Hímera y Tanagra en la obra de Diodoro de Sicilia, in J. LENS TUERO (a cura di), Estudios sobre Diodoro de Sicilia, Granada 1994, 210-215. 33 S.E. HARRELL, Synchronicity: the local and the panhellenic within Sicilian tyranny, in Ancient Tyranny, a cura di S. LEWIS, Edimburgo 2006, 119-134. 34 M. GRAS, Gélon et les temples de Sicile après la bataille d’Himère, AION (archeol) 12, 1990, 59-69.

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de Agrigento, el templo C de Gela, el Ateneo dórico de Siracusa y el templo llamado de la Victoria en Hímera, dejando fuera otros en ocasiones mencionados también. El más imponente de todos ellos fue el templo B de Agrigento, dedicado a Zeus, ya casi terminado a falta del tejado en el momento en el que se produjo el ataque y destrucción por parte de Aníbal en el 406 a.C. (Diod. 13, 82, 1) y cuyo costo, tres veces superior al del Partenón, y su tamaño apenas podría haberse sufragado de no haber contado Agrigento con la gran cantidad de mano de obra de que dispuso tras la batalla de Hímera35. Aun cuando la crítica moderna se inclina a situar su concepción e, incluso, el inicio de su construcción, años antes de la batalla de Hímera36, no cabe duda de que la ejecución del proyecto debió de beneficiarse, en todo caso, de la riqueza y de la mano de obra aportada esclava aportada por la batalla, y que pudo permitir darle un avance importante a este edificio que fue uno de los más grandes e imponentes emprendidos por una ciudad griega. Nuestras fuentes no dan más detalles adicionales, pero con los que tenemos, unidos a los datos mencionados sobre las construcciones públicas que tienen lugar en varias ciudades griegas, en especial Agrigento, podemos sugerir que las ciudades siciliotas hicieron un uso novedoso de la masa de esclavos extranjeros que consiguieron tras la batalla de Hímera. Aun cuando las cifras de los combatientes cartagineses en la batalla (300.000) es a todas luces exagerada no parece improbable que Cartago pudiese reclutar, en numerosos territorios37 a un gran número de soldados lo que, por consiguiente, provocó un elevado número de prisioneros, lo que le hace asegurar a Diodoro (11, 22) que ningún otro general antes que Gelón había capturado a tantos. Al ser bárbaros y ajenos a Sicilia y, por lo tanto, sin raíces en la isla, y una vez que habían sido neutralizados (se los encadenó) no era necesario que salieran de la isla, como sí había ocurrido con los habitantes de Mégara y Eubea que fueron vendidos por Gelón con la condición de que su destino estuviese fuera de ella. El destino de estos esclavos públicos, como asegura Diodoro, estuvo en las canteras y en la construcción de conducciones hidráulicas subterráneas en la ciudad de Agrigento lo que los convierte en ma35 Vd. T. VAN COMPERNOLLE, Architecture et tyrannie: à propos de la datation des Temples A, B, C, E et I d’Agrigente, du Temple C de Géla, de l’Athènaion dorique de Syracuse et du Temple de la Victoire à Himère, AC 58, 1989, 68: “le bon sens doit néanmoins nous amener a nous interroger sur la possibilité matérielle de réaliser un édifice … sans le concours de la maind’oeuvre servile extraordinariament nombreuse dont Agrigente disposa aprés la bataille d’Himère”; cf. ID., L’influence de la politique des Deinoménides et des Emménides sur l’architecture et l’urbanisme sicéliotes, Louvain 1992, 62-67. 36 M. VONDERSTEIN, Das Olympieion von Akragas. Orientalische Bauformen an einem griechische Siegestempel?, JdI 115, 2000, 37-77; ID., Der Zeuskult bei den Westgriechen, Wiesbaden 2006, 178. Sobre el Olympieion de Agrigento y otros templos contemporáneos (templo de la “Victoria” de Hímera y su casi “gemelo” templo de Atenea en Siracusa), vd. D. MERTENS, Città e monumenti dei Greci d’Occidente. Dalla colonizzazione alla crisi di fine V secolo a.C., Roma 2006, 258-273. 37 Hdt. 7, 165 menciona a fenicios, libios, iberos, ligures, elisicos, sardonios y cirnios como componentes de ese ejército.

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no de obra no especializada, en fuerza de trabajo bruta al servicio de la política de embellecimiento de la ciudad emprendida por Terón. En el caso de los que acabaron en otras ciudades y los que pasaron a manos particulares, en ocasiones en gran número, las informaciones son menos precisas. Así pues, y frente al uso llamémosle político que en otras ocasiones se había hecho de prisioneros de guerra esclavizados (por ejemplo, en los casos de Aristodemo o del propio Falaris) en la Agrigento de los Emménidas el destino de los capturados en Hímera es servir de fuerza de trabajo para la ejecución de la política de monumentalización de la ciudad dirigida por la tiranía. Aunque el uso de los prisioneros de guerra para realizar trabajos públicos no es desconocido en Grecia38, tal vez la novedad la constituye tanto la masa de esclavos utilizados como los resultados obtenidos, a lo que quizá se una el origen bárbaro de los mismos. El último de los casos que analizaré será el del tirano Anaxilao de Regio. Ya en páginas anteriores aludíamos a la intervención de Anaxilao en la ocupación samia de Zancle aun cuando la alianza de éstos con Hipócrates debió de suponer un revés para los intereses reginos; será esta situación la que lleve al tirano a promover la llegada de gentes variadas, entre ellos mesenios, con el fin de que ocupen Zancle. Es Pausanias (4, 23, 8) nuestro principal informador, aunque son varias las tradiciones y no todas unánimes, sobre el asunto39 y según este autor los reginos y Anaxilao habrían vencido a los de Zancle por mar mientras que los mesenios, llamados por el tirano, los habrían derrotado por tierra. Asaltada la ciudad, los supervivientes se habrían refugiado en los altares de los santuarios y a pesar de que “Anaxilao entonces ordenó a los mesenios que mataran a los suplicantes de Zancle y que hicieran esclavos a los restantes junto con las mujeres y los niños”40 a lo que los jefes de los mesenios se negaron y tras intercambiar juramentos con ellos decidieron vivir en común (õkhsan ¢mfÒteroi koinÍ), aunque cambiaron el nombre de Zancle por el de Mesene. Como ya observábamos antes, este comportamiento es parecido al que años atrás habían tenido los samios hacia los notables zancleos aunque puede también explicarse por la insistencia en la piedad que acompaña a los mesenios en sus distintas actividades ultramarinas. En cualquier caso, la intención de Anaxilao era clara: dar muerte a los elementos más destacables de Zancle y someter a esclavitud al resto de la población para mejor garantizar el control que, a través de los mesenios, pretendía ejercer sobre el lado siciliano del Estrecho. Sea como fuere, hay indi38 Por ejemplo, los lacedemonios capturados por los tegeatas y utilizados para medir a cordel la llanura de Tegea cargados de grilletes (Hdt. 1, 66); sobre los prisioneros de guerra en Grecia, vd. P. DUCREY, Le traitement des prisonniers de guerre dans la Grèce antique des origines à la conquête romaine, Parigi 1968. 39 Analizadas recientemente en DOMÍNGUEZ, Los mesenios, cit., 81-87. Considero que hay argumentos suficientes como para aceptar una presencia mesenia en Mesina en época de Anaxilao frente a la visión escéptica de otros autores como LURAGHI, Tirannidi, cit., 209-210. 40 9Anax…laj mn oân to‹j Messhn…oij parekeleÚeto toÚj te ƒketeÚontaj Zagkla…wn ¢pokte…nein kaˆ toÝj loipoÝj gunaixˆn Ðmoà kaˆ paisˆn ¢ndrapod…sasqai.

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cios de que parte de la población de Zancle (zancleos y samios de Zancle) puede haber buscado refugio en la vecina Milas, habiendo sufrido alguna derrota a mano de los mesenios y de Anaxilao41, lo que plantea también dudas acerca de la realidad de la convivencia entre los mesenios y los habitantes previos en la refundada Mesene. El expansionismo de Anaxilao, que controla sólidamente las dos ciudades del Estrecho, se dirige acto seguido contra Locris Epicefiria como atestiguan también ofrendas de armas (yelmos y grebas) en Olimpia a nombre de los mesenios y de los reginos42 y encuentra su momento decisivo en la campaña que lleva cabo contra la ciudad en el 477 a.C. Leofrón (o Cleofrón). Justino (21, 3, 2) da un rápido resumen de este hecho al asegurar que cuando los locrios “se vieron acosados con la guerra por Leofrón, tirano de Regio, habían prometido que si vencían prostituirían a sus doncellas en la fiesta de Venus”43. Las discusiones sobre este votum y su significado han sido numerosas y las posturas han sido dispares pero, en mi opinión, parece haber fuertes indicios a favor de su historicidad44; los escolios a Píndaro (pyth. 2, 36-38) aseguran que Hierón envió a Cromión para presionar a Anaxilao, al tiempo que nos informan de que mientras que éste gobernaba desde Mesene, su hijo (C)leofrón lo hacía desde Regio, quedando claro que en la acción contra Locris participaban ambos; queda también claro en los escolios que el deseo de Anaxilao era acabar con los locrios, destruirlos (καταπολεμÁσαι, ¢πολέσαι) (Schol. Pi. pyth. 1, 99) y eventualmente, esclavizarlos. En la propia segunda Pítica Píndaro asegura que “a ti, oh de Dinómenes hijo, la joven cefiria / de Lócride te canta ante sus puertas, / ella que, tras los esfuerzos de la guerra insuperables, / gracias a tu poder levantas en seguro la mirada” (vv. 17-20)45. Se refiera el texto, como parece, a la exoneración del votum por la acción de Hierón, o no46, esta referencia en una oda con41 LURAGHI, Tirannidi, cit., 213, a partir de un par de epígrafes en sendos yelmos hallados en Olimpia: SEG 24, 1968, 313-314. 42 Reginos: SEG 24, 1968, 304-305; Mesenios: SEG 24, 1968, 311 y 312 (en esta última hay que restituir Lokron porque el yelmo está muy deteriorado); cfr. G. DE SENSI SESTITO, La Calabria in età arcaica e classica. Storia, Economia, Società, Roma 1984, 55-56; LURAGHI, Tirannidi, cit., 216-217. 43 Cum Reginorum tyranni Leophronis bello Locrenses premerentur, voverant, si victores forent, ut die festo Veneris virgines suas prostituerent. 44 A.J. DOMÍNGUEZ, Las esclavas sagradas de Afrodita, ARYS 4, 2001, 125-131; ID., La prostitución sagrada en el Mediterráneo antiguo, entre la marginalidad y la integración, in A. DOMÍNGUEZ ARRANZ (a cura di), La Antigüedad Clásica. Género, poder y conflicto, Madrid 2010, 84-90; sobre el contexto histórico en el que hay que situar todo el episodio, vd. DE SENSI SESTITO, La Calabria, cit., 60. 45 S d9, ð Deinomšneie pa‹, Zefur…a prÕ dÒmwn / Lokrˆj parqšnoj ¢pÚei,/ polem…wn kam£twn ™x ¢mac£nwn /di¦ te¦n dÚnamin drake‹j ¢sfalšj. 46 En contra se manifiesta C. SOURVINOU-INWOOD, The Votum of 477/6 and the Foundation Legend of Locri Epizephyrii, CQ 24, 1974, 186-198; vd., sin embargo, las observaciones al respecto de L. WOODBURY, The gratitude of the Locrian maiden. Pindar, Pyth. 2. 18-20, TAPhA 108, 1978, 285-299. También las juiciosas reflexiones de L. SANTI AMANTINI, Ancora sulla prostituzione sacra a Locri Epizefirii, MGR 9, 1984, 39-62.

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memorativa dirigida a él, presenta un testimonio contemporáneo de la intervención de Hierón para salvar y liberar (Schol. Pi. pyth. II, 36) a la doncella y a la ciudad de Locris. Las intenciones de Anaxilao debían de dejar pocas dudas a los locrios47, una vez visto el comportamiento del tirano unos años antes (hacia el 489 a.C.) en Zancle que había aniquilado y esclavizado a una parte sustancial de su población, y teniendo en cuenta también las derrotas sufridas pocos años atrás a manos del mismo tirano como atestiguan las ofrendas de armas en Olimpia a que hemos aludido. Por consiguiente, y ante la perspectiva de quedar esclavizados y aniquilados, los locrios recurren a la ofrenda de un tipo de sacrificio que tiene semejanzas con otros que se practicaban en las Lócrides de Grecia48 aunque sin perder de vista a Hierón, a quien se someten, y que con una simple amenaza (el recuerdo de Hímera estaba aún muy cerca) pone fin al peligro para Locris. La última parte del s. VI y los años iniciales del s. V pueden verse, en toda Grecia, y de forma especial en la Grecia de Occidente, como un periodo de transición en el sentido de que nuevas formas de relaciones políticas empiezan a ponerse en marcha. En el Occidente griego este hecho se ve favorecido por la aparición de regímenes políticos, de tipo autoritario e unipersonal que, más aún que sus predecesores y contemporáneos en la Grecia propia, van a plantear cambios radicales tanto en los componentes sociales de las diferentes poleis como en las relaciones entre ellas y el exterior. Dejando de lado otros aspectos, en este trabajo nos hemos centrado en el uso que estos regímenes hacen de diversas formas de dependencia como herramienta política, aunque el único denominador común entre todas ellas pueda ser precisamente lo novedoso de su empleo. En efecto, es novedoso (quizá con el precedente representado por Falaris de Agrigento) el uso de prisioneros de guerra por Aristodemo de Cumas, convenientemente liberados, y por lo tanto vinculados a la persona de su libertador, como fuerza política para hacerse con el poder y mantenerlo y la promoción política de los definidos como esclavos para convertirlos en ciudadanos previa entrega de los oikoi y las esposas de sus anteriores propietarios al tiempo que su comportamiento hacia los hijos de los anteriores círculos dirigentes tiende a degradarlos hacia el estatus servil. A pesar de la tradición desfavorable a la acción del tirano, lo que sin duda implica exageraciones, no creo que haya que dudar en lo sustancial del relato de nuestras fuentes. El uso de grupos 47 G. CORDIANO, Espansione territoriale e politica colonizzatrice a Reggio (ed a Locri Epizefiri) fra VI e V secolo a.C., Kokalos 41, 1995, 95-103. 48 Sobre este otro asunto la bibliografía es muy abundante, y yo mismo me he ocupado también de él: A.J. DOMÍNGUEZ, Fear of Enslavement and Sacred Slavery as Mechanisms of Social Control among the Ancient Locrians, in A. SERGHIDOU (a cura di), Fear of Slaves-Fear of Enslavement in the Ancient Mediterranean, Atti dell’Incontro di Studio (Rethimno 4-7 novembre 2004), Besançon 2007, 405-422. La recurrencia a una invención o mito historiográfico defendida recientemente por S.L. BUDIN, The Myth of Sacred Prostitution in Antiquity, Cambridge 2008, 226-228 parte de una lectura tan sesgada de las fuentes como de la que ella acusa a los defensores de la tesis contraria.

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adictos vinculados de forma directa al tirano será un hecho frecuente en diversas tiranías, aunque alcanzará un auge extraordinario con los tiranos dinoménidas Gelón e Hierón, que harán uso de gran número de mercenarios, a los que con el tiempo se les recompensará con la ciudadanía. La novedad que introduce Aristodemo consiste en liberar a prisioneros de guerra, esto es, esclavos, para alcanzar el poder a cambio de sustanciosas recompensas materiales, incluyendo tierras e, incluso, la ciudadanía. La agresiva política que llevarán a cabo, desde Gela, Cleandro e Hipócrates implica el esclavizamiento de las ciudades y territorios conquistados, según informan nuestras fuentes, aunque en la práctica eso se materialice en la colocación, al frente de las ciudades conquistadas, al menos de las griegas, de representantes suyos que garanticen la lealtad al tirano, ejemplificada en acuerdos de alianza. No obstante, y el caso de Zancle lo ejemplifica, Hipócrates no tiene inconveniente en aliarse con los que se han hecho con su control, los samios, contra la propia población zanclea, que había acudido al tirano en busca de apoyo en virtud de la alianza que les unía a él, y provocar el esclavizamiento generalizado de la misma, esta vez de una forma mucho más real como precisan nuestras fuentes acompañado del intento (frustrado) de ejecución de los trescientos notables zancleos capturados. Unos cuantos años después, y por obra de Anaxilao, los samios y los zancleos que habían escapado de la represalia de Hipócrates sufrirán una suerte parecida a manos de los mesenios y otras gentes que hará acudir el tirano regino para conseguir el dominio sobre la orilla siciliana del Estrecho de Mesina. Aunque no podemos saber hasta qué punto estos esclavizamientos masivos de poblaciones tuvieron lugar, lo que sí es destacable es la introducción de estas prácticas de aniquilamiento y desarraigo entero de poblaciones. También por estos años en Grecia se estaban produciendo fenómenos comparables, como fue el aniquilamiento de los varones argivos por Cleómenes tras la batalla de Sepea (494 a.C.), lo que provocó interesantes experimentos políticos en la ciudad peloponesia en los que los esclavos juegan también un importante papel (al menos en el imaginario de determinados grupos sociales de la ciudad)49 y a momentos no muy anteriores parecen corresponder las últimas campañas llevadas a cabo por los tesalios contra los focidios que explicarán el intento de aquéllos de que los persas invasores aniquilaran o esclavizaran a éstos (Hdt. 8, 27)50. Que el peligro de esclavizamiento o aniquilamiento era una hipótesis plausible lo muestra el comportamiento de los locrios epicefirios ante la 49 Vd. en último término M. VALDÉS GUIA, La batalla de Sepea y las Hybristika: culto, mito y ciudadanía en la sociedad argiva, Gerión 23, 2005, 101-114 con el estado de la cuestión y la bibliografía previa. Asimismo, A. DOMÍNGUEZ MONEDERO, Destrucción de la naturaleza y castigo divino: Cleómenes de Esparta y el bosque sagrado de Argos, in S. MONTERO, M.C. CARDETE (eds.), Naturaleza y religión en el mundo clásico. Usos y abusos del medio natural, Madrid 2010, 125-142. 50 Sobre las guerras entre tesalios y focidios vd. P. ELLINGER, La légende nationale phocidienne: Artémis, les situations extrêmes et les récits de guerre d’anéantissement, BCH, Suppl. 27, 1993.

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ofensiva de Anaxilao, que intentan resolver primero recurriendo a un arcaico procedimiento de consagración de mujeres a la divinidad como prostitutas y a continuación formalizando una alianza, que acabará durando más de cien años, con Siracusa. Esta política de esclavizamientos masivos de población la practican también los Dinoménidas, como muestran las acciones que lleva a cabo Gelón contra Mégara Hiblea y contra Eubea de Sicilia, que se salda con la venta como esclavos del demos de ambas poleis y la integración de los notables en la nueva ciudadanía siracusana. Sólo, en apariencia, el demos siracusano se libra de este destino, a pesar de que Gelón interviene a favor de los círculos dirigentes que habían sido expulsados por ese demos unido a los kyllirioi, que parece haber sido todo un grupo de población sometido a esclavitud. El resultado, en todo caso, parece haber respetado los derechos políticos del demos siracusano, pero quizá a cambio del abandono a su suerte de estos kyllirioi que se habían sublevado contra la oligarquía dirigente. Por fin, otro elemento de novedad lo constituye el, en apariencia, masivo esclavizamiento de los restos del ejército cartaginés derrotado en Hímera, no obstante las órdenes de Gelón en el sentido de que no se hiciesen prisioneros; a pesar de ello, el tirano obtuvo el record de bárbaros capturados hasta el momento. Sorprende este hecho cuando tenemos tan pocas noticias del destino de los prisioneros persas durante las Guerras Médicas, más allá de referencias aisladas a la suerte de algunos de ellos, como el que fue ejecutado por Calias tras haberle revelado dónde se hallaba escondido un gran tesoro (Plu. arist., 5) tras la batalla de Maratón. Es posible, en efecto, que la mayoría de ellos fuesen ejecutados51 o que, en todo caso, no recibiesen un tratamiento tan concreto como el que recibieron los prisioneros cartagineses tras Hímera. Es, pues, bastante novedoso tanto que se hagan tantos prisioneros entre los bárbaros como, sobre todo, que las ciudades, y sobre todo Agrigento, los conviertan en esclavos públicos y los utilicen como mano de obra forzada para llevar a cabo una política de obras públicas a una escala en apariencia desconocida hasta entonces. Lo que caracteriza, pues, este periodo de transición en el mundo griego occidental es el desarrollo de nuevas formas de actuación, que hacen un uso cada vez más extendido de la violencia, que permite bien la liberación masiva de esclavos para su uso político bien el uso de la esclavización de individuos libres como medio de coerción política en unos casos o como mecanismo de obtención de mano de obra barata en otros, y no entro aquí en el tema de las deportaciones y traslados forzosos de población. Todo ello, en un ambiente en el que los tiranos magnogrecos y siciliotas, nuevos seño51 Como asegura M.C. MILLER, Athens and Persia in the fifth century B.C. A study in cultural receptivity, Cambridge 1997, 7: “there are two possible explanations about Persian war captives: our sources were simply not concerned to note such an obvious aspect of war; and/or the prevailing custom was to execute those captured live”. Puede verse un destino semejante para los prisioneros foceos capturados tras la batalla de Alalia, que fueron lapidados por los agileos (Hdt. 1, 166).

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res de la guerra, dejan claros sus objetivos de aniquilación y anulación de sus enemigos como el caso, fallido en esta ocasión, de Locris Epicefiria, muestra aunque las consecuencias para esta ciudad será seguir el paso de su salvadora del 477, Siracusa, durante más de un siglo. Esos cambios sociales, que se producen en el tránsito entre el s. VI al V a.C. darán lugar, en especial en la Sicilia de los Dinoménidas, a un uso cada vez más destacado de individuos fieles a los tiranos que, llegados como mercenarios, acabarán recibiendo la ciudadanía en Siracusa, Etna y otras ciudades provocando, al final del periodo tiránico, nuevos conflictos que marcarán buena parte de la trayectoria política del helenismo siciliano en los años venideros52. Por su parte, también las ciudades griegas de Italia y de Sicilia experimentarán acciones de violencia parecidas a las atribuidas a Aristodemo aunque terminarán siendo las poblaciones itálicas las que acaben aniquilando y esclavizando a las poblaciones griegas al tiempo que se reparten sus tierras e, incluso, como habían hecho los esclavos cumanos de época de Aristodemo, a sus mujeres. Esa situación de violencia extrema que caracterizará los conflictos bélicos y civiles del mundo griego (y no sólo del occidental) se fue gestando en la época de transición que hemos pretendido analizar en este trabajo.

52 A.J. DOMÍNGUEZ, Los inmigrantes en la polis griega: interacción y exclusión in F. MARF. PINA, J. REMESAL (a cura di), Vivir en tierra extraña: Emigración e integración cultural en el mundo antiguo, Atti dell’Incontro di Studio (Zaragoza 2-3 giugno 2003), Barcelona 2004, 47-75; sobre la violencia implícita que acompaña a los mercenarios, vd. M. BETTALLI, HOI TON HELLENON APOROI: I mercenari del mondo greco classico tra violenza, emarginazione e integrazione, in G. URSO (a cura di), Terror et Pavor. Violenza, intimidazione, clandestinità nel mondo antico, Atti dell’Incontro di Studio (Cividale del Friuli 22-24 settembre 2005), Pisa 2006, 55-64.

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