Forma y dimensión significativa de la novela: aproximación al concepto de hecho estético en los postulados teóricos de Bajtin, Lucáks y Mukarovsky

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Descripción



Filósofo, sociólogo, y crítico literario húngaro. (1885-1971).

Edición inicial publicada en alemán (1915).

Lukács, Georg. Teoría de la novela. Buenos Aires. EDICIONES SIGLO VEINTE (1974). Edición inicial publicada en alemán (1915).

La visión trágica es estudiada por Lukács en el capítulo Metafísica de la tragedia incluido en su libro El alma y las formas publicado originalmente en 1910.
Véase Kundera, Milan. El arte de la novela. Barcelona. Tusquets Editores (1987). Primera edición publicada en checo (1986).
Crítico literario, filósofo y teórico ruso (1895-1975).
Véase Bajtin, Mijail. Teoría y estética de la novela. Madrid. Taurus (1989). (Primera edición publicada en ruso 1924)
La polifonía para Bajtin es un rasgo característico de la obra de Dostoievski toda vez que sus personajes, alejados de la conciencia del autor-creador son portadores de su propia evaluación de mundo. Para él, esta confluencia de voces y la interacción dentro de las distintas etapas de creación del sentido del objeto estético son es la que genera el sentido de la novela.
Crítico literario y teórico checo (1891-1975)


Forma y dimensión significativa de la novela: aproximación al concepto de hecho estético en los postulados teóricos de Mijail Bajtin, Georg Lucáks y Jan Mukarovsky
La visión tradicional, totalizante y unívoca que acompañó tanto la producción como la interpretación del arte se contrapone a los conceptos que postulan la forma estética, diferenciándola así de la obra de arte, como un proceso de significación en donde confluyen una multiplicidad de voces con las diferentes maneras, mediadas por la cultura y la historia, de ver e interpretar el mundo. Estas formas del arte, entendidas en palabras de Schopenhauer como correlatos subjetivos, son el espacio en donde la convergencia de ciertas axiologías con los relatos históricos y culturales lleva a la pregunta sobre la forma estética a territorios que superan las barreras de lo inmanente y lo representacional.
Este trabajo propende por la síntesis conceptual de tres autores que en su accionar permitieron fundamentar la interpretación de determinadas formas literarias y artísticas en el alejamiento o resignificación de los relatos formalistas y positivistas, marcando con sus conceptualizaciones sobre la estética y la definición de la forma novelesca la ruptura de los paradigmas interpretativos encerrados en el objeto artístico como materia o artefacto total, para dar preponderancia al producto de la (inter)acción de la condición histórico-filosófica del alma, el contexto, la historia, el autor, el narrador, el intérprete, el signo, la voz, la materia verbal y la cultura.
A pesar del idealismo que caracterizó su obra inicial, Georg Lukács publica en medio del convulso contexto de la primera guerra mundial una obra que sería esencial para la fundamentación de la poética novelesca: Teoría de la novela, donde en estrecho vínculo con la filosofía hegeliana logra articular las ciencias del espíritu , la historia y ciertas categorías estéticas dando lugar a un estudio dialógico de la novela en el que priman las condiciones histórico-filosóficas que condicionan la búsqueda del sentido del alma. De este modo, el autor afirma que los momentos históricos y filosóficos propios de cada civilización generan determinadas formas de expresión que van en concordancia de la relación del individuo con su mundo.
Dentro del análisis histórico que rastrea las diferentes formas novelescas desde la época clásica hasta los inicios del siglo XX, el joven Lukács identifica la búsqueda de la esencia como principio que rige la totalidad helénica. Allí, el autor identifica dentro de las formas de la gran literatura épica la epopeya como primer acercamiento a la pregunta sobre ¿cómo la vida puede devenir esencial? (pág. 32)
Según el análisis del autor, dentro de la civilización helénica (cerrada) se encuentra la figura de un héroe vehemente, aventurero y desbocado, quien al recibir el mensaje directo de los Dioses, justifica las decisiones del alma en búsqueda de grandeza, cumplimiento y plenitud (28). Esta concordancia, en pleno desconocimiento de la razón como vehículo que lleva hacia la trascendencia, da lugar a la epopeya como forma de expresión de la moral que dictan los dioses. La figura del héroe épico, quien encarnase los valores de su comunidad, se erige entonces como la representación de la comunidad misma. Así, la igualdad entre ser y destino justifica la hazaña como búsqueda permanente de la esencia que nunca se verá amenazada por el futuro.
Con la pérdida de la inmanencia de la esencia, el carácter del héroe deviene trágico, modificando su axiología y posición frente al mundo. La visión trágica explorada por Lukács se caracteriza por visualizar la figura de Dios "fuera de la escena". En un mundo abandonado de la presencia de Dios la esencia escapa a lo humano. El héroe trágico, quien manifiesta su esencia vital a partir del ejercicio de su voluntad, lleva a cuestas el cumplimiento de su destino desde antes de buscarlo. En este sentido, el tiempo desempeña un papel vital en el desarrollo de la tragedia pura. La experiencia trágica, entendida como símbolo de la vida misma es condensada en un solo punto para enriquecer y dotar de sentido la vida misma. Así, el cumplimiento a ultranza del designio trágico es para Lukács "una lucha con fuerzas tan tensas que simbolizan la vida toda del hombre" (18).
En lo tocante a la forma novelesca, entendida globalmente como la relación entre la posición axiológica y el modo representacional, Lukács habla de una ruptura irreconciliable de la relación entre el hombre y el mundo, lo que da por resultado un héroe problem que ante la ausencia de armonía entre estos dos elementos vivirá en conflicto psicológico al no encontrarse con la presentación del sentido esencial de su existencia. El conflicto del héroe problemático propio de la novela es para Lukács clasificable en tres tipos de novela:
Idealismo abstracto: el ser novelesco es incapaz de condicionar su axiología frente a la del mundo y busca hacer cumplir su voluntad sin importar las consecuencias. Su deseo por imponerse a la realidad y la búsqueda del sentido de la vida lo llevan al anacronismo (valores pre-modernos que entran en disputa con aquellos de la modernidad).
Romanticismo de la desilusión: dentro de este tipo de novela el valor ético del héroe se construye mediante la reflexión. Contrario al quijotesco idealista abstracto, el personaje del romanticismo de la desilusión encuentra en el mundo un lugar estrecho para las aspiraciones de su alma amplia. Al no encontrar respuesta ni solución a los problemas del mundo exterior, el héroe problemático huye de la ausencia de lo trascendental en la exterioridad y se recoge en sí mismo en búsqueda de lo esencial. Poesía de la decepción, afirmaría Lukács.
Bildungsroman: el héroe de la novela pedagógica de naturaleza escéptica tiene como ideal ético su realización viril. Si bien su carácter recio determina su axiología, no va a batallar contra el mundo ni a resistirse a las dinámicas propias de su época.
En síntesis, la forma novelesca en Lukács es el intento por encontrar en la vida empírica del hombre problemático el sentido propio de la existencia. Estas formas de expresión de una totalidad ontológica que surgen de la fragmentación de la armonía entre el hombre y el mundo, una "sabiduría de la incertidumbre" en palabras de Kundera, constituyen la novela como un género de permanente búsqueda del sentido total histórico, psicológico y filosófico resultante del dinamismo metafísico del hombre con el mundo y la sociedad. Así lo afirma Lukács: "El simple hecho de la búsqueda indica que ni las metas ni los caminos se pueden dar de modo inmediato, o que su ser dado psicológico, inmediato e inconmovible, no es un conocimiento evidente de conexiones verdaderas o de necesidades éticas, sino sólo un hecho psíquico al que no tiene por qué corresponder nada en el mundo de los objetos ni en el mundo de las normas" (327-328).
En adición, vemos también dentro del profundo debate acerca de la pertinencia de un estudio estrictamente formalista de la novela a Mijail Bajtin, que se sirvió de los preceptos de la escuela formalista rusa para plantear desde su perspectiva una nueva propuesta que habría de revolucionar el mundo de la teoría literaria y la estética. La valía en la propuesta bajtiniana radica en la formulación de una triada que configuraría el objeto artístico: material verbal, contenido y forma. Dentro de la polémica sobre el formalismo extremo propio del primer tercio del siglo anterior en Rusia, que separaba la estructura del lenguaje del contexto para su estudio, el autor apela al concepto de dialogismo propio de los diálogos socráticos para fundamentar su análisis literario de corte estructuralista no formalista. En contraposición a la función instrumental que cumplía el lenguaje para el formalismo, Bajtin entiende y formula el lenguaje como portador de una ideología que cumple una función poética dentro del ámbito del discurso literario. De este modo, Bajtin logra sustraer el estudio del lenguaje de la univocidad formalista para ponerlo en contacto con la sociedad, la cultura y el contexto.
Las teorizaciones de Bajtin sobre la poética novelesca llevan a (re)pensar la novela como un género discursivo multiforme y polifónico que se fundamenta en la interacción de la material verbal, contenido y forma. Dentro de los aportes más significativos de esta etapa de conceptualización está la separación de la figura del autor-creador y la de narrador como mediador del proceso comunicativo en la narrativa. La lógica bajtiniana afirma que el proceso de comunicación del sentido de lo literario dentro del concepto de estética sociológica tiene como primera instancia la relación dialógica entre cultura, entendida como el lugar de convergencia de múltiples discursos, y su interacción con el autor-creador, quien posee una postura activa frente al mundo y crea la obra material o artefacto, compuesta a su vez por el material verbal. La forma del objeto estético representada en lo arquitectónico, visto como la forma de evaluación del mundo y lo composicional, como los vehículos de la forma arquitectónica, son quienes en interacción con el intérprete dotan de sentido la obra estética y dan el sentido del mensaje.
Aquí el concepto de polifonía cumple un especial valor pue, además de ser el recurso del autor para darle sentido al mundo que está representando, es la dinámica que permite la interacción de todos los discursos presentes en la elaboración del sentido del objeto estético. Este concepto dota de autonomía discursiva a los personajes frente al autor, facilita la presencia de múltiples conciencias ideológicamente independientes que intervienen en la creación del sentido en una participación simultánea mediada por la coexistencia. Igualmente, la obra de François Rabelais sería también determinante en el origen del concepto de carnaval para el autor. Así, lo carnavalesco bajtiniano se caracteriza por su carácter transgresor en donde existe una eliminación temporal de la jerarquía social propia de la cultura dentro de interacción de las subjetividades en el carnaval como mecanismo de unión de los miembros de una comunidad dentro de una colectividad.
Por otro lado, el modelo semiológico de Jan Mukarovsky propone una reelaboración del hecho estético mediante la combinación de la semiología saussureana retomando el concepto de la relación de significado y significante como elemento constitutivo del signo, combinándolo a su vez con elementos fenomenológicos y la noción sociológica de "conciencia colectiva" acuñada por Emile Durkheim (1893). Mukarovsky considera la obra de arte como un signo cuyo significado tiene origen en la conciencia colectiva y la historia. En este caso, el artefacto y el hecho estético convergen dentro del proceso de elaboración del sentido estético. Dentro de la naturaleza sígnica del hecho estético se pueden distinguir dos funciones:
Función autónoma: tiene en cuenta los contextos de los fenómenos sociales (códigos de interpretación del mundo). Hace referencia a las axiologías que sirven como referentes del arte.
Función comunicativa: entendida como el "eje cristalizador", esta función hace referencia al contenido del hecho artístico.
La figura del receptor en la teoría de Mukarovsky, al igual que en Bajtin, acerca la obra a su evaluación de mundo que a su vez entra en conexión con diferentes elementos extraestéticos que intervienen en la creación del sentido de la obra. De este modo, este signo funciona como mediador de la realidad más que como referente directo. Dado que cada sujeto representa una mediación directa con la colectividad, el hecho estético no se remite únicamente a una apreciación individual.
A modo de conclusión, es necesario ponderar la importancia de los aportes de estos tres teóricos bajo dos perspectivas. La primera radica en cómo los aportes de cada uno sirvieron para el cambio de paradigma relacionado con el análisis de lo literario y lo estético. En los tres casos, si bien con ciertas limitaciones, las conceptualizaciones sobre lo literario y lo estético permitieron dar un giro radical en la concepción de arte, hecho estético y literatura. A lo anterior se suma la inclusión de figuras y conceptos que permanecen vigentes en nuestro quehacer crítico-literario tales como la diferenciación de las figuras de autor-creador y la inclusión del concepto de intérprete como elementos activos en la producción del sentido de la obra estética en el caso de Bajtin. Si bien su propuesta adolece de la falta de conceptualización sobre la función del narrador per se, sus aportes constituyen los preceptos fundacionales de los estudios de la novela y la polifonía. En lo referente a Jan Mukarovsky, la inclusión de la figura de una colectividad y su relación con la historia como elementos vitales en la producción del sentido son de vital importancia para el campo de la estética. Finalmente, es necesario enfatizar en cómo más allá de cierta materialidad, las formas, entendidas como producción del sentido, son un entramado de voces, axiologías, contextos, artefactos y evaluaciones de mundo que en su dinámica simbólica y representacional hacen del objeto artístico y su significación un fenómeno que conecta al ser humano con la búsqueda de un sentido esencial.


BIBLIOGRAFÍA
Bajtin, Mijail. Teoría y estética de la novela. Madrid. Taurus (1989). (Primera edición publicada en ruso 1924).
Eagleton, Terry. Una Introducción a la Teoría Literaria. Bogotá, FCE, 1994.
Iparraguirre, Sylvia. Aproximación a Bajtin. En Revista Cuadernos Hispanoamericanos. No. 458 (Páginas 23-32). Barcelona (1988)
Kundera, Milan. El arte de la novela. Barcelona. Tusquets Editores (1987). Primera edición publicada en checo (1986).
Lukács, Georg. El Alma y las Formas. México, Grijalbo, 1985
Lukács, Georg. Teoría de la novela. Buenos Aires. EDICIONES SIGLO VEINTE (1974). Edición inicial publicada en alemán (1915).

Pouliquen, Hélène. Teoría y análisis sociocrítico. Bogotá. Serie Cuadernos de trabajo (1992)

Mukarovsky, Jan. Escritos de estética y semiótica del arte. Edición crítica de Jordi Llovet. Tr. Anna Anthony-Visova. Barcelona. Gustavo Gil (1977)



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