Forjando un rumbo para México: Creación de redes de conciencia ciudadana como mecanismo de efectividad democrática (Ensayo ganador IPEA)

July 19, 2017 | Autor: Gizelle Rivera | Categoría: Participación ciudadana, Juventud, Democracia
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Descripción

Concurso de Ensayo IPEA, 2010

Seudónimo: Gee

Título: Forjando un rumbo para México: Creación de redes de conciencia ciudadana como mecanismo de efectividad democrática

Agosto de 2010

Abstract: El presente ensayo aborda la creación de redes de conciencia ciudadana y cooperación en cadena como un mecanismo primordial para encaminar a México a su superación, siendo el paradigma democrático su fundamento. Así también, se aborda la necesidad de un cambio de mentalidad como la circunstancia primordial para empezar a tomar acciones concretas que encaminen a México hacia la realización de un plan nacional; el desafío es forjarlo desde nuestras propias conciencias, traducirlo a nuestros propios actos y compartirlo con la sociedad.

Palabras clave: paradigma democrático, política de corte ideológico, conciencia ciudadana, progreso, superación, desarrollo, acción colectiva, proyecto de nación, evolución, red de conciencia y cooperación.

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INDICE

Introducción…………………………………………………………………………………………...1 1. Diagnóstico situacional de México a través del tiempo…………………………………………….2 2. Forjando un rumbo para México……………………………………………………………………4 3. Hacia el reforzamiento del paradigma democrático…………………………………………….......6 4. Mecanismo de funcionamiento: Cooperación en cadena y creación de redes de conciencia ciudadana………………………………………………………………………………………….......8 4.1 Convergencia entre ideologías…………………………………………………………………...11 4.2 Una política de corte ideológico que apele a la emotividad de los mexicanos…………………..12 4.3 Los jóvenes como agentes estratégicos de cambio………………………………………………13 Conclusiones…………………………………………………………………………………………13 Bibliografía ANEXOS

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“No creo en el sentido filosófico del término, en la libertad del hombre. Cada uno obra no sólo por una coacción exterior, si no también por una necesidad interior”. -Albert Einstein-

Introducción México es un país de contrastes y desigualdades, cien millones de mexicanos vivimos integrados en distinta medida en la vida social, económica y política de México, pero no existe el compromiso generalizado o un proyecto de nación que nos integre a todos y nos encamine juntos hacia la superación. Hoy México necesita urgentemente encauzarse en un rumbo bien establecido, ya que son muchas las acciones que los mexicanos hemos venido realizando sin haber llegado a ninguna meta; y la razón es simplemente que no nos hemos planeado ninguna. Y ante esta inmovilidad que nos perjudica, son urgentes nuevos y mejores preceptos que orienten a nuestra nación a potencializarse en todas sus capacidades para dar respuesta a todas y a cada una de nuestras necesidades. Si bien, esto puede sonar idealista, en nuestras capacidades cabe hacerlo realidad. El presente ensayo no intenta dar una receta, ni enlistar las reformas que se requieren para transformar a México (ya que son múltiples los rubros que demandan una solución), sino que se enfoca en el primer paso para poder concretar adecuadamente todas y cada una de las acciones y los planes que México tanto necesita, esta es: la urgente necesidad de reforzar el paradigma1 democrático que reconfigure la cosmovisión del mexicano, y que le permita trascender. Esta iniciativa va en el sentido de reestructurar el aparato ideológico2 del mexicano, como aquel motor cuyo poder reside en la ideología y en la cual cabe la disuasión como factor que motiva a las 1

“Los paradigmas son un conjunto de conocimientos y creencias que forman una visión del mundo (cosmovisión), en torno a una teoría hegemónica en determinado periodo histórico”. Cuando un paradigma pierde su hegemonía sobre la realidad, es sustituido por otro (siempre y cuando el entorno logre romper la atadura de la costumbre y del miedo al cambio y al error), en pro de un avance aun no cierto. Una ruptura de paradigma implica la instauración de uno nuevo. Cada ruptura podemos compararla con una pequeña “revolución”. (Viloria, M.E. La Planificación. Recuperado de: http://es.geocities.com/mariaeugeniaviloriaortin) 2

Designamos con el nombre de aparatos ideológicos de Estado (AIE) cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Con todas las reservas que implica esta exigencia podemos por el momento considerar como aparatos ideológicos de Estado las instituciones siguientes(el orden en el cual los enumeramos no tiene significación especial): AIE religiosos (el sistema de las distintas Iglesias), AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y privadas), AIE familiar, AIE jurídico, AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos), AIE sindical, AIE de información (prensa, radio, T.V., etc.), AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.). (Althusser L. 1970. Ideología y aparatos ideológicos del Estado).

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personas a luchar por algo y que permitirá ayudar a evolucionar al ciudadano en su manera de pensar y de actuar. Esto no implica el renunciar a nuestra cultura e historia, sino adoptar formas diferentes de realizar las cosas. Es por ello que la funcionalidad de esta iniciativa, pone al individuo como sujeto fundamental de acción, como aquel capaz de interiorizar nuevas opiniones y creer desde sí mismo y para sí mismo una prosperidad que será compartida con la sociedad. 1. Diagnóstico situacional de México a través del tiempo México tiene siglos de historia, lo cual significa que tenemos una importante herencia cultural, social y tradicional. El valor de la historia nacional implica el reconocimiento de una persona con su tierra y con su gente; y ese sentimiento de reconocerse a sí mismo mexicano es fundamental para la preservación de nuestra nación. Pero con un pasado que forja nuestra identidad, también se heredan estructuras que siguen perpetuándose en el poder hasta la fecha; estas estructuras se evidencian en jerarquías, cacicazgos, gremios y grupos de poder que siguen perpetuándose hasta la fecha y que perjudican la estabilidad de un estado democrático. La situación que se vive hoy en día, es resultado de la herencia histórica del mal funcionamiento de las instituciones; ya que son las mismas las que se han sabido perpetuar a través de tiempo y por generaciones, modificándose sobre la misma base histórica y que causan secuelas tanto en el presente como en el futuro del desarrollo. El problema radica en que las instituciones se ven viciadas al responder a los intereses (de cualquier índole) del grupo que representan, es decir: a las élites en el poder. Esto conlleva a la desigualdad, y la

realidad es evidente en México: “Una sociedad

oligárquica con las estructuras industriales concentradas, y con barreras que bloquean la competencia”. (Acemoglu y Robinson, p.13) Las élites concentradas son nocivas para el buen funcionamiento institucional y por ende para el crecimiento económico. Son grupos de intereses en conflicto que no pueden ponerse de acuerdo en el conjunto de instituciones que maximizan el crecimiento, ya que cada una preserva sus intereses y no negocian su poder. Además, se siguen

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construyendo nuevos paradigmas sobre las instituciones ya cimentadas; es decir, por su rigidez histórica se preserva la misma base, lo cual no permite realizar cambios estructurales. Ahora bien, para que puedan existir cambios políticos, económicos y sociales, primero se deben llevar a cabo modificaciones en las instituciones. “No se pueden concebir los procesos del crecimiento económico, que no involucre el cambio institucional”. (Engerman, Stanley & Sokoloff, K, p.3) Y para que ocurra el crecimiento es indispensable la participación de la acción colectiva para crear el marco institucional que forje el capital humano, los recursos y los medios para encaminarse al cambio político y al crecimiento económico. Habiendo tomado en cuenta las estructuras heredadas, es preciso identificarnos en el aquí y en el ahora, en nuestro status actual como ciudadanos de un país de múltiples contrastes. Hoy en día México es un país con potencial en diversos rubros; desde su geografía México es rico en sus recursos naturales, tiene climas variados, se encuentra estratégicamente localizado en el globo terrestre, ocupa el catorceavo lugar en extensión territorial y es rico en recursos naturales; económicamente México es la quinta economía mundial, es un país que ha tomado los principios de la libertad comercial, está abierto al comercio mundial, tenemos grandes inversiones extranjeras y somos un país atractivo para el turismo; su importancia social y política se evidencia en ser un país con una inmensa riqueza cultural, en ser una potencia regional, en ser miembro de importantes organismos internacionales, pero sobre todo en el esfuerzo de haberse consolidado como un país democrático. Esto y más hacen de México un país envidiable para otros. Pero también, México vive inmerso en múltiples dificultades. Vivimos en una crisis económica que afecta a la inflación, a los salarios, al empleo y la calidad de vida, en la que los monopolios mandatan el rumbo de este país y que acentúan cada vez más la inmensa brecha de desigualdad. Estamos inmersos en una crisis política en la que los grupos de poder se aventajan de la voluntad de las mayorías, en la que el trabajo político es mal hecho y está desvirtuado, en la que los ciudadanos descreditan y desconfían de las instituciones que rigen este país por su evidente inefectividad. La 5

crisis de seguridad implica que el enemigo del narcotráfico vive en casa y que está cobrando cada vez más víctimas, es el miedo a salir a las calles y la desconfianza en la gente lo que frena la libertad del mexicano. Pero la más preocupante es la crisis de los valores, la cual ha desmoralizado la integridad del mexicano, al estar éste acostumbrado al constante fracaso en los diversos ámbitos de la vida en sociedad, y que crea una consternación generalizada. Esta crisis de valores implica que la vida cotidiana gira en torno a la deshonestidad, a la corrupción, a la ventaja que tiene el rico sobre el pobre, del poderoso sobre el vulnerable y del audaz sobre el ingenuo; hemos adoptado actitudes derrotistas, de sometimiento y de conformismo; y tenemos múltiples vicios que hemos adaptado a nuestra forma de vida. Es por ello que no se vive en sociedad, se sobrevive en ésta. Por estas buenas y malas situaciones en las que vivimos, México es un país de desigualdades; pero también es una realidad que se cuenta con las herramientas y las capacidades (humanas, filantrópicas, creativas, financieras, etc.) necesarias para llevar a cabo cualquier acción, tanto económica, social, científica, tecnológica, política, humana, etc.; el reto es saber dirigirlas. Es por ello, que a menos de que estemos dispuestos a seguir rebajándonos a una mínima medida como país en potencia, es preciso trazar un camino planteándonos las preguntas: ¿qué queremos como nación? y ¿cómo lo realizamos? 2. Forjando un rumbo para México Según Séneca, “No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va”. Es por ello que se debe tener la certeza de los preceptos que queremos defender como el medio para llegar a dónde queremos. Y para saber los principios que nos encaminarán, se parte del deseo generalizado y del sentido común en el cual todos convergemos en ideales parecidos. Hoy nadie quiere un retroceso en sus avances personales, todos y cada uno de nosotros deseamos que se nos respete como individuos, buscamos ser considerados según nuestras diferencias y necesitamos tolerancia a la pluralidad; queremos que nuestros derechos humanos, políticos y sociales sean defendidos y perfeccionados; todos añoramos un país seguro, queremos protección y justicia 6

imparcial; todos imaginamos vivir en un país de legalidad en el que el estado de derecho enmarque la justicia social; todos queremos tener confianza en nuestras instituciones y ansiamos que nuestros representantes empiecen a darnos resultados; necesitamos buena educación, añoramos más y mejores oportunidades e idealizamos desarrollarnos por nuestras capacidades en un empleo digno; anhelamos ver que se aminore la brecha de desigualdad en la que una minoría se aventaja de la mayoría; queremos la libre expresión y más organizaciones sociales; necesitamos la libre competencia y la responsabilidad social de las empresas que dan rumbo a este país; todos queremos tener acceso a la salud, añoramos vivir en un ambiente limpio y armonioso y queremos dejar un país sustentable para nuestras próximas generaciones. Por esto y más, México necesita empezar a incursionar en el primer mundo. Para ello, son urgentes diversas reformas estructurales para México. Para el sano funcionamiento del sistema político mexicano es primordial la reforma política del estado que integre mejor las reglas del juego democrático, que reestructure a las instituciones, que perfeccione las leyes, y que empodere al ciudadano; en asuntos con impacto económico es primordial una reforma energética más integra, que haga uso efectivo de los recursos naturales del Estado, necesitamos la libre competencia y una estabilidad en las finanzas nacionales; en materia de seguridad la estrategia de la guerra contra el narcotráfico debe ser mejor dirigida y apoyada por nuestros vecinos del norte, necesitamos la coordinación efectiva de las fuerzas de seguridad y que el bienestar social sea una prioridad. En fin, son necesarias diversas reformas y proyectos en asuntos sociales, laborales, de vivienda, de salud pública, en cuestiones fiscales, ecológicas, etc. Si bien todas estas acciones son indispensables para continuar dando pasos hacia la efectividad de un Estado democrático, su buen funcionamiento se debe enmarcar en una política de corte ideológico. Todas estas acciones no podrán concretarse si no se cambia en un primer momento, la manera de pensar las cosas, para arraigarlo al ideario colectivo y que nos permita actuar civilmente.

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Hoy es un buen momento para tomar un rumbo, porque el pueblo mexicano pide a gritos una identidad triunfalista, porque los ciudadanos están cansados de historias de decepción y retroceso, porque carecemos de ejemplos de éxito y porque de seguir inmóviles México estará destinado al fracaso. 3. Hacia el fortalecimiento del paradigma democrático La pretensión de este ensayo es plantear la necesidad de reforzar el paradigma de la democracia3 como la medida primordial y prioritaria para encaminar a México a su transformación. Concretamente, la iniciativa presenta la manera de motivar un alineamiento de la conciencia y del actuar social al paradigma de la democracia. México ha avanzado en consolidarse como un estado democrático, pero gran parte de este paradigma sigue incrustado en el discurso y necesita mecanismos de efectividad. La practicidad de este paradigma se dará mediante la asimilación de los valores que exige la democracia, traducidos en las acciones que el mexicano ejerce cotidianamente. El aprendizaje de los valores democráticos, nos permitirá incorporarnos a una nueva realidad que nos posicione en un mundo modernizado a partir de hechos y no sólo en el discurso. Elegir un nuevo rumbo implica renunciar a las prácticas que nos han venido frenando, preservar aquellos que nos impulsan, e integrar los nuevos valores democráticos que causen un efecto positivo en la actitud del mexicano. Sólo mediante el reforzamiento del paradigma democrático que fomente los nuevos valores y los lleve a la práctica, nos entenderemos a nosotros mismos como una nueva generación de mexicanos

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El paradigma de la democracia liberal significa una forma de gobierno representativa sujeta al Estado de Derecho que protege los derechos y libertades individuales y colectivas. La democracia representativa expresa los derechos políticos como las condiciones que permiten al ciudadano tener injerencia en asuntos públicos, a partir de la ciudadanía, del derecho al voto, al ser electo, a participar en el gobierno, petición y a la asociación política. Las condiciones que deben existir para la democracia, son: la identificación de uno mismo como individuo separado a los demás y la seguridad en sí mismo; para de ésta forma creer que las opiniones personales tienen importancia, que deben ser tomadas en cuenta, y de este modo estar convencido de participar en asuntos públicos. Aunado a esto, los factores que deben existir en una democracia, son: la participación de quienes quieran participar, las reglas de la participación y el flujo de la información. Solamente de esta manera puede consolidarse una democracia representativa y liberal porque el valor fundamental radica en la libertad. (Robert Dahl, La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid, Taurus 1999.)

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capaces de trascender. Y en ese tránsito, nos adentramos a una nueva era, en la que la evolución de nuestra mentalidad, nos impulsará a realizar mejor las cosas. Sólo de esta manera, se empezarán a romper las estructuras generacionales que han venido evitando nuestro tránsito y progreso a través del tiempo. Pero, ¿cuáles son los vicios y actitudes que han relegado nuestro progreso?, y ¿cuáles son aquellos valores que necesitamos para superarnos? La transformación ideológica va en el sentido de preservar los valores que nos enaltecen como una nación pluricultural, pero también del despojarse de actitudes enraizadas y estereotipadas, de esas prácticas tradicionalistas y costumbres mal dirigidas y corrosivas para el tejido social, como lo son: la informalidad, la impuntualidad y la incapacidad de respetar el tiempo de los demás; el desorden, la inconstancia, la desidia y la irresponsabilidad en las labores; la ociosidad, la pereza y la lentitud que muchas veces se evidencian en el trabajo del mexicano; el proyectarse vulnerables, pobres y sufridos que son bien aceptados socialmente; la hipocresía, el “el quedar bien” y “el pago de favores”, el compadrazgo, los brotes de machismo, la indecencia, la falta de cultura y la intolerancia que se siguen manifestando; el irrespeto a las autoridades, el malinchismo, la corrupción de la que todos formamos parte, etc. Pero sobre todo es urgente despojarnos del cinismo de saber que se es parte de una espiral de mediocridad y la insistencia en seguir siendo parte de ésta, y con la suficiente apatía de no querer hacer algo por cambiar. Necesitamos deshacernos de éste tipo de actitudes, para evitar a toda costa que sean transmitidas a nuestras próximas generaciones y causar un daño crónico. Si bien, esto puede resultar un proceso difícil, debemos causar una ruptura que deshaga las mentalidades retrógradas, e integre nuevos criterios y bases de comportamiento; es decir, propiciar la evolución de la mentalidad del mexicano, para que repercuta en su actuar cotidiano. Para ello, necesitamos revitalizar los valores que hoy se encuentran debilitados, pero que cualquier persona es capaz de ponerlos en práctica, como lo son: la honestidad que empieza con uno mismo; la formalidad, la responsabilidad, la puntualidad y la cordialidad que debemos tener con los demás; el 9

orden, la constancia, el dinamismo, la eficiencia y la perseverancia en nuestras labores; la curiosidad de aprender y la predisposición a superarse. Muchos de estos valores son intrínsecos del mexicano, pues son la base de su educación; por tal motivo, quien los posea que los reafirme y que instruya a quien carezca de ellos. Así mismo, debemos adoptar los valores propios del paradigma democrático. Son aquellos que pueden insertar al mexicano en una realidad moderna y progresista, en el que cada uno pueda verse a sí mismo como un ser evolucionado y transformado en su actuar social, en el que los individuos son personas y ciudadanos con la conciencia necesaria para trascender en sus acciones. Se trata de una realidad en la cual la competencia gira en torno a quien realiza mejor las cosas. Es primordial que México se sujete a las premisas democráticas no solamente en el discurso sino en la práctica, resaltando valores más horizontales y menos verticales, con los que se trata de crear más sentido común y menos régimen; estos valores son: la igualdad, la fraternidad, el pluralismo, la solidaridad, la competencia regulada, la responsabilidad social, el acuerdo, el consenso, la negociación, la legalidad, la participación ciudadana, la cooperación, el trabajo en equipo, la conciencia social y política, la mentalidad de progreso, la deliberación, la opinión pública, la cultura ciudadana; y ante todo la defensa de la libertad como valor preponderante. A partir de la asimilación de éstos valores, se sientan las bases o cimientos que permitirán a México consolidarse como una democracia. Sólo mediante estos valores se cuenta con los medios indispensables para llevar a cabo un proyecto de nación, que es la incursión de México al primer mundo como un estado democrático; pero sobre todo, se cuenta con la certeza de que se llegará a la meta planeada. Esta meta es sin duda la libertad, el desarrollo económico y humano, la calidad de vida, el progreso y la modernización. 4. Mecanismo de funcionamiento: Cooperación en cadena y creación de redes de conciencia ciudadana

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Ahora bien, después de haberse hecho un diagnóstico general de la realidad mexicana, y de las actitudes que son necesarias para consolidarnos como un estado funcionalmente democrático, que nos permitan emprender un nuevo rumbo, se propone un mecanismo de acción para poder asimilar los valores democráticos que nos permitirán llegar a la meta. Nombro al mecanismo: Cooperación en cadena y creación de redes de conciencia ciudadana. Su funcionamiento es el siguiente: Se trata de la creación de una red de civilidad basada en una colaboración concatenada entre personas que buscan el mismo fin; implica el integrarse a un sistema de vida funcional en el que todos se benefician de todos, en el que todos cooperan pues todos están encaminados a lo mismo; en el que una persona empieza a poner en práctica los valores aprendidos, y a partir de su ejemplo empieza a reclutar ciudadanos a su red. Este mecanismo implica dos momentos que deben trabajar de forma conjunta: 1) El trabajo desde la motivación personal, en el que consciente y voluntariamente nos sujetamos a las nuevas reglas de un juego de colaboración con todos. Esto implica la capacidad personal y la convicción propia de mejorarnos todos juntos, pero percibiéndose a sí mismo en un primer momento como un sujeto estratégico con las motivaciones suficientes para realizar acciones que impliquen un cambio tanto para sí mismo como para nuestro entorno. Se trata de activar la funcionalidad de este mecanismo de cooperación empezando por uno mismo. 2) En este momento se crea la motivación colectiva, en el que todos (o por lo menos la suma de las motivaciones personales) se comprometen con los nuevos valores y los defienden en la medida de la dificultad que les implicó a sí mismos asimilarlos e integrarlos a su vida personal y a la red civil; es decir, que si unos se esfuerzan, no toleraran la desidia de otros. Se trata de una estrategia conjunta en la que le sea imposible a una sola persona romper la red de ciudadanos que viven en concordia, sino que la mayoría vaya en contra de quien trate de vulnerarlos, y que la

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misma sociedad lo motive a actuar civilmente y a respetar la libertad negativa4 de los terceros y a reivindicarse. Significa que si te defraudas a ti mismo, defraudas a todos; y en el momento del fallo se da una ruptura, en la que el detractor es señalado y se queda fuera del juego social (con las respectivas sanciones impuestas por el sistema de justicia) hasta que sea capaz de reincorporarse a la sociedad según las nuevas reglas del juego democrático. Este mecanismo trata de reafirmar la conciencia ciudadana, en el que las personas empiezan a adquirir mayor control sobre sus acciones y un temor intrínseco de fallarle a los demás, pues serían señalados y castigados por la misma sociedad. Esto no significa una sociedad represiva, sino intolerante ante las injusticias, a la ilegalidad y a las acciones que vayan en contra de la justicia social y la vida civil. La estrategia implica que se trabaje sobre el propio juicio y conciencia personal, y que a través del propio ejemplo, el mensaje se transmita a los demás.

Ahora bien, la creación de la red de conciencia ciudadana como un mecanismo de cooperación implica un intercambio, es ceder algo para obtener algo; por tal motivo, queda una pregunta: ¿cuál es la ganancia que obtengo al esforzarme por actuar civilmente? Acceder a un cambio de actitud y adoptar esos nuevos valores que configurarán nuestras acciones (tales como el respeto y la responsabilidad con terceros, la solidaridad, la tolerancia, la honestidad, etc.), así como el asumir nuevos compromisos (como la conciencia ciudadana, la participación, la responsabilidad social, etc.) implica un sacrificio; la recompensa que se obtiene es que se empieza a forjar un plan que es de todos, se empieza a reconfigurar nuestra nación, sustentada en el valor de la democracia; el bien común se forja desde la conciencia ciudadana, nos insertamos todos en una vida

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La libertad negativa se refiere al campo dentro del cual el hombre puede actuar sin obstrucciones de otros; a partir de esta concepción se deja de ser libre cuando un tercero nos impide realizar cualquier actividad en aras de alcanzar una meta. El punto central es la intromisión de otros hombres que le impidan actuar en la forma que desea; en consecuencia se es libre en cuanto no existan estas interferencias y obstáculos. Esta noción de libertad implica serios problemas a la hora de vivir en sociedad con otros hombres. Ante la imposibilidad de que los propósitos y actividades de los hombres armonicen entre sí, es necesario establecer una serie de normas comunes que limiten la libertad del hombre sin llegar al grado de impedirle todo, ya que se corre el riesgo de inhibir su desarrollo. El problema era determinar entre los aspectos que deberían ser regulados y los que no; trazar una frontera entre el ámbito de la vida privada y el de la autoridad pública. Isaiah Berlin, "Dos conceptos de la libertad" en Anthony Quinton, Filosofía Política, trad. E.L. Suárez, México, FCE, 1967.

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más civil y armónica, y nos potencializamos en todas nuestras capacidades como individuos y como nación. Como ya se planteó anteriormente, México es un país de divergencias y cada mexicano tiene su propia realidad. El esfuerzo que implica esta iniciativa es la de utilizar la capacidad que tiene cada persona de repercutir en la realidad de todos. Ahora bien, puede sonar aventurado el tratar de hacer un cálculo sobre la efectividad de este mecanismo, pero se plantea la idea de que si cada persona se compromete en transmitir un mensaje o un ejemplo a tres personas allegadas (pero que en verdad tenga el convencimiento de arraigarles el mensaje de superación); y que consecutivamente cada una de estas tres personas transmita el mensaje a otras tres personas, y así sucesivamente, se crea una red de convicción que permanece, pues la veracidad radica en que se creemos en la persona que nos compartió el mensaje o el ejemplo. (Ver Gráfico 1 en ANEXOS) Esta concatenación implica un crecimiento exponencial en el número de personas que poseen el mensaje y lo transmiten, hasta cubrir a los cien millones de mexicanos. (Ver Tabla 1 y Gráfico 2 en ANEXOS). Ejemplificando este mecanismo, se puede pensar en la cultura vial del mexicano. Con una persona que ponga a prueba los valores democráticos al momento de manejar, además de ejemplificar la acción de manejar civilmente al respetar las señales de tránsito, también podrá compartir el mensaje de ser tolerante, de dar el paso uno a uno, y de ser necesario alzar la voz ante el infractor. Este tipo de ejemplos se aplican en todo momento de la vida cotidiana. Así también, para hacer funcionar este mecanismo, no sólo es necesaria la transmisión del mensaje y la ejemplificación; sino que son fundamentales también ciertos elementos: 4.1 Convergencia entre ideologías Si bien, en la sociedad civil reside la capacidad de realizar el cambio, el gobierno por su naturaleza debe insertarse en este mecanismo. Es por ello que para hacer funcionar toda esta iniciativa, es necesario matizar las perspectivas y las ideologías de la arena pública. Una meta debe ser planteada

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para todas las corrientes políticas, lo que no quiere decir que no exista la divergencia ideológica entre grupos; sino que la meta de todos sea la misma: la libertad, el desarrollo económico y humano, el progreso y la modernización. Deben plantearse metas comunes, en las que todos luchen y pretendan fines sociales, económicos y políticos parecidos, pero que en su libertad puedan conseguirlo a sus modos. Solamente de esta manera se podrá encaminar a las mayorías a sumarse por las mismas causas, y no viciarse solamente en la lucha con el contrario y en la sobrevivencia social. Es crucial evitar los radicalismos y los sentimientos obstruccionistas que frenan al país, pues el interés de la mayoría, va por encima de los intereses de grupos. No puede seguir existiendo esa sinergia en la que cada grupo, cada partido y cada tomador de decisiones, apela a sus intereses y obstruye a los demás, no cuando todos vamos encaminados hacia un mismo fin. “Imagino que esperan una política que sea lo suficientemente madura como para equilibrar el idealismo y el realismo, para distinguir entre lo que puede y lo que no puede ponerse en entre dicho, para admitir la posibilidad de que el otro equipo, a veces pueda tener razón. No siempre se entienden los debates entre derecha e izquierda, conservadores y liberales, pero reconocen la diferencia entre el dogma y el sentido común, entre la responsabilidad y la irresponsabilidad, entre aquellas cosas que perduran y aquellas otras que son efímeras”. (Obama, 2006, p.46.) Es primordial que exista más negociación, diálogo y concertación de acuerdos, se pueden tener adversarios pero se deben evitar las enemistades, y no solamente desde el ámbito público y político, sino que estas concepciones se aterrizan en lo social desde la acción individual. Derecha o izquierda, liberales o conservadores, cada uno con sus diferencias, es verse a cada uno como parte de un todo; éste es el mensaje que debe ser transmitido. 4.2 Una política de corte ideológico que apele a la emotividad de los mexicanos

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La gente tiene la necesidad infrenable de creer en algo. El mexicano es emotivo, y por lo tanto debe creer en este mensaje que lo aliente a transformarse. Este mensaje debe ser integrador y no dejar fuera a nadie, debe ser creíble y creído por todos. El mensaje que debemos entender es que podemos trascender hacia el bien común a partir del compromiso personal. Desde cualquier ámbito debe de ofrecerse el mensaje que integre la necesidad y la convicción de adherirse a este mecanismo de creación de redes de civilidad. Y para hacerlo efectivo, es necesario un plan de comunicación o una estrategia mediática para darla a conocer. Es necesario que el mensaje sea constante y latente para atraer la voluntad de los ciudadanos como para imaginar todo tipo de beneficios. En términos de mayor practicidad, este mensaje debe estar presente en políticas públicas y en planes sociales, debe de ir en coordinación entre dependencias y entidades del Gobierno Federal; y así también, es necesario integrar los nuevos valores en los códigos de conducta y de ética en las instituciones tanto públicas como privadas. Solo a partir de la asimilación del mensaje, se empezará a tejer las redes de ciudadanía que encauzarán a la nación a su meta. 4.3 Los jóvenes como agentes estratégicos de cambio La única forma de sacar a México adelante empieza desde la sociedad civil. Hoy ya existen mexicanos que entienden que solamente mediante la evolución de la mentalidad del mexicano podrá ocurrir un cambio trascendental, estas personas ya son agentes de cambio. Si bien, cualquiera que esté consciente de estos preceptos puede ser un agente de cambio, y debe empezar a tejer su red; pero considero que los jóvenes somos los agentes estratégicos de cambio. Hoy a los jóvenes nos toca ser la generación que piensa más allá de quienes han logrado lo mínimo hasta ahora, en nosotros se encuentra ya latente ese mensaje que intenta transformar nuestra realidad; y porque a nosotros nos pertenecen las próximas generaciones. Conclusiones

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Finalmente, pretendo dejar claro que los mexicanos necesitamos despojarnos de los estigmas que nos han paralizado por décadas, ya que hoy seguimos arraigados a costumbres y prácticas tradicionalistas que no nos permiten potencializarnos. Hoy necesitamos una reconciliación social proveniente de la asimilación consciente de los valores que requiere la democracia, esto nos permitirá plantear la meta común que es desarrollo humano, el progreso económico y la modernización. No es hasta asimilar estos valores que podremos modificar nuestras acciones y nos empezaremos a perfilar como una nación en potencia. Por esta razón, se pretende que el factor ideológico sea el factor que guíe al mexicano a cambiar su modo de actuar de como lo hace hoy en día. Es por ello, que la propuesta de este ensayo es la idea de que se difunda o se ejemplifique un mensaje mediante el tejido de una red de conciencia ciudadana. Cada uno de nosotros va tejiendo una red de civilidad mediante el firme compromiso de compartir un mensaje de superación a tres personas allegadas, y así sucesivamente. Mediante este mecanismo, cada uno se supera en sus círculos más cercanos y ayuda a los demás a superarse. Lo importante es que con la suma de voluntades, se reconstruya una nueva nación basada en las reglas del juego democrático. Es por ello que se propone reforzar en primer lugar el aparato ideológico de los mexicanos, para posteriormente poder llevar a cabo las acciones, los planes concretos, y las reformas que son imprescindibles para México. Sólo mediante un cambio de mentalidad se puede transitar a realizar grandes proyectos, sólo con un proyecto de nación que nos integre a todos es posible alcanzar la meta, solo a partir de mentalizarse y asumir el compromiso tanto personal como social podremos resolvernos a nosotros mismos y empezar a incursionar en el primer mundo; sólo mediante este mecanismo se crea la cultura civil, no con más leyes y recrudeciendo las penas y castigos; sólo así los más capaces tienen la posibilidad de llegar al poder y de representar a las mayorías de la mejor manera, y no mediante una reforma política; sólo mediante el tejido de redes se configura la legalidad, y no con el endurecimiento de los

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sistemas judiciales; sólo mediante el esfuerzo de crear nuestra propia red y evidenciar su funcionamiento nos sentiremos orgullosamente mexicanos. Hoy es el momento es crucial para encauzar la vida de la nación hacia un gran proyecto que es la incursión al primer mundo, en ser una de las economías más fuertes del mundo, en aminorar la brecha de desigualdad, en mejorar a nuestras instituciones, en percibir la transparencia, la estabilidad política, la efectividad del gobierno, en el buen funcionamiento del mercado, el imperio de la ley y la defensa de los derechos y de las libertades. Empecemos a ser el país que queremos ser desde nosotros mismos y no dejemos el trabajo a nuestras autoridades. Hoy yo empiezo a tejer mi red de conciencia ciudadana, e invito al lector a sumarse a esta iniciativa para consolidar proyecto de nación que es de todos.

Bibliografía Acemoglu, D. & Robinson, (2007) J. The Role of Institutions in Growth and Development. World Bank´s Growth Commission. Althusser L. (1970). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Berlin, Isaiah (1967) "Dos conceptos de la libertad" en Anthony Quinton, Filosofía Política, trad. E.L. Suárez, México, FCE. Dahl, Robert (1999). La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid, Ed. Taurus. Easterly, W. & Levine, R. (2002) Tropics, Germs and Crops: How endowments Influence Economic Development. Center for Global Development. Working Paper no. 15. Engerman, Stanley & Sokoloff, K. (2003) Institutional and Non-Institutional Explanations of Economic Differences. National Bureau of Economic Research. Working Paper 9989. Cambridge, MA. Greene, R. (1998). Las 48 leyes del poder. Ed. Atlántida. México D.F. Obama, B. (2006). La Audacia de la Esperanza. Ed. Península. Barcelona Viloria, M.E. La Planificación. Recuperado de: http://es.geocities.com/mariaeugeniaviloriaortin

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ANEXOS Gráfico 1. Esquema de creación de redes de conciencia ciudadana.

Tabla 1. Crecimiento exponencial de la transmisión de un mensaje y/o un ejemplo.

No. de personas transmisoras del mensaje 1 3 9 27 81 243 729 2,187 6,561 19,683 59,049 177,147 531,441 1,594,323 4,782,969 14,348,907 43,046,721

Gráfico 2. Crecimiento exponencial de la transmisión de un mensaje y/o un ejemplo.

No. de personas a las que impacta el mensaje 3 9 27 81 243 729 2,187 6,561 19,683 59,049 177,147 531,441 1,594,323 4,782,969 14,348,907 43,046,721 +100,000,000

El esquema describe el crecimiento exponencial de la trasmisión de un mensaje a tres personas (en el supuesto de que cada uno conscientemente traspase y reafirme el mensaje para que el mecanismo pueda continuar).

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