Fondos Buitres

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Descripción

Publicado en Adelstein, A. y G. Vommaro (coords.) Diccionario del léxico corriente de la política argentina. Palabras en democracia (1983-2013), Los Polvorines: UNGS, pp. 180-183, 2014.

Fondos Buitres. El término, surgido en el ámbito de las finanzas y luego de uso extendido, designa de manera coloquial y peyorativa a fondos privados de inversión de comportamiento altamente especulativo y litigante. Estos fondos compran títulos de deuda externa de países –y excepcionalmente de empresas- que se dirigen o ya entraron en una cesación de pagos, y por ende cotizan a no más del 15% o el 20% de su valor nominal, y luego reclaman el cobro del valor total de esa deuda mediante litigios en tribunales externos a los del país deudor (usualmente los EE.UU. o el Reino Unido). La denominación fondos buitres (en inglés, vulture funds), busca caracterizar el comportamiento de inversores que se abalanzan sobre la deuda de los Estados en crisis tal como las aves carroñeras lo hacen con sus presas a punto de fallecer. Hasta finales de los años ’80 los fondos buitres eran prácticamente inexistentes, debido a que la deuda externa se hacía principalmente en la forma de créditos bancarios. Esto condicionaba a los deudores, para quienes la renegociación de esas onerosas deudas implicaba abrir una conflictiva negociación con los sindicatos de los bancos más poderosos del mundo. No obstante, también condicionaba a los acreedores, ya que al tener una alta concentración de su cartera crediticia en países en desarrollo que atravesaban crisis externas, enfrentaban un riesgo patrimonial mayor frente a una potencial cesación de pagos por parte de un deudor. El riesgo se potenciaba toda vez que los bancos no podían desprenderse de la deuda y negociarla en los mercados internacionales de capital. Esta tensión se refleja en las conflictivas negociaciones entre los países latinoamericanos y los bancos acompañados del Gobierno de EE.UU. y el Fondo Monetario Internacional durante la crisis de la deuda en la década del ’80. Las primeras referencias al término emergen poco después del crac de la bolsa de EE.UU. en 1987, cuando el índice Dow Jones se desplomó un 30% en el último trimestre de ese año. Por entonces, un artículo del New York Times hacía referencia a una serie de fondos privados de inversión dispuestos a invertir más de 500 millones de dólares en deuda de empresas que habían entrado o estaban por entrar en proceso de quiebra, con el objetivo de obtener importantes ganancias. A pesar de la naturaleza de su estrategia de inversión –los fondos están siendo llamados “fondos buitres- los inversores que están integrando capital niegan que su técnica sea predatoria. (New York Times, 5/11/88).

En el marco de la profundización del proceso de globalización financiera, el cambio en la estructura del endeudamiento internacional promovido por el Plan Brady en 1989 determinó un fuerte crecimiento de estos fondos, lo cual los consolidó como un actor de relevancia en las finanzas internacionales. Surgido para resolver la crisis de la deuda latinoamericana, en el Brady los créditos bancarios se canjearon por títulos de deuda soberana que podían ser negociados libremente en los mercados internacionales de capital. Esto dio nacimiento al mercado de títulos de deuda soberana, en el cual progresivamente los fondos de inversión no bancarios comenzaron a realizar crecientes inversiones, entre ellos, los fondos buitres. El caso pionero que hizo mundialmente famosos a los fondos buitres fue la demanda de Elliott Associates, un fondo con sede en Nueva York, contra Perú. En cesación de pagos desde hacía más de un lustro, Perú anunció en 1995 el canje de su deuda en default por nuevos bonos. Poco después, el fondo Elliott compró 11 millones de dólares de títulos

impagos emitidos bajo legislación extranjera, con el fin de forzar su repago total por la vía judicial. En efecto, una vez finalizado el canje Elliott demandó al Perú ante los tribunales estadounidenses y belgas, condicionando cualquier pago destinado a los nuevos bonos al pago total del valor nominal de los antiguos títulos adquiridos por Elliott, basado en la cláusula pari passu (en igualdad de condiciones). Luego de varias sentencias desfavorables, Perú debió abonar casi 56 millones de dólares en concepto de indemnización, lo cual reportó una ganancia mayor al 400% a Elliott. Otros casos conocidos son las demandas contra Liberia, Etiopía, la República Democrática del Congo, Camerún y la Argentina. Los fondos buitres hicieron su aparición “repentina” en la economía argentina cuando un día después de instaurado el denominado “corralito” bancario, el entonces ministro de economía Domingo Cavallo los acusó por cadena nacional de promover la devaluación del peso: (…) Domingo Cavallo se empeñó en explicar que las últimas medidas no afectarán al grueso de la población y que, por el contrario, se implementarán “para proteger sus ahorros” de un enemigo terrible y malvado, “los buitres”, los mismos que “atacaron a Rusia, vencieron a Rusia y se enriquecieron a costa de los rusos en 1998”. “Durante todo el año 2001 han querido derrotar a la Argentina, pretendían que el peso al abrir las operaciones del lunes (por hoy) no valiera nada, pero un peso valdrá un dólar, y eso es la convertibilidad, ahora y para siempre”, afirmó el ministro. “Lo que queremos es evitar que Argentina entre en el caos, no estamos para defender a los bancos, sino el ahorro y el dinero” de la población, dijo para justificar las medidas. (Página 12, 3/12/01) Esos “buitres apostaron a la devaluación, pero no se saldrán con la suya”, dijo el ministro en forma desafiante (Clarín, 3/12/01).

Estos fondos aprovechaban la acentuada caída de la cotización de los bonos locales como consecuencia de la incertidumbre sobre la continuidad de la convertibilidad y la capacidad de mantener el servicio de la deuda. No obstante, una vez declarado el default sobre más de 80.000 millones de dólares de deuda pública a finales de 2001, los fondos buitres aumentaron su presencia en la economía y la prensa local. En los meses subsiguientes, fondos como EM Ltd. y NML Capital adquirieron unos 3.600 millones de dólares en títulos impagos emitidos bajo ley extranjera, y luego establecieron demandas en los tribunales de EE.UU. para forzar el cobro total de esa deuda. Estos fondos no aceptaron ninguno de los dos canjes de deuda llevados adelante por la Argentina en 2005 y 2010, y hoy forman parte del 8% de deudores que aún mantienen reclamos hacia nuestro país (en inglés, holdouts) del total inicial a comienzos de 2002. Primero intentaron embargar propiedades del Estado Nacional en el extranjero como embajadas y automóviles, y luego exigieron una parte de las reservas que el Banco Central tiene depositadas en la Reserva Federal de Nueva York. Pero en ambos casos el reclamo fue desestimado. No obstante, y al igual que lo sucedido con Perú, en el último tiempo han conseguido que la justicia hiciera lugar al recurso pari passu, a través del cual exigen el mismo trato que el resto de los bonistas que aceptaron el canje de deuda. Es decir que si la Argentina paga periódicamente (como lo hace) los títulos públicos reestructurados, piden que también abone los intereses y el capital de los bonos en default, y no ser discriminados. Con todo, el Estado Nacional ha apelado esta resolución y se esperaba en breve la sentencia de la Cámara de Apelaciones:

Hoy será una jornada crucial para la batalla legal que ha mantenido en los últimos años el gobierno argentino contra los fondos buitres tras el default de la deuda en 2002. La Cámara de Apelaciones de Manhattan recibirá a los abogados del país, de los acreedores, y del gobierno de los Estados Unidos para escuchar los argumentos de cada uno, en una demanda que realizaron contra la Argentina los grandes tenedores de bonos en cesación de pagos. (Cronista, 23/7/12).

A fin de evitar los obstáculos que imponen los fondos buitres a las reestructuraciones de deuda, desde hace unos quince años los bonos soberanos han incorporado las denominadas cláusulas de acción colectiva. Éstas determinan que en caso de una cesación de pagos, la aceptación del canje por parte de dos tercios de los acreedores puede forzar cambios sobre los términos y condiciones del total de la deuda en default. No obstante aún subsisten millones de dólares en títulos que no poseen esta cláusula, lo cual, en ausencia de un consenso político a nivel global que limite este tipo de acciones, otorga espacio para la continuidad de las prácticas especulativas de los fondos buitres. Voces asociadas: blindaje, corralito, corralón, default, deuda, patria financiera, riesgo país. Bibliografía para ampliar Aronskind, Ricardo (2007) Riesgo país. La jerga financiera como mecanismo de poder, Buenos Aires: Capital Intelectual. Bembi, Mariela y Nemiña, Pablo (2007) Neoliberalismo y Desendeudamiento. La Relación Argentina- FMI, Buenos Aires: Capital Intelectual. Damill, Mario, Frenkel, Roberto y Rapetti, Martín (2005) “La deuda argentina: historia, default y reestructuración”, Desarrollo Económico, Vol. 45, Nº 178, pp. 187-233. Fukuda, Kenneth (2008) “What Is a Vulture Fund?”, The University of Iowa Center for International Finance and Development, http://ebook.law.uiowa.edu/ebook/faqs/what-is-a-vulture-fund Wheeler, Christopher and Attaran, Amir (2003) “Declawing the Vulture Funds: Rehabilitation of a Comity Defense in Sovereign Debt Litigation”, Stanford Journal of International Law, Vol. 39, pp. 253-284.

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