Flujos migratorios en Panamá: características y desafíos

July 12, 2017 | Autor: K. Sánchez Saavedra | Categoría: Migration, Labor Migration, International Migration, Migration Studies, Migration (Anthropology)
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Descripción

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Flujos migratorios en Panamá: características y desafíos Por: Kevin E. Sánchez Saavedra Antropólogo social Antes de dar inicio a esta exposición me gustaría destacar algunos antecedentes de trabajo con respecto a la migración y al refugio, que me van a permitir desarrollar esta ponencia. Hace varios años atrás formé parte del Servicio Jesuita a Refugiados aquí en Panamá; alrededor de cinco años, entre el 2005 y 2009, estuve allí como investigador y encargándome también de las comunicaciones. Luego, a partir del 2009, laboré como analista en el Observatorio del Mercado Laboral, que tiene su sede en el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, donde también, por cerca de dos años, apoyé una serie de investigaciones en temas como: ofertas de empleo, empleo juvenil y migración laboral. Finalmente, entre 2010 y 2011, trabajé en la Secretaría Técnica del Gabinete Social, Ministerio de Desarrollo Social, abordando temas técnicos como: los avances de Panamá en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en los Acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo de 2007, entre otros. Brindo estos antecedentes para intercambiar con ustedes mi experiencia laboral, profesional, de campo y académica en lo que tiene que ver con la migración y el refugio, que me permitirán brindar ejemplos y experiencias en esta ponencia. Experiencias riquísimas de vida que he tenido gracias al compartir con tantas personas migrantes, refugiadas y sus familias. Además, lo digo también porque aunque esta presentación contiene una serie de cuadros y gráficos estadísticos, esta experiencia anterior me ha hecho saber que más allá de poder analizar la migración desde un punto de vista académico: político, jurídico, sociológico o antropológico, que honestamente no estoy seguro si será mi punto de vista, es importante tener en cuenta, tener presente que me referiré a personas, a seres humanos con sentimientos iguales o posiblemente distintos al de nosotros, y cuya constatación siempre es fundamental tenerlo en cuanto al momento de analizar, desde cualquier perspectiva, el fenómeno de las migraciones internacionales. En la conferencia inaugural del III Coloquio Internacional sobre Migración y Desarrollo (celebrado en noviembre del 2008, en Heredia —Costa Rica), Jorge Durand, reconocido investigador sobre migraciones internacionales, quien también es antropólogo, señaló que las migraciones internacionales en América Latina podrían dividirse en cuatro procesos o fenómenos: las migraciones intraregionales, la migración sur -norte, las migraciones transoceánicas y las migraciones étnicas transfronterizas. En esta ponencia utilizaré seguramente algunas de estas categorías para brindar un panorama, una descripción breve, de estas migraciones de las que habla Durand, ejemplificadas en el caso de Panamá.

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Me referiré a cuatro puntos, que serán complementados con mayores y mejores detalles, por los distinguidos expositores que me precederán. El primero, tiene que ver con una reflexión del marco conceptual para analizar las migraciones norte-sur versus las migraciones sur-sur. En segundo lugar, una discusión que siempre ha estado presente al momento de analizar el fenómeno de los flujos migratorios, y en especial para el caso de Panamá, que también es parte de la conceptualización de organizaciones como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), utilizan el término de flujos migratorios mixtos, para dar cuenta de una confluencia de dos fenómenos como el refugio y la migración. Es decir, que ante un flujo migratorio que aparenta ser de una motivación económica, debe tenerse presente también, que por las condiciones políticas y sociales del país de donde proceden las personas, podrían darse igualmente casos de personas necesitadas de protección internacional, de posibles refugiados. Entonces es importante tener presente también esta realidad para poder analizar caso por caso. En tercer lugar, lo que corresponde a la migración indígena transfronteriza, en especial el caso de la población Ngäbe. Finalmente, con el deseo de satisfacer sus expectativas con mi presentación, les presentaré los objetivos de un proyecto de investigación que estaremos desarrollando como GAT dentro de FLACSO-Panamá, y que desde finales del año pasado ha sido aprobado y estamos a la espera del financiamiento prometido por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. El marco para hablar de una migración sur-sur en contrapunto con la migración sur-norte En 2007, algunos relatos de la ciudad que utilicé para analizar la coyuntura migratoria en Panamá (Sánchez Saavedra, 2008), y así ejemplificar la percepción social de las migraciones, fueron los siguientes: ““¡Ave María, pues! Pa’ que van a quitar el tapón del Darién si ya todos estamos acá (Paisas en Panamá)”. La Cáscara, un programa televisivo nacional de burla, humor y sátira colocó esta frase el 19 de marzo del 2005 como parte de su sección “El pensamiento de hoy”. El 30 de marzo del mismo año, en la parada de buses de Paraíso, en San Miguelito (Ciudad de Panamá), un policía de tránsito le dice a un amigo conductor de bus colectivo: “sólo los que tengan mil dólares podrán conducir en el futuro, en el famoso transmilenio”. Su amigo le responde: “entonces los que manejarán solo serán colombianos”. A finales del año 2006, uno de los programas televisivos de mayor audiencia en Panamá fue Bailando por un sueño. En su primer día de difusión, el presentador no solamente dio la bienvenida a una teleaudiencia compuesta por más de 3 millones de panameños sino también por 100,000 colombianos y 300,000 chinos que, según él, habitan en el país. “Hay más de 80 mil paisas en el país”, “Seguridad los atrae”, son titulares del Panamá América, periódico de circulación nacional que, el 28 de febrero del 2007, señala las causas por las que miles de colombianos salen de su país y menciona que las cifras reales siguen siendo una incógnita. Hace énfasis

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en que muchos vienen en búsqueda de protección y que casi en su totalidad los solicitantes de refugio son colombianos.” (p. 101).

No hay duda, desde mi punto de vista, y basándome en las estadísticas nacionales, que nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), que reflejan las salidas y entradas al país, que existe un incremento, como lo pueden apreciar en esta primera gráfica, de las entradas y salidas de personas de otras nacionalidades hacia el país, principalmente a partir de los últimos 8 años. De estas estadísticas me parece interesante hacer referencia a dos puntos.

El primero, tiene que ver con el monto que refleja la gráfica respecto a los años 1996 y 2001. Si se compara con los años que le anteceden o preceden se aprecia claramente un moderado incremento de lo que se suele llamar el “saldo migratorio”. Esta diferencia de cantidad en las cifras, desde mi punto de vista, guarda una relación directa con la migración colombiana hacia el país, pues justamente en estos años ocurre un incremente de la violencia en territorios cercanos a la frontera entre Panamá y Colombia y en otras regiones de este hermano país1. De hecho, los reportes de la violencia y el desplazamiento de personas en Colombia se disparan en esos años o en los siguientes. El segundo, se refiere al incremento de este saldo migratorio para el 2006, como también se observa en esta gráfica. Es justamente en este año cuando ocurre el referéndum para la ampliación del Canal de Panamá. A partir de este año y en los subsiguientes comienza también a divulgarse una serie de grandes proyectos o megaproyectos que en el futuro serían desarrollados en el país, tales como: la cinta costera, el Área Económica Especial Panamá-Pacífico, la reorganización vial y la posible construcción del metro, y

Por ejemplo, tan sólo en la región del pacífico colombiano (eso incluye en total o en parte los departamentos del Chocó, Antioquia, Valle del Cauca, Cauca y Nariño) entre 1996 y 2006 ocurren una serie de violaciones a los derechos civiles, políticos, sociales y económicos (desplazamientos, desapariciones, asesinatos, bloqueos económicos, violaciones sexuales, saqueos, quemas de viviendas y siembras, secuestros, entre otros) de una parte de la población presente en este territorio (que es habitado por aproximadamente 8 millones de personas). En 2001, casi en toda la región que corresponde al río Atrato (bajo, medio y alto) y en muchos de sus afluentes se intensifican las irrupciones paramilitares, y es también en ese mismo año donde se intensifica la siembra de palma aceitera africana, por parte de grandes empresas, en aquellos territorios desde donde la población había sido desplazada. De estos eventos y más vale la pena revisar el trabajo de Jesús A. Flórez López y Constanza Millán Echeverría (2007), el de Mingorance y otros (2004) sobre el cultivo de la palma africana en el Chocó o el de la Comisión de Justicia y Paz (2005), titulado la Tramoya. Para una visión testimonial del desplazamiento y el conflicto en Colombia puede verse un importante documento del Consejo Noruego para los Refugiados (2007); allí es también de rigor leer el epílogo escrito por Alfredo Molano que hace un recuento histórico de las razones y fuerzas detrás del desplazamiento interno en Colombia. Según cifras de la Consultoría para el Desplazamiento Forzado y los Derechos Humanos (CODHES), en Colombia, entre 1996 y 1998, fueron desplazadas aproximadamente 746 mil personas y entre 2001 y 2002, 755 mil (CODHES-UNICEF, 1999, CODHES, 2010).

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una serie de grandes edificios que demandarían, según las estimaciones de aquel entonces, una gran cantidad de mano de obra.

Sin duda hay incremento del flujo migratorio hacia el país. En esta otra gráfica, que procede de información del Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM) (y que puedan revisarla en su página Web) entre el 2009 y 2010, se pueden reconocer los puntos de entrada al país donde existe mayor movimiento migratorio. Pueden notar para el caso de la provincia de Panamá, hay un gran movimiento migratorio y principalmente en el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Si este último se compara con todo los puntos de entrada y salida del país, por lo menos el 80% del flujo migratorio ocurre por él, según el análisis que se le puede brindar a estas estadísticas. Luego, la provincia de Chiriquí, en lo que corresponde a Paso Canoas y Río Sereno, como el segundo punto de mayor flujo migratorio reportado. Finalmente, el tercer punto de mayor flujo migratorio sería la provincia de Bocas del Toro, específicamente por la región de Sixaola, donde las cifras muestran los mayores movimientos migratorios.

En otras presentaciones he mostrado, a partir de estas ilustraciones, que este movimiento migratorio se ha ido manifestando al nivel de nuestros países, de América Latina y el Caribe, es decir, resulta una migración sur-sur. La conceptualización, la caracterización de las migraciones en América Latina y el Caribe, que provienen desde académicos o desde organismos internacionales las identifican como migraciones sur-norte, es decir, de países subdesarrollos a países desarrollados, o si prefieren llamarlo de otros modos, quizás teóricamente más cercanos, de países dependientes hacia los imperialistas, de la periferia a los centros, de los satélites a las metrópolis. En lo que corresponde a los países de Centroamérica (Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala), incluso México, o países del cono Sur, los flujos de estos países está orientado, principalmente, hacia Estados Unidos o Canadá, aunque también a países de Europa. Sin embargo, lo que debemos reconocer con respecto a Panamá es que los flujos migratorios, de acuerdo a sus características, cambian la conceptualización que generalmente se les da en el análisis de la migración internacional, porque estamos hablando de migraciones sur-sur, de periferia a periferia. Esta situación particular, desde mi punto de vista, nos presenta un primer desafío: ¿Cómo se entiende esta realidad particular en función de análisis teórico y conceptual que generalmente se hace de la migración internacional en la región, como un fenómeno marcadamente norte-sur? ¿Cuál es el papel que juega Panamá en torno al análisis que se hace de las relaciones entre la migración y el desarrollo?

El país, con cada año que pasa, se va convirtiendo de un país de tránsito hacia un país de destino. Recuerdo muy bien, cuando formaba parte del Servicio Jesuita a Refugiados, que aún entre 2006 y 2008

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se consideraba a Panamá, entre distintas personas que conformaban la Mesa Nacional de Migrantes y Refugiados, como un país de tránsito, con un incremento de la realidad del refugio. Ahora podemos reconocer, y estos saldos migratorios que he presentado lo corroboran, que Panamá es un país de destino, con presencia constante y permanente de personas de nacionalidades, que principalmente corresponden a países de Latinoamérica y el Caribe.

Ahora bien, en la ilustración que observan pueden percatarse de una flecha grande y gorda que corresponde a una inmigración desde Estados Unidos hacia Panamá y en esta siguiente gráfica, que procede de información del INEC hasta 2009, vemos aquí personas de esta nacionalidad con la más alta entrada al país; luego Colombia reporta la segunda más alta entrada al país, y finalmente Venezuela, que son las tres nacionalidades que más entradas reportan por el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Con respecto a esta migración de Estados Unidos, migración norte-sur para continuar con estos términos, es importante hacer algunas precisiones. La información estadística muestra que esta inmigración norteamericana al país está relacionada con lo que el Servicio Nacional de Migración tipifica, de acuerdo a sus causas, como “asuntos de negocios”. En la estadística del INEC aparece una entrada alta de esta población norteamericana, principalmente a partir de 2002, que corresponde al turismo por medio de cruceros. Además, esta migración norte-sur está asociada también al mal llamado “turismo residencial”, pues, como argumenta el periodista italo-canadiense Robert Scarcia (2008), “resulta un evidente contrasentido semántico, dado que por definición un turista no es residente. Pero dicho desliz lingüístico ha cuajado en el lenguaje panameño y se utiliza para describir a una ola migratoria de jubilados y pequeños inversionistas, sobre todo pero no sólo, norteamericanos que establecen residencia en Panamá para disfrutar (se supone) del sol del Caribe o de la brisa del Pacifico en el contexto de una economía que por estar dolarizada ni siquiera implica complicados y variables cálculos matemáticos para cambiar dinero”.

Por lo tanto, el núcleo principal de lo que podría considerarse migración laboral, se encuentra relacionado de manera más amplia con los flujos de las demás nacionalidades que aquí aparecen, pero mayoritariamente entre la migración colombiana y la venezolana. No obstante, veamos también lo que las estadísticas nos reflejan con respecto a Paso Canoas, entre la frontera entre Panamá y Costa Rica, que resulta el segundo punto principal de tránsito de personas, después del Aeropuerto Internacional de Tocumen, pues como pudimos notar, según la información que proporciona el SNM, las provincias que reflejan mayor entradas y salidas son Panamá y Chiriquí, en esta última a través de Paso Canoas. Lo que nos reflejan estas estadísticas es una información muy distinta respecto al Aeropuerto Internacional de

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Tocumen. Como pueden notar en la gráfica, es Costa Rica, que obviamente por su cercanía, al compartir la frontera con Panamá, reporta la mayor cantidad de entrada y salida de personas. Luego, como podrán notar en la misma gráfica, es Nicaragua el país que continúa con los mayores reportes, que entre 2008 y 2009 estamos hablando de 15 a 20 mil personas. Con respecto a este hecho me gustaría puntualizar en algunos aspectos. El fenómeno de la migración nicaragüense hacia Panamá, como hecho social, es sumamente interesante. En el 2007, por Paso Canoas, se reportó la entrada de 14,274 personas de nacionalidad nicaragüense, y tengo que hacer la salvedad, como es obvio, que no necesariamente entraron para quedarse, pues igual existen reportes de salidas, sin embargo, estas salidas no son reportadas en la información estadística que pude revisar de acuerdo a las nacionalidades. Esta es una realidad que al momento de preparar este trabajo resultó una gran limitante. En los últimos años tanto OIM como el SNM hablan con gran ímpetu de la gestión de los flujos migratorios en Panamá, pero esta iniciativa definitivamente pasa por poder consolidar las estadísticas. Tener mejores y mayores estadísticas, con más detalles que nos permitan también analizar este fenómeno, para que así puedan tomarse mejores decisiones. Por la experiencia que de mis últimos años, participando en el sector público, me parece que es un reto nacional la consolidación de estadísticas. Continuando, me llamó la atención que de esas 14,274 personas nicaragüenses que entraron en 2007, a diferentes de las otras nacionalidades, como podrían ser costarricenses, salvadoreños, por ejemplo, o incluso comparando con lo que ocurre al nivel Aeropuerto Internacional de Tocumen, este caso de la población nicaragüense que atraviesa Paso Canoas es llamativo e interesante, porque de esas 14,274 personas, 6,319 (44.3%) eran hombres y 7,957 (55.7%) eran mujeres; en 2008 entraron 16,401 personas nicaragüenses y de ellas 7,481 (45.6%) eran hombres y 8,920 (54.4%) eran mujeres; en 2009 eran 15,448, de los cuales 7,480 (48.4%) eran hombres y 7,969 (51.6%) eran mujeres. Lo anterior nos permite considerar tentativamente que la migración hacia Panamá que pasa por Paso Canoas en los últimos años, tratándose de la población nicaragüense, es mayoritariamente de mujeres. Esta consideración reúne también una importancia adicional, pues al nivel del fenómeno de la migración laboral, a partir de las investigaciones que ha estado levantando la OIM en la región, este fenómeno guarda relación con los vínculos intergubernamentales e interinstitucionales que deben existir al nivel interno de los países, como también entre países, para la prevención de un fenómeno creciente en la región centroamericana y que tiene que ver con la trata de personas, con fines sexuales y de explotación laboral (Brendel, 2003; Hidalgo, 2008). Definitivamente no estoy afirmando categóricamente que este rasgo femenino en la migración nicaragüense responde a asuntos de trata de personas, lo que intento argumentar es que al ser una migración donde la mayoría son mujeres, entonces por la experiencia de otros países, y por lo ya documentado en otras investigaciones en la región, la migración femenina “enfrenta riesgos específicos a su seguridad a todo lo largo del proceso

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migratorio así como en los lugares de tránsito y de residencia temporal o permanente” (Hidalgo, 2011). Como otro desafío más, definitivamente que necesitamos conocer mucho más y mejor este tema, pero es fundamental tener estos antecedentes de investigación muy presentes.

Migración, mercado laboral y redes sociales

Por otro lado, en cuanto a la vinculación entre estos flujos migratorios, el mercado laboral y las redes sociales que posibilitan la inserción en ellos, quizás no deba ahondar tanto en ello, tomando en cuenta que Manuel Quintero, en su ponencia, abordará la temática. Sin embargo, es inevitable hacer mención de aquellas grandes obras de infraestructura que se desarrollan actualmente en Panamá, que también aglutinan otra serie de servicios o actividades conexas, y que se constituyen en demandantes de gran cantidad de mano de obra en los últimos años. Lo siento Manuel, no puedo evitarlo: la información que generó el estudio que desarrolló el Observatorio del Mercado Laboral entre 2009 y 2010 sobre la integración de inmigrantes al mercado laboral en torno a actividades económicas como la construcción (actividades relacionadas) y el servicio doméstico, dan cuenta, que para el caso particular de las mujeres migrantes, en especial nicaragüenses, éstas se integran a esta última actividad. De hecho, en uno de los grupos focales que se realizó en la ciudad de Colón salió a relucir la explotación laboral a que están sujetas por parte de sus empleadores, que dicho sea de paso, muchos de ellos son empresarios y empresarias de la zona franca o zona libre de Colón. ¡¿Cierto Manuel?! Por el lado de los hombres, el estudio pudo reconocer la gama de actividades que pueden desarrollar dentro de la construcción, y principalmente de grandes edificios. En 2010, por ejemplo, realizamos visitas a algunos edificios que se encontraban en construcción, y que se muestran en las imágenes que pueden ver. La manera como se estructuran las relaciones laborales en torno a estas grandes edificaciones son propicias para una inserción laboral efectiva de la población inmigrante, pues para la construcción de ellos existen contratistas, y estos a su vez otra gama de subcontratistas, que no necesariamente guardan una relación laboral directa con la empresa regente de los proyectos. Por tanto, al mismo tiempo que esta situación abona al establecimiento de redes de trabajo y de ayuda entre los inmigrantes, permite que los controles de los permisos de trabajo no sean tan efectivos, también conlleva otros aspectos, no tan positivos para los propios migrantes, como son los abusos hacia el trabajador y sus derechos laborales (contrataciones irregulares, salarios bajos, trabajos nocturnos sin horas extras, amenazas de denuncias, entre otros).

Por otro lado, según la información estadística del INEC, en lo que respecto al mercado laboral, el desempleo ha ido disminuyendo entre el 2006 y el 2011, de 9.1% a 4.6%, es decir, de 121,360 personas

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desocupadas, pasamos en 2011 a 69,246. Sin embargo, estas mediciones del empleo y el desempleo siempre se ven enfrentadas a los resultados que proporciona el empleo informal, cuya disminución es deficitaria con respecto a este reporte del desempleo. En 2010 se hablaba de 41.1% de empleo informal, es decir, que de 1,176,148 personas empleadas en actividades no agrícolas, 483,249 se encontraban empleadas, pero informalmente. Justamente en este sector, que es amplio, muchos inmigrantes se integran, comúnmente los podemos ver en la región metropolitana vendiendo chichas (frescos), empanadas, hamburguesas, emparedados, bollos, arepas y otros tipos de comidas rápidas. La experiencia de investigación desde el Servicio Jesuita a Refugiados, me permitió, específicamente, a partir del trabajo de campo que realicé entre 2007 y 2008, para el estudio que buscaba conocer las formas de integración de inmigrantes latinoamericanos en el barrio de Curundú (un barrio urbano-marginal en el centro de la ciudad de Panamá), reconocer la gama de trabajos informales asociados a la preparación de todos estas comidas, y de cómo tanto peruanos, como colombianos son los mayores demandantes de este tipo de trabajos, en ese barrio. ¿Cuántos de ustedes, los que son de aquí de Panamá, no han comprado bollos en las afueras de los super mercados?

La condición especial del refugio y sus desafíos Asociada a este gran panorama de los flujos migratorios hacia Panamá, se encuentra la situación especial de la necesidad de protección internacional de muchas personas, principalmente de nacionalidad colombiana, y últimamente de personas que provienen de los continentes africano (Somalia, Eritrea, Etiopia, Rep. Democrática del Congo, Senegal y Sierra Leona) y asiático (Nepal, Bangladesh, India y Sri Lanka).

Como pudieron notar al inicio de mi presentación, hice referencia a eventos particulares de incremento de la violencia en Colombia, del desplazamiento interno en ese país, y por consiguiente, a la llegada de población colombiana, en especial, a la ciudad de Panamá y la provincia de Darién. Al 2010, Panamá contaba con una población refugiada de 1210 personas2, reconocidas oficialmente, con 479 solicitantes de refugio y 863 personas bajo el estatuto humanitario provisional de protección (ACNUR, 2011). De toda

De forma contradictoria, Costa Rica para el 2006 poseía un total de 11,515 refugiados reconocidos oficialmente, de los cuales cerca del 90% eran colombianos (ACNUR, 2006). En Ecuador, para 2009, existían 20 mil colombianos reconocidos de forma oficial como refugiados (ACNUR, 2009). Incluso Venezuela, que aún mantiene una política restrictiva frente a los solicitantes de refugio, a 2011 ha reconocido a 3 mil personas colombianas como refugiados de manera oficial, según Juan Paullier, periodista de BBC en Caracas: www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/06/110620_venezuela_dia_refugiados_acnur_jp.shtml 2

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esta población, la gran mayoría corresponde a la población colombiana, aunque también existen personas refugiadas de otras nacionalidades como Nicaragua, El Salvador, Cuba, Haití, Camerún, entre otros (ACNUR, 2011).

Por su parte, en lo que corresponde a la migración extracontinental actual, su novedad se manifiesta en la llegada de personas de África, que se caracterizan por llegar en grupos de personas y estar conformado por hombres adultos. La mayoría de los migrantes extracontinentales que llegan al país lo hacen con la intención de llegar a Estados Unidos o Canadá. Utilizan varios países de Suramérica, como llegada vía aérea, especialmente Brasil, luego pasan a Colombia, y de allí, por vía marítima o terrestre pasan a la provincia de Darién, en la frontera. Sin embargo, muchos de ellos terminan varados, con dificultades de comunicación, abandonados por sus coyotes (OEA, 2010). En Panamá, para 2007 fueron detenidos 6 personas, en 2008 10, en 2009 44 y en 2010 5, según el SNM (Ídem).

Migración transfronteriza indígena: el caso del pueblo Ngäbe

Prosiguiendo con otro de los procesos migratorios señalados por Jorge Durand, haré referencia a un cambio en el flujo migratorio, es decir, ya no tanto en la inmigración, sino en la emigración de la población panameña, y este es el caso de la migración Ngäbe hacia la cosecha del café, en especial hacia la que ocurre en Costa Rica, en San Vito, Coto Brus y la Zona de los Santos. Entre 12 y 15 mil Ngäbe, generalmente de forma familiar, salen anualmente al cultivo del café, entre los meses de septiembre y marzo. El fenómeno ha sido abordado desde distintas ópticas: laborales, culturales, legales, educativas, sanitarias.

Permítanme referirme de manera exclusiva a este último aspecto. Recientemente, en conjunto con Laura Marco, investigadores de Durin Kruna, que es una ONG Ngäbe, con el respaldo de Acción Cultural Ngäbe y UNFPA, hemos hecho una investigación sobre la migración de la mujer embarazada Ngäbe hacia el cultivo del café, y las posibilidades y estrategias de atención en salud. Como una de los hallazgos, que no deja de ser preliminar, reconocemos el efecto llamada que tiene la gran cantidad de centros de salud y hospitales que existen fuera de la Comarca Ngöbe-Buglé, contrario a deteriorado estado en que se encuentran las instalaciones de salud dentro de ella. Por tanto, lo que actualmente ocurre es un fomento de la migración laboral Ngäbe vía el sistema de salud (Laura Marco hablará de este tema en la Mesa 3). Además, pudimos reconocer la combinación de distintas estrategias de salud, donde se conjuga tanto la

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medicina occidental como la tradicional, que históricamente ha respondido a las necesidades de esa nación.

En el 2010, desde el Observatorio del Mercado Laboral, bajo la autoría de Jorge Sarsaneda, se realizó un estudio sobre la Migración Ngäbe, también hacia el cultivo del café. De dicho estudio, les comparto, como pueden observar en la presentación, una serie de rutas que existen a través de toda la Comarca NgäbeBuglé. Son 27 rutas que parten de distintos distritos y corregimientos de la Comarca. Frente a estos fenómenos de las migraciones de los pueblos originarios a través de la frontera, es importante llenar vacios de conocimiento que existen a propósito de los pueblos Naso y Bribri. Además, del mismo pueblo Ngäbe entre Sixaola y Guabito, entre la provincia de Bocas del Toro, al oeste del país, y el departamento de Limón, en Costa Rica. En cuanto a la migración emberá y wounaan a través de la frontera, mejor les invito a que critiquen mi tesis de maestría (Sánchez Saavedra, 2009).

Proyecto de Investigación

Para terminar, me gustaría compartir con ustedes los objetivos de una, de las que esperamos sean muchas, investigación que desarrollará el GAT “Migración, Cultura y Desarrollo” de FLACSO-Panamá. El año pasado, en nuestra planificación como GAT afirmábamos: “El análisis sobre el fenómeno de las migraciones internacionales latinoamericanas hacia Panamá y sus características, no mantiene ningún arraigo en los pocos centros de investigaciones académicas ni en las universidades del país. Tal circunstancia podría explicarse por características históricas que han convertido a Panamá en un país de tránsito y en el bajo flujo emigratorio de los nacionales hacia países desarrollados, en comparación con otros países de la región. Son pocas las investigaciones referidas al fenómeno de la migración internacional en Panamá y mucho menos a las maneras como ocurre la integración o el impacto de los inmigrantes en el país. En cambio, sí existe un mejor cúmulo de trabajos en torno a la población colombiana refugiada o en búsqueda de protección internacional ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia (Carvajal, 2003; Cevallos, 2003; Atencio, 2004; FUMPADEM, 2004; Martinelli, 2004; OIM, 2006; Sánchez Saavedra, 2007). De hecho, existen pocos o ningún detalle sobre su integración o impacto en el área metropolitana. En ese sentido, para el país la creación de un grupo de trabajo que indague sistemáticamente sobre la relación entre “Migración, Cultura y Desarrollo” adquiere gran relevancia en el marco del desarrollo de las Ciencias Sociales y la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes. Sobre todo cuando busca inscribirse en las discusiones teóricas y metodológicas que al respecto del fenómeno de las migraciones y el desarrollo existen en la actualidad (ver Portes y DeWind, 2006)”

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Título: Flujos migratorios latinoamericanos hacia la Región Metropolitana de Panamá en el siglo XXI: dilemas y retos sociales, culturales y económicos.



Objetivos específicos: –

Analizar los factores económicos, políticos, sociales y culturales que favorecen los flujos migratorios regionales hacia Panamá.



Explicar las formas y estrategias de inserción laboral de los inmigrantes latinoamericanos.



Describir la función de las redes de ayuda mutua entre los inmigrantes latinoamericanos.



Examinar los mecanismos gubernamentales y no gubernamentales de intervención y gestión de la inmigración latinoamericana.

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