Flaubert - Un autor que deambula en su obra

June 11, 2017 | Autor: Eduardo Sanchez | Categoría: Gustave Flaubert
Share Embed


Descripción

Eduardo Sánchez Ayala (212267274)
A 23 de Noviembre de 2013
Gustave Flaubert: un autor que deambulaba dentro de su obra.

"Madame Bovary c'est moi!"
G. Flaubert (1821 – 1880)

Madame Bovary c'est moi!, es la frase con la que nuestro autor, Gustave
Flaubert se autodefine; con esta aseveración comenzaré el trabajo y pondré
en mesa de debate la intensión que ésta conlleva.
Es muy probable, que este ensayo parta de una manía que tengo antes de
leer cualquier obra literaria; y ésta es, leer la biografía del autor que
la escribió: situaciones en las que vivió (época, estatus social, religión,
etcétera), comentario de otros escritores, reseñas y como dicen
coloquialmente, chismes que se hacen entorno a la figura del autor. Es por
esta razón que mientras estuve leyendo la obra, me sugestioné y creí
encontrar bastantes descripciones que se asemejaban a eventos que el autor
vivió; como una especia de mimesis de la vida del escritor, por lo cual
consideré importante realizar un trabajo sobre esta cuestión.
Así pues, la dinámica que se le pretende mostrar al lector es
recolectar citas de la obra de Madame Bovary de Gustave Flaubert y
compararlas con pasajes de su vida; con esto, se pretende que dichas citas
seleccionadas, por cuestiones relacionadas y asemejadas con la vida del
autor, den fe y argumentos para decir que lo que ahí se escribió, vino como
manifestación de los propios pensamientos, vida, emociones y demás rasgos
que la condición humana de un escritor permita proyectar en una obra.
Continuando con esta tesis, de la lectura de los primero diálogos que
existen entre el cura y el boticario en la novela a lo largo de la
narración; creó en mí un juicio que estos proyectan dos opiniones
totalmente contradictorias, dos posturas que parten del criterio, de la
concepción de fe de Flaubert; pero aparte de esta situación, es muy clara
la carga dialógica que está presente en el personaje del boticario, quien
presenta más argumentos contra el cura y describe más la vida del pueblo; a
diferencia del cura quien sólo esta embelezado al hábito de su religión;
caso del que Flaubert sólo puede describir desde una perspectiva personal.
Tal como indica Darío Villanueva la epojé, esa suspensión del juicio
que se produce cuando leemos un texto artístico y aceptamos como aserciones
auténticas lo que de ahí se nos cuenta. Sería interesante considerar hasta
qué grado estos diálogos, puedan ser o no serlo del juicio de Flaubert, tal
como lo señala Pozuelo Yvankocos (1994) en ocasiones, el autor acaba
disfrazándose en un personaje aunque a veces pudiera ser diferente de él.
Para complementar el párrafo anterior, veremos hasta que grado es el
narrador o el autor quien emite tales juicios por medio de ese personaje; o
como lo señaló Wayne Booth (1961) autor implícito para referirse a la
imagen del autor, a la idea del autor que nos queda después de la lectura:
"El autor implícito es la imagen que el autor real --(Flaubert en este
caso) proyecta de sí mismo dentro del texto. Una realidad intratextual
–aunque no siempre explícitamente representada— elaborada por el lector a
través del proceso de lectura […] El autor implícito sienta las bases las
normas que rigen el funcionamiento del relato y su interpretación" (Garrido
Domínguez, 1996, p. 116).
Mucho se dice de Flaubert, este gran escritor que revolucionó un arte
en la novela y nos llevó a un realismo, alejándose de todo romanticismo y
aboliendo en cada palabra la fantasía que pudiera generarse en su obra. Sin
embargo, de todas las especulaciones que han surgido en su nombre, muchas
de ellas han sido fundamentadas a partir de correspondencias que el autor
tenía con varias personas de su época, incluso con sus dos amoríos: Louise
Colet y Elisa Schlésinger; por otro lado, están las descripciones que hace
su discípulo Maupassant, un joven allegado a la familia y a quien se le
encomendó a Flaubert.
Pese a que en enero de 1881 (un año después de su muerte) Maupassant
publicara en La Nouvelle Revue, un texto titulado «Gustave Flaubert dans sa
vie intime», en el que defiende la tesis, compartida por el propio
Flaubert, de que la vida íntima de un escritor es algo que no concierne al
público; Flaubert parece que no siguió al pie de la letra dicha regla, pues
en Madame Bovary aparece reflejado la profesión de su papá (médico) e
incluso el descripciones del lugar donde él vivió.
Se dice que Flaubert se sugestionó de tal manera para escribir su obra
que dijo la famosa frase: "Madame Bovary c'est moi!". Tardó cinco años en
escribirla y corrigió incansablemente el manuscrito. Se dice que Flaubert,
a pesar de sus ideas sobre la impasibilidad del narrador, llegó a mimetizar
de tal manera a su personaje que sintió náuseas y mareos cuando describió
el suicidio con arsénico de Emma, incluso padeció un ataque de nervios en
el momento de escribir este pasaje de la novela.
Así pues, sin más preámbulo comenzaremos este pequeño proyecto de
comparaciones y espero sea de utilidad para emitir algún juicio o valor
estético sobre la obra maestra de Flaubert.

DESARROLLO

Primero comenzaré haciendo algunas perspectivas que tengo sobre la obra del
autor y después comenzaré con la serie de citas. Flaubert, según J. Antonio
García (ver bibliografía) es moroso en las descripciones, quiere ser
minucioso, cae en cierta monotonía descriptiva. Amaba la contemplación más
que la acción. En sus obras son muy importantes los objetos, los vestidos,
los alimentos, la bebida, el dinero, los libros y lecturas, las fiestas, el
ambiente de los salones mundanos, los bailes, los teatros de ópera, las
calles de la ciudad, la vida rural, pero también los sueños, los deseos,
las ambiciones y aspiraciones de los personajes (para lo que la historia
requiere inevitablemente un narrador omnisciente).
Gustave Flaubert perteneció a la burguesía y no es raro que en su obra
el interés de Emma por pertenecer a esta clase no estuviera presente. Se
dice que la obra es basada en un hecho real: El argumento de Madame Bovary
es muy sencillo: la historia de los adulterios de una mujer casada,
inspirada en un hecho real: el adulterio de la segunda mujer de Eugène
Delamare, médico rural en Ry, un pueblo cercano a Ruán, antiguo alumno en
la Facultad de Medicina de Flaubert padre. La joven se llamaba Delphine
Couturier; engañó y arruinó a su marido y después se suicidó (en 1848)
dejando una hijita huérfana. La vulgaridad de la historia hizo escribir a
Flaubert, quien dijo: "Car c'est en haine du réalisme que j'ai entrepris ce
roman» (Carta a Edma Roger des Genettes, 30 de octubre de 1854).
Sin embargo, se sabe que Flaubert nunca se sintió identificado con
este estatus social, tal manifestación se ve por medio del narrador: "Tout
ce qui l'entourait immédiatement, campagne ennuyeuse, petits bourgeois
imbéciles, médiocrité de l'existence, lui semblait une exception dans le
monde // Todo lo que la rodeaba inmediatamente, ambiente rural aburrido,
pequeños burgueses imbéciles, mediocridad de la existencia, le parecía una
excepción en el mundo." (Madame Bovary, p. 81)
También pone en evidencia la habilidad constructiva que pone de manifiesto
las falsedades de la educación romántica y de la vida burguesa de las
clases medias. Profundo análisis psicológico de los personajes, que son
anodinos, ni malos ni buenos, con sus grandezas y miserias.
Estudió Derecho en París por contentar a su padre, el famoso cirujano,
pues el progenitor ya había asegurado que el hermano mayor, Achille, haría
medicina y sería cirujano, como él, así que el siguiente hijo varón debía
continuar dando lustre al apellido familiar y tendría que ser un próspero
abogado; aunque Al final se sabe que Flaubert desistió a estudiar derecho y
se dedicó a escribir, como ya lo había estado haciendo. Pero la frustración
de su padre se puede ver reflejada en el personaje de León en la novela, el
cual, durante una conversación que tiene con Emma, ésta le pregunta que sí
conoce a los italianos, y León responde: "-Todavía no; pero los veré el año
próximo, cuando vaya a vivir a París para acabar mi carrera de Derecho."
(Ibídem, p. 112) y "El Derecho procesal le irritaba, le atraían otras
vocaciones, y su madre no dejaba de atormentarle a todas horas". (Ibídem,
p. 307)
Conoce a la poetisa Louise Colet, con la que inicia relaciones en
1846, pero con la que nunca se casa. La relación entre ambos fue muy
inestable, pero apasionada, aunque el gran amor de Flaubert fue sin duda
Elisa Schlésinger (después de la ruptura con su pareja, vuelve a Croisset
en 1851 y comienza a escribir Madame Bovary) quien le inspiró el personaje
de Madame Bovary; pero el fracaso de nunca poder permanecer con alguna de
las dos, se ve manifestado en el personaje de Emma y es donde Flaubert hace
una crítica contra la estabilidad de la mujer y se venga haciéndola sufrir
con los personajes de León y Rodolfo. Aunque cabe mencionar que la novela
de Madame Bovary se escribió en esa transición que tuvo con Louise Colet,
con quien se separó y después volvió, para finalmente terminar la relación
y momento después es cuando se concluye la obra.
. El escritor acabó arruinado a los cincuenta años, por ayudar a pagar
las deudas de su sobrina Caroline Commanville, que tenía graves problemas
económicos y se había casado en 1864. Pese a que la fecha en que su sobrina
es parte de su ruina y la obra es escrita antes de su boda, los
despilfarros de la sobrina ya venían de tiempo atrás, y habrá que suponer
hasta qué punto Emma se manifiesta como un caso de su pariente.
La importancia de Flaubert radica en que inaugura una estética nueva
en la novela. Naturalmente, a toda estética le precede una ética que, en
cierto modo, la sustenta, y contra la que se rebela. Si esa estética nueva
llegara a imponerse, generaría a su vez una nueva ética; pues su legado es
también importante para la rama de la psicología, pues introdujo el
bovarismo, aquel estado de desfallecimiento del ser o del espíritu que
impide a la persona definirse normalmente en relación al mundo. Una
dificultad del individuo para ser él mismo y aceptar a los otros tal y como
son. Una enfermedad del alma que lleva a rehusar la realidad y a preferir
la muerte, el suicidio. Una crisis nerviosa que lleva al mal vivir, al
sentimiento de vacío y de impotencia y que se manifiesta en síntomas que
rompen la salud: crisis, vahídos, vómitos, lágrimas, hastío, dolor de
vivir, abatimiento profundo, depresión. Una deformación de la mirada que
conduce al fracaso total, a la ineptitud para la vida, en pocas palabras:
la vida de Emma en la novela.
La obra presenta señales de ser una crítica profunda al modo de vivir de
ese tiempo y es madame Bovary quien se utiliza como chivo expiatorio para
plasmar la filosofía del escritor y hacer ver las consecuencias a las que
se pueden llegar si se profana la felicidad con el dinero: "Más allá se
extendía hasta perderse de vista el inmenso país de las felicidades y de
las pasiones. En sus deseos confundía las sensualidades del lujo con las
alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres, con las delicadezas
del sentimiento." (Madame Bovary, p. 81)
Según Flaubert: "El escritor debía llevar una vida de monje y de
cartujo (C'est une existence de moine et d'ouvrier!)". Con este comentario,
quiero pensar que el autor pretende por medio de los personajes del
boticario Homair y el cura Bournisien hacer una revelación al lector de que
ningún camino, que sea llevado por el fanatismo, es bueno. Ambos
personajes, por medio de sus conversaciones y argumentos, debaten sobre la
verdad de su fe y su religión; por medio de enfrentamientos y discusiones
buscan una apelación teológica basada en sus experiencias, bagaje cultural
y bibliografías para llevar a la razón.
Comía abundantemente, leía en latín y griego, era un gran erudito del
pasado y lo oriental. Paseaba, se documentaba para sus novelas, se
levantaba tarde, solía dedicar diez horas diarias o más a escribir (su
única gran pasión). "Había empezado el latín con el cura de su pueblo, pues
sus padres, por razones de economía, habían retrasado todo lo posible su
entrada en el colegio" (Ibídem, 12). He aquí otro rasgo más del personaje
de Carlos en las cuestiones de sus conocimientos, aunque no acierta del
todo con la vida de Flaubert.
La Medicina es un campo sensible para Flaubert. Su padre y su hermano
mayor fueron médicos y su infancia se vio marcada por su residencia en el
interior del hospital de Rouen, de aquí se puede partir que el personaje de
Carlos se desenvuelva como médico. "Su padre, el señor Charles-Denis-
Bartholomé Bovary, antiguo ayudante de capitán médico, comprometido hacia
1812 en asuntos de reclutamiento y obligado por aquella época a dejar e1
servicio" (Ibídem, p. 12)
En su diccionario de tópicos, Flaubert decide poner en orden
alfabético, sobre todos los temas posibles, todo cuanto hay que decir para
quedar bien en sociedad, para ser considerado alguien correcto y amable;
aquí reitero las figuras del boticario y el cura como modelo de este
pequeño comentario: "SCIENCE : Un peu de science écarte de la religion et
beaucoup y ramène. (Ciencia: poca ciencia aparta de la religión y mucha
lleva a ella)".
La literatura es la vida aseguraba Flaubert, y en su obra observamos
que el paso de un campo del saber a otro va siempre precedido por el
fracaso y el desánimo (como cuando decide operar a la persona con problemas
para caminar), el cansancio y el aburrimiento (como el caso de Emma), que
conducen al abandono. Sus personajes experimentan el hastío, el nihilismo.
Se deprimen cuando sus experiencias fracasan. Exigen explicaciones. Se
vuelven tristes y desencantados muy pronto.
Flaubert por ser este un perfeccionista y meticuloso autor que para
escribir una página que le satisficiera necesitaba días e incluso semanas
de arduo trabajo y fatigas. De ahí se desprende su escasa producción.
Flaubert leía en voz alta lo que escribía y si alguna palabra alteraba el
ritmo fluido de la prosa, rompía la cuartilla y recomenzaba de nuevo.
Alejandro Dumas decía que Flaubert tenía que talar un bosque entero para
construir un cajón.
Los cargos de inmoralidad y ofensa a los buenos principios y a la
religión fueron desbaratados por su hábil abogado defensor, el Maître
Sénard, quien argumentó que Madame Bovary, en vez de ser un panegírico a
las malas costumbres, era en realidad una crítica artística a una costumbre
instalada en la sociedad francesa en todos los niveles sociales y sobre la
cual había que reflexionar con urgencia para remediarla, terminando la
defensa con esta contundente y brillante frase: "Le debéis no sólo la
absolución, sino disculpas" (Carta de Flaubert a su hermano Achille, 31 de
enero de 1857).
El padre y el hermano de Flaubert, en igual dirección, se logran
reconocer en los aspectos más ridículos de Homais, el boticario arribista y
anticlerical que alardeaba de su saber con frecuentes citas en latín y sus
conocimientos filosóficos para impresionar.
Otro dato interesante, es que la operación que recibió Hypólito, fue
un suceso muy parecido al que realizó el padre de Flaubert pero con una
niña; aquí yo supondría que el escritor no quiso hacer obvia la vivencia y
cambió papeles en los personajes.
Todos estos textos repiten ideas y juicios sobre el autor y su obra,
repiten expresiones y anécdotas, citas y recuerdos, a veces casi
literalmente, y tienen, además del mérito de ser de los primeros en dar
cuenta de la novedad y trascendencia del método y la concepción de la
novela de Flaubert, tan contrario a todo lo que estaba en boga por
entonces, el de no someter su obra a ninguna teoría literaria preconcebida,
ni pretender comprenderla y explicarla mejor que su propio autor.
Por último, quisiera exponer un poco sobre los diálogos del boticario
y el cura, los cuales me parece importante y revelan información casi
desconocida sobre la mentalidad del escritor respecto a la religión, a
continuación se muestra un diálogo que recita el boticario, en el cual se
pueden apreciar varias lecturas de las que Flaubert tenía conocimiento y
quiso resaltar en la obra:
"-¡Cállese ya, señor Homais!, ¡es usted un impío!, ¡usted no tiene
religión!
El farmacéutico respondió: Tengo una religión, mi religión, y tengo
más que todos ellos, con sus comedias y sus charlatanerías. Por el
contrario, yo adoro a Dios. ¡Creo en el Ser Supremo, un Creador,
cualquiera que sea, me importa poco, que nos ha puesto aquí abajo
para cumplir aquí nuestros deberes de ciudadanos y de padres de
familia; pero no necesito ir a una iglesia a besar bandejas de plata
y a engordar con mi bolsillo un montón de farsantes que se alimentan
mejor que nosotros! Porque se puede honrarlo lo mismo en un bosque,
en un campo, o incluso contemplando la bóveda celeste como los
antiguos. Mi Dios, el mío, es el Dios de Sócrates, de Franklin, de
Voltaire y de Béranger(4). Yo estoy a favor de la Profesión de fe del
vicario saboyano(5) y los inmortales principios del ochenta y nueve.
Por tanto, no admito un tipo de Dios que se pasea por su jardín
bastón en mano, aloja a sus amigos en el vientre de las ballenas,
muere lanzando un grito y resucita al cabo de tres días: cosas
absurdas en sí mismas y completamente opuestas, además, a todas las
leyes de la física; lo que nos demuestra, de paso, que los sacerdotes
han estado siempre sumidos en una ignorancia ignominiosa, en la que
se esfuerzan por hundir con ellos a los pueblos." (Ibídem, p. 105)


CONCLUSIÓN


Gustave Flaubert supo proyectar su forma de pensar por medio de los
personajes de la obra y fue en el personaje de Madame Bovary donde más
desahogó sus frustraciones y desconsuelos amorosos; así como su forma de
concebir el mundo.
Me atrevo a conjeturar, que la mayoría de citas que utilizó Flaubert
en el personaje del farmacéutico Homais (a parte de reflejar cualidades del
hermano como ya se había comentado) reflejan parte de su juicio moral y
crítico contra la iglesia, las costumbres y ritos que en ella se realizan.
Homais el boticario en la obra representa el juicio moral basado en el
razonamiento, es un ente que pone el pensamiento y lo inexplicable en un
nicho humanizado que le permite cuestionar los dogmas de vida ya
establecidos por la religión; mientras que el cura es la contraparte que
utiliza las cuestiones del catolicismo como defensa. Ambas partes, se
arguyen de retórica y argumentos para defender su posición ante la
explicación de todo suceso; pero cabe mencionar, que el boticario no carece
de fe, sino que rechaza toda creencia religiosa que utiliza el cura como
método de vida y salvación.
Así, no se produce un ateísmo versus teísmo, sino una lucha de
opiniones teológicas que, cada uno con sus réplicas, busca probar tener la
razón y la verdad. Aunque si como narrador omnisciente no se atreve a
blasfemar, sí lo hace usando a este personaje literario.
Quiero pensar también, que dicha crítica que hace por medio de su
narrativa la hizo con el fin de evitar cargos contra los vestigios de la
inquisición o sanciones a su obra; no obstante, hay que recordar que sí fue
llevado a juicio por violar los criterios morales que se establecían en
aquella época; es por ello, que revisando su historial de vida, sea curioso
que el juicio haya sido más por por violar las normas morales establecidas
que por blasfemar o atentar contra las costumbres de la iglesia; la cual,
hasta cierto grado, es una instancia moralizante; pero no hay que olvidar
que cuando escribió la tentación de San Antonio (1874), fue otro cargo en
su contra.
Claro está que la visión ideología pesimista, misógina y antiburguesa
que Flaubert tenía, se ve manifestada a lo largo de la obra, pues estas
tres características siempre están ligadas en la narración.
Por otra parte, en la obra, el autor y su núcleo familiar no sólo
aparecen en la narrativa, sino que son los protagonistas de la famosa
novela, a pesar de que el escritor en su momento sostuvo lo contrario y
pese a que se le han adjudicado hechos contrarios a su sentir y calidad
humana.
Como conclusión, resulta evidente (a mi criterio) que cuando Gustave
Flaubert ser refiere a que él es Madame Bovary, lo hace en el sentido de
que no se identifica con el personaje femenino de la obra (aunque sí expone
mucho de él como ya lo mencioné), sino con la obra misma; con todos y cada
uno de los personajes que ahí subyacen, en los que cada invento narrativo
refleja un rompecabezas de su vida y sentimientos; en ellos, desembocan
todos los humores y melancolía, frustraciones y críticas a lo que le tocó
vivir en una época que carecía de grandeza y de la que nunca estuvo feliz
de encontrarse.
Flaubert compartía el comentario del poeta Baudelaire sobre la vida en
el siglo XIX en que vivían: "una democracia de obreros y campesinos bien
administrados, con una burguesía minoritaria que ahorra y se corrompe, y
unos funcionarios pasando estrecheces que están esperando el ascenso… El
estado tiene un plan: suprimir los grandes destinos, la amplitud de miras,
cualquier herencia y cualquier aristocracia, compartirlo todo, producir
grandes cantidades de semicultura y de semibienestar, conseguir que de
quince a veinte millones de individuos sean pasablemente felices".
Por último, se puede pensar que es una obra autobiográfica, una obra
donde se refleja Flaubert, es también una obra donde crítica y descarga
toda su inconformidad ante la sociedad burguesa y los problemas que
ataviaban en ese momento; caso curioso que no hay que olvidar según el
narrador, es que Lheureux es quien más lamenta la muerte de Emma Bovary:
"Todos lamentaban la muerte de Emma, y sobre todo Lheureux, que no había
faltado al entierro." (Ibídem, 444) y habrá que cuestionarse si esto lo
escribió a forma de ironía; pues Emma Bovary fue su mejor cliente y el
hecho de que haya sido a quien más le haya dolido, hace reflexionar sobre
las clases, donde Emma sería el obrero y Lheureux el burgués, que a falta
de una parte, la otra lamenta la pérdida.


BIBLIOGRAFÍA

FLAUBERT, Gustave. Madame Bovary. Ramón Ledesma Miranda (Trad.). Punto de
lectura (2010). Madrid, España.

Departamento de lengua y literatura – IES Avempace. Gustave Flaubert
biografía. Profesor José Antonio García Fernández; documento en formato
pdf.
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.