Finales mutantes: la nueva narrativa española y la clausura del texto

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Descripción

A¡unm¡nn (Grunr)

La fin du texte

En couuertare :

couverrure du numéro 33 de colorín cororado (Revista con historietas

années 20) Photo : José Gregorio Jiménez

Textes réanis et présentés

pør Fzopruco Bruvo

Mise en page: Myriam Martins

ISBN : 978-2-867 8t-7

47

-2.

ISSN: 2LII-062-X'

PUB - Bordeaux - 20lI http//www.pub. u-bordeatx3.fr Diffusion : Presses Universitaires de Bordeaux Université Michel de Montaigne Bordeaux @

33607 PESSAC CEDEX- France

PRESSES UNTVERSITAIR¡,S

DE BORDEAUX

CoLLECTTON DE LA MAISON DES PAYS IBÉRIQUES

sÉme

rrrrÉnnrrrÉ

Finales mutantes: la nueva narrativa española y la clausura del texto Marco Ku¡vz Uniuersité de Lausanne

Los mutantes dan un paso adelante. [. Forman un círculo. Un cí¡culo perfecro. t...1

El círculo

1. Ln

loral,

úN¡n y

se esrrecha t.

r-A RED

una secuencia temporal de sonidos acústicos. No obstanre, el texto es también una red, un tejido de relaciones semánticas y estructurales, es decir, es

'

1. Frases de la última página de Javier Calvo, El d.ios reflzctønø, Barcelona, Mondadori, 2003, p.362. PUB - 201 1,

p.73 à86.

Marco Ku¡z Fin¿b¡ mutantes:

secuencia- sino anre todo en acertar en la manera de llenar toda la línea

k

naeua xanatfua espøñola y Ia chusara d¿l tcxto

dosificación distinta de los recursos usados p¿ua marc¿rr el cierre. Y, por supuesto, las condiciones de su clausura varían según los planteamientos estéticos y la aceptación de éstos por parte del público lecror, lo que puede crear reacciones diametralmente opuestas cuando un texto rompe radicalmente con las convenciones literarias dominantes en una situación histórica determinada. La concepción realista de la narrativa co mo trdnche de uie, untrozo cortado del espacio-tiempo continuo, acepra sin reparos la condición metonímica de las historias contadas, Un espejo qr¡e se pasea por el camino, eunque móvil, sólo puede reflejar la pequeña porción del mundo que, en un instante dado, coincide con su campo óptico. El arte del escritor consiste aquí en cortar el pedazo adecuado o en llevar el espejo por los lugares más interesanres, y câptar las imágenes en el ángulo que mejor resalte sus cualidades atracrivas.

Independientemente

del rayecto elegido, Ia trama corresponde a

un

desplazamiento de una situación de partida a un 6nal: el relato teleológico es una línea entre dos momentos, con una meta definiday alcanzable, y dada su clara y motivada delimiración, puede rener un desenlace que ata todos los cabos de sus hilos narrativos, ya que esros fueron elegidos y trazados deliberadamenre para converger al final del texto. Ahora bien, dirigirse hacia una meta no es lo mismo que orientarse hacia un horizonte, pues éste siempre se aleja en la medida en que uno cree acercársele, de modo que sólo se pueden terminar erapas: la narración

de horizonte móvil nunca se completa, pero en algún momento tiene que interrumpirse definitivamenre, por agotamiento de la fuerza que lo impulsa hacia adelante. La distinción entre final abierto (i.e. un desenlace

2. Para I enve

particular la distinción Tþoría,técnicay¿náliri,

cierre, en

rt . øet cterre

:'j/97.

/4

secuencial y unidireccional del rento-línea, y debilita o incluso niega la teleología semántica de la cadena de letras, palabras, frases que lo constituye. 75

Ma¡co KuNz

Fin¿les mutøntes:

Täles relatos pueden relativizar la terminatividad de sus cierres mediante,

por ejemplo, la multiplicación de los finales, el esca.moteo del tnal en la circularidad, el hincapié en la arbitrariedad, casualidad o irrelevancia del

espaciales

ajenos a la estética, v. gr. el coste de la imprenta más alto de un libro ilusuado, la falta de talento gráfico de los autores, a menudo reacios a usar ilustraciones ajenas, la costumb¡e de publicar las obras en soporre de papel (la edición

en formato electrónico permitiría combinar el texto con películas y/o una banda sonora), erc. EI desafío de la posmodernidad para el final narrativo reside no sólo en la superación de la coerción releológica de los modelos que se han consolidado en el pasado y que todavía siguen siendo vigentes en la actualidad, sino también en la aperrura de la literatura a orras formas artísticas que rienen sus propias técnicas y convenciones terminativas.

2. FIN¡r-¡s MUTANTEs

pARA NARRATIvAs MUTANTES

Los cambios tecnológicos de la era cibernética, la omnipresencia de los medios de comunicación en la vida cotidiana, la mercantilización de la iberal global y las nuevas premisas epistemológicas

marginado la literatura coerciones.

El

y la obligan a cambiar

rtarse en el sistema cultural sin capitular anre sus texto literario puede negarse a ser una mercancía, pero une

parte, sin duda minoritaria, de la literatura actual lucha por mantener su potencial crítico y subversivo ante los procesos que la convierten en mercancía, esros procesos y reflexionar sobre ellos, por provocÍlr una lectura activa, lúcida y lúdica al mismo tiempo, en vez del consumo pasivo, ocioso, a que nos seducen la mayoría de los productos editoriales, y por redefinirse

por reflejar

en un conrexro mediático y artístico cambiado. l¿s mutaciones de

las

condiciones en que se creen y leen los textos literarios hacen necesaria una 76

y h cldasura del texto

una generación y media de narradqres educados en la escuela de la imagen y los medios, y en la escuela de la globalización, y en la escuela del recalentamienro informativo y el enfriamiento global de

por usar

planos visuales, o internet, medio espacial por excelencia, aunque transmit€ la información principalmente en forma verbal, o sea, Iineal), y a veces con la inclusión de imágenes sensu stricto, práctica todavía muy rara, aunque no tanto por razones intrínsecas a la literatura, sino más bien a causa de factores

nueua narr¿rtaa apañolz

na¡rativa mttante, término propuesto por el escritor espariol Juan Francisco Ferré para hablar de los relatos escriros por

6.nal, o la plurimedialidad que espacializa el rexto, en la mayoría de los casos con una referencia verbal a erres que combinan imagen y texto (como el cine

y los cómics, artes lineales por su carácter secuencial y

k

las estructuras humanas de relación

3,

la radio, la publicidad, la radio, la música pop, sino también con la televisión, los videojuegos e internet, e integran estos constituyentes de su mundo en sus obras, tanto temática como formalmente, Ferré desarrolló sus ideas acerca de la narrativa mutanre en un ensayo sobre la literatura estadounidense posmoderna a, donde comenra la obra de autores como Thomas Pynchon, Robert Coover, Don Delillo, David FosterVallace y orros, que han ejercido un noable influjo en escrirores españoles nacidos en los años 60 y 70 del siglo )O( En una antología titulada Matuntes (2007),Julio Ortega y Ferré brindaron una selección representariva de esta (narradva españ,ola de última generación> (como reze el subtítulo), prefiriendo el término lnatdntes a orras denominaciones propuesras por la crítica, v. gr. ørterposf, generación nocilla o nocilleros (por el impacto de la novela Nocilk Dredrn,2006, de Agustín Fernández Mallo), o la distinción, propuesra por Vicente Luis Mora, en tardomod¿rnas (que siguen explorando los procedimientos de la literatura moderna de finales del siglo XIX y principios del )OQ, posmodzmos (que Estos autores han crecido no sólo con el cine, los cómics,

combinan las técnicas modernas elitiscas con elementos de la cultura de masas) (que incorporan las nuevas tecnologías, en parricular los medios digitales de comunicación). Entre los na¡radores murantes antologados por Ortega y Ferré figuran, p. ej., Javier Calvo, Jorge Carrión, Javier Fernándqz, Agustín Fe¡nández Mallo, Eloy Fernándø Porta, Juan Francisco Ferré, Robert Juan-Cantavella, Vicente Luis Mora, Javier Pastor, Isaac Rosa, Germán Sierra y Manuel Vilas. La selección no pretende ser e:, en Quimerø, n6m.237, diciembre 2003,

77

p. 29-34.

Marco KuNz

Menéndez Salmón, José María Pérez Alvarez, José Antonio Millán, Carlos CaÁeque, entre muchos otros. Los temas de esta nueva vanguardia narradva son tan va¡iopintos como las preferencias estéticas de los escritores: el aragones Manuel Vilas continúa en

Magia (2004) y &pañø (2008) la exploración del espacio urbano posmoderno, la catalana Lolita Bosch combina la indagación genealógica con la autoficción en La farnilia de mi padre (2008), el cordobés Javier Fernández reescribe lo fantástico en la era de los mundos virtuales y la manipulación genética en Cero absoluto (2005), el malagueño Juan Francisco Ferré transgrede los límites del género en La uueba øl rnundo (2002) y I Looe You Sade (2003), texros (noveloideso emparentados con el libro de cuentos en el primer caso y con la ensayística en el segundo, y se atreve a üatar el terrorismo vasco de una manera irreverenre en La Fiesta dcl Asno (2005), mientras que otras bombas, las del ll-M, ocupan a Ricardo Menéndez Salmón en El corrector (ZOO9).

Vcente Luis Mora, en Circukr 07 (2007), yAgustín Fernández Mallo, en su trilogía Nocilla, radicalizan el fragmenmrismo de la novela rizamâtica, Gógol en el Pal¿cio de El Pardo (2009), de Antonio Pérez-Ramos, y Esa ciuàad (2006), de Javier Pastor, presentan originales visiones satjricas del franquismo, y José María Pérez fJvarez, en La sol¿d.al. d.e !¿s aocales (2008), pinta la desolación y el desencanto del presenre. Es altamente significativo el hecho de que las últimas novelas de varios de los escritores murantes más destacados (por acompaÁar su obra creativa con Ia reflexión teórica y la crítica

Iiteraria) exploren las posibilidades de fusiona¡ técnicas literarias innovadoras con la parodia de géneros de la cultura de masa: la historia del ciney la novela posmoderna norteamericana en Prouid¿nce (2009) de Juan Francisco Ferré, las revistas para hombres y mujeres, respectivamente, enAlba cromm (2010) de vcente Luis Mora, interner y las teleseries en zas lnaettos (2010) de Jorge Carrión. Estas narraciones mutantes, aunque a menudo tengen una esüuctura reticuìar que acentúa la organización de los fragmentos en un espacio en que sus relaciones transversales importan más que su sucesión lineal en el orden de las páginas del libro, no pueden prescindir de un cierrer ya que, como subraya Julio orrega en su prólogo a la citada antología, el rehtã es
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