Fenomenología y Filosofía de las ciencias.
Descripción
Artículo científico ‘Fenomenología y ciencia’ ; “La síntesis en segundo orden para una práctica en primer orden.” Filosofía de las ciencias. prof. Luis Ramírez. alumna Sofía Evans.
Abstract: Este artículo pretende ahondar en la aparición e irrupción de la ciencia fenomenológica dentro del campo de la filosofía de las ciencias, como teorización de segundo orden que busca esclarecer y delimitar el campo teórico, metodológico y finalmente práctico al cual se adscribe ésta misma, a saber, la ciencia. Así, se postula que la fenomenología posee las herramientas para explicar las posturas adoptadas por los autores que se hallaban embuídos por este problema, justamente, en el período donde comienza a gestarse la necesidad de constitución del sujeto científico, no como quien realiza su quehacer, sino como el sujeto de ‘la ciencia’ propiamente tal. Los autores a tratar son Thomas Kuhn y su concepción historicista de la ciencia y Karl Popper y su concepción logicista de la ciencia, ambos serán homologados a correlatos fenomenológicotemporales tratados por Edmund Husserl. El objetivo es evidenciar cómo estas dos posturas aparentemente adversas pueden resultar congruentes en una síntesis complementaria hacia una nueva conceptualización de ciencia empírica. Palabras clave : Fenomenología Filosofía de la ciencia Historicismo Logicismo Temporalidad interna Temporalidad externa Sujeto Objeto Correlato Síntesis.
El problema del conocimiento y su validez, La respuesta fenomenológica. El problema del conocimiento, su origen, escencia, y posibilidad, pueden retrotraerse hacia corrientes de pensamiento muy antiguas, ya desde Platón y Aristóteles e incluso en los “presocráticos” la búsqueda de una descripción fiel de la relación entre el hombre y naturaleza se hace patente en la concepción de mundo. Sin embargo, en éstas concepciones tempranas no resultaba claro aún cuáles eran los elementos en cuestión y la divergencia de teorías que especulaban al respecto inflexionaban en las más diferentes direcciones. Hoy, por el contrario, nos resulta cotidiano utilizar en nuestro vocabulario más simple términos como sujeto u objeto, obviando incluso lo problemático de sus diferentes interpretaciones, las cuales varían dependiendo de su enfoque metodológico, el cual nos pretende posicionar en el lugar preciso para el análisis de sus diferentes esferas. Desde esta posición surgen cuestionamientos tales como: ¿Puede el sujeto aprehender al objeto? Si es así, ¿Qué es lo que el sujeto aprehende del objeto? ¿Corresponden realmente a esferas separadas? ¿Cómo puede de ésta relación emerger conocimiento válido? ¿Qué es conocimiento válido? etc. Una corriente del pensamiento que nos proporciona relaciones entre la esfera objetiva y subjetiva y, sobre la cual podemos llegar a explicar como pueden a partir de esta relación intrínseca entre éstas aparentemente realidades de naturaleza distinta converger hasta una configuración constitutiva del sujeto es la Fenomenología, ‘nueva ciencia’ cuyo precursor es Edmund Husserl quien tomando las nociones previas de sujeto descritas por René Descartes busca superar las incongruencias y limitaciones que la defensa de una ‘rescogitans’ o sustancia pensante completamente desligada de su entorno y mundanidad la mantenían encarcelada en su propia temporalidad acrónica e ahistórica. Así, Husserl a través de un proceso metodológico similar al utilizado por René Descartes y los escépticos que tilda de epohké1 pone entre paréntesis la validez del mundo y su completa sucesión, centrando su enfoque ya no entonces a aquello que sucede alrededor de su espacio físico, mundano cargado de apreciaciones culturales y morales entre otras, más aquella puesta entre paréntesis lo insta a focalizar la corriente de vivencias
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Término de origen griego que significa: “suspensión del juicio”.
manifestadas mediante ‘escorzos’ que se suceden al interior de la conciencia, con tal de revelar su correspondiente estructura fundamental. Ya conociendo la posibilidad de poder acceder al campo estructural de mi conciencia no se debe olvidar que la epokhé funciona como proceso metodológico y que aquel mundo del cual he decido sustraerme continúa con sus “lógicas” específicas y que en el mejor de los casos el develamiento de mi estructura interna como evidencia apodíctica tiene como objetivo el conocimiento integral de mi realidad como individuo (también del mundo)2
Temporalidad interna y temporalidad externa Constitución del sujeto.
Ya situados en la estructura fundamental de la conciencia trascendental Husserl describe dos tipos de temporalidades ligadas a los dos correlatos correspondientes que sustentan la relación genuina entre noesisnoema o también, cogitocogitatum. La primera de ellas corresponde a la temporalidad interna de la conciencia donde se suceden los diferentes escorzos captados por la subjetividad en una temporalidad que le es propia, los cuales son unificados a través de una síntesis pasiva y comprendidos finalmente como totalidad del mismo objeto que es observado (En el caso por ejemplo de estar observando un cubo, la temporalidad inmanente captará las diferentes sucesiones de escorzos que conforman el cubo, unificándolas a través de la síntesis pasiva que otorgará sentido y consistencia a la idea total de cubo)3 Por la vereda opuesta a esta temporalidad encontramos una temporalidad adscrita a la realidad objetiva de lo observado, aquella sujeta a las estructuras fundamentales que sostienen el mundo, ya sea el tiempo objetivo (aquel que puede medirse en horas, minutos y segundos), la gravedad, la materialidad, etc Esta temporalidad sucede para todas las subjetividades por igual y conforma conjunto al registro de sucesos particulares aquello que llamamos historia, si es que buscamos la fidelidad de los
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Una crítica común desde pensadores posteriores a Edmund Husserl que se le hace al mismo coincide en que si bien el autor alemán logra poner en escena el concepto de “intersubjetividad” que serviría para concatenar el correlato subjetivo e inmanente propio de la conciencia trascendental al correlato compartido con otras subjetividades, aquel mundano, sin embargo, al hacerlo desde la mónada leibniziana se recurriría a una interpretación cosificada del mundo del cual se comparte. 3 Meditaciones Cartesianas, Edmund Husserl, §18, pág, 909192.
hechos. Estas dos temporalidades a muy grandes rasgos vienen a conformar una tipo de sujeto consciente de su realidad particular y contextual, cuando trabajan en conjunto desde el flujo inmanente hacia la corriente o caudal donde todas las subjetividades desembocan (el mundo), es así como puede entonces identificarse como una subjetividad diferente a otras subjetividades, ya propiamente como sujeto particular. Así queda descrito en términos Husserlianos la constitución del sujeto que tantas consecuencias trajo al paradigma moderno, que, consciente de aquellas particularidades que lo conforman ya sean las infinidades de sujetos individuales o colectivos inició una empresa de autoconocimiento para su correcta distinción y conformación identitaria que le permitiera conciliar su relato genético con su relato teleológico. El sujeto científico ‘La ciencia’ La postura adoptada en este artículo sostiene que en la explicación de la constitución de sujeto otorgada por la fenomenología se contienen herramientas útiles para una homologación desde los dos tipos de temporalidades expuestas a las diferentes concepciones de ciencia detalladas por los autores Thomas Kuhn y Karl Popper en lo que respecta la constitución del sujeto científico. Primeramente se expondrá la eventual necesidad de constituirse propiamente la identidad de la ciencia empírica y como en base a la búsqueda de criterios demarcatorios los autores Kuhn y Popper recurren a una explicación temporal/externa y temporal/interna respectivamente. Respecto a la necesidad de constitución de un sujeto tal capaz de ser tildado de ‘ciencia’ harto conocemos gracias a las reflexiones entregadas desde la modernidad hacia adelante, en este período histórico la noción de sujeto se hallaba más que en boga, justamente, desde su aparición se comenzaron evidenciar una serie de contradicciones que no permitían un avance prolijo al crecimiento de una subjetividad (en todos los sentidos) no enferma a la que no fuera necesario extirpar alguno de sus miembros para su recto desarrollo, así la conformación de la identidad propia de cada disciplina se instauró como un deber al cual corresponder para posbilitar su posterior avance. La ciencia empírica no quedó exenta de estas consideraciones y desde esta
necesidad se comenzaron a esbozar intentos de respuestas que buscaban definir los criterios específicos a los que debía atenerse aquella disciplina. Se buscaba diferenciar a la ciencia empírica de otros tipos de ciencias como la ciencia formal, la metafísica o la psicología. En este contexto se desarrollaron dos explicaciones plausibles de aquello que conformaría una teoría científica; la visión historicista de Thomas Kuhn y la visión logicista de Karl Popper. La visión historicista de Kuhn pretende otorgar una explicación de cómo se conforma la ciencia en base a una comprensión de su desarrollo histórico, en “La estructura de las revoluciones científicas” Kuhn pone en la palestra conceptual términos como ‘ciencia normal’ y ‘paradigma’ ambos términos que corresponden a etapas de desarrollo de la ciencia, en períodos de ciencia normal la comunidad científica ya consolidada desde una base axiomática relativamente fuerte lleva a cabo trabajos científicos correspondientes a deducciones que sus propios axiomas le permiten, aumentando potencialmente la validez de su teoría. Sin embargo, cada cierto tiempo se suceden ciertas ‘anomalías’ que no se podrían explicar a la base de sus axiomas involucrados ¿Qué sucede entonces? La comunidad busca introducir aquellas anomalías a la fuerza y de no lograrlo entraría en una especie de crisis que la gatillaría a la persecución de nuevas bases axiomáticas que las validen. Así se constituiría nuevamente otra ‘ciencia normal’ susceptible a continuar con sus avances respectivos en la medida de su posibilidad. La concepción logicista de Popper, en vez, se basa en una comprensión total del mundo a raíz de una crítica constante a la validez lógica de las teorías que pretenden explicarlo. Para llevar a cabo este proceso es necesario someter las teorías en cuestión a una contrastación rigurosa de su coherencia interna primeramente para extender esta evaluación a una contrastación experiencial propiamente tal. Rechazando el método inductivo de la ciencia por servirse de inferencias que van desde los singular (el hecho) a lo universal (la ley) las cuales no puedes abarcar la totalidad de las probabilidades susceptibles. Debo entonces postular un enunciado sintético cuya negación no recaiga en contradicción y que sea lógicamente posible. Además de esto deja de lado la descripción de cómo se inventa o concibe una teoría aludiendo a que ésta es tarea de la psicología empírica, no de la filosofía de la ciencia. Por último postula que un enunciado puede ser falsable (aún así no del todo) jamás verificable ya que la ciencia no puede concebirse como
un cúmulo de aseveraciones verificadas sino solamente corroboradas, la validez de la teoría puede siempre quedar en entredicho dependiendo del enunciado con el cual pretendo contrastarla.
Pues, ya expuestas brevemente las concepciones que pretendo homologar a los dos tipos de temporalidades descritas por Husserl dentro del proceso constitutivo de la subjetividad trascendental, sólo falta evidenciar en qué pueden asimilarse éstas dos concepciones temporales a las concepciones respectivas de ciencia. Esto puede llevarse a cabo de la mano de un ejemplo que el mismo Kuhn utiliza para esclarecer la posibilidad de la sucesión de paradigmas (cubo de la Gestalt). 1) Para Kuhn aquel procedimiento que sostiene la unidad de la ciencia puede describirse desde como la totalidad de una teoría puede ser intercambiada por otra totalidad teórica dependiendo del ángulo desde el cual pretenda observarse la realidad. Así la manera de como describa el mundo (u objeto) dependerá del foco desde donde lo mire. De igual manera Husserl describe el proceso de recolección de datos de experiencia en diferentes escorzos los cuales ya integrados en una coherencia temporal objetiva, ya real, vendrán a consolidar el sentido de lo ya aprehendido. De esta manera la visión total de aquello observado y su sentido objetivo puede variar desde la posición específica en la cual me encuentre, ya sea dentro de una comunidad A o dentro de una comunidad B, de una cultura u otra, desde el cielo o el infierno, la transliteración de mis escorzos dentro de una unidad de sentido dependerá de mi situación histórica.
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Cubo de la Gestalt, ejemplo utilizado por Kuhn para explicar la sucesión de teorías paradigmáticas.
2) Popper, a su vez, le interesa la coherencia interna de los escorzos que unidos unos con otros (deducible unos de otros, a través de sus aristas) conforman aquello que llamamos cubo. Al igual que en la temporalidad interna de la conciencia, los escorzos son unificados por una especie de “deducción” o arista que Husserl, como expusimos antes, llamó “síntesis pasiva” y que logra explicar cómo a la base de cierta estructura fundamental (o axiomática) se pueden comprender los correlatos de experiencias internas que sustentarán la creencia fiel en la unidad de un objeto intramundano. Conclusión. Ya señaladas las nociones comunes y estructurantes entre la temporalidad interna y externa y la concepción logicista e historicista respectivamente podemos concluir que aquella concepción que Kuhn prevé de la ciencia corresponde a una concepción externa del progreso científico, así como aquella concepción Popperiana corresponde una una concepción interna del mismo, análisis que me permite aseverar que aquellas concepciones de ciencia no se contraponen necesariamente como ha sabido demostrar el filósofo de la ciencia Ulises Moulines quien en su paper 5 manifiesta cuan necesaria es la concepción lingüística de la ciencia pero aún así no suficiente para explicar los procesos a través de los cuales una teoría logra consolidarse, o bien no. Así, finalmente se esboza en ese mismo artículo la posibilidad de seguir imaginando e ideando nuevas nociones de ciencia que incluyan tanto posturas kuhnianas como popperianas de la ciencia, como avances incurridos por diferentes autores que podrían explicar nuevos procedimientos en las ciencias empíricas. Lo importante es poder visualizar adecuadamente como el ‘sujeto científico’ se compone de infinidades de problemáticas que van surgiendo en la medida que intentamos, justamente, explicarlas, esto, debido a que aquellas inconmesurabilidades que nos atrapan, no pueden nunca desentenderse de una respuesta ontologizante. Pero, ¿Cuál ontología? Sugiero que aquella necesaria a las problemáticas más atingentes posibles.
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“Hacia un nuevo concepto de teoría empírica” Munich, 1973.
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