Felicidad

July 6, 2017 | Autor: Alicia Kubli | Categoría: Socrates, Felicidad, Eudaimonia
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Descripción

DIEGO GONZÁLEZ BONILLA
JIMENA CASILLAS C
CAFÉ&co.
¿Qué es la felicidad?
Muchos hablan de la felicidad y nos afirman que ésta se encuentra en nosotros, que es un estado mental, es el fin de nuestra vida, pero parece que cada vez que mencionamos la palabra "felicidad" a mí me figura como si fuera un elefante rosa que es imposible perderlo; y sin embargo, cada vez que lo mencionas se esconde. A pesar de esto, los grandes pensadores de la historia tienen algo que decir de la felicidad. Analizaremos al primero de todos: Sócrates.
Para Sócrates "la felicidad consiste en la ciencia del bien y en vivir conforme a la razón y en la práctica de los valores". Por lo que la razón y los valores van de la mano, siendo así que todos los valores se pueden reducir en sabiduría; sin embargo, tiene que ser puesta en práctica para que se forme un hábito. Aquél que sabe mucho acerca de muchas cosas, no siempre es el que mejor se comporta.
Para los griegos, el físico y la razón eran dos cosas que uno debía dedicar su vida para tener una vida feliz. Es así que con esta misma idea Sócrates establece que el deber del hombre, es investigar el bien (que me perfecciones como persona, me haga ser mejor), y conformar su conducta con este bien moral una vez conocido (si sé que desvelarme no me hace bien, entonces no me desvelo), por medio del conocimiento de sí mismo (si sé que debo dormir 8 horas para estar descansado, lo hago), y el esfuerzo constante para dominar sus pasiones y malas inclinaciones (por más que el programa sea muy bueno, no puedo quedarme a verlo porque así no dormiré las 8 horas que necesito), sujetándolas a la razón (es mejor dormir para funcionar bien al día siguiente), son los medios para conseguir este resultado (tener un horario fijo que me permita dormir las 8 horas que necesito), o sea para adquirir la perfección moral (autocontrol), en la cual consiste la verdadera felicidad del hombre en la tierra.
Como ya lo mencionamos, los valores son la clave para tener una vida feliz. Existen dos clases de valores: adquiridos por costumbre y los racionales. Ambos expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme al valor".
Las primeras son adquiridas a través de la costumbre o el hábito, y consisten fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma y regular las relaciones entre los hombres. Los valores más importantes son:
Prudencia: es saber decir y actuar las cosas en su momento y en su lugar conforme a la razón.
Justicia: es obrar siempre de igual manera siendo coherentes, dándole a cada quien lo que merece.
Templanza: nos ayuda a regular la atracción a los placeres mundanos; mediante la piedad y la contemplación podremos llegar a la felicidad eterna.
El bien es obrar según la razón; la razón es igual al valor; y el valor es igual a la felicidad. Siendo así, podemos decir que con todo respeto, es una tontería decir que la felicidad se encuentra en los placeres terrenales, ya que cuando dejemos de existir lo único que nos llevaremos es lo espiritual.
Lo material es meramente un medio para poder desarrollar las actividades diarias, mas no es el fin de la felicidad. El hombre necesita vivir en armonía y en perfecto balance entre los placeres y la razón, ya que si el placer está afectando a la razón, afecta de igual manera a los valores y si afecta a los valores, afectan al ser humano. Cuando dejemos de existir, de que nos servirá haber acumulado tantas riquezas o bienes materiales, si en la siguiente vida lo que importa es la purificación del espíritu.
Mientras más conozcamos el por qué de nuestra existencia, será más fácil encontrar la felicidad eterna, que viene con el conocimiento de los valores y las virtudes de los seres humanos, ya que son la mayor fuente de bienestar y felicidad. Un justo puede tener la conciencia tranquila, ya que no cometió ninguna injusticia de la cual pueda ser juzgado.
El fin del ser humano es la felicidad eterna y esta sólo se encuentra en el fin último, es por eso que nuestro actuar diario definirá si podemos llegar a contemplar la felicidad eterna, mediante el uso de la recta razón y de nuestros actos. Una de las herramientas más útiles es la formación del carácter a temprana edad y vivir una vida coherente, equilibrada en los valores y pensando en el fin último.
Los placeres mundanos son sólo una prueba, para saber si podremos llegar a contemplar la felicidad eterna. Para ello, es necesario la formación del carácter de la persona, y dominar el impulso de dejarnos llevar por lo fácil y lo mundano.

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