FAMILIA Y MIGRACIÓN: UN ÁMBITO POSIBLE DE SENTIDO

May 19, 2017 | Autor: Luis González | Categoría: Migration, Family, Logotherapy
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Descripción

FAMILIA Y MIGRACIÓN: UN ÁMBITO POSIBLE DE SENTIDO

El fenómeno de la migración interna abarca todo nuestro país,
manifestándose de diferentes maneras según la zona de que se trate. En la
Patagonia –donde resido desde hace más de seis años, y nótese con esta
observación que el presente trabajo está planteado desde la perspectiva de
una persona migrante- este fenómeno posee ciertas características
particulares, tratándose en la mayoría de los casos de migraciones desde
otros puntos del país, por medio de las cuales quien ó quienes se trasladan
lo hacen con la intención de procurarse mejores perspectivas laborales. En
el caso de la provincia del Chubut casi la mitad de la población de sus
ciudades más importantes proviene de otras regiones, por lo tanto el
estudio de este tema no pude soslayarse dadas las consecuencias que el
mismo acarrea, tanto a nivel personal y familiar como así también en otras
manifestaciones institucionales y comunitarias (las cuales pueden
observarse tanto en la consulta psicológica particular como en los
servicios de Salud Mental hospitalarios); sin embargo, salvo excepciones,
no hay una discusión ni mucho menos estudios sistemáticos sobre la materia,
siendo generalmente negada y restándosele importancia.
Sobre las consecuencias psíquicas de la migración y el desarraigo hay
en general desarrollos teóricos muy interesantes dentro del campo
psicológico. En todos ellos se hace hincapié en los aspectos psicodinámicos
que acompañan al proceso migratorio, dejando apenas entrever las
posibilidades en relación al rescate de elementos positivos de esa
situación. Precisamente este enfoque, aún no del todo desarrollado, podría
corresponderle a la Logoterapia por su propia orientación antropológica.
Dentro de esta mirada logoterapéutica de la problemática de la
migración me interesa sobre todo, en concordancia con el tema central del
presente Congreso, rescatar a la familia como un ámbito posible de dar
sentido a la experiencia migratoria.
Toda migración, aún cuando se trate de una experiencia racional y
conciente, supone una situación de crisis. Esta crisis se origina en este
caso por la ruptura producida en el individuo que emigra en relación a su
vida en general: el abandono de su lugar habitual de residencia (con sus
relaciones sociales, muchas veces su familia de origen, su ámbito laboral)
y su inserción en el nuevo medio implican todo un trabajo psicológico de
elaboración que pude derivar en una integración sana y positiva (en
términos logoterapéuticos se podría decir: que la nueva situación otorgue
sentido) ó en una falta de integración que lleve a un desarraigo patológico
con manifestaciones diversas a nivel personal, familiar ó comunitario, como
se señaló anteriormente.
Ahora bien, en la mayoría de los casos no emigra una persona sola
sino que lo hace un grupo familiar, con su historia particular y a su vez
con su propio proyecto, dentro del cual acabe incluir a ese movimiento
migratorio. Así, las condiciones previas de esa familia serán de una
importancia vital para enfrentar las vicisitudes que implique ese cambio;
pero precisamente este cambio planteará situaciones que será preciso
confrontar con los procesos anteriores para realizar las modificaciones que
puedan corresponder.
Desde la Logoterapia podemos caracterizar a la familia como el ámbito
privilegiado para el descubrimiento del sentido del amor –al decir de
Frankl: "la oportunidad permanente para saber qué significa el propio
sentido de la vida con respecto a la vida de los otros". Si ésto es así
¿cómo se explica que se observen con frecuencia casos de familias
aparentemente consolidadas que se desintegran luego de producirse una
migración? Varios factores influyen en este proceso, entre los cuales cabe
incluir a esas condiciones previas que se mencionaron antes, como así
también a las circunstancias atinentes a la misma situación de migrar, en
especial lo relacionado con las nuevas experiencias que deban enfrentar
todos y cada uno de los miembros de ese núcleo familiar.
¿Cuáles serán esas condiciones previas que podrán favorecer el cambio
y ayudar a una elaboración positiva del mismo? En general si existe un
vínculo sólido en la pareja y un grado aceptable de estabilidad en las
relaciones familiares puede decirse que la crisis será sobrellevada con las
menores dificultades posibles. Como se ve ambas condiciones, si bien
difíciles de lograr no son por ello imposibles, sobre todo si en la
construcción de ese grupo familiar sus cimientos están firmemente asentados
en los valores, cuestión que todo abordaje logoterapéutico de la familia
plantea.
¿Y cuáles serán esas circunstancias con que debe enfrentarse una
familia que migra? Sin duda que muchas y de diversa índole: la elaboración
que cada miembro de la pareja haga del cambio (condicionada por la propia
historia personal de cada uno, y que en oportunidades puede darse a ritmo
diferente), las distintas reacciones de los hijos que variarán según su
edad, la inserción concreta en el nuevo medio a través de distintas
actividades entre las cuales adquiere una gran importancia el trabajo como
estructurador de lo cotidiano. Todas y cada una de ellas, si son
vivenciadas en forma sana, abren una posibilidad de crecimiento que
posibilitará encontrar un sentido a esa nueva experiencia. Pero con
respecto a la dinámica familiar en sí, quisiera detenerme particularmente
en dos situaciones que, partiendo de un origen común, puedes dar lugar a un
enriquecimiento personal y familiar ó bien llevar a profundizar la crisis
dando lugar a variadas consecuencias, entre las cuales se cuenta la
desintegración que cité hace un momento.
El grupo familiar que emigra es generalmente lo que se denomina una
familia nuclear (padre, madre y determinado número de hijos). Esto implica
que, por lo menos en una primera etapa del proceso, la pareja pueda
permanecer mucho más tiempo sola, y a su vez disponer de más tiempo para
compartir con los hijos. Ambas circunstancias, si bien un primer análisis
indicaría que son elementos positivos, pueden transformarse en factores
negativos para la evolución de la dinámica familiar. Veamos qué puede
suceder en cada caso.
Los miembros de la pareja tienen más posibilidades de estar solos, y
ésto puede dar lugar a dos clases de reacción: ó bien un aprovechamiento de
tal situación, profundizando su unión, revisando proyectos comunes y
adaptándolos a la nueva realidad, en síntesis creciendo como pareja y
otorgándole un sentido a ese crecimiento que sirva para autoafianzarse; ó
bien un desencuentro que hace que se privilegien los proyectos individuales
por sobre los proyectos comunes –cuando en realidad muchas veces
pueden ser compatibles-, lo que puede llevar a sucesivos enfrentamientos
que a su vez pueden desembocar en la disolución de esa pareja.
Con respecto a los hijos, también es mayor el tiempo disponible para
compartir con ellos, y ésto puede, por un lado, otorgar la posibilidad de
una evolución en el ejercicio responsable de los roles paterno y materno, a
través de la consolidación de los lazos afectivos, en los que la crianza y
educación de los hijos otorgue sentido a la vida familiar. O puede suceder,
por el contrario, que al enfrentarse con esa situación los padres caigan en
la cuenta de que no conocen profundamente a sus hijos y por lo tanto no
saben qué hacer con ellos, transformándose esa relación en algo tedioso y
retroalimentando el círculo conflictivo en el seno de la pareja matrimonial-
parental.
Como se desprende de lo antedicho, la familia puede constituir, en un
proa eso migratorio, un ámbito posible de sentido, dentro de los variados
aspectos que pueden hacer que la integración a un nuevo lugar se produzca
en forma sana y creativa. A través de mi experiencia como terapeuta
familiar con una orientación esencialmente logoterapéutica, considero que
ésto puede lograrse con una oportuna orientación a la familia en la etapa
pre-migratoria ó bien en los primeros momentos de la inserción en el nuevo
sitio de residencia; en casos particulares de situaciones de crisis de
mayor consideración será a través de la detección precoz y la
correspondiente intervención terapéutica. En un plano más general, la
resolución positiva de una crisis como puede ser la migración podrá ver
atenuados sus efectos negativos si tendemos a la consolidación de la
familia desde su mismo origen, ya que a pesar de las modificaciones que la
misma ha sufrido a través del tiempo sigue siendo la célula básica de
nuestra sociedad. Por lo tanto toda acción tendiente al fortalecimiento de
la familia, con base en valores trascendentes, harán de la misma el espacio
propicio para el ejercicio de la libertad y la responsabilidad, otorgando
así la posibilidad de poder hallar en ella el sentido de la vida en
relación con otros, y brindando una mayor contención para probables
situaciones de crisis como las que se plantea en el presente trabajo.-
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