\"Fahrenheit 451\": Un viaje de ida y vuelta al infierno

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Descripción

Rosado " 1



Universidad de Puerto Rico
Recinto de Río Piedras
Facultad de Humanidades




Fahrenheit 451:
Un viaje de ida y vuelta al infierno










William Rosado Ocasio
Este trabajo fue realizado para el curso graduado LITE 6475 (Viajes al Infierno) de el Dr. Juan Otero Garabis en el año 2014 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Introducción

"None of those books agree with each other.
You've been locked up here for years with a regular
damned Tower of Babel. Snap out of it!"
-Ray Bradbury
Fahrenheit 451

El tema más tratado de Ray Bradbury en sus novelas y cuentos lo son los escenarios futurísticos en donde todo acaba mal, ya sea preso, en un manicomio o muerto. No hay escapatoria de sus situaciones ni de sus futuros, al parecer, pero no se puede negar el intento por parte del lector y algunos protagonistas en lograrlo. Fahrenheit 451 es la única novela de Bradbury que tiene continuidad, con esto me refiero a que a diferencia de otros textos como The Martian Chronicles, no se basa en historias individuales, sino que el protagonista es recurrente en toda la extensión de la historia. Guy Montage es un hombre casado, con una vida monótona en un ambiente de una tensa calma, su profesión es la de bombero, pero no el bombero como lo conocemos, en vez de apagar fue los produce, quemando los objetos más emblemáticos de la humanidad y de la que proviene todo conocimiento almacenado del pasado: los libros. Esta novela es sobre un futuro sin libros, consumidos por el fuego de la ignorancia y del control totalitario de un gobierno, un posible infierno al que nos adentramos los amantes de los libros y nos encontramos el horror de que dichos objetos han sido prohibidos, y la mayoría de los habitantes del país lo acepta como normal mientras conviven con sus tecnología sofisticadas y sus programas televisivos (similar a otro de sus trabajos, el cuento "The Pedestrian", donde la población no abandona sus viviendas en la noche para permanecer frente al televisor), olvidando palabras y facilitando la vida de las personas, como menciona Paul C. Adams en su artículo Television as the Gathering Place:
In the U.S., the average person spends 40 percent of his/her free time attending to television at some level (Robinson and Converse 1972). The average American family's television set is turned on for about six hours per day. Ninety-eight percent of all households have television sets and 76 percent of the total population watches television on a given night during prime time (U.S. Bureau of the Census 1990). At the current rate of growth, there will be an average of two televisions per U.S. household in 1995. (Adams 118).
Si consideramos la cantidad de televisores hoy día por cada hogar (asumiendo que cada familia promedio tiene uno por persona) las estadísticas deben doblarse o triplicarse a las de hace más de una década, por lo que si lo llevamos al número de personas interesadas en la lectura, hay una reducción en los porcentajes. No hay duda de que parte de lo que menciona Bradbury se ha cumplido, utilizando el futuro como escenario mezcla los eventos de las quemas de libros por los natzis y la Guerra Fría para darnos un viaje muy particular por un mundo habitado y a la vez desolado de toda cultura, donde los recipientes del saber han cambiado y su contenido para nada emula al otro.
Como menciona la cita al comienzo de esta introducción, hay una Torre de Babel dentro de los libros de la mujer que no quiere abandonarlos al fuego, al igual que el infierno puede estar sobre nosotros mientras nuestra monotonía y costumbre diaria nos hacen verlo como normal. No hay duda que la criminalización de los libros que veremos, la travesía de Guy Montag y nuestro propio viaje son alegorías de un infierno desenfrenado y que a diferencia de otras obras de viajes infernales (Heart of Darkness, La Odisea, Sheltering Sky, entre otras), esta nos conduce en sentido contraria desde su comienzo, en otras palabras a la salida.

Fahrenheit 451: Un viaje de ida y vuelta al Infierno

"We burned a thousand books. We burned a woman."
"Well?"
The Parlor was exploding with sound.
"We burned copies of Dante, and Swift and Marcus Aurelius."
'Wasn't he a European?"
"Something like that."
"Wasn't he a radical?"
"I never read him."
-Ray Bradbury
Fahrenheit 451

El infierno, las Guerras y las distopías

Existen varias maneras de comenzar a hablar de los problemas que se presentan a través de la novela Fahrenheit 451, sobre todo cuando pensamos en el asunto de los libros ocultos como un crimen, pero como este es un viaje de salida del infierno para Guy Montag, y una entrada para el lector es mejor comenzar hablando sobre una posible definición del infierno, considerando que casi todas las culturas conocidas han tenido (o aún tienen) en sus religiones o mitos una versión de este inframundo luego de la muerte, donde ocurre usualmente un castigo o se hace justicia como explica Alan Bernstein en su artículo Thinking about Hell:
What Hell promises is an accounting: Yes, there is evil abroad, much of it never punished in this life; but in the end there will be justice. Beyond that, Hell holds out the hope that, if the foregoing is true, or if enough people believe it to be true, then perhaps human behavior will be modified accordingly.
Such hopes, illusory though they may be, have guaranteed Hell a long run - for all we know, an eternal one. Today, however, with Hell, so to speak, on the back burner, it is easy to forget that the functions Hell once attended to still need to be performed. Indeed, upon reflection, it may be that modern man has not so much discarded Hell as reinvented it. History shows that conceptions of Hell have always reflected, imperfectly, the societies in which they existed. Perhaps, in the 20th century, instead of looking into the supernatural, we have come to look instead at ourselves. (Bernstain 78,79).
El infierno personal, cuando lo transformamos en nuestros infiernos colectivos nos encontramos con distintas variantes en un mismo mapa, un castigo tras otro en miles de posibles salas donde damos tortura a todos los miedos encasillado. Es de la memoria, los recuerdos los que no nos permiten olvidar lo transgredido y dependiendo de la situación que se nos cruce en el camino nos vemos intentado olvidar.
Fahrenheit 451 nos fuerza a recordar y reafirmar que no toda experiencia infernal es sobrenatural (como mencionaba Beirnstein) y vemos la experiencia en algo que pueda contradecir nuestros estándares éticos y nuestra estética académica. El país de Fahrenheit 451 (un Estados Unidos futurístico) no es otra cosa que el reflejo de un infierno real que ocurrió durante las décadas del 1940 y 1950 (específicamente para el contexto de la novela), la Segunda Guerra Mundial y el involucramiento de Estados Unidos con los ataques nucleares a Hiroshima y Nagazaki en Japón, y unos años más tardes las fuertes tenciones entre Estados Unidos y Rusia que serían conocidas como la Guerra Fría. Al respecto dice Kevin Huskinson en su ensayo Ray Bradbury's Cold War Novels en el libro de Harold Bloom titulado Ray Bradbury:
[…] Bradbury deals with subjects and issues that were shaped by the political climate of the United States in the decade immediately following World War II. A number of significant events during these years transformed the character of America from a supremely confident, Nazi demolishing world leader to a country with deep insecurities, one suddenly suspicious and vigilant of Communist activity within its citizenry. First, Joseph Stalin's immediate and unchecked occupation of Eastern European countries at the close of World War II left many Americans wondering if the United States and the Roosevelt administration hadn't foolishly misjudged Soviet intentions at the Yalta Conference in 1945. Second, the Soviet Union's subsequent acquisition of atomic weapons technology by 1949 would reinforce this position; it would also end the U.S. monopoly on thermonuclear weapons and raise questions about Communist agents in high level government positions. Third, Senator Joseph McCarthy's public accusations of Communist activity in the State Department in 1950 (together with the inflammatory tactics of J. Edgar Hoover, the FBI, and a host of other right-wing government agencies) planted seeds of paranoia and subversion in the American culture that would blossom into fear and irrationality throughout the 1950s. (en Bloom 126)
El comunismo y sus implicaciones son la causa del recelo y la incesante "cacería de brujas" de esos años, donde todo aquel que no daba su apoyo al estado era considerado un enemigo de este, y como enemigo del estado no había forma de predecir algunos de los espeluznantes sucesos que surgieron tanto en Estados Unidos como en sus territorios no incorporados. Todo se convierte en un acto censurable, lo que da inicio a esas infames leyes de mordaza y al carpeteo incesantes durante varias décadas de figuras consideras peligrosas y enemigos públicos. Se liberan a los sabuesos metafóricos del estado para darles caza y muerte a estos individuos. La novela nos refiere a varios eventos similares a la oración anterior, el estados por medio de los bomberos tiene unos sabuesos (o mastines) que se encargan de darle caza a los criminales y que desde su presentación en la novela Guy Montag siente aversión hacia esos sabuesos robóticos listos para darle caza a los criminales. Llegamos a un punto en el que Guy cuestiona que pensaran esas máquinas en la noche en la oscuridad y el capitán Beatty le contesta: "It doesn't think anything we don't want it to think" (Bradbury 25). No hay duda luego de la afirmación del capitán Beatty que nos encontramos ante una distopía con aires de totalitarismo como lo expresa David Seed en The Flight from the Good Life: "Fahrenheit 451" in the Context of Postwar American Dystopias:
Not only is the protagonist Montag initially a robot too, he is also a member of the state apparatus which enforces such prescriptions by destroying the books which might counteract the solicitations of the media. The regime of the novel masks its totalitarianism with a facade of material prosperity. Montag's superior Beatty explains it's coming-into-being as a benign process of inevitable development, everything being justified on the utilitarian grounds of the majority's happiness: "technology, mass exploitation, and minority pressure carried the trick, thank God." A levelling-down is presented as a triumph of technological know-how and of system; above all it was a spontaneous transformation of society not a dictatorial imposition ("it didn't come from the Government down"). (Seed 227, 228).
Hay gran poder en todo tipo de gobierno, ponemos la potencia de muchos en manos de poco y es en este momento en el que surgen las reglas del juego, es decir, las leyes que nos regirán y determinaran la importancia de nuestra libertad, al igual que Montag se rige en sus comienzos (y es parte de ese orden de las leyes siendo un empleado del gobierno) por la costumbre y la cotidianeidad, siguiendo el orden establecido y aplicando el castigo requerido y preparado por el "estado benefactor" que ve por el bien común de todos sus habitantes. Dice Michel Foucault en Vigilar y Castigar:
[…] la justicia no toma sobre sí públicamente la parte de violencia vinculada a su ejercicio. Si mata, ella también, o si hiere, no es ya la glorificación de su fuerza, es un elemento de sí misma al que no tiene más remedio que tolerar, pero del que le es difícil valerse. Las notaciones de la infamia se redistribuyen: en el castigo-espectáculo, un horror confuso brotaba del cadalso, horror que envolvía a la vez al verdugo y al condenado, y que si bien estaba siempre dispuesto a convertir en compasión o en admiración la vergüenza infligida al supliciado, convertía regularmente en infamia la violencia legal del verdugo. (Foucault 18).
Hay poder en el estado, pero también hay poder en las palabras, y Bradbury por medio de Guy Montag nos demuestra que también el silencio tiene gran fuerza, viendo la posición de Beatty al momento de la confrontación con Montag (ya se ha descubierto abiertamente que Montag ha leído libros tomados de los incendios) hay confusión para los espectadores (nosotros como lectores y los otros personajes presenciando el suceso), por un lado vemos la acción casi suicida de Beatty como un hastío general de ser el verdugo una y otra vez, sin embargo no se deshace del discurso del estado y parece haber convicción y provocación en sus palabras y expresiones:
Beatty grinned his most charming grin. "Well, that's one way to get an audience. Hold a gun on a man and force him to listen to your speech. Speech away. What'll it be this time? Why don't you belch Shakespeare at me, you fumbling snob? 'There is no terror Cassius, in your threats, for I am arm'd so strong in honesty that they pass by me as an idle wind, which I respect not!' How's that? Go ahead now, you second-hand literateur, pull the trigger." He took one step toward Montag. (Bradbury 113).
Hay algo en Beatty intrigante en varios sentidos, y es que desde la cita de la introducción hasta la anterior se entiende que Beatty ha leído libros, y conoce el contenido de muchos de ellos, desde la Biblia hasta Shakespeare. Beatty es una especie de álter ego de Montag, ambos representan a personajes letrados –de alguna manera- pero no comparte el mismo fin, mientras que Beatty ve (y utiliza) la literatura como cinismo para hablar con otros, Montag la utiliza para un crecimiento propio y cuestionar al sistema y a sí mismo su ceguera aprendida e impuesta. La literatura como la Torre de Babel causa confusión y cuestionamientos sobre moral y ética que muy posiblemente sea el punto central de la quema de libros. Puesto que un estado totalitario busca ser incuestionable y absoluto, el libro es el objeto de educación de las masas y el que lleva a pensamientos profundos y filosóficos que conducen a debates, y estos debates usualmente tienden a cuestionar las acciones de los altos poderes y las jerarquías, por lo que resulta sencillo criminalizar objetos que a simple vista parecen inofensivos. Dice Foucault sobre el objeto "crimen": "[…] la división entre lo permitido y lo prohibido ha conservado, de un siglo a otro, cierta constancia. En cambio, el objeto "crimen", aquello sobre lo que se ejerce la práctica penal, ha sido profundamente modificado: la calidad, el carácter, la sustancia en cierto modo de que está hecha la infracción, más que su definición formal." (Foucault 25). Se manipula el lenguaje y su significado, se redefine el crimen y nos quedamos atónitos de lo flexible y fácil de manipular aquello que parece estar cimentado en la justicia y la igualdad. No hay duda de que el estado influencia la ley, pero el pueblo no toma las medidas necesarias para auto protegerse de su propia bestia, permitiendo que este la manipule, o en palabras de Foucault: "El hombre que nos da la muerte no es libre de no dárnosla. La culpable es la sociedad, o para estar más en lo cierto es la mala organización social." (Foucault 294-295).

Viaje de salida del Infierno

"If they give you ruled paper, write the other way."
-Juan Ramón Jiménez

Es difícil –sino imposible- ver un viaje de entra al infierno en Fahranheit 451, no comienza con la caída social sino luego de la caída, Guy Montag ya era preso de este paisaje lleno de fuego y vigilancia. Somos nosotros los lectores los que nos adentramos al infierno y acompañamos a Montag en su salida del infierno. Primeramente nos encontramos con un hombre poco interesante que conoce a una nueva vecina, una joven llamada Clarisse McClellan que destaca inmediatamente desde que se nos presenta, pues el ambiente gris que se nos presenta se ilumina de curiosidad y carisma por su entusiasmo. Luego de este encuentro Montag no pierde el interés del todo por la curiosidad plantada por Clarisse, y esta resurge cuando se encuentra con la desaparición de la joven junto a su familia, dejando claro que hay una intervención del estado en las que la sociedad influenciada reporta a las autoridades aquello que se ha redefinido como crimen. Como menciona Peter Sisario en su artículo A Study of the Allusions in Bradbury's Fahrenheit 451:
"We cannot tell the precise moment when friendship is formed. As in filling a vessel drop by drop, there is at last a drop which makes it run over; so in a series of kindnesses there is at last one which makes the heart run over (p. 63)."
Guy makes the point that this quote brings to his mind the girl next door, Clarisse McClellan, who was labelled a "time bomb" by Beatty because she was a sensitive, observant person who questioned society, and was consequently eliminated by the government. (Sisario 203).
Otro aspecto con el que nos encontramos es con lo que en un comienzo parece la imposibilidad de morir cuando al llega a su habitación se encuentra que su esposa Mildred había consumido todo un frasco de pastillas para dormir y llama al servicio de emergencias, en presencia del personal y la máquina surge algo curioso, y es la descripción que recibimos de la máquina la que resulta curiosa y bastante alegórica: "Theay had two machines, really. One of them slide down into the stomach like a black cobra down an echoing well looking for all the old water and the old time gathering there. It drank the green matter that flowed to the top in a slow boil. Did it drink the darkness?" (Bradbury 12). Parece una especie de alusión bíblica sobre el mal (representado por la serpiente) en la que la condena es la extracción del veneno (la tentación, y posible castigo, como los terribles castigos sufridos en el Tártaro de la mitología griega) y su castigo es continuar soportando el suplicio de la monotonía. La segunda alegoría los son los sabuesos mecánicos que utilizan las autoridades, preparados especialmente para no permitir que nadie escape inyectándoles una substancia paralizante, como una especie de can Cerbero que evite el escapar de la condena. Y por último en esta línea alegórica se encuentran la salamandra y el fénix, el primero es el símbolo de los bomberos de la novela, una criatura que según el Bestiario Medieval editado y traducido por Ignacio Malxecheverría se describe como una criatura "[…] de naturaleza tan asombrosa, según la describen, que la fuerza de las llamas es incapaz de dañarla; al contrario, vive en el fuego como los peces pueden vivir en el agua." (Malaxecheverría 179). El fénix también se relaciona con el fuego, pero a diferencia de la salamandra el ave fénix es cíclica, al morir renace de sus cenizas, como renacerá fuera del infierno el grupo de personas (que se conocen así mismo por nombre y el libro que memorizaron) que ocultos se salvaron de la catástrofe que destruyó la ciudad de la que había venido Montag.
Otro posible viaje infernal puede apreciarse en la inocencia e ingenuidad de Montag al momento de apropiarse de un libro (aparentemente la primera parte de Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift) y el estado psicológico que le sigue; entre una especie de culpa y de fascinación por el acto prohibido de poseer y leer un libro. Hay angustia en Montag cuando comienza a revelar sus conocimientos adquiridos de los libros, y tensión al hacerlo frente al grupo de amigas de su esposa Mildred. Sigmund Freud en Más allá del principio del placer nos dice:
Los sueños de angustia no son tal excepción, como ya he demostrado repetidamente y con todo detenimiento, ni tampoco los de «castigo», pues lo que hacen estos últimos es sustituir a la realización de deseos, prohibida, el castigo correspondiente, siendo, por tanto, la realización del deseo de la consciencia de la culpa, que reacciona contra el instinto rechazado. Mas los sueños antes mencionados de los enfermos de neurosis traumática no pueden incluirse en el punto de vista de la realización de deseos, y mucho menos los que aparecen en el psicoanálisis, que nos vuelven a traer el recuerdo de los traumas psíquicos de la niñez. Obedecen más bien a la obsesión de repetición, que en el análisis es apoyada por el deseo –no inconsciente- de hacer surgir lo olvidado y reprimido. (Placer 20)
Vemos en un principio a un sujeto normal con un trabajo que dentro de las circunstancias de su ambiente es normal y necesario, pero a medida que avanza la trama y se complica vemos varios estados de perturbación cuando comienza su reflexión sobre lo correcto e incorrecto de quemar los libros junto a sus dueños, como en la siguiente escena: "You've never been sick before." She went away again. "Well, I'm sick now. I'm not going to work tonight. Call Beatty for me." (Bradbury 144). Esta conversación continúa hasta hasta su climax cuando Montag le cuenta a Mildred lo sucedido (esto es la cita que aparece al comienzo del cuerpo de este trabajo). Hay un colapso mental del protagonista, y su recuperación comienza cuando comienza a aceptar su naturaleza inquisitiva de cuestionar lo que el estado no permite ser cuestionado.
Otras escenas de este viaje infernal que resaltan muy bien el crecimiento y apreciación de Montag es cuando todo se sabe, Montag incendia a Beatty (antes de que le fuera a disparar) y escapa por la ciudad, a solo momento de este evento Montag escucha por un dispositivo (que las personas utilizan en la novela llamados "Seashells") que se le busca por asesinato y crímenes contra el estado (Bradbury 117), aquí comienza la cacería, un encuentro entre el hombre y la tecnología, pues es seguido por los sabuesos mecánicos y por helicópteros que se guíen el paso, la tecnología se vuelve aliada del estado y enemiga del hombre común. Sobre la tecnología Freud dice en El Malestar en la Cultura:
Las máquinas le suministran gigantescas fuerzas, que puede dirigir, como sus músculos, en cualquier dirección; gracias al navío y al avión, ni el agua ni el aire consiguen limitar sus movimientos. Con la lente corrige los defectos de su cristalino y con el telescopio contempla las más remotas lejanías; merced al microscopio supera los límites de lo visible impuestos por la estructura de su retina. Con la cámara fotográfica ha creado un instrumento que fija las impresiones ópticas fugaces, servicio que el fonógrafo le rinde con las no menos fugaces impresiones auditivas, constituyendo ambos instrumentos materializaciones de su innata facultad de recordar; es decir, de su memoria. Con ayuda del teléfono oye a distancia que aun el cuento de hadas respetaría como inalcanzables. (Malestar 16)
No hay muchos que abundas, más allá de que la sociedades en su intento por crear paraísos culminan con pequeños cuadros infernales, y como Montag, debemos muchas veces escapar río arriba (y como Marlow en Heart of Darkness, y todos aquellos héroes y personajes que han cruzado mares e islas) para salir del problema, y de las cenizas de las viejas sociedades (luego de la declaración de guerra casi al final de la novela, cae la bomba que destruye la ciudad), reconstruir si es posible una sociedad letrada que no tema a cuestionar e imaginar.


Conclusión

"There was a silly damn bird called the Phoenix
Back before Christ, every few hundred years he
Build a pyre and burned himself up. He must been
First cousin to Man."
-Ray Bradbury
Fahreinheit 451

Decir que toda experiencia tiene algo de infernal es estirar demasiado la definición de un inferno, pero de seguro sea fuego, hielo u oscuridad, la metáfora siempre será una poderosa y muy usada por la calidad moral o ética que puede penetrar en nosotros. Hablamos siempre del fuego, aquel que purifica y destruye, ya sea en nombre del Dios cristiano o de otros dioses que buscan sacrificios a su nombre, o incluso otros hombres o entidades, la lista puede ser interminable. Condenamos en ira al infierno, y mandamos al diablo, convertimos un día caluroso en un infierno, nombramos seres que los habitan y escribimos infinidad de cosas sobre aquel reino de pena y castiga. No puedo negar que es tentador el vislumbrar el inferno desde un punto mitológico, pero la realidad es que la mayoría de las referencias recientes se refieren al cristiano, un lugar de tormento que ha sido debatido anteriormente sobre la eternidad del tormento o una especie de purgatorio donde sufres hasta expiar tus culpas como se menciona en Thinking about Hell:
Was Hell permanent? Early Christians reached no consensus. Origen of Alexandria (185-254), using an approach derived from neo-Platonic philosophy, argued that souls could not undergo suffering without becoming purified. Ultimately, he contended, they would be fully deserving of eternal life. Then all souls would be restored to their original company with God, and, as Jesus prayed: "As Thou, Father, art in Me, and I in Thee, they also may be in Us." Origen was vigorously attacked by St. Jerome (347P-420), who sarcastically asked whether someday Satan would be seated next to the Virgin Mary. (Bernstein 84)
Somos constantemente como Prometeo, en busca del fuego del conocimiento que buscaba Guy Montag, y muy posiblemente Ray Bradbury, un fuego que iluminara esa oscuridad infernal que era la ignorancia, y como las dos citas del cuerpo de este trabajo, ser radicales y cuestionarlo todo y no seguir las líneas que otros nos impongan.













Bibliografía

Adams, Paul C. Television as Gathering Place. Annals of the Association of American
Geographers, Vol. 82, No. 1 (Mar., 1992), p.117-135 Taylor & Francis, Ltd. PDF.
28 de noviembre de 2011.

Beirnstein, Alan. Thinking about Hell. The Wilson Quarterly (1976-), Vol. 10, No. 3
(Summer, 1986), pp. 78-89. PDF. 13 de mayo de 2014.

Bloom, Harold. Ray Bradbury. New York: Chealsea House, 2011. PDF. 10 de diciembre
de 2011.

Bradbury, Ray. Fahrenheit 451. New York: Simon and Schuster Paperbacks, 2012. Libro.

Foucault, Michael. Vigilar y Castigar. Argentina: Siglo XXI Editores, 1976.1era
reimpresión argentina, 2002. PDF. 10 de diciembre de 2011.

Freud, Sigmund. El Malestar en la Cultura. Librodot.com, 2002. PDF. 11 de diciembre de
2011.

Freud, Sigmund. Más Allá del Principio del Placer. derridacastellano.com.ar, 2006. PDF.
11 de diciembre de 2011.

Seed, David. The Flight from the Good Life: "Fahrenheit 451" in the Context of Postwar
American Dystopias. Journal of American Studies, Vol. 28, No. 2 (Aug., 1994), pp. 225-
240. Cambridge University Press. PDF. 13 de mayo de 2014.

Sisario, Peter. A Study of the Allusions in Bradbury's "Fahrenheit 451". The English Journal,
Vol. 59, No. 2 (Feb., 1970), pp. 201-205+212. National Council of Teachers of English.
PDF. 13 de mayo de 2014.



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