EXVOTOS. EL MILAGRO DE LO COTIDIANO

EXVOTOS. EL MILAGRO DE LO COTIDIANO

Publicado en Osinvito, núm. 9., 3 págs. Turismo de la Provincia de Sevilla, 2006

Salvador Rodríguez Becerra

Las religiones son la expresión de las diversas formas de relación que las sociedades establecen con los seres sobrenaturales, bien directamente o con la intermediación de especialistas e instituciones religiosas. En esta relación dominan ciertos criterios culturales muy hondos que nacen de la experiencia vital y de las vicisitudes históricas de cada pueblo, así como del estadio evolutivo de cada sociedad y de las influencias externas de otras sociedades. Los hombres, entienden que con los seres sobrenaturales, en nuestro país Cristo, la Virgen y los santos, se puede establecer un intercambio de contraprestaciones mutuas, un sistema de reciprocidad, no tanto en términos económicos como de contraprestaciones de favores y sin necesidad de intermediarios. Si la imagen cumple, a juicio del devoto, éste se ve obligado a satisfacer el compromiso realizándole una ofrenda ya sea pecuniaria, penitencial o cualquier otra forma de compensación. A esto se le llama comúnmente promesa. Los motivos y las circunstancias que impulsan a los fieles a formular promesas a los seres sagrados son muy diversos pero todos ellos motivados por el temor a la muerte: enfermedad, accidentes, catástrofes naturales, adversidades económicas, y en ocasiones difíciles producidas por la guerra, el terrorismo, la emigración, etc. Es decir, sucesos que afectan de manera individual o colectiva y cuya solución solo puede venir por el milagro. Las personas y los colectivos para protegerse intentan estrechar las relaciones con sus aliados divinos –este es el sentido de los patronos locales- mediante promesas concretadas en objetos materiales: exvotos. Éstos, crean vínculos con la divinidad y a su vez reflejan la dependencia del hombre, respecto de los seres sobrenaturales. La salud, expresión por antonomasia del poder de los seres sagrados, según la creencia popular, se busca mediante la piedad y devoción a determinadas imágenes sagradas. El potencial poder benéfico que la tradición atribuye a ciertas imágenes sobre la enfermedad las hace acreedoras de numerosas oraciones, ofrendas, promesas y exvotos. Una buena muestra de que esta es una práctica frecuente lo constituyen las innumerables velas de cera y lámparas que arden o iluminan los altares de las imágenes de mayor devoción, y los numerosos objetos que cuelgan de las paredes de iglesias y santuarios, todos ellos expresión de favores recibidos. En ocasiones se trata también de ofrendas propiciatorias de ayudas que se espera obtener en el futuro. Se trata de textos sobre papel, pinturas, réplicas de órganos corporales, aparatos ortopédicos, vestidos de novia y un sinfín de objetos de la más diversa índole, traídos al lugar sagrado para cumplir el compromiso contraído por el devoto con la imagen, y así agradecer el beneficio recibido o para propiciar nuevos favores. En el primer caso, se trata de la culminación de un voto o promesa hecha por una necesidad sentida como perentoria en relación con una enfermedad, accidente de consecuencias imprevisibles o de alguna necesidad y expresa que la imagen ha respondido favorablemente, a juicio del devoto, y consecuentemente, éste se ve obligado a satisfacer su compromiso realizando una ofrenda pecuniaria, una penitencia física o cualquier otra forma de compensación.

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La naturaleza de las promesas es tan variada que es difícil someterlas a una tipología, máxime cuando suele ser resultado de una necesidad privada que cada individuo formula libremente, a sabiendas que no va a ser conocida. Esta ofrenda suele ser equivalente a la necesidad sentida. A pesar de ello, hay formas estandarizadas de promesas penitenciales, tales como la de acudir caminando, descalzo o de rodillas u ofrecer dinero, velas u oraciones. Las fuertes circunstancias emocionales que crean los acontecimientos, provocan, a veces, promesas que en la práctica son difíciles o imposibles de cumplir, siendo necesario conmutarlas o convalidarlas por otras más asequibles, función que suelen desempeñar los sacerdotes en razón de administradores de lo sagrado que se les concede. Cuando la promesa sale de la intimidad de una persona o familia y lo ofrecido es un objeto relacionado con las personas y circunstancias del favor recibido y se deposita en el altar o santuario de la imagen a la que se pidió el favor, se trata de un exvoto. Exvoto es por tanto, aquel objeto ofrecido con carácter público a los seres sobrenaturales en respuesta a un favor recibido y cuya donación había sido prometida anteriormente. Cumple por tanto la importante función de dar público testimonio de la capacidad de obrar hechos portentosos o milagros de las imágenes y constituyen algo así como su curriculum vitae, puesto que por ellos podemos conocer la capacidad de obrar milagros de una determinada imagen. Porque en la mentalidad común y popular no todas las imágenes tienen la misma capacidad de obrar milagros, y como consecuencia, unas están alojadas en suntuosos santuarios mientras que otras ocupan modestos altares o peanas. Como la promesa y el exvoto tienen carácter compensatorio, pueden compararse con los sistemas de reciprocidad que se dan entere los hombres, expresados en términos de intercambio de regalos y de favores que se dan entre los amigos y familiares pero también entre los poderosos y la gente común, y no se trataría utilizando expresiones del lenguaje actual de formas de soborno sino más bien de tráfico de influencias. La ofrenda de exvotos funciona de acuerdo con el siguiente esquema. En circunstancias adversas o de necesidad, un individuo o grupo promete un objeto a una imagen de su devoción a cambio de la obtención de un favor. La secuencia se establece del siguiente modo: 1º) Se promete a la imagen realizar una ofrenda agradable a sus ojos de la imagen. 2º). Se recibe el favor solicitado a la imagen y 3º) Se hace efectiva la promesa acudiendo ante la imagen para ofrecer lo prometido. En síntesis: se promete algo, se recibe el favor y se paga lo prometido, o dicho de otra manera, te doy para que me des. Lo prometido ha de expresar realmente el favor recibido mediante dibujos o textos pero también objetos reales o simbólicos que indican a los devotos la naturaleza del favor o milagro recibido. Teóricamente al menos, la ofrenda solo se realiza cuando el peticionario se da por satisfecho de haber logrado el favor; si el sujeto no recibe compensación, no se produciría la ofrenda e incluso puede llevar a la ruptura de relaciones con la imagen y acudir a otra. El ciclo se cierra cuando el sujeto acude a la imagen y deposita en su altar la prueba del favor recibido. Aunque esta no es la única forma de relación que establecen los hombres con los seres sobrenaturales, pues existen otros como los actos propiciatorios, petitorios sin condicionamientos inmediatos como es la oración, laudatorios y de agradecimiento y desagravio, uno de los más extendidos hasta tiempos reciente han sido las promesas y su materialización a través de los exvotos.

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El fenómeno votivo está documentado desde la prehistoria y no debe adscribirse a una cultura ni religión específicas. En la actualidad se siguen ofreciendo exvotos en determinados santuarios y ermitas. Han cambiado con el paso del tiempo las formas materiales en que se presentan, y no tanto su significado social y religioso. Las expresiones más utilizados durante siglos han sido unas láminas metálicas troqueladas de menos de diez centímetros que representan a hombres, mujeres y niños o a partes de su cuerpo que se adquirían en tiendas especializadas; los más atractivos han sido los cuadritos pintados sobre madera, cristal o lienzo representado la escena que dio origen a la petición; en la actualidad y tras una breve etapa en que la pintura fue sustituida por la fotografía, los exvotos son dibujos sencillos, textos y fotografías, así como objetos personales y aparatos ortopédicos. En Andalucía predominan en las provincias occidentales sobre las orientales, probablemente por la destrucción producida por la guerra civil (1936-39). Los santuarios que conservan mejores colecciones son los siguientes: virgen de los Santos de Alcalá de los Gazules (Cádiz), virgen de Gracia de Archidona (Málaga), santuario de la Fuensanta (Córdoba), santuario del Rocío, Almonte (Huelva). Existen pequeños conjuntos en los santuarios de los Remedios en Olvera y Nª. Sª de Regla, ambos en la provincia de Cádiz, virgen de la Cabeza en Andújar (Jaén), el Saliente de Albox (Almería). En la provincia de Sevilla los conjuntos más numerosos son los de la virgen de Consolación de Utrera y san Benito en Castilblanco de los Arroyos, aunque existen otros en iglesias y ermitas de Sevilla, Osuna, Estepa, Marchena, Villaverde, Valencina, Aznalcóllar. Podemos considerar exvotos objetos personales, réplicas en metal o cera, prótesis, piezas dentarias, trenzas, coletas, prendas, gorras, trajes de ceremonias, etc. Los exvotos pictóricos suelen ser individuales y excepcionalmente colectivos y múltiples. Los colectivos son el resultado de una necesidad sentida por toda una comunidad y los múltiples recogen varios sucesos biográficos de una persona o de varias en una sola pintura. Estos tipos se estructuran en calles con viñetas donde se narran los distintos acontecimientos prodigiosos. En los exvotos pictóricos se da una ordenación jerárquica del espacio. En el plano superior y entre nimbos aparece la imagen devocional, en el central se sitúa el suceso milagroso y en el inferior la fecha y el texto explicativo. Artísticamente, el exvoto pictórico se distingue por el dibujo, el tratamiento colorista, la composición, la expresión, el movimiento y la falta de perspectiva, que recuerdan a la pintura ingenua. Pudiera decirse que estos cuadros constituyen una clara expresión del milagro de lo cotidiano. La legislación sobre el Patrimonio pone de manifiesto de manifiesto el valor antropológico de estos bienes y exige su protección; igualmente el Código de Derecho Canónico vigente ordena su adecuada conservación. Son así mismo, fuente de conocimiento de la cultura tradicional, especialmente en el campo de las creencias.

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